Você está na página 1de 5

Lección 19 1

Lección Nº 19
Lección para grupos celulares
Pastora Alejandra D’Emilio
Tema: “Entrando en intimidad con el Espíritu Santo”

Cantares 2:10 / 2ª Reyes 4:8-16

“Levántate oh amiga mía, hermosa mía, y ven que voy a mostrarte y voy a darte
mis secretos....” Le está hablando a la iglesia, y es una palabra para cada uno de
nosotros, de estar en la Presencia, de poder comunicarnos, relacionarnos, y
entrar en intimidad con el Espíritu Santo y este es el objetivo que debemos tener
como creyentes, porque en el corazón de Dios está ese deseo. ¡Levántate!... dice
el Señor a su iglesia, ¡Levántate, porque te voy a dar a conocer mis secretos...
te voy a abrir mi corazón, te voy a decir lo que está en el corazón de Dios. El
objetivo que tenemos, más allá de estar trabajando por la ciudad, de estar en
célula, o abriendo célula y predicando (que si debemos hacerlo ya que es parte
de la congregación), es conocer a Dios en la intimidad con El para que pueda
contarnos sus secretos. Y esto lo grafican muy bien dos mujeres, una es Marta,
persona afanosa, turbada, pensando solo en sus quehaceres domésticos y
ningún tiempo dedica para el Señor; pero había otra mujer, María, que si estaba
a los pies del Señor y éste alabó su forma de ser porque ella se deleitaba
estando en Su Presencia. Por eso quiero compartirles hoy la historia de la mujer
sunamita (Leer 2ª Reyes 4:8-16) alguien que tuvo verdaderamente un encuentro
con el Señor, alguien que tuvo un contacto con el profeta y cuando ella lo ve lo
reconoce, reconoce que es el varón de Dios y que el Espíritu Santo está
morando en El, o sea que tuvo discernimiento. Esta palabra nos muestra como
podemos empezar cualquier servicio para el Señor, necesitamos reconocer al
Lección 19 2

Espíritu Santo.
* 1º - Lo reconoce: Eliseo era el profeta de Dios y lo primero que yo veo en este
pasaje es que la mujer reconoce al Espíritu Santo. El tenía la Presencia de Dios
y no se podía pasar por alto. Cuando el pasaba por la ciudad ella ya estaba allí
dándose cuenta que él venía, y lo invitaba a su casa; ella lo reconocía.

* 2º - Lo invita insistentemente: Y lo segundo que hace la mujer es que lo invita


insistentemente, no puede dejar pasar el momento y se dice a sí misma: Tiene que
habitar en mi casa... en mi vida... que pase y que coma. Así como ella lo invitaba
insistentemente al profeta así nosotros debemos invitarlo y reconocerlo al Espíritu
Santo en nuestras vidas. Sabemos que el Espíritu Santo entra en nosotros cuando
le aceptamos como Señor y Salvador

en nuestras vidas, pero no siempre lo reconocemos. Por ejémplo, cuando vamos a


hacer compras al supermercado El está con nosotros pero no lo estamos
reconociendo, y cuando venimos al culto a veces estamos distraídos y el Espíritu
Santo, la misma presencia de Dios pasa, en sanidad, en liberación, en una palabra,
pero por estar distraídos pasa de largo.

* 3º - Ella era importante: Y lo tercero que veo es lo que dice el vs. 8. Había una
persona que era importante a los ojos de Dios. Esta es una de las trabas más
hábiles que el diablo quiere colocar en la vida de las personas, que no nos sintamos
importantes, porque nos han desechado, porque te dicen que no sos importante,
que no servís y que todo lo que hacés lo hacés mal; y cuando no nos sentimos
aptos para una u otra tarea, a pesar de que reconocimos al Espíritu Santo y lo
invitamos para que more en nosotros, cuando está trabajando decimos: ¡No, no
puedo!... ¡No sirvo!... Pero la Palabra de Dios dice en cuanto a esto: Sos
importante para Dios. Así que debemos quitar toda traba para que el Espíritu Santo
pueda morar. Pero esta mujer astuta le dice a su marido (vs.10). En la medida en
que usted anhele al Espíritu de Dios, lo invite insistentemente, va a querer hacerle
un lugar especial en su vida, y ¿que significan la cama, la mesa, la silla, y los
Lección 19 3

candeleros? Significa el lugar, el espacio, la preparación que uno dispone para el


Señor; y El es el que tiene las riquezas y quiere darlas a sus hijos, pero siempre de
acuerdo a sus pensamientos de bien que tiene para con nosotros. El varón de Dios
tenía que llegar a la casa de esta mujer sunamita para que el se pudiera inspirar,
pudiera obrar, tuviera un lugar cómodo. Cuando nosotros invitamos al Espíritu Santo
que venga a cenar con nosotros hay algo maravilloso que sucede en nuestras vidas,
El hace que mis palabras den vida, hace que cuando converses, cuando lleves una
palabra, esa palabra tenga vida; hace que cuando intercedamos por otros
verdaderamente sea con poder y se cumpla solo porque El está en tu vida. Pero no
a todas las personas uno las invita a cenar a la casa, sino que uno invita a un
amigo, a alguien que amamos, personas con las cuales tenemos intimidad. Aquellas
personas que pasan a nuestra casa son las que van a comer allí, las que van a
dormir, las que van a quedarse en ese lugar porque son aquellas con las que
hemos creado lazos afectivos. Y dice la Biblia que inmediatamente que posó nació
un

deseo en el profeta, al haberse sentido cómodo, en una habitación arreglada, al


haber sentido que verdaderamente el Espíritu de Dios tenía un espacio donde morar
y desarrollarse, nació este deseo (Leer vs.13).

Sin ninguna duda nosotros anhelamos y queremos una iglesia que adore al Señor.
Tenemos que aprender a entrar en intimidad con Dios como iglesia, porque es allí
donde El mira nuestra necesidad (vs.14). Pensá, ¿cuál es tu necesidad?. La
sunamita tenía bien claro cuál era, ella no tenía hijos y su marido era viejo. Cuando
El habita en nosotros, y hemos estados solícitos, y le hemos dado el lugar El
comienza a decir: “Ha preparado, se ha esmerado, ¿que necesita ella?”, y como
iglesia ocurre lo mismo, “¿Que deseo de la congregación?” “¿Que crezca, que se
multiplique? ¿Un espacio más grande? Porque si creamos como pueblo esa
habitación, el Señor mira el corazón y concede las peticiones. Dice el vs. 16 y 17
Con la unción profética se da nacimiento a lo que ella tanto deseaba, y con la
unción profética se da nacimiento a lo que nosotros deseamos, a lo que hemos
Lección 19 4

colocado delante de los pies del Señor, ¿quién puede darnos lo que necesitamos si
no es por el Espíritu Santo? El marido de ella era de edad avanzada y era imposible
que pudiera darle un hijo, pero por haber reconocido al Espíritu Santo, por haber
insistido, por haber sido solícita el profeta trajo su bendición. Pero ella no le creyó, y
sucedió que al año se cumplía la profecía. Y hoy yo quiero soltar también esta
palabra sobre la congregación: En un año concebirás y darás un hijo. Si vos creés
esta palabra y la tomás, tendrás que prepararte porque así será, y si tu le agradas y
le invitas insistentemente para que haga morada en ti, hoy El hará desatar esta
unción profética y de aquí a un año se multiplicarán grandemente. Pero ¿saben
que? Cuando los niños vienen viene la bendición, pero también hay trabajo, porque
hay pañales, hay olor, hay que limpiarlos, pero hay bendición. Está el que te llama
por teléfono a cualquier hora porque es pequeño y te necesita, está el que te dice
que necesitas que vayas a orar por él, está el que necesita de tus servicios pero ahí
estarás, atendiendo a tus hijos, porque cuando no llegan los hijos también hay
problemas. Si cuando llegan uno se alegra, cuando no llegan a la iglesia o a la
célula, o cuando se quedan en el camino, hay tristeza, hay dolor porque el Padre

los está esperando ansioso, y cuando está la iglesia está el Cuerpo de Cristo, y si
alguien no llega nos falta un brazo, una pierna, así que no aceptamos que algunos
de ustedes se nos quede atrás, tenemos que llegar todos.
(Leer vs.18 y 19) allí estaba la sunamita feliz con su hijo, pero algo le pasaba al
niño, estaba enfermo y este muere. (Leer vs. 27-29) Ella era una mujer astuta, con
discernimiento, y sabía a quién tenía que recurrir, sabía que tenía que ir a la
Presencia de Dios, allí donde había obtenido la bendición. Por eso es que va a lo
de Eliseo, al varón de Dios, y le pidió que fuera con ella. Al principio Eliseo no lo
entiende y envía al mensajero.... y ¡Cuántas veces nosotros queremos enviar al
mensajero!. Había hecho lo que Eliseo le dijo pero no aconteció nada, el niño no
despertó. Es que a veces buscamos soluciones por nuestras propias fuerzas, en lo
personal, en lo económico, en la salud, en lo espiritual ayunando, haciendo cadenas
de oración para romper con esto o aquello... vamos a hacer, hacer, hacer... pero
Lección 19 5

esto es el método nada más, es la forma, y muchas de estas cosas son buenas y
necesarias para que funciones, pero eso es el báculo, necesitamos la Presencia, y
Eliseo tenía esa unción, el poder del Espíritu Santo en su vida. A veces en nuestras
vidas hay cosas que se han muerto, el amor, se enfrió, se secó, en cuanto a la
espiritualidad a veces se enfría, se seca, nos ha llegado la enfermedad a la vida, y
estamos agonizando pero el Espíritu de Dios desatará tu vida, tu ministerio, el
desatará vida a tu vida y si tus células no prosperan Él desatará vida para que esas
células y cada cosa de tu vida prospere y seas útil en el servicio al Señor, porque tu
insistentemente vas a llamar al Espíritu Santo una y otra vez hasta que el milagro
se produzca. (Leer vs. 33 y 34) Si hubo un tiempo de mucho fruto y funcionabas
con ese calor que nos da Dios, pero estás estancado, opaco, sin ganas,
desanimado, tal vez tu vida enfermó y necesitás pedirle al Espíritu Santo
insistentemente que venga para darte vida una vez más y para que haga fluir su
Presencia en tu vida.

El tiene que posar en tu boca, para que hable con denuedo, para que cambie el
vocabulario, para que de esa boca fluya la Palabra de Dios; en tus ojos, para que
estos vean lo recto, para que sean los que Dios quiere usar. Podremos verlo,
siempre y cuando dejemos que el Espíritu del Señor obre en nosotros. Y el también
trae sanidad a nuestro cuerpo, a nuestras manos, las que maltrataron, que han
herido, que han golpeado, las manos golpeadoras, de madres y padres que golpean
a sus hijos. Cuando entren en intimidad con el Señor El restaurará esto, restaurará
tu familia, tu vida, tu matrimonio, Dios restaurará lo que se ha muerto, hará que
entre en calor nuevamente.
Y dice la Biblia que volviéndose luego se paseó por toda la casa una y otra vez
(Leer vs. 35) y después subió y se tendió sobre el niño y éste estornudó siete
veces y el niño abrió los ojos.

Você também pode gostar