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Vivimos hov al final del siglo xx- en un mundo que es enornre-


mente preocupante,-próximos
pero lleno de las más extraordinarias promesas para el futur.o.
Es un mundo pletórico de cambios, marcádo por profundos conflictos, tensiones y
divisiones sociales, así como por la terrorífica posibilidad de una guerra nuclear y
por los destructivos ataques de Ia tecnologla moderna al entorno natural. Sin em-
bargo, tenemos posibilidades de controlar nuestro destino, de conformar nuestras
vidas para lo mejor, cosa harto inimaginable para generaciones anteriores. ¿Cómo
sllrsió este mundo? ¿for-quÉ son .lueslras condiciones de. vida tan difgrentgs de las
de nuestros anteB3§ados? ¿Qr'é dire"ciones ,t§-¡¡@-Ilambio en el futu rr.¡ ? TiGl
cuestiones son la preocupación primordial de la socióIóÁla, uñá-dlüñl@iue, por
consiguiente, tiene que desempeñar un papel fundamental en la cultura intelectual
moderna.
!a s.oqiS!aCg-!: el estudio j!L!af!!!r social humana-, de los gggpgs y sociedldes.
Es una empresa i@ ó6jetññf,i,-p-ñi;;
portamiento como ser€s humanos. El ámbito de la sociolopía es extremadamer¡te
amplio. desde el análisis de los en.uénti6§CTiñE?ó111ñllá'iüIuos e!'¡ la c lle hirsrir
--------_':-
t¡,-!¡VeqligAqúr'.-qglg§_ procesos sociales mundiales. Unos pocos ejemplos perr"iiilñÍñ
que nos formemos una impresión inicial sobEil naturaleza y objetivos.

¿De qué trata la sociologÍa? Algunos ejemplos

Anror y matrintonio

¿Por qué se enamoran y se casan las personas? La lespuesta parece obvia a


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primera vista. El amor expresa una atracción física y personal que dos individuos
i sienten el uno por el otro. Hoy en día, muchos de nosotros podemos ser escéplicos
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ii
42 lntroducc¡ón a la sociología

aote ta idea de que el smor <<es para siempre», pero el «enamorarse», nos inclintmos
a pensar, deriva de sentimientos y emociones humanos universales. Parece del todo
natural que una pareja que se enanrora desce formar un lrogar, y t¡Lre busquen su
realización personal y sexual en su relaciónJ
Sin embargo, este punto de vista, que parece ser evidente de por sí, es de hecho
bastante ra¡o. La idea del a¡nor romántico no se extendió en Occidente hasta fecha
bastante reciente, y no ha existido jamás en la mayoría de las otras ctrlturas. Sók:
en los tiempos nrodernos el amor, e! matrilnonio v lq sexualidad-se han consideradc
íntimamente ligados entre sí. En la Edad Media, y durante siglos después de ella.
las personas se casaban sobre todo para Perpetuar la ¡rtlsesión de un título o de unu
propiedad en las manos de Ia familia, o para tener hijos que trabajaralr la granjt
familiar. Una vez casados, puede que en ocasioncs llegaran a ser cornprñeros rltut
unidos; sin embargo, esto sucedía después del matrimonio, pero no antes. Existíat
relaciones sexuales fuera del matrimonio, pero eD éstas no intervenían demasiadr
los sentimientos que asocianros con el amor. El amor se consideraba «en cl mejo
de los casos, como una {,eUllidad-¡eecserie, y, en cl pcor, conro utta es¡rccie d,
elfs4rglgd» (Monter, 1977, p. 123).
El amor romántico hizo aparición por vez primera en los círculos cortesanos
como una característica de las aventuras sexu¿les extratnaritales en las que incurría
los miembros de la aristocracia. Hasta hace unos dos siglos estaba totalmente cof
finado a tales círculos, y se mantenía específicamente separado del matrinronio. L¿
relaciones entre el marido y la mujer en los círculos aristocráticos a menudo era
frías y distantes..., comparadas, claro está, con nuestras expectativas mat¡imonialt
actuales. Los ricos vivían en grandes casas. Cada uno de los esposos tenla sú propi
dormitorio y sus sirvientes; puede que raras veces se vieran en privado. La compl
tibilidad sexual era una cuestión de azar, y no se conside¡at¡a relevante para
matrimonio. Tanto entre los ricos como elltre los pobresr era la parentela qui(
tomaba la decisión del matrimonio, no los individuos interesados, que tenían po(
o nada que decir al respecto (éste sigue siendo el caso en muchas culturas no oc(
den(ales actuales)
Como vemos, ni el amor romántico ni su asociación con el matrimonio puedt
entenderse como características «dadas» de la vida humana, sino que están confo
madas por influencias sociales más amplias. Éstas son,lat influencias que los-socl
logos eituáian y que se hacen sentir incluso en experiencias que, en apariencia, si
puiamente personales. La mayoría de nosotros ve el mundo desde el punto de vi§
de nuestras propias vidas. La sociología denuestra la necesidad de adoptar u
perspectiva mucho más amplia sobre las razones que nos llevan a actuar como
hacemos.,

Salud y en[ernrcdad

Normalmente considcramos la salud y la enfermedad como cuestiones relacio


das únicamente con la condición física del cuerPo. Una persona siente molestia
dolores o tiene fiebre. ¿Cómo Podría tener esto algo que ver con influencias r
amplias, de tipo social? Sin embargo, los factores sociales tienen de hecho un efe
Soc¡ologia: Problemas y percpecl¡vas ,13

profundo sobre la experiencia y la aparición de Ias enfermedades, así como sobre


el modo en que reaccionamos a la enfermedad. Nuestfo mismo concepto de «enfcr-
medad» como mal funcion¿rmiento lísico del cuerpo no es conparlido por todas l:Ls
sociedades. Otras sociedades piensan que la enfermedad, e incluso la nruerte, están
producidas por hechizos, no por causas físicas susceptibles de tratamiento. En nues-
tra sociedad, Ios miembros de la Christian Science rechazan muchas de las ideas
orfodoxas sobre la enfermedad, en la creencia de que en realidad sornos seres er;-
pirituales y perfectos hechos a la imagen de Dios, y que la enfermedad proviene de
un mal entendimiento de la realidad, de «admitir el error».
El tiempo que uno puede esperar vivir y las probabilidades de contraer enfer-
medades graves como afecciones cardíacas, cáncer o neumonía están muy influidos
por características sociales. Cuanto mejor posición económica tengan Ias personas,
menores son las probabilidades de que sufran enfermedades graves en un momento
cualquiera de sus vidas. Además, existen roles sgqialq inuy definidos acerca de
cómo se espera que nos comportemos cuando caemos enfermos. Una persona en-
ferma queda excusada de muchos o de todos los deberes normales de la vida coti-
diana, pero la enfermedad tiene que ser reconocida como «lo suficientemente grave»
para que pueda exigir estas ventajas sin ser criticado o reprendido. Es probable que
si se piensa que alguien sufre sólo de una forma de debitidad relativamente benigna.
o su enfermedad no se ha identificado con precisión, se considere a esa persona un
«enfermo fingido», silr que ¡ealmente tenga el derecho de sustraerse a las otrliga-
ciones diarias-

Otro ejemplo: crimen y casrigo

La terrorífica descripción reseñada a continuación relata las horas finales de un


hombre ejecu¡ado en 1757, acusado de planear el asesinato del rey de Francia. El
desdichado individuo fue condenado a que se le arrancara la carne del pecho, pier-
nas y brazos, y a que se vertiera sobre las heridas una mezcla de aceite hirviendo.
cera y azufre. A contirruación, cuatro caballos tenían que tirar de su cuerpo y des-
pedazarlo, y ¡as partes desmembradas habían de ser quemadas. Un oficial de la
guardia dejó el siguiente relato de los sucesos:

El verdugo introdujo un hie¡ro en el caldero que contenía la poció¡ hirviente, que derranró
generosamente sobre cada herida. A continuación, se ataton al cuerpo del condenado las
cuerdas que iban a ser uncidas a los caballos, y se ataroo las cue¡das a los caballos, que
fue¡on situados frente a los brazos y piemas, uno en cada miembro [...]. Los caballos dieron
un fuerte estirón, tirando cada uno en línea recta de un miembro; cada caballo era guiado
por un verdugo. Después de un cua o de hora volvió a ¡epetirse Ia misma ceremonia, y
finalmente, después de varios intentos, hubo de cambiarse la dirección de los caballos de la
siguiente manera: los que estaban en los muslos se pusieron hacia los brazos, con Io que se
rompieron los b¡azos por las articulaciones. Esto se repitió varias veces sin éxito.
Después de dos o tres intentos, el verdugo Samson y el que había usado las pinzas saca-
¡on cada uno un cuchillo del bolsillo y cortaron el cuerpo por [os muslos en lugar de seccio-
nar las piernas por las articulaciones; los cuatro caballos die¡on un estirón y se llevaron tras
ellos las piernas: primero la derecha, y a continuacióo la otra. Luego se hizo lo mismo con
I

44 lntrcducc¡ón a la sociologia

los brazos, los hombros y los cuatro miembros; [üe neces¿rio cortar l¡ citnlc casi h¡sta el
hueso. Los caballos, dando un fuerte tirón, se llevaron pri¡nero el brazo rlereclro y luego el
otro. (Foucaulr, 1979, pp. 4-5.)

La víctima se mantuvo viva hasta la separación tinal de sus miembros del torso.
Antes de la época moderna, Ios castigos como éste no eran infrecuentes. Como
John Lofland ha escrito, describiendo las formas de ejecución tradicionales:

Las ejecuciones históricas de épocas anteriores estaban calcul¿das para maxinrizar el perfodo
de agonía del conde¡rado y su conciencia dur nte éste. Aplas(ar hasta la nruerte mediante
una carga progresivamente pesada situada sobre el pecho, romper ¡l co¡denado en l¿¡ rueda,
la crucifixión, el estrangulanrie¡¡to, la lroguera, el corlar t¡r¡s de came, apuñalar partes no
vitales del cuerpo, estirar y cuartear, y otras técnicas semejantes consu¡nían períodos de
tiempo bastante prolongados. lncluso el ahorcamiento fue una técnica de efectos le[tos du-
rante la mayor parte de su historia. Cuando simplemente se retiraba el carro de los pies del
co¡denado o la trampilla se abría sin más, el condenado era estrangulado lentamente, y antes
de sucumbir se retorcla dura¡rte v¡rios nrinutos [...] para abreviar est¡ luclra, el verdugo a
veces se ponía bajo el patíbulo para tirar de las piernas del condenado. (Lotland, 1977, p.3ll.)

Las ejecuciones lrccuentemente se llevaban a cabo fientc a extensas audiencias,


práctica que persistió hasta bien entrado el siglo Xvlu en algunos países. A los
condenados a muerte se les paseaba por las calles en un calro abierto, para que se
encaminaran a su fin como parte de un espcctácuto con buena publicidad, e el que
las nlultitudes aclamarían o abuchearían, según su actitud h¿lcia cada víctilna en
particular. Los verdugos eran celebridades públicas. y e¡l oc¿rsit'¡¡rcs tenían la funla
y seiuimiento que se prodiga a las estrellas de cine en los tiernpos ¡nodernos.
Hoy en día encontramos estos modos de castigo totalmente repelentes. Pocos de
nosotros podemos irnaginar el divertirnos con el espectáculo de la tortura o la muer-
te violenta de alguien, sean cuales sean los crímenes que hubiera podido cometer.
Nuestro sistema penal está basado en el encarcelamiento más que en infligir dolor
físico, y err la mayoría de los países occidentales la pena de muerte se ha abolido
por completo. ¿Por qué cambian las cosas? ¿Por qué sentencias de encarcelamiento
reemplazan a formas de castigo más antiguas y violentas?
Es tentador suponer que en el pasado la gente simplelrente era rnás brutal, y
que nosotros nos hemos hu¡¡anizado. Pero para un sociókrgo, esta explicación no
es convincente. El uso público de la violencia como método de casligo estuvo. esta-
blecido en Europa durante siglos. Las personas no cambian súbit¿rmente sus actitu- l

des hacia tales prácticas «sin nrás ni más»; intervienen influencias sociales ¡nás am-
plias, relacionadas con importantes pfocesos de cambio que se dieron en ese perío-
do. Lhs sociedades europeas se estaban industrializando y urbanizantlo. El antiguo
orden rural estaba siendo rápidamente reemplazado por un orden en el que cada
vez más gente trabajaba en fábricas y talleres, trasladándose a las áreas urbanas en
expansión. EI control social sobre las poblaciones urbanas no podía mantenerse
mediante los antiguos métodos de castigo, que, basados en establecer un ejenrplo
temible, sólo eran apropiados en comunidades reducidas y estrechamente entreteji-
das, en las que se presentaban pocos casos.
Las prisiones se desarrollaron como p¿rrte de una tendencia general lracia el
Soc;ología: Problemas y perspect¡És 45

establecimiento de organizaciones en las que los individuos se mantenían <<encerra-


dos y apartados» del mundo externo, como una forma de controlar y disciplinaL su
comporlamiento, Entre los que eran encerrados al principio no sólo se colrtaba¡r
delincuentes, sino vagabundos, enfermos, personas sin empleo, r1ébiles menla,es y
locos. Las prisiones sólo de forma gradual empezaron a r"prirarse de Ios manicor¡ioi
y de los hospitales para los enfermos fÍsicos. En las prisiones se suponía que los
delincuentes se «rehabilitaban» para convertirse en buenos ciudadanos. El castigo
del c¡imen se orientó a crear ciudadanos obedientes en vez de mostrar públicanrenie
a los denás las terribles consecuencias que se siguen de la ¡nala cortrJucla. Lo c¡ue
ahora considera¡¡¡os como actitudes nlás hunranas hacia el castigo tentlieron r.r¿-
guirse de estos canrbios, y no a causarlos en pr¡mer té¡mino. Los c¡nrt¡ios en el
tratamiento de los delincuentes format parte de los procesos quc ba¡.riert¡n los ór-
denes tradicionales aceptados duralte siglos.lEstos procesos crearon las socieclircles
en las que vivimos hoy.

lnplicaciones: lo naruraleza de lo sociologio

Consideremos ahora los ejemplos discutidos hasta el momento. En cacla u¡ro rie
los tres caÉos *amor, matrimonio y sexualidad, salud y enferrnedad. y castigo cicl
crimen- hemos visto que los que- podrían considerarse sentintientos hunranos «na,
turalmente dados» están sin embargo impregnados de la influencia de factores so-
ciales. IJna conprensiói de las fonnas sutilLs, aunque cornplejas y profurxlas. en
las que nuestra vida refleja los contextos de nuestra experiencia sociul es l.iisica
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la perspectiva sociológica. La sociología se ceLtra ryUy especialmente en la vid¡¡
sqg4L-gr' r]_fu{4.o y94e_ryf, --e1_!!undo cre;Aá;- lrr .1i¡¡4,.
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sociedádéi-ñurn¡rnaT óóurridos a lo EEdde-los 'dos "lm-bl.lsit"lt§"
ú]t1-os sjeigr..-¡1i;r

El cambio en el mundo moder[o

Los cambios en las fornras de vida hum¿na en las dos últimas centu¡ias han sitio
de rnuy gran aicance. Nos hemos acostumbrado, por ejenrplo, al hecho rle que la
mayoría de la población no trabaje en el carnpo, a que viva en ciudades grandes y
pequeñas más que en reducidas cornunidades rurales. Pero esto iot?tás succdió hasta
la era moderna. Virtualmente, duraute toda la bistoria humana, la inmensa mayorla
de las personas tenían que producir sus propios medios de subsistenci¡, y vivían en
pequeÍtos grupos o comunidades aldeanas reducidas. Incluso en el culmen de las
civilizaciones tradicionales más desarrolladas ---+omo la antigua Roma o Ia China
tradicional- menos de un 10 por 100 de la población vivfa en áreas urbanas, y bdos
los demás estaban empleados en la producción de alimentos. Hoy, en la mayoría
de las sociedades industrializadas, estas proporciones se han invertido casi por com-
pleto: generalmente más de un 90 por 100 de la población vive en áreas urbanas, y
sólo un 2 o un 3 por 100 trabaja en la producción agrlcola.
No han cambiado sólo los aspectos externos de nuestras vidas; estas transfornra-
ciones han alterado y continúan alterando de forma radical los aspectos más perso-
46 lntroducción a la sociología

nales e íntimos de nuestra existencia cotidiana. Para anrpliar un cjcmpk) anterior,


la difusión de los ideales del arnor romántico estuvo fuerterncnte condicionada por
la transición desde una sociedad rural a una socicdad urbana c intl ust rializlda. Curn-
do la gente se trasladó a las áreas urbanas y comcnz(r ¿r trabajar en la producción
industrial, el matrimonio dejó de estar nrotivildo princi¡ralnrentc por razoncs ecrrnó-
micas, por la necesidad de controlar la herencia de las ticrras y dc trabajar en el
campo como una unidad familiar. Los matrintoni()s
"rrrcglatlos, -lija<los nrcdiantc
las negociaciones dc los padres y fanriliares- se hicicron catlir vez nrcnt¡s con']unes.
Catla vez mírs individuos fueron inicianclo las relacioncs malrinrol¡ialcs sobre la base
de la atracción ernocio¡ral y con la finalidad dc buscar unl s¡tisfaccitin personal. La
idea de «cnamorarse)> como ln base para contracr urt vínculo nt trimonial sc fornr(l
en este contexto. (Para una discusíón más detallada, véasc capítulo l2: «Parentesco,
matr¡monio y familia".)
De forma similar, antes del surgimiento de la nredicina moderna las concepciones
europeas sobre la salud y la enfermedad eran selnejrntes a las que se encuentran
en muclros países no occidentales. Los métodos de diagnóstico y trata¡niento m(>
dernos, junto con la conciencia de Ia inrportancia de la higiene en la preycnción de
las enfermedades infecciosas, datan sólo de conricnzos del siglo xtx. Nuestras opi-
niones actuales sobre la salud y la enferrnedad surgieron fornrandt¡ parte dc trans-
fornraciones sociales más amplias que influyeron en numerosos aspectos de las creen-
cias acerca de la biología y la naturaleza.
La sociología tiene sus comienzos en los intcntos de cicrtos pensadores de cn-
tender el impacto inicial de las transformacioncs t¡ue acompañaron a la industriali-
zación en Occidente, y sigue siendo la disciplina bésica quc sc ocupa del a¡álisis dc
su naturaleza. Nuestro mundo de hoy es radicalmentc diferente al de épocas ante-
riores; lq-iare+.da-tatasiología €_s,ayudarnos a cntendcr este mundo y su luturo
probable.

Sociología y «senlido romúo»

Lá práctica de la so-cioloú_iLelqye cl obtener conocimiento sr¡b,rc nosotros mis-


ros! las
mos,
'tl¡ylntai
ras socteoaoes iviño's yy-riarsrceiédádci
tas que vrvtmos
sociedades en las otaá-soctcdades drstlntas de las nuestrus
nuesrrús
en
enn el espacio yyJñ-ftiEñ-po.
en el tiempo. LosI-os hallazgos
hattazgo- de la sociología nññiil.-¡-m-l¿;
dETi-i6iid6gia
iortrióilzii-áIu-ESlid3-li:ééñóifs de sentido con¡ún acerca de nosotros
nc mismos y de
otros. Consideremos la siguiente lista de afirmaciones:
L EI a¡nor romántico es parte natural de la cxperiencia hunrzrna, y por tanto
' se encuentra en todas las sociedades, en estrecha conexión con elnratrimonio.
2. La duración de la vida de las personas depende de su constitución biológica
y no puede estar demasiado influida por las_diferenci4qlociales.
3. En épocas anteriore§ Ia familia era una unidad estable, pcro hoy hay un gran
aumento en la proporción de «hogares rotos".
4. En todas las sociedades habrá personas desgraciadas o deprimidas; por con-
siguiente, los porcentajes de suicidio tenderán a ser los mismos en todo el
mundo.
Sociotogia: Probtemas y perspecliv¿ts 47

5. La mayoría de las personas en todas partes concede valor a la riquezr trta-


terial y tratarán de prosperar si lray oportunidades para hacerlo.
6. Durante toda la historia hunlarta se han librado guerras. Si hoy nos enfren-
tamos a la amenaza de la guerra nuclear, esto se debe a que los sercs lttt
manos tienen instintos agresivos que siempre encontrarán una salida.
7. La difusión de los ordenadores y la automatización en Ia produccitin intlus-
trial reducirá en gran medida la jornada labor¿l media de la mayoría de la
población.
'fodas estas afirmaciones sott erróneas o cuestionables, y el ver por qué nos
ayudará a entender las preguntas que plantean tratan de responder- los socitl-
Iogos en su trabajo. (En capítulos posteriores -y
analizaremos con mayor detalle estos
puntos. )
1 Como hemos visto, la idea de que los vínculos matrimoniales debetl trasarse
en el amor romántico es teciente, y no se encuentra ni en la historia antcrio¡
de las sociedades occidentales ni en otras culturas En realidad, el amor
romántico es casi desconocido en la mayoría de las sociedades.
z. El tiernpo de vida de las personas se ve afectado de forma nruy definida por
las influencias sociales. La razón es que los modos de vida social actúan ct¡trrtr
quc causan enfe¡medatles' debilidad o
"filiros" de los factores biológicos
muerte. l'or ejenrplo, los pobrcs suclcn teocr meros siilud quc los ricos.
porque por lo general tienen Peores dietas, llevan una existencia de nayor
desgaste físico y tienen acceso a servicios médicos inferiotes
3. Si rctrocedemos hasta los primeros años del siglo pasado, Ia proporbión de
nirios que vivían en hogares con un solo padre natural era probablernetrle
tan elevada como lo es hoy, pues muchas personas morían jóvenes, sobrc
todo las rnujeres en el parto. La separación y el divorcio son ht¡v la causa
principal de los «hogares rotos», pero'el nivel global no es muy difererrte
4. Las tasas de suicidio no son ciertamente las mismas en todas las sociedatlcs.
Incluso si consideramos únicame¡rte los países occidentales, encontrarnos que
Ias tasas de suicidio varíao de forma considerable. La tasa de suicidio del
Reino Unido, por ejemplo, es cratro veces superior a la de España. pet'rr
sólo un tercio de la de Hungría. Las tasa's de suicidio aun'lentaron de lr¡otltr
bastante drástico durante el principal período de industrialización cle las so-
ciedades occidentales, durante los siglos xlx y comienzos del xx.
5. El valor que numerosas Personas en las sociedades modernas atribuyen a la
riqueza y al oprtrsperar" es en su mayor parte un desaffollo reciente. Est¿r
asociado a la emergencia del nindividualismo, en Occirlgrrte, el énfasis que
tendemos a situar en el logro individual. En muchas otras culturas se espera
que los individuos pongan el bien de la comunidad por encima de sus prolrit)s
deseos e inclinaciones. La riqueza material con frecuencia no tiene una con-
sideración muy alta en comparación con otros valores, como los religiosos.
6. Lejos tle tener un i[stinto de agresión, los seres humanos no tienen instintos
en absoluto, si "instinto, significa un modelo de comportamiento fijo y he-
redado. Además, a lo largo de la mayor parte de la historia humana, cuandtr
se vivía en pequeños grupos tribales, la guerra no existía en la forma que
48 lntroducc¡ón a la soc¡otog¡a

vino a tener posteriormente. Aunque algunos de estos grupos eran agresivqs,


muchos no lo eran. No hatría ejércitos, y cuando se producían escar.amuzhs
era frectrente que las bajas fueran deliberaclamente evitadas o timitadas. La
amenaza de la guerra nuclear en la actualidad está vinculada a un proceso
de «industria.lización de Ia guerra» que es uno de los aspectos principales de
la industrialización en general.
7. Este supuesto es bastante diferente de los otros, pues se refiere al futuro.
Existen buenas razones para que la idea haya de acogerse como mínimo con ,

cautela. Las industrias plenamente automatizadas son todavía bastante poco


numerosas y aisladas, y los trabajos eliminados por la automatización pueden
ser reemplazados por ofros creados en otras partes. Aún no podemos estar
seguros. Una de las tareas de la sociología es examinar con rigor la evidencia
real disponible sobre tales cuestiones.

- Obviamente, los hallazgos sociológicos no sienrpre contraclicen las concepciones


de sentido comú¡r. Las ideas de sentido conrún ¡nuchas veces sul.ninistran intuiciones
sobre el compoftamiento social. Sin embargo, es necesario insistir cn que el soció-
logo ha de estar dispuesto a preguntarse con respecto a cualquiera de ias creencias
sobre nosotros mismos, por muy preciadas que nos sean: ¿son las cosas de verdad
así? Al hacerlo, la sociología también contribuy¿ al «sentido común, de cualquier
momento y lugar. Mucho de lo que consideramos sentido común, que totlo el
mundo sabe» "algo
ejemplo, que el porcentaje de divorcio lra aumentido mucho
-portranscurrido desde la Segunda Guerra Mundial-, se basa en la
durante el período
obra de sociólogos y otros cienríficos sociales. Es necesa¡ia mucha iivestigación de
tipo regular para producir mate¡ial de año en año sobre las pautas de mátrimonio
y divorcio. Lo mismo puede decirse de numerosísimas áreas de nuestto conocimien-
to de «sentido común,,. ,,
J
Pregunaas sociológicas: fácticas, comparativas, de desarrollo y t€óric¿s

Preguntos fticlicos

Algunas de las preguntas que se plantean e intentan responder los socirílogos son
en gran medida fácticas. Como somos miembros de una sociedad, todos nósotros
lenemos ya un cierto grado de conocimiento fáctico sobre ella. por ejemplo, en
lruestra soc¡edad todos somos conscicntcs de que hay leyes que.se supone que hemos
de observar, y que ir en contra de ellas es arriesgarsé a sufri. uni sanción pcnal.
Pero es muy probable que el conocimiento del individuo corriente sobre el sistem¿
Iegal y la naturaleza y tipos de la actividad delictiva sea esquemático e incompleto.
Muchos aspectos del delito y la justicia precisan una investigición sociológica directz
y sistemática. Podríamos preguntar, por ejemplo:
¿eué foimas de delincuencia sor
más comunes? ¿Qué proporción de personas implicadas en conductas delictivas er
detenida por Ia policía? ¿Cuántas de éstas resultan culpables y son encarceladasl
Las.preguntas fácticas son a menudo mucho más complicadas y difícites de respondei
Soc¡ología: Probleñas y perspect¡vas 49

de lo que uno podría pensar. Por ejernplo, las estadísticas oficiales sobre la delin-
cuencia son de dudoso valor pa¡a indicar el nivel real de actividad criminal.

Pregunlas comparoliv0s

La intbrmación fáctica sob¡c una socicdad, por supuesto, no nos dir¿i hasta r¡tré
punto estamos tratando con un caso inusual y no con un grupo de influencias nruy
general. Los sociólogos muchas veces plantean preguntas comparativas, relacionan-
do un contexto social dentro de una sociedad co¡.t otro o contrastando ejernplos
tomados de diferentes sociedades. Por ejemplo, hay diferencias significativas entrr:
los sistemas legales de Gran Bretaña y los Estados Unidos. Una pregunta compa,
rativa típica-podría ser: ¿en qué medida varían las pautas de conduct¿r delictiva v
actividad policial entre ambos países? (De hecho, ent¡e ambos se han erlcontrado
importantes diferencias.)

Prcgu ¡as sobre el desarrollo

En sociología hemos de considerar no sólo las sociedades existentes en las rela-


ciones que tienen entre sí, sino también hemos de cotnparar el presente y cl pitsirdo.
Las preguntas que los sociólogos plantean a este respecto son preguntas sobre el
desarrollo. Para comprender la naturaleza del n¡undo moderno lenemos que consi
derar formas de sociedad preexistentes, y también hemos de estudiar la dirección
principal que han tomado los procesos de cambio. Así podemos investigar, pol
ejemplo, cómo se originaron las primeras prisiones (cuestión que hemos tratádo
anleriormente).

Prcgu l s teóricas

Las investigaciones fáclicas ----o lo que los sociólogos generalrnente preliererr


llamar empíricas- se ocupan de c¿í¡r¡o suceden las cosas. Sin embargo, Ia sociología
no consisle en una mera recopilación de hechos, por importantes e interesantes qüe
puedan ser. Tantbién deseamos saber por qué ocurren las cosas, y para hacet.lo
hemos de aprender a plantear preguntas teóricas. a fin de lograr interprcl¡rr c()trc(
tamente los hechos descubriendo las causas de cualquier tema en el que se celltrc
un estudio particular. Satremos que la industrialización ha tehido una inflr¡encia
fundamental en el surgimiento de las sociedades modernas. Pero ¿cuiles son los
o¡ígenes y las condiciones previas de la industrialización? ¿Por qué encontranlos
diferencias entre las sociedades en sus procesos de industrialización? ¿Por c¡ué sc
relaciona la industrialización con cambios en las formas de sanción penal o en los
sistemas de familia y matrimonio? Para responder a tales preguntas hemos de de-
sa¡rollar un pensamiento teórico.. Las teorías implican la construcción de interpreta-
ciones abstractas que pueden utilizarse para explicar uná amplia variedad de situa-
ciones empíricas. Una teoría sobre la industrialización, por ejemplo, se ocuparía de
* lntrcducc¡ón a la soc¡olog¡a

identificar los rasgos principales que tienen cn común los procesos de desarroll
industrial, y trataría de mostrar cu¿iles de estos proccsos son los m¿is important€
para explicar ese desarrollo. Por supuesto, lts
oueden seoa¡arse comoletanente. Sólo
ntas t¡ctuales v teóricas nunc '
llP'"'/iu'**
Necesit¿¡mos teorías que nos ayuden a explicarnos los hechos. Al contrario de I
que afirma el dicho popular, los hechos no hrblan por sí solos. Muchos sociólogt
trabajan fundamentalmente sobre cuestiones empíricas, pero si su investigación r
es guiada por algún conocimiento teórico es muy improbatrle que su obta sea escl,
recedora. Esto puede aplicatse incluso a Ia investigación que se lleva a cabo ct
objetivos eslrictamcnte prácticos.
La «genle práctica» tiende a sospechar de los teóricos, y puede que les gul
pensar que tienen los pies «muy en la tierra, y que ro necesitan prestar atencióÍ
ideas más abstractas. Sin embargo, todas las decisiones prácticas requieren cierl
supuestos teóricos subyacentes. Alguien r¡ue lleva un negocio, por ejemplo, pue
tener en muy poco la «teoría». Sin emtrargo, todo enfoque de la actividad empi
sarial implica supuestos teóricos, incluso aunque en muchas ocasiones no se forn
len. Así, puede suponer que la principal motivación que tieneD sus empleados pt
trabajar duramente es el nivel de salarios que reciben. Esta no es sólo una int
pretación teórica de la conducta hqmanai es ade¡nás una ¡nterpretación equivocar
como la investigación de la sociología industrial tierde a den'rostrar.

Co¡rsecuencias previstas e imprevislas de la acción humana

Los sociólogos establecen una distinción ilnportante entre los pt'optÍsitos de nt


tra conducta que pretendemos hacer- y las consecuencias imprevistas que t
-lo
produce. Los propósitos por los que hacenlos las cosas pueden ser muy difetel
de las consecuencias producidas. Esto nos perlnite entender nruch¿ts cosas acercz
las sociedades. Las escuelas se fundan, por ejentplo, con el propósito de ens¡
técnicas de lectura y escritura y para permitir que los niños adquielan riuevos c(
cimientos. Sin embargo, la existencia de escuelas también tiene consecuettcias
no se reconocen o pretenden tan claramente. Las escuelas mantienen a los ni
fuera del mercado ie trabajo hasta que tienen unn cierta edad. El sistemri esc
tien<Ie también a aumentar las desigualdades, canalizitndo a los estudiantes Il
trabajos diferentes de acuerdo con su capacidad académica.
Es muy probable que la nrayoría de los cambios principales en la historia n
pretendieran. Anles de Ia Revolución rusa de 1917 varios giupos políticos intentl
áerrocar el régimen existente. Ninguno de ellos' sin embargo el
al poder-, anticipó -incluyendo
el proceso de ret
tido bolchevique que finalmente llegarÍa
ción que ocuriió de hecho. Una serie de tcnsiones y luchas secundarias produj'
un p.ó..to de transformación social mucho más ¡adical de lo que nadie en print
intentara llevar a efecto (Skocpol, 1979).
Algunas veces, la conducta emprendirJa en vista de un obietivo particular I

conseJuencias qtse impiden el logro de ese objetivo. Hace algunos años, en N


York se introd¡rieron leyes que obligaban ir los propietarios de edificios ert dete
Sociología: Ptoblemas y pespecl¡vas 51

en áreas de renta baja a que se ajustaran a un estándar mínimo. Lil intcncirirr tra
ntejorar el nivel básico de viviendas disponibles para los sectores mris pobres dc la
comunidad. De hecho, el resultado fue el contrario. Los propietarios de vivicnrlas
en mal estado las ab¿ndonaron por completo o las destinaron a otros usos. dc
manera que se produjo una escasez aún mayor de viviendas satisfactorirs (S¡cl)cr,
1981). Podemos encontrar un ejemplo comparable volviendo ¿¡l caso de las prisioncs
y asilos, Durante los últinlos años, en Gran Bretaña y en otros Países occitlc¡rt¡lcs
el proceso de mantener personas enccrradas y apartadas de I¡ conrulidatl sc llir
invertido parcialnrente. En un esfuerzo por clerr una «¿rsistcnciir cornu¡tillt¡'iu" prtrr
los delincuentes y los enfermos mentales, algunas de las personas confinadts cn pli-
siones y hospitales psiquiátricos han sido puestas en libertad para (luc vivan cn cl
mundo exterior. Sin embargo, hasta cierto punto los resultados se har vttelto crr
contr?¡ de los rcformadores liberales t¡ue poyaron la innovaci¿)n. Muchos de los
anteriores pacientes mentales se han eocontrirdo vivicnd<i en una extrcnra pobreza,
incapaces de adaptarse al nuevo ambiente al que han sido lanz¡clos. Para cllos las
consecuencias han sido dcsastrosas.
el cambio cn la vida social han de entenderse como unn «nrcz-
cla» de e iniorevista! de las acciones de lrs oerson¡s. i.it
de examina¡ el resultante entre la reprodulcitin,
y la transformación la na no élFobjeto nrec¿inic,r. cornrr
un o un moioiJlué se «mantiene en marcha, porque integra un conjunto tlc
fuerzas. La reproducción de la societlad tiene lugar porque hay una continuidad en
lo que las personas hacen de día en día y de año en año, y en las priicticas s@t:iales
que siguen. los cambios sg producen en parte norr¡r'e las fe{so&¡s+rc19!dg! quc
-::ibmo
ocurran, y cn piiié indica el ejemplo de la Revolución rusa- por las cotr-
iecuencias que nadie p.rcvé o prelcn{ea

¿Qué nos puede enseñar Ia sociología de nuestras propias acciones?

Como individuos, todos nosotros conocemos muchas cosas sobre nosotros ¡nis-
mos y sobre las sociedades en que vivimos. Nos inclinamos a pensar que entendenros
bien por qué actuamos como Io haccmos, sin necesidad de que los socitllogos nos
lo digan. Hasta cierto punto esto es verdad. Nos ocupamos de muclras de las cosas
que hacemos en nuestra vida diaria porque comprendemos las corlvencit¡nes soci¿lcs
implicadas. Sin embargo, este autoconocimiento tiene fronteras rnuy definidas, y una
de las tareas principales rle la sociología es mostrar cuáles son.
Sobre la base de la discusión sostenida hasta el momento, podemos aclarar cott
cierta facilidad la naturaleza de estas fronteras. Como henlos visto aDtes, las pcrso-
nas emiten numerosos juicios de sentido común sobre ellos mismos y sobre otros,
juicios que pueden resultar erróneos, parciales o mal informados. La investigaci(rn
sociológica ayuda a definir las limitaciones del conocimiento de nosotros nrisnros y
al mismo tiempo «retroalimenta» el conocimiento de nosotros mi§rnos y de nuestro
entorno social. Otra contribución esencial de la sociología reside en mostrar que,
aunque todos nosotros entendemos bastante bien lo que hacemos y por qué kr
hacemos, a menudo sabemos muy poco acerca de las consecuencias de nuestras
I

L_-_r___
L

52 lnl¡oducc¡ón a la sociología

acciones. Las consecuencias no pretendidas y no previstas de ¡ruest[as acciones afec-


tan todos los aspectos y contextos de l¿ vida social. El unálisis sociológico explora
las delicadas y sutiles conexiones entre ¡os rasgos ilttcncionales y no intencionales
del mundo social. ,
)
Estructura y ácción

Los entornos sociales en los t¡ue cxistinros no consisten e¡l nlcr¿rs aglttpacitrnes
casualcs de acentecimicrtos o acciones --1sti,n estt ucturu,&r.
-E¡iStgg-.§g!!4.!!§s
sub,yacentes, o pautas, de lgr_fUSlgl ggÑqrfa,nfttriq !.S !{l p_efrp¡rs J-d§-l¿s
r4Sg¡_qlletarJalEn¡¡ c¡t¡9_ sí. Hasta cierto punto es útil representarse las caracte-
iísticas estructuralcs de las sociedades conro si senrcjaran lil estructura de un edificio.
Un edificio tiene paredes, un piso y un tejado, que en su conjunto le dan una
"fornla" particular.l Pero la rnetáfora puede ser rnuy equívoca si se aplica de rnodo
dcntasiado estlictol Los sisferl¿s sociales sc corrstituven de acciones v rclaciones
-_ -------_--a-+
humanas: Lo_S!9]g¡coxjtgl§_f sslas su_paut¿r es su repeición t tri\
?e t-iEm=po y distancias en el cspacio. Así, cñ co las ideas de
reproducción social y dc estructura social están íItimamente ligadas. Flemos de en-
tender las sociedades humanas conto etlíficios qlte en to(lo ntonknto son n:constntí-
tlos por los ntismos ladrillos que las totttporrctt lLas acciones de todos nosotros están
influidas por las caractelísticas estructurules ¡fe las socicdarlcs en las quc crecenlos
y vivimos; ¡l mismo tiempo, recrearnos (y t¿rmbién, hasta cierto punto, alteranros)
esas cal acte rlsl ic¿ls estructuralcs en nuestras accionesJ

Desarrollo de una perspectiva sociológica

A¡rrender a pensar sociológic¿unente significa cultivar las facultacles de la imagi-


nación. Estud¡ar sociología rro pucde ser ur¡ proceso ¡utinario de adqrrisiciórt de.
conocimicnto. Un sociólogo es alguien capaz de liberarse dc la innrediatez de las
circunstancias pcrsonales. El lrabajo sociológico depcnde de Io quc Wlight Mills,
en una frase célebre, denominó la im4ginación sociológica (Mills, 1970).
I-a inraginaciórr sociológica precisa, sotrre todo, el ¡xrder' <,¡tensur tonorrtlo tlis-
loncia»> frcnte o las ruti os funrilitras de nuestras vitlos cotitliuns prtra poder verlas
conn si lueron algo nuevo. Considercmos el sinrple acto de beber una taza de café.
¿Qué podríamos decir, tlesde u¡r punto de vista sociológico, sobre este hecho de
conrportamiento, aparcnternentc tar carentc de interés'l La rcspucsta es: muchísi-
mas cosas.
En primer lugar, podríamos señalar que el café no es simplelnente una bebidz
que ayude ¿ mantener la asimilación de líquidos del individuo. Tiene un wlor si¡n
bólico cono parte de unos rituales sociales cotidianos. A mcnudo, el rilual asociad<
con el beber café es nrucho ¡nás importante que el acto de consurnir la propii
bebida. Por ejemplo, dos personas que conciertan «tomarse un café" juntas protra
blemente estarán más interesddas en encontrarse y charlar que en consumir Io qu,
beban. La bebida y la comida son en todas las sociedades ocasiones para la interac
a-

Soc¡olog¡a: Problernas y perspecl¡vas 53

ción social y la ejecución de ritualcs, y éstos son un riquísimo objeto de estudio


sociológico.
En segundo lugar, cl café es una r/r oga que contienc cafcína, la cual tieue un
electo estimulante en el ceretrro. La nrayoría de las personas de la cultura occidefltitl
no considera que los adictos al café «consunran droga". La razón de este heclto cs
u¡ra cucstión sociológica interesante. Como el alcolrol, el café es una droga "social-
mente aceptable», mientras que, por ejemplo, la marihuana no Io es. Sin emtrargo,
hay culturas que toleran el consumo de marihuana, pero son desfavorat'¡les al calé
y al alcohol. (Para una disct¡sión rnás detallada de estas cuestiones, vóasc capílul() -'i:
«Conformidad y desviación".)
ED tercer lugar, el individuo que bebe una taza de café está encatlettad(l ¿t t¡¡¿t
serie extremadamente complicada cle relaciones sociales y ecotrótttittts que se extietr
den por todo el mundo. La producción, transporte y distribución de café retluierert
transacciones continuadas entre nruchas personas a muchos miles de kilólnetros rlc
quien se bebe el café. El estudio de est¿rs trans¿lcciones globales constituye una tare¡
importante de la sociología, puesto (lue muchos aspectos de nuestras vidas se ven
ahofa afectados por comunicaciones e inte¡canrbios comerciales mundialesJ
Finalmente, el acto de beber una ¡az de café presupone todo un proceso dc
desarrollo econónúco y social pretérito. Junto con muchos otros contponetttcs tlc la
dieta occidenial ahora corrientes ---<omo el té, los plátanos, las patatas y el azúcar
blanco-, el café sólo vino a ser anrpliamenle consumido a partir del siglo xlx.
Aunque el café se originó e¡r Oricnte Medio, su consumo masivo clata del período
de la expansión colonial occident¿¡l de hace un siglo y medio. Casi todo el caf.é tlue
bebenros en los países occide¡tales en la actualidad proviene de ár'eas (Sudaurérica
y Africa) que fueron colonizadas por curopcos.
Desarrollar la imaginación sociológica significa usar rna.te!!al!-ijl§-.!"q-4!l!!i!tDaLsja--
(el estudio de las sociedades tradicionales) y de ta historia además de los tle la
sociología. La dinrensión untropológica (el estudio dé las sociedades tradicionales)
de la im*i¡¿r'ié.I §.ociofogi€¿-€s "ital pues nos permite ver qué caleidoscopio dc
lbrmas diferentes de vida social humara existe. Al contrastar éstas cotr las nuestras,
aprendemos más acerca de lo distintivo de nuestras pautas específicas cle conduct¡.
La dimerisión histórica de Ia imaginación sociológica es igualmente fund¿lmental:
sólo podemos captar la naturaleza disti[tiva de nuestro mundo acttlal si podetnos
conrpararlo con el pasado. El pasado es un espejo que el sociólogo debe sostencr
para entender el presente. Todas estas tareas implican el «pensar distanciándonos"
de nuestras propias costumbres y hábitos para desarrollar un e¡rtendinriento m¡ís
profundo de ellos.l
Hay todavía oiro aspecto de la itnaginación sociológica: de hecho, aquel en el
que Mills ponía mayor énfasis.S" ,"li"r, u ,ru"ttrr . Lu
sociología nos ayuda no sólo a analizar las palttas existentes de vida social, sino a
ver algunos de los «fuluros posibles» abiertos para nosotros. El ejercicio imaginativtr
del trabajo sociológico puede que no sólo nos muestre qué es lo que ocurrc, sitto
también qué podría ocurrir e¡ caso de intentar producir algún efecto. A menos que
estén basados en una comprensión sociológica informada de las tendencias actuales.
nuestros intentos para influir en los desa¡rollos futuros serán ineficaces o frustrados.
lntroducc¡ón a la soc¡ologia

¿Es la sociología una ciencia?

La sociología ocupa una posición dcstacarla cnlre un grupo dc clisciplinas (entrc


las que tamtrién se ¡ncluyen la antropología. la ecorro¡rrí¡ y l s c¡enc¡irs políticas) quc
generalmente se tlenominan ciencits socictles. l,Pcro podcnos cstudiar rcalnrcnte l¿
vida social humana de una forma «científica"? Para conlestar a esta pregurlta, antes
que nada hemos de entender las principales característicirs de l¡ cicncia conto forma
de empresa intelectual. ¿Qué es c¡encia?
La ciencia es el uso de métodos sistemáticos de invcstigrci(in, pc|s nrie¡rto teó-
rico y exanren lógico de ¿lrgunlentos para dcsarlollar un cuerpo de conocimiento
sobre un objeto particular. El trabajo cientílico rJepende dc una rrrczcla de pensa-
miento osadamenle inhovador y de la disposici(rn y el control cuidittlosos de la
evidencia para apoyar o desechar hipótesis y teorías. La información y las ideas
acumuladas durante el estudio y el dcl)atc científicos son sienrpre, htstir cicrt() pun-
¡o, le lotit'os: ab¡ertas a Ia ¡evisión, o incluso a scr dcscarttdfls lotalrrlente. ir la luz
de rrucvas pruetras o ilrgumentos.
Curndo preguntanlos «¿,cs l¿r sociología una cicncia?" qucrcnros clccir clos cos¡s:
«¿es posible conligurar esta disciplina siguiendo de cerca el modclo dc los procedi-
micntos de la ciencia nittural?» y "¿pucde la sociología espcrar alcanzar el tnismo
tipo de conocimiento preciso, bien fundamentado, que los cienlíficos naturalcs han
desarrollado con respec(o al mundo fÍsico?" Estas preguntas siempre han sido en
alguna medida controvertidns, pero duran(e un largo pcríodo la mayoría de los
sociólogos respondió de forma afirnrativa. Sostenían que la sociología pucde, y debe,
aseme.jarse a Ia ciencia natulal en sus procedimicnttts y en el carácter de sus descu-
brimientos (una pers¡rectiva que a veces se conoce como positivisrno).
Esta concepcitin sc considera ahora ingcnua. Igual que el resto de las "ciencias"
sociales, la sociología es una disciplina científica en el sentido tie que implica rnéto-
dos de investigación sistemáticos, el análisis de datos, y el examen de teorías a la
Iuz de la evidencia y de la rliscusión lógica. El estudiar los seres huma¡ros, sin
embargo, es diferente de observar los succsos del mundo físico, y ni el marco lógico ,

ni los descubrimientos de la sociología pueden entendcrse ¿ldecuad¿tmcntc desde las


comparaciones con la ciencia natural. Al investigar la vida social tratamos con acti-
vidades significativas para las persorias que se dedican a ellas. A difcrencia de los
objetos de la naturalcza, los seres humanos son seres autoconscientes r¡ue confieren
sentido y finalidad a lo que hacen. No podemos siquiera describir la vid¡ social con
exactitud a nrenos que ante todo captemos los significackrs que las personas apl¡can
a su conduct¡r. Por cjemplo, para describir una llluerte como .suicidio» es neccsario
sabér algo sobre qué es lo <¡uc la persona en cuestión preteodía cu¿ndo ¡nurió. EI
«suicidio" sólo puede producirse cuando un individuo trata delibcradame¡rle dc au-
todestruirse. Si una persona se pone accidentalmenle delante dc un cochc y nluerc
no puede decirse que haya cometido un suicidio; esa persona no deseaba la muerte
El hecho de que no podamos estudiar los seres humanos exactamente igual qur
los objetos de la naturaleza es, en ciertos aspectos, una ventaja Para la sociología
en otros, crea dificultades con las que no tropiezan los científicos de la naturaleza
Los investigadores sociológicos se benefician de poder plantear preguntas direct¿
mente a aquellos,a los que estudian: otros seres humanos. Por otra Parte, las pel
s'"1?l:!A:::!::nas v e?rseectivas s5
.
sonas que saben que sus actividades se están estudiando muchas veces no se c0nl-
portarán del mismo modo en que lo hacen no¡malmente. Por ejenrplo, cr¡ando los
individuos contestan cuestionarios, consciente o inconscientemeute puedel dar una
imagcn de ellos mismos que difiere de sus actitudes usuales. Pueden incluso trat¿ri
de «ayudar» al investigador dándole las respuestas que creen que desea.

Objetividad

Los sociólogos aspiran al distancianliento en su investigación y pensamie¡to teo-


rico, intentando estudiar el mundo social siD prejuicios. Un bu¿r sociólollo tratar¿i
de dejar a un lado los prejuicios que puedcn im¡redir que las ideas o las ¡rrucbas se
examinen con imparcialidad. Pero nadie está totalmente libre de prejuicios r;obrc
todos los temas, e, inevitablemente, sólo llasta cierto pirnto es posible desarrollar
tales actitudes con respecto a cuesliones muy disputadas. Sin enrbargo, la objelividad
no depende única, ni siquiera fundanrentalmente, de la perspectiva de los iovestiga
dores concretos. Tiene que ver con métodos de observación y discusión. Aqüí el
carócter público de la disciplina tiene una importancia esencial. Como los rlescubri-
mientos y los infonnes de la investigación están disponibles para su examen --se
publican en artículos, monografías o libros:, los demás pueden cornprobar las con-
clusiones. Las afirmaciones sostenidas sobre la base de los descuhlinientos de la
investigación pueden examinarse de fornla crítica, y otlos pueden desechar las in-
clinaciones personules.
De este modo, la objetividad en la sociología se alcanza sustancialmente median'
te los efectos de la críticq mutua entre los miembros de la comunidad sociológica.
Muchos de los objetos estudiados en la sociología están sujetos a cotltroyersia. pues-
to que conciernen directamente a disputas y luchas de la propia sociedad. Pero
Ínediante el debate público, el examen de las pruebas y de la estructura lógica tlc
los argumentos, estas cuestiones pueden analizarse de fornra fructífera y eficaz (l la-
bermas, 1979).

La importancia práctíca de la sociología

Comprensión de lqs siluacio es socieles

La sociología tiene muchas implicaciones prácticas para nuestr¿r vida. El pcrtslr-


miento y la investigación sociológicos contribuyen en la práctica a la elaboraci(rn de
políticas y a la reforma social de muchas maneras evidentes. La más directa es,
simplemente, haciendo comprender de fonna mas clara o odecuada que antes un¿t
situación social. Esto puede ser en el nivel del conocimiento fáctico, o mejorandtr
la forma de captar por qué ocurre algo (en otras palabras. mediante la «rtnprensiirn
teóiica). Por ejenplo, la investigación puede poner de manifiesto que vive en Ia
pobreza una proporción de la población muy superior a lo que antes se creía. Evi-
dentemente, cualquier intento de fomentar mejores niveles de vida tendrá mayoles
oportunidades de éxito si se basa en una info¡mación precisa y sin deficiencias. Sin

i
* lnhoducción a la sociotogia

embargo, cuanto mejor entendamos por qué sigue siendo tan difundida la pobreza,
tanto más probable es que puedan llevarse a cabo con éxito políticas en contra dc clla.

Conciencia de las diferencias culturales

Una segunda forma en que la sociología ayuda en la elaboración práctica de


políticas es ayudando a fomentar una mayor conciencia cullural por parte de los
diversos grupos sociales. La investigación sociolóBica proporciona un medio de ver
el rnundo social desde una diversidad de perspectivas culturales, ayudando, por
tanto, a acabar con los prejuicios que los grupos tienen los unos sobre los otros. Es
imposible elaborar una política hibil s¡n tener una refinada conciencia de los cam-
biantes valores culturales. Las polÍticas prácticas que no se basen en una conciencia
informada de los modos de vida de aquellos a los que afectan tienen muy pocas
expectativas de éxito. Así, un asistente social blanco que trabaje en una comunidad
antillana de una ciudad británica no podrá ganarse la confianza de sus miembros sin
desarrollar una sensibilidad hacia las diferencias culturales que a menudo separan a
los negros y a los blancos en Gran Bretaña.

Volorución de los efectos de las políticns

En tercer lugar, la investigack'rn sociológica tiene implicaciones prácticas por lo


que se refiere a la evnlttsciótt de las itici¡ttivas políticns. Un programa de reform¿t
príctica puede simplemente fracasa¡ en lo que se refiere al logro de los ottjetivos
de quienes lo concibieron, o acarrear una serie de desagradables consecuencias no
pretendidas. Por ejernplo, en los años que siguieron a la Segulrda Guerra Mrrndial
se construyeron grandes bloques de viviendas en los centros urbanos de muchos
países. Estaban pensados para proporcionar viviendas de elevado nivel a grupos de
ingresos bajos de las áreas suburbiales, y ofrecían servicios comerciales y de otro
tipo mtly próximos. Sin embargo, la investigación mostró que muchos de los que se
trasladaban desde sus viviendas anteriores a los grandes trloques de aPartamentos
se sentían aislados y desgraciados. Los elevatlos edificios y los centros comerciales
peatonales se dcterioraron rápid¡mentc, y se convirtieron en lugares t¡ue favorecían
los atracos y otros crin-enes violentos.

EI munento tlel autoconocinie lo

En cuarto lugar, y en ciertos aspectos esto es lo más ¡mportante de todo, la


sociología puede enseñarles a los grupos sociales cosas sobre ellos mismos, aumentar
su autoconocimiento. Cuanto ntás sepan las personas sobre las condiciones de su
propia acción, y sobre el funcionamiento de su sociedad en general, tanto má!
próbable es que puedan influir en las circunstancias de su propia vida. No es nece'
sario que pensemos que la única tarea práctica de la sociología es la de ayudar z
quienes elaboran l¿s políticas --es decir, a los grupos poderosos- a tomar decisio
Soc¡ología: Problenas y perspoclivas !37

nes informadas. No siernpre puede suponerse que quienes están en el poder piensen
en los intereses de los menos poderosos o privilegiados al elaborar sus políticas.
Grupos informados pot'sí mismos pueden responder de forma eficaz a las ¡rolíticas
que lleven a efecto los funcionarios del gobierno u otras autoridades, y pueden, por
tánto, tomar iniciativas políticas propias. Grupos de «autoayuda» (como Alcohólicos
Anónimos) y movimientos socialcs (como los movimientos de mujeres) son ejemplos
de asociaciones sociales que tratan de producir directamente reformas directas. (Véa-
se capítulo 9: y organizaciones". )
"Grupos

El papel del sociólogo en Ia socieclad

¿Deben los mismos sociólogos defender de forma activa y llevar a efecto acciones
púbiicas en favor de programas Prircticos de rcforma o cambio social? Hay c¡uienes
defienden que la sociología puede preservar su objetividad sólo si c¡uienes la prac-
tican son cuidadosamente neutrales en controversias morales y políticas, pero no
hay razón alguna para pensar que los estudiosos que se quedan al margen de los
debates de actualidad sean necesariamente más imparciales que otros en su exilnlcn
de las cuest¡ones sociológicas. Existe un nexo insoslayable entrc el estudio de la
sociología y las exigencias de la conciencia social. Nadie que tenga conocimientos
sociológicos puede ser inconsc¡ente dc las r.lesigualdadcs quc cxistcn ltoy en el ntttn-
do, la fálta de justicia social en muchas situaciones sociales o las privaciones sufridas
por millones de personas. Sería extraño que los sociólogos no totnaritn posicion
sobre las cuestiones prácticas, y sería tan ilógico como poco práctico intentar pro-
hibirles que recurrieran a su conocimiento sociológico al hacerlo.

Comentarios para concluir

En este capítulo hemos visto Ia sociotogía como una disciplina en Ia que dejanros
a un lado nueitra concepción personal del mundo para observar con mayor rltención
las in{luencias que conforman nuestras vidas y las ajenas. La sociología surgió conto
una empresa intelectual defini«la con el temPrano desa¡rollo de las sociedades in-
dustrializadas modernas, y el estudio de tales sociedades sigue siendo su principal
interés. Sin embargo, los sociólogos también se preocupan de una amplia gama de
cuest¡ones relativas a la naturaleza de la interacción social y a las sociedades huma-
nas en general. En el siguiente caPítulo investigaremos la diversitlad de la cultura
humana, atendiendo a los enormes contrastes entre las costumbres y los hábitos que
siguen pueblos diferentes. Para ello, precisamos embarcarnos en un viaje de explo-
ra-ción ¿ultural alrededor del mundo. Tenemos que volver a seguir intelectualmente
los viajes que Cristóbal Colón, el capitán Cook y otros aventureros emprendieron
cuandó pariieron en sus azarosos vi¡ies por el globo Co¡no sociólogos, sin embargo,
no podernos considerarlos únicamente desde el Punto de vista del explorador ---<omo
viajes de odescubrimiento,,--, pues estas expediciones iniciaron un proceso de ex-
pansión de Occidente que tuvo un impacto dramático en otras culturas y en el
posterior desarrollo social del mundo.
g lnl@ducciót1 a la sociotogía

Resu¡nen

l. La sociología puede defirrirse conlo el estudio sistemático de las socier.lades


humanas, prestando un énfasis especial a los moderncrs sistenras industria-
lizados.
2. La sociología surgió conro ¡ntcnto por cntender los lftrsccndcrt(alcs canr-
bios quc han ocurrido en l¡s socicdadcs hun¡i¡¡lus a lo largo dc lt¡s dos o
tres úllinros siglos. La industrializacitin, el urbanisnto y nucvos tipos ds
sistemas políticos cst¿irr entrc los rasgos i¡nportantcs dcl nttlndo sociltl
modcrno.
3. Los c¿mbios implicados no son sólo canrbios a gran escala. Sc han producido
nrodificaciones esenciales tamt¡ién en las características lnás íntifllas y perso-
nales de la vida de las personas. El desarrollo del énfasis e¡r el anror ro¡lrán-
tico como base del mrrtriu¡onio es un ejenrplo.
4, Los sociólogos invest¡gan la vida soci¿rl planteando preguntas claras e inten-
tando encontrar strs respucstas por rnedio cle la investigación sisternática.
Estas preguntas pueden ser fácticas, comparativas, sobre el desarrollo o teó-
ricas. En Ia investigación sociológica es importante distinguir entre los resul-
tados pretendidos y no pretendidos de la acción humana.
5. La práctica de la sociología implica Ia capacidad para pensar de forma irna-
ginativa y para distanciarse dc las ideas preconccbidirs sobre las relaciones
sociales.
6. La sociología tiene vínculos íntimos con otras ciencias sociales. Todas las
ciencias sociales se ocupan de l¡ conducta hunana, pcro se col)centratn en
aspectos diferentes de la misma. Los nexos entre la sociología. la antropo-
logía y la historia son particularmen¡e importantes.
7. La sociología es una cierrci¿¡ en el sentido de que implica métodos sistemá-
ticos dc invcstigación y la evaluación de teorías a la luz de las pruebas y de
la discusión lógica. Pero no puede corrfigurarse siguiendo directamente el
modelo de las ciencias nüturales, pues el estüd¡o de la conducta hunranl es
diferente en aspectos fundanrentales del estud¡o del mundo natural.
8. Los sociólogos intentan ser objetivos en sus estudios del nruntlo social, abordan-
do su trabajo sin prejuicios. La otrjetividad no solo depende de las actitudes
del investigador, sino también de la evaluación pública de la investigación y
de Ia teoría, que forrna parte esencial de la sociología como disciplina acadé-
nrica-
9. La sociología es un objeto de estudio con inportantes implicaciones prácti-
' cas. Puede contribuir a la crítica de la sociedad y a la reforma social práctica
de diversas maneras. En primer lugar, la cornprensión perfeccionada de un
cierto conjunto de circunstancias sociales muchas veces nos ofrece una mejor
oportunidad de controlarlas. En segundo lugar, la sociología proporciona los
medios de aumentar nuestra sensibilidatl social, permitiendo que las políticas
se basen en la conciencia de los valores sociales tlivergentes. En tercer lugar,
podemos investigar las cousecuencias (pretendidas y no pretendidas) de la
adopción de programas políticos concretos. Finalmente, y esto quizá sea lo
más importante, la sociología proporciona autoconocimiento, ofreciendo a
Soc¡otogía: Prcbleñas y perspecltvae 59

los grupos y a los individuos una ¡nayol oPortunidad de alterar las condicio-
ncs de su propia vid¿r.

Concrptos básicos
sociología crenelt
objetividad

Térrrti¡ios imporúa¡ries

creencias de sentitlo común reproducción social


preguntas fácticas transformación social
pregunlas comparativas imaginación sociológica
pregu¡rtas sobre el desarrollo aotropologfa
'
investigación e¡rrpírica positivismo
preguntas teóricas actividades significativas
con§ecuencias imprevi§tas autoconocimiento

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