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INTRAHOSPITALARIA
MÓDULO 3
Reconocer y manejar los diferentes factores que influyen en el resultado final de los
pacientes con ACV, para aplicar escalas de evaluación que permitan categorizar al
paciente con ACV y así optimizar su manejo.
CONTENIDOS
- Escalas de evaluación.
BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS DE ESCALAS
INTRODUCCIÓN
Debido a las grandes repercusiones que tiene el ictus en sí (ACV) para la vida y calidad
de vida del paciente, es de vital importancia su reconocimiento temprano y el inicio
inmediato de la terapia encaminada a disminuir el impacto del mismo.
El manejo agudo tiene objetivos diferentes: minimizar el daño cerebral y tratar las
complicaciones médicas. El tratamiento agudo del ACV está dirigido fundamentalmente a
salvar la penumbra isquémica, que inicialmente puede representar hasta el 90% del tejido
comprometido y es responsable de gran parte de los síntomas que afectan al paciente.
Este tejido no tiene actividad eléctrica y no es funcional, pero es posible rescatarlo si se
restituye el flujo sanguíneo dentro de cierto lapso de tiempo. La penumbra se reduce
minuto a minuto, dando paso a un infarto cerebral consolidado e irreversible: este proceso
sólo se puede detener si la intervención temprana es oportuna y adecuada. Ésta se basa
en tres principios básicos: abrir el vaso ocluido, aumentar el flujo colateral y evitar la
exitotoxicidad. En estos conceptos debemos basar el manejo agudo de una ACV, a lo que
se asocia prevenir complicaciones secundarias y comenzar con la rehabilitación
precozmente. Para esto debemos tener claro que el diagnóstico y manejo debe ser lo más
cercano al comienzo de los síntomas, lo que nos ayudara a reducir las consecuencias
finales.
focal. Los tratamientos serían establecer el diagnóstico y el tipo de ACV que son la base
para el comienzo del manejo. Claramente la diferenciación entre hemorrágico v/s
isquémico nos permitirá saber cómo enfocar el tratamiento inicial, siendo la causa
etiológica donde tenemos una mayor ventana para investigar. Teniendo claro esto
podemos establecer nuestro plan de trabajo.
MEDIDAS DE MEJORA DEL FLUJO CEREBRAL
Abrir el vaso ocluido: este punto se enfoca especialmente los ACV isquémicos,
tanto embólicos como trombóticos, para lo cual, el único tratamiento específico
aprobado es la trombólisis endovenosa con activador del plasminógeno tisular
recombinante (t-PA). Si bien este tratamiento no está exento de complicaciones,
ya que se asocia a hemorragia cerebral (6% sintomática en los pacientes que
cumplen los criterios de selección, cuando no se cumplen estos porcentajes
pueden elevarse considerablemente), los estudios muestran que un 30% de los
pacientes quedan sin déficit o secuelas mínimas. La mayor restricción del uso de
este tratamiento la da el tiempo de isquemia del tejido, ya que su uso después de
este período resulta en un exceso de hemorragia cerebral, debido a la
recanalización de vasos con daño endotelial que resulta en extravasación
sanguínea. El tiempo de ventana clásico considerado en los estudios para la
trombolisis endovenosa es de tres horas y la intra-arterial de 6 horas de iniciado
los síntomas, aunque el tiempo específico y los criterios de inclusión y exclusión
de cada centro deben estar diseñados por el equipo, en relación a sus recursos y
expertís, estableciendo protocolos por escrito y flujograma que permitan el
conocimiento y participación de todos en forma eficiente, y reduzca así los tiempos
muertos que pueden conducir a perder la posibilidad de este tipo de tratamientos.
El uso de aspirina por vía enteral (la que se encuentre disponible según las
condiciones del paciente) debe ser administrado tan pronto sea posible, una vez
comenzado los síntomas del ACV, por ejemplo dentro las primeras 48 horas.
Siempre que se descarte hemorragia. La primera dosis debe ser entre 150 a
300mg, y posteriormente mantener 100 mg día. Tiene evidencia tipo A.
Aumentar el flujo colateral: aquí se reúnen una serie de medidas que van a
permitir mantener el flujo sanguíneo cerebral en las mejores condiciones posibles
para que la red vascular indemne pueda mantener un adecuado aporte a la mayor
parte del tejido cerebral posible.
Posicionamiento: este tema tiene pocos artículos que refieran a este punto en
particular, tiene que ver con las condiciones del paciente y sus patologías
asociadas. Lo que sabemos es que mientras más horizontal esté el paciente,
mayor es el flujo sanguíneo cerebral y también mayor es la presión intracerebral.
Esta situación hace pensar que de no existir elementos que sugieran hipertensión
encefálica, especialmente durante las primeras 24 horas, el paciente debe mantenerse
en decúbito 0 a 15°. Si existen elementos de hipertensión cerebral y/o alteraciones
que conduzcan a la hipoventilación pulmonar, se recomienda subir entre 30 a 45°. Hay
que recordar que esto debe ser considerado en un ángulo medido desde la cadera, es
decir, el paciente se posiciona con flexión de caderas, el tronco y la cabeza deben
alinearse evitando compresiones vasculares, por rotación del cuello, especialmente en
pacientes con enfermedad aterotrombótica de los vasos del cuello. También es
importante considerar, especialmente en pacientes con compromiso de conciencia y/o
alteración sensorio-motriz, reducir periódicamente la presión en la piel, lo que no
requiere en muchas ocasiones grandes movilizaciones del paciente, si utilizamos
elementos de descarga y, evaluación frecuente y mantención adecuada de la piel.
Qué utilizar: los métodos físicos siempre generan un importante aporte, por lo que,
mantener las unidades clínicas a temperaturas controladas, incluso utilizando frío
es adecuado cuando no se logra un apropiado control. Además el uso de
paracetamol horario puede ser un aporte, pero esto suele reducir la temperatura
especialmente cuando se genera un alza bastante escasa por alteración del
termostato central, lo que no supera en ocasiones los 0.5°C. Temperatura: no
existe evidencia que mantener hipotermia en los pacientes post-ACV en su fase
aguda mejore los resultados ni reduzca la mortalidad. Sí existen estudios que
muestran peores resultados en pacientes con hipertermia (entre 37 a 39°C) en la
etapa aguda del ACV. En este contexto es recomendable utilizar medidas para
reducir la temperatura en los pacientes que cursen con fiebre; tiene evidencia tipo
C.
➼ Movilización precoz: si bien no existen estudios que nos permitan tener una
buena evidencia, la movilización precoz post-ACV está recomendada en la
mayoría de las guías clínicas de ACV, no se sugiere en las primeras 24 horas y se
requiere un paciente estable desde el punto de vista médico y cardiovascular. Para
esto hay algunas medidas recomendadas como:
- Levantar precozmente a los pacientes, lo que reduce también las múltiples
alteraciones generadas por la inmovilización prolongada. Esto siempre debe ser
apoyado y monitorizado, por los riesgos que puedan surgir y que lleven a lesiones
secundarias.
- Movilización temprana, idealmente bipedestar, caminando después de 24 horas
de iniciados los síntomas del ACV, lo que está descrito en múltiples guías clínicas.
Se recomienda la movilización precoz y lo más frecuentemente posible, con
evidencia tipo B.
ESCALAS DE EVALUACIÓN
El uso de escalas es de gran ayuda para definir conductas terapéuticas y también pueden
tener valor pronóstico:
La escala de evaluación de infarto cerebral del NIH (NIHSS) fue diseñada sólo
para ACV isquémico pero puede ser útil en todos los casos de ACV. El rango va
de 0 (normal) a 42 (coma). Los puntajes mayores de 20 son más vulnerables a
transformación hemorrágica y están asociados a más pobre pronóstico. Su utilidad
para ayudar a determinar los posibles candidatos a RTPA ha sido probada. Se
transcribe la escala en español de acuerdo a la Academia Americana de
Neurología.
El estado funcional del individuo. Las más empleadas son: Índice de Barthel,
Medida de Independencia Funcional (FIM), Índice de Actividades de la Vida Diaria
de Katz. La escala elegida incluye la posibilidad de tener licencia y entrenamiento
adecuado. Siendo el FIM quien cuenta con una amplia utilización en la literatura,
requiere comprar la licencia para su uso. A diferencia del Barthel que es gratis.
BIBLIOGRAFIA
2. Chollet F. and Albucher J.: “Strategies to Augment Recovery After Stroke”. Current
Treatment Options in Neurology. DOI 10.1007/s11940-012-0196-3.
4. Diserens et al. ”Early mobilization out of bed after ischaemic stroke reduces severe
complications but not cerebral blood flow: a randomized controlled pilot trial” Clinical
Rehabilitation 26(5) 451–459.
5. “Guía para el Diagnóstico y Tratamiento del Ictus.” Comité ad hoc del Grupo de Estudio
de Enfermedades Cerebrovasculares. 2006, Sociedad Española de Neurología.
0. Asintomático
1. Sin incapacidad significativa. Síntomas y síntomas. Realiza actividades laborales y
sociales.
2. Discapacidad leve. Incapaz de realizar todas las actividades previa, pero atiende sus
asuntos sin ayuda.
3. Discapacidad moderada. Camina sin ayuda de otra persona. Precisa ayuda para
algunas tareas. Necesidad de cuidador al menos 2 veces en semana.
4. Discapacidad moderadamente grave. Incapaz de andar y de atender
satisfactoriamente sus necesidades. Precisa ayuda para caminar y para actividades
básicas. Cuidador 1 vez/día.
5. Discapacidad grave: encamado, incontinente. Atención constante.
6. Éxitus