4/5/2018 El Psicoanalista, su lugar entre médicos | Introducción al Psicoanálisis - ElSigma

    

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» Introducción al Psicoanálisis 29/04/2016- Por Juan Pablo Capdevielle - Realizar Consulta

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» Educación “El advenimiento de lo real no depende para nada del analista. Su

misión, la del analista, es hacerle la contra… lo real puede muy bien
» Arte y Psicoanálisis desbocarse, sobre todo desde que tiene el apoyo del discurso
científico…” Jacques Lacan A modo de introducción me sirvo de estas
» Cine y Psicoanálisis palabras de Lacan, para dar cuenta de algunos recortes de mi práctica
por unos cuantos años, como psicoanalista en el ámbito del hospital
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general de medicina, en el servicio de alergia e inmunología
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la medicina, y cuerpo para el psicoanálisis, ambos, organismo y cuerpo,
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· Sobre la biografía de la persona: lugar de nacimiento, edad, si estudia, si convive, si
· ¿Cuándo comenzó la manifestación? Si en la familia hay antecedentes.
· Si cuando aparecieron los primeros signos de su manifestación ocurrió algo en particular
· ¿Qué le impide?
Se trata de hacerse un lugar. Siguiendo a Lacan, al principio no está el origen, está el
lugar. Así la función del psicoanalista, no es algo del orden de lo evidente. Existen los
lugares topológicos, en un orden, y está el lugar que se consigue a los empujones…
Ofreceré algunos recortes de mi práctica, tanto como psicoanalista, como enseñante
dentro del dispositivo.
En el ámbito del Hospital General, y teniendo en cuenta la extraterritorialidad del
discurso del psicoanálisis en este campo, entre otros, el psicoanalista es convocado a
trabajar interviniendo en los tratamientos médicos en el espacio de la interconsulta. La
práctica en el hospital propone un cruce de discursos que colabora y facilita a la
producción de un trabajo con una ex-sistencia en común que los junta, para arrimar un
quantum de bienestar a la persona del paciente.
Para el médico especialista existe un porcentaje de pacientes cuya presentación plantea
Actividades Destacadas
una incógnita a su saber médico: cierto desorden en la somatización que no coincide en Causa Clínica
su etiología con la clasificación de criterios diagnósticos. Fechas Presentación de los Cursos de
Un tratamiento con un médico y un psicoanalista facilitará poner a trabajar Posgrado AGOSTO 2018
simbólicamente algo del significante que no desliza en la cadena, que funciona como
signo y que marca un cuerpo, signándolo para Otro. Para el caso del fenómeno Leer más
psicosomático, en el devenir de un trabajo analítico, la apuesta será que surja el sujeto
representado entre significantes dejando de afectar al organismo, que algo del orden del Realizar consulta
decir se presente en el dicho del paciente, y que ese decir, importe en lo real.
Se trabaja en un dispositivo que muchas veces se convierte en ampliado, es decir que
en casos graves, pueden estar convocados además del psicoanalista, el médico, y en
algunos otros como también la familia.
Dentro de un servicio médico en el hospital general, o en el ámbito de la institución,
donde suelo trabajar con médicos, sugiero al especialista que preste atención a algunos « »
comentarios del paciente que pueden ser indicadores o dar horizonte al médico a
efectuar la derivación a un psicoanalista ( no todo paciente es pasible de ser derivado).
Es frecuente que el paciente cuando es examinado se refiera a las partes de su cuerpo
afectadas atribuyéndoles propiedades disociadas de toda subjetividad
Algunos dichos:
“… el asma me acompaña desde hace años…”
“… el nene no puede ir a gimnasia porque es asmático”
“… cuando me pongo nerviosa, me broto…”
“… me pica tanto que no puedo ir a trabajar…”
Si bien no hay experiencia analítica que pueda apoyarse en un número estadístico de
personas como para hacer generalización, hay que tener en cuenta el contexto en el que
se aplica, un hospital, un tiempo determinado por un real que ex-siste al sujeto y a la
persona, el tiempo es acotado por la circunstancia y no por el inconsciente, y el
dispositivo psicoanalítico es creado a los “empujones” dentro de otro dispositivo que es
el médico. El paciente llega a la consulta dotado de suficiente información para rechazar
de entrada cualquier implicancia que no guarde relación con la técnica, “eso” “le pasa” y
necesita de la asistencia hospitalaria para que se lo solucionen. En general se trata de la
especificidad del significante que no desliza y coagula un ser que representa al sujeto
para Otro.
Las cuestiones que sugiero al psicoanalista en formación en la entrevista, cuando el
médico deriva, y en el caso por caso, son de este orden: Del mismo autor
» Fenómeno psicosomático, un enigma
tiene familia, si tiene hijos, si tiene padres, si trabaja. Su condición social. Si practica
algún culto religioso. en la clínica
en su vida. Búsquedas relacionadas
» psicoanalista
Estas sugerencias están al servicio de orientar ese real, es decir, de prestar borde a
ciertas presentaciones, que no responden a las leyes del inconsciente. Siempre el » hospital
psicoanalista, apostado en su función tendrá en disposición su escucha que será

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permeable a la presentificación de un hecho nuevo, lo inconsciente, y para ello nada se » discurso médico
sabe de antemano…
En 1966 Lacan en una mesa redonda a la que había sido invitado en el Colegio de » escucha
Medicina en La Salpêtrière se pregunta por el lugar del psicoanálisis en la medicina, y en » intervenciones
esa época dice que se trata de una extraterritorialidad, un lugar marginal. Que era
extraterritorial por responsabilidad de los mismos psicoanalistas de la época, quienes » interdisciplina
tenían sus razones para conservar ese extraterritorial. Considera el lugar del
» fenómeno psicosomático
psicoanálisis en el campo de la medicina, y plantea un viraje de la función del personaje
del médico en la sociedad. El médico tipo, el Galeno para el emperador Marco Aurelio, el
prestigio que envolvía al médico, su autoridad, fue cambiando de papel con la entrada
de la medicina a su fase científica. El médico era una figura y un personaje hecho de
autoridad y prestigio, para Hipócrates cuando el médico llegaba a ser filósofo, se
asemejaba a Dios.
En Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar escribe en boca del personaje de Adriano
por ella creado:
“… He ido esta mañana a ver a mi médico Hermógenes, que acaba de regresar a la Villa
después de un largo viaje por Asia. El examen debía hacerse en ayunas, habíamos
convenido encontrarnos en las primeras horas del día. Me tendí sobre un lecho luego de
despojarme del manto y la túnica. Te evito detalles que te resultarían tan desagradables
como a mí mismo, y la descripción del cuerpo de un hombre que envejece y se prepara
a morir de una hidropesía del corazón. Digamos solamente que tosí, respiré y contuve el
aliento conforme a las indicaciones de Hermógenes, alarmado a pesar suyo por el rápido
progreso de la enfermedad… es difícil seguir siendo emperador ante un médico, y
también es difícil guardar la calidad de hombre…”
El cruce con los intereses del mercado, de los laboratorios, y sus aportes al servicio de la
investigación, los nuevos paradigmas, hicieron que el médico quede corrido de ese lugar
de saber exclusivo y enfrentado con problemas nuevos, quedando subsumido su antiguo
y exclusivo prestigio a la jerarquía de equipos científicos especializados. Ubica una
relación entre el destino del médico con la época científica. La ciencia, plantea Lacan en
el ’66 desjerarquizó al autoridad del médico, ubicándolo en el lugar de colaborador,
ocupado por mantener el funcionamiento de los aparatos del organismo humano, y
como distribuidor que aprobaría los resultados propuestos por una organización mundial.
Plantea que es en el registro de la demanda del enfermo donde radica la posibilidad de
sobrevivir la posición propiamente médica.
Entonces, volviendo al lugar, con ese lugar es posible constituir dispositivo. La propuesta
es pensar de qué se trata cuando se habla de lugar, si es algo dado o a construir. Será
trabajo de cada quién y en relación a su deseo, asumir el costo que ello conlleva para
incluir su tarea, en tanto psicoanalista, dentro del terreno médico.
Hay casos en que la enfermedad no cede con tratamiento médico, y el poder del médico
para combatirla, se pone en cuestión. En consecuencia sucede a veces que el aporte del
psicoanálisis, la presencia del psicoanalista se reviste de ese poder que no tuvo efecto
exclusivo a partir de todas las pruebas y ensayos que se efectuaron para curar a través
de la ciencia médica.
La medicina, el equipo médico convoca al psicoanalista cuando se queda sin respuesta
científica frente al padecimiento de una persona, cuando no encuentra causa aparente,
ni respuesta de mejoría ante la intervención del fármaco. El cuerpo médico llama a la
intervención de otras prácticas cuando alcanza los límites de su saber ante la presencia
de “un cuerpo enfermo”.
Cuando las expectativas no son muchas, y el psicoanalista logra una intervención eficaz,
el médico que no creía en el psicoanálisis, verá al “licenciado” como una especie de
mago o chamán, dado que está impedido de conceptualizar científicamente el modo de
cómo fue logrado un resultado diferente.
Se pregunta Lacan sobre qué demanda el enfermo cuando llega a consulta con el
médico, y son muchas las veces en las que testimoniamos que el paciente va a
demandar que se lo autentifique como enfermo, que se lo preserve en su enfermedad.

Recuerdo un caso:
Un médico me llama a su consultorio para realizar una interconsulta con otros médicos y
conmigo. El paciente presentaba una dermatitis atópica, conocida también como eczema
atópico. La atopía es una manifestación clínica de una reacción con hipersensibilidad tipo
1, que puede incluir en el cuadro el eczema, asma, y rinitis. En el caso que comparto, la
reacción producía una sequedad específica en la piel que le producía al paciente una
picazón incesante. En casos como estos, la acción de rascado puede hasta provocar
sangrado, y esto infectarse como resultado sucesivo. Recuerdo que ese paciente
presentaba un cuadro severo, había sido internado por guardia en el hospital, y había
sido derivado a interconsulta a nuestro servicio (Servicio de Alergia e Inmunología). La
dermatitis cubría gran parte de su cuerpo evidenciando gravedad en cara y brazos,
presentaba la superficie visible en su mayoría ampollada, estaba “en carne viva”…
Estaba en una silla de ruedas, en el consultorio de uno de los médicos. Los médicos
convocados para evaluar el caso hacían comentarios y preguntas de la siguiente
naturaleza:
“… ¡Nunca vi algo así!”
“… ¿comiste frituras?...” “… ¿te dieron algún medicamento nuevo en estos días?...” “…
¿alguna vez te pasó algo parecido?...”
“… ¿te dijeron alguna vez si tenías alergia?...”
El paciente seguía rascándose…
Me quedé sorprendido del cuestionario y de los comentarios, y mientras los
profesionales discutían el caso, y preguntándome que hacía yo allí, fui hablado…
Psicoanalista: “¿Te pica?”
Paciente: “sí”
Psicoanalista: “¿Qué hacés acá?”
Paciente: “Vivo con mi mujer y mi hijo recién nacido… estoy internado y me quiero ir…”
Se seguía rascando, mostrando su padecimiento y su única acción: rascarse.
Psicoanalista: “¿Hace mucho que te rascás?”
Paciente: “Sí”
Psicoanalista: “¿De qué trabajás?”
Paciente: “No, no trabajo…”

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Psicoanalista: “Y… ¿qué hace el que no trabaja?”
Silencio por unos minutos…
Insisto:
Psicoanalista: “¿Qué hace el que no trabaja?”
Responde:
Paciente: “Se rasca…” Se quedó pensando por unos segundos y dejó de rascarse…
inmediatamente se produjo un silencio, todos los que estábamos en ese consultorio nos
miramos, incluso el paciente, que había dejado de rascarse, y por ende de lacerarse.
Una intervención a tiempo, inesperada como lo es a priori cualquier intervención, dio
descanso, intervalo, a la piel lastimada. Tan solo fue eso, nunca más vi a ese paciente.
Le dieron un tratamiento, y supe que fue enviado en pocos días a su casa.
Esa mañana, cuando terminó la atención a pacientes, el médico que había convocado a
la interconsulta se acerca y me comenta sobre su asombro al respecto de lo ocurrido:
“Es increíble, nunca se me hubiera ocurrido que tan solo con un juego de palabras que
hiciste, el muchacho se haya dejado de rascar…”
Allí, la oportunidad de hacer lugar en un dispositivo hospitalario al discurso
psicoanalítico, dar crédito a la función de la palabra. No se trata de ubicarse en un lugar
excepcional, la única magia, es la del inconsciente, que nunca deja de sorprendernos.
La presencia del analista, sea en el espacio del que se trate, hospital, institución, o
consultorio, siempre es una manifestación del inconsciente en el terreno de la
transferencia. Y esa presencia es testimonio de una pérdida, de una caída, que es
justamente allí en la que se produce el sujeto. Está convocado en el mayor punto de la
resistencia, allí es que hablamos de la presencia del analista. Y esto es solo en
transferencia, sea en el consultorio del hospital, del servicio de psicopatología, de la
institución psicoanalítica o el consultorio particular.
Y para ir terminando: en cualquiera de los espacios mencionados, cada vez que se
presente en el consultorio del psicoanalista alguna referencia al cuerpo, dolor, malestar,
atipía, es indispensable la derivación al profesional médico, lo cual no implica dejar de
recibir al paciente, pero sí, implica la necesidad de despejar, si se trata del cuerpo el
aquejamiento, el cuerpo que habla, sus posibles metáforas, o si lo que está en juego es
algo del organismo afectado, algo de la carne “mordida”. Para ambos casos la posibilidad
y apuesta a la palabra, para el segundo, si de organismo se trata, no sería el objeto de
estudio justamente una formación del inconsciente y es condición el trabajo a la vez con
el médico especialista. Tanto analista como médico, cada uno en su puesto, al servicio
de apostar a una mejor calidad de vida de la persona del paciente.

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