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PRESENTADO POR
Luisa Fernanda Severiche Montero
PRESENTADO A
Ing. German Darío Álvarez Lucero
De modo que, el beber agua, bañarse, o lavar ropa y utensilios, no son los únicos
usos que se le dan a este recurso natural, puesto que, además de empleo
doméstico, industrial, agroindustrial, minero, empresarial y de servicios; también
usan grandes cantidades; por lo tanto algunas fuentes como el programa de las
naciones unidas provee que el 3% del volumen total de agua del planeta es agua
dulce y que del 98% de esta un 50% es agua para consumo humano directo, 40%
de las demandas industriales y 20% del agua para la agricultura, más de la mitad
del agua disponible para fines humanos: 70% es utilizada para riego de cultivos y la
cría de animales a nivel agrícola, que constituyen las bases de la alimentación y que
por su parte, cada uno de estos sectores, no solo utilizan estos recursos hídricos de
manera inadecuada, si no que aportan residuos que terminan contaminándola, ya
que en mucho de los lugares del mundo el agua no es apta para el consumo humano
de acuerdo al grado de insalubridad que esta presenta, lo que traería consigo
grandes enfermedades en la sociedad y en los ecosistemas con influencia directa
en la biodiversidad.
Por otro lado, al parecer la única forma de evitar estos escenarios bélicos de
contaminación por los malos hábitos de una sociedad de consumo poco
conservacionista, que puede generar la escasez del líquido vital. Es por ello que
ante tan alarmante problema en los últimos años ha habido la necesidad de crear
políticas en el desarrollo de industrias y de hogares más amigables con el ambiente,
que se enfoquen en lograr el mínimo impacto ambiental con porcentajes minúsculos
en cuanto al tema de recurso hídrico, sin olvidar que hasta el momento se conserva
solo la mitad del recurso apto para el consumo humano.
Por otra parte se debe buscar una gestión eficaz del recurso en cuanto a la
ordenación del territorio, manejo de las cuencas y una comunicación en las
comunidades en cuanto al uso del recurso, y teniendo una reglamentación en los
cuerpos de agua con énfasis en la calidad, oferta y demanda de la misma. Logrando
así estrategias que permitan una planificación, administración, control y evaluación
más efectiva en el manejo y utilización del recurso hídrico con proyecciones
sostenibles para las futuras generaciones.