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El libro cubre también los trabajos de Lambert, Hamilton, De
Morgan, Peirce, Cunynghame, Lewis Carrol y otros.
Un capítulo está dedicado al "diagrama reticular" inédito del
propio Gardner, en el que cada término está representado por dos
líneas verticales paralelas. La línea izquierda representa el valor
verdadero y la derecha el falso. Los enunciados que expresan una
relación entre dos términos se señalan en la gráfica por medio de
una, dos o tres líneas horizontales ("lanzadoras") que conectan una
línea veritativa de un término con una del otro término.
El eslabón histórico que conecta los diagramas con las máquinas
lógicas es el "demostrador" de Stanhope. La utilidad de este dis-
positivo no reside exclusivamente en la resolución de los silogismos
tradicionales, efectuada por un método estrechamente relacionado
con los círculos de Venn, sino también de los silogismos con térmi-
nos cuantificados y problemas elementales del cálculo probabilístico.
En 1889, medio siglo después de Stanhope, un economista y
lógico inglés, William Stanley Jevons construyó el primer modelo
de máquina o "piano lógico" capaz de resolver un problema com-
plicado en un tiempo menor que el requerido para resolver ese pro-
blema sin ayuda de la máquina.
El alfabeto lógico de Jevons propone las posibles combinaciones
entre dos o más términos y viene a constituir una primitiva forma
de las matrices o tablas veritativas. El método fue elaborado con
anterioridad al procedimiento diagramático de Venn; es más pre-
ciso, pues, considerar a los círculos de Venn como una forma dia-
gramática del alfabeto de Jevons, que a dicho alfabeto como un
método notacional del sistema gráfico de Venn. Pero ambos asegu-
raban que sus respectivos sistemas provenían de la obra de Boole.
Gardner describe otras mecánicas de importantes autores como
Macaulay, Pastore y especialmente la de Marquand, el cual realizó
el primer diseño para una máquina eléctrica, si bien parece ser que
no llegó a construirla.
Los capítulos finales están dedicados a las máquinas eléctricas,
cuya construcción es relativamente simple, dado el isomorfismo entre
el álgebra booleana y la lógica de relés y circuitos de conmutación.
En 1936 Benjamín Burach construye la primera máquina lógica
eléctrica diseñada para verificar todos los silogismos, incluyendo sus
formas hipotéticas y disyuntivas y, también, para verificar la con-
versión y la obversión de proposiciones.
Posteriormente a la de Burach se han construido un número
importante de máquinas silogísticas eléctricas, ninguna de las cuales
contiene un enrejado que corresponde a la estructura formal de
la lógica de clases; en tal sentido son semejantes a las cartas silo-
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gísticas. Sin embargo en las máquinas eléctricas diseñadas para
el cálculo proposicional encontramos una estrecha analogía entre
los circuitos eléctricos y la estructura formal de la lógica de dichos
circuitos.
Desde la publicación de un artículo de Shannon en 1938 sobre
dicha analogía, se han hecho rápidos avances en la aplicación de la
lógica simbólica a la teoría de los circuitos eléctricos.
En 1947, William Burkhart y Theodore A. Kalin construyen en
Harvard la primera máquina eléctrica diseñada exclusivamente para
realizar operaciones de lógica proposicional.
W. Mays y D. G. Prinz, diseñan en 1949 la primera máquina
lógica eléctrica inglesa. A partir de entonces se han publicado mu-
chos ensayos importantes sobre el tema en revistas especializadas
de ingeniería. "Una vez más -dice Gardner- ha ocurrido en la
historia de la ciencia que un campo que solamente parecía tener
interés académico y en el cual se había trabajado exclusivamente
por su interés intrínseco, de pronto ha resultado tener un enorme
valor práctico".
El desarrollo científico en campos tan altamente tecnificados
como los automatismos electrónicos y la neumática, abre un sector
de posibilidades difíciles de prever y en el que "sólo los filósofos
y los escritores de ciencia ficción pueden aventurarse como pro-
vecho".
En la totalidad del trabajo del profesor Gardner se aprecia una
elogiable preocupación por ofrecer una nutrida documentación his-
tórica, original en muchos casos, sobre el tema en estudio, lo que
suma interés al texto por su condición de primera fuente en la
materia investigada.
Por otra parte, el "diagrama reticular" original del autor, posee
un interés pedagógico digno de tener en cuenta para la visualización
de las estructuras veritativas y entender mejor el método de análisis
matricial. Incluso para lógicas polivalentes para cuyo tratamiento
se puede capacitar aumentando, como es obvio, el número de líneas
veritativas correspondiente a cada término.
Es importante destacar que el libro aporta una información única
sobre los lógicos del siglo XIX. El estudio comparativo de autores
como Venn, Hamilton, De Morgan, Peirce, Boole, Marquand, Lewis
Carroll, Jevons, Mac Coll, Bradley, etc., y las aportaciones de éstos
al desarrollo de la mecanización de la lógica, constituye una rele-
vante ilustración hasta este momento no superada entre los trata-
mientos usuales del siglo XIX.
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No es noticia recordar que en los pocos años que nos separan
de la publicación del libro de Gardner, las calculadoras numéricas
automáticas se han perfeccionado sorprendentemente.
Hoy, los computadores, programados para buscar pruebas heu-
rísticas de teoremas de geometría elemental, comprueban la igualdad
y desigualdad de los ángulos, su congruencia, etc., y parece posible
conseguir de ellos una imitación sorprendente del pensamiento e,
incluso, que lleguen a un mínimo de interpretación.
Desde el punto de vista de la lógica, dada la escasa rentabilidad
que ofrecería una industria de máquinas diseñadas exclusivamente
para resolver problemas lógicos, actualmente los diseñadores de
computadores facilitan medios para operar sobre tales problemas,
y las operaciones lógicas elementales forman parte del repertorio
de instrucciones básicas de la mayoría de los computadores. Esta
es la razón de que las "máquinas lógicas" de fines especiales que se
construyeron en gran cantidad en el siglo pasado, no tienen ya
mucho interés. Un computador de usos generales puede ser progra-
y
mado para tal trabajo. Las operaciones lógicas aritméticas están
inextricablemente unidas, por supuesto; son dos caras de la misma
moneda.
"Máquinas lógicas y diagramas" se hace ameno, valioso y capaz
de sorprender. Su único defecto, ajeno al autor, una descuidada
tipografía.
JAVIER ARDAIZ
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