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Alicia Morel Chaigneau

Alicia Morel Chaigneau nació en Santiago en el año 1921 en el seno de una familia
educada, con un padre «amante, tierno, generoso y autoritario» que tocaba el violoncello. La
niña es observadora y curiosa. Contempla la lluvia, las hojas secas y los pequeños insectos.
Sus primeras imágenes son las gotas de lluvia en los cables eléctricos de la Alameda de las
Delicias que contempla desde la ventana. Luego se trasladan a vivir a muchas casas. La más
importante en sus recuerdos es «la casa de los relámpagos» en Puente Alto. Allí conocerá la
fuerza de la naturaleza, los truenos y el viento. En medio del campo, conocerá «el canto del
chincol, el zumbar de las abejas, las acequias torrentosas y esos objetos macizos y bellos que
a nadie pertenecen: las piedras» (...) Con sus hermanos descubre «un juego único: partir las
piedras contra una roca. Queríamos descubrir lo que encerraban, sus colores, sus vetas.
Aprisionaban lo nunca visto».
En esa casa, escucha el violoncello de su padre y lee El Tesoro de la Juventud. Empieza
a formar su sensibilidad estética leyendo los cuentos clásicos de Charles Perrault, de los
hermanos Grimm y especialmente de Hans Christian Andersen con quien se siente identificada,
especialmente con su cuento «El Ruiseñor» y «La Corza Blanca». Más tarde estudia piano y
comienza a escribir sus primeros poemas y cuentos ambientados en el Cajón del Maipo «lugar
amado donde fuimos durante gran parte de nuestra vida». La autora escribe: «Mi fuente de
inspiración: la naturaleza, en especial los espinos, cuyos gestos trágicos me impresionaron en
el paisaje cordillerano».
A los doce años comprende que ha nacido escritora. Es un don que tiene que desarrollar.
Así lo ha comprendido también Jorge Zuloaga, amigo de la familia, que la aconseja y le da a
leer buenos libros, entre ellos Alhué de González Vera, El artista adolescente de James Joyce
y los cuentos de Katherine Mansfield, especialmente La fiesta en el jardín y Casa de Muñecas,
con los cuales se siente identificada.
Su padre la estimula en su camino literario y le edita en forma privada su primer libro de
poemas En el campo y la ciudad en el año 1937, cuando la niña solo tiene dieciséis años y juega
todavía con sus hermanos menores.
Luego, a los diecinueve años publica Juanilla, Juanillo y la Abuela una sencilla historia
protagonizada por unos niños en el Cajón del Maipo, su lugar idílico. Pocos años más tarde,
cuando Alicia ha cumplido veinte años, Jorge Zuloaga la lleva a la ceremonia de premiación de
Francisco Coloane por su novela El Último Grumete de la Baquedano. La autora se siente ya
una verdadera escritora. Más tarde, trabaja como arsenalera, pues tiene vocación de enfermera.
Siente agrado al curar enfermos y también se siente «curandera de libros» pues le gusta
encuadernar y reparar libros viejos.
A los 30 años conoce personalmente al escritor González Vera que va a ser su mentor. Se
lo presentó la escritora Margarita Aguirre. Desde entonces, la autora visitó a su escritor favorito
muchas veces y recibió sus consejos, ya que admiraba su escritura creativa.
Es el año 1951, fecha importante en su vida literaria, pues publica su libro de poemas Como
una raíz de agua, prologado por su padre. Además, viaja a Europa en su primer viaje cultural.
Allí conoce a Gabriela Mistral en Nápoles. «Su presencia era impresionante como una cumbre
dramáticamente solitaria, porque era soledad lo que emanaba de ella» (...) «Guardo de Gabriela
Mistral una imagen: la veo caminar entre cortinas blancas que vuelan a través de una clara
habitación que da a la bahía de Nápoles».
A su regreso a Chile, comienza a escribir guiones infantiles para la radio. Estos libretos
tomarán forma en el libro de cuentos La Hormiguita Cantora y el Duende Melodía que se publica
en 1956 con ilustraciones de Elena Poirier, inseparable ilustradora de sus cuentos infantiles. El
éxito es inmediato. Comienza a visitar colegios donde presenta sus mágicas funciones de títeres
con más de quince obras infantiles, la mayoría de ellas de su propia invención. El teatro es
precioso y tiene más de cuarenta muñecos. Su voz es especialmente única, ya que es la voz
de una niña divertida que nunca envejece. Sabe prestarle voces a sus muñecos, siempre tiernas
y entonadas.
En esa época, Alicia Morel se relaciona con las escritoras que escriben libros infantiles,
entre ellas, Marcela Paz, Maité Allamand y Chela Reyes con quienes funda la sección IBBY de
Chile el año 1964 para promover la buena literatura infantil. Junto con participar en las reuniones
y actividades literarias, dirige la revista infantil «El Volantín» y fomenta concursos literarios entre
los niños. Escribe la novela El Jardín de Dionisio en 1965. Pocos años más tarde, en 1968 se
traslada a vivir a Valdivia, porque su marido William Thayer Arteaga, con quien tiene siete hijos,
ha sido designado Rector de la Universidad Austral de Valdivia. Allí paseará por las riberas del
río Calle Calle y se extasiará con la naturaleza del sur de Chile, recorriendo paisajes y admirando
los notros que florecen de color rojos anaranjado. Escribe cuentos y traduce a Virginia Woof y
a Katherine Mansfield. En el año 1973 regresan a Santiago.
Su experiencia en Valdivia la va a reflejar en los libros El Increíble mundo de Llanca (1977)
y Viaje de los duendes al otro lado del mundo (1988).
Su actividad literaria es incansable: publica Perico trepa por Chile (1978) en coautoría con
Marcela Paz, Cuentos Araucanos, la Gente de la Tierra (1983) Polita va a la escuela (1985) La
flauta encantada (1986), Variaciones Literarias (1990), La Hoja Viajera, Hagamos
títeres, Cuentos de tesoros y monedas de oro (1991), Una aguja y un dedal, De día y de
noche (1992), Cuentos de la lluvia (1993) y muchos otros. Durante estos años, participa en
encuentros literarios, Seminarios de Literatura y conferencias de literatura. Recientemente
publicó a los 89 años su libro Espejos paralelos (2010).Este libro de carácter autobiográfico gira
en torno a los distintos puntos de vista que tienen los hermanos respecto de una misma realidad,
ya que cada uno recuerda un mismo hecho de forma diferente.
Alicia Morel recibió un homenaje a su carrera profesional en el marco del Primer Congreso
Iberoamericano de la Lengua y la Literatura Infantil en el Museo de Bellas Artes de Santiago de
Chile, en febrero del 2010.

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