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BALLET, VANGUARDIA,

ESCÁNDALO
Una de las melodías más reconocibles de la
música de finales del XIX, es el principio de
Preludio a la siesta de un fauno de Claude
Debussy
Considerado por compositores como Pierre
Boulez como “ el inicio de la música moderna”,
ilustra el poema de mismo nombre escrito por
Mallarmé, en el que un fauno se despierta
sensualmente de su siesta
En 1912 la compañía rusa de Diaghilev hizo la coreografía
para un ballet inspirado en esta obra.”La siesta del fauno”
provocó un escándalo mayúsculo cuando fue presentado por
primera vez en París, por su erotismo explícito y su radical
alejamiento de la tradición del ballet clásico
Pero no fue este el último ballet
capaz de provocar un escándalo
entre la conservadora sociedad
burguesa de la época, al año
siguiente, otra vez la compañía de
los Ballets rusos de Diaghilev le
encarga a Igor Stravinsky la
composición de la música para un
ballet que se llamará “La
consagración de la primavera”.
Igor Stravinsky, uno de los compositores
más importantes del siglo XX, era
entonces un nombre poco conocido,
pero el encargo de Diaghilev le hizo
saltar a la primera plana de todos los
periódicos parisinos
La consagración de la primavera tenía como argumento una serie de rituales
primitivos que se hacían en Rusia para celebrar la llegada de la primavera, y en la
segunda parte del ballet se ofrece el sacrificio de una joven que bailaba hasta
morir.
La música de Stravinsky era novedosa y a la vez primitiva, usaba en ella ritmos y
disonancias antes no escuchados, también la orquestación está pensada para
producir efectos violentos.
También la coreografía del ballet reforzaba el primitivismo de la historia abriendo un
camino hacia la danza del siglo XX
El estreno de “La consagración” fue uno de los escándalos sobre los que más
se ha escrito en la historia de la música. Aunque la corriente de los modernos
apoyaba la obra, los postrománticos estaban en contra.
Como relata Gertrude Stein sobre el día del estreno:

Era literalmente imposible, durante toda la


interpretación, oír el sonido de la música. Nuestra
atención se veía constantemente distraída por el
hombre del palco de al lado del nuestro que agitaba
su bastón y, finalmente, en un violento altercado con
un entusiasta sentado en el palco de al lado del suyo,
su bastón aterrizó y destrozó el sombrero de copa que
el otro acababa de ponerse a modo de desafío. Todo
era increíblemente violento

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