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Universidad Nacional de Colombia

Departamento de Historia- Maestría en historia

Reseña: “Sobre la Historia”. Eric Hobsbawm

Seminario teórico- Mauricio Archila

Cesar Andrés Casas Murillo

Eric Hobsbawm es uno de los pensadores más grandes que han tenido todas las
disciplinas de las ciencias sociales (no únicamente la historiografía) durante el
último siglo pues sus aportaciones son de gran talante para la comprensión de los
problemas sociales, las variables y las realidades que hacen parte del entramado
entendido como sociedad.

“Sobre la historia”, editado en 1998, hace parte de la extensa producción


intelectual que tuvo Hobsbawm durante toda su carrera y es un compendio de
muchas conferencias, charlas e invitaciones académicas que recibió el autor
durante su carrera en distintos lugares del mundo, convertidos a ensayos en este
libro. El alcance de sus disertaciones en las mejores instituciones educativas del
planeta (Estados Unidos, Inglaterra, Europa Central, Italia, entre otros) es una de
las muestras de la importancia que ha tenido el pensamiento marxista para la
interpretación del pasado.

Desde el principio del texto en la antesala a los primeros capítulos, (ponencias en


Budapest y Oxford) el autor nos presenta su postura de manera clara: “La
concepción materialista de la historia de Marx, sigue siendo la mejor guía de la
historia”.1 La intención de realizar esta precisión, corresponde a la vocación que
tenía Hobsbawm de concebir la historia como una disciplina convergente y no
separada.

Como parte de su primer capítulo, debido a que era una conferencia realizada en
Budapest, el autor no duda en comenzar por unas referencias históricas y la idea
de que ningún lugar de Europa Central se ha pensado como el centro de dicho
centro; se explica puesto que “la historia de los países atrasados es la estrategia
de alcanzar a los más desarrollados mediante la estrategia de la imitación” 2. Sin
embargo, las ideas relevantes del capítulo están en dos caminos: primero, el
pasado legitima. Su argumento es que tiene fundamento en la historia y cuando no
es adecuado, suele inventarse basado en el anacronismo (particular de los
nacionalismos).

1
Eric Hobsbawm, Sobre la historia. Barcelona: Crítica, 1998. p. 6
2
Ibíd., p.15.
Lo segundo, es respecto a las responsabilidades que tenemos como historiadores:
primero, responder respecto a los hechos históricos plausibles. Segundo, criticar
todo abuso que se haga desde a historia desde lo político-ideológico. Tercero,
más que como una responsabilidad, es un deber del historiador el saber leer bien
para estar bien parado frente a la intolerancia.

En el segundo capítulo, podemos encontrar dos afirmaciones importantes: acerca


del uso social del pasado y respecto al objeto de estudio del historiador. De aquí,
nace el elemento central a analizar: la innovación en la ciencia. La define como “el
progreso a un tiempo inevitable y aconsejable”.3 Igualmente, esto generó dos
problemas: el pasado como genealogía y el pasado como cronología.

La solución planteada corresponde con que lo que atañe realmente al historiador y


es la diferencia entre el presente y determinadas circunstancias, por lo que puede
tenerse un sentido del pasado como patrón o modelo para el primero a partir de un
depósito de experiencia, sabiduría y preceptos morales.

El quinto capítulo recoge una serie de preguntas que se plantea el autor acerca de
los avances y adaptaciones al movimiento temporal que ha tenido la historia. En
este caso, recoge algunas de las ideas sobre el progreso planteadas en el capítulo
anterior mientras realiza un recorrido de la disciplina, los distintos cambios que la
han acompañado desde finales del siglo XIX y la situación de la investigación
histórica.

El sexto capítulo, recoge el cambio que ha habido en la disciplina desde la


concepción de la historia social a la historia de la sociedad. Hobsbawm enumera
algunos elementos propios de la historia social (movimientos sociales, visión
residual de la historia social) como la parte importante de la misma puesto que
combina la historia económica con aspectos sociales. Las ideas sobre el marxismo
en la historia empiezan a aclararse y ser más concretas: “(…) seríamos insensatos
si descuidamos la práctica del pensador que ha definido o sugerido la serie de
cuestiones históricas que hoy atraen a los científicos sociales”4.

Luego vienen el séptimo y el octavo capítulo (bisagras del análisis), referentes a


las relación entre historia y economía, más específicamente, entre la historia
económica y la ciencia económica. Es una discusión de fondo pues Hobsbawm
era un historiador con gran vocación de economista social. El primer argumento
fuerte es que la historia no es una economía retrospectiva (cliometría), pues la
economía es una ciencia social aplicada. El autor toma la discusión de la
separación entre las dos líneas desde una reconciliación necesaria, pues “La

3
Ibíd., p. 30.
4
Ibíd., p. 90.
economía, divorciada de la historia, es como un barco sin timón. Y los
economistas sin historia, no tienen claro hacia dónde navega el barco.”5

Indicaba que era una bisagra del análisis puesto que los dos próximos capítulos, el
décimo y el undécimo, son las justificaciones claras y específicas del autor
británico hacia los aportes de Marx a los historiadores y en específico, sus aportes
a la construcción de la historia como ciencia.

El capítulo décimo planta el argumento sobre una crítica al positivismo: indica que
tenían poco para decir acerca de los fenómenos que caracterizan a la sociedad
humana. Por lo tanto, el ímpetu para la transformación de la historia es tomado
desde Marx. Sin embargo, el autor nos indica que hay dos interpretaciones de él:
una vulgar (que no representa el pensamiento maduro y riguroso de Marx) y otra
netamente marxista. El problema se plantea porque el marxismo vulgar ha sido el
grueso de la influencia marxista en la historiografía marcando únicamente la
influencia del alemán, más no una conexión especial y real con su pensamiento.

El undécimo, es la justificación teórica y la exposición del núcleo de pensamiento


de Marx: el materialismo histórico. La conclusión de nuestro autor es muy clara:
“Marx sigue siendo la base esencial de todo estudio apropiado de la historia,
porque sólo él ha tratado de formular un planteamiento metodológico de la historia
en conjunto, así como considerar y explicar la evolución social de la humanidad.” 6
Un buen historiador marxista más que comentar a Marx, lo que utiliza son sus
métodos y herramientas científicas.

De los capítulos catorce al dieciocho, el autor realiza anotaciones específicas


importantes sobre temas relevantes para la historia como disciplina: las tendencias
posmodernas, la historia narrativa, la historia de Europa y el presente. Sin
embargo, el más relevante es el capítulo dieciséis referente a la denominada
“Historia desde abajo” de la cual George Rudé fuera precursor. En este capítulo el
autor nos demuestra su admiración y valoración positiva hacia esta corriente ya
que llegó a preguntarse por las condiciones vitales y culturales de las personas.

Los últimos dos capítulos del libro, son un cierre magistral. En ambos, toma temas
importantes para la historia respecto a las confrontaciones bélicas y el manejo de
los derechos humanos en el mundo. La efectividad de estos temas (los más
pertinentes para la actualidad del pensamiento de Hobsbawm) se comprende en
algo que demarcó él mismo durante todo el libro: la historia nos debe ayudar para
entender los problemas del presente y de acuerdo a un diagnóstico de situaciones
pasadas, ayudarnos a dilucidar lo que podría suceder mañana.

5
Ibíd., p. 116.
6
Ibíd., p. 172.

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