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Cuestiones filosóficas de la Psicología Crítica.

Thomas Teo

[Fuente: Teo, T. (2012). Philosophical Concerns in Critical Psychology. En D. Fox, I.


nd
Prilleltensky & S Austin (Eds.), Critical Psychology. An Introduction (2 ed.) (pp. 36-53).
London: Sage. Traducción al castellano de Ana María Talak (2015). Cátedra de Psicología
II, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de La Plata.]

Temas del capítulo


. La psicología como ciencia problemática
. Cuestiones ontológicas y el objeto de estudio de la psicología
. Cuestiones epistemológicas y la metodología de la psicología
. Cuestiones ético-políticas y la praxis de la psicologia
. Cuestiones actuales para la psicología crítica

La psicología como ciencia problemática


Un campo académico de estudio es problemático cuando no trata, y mucho
menos aún resuelve, cuestiones básicas. Este ha sido el caso de la psicología, la
cual ha excluido o ha descuidado problemas clave, o bien, hace como que no
existen. En este capítulo se mostrará que hay tres cuestiones interrelacionadas
que hacen problemática la psicología: a) una comprensión limitada de las
complejidades del objeto de estudio de la psicología y de su ontología; b) una
preferencia por una epistemología y metodología selectivamente estrechas; y c)
una ausencia de reflexión (de pensamiento crítico) sobre las cuestiones ético-
políticas y la praxis de la psicología.
Sería inexacto decir que estos problemas reflejan solo preocupaciones
contemporáneas. En realidad, desde sus orígenes institucionales como campo de
estudio independiente, la psicología ha tenido que enfrentar críticas (véase, Teo,
2005; Woodward & Ash, 1982). Una de las críticas más influyentes en el siglo XVIII
fue realizada por Inmanuel Kant, quien sostuvo que el estudio del alma –esto era lo
que significaba originalmente el término psicología– no podía ser científico-natural
porque la psicología no se podía convertir en una auténtica disciplina experimental
como la física. En su lugar, proponía que el campo se limitara a ser una
descripción del alma y se focalizara en la noción de agencia moral, la capacidad de
la persona de actuar intencionalmente de acuerdo con principios morales.
En el siglo XIX, la psicología se transformó de una disciplina filosófica en
una disciplina científico-natural. La adopción de los principios y métodos de las
ciencias naturales significó que la psicología académica principal dejó de lado
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temas psicológicos genuinos como subjetividad –experiencias personales,


subjetivas y los significados que los seres humanos atribuyen a esas experiencias.
Esta transformación tuvo orígenes intelectuales, y, más importante, socio-
históricos: cuando la psicología emergió como una disciplina y fue luchando por
dinero, poder y reconocimiento, parecía más promisorio que se alineara con las
ciencias naturales altamente exitosas que con las ciencias humanas
aparentemente ambiguas, como la historia (Ward, 2002). Después se esperaba
que las ciencias naturales valoraran la psicología si esta se comprometía con
temas ostensiblemente objetivos como conducta más que con las nociones de
alma o experiencia humana. Este sentimiento de establecer la psicología como
una disciplina rigurosa fue tan fuerte que incluso Sigmund Freud trató el
psicoanálisis como una ciencia natural (véase Habermas, 1968/1972).
Este intento de establecer la psicología como una ciencia natural como la
física condujo a muchas críticas e incluso a lo que se conoce como las discusiones
sobre la crisis dentro de la psicología. De hecho, el primer libro sistemático sobre
la crisis de la psicología fue publicado por Willy (1899), quien desafió los
programas de investigación dominantes de orientación científico-natural de su
época. Identificó como fuentes de la crisis de la psicología un edificio teórico
especulativo y una metodología inadecuada. La literatura sobre la crisis siguió
creciendo desde los años 1920-1930 y nuevamente desde los años 1960 y 1970
(para una perspectiva general, véase Goertzen, 2005). Una crítica de la falta de
relevancia ético-política de la psicología también puede encontrarse en el siglo XIX
cuando Beneke (1845) sugirió que la psicología podía ayudar a superar los
tumultos políticos, sociales y religiosos. Desafió el foco de la psicología principal en
la teoría más que en la práctica, y se quejó de que la psicología alemana
rechazara ocuparse de la realidad social.
Una pregunta relevante en un libro sobre psicología crítica es la siguiente:
¿Deberían llamarse psicologías críticas todos los enfoques que brinden una
evaluación crítica de la psicología principal? Un concepto general de psicología
crítica incluiría todos los enfoques que critiquen el objeto de estudio, la
metodología o la praxis de la psicología, o una combinación de ellos. Un concepto
específico de psicología crítica, por otro lado, incluiría abordajes escépticos con
respecto a la corriente principal que den prioridad a las dimensiones ético-políticas
de la praxis. Uso el término praxis en contraste con el término práctica, para
enfatizar la naturaleza política de la actividad humana en todas las áreas
aplicadas. Además, debe mencionarse que mientras algunos psicólogos usan el
nombre de psicología crítica para referirse a su propia posición en psicología
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(véase Fox y Prilleltensky, 1997; Hook, 2004; Sloan, 2000; Walkerdine, 2002),
otros críticos de la corriente principal no usan ese término (por ejemplo, algunos
psicólogos construccionistas sociales o feministas).
Los enfoques prominentes en la psicología crítica son: la psicología
histórico-cultural, la psicología feminista, el construccionismo social, y más
recientemente, las críticas postcoloniales. Todos estos abordajes han nutrido la
literatura crítica sobre las limitaciones de la corriente principal. Por ejemplo, los
abordajes marxistas podrían interesarse en el rol de las compañías de seguro en el
desarrollo de los manuales de diagnóstico; los abordajes feministas podrían
cuestionar las generalizaciones de los modelos de desarrollo basados
exclusivamente en participantes masculinos; los construccionistas sociales podrían
detenerse en el rol de la persuasión en la producción de teorías psicológicas
dominantes en una cultura; y los expertos poscoloniales podrían preguntar por la
significación de las teorías y las prácticas europeas y americanas para contextos
africanos. Incluso, estas diferentes críticas proporcionan abordajes alternativos,
algunos de los cuales a veces son contradictorios entre sí.

Cuestiones ontológicas y el objeto de estudio de la psicología


En filosofía, el término ontología se refiere al estudio del ser (el estudio de
las características fundamentales de la realidad). En psicología, los estudios
ontológicos se ocupan de la naturaleza del ‘objeto’ psicológico. ¿Qué deberían
estudiar los psicólogos? ¿Cuáles son las características específicas y definitorias
del objeto de estudio de la psicología? Las discusiones ontológicas abarcan la
definición adecuada de la psicología, su objeto de estudio apropiado, los modelos
para representar la vida mental humana, las metáforas para entender la
subjetividad humana, las teorías sobre la mente humana, las teorías sobre la
naturaleza humana, las relaciones mente-cuerpo, etc.
Es importante recordar la siguiente distinción: la palabra psicología se refiere
a un objeto de estudio, un campo de temas, una disciplina y una profesión. En la
historia occidental la palabra psicología ha sido usada para referirse al estudio del
alma, de la conciencia, de la vida mental, de la conducta, de la experiencia
humana, de la mente o del cerebro, dependiendo de la época y del contexto
cultural. Los temas psicológicos han sido estudiados en la tradición occidental
desde la Grecia clásica, por ejemplo, cuando Aristóteles en su trabajo pionero
Sobre el alma discutió el tema de la memoria. Sin embargo, la psicología como
una disciplina académica independiente no existió antes del siglo XIX, y la
psicología como una profesión se hizo realidad recién en el siglo XX. El término
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‘mainstream psychology’ [que traducimos como “corriente principal de la


psicología”] se refiere a un campo de estudio académico, tal como se enseña y se
investiga en instituciones americanas y europeas, por ejemplo, en las
universidades.
Se discuten aquí algunas cuestiones clave a partir de la consideración de las
suposiciones implícitas en la corriente principal de la psicología sobre su objeto de
estudio. Algunos psicólogos consideran que los modelos más importantes en la
psicología son tecnológicos y que la historia de la psicología es paralela al
desarrollo de la tecnología. Por ejemplo, el modelo de la psicología cognitiva y las
metáforas de la vida mental humana se basan en la computadora, mientras que en
épocas más tempranas de la psicología usaban dispositivos mecánicos más
básicos (por ejemplo, relojes, máquinas de vapor y radios). Los modelos de
máquinas están insertos en una red de suposiciones ontológicas. Una de esas
suposiciones es que una persona reacciona ante un estímulo externo como un
mecanismo; el modelo de la máquina excluye la noción de agencia, la capacidad
de reflexionar, elegir y actuar. Oros modelos en psicología incluyen metáforas
animales que, desde una perspectiva crítica, a menudo descuidan la comprensión
de cómo la vida mental humana difiere de otras formas de vida mental animal.
De este modo, la corriente principal de la psicología opera con un modelo de
la vida mental humana mecanicista, y de ahí, atomístico y reduccionista. Un
concepto mecanicista de la acción humana también parece estar en tradiciones
biológicas como el conductismo. A pesar del compromiso con la perspectiva
evolucionista que asumen varios conductistas, el modelo de la máquina es
dominante en el conductismo porque se asume que el individuo responde a
estímulos. Dividir la vida psicológica en estímulos y respuestas (conductismo) o en
variables independientes y dependientes (la corriente principal de la psicología) es
problemático porque descuida la subjetividad, la agencia, la reflexión y la acción
con sentido en contextos concretos (Holzkamp, 1992; Tolman y Maiers, 1991).
La selección de variables en el contexto de focalizar en aspectos aislados de
la vida mental humana (atomismo) no hace justicia a la integración de la vida
mental humana en los individuos concretos. En vez de mirar la complejidad de la
vida mental, la cual es la fuente de la subjetividad humana, la corriente principal de
la psicología asume que es suficiente estudiar partes pequeñas. Por ejemplo, la
cognición es dividida en la atención, el pensamiento y la memoria. La memoria es
dividida en de largo plazo, de corto plazo, etc. Es reduccionista asumir que las
partes explican en forma suficiente la complejidad de la subjetividad humana; más
aún, esta es una consecuencia del modelo de la máquina. En realidad la
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subjetividad humana es experimentada [experienced] en su totalidad. Desde la


perspectiva del sujeto, la cognición, la emoción, la voluntad (para usar una división
occidental de la vida mental) son en general experimentadas en su conexión en
situaciones concretas de vida y no como partes aisladas. La idea de que
estudiando las partes de un todo es suficiente y de que las partes se encastrarán
juntas en un todo con sentido a través de procesos aditivos está basada en una
visión del mundo limitada. Los críticos sostienen que una psicología que haga
justicia a la subjetividad humana debería comenzar con el nexo entre las
experiencias humanas a fin de entender las partes, y no viceversa (Martin,
Sugarman & Thompson, 2003).
El modelo de la máquina sobre la vida mental humana tiene otra
consecuencia: debido a que conceptualiza la persona en forma individualista y la
sociedad como una variable externa, el modelo ve el individuo y la sociedad como
separados (véase también Parker & Spears, 1996). Raramente los psicólogos se
dan cuenta de que basan sus teorías y prácticas de investigación en un concepto
individualista de la mente. Considérese lo siguiente: el hecho de que se hable una
lengua en particular, digamos el inglés, se ha convertido en parte del self. Pero por
supuesto, si hubiera nacido en Dinamarca con padres daneses, la lengua sería el
danés. También cuenta el paso del tiempo: se pueden producir afirmaciones
únicas en inglés, afirmaciones que no se hayan expresado nunca anteriormente,
sin embargo esas afirmaciones solo tienen sentido porque están incrustadas
dentro de una trayectoria socio histórica. Debido a que la lengua cambia, una
afirmación como “estoy leyendo un capítulo sobre psicología crítica que desafía la
naturaleza problemática de las ideas psicológicas” hubiera sido incomprensible
para las personas que hablaban inglés hace quinientos años. Aunque el lenguaje
puede ser único para un individuo, solamente tiene sentido dentro de una
comunidad más amplia en la cual uno ha sido socializado, una comunidad que
comparte las propiedades lingüísticas de la comunicación. De este modo, es
insuficiente conceptualizar la realidad socio histórica como un estímulo del
ambiente al cual se reacciona; el individuo no es independiente del medio y
viceversa. Para que la psicología contemporánea sea considerada una disciplina
científica, es fundamental representar la subjetividad humana inserta en contextos
sociales e históricos.
En términos de alternativas, varias formas de psicología crítica se han
alejado del concepto individualista y mecanicista de la vida mental humana. Todas
las psicologías críticas promueven una comprensión de la naturaleza de los seres
humanos como activa y social. Los enfoques histórico-culturales han sostenido que
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el medio ambiente, la cultura y la historia no son solo otras variables. El contexto


está entretejido con la tela de la identidad personal. Por ejemplo, Vygotsky (1978)
y sus seguidores han desafiado la naturaleza individualista de la psicología. Uno
de sus conceptos alternativos más conocido es el de zona de desarrollo próximo.
Se basa en la idea de que evaluar un individuo en forma aislada es limitado y de
que es más importante encontrar lo que un niño individual puede aprender bajo la
guía de, y en colaboración con, pares y adultos. Por ejemplo, Vygotsky estaría
menos interesado en el rendimiento en un test de opciones múltiples sobre
métodos de investigación que en cómo se resuelve un problema concreto de
investigación bajo la guía de un mentor o en colaboración con otros estudiantes.
Holzkamp trató de desarrollar categorías básicas para la psicología a fin de
entender las especificidades de la subjetividad humana. Según este autor,
subjetividad significa reconocer la naturaleza social de los seres humanos. Más
aún, la conceptualización de las personas como parte de un contexto económico y
socio histórico más amplio no significa que no se tome en serio al sujeto.
Holzkamp (1984) sugirió que la subjetividad y una psicología desde el punto de
vista del sujeto, que concibe como la única psicología viable, debería ser entendida
literariamente. Por ejemplo, es concebible que para un individuo, beber alcohol sea
la mejor manera de lidiar con sus problemas. Si los psicólogos ya conocen los
resultados de cierta intervención, independientemente del contexto y del individuo,
entonces descuidan la subjetividad del Otro. Por supuesto, esto no implica acordar
con todo lo que el Otro sugiera y haga.
La mayoría de los enfoques feministas reconocen el nexo entre la persona y
la sociedad, y destacan el concepto de subjetividad en contexto. Además, han
señalado que poner el foco en la vida mental significa descuidar el cuerpo (véase
también fenomenólogos como Merleau Ponty, 1945/1962). Esto significa que es
necesario desarrollar teorías corporizadas de la subjetividad, teorías que no
excluyan el cuerpo de la teorización psicológica sobre el objeto de estudio de la
psicología (Bayer & Malone, 1998). Los pensadores construccionistas sociales
también han proporcionado conceptualizaciones de un individuo que no es
independiente de su contexto, sino que está inserto en la sociedad y la comunidad
(Gergen, 1985). Algunos psicólogos con orientación hermenéutica han destacado
el lado activo, dialógico e intencional de una persona (Richardson, Rogers &
McCarroll, 1998).
Una crítica postcolonial comienza con el argumento de que el objeto de
estudio de la psicología es parte de un contexto histórico y cultural más amplio, y
que las teorías que tratan de captar este objeto de estudio son parte de la
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teorización occidental. De este modo, deben ser entendidas como modelos


occidentales de la vida mental humana más que como modelos universales (Teo &
Febbraro, 2003). La pregunta es cómo conceptos desarrollados en Europa y
Norteamérica pueden ser aplicados con sentido a diferentes contextos culturales.
La tarea de los psicólogos de otros países es encontrar teorías, conceptos y
prácticas psicológicas que funcionen en sus mundos de vida más que importar o
exportar las ideas americanas. Por ejemplo, Freire (1970), quien hizo hincapié en
que los aprendices deberían ser tratados como sujetos y no como objetos, y Martín
Baró (1994), quien aplicó las ideas de Freire a la psicología, han desarrollado
categorías que se ocupan específicamente de cuestiones psicológicas en América
Latina.
Wilhelm Dilthey (1976) dividió las ciencias en ciencias naturales y humanas.
Siguiendo su ejemplo, ha habido una discusión creciente sobre la naturaleza de los
conceptos para describir a los seres humanos y la vida mental humana. Danziger
(1997), quien ha enfatizado la construcción social de las ideas y las prácticas
psicológicas, analizó si los conceptos psicológicos tienen un estatus diferente al de
los conceptos científicos naturales. La llamó la diferencia entre clases naturales y
clases humanas. Las clases naturales son objetos y eventos físicos, químicos y
bilógicos, y puede decirse que son diferentes con respecto a las categorías
psicológicas: el estudio del agua o de la formación de una roca es diferente del
estudio del C. I., la congoja o la ‘raza’.
Los psicólogos necesitan entender que los conceptos de la psicología se
construyen en un contexto cultural específico para propósitos específicos. Los
psicólogos de la corriente principal pretenden que los conceptos construidos son
conceptos naturales porque tienen una base empírica. Pero la base empírica no
dice nada sobre el estatus ontológico de un concepto. Por ejemplo, el hecho de
que un cierto número de individuos se identifiquen a sí mismos como británicos no
significa que ser británico sea una variable de clase natural. Las investigaciones
críticas surgieron del hecho histórico de que ciertos conceptos psicológicos han
llegado a ser una realidad en la práctica social aunque su estatus ontológico
resulta completamente problemático (por ejemplo, “raza” o C. I.). Sin embargo,
estos conceptos construidos socialmente se convirtieron en una parte central de
nuestra identidad: una vez que el concepto de C. I. ha sido establecido y se
contesta bien los tests de C. I., llega a ser una parte de la auto comprensión
psicológica. Más aún, al mismo tiempo los conceptos psicológicos como C. I.
pueden también ser entendidos como fuentes de poder y opresión (véase
Foucault, 1966/1970; Rose, 1996).
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Una vez que un concepto ha llegado a ser un fenómeno cultural, es


importante desafiar la familiaridad cultural de un concepto específico y la
socialización en ese concepto, que hace que muchas ideas psicológicas parezcan
auto evidentes cuando, de hecho, ellas se encuentran incrustadas culturalmente.
El proceso de construcción social es fácil de entender cuando conceptos
relativamente nuevos como inteligencia emocional llegan a ser parte de nuestra
auto-comprensión cultural. Los psicólogos críticos también tratan de analizar si
estos conceptos culturalmente incrustados usados en las teorías psicológicas
expresan cierta visión del mundo y son ideológicos (esto es, pueden servir al
interés del poder y el dinero). Por ejemplo, si decimos que una conducta es no
adaptativa en lugar de esta persona está alienada, hemos hecho una elección
teórica con consecuencias para personas específicas (cambio en la persona o el
medio). Los psicólogos perciben la realidad socio-psicológica a través de sus
conceptos.

Cuestiones epistemológicas y la metodología de la psicología


En la filosofía, el término epistemología refiere al estudio del conocimiento.
En la psicología estamos interesados en la naturaleza del conocimiento, las formas
de alcanzar el conocimiento y los significados del conocimiento y la verdad. La
ontología y la epistemología, aunque divididas en este capítulo debido a fines
descriptivos, en la práctica están entrelazadas. Ciertas suposiciones ontológicas y
decisiones sobre lo que los psicólogos deberían estudiar tienen consecuencias
epistemológicas y también metodológicas. Un compromiso con una
conceptualización específica del objeto de estudio implica compromisos
metodológicos específicos y viceversa. Por ejemplo, un modelo de máquina de la
vida mental humana implica una metodología mecanicista, y los resultados
basados en esa metodología aparentemente apoyan el modelo de la máquina,
pero en realidad están implicados en él (un ejemplo de la vida cotidiana: si se tiene
un martillo, entonces se piensa que todo lo que se ve necesita ser martillado). Esta
relación entre ontología y epistemología no se reconoce en la corriente principal de
la psicología y, así, resulta una cuestión problemática para la disciplina.
Desde una perspectiva crítica, se podría exigir que las especificidades de un
objeto o un evento (en la psicología, sería la vida mental o la subjetividad en
contexto) demandan y necesitan metodologías apropiadas. Parece trivial sugerir
que si los investigadores están interesados en las bases biológicas de la memoria,
entonces necesitan usar una metodología biológica, científico-natural; sin
embargo, si están interesados en estudiar el contenido significativo subjetivo de la
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memoria, entonces necesitan una metodología que pueda hacer justicia a este
objeto de estudio (por ejemplo, enfoques hermenéuticos que enfaticen la
comprensión del significado). No obstante, la corriente principal promueve la idea
de que una metodología científico-natural puede y debe ser aplicada
incuestionablemente a todas las áreas de investigación. Esta suposición tiene sus
raíces intelectuales en el fisicalismo del positivismo, desarrollado en la primera
mitad del siglo XX, el cual sugería que todo en el mundo empírico podía ser
estudiado con los conceptos y los métodos de la física.
Tal como se enseña en la mayoría de las universidades del mundo y como
se expresa en la mayoría de los libros de texto, la psicología está comprometida
con una metodología científico-natural, experimental-estadística o empírica-
estadística. Operacionaliza la mayoría de los conceptos como variables
(independientes, dependientes, mediadoras). En realidad, la psicología tradicional
es una psicología de variables (Holzkamp, 1991). Desde un punto de vista
histórico, se puede reconstruir el cambio de una ciencia que, interesada en el
porqué de los fenómenos psicológicos, pasó luego a la exploración de la relación
funcional entre variables. Por ejemplo, los psicólogos no estudian el porqué del
desempleo en la vida de una persona, lo cual incluiría un análisis del problema
como una cuestión socio-histórica. En cambio, la corriente principal de la
psicología mira la relación entre la variable del desempleo y otras variables tales
como bienestar, depresión, autoestima, personalidad, etc. Esta relación funcional
es entendida en la psicología como causal o correlacional, dependiendo de la
naturaleza del diseño de investigación.
Dentro de la lógica de la investigación psicológica de la corriente principal,
típicamente, se ha sugerido que los psicólogos deben formular hipótesis derivadas
de teorías (las hipótesis tienen como marco, y son entendidas dentro de,
argumentos teóricos); las hipótesis deben expresarse como enunciados de leyes
(si – entonces); teorías y métodos deben formalizarse; las hipótesis deben ser
puestas a prueba usando observaciones y mediciones confiables, válidas y
objetivas; y, en base a los resultados de la hipótesis puesta a prueba, los
psicólogos pueden proporcionar modelos de explicación y predicción nomológico-
deductivos (cobertura legal) o estadísticos. Muchos psicólogos de la corriente
principal consideran que el mejor experimento o el más efectivo es el que aporta
conocimiento a la disciplina. Dentro de una metodología cuantitativa, la psicología
ha desarrollado una variedad de métodos (por ejemplo, análisis de la varianza,
análisis factorial, etc.).

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Sin embargo, como ya se señaló, los temas psicológicos como la memoria


pueden ser estudiados tanto desde una perspectiva científico-natural como desde
una perspectiva científico-humana. Si se miran las bases fisiológicas de la
memoria, sus funciones, principios y divisiones, no se está interesado
necesariamente en una memoria individualmente desarrollada en contexto, en el
contenido de la memoria. Tal como lo saben los psicólogos clínicos, la memoria
singular de una persona, de sus experiencias pasadas que dan sentido a la
identidad y la acción forma parte de una trayectoria histórico-cultural, y, como tal,
es el tema para una perspectiva científico-humana. Desde una perspectiva
disciplinaria, se podría argumentar que el estudio del significado de la memoria es
tan importante como la investigación de las bases fisiológicas de la memoria. No
obstante, la dimensión subjetiva de la vida mental humana y la subjetividad en
general han sido descuidadas en la psicología y excluidas en la ontología de la
corriente principal, y de este modo no encuentran la forma de volver a ser tenidas
en cuenta en la metodología. La investigación cualitativa que tiende a centrarse en
el contenido de la subjetividad humana aún está muy marginalizada en la
metodología de la corriente principal.
Desde Kuhn (1962), los historiadores de la ciencia han hecho hincapié en la
diferencia entre lo que se supone que hacen los investigadores y lo que realmente
hacen. Pensadores críticos como Koch (1985) atacaron la idea de que la
psicología proporciona leyes psicológicas, argumentando que, a pesar de la
orientación científico natural de la disciplina por más de cien años, a pesar de los
cientos de miles de experimentos, y a pesar de la gran acumulación de escritos
muy técnicos, sería difícil encontrar afirmaciones en la psicología que puedan
contar como ley natural, como las leyes en las ciencias naturales, o en el sentido
de ser válidas universalmente. El hecho de que la psicología falle en ser una
ciencia que proporcione leyes, podría darnos una pausa para reflexionar sobre si la
metodología predominante hace justicia a su objeto de estudio.
No obstante, como se señaló anteriormente, ciertos compromisos
ontológicos y metodológicos no se pueden resolver mirando solo las deficiencias
internas de la disciplina. La ciencia es también una empresa social y debe ser
entendida en el contexto del poder, el dinero y el prestigio. La disciplina, que luchó
para obtener la aceptación en la academia y en el público, se asociará más al uso
de instrumentos de bronce y acero que tenían una sofisticación mecánica y se
asociaban con la ciencia; así, adopta los guardapolvos blancos de los científicos
en el laboratorio, y se apoya en máquinas complejas como las computadoras y las
máquinas fMRI. Por supuesto, también fue importante sugerir que las mediciones
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psicológicas tienen el mismo estatus que las mediciones físicas. Los críticos de
este enfoque sostienen que el uso de esa parafernalia científico-natural no
convierte realmente la psicología en una ciencia a pesar de que se pretenda
hacerlo (véase también Politzer, 1994).
El foco puesto en la metodología más que en el objeto de estudio ha
conducido a una actitud epistemológica que llamo metodologismo (Teo, 2005).
Este término refiere a una práctica de investigación en la cual el objeto de estudio
es secundario y tiene primacía el método. Otros autores han usado términos
similares: metodolatría (Bakan, 1967), el culto al empirismo (Toulmin & Leary,
1985), y el imperativo metodológico (Danziger, 1985). Metodologismo significa que
la metodología experimental-estadística o empírica-estadística se aplica a todas
los problemas de investigación. Así, si una metodología prescribe qué pueden
estudiar los psicólogos, la investigación queda limitada innecesariamente.
Psicólogos críticos como Holzkamp (1991) argumentan que la adecuación de la
metodología al objeto de estudio tendría que ser un criterio central: en la medida
en que no se conoce la adecuación de la metodología, el valor científico y todos
los demás criterios de objetificación no tienen ningún valor. Para ilustrar esto,
considérese lo siguiente: el mejor termómetro del mundo no tiene ningún valor
para medir la velocidad.
El metodologismo de la psicología conduce a una teoría metodológica del
conocimiento: en lugar de preguntar sobre la naturaleza del conocimiento en
psicología –como por ejemplo, si los estudios serán válidos en cien años y válidos
en todas las culturas (deberían si encontramos relaciones causales que puedan
ser generalizadas en una ley natural)–, se supone que aceptando y siguiendo las
reglas metodológicas y metódicas establecidas por la disciplina, transmitidas y
mejoradas por generaciones exitosas de psicólogos, conducirá automáticamente al
conocimiento psicológico. Esta teoría metodológica del conocimiento también evita
preguntas críticas sobre el propósito de la investigación: ¿qué intereses
personales, sociales, económico-políticos, están involucrados en la ejecución de
cierto estudio? ¿Quién se beneficia de los resultados? Los psicólogos críticos no
piensan que la metodología sea independiente del objeto de estudio e
independiente del contexto socio histórico en el cual emerge.
El metodologismo de la psicología científico-natural conduce a varios sub-
problemas. Para una perspectiva crítica, así como también para una perspectiva
científico-humana, el experimento en psicología tiene un valor limitado dada la
naturaleza del objeto de estudio, el cual incluye la agencia de persona insertadas
en contextos socio-históricos. Incluso Wilhelm Wundt, aún considerado como el
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padre de la psicología experimental moderna, era consciente del valor limitado del
experimento. Por eso, bregó por una psicología que incluyera el contexto socio
histórico y usara lo que podríamos llamar métodos cualitativos (véase Danziger,
1990).
Un experimento solo puede capturar lo que entra dentro de su marco teórico
y metodológico. Por ejemplo, si me pongo de pie como un participante (o “sujeto”)
en un experimento y digo que la tarea que me piden no tiene sentido para mí, soy
excluido de los datos como un error. Así, mi reacción –basada en una inquietud
legítima– es excluida. El experimento necesita un participante voluntarioso y de
buen comportamiento, pero en la realidad social, los seres humanos pueden
ponerse de pie y cambiar el mundo, o, al menos, sus mundos de vidas. Esto no
puede ser capturado en un experimento. El experimento usa variables y mira la
relación funcional (causal) de variables aisladas, pero en el mundo real, todos los
factores que habían sido excluidos en el experimento emergen y juegan un rol en
la acción humana (Holzkamp, 1972). Por eso, los estudios de psicología a menudo
no tienen relevancia práctica, dejan de lado la relevancia emancipadora, que es
una cuestión crucial para muchas psicologías críticas. La relevancia emancipadora
significa que la investigación debe contribuir a cambiar situaciones sociales
opresivas.
Hay una extensa literatura que aborda las críticas a la identidad de la
corriente principal de la psicología como una ciencia que supuestamente
proporciona leyes universales, explicaciones y predicciones. Además, algunos
críticos han argumentado que la psicología confunde razones con causas, y que la
puesta a prueba empírica de las hipótesis no es una prueba, sino la aplicación de
buenas razones (¿tu decisión de estudiar psicología crítica es causada o tienes
razones para hacerlo?) y que los enunciados–si–entonces tienen el carácter de
una implicación (para algunas de estas complejas cuestiones, véase Smedslund,
1988). El argumento de confundir las razones de los seres humanos por causas
físicas señala otra cuestión importante: el déficit hermenéutico de la psicología
(véase Teo, 2008). Debido a que la corriente principal excluye los métodos
hermenéuticos (métodos que enfatizan una comprensión de la subjetividad
humana), los psicólogos a menudo no son conscientes de los problemas que se
relacionan con las suposiciones que están presentes en el establecimiento y la
interpretación de los datos. Las interpretaciones imparten sentido a los datos y
vuelven comprensibles los resultados, para los autores mismos, para los pares y
para una audiencia general y los medios masivos. Las interpretaciones permiten
entender mejor los datos, que lo que ellos presentan por sí mismos. La retórica de
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la corriente principal sobre los “hechos” psicológicos dice que los hechos hablan
por sí mismos, aun cuando esos “hechos” o “conocimiento empírico” contienen
datos e interpretaciones.
Este déficit hermenéutico se hace más claro en el contexto de la
interpretación de las diferencias de grupo (por ejemplo, diferencias de género o de
“raza”). Sostengo que se comete una violencia epistemológica cuando la
interpretación de los datos (no los datos en sí mismos) conduce a enunciados que
construyen grupos marginados como inferiores, restringen las oportunidades de los
grupos marginados y conducen a recomendaciones aversivas para los grupos
marginales. Por ejemplo, si un investigador sostiene que una diferencia de género
en las posiciones académicas en universidades de elites se debe a capacidades
inferiores de las mujeres, entonces este investigador ha cometido violencia
epistemológica (porque los datos no determinan esta interpretación, porque son
posibles interpretaciones alternativas, y porque esta interpretación tiene
consecuencias negativas para las mujeres). Desgraciadamente, como se describe
en detalle en otros capítulos, la psicología tiene una larga historia de
interpretaciones inválidas sobre las diferencias de grupo, al considerar a las
mujeres, minorías étnicas, gays y lesbianas, personas con discapacidades, y
personas con bajos ingresos, entre otros.
En términos de alternativas, los psicólogos críticos continúan usando
metodologías que intentan hacer justicia al objeto de estudio, metodologías que
capturan la naturaleza intencional, orientada por el sentido y activa de la vida
mental humana inserta en contextos socio-históricos. Algunos psicólogos críticos
han incorporado el psicoanálisis, el enfoque mejor conocido que no excluye la
subjetividad de la investigación (véase Parker, 2003). Investigadores críticos
también enfatizan el potencial transformador de la investigación: esto significa que
la investigación no solo se refiere al estatus quo, sino también proporciona
conocimiento sobre cómo cambiarlo.
Aunque no existe consistencia metodológica en las distintas psicologías
críticas, a menudo se puede encontrar la idea de que los métodos cualitativos son
más apropiados para entender la subjetividad humana que los métodos
cuantitativos. Sin embargo, es evidente que ciertas cuestiones deben ser
encaradas desde un punto de vista cuantitativo, y más aún, que los métodos
cuantitativos pueden ser críticos y pueden desafiar el estatus quo (véase Martín-
Baró, 1994). Por ejemplo, si alguien argumenta que los hombres interrumpen a las
mujeres más a menudo que viceversa, se puede comenzar con un método
cuantitativo a fin de medir la frecuencia de interrupciones realizadas por hombres y
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Thomas Teo

por mujeres. De este modo, los métodos cuantitativos no son inherentemente


problemáticos porque el uso de los métodos depende del objeto de estudio, de la
pregunta específica o de la cuestión particular. El problema no es la utilización de
métodos cuantitativos; el problema es dar primacía a una metodología científico-
natural sin considerar el “objeto”. Las limitaciones de un enfoque cuantitativo para
muchas cuestiones psicológicas se han convertido en la fuente de muchas
alternativas.
Las investigadoras feministas han identificado la ideología de la metodología
científica de la corriente principal como sesgada masculinamente. En su clásico
estudio, Keller (1985) exploró la asociación entre objetividad y masculinidad, y
defendió la tesis de que la investigación científica estaba basada en discursos,
ideas, metáforas y prácticas masculinas. Ella argumentó que el énfasis en el poder
y el control, esparcido en la retórica de la historia de la ciencia occidental,
representó la proyección de una conciencia masculina. El lenguaje de la ciencia
expresó una preocupación por el dominio, y una relación adversa con la
naturaleza. Esta autora señaló que la ciencia dividió la realidad en dos partes, el
conocedor y lo conocido, con un conocedor autónomo en el control, distanciado y
separado de lo conocido. Según Keller, la separación masculina de científico y
objeto de estudio se oponía a la idea femenina de conexión y al mismo tiempo
reforzó creencias sobre el carácter naturalmente masculino de la ciencia. En su
lugar, ella propuso una investigación que enfatice una conexión con el participante
y que no excluya las experiencias auténticas de los participantes. Obviamente,
dentro de tal marco se prefieren los métodos cualitativos.
En los enfoques histórico-culturales en el área de la psicología educacional,
la investigación en evaluación, enseñanza y aprendizaje ha sido entendida como
holística. Por ejemplo, en los modelos de co-enseñanza todos los interesados
participan en el diseño de un curriculum como así también en las prácticas reales
de enseñanza (véase Roth & Lee, 2007). Tal proceso proporciona una base de
teorías en la praxis –un método que ha sido aplicado a los trabajadores sociales y
otras profesiones. Según la psicología crítica alemana, la investigación debe ser
capaz de capturar el punto de vista del sujeto [standpoint of the subject]. Esto
significa, por ejemplo, que en la psicoterapia es menos interesante investigar
cómo una psicoterapia da forma a una persona que cómo una persona contribuye
a su propio cambio (Dreier, 2007).
Los pensadores construccionistas sociales o postmodernos (la etiqueta
puede ser problemática), como Michel Foucault, han inaugurado varios métodos
de análisis del discurso. El análisis crítico del discurso, un método que se centra en
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Cuestiones filosóficas de la Psicología Crítica

el análisis del lenguaje escrito o hablado, entiende el lenguaje como una práctica
social que está impregnada de sesgos. Este método opera basado en la idea de
que el lenguaje a menudo se incrusta en prácticas ideológicas, opresivas o de
explotación. El análisis del discurso hace posible, por ejemplo, reconstrucciones
históricas de cómo la personalidad múltiple se convirtió en un objeto de discusión
académica (Hacking, 1995), así como también el análisis de discursos específicos,
como por ejemplo los discursos racistas (Van Dijk, 1993). Foucault (1977) también
proporcionó sugerencias sobre un análisis de las prácticas no discursivas: por
ejemplo, un análisis de la arquitectura de la prisión permite una comprensión del
trabajo del poder en el contexto de subjetividad humana y de las relaciones
interpersonales.
En el enfoque de Martín-Baró (1994), la epistemología está entrelazada con
la praxis crítica. Sugiere que la psicología debe basar la producción de
conocimiento en las necesidades de liberación de la gente oprimida de América
Latina. Esto quiere decir que el conocimiento debe generarse aprendiendo del
oprimido: la investigación debería mirar los procesos psicosociales desde la
perspectiva del dominado; la psicología educacional debería aprender desde la
perspectiva de los analfabetos; la psicología industrial debería comenzar con la
perspectiva del desempleado; la psicología clínica debería guiarse por la
perspectiva del marginado. ¿Qué significa la salud mental desde la perspectiva de
alguien que vive en un vertedero de la ciudad? Martín-Baró propone un cambio
epistemológico desde el poderoso hacia el oprimido, y recomienda la investigación
acción participativa (véase más adelante). Se debe mencionar que las ideas
feministas, socio-históricas, postmodernas y postcoloniales pueden integrarse en
una significativa metodología del oprimido (Sandoval, 2000).

Cuestiones ético-políticas
La práctica psicológica está interconectada con la epistemología y la
ontología. Si se asume que los seres humanos actúan como máquinas, entonces
la práctica enfatizará el control, la manipulación y las tecnologías. Si se
conceptualizan los seres humanos como agentes que producen sentido
incrustados en contextos sociopolíticos, entonces la práctica llamará la atención
sobre la acción y la agencia humanas. Me centraré aquí en una cuestión: el énfasis
puesto en el control y en la adaptación descuida el potencial emancipador de la
psicología. La psicología ha sido una disciplina extremadamente exitosa en Europa
y en Norteamérica en términos de expansión académica y profesional. Sin
embargo, el éxito no implica necesariamente la cualidad ético-política de esta
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Thomas Teo

práctica. Las prácticas psicológicas a menudo incluyeron abusos perpetrados por


los poderosos, desde las pruebas de inteligencia como medio de control
inmigratorio en los Estados Unidos (véase el cap. 2 de este libro y Gould, 1981)
hasta la aplicación de técnicas psicológicas para extraer información de
sospechosos de terrorismo (véase el cap. 23).
Aunque es difícil hacer generalizaciones e identificar un contenido
subyacente, los psicólogos de la corriente principal en el pasado y en el presente
han hecho hincapié en que el hecho (lo que es) y el valor (lo que debe ser) son dos
dominios diferentes que deberían mantenerse separados. El problema es que, en
cualquier ciencia social, estos dos dominios están íntimamente entrelazados.
Incluso en la ciencia natural, como las cuestiones del medio ambiente lo muestran
en el calentamiento global, el efecto de la actividad humana sobre el medio no es
solo un hecho, sino algo que tiene implicaciones para la acción. Los psicólogos
críticos desafían la idea de la corriente principal de que no se puede derivar el
debe del es, y que la ciencia debería mantenerse neutra sobre cuestiones y
preocupaciones políticas. En su lugar, la mayoría de los psicólogos críticos ético-
políticos enfatizan que deberíamos derivar el debe del es. Por ejemplo, si la
investigación muestra los efectos negativos de la pobreza en la vida mental,
entonces se debería apuntar a la pobreza y finalmente debería ser abolida; los
psicólogos deberían participar en esa abolición. En términos de injusticia social en
general, los psicólogos críticos se ocupan de las cuestiones de desigualdad y la
convierten en su preocupación de investigación práctica.
Por supuesto, en la práctica la corriente principal es ambivalente sobre las
cuestiones ético-políticas porque la separación del es y el debe no se mantiene
realmente en las organizaciones profesionales, y el público demanda una posición
ética sobre ciertas cuestiones. La American Psychological Association (Asociación
Americana de Psicología), la Canadian Psychological Association (Asociación
Canadiense de Psicología) y muchas otras organizaciones profesionales han
adoptado códigos de ética, a los cuales se ajustan sus miembros. Obviamente, los
valores juegan un rol cuando se hace psicología (véase I. Prilleltensky, 1994).
Desde un punto de vista latinoamericano, Martín-Baró (1994) señaló que una
instancia ético-política y la objetividad no entran en conflicto entre sí. Por ejemplo,
cuando se tortura, sería posible ser ético (y así rechazar la tortura) mientras al
mismo tiempo se mantiene la objetividad (entendiendo las consecuencias objetivas
de la tortura en la vida mental humana).
Foucault no solo escribió sobre el sistema de la prisión sino también llegó a
ser activo en el movimiento de reforma de las prisiones. Este camino se relaciona
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Cuestiones filosóficas de la Psicología Crítica

con la famosa noción de Karl Marx sobre la primacía de la praxis sobre la teoría: la
reflexión intelectual no tendría que ser para interpretar el mundo sino para
cambiarlo. Para Marx, la meta final de toda praxis era cambiar las bases
económicas fundamentales de la sociedad, que percibía como la fuente de la
desigualdad. Un miembro de la teoría crítica de Frankfurt, Max Horkheimer (1992)
abogó también por el fin de la separación entre valor e investigación, conocimiento
y acción, individuo y sociedad. En vez de negar que los valores guíen la
investigación y en lugar de ocultar los intereses, Horkheimer propuso
específicamente valores que guiarían la investigación crítica: una organización de
la sociedad que tuviera en cuenta las necesidades de toda la comunidad y con fin
de terminar la injusticia social. La investigación social crítica debería guiarse por
estas ideas ético-políticas y debería generar conocimiento que tenga una
relevancia emancipadora.
Deben destacarse dos cosas: la corriente principal de la psicología también
está guiada por ciertos valores, comenzando por el valor de neutralidad valorativa;
y la falta de reflexión sobre los valores que guían la propia investigación mantiene
el estatus quo. Los psicólogos críticos han analizado el rol de la psicología en la
mantención del capitalismo, el patriarcado, el colonialismo y la ideología occidental
(por ejemplo, véase Weisstein, 1993). Al no desafiar la corriente principal, la
psicología refuerza el estatus quo, lo cual también significa hacer psicología bajo
los intereses de los poderosos. Esta incrustación de la psicología en la economía
de mercado ha hecho difícil promover la psicología como una ciencia
emancipadora. Incluso la psicología social, que tiene una historia de contribución a
la emancipación, se ha transformado en gran medida en un campo que produce
gran cantidad de datos socialmente irrelevantes.
Para hacer más transparente este argumento sobre la primacía de la praxis
adaptativa de la corriente principal, me gustaría mencionar un ejemplo de la
psicoterapia. Un psicólogo puede trabajar en un ámbito terapéutico con gays y
lesbianas para hacer que su homosexualidad desaparezca (aparentemente). Esto
fue considerado adaptativo por algunas personas en cierta época. Por otro lado, si
trabaja con esos individuos en la transformación de actitudes personales y las
perspectivas sociales, praxis que puede incluir la acción social, puede
considerarse emancipadora. Más que hacer de la homosexualidad un problema, la
psicoterapia se ocuparía de trabajar en los problemas que los homosexuales
enfrentan en una sociedad particular. Una praxis emancipadora no silencia las
necesidades y preocupaciones de la gente que sufre los prejuicios sociales.

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Thomas Teo

En términos de alternativas, el enfoque histórico-cultural, el neo-marxista y


otros abordajes críticos en Occidente han tomado conciencia de la primacía de la
praxis pero a menudo se han mantenido en el medio académico comparativamente
seguro. De este modo, en vez de volverse activos políticamente fuera de la política
corriente principal, muchos teóricos críticos han propuesto que la investigación, si
no emancipadora en sí misma, al menos tendría que tener una intención
emancipadora (Habermas, 1972). De hecho, en el pensamiento crítico se puede
encontrar orientaciones ético-políticas que van de la izquierda liberal progresista
hasta la radical. Muchos psicólogos críticos de la torre de marfil también justifican
la investigación teórica como una opción legítima, porque la producción de
conocimiento se considera una forma de praxis (como la enseñanza) que no es
inferior a las intervenciones concretas en la comunidad para abolir la injusticia
social.
Aunque los marxistas, las feministas y los construccionistas sociales han
desarrollado ideas sobre la unidad de la teoría y la práctica, las consecuencias
más obvias de la praxis pueden ser vistas en los contextos menos desarrollados
económicamente donde la teorización por el fin de la teorización, y la investigación
por el fin de la investigación, deben ser consideradas prácticas complacientes,
dado que están en juego las vidas y las muertes. Otra vez, Martín-Baró (1994)
argumenta que es insuficiente ponernos en los zapatos de la gente oprimida. En su
lugar, aboga por una nueva praxis, que define como una actividad que transforma
la realidad social y nos permite conocer no solo lo que es, sino también lo que no
es, y por medio de lo cual podemos orientarnos a nosotros mismos hacia lo que
debe ser. En consecuencia, el psicólogo es menos un clínico tradicional y más una
fuente para la comunidad, respecto de intervenciones y apoyo en los campos de
discapacidad, salud mental, y uso de drogas, incluso en términos de programas de
desarrollo económico y anti-pobreza.
Para Martín-Baró, no es tanto que la teoría defina los problemas, sino más
bien que los problemas demandan su propia teorización. En consecuencia, él
trabajó con las víctimas de la opresión estatal, asumió roles sociales activos y
trabajó con grupos marginados como un colectivo. Esto permitió una comprensión
del sufrimiento como una cuestión compartida más que como un problema
individualizado. Su opción preferencial por los pobres tuvo influencia en la
formación de sus ideas ético-políticas. El método de praxis concreta que usó ha
sido llamado investigación acción participante pero también creía que necesitaba
ser acompañado por un análisis de la historia y la teoría social de la opresión.
Originalmente, la investigación acción fue introducida en la psicología por Kurt
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Cuestiones filosóficas de la Psicología Crítica

Lewin (1946) quien, motivado por la unidad de teoría y praxis, creía en el poder
transformador de la investigación en la psicología social. Este método de praxis
permite a la vez estudiar y cambiar un problema.
Ciertos campos de la psicología se prestan a intervenciones prácticas
basadas en sistemas ético-políticos progresistas. Por ejemplo, aunque no todas las
partes de la comunidad de la psicología son emancipadoras, algunos psicólogos
críticos están asociados a la comunidad de la psicología (véase Prilleltensky &
Nelson, 2002, y los capítulos 8 y 22 de este libro). La praxis psicológica crítica
concreta también se ha abordado en el contexto del SIDA en África (Hook, 2004) y
en América Latina en términos de distintas formas de psicología de la liberación
(Montero & Christlieb, 2003).

Cuestiones actuales para la psicología crítica.


La reflexión y el reconocimiento críticos de que la psicología es una ciencia
problemática no deberían entenderse como un llamado a abandonar la psicología.
Por lo contrario, constituyen un argumento para transformar la psicología en una
dirección que haga justicia a la complejidad del objeto de estudio, que elija
metodologías para las particularidades de la vida mental incrustada en contextos y
desarrolle ideas y prácticas éticamente responsables que desafíen el estatus quo.
El futuro de la psicología y de la psicología crítica depende de entender que el
mundo está más interconectado. A pesar de las consecuencias negativas de la
globalización económica para muchas naciones, grupos e individuos, se presentan
oportunidades para la teoría y la praxis de la disciplina.
Esta oportunidad puede describirse como internacionalización (véase Brock,
2006). Debería notarse que este término connota dos estrategias opuestas: podría
significar la propagación de la psicología americana en todo el mundo;
internacionalización tradicionalmente significa la distribución en todo el mundo de
la psicología americana (o en el mejor de los casos, los estudios transculturales
basados en la ontología y la epistemología de Occidente). Pero el término podría
significar también un movimiento de alejamiento de una psicología americana
hacia una psicología genuinamente global. Una psicología global postcolonial
incluye un proceso de asimilación, por medio del cual la corriente principal de la
psicología incorpore conceptos no occidentales en la disciplina, pero más
importante, un proceso de acomodación, por medio del cual cambie la naturaleza
de la psicología basada en las ideas que provienen de todo el mundo. Si se asume
que cualquier psicología local (incluyendo la psicología americana) podría

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Thomas Teo

aprender de otras perspectivas locales, entonces una psicología postcolonial


internacional requiere más que un proceso de incorporación.
La noción de internacionalización se basa en la idea de que los conceptos
psicológicos de Occidente no son ni universalmente aplicables ni superiores a los
conceptos de otros contextos culturales. Además, la psicología occidental debería
prestar atención, por ejemplo, al clásico concepto hindú de un cuarto estado de
conciencia (alcanzando un Self no dualista, indiviso, inmutable a través de la
meditación; véase Paranjpe, 1998) o al concepto de Ubuntu (la personalidad es
entendida en relación con los otros) en la psicología de Sudáfrica (Mkhize, 2004).
Todos nosotros, incluyendo los psicólogos, tenemos horizontes limitados,
restringidos a perspectivas psicológicas en las cuales desarrollamos nuestra
investigación y práctica. La exposición a horizontes histórica y culturalmente
significativos que trascienden nuestro propio punto de vista permite el desarrollo de
perspectivas más amplias, más profundas y más sofisticadas que se ocupen de los
problemas significativos de la disciplina.
__________________________________________________________________

Principales puntos del capítulo

1) Los variados enfoques de psicología crítica pueden estudiarse a través de tres problemas
filosóficos complejos, distintos pero realmente integrados: a) las discusiones ontológicas
incluyen una crítica del objeto de estudio de la psicología; b) las cuestiones epistemológicas
se centran en la metodología de la psicología; y c) los marcos ético-políticos desafían la
práctica de la psicología.

2) Estas tres áreas de problemas son analizadas en términos de las ideas aceptadas en la
corriente principal de la psicología, de la crítica a la corriente principal, y las alternativas
desarrolladas en varias psicologías críticas.

3) Finalmente, se presentan algunas ideas acerca del futuro de la psicología crítica.

__________________________________________________________________

Vocabulario

Epistemología: el estudio del conocimiento. Los psicólogos interesados en cuestiones


epistemológicas discuten la metodología adecuada de la disciplina (un marco general para
estudiar los temas psicológicos), los métodos (enfoques específicos para estudiar las
cuestiones psicológicas), y la relación de ellos con el conocimiento.

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Cuestiones filosóficas de la Psicología Crítica

Cuestiones ético-políticas: la expresión hace hincapié en que las cuestiones éticas


también son cuestiones políticas y viceversa. En psicología, estas cuestiones influencian la
praxis de la psicología. El término praxis se usa para destacar la naturaleza ético-política de
todas las prácticas de la psicología.

Ontología: el estudio del Ser en general. En psicología los investigadores en esta área se
ocupan de la naturaleza del objeto de estudio (el “objeto” de la psicología), la naturaleza de
la vida mental humana, la naturaleza humana en general y la naturaleza de las categorías
psicológicas.

__________________________________________________________________

Lecturas sugeridas

Para una visión general introductoria de varias formas de psicología crítica, recomiendo los
siguientes libros: el libro de texto de Hook (2004) aborda la teoría y la praxis de psicología
crítica desde una perspectiva de África; Tolman (1994) presenta una buena visión de
conjunto de la historia y la teoría de la psicología crítica alemana de Holzkamp, del cual no
hay traducidos muchos trabajos al inglés; Sloan (2000) incluye las voces personales y las
ideas de psicólogos críticos; Teo (2005) brinda una reconstrucción histórica y sistemática de
varios críticos de la psicología; Slife, Reber y Richardson (2005) se ocupan del pensamiento
crítico en la psicología y sus áreas; y Prilleltensky y Nelson (2002) exploran
sistemáticamente la praxis crítica.

__________________________________________________________________

Recursos en internet

History and Philosophy of Psychology web resources:


www.psych.yorku.ca/orgs/resource/

History and Theory of Psychology Graduate Program – York University, Canadá:


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www.gseis.ucla.edu/faculty/kellner/illumina%20Folder/

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www.kritische-psychologie.de

Marxist Internet Archive: www.marxists.org/index.htm

Philosophy Resources on the Internet: www.epistemelinks.com

Radical Philosophy: www.radicalphilosophy.com

Society for Theoretical and Philosophical Psychology of the American Psychological


Association: soe.indstate.edu/div24/

Stanford Encyclopedia of Philosophy: plato.stanford.edu

__________________________________________________________________

Preguntas:

1) ¿Cuál es el objeto de estudio apropiado de la psicología?

2) ¿Cómo conceptualizarías teórica y prácticamente la relación entre el individuo y la


sociedad?

3) Da ejemplos y, si es posible, experiencias personales de metodologismo.

4) Discute cómo los valores ético-políticos influencian la investigación y las prácticas de la


psicología.

5) Discute cómo se relacionan la teoría y la praxis.

__________________________________________________________________

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