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Título: Acción de clase en el ámbito bancario

Autor: Magadan, Thomas


País: Argentina
Revista de Derecho Bancario y Financiero - Número 36 -
Publicación:
Septiembre 2017
Fecha: 20-09-2017 Cita: IJ-CDLXVIII-961
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Tutela diferenciada de los consumidores (Sahián, José H.)

Acción de clase en el ámbito bancario


Introducción
Concepto.
Intereses Thomas Magadan
individuales y
colectivos
Introducción [arriba] -
El caso
“Halabi”.
Introducción
En el presente trabajo se abordará, a grandes rasgos, las
de las acciones
acciones de clase en el derecho argentino, su evolución
de clase en histórica y un abordaje que las mismas traen en el ámbito del
argentina derecho bancario. Para ello, es menester conocer
necesariamente su origen internacional, su creación pretoriana,
Procedencia de el alcance que la Constitución Nacional le da y su aplicación
la acción según en la actualidad. Para luego finalizar con una conclusión
CSJN personal en cuanto a las acciones de clase y en cuanto su
aplicación en el ambiente bancario tribunalicio.
Acciones de
clase en el
Derecho
Concepto. Intereses individuales y colectivos [arriba] -
Bancario
Conclusión
En la Argentina, podría trazarse una división tripartita en
Notas cuanto el grado o el nivel de alcance en cuanto a la cantidad de
personas involucradas, en la que puede recaer una sentencia
judicial. A saber, existen 3 tipos intereses:

- Intereses individuales: en los cuales el daño producido a una


persona determinada solo afecta a ella y solo debe reparase el
daño concreto de esa persona.

- Intereses colectivos: Como podría ser el derecho al ambiente


sano, que afecta a una comunidad de personas, en el cual un
daño es generalizado. Son de naturaleza indivisible, es decir
que es imposible dividirlo y afectan a un grupo en su totalidad

- La tercera categoría, que podría llamarse intereses


individuales homogéneos: Son una suma de derechos
subjetivos individuales, aunque homogéneos porque la causa
se comparte.

El proyecto de ley en cuanto a las acciones de clase las define


como “ARTICULO 1º.- Es aquella acción que se puede
entablar en protección de intereses individuales homogéneos
que tengan incidencia colectiva, es decir que afecten a una
pluralidad relevante de derechos individuales, y a los derechos
de incidencia colectiva tales como derecho de protección al
ambiente, a la competencia, al usuario y al consumidor,
siempre que no estuvieren destinados a consagrar, modificar o
extinguir situaciones jurídicas individuales que afecten
exclusivamente al sujeto accionante”.

De manera resumida se podría expresar que las acciones de


clase es un proceso mediante el cual se trata de manera
conjunta una cantidad significante de situaciones jurídicas
subjetivas, en cuanto se cumpla que:

- el daño sufrido sea común en todos los casos,

- el perjuicio que sufran provenga de la misma causa.

ACCIONES DE CLASE EN EL DERECHO DE EE.UU.


CLASS ACTIONS.

Como se ha expresado anteriormente, las nombradas acciones


de clase, no son un instituto constitucional creado por el
derecho argentino. Todo lo contrario, sus raíces se encuentran
en el derecho constitucional comparado, más precisamente en
el país del norte de América. La acumulación en un solo
proceso que congregase a múltiples actores se ubica en un
contexto de neto pragmatismo, instrumentalismo y de
economía procesal, propios del empirismo
anglonorteamericano[1].

En el año 1938, el congreso norteamericano legisla acerca de


las “Class Actions” en la Federal Rule 23, sufriendo
modificaciones, siendo la última en el año 2005. La ley
explicita los requisitos necesarios para que la acción pueda
convertirse en una acción de clase, los tipos de acciones de
clase, jurisdicción, plazos para certificar la clase, etc. Nombra
4 requisitos para que se de una acción de clase, ellos son:

a) La imposibilidad de unir todos los miembros de la clase, es


decir la imposibilidad de un litisconsorcio. Ya sea por la
cantidad de miembros, por los costos, etc.

b) Que las causas de derecho o de hecho sean común a toda la


clase.

c) La defensa o el reclamo de cada una de las partes debe ser


idéntico en cuanto al intereses perseguido.

d) La representación debe ser la adecuada, certificada mediante


diversos mecanismos y debe defender los intereses de la clase.

El procedimiento norteamericano explica que para que la


acción de clase proceda es necesario que se realice lo que
denomina “certification of the class actions” (certificación de
la clase) que es una resolución del juez que establece que la
acción es una acción de clase, y a su vez que tipo de acción de
clase es, cuestiones a tratar, quien va ser el defensor, etc. Sin
perjuicio de lo expuesto, el juez puede revocar modificar o
enmendar la certificación de la clase, antes de su sentencia
final. Una vez establecida la certificación de la acción, el
juzgado debe notificar a los miembros de la clase que la misma
ha sido certificada.
Esta notificación deberá expresar de manera clara, concisa y
entendible los siguientes aspectos:

- La naturaleza de la acción;

- La definición de la clase certificada;

- Las reclamaciones de clase, las cuestiones o las defensas;

- Que un miembro de la clase pueda entrar a una


comparecencia a través de un abogado si el miembro así lo
desea;

- Que el tribunal excluirá de la clase a cualquier miembro que


solicite la exclusión;

- El efecto vinculante de un juicio de clase sobre los


miembros[2].

La ultima modificación en la Rules 23 fue realizada en el año


2005. La razón aparente es la prevención del abuso de este tipo
de acciones.

Se procuró disminuir el coste económico de las acciones de


clase, como parte integral de un fenómeno más amplio de
reforma de la responsabilidad civil («tort reform»). Una de las
estrategias que desplegó el Congreso de los Estados Unidos a
través de la ley del año 2005 para lograr ese objetivo
limitacionista fue el traspaso a la jurisdicción federal de cierto
tipo de reclamos, evitando de ese modo «jurisdicciones
imanes» («magnet jurisdictions») o forum shopping, es decir,
la opción por ciertos tribunales más lábiles a este tipo de
reclamos[3].
Es un procedimiento muy estricto en cuanto al cumplimiento
de lograr la certificación de la clase para que la misma
prospere, una vez prosperada, se vuelve muy proyectivo para
los miembros de la clase aun para aquellos que no han sido
participes de la acción, sin embargo se encuentran dentro de la
clase a proteger.

El caso “Halabi”. Introducción de las acciones de clase en


argentina [arriba] -

Ornato Halabi interpuso acción de amparo contra el Estado


nacional solicitando que se declare la inconstitucionalidad de
la norma 25.873 en sus arts. 1° y 2° y su decreto reglamentario
1563/04 (modificaciones a la ley nacional de
Telecomunicaciones). Su argumento se esgrimía en que la
obligación a los prestadores de servicios de
telecomunicaciones de captar y derivar telecomunicaciones
para su observación remota, es un margen de intervención muy
amplio ya que los prestadores podrían y debían registrar datos
filiatorios y domiciliarios de sus clientes y los registros de
trafico de comunicaciones trazadas por los mismos para la
posibilidad de consulta, sin cargo, por el poder Judicial o el
Ministerio Publico, debiendo conservar la información por 10
años.

Halabi sostenía que esta ley con su reglamentación era una


clara violación a los arts. 18 y 19 de la Constitución Nacional,
en cuanto que brinda las posibilidades de intervenir
comunicaciones telefónicas o de internet sin que exista una
reglamentación que ponga algún tipo de límite a ello.
Considera, también, que viola la privacidad de la persona y a
su vez le afecta la confidencialidad que él pueda llegar a tener
con sus clientes, ya que su profesión es la abogacía.

La Sala II de la Cámara Contencioso Administrativo Federal,


confirma la sentencia de 1ra instancia, y sosteniéndose en el
art. 43, 2° párrafo de la Constitución Nacional le da el efecto
de aplicación a todas aquellas personas que no han participado
del juicio en cuestión. He aquí lo más destacable e interesante
del caso.

El caso referido en el acápite que antecede llega a


conocimiento del Alto Tribunal merced al recurso
extraordinario interpuesto por el Estado nacional contra la
sentencia emanada de la Sala II de la Cámara de Apelaciones
en lo Contencioso Administrativo Federal, en la cual se había
decidido otorgar efectos extra-parte a la solución allí arribada.
Ello así, el principal fundamento esbozado por la demandada
estribó en torno a la improcedencia del efecto atribuido al
pronunciamiento, en tanto no habían formado parte del proceso
ni el Defensor del Pueblo, ni alguna de las asociaciones a las
que otorga legitimación colectiva la ley suprema.
Seguidamente precisó que, en referencia a la legitimación
procesal, existen tres categorías de derechos: Individuales, de
incidencia colectiva que tienen por objeto bienes colectivos, y
de incidencia colectiva referentes a intereses individuales
homogéneos. En lo atinente a estos últimos (sin perjuicio de
que, con un claro ánimo ilustrativo, se desarrolló la
diferenciación entre las dos primeras categorías enumeradas),
se estimó que los mismos se hallaban de igual forma
consagrados en el art. 43 de la Constitución nacional[4].

Amén de tal enumeración, la Corte otorgó criterio general para


definir a los mentados intereses individuales homogéneos, esto
sería que, más allá de encontrarse involucrados derechos
individuales enteramente divisibles, debe existir un hecho
único o continuado que provoca la lesión de cada uno y todos
ellos. La verificación de tal causa fáctica homogénea,
determinaría la demostración de que los presupuestos de la
pretensión resultaren comunes a todos los casos, con la
salvedad de algún daño diferenciable que individualmente se
sufriera. Así se tornaría razonable la realización de un solo
juicio en el cual se vieran expandidos los efectos de la cosa
juzgada que llegase a producir la sentencia[5].

Al finalizar, la Corte admite que las regulaciones que expresa


no están reguladas en el sistema jurídico argentino, y envía una
especie de manda a los legisladores nacionales a fin de que
“cubran” esa laguna legislativa que se encuentra la Argentina.
En palabras de la Corte “una mora que el legislador debe
solucionar cuanto antes sea posible”. Ya que, si bien los
derechos enumerados se plasman, con la reforma
constitucional del 1994, dentro del art. 43 de la Constitucional
Nacional, y a de ahí su aplicación, se debe realizar la
respectiva reglamentación para garantizar una seguridad
jurídica en pos de brindar claridad tanto a las partes que
puedan estar involucradas, como a los jueces a la hora de
aplicar una uniformidad de criterios a la hora de recibir en sus
despachos diferentes acciones de clase, como así también, para
que el ciudadano común tenga conocimiento de sus derechos a
fin de que sea pasible de participar dentro de un posible litigio
que afecte sus derechos.

Debe convenirse, por lo demás, que ésta es una configuración


sui generis de las acciones de clase, ya que faltaba la nota
típica de la representación, orientándose algunos a pensar que
en realidad se trata de un amparo erga omnes o de una actio
popularis.

Procedencia de la acción según CSJN [arriba] -

La Corte Suprema de Justicia ha dictado el “Reglamento de


Actuación en Procesos Colectivos”, mediante la acordada
12/2016 (5/4/2016), que regirá para las causas que se inicien
partir del primer día hábil del mes de octubre de 2016, en los
supuestos comprendidos en la acordada 32/2014 que creó el
Registro de Procesos Colectivos. El nuevo instrumento está
destinado a completarlo y perfeccionarlo en su aplicación
práctica.

Las señaladas regulaciones, de cuño judicial, fueron dictadas


en consonancia con las facultades de los arts. 18 de la ley 48,
10 de la ley 4055 y, las atribuciones conferidas en el segundo
párrafo del art. 4° de la ley 25.488, modificatoria del Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación, el cual expresa que la
Corte Suprema de Justicia de la Nación queda facultada para
dictar las medidas reglamentarias y todas las que considere
adecuadas para el mejor cumplimiento de las normas y fines de
la reforma.

La acordada 12/2016 y su antecesora 32/2014, referidas a la


ordenación de los procesos colectivos, consisten
provisoriamente en reglas para la tramitación de los mismos,
hasta tanto la actividad de los poderes legislativo y ejecutivo
nacionales provean las regulaciones pertinentes. El argumento
destinado a evitar situaciones de gravedad institucional fue allí
desplegado.

Los señalados regímenes siguen el camino iniciado


en “HALABI” (2009), donde por primera vez la Corte
Suprema calificara un caso judicial como acción colectiva, con
base en la presencia de derechos individuales homogéneos. En
el paradigmático precedente jurisdiccional citado se expuso la
necesidad de contar con instrumentos jurídicos que regulen
estas nuevas formas de procesos que merecen un tratamiento
distinto y característico[6].

En la Acordada 32/2014, la Corte crea el Registro de Procesos


Colectivos que es de carácter público, de acceso libre y
gratuito, buscando y consagrando así, la publicidad de los
procesos colectivos dentro de la Argentina, brindando, o al
menos intentándolo, un margen de seguridad jurídica, ante la
multiplicidad de procesos similares, produciendo interferencias
en la actuación de distintos tribunales. De esta manera, los
funcionarios judiciales pueden disponer la acumulación de
procesos cuando así lo disponga el caso concreto.

Procesalmente hablando, las exigencias que dispone la corte en


la Acordada 12/2016 son:

Con respecto al escrito inicial, se expresa en el Reglamento de


Actuación:

“En los términos del art. 330 del Cód. Proc. Civ. y Com, en la
demanda se deberá precisar:

1. En los procesos colectivos que tengan por objeto bienes


colectivos: a) el bien colectivo cuya tutela se persigue y b) que
la pretensión está focalizada en la incidencia colectiva del
derecho. 2. En los procesos colectivos referentes a intereses
individuales homogéneos: a) la causa fáctica o normativa
común que provoca la lesión a los derechos; b) que la
pretensión está focalizada en los efectos comunes y c) la
afectación del derecho de acceso a la justicia de los integrantes
del colectivo involucrado.

Asimismo, en ambos tipos de procesos el actor deberá: a)


identificar el colectivo involucrado en el caso; b) justificar la
adecuada representación del colectivo; c) indicar, de
corresponder, los datos de la inscripción en el Registro
Nacional de Asociaciones de Consumidores; d) denunciar, con
carácter de declaración jurada, si ha iniciado otra u otras
acciones cuyas pretensiones guarden una sustancial semejanza
en la afectación de los derechos de incidencia colectiva y, en
su caso, los datos de individualización de las causas, el tribunal
donde se encuentran tramitando y su estado procesal ye)
realizar la consulta al Registro Público de Procesos Colectivos
respecto de la existencia de otro proceso en trámite cuya
pretensión guarde sustancial semejanza en la afectación de los
derechos de incidencia colectiva e informar, con carácter de
declaración jurada, su resultado. En su caso, se consignarán los
datos de individualización de la causa, el tribunal donde se
encuentra tramitando y su estado procesal”.

Legitimación.

La CSJN al pronunciarse en el caso “HALABI” también fijó


las condiciones necesarias para la procedencia de la acción de
clase, en un caso concreto. Partió de 3 condiciones:

a.- la primera de las condiciones planteadas es el interés o el


daño concreto, que este caso es un hecho único que causa una
lesión a una plurilaridad de personas dueñas de un derecho
individual cada una.

b.- El daño debe contener elementos de tipo homogéneo dentro


de la que podríamos llamar la clase, afectadas obviamente por
el mismo hecho. Es decir, la presentación debe estar orientada
a los efectos comunes sufridos por la clase, no al derecho
individual que cada sujeto podría peticionar.

c.- Por último, la cuantía del reclamo no debe ser lo


suficientemente alta como para que un individuo aislado
promoviera la acción. Sin embargo, aclara que la acción
resultará de todos modos procedente en aquellos supuestos en
los que cobran preeminencia otros aspectos referidos a
materias tales como el ambiente, el consumo o la salud o
cuando afectan a grupos que tradicionalmente han sido
postergados, o en su caso, débilmente protegidos. En esas
circunstancias, la naturaleza de esos derechos excede el interés
de cada parte.
Referido a la legitimación activa para la procedencia de este
tipo de acciones, el art. 43, párrafo segundo, de la Constitución
Nacional lo plasma “Podrán interponer esta acción contra
cualquier forma de discriminación y en lo relativo a los
derechos que protegen al ambiente, a la competencia, al
usuario y al consumidor, así como a los derechos de incidencia
colectiva en general, el afectado, el defensor del pueblo y las
asociaciones que propendan a esos fines, registradas conforme
a la ley, la que determinará los requisitos y formas de su
organización”.

De igual manera, el proyecto de ley así lo plasma:

“LEGITIMACION ACTIVA

ARTICULO 8º.- Las acciones de clase podrán ser iniciadas


por:

A) Toda persona física o jurídica en su condición de integrante


de grupos o sectores afectados.

B) Las organizaciones no gubernamentales con personería


reconocida

C) El defensor del Pueblo”.

Acciones de clase en el Derecho Bancario [arriba] -

Se han observado numerosos intentos de acciones de clase en


contra de entidades financieras y más precisamente de bancos.
La razón muchas veces es simple, el banco cobra generalmente
por un servicio que el cliente no solicitó, o se cobran sumas
poco perceptibles por un determinado servicio bancario el cual
va en contra de la normativa.

Generalmente, las acciones de clase en contra de bancos son


dirigidas por las asociaciones que buscan la defensa de
consumidor bancario o la defensa del consumidor en general.

Sin embargo, últimamente, de manera un tanto codiciosa,


ciertos estudios jurídicos a sabiendas de la solvencia que tienen
los bancos, han interpuesto, de manera tal vez impropia, ciertas
acciones por la mera, simple e importante razón de cobrar los
honorarios profesionales. Claramente no siempre es la raíz de
las acciones de clase en contra de bancos, pero de vez en
cuando es alguna de las causas.

Sin perjuicio de lo expuesto, las asociaciones tendientes a la


protección de los usuarios bancarios, protegen, investigan y
realizan acciones tendientes que los bancos, no realicen
conductas desvirtuadas a la legalidad reinante dentro del
sistema.

Ejemplos jurisprudenciales.

Tribunal: CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES EN


LO COMERCIAL, SALA C

Autos: Consumidores Financieros Asociación Civil c/ Banco


Patagonia S.A. s/ ordinario Fecha: 11/11/2014

Fuente: Thompson Reuters

Cita Online: AR/JUR/64378/2014

HECHOS

Una asociación civil inició acción contra un banco a fin de que


se condene a este a reintegrar a los consumidores involucrados
un cargo cobrado por girar cheques sin la suficiente provisión
de fondos o en exceso del acuerdo concedido. La sentencia
hizo lugar a la demanda. Apelado el decisorio, la Cámara lo
revocó.

SUMARIOS:

1 - La acción intentada por una asociación civil contra un


banco a fin de que se condene a este a reintegrar a los
consumidores involucrados un cargo cobrado por girar cheques
sin la suficiente provisión de fondos o en exceso del acuerdo
concedido -riesgo contingente- debe rechazarse si aquella no
acreditó que esas operaciones sean susceptibles de ser
calificadas como relaciones de consumo ni tampoco que exista
un número importante de potenciales damnificados por ese
mismo hecho, pues esa omisión obsta a la posibilidad de tener
por configurado el dato exigido por el art. 1 de la ley 24.240 y
la precisa identificación del colectivo afectado como rasgo
definitorio de la viabilidad de la acción.

Comentario:

De aquí surge lo importante, que más arriba se comentaba, que


es la certificación de una clase determinada para la procedencia
de la acción, es decir de definir claramente quienes son
aquellos que se ven afectados por el hecho o daño único
realizado. Sin ello, la clase no podrá ser certificada, y por ende
no sería viable.

Tribunal: CÁMARA NACIONAL DE APELACIONES EN


LO COMERCIAL, SALA D

Autos: Asociación ADUC c/Banco de Galicia y Buenos Aires


SA s/Ordinario

Fecha: 03/06/2014

HECHOS
Una asociación de consumidores promovió acción colectiva
procurando que el banco demandado cese en el cobro de la
comisión o cargo por movimientos en cajas de ahorro
efectuados por ventanillas y la restitución de las sumas
percibidas más intereses, afirmando que su percepción implicó
una modificación unilateral de las condiciones pactadas en los
contratos suscriptos con cada cliente. La demanda fue
rechazada en ambas instancias.

SUMARIOS

1 - El cobro de comisiones por operaciones por ventanilla con


relación a cajas de ahorro de personas físicas, efectuado por
una entidad financiera antes del dictado de la comunicación
“A” 5460 del Banco Central de la República Argentina que lo
prohibió, no puede ser considerado ilícito ni por ende avala la
promoción de una acción de restitución, ya que poseía respaldo
normativo porque las comunicaciones “A” 2439, “A” 2468,
“A” 3042 y “A” 3336 lo permitieron sin distinguir entre
cuentas de ahorro de personas físicas o jurídicas.

2 - La aprobación de la comunicación “A” 5460 del Banco


Central de la República Argentina que impide a los bancos,
partir del 19/07/2013, cobrar comisiones por operaciones
efectuadas por ventanilla con relación a cajas de ahorro de
personas físicas, no implicó por sí sola declarar ilícitas –o de
ningún valor- las comisiones cobradas antes de esa fecha, pues
si se aceptase ello, se estaría en presencia de una actuación
retroactiva de la norma que está impedida por reglas y
principios de orden superior.

3 - La prohibición contenida en la comunicación “A” 5460 del


Banco Central de la República Argentina, consistente en que a
partir del 19/07/2013 los bancos no pueden cobrar comisiones
en operaciones efectuadas por ventanilla con relación a cajas
de ahorro de personas físicas, solamente puede regular los
efectos de los contratos de depósito bancario en cuenta de
ahorro que tienen lugar a partir de su vigencia pero no alcanza
a efectos anteriores ni permite tenerlos por ilícitos, ya que lo
atinente a lo que puede ser materia de los contratos debe
examinase a la luz de la normativa en vigor al momento de su
celebración.
4 - La legitimación activa de una asociación de consumidores
no desaparece si, durante el curso del proceso, se interrumpe el
cobro de la comisión bancaria que impugna en su demanda,
pues la circunstancia de que el acto reputado lesivo continúe
ejecutándose no es un requisito de la acción colectiva, a la vez
que el art. 54 de la ley 24.240 concibe a la acción de restitución
de forma autónoma; siendo que, una decisión contraria, podría
implicar en la gran mayoría de los casos privar a los
consumidores de la reparación correspondiente,
desnaturalizando un sistema protectorio que tiene fundamento
en los arts. 42 y 43 de la Constitución Nacional.

Comentario:

Lo que me gustaría resaltar de este fallo es la continuidad de la


acción de clase como tal, aunque el daño que ha causado el
inicio de la acción, haya sido subsanado o haya sido retirado,
como el caso es el retiro de la comisión que ilegalmente el
banco cobraba a sus clientes. Es decir, no es un requisito de la
procedencia ni de la continuación de la acción que el daño se
haya modificado. Ya que el arreglo de las circunstancias
durante el juicio puede llevar a que muchas usuarios queden
privados de la reparación que por derecho merecen.

Conclusión [arriba] -

Partiendo desde su concepción por el siglo XIX en los EEUU,


la acción de clase ha ido modificándose a lo largo de la
historia. Sin perjuicio de ello, Argentina demoró casi un siglo y
medio en receptar la acción como tal en el derecho interno. La
acción de clase en Argentina, fue receptada en mi punto de
vista en 3 etapas: la primera de ellas fue la modificación de la
Constitucional Nacional en el año 1994, introduciendo los
derechos de incidencia colectiva, en su art. 43 y dando unos
primeros lineamientos en cuanto a legitimaciones activas para
realizarlo. No obstante ello, la Constitución envió una manda
al legislador, para que reglamente ese tipo de acciones, para
que le de forma y puedan ser aplicadas en el derecho interno de
manera más prolija, segura y confiable, reconociendo los
llamados derechos de 3ra generación a toda la población.
En segundo lugar, ubico este como punto central, el fallo
“Halabi” de la CSJN, que básicamente da pautas para guiar a la
población jurídica de cómo se deben llevar a cabo este tipo de
procesos, y cuáles son los requisitos necesarios para que ellos
se de. La CSJN reitera, con poco éxito, la manda que la
Constitución envía a nuestros legisladores, el deber de realizar
una ley que reglamente el ejercicio de este tipo de acciones
colectivas a fin de proteger de los abusos de las grandes
empresas o del Estado mismo.

En tercer lugar, ambas acordadas de la CSJN, que básicamente


“legislan” lo que el legislador no hace, reglamentan el
funcionamiento procesal de las acciones de clase, crea un
registro, brindan los requisitos de la demanda y de los pasos a
seguir por parte de los jueces en el intento de brindar algo de
seguridad jurídica a este aspecto.

Por lo tanto y como conclusión final, la desidia y la pobreza


legislativa que nos rodea en estos tiempos, es tal vez nuestro
gran problema en cuanto los abusos de los grandes poderíos
económicos, que son la consecuencia de un Estado ausente
desde hace décadas en la República Argentina. Parecería acaso
que lo que se busca es no proteger a nadie y que las cosas
salgan naturalmente, sin reglamentar. A causa de ello, también
tenemos asociaciones que deberían defender los intereses de
los usuarios financieros, las cuales muchas veces son lobbies
de abogados que buscan solo el cobro de honorarios. Hasta
aquí llega el Estado ausente. La solución es la creación de una
ley que reglamente este procedimiento, que sea efectiva y que
busque realmente la protección de los ciudadanos, con las
reglas claras y sistemas de notificación para saber si alguien
pertenece a una clase bien definida y de pertenencia
inequívoca.

Notas [arriba] -

[1] “Las acciones de clase desde los estados unidos a la


Argentina”. Walter CARNOTA. Pág. 96.
[2] Federal Rules of Civil Procedure. Title IV. Rules 23.
[3] “Las acciones de clase desde los estados unidos a la
Argentina”. Walter CARNOTA. Pág. 98.
[4] ACCIONES DE CLASE. Consideraciones respecto a su
régimen procesal ante la ausencia de una ley que lo
reglamente. Pag 291. Dr. Adrian TIMPANARO. (http://www.g
ordil lo.co m/pdf _unam irada/ 13tim pan aro.pdf)
[5] Ídem 4. Pág. 292
[6] El amparo Colectivo y la reciente acordada de la CSJN.
Silvia PALACIO de CAEIRO. LA LEY 22/06/2016 , 1

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