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1937-Ci
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1999)
LA FLAMA
PARPADEA
Félix Hompanera Beamonte
(Madrid, 1937 – Ciudad de México, 1999)
ISBN: 978-607-00-9913-7
Hecho en México
Índice
La conciencia . . . . . . . . . . . . . . . 31
Peregrinos de la obra . . . . . . . . . . . . 59
Masonería y religión . . . . . . . . . . . . . 87
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LA FLAMA PARPADEA
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PRÓLOGO
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LA FLAMA PARPADEA
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PRÓLOGO
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¿Por qué ser
masón?
30 de junio de 1980
S
e ha dado en llamar a la época en que vivimos, el siglo del
átomo. Otros prefieren nombrarla la era del petróleo. Yo
creo que esto sólo refleja el salto gigantesco que han dado la
mayoría de las ciencias y la tecnología en los últimos cuarenta años.
Una de tantas consecuencias directas de esta evolución es
el avance logrado en materia de comunicaciones. Vale la pena
recordar los satélites que nos hacen llegar imágenes de los hechos
que ocurren al otro lado del mundo en el mismo instante en que
éstos se producen; la radio, el télex, el videoteléfono, etcétera.
Me admira pensar que si el hombre necesitó más de tres
mil años para llegar de la piragua al submarino atómico, le ha
tomado menos de cien dejar su huella en la luna, desde que se elevó
en el aire por primera vez. Entre los 700 km/hora a los que volaban
los aviones más rápidos en la Segunda Guerra Mundial y la
velocidad que desarrolla el Concorde, hay una distancia fabulosa.
La magia de la comunicación instantánea y la velocidad
han encogido al mundo, y han reducido el tiempo y la distancia de
tal manera que han cambiado muchos conceptos, o por lo menos
debieron haberlo hecho.
En esta época es anacrónico encerrarse en un nacionalismo
que ya resulta estrecho y es absurdo aferrarse a la diminuta imagen
de la patria chica. Cuando el hombre está pensando en números
más grandes que el infinito y sus naves van en busca de otros
planetas, se hace necesario pensar y sentir no como habitante de
una ciudad o una nación; hay que hacerlo como hombre de la
Tierra, como ciudadano del mundo.
No todos los hombres tienen esta capacidad. Vivimos en
el mismo planeta los indígenas de las riberas amazónicas y los
creadores de la cibernética. Pero los que tienen la capacidad para
comprender el cambio debieron modificar su mentalidad.
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LA FLAMA PARPADEA
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¿POR QUÉ SER MASÓN?
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¿POR QUÉ SER MASÓN?
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LA FLAMA PARPADEA
las cosas del espíritu por medio de la ciencia y sus creencias vacilan
y se pierden. Pero cuando se pasa del saber al conocimiento,
cuando se llega a tal grado que la misma ciencia nos demuestra que
la belleza, el equilibrio y la perfección que nos rodean no pueden
ser casuales, renace la creencia en Dios más fuerte que nunca. La
mayoría de los grandes científicos no han escapado a estas
mutaciones del espíritu.
En cuanto a los milagros, no creo que existan, no en la
forma en que el vulgo entiende la palabra milagro. Me limito a
aceptar hechos que algún día explicará la ciencia y que hoy están
fuera de su alcance. Hace falta humildad para decir “no sé” y no
tratar de disculpar la ignorancia con la palabra que sirve para todo
y no dice nada: milagro.
Ahora, trataré de decir algo. Tomemos un hombre de
nuestro tiempo, un ciudadano del mundo. Es un hombre libre,
libre de prejuicios, con una mente despejada, con la humildad
necesaria para aprender y dispuesto a aportar lo que tiene.
Depositemos este hombre en la fraternidad de una democracia,
donde aprenda a usar su inteligencia, donde aprenda a conocerse a
sí mismo, donde adquiera un conocimiento profundo de la
naturaleza humana, donde fortalezca su espíritu, donde aprenda a
luchar empleando toda su energía contra la adversidad, donde
pueda luchar calladamente en beneficio de hombres que no
conocerá y pueda iniciar una obra que otro terminará cuando él
desaparezca. Si este hombre termina pareciéndose al retrato de un
masón, yo desearía serlo y, realmente, lo consideraría un privilegio.
Lo importante es: ¿Qué puedo aportar yo?
Lamentablemente, no puedo responder a esta pregunta. Pero es
una pregunta necesaria, yo que ignoro si en la fraternidad todos
son aptos, o todos son necesarios, y tampoco puedo saber cómo se
eligen los candidatos y qué cualidades necesitan poseer éstos.
Profano 3,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
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Determinismo y
libre albedrío
8 de abril de 1983
M
i padre fue un obrero y mi abuelo, campesino. Siendo
niño aún, tuve ocasión de ver algunas de la obras de
mi padre: modelando el hierro con sus manos y con
la ayuda del fuego, extraía en su juventud la belleza oculta de la
materia convirtiéndola en verdaderas obras de arte. Después sus
ideales le condujeron al destierro y yo viví mi infancia al lado de
mi abuelo.
Todavía recuerdo a aquel anciano de baja estatura, de
hombros anchos y de andar pausado, con las manos grandes,
fuertes, del color de la tierra que amaba, que empleaba con la
misma habilidad para manejar una tosca herramienta que para
acariciar a un niño. No he vuelto a ver en el rostro de un hombre,
unos ojos tan bondadosos y sonrientes como los que mi abuelo
tenía.
Era un hombre de escasa instrucción, pero dotado de una
aguda inteligencia y una rara intuición que le permitían dilucidar
claramente los más intrincados problemas del comportamiento
humano.
Modesto por naturaleza, poseía un fuerte carácter
templado en la adversidad que le permitía ser bondadoso y justo.
Respetado por todo el mundo, conocía el valor del silencio y era
parco en sus palabras, como los hombres que piensan mucho y
sienten hondo. Y aunque nunca le vi entrar en una iglesia, era,
sin saberlo, un hombre profundamente religioso.
Él me llevó de la mano para trazar mis primeras letras y
con infinita paciencia me enseñó a leer y todo cuanto sabía. A su
lado aprendí a observar la naturaleza y el equilibrio que existe en
ella. “Mira”, me dijo un día, señalando las hojas que se pudrían
en el lodo, “todo es necesario para que exista la vida, incluso la
muerte”.
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DETERMINISMO Y LIBRE ALBEDRÍO
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DETERMINISMO Y LIBRE ALBEDRÍO
Maestro Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
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La conciencia
Marzo de 1985
“Medita lo grandioso del universo, tu finitud y mira
fijamente hacia arriba considerando cómo en tu pupila se
dan cita todas las luces de todos los espacios y de todos los
tiempos, aquí y ahora.”
Raúl Estrella
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LA CONCIENCIA
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LA CONCIENCIA
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1Se refiere a la vida cotidiana que tiene cualquier persona fuera del Templo
masónico.
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LA CONCIENCIA
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LA CONCIENCIA
Maestro Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
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¿Para qué
estamos aquí?
L
a mayoría de los seres humanos transita por este mundo
con un equipaje muy ligero compuesto de algunos
conocimientos, un manojo de creencias y unas cuantas
opiniones, que en la mayoría de los casos ni siquiera son suyas.
Estos seres son en el río de la vida como troncos a la deriva que
acaban pudriéndose en cualquier orilla.
Otros seres, a los que el vulgo aclama como triunfadores,
se fijan metas en su juventud y dedican su vida a alcanzarlas
haciendo a un lado cualquier otra cosa. Son seres despiadados que
ven la vida como una selva en la que el fuerte se alimenta y crece
con los despojos del débil, y convierte el mundo en su coto de
caza particular en el que acaba matando a veces sin necesidad,
sólo por el placer de hacerlo. Sus motivaciones suelen ser
materiales y casi siempre tienen que ver con la ambición insana
del poder o del dinero. Y cuando por fin lo logran, no son felices
y encuentran que han gastado inútilmente su vida, porque hay
cosas que su dinero no puede comprar y porque siempre hay
alguien más poderoso que ellos.
Cuando los acontecimientos dolorosos llaman a la puerta
de estos seres, como tarde o temprano nos ocurre a todos, unos
buscan refugio en la religión, no para comprender y aprovechar la
lección que les da la vida, sino como una droga que les haga
olvidar; otros, en su desesperación increpan al ser supremo: si su
poder es infinito, ¿por qué permite que les ocurra una desgracia
que no merecían? Reclaman: ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? ¿Por
qué a mis seres queridos? Y niegan a Dios, si es que alguna vez
creyeron en él.
Otros seres creen en la existencia de una verdad y una
justicia absolutas, y conscientes de las limitaciones que les
impone su condición humana, buscan la verdad y tratan de vivir
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LA FLAMA PARPADEA
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¿PARA QUÉ ESTAMOS AQUÍ?
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Maestro Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
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La inmortalidad
del alma
22 de abril de 1995
“Nadie puede comprobar si una tradición es eterna, o si
alguien es inmortal.”
Magister Perfectabilis
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LA INMORTALIDAD DEL ALMA
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LA INMORTALIDAD DEL ALMA
Maestro Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
3Hiram Abiff es una figura alegórica del ritual masónico que refigura al maestro
constructor del Templo de Salomón (construido alrededor del año 988 a.C.).
Según una versión de esta leyenda, Abiff era el único conocedor de los secretos
de los maestros masones, entre los cuales se hallaba la palabra secreta masónica.
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Peregrinos
de la obra
6 de diciembre de 1982
“¡Oh razonadores! Un sencillo gremial de antaño encontraba enseguida, en
sí mismo y en la naturaleza, esa verdad que vosotros buscáis en las
bibliotecas. Y esa verdad era Reims, era Soissons, era Chartres, eran las
rocas sublimes de todas nuestras grandes ciudades. A menudo sueño que los
veo, que los sigo de ciudad en ciudad, a esos peregrinos de la obra, aquejados
del mal ardiente de creación. Con ellos me detengo en casa de la madre que
reuniera a los Compagnons du Tour de France… Me gustaría sentarme a
la mesa de esos canteros.”
Auguste Rodin
D
urante la Alta Edad Media, Europa estaba dividida en
numerosos señoríos o feudos. En esa época, entre los
años 843 y 1050, se produjeron las invasiones
normandas, eslavas, húngaras y árabes que establecieron la
supremacía feudal en la sociedad de los reinos cristianos.
Contrastando con Bizancio y el islam que eran verdaderas
potencias, Europa occidental estaba empobrecida, sin destellos
siquiera de su antiguo esplendor.
El señor feudal ejercía el poder absoluto, mientras que
los siervos sobrevivían malamente agobiados por sus cargas.
Agotados por el trabajo de tierras sin fruto, mal alimentados y
perturbados por la inseguridad de sus vidas, muchas veces se
rebelaron los siervos contra el poder feudal, pues su vida no era
más que una sucesión de abrumadores esfuerzos cotidianos para
poder subsistir, con un sólo consuelo: la religión.
Al terminar las invasiones a finales del siglo XI, se
produjeron cambios notables en la tecnología de la explotación de
la tierra que provocaron una verdadera revolución agrícola.
Mejoraron la alimentación y las condiciones de vida, dando
origen a un brutal aumento en la población y a una gran
expansión económica. La vida urbana, las artesanías y el comercio
se expandieron; se crearon nuevas ciudades y las antiguas
crecieron.
Una parte del excedente de población se aplicó a otras
actividades, distintas a la agricultura: construcciones, comercio,
artesanía e industria. Otra parte escapó de los feudos huyendo del
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PEREGRINOS DE LA OBRA
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PEREGRINOS DE LA OBRA
Compañero Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
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Hacia un gobierno
universal
21 de diciembre de 1980
L
a llegada de un nuevo siglo siempre se ha caracterizado
por el temor y las convulsiones dramáticas que aquejan al
mundo en esas fechas. Las nubes sombrías que se ciernen
sobre el siglo que se avecina parecen confirmarlo así; máxime que
el año 2000 ha sido señalado por algunos estudiosos del
esoterismo como el fin de la humanidad y, por otros, como el
principio de una nueva era. Intuyo que, al menos en cierto
sentido, ambas predicciones son ciertas, pero el motivo de este
burilado es otro: se trata, simplemente, de presentar a mis
Queridos Hermanos un boceto de la situación que atravesará la
humanidad cuando esté a punto de abordar el siglo XXI.
El gobierno de los Estados Unidos ha concluido un
minucioso trabajo, divulgado con el nombre de “Informe global
2000”, en el que los especialistas han estudiado las tendencias
mundiales y las han proyectado a un corto plazo de veinte años
hasta llegar al año 2000.
Hay numerosos precedentes de esta clase de estudios.
Entre los más destacados, citaré los siguientes:
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• “Alimentación” (1974)
• “Asentamientos humanos” (1976)
• “Desertificación” (1977)
• “Agua” (1979)
• “Ciencia y tecnología para el desarrollo” (1979)
• “Recursos nuevos y renovables de energía” (1981)
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HACIA UN GOBIERNO UNIVERSAL
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HACIA UN GOBIERNO UNIVERSAL
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HACIA UN GOBIERNO UNIVERSAL
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HACIA UN GOBIERNO UNIVERSAL
Aprendiz Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
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Masonería y
religión
Enero de 1985
“Ve, observa y pregunta al labrador. Y aprende de él, que
lo que se siembra se cosecha…”
Antiguo culto a Isis
C
ontrariamente a lo que se supone en el mundo profano,
la masonería es una orden profundamente religiosa,
aunque prohíba terminantemente que se discuta en sus
logias sobre religión. Lejos de constituir una contradicción, esta
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3 Los masones se reúnen al menos una vez al mes en el Templo o Logia para
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Maestro Masón,
Félix Hompanera Beamonte (1937–1999)
5 La palabra viene de los vocablos latinos ara o araus, que se traducen como
altar o piedra de sacrificios. Dentro del sistema masónico, la palabra Ara se
refiere al Altar o Alta-Ara, de Altus o Altura, que constituye el sitio sagrado
que se destina al ejercicio de algunas ceremonias, como la de prestar los
juramentos, depositar ofrendas, ofrecer libaciones, ejecutar sacrificios y quemar
inciensos.
6 La escuadra y el compás con la letra “G” en medio, conforman el símbolo
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A los pies de
Nuestra Señora
Noviembre de 1984
1 “Gran Obra” es un término usado por los alquimistas que ha sido utilizado a lo
largo del tiempo para describir la transmutación personal y espiritual. Carl G.
Jung afirmó que la Gran Obra, también conocida como “Opus Magnum”, “tenía
como finalidad tanto la liberación del alma humana como la curación del
cosmos. Lo que los alquimistas llamaban materia era en realidad el sí mismo”.
2 “Gran Arquitecto del Universo” es el nombre simbólico con el que suelen
E
xistieron antes de la historia hombres que poseían un
conocimiento supremo en lo que concierne a la
naturaleza, la tierra, el cielo y el hombre. Con el tiempo,
sus herederos poblaron las orillas del río más largo del mundo, al
que los griegos denominaron Neilos, y que va a desembocar en el
mar interior al que los romanos llamaron Mare Nostrum. Se
ignora la procedencia del nombre griego del gran río, pues para el
pueblo que vivía en sus riberas era simplemente “El Río”. Para los
hombres de nuestra época, es el Nilo.
Esa estrecha franja de tierra fértil, circundada por las
candentes arenas del desierto, conoció en el tiempo que llamamos
impropiamente Historia Antigua, el desordenado galope de los
jinetes sirios, vio las apretadas filas erizadas de largas lanzas de las
falanges de Alejandro, fue testigo de la saga del pueblo hebreo y
se estremeció con el paso firme y desdeñoso de las legiones
romanas.
Sin embargo, aunque Egipto fue ocupado varias veces a
lo largo de su historia, nunca fue sometido, al contrario: su
religión y su cultura absorbieron de tal modo a sus presuntos
conquistadores, que las incorporaron a sus propias creencias, y
con otras imágenes y con otros nombres las trasladaron a lugares
lejanos.
En nuestros días, son muchos los que después de haber
convertido el viaje a Egipto en un retorno hacia el origen, le
consideran como la madre de todas las búsquedas de lo sagrado
del mundo occidental.
Si nos remontamos en la historia hacia tiempos
pretéritos, podemos notar que existe una cadena de ideas y de
conocimientos que parte del antiguo Egipto hasta la Edad Media,
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5 Según narra el libro del Éxodo de la Biblia, el Arca era un cofre que contenía
las tablas de la ley: tablas de piedra en las cuales figuraban inscritos los diez
mandamientos que Dios entregó a Moisés en el monte Sinaí.
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La flama parpadea
10 de julio de 1998
La llama de la vela parpadea.
Tiembla su pequeña fuente de luz.
Aumenta la oscuridad.
Los demonios empiezan a agitarse.
Carl Sagan, “El mundo y sus demonios”
1 Los masones están asociados en una Logia que vendría a ser el núcleo básico
de la organización masónica. Las diferentes logias se agrupan en organizaciones
superiores que suelen estar referidas a un país u otro tipo de unidad territorial a
efectos de reconocimiento con otras logias u otras instituciones o asociaciones.
Estas agrupaciones de logias son las llamadas grandes logias. La Gran Logia del
Valle de México agrupa a las logias que operan en territorio nacional.
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(Madrid, 1937 – Ciudad de México, 1999)
http://www.hompanera.net
La flama parpadea
Primera edición, julio 2016
Cuidado de la edición: Etérea Editorial
Formación: DMM Studios