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INTRODUCCIÓN

La hepatitis viral continúa siendo una causa importante de morbilidad en el mundo y un verdadero problema de
salud en determinados países. Es definida como una enfermedad infectocontagiosa de etiología viral en la cual se
produce un daño orgánico determinado por inflamación difusa y necrosis de las células hepáticas con consecuentes
cambios clínicos, bioquímicos, inmunoserológicos y morfológicos. Producida por diferentes virus esta enfermedad
se caracteriza por un síndrome clínico común, en el que predomina la ictericia, coluria, acolia y hepatomegalia como
principales signos (Coutin et al., 2006).

Los agentes biológicos que con mayor frecuencia la producen son los llamados virus de la hepatitis, por afectar
única y exclusivamente al órgano hepático (virus hepatotrópos). De acuerdo con su mecanismo de transmisión y la
posibilidad de producir daño crónico o no, estos se pueden dividir en dos grupos: los virus que comparten la vía de
transmisión oro fecal y que no producen hepatitis crónica (A y E), y los virus B, C y D que se transmiten
fundamentalmente a través de una exposición parenteral y están involucrados en la aparición de cronicidad activa
en un 5 a un 60% de los casos así como cirrosis hepática y cáncer de hígado. Independientemente del agente causal,
del 1 al 2% de los pacientes presentan una forma clínica fulminante extremadamente grave y con una mortalidad
elevada (Coutin et al., 2006).

El virus de la hepatitis B es un virus envuelto de la familia Hepadnaviridae; su genoma de ADN circular parcialmente
bicatenario contiene aproximadamente 3200 nucleótidos (3.2 kb) dispuestos en genes superpuestos. El gen S tiene
tres regiones, Pre-S1, Pre-S2 y S, cada una de ellas codifica una de las glicoproteínas de la superficie: S (pequeña), L
(grande) y M (media), respectivamente, y también para el antígeno del VHB. (HBsAg); el gen C, con las regiones pre-
core y core, codifica los antígenos c y e (HBcAg y HBeAg, respectivamente); el gen P codifica la ADN polimerasa; y el
gen X codifica para el antígeno x (HBxAg)(Da silva et al., 2017).Se replica por transcripción inversa de un ARN
intermediario produciendo un gran exceso del HBsAg en la forma de esferas de 22 nm y de túbulos (de 100 a 1.000
veces más que viriones) que se liberan en el suero.Los factores de riesgo para el VHB son la actividad heterosexual,
transfusiones, actividad homosexual, inyecciones de drogas y trabajadores de salud (Chávez, 2005).

El antígeno de superficie (HBsAg) es el marcador de laboratorio más importante en el diagnóstico de la hepatitis B,


tanto aguda como crónica; es un marcador indirecto de infección y en combinación con otros marcadores permite
determinar si el paciente cursa con una infección aguda, crónica, resuelta o ha sido satisfactoriamente vacunado o
tratado. El HBsAg es el primer marcador serológico que aparece después de la infección y su persistencia por más
de 6 meses indica una hepatitis B crónica. La presencia de antígeno "e" (HBeAg) indica replicación activa del virus.
Su ausencia no descarta la presencia del virus ya que pueden encontrarse formas de hepatitis B crónica HBeAg-
negativo (mutantes del core-precore). Los pacientes que son seropositivos para antígeno "e", generalmente tienen
replicación viral activa con riesgo elevado de enfermedad hepática. Se ha postulado que una de las funciones del
antígeno "e" es inducir inmunotolerancia, particularmente en útero, ya que el antígeno puede atravesar la placenta
(Guevara et al., 2009).

El antígeno de superficie, HBsAg o antígeno Australia se sintetiza en el citoplasma del hepatocito, es una partícula
formada por más de 100 copias de moléculas proteicas con una compleja estructura tridimensional, la
concentración de este antígeno en sangre puede oscilar entre 50 a 300 mg/ml. El HBsAg es un marcador muy precoz,
puede ser detectado tanto en periodo de incubación como en fase aguda y en el estadio crónico. En caso de una
evolución favorable, desaparecerá de 3 a 6 meses de la enfermedad, si este marcador da positivo después del sexto
mes de la enfermedad define la situación clínica de la hepatitis crónica.

Cuando ocurre una infección por el virus de hepatitis B el anti-HBs aparece en el suero varias semanas luego de la
desaparición del HBsAg (antígeno). Comienza a detectarse entre 1 a 4 meses del comienzo de los síntomas. En
ocasiones su aparición se verifica más tarde, a los 4 – 6 meses luego del comienzo de la enfermedad y se detecta
por métodos muy sensibles en el 80 – 90 % de los casos que eliminan el virus, pueden ser transferidos por
transfusiones sanguíneas, inmunizaciones con inmunoglobulina de hepatitis B o en neonatos de madres con
hepatitis B, son los verdaderos anticuerpos neutralizantes dirigidos contra la envoltura viral. Los anticuerpos anti-
HBs permiten la eliminación del virus circulante.
La presencia de los anticuerpos contra el antígeno de superficie de la hepatitis B indica infección pasada, con
resolución de la infección o vacunación contra el virus. Sin embargo, en individuos convalecientes el anti-HBs puede
caer dentro del límite de detección, persiste durante la convalecencia y puede o no desaparecer con la resolución
de la enfermedad. En los individuos vacunados es el único marcador positivo e indica protección contra la infección
por el virus de la hepatitis B. sin embargo muchas veces la aparición del anti-HBs a niveles detectables es bastante
corta en el tiempo y de difícil detección, se positiviza meses después de la desaparición del HBsAg (periodo de
ventana de diagnóstico).

El anti-HBc es un anticuerpo dirigido contra el nucleocapside del virus de la hepatitis B o proteína core. Es
encontrado en hepatitis B aguda o crónica e infecciones resueltas, los anticuerpos pueden adquirirse en forma
pasiva por vía placentaria. No confiaren protección. Gran parte de la actividad del anti-HBc es debida a la fracción
de la IgG, aunque los anticuerpo IgM son de aparición más temprana y pueden detectarse en mayor parte en los
pacientes con infecciones agudas, la formación activa de estos anticuerpos se producen generalmente tres meses
después de la infección y de 5 a 14 días luego de la aparición del HBeAg, dan positivo luego de la desaparición del
HBsAg y son negativas en el 9% de los pacientes con hepatitis B aguda en las primeras dos semanas de la
enfermedad.

Los anticuerpos anti-HBc y HBe pueden ser los únicos marcadores detectables en algunos pacientes en el momento
de la presentación. El periodo entre la desaparición del HBsAg y la aparición del anti-HBs es usualmente llamado
‘‘ventana del core’’. El anti-HBc persiste por meses o años luego de la resolución de la hepatitis B aguda y en
infección crónica, una vez curada la enfermedad puede detectarse anti-HBc a lo largo de los años prácticamente de
por vida. Su presencia indica contacto con el virus de la hepatitis B, constituye la cicatriz inmunológica de la
infección pero no indica resolución o inmunidad, solo que hubo la infección. Los anticuerpos anti-HBc dura más
tiempo en circulación que los anticuerpos anti- HBs, su presencia como IgG con capacidad de atravesar la placenta.

La transmisión del virus de la hepatitis B (VHB), ocurre a través de la sangre y otros fluidos como semen y
secreciones vaginales; la saliva y la leche materna no se consideran infectantes por la baja cantidad de viriones que
contienen. En los países desarrollados la principal forma de transmisión es la sexual, mientras que en aquellos en
vías de desarrollo predomina la transmisión vertical, también existe la transmisión por vía transfuncional. El período
de incubación del VHB puede durar entre 4 y 10 semanas, la infección aguda es asintomática en el 65% de las
personas y puede autolimitarse o volverse crónica; en este caso es posible que evolucione a cirrosis y carcinoma
hepatocelular. El principal factor que determina la evolución es la edad en que se adquiere la infección: si esta es
perinatal la probabilidad de cronificación es del 90%; si ocurre entre uno y cinco años, esa probabilidad se reduce a
15%-30% y si se adquiere a mayor edad desciende a 5%-10%. El virus no daña directamente los hepatocitos, por lo
que se cree que el daño es mediado por la respuesta inmune (Jaramillo et al., 2011).

La óptima protección contra la enfermedad contra VHB se logra mediante el empleo de la vacunación. La vacuna
contra la hepatitis B provee protección contra la infección y sus complicaciones, incluyendo cirrosis y carcinoma
hepatocelular. De acuerdo a lo expresado por Sanyal y Shi(a#o), la vacunación contra la hepatitis B en la edad
pediátrica y adolescente ha demostrado ser efectiva para prevenir la enfermedad causada por el VHB. Sin embargo y
de acuerdo a sus análisis, todavía existen un limitado número de personas en los cuales la vacuna no ha desarrollado
inmunidad contra el virus. Existen dos tipos de vacunas aprobadas contra la hepatitis B, ambas son inocuas y
altamente protectoras contra los subtipos del VHB. La primera preparada a partir del plasma de individuos positivos
HBs-Ag, la segunda, de mayor proyección y elaborada por la técnica del ADN recombinante (R-ADN), consiste en una
suspensión estéril que contiene al antígeno de superficie del virus purificado obtenido por el método del ADN
recombinante absorbido en hidróxido de aluminio (Reyes et al., 2014).

El virus de la hepatitis C (VHC) es un virus hepatotrópico del género Hepacivirus perteneciente a la familia
Flaviviridae. Es un virus envuelto con genoma de ácido ribonucleico (ARN) de simple cadena de sentido positivo, de
aproximadamente 9600 nucleótidos de longitud. Se han descrito 7 principales genotipos del VHC (numerados del 1
al 7) y un gran número de subtipos (designados a, b, c, d, e,..). La secuencia de nucleótidos varía de 31 a 33% entre
genotipos y de 20 a 25% entre subtipos. Esta alta variabilidad genética se debe no solo al alto nivel de replicación
viral (1012 partículas virales diarias), sino también a la alta tasa de mutación (1,1 y 1,5 × 103 mutaciones por sitio y
por año) y a la falta de actividad correctora de la ARN polimerasa. Por consiguiente, en el individuo infectado, el
virus circula como un complejo de cuasiespecies virales cuya composición está sujeta a cambios continuos debido a
selección competitiva y las interacciones entre variantes con diferentes niveles de fitness. (Sulbaran et al., 2016) Se
replica in vivo en hígado, linfocitos humanos y otros primates. El genoma es ARN, con un sólo gen que codifica una
proteína que es luego escindida por proteasas del huésped o del virus (Chávez, 2005).

El período de incubación para el virus de la hepatitis C (VHC), puede durar entre 6 y 12 semanas, la hepatitis C no
causa daño directo a los hepatocitos y se cree que también en este caso la lesión hepática ocurre por efecto de la
respuesta inmune. La fase de infección aguda es asintomática en el 80% de los casos, y de las personas infectadas,
cualquiera que sea la edad a la que adquirieron la infección, entre 50% y 80% desarrollan infección crónica;de estos,
20% evolucionan a cirrosis en un plazo de 20 años y de quienes desarrollan cirrosis un 5% a 7% sufren carcinoma
hepatocelular. No existe vacuna para prevenir la infección por este virus. La transmisión del VHC ocurre
principalmente por vía parenteral: transfusiones y reutilización de agujas, aunque también puede ser vertical, con
un riesgo de infección de 5% a 20% o sexual que es infrecuente (Jaramillo et al., 2011).

La presencia de anticuerpos contra el VHC indica que una persona ha sido infectada. El diagnóstico de la infección
crónica se realiza cuando los anticuerpos para el VHC están presentes en la sangre durante más de seis meses. La
infección aguda a menudo no es sintomática, y los anticuerpos IgG anti- VHC suelen ser negativos durante la fase
aguda y la infección sólo se puede determinar detectando en suero el ARN del VHC. Otras pruebas útiles para
integrar la presunción diagnóstica, son las pruebas de funcionalidad hepática, los niveles elevados de las enzimas
ALT y AST (aminotransferasa de aspartato), y la FA (fosfatasa alcalina) y la GGT (gamma glutamil transferasa),
indicadoras de daño hepático y alteraciones del tracto biliar, así como otras anomalías. El ELISA, método de
diagnóstico indirecto serológico basado en el estudio de la respuesta inmune específica frente al VHC mediante la
detección de anticuerpos circulantes, que se utiliza como cribado y diagnóstico de primera línea. Indica exposición al
virus sin diferenciar infección aguda, crónica o resuelta (Salvatierra, 2017).

En relación con los métodos de laboratorio para identificar el virus de la hepatitis C (VHC), se sabe que han tenido
un desarrollo rápido, de tal modo que es posible identificar de 90 a 96% de los casos con VHC y reclasificar muchos
otros de supuestas formas criptógenas y esporádicas. La importancia de avanzar en el diagnóstico de este tipo de
hepatitis está en que la infección por VHC evoluciona hasta convertirse en una enfermedad crónica en cerca de 70%
de los casos; incluso, puede presentarse el desarrollo de una hepatitis crónica activa que, a su vez, puede progresar
a cirrosis hepática y, eventualmente, a cáncer hepatocelular (Méndez et al., 1999).

Por otro lado los factores de riesgo para el VHC son las transfusiones, el uso de drogas ilícitas intravenosas y las
actividades médicas con materiales no desechables, la vía sexual son vías posibles pero poco eficaces, la vía
parenteral es la principal vía de transmisión para el VHC. La transmisión vertical puede ser la transmisión natural
más importante y también es poco frecuente. El 3-5% de niños nacidos de madres anti-VHC positivo ARN-VHC
positivo resultan infectados (Chávez, 2005). Como ya se ha expresado, existen distintas formas de transmisión de los
virus de la VHB y VHC, siendo una vía potencial a través de la transfusión sanguínea y, más aún, considerando la
endemicidad variable en nuestro país, los bancos de sangre de los hospitales hacen el tamizaje para detectar la
infección por VHB y VHC (Morales et al., 2017).

La prevalencia de anticuerpos contra la hepatitis C (anti-VHC) en donadores de sangre tiene una distribución
heterogénea en el mundo, con cifras que oscilan entre 6% en África y 0,34% en Canadá. En Estados Unidos de
América (EUA), la proporción es de 0,60%, en Alemaniallega a 0,42%, y en Hong Kong, a 0,51%.En México la
prevalencia de anti-VHC también varía considerablemente: en Durango es de 1,47%; en la ciudad de Monterrey, de
0,47%, mientras que en la ciudad de México, tres estudios han notificado prevalencias de 0,74 - 0,77 y 0,61%.Por
otro lado, es bien sabido que la prevalencia del virus de la hepatitis B (VHB) es mayor en países orientales y
africanos; en Europa destaca España con 0,28%, y en América, Brasil con 1,52%. En México la proporción oscila entre
0,16 y 0,32% (Méndez et al.,1999).

Venezuela presenta un nivel de prevalencia intermedia al VHB de (1-5%), con cuatro focos de alta endemicidad:
Amerindios del Estado Amazonas, del Estado Delta Amacuro, de la Cierra de Perijá (Estado Zulia) y un foco más
recientemente en el Estado de Barinas. (Salgado, 2012). Por su parte, en el estado Anzoátegui, la prevalencia se
ubica por debajo de las obtenidas en otras ciudades de Venezuela (0,4% prevalencia para HBsAg) (Loreto, 2012). La
prevalencia en Venezuela de anti-VHC en la población general, se sitúa entre un 1,40% y 2,00% (Camejo et al., 2003).
Otro estudio, sugiere que la seroprevalencia de hepatitis C es 2,60%, la cual es superior a la reportada en Venezuela
para la población general y otros grupos (Cuadra et al., 2005)
Es importante detectar la infección por los virus que producen la Hepatitis B y C en donantes de sangre debido a que
ellos constituyen un riesgo latente para los receptores de la transfusión de infectarse por esta vía y asi como para el
personal de salud, es relevante determinar la frecuencia de estos casos para mejorar las barreras y excluir posibles
portadores que asisten al banco de sangre del Complejo Hospitalario Universitario Ruiz y Páez, Ciudad Bolívar,
Estado Bolívar.

JUSTIFICACIÓN

El informe mundial de la OMS sobre las hepatitis 2017 (WHO Global hepatitis report, 2017) revela que la gran
mayoría de los afectados carecen de acceso a las pruebas de detección y los tratamientos que podrían salvarles la
vida. Ello significa que millones de personas corren el riesgo de que la infección que sufren evolucione lentamente
hacia la insuficiencia hepática crónica, el cáncer y la muerte (OMS, 2017).

En el mundo, las hepatitis virales B y C son las principales causas de las hepatitis agudas y crónicas, de cirrosis
hepática y del carcinoma hepatocelular. Se estima que del 15-25 % de las personas con infección crónica por el VHC,
morirán prematuramente de cirrosis o de carcinoma hepatocelular (Mast et al., 1993). La hepatitis C
postransfusional se presenta por la administración de sangre o sus componentes obtenidos de donantes en estadios
tempranos de la infección por VHC. Con los procedimientos empleados actualmente en nuestro medio, el período
de ventana para la detección de anticuerpos para este virus, es de 54-192 días, lo que aumenta el riego de
contaminación a través de la transfusión (Alter, 1999).

El riesgo de que ocurra una infección postrasfucional es un tema que preocupa a todos los que laboran en el banco
de sangre, es un tema de responsabilidad y de principal importancia. El hecho de conocer la frecuencia en que
ocurren casos positivos de hepatitis en donantes nos sirve para alertar al equipo del banco de sangre y nos permite
implementar mejores barreras para evitar un posible contagio al receptor de la transfusión, además de concienciar
al donante de autoexcluirse de la donación y buscar tratamiento y mejorar su calidad de vida.

OBJETIVOS
Objetivo General
Determinar la frecuencia del virus de Hepatitis B y C en donantes de sangre voluntarios del Banco de Sangre del
Complejo Universitario Ruiz y Páez, durante los meses julio, agosto y septiembre del 2018.

Objetivos Específicos

 Establecer la frecuencia del virus de la Hepatitis B y el virus de la Hepatitis C en donantesde sangre


voluntarios del Banco de Sangre del Complejo Universitario Ruiz y Páez.

 Discriminar la frecuencia del antígeno de superficie (HBsAg) y el anticuerpo IgG contra el antígeno del core
(anti HBc) del virus de la Hepatitis B en donantes de sangre voluntarios del Banco de Sangre del Complejo
Universitario Ruiz y Páez.

 Clasificar a los donantes con el virus de la Hepatitis B según género y edad en donantes de sangre
voluntarios del Banco de Sangre del Complejo Universitario Ruiz y Páez.

 Categorizar a los donantes con el virus de la Hepatitis C según género y edad en donantes de sangre
voluntarios del Banco de Sangre del Complejo Universitario Ruiz y Páez.

METODOLOGÍA

Tipo de estudio:
El presente trabajo es de tipo descriptivo y transversal.
Investigación descriptiva
Consiste en llegar a conocer las situaciones, costumbres y actitudes predominantes a través de la descripción exacta
de las actividades, objetos, procesos y personas. Su meta no se limita a la recolección de datos, sino a la predicción
e identificación de las relaciones que existen entre dos o más variables. Los investigadores no son meros
tabuladores, sino que recogen los datos sobre la base de una hipótesis o teoría, exponen y resumen la información
de manera cuidadosa y luego analizan minuciosamente los resultados, a fin de extraer generalizaciones
significativas que contribuyan al conocimiento (Van Dalenet al., 2006).

Investigación Transversal
“Los diseños de investigación transversal recolectan datos en un solo momento, en un tiempo único. Su propósito
es describir variables y analizar su incidencia e interrelación en un momento dado” (Ibidem, p.270)

Universo:
Estuvo representado por todos los donantes atendidos en el banco de sangre del Complejo Hospitalario
Universitario Ruiz y Páez del Municipio Heres, Estado Bolívar, Venezuela durante losmeses julio, agosto y
septiembre del 2018.

Muestra:
La muestra estuvo constituida por los 1.171 donantes que fueron atendidos en el banco de sangre del Complejo
Hospitalario Universitario Ruiz y Páez durante los meses julio, agosto y septiembre del 2018 en Ciudad Bolívar,
Estado Bolívar.

Criterios de inclusión y exclusión del Banco de Sangre del Complejo Hospitalario Universitario “Ruiz y Páez”:
Se cuestiona al donante y se le hace una evaluación médica, donde este puede autodescartarseo el
profesional de salud lo limite o acepte para realizar la donación. (Anexo 1).

Recolección de la muestra:
 Después de haber sido aceptado como donante voluntario.
 Alistar material e instrumentos
 Identificación
 Inspección de las bolsas
 Se realiza asepsia de la región de la venopuncion.
 Extracción y toma de muestras.
 Atención post-donación.

Método para determinar Antígeno de superficie para Hepatitis B:


El UMASELISA HBsAg PLUS es un análisis inmunoenzimatico heterogéneo tipo sándwich que emplea las ventajas de
la reacción de alta afinidad entre la Estreptavidina y la Biotina. En este ensayo se utilizan como fase solida tiras con
ocho pocillos revestidos con anticuerpos monoclonales murinos de alta afinidad dirigidos contra el HBsAg. (Anexo 2)

UMAELISA ANTI-HBc (Total):


El UMAELISA ANTI-HBc es un ensayo inmunoenzimatico heterogéneo, en el cual se utiliza como fase solida tiras de
ultramicroelisa revestidas con el antígeno Core del virus de la hepatitis B obtenido por vía recombinante. (Anexo 3)

UMAELISA HCV:
El UMAELIA HCV es un ensayo inmunoenzimatico indirecto que utiliza como fase solida placas de tiras de
ultramicroELISA recubiertas con péptido sintéticos, correspondientes a las regiones del núcleo, regiones no
estructurales NS4 y NS5 y una proteína recombinante de la región NS3 del VHC. Las muestras se incuban en los
´pocillos de las placas y si estas contienen anticuerpos específicos se fijaran a los antígenos del recubrimiento.
(Anexo 4)

ANALISIS DE RESULTADOS
Se aplicó estadística descriptiva e inferencial mediante el programa estadístico de Microsoft Excel 2013 para
Windows. Los resultados que se obtuvieron son presentados en tablas de valores absolutos y porcentuales.

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