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Introducción:
El pasaje donde se trata la asistencia de Jesús a las bodas de Caná, es uno de los
más conocidos y, sobre todo, es recordado por ser el comienzo de los milagros y
vida pública del Señor. Este pasaje sólo es recogido por el Evangelio de Juan, en
su Capítulo 2, siendo objeto de especial atención por la religión católica para
justificar el papel mediador de María, la madre del Señor. Lejos de polemizar sobre
el tema, quiero ofrecer el importante significado espiritual que podemos encontrar
en los siguientes versículos.
Análisis:
"1Al tercer día se hicieron unas bodas en Caná de Galilea; y estaba allí la
madre de Jesús. 2Y fueron también invitados a las bodas Jesús y sus
discípulos."
Empieza el capítulo con una expresión que será una constante en los Evangelios:
"al tercer día". Si leemos el capítulo anterior, veremos que los días comienzan a
contar desde que el Señor se presenta ante Juan el Bautista, y desciende sobre Él
el Espíritu Santo en forma de paloma. Juan dice nada más verle: "He aquí el
Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo." (Juan 1.29). No necesitó de
Señal alguna para conocer que Él era el Mesías, aunque Dios se la dio, puesto
que fue el mismo Espíritu el que se lo hizo saber, ya que Juan tenía el Espíritu de
Elías, aunque él negara serlo en persona, pues lo que poseía era su Espíritu, para
que se cumpliera la Escritura: "¿Por qué, pues, dicen los escribas que es
necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad,
Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino, y
no le conocieron" (Mateo 17. 10-12). Es ese Espíritu el que anuncia la llegada del
Mesías, predicando el arrepentimiento de pecados para que, una vez cumplida la
Promesa, se reciba el Perdón de los mismos.
El tercer día, por consiguiente, tiene un sentido espiritual que hace recordar los
tres días entre su muerte y Resurrección, como también los tres tiempos entre su
primera venida y la definitiva, en cuya esperanza nos encontramos.
Hay que ver que el Señor viene a unas bodas. Estas bodas representan las que
hace el mismo Cristo con todos y cada uno de los que aceptemos El Sacrificio de
entrega de su Cuerpo y Sangre por el perdón de nuestros pecados. Cristo es un
invitado, mas me atrevería decir, es el INVITADO, pues sin Él no hay boda.
Respecto a los discípulos, que acababan de ser escogidos en los dos días
anteriores, representan al pueblo (la esposa), que está esperando encontrar
sentido a su vida.
"3Y faltando el vino, la madre de Jesús le dijo: No tienen vino."
Desde pequeño me habían enseñado que María intenta forzar a Jesús para que
empiece su vida pública, predicando El Evangelio, pero esto no es lo que
verdaderamente ocurre aquí; El Señor quiere con esta frase decir que todavía no
ha llegado la hora de entregar su Vida por nosotros, primero ha de dejarnos Su
Evangelio, Su Amor, para que podamos comprender y entender todo lo que quiere
de nosotros.
"5Su madre dijo a los que servían: Haced todo lo que os dijere."
Obviamente, su madre, que conoce que su hijo es Dios hecho Hombre, indica a
todo el que quiera formar parte de las bodas, que cumpla Su Voluntad, Su
Evangelio.
"6Y estaban allí seis tinajas de piedra para agua, conforme al rito de la
purificación de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres
cántaros. 7Jesús les dijo: Llenad estas tinajas de agua. Y las llenaron
hasta arriba. 8Entonces les dijo: Sacad ahora, y llevadlo al maestresala. Y
se lo llevaron."
Esas tinajas estaban dispuestas para la purificación según el Antiguo Pacto. Cristo
viene a romper con el sistema de purificación conocido, establece uno nuevo; Él
viene a inundar al mundo de Agua Viva: "Si alguno tiene sed, venga a mí y beba.
El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua
viva. " (Juan 7.37-38). Esta Agua es convertida en Vino, pues es imprescindible
que podamos entender que, para recibir a Cristo, debemos ser bautizados en
Agua, para el perdón de nuestros pecados, y en Sangre, negándonos a nuestra
naturaleza pecadora, naciendo de nuevo en una nueva naturaleza espiritual, Pura
y Perfecta, y recibiendo el Espíritu Santo. El mismo Cristo da testimonio de esto:
"Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua
solamente, sino mediante agua y sangre" (1ª de Juan 5.6).
Los sirvientes: representan a los que sirven la causa de la Fe; son los
cristianos que predican la Palabra de Vida.
El Esposo: es Cristo. (Mateo 25)
El Maestresala: aparece esta figura para hablarnos del mundo, de la
persona que habita en él y bebe del vino de las religiones.
El mundo y la sociedad, está segura de si misma, está regida por un orden moral
que la lleva a juzgar según sus valores sociales y religiosos. Las personas de
buena voluntad, intentan cumplir estos parámetros para así acercarse a Dios. Este
"vino" parece que es el único del que pueden beber, pues es el único que han
conocido. Pero alguien le habla y le lleva otro "Vino" y cuando lo prueba da
testimonio que éste es el "Buen Vino", El Evangelio, el mejor que había probado,
puesto que es el que da sentido a nuestra existencia, porque ahora conoce a Dios.
La sociedad y la religión no puede ofrecerte este Vino, pues pervierte la Palabra
con su levadura, empeorando el vino, por eso no sabe de donde viene. Los que
sirven la Mesa de Dios le hablan de una relación personal y directa, de un boda,
donde ahora se convertirá en esposa y, al revés de lo que ocurre en las religiones,
el vino nunca empeorará, sino que mantiene su sabor y pureza.