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DESDE LA PELEA

A TODO TREN
DOCTOR EN LA LEY MIGUEL ÁNGEL RODRÍGUEZ HERRERA

Por ai anda la pinche perrada meándose por todos los postes de Vallarta y vociferando
por las lúgubres calles ladrando a los cuatro vientos mentándole la madre a la vida
diciendo que la vida no vale nada mientras que en los panteones agarran la peda
macizo dizque pa festejar a sus muertos cagarse en las tumbas y ponerse hasta la
madre luego llega la chota los surte de macanazos y amanecen en las Juntas
maldiciendo a su vida, a su perra suerte y sin ningún méndigo cinco en la bolsa pa
pagar el hotel más caro de Vallarta cuyo gerente general es nada menos que el Sheriff
Valencia.

Según ellos la culpa de su móndriga vida la tiene el gobierno, Dios, la suegra, los
babosos chiquillos tragones y la vieja que se las quiere dar de rica yendo a Liverpool
cuando no tiene ni pa comprar el pinche mandado en Ley. De lástima por ahí un bato
se acomide a pagarles la multa y salen del bote pa ir dizque a curarla a una méndiga
cantinilla con pirujas baratas, música de Chalino Sánchez, cantando las nieves de
enero, tragarse una botana de pepino y jícama bailando pa agarrar nalga y pidiendo
puras pacífico de a cuartito y para acabarla de chingar, al tiempo.

Luego, de cajón, se pasan de cura y otra vez se ponen hasta el tope. Salen rebotando y
meándose por todas las banquetas haciendo eses y agarrándose de las paredes para
no azotar de lo super pedos que andan. Llegan a la pocilga donde viven y agarran a
madrazos a la vieja y a los chiquillos. Pedos, sin dinero, meados y vomitados se
desploman en el colchón de alambres con un ladrillo de almohada se sumergen en el
fondo más profundo del inconsciente donde ni Freud con todo su psicoanálisis podría
penetrar.

Al día siguiente van a misa dizque pa pedir perdón por sus pecados y de paso pedirle a
San Judas Tadeo les haga el milagro de un préstamo pa la postcura y pa que saque del
purgatorio a su abuelo quien era un viejillo más desmadroso que él. Un viejillo que ni
en el infierno lo quisieron por lo pedo y mión que fue en la tierra.

Así se vive el día de muertos en México y no como nos pintan en el cine y en la tv.

La vida se vive, eso sí, a todo tren. Esta vida es la más apasionada aventura que se ha
tenido, donde la perrada vive a toda madre, pobres y pedos pero sanos y alegres.

Que vivan los mexicanos muertos que son henchida inspiración para sus paisanos. Que
a raudales corran las cheves y los cancioneros toquen hasta el amanecer y las pirujas la
nalga no dejen de menear mientras sus dolientes en el piso yacen bajo el peso del
barato alcohol.

Amén.

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