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c:ncro 1981

1
CLAUDE LEVI-STRAUSS
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PROLOGO
' ,, ~-... c:l '
·i :.- .\ .
l. .1 .
' La coccqx:ión de' este sc:minario ' es m6ito de :Jem-MArie
Benoi.st, quien también lo organi%6 y más tarde, e1 colaboración
con Marie-Hélene Ponroy, a la que expresamos aquí nuestro re-
con~ cato, transcribió las cintas magnetofónicas y llenó· las la-
Jlllnas, excepto en unas pocas palabras r;k introducción,. Unic:as que
·el grabador regisuó' ima sola va, y que c:a.redan de importa.ncill.
Dejando de lado este detalle insignificante, ·Jos participantes y:los·
oyaues encontrarán d seminario tal . cual se desarroll6:." Las po- .
nencias propiamente dichas fueron esCritas o reescritas por sw
nutores, pero nos hemos abstenido de'·corrcgir, suprimir o agrc--:
gar_ n!lda__~las.. d,iscusion.es,_a_ fin de conservar intacta ·. una. cxpe-.....
riencia en cierto modo aventurada y, qul!i duda oabe, no siempre
exitosa, de intercambios interdisciplinari03. · · . ·
Eri efecto, d tema de la identidad no se sitúa s6lo en tina--
encrudjad::t, sino en vari:.ts. Prácticamente afecta : a todas las dis-
. ciplinas, y tambi~n a todas las socieC:iades que estudian los etn6- ·
lagos. P~r último, afecta de modo muy pa.rticul~. a la anu:opol~gf~,j_
pues hay quiénes ponen esta última en discusión bajo"·la impu-
tación. de u::~a obsesión por lo idl!intico. Por d:eom:mrio, nosotros ..
no lo hemos elegido porque, de un tianpo a esta parte, sea oh- ·
~to de explotación de una mOda pretensiosa. Si hanos de aeer
:, 11 o.lgunos, Ja crisis de identidad seria el nuevo mal dd siglo.

S LA IDENTIDAD

/ Cu~do se hunden hábitos secubr~, cuan.do .desaparecen, ~odos ¡-


de vtda, cuando se evaporan l:~s vteJas sohd:mdadcs, es fac1l por ;
cierto, que se produzca una crisis de identidad. Desgraciad:~meme, .'
los personajes que inventan los m~dia p:m1 convencer del fenó-
meno y destacar su aspeéto d.ram:ítico, m:ís bien üencn vado
d cerebro de modo congénito; su identidad sufriente aparece
corpo un cómodo susil~to p::tra ocultarnos, y ocuhar a sus crea-
dores, una nulid:~d pura y· simple. La·. ·vcrdad es que, rcJucí~a
a sus aspectos subj~livos, una crisis de identidad no ofrece nin·
- gún interés por s[ misma. Mejor sería enfrentarse a las condicio-
nes objed..-as cuy.o~slñiom:J· consdcuy~ y que dla refleja .. Pero
evocar los- f:i.nt:lsmas que surgen direcrameme de una psicologfa
barata, sólo es c:vhar este enfoque.
Por otra p:me, a menudo se trara de quienes --ellos mismos
r
carentes de ide!'lridad-- ven en la antropolog(a una empresa de-
sesperada para cubrir a toda costa las experiencias vividas e irre-
ducdbles a todo esfuerzo de descripción y de -análisis, con una
ida1tidad engañosa. Hoy es modo, sin más valor que el de una
mera mocb, reprochar a los antropólogos el fundir culturas radi-
calmente distintas en el molino de nuestras categorfas y clasifica-
ciones y cl sacrificar! su originalidad d.ístin ti va y su carácter in e· '•
fable al · someterlas a forinas ¡;nemales específicas de una época
y de una civilización. - ~
. S{ con ello se quiere decir que una traducción no es nunca
perfecta y que. es inevitable que se le. esc1.1pe un resto de sentido,
· no ·cabe"'düda 'de que se está en lo cierto, pero con ello no se hace
más "'qüe 'enunci:lrun m'Crci lugar ' común; y de los más simples . .
.""En catDbio, los que pretenden que la e•pcriencia del otro -inaf.l
· 'vidual o colectivo- es. incomuni~a~lc ·en.~':! esencia,· y"que ..~s 1 (1:\-J.}...
en a bsalu ro imposible, e inclusive éulp:~ble, . pret.eo.der. .h. .:e\abQ-1 ~ -'
.ración de un lenguaje en el que las cxpcrie.ncías . humanas m:is!
1
~ alejadiJs en. el tiempo y en el csp.=¡cio se volvedan, al mcn_l?~. .."<.:ll~· )j
parte, mutuamente inteligibles. éstos, digo, no hacen .._otra .cosa
que · tefusiarse en un nuevo oscurantismo. - •
· · Por t:mro, nos p3reci6 que .~,!..pbme:lr el problema ·..dc ¡;:
identidad en un terreno más sólido, era convcnicme tom::ar dos.
dlreccione:S al rñisrño ti¿m·po:· -Por un lado, pregun_!a!~pa'r la
manera en que, en el seno de nuestra propi;~ civilización, las
.
PROLOGO

.ffiversas discipli-nas f~rmulan y tratan de resolva cada. una por su


: Cl.!~nt:J._ el problema de la identid:~d, pidiéndoles que definan fa
que cada. una de ellas entiende por identidad desde su punto de
vista. Esta fue precisamente la tarea que cumpli~on-nuesttos
invitados, :1 quienes renue\"O la expresión de nuestro 8gradeci-
miento. Por otra parte, Jos antropólogos recibieron el encargo de
~nfromar estas concepdo"i1es de !:J iJemidad, .tal \'ez muy dife-
rentes entre si _:_¡o que en un comienzo ignorábamos-- con las
co.ncepciones que de ella lienen las sociedades e:o::óti~.. ·. ,
· Pero de esta comparación habría de. deri\•arse una c:nraña - .,
convergencia. No obstante lo alejadas que están ~ el espacio y la
profunda heterogeneidad de sus respectivos conten.idos rulrurales·,
al constituir cada una de estas sociedades una muestr11 fortuita,
no parece haber adquirido una identidad sustancial, sino que la
fragmentan en una multitud de elementos cuya sfntesis, si bieii
' en_ términos diferentes para cada cultura, plantea un problcna.
En lo que respecta a nuestn civilización y al c:stado aaual de
lus conocimientos en las mis diversas ramas -matemÁticas, bio-
logfa, lingüístic:~, psicología, filosoHa, etc.- también se ha oom-¡,/
probado que. e1 con ten ido de la noción de identidad se: ha puesto. :
en teb de juicio e incluso que lo convierte en objetO de· Wia-~ .
cr[ti::a muy rigurosa. ·
..
·--- · · ---.·-
Se s:lbc que, es~ialmente en Indonesia, hay soc:iedades que .
creen en una infinita cantidad de «almas .. que se· alojan en cada' - ·
miembro; en cad:1 órgano, en cada art,iculación del cuapo iOdi-·'
vidual; el problema, pues, consiste en evitar que c:sw almas se .. ·,
---escapen; -en- vencer su tendencia constante a la dispe:rsión. En
efecto, únicamente a condición de que ~rmane:zcan unidas, coo-: ·
servará el individuo. su integridad. Cak..p.te~t~_.si,._~ ·
un punt.Q __de -~ista_filosófico, esta concepción. de_uoa_::idcl~ ·
que. de buen grado ll:úña-rfamos es_tacüstica, no ofrece: ·1lria. lejana · :
similitud con- la~qÜe~: inspirada-en. la ·biologra:J!l~-~.C ooocibe ·:
la identidad como resultado,. al fin de cuOlta.s,_dcl.:.cmrl~ .·
miento_ de. rni!es de· millones. de ncuronas,.de -~-ll1D<!o-~..J!'.!?!s ,
resulta posible prever si tal O cual de ellas reaccionan{ o· DO a Un .
determinado c:sdmulo. · •
·. B.1jo el supuesto de que Ja irlcntid:~d también tiide:rra_sus_
relaciones de incertidumbre, la fe que seguimos depositando m ·::
.-
10 LA IDENTIDAD

cD.t. podrla no sa m.fs que d rdlejo de un estado de civilización


· · cu:ys dutaaón· se liiñitirla a algunos stglos. Pero entonces, la
····&masa crisis de la identidad cuyo psrthe se nes~-ofdo,
. -~ un s1gñ§~o c;ompletatnente distint'?· En efecto, apa-
) rOiñiCOiñOúñ""liii:lice entanecedor y pucn:l de que nuestras. di-
7 mimrus personas se acercan al momento en que cada una ha de
) remr:ociu a considerarse tsencial, para aprehcnde~c como una··:_:__
funci6o. inestable y no como realidad sustancial, como lugar y_~
momc:oto, igualm~te efímeros, de concursos, intercambios y con-·
Biaos c=n los que únicam~tc panicipan, y en una medida cada
.vez infinitesimal, las fuerzas de la naturaleza y de la historia ab-
... solutam~te .indiferUJtc=s a nues[ro au[ismo .

.. :,
,_
JEAN-MARIE BENOIST (

FACETAS DE LA IDENTIDAD

) La noci6n d, idontid•d propu"'" como tema de "'" ~


na.rio interdisciplina.rio requiere demasiadas determinaciones pal'l
pretender abordarlas c:n su totalidad dentro de los l!m.ites de: c::s~
' ?JSición. Correspondc:rá al fururo de esta investigación colo;,
tiva decidir si tal noción ha: podido sc:r aclarada de manera fe
cunda o si, por d contrario, la ducidación que: hemos emprd
dido no ha hc:cho sino ccimplicarla aún más. 1
Hoy dc:sc:arla, antes de presentar 1:.~ divc:rsas pa..rticipacione
amistosas que han de asegurar las conversaciones que manta~8&
mas, ju::;ti6car la dección de este tema y delimitar a~ forma ·pre
gramática y muy abic:rta algunas grandes lineas que estructural
_d cainpo; ¡x>r último intentar~ analizar . .lo que.. puede .esperars.
de: una colaboración entre diversas disciplinas que se propo~
duci~ar un problc:ma que por razones diversas aparece en est'•
momc:nto c:n d foco de: las investigaciones de todas elli.s.
En una época al parecer dedicada a o:plorar la dj{c:~nda
puc::de parecc:r un desnffo propon~:r una investi¡aclór:i_sgt;.!.U
idemidad, De aqu[ la nc:ttSidad de mencionar las razones coyuo
turales y epistemológicas profundas que nos han llevado a c::st:
d~ón. .
El problema de la diferencia recaen:.. .DJ.J.eStra. époc::a_y-.hast:
la pcne_tra. La _difc:rc:ncia de los sc:xos, la difc:renda de: la cultur:
-----
12 LA IDENT 1DAD

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FACETAS DE LA IDENTIDAD 13
·-
es estar solo .. , escribe Uvi-Strauss, incitando .as.( a. toda .idryridad
cultural a salir de 10$-)jmites de_ su etnoc~trlsmo~ pero al mismo
tiempo, la colaboración entre los bomhrM implia1 el _.rici¡o- de
"produCir una homogs:oeiiaci6o deJas ~¡lmras Cl el horizonte deJa
_, Jdenudad: «(!n el curso de··= -~a Colaboración v-=n idmtifiause
')ra un meñtc os a~rtes cuya diy!;rsidad inia aa pra;wnmr~
-iO(j'ü'ehiidaJecun a y nec~ana su colaboracióo.J,.C- · .
J ': La act!!!!S! homogenma n re ilQi!:_l!lrrtme las diferencias -y la :
di~etsidad culturnl y !as re:~bsot~ en e ~seno de un:1 ideñtidad áe
tipo trascen-dental kantiano, ~ matc=rialista o c=spiriñl.ilíSra, tiene
Cómo corolario Uf!~ obstácu!O._!!I.~fOOOJpg.i(:o que mee csttigos- en
el ejercicio mismo de la investigación y que consisEe-~
wbsistir las difc:rc:ncias_cad.~ _tm_a por -~L sino ~ _d ' .
a patt~r de lo_ que.J.e e~:¡_ mkl-.ti~~liat :aLI:Uluop6logo; _por gempl?
,l In no<;:ión d~r )y ..5_ubordmaaq~ tal como se coOCibC en Oc:ci-
~ dente.lJñ'l'ibro de Pierrc Clasrres, La Socihé contr~ I'EW, acab:l
. l
·-de llamar !:1 arc=nción ·acerca de este peligro episremol6gia:t en
que ingenuamente han caído los emólogos mejor inte:oc::iorildos que
coml:ttn ex~rapol3dones., sin sab4=:tlo, desde su propia ribera ideo-
\ lógica y toman como constataciOf1:es de campo la impoaaJ6o
' solapada e involuntaria de categorías ligadas a su propio· C6digo
ideológico. ·>-· · ; ,
Ya vemos perfilarse los dos l!mites de una probleuiitii:a' de. ·
In .idt:~~i!hd oscilnnd_c .~nue _e\ po~o de. unn singul_u:idad, ._desCo- )\
nectada y d de una umd:Jd glo!>~hza.nte-_poco ..respetuoSll ron Iii ·
[ diferencias. · . ~ ·
. Si es cierro que convic=ne preservar la div~idad de: lu rul- ·
mras en un mundo amenazado por la monoronfa y ls unifoniú-
d:~d y ·que e_s_, el hecl)_q_de_la dive¡~dad.lo,..quc-~-lalvmse__y..JlQ,.
el coracnida. hisi6rú:o que cad~w a le ha da99' y que n.ingun.a
"pocirfa perpetu:JI más aU:Ca-éeD:1 -misñt:J-;fÁ- poqemos plantear
!11 siguiente n1cs1 ión epis_t emológica:· ¿b:~ jo qué condiciones tma
Ll ni mpoJogÍ R Jc~fr Ím:JmCntc= CU id:JJosa de ·- dedica'rse-n mdJVffit-""""
iJ3¡J Je" las ruh mas y de bi.:rS:cnÍ ""los.- eveni ua le$- iñViinan~
irucrur:~lcs que permiten leerlo, podrá escapar al -riesgo-etiXXiS}:'
rrico Je 1:-. rcinscriprión ·en la inmutabilidad rautológiái._d_e.. UñÁ~

2. lbiJ., p.mim.
~ -:7··.~
1
<_.

. , ,J ~

~-- ·~t4r' LA IDENTIDAD


: ·! • .
.: ñátnra~cz:a bwn.ana id6ltica a sí misma y compuesta de univer-
:-s.iles sustanciali s tas]
.-:~-. - La lecrura de L'Hornm~ nu y de Je:m-Jacquc.s Rousseau, lddo
.:. ·también por Uvi-Su-auss, suscitó. en nosotros este interrogante
-·....y_nos puso sobre la pista de un principio de respuesta.
:; . cYa es úcmpo, escribe: Oaude Uvi-Strauss,1 de que la etno-
..:.. log!s. se libere de esa ilusión íntegramente crenda por los fun-
.- cioc.alisw que toman Jos Ilmües prácticos en que los encierra el
. tipo ·de estudios que preconizan por propiedades 4bsolutas de los
:.objetos a lo:~ cuales los aplican. Que un antrop6logo se acantone
- ~ : durante uno o dos años en una pequeña unidad social, banda o
. -;~·~. y se esfui:rcc: por aprehende~la como totalidad no es razón
o: •.f:ru4ciente para creer que a otros niveles diferentes de aqud ~
a
. -.<.'c¡Ue necesidad o la oportunidad Jo colocan, esta unidad no se -
' :-: disudva c:n grados diversos en conjuntos .que permanecen la m a-
·.; yorla _de las veces ignorados ...
:-. .: ·Esta multiplicidad de interacciones fuertes e interacciones d~­
:: hiles que cmantienen d campo en Pc:rmanemc agitación• y pro-
.·. Voc:an , ese .restremccimic:nto de: la superficie social» permite
~euesriona.r ·1a cc:m:z.a inmediata de una . homogeneidnd_..§olitaria.
',:·incluso· a nivel de la demarcación dd campo, y pi:-esciibe'Yill:S
··:=='-m.aiorr::s •preauciones en lo tocante a la deEerminación de:: una
•;_~identidad t6:iüc.a. Permice afirmar que hay· facto~s de identidad
~que _: son al mismo tic:mpo medíos de escapar a lo.s limites del
:'·conjunto inicialmente considerado. ··.
;--~~~~--~~nt.nr_..l~ -:!loci~ · de_idtnridad- e~últ.i­
J~:~~ -~dac:m,~actones a ruv~~ de__un_ grupo ... rech_azando el g¡_iul..ck
l :-,~c!a~:_)2 ·contribuci~n de Michd Izard -perrñitirá que
~- se: un upo de planrerumento que puede encontrar sus pre-
~f,¡·.inisas en d 'sigu.i~te problema: '¿puede .elaoólogo acc::ptaL-~­
:-;.:ca.O'm,.., cómo se rrRc:ja...la.~_ep:r:esenuación que un.-Lomviduo.~
-:u··d.a~~_j~--~ _ptrtc:nenci.a a un grupo? El operador esped-
~líii:) propuesto por Lévi-Strauss a nivel de un snlilisi.s del tote-
~:;~o ~e ya _.elanrear ~o . .t~m.i.t:!Cl!. g:!~t,9dológicos . .:sta.:aie3-
,~~~ ¿a
~o dCli i.Qdividll2ci6n-a la univ~c_i6_? y_yi~e~~":·
~U:Il.:J: . Q.W desem~. J~-~~ente 'toda mterrogaaón ~bre_lst:
~~"i -· ' ~. ·-· - ---- . - .. -- -- - - --
-~/,· . J. L'Homm~ nu, P!oo, 1971. .
:.:
.......··-- ; ·_, 1...1 ' ( ~ --·¡
· . 1'1· l :,·· ,•_ ','
' .
! t:;-:· ' '!. 1 '. • ·~ ~ •
FACETAS DE LA IDENTIDAD

idcn_tig11.d; •Del mismo modo que en el plano lógico el operador


específico efectúa el paso por una parte haciá lo concreto y lo
individual y por otra hacia -lo abstracto y los sistemas de: cate·
godas, as[ _en el plaBO sociológico, las clasificaciones totémkas
IX=rmiten 11 lm vez definir el estatus de las personas d~tro del
grupo y dil:uar d grupo más allá de su marro uadic:ional.:. 4
Este operqí.Jor -y la distribución estruct'bral rigurosa de los
elementos n·· que d:~ lugar- permite una doble rdativ~ción del
aislamiento que, a cierto nivel, constitu(:~ una esproc: de estadio
sin dcbasu1r de b identidad: por una parte, d juego .de similitu·
cl_¡;s Y. diferencias que pone_ en .escena_ la meiQdolC!~~- estl:}l~~~_!· -·
lista exige un trab:~jo de comparación que articula. en._un_siste~a-·
los elementos dctcctado~j pero;··Bl ·mismo ·ti~mi>o, el ctnoc~~
tris.mo-;- posición ingenua del grupo, al el cual era admisible ver
u-na sue'rtc de cona/uf, de tendencia a perseverar en su_ser; ~
encuentra en cierto modo rclalivizado: «Las sociedades primiti-
vos fijan l:~s fronteras de la humanidad en los Urnites del grupo
tribal, fuera del cual sólo perciben extranjeros, es decir, sub-
hombres sucios y toscos, cuando no incluso no-hombres: animales
peligrosos o fanto.smo.s. Esto es cierto con frecuencia, pero olvida
que bs clasificaciones totémicas tienen corno una de sus funcio-
nes ~senC:iales hacer estaUar ese cierre del grupo al s.f mismo y
promover la noción áproxirnada de una humanídad sin fronteras.:~~!'
Vc:~os aqul que con un solo y mismo gesto, mediante ·la ope-
ración estructural de •destotaliz.ación:~~J, d inconvc:nic:ntc ideoló-
gico del etnoccntrismo ingenu-o e inmediato se ve conjwado en el
·m
-omento ·mismo c:.n que se: proclam11 ta· necesidad epistemológica
e la compqradón formal y del anaiysis situs. Con_~.t~ gesto,
{ · 'una identidad grosera,~ .irunediata•..~ajdCJltid~g__;~c:iclll
1. _debe ced_er ~~ lugar ..!1 .- upa• .in~es!i&~g.§n de: las es~\,lras profl:n·
) i;:l:ls que _ m~ldea.n la_ }Ei~~u~c_L.ec ..su-aspciro .reh~Qon~la cues- -
tión qdJ).Iro -apar~e como constitu~!f¡ d>..JLldc:ntid.ad.
- Es-evidentemc:ntC:-.q5rop6sltci?!C: a _q¡~s.!!Q.IJ~e(Orrombi~- pr.o-,_
[P.io co~o se planten de ~anera privil~giada: e!_nombre·-propio,
ae
¡ lugar la inscripción soci_~ . d~ g~po_$9_l:?re el sujeto, ha de ser
'-
4. LA Ptftit¡ sacw<~¡:t, Plon. ! ¡·. .1 t (. .'.
1 . ... .
(- t... . . r' ~ r~ \. -... '
· ~1
p
~- Op. dr., p. 220.

:J
--- 1
16 LA IDENTiDAD vEN
(}.J)r
vini:ul:1do al tipo de escisión que el signi6cwtc= opcn sobre la Aúi 1
ilusoria idenddad de la persona consigo IIÜsma : nombre de gru- r-.fj
pe, nombn=: de individuo, la demarcación cobra aqu[ una insis· \.
renci.a de una urgenci3. ranro mayor cuanto que pone en juego ,
parámetros tan diversos corno la relación de la madre con d l.--11\.
hijo,6 la cuestión de un sistema de denominaciones y de un sis-
tema . de :mitudes .en su rdación con la función de d~dor de
mujeres y b prohibición dd incesto; 7 la relación de la topologia .
con ]a C:tptación especular y con el funcionamiento de cierro tipo .'
de disimetrÍ3, que prcc:b:t. a menudo la pertinencia, en d campo
antropológico, de ciert35 inlllicia.oes fundamentales de Frc:ud, quien
precisamente no pretende utilizar la. nntropologra, sino abrir paso
al aruilisis de un terreno absolutamente distinto, el texto .de los
sueños¡_• la cuestión de lo simbólico en ;:¡nro. que pone .en .crisis
al sujeto y recbma la constitución de una topolog{a d«; ·la _diferen-
cia.' Tod:ls estas ÍtiCCI:J.S de la cuestión del nombre propio en
tanto que moviliza lo impropia y la cueslión del otro, ofrecen un
terreno privilegiado al cuestionamienro Je la identidaJ y dcscu-
br~ _la_uampa_del macen trismo a nivel del grupa y del n:Hci·
sismo primario a niv e SUJeto mdividuill. Vemos ·quc:d crno- /
cmtrismo primario se relativiza gracias a la función del ñ0in5re
_p~p~C?_5lE_eradOr-de·. est:l Jeslot4lhaci6n, _C:S!~:tt~gin Ínaispf!_!l· . ·:.
saolc_p_ara_et pj~nteamie.ato de la cuestión de la identidad. ~
--Esta rda ti va labilidad del. grupo, coñSiññteme nte-des Fii:cho y
reconstruido, y. la ·posibilidad ·.de la recurrencia fuera d~l grupo de
factores internos de su identificación, abren b dobÍe v(a de unn
; -· - -Iccrura- que~ comc. en -cuenta la refracción a los.ojos dc.l sujeto.. ~y_.. __
a los dd informador- de los factores de su pertcnenci:t al'grupo
y, por ona pan e, la .rebción de los ·rasgos 'distintili'Os con otrós
Conjuntos en que aparecen los mismos dementas.
Asf, en la dialéctic.:t de la diferencia entre d etnólogo y el
6. Ver m~ adclanre: Alldr!!: Green, •Atomo de parentesco y rclucio-
oc:s ~pia,s•. .
7. v~ m~ adelante: Fnn~i:st: H&itic:r, cl..a' idc:ntidlld 5lllllO• y
Fn.n¡;oisc Zon.abcnd, •Por qué nombrar». -
8. Ver m~ addance: Ouiscophcr Cracker, •W reflexiones del &1•
y Jesn Peri10t, •Identidad y csrúuofc; topologla de: la difcrenciu.
9. Ver mb 11ddantc:: Julia Kristeva, cE1 &ujc:ro en pi"QCejo: c:l len-
guaje ~ti~• y An1oinc: Danchin, cEstabilización funcional y epigcnesia.,
FACETAS DE LA IDENTIDAD 17

grupo observado se da un aspecto rdacional de la identidad: cJa- ··


t ¡'J más podr~os saber si d ouo, con quien oo pod~os en modo
alguno confundirnos, opas, a partir de los elementos de su ais-
tencia social, una símesis · exactamente: súperpooible a · la ·que
1 \ 11 · nosotros dabor'a.mos.~ · · •·· ·
La relación del etnólogo con su .terreno --que algunos re-
suelven actualmente mediante una metodología de la inmei-s:i6o,
co'ml)_:si una simpa4a que suprime~.las fronteras lograra reSolver
·anu ándola mñgicamente la cuestión del __punto :=jefej de Ll dife- _'{¡
rencia-, esta cuestión, 1a metodologfa e:strucro.ral, JOS dc . coDSl~ ·r--.
t-del":1rlaun' ob~1áculo epistemológico, la convierte en central, o
mejor en d lugar a partir del ciJ.al hace posible a la vez: obteocr
un saber que reconcilie lo sensible y lo inteligible y · Wi' ré$pcto
por el otro. 1Si desconocen:'os este punto ciego cO~, ·ci ,:.ri.cs¡o fA:_!
de zozobrar en la forma mconfesada de un emocc:ntnsmo eJe··.b.. ·~U..­
anexión, que <~Cronvierte lo otro en lo mismo~. . · · ·.:..:.' :...~Y :i(
Esta falla o esta diferencia', 'con la qui:· también se ro¡)an ·otto$ r-.. .
saberes, en particulat el psicoanálisis, descentra. desde el : inicio !.
el objeto ~e estudio y. .obliga .~~:Ja__Ü:W~.~.&a.fi_ón si-~-~=: .~
. justicia a la_ cultura. e.stu.cliada._a. ccntr.a.r.....s.u.:.AñáW~ ;.
·~lo _ve.rdad empúi~a .pr_~.e~_}_e__q~e.. so.~ re: _la relación <k~rld.d. · ~
~ que _ésta- presenta . CO-':l• .O.~L&..~pgs. UVí.Suauss Oll.Ctcm&"'la ·
originalidad del .objeto de la anuopologia social en su cl.áse_m.u-
gural como d descubrimienro de un ·_objeto que sea ca~ _- ra-::Vc:z
objetivamente muy lejano y subjetivamente muy .oonc':rc:to~ : t Ciiya
cc:xplicación causal pueda basarse en esta comprensión qt¡e;·para
nosotros, no es sino una forma suplementaria de prueba.~• .•;
~~ · . Haf que ver en esto como un eco de: 1&5 afirmaciones :de -·-- - -
Jean-Jacques Rousseau en d Dist9urs mr l'origin~ tk l'inJg6ÜI~, ·
e primer tratado de anttopologla general con que cuenta Iá ~
tura francesu , y en el Essai sur l'origin~ des /111Jgru:s. · :.__.~·,~ ,··.:.: .: ..
::> [
...
Leamos a : Rousseau: e Cuando se qui~ estudiar a · JOS' hom-
bres, hay que ·mirar junto a &!; pero para estudiar al_ hombre hay
J-
que: aprend~ a dirigir la mirada a. lo lejos; ~·en -
primer Jugadas dif~ra descubrir lo_ -- :JI {EÍSdi 1
sur l'origin~ du languts, cap. VIII). .- :' '' -.-::•.: ' ·
10. c~n ina~e. IIU CoU~c d.e FtiDCO, lurJ~~: ~
tJmJt 11, Plon, 1974 , p. 17.
. ~- .
' '.,:..1
~.~ .-
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. ~:.
~t~~-~:~ . '. . .
.ti~~-~..... :A6rmsa6n compl~~taria del famoso: cEmpecemos por de.s-
..;:·_::·c:útat "todos los· hechos:. con que: Rousseau abre: su exposición
!,~~:;·en: d.~ Secomi Di.Jcours: ·«Hablo de: dc:ro:ho y de: la. .razón y no
~~!'"disCuto acerca de hechos. Lo más cruc:l es que todos los progresos
~:"i.. de. la 'e5pecie human.a la alej3n sin ces~r de: su estado primitivo;
¿_. ~: i:umio m.á.s nuevos conocimientos acumulamos, mds nos privamos
"1~:::de los medios de adquirir el más ímport:mte de todos, y en cieno
1~~~ sc:ncido es a. fuerza de: estudi:~r al hombre: como nos hc:mos colo-
,;~::'~ ado c:n'1a- .i.Dlpo~i6ílidad de: conocerlo.:.
:::·~· -~- · Fid ·a- la es tra tc:gi a del racionalismo new toni3 no, pero p:~rn
:~ : ;~ mejor reconciliar hecho .Y derecho, interés y razón, Rousseau pro-
::~ ~:pot= coa su cm1pecc:mos por descartar todos los hechos» la me-
-~~:.todología de un rodeo teórico. · Este rodeo es paraldo al cuesdo- .
!li!Jns.micnto de una con(Xpción inmediata y prim~ria de la identidad. \'.r<
~ 4a· voluntad ~t~úca de idc;:nti6.cación con d otro debe . s~r~
::· ~ ii#il~ea•..escr1be"Oaud~ Lévt-Strauss al hablar ~~ Roussc:au, ·,~. 1
: r~. a ~- n_c_g!_tiva ~bstinada . de: identificación consigo.:. .,.§_l... ~~ci é
~: ~ d~ s{ que c:onsti~yc: _Ia__pqsi.Qiljdad de: a_sc.e_ta,r_s~..ep.__!~ otros pone: ~~·
~:.~ .:~ón en Rouss"eau-d·p·rograma·dc: un ruc:stionamiento--de la ~ :
~:i~.~Jdenñdad. subjetiva, de la insípida tautología del Yo soy yo, e
:..: ':'".~ ese.. descentr:J..miento en d seno de lo idéntico con que_ ·•• '
;~_.,..·~~ew:lllllla trampa dd subjetivismo empfrico y, como veremos m~s ~
;':-:~-~ addaote, la de la subjetividad crascendc:ntal que rehabilitada el
~~': •.61os00:ma de: una naruralc::za humana. Con W1 solo y mismo gesto
~;·~ ~:el Seroná Discours de Rousse:~u, que funciona como imagen t~
:.· ·rica de un concepto bajo la apariencia de: una historia regida por
~:: o:Ja'c:Wcootinuidad de: los accidentes, ad~á:s de constituir un dcsa-
_t-··fío • las .6Josofías tdeológicas y a las versionc:s uni6.cad:~s de: la
·' :··.:Historia. plan tea en támi.nos modernos d- problema de: · la iden- ---
~~:: ticád y . Ólcsciona la id~ ti dad del su jeto co osig_o mlsm_g, mauicc:s.-\t)
.1.~~-- de. los emocentrismos ingenuos :y :de .l9s co gito iQ.~~d.iatos; con· .~ '.
; -_ :jura wn b!Bi d pdigro de una telmponaCión der análisis con·
~~ ~ : cepta:d con la a6.rrnaci6n de una natural~ humana: d recurso
:! . .. a ·UD estado de pura natural~ o a un puro estado de naturaleza.
·;: : c:spc:ie de grado cuo de: la naturaleza y de la socic:dnd y de la
i · oposici6n natura.{cza/cultura que viene a polemizar eón !_as filos~
f"'r ffa.s & · la. lc:y natural y las metafísicas de la naturaleza hum:ma
inn.añsta. Al hacc:r ~to nos pone: c:n guardia conscicnremcnte con-
...
1
': '

,
m. un:1 metafisica de la wúdad del hombre que int~tarla englobar
y proporcionar un sustrato a los invariantes de inv::u:iaotes. Es n~
ces3rio leer la !:ibula que' es(C Discours --en la rderencia al bos-
que y en d acontecimiento discriminatorio que constituye la
indinoción del eje de la Tierra respecto de la t=clfptica- nos
propone con vistas a una teorfa de los ecosistemas. Pero c:s sobre
todo en In exposición de la piedad y dd amor de sí do.nde, ad~
lantnndosc a su época, apartte ilustrada la noción de programa
y de virtualidades cuyas sctuali:udoncs prevé este p·rograms, en
su fluctuación misma. Esta piedad, tal como RoJsseau produce su
concepto, es también el paradigma de Ja ternura, respetuosa de
:t· lo diferencio, con que el etnólogo encara sociedades diferentes que
-~/ ha decidido estudiar. Hemos de cuidarnos de reducir amor de
~. ,-l Sl y piedad a simpJes factores psicológicos, pues c:n su paso al
· ,· ~Otro funcionan ya como ejemplos metodológicos: en d interior
¡}~.t."dc: un estado de pura natural~a exento de la.s facultades humo.nas
\ consideradas superior~s. son garantía de un desajuste:' inicial, de
1
Jt mscn6C
·
~n desc_;E_t.E_amj~!l~~-- d~_bas_e p~r el ~uCLs.6Jq~a_diferenc:ia_:se
en el seno de la.ldcnndad.....smCLquc_apa.ccce doblemente_
c9mo ..cÓnstit~ilva - del __s!__m~_mo.;_en_ primc:.J:.JugaL.poLd__abisalO
k . wscrito en el corazón de la relación scmá.ntica entre el amor de
~h~' c:sr -amor de la. especie en si- y su infinito malo, el amor propio;
.en . !!egúñO~por d-ín-¿y]iá@epa.s oaroiro ~1,1e imalféií la p1ci!ªd,
iíÍCiuso virtual en c:l estado de pura natur e:za, 9. descentrar · al
sujeto y mostrar contra todos los cogilo que cuando se habla dd
d~enir del Yo, se trata del Otro. En este sentido, no es dctiUl·
si:1do atrevido afirmar que: la tcoria de la piedad y del amor de sf
prefigura ese lchspaltung, esa escisión del Yo que encontramos
en el centro de la concepción ·lecánialiil dd~e~itad.io del espejo como
formador de la función de Yo.
_Entre el carácter virtual del paso al Otro, en cierto modo
gra hado o codificac.lo en la piedad y d amor de S! ( ==amor de la
especie), y la posibilidad de desviación, es decir la otra sepii.Cllción
diferencial perpetuamente dispuesta a resurgir entre d i.nfin.ito
bueno de. la piedad y el infinito malo del amor de sf, se_ consti-
! · ruye un:~ estructura que anuncia lo que dirá Freud: cl.a identificn-J
: ción es una identificaci~n parcial altamente rc:stringida que se
: limita a [Omar del objeto uno solo de sus• rasgos.•
L --
20 LA IDENTIDAD

Efectivamente, es en la teoda l::tcani:ma del estadio dd espejo


y en la función determinante de una hemlidura o sep;¡ración dd
suj~to previa a todo c:ncuc=ntro con d iont~xro social, es dedr,
como un programa vircu:U dd Edipo, donde se juc¡;a el porvenir
de lo simbólico como distancia diferencial que pre~k,n:~ de ante-
mano y desde dentro toda determinación de lo propio. Aquf np:l·
-rece cuestionudu de inmediato la posibilidad de afirmar ol sujeto
como plc=nitud y presencia pnra sf, como lo harán el cogito carte-
siano y la conciencia sartriana. 4_a Hnc:a de sep:unci6n paso. por
~-interior. de la subjetividad que én ·ra~ .!_c:l_uc!~n _E.s9n~~s.~· o_ea:
rece en c:terto modo dr:spbzada respecto de s{ misma, en una
r~a.d6napr~hc:nsible como sirúdct¡c:a pero -también co¿,orelación
sem!Últica\ de ambigüedad fundamental en la medida en que c:l
1 júbilo; qu'e se toma angustia de no-a>incidencio consigo y dc:pen-
1 dcncia respecto de una captura en el deseo del otro, inauguro In
' vfa de una ambigüedad rndic:U entre Eros y Th::motos. Toda. de-
terminación de lo real o del principio de realidud de la sntisfac:·
ción propio. de In pulsión se plomeará con referencia a esta ambi-
güedad y a la . escisión que sufre d ego en su distando interior
res~o de imago.
· Lo que Rousseau habfo. presentido acerca de la identidad gra-
cias a c:se programa virtual de la piedad susceptible en virtud .de:
su labilidnd ·a través de la historia pnra degenerar en "cualquie'r
momento en amor propio, es pues el trabajo de Thanatos como
-principio de' disrupci6n que socava la afirmación del Mismo y la
·separacióri'origino.l o escisi6n irreductible que ·dererminn uná'·di~s
continuidad irreductible:·:: -~LOu:a.. como .. concliciOn de. atirmac1Ón
de una tdenndad. Aqui seaflrrnan -105-(f¿[~C:hos "dé-ún desccnru.
"n\lema-comO'. constitutivo del roblerna de In . e údad nntes Je
to a recaptura ruto e una lógica permen(dea de In toutolog!n
o de la identidad consigo mismo; hay más elementos, y tnmbién
separación difc=rencial, en los orfgenes de lo simbólico, y esta sepa·
ración diferencial es el lugar mismo en que se afirma la posibili·
dad de la inserción del sujeto en el orden de lo simbólico. No
será indiferente encontrarlo en la arena ruando la etnolog[o. des-
cubra -al construir la relaci6n especular que estructuro la cspa·
cialid:td simb6lica de la topología y de la met:lÍfsica de los Dororo
como disimetría constituyente-- !a importnndn ~eJa metonimia,
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FACETAS DE LA IDENTIDAD
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que p:~rece cd~~ompcr con....una...d.i.s.imetda... can6nica..la..es~


c_en_!rad¡l_de_la metáfo~. Jean-Jacques Rousseau, al a.6.rm.s.r la
existencia de la piedad en d estado de: naturaleu pura, que fun •
. ciona como un¡¡ vi~tualidad y un programa S'!~es de: que S(! cons-
tituya el principio de: realidad y. ella pueda c:ieFcerse dectiva-
mente, presintió ese fenómeno que; propio del orden de lo
simbólico lacaniano, se explicita rnenos-;P9r c:l Edipo que por d es- \."
tadio del espejo: 1~ precocidad o d retraso aparente del niño intro-
duce esta separ.:~ci6n temporal, reinscripción adelantada, n=petidón
en todos los semidos del término de la distancia necesaria entre
lo simbólico y lo real, por donde comienza toda 6guracióo.
Espacialización especular que cdesconstruye:. sin duda al su- .
jeto, pero que no por ello lo vacJ!j Las investigaciones y las teo-
rl:~s que, por razones de polémica justificadas y para asegurar d
control de su conúnente epístc:mológico, $(! habfan aeado lA obli-
gación de vaciar al sujeto, se ven enfrentndas a la necrsid.d in-
versa de una reconsider:~c.i6n de la subjetividad: sujeto escindido,
~ mis mo en . espejo e .i dusO"",""ujeto pulverizado; '"no 60s tirite, 1i
subjetividnd no está oi:élüida~~n ·cunndo·"Seaürgente y legítimo
cri tic:~r f~psic' · 7(f"'"'ingenuamen te fe.nomc:ool6gias
l~ identi~~ .... co~~...l:l..!..... uema:n·a ~.m~ms~s. os ·
lislas y lo$....Q,J.l~uralista~ ·
- En el curso de estas sesiones la idencid3d seri pues cuc:stio-

1
nad:l a .cuatro niveles principales:
·1. El sujeto individual.
. 2. A nivel dd grupo y de las cleterminaciones que: lo cons-
- Htüyen ·taiito.. para"quien·te-··¡;~rtenece corno para quien lo malíza.
~Cu4les son los parámetros de la identidad étnica? ¿Son unifica-
bies en un' mismo espacio?
3. A nivel de lo invoriancia y de la función de i.dmridad:
¿qué quiere decir el antropólogo cuando afirma: «El uso prefe-
rencial de cierto modo de cocd6n de los alimentos me: parece que
. proporciona la razón profunda de esa id~ntidatl, a primas vista
incomprensible, entre los mitos dd noroeste de A.méri01. dd Nor-
te y los del centro de América del Sur.»
~ ' 4.' Por último, )a relación de estos dos primc;ros niveles am
~ el tercero plantean{ saber en qu~ medida el principio mcta&ico
y aristo!élico de la Identidad debe rel:nivi.urse.
MICHEL SERRES

DISCURSO Y RECORRIOO
[DISCOURS ET PARCOURS]

Someto a vuestro CÓntrol una hipótesis concerniente al dis-


curso m{dco. Os la propongo como un ignorante presenta 11. un
espccialistB un objeto Bnte el cual carece de todo criterio de Buten·
ticidBd. Si decidJs Bprobado, nos alegraremos; En caso contrario
me alegrará que me pongBn en c:.l buen cami.co. B11.jo esta concli·
ción de control y supervisión, no me sentir~ demasiado descolo-
cBdo en este lugB[ donde es un poco puadójico que haga uso de
la palabra. He ll¿gado aquf de otra parte, incluso de muy lejoi,
dentro del mBpa enciclopédico, cultural o universitario. Digamos
que un poco como un extranjero, que quizi no utilice el idioma
adecuado..
.. -·-------He aqu(e!"rcliito de mi encuentro co.ñ esta hipÓtesis~ :E.rid-ato-
del viaje que me trae aqui. Desde hace cinco años trabajo sobre
la historia de las ciencias en el siglo XIX. Tras algunos tanteos,
me he persu'ad.ido de la importancia decisiva, p1U11. nuestros pre-
decesores y para nowtros, de lBs teaJ.ologías, protocolos y teo-
remBS relativos al calor; en una palabra, de la tennodin&mica y
de todo lo que le concierne. Ella fue quien cambió al viejo mundo
'j fe'nLlÓ el rnundc en que hoy trabajamos .. Sostengo, ademá.s, que. ,
lB historia de los ciencias no vale una hora de esfueno si, como
las ciencias mismas, no es eficaz. Dicho de otro modo, que ofrece
menos inter~s como objeto o como campo que como conjunto
24 LA IDENTIDAD

de opeudorcs, m~u:Jdo o cstratcgill operante en formaciones diferen-


tes de ella. Entre esos otros contenidos cuhuralcs encontramos,
por ejemplo, los rcbtos. ·Literarios, históricos o filosóficos. As!,
entre otras tcntlltiv:~.s, intenté releer el ciclo de los Rougon-Mac-
quart de Emilio Zol:!., test inevitable ya que el texto pretende ser
ciemifico y hilce .circular, en\tre t:lrils y crfmencs, un:1 múquin:1 de
vapor.' L-:1.--clave genética, impuesta por ~n:J. decisión del autor
mismo, cl:rifica 1:!. lectura mucho más de lo que la tmdición :~.d­
mite. Convc=nientemenre generaliz:~.d:~., conduce= a una clave termo-
dinámica m:is poderosa y m:is dic:J..Z, sobre todo cuando se la
completa con algunas teorías relativas .a procesos de transforma-
ciones qufmic:~s._Dicho esto, In filtración del texto a través de= los
operadores precedentes deja cierto número de residuos irreduc-
tibles.
Ahora bien, esws residuos, invari:~.blemente, esto es, en todo
re! ato del ciclo, hacen aparecer seric=s en que siempre= se combinan,
en cu3.lquier orden, dementas de un mismo conjunto: el puc=nte,
el pozo, el albergue, el laberinto, In prisión y la muerte. El tér-
mino combinación no tiene aqul su sentido matemático rc=strin-
gido, pu"esto que los. criterios de no omisión y de no repetición
no se observ.an. Por d ,contrario, algunas viñetas pueden repe-
tirse y otrns desaparecer. Como, por otro lado, en cada relato el
juego y el_ azar tic=nen una función canónica, as( como el trazo de
recorridos cerrados sobre si mismos, habla que concluir que estaba
en presencia del Juego de la Oca. Irreductible a los méwdos y
estrategia de la historia de las ciencias, salvo que se piense que
·----·-¡..=-presenta 'las· etapas iniciales de la alquimia hacia la gran obra
y que, por lo tanto, es una figura· arcaica del fuego que ha des-
cendido al dominip común. Juego de la oca loen\; c=n efeclo, se
juegan una o varias partidas por relato; juego de= la oca global
par-a d ciclo c=ntero: Pot-Bouillt es sin duda, la casilla del hotel,
Guminal la casilla del pozo, ú Rév~, tota.lmente en blanco, una
casilla de la oca, etc. En este punto no se ha logrado mucho,
salvo, quizás, una explmaci6n del azar en el protocolo genético
y recooocc=r un plano en c=spiral pora el conjunto del ciclo, que
resurge indefinidamente de s( mismo; de ah! el nombre de Plls-
cal, su teorizador. Salvo, si r-ecOgemos la tradición alquimista,
deSOJbrir que se tráta de un juego de circulación en tanto que
DISCURSO Y RECORRIDO 25

toda la obra es un conjunto de circuJaciones. En panicular, la de


la f:Jmilia, del árbol, dentro del cuerpo social, circulación que d
Pr(facio llama irradiación o gran viaje.
El interés ren,ace súbitamente cuando descubrimos que los lla-
mados contenidos residuales, movilizados sobre el uaza.do del
Juego de' la Oca, son reproducciones perfectamente reconocibles.'
de constelacione-s miticas corriemes. Reiteraciones del discurso
greco-latino o judeo<ristiano e incluso asomos de un área más
extensa, como el ciclo del festín, aislado hace tiempo por Gcor~
ges Dumézil. Ejemplo: la Gc=rvaise de L'Assommoir es coja. He
aquí la. figura de la tara hereditaria: el término tara signific:a en
primer lugar desvfo del punto de equilibrio. Pero por ouo lado,
lado, al caerse del techo, su marido, retejador, cojeará como dl.a..
Gervaise ha caldo:' a las clases bajas, a las chabolas de la Goutte
d'Or. Es amiga del herrero, la Gueule d'or¡ es madre de Naná.,
la Mouche d'or, que inicia su carrera representando a la rubia
Venus en un te::ttfO parisino. Vemos que siguiendo la pisu a la
leyenda dorada se reconstruye tocb !::t historia de V ulcaoo, euyu
antro, justamente, se ~nstruye sobre las tablas. ~aise cojea
por la tara, se fractura la cadera por la caída. De:· golpe: d. saber
guarda silencio y habla la mitología. Y· es ella quien hace com-
prender por qué la coja se convierte en lavandas: por una culpa
originsria, tara o calda, basura o fracrura, que hay que hva.r o
recomponer necesariamente, pero que: no logra limpiar o soldar. t
Falta cometida en el Paradou, en el jardín de invi~o de Sacard
. o en la era de Sairn-Mittte. '• A partir de esto es posible detectM
· - -·--toda- una clase de cojos dentro del ciclo, irreductibles, salvo me-__
d(ora de la tara, al discurso cientlfico. Gervaisc, pues, o mejor
su figura mftica, prepara el fesún perfectamente repe:átivo del
ciclo de los brebajes que procuran la inmortalidad, coa t. dife-
rencia de que aquí se come una oca; y, el dia de sus bodas, d
cortejo de invit:~dos parte hacia ol Louvre para volver a ver, como
en el tentro, los emblemas de este festÚJ, Lar Bodas de ÚlnM,
la transústanciaci6n del agua en vino, La balsa dt: Mt:dUJJt, d
naufragio en medio del mar, los colosos de mármol negro, las
estatuas de piedra, y, en esta ocasión, se pierde en d Museo sin
poder salir, como en un laberinto; se protege de la lluvia bajo
los arcos del Pont-Royal, observa los muros y los techos de Pub,
~f!;,.,
~:....._, 26 LA IDENTIDAD
,~. ( ........ ; .
~-~fi.~-: ·. . .
:;:~;des& d fondo de un agujero, el pozo, trepa a l3 columna Ven-
,;:~~ Cfóme· por la estrecha espiral de La escalera, rea~la en el hotel del
~'JMOSilin d'argmt y, para terminar, se encuentra con el sepulturero,
.~.::_-entcn.dor ín.tegram~ce vestido de nc=gro, que balbucc=a, borra-
.;t"':.Cho: Cl.Wldo uno muere, es para mucho (Íempo. Un mczdll s!!_bi~
,:¡:o;espaatánea de muy viejos patro'nes cuhura.lc:s se asocia a una
• ~::Oc::irOJ!.ción cuyas c:tap:1s son las c:LSillas clásicas del jueg':). Este
]r ~- ejelllillo que atraje, por comodidad, del más célebré1 ae Jos re-
~~:.: latos. no es sino un ejemplo, . perb es canónico. Se reitera en el
. _:;-_· mismo rdsto y luego se generaliza para todos los relatos del
·. :~-~ciclo, bs.sta cristalizar por fin en su programa gener:U. De ahí
·..;;'~este btlance global: una vez fihrados los llamados con tenidos
·:~·'-" c:icnd.Scos, queda un residuo en el cual un juego de circulación
:~~-.::·organiza repedcioni:s rniLicas. ·
:'·?J;:-:.. . A partir de esto ~ - hace re:~lmentc neccs:uio plantear la cues-
-:¡:~ tión ~ WlJl asociación tal. Dicho de otro modo, cómo y por qué
·-:.; ~ • través de múltiples variaciones de áreas y de discursos -d mito
· ~.:·., de!H:.....ralsto~j el primer jardln y el incesto, el ciclo' del festín, el
· -·..-. Ia.dl&J. la piedra y la muene-· subsiste una invariante que es el
:. ':- -. trazaOO de. un recorrido. Aunque sea evidente la invariancia por
~~ ' las vciaciones, sigue siendo cierto que la presente figura, la del
~T ~ juego de la oca, parece débil, muy. dc:spl112ada respecto de la es·
· :¡: · ~ peram:a de una hipótesis. Por mucho que Moli~re.lo. reitere, con
J,Z_.; otros. relavando a los griegos, es inauténtica. Por eso h3.y -que
-.:,· .-rc:6n.a:h
~::~~ -~ Os ~ego que reconsideremos sus l\liñetas o emblemas. El
· ~~ ~· puc:o=. d pozo, d laberinto, el elbc:rgue, la prisión y la muerte.
:.~·, Dejemos la muerte por el momento; que·-·s·e--difcrencia, · en el
~::--:· dc:su:ollo posterior, al menos por el hecho de no ser un or te:·
1f•'"; lacta. Difc::rmcia, por cieno, significativa: la muerte es, pero no
· ~;es, todo esto. En una palabra, la serie de obstáculos, en la circu·
~~-;.bci6a dd juego, ofr~ pasos, altos y estaciones.
~~ .. """. El puente c:s Wl camino que conecta dos márgenes o que torna
~~-;,'conticos una disconLinuidad. O que suelda una fractura. O que
: ~~m::ompone Ul'.a hsur2. El espacio del recorrido está hendido por
~'k~· d. :,tío. oo es un espacio de transpone. En consecuencia, ya no
~~'hlry m1 espacio, hay dos variedades sin Umitc:s comunes. Tan d.ifc:-
$~ttntts que es preciso un operador difícil, o peligroso, para concc·

~)~~'
~~~- -b·.
DISCURSO Y RECORRIDO 27

tar sus bordc=s. Dificil .porque se necesita un ponú6cc=, al menos;


peligroso porque la mayorla de l:~s veces algún diablo monta. guar.
di:1 o 1Uncan los enemigos de Horacio Gocics. La comunieación
cstab:~ cenada: el puc=ntc= la restBblece vertiginosamente=. El ¡x:rzo
es un agujero en d espacio, un desgBrr6n loco.! dentro de una
varicd:~d. Puede desconectBt un trayecto que pase por aill y el
viojc=ro caer~. cafda del vector, pero puede conectar variedades
af1ilndas. Hojas, pliegos, formaciones geológicas. El puente es pa-
r:ldójico, conecta lo desconectado; el pozo lo es m~s aún, des-
conecta lo desconectado, pero conect11 también lo desconectado.
El astrónomo cae dentro y de él sale la verdad. El dragón ho-
micida lo habita, pero de allf se extrae el agua de la inrnorto.lidad.
L11 da Dide, lo. loca, arroja en él la"llave, entiéndase la clave del
texto, pero as{ encierra todos los g~rmenc=s; el pozo de la mina
germina y se llama Germinal. Y, súbitamente, hablo a varia.s
voces: yo no sé señalar el límite entre el rdd.to, el mito y la cien-
cia. ¿Este puente es el de Koenigsberg, donde Euler inventó la
topolog{a, el puente sobre el Viome o el Sena, o ciclo de los
Rougon-Mncquart, o el conjunto de los puentes que ap!li'tt<=n en
los discursos mfticoc? No, ya no tengo elección: es el ·mismo
puente. ~Ese pozo es un agujero de las variedades riems.n.ianas,
un pozo de potencial donde, bajo nivd, aparece el g.:=rmcn de
Thom, el de Plassans o el de Jacob? No, ya no tengo elección:
es el mismo pozo. En todos los casos, y tanto peor paill la.s da-
ses, hoy conexión y no conexión, hay espacios, hay recorrido.
Y, por lo tanto, lo esencial no es ya esta figura, este slmbolo o
este artefacto; la invariable formaL es algo .así _como un tran~
Portar, un deambular, un viaje a través de variedades espaciales
sc:paroJns. La circunnavegación de Ulisc:s o de Gilgamesh y la
topologfa. .
Puedo recomc:nzar recorric:ndo la serie. Demostrar este tema
ya estabilizado: lo prisión, el recinto cerrado, albergue, umbral,
postn o nuevo punto de partida, y hlberinto, por último, que es
la suma de los emblemas. Dédalo de conexión y· desconexión,
cc:rrodo tanto corno abierto, donde d ttanspo(le ~ "tanto u.n viaje
como una inmovilidad. Todos, operadores paradójicos del espacio
que indican hemos terminado con d espacio demasiado pronto,
que nunca se acaba con Jos espacios; operadores en acción tanto
28 L1l IDENTIDAD

en los mitos fabulosos de Cretll, en los rebtos de lo que nosotros


llamamos lüeratura, como en la tcoria o topología de los wuados,
de: los juegos y redes de transpom:. Hnce dos siglos, casi C);acta·
mente, Kanc comenzaba a filosofar observ ~mdo l;!~a propiedad
paradójica dd espacio. Sobre una asimetr!a no cxpn::sa<. b y no
c:xprcsable, pro>·cctaba una estética. Ah~ra_ -~!e?, _su e~ror cr:1 do-
ble: sólo detectaból un ~spacio, cuando se 1meden definir varios,
abundantes y en núme~o creciente; intcntab.l, por otra p.nce, el
tonto proyecto de una fundación sobre d sujt!to trascendental,
mientras que nosotros podemos redbirlo todo a través del ]en-
guaje y ]:J.S pr:ícticas.
De a.l.¡í tal bal:.uKc remporal. Dispongo de: operadores, ex-
rr:údos de: símbolos ingenuos, que actúan sobre un no-dicho, al
menos po: h filosofía; esto es, los accidentes o cat:iscrofc:s dd
espacio y la muiliplicidad de: las variedades espaciales. ~Qué es
un espacio abierto? ¿Qué es un camino de conexión? ¿Qué es un
desg:món? ¿Qué es lo continuo y lo discontinuo? ~Qué es un um·
bral, un limite? ·Programa elemental de una topología. Ya no es
la Oc:1 quien, cstablc, cucnt:1 todos los micos posibles o perma-
nece inv&.!i:ul[e a través de sus variantes; es ahou el espacio o los
espacios lo que se erige en condición de estos viejos relatos.
Los espacios respecto de los· c~ales tengo Ja suerte de disponer
de un saber nuevo. Y los mitos e:st:úl e:scritos sobre dios. .

__N,or:1 bie_n 1 p_L:c:_cis_:imen~e ~.!1 el segundo Hermes había trazado


el prograr:Ja de - un:l estédca, encrscntido""ain-plio . dd término,
que intenr;~r[oJ tener en cuenta estas proliferaciones múltiples de
esp:~cios. ~ü cuerpo, nada puedo .contra ello, no est~ inserto en
. una v:uiedad únic11 y csp<X:Sfica, Trabaja en el espacio euclfdeo,
pero alli sólo trabaja. Ve en un espacio proytttivo, toca, o.cn.ricia
y mMipula en una varied:td topológica, sufre otra, oye y comu·
nica en un tercera. Y as{ podemos seguir cuanto queramos. El
· espacio euclídeo fue elegido en nuestras culturas del trabaio por·
que es d espacio del trnbajo, del albañil, dd Agrimensor, del
arquitecto. De aqu( la idea cultural . Jel origen de la geometría en
la praxis, que es una tautolog[n, puesto que d único espacio re·
conocido c:s precisamente el del . trabajo, el dc;l transpor1e. Por lo
DISCURSO Y RECORRIDO 29

tanto, mi, cuerpo no estÁ inmerso en un espado único, sioo ~ la


difícil intcrsetci6n de: esta numerosa familia, e.n el conjunto de las
conexiones y transmisiones a practicar emre est:Js variedades. Esto
no está dado, o, romo suele decirse, no cstd all[ desde si~p~.
Esta interse<:ción, estas conexiones siempre han de ser construi-
das. Y se considerará enfermo en general a quien no logre esta
construcción. Su cuerpo explorará por la inconexión de: espacios.
Esto no es más que un comienzo, o no es en absoluto el comienzo
real, si es que existe. ·Mi cuerpo habita, una vez más, ta.otos
espac-ios como ha conformado la sociedad, d grupo o la colecti·
vidad. La cosa cuclldea, b. co.lle y su · red de comunicaciones, d
jardín abierto y cerrado, la iglesia o Jos espacios cerrados de lo
sagrado, la esruela y sus variedades ·y e] conjunto complejo de
los organigramas. Los espacios dd lenguaje, de la fábrica, de la
familia, del partido político, etc. Por consiguiente, está inmerso ya
no en un espacio, sino en la intersección o en las conexiones de esta
multiplicidad. Llamattmos, nuevamente, desadaptado, d.clim:ueote
o desorientado a quien yerra o se niega a pasar, como todos, por
~1 puente intercomunicador de estas múhiples cone:riones. A quien
p~rmonete en uno de los espacios o, a la inversa,. rechaza todos.
A quien, por ejemplo, queda inmovilizado, perdido ei:I d árbol
familiar, o teme salir del paraíso cerrado por dos· bra71JS fluviales.
A aquel que quiere rasgar la red, sufrida como prisión o grillete
de esclavitud. Esto nos trae al comienzo. Una rullura, en general,
construye, en su historia y a través de ella, una intersección ori·
ginal entre tales variedades, un nudo de con~xiones muy pteciso
y particular. Esto ®.ostru_cci6n,_es_t~y..s.eguro, es s!l historia misma.
Lo que diferencia· las culturas es la forma deJ. ronjiinto c:k los
enlao:s, su funcionamiento, su ubi~ción y, también, S1..l.S ambios
de estado, sus fluctuaciones. Pero lo que tieoen ~ común y que
las instituye como tales es la operación misl[la de ligar, de mca:-
tar. Aqu{ surge la imagen dd tejedor. Imagen de ligar, de anudar,~
de construir puentes, caminos, pozos o postaS, ~tte espacios radi-
calmente distintos. De dir~ [decir] lo que mcede entre ellos. De
int~r-dir~ [«encre-dc:Cir .. ; prohibir]. La- categorfa entre, fund.
mental en topolog{a y tambi~n aquí. De entre-decir en w rup-
turas y grietas existentes entre las variedades encettada.s en s!
mismas. Encerradas: aisladas, cerradns, separsuia.s; encerradas, DO
)U j

ID.J.Dcb.adas, puras y castas, por ejemplo. Ahora bien, lo que no


· c:s casto, incutuJ, puede ser d incesto. La imerdicci6n del incesto
· es c:otonces, lireralma1te, una singularidad local ejemplar de esta
opc::ración en general. Trabajo global de conectar lo descon~todo,
o a !1 ínve.rsa, de abrir lo cerrado, o a la inversa, de reparar un
desgarro, o i.ovcrsamc.ntc:, etc. Y henos aquí, otra vez, en los mis-
mos lugues, a través de estn estética Corr:na.l general. Hay, pues,
que b.abl.sr de estas opernciones difkiles. La identidad de una
cultura h9. de leerse sobre una carta, In carta de identidad: es la
ans. de sus homeomorfismos.

Expongo ahora la hipótesis. anunciada. Los métodos m~s fe-


cundos en La actualidad, concernientes al texto riútico en general,
responden A. un álgebra y, más precisamente, a Wl álgebra coro-
. bin.atoria. Existe en d puma de partida, o mejor, es posible
. . corutituir, un conjumo de elementos discretos, de unidades; 11 par-
tir de: este depósito circulan distintas series combinatorias que
podemos manejar. De ah1 In teoría de las fonnas musicales que
es, coa toda seguridad, el organon disponible, pdctico y cons-
lnliblc más general de estas o~racioncs, Este método algebraico
es, t mis ojos, una ~alizaci6n local, tres siglos más tarde, del sue-
ño leibnh:iano de un alfabeto de los pensamie.ncos humanos, para
lo-OJal su autor habfa · forj :lido un Ar.s com bimuori4 -primera in·
veoci6c, precisamente, dd álgebra combinatoria- as( como una
lógica de la nota, de la nota indistinta y discreta. De: donde ex-
traía. Leibniz la idea de que la músréa. era sin dudo el lenguaje
más parecido a la lengua uruversal o a la .Math~sis univer.salir.
- - - · Id~ - pOCo escuChada.. por los 616sofos, pero sl por los inúsiéos, ·
puesto ·que despu6 de la muerte de: Juan Sebastiá.n Bach se des-
cubri6 ~ la etbecera de su lecho el D~ ,zrt~ combinatoria de
Lcibniz. Que, a su vez, permite leer ciertas fugas. Todo esto en
la plenitud de la ~poca clásica, momento en que d discurso ra-
cional sustituJa ddinitivaxnc:nte al texto cútico. Arte que ahora se
ha transformado m ciencia, método productivo y fecundo, reali-
:z:.aci.6n operatoria de un proyc:c:o que m su momento perm:meci6
c:n los limbos de la razón.
Dicho esto, d mismo Lc:ibrüz, inventor arcaico dd álgebra
comc=:mporáne:l 'j de la trorfa de las estructuras, descubría, no
competitiva, sino co~juntameme, una disciplina que: él llamaba .
ana/yris ritur y que nosotros bautizamos topología, ciencia herma-
na de: la primera. A partir de aquí c=:s posible:· imaginar, seguir,
11 través del espacio y de sus acontecimientos, un camino paraldo
nl nbiert_o en lo discreto de los elemc=:ntos y sus combinaciones. ·
Nuc=:v:lmc=:nte volvemos al mismo punto. Y, esta vez, a tr9.vés de .
]:,. hi:aori a.
r

Por fin emramos c:n ma!cria Supongamos una cadc=:na cual-


quiera c=:n que d espacio, un espacio, una singularidad del c::spa· '
cio, apareciera en un momc=:nto dado ~ un eslabón d.e la ~e.,
Se plantc=:a entoncc=:s la siguiente dección o decisión: o la singu-
laridad. por ejc=:mplo, no es sino una unids.d discreta entre otras, _
un término en~simo, y nos internamos por el camino combinato-
rio. O es, en cieno modo, la variable cuyo conj un 10 de .funciones •
posibles está constituido por c:l conjunto de los otros eslabones ...
¿Es interesante: esta hip6tcsis? Es imposible obtener una certeza
rc=:nl salvo en la práctica.
Edipo deambula y viaja, tras su parcida del p11}acio dd rey .
Polybos, para interrogar al oráculo de Ddfos. Encuentra en un -
cruce a Laios, su padre, y" a Polifonte, su heraldo, a quienes mara. -
El cruce es , justamente, la singularidad . buscada. En Mesas se
cruzan fos caminos de Dnulis y de Tebas y forman la carretera·-
que sube a Dc:lfos por vaguada. En Megas, la bifurcación. Pucxlo _
cictta.menre comc:nz:1r por aqu{, puesto que, en su diseño, d casa.
es .~rivial. El camino. pasa entre dos altos peñascos, como por .un ::
portillo o un cuello de botella. Cruce de caminos, cruz, paso de _
un camino a través de una cinta que cona d espacia, salto de u.ca
grieta. Puente, conexión por encima de lo desconectado. A la ~
izquierda, la. ignorancia, la ceguera o la incOnsciencia; lo no sa- ....
bido y lo no-dicho. A la derecha, el saber, la conciencia, lo sa-
grado, Delfos y el significante, la palabra. Edipo es rcpdido más -
acÁ del portillo por los caballos de Laios. Es insultado por Poli- .
fonte. Que d asesinato del padre tenga lugu en esta auz, en -
este borde cortado, bloqueado, en este limite o falla, es una ca- .....
ráscrofe. Entonces la circunstancia es d crimen y la ley se ins-
32 LA IDENTIDAD

cribe en el suelo. Fr:111quear el umbral roro de la palabn. Lo


~endal e; sin duda b bifuw1ci6n. Si se trata del padre, In ley
rttornienza, bifurcación tt;!.Z.llda s.obr~ d árbol gcnenl6gico: pa·
dre, mudrc, hijo, he nquí una ve: más, en e[ gra.fo, l;¡ ttt\'ialid:~.d
dcl rdato. A la izquierda, uno; a la derecha, el otro. Y d ín-
cesco, como Y" vimos, sigue siendo u.r.a conexión de lo desconec-
tado. El texto se da~·. vuelta como un guante y deja ver su fun.
ción, In ubic'lción de s,cparadones entre esp.:~dos y su dificil
conexi6n. Se: puede decir': Edipo m·,\tn a Lnios en c.ste. lusnr, y no
ver el lugar, y reprimir el lugar de lo reprimido; o bien dcdr:
dic~o 'ugar es tal que Edipo. maca al!! a su padre, punto um
carasrrófico y tan cerrado que es necesario m:Har ulH · p.:1dre y
rnndre pa.r::t poder funquearlo. Ser el hijo o colocarse en el cruce:
dos bifurc:acionc.s y dos catástrofes que el miro anuda a través
de su propi.:l palabra . Y si el hijo se ll:~rn:1 Edipo se repite. la
mismd ley. ¿Cómo desplazarse en d espado cunndo o. uno le
duelen Jos pi~s? Para prohibirle viajar, sus pudres lo cudg:m
de lo~ pies. Edipo se 1Juelve a poner sobre sus pies e inicia el
víaje a Delfos, d mito también se vuelve a poner sobre sus pies.
Es un discurso que teje un complejo ~n d pdmet sentido del
térrnino, que rrama . una red, que trazaun grafo sobre el 'espacio.
Entonces aparece la Esfinge, y la mism:~ ley se repite. Esta
. petra guardiana de Tebas muere por una solución. Y vive de
soluciones de continuidad, Vigila el c01mino- cortado porioncle~ ·
-- -- lo~neba.-;o:>
ya r.-.:1 pasan, devorados, " ¡x:dazos. Es quimera, mitad
león y mitnd mujer; mitad de cuatro p::nas, tnmbién, y mit:~d de
dos patas. Un poco pájaro, quizá. Es un cuerpo recosido, m::~l
cosido. Dos parres dicor6micas ligadas en ;;. Y con alas agregada.;
Ligadas en ¡i, un cruce. Y las alas lo saltan, para quien ya no
n~esita pies. La Esfinge es bifurc~dón, y a la recíproca. Y el
cruce de caminos es quimera. Todo se repite entonces, d enigma.
y d snber, en d camino de Tebas y en el cnmino de Ddfos, la
c:uásrrofe y d paso, el desgarrón , y l.::t conexión. Edipo es sin
¿uda el úlrirno descendiente de Jos Esparroi, de los espacios disc:-
!:linados, de la ~parad6n catas:tr6fica., de la c:andnuo que ha de
:«llperarse. Tarobí15n todo se repite c\lando Yoc·Jsta reconoce a. su
~jo por la cicatriz de los pies. Cicaui% donde se coner.tnn los
!ibios de una grie[a. Ahora bien, Sófocles ofrece otra versión del
DISCURSO Y RECORRIDO 33

reconocLrnLemo, y su traducción es fiel. Edipo se reconoce ase-


stno en d momento en que, en su relato, Yocasta, la madre, men-
ciona al erute de (::~minos. La ji. No soy yo, sino S6fodes y d
hijo y la madre juntos quienes, del discurso, exnaen su ley.
Desde el comienzo dd mundo, en el Tiroeo de. Platón, des-
pués de mencionar la xwpa., matriz y madre,· donde reconocanos
d espado topológico, lo Mismo y Jo Otro, separados, son reuni-
ficad_os por el Demiurgo en 6.gun~o de ji. InclinscióLJ d~ la díptica
sobre el ecuador, o d mundo quimera. O el espacio mundial des-
crito como conectable anilidosamente.
Así pues, en cierto tomienzo de cierta historia, sobre d árbol
de 1::. f:mli!iJ. tan caminos ordenados, estrucrurodos por a1guna
re:ladón de: orden, el incesto traza una curva que vuelve sobre
si mhma hada un cruce interior anterior y conectA de nuevo
sólid::~mc:mc el complejo espacial. He partido de un.a singuls.ridad
local del espacio y concluyo con una ley global, que dicu iDv•
riablemente la conexión de lo separado.

De oh!" la idea general y simple de que los espacios m!ticos


son quiméricos. Teorema literalmente tautológico pero que de-1-
cubre un:1 situación complicada. Partes tan separada$- como ·Jo-~-­
mismo y· lo otro deben ser conectadas. El recorrido o:!Ipico salva
acddemes espaciales, bifurcaciones, catáitrofes y curvas ctttadas.
.El discurso edípko es ex:actamente este r«:orrido. Traza fis sobre
fractuns, cruces entre variedades que carecen de limites comu-
•. nes. Lo cual supone que antes de él, es decir ames dd discurso,
exisrfa una muhipliddad de espacios sin relación, d CI01.
Se tendría" que poder demoma.r la genc:ralidad de~Ia hipóte-
sis. El" esp_acio no es un tema dd ciclo ·d.: l...tt OdiÚtf:; esa unidad
discreta que aparece indefinida y reiteradamente a lo largo de su
secuenci::~ discursiva, L::~ plurlllidad de· espsd"' d~nc:ctados,
todos diferentes, es el caos originario, condicional de la serie que
Jos ens::~mbla. El viaje de Ulises, como el de Edipo, es ptzrroun
[tc:cocrido]. Y es un discourr [dls.cucso]. Cuyo prdijo t.hart.
comptc:ndo. No el disrurso de un recorrido, &ino ndic:alttlc:nte,
el recorrido de un discurso. El cuno, d runos, lA .ruta, d a-
mino, que pasa 11 través de la disyunción origin.ttia. El pueote
LA IDENTIDAD

d:l por sobre: l~ts grii:ms. Y h ~paración es de un rigor inc:x-


ashk. TodOi los espacios hall.:~do.s están perfectamente definí.
, sin impre6iones ní interterc:ncias. Y es imposible. canee-
os entre si. ~o <:s posible c:nsarnbl~tdos para conscicuir una
iedad homogé:lea única. Combinan c.nrcgor.lns como lo abieno
;, curado, lo c.xtc:dor y Jo interior, el borde: y el limite, b
<Jdmidad y la .adherencia, ere., conceptos car.acrerlsdcos de los
.cíos múltiples de: la topología. De nhf que. c:ncontrc:mo:; todo
que queramos en el texto: las islas inoccesib1es y los pa(ses de:
t:lde DO se puede .sa.Hr. La · playa donde la carást.rofe os l.B1l2a,
dc:nci.a de la rt::saca, las c:ostas donde. no se: puede: hacer pie:
~ por-. un mocncnto han es1:rdo tan prÓKÍm3S, La introducción
: \ltl caballo ¿e madc:.ra dentro de: una dudad cerrada, doode los
tertaOs están a la vez dentro, pc:ro fuera de c:Ua puesto que:
.rln d~u-o e~ una caja cerr:td:~ que está d~nuo de la ciudad
.ttada. LA swáa de: un carnero, un puente, Íut:rn de UOI!. C!!.'YC:t•
'~da donde arde un fuego peligroso, cameto, nuevo CBbnl.lo,
era la siguiente diietencia: que se trata menos del espacio óptico
, -ruua1· que éd espacio lacustre del tncto. De nhí la ceguera
Id cíclope, par1 mostrnr que un sistema ce.nado no es d ·mismo
.lml el " clari";dentc y par:J quien sólo cuenta C'on· su piel. El
i~vo paso ante la costo. de las Sirenas, donde aparete una
proximidad, c..1:1 ttdhc:renciu, abierta para d sordo y cerridu para
todo aqud qt.-e-oiga.-E1 mapa__ 4eJ. viaje prolifera de espácios ori·
ginales, petfea.amentc disc:min~dos~---o~ literalrnc:nte, esporádicos;
ada- uno, ~tivamc:ntc:, dctcrrnir1..9do con codo rigor, .donde:
d vagar glob.a.l, )e. aventura mhica, no es, en úlrima instancia, sino
N c::ona.ión r;c:ne.ral. Como si d discurso sólo tuvicrn por objeto
o como blaoco conectar. O como si la conexión, la rdación, cons·
tituyt:ra la ~~ por donde pas:l el primer discurso. MúO~, primer
>.o-r-~; tm:.sFOrtc, primenl rdadón. Conc:xióa, condición de
tnruporrc. De ah1 Penélope, at d pvc:;ro te6rico. De ahJ la rtins
que teje y ¿~:::mje, lo femenino prímero que. hecho macho, sc:rá
d Sabe rano Tc:j<:do.r de: Platón. Como d¡ce Descartes en la
· R.eg/11 X, la r.apicerla entn=mezcla hilos de matices inúnitnmentc:
vtriad.os. lcinitamente: lo r;acionill y lo ir.r11ciona.l. Descattc:s dice
lo Olismo ~ una macern.3tica salvaje. Otra vez volvemos a lo
mismo. Saluje o femenina. d logos ~ti presente, pero .todnvla
DISCURSO Y RECORRIDO 35

en las manos. Es!as conccca:n. Penélo~ es el autor, quien fuMn


el discu-rso, quien traza su grafo y dibuja el recorrido. Quien
hnce y Jc:shnce es~ tejido que imita el avance: y el reti'()CeSo dd
navegame. De: Ulises a bordo de su nave, lanz.ldera que entre-
laza las fibrns 'sepnrndas ¡lar el vado, viiríe.d<~des bordadas de
gric:tas. Bordadon, tejedora de encajes, a través de pozos y puen-
tes, d~ ese Jlujo con1inuo corudo;por catásaof~s. que se llama
a sí mismo discurso, En el palacio~de linea, UHses finalmente en ·
br;:¡zos de la rclna, descubre ls tcotla finita de su propio t-tt/8~.

Aún no sé si l3 hipófc:sis es general. Habd.::¡ que rdecr todo.


Se,suír a T csco, después del término de los dos primeros viajes.
En Crctll, d dédalo es una confirmación demasiado obvia. Además,
yo pan!, o casi, dd juego de niños. Pero d anillo, el anillo que
lnnzndo al mar abre al héroe los dominios de Poseíd6n. Un des·
censo a los infiernos bajo e.! agua. Tres c11mbios de espado, al
. menos, medi:11He el anillo. Este anillo mftico que reaparece en la
hístotia con Policarpo y ea la alegoría morai con d Giges de
Platón. De la fdicidad a la desdicha, o de. lo visible. a lo invi-
sible. ¿Quién no sabe, en adelante, que un toro no ti~e las
mismas car:lcttr(sticas c:sp;lcí:lles 'j topol6gkas, las mísrnas inva-
rin.ntc:s que un objeto crivial dd espacio ordinario? Incrodua::,
pues, en un espacio difereme, sin medida común y sin cone.l06n
c:on aquél que creemos ts el nuesno. A partir de esto se traza
todo un progr:~ma--.Hab[J!I. . que hacer los grafos dd recorrido,
definir con la mayor prc-cisi6n Jos espacios en juego, examinar
los nudos, los cnduceos, las rutdas, las atbotcscencias, todo d
arsen"JI espacia!, tecnológico de es!e discurso y sus morfolog[as
cspcclnles. Ya no se. tnlla de elementos, son como las tablas de
una ley. Operadores exprc:sivos de la operación del discutso
mi!ico mismo, que desde su origen tiene por funci6n vincular
entre s[ los espocíos y, por ejemplo, los nichos ecol6gicos sepa-
rados, defendidos .-on uñas y dientes. Nadie de aqw sale fuera ·
y ningún otro pcneua. Salvo que hable en términos de gecme-
trf:l. Discurso que. tiene por fin la comunicaci6n. El mito intenta
transformar en espacio de comunicación un caos de variedades
desvinculadas, imenta reanudar y anudar Jos cortes ecológicos.
)6 LA IDENTIDAD

Dd anim3l modo al prolo-padante. En el pu~to te6rico, in uni-


lla!o, qu.ien condiciono. y prepara el trabajo de la tejedora misma,
quien produce y da d hilo: Ariadna.

:Esta puede .ser general. Toda Grecia, de la cual hablo, es 1:~


Dico[OrnJs, la Polüom!a. 14 11poria de Zenón, los 1árboles clui-
ficatorios de p(¡¡,tÓn, la división de segmentos al estilo euclidiano
por rdacionc:s y ptopordones, lasos y analog{a, la distribución de
los bi~es sobre la btdanza d~ Aristóteles, la parte com:spondiente
JJ cada uno, su parre de de-stino ... ; este discurso unitario, a rra·
v~s de distincion~s y eones, este discurso de: rnotemátic:a inicial,
rnüagrosllm~me ~1ab\ccido, rctluye hacia sus orfgenes pitagó-
ricos, donde lo decible, saber de lo racional, es ese entero partido
que lJamomos fracción, conjunto de números que son las cosas
m¡sroas; aqu{ el . m¿toJo, d c:«mino, el sendero, la ptsta, propo-
nen, ponen mediaciones, El término medio entre dos 1érminos.
Cómo completar un intervalo: ese problema invariante desde los
inícios hasta Camor. Si ese puente se pierde y se descubre que ·
d cadno es. i.merminable y la otra orilla inaccesible, se produce
la crisis, el naufngio marítimo de Hipases de . Metaponto, d que
no puede cruzar más el mar; nadie puede ya hablar: esto es lo
hracional o lo ind~ibJe, más· exactamente, lo incomunicable. De
h~ho, la wdta al estado anterior d~: cosas previo al escableci·
mienlo del discurso racional, ese tiempo en el cual los espacios
es~aban mal coneC'ca?os, el transpor~e y .el rec_or~~~'?--~~- .!=rlln _sino..-·
truro. La s.ecta se d1suelve ame Jo- infinitamente dJvlsJble. Hasta
·-: : -eratomi;mó democdt~. Hipaso.s naufraga como Ulises, siendo
ambos Mctapontos. El pitagorisrn.o hab{a vuelto la espnldn a ll\
topologi11. salvaje, pe-ro zozobra de nuevo en el mito en cuanto
descubre: la topología de los elementos reales. Habla insralodo
un ·esp:~.cio de la.s mediadoncs, de (a. comunicación, y muere al
~rdc:rlo. Todo esto es ro~donal, ~rsivo y de<:ibl~. todo mate-
. toático y lógico, pero se haUa en lll máxima proximidad de lns
·fuentes, de l2 posibiJidad de hablar entre si; todo esto repella en
un mundo unificado, en un espacio del cnm.sporce y de la comu·
nicadón d~scubicrtu, perdído, rttUpendo, mil prd.c:tico.s la.ten(e$.
que, poco a poco '1 en otra parte, hab{an formulado su lengunje.
DJSQJRSO Y RECORRiDO 37

La disper::.ión de las ciudades griegas, ínsulas redprocamente ce-


rr:ldas, islas sep:uadas como las Espóradas, donde está d homb~
digno de tlll nombre, ~ decir, medid::~ y medida de todas lu cosa,,
mientrAS en d exterior de I!Ste espacio poUtico citcula.n anirnale$,
bárbnrcs con !enguaj~ borborfgmicos, multipücida.d ca6tics de 103
csp::~dos- sodopolhíco~~ el mundo antes de su formación, mundo
práctico previo a la apuición del saber d~úfico. Ese logos que es:
primero mito pa'a lograr al menos una XOWlJ. Todos los prlncipes.
de l.ns ciudades griegas, dd otro lado "de este brazo de mar apllre-
cen 11nte Troya. para fundar una l~gua de comunicación. Que los
dioses ·hocen posible ea primer lugar. Dioses que se revelan los
mismos aquí, BillÍ y en todas panes, .porque en rus apacio! dife-
rentes gozan de un solo espado. Es esencial que ya no s.e sepa &so-
de mtdó Dionisos, dónde han muerto Edípo y Teseo. En C1.lllqui~
lugar, c=s preferible. Entonces, en este cUscu~. recomienza d
caos: lo::. miembros dispersos, el di,nparagmos, los huesos de. mi
madre: la Tic=rra, la familia primc:ta de los Espartoi, divmimté6o
en d espacio; no, la diseminación de las morfologla.s IIli.s:a:l..u.
De ahí la cuestión primera: hallar el espado único o el conjunto
de los operndores rnedi11.nte los cuales estas vui.o:lades, de im-
practicable e inconcebible aproximación, se vi.ntulOJ • .Abrir d
- caroino, la vfa, 111 pista, el sendero, ~tre este 010S dcsa.nkulado,
esa nebulosa desgarrada, recogidos cuando .se: los reconst::ruyl! c=:o
d espacio OOQlún dd transpone: a través dd mato~ dV;:r:ltó;aúco ..... ~­
Encontrar la rdad6n, d lagos de la analogía, b iidena de las
mediaciones, la medida común y d puente: de los asnos; ~trsr'"
Ja balanza o c:J dinamen; ~puestas segunds.s, paLtbras aegunda:s.
donde le. medida y la justa .medida suponen un espacio lnmo-
a~neo, donde: se: plantea la referencia, y que es la respuest1 prlmc::ra
a la cuc:st.ión Iormulada: d espacio unitario de los pósihles lrmf-
pottes, o de las transferc:ncias siempre posibles. Y, por c:ack,
enconunr en primer lugar, e~ntrar condicioo.almer.te, una pds.
brs., un logos ya ejercitado en s.alvat w fuctu.ru que oorre:n
a Jo largo del caos espacial de las variedades descoaecudas. As!
pues, O.a.Uar al Tejedor, d Tejedor proto-obn=ro dd espakio, pro-
sopopey'il de· !a. topología y de los nudos, d T ejc:dor que se o-
fuena por volvc=r a cosc=r loe.almente dos mundos teparados, sepa-
rados, dice el míto de los autóctonos, por 1l1l4 deteoc:i~. súbita,
LA IDENTIDtlD

, coura meuestr66ca que :~cumula muertos y naufragios: la


t~uofe. Ob:tta, dice Pbt6n, c:n ese discurso donde: confluyen
1 CCOtomfa noonsJ '/ d milO de Jos dos esp:H:ioNiempos; la
lCCÜda común y e:l Tc::jedor, obrero que: desenreda, entrcl::!z:~,
~tuerce, une, pasa d hilo por arriba, por debajo y anuda lo
scional y lo im.óonal; sab=r de lo decible y lo indecible, b
:omunicad6n y lo incomunic:~ble. Obrero del espado úníco; es·
¡.do de la medida y dd transporte, esp:~cio euclfdco de todo des·
pltz.amicnto posible sin cambio de estado, que un dla recmpbzó,
sobaanamente, a las pro!ifer:mtes multiplicidades de morfologías
jcconexs:s. Cumdo se practicm las dicotomfas, esos C':lminos .:o-
Jle'Ctados, hay que saber que estos eones siguen y recubren el
viejo rdato r;ll'tico en el cual los mundos son desgarrados por una
atá.strofe qu: ~610 el Tejedor s:zbe .c:urór o puede reunir. Enton-
ces, y s61o e:tonces, nace la Gcomctr!a y d mito calla. Entonces
d lagos o re.bción :se desplil::ga, cade:nns y redes, sobre el espacio
liso del traflS?Otte, que re:emplaza él .solo sl discurso de los reco·
rñdc;.s_ Lo homogo!:neo conectado borra las catnmofcs y la íd~::n·
tida.d congru:nte olvida bs homeomorfías difíciles. La razón, como
.se dice, ha ~encido al mito; no, es d espado ci.Jcl!deo que ha
repriniído • una topología salvaje, es d transporte y el despla-
zamiento si1 obstd:odos que han ocup-ado súbitamente el lugar
del recorrk!o, el viejo rccorf!po de isl:zs en estado de cat&mo·
fe, dc.l paso a la fractura, del puelúe a.J- p:ozo;- -de la conexión_ a!
laberinto. S: 00tt';1 al mito C'n su función originaria, y d espado
.ouevo sólo es universal, como la raz~ o la ratio que Uevn con·
sigo, porque:: en él ya nó se producen choques. Es posible andar,
dic:e Platón, con do$ pies o a cuatro patss, wmar la diagonal,
· elegir a 01pñcho el camino m:ís largo o el más corto, lo ruta, la
oda o el perlado, tanto como se quiera. La tierra es mensurada,
geometrls:. por la justa medid<:, el R=:y. La multiplicidad, d tropel
.. peligrQsO c!c: morfolog[as aóticas, es ftenado.
De ah! las dos grandes vudms del siglo XIX. B:tjo la aparente
Unidad dd tsp.acio euclídro, la m:nem~dca rccupcr.a, en su vuelta
. a los otfg::nes, la hormigueante multiplicidad de espacios d(v~::rsos
. y origina.!.:s. y la topologfa emersc (Omo ciencia. No se ha ter·
:. minado, ni se: terminad ya con los espacios. Ahora bien, en ese
mismo momento, en la .,.jeja Europ::~ adormecida bajo la razón y
DiSCURSO Y RECORRIDO J9

}a medida, reaparece la miso}ogts como discurso au1énúco. Y se


adara que estas ~cscubrímicntos son g-=mdos. El pu~W.tt: de
Eu!cr y e[ puente: de naves sobre el Helcsportto en ~o de la
tem~scad, el complejo de Lisring o Mll.!'\VeU y d déd:úo dt Creta.
Es vetd:~d que ya Leibniz., · protoinvr::ncor de la nueva: cieada,
dcds, a. ciempo y a destiempo, que habi.a que escucha.· los cuen.
tos de bs comadres. ----
r
40 L;1 JDENTID,~lD

DISCUSION

CLAUDE LÉVt-STRAt.:SS: Michel Serc~s acaba de presentarnos


una hermosa y completa ilustración del problem:l que es objeto
de este -seminario: d de la diferencia y b identidad; lo ha plBn·
teBdo, en primer lugar, a propósito de los Rougon-Macquort y de
la obra de Zol<i, puesto que en ese momento se rrat::lbll de des·
Ctlbrir aquello qu.::, tras las di!er~ncias de cada novd:1, puede
constiruir su identidad profunda; también lo ha planteado 11 nivel
de la. cultuta en general cuando .mostró en qué se diferencian
~as de otras ~odas las culturas, y en qué, no obstante, son
idénticas en ese esfuerzo de prohibir [ imerdire], que ~:tmbién
es, me permitirfa agreg3!, esfuerzo de contradecir [contredire],
lo cual no es excluyente. Por último, lo pl:mceó con referencia
al mito y busautdo ·¿n -qi.Jé""é"reirena·...·-se pod"rr3. llegar a ;tfromar
la identidad dd pensamiento mfcico 11 pesar de sus dívers:ls mn·
ni festaciones.
Al respecto, me perroitirfa una confesión sc:ñal:~ndo hasta qué
punto me ha impresionado esta frosc: de Michel Serres ; <!U
cultura tiene como tarea desconectar espocios y volver O. canee:·
tarlos ... Sucede que 11 propósito ·del mito he escri!o lo mismo cosi
at los mismos términos, pero en d t-::xto aún inédito de mi informe
docente dd aiio p:1s11d0 destinado ru prÓximo anuario deJ Coll~ge
de Frnru:c:. Por dla es tan ..impresionante la coincidencia. Al plan·
teanne d t:nismo problema de saber lo que puede h:tber de id~n-
DISCURSO Y RECORRrDO 41

tico en mitos •provenientes de sociedades muy diversas y muy


alejados en ti tiempo (no .se trataba de Edipo, sino d~ su figura
simétrica ilustuda por m.itos de· tipo cparsifalíano ... , tanto ~ las
leyendas del Gri:ll como en los mitos_.americanos), conclula que,
c::n dcfiniliv;~, todo mito wúo. de rcsolvc::r un problema d~ comu-
nicación y que, dado que d mito es desbordado por d niÍa:le.ro
de conexiones posibles, por la }:oinplicaci6n del grafo (y aqui 'me
cito textu:ilmeme y coincido con Michd &rres}, en última ins-
tancia, todo mito consim: en bifurcar y voh·er a unic. No ~tá
tan bien dicho, pero significa lo mismo.
Creo, pues, que por una singular coincidencia estamos pi~-
mente de acuerdo. ·
Qui.zds el ano~.lista de mitos desearfa que esta. demost:r"adóo. se
hiciera sobre emitas re:Jles>~> y no sobre una obra lit~. Hs
mostrado usted muy bien por qué es posible hacerlo, no obstlllltc,
espedficameme sobre estn obra lheuria. Porque conserva tod.a
un:1 herencis de una vieja mitologfn grecolatioa que volvemos
a hallar en ella, en cieno modo, por inrerpósita persona. AddDÁs,
el mito de Edipo, que yo mismo comet[ sin duda el error de: uti.
liz3r (los helenist¡¡s me lo han señalado) no es evidentemc:nte un
mito propiamente dicho, es una serie de daboraciones litasriu.
Por lo tanto más bien me preguntarla si,; tras r::tocio~ tal~
como cruce de caminos, puente, pozo, -·albergue, laberinto, mu.:rtc:,
no nos ubicamos en una problemática(~ que d término coserá en
absoluto peyorativo para usted) un poco demasiado .cbachdar-
dillna».
·-· ·Mxc H "EL--SERRES:.. Yo- ifo soy · cbachC:.la'rdiari.o,.·. -
CtAUDE U:vx·STRAuss: Con ello aludo a que la.s unidades
constitutivas a. que usted recurre· son Q vece:s mur complejas...
Mrc H E.L SER RES: sr, pero las he dejado; al comicmo he
que.rido contar cómo yo, que no soy espocialisca m estos pro-
blemas, choquc5 con dlos en cieno momeoto: soo sin duda coru-
tde.cion~s complc:ias (puente, pozo, c:t~.), y en cierto momento
lns dejé, simplemente haciendo ver que tras ellas hsb(a dcmcnros
operatQdos simples, como pot e¡~plo cramificar•. TNS d pu.tnt!:
sólo he podido conservar el operador crami6aau y crennifioao.,
que he llamado •conect~ y .r.daconectll!:'». En ~ momento
abandoné por completo lo que roe hs.b[a servido de introdua:iáo
LA IDENTIDAD

.s esta hipótesis: simplemente, he querido mencion::~rla como se


quieren presentar cl::~s credenciales• cuando uno es extraño entre
e:::m:ndidos ...
Cuuoe LÉYI-STRAUSS: Es apasionante ver a. través de qué
c:zminos' ha llegado usrcd a lugares donde, creo, pueden cncon-
:::-arse filósofos y etnólogos. · Y puesto que acabo de h:~.bbr de
filósofos, le pedirla a nucsao lilósofo occascro», si puedo llamarlo
así, Jcan-Marie Bcn&ist, que abra la discusión.
].EAN-MARIE BE."'OIST: !Xseada simplemente hacer dos prc-
gu.Q[as a Michd ~rres. Se h:1. subrayado, efcctivamenrc:, que los
citos y las fuentes literari:~.s aqu{ mencionadas funcionan sin
c:xcepci 5n en sociedades de lo Mismo. ~ Succderfa lo mismo con
conjuntos no tributarios de la mimlog(a europea. o ind~uropc'n,
po:: ;:jemplo7
M te H EL SERR..ES: Ahí está justamente mi punro débil, es
decir que, como bien señal¿ al comienzo, no soy especialista en
em.ias, en c:tnologb ni' en mitología y, por consiguiente, quizó. le·
corresponde: a usted d::~r respuesta a esta pregunta, porque si bien
propongo algo, no estoy seguro de expr~sarlo correctamenre; no
soy de esta especialidad, simpl~::mente: me pr~gunto si un discurso
de tipo tópico o topológico sena interesante: para leer mitos que
me superan, que no son de mi especialidad.
JEAN-MAJUE BENOIST: La cuestión que se plantean Jos cm6-
logos es· saber si, bajo el nombre dd mito, pueden reconocer el
mlsmo objeto .:n los diversos !Ípos de sociedades. Pienso en ese
pusje del Político, puesto que Midld Senes nos ha pedido que
lo l~mos, c:n que d ~tranjcro dice: cHemos hecho -como ·si,- al---- -
qoerer partir en dos al género humano, se dividiera como la ma-
yoría de la gente de aqu!, que separan la raza. hclérúca de todo
d resto, cual si constituyera una unidad clara, y reúnen a todas
la otras bajo la denominación únioa de bárbaros, aún cuando
sc:sn incontables, no se inezclen entre dlas rú hablen la misma
lc:ogu.a; se basan en esta desi~naci6n única para consideurlos
com.o una- sola especie:.. En este momento sostenernos que el
tejedor y el telar serán Uamados a suscitar la problemática del
etcOCentrismo y la necesidad de ver como combinatoria lo en-
c:::I'lldo en la alternativa de lo único y lo confundido.
DISCURSO Y RECORRIDO 43

M1c H El. S ERRES:, L:t problemática etnológica, y por ende


etnocént rica.
(LAUDE LÉVI-STR,o.uss: Pero pienso, además, que: el problc:ma
110 se plnmea sólo en el caso de los mitos. Chocamos constantc:-
mcnte con éL Sigue tratándose de saber si cierto. combinatoria
Jc tipo algcbr:Jico no es susceptible de expresión espacial. A me-
nudo he pcns:1Jo que el tipo de análisis que hadamos, como_'_
etnólogos, clc los sistemas cle parentesco, podr[a ser traducido en r
términos de representaciones esp::~ciales; por .'cjcmplo, para cada~
ni\·cl gcncr:J.cional, una nomcnclatur::~ determinada dispone de más
o menos términos. Si com·init:ramos en representar «el nivel gc-
ner::~cion:J.l» cn que mayor es el número dc términos mediante una
Hnea rectn, entonces se poddan r't::prcsemar mediante diferentes
curvatur:1s los niveles gencracion:des en que el númc!'O de tt:rmi-
nos es más restringido; obtenclríamos asf una especie de rc:pre-
semación geométrica de much::~s nomenclaturas de parentesco que
cvcmu:~lmcnte permitirían descubrir entre ellas relaciones cuya
forma general no cr:l inmcdi:uamente perteptible ...
lvhc u E t. SER RES: O que no son expresa bies por el álgebra.
Es lo que he querido decir.
En cste momento preparo un trabajo sobre este punto, pc:ro
aún no he llcg:~do a conclusioncs completamente satisfactorias;
es un trabajo de gr:~n extensión, pero estoy convencido de que
una red como 1:!. que propuse en un texto que se llama P~n8op~,
ahor:l me p:~recerá muy poco sotisfactori:1; e~ decir; hay que ela-
borar esto en forma mucho más compleja y sofisticada. Que haya
_ .rc~rridos con obstáculos, no cabe duda. Est~y pc:rsu~4!4.C? .c!e_que
los problemas que: actualmente se plantean dentro de lo enciclo-
pedia son del mismo orden que los que explic:1 el mito. El sis-
tema que ha intentado ebboror a propósito del discurso mftico
es bastante uni\·ersal, pero sún no estoy seguro de mis conclu-
siones.
RAÚL MÉNDEZ: Hay pan mi cierta belle:za que, no obstante,
me inquicla mucho, en lo. que usted ha dicho. A través de la
a6rmación r.lel juego ..J-: la ley, a través de la combinación alge-
braica, no .se da cl juego de lo uno y de lo múltiple; es decir,
de lo Uno que se expresa a 'travt:s del dos, del tres, del cuatro,
el cu:1.l a su ve-z re-quiere el tres, el dos, el Uno. Me pregunto
LA IDENTIDAD

hasta qué punto no encontramos b exigencia de un modelo ab-


soluto que se manifiesta a través de lo múltiple. Los espacios que
!.a topología nos permite descubrir remiten quiz:ís 11 una existen-
-- cia. No h:~y \'erdadero esp:~cio, h;~.y un agujero. En cu:~nto se
tiene alguna cosa, caemos en o.lgun:1 red que la expresa y es
c."presada por lo múltiple, pero a su vez es presionada por lo Uno,
que presiona. a través de lo múltiple. .
M1c H EL SER RES: Pienso que tiene razón nl formular esta
cuestión y que en parte he respondido a esta objeción en· mi
e."tposición precedente. Intenté hacer ver cómo, en los or[gcncs
de la matemática, es decir en los pitagóricos, existfa es111 idea de
la representación de las cosas mediante números enteros; pero.
mdo su problem:1 consistió precis::~mente en pasar de un entero
a otro entero por series de mediaciones y, cuando se descubrió
que el camino era interminable, todo se derrumbó y en aquel
momento sólo se captó el limite de la explicación a través de lo
discreto; descubrkron que, efectivamente, era necesario poseer un
organon que permitiera establecer un camino determinado ~ntre
dos márgenes discretas.
- ~ASSIMO PtATTELLI·PALMARINI: Querrfa formular una pre·
gunca a Michel Serres a propósito de un texto que presenta una
evidente vinculación con lo que hoy se ha dicho, d texto de
Thal~s: 1 existe, dice usted, la transmisión de un esfuerzo cien-
tifico a través de un mito, y ese mito es la condición de: lo trons· ·
misión de dicho saber. Quisiera preguntar qué entiende usted
11 este nivel por mito y, al mismo tiempo, cuáles son sus conse-
cilencias para la definición de: la razón; ~cómo- instituye el- mito·---:
un tipo de razonamiento con el cual se identifica e:l trabajo de
la razón?
Mrc H EL SER RES: Creo que no podré responder a la segunda
pregunta; no creo poder contestar a la prc:guma: oar;~qué es la
ra.zón?:o-. Lo que erro poder, es trotar de comprender o de tra-
b::~jar demro de la relación de In ciencia con el mito. En este ·
punto h::~y varias opciones: la p'rimera es dttrse cuenta, por ejem·
plo, como he tr::~tado de mostrar con la figura del puente, de
cómo, a. cierto nivel de formalidad, uno se: vef:1 forzado a hablar

l. En Michd Serr~. Hmrrh 11, Ed. de Minuit, 1972, pp. 161 • 180.
DISCURSO Y RECORRIDO 45

de golpe a t•ün"as vop::s¡ o sea, cuando yo decía: instaurar un


camino de conexión entre variedades sin margen común, por ejem-
plo, señalaba a la vez.lo que Euler quer!a decir y lo que d rdato
de Horaüus Coclcs dice. Por consiguiente, creo que es posible
instaurar algo as! como un habla, que seria a la vez un habla
demffica y un habla de relato, un habla de mito. Ahora, plac-
te::~do esto, existe otra opción; n saber, !:1 distanci:~ción que hace
que se utilice un operador ll:~mado cienrffico para comprmder
lo que sucede dentro de un discurso. Creo que es necesario man-
tener estas dos cosas, es decir, un discurso que hable de ambas
a la vez, o de las tres, etc., y la distancia que permite dárselo
como objeto. No he respondido muy bien .•.
MASSIMO PrATTELLI-PALMAIUNI: ¿Cuál es la diferencia, en
su opinión, entre la demostración del teorema de Tales, por ejem-
plo, y el relato de Tales, la forma en que la d~ostración dd
teorema se inscribe en el relato? •·
M te H EL SERRES: Creo que la diferencia radica simplemerne
·n que el relato de que se trata es la forma de comunicación, la
forma de transmisión del contenido mismo. Esta se ha solid.i.6c.ado
como tal, ¡x:ro no estoy seguro de que sea fonosam~te privi-
legiado.
CH ANTAL ABRAVANEL: ¿Cómo concilia el u~o discontinuo
y el aspecto continuo del espacio que produce con d pozo?
Mtc H EL SERRES: Creo que, cuando he hablado del pozo, 15Cil·
cillamente he hablado como de un desgorr6n de varias vfa..s en un
recorrido, cOsa enteramente paradójica. Es no .sólo un desgarrón
·. en- u~ reoorridci. sin o [ambién _la conexión de_ varioSr..~tipos... de
variedades. Y_ en tanto el pozo es generalmente una 6gura de'
cáldo, ~ro también· una figura de-un resurgir, ¿por qué no tratar
de interpretar este pequeño relato de la antigüedad como una
fractura. que, en un momento dado, es ocasión de un resurgir?
DANIEL SlBONY: Su aserto parece indicar el paralelismo de
dos puntos de vista: por un lado tendrfarnos d diSC'UC'50 acerca
del espacio, lo tcorla sobre los lugares del espacio y sus singula-
ridades y, pó"r el otro, el ílgcbra y la Combinatoria.
M te H eL StmRES: No he ,U amado paralelo a ese punto de
vista; he dicho que, as[ como por ejemplo en d libro de Oaude
Uvi-Strauss habla una explotación ~mpleta de las posibilidades
46 LA IDENTIDAD

dc:l álgebra combinatoria, se podría pensar en explotar otro


ocganon: no he hablado de una ciencia herman:t. No he: dicho
que d álgebra fuer:~ paralela a la topología, cosa que no tendrf:J
sentido alguno, por cierto. Dije simplemente que podría cxplotnr
d organon de: un:~ ciencia hcrmnna.
DANIEL Stuor-;,·: Por--Jo tanto, f:1 fr:Jtcrnidad entre dichas
ciencias se rc:duci.rf:l simplemente a decir esto: la topologla nlge-
braics. existe. - -- -
Mla.H EL SER.~: S[, asi cs. La topologra nlgcbraica existe;
sólo que no sé bien qué significa esto desde el punto de: vista
~ su exploración en d re! ato. _.
DANIEL SrnO""Y: Ha h:~blado de Jugnres, Es evidente que el
ÚllÍco medio de decir algo de: este lugar es desarrollar en torno
• él todo un instrumental dpicameÍ"'te combinatorio que dependa
de la teoría de Jos grupos, es decir, de la reorfa de las sustitu-
ciones, de los permutaciones y dd cálculo de: sus singularidades.
Por consiguiente, d enunciado de su hipótesis puede reducirse
• s6lo esta constatación: la topologfa algebraica existe; sÍ se de-
tuviera usted aquf, se cratarfa de un:~. constatación y la hipótesis
correrla d riesgo de no poder hacer nada con él, puesto que
equivaldrla a decir: b topologb existe y usted In ha encontr:"~do.
Bastaría dejar obrar una especie de pulsión geométrica y combi-
natoria para poder, si no acceder a ella, al menos sentirla. Ahora
bic:n, pa.rece que su hipótesis no se detiene ahf y que:;, en torno
a dla, .usted ha inrenrado practicar la Mismidad de esta combi-
natoria; es decir, consídcrílndo sitl,)aciones, viajes, encuentros, ha
tratado usted de poner de manifiesto a través de las brtth~:~s y las
singularidades dd espacio lo que sucedf:1 en otro espacio, el del
. discurso donde hay singularidades. Por lo tanto una de dos: o
bic::n usted inclu>·e en su discurso el hecho de que la Mismidad
de estas diferencias se da en un lugnr que dicho de otro modo
se nos escapa, o bien incluye usted en su discurso c:l hecho de
que la topología, algebraica o no, es sostenida por una grieto
de la cual nada puede decir y que es la grietll sobr~ la cu:1l se
des.arroUan a b vez la matemática y su incompletitud y los vados
que hay alrededor; o bien aiimenta usted Ia esperanza de cubrir
tcdM estas regiones diferentes con algo que serCa su parte común,
su mglobamiecto, su intersección, y en este caso cabe p'regun-
DlSCUl0U Y Kl:.CURRlDO 47

t;usc si no se tr:lt3 de una tentativa de cierre, cuando era prcci-


samcmc su imposibilidad lo que hada posible todo este estallido
de csp:~cios. Co be en to ncc:s prcgu n tar: ¿ocaso este estallido de es-
pacios y 13 nctcsiJad de tc:nder puentes para que exista alguna
circt1bción, m:is o menos alocadamcme por lo dcm:ís, acaso esre
cst:tllido de espacios no se vincula con el hecho de que hay suje-
tos que, por así decirlo, se pasc:1n por estos c:sp:1cios y tf"'!.UUl
en ellos no sólo lo grieta, sino la diferencia insostenible también,
}:¡ dcs-rcloción que es la des-rcbción sexual, o sea, su nventura con
su diferencia sexual.
M te H .EL SERRE.S: Creo que nai exposición ha puesto de ma-
nifiesto en cieno modo que me: indinab<1 más bien- a la primera
de: l:~s dos soluciones; no a la del cierre, sino a la que se daba
como si c:xisriC:r:m, aún antes de que este discurso hablara, gric-
r:ts, obcnur:1s, etc. Su discurso explota lo que se esconde detrás_
de mr, lo cual es siempre posible, puesto que he: tratado de in-
vocar una situación anterior que quizá Grecia caracteriz.arfa como
la situación de c:~os. En este caso, creo que su discurso se sos-
tiene :1 cspa!Jas mías. Admito c::~balmente haber sido cogido dc:s-
pre\•cnido. .
CLAUDE LÉVI-STRAUSS: Me gustada formularle otra pregunta:
ha definido o aislado usted cierto ~úmero de singularidades espa-
cinlcs, como el puente, que ha definido · como AJn operador de
conexiones, cl pozo que desconecta, etc. Son en cierto modo defi.
nicioncs formales, por una parte, y que: describen d espacio en tér-
minos estáticos, por otra .. Ahora bien, p,ara nosotros, que somos
etnólogos, el espacio que nos revelan los mitos es cualitativo y está
- oricnt ado. -¿De · qué-- modo- podrCa integrar estos aspectos · en su
· formulación? Si puedo permitirme dar un -ejemplo, c:l problema
a que me <;nfrcnt::~ba con mis mitos de: tipo «parsifoliano• era d
siguiente: son manifiestamente, simétricos o inversos, mitos de
tipo cedfpico•. Interpretados en términos de: comunicación, es
bastante claro que los mitos edlpicos trotan de una comunicación
nbusiva o excc:siva. Por lo tanto, Jógicamentc, los mitos de tipo
parsifalio.no deberf:m · ser mitos sobre la comunicación interrum-
vido; pero no son exactamente: esto, pues los dos tipos no son
riRuros3mcnre simérricos. La cornparaci6n entre müos parsifalis-
nos lomados <k regiooe:s muy dlvc:nu dd mundo y de cu1 ru.ras
48 L11 IDENTIDAD

muy alejadas denot:l. que no son mitos sobre ):¡ comunicación


interrumpida, sino mitos sobre /:1 comunic:~ción invcrdJa . .Es de:.
cir, que en lugar de la buena comunic.1ción que se produce por
ejemplo de este u o~sic, tenemos Un:l mab comunic"aci6n de sen-
tido inverso. (Oc_qué modo es posible integrar consideraciones
de este tipo en -sus - esquemas?
M re H EL SER~ES: Creo que en su pregunt :1 sé encierran dos:
en primer lugar d enunciado de la primeen, a saber, la c:uegorfa
de lo estático. Y la segunda formulación ofrece dos ctHegor{:Js
distintas: las de <"U:llid:~d y d senrido y orientación en el esp:~cio .
Querría responder primero a ]:J _se~und;J, ames de nbordar b
primera.
Ln segumh ¡m::guma, a saber, b que implic:-~ c:ncgorhts de
cualidad y de orientación, puede ser reintegrada en un esquema
de tipo topológico, pues he empleado este término por la simple
razón de que la copologr:J surgió romo dend:.t a principios dd
siglo XIX nntc: dos imperativos fund:~mentales: encontrnr un cs-
p:~cio o espacios que escaparan a lll medida; en es:~ época. se dcda
.. geometría cualitati\"a~>; por consiguiente, la cualidad entra sin
lug:~r a dud:ts en mi discurso. Y en se~:undo término, una vez
encontradas variedades de tal o cu:~{ orden, «patológicas», como
se deci:t en aquella épcx:a, todos los problemas que se planteaban
al respecto eran precisamente problemas de orientación. Por Jo
tanto, en la segunda parte de su pregunta las dos c:ucgodas no
sólo se int~gran en este discurso, sino que también son funda.
ment:tles a~ mismo~ cualidad, orientación.
La primera p:trte es un poco diferente, o saber: cuando se
utífízn un esquern:~ de tipo topol6sico, uno se manticn~. dice
usted, en l:i c:1tcgoría de lo est:ítico. Coincido totnlmeme; en
efecto, no hay energérica en este discurso, que simplt:menle !Taza
re{:orridos, conexos o inconexos. Pero creo poder decir que el
discurso de hoy es sólo la mitad del discurso que hubiera deseado
pronuncí:zr en un desanollo más general: del mismo modo que
Descartes, en el siglo XVII, sostenla que las cos:~s sólo se podían
c::<:plic:.u a rr3v~s de b figura y el movimiento, pienso que octual-
ment~. si queremos tener un buen or&:~non explicativo, es indis-
~nsable poseer dos co.s:~s; un:~ ropolo¿;íJ, es dr:cir, el djbujo en
general de lo qu~ se quiere explicar en un esp;lcio dcu:rmin:tdo,
DISCURSO Y RECORRiDO 49


y, por Ott:l parte, la energética que circula c:n el grafo en cuestión,
en cuyo caso ya no se úcn~ simplemente una representación
esdtica de la explitación, sino que también se \'e lo que cin:ula
y lo que sucede dinámíc:~mente en dicho estado de cosas; esta
es la razón pur la que al iniciar mi discurso he habbJo de ra:-
modinámica, (JOr ejemplo, diciendo que por d momento dejaba
de lado esta fucme expÜcativa porque no podía abarcar todo;
pero es algo que quería anunciar: en un buen organon · explicati-
vo, :~ctualmcnte, me parece que se requieren la topolog{a. y la
energética 11 la vez. Creo que de este modo escaparé a la cate-
sorra cst:ítica.
CLAUDE Livt-STRAUSS: Sí, muy bien. Pero esta energética ¿de
dónde se rom3rát ¿Es posib1é obcenerJa en ocra paree qu<: no
sea l;1 etnografía dd medio considerado?
M te H EL SERRE.S: Creo que quien formuló la pregunta, al
habl:u del desc:o, l11 formuló con toda precisión.
CLAUDE Lt!vt-STRAUSS: No estoy totalmente de acuerdo, pues
hablar del deseo es hablar del deseo en general; e igualmente, si
puedo permitirme: este esbozo de crítica, cuando habla usted de
cruce de caminos, se refiere al cruce de caminos en geoaal.
M1c H EL Sr::RRES: Es verdad.
CLAUDE Ltvi-STRwss; Entonces, cuando abordam~ un mito,
lo importante c:s saber qué es d cruce: de: camino:s en la sociedad
considerada para b gente: que cuema el mito. Esta enc:rgérica,
que da tal ~gión dd espacio por bu(;Í'Ia y tal otra por tn4ls, ul
recorrido por · favorable y to.t o~ ro por desfavorable, c::sra mergé-.
tica, creo que sólo la investigación etnográfica sobre la sociedad
en que se dan esos mitos puede proporcionárnosla.
M1c H EL. SERR.ES: Por ejemplo, ~n el relato de Edipo, que
sin duda algunn no es- un míto, se ve claramente quc: .eo. d cruce
de . caminos, que es una forma dada, se producen acontecimiouos
energéricos: el insulto del héroe a Layo, la embestida de los ctd-
tro caballos del cilrro, eu:. Hay toda WlB energética e:o juego,
además dd crimen, por cierto. En est3 bifurcación circulan ener-
glas considerables que no he tomado en cuenta porque qucrl.a
h:1blar de la forma, pero que obviamente c:st¡{n alH.
CLAUDE Llh't-STRAUSS: Pero esto no nos di((: si, pan r~
griegos quc: lo contaban o lo cscuch.nban en tiempos C1 que era
50 LA IDENTIDAD

un mito, el cruce de caminos tenia el mismo sentido que tiene


pua usted,
Mlc H EL SERRES: Sólo la etnologl:l puede responder. -
jEAN.MA.RlE BE."i"OIST: Una cue!.dón de historia de J:¡ úlosoHa:
en la crlcica que con justicia se hace a Kant por haber localipdo-
lu esuucruras en un sujeto trasce1dental, se omite la importan-
cia del esquema tn.seendent.U que podrfa ser a la vez una prefigu·
ración de la energía y del grafo.
MIeH EL SER.RES: Es cieno, en la Crftir:a de la ra:cón pura
está parte 'de la respuesta a la cuestión planteada.
CLAUDE T ARDITS: Al· elegir como operador conectar lo desco-
nccrsdo, etc., me p:uece que tiene usted un operador de t:tl cx-
ta:LSi6n que pennir.irb descodificar una enorme cantid:1d de cosas
y que, como ha subrayado Claude Uvi-Strauss, c.x.isten sub-
operadores. Por ejemplo, hay lugares en que la conexión es im·
posible: d incesto. Por otra parte, al tomar el espacio como
ampo en. que desarrolla sus análisis, o como asiento, rcintroduce
... a modo de demento de un mito general el espado euclldeo, pues
el espacio euclideo sed aquel en que no exista obstáculo junto
a un espacio donde si exista: según sea el caso, se salva el obs-
tirulo o no se salva; len d fondo piensa usted ql!e d pensa- -
mic::::Jto euclideo no es sino un aspecto de un mito que habr!a
ennviado el camino y que la topolog{a salv:tje reubicaría en su
.vc:nilld~ lugar?
1frc H EL SERRES: Creo que si· llegué a esa toriclu~ión es por-
que realmente pienso que, en todn las cuestiones que uno se
pbntea sobre d origen de la matemácic:t, se plnntean siempre fai-
5&-S rucstiones. He dicho, en particular, que se tenían grandes teo-
rías para hablar dd origen prácdco o práxico de la geometría sin
advertir que la condición misma de la praxis, la condición misma
dd trabajo, es prrosamentc: d espacio de transporte de que se
trll~. Por consiguiente, e~ una mpolog!a muy curiosa. Por ello
propuse la idea de que en cierto momento hay un habln que res·
poode a la cuestión planteada, que es el habl:1 de la geometrfa
gó:;a elemental, donde emerge un espacio del transpone: sin cam·
bio Jc estado o sin catástrofe. Y a panir de este momento, nccp-
"undo que se hn inventado este espacio, toda la cuestión anterior
comienza a desvanecerse; pero desde el momenro en que, por el
DISCURSO Y RECORRIDO 51

contrario, al observar cuál es d origen de este espacio, se cksru-


bren varios, el h:tbla en cuestión recomienza: en el siglo XIX, desde
el momcnto en que se comienza a advertir que el espacio cucUdco
no es forzosamente el único cspacio posible, aquel l!ll que estamos
sumergidos,;. d habla mítica tiene nuevamente posibilidades de
resurgir. Dicho esto, tiene usted toda la razón al criticar c6mo he
introducido opcr:tdorcs demasiado amplios. Es muy evidente que
me encuentro en la etapa de l:!. hipótesis, que supongo ciertas co-
sos y •que no puedo partir sino de operadores relativamente am-
plios. Como Jice Claudc Uvi-Strauss, no en el cruce general de
caminos, sino en tal o cu:ll tipo de conexión y bifurcación, d
opcro.dor scr!a diferente en cada caso y nos vcrfamos probable-
mente obligados :1. pensar en opcr:t.dorc:s espedalcs. Estoy de acuer-
do con usted y creo rcalmcntc que: la ciencia de referencia abunda
en ellos como para poder elegir tal o cual otro.
CLAUDE LÉVI·STRAUSS: Creo que: es tiempo de poner téqnino
B cst:l discusión, pero :~ntes de dar las gracias a M. Michel Scrres,
desearla scfi3br que: ha cerrado su exposici6n con una especie dc
p:~.r6.bola del tejedor que, en suma, no e:sti tan distante de lo que
hubiera podido decir en los mismos términos un dogon o un bam-
b:J.n. Por consiguientc, henos de nuevo en terreno etnol6gico ...
FRANC::OISE HtRITIER

~-

LA IDENTIDAD SAMO

Esta c=xposici6n constar' de= dos partc=s. En la primera I.D.I·


Iizaré sucintamemc= la forma c=n que= los sama se= n=preseotan la
persona y lo que= c=sas rc=prc=sc=ntacionc=s revdan sobre la.s rdaciono
c=ntrc= los sc=xos (o al rnc=nós sobre la rc=prc=sc=ntac:i6n de= c=stas rd.a-
cionc=s).1 En la sc=gunda, rc=considc=raré y discutiré estos datos etno-
gráficos para imc=ntar dc=scubrir dónde se sitúa la identidad de la
persona sama, si c=s que e:ste concc=pro tieoc= algún sentido en-
tre= ellos.
~ los difcrc=mc=s componc=ntes de= la persona los &amo,1 re-
tengo como objc=to cc=ntral de= este= análisís d que traduce imper-
fcctamc=n te c=l término cdc=s tin.o ind.iv idual,. -1!0 -sama: l~prn. Mi
._ propósito ~s mo~~t:~E• a partir del es1uilio-de esta noción y de :rus
·¡ ritualc=,. asociados, _que pone···de-rnanl.6esto erpu:nro scmible__s:k:
· conL:~octo _!:n t re dos rriundosia"dicalrric=-ñte"d..i:suntos: e:{ mtlñdO so- _..,
cial.i.za.d'\ .sobr"e-basisligile.ticias-q~la "lna~d y -a mUñdO, ':) ·~­
an6mico • c=n aparicncia respecto dc=T añiérior.....Qela feñ;iñi=i~. )
No obstante=, me: veré obligii.da"""a""'a"pd.ú."""ií"O[ro.s "deñi"I!Otos, com-

l. E.st• parrc: ha &ido publioa.da h11jo d dru1o ..Univas f6:n.ininc1:


de1tin inJividud che~ lc:s S.uno.. en ú Notion de prrJon~ tlf ~
Noirt, CoUoquc:s intcrnalior11ux du C.N.R.S., n." .544. Parfs.
2. Pueblo del noroeste: dd Alto Voha.
.54 LA IDENTIDAD

po::~tes o atributos de: la persone, de: modo que: conviene pre-


senwlos inmediat:~mc:ntc:.
En todo ser humano (miryi, en d s~nrido de horno), los samo
ren:::ocen la prescnci:~ de nueve componentes neces:~rios en diver-
so-s grados, algunos de los cuales pueden no ser rn:ís que signos
de 1:. cxistc:ncia de los orros, pero cuya asociación constiwye la
unidsd de la pcrson:l. A estos nueve componentes se agregan lo
.que llamo atributos, que precis:m su identidad social, o establecen
· un- nao Clltre el hombre mismo y d mundo extrahum:mo.
Todo s~r humano resulta nsl de la conjunción de un cuerpo
(mt), de sangre (miya), de la sombra proyectada (uyiúft), de calor
y de :sudor (tatárc), de: aliento (sisi), de vida (nylni), de pc:nsa-
. mi.:=:nto (yiri), del doble (mtrt) y por último del destino individual
(ltptrt).J
A estos nueve: componcmcs se agregan los atributos: el nom-
bre, marca social que sitúa al individuo 'en su lugar (t3); el ho-
m6cirno surreal (toma): todo niño deriva de una potencia c:xtrn-
hUII12.0a identificad:~ por los adivinos y todo nacimiento es os(
sefW de tolerancia de la vida humana por parte de fuerzas que
por naruralc:za le son hostiles (toma es también el término con
que se llaman e interpelan dos personas que tienen el mismo
nombre); la marca de la herencia (b.Jrt):· un componente de un
antepasado se encarna ~n un recién nacido, d h.Jrdn, y comunica
· .a sus futuros actos una inflexión y un es tilo particul:!.rc:s, fácil-
mente reconocibles; pero toda persona no es nc:cc:sariamcntc: el
,. bjrthj de: un o.nt~pasado: algunos_ ?iñgs no tien~n b:Jrt y algui"'Is
. ante?UBdos decid~ ddiber:Jdamc:nte. no <11 vol ver»; por ~!timo,

la preencia de genios, salvajes o domésticos, hostiles o benéficos,


que tparecen en p:u~j3s y eligen a un individuo como soporte par-
ticuhr, determinando ~n él, según los casos, la ebrividencia o la
locun (los patarll).
loít, el cuerpo, y c:n p:trticular la c:1rnc:, lo recib~ el niño de In
mad..--c; la s.angre (miya) se l:1 d3 el padre. Sisi, el aliento, pe-
ner:z en e: niño siguiendo d rilmo de la rc5piraci6n /li:1Ccrn3 en
). l..:.Jl ~eo:-n 105 s.: rc~o:-rvnn pua 1a no::ión do:- tono. Las naduccioncs
fr ....-.c:::J.ls, por ímpcr{~ta }" npmxímat i 1·as que s.:an, se pro;:-oncn a'-! U ( en
la c:d.ids en que ofro:c~n la vcnta)a de $er, p~ra el O}'Cntc o d IC'<:LOr, mds
e-.-.;oo.Corn que lus rérminos vcrn kullls • seca=.
Lll JDENTIDt!D SAMO 55

el tercer est:~dio reconocido de gravid~. es decir, en el momento


en que: el embrión toma form:1 humana ddinitiv!Uncnte, .llbaodo-
n:mJo bs primera~ formas de l:lgarlo o de s:~po, y en d momento
en que le cmpicz~ o crc<;_er d cabcUo. Lleg::s al ser humano a tra·
vés de la s~n~re c.!d corazón, que no se m~da con la sangre del
cuerpo, In cual trrmsíX-Jrt:l a nylni, la vida. Nyini penetra al indi-
viduo en el morJ!cmo del nacimicnco, en d ins~anu: dd primer
estornudo. Nyl11i: impregna al mundo y a todo ser viviente, y
cualyuícr orden que consideremos posee una pardcula de igual
calid::~d. Es absolut:~mente individual, no ~ transmi~ido por los
p:~dres. N::~da partiC1.Jiar manifiesta su presencia, pero sin esta
prcsc:nd::t no se puede: vivir. Jamás abandona el CÜ"erpo, salvo dos
o tres d!a!; Bntes de la muc:rte para llomr durante la noche su
próximo fin. Muere con el cuerpo, se cnncgr~e c:n la. sangre, se
corrompe con i::J carne en la tumba y persiste en forma atenuada
en los hu~sos. ·s¡ se queman, nyini desopare~:e totalmente. Taráre,
el cnlor cid cuerpo y el sudor, son los signos evidentes de su pre-
sencia en el cuerpo '1 se ndquieren de manera narursl en d mo-
mento de n:~ccr. Yiri, el pensamiento, no es neces:uio para el
cumplimiento de la vida; este demento ofrece dos aspectos: y~y~r11,
el entendimiento, la facultad de concebir y de comprender, y
tárr:, ln conciencia de si mismo y de la duración y la facultad ima-
gin:niva que se ttaúucc- cscncíafmente en los actos de rememorar
y de prever.
Nyiiilr. es la sombra proyectods por el cuerpo. Existe nc:cc-
sari:~mcnte, nunquc carezca de una funci6n particular, pero l11 cx..is-
rcndti de üri:i sombra doble y a vcccJ triple, b:Jjo ciertas condi-
ciones (dos sombras pálidas, ligeramente desajustadas, enm::trcan-
do una sombra centr:1l, oscura) es la pruebo evidente de una
c:uacterlsticn del mut (doble), dc:l que nhora hablaremos .
.MEI'f. es lo inmorrnl del hombre. Le es transmitido por Dios
(((Jbulllwnu) en d seno materno al mismo tiempo que sisi, es
decir, en el momento de la np:~rición del cabello. Al igual que
nyir.i, no C5 un componente: propio del hombre y sólo de él. Lns
plantas, en p:miculnr los grandes árboles y los cere31es, los ani-
m:llcs, cienos dcmcntos inc-ncs, como lo srtiUa y el hierro, tam-
bién tienen un mm. La Tierra tombi¿n. El mtn. ab:mdona el
cuerpo del hombre dormido todas las noches y se la.nz.a a pere-
56 L1l 1Dl:J·.'Tl D!lD

grina.cioru.:s que le ho1c..:n conocer av~:ntums cuy:J. sust:lr11:i3. ..::o-


rounica al hombre por medio del sud)\). Se vu~:he a. insen:u
n:nuralmeme en t:l l<Jcrpo a condición de no h~bcr rnodí!i.cuJo
la posición dd durmiente o no haberse d¡;sp~rtado sobres;¡lt:JJo.
Dur3ntc: es;¡¡s ~alid:Js, comr.!.: enfl!'rmcJ;.~d¡;s que trJnsmile lm·go
:ti .::L:.:rpo y es ;.~dcm:is objeta d(;' ar;.~qucs Jc h.1s brujos, qul! 1:un- _
bién salen b;~jo su form¡¡ mtrt. El ¡¡tJque de brujc..:rb es l.! do- .. ::
mi.nación de un mErE fuerte sobre un m~rr. débiL AbJndona Je(i- -~
niri\·:uncme al hombre tres o cuatro ::uios am~-~ de su nmenc n:JI, -
~gún el sexo, en todos Jos casos que no sc:~n de nmerle víulcnl:l
(accidentes, guerril, fulmin~ciún, ere.). Enronces pueden \"Crlo de
día, mientras vu por el camino Je la aldea de los mucnos, los
llamados ..:el ;:t. ti \'identes.. ( yt! dir.ndit! uleno). Tk:ne l;~. misma. apa-
riencia que el hombre vivo, apariencia cubierta de aparie-ncias de.
rop11s, pero s.u carne es cunsiste.nt(;'_ si. se t~X\l y s.u sangre corre
si se le hiere (las la:>timadurJs que pueda· recibir sc H:msmhen
ipso Jarro o! cuerpo). Pero c:~recc de habla y sus puños cst~n
c~t3clos. Esws signos distintivo:; son los que permiten n los
clarividentes conocer su natur.!lcza d!! mErE. Si se le ·,,cercan y le
abren d puño, encontrarán excrementos -lo cual significa· que
d viaje que se inicia es sin retorno posible- u ohjr:tos que in-
diciln la naturale-za dd sacri.licio que d hombre, advl!rrido por
d clarividente, debe h:~ccr para qu.: su. mf.rf 5e rcinrc,sn: a él.
Todo hombre que haya llbtenido de este modo tUl .tplazmníemo
llev-1 una pulsera especial, el .JwJzaue, li!er¡¡Jmcmc la «pulsera
que ata~~o, l!amllda también «pulsera de rt!torno dd alma>.>. Los
daávide.nres ·.son con (rccuc[\(.:ia niiios. Alguno~ __ llnimale..s,...los.--<::1·
~al,!_9s_, !os bueyes '! 'S<lbre todo- los g'ai.os; tienen t:¡mbién este
p<x!er -de sentir y rttonocer la pres~ncia de n;v<. en su ruta; o,
pan d gato, de reconocer la ausencia del 11/Erf- t!n lns personas
de su casa. Entonces se csc.::~pa.
Después de la muerte, cuanJo desaparecen ddinidv:amcnte los
ocho componentes que le han acompañJdo durante l:.1 vidn, el
rnr:rF. inicia b primera ..:vida eJe mueno>.> en la primera aldea de
Jos muertos. Entonces actu3liz:J ocho nue\•os componentes que
posda virtw1lmenre durante h cvida de vivo» y recrea de esta
mL~er:J una person.::J, En esta avida de muerto .. , el hombre reunu·
da los nexos que en su vida preceJcnte tenl,¡ con su entorno fami·
Ll 1VESTJ lJAD S tiMO 57

li~r, si éste lo ha p'tcccdido- e~ la tu¡nba, o se cr~a nuevos Iaros


mJtrimo\liales o Jl! r<.:sidcncia. Así n-acen en la aldea de los rou~·
tos nuevos seres que no h::m conocido una vidt1 de •;ivos. El hom·
bre muere trt~s una segundt~ muerte, que es la primera «muerte
Jt> n'lueno• (JiE /.:J JiE), en l:t cual desaparece la segunda serie de
ocho com¡)onemes que acompañab:m .:1. su mrt.n, y este úhimo pasa
a Ja segunda :.~IJ~·"lt de los muertos, donde actualiza de nuevo ocho
componentes igualmemt! en potencia en sus dos vidas anteriores.
MCJrirá, trns h;1ber llevado una vida análoga a la vida de viv-o,
de ILI segunda .. muerte de muerto•, en la que perecerán sus ocho
úhimos componen1es. DespJ,Iés de esta sucesión de pruebas aseé·
ticas, d mErt inmortal dd homb~ pasa a un árbol y cambia en·
tonces de: s.oponc. aunque sigue pe:rtenedendo a la misma variedad
cada vez que: su SOPorte: muece; o bic:n, menos frccuemenie::nte,
se transforma en genio de ul'\01 especie partiC\.Ilar, los dyírin'patard-
a genios de los rnuenos, que sol\ puramellte domésticos. En d
~rbol, el mETE dd l¡umbre tohnbit::a con el mtrE dd árbol, taiPbién
inmortal. No se trata de: árboles cualesquiera, sino de graneks
~rbolcs en los que la savia no corre en forma, visible C1.l!llldo se
. los hiere -tamarindo, uvero, lima, baobab, sdeUs, poupartia
birr~a. g<Jrdertia euulantus- y carentes "de espinas (por eso no
vt~n los mr.re de: los hombres a Jos balanz.anos, de tronco .~
pinoso).
Aun cuando no existll correspondencia temporal exacta con
el mundo de los vivos, las dos· «vidas de mueno» correspoD<kn
al tiempo en que- los hombrc:s sacri6c:m especialmenle ~saori:-Jcis. ---
. · a!t;~.res ya b rJ, altar del padre:, y yil o IJ r3, altar del padre del
padre. Cuando mucre e! último de una serie de hetmanos que
sacri.fican en el 11h:1r de su padre. y dd padre de su padre, Jos
ahnres presentara, si cabe· la expresión, un des::ajuste de un grado.
La generrcci6n síguieme sacrificará al yilo br:~ por d antepuado
que resid!J en el ya br3' de la genc:r:~ci6n precedente. El biSAbue-
lo, por 'lu ien en Ion ces Cesan las SilCrificios f!:speciales (y áe qui.:nr " '

ya nadie se: acuerd:t ... ) se reúne con todos los attte~a:s dd


linaje en el gran ah:1r de los muertos (dirimbr: /~dolo), uno de
los tres prindp¡¡Jc:s altares de la c:~sa de los roue:rtos del linaje.
Se: admi1c de cStll manc:ra que ha ago,:~do, quizá:,: en wta tdD-
por:~lidad difererire, sus dos vidas de muerto y comenzado su vida
~~.58-· LA IDENTIDAD
~~~f];.: _: .'
:t·t:·~'de árboL Sólo durante d tiempo en que reside en la pti-
:.'{imers !Ud~ de los muertos puede volver, si lo desc:a, en un nuevo
-~·~;soporte, bajo ti. aspecto del hJ rt. Este retorno se produce, en
; ~ ~Be:ne=:U, denuo de un plazo máximo de seis años despué~ de la·
~-.-~muc:rte:. Lo qul:: retoma en cl niño es el }'Íri del difunto,. su pcn-
/.: Sa.micnro, cuyo1 marca se reconoce en las acciones dd nilio. No
;_·~·1e· dicta sus actos, pero les con6cre una forma y un estilo par-
i.~- ticu..[sres, fácilmente discernibles pur nqueUos que han conocido
..
f'~· al difunto ~ vida. El yín' no tiene rnd's conocimientos que los
~:- : que d hombre ha tenido en vida. Un hombre vuelve en los hijos
r
• o el los nietos de sus hijos de sus hermanos, una mujer rcloroa
; _~en ..!u hijas de sus hijos o en las hijas de sus hijas.
¡ ·. ¡::.. En d morotnto c:n que viene a.l mundo, en el inst:mtc en que
: -.-la vitU jo penetra, d hombre declara Jo que scr.á su muerte .
. ·' Úpt.r.t significa textualmemc -.la boco1 habla JI>. Es el sello irre-
~ ·::med.i.tble de su vida y de su muerte lo que cl recién nacido de-
!_, .. tc:nnica al nacer. Dios hace pronunciar su destino al niño. En el
vientre de su madre, se considc:ra que el feto está en cornunica-
.ción directa con Dios, único estadio en que esto es posible. Una
vez que. lo ha asumido, cuando su boca hn hablado, d hombre
se torna responsable de su destino, que es un destino de muerto,
> pues todos los hombres deben morir y .ellos mismos la han que-
,. ··ñdo.. Cuando todos los hombres vívfan c:n el cic:lo, no mor!an .
. ·.Como ~ multiplicaban demasiado, por iniciativa divin:1 cierlo
"nÚJMI'O de. eUos bajaron_ a la tierra con la ayuda dd hc:m:ro. Mitos
detalJados cuentan esre des~Xnso sobre'· la cierra y la organización
' sociU resultante. Ta:mpoco_ en_la cierra"'morfart los hombres. Al
;: ~ CUC:T,lU de que Ja Ínmorr~Jidad, aJ pa:r que la 'vej~:Z y 1:%
:,; impotencia total que la llcomp<lña, era insoportable, desearon y
busaron la muerte. En cienos ~umbri de sepultureros (el .zumbri
:· es d -nombre encomiástico del linaj~) se cuenta cómo los sepul-
- tu:tcros recibieron la misión de ir a comprar la muerte al precio
:; : ~ nn gato y luego inventaron las técnicas que la acompaii:m. Por
·.:o- c:ndc, si Dios quiso la muerte, fue a petición de los hombres.
Caes sc:r humano vudve :1 su va :: hacerse cargo Je eUa, ins-
oi:..a en su destino individual. En cada untl de Jas actualizaciones
de romponemes que suscita el mtn!: en los diversos umbrales mor-
tuorios que franquea (muc:nc: de vivo, primer:1 mucrte de muer-
Lll JL11:::.1~ • ~LJ;;u.., - - ....... _

tO), se decreta un nuevo l€ptrt., que nada debe: nl precedente. Un


niño que muere pequeño ~n su vida de vivo puede tener de este
modo brgas y (ecunJas vidas en sus sucesivas vidas· de muerto ..
Durante el (Ul mbo, interrogatorio del cadáver para conocc:r
!:1 C:Jus:l de ln mucnc, la primera pregunte. que se formula s.l
cucr~ concierne ~ su ft~rt:
"t.l:íra a toda cst:. gente reunida por ti; te han coicx:ado sobre
cst:.ls angarillas; ... si tienes algo que decir, ven primero a coger
el agua y bebe(. t-
~>ltts venido y h:~s bebido el agua. Esta cosa (o sea, la mua-
re} que te h:~ cnconu:zdo, si es tu 1 r (alrar personal que repre-
scnt.'l :zl lt:ptrr. ), apto:dm:~te; si es ru /t:.perr. quien re _ha matado,
av:mza.»
Si ln respuesta es negativa; sí no es J.a voluntad puxa del
ltptn. lo que: cMá en juego, sino un accidente particular, tambibl
determinado por el lr.Pf'r-L, se proseguirá el interrogatorio:
..,s¡ es un nsumo con tu padre, nproxlmate.
»Si es Uft asunto con tu madre, aproxímate.
,.g¡ es u_n asunto que te concierne a ti solo, apto:w.:fmate (trans-
gresión de una prohibición, toma de un altar justiciero sin haber
consultado la opinión de sus allegados, etc.).
»Sí alguíen te ha mata.do, aprox.lmate.
~sí conoces a( autor, atncalo. JI
En todos :os casps, incluso si la muerte es ¿c-c:to de un cri-
men de brujerfn reconocido durante el tut mho, su autor nunca
es sino d instrumento de la voluncad expresada por d /€p€J"E de
}3 vlctima, -Esro explica que no rec:¡iga sanción alguna sobre d
bcujo dcscubieno dur:mze esra ceremonia. No lo cch:m de la a.J-
dc~ y no hnbrá ninsún tipo de venganza. El brujo aparece .uf
como inscrumenm ne-cesario del desrino.
Al igual que el mfJ"t, el hPf.rt pertenece al individuo en forma
exclusiva. No obstBntc, la decisión oracular "dd recién nacido está
somctida a una fuenc coacción. El ltptrt dd niño ~st!J ~n función
del ftptrE d~ la rncdr~: nunca puede estar en cOntradicción Ctla
él. Si c:l ltptrE de la madre ha decidido que: d niño debe morir
pequeño, el dd niño •lO tiene libre elccci6n: d~tad. su propia
muerte. L:~ mujer ktína, ·estéril, es estéril por su ltput.. El fEptn
de un:z muícr decreta n la vez el número de fúíos que dará a luz
60 LA IDENTIDAD

!' ~:: destino de muerte, mientras que el leperE m.-tsculino no de-


act:l. nada de esto (algunos infor~Mntes dicen que el /e~rE dd
~.ombre puo::de ser porrndor dd número de hijos que ha de. conce.-
!:::it t:n sus sucesivos ma.airnonios, pero no va m..is aUá de csw) .
•-\.sf pues, en épocas pasadas, antes de: [Omar esposo. legítima, se
coosuh;:~ba cuid;:~dosameme a los adivinos para intent;Jr sa.bcr si
d /epuE. de h mujer era bueno, si h¡~bfa de dar a luz muchos
~ijas que sabrevi"'irfan y si dla misma posda, por su ltptrE, la
pcia de vivir mucho tiempo. Hasta b. pubertut!, ames de !a edad
sblta y la capacidad de procrear a su vez, el/tprrE dd niño est~
to=:llmente sometido al de la madre. El niiio est~ en permanente
· es~do de peligro mortal, lo que se dice explfciramente mediame
. el ¡;rada del eptteto /uru, caliente, petigtoso a en peli~ro, al
e:sudo infatuil e impúber. Si a!cam:a normalmente b. pubert:ld,
-se sabe por estO que el lt:pUE de la mBdre ha querido que viva.
~ ~e momento, eliEp€-rt. del niño deja de cst:1r sometido al de
la c:~dre. Muchachos y niñas púberes ·asum~n entonces su propio
des:ino después del s:~~:rificio de. pubertad cumptído por su po.dre
(lt¡-srt ka; kiJ, sacrificio}. También se dice lEpErf. b,, la otsalidn:o
dd :,pUE. Dicho sacrificio recibe también, y más especialni:!nte
pat:J las niñas, el nombre de mE.:Jra, lit~ralmcnte «Caricia del
cue.-:xl.,.
El sacrüi.do de pub:nad lo cumple d. padte. No obstante, In
jovc debe tener dos sacrificios de pubertad, el primero cumplido·
por su padre y el segundo, realizado dos o ucs años después, por-
el a:.uido legítimo antes d~ tomar pos~si6n de su mujer y del
niño (d tu ka.ud.:J, la cpane de la Tierra•) que ella habrá tenido-- --
en d ~tep.rdo. de-otro hombte ('e!- :iir.J llrla, amante inst i mcional).
:--- Esi~- sacrificio, de
complejo ritual, preserit a numerosas vnúantes
entre los samo. Según las aldeas, la palabra mora designrt expre-
same:::te la caricia hecha por d sacrificador sobre d cuerpo del
niiio con rres o Cl)atro espigas de mijo o la caricia manual hecha
por el sacrificador sobre el cuerpo de un animal salvaje. deter-
minado por el adivino (corza, paloma, coneja, pero m!is general-
meme serpieme pitÓ'n, que lleva el nombre de l:Jda mimini, <!la
joven uucarada, dulce•), _animal que no es sacrificado, sino que
se sueha luego en la sdv-a, Los animales de sacrificio (pollos y
perros rojos) son ronsumidos pot los asistemes en el lugar mismo
LA IDENTIDAD SAMO 61

de la ceremonia, miencras la madre vigila cuidadosamente para


que ningún !(:StO se susrr:1iga con fmes de bruj(:rfa. Una vez
cumplido el $DCti!~cio; el joven o la joven parten sin volver más
e. casa de sus parien1es m:nernos, donde habrá pasado algunos
df:~s. Antes deL cumplimiento dc:l IE{!Ef'"i ka, la.~ rd:~ciones sexuales
o:=:stán completEJ.mente prohibidas.
Ob~rvesc· que la respor.sa.bitidad personal de la mujer romo
peno na humana no queda comprometida cuando se. cumple para
ella un 1EpErt cormario a la procreación. Nadie se lo reprochará
jamás. La mujer soporta ese .destino oracular como total..w.ente
ajeno d su volunt:~d, que es la de tener hijos, y llevará a cabo
todas lo.s g(:sdon<:s {consultas con adivinos, uso de fajas rituales,
acción de consagrarse a los grandes altares de la aldea, etc.} sus-
ceptibles de inllulr sobre su destino, si no es un ddiniüvo desúno
de esterilidad.
. Una vez hecha esta corrección, las mujeres aparecen como
dueñas absolutas de la vida. El lE[JErt. femenino no s6lo puede
impedir ·todo nacimiemo (caso de lns mujeres estéril~}. sino que
dc=cide soberanamente el curso de la vida de los hijos. Consecocr
temenre, los antepasados agnericios son por completo impol~l~t
tanto para hacc=r nace.r (no d; su voluntad la que= decide d cr
cndenamiento de lns generaciones), como para rompe.r d sc.llo
_del ltptrt matemo inscrito en su descendencia. Paralel.a.m.ente, se
considera, "en especial c=n los casos de dc=sgrada fiUlliliar (se.ri~
de hijos muertos._ pequeños) o del grupb {epidemias infantiles
-•. mórfiil~s"),~que es dl, 1-s selva, el mundo s11lvaje, que d..Sl mani-
fiesta su hostilidad 11 la alde-a, al mundo de los homb~. La
por la exp1esi6n de su destino que. nadie puede nansforrm.t, de
mujeru
acuerdo con la vol1.1ntad de la selva, penenece s.sf al mundo de
las fuerzs.s bru ras y no domesticadas sobre las que c:1 homb.n;
tiene. muy poco poder. ·
Sin embargo, la se!va nunca ha querido la desaparición totál
de una aldea. Y no todos lo:dEput femeninos son radicalrne:ate
hostiles a la transmisión de la vida. Existen alguns.s posibilidades
de acción.
En primer lugar, si bien el hombre no.da pu~ hscer ptan
cambiar su sentencia de muene (la naturalcu de la muerte), tie:De
la posibilidad de. postergar su fecha, pero sólo a partir dd mo-
! LA IDENTIDAD

:::ento en que ha ILSumido su desrino, wxs el sacrificio de pub~r·


;sd. Hemos \·isco que d doble se dejaba ver por los darividenlcs
r ~que s::~crilic:ios adecuados podían llevarlo a reintegrarse a su
.-uerpo. Dd oísmo modo, todo individuo púber de sexo mascu·
tino construye Wl altar (lJ r ,; que representa su ltpErE, en e:! cual
hs.ce sac:rifi.cics cada vez que d /tp€rt redarna uno, lo cual se sabe
.t. través del. :ldivino. Escos sacrifidos tienen por fin retrasar l.:l
l!egada de 1::1 muerte. Un hombre puede set muerto pot su h.pm
porque no fu podído ofrecer d :mímal de sacri.fido exigido. Exis-
te aquf un e::c:~dc:nami~::nto circular: está escrito simuluíneameme
que, despu&s de que la muerte hubiera completado su obra, d
kptrt planro:aría esta exigenci:1 que el hombre: tratarla en vano
de satisface:-. Pero también podría haberse escrito que d hombre
lograría s:nisbcerla. Las mujeres, en cambio, no poseen br:J pcc·
sonal. En d momemo del mnrrimonio, d marido construye a
ada Jada ¿e la puerta de .la choza conyugal, en la pane imern:~,
dos br:J, \!no po.ra su mujer y otro pata él, que representan !a
concreción de su· felicidad conyugal. Un hombre posee pues, adc·
más de su /:Jr:J ¡x:rsonnl ,tantos "1:Jr3 conyugales como ~posas
tiene. Los ucrüicios conjuntos que realiza sJU. tienen por fin
tomar propicio el deslino femenina desconocido "de la esposa, se·
gún el mismo medo de encaden!lmicnro circular ames descrÍ!o.
Observaremos también -:1qu( la existencia de cierta concepción úe
un tiempo inmanente, no:· sometido- a- las .. rcg!n_ de la división
aonológio:. · · ·
Más p.trticularmenre, dos insrit6dones permiten influir sobre
la cteaci6a de la vida: son respectivamente toma y nyiiU:JI':J.
· Lo que crea a un hombre no es sólo la relación sexual; es
absolutamente necesario el encuentro de dos •aguas de sexo~~~o,
peto no todas las relaciones sexuales son fecundas. Se necesita
wbre todo f::a ausencia de la ba.rrr::ra que puede ser coloc::ada por
d /cpE.n: femenino y la ausencia de la que pt:::den colocar l:ls
fuecz.::¡s Ir::;1lévob.s de la selva. Respetado este segundo punto, todo
nacimicn:o es función de la intcrv~nd6n de una fuena exteríor,
d tóm.a, que puede haber sído solicitada por la mujer, o bien
. haber ia;:ervenido por cuenta propia; .la identidad del tomtJ se
descubre: por adivinación.
Los roma son lugares u objetos sagrados: el altar de la Tierra
LA llJcNf!lJttD SAMO 6J

. '
(Turu), c.ste mismo en .su forma de fuego (Tidrt~), los altares de
la lluvLl, l<.>s grMd~;s árbol~s sngrados, la forja, la cni..na de hie.rro
(en tantu que son objetos s:1grados, objetos de c:u.Jto), etc., ssf
como un:~. gran v:Hicdad de altares menores, cuya funci6n con-
sisee <;n cootr3trcscar la. scción ndasta de una p:me de-Ja sclva.
Así, el Ju11dudónlo Oitcr~lmi::me gusano de tierra), que se en-
cuentra en unll sola nldca de Jos samo, e.s el tórit.ti de donde:: pro-
\'icnen -tt:'ls haber conocido por sclivinaci6n ~as causas de }a
cstcriliJ:~d temporal de. su madre y los sscri6cios apropiados---
los niiios nacidos de muj~;res que han pisado ~ la sdva por des-
cuido cicrt:l varkdad de gusano de tierra (dundu) partieu.larm~­
lc ~Jigros:~. El lema es, pues, un objeto cu.lcund, mediador enu_e
el mundo de Js _sclvn y d mundo de los hombres, canal abierto
cap:n. de ncutruiizat, por ls fuerza de los ss.cri.6cios que se le
ofrecen, b fucn:1 mil!igna que irnpid~: la concepción. Dura.Ilte tod3
su vida el ser humano ofr~c:d un sac:riñcia anual a su Jórna,
sin cuy¡¡ buen:t voluntad no existida y que continúa protegiéndolo.
El sacrifu.:ad~r ditc: .,No es posible entrar en d agua y salir su-
CÍO»r no es posible confiarse a su loma y ser rechazado. Todo
nocimícnto ts, desde ew: punto de vista, d resultado de twa tole:-
rnnda particular de h sdva o efe una vktoria sobre ésta. ·
El nyiJM:Jr~ (literalmente plato de roc:dícamc:oto) es una
esc:udllh hundid:1 en el suelo donde: $C. colocan líos · de raíces de
árboles indicados por el edivino, rafees arrancadas según cierto
ritual y puestas a macerar en agus. El agua se renueva QOOstan-
• temer:~~e .. Se e:<trac:n en particular.. ra!~~s de mitr.rgyn11 inurrrir
{que crece en !a orílla de las zonas pantanosas; especie de mim-
bre). ftmMa microcarpa, detarium s~n~gal~nsis, áioJpyros mupi-
li/ormis. Estrbamc:ntc:, los nyúld''' son transmisores f~~os
de fecund1dad transportados pot plantas. Cuando una joven -st:
casa y va a vivir con su familia politica, d. marido se vs a sacri-
ficnr al fl)•ÍSld~r:J de la maarc de su mujer; '/ estil úlcimll, dumntc
cu:mo dfas, bebe esta agua y se lava d cuapo con dla. Paralela-
· mente, sncrtfic:a al 11yisé.d,rJ de su p:opía madre, romo ctestimo--
oio,. de: su propio nacimiento, ¡x:to su mujer no bebe: cstll agua
ni $C lab con ella d cuerpo. Si el sacrificio oh~do .U ny~étÚr:J de
la m.adce de la mujer há sido die-a:, es decir, si la joven ha con-
cebido rápid:.meme, éslfl re~tir~ a p11rtir de: ~te motnc.nto rod~
Lt IDENTIDAD

los ;¡ños, coma S:Icrilicilrtl~::, d S\lcrilicio a! nyis(JJr-J de su madre


y se lavará con <:sta agua, sin beberla nuoc:.1 m.ís. Pólr<\lcbmcnlc,
d marido continuad ofreciendo un s::~crificio anu;¡l al m·isM:Jr:J
de su propia m:~drc, pero :>Ít:mprc como u·stimonio de s~ propio
nacimiento y no por su mujer, b cu:1l como t.:<.msccucm:iu no
!xherá esta agua ni se lavará con eH;~. Si el S:Jcrifido -al nyiséd:Jr:>
de la móldre de h mujer h:1 sido inc6cn, el marido rei1cro un
sacrificío el nyiJM:>r:> de su propio madre, pero es!;~ vez por su
muj<:r; quien, por ende lxbe esta a¡;ua y se };IV:I el cuerpo. Si
c:sre sacrificio rc:suh3. eficaz y la joven concibe rápidamerttc, todos
los años su marido ren<Jvs.roi. -como sacriftcó\ot<: d s:1crificio al
nyirid:Jr'J de su madre por su mujer, quien se la\':mi con est'J
agua sin beberla nunca m:is. Si resulta indic:r:, dcspu~s de con-
rollar con d adivino, el m:rrido ofrece o su mujer su propio
nyiiM:Jr;J, donde él Sllcrific:a, y su mujc:r behc el ogua y se lava
d cuerpo. Todas los 11ÍÍQS se .renovar:d. este mismo 53críl\do {si
ha resultado eficaz), la mujer lavándose pero si1\ lxbcr más. Los
có~yuges abandon:m entonces detini!i'll:~menle t! nyiséd:>r :J de la
madre d~ 1:2 mujer, ineñc:n pau elb . .El marido continúa 53cri-
.fic:mdo ::~] nyiséd.:u:J de su madre, pt:ro coma lcstimonío de: su
ns.cimic::nta y no pat su mujer. .
Se solicitan pues, p::~ra cada nuc:Ya esposa, 'j é'n la medida en
que su h.pt.rf no le impida totalmente concebir, fuerz?s g~nésictJs
(p:u-a Jns cuaJes no h:~y orco nombre que d inderermín:~do /:J, .la
«cosa• -ko· {1, la «cosu, h ~fueaal) de U!.Ulltnr. de un sacri-
ficio-- o rini, tu<:tt:J._ que. se--en- enC:uerúr:Í exdusivnmente en d
agua, as( corño nosotros hablamos de: la ilfuer:t:l» Úc b corriente),
fuenas procedentes o apoy:~das por los plantas Jc J.:¡ selvo, tr:ms-
mítidas par las mujeres según c-adc:n11s más o menos continuas. Se
.solícit3 en primer lug:1r la. fuerza gen¿sica rc::sidcnte en !11 caden:1
matema oscendente: de la esposa; luc:go, si faUa, en la cadena ma-
terna a.scendente del marido . .La ir:msmisión de:: fecundid:1d no
p:~s:~ pues por los hombres, puesto que puede ~er mmsm{¡ida
directamente, por consumo de una mísm:l ¡¡gu:~, de un:. madre
a su hija , de una suegr:~ 11 su nuer3 . Gradualmente:, y suponiendo
(c:~s:o ~X( remo) que cada vez sc3 el nyüU' r ~ de la m:tdre del
esposo (o de la madre de la espos;~) d dic:t:t, se constituyen
·csdenas tte fc:<:und\dad, tad\calmen\e separadAS de h fU:aCÍÓn agna-
LA IDENTlDAD SAMO 65

ucJ.a, que p:1san oblicu.lmeme de linaje en linaje. El nmo debe


su nac:imiemo a la madre de su padre o a la madre de su madre, .
que a SU Va. lo debían aJ:t-madre de lí\l padre O D la m·adz-e de
su m!ldrc. -- r -
VfmOs dil>uj:me asl un univerto propiam~nl~ femenina , carr
sur Jeyer propiar de trarumisión, diferentes de las leyes que im-
plica lB p:mllinealidad y la solidaridad de linaje. Puc:den enumc:-
r:use muchos o1ros signos de esta autonomía, pero todos deben
ser puc:-sros en rc:lad6n con la exisrend3 ritualmente reconocida
de l:~s c;:¡denas de fec-undidad. De ah! que el b~rF. de uns mujer
jamás se enc~rne en su linaje de origen (en la hija de un hamano,
por ejemplo}, sino sólo en las hijas de sus hijos o en las hijas
de sus hij:~s, es dedt, en linajes ojcnos a su sangre, tal como se
define p:míl)ntalmcme, mientras que un hombre no \'udve ja·
m6s, por definición de linaje, en los hijos de sus híjas; en oucbia,
puede rccorn.:u en los nietos de sus hermanos .aun cuando no haya.
relación directa de (:ngendramiento entre él y é$tos. La .rdacióo.
de parentesco agn01ticio b:~$ta. Esta . transmisión dd b:irt fr;menino
sigue con much~ exactitud las lfne-a.s posíbJes de transmisi6n dd
relevo 'de fccundid:td. Dd mismo modo, un hombre no ofrea:
. sacrificios a los manes de= su madre o de sus abuelas. Por lo de.·
más, no existen alt:ues de antepasados femeninos, puesta que no
podd:m encontrar lugar lógicnmente ni en el linaje de origen, ni
en eJ__línaje comncluat-sr una difumá ~reclama .. un sacrificio •
báse de espinacas de la selva cocidas (las difuntas !l:dam.an siem-
pre alimemos de la selva, pero cocidos, mientras lo$ hom~res re-
claman carnes o Bl¡mentos 11 base de plantas cultivadltS). lo exige
11 una de sus hijas o de sus nietas; hijas del hijo o de la hija. De
aqu[ umbién el hecho, ' Ucilmemc: observado en investigación
genealógica, de la mc:moriZD.dón de las cadenas uterinas, de mad.re
e.n m~dre, sin h necesaria me.:TtQrtz:.ad6n adve.ntida de los ind.ivi.
duos ·masculinos de sus linajes de ~rteneneín. De ahf, sobre todo,
la existencia de= un:~ duplicación de los destinos matrimoniales
femeninos, duplícncí6n que los hombres percib=n en fof'DU muy
neta al t~onocerse incapaces de frc=narla. Cuando ~ da un.& hija
en primer matrimonio lc:ghimo, quien la da es d ~ en fun.
ción de una dro:ión que él ejerce dentro del marro de las reglas
prohibitorias de :1!ianzas. Onda la tendend::. a la endogamia dt:nuo
LA IDENTIDAD

[:a alde:~, a l.u hermanas, reales o clasifkatori:l.S, se les cosa pues,


mayo.rú de lu veces, en la misma aJdc.a, que es In de su noci-
icnto. Cuando utlll .de cUas, más frecuentcmc:tH<: la rnayo.r, aban·
~ a su marido para contraer una alinnz:t lc<:undaria fuera de
. aldea, por lo general lejos, s~ observn que en los años subsi·
~c:atcs sus hc:rmanas tienen tendencia a cont.r:1er ellas también
ttt a.lí..nz.a s«UnOOÍaen la misma aldea donde:: se ha vueho a
.:ssU la mayor. Lo mismo sucede si la madre ha regresado a su
Jdea de opgt:n o ha ido s. contraer una unión secundaria en otr~
~e; sus hiju ~sadtis tendcln tendencia a rcun!rsde. El fenó-
~o supera la simple fi.liaó6.n uterina -puc:sro que l<>s hc:rma-
l).l$tr't$, o incluso !as primas parald11.s p:nrilaterales, tíen.c:n t:tm·
hiw tendeocia a duplicar sus destinos rn.atrimonütles- y m:mi-
áesta la aist~cia de: una so!idaridad femenina de: mayotes efectos
que d seoómic:nto de pertenencia al linaje. Se observará tam-
bién que d si~t~rna de paret~tesco s3mo·, de tipo omaha, admite
el .rc«~noc:imiento de esta solidaridad en lss denominaciones. Del \
a:úsmo modo que los hijos de: hermanos wn siempre «hermanos~
ea cualquier generación que .sea, d misma principio de identidad
de: lt» hermanos carnales del mismo sexo h3cc: que las hijas de
hermanas sean entre d1ns ch~rmanos"' aunque pcr!enezcan n lino.-
ja aj<:nos, por conjunción de la regla de fil.i3dón patrilineal y de
la regla efe la decci6n del cónyuge fuera de los cu11tro lm11jes fun·
d.ma:~tales de Ego (Ego, M, FM y M,M). -·· _ _ .. ..
Creencias e historias rn!ticas o miticohist6ricas revelan e1 ·mie:·.·
do masculino sl mundo femenino. Más sr.riha hemos hablado de
á asimilación que es posible hacer c'ñtre mujeres y sdvtt, tt t~v~s
de sus d~ignios inconscientes (el de3ignio del lf.ptn) contrllrios
a la Iwumjsión de la vida. Dentro del mismo orden de ideas,
las mujeres san concebidas como pnrticularmente receptivas res·
pecto de los .geníos de la sdva. Algunas están inclu$0 socialmente
deccrmüudas a ser recepliva.s: todas lal hijas de los linaj~s de
sepultureros de algunas aldeas poseen .así, de modo C:$tatuido, po-
drlamos dcdr, gecúos. Por último, se consiJcra muy generalmente
que Ios hechiceros se encuentt:tn en la familia de la mujer. Pero,
además, de los do:5 tipos de. brujos (kwekw~ y mudE), d más
ne:festo, d mw:JJr., sólo puede ser una mujer. Kwikw~ .ar:~cSl :::1
los trrtrt durante la noche- para apresarlos y dominarlos. Mw~IE,
LA JDJ::NTJDAD St1MO
"''
qul: vuclol durante 1:> noche en forma.de fuego 11 rns d~ tierra,
abre el .,.¡entre y arranc:~. las c::ntrañ.ss, el hígado y d. cotaz6n de
los mfft'. de que se ha apoderado: mw:>f.t obtiene su poder de
un:l summcía que ingiere volun[:>riamentc y es capaz de dar su
primer hijo como sacrificio a la coftad!a de los brujos. No hay
h0mbr.:s mw .1/E. Es la m~tdr~:-hechicera. Inversamente, quienes
dctcct:tn a. los brujos y a los cbrividentes son hombres; los clari-
videntes cuyo poder no se deriva de una herencia de linaje pue-
den en c.:1mbio ser niños de ambos sexos. Per:O en los linajes de ;
d:uividcnrcs, los hombres sólo transmiten sus poderes a sus hi- :·
jos, m:mtcnicndo cuidadosamente apartadas a su.s esposas (que
pnxt:dctl de otros lugares) y 8 sus rujas (que 5I! Cl'lsarán fuera).
ul):) historia Je carácter mfcico, muy breve. cuenta c6mo <:a
otros rkmp<>s hombres y muj.:rcs vívfttn separados. Cuando d
hombro: acudl:t por 1a noche a reunirse ron 1a mujer, debia recu~
rrir :1 ardides y 11ctrc~rse en silencio, arrastrándose por d sudo y
moj:mJo la tierra ame si para abrirse c:amino. En muchas tradi-
ciones sobre d origen de los linajes, la c:onducta dd grupo faro.i·
lillr cmigr:~.nte se ócj:zba a menudo a la iniciativa de las diínáú:n,
las bijas de la f:~mília, d:~do su perfecto conocimiento de los
secretos· m:igitos, sus afinidades con el agua (para el cruce de
Jos dob y el d.:scubrimienco de los pozos) y su capacidad de pa·
cknda y rdlcxi6n.
L~s mujeres mmsmittn una fuena genésica en que los hom-
bres no tienen n3dll que ver, aunque dependen de ella tanto ca
· b ~cu;cntia que los hace nacer como en el fallo, dktado por d
lt[if.rt de la . madre::, que les permite vivir. ~sra fuerza genésica
ajcn:s al líns.je Renera una solidaridad de otra ~pecie,. de ord~
casi místico, dif ercntc de la que determinan las rdo.don.:s de
parentesco que traducen la organitRdón de un mundo soóalii.a.do
m':lsculino. Aun ruo.ndo por ls idrologfa pa[riline.2J de la filiación
queden incluid:zs terminol6gicameme en el parentesco agoatkio
las Ho<:as de fuerza d~ que participan --que, pr:ocedcotes de la
nntur:tlcZll, perturban d ordc:n social est:rbleddo, Io cu~úonan
<:onscam<:mcnce-, la aliam;3 exogá.mica, tal como está c:ultuta.l-
mcme ddiníd::z, termina de cimc:mar la coh~ión femenina fuera
del c11mpo de solidaridad del linaje.
Es1~u entre:: los su}-os en los cánones de la ideología p3ttilincal
68 LA IDENTIDAD

es es[llr entre hombres. La solidaridad de linJjc:, J;.~ concreción


dcl m::nrimonio legftimo, el culeo de los anrepas;.~dos, los s:Jcri-
ficios que mantienen la cohesión de la oldca, llevan la morca del
sello masculino; la transmisión de la femineid:~d por Une:J u¡crina,
la rupcura de los vinculas leghirnos que expresan el acuerdo de
los linajes para 'volver a crear comunid:Jdcs afeccivas que sin duda
~o se basan ni en la filisción ni en d ::~cuerJo de bs familias, la
comu.nicación directa con las fuerzas de l;.~ selva, llevan el sello
femenino. El miedo que provocan las mujeres resuha del hecho
inelucc:~ble de la imposibilidad de integrarl¡¡s cocalmenre ul mundo
organizado, pues, por la regulacjón m:~lrimoni;.~l exog.imica, ellas
sólo pueden ser y obrar al rcvós de los hombres. Encontramos
en la sociedad sama, de forma velada, el eterno pesar dogon: que
el mundo hubiera sido mucho mh fácil de pensar y concretar si
b mujer no hubiese sido diferente, si el hombre hubia:J conser-
vado su condición primitiva de andrógino, o al menos si la her-
mana hubiera sido la única esposa posible conserv:mdo· en pose-
si6n del linaje: las fuerzas naturales de: que c:st& provista, Desde
c:sce punto de vista, la prohibición del incesco fund::tmenta tarno
la estructura de la persona romo la de la sockdad.

¿Cómo podemos, a partir de esto, .definir la idencid:1d de la


pe;rsonll- samo?
Lo que constituye al individuo es aparemememe una es~cie
d: hojnldr:~do, un agn::gado de componentes rnntedales t inn'late-
riales de los cuales, en -~alidad, s6lo Utl.O, _el.mtrt:, -le. pertenece- ...
d"c:ctivarner-ote. Es también una coñcr~~ión puntual eñ' un cru~.:e'
de: c-aminos, en la interS«:dón de lineas sobre-reales y tedes que
tetonan dos mundos, el del Universo y el de la Humanidad. Cada
uno de los cuatro conjuntos e.s( determinados panidpa 11 su modo
t:n l:s. constitución original del individuo.
Se habrá observado que, en esta. sociedad patctlinea.l, muy
pocos OJro.po.nem-=s p~en del padre: sólo la sangre ·en. que
uniga la vida. Es 11. nivel de los atributos, po[ otorgamiento dd
nombre; donde se: juega la pa.nida de:ctsiv11 dd p:~pel del padre
y de los antep~tsados; el nombn: establece. el nexo ent[e. el mundo
de los sntepas~tdos sgoadcios y el de los vivos.
· supra real

DIOS ANTEPASADOS
_{ ·
\
\ .>~· .- . . ..... .............
.... "\ ......
- .......... ,/' \ yltl
•• •,
••
. ..
UNIVERSOY~ mere \ b:uc \HUMANIDAD
~-
/ ""'- \ J ........._ \ /\
•' nyinl '-"'-., \
1 ,, b "'•
1
1
1 1

'~ palora \\ ~
----:
- PA E
\ \ ¡ -
UNIVERSO\ \ \ /"HUMANIDAD
.., lóma \ lflt .•

GENIOS " ...... . \ '~111 - ~~;~•.!!t:.


-·- ..- ... " Jt:pcn \ ..-..'iritolo.t
................... _. .--r-- \
ALTARES DE \viADA~ .
LA SELVA \ \

\
SELVA PADRES
re al
iO LA iDENTIDAD

Volvamo.s .a Jos componentes y al mErf. que, hemos visto, es


ei úrüro componente que el individuo posee con cxdusividaJ. ~
-ri~e de Dios. Podríamos pensar qu<: se tr3t3 c.lcl vc:rdnd~ro prin-
. ···_opio de jde.otidad. ¿Qué es exactamente? Fruto del ¡¡rbitrio di-
. :rino, puede ser débil o fuerte. •· .
· No es factible acc:i6n alguna p:m'l obten~r el otorgamiento de:
ua rne:rt fuerte en lugar de uno débil. Es un soporte, una super-
6óe de inscripción donde se adhiere el yíri y donde se inscriben
todas la$ imágenes, las presiones, las solicitaciones y agresiones
del mundo extérior. Débil o fuerte por decisión divina, el mE~
;en{ consecuentemente agredido o agresor. Agresot es el del brujo.
~ m-En: fuerte puede ser d de un individuo dotado de un mal
ltyut., de un ltptrt Ul'! muerte preco~. Tratnrá const:mtemcnte
de capturar el Ir.~ de otro, de alimentarse de él, d~ conseguir
injertos inmateriales de órganos {hígado, corazón, entrañns de sus
-rlctimas, soportes privileg¡:~.dos del mErt). E{ mm., más débil que
d propio, del cual se apodera, 1~ concede una prórroga., revita-
li:z.ando al propio p:1ra permitirle otras agresíonc$ hasta que a su
va cometa el error de atacar a un merE. más íucrte que el suyo
y S\~cumba en esta luch:1 de sombras.. Esto es concebido según
d mismo juego circubt que mencionamos más arriba al evocar
las técnicas destinadas a reuasar el cumplimiento del destino. Des-
de este punto de vista es comprensible que el brujo no s~a res-
. · ponsable de: sus actos.
Pero si el n:U'f. parece ser 1a esencia del individuo, no pode-. _
mas pretender que sea cl individcío mismo, que le confiera su
id~tidad, su dtttnición propia. En efecto, d hombre puede vivir
sin mfJ't... El hombre cuyo mar. ha sido etptur::~do por otro más
fuerte que é..l, o simpl~mentc: aquél cuya muerte, diccada por d
kptn., est:í pr6:<im:~, vive algunos años sin rn€1'€. La form:1 dd
hombre radica ahí reconocible ~ identilicada por los otros, pero
es una forma mhabüada índuso si quienes lo rodt:an de onlin!l·
rio no se dan cuc=nca.
Ademas, d mc.rc., demento inmortal, no ~e sclu3liza sólo en
la vida de vh·o. Y la inmortalidad no es sjnónimo de inmut:tbili-
d3d. El mut gobierna, después de la primera muerte, otras dos
vidas de muerto. En primer lugar, n.adic: puede asegurar que 1:1 vida
de vivo se:~ la. vida c:sendaJ, aqudla en que d individuo es m~s
LA IDENTIDAD SAMO 71

'
profundamente él mismo. No obstante, existe: un indicio que per-
mite n los samo decir que la vida de vivo es vc:rosúnilmc.ntc:: la
verd:~t.lc:ra vid:~. En efecto, en fa cadc:na que: va de la vida de
vivo a la vida de nrbol, pasando las vidas de muerto, la cu1mina-
ci6n c:s In vida de árbo[ Ahora bien, son los homb~s quienes
comen los frutos de los ~rboles y no 11 la inversa. De esto es
t>'JSiblc: inferír la superioridad de la vida de: vivo sobre la vida
de: árbol: cSi Dios hubicse considerado que set árbol ~ supe-
rior a ser hombre, nos habría hecho directamente:: árboles•, dicen
los sama. Pero que se trate de la vc::rdadera vida. no implic:.a que
SC:I!. ll.q_uc:lln en que cJ individuo C::S más intensalll.enU: él mismO.
~Qué es d hombre en sus otras vidas? Sabemos que $C: dc.line
por un nuevo ltptrE, pero no se tiene: la seguridad de: que: los
otros componentes, igualmente c:n t>Otencia en la vida de: vivo, sean
rc!'plica c:xscca de: los que se: actualizan en la vida de vivo. Se::
s::tbe tamb1én qu~ las vid3s de muerto no son un simple reco-
me.nzar amortiguado, 11.tenuado, de la vida de vivo. D=6.rudo por
ocros compor.::nrcs, actor de otros secos, portador d~ otro des-
tino, ¿se trata del mismo hombre que pasa: de una vida a 1a
ocra; dónde: se sitúa su identid;~d~
En conclusión, 1o ·único de que se está casi seguro es que la
vi<.la que estamos viviendo es sin duda la vida de: vivos y no una
vid:~ de muc:no; que es la primera, si no 1a esencial, pUC$ squl
abajo estamos scsur.ps de: haber noádo todoJ d~ una "muju. En _
efecto, no se posee indicación a!gun:2 sobre la transformación
·- ---·del escaJo frsico del mErt. cuando llega a la aldea de Jos muc:rtQs; ____ -::
no se habla de un nuevo nacimiento, srno de actualizaciones de
componenres virtuales. Pero en l.u aldeas de muer1os nsce.o indi-
viduos que no habrán u:nido d priviJegjo de vivir un.a o dos
vidus nnreriores, o para los cual!:$, lo que para nosotros C3 una
vid¡¡ de muerto, es una vida de vivo. ¿Son menos pe~oas que
, los otrosi' De: Jn inquie1ud resulu.me de la duda s~rca de si el
mtrs. pctmantcerá idéntico a él mismo en sus vidss su~i11as,
n:~ce la dud:1 acerca de: la identidad de la persona. Las im4gtt~cs se
confunden y d individuo -se pierde.
~El _principio de identidad debe buS<:arse en el sc::ntimiento de:
si? Pero ~c¡ui¿:n habla en d hombre? ¿El mismo? ¿Y qué ~ él? ~
¿Los pat.rro. que lo poseen? ¿El c:stilo de pensamiento del ame- _..
...)
72 Lt1 lDENTJDAD

pasado cuyo soporte c:s él? ¿Su fEpErt qm: lo conduce h:1cia la
muerte según vbs tr:Jzad:~.s de :mtem;:ll\o?
Si b. rcsponsabilid:Jd individual y el sentimiento de culpa
son un principio de indi\·idu:Jliz:~.ción, no existen en la moral
saino. El sentimic:nto de culpa no existe, :J.unyuc sí lus de d~.:s­
gr:Jcia o error. He podido equivocarme, infringir reglas, cometer
crímenes soci:J.Imcnte de.6~idos, cosas todas que implican san-
ciones, tamo sociales como ritual cs. Los errores cometidos pueden
haberlo sido sin conocimiento. Todos pueden ser reparados me-
diante: ritua.Jcs apropiados si conozco a tiempo la n:llur.alcza de mi
error y 1:1. n:uuraleza de l:i sanción correspondic:nte. Pero sobre
mí no pesa_la dura carga del pecado ni la del remordimiento. Los
sama no saben lo que es ni hay p3labus para exprcs:Jrlo.
La responsabilid:J.d individual no existe: 1.1 mujer no es res-
ponsable de su destino contrario a la tr:msmisión de la vidJ, el
brujo no es responsable de sus instintos de agresión. En los aten-
tados graves a la paz social, el lino.je es solidario con el individuo
(lo que se ha llamado responsabilidad colc:ctivil) y el crimen come-
tido por el individuo no es definido como tal c:n razón de reglas
morales, sino en raz6n de reglas sociales: el crimen es la pertur-
bación dd orden establecido, y agresor y -víctima participan por
igual en los rituales de reparación.
Uego.mos as[ al puma esencial. El único armazón verdadero,
aquel sobre el cual se construye la identidad, es dado por la de-
finición sociaL La regla social colectiva se encarna en el individuo
y le confiere su identidad . ni asignarle un lugar, un hombre y un
· - --papel· que debe ser suyo debido a su simación genc:a.lógic:r y- --·
cronológica en un linaje determinado: nace en un linaje de dueños
de la tic.rra o de dueños de la Uuvia, de sepultureros o de herre-
ros, es hombre o mujer, hermano mayor o segundón. La identidad
sama es el papel :~signado y consentido, interioriz::~do y querido,
.íntegramente conunido ~n ~l nombre del linaje e individuaL Aquf
radica d aporte esencial de la . línea agnaticia. Si r:1 sentimiento de:
culpa no existe, la vergüenza sL Vergüenza de h::~ber sucumbido
en unn lucha, de haber pérdida todos los hijos, de' haber sido
abandonado por la esposa sin haberlo pr~vísto, de h::~bcr sufrido,
de una u mra m:mcra, un:l humillación. Se llama: «echar a per-
der el nombre)lo, lJ ::.are, o «tener el nombre arruin:~da». Tener
LA IDENTIDAD SAA!O 73

un nombre a,rruinJdo H::va si suicidio o a la exclusión voluntaria


del grupo . Este es un signo claro de que la idc:ntichd del hombre:
está íntegramente comenída en su nombre.
Lo primero es la socicd~d. que: se encama en el individuo.
L:~s regios soci:Jies imeman p:~liar al máximo el azar. Uis reglas
de la clecci6n de= cónyuge y d acuerdo a que llegan los linajes
recc:ptorc::s y dadores predeterminan la existencia individuaL No
es, como hemos dicho, b simple confluencia de: .' dos aguas de
sexo lo que constituye c:l c:mbrión: se necesito el ·acuerdo de las
fuerzas hostiles de la selva que se intenta conciliar de antemano
y también el del IEput femenino; por eso se intenta descubrir
por adivinación si la mujer destinada al hijo está. dotada de un
lEpErE bueno o malo para la supervivencia del linaje. Se elim.iswl
posibles esposas según la respuesta de Jos adivinos. El niño, desde
ames de su nacimiento, está inscrito en ··un linaje agnaticio. A par-
tir de ese: mor:ncmo se le atribuye: un nombre que: Io 6j11 dc:6ni-
tivamente en su est:uus, puesto que a cada nombre de: linaje
corresponde un::~ función. Además, también ·se fija su nombre de
pila. Cada lin~je posee uno serie de nombres de pila masculinOs
y feme-ninos que: son atribuidos de manera fija y sin o:o=pci6n ·a
los niños engendrados por cada hombre, sean cuales fuam su.s
madres, según su sexo y su orden de nacimiento. Si tal hombre
se U:una Bia, yo sé que es d primogénito de su padre en un
linaje Draba de Dalo. Este nombre de pila puede no ser d domi-
nante, el usual, pero existe siempre.
· Como diceil los samo, ces la palabra -por lo tanto, la regla
·. -expresa--:- la qUe dc=linc l:a 6liaci6n, la que de[~rmina la o:clusión».:-._
lE sEpErE ma nE da n:J, lt sE~ na b~ nE hra n:~. Lo único que
rc:nlmc:nce existe, que· constituye 'la identidad dd individuo, es
pues la regln social: lo social est6: totalmente encamado en d
individuo. En este sistema de representación totalitaria, lo que
tiene prioridad no es el individuo, es el grupo. El parentesco cb-
sificatorio que hace a los cpadres~~>, chijos... y chc:rmanos» s.eme-
james e intercambi:~bl~ en los papeles que debc:.n cubrú::; d levi-
rato y las reglas de engendramiento que hacen que, salvo vol~
(ad expresa, el hermano menor engendre rufos par3 su ~o
muerto; la identidad de los herm:tnos cam:tles del mismo sao¡
todo pruc:ba qlle el individuo no ·tiene oua ídcnridad. que La
74 LA IDENTIDAD

dicuda por Ja volumad colectiva del grupo que le as1gna su


lu3'"1!'.
Puo el grupo, en t:mto que instancia social, es la expresión
de masculinidad. En !:1 idcolog::~ S:!!:IO, ~1- individuo es el hombre
en d sentido de vir, en primer lug:~r. La cuestión ndic:1 en saber
si l2s mujaes son personas con el mi~mo derecho que los hombres.
Se reconoce que los componentes S'on los mismos para todos, pero'·
de w pc:rsonas sólo se habla de' buen gndo en masculino. La
dif~cia esencial entre el hombre y l:J mujer se percibe n lt:l·
vés dd lt.pErr., fundamentalmente concebido como hostil a la trans-
iDW6a de: la vida. Para cxistir, d hombre debe vencer la inJi-
fe;rmci2 de: Dios, la impou:ncia de Jos 'ant~asados, la hostilidad
de ls _sdva y de la femincidad. Sólo puede: nacer con la tolerancia
de 12 sdva y la femincid:td. Por e::so las estructuras sociales son
ncttSUias al hombre·L·ir. Sin cU:1s, no existiria. Es un marco ri-
gu.'"OSO, d~:tenninado para «hacer» al individuo como ser c:xis-
te:c:e, afirmado contra la. hostilidad o la indiferencia de h natu-
rilcu de la que dependen las mujeres, de: esas fuerzas de vida
·que son naturalmente las mujeres y la selva, concebidas en forma
antin6mica como fuerzas de muerte (la dcsgr:~cia, la epidemia,
vioen de la selva nutrida; la muerte viene de la madre, asl
como la vida). Es ~ este scntido como_la socialización, cuestión
.m.:srulina. tiene: por fin conic:rir al hombre en grupo, negado
como individuo, una verdad y una identidad cuyo. función con-
siste c:n contener unto como sea posibl~: n fuerzas incontrolables .
. · -·- .... ·-- -·- . "
LA IDENTIDAD SAMO 75

DISCUSION

CLAUDE LÉvr-STRAUSS: Primera observación que nos fonnu· .


lnmos al escucharle: ¡los sama se verían en bastnmcs menos difi- '
cuhades que nosotros para fijar el número de meses a partir dd --
cual el aborto es o no legitimo! Nos ha colocado usted ame un
pensamiento analhico de una fineza y una precisión tltraordina- ~
rías, ansioso de distinciones y de rigor. En SU!Jla, al escucharle ·,
uno se: dice:: cLa participación no es propia de dios, sino de ooso- .
tros ... Más o:actamc:me, lo que es distinción clara y participación -
pata el vic:jo vocabulario no se sitúa en el mismo nivel en uno ·-
y otro caso. - '·
Es! amos _aqui en preS(:ncia. de_ una doctrina prodigiosamente -
elaborada; adcmab, se: disciernen ciertas corrc:s_poodcncias entre
sus tesis filosóficas -f las nuestras; se trata, si me permiten la -
expresión, de un jansenismo de: la vida y de un c:xistencial.ismo ·-
de la tumba.
El prof:.lc:ma que: entonces se plantea consiste en establc:c-a '"
un conjunto de corrcspondc:ncias, o de: relaciones, ~tre esta idm--..
tidod que: para el pensamiento ·samo procede dc:l tltc:rior y la
que: nosotros tratamos de cscableccr desde: cler.tro. Lo que: im- ·-
presiona, cuando se: considera su lista de: componentes, es que: _
esos aspectos ---que al parecer, en el pensamiento sama, salvedad
hecha de las distinciones que: establece su d.iagr3IDa- se colocan -
en el mismo plano: nosotros los consideramos en parte como de- -..
76 LA iDENTiDAD

m~'1tos -la . sangre, d calor- )' en parte como funciones, otros


cor::::o Í:lcuhades y otros como ~[ntomas. Sería imcrcs;IntC s:~ber
sí, a~ orro plano o en otro cam¡x>, el pcnsamienw samo decrú:.1
clas~ca..:íones dd mismo tipo.
FRAN~OISE H~RlTIER: l !;~y :t! menos dos componcmes, el
caJor y la sombro. proyectad:t, que tienc:n-=-vnlor dt: síntumas. El ca-
lor es ~1 signo de que el cuerpo tiene ·vida, o mejor, es el signo
de b presencia de la vid11 en el cuhpo. Es, puc::s, un compo-
n~te absolutamente menor desde este punto de vista, aun cuando
sea muy importante poseerlo, pues la ausencia de sudor, cuando el
cuerpo ya no transpira, es un signo de muene cercana. No es
posible, por c:ndc:, colocar todos los componentes el) el mismo
plano y de hecho los sama mismos establc:cen una jerarquízación
o mejor una distinción entre bs entidades materiales, e:( cuerpo,
la sangre, el alic=nto, que esc:ín casi en el mismo plano, y las
cwuro entidades cr.espirituales», la vida, d pensamiento, el doble
y d destino, que no pueden ser ordennd;~s jenírquic::~menre; por
lo dem:is, no tienen necesariamente relaciones entre ellas, sal-
van.do el hecho de que el pensamiento está m:S.s p;micul;~rmente
asociado con el doble.
Ct.AUDE LÉVI-STRAUSS: Al escucharle me ha -llamado en c:s-
pecial l:1 atención una oposición emre el sistema de pensamiento
sama y d de los cazadores de cabezas tradicionales, de los CU:l·
les justamente me: he ocup:tdo en mi último curso const:Hando
que el móvil fundamental es la captura de nlmo.s o de hom·
bres, que provienen as{ de fuera, en t:lntO que aqu( los nombres
· · proceden- esencialmente· -de-· demro; además; proceden· de esta
parte del interior: de los hombres, que es lo más interior y lo
menos exterior, pues como ha mostrado usted muy bien, bs
mujeres son en amplia medida criaturas de fuera.
FRAN~OISE H.ÉIUTIER: ¡Hasta tal punto que uno se pregunta
' a vetts si de hecho hay evidencia de que: ellas sc:an personas al
" igual que los hombres! ·
CLAUDE LÉvt-STRAuss: _Desde ese punto de vista, se- plantea
' un grave problem:1 que serla can\·enieme afrontar: l:1 probfemddca
' dd nombre.
MIC H EL [ZARD: Hay estos cuatro universos de referencia:
' los .antepasados, los p:~dres, Dios y la selva. Sitúa usted bien 11
L"l IDENTIDAD SAMO 77

Dios, sitúa bien al ll'l.undo de los amcplsados y de los padres,


pero m:~l la selvl al hablar de sus imervenciones. lf selva es un
universo con plantas salvajes, animales salvajes, con saes que
acompañan a esos nnimales salva)es; un universo que es, pues,
en extremo Cllmplcjo, con componentes difcrenciablcs. ¿No per-
mitiría el invcnt:Hio del contenido de la selva, de la tierra sal-
vaje respecto de la dcrra habitada, afinar el modelo, dar cu~ca
mejor, por ejemplo, del orden de los parara? ~No existen alli
elementos que pueden ser profundizados y rcvdar un universo
paralelo pc:ro que eventualmente se opone al univcno humano
de quic:nes viven en la ciern . cuhiv¡~da y ~ la tierra habitada?
FRANCOISE HERITIER: Es evidente, pero al hablar de la selva
me he atc:nido a la barrera · que se supone interpone entre la
fueru genésic:J y la humanidad. Me he atenido exclusivamam:
a este aspecto de la cuestión, peró indudablememe la selva es
much::ts cosas más. Usted aludf3. a los animales y a los genios de
la selva; por mi p:~rte he hablado sólo de los pataro pÓrque son
ellos quienes se: encarnan en el hombre. Pero en la sdva existe
otea variedad de genios que jamás se encarn:m en los homb~.
son los Jenáera. Según las concepciones sama, eristen t~ tipos
de humanid:~d: um1 humanidad celeste, una humanidad tc:rrena
{la nuesu~a) y una humanidad ctóniaa que se supone frecuem•
los aharcs de la Tierra. Los ámáua son los pa.uores, los guar-
dion"es de los reb3.ños de la hummidad ct6nica. Con los homb~
sólo tienen relaciones de evitación o de agresión ... Por lo tanto,
se puede decir una enorme cantidad de rosas sobre la sdva, pero
· aqu[ me he: .lim! tad~>_ a_un.. pum.o. .l:fl~Y- preciso; _a_saber, las ttpre-
sentacioncs que poseen los hombres de la intc:rvcñción de la selva
en la desgracia colectiva -es la sdva quien provoca la5 c:pide.
mi:~s en las aldeas, es la selva malévola la causa de Las muertes
colectivas por epidemias-- y ~ una forma de la desgracia indi-
vidual, puesto que es la selva quien, de: cierto modo, asociada
con el /tput femenino, impide las concepciones; o mejor, para
expres:ulo m&s correctamente, puesto que es una tolerancia par-
ticular de la selva la que permite: que se produzca.n las coa...---cp-
ciones.
]EAN-MI.R.IE BENOIST: Me: h3 fascinado d hojaldrado de la
subjetivid:l<l que nos ha mostrado usted y, en particulu, esa
i8 LA IDENTlDAU

ausocia de subjetividad Jig:~d:¡ u la nq,cíón de rcspons:tbilid:~J


y de culpa, de vid:~ interior. Pero, para recoger la cuestión rc:b.
tin a la selva, me parece que h:~y dos órdenes: un orden de
inscripción social que, en hueco, dcfmírf¡¡ una idcntid:~d y pcr·
rruti..-fs fccort.:nla, Jocalizarla; y por Olr:J parte, entidades se djr(:¡
que roctaflsicas, confusas o d1fus.as, que se anicubn y combinan
de cierta manera. ¿Existe una inscripción mutua . entre estos d(ls
órt!cnes de fuerzas, uno que sería lo1 inscripción soéra\ sea por el
oombre, se::~ por las líneas gén::~lógic:~.s, y el orr9 esas entidades
meu!ísicas (entidades es un término mal elegido porque es ctno-
céntrico) o esas fuerzas, esos poderes meta!rsicos? ¿Aflon en el
código, en las gcnca.logfas o en la clccci6n de los nombres, esta
diferenciación de entid~des que, al combinarse en el individuo,_
viCIJ~ al c=ncucntro del individuo? (Cuestión que se dupficarfn
por d csatus ambiguo de: la mujer, que es la codificadora y ni
mismo tiempo está e:<clukl;1) .
. FRANI;Oise lliRITlER: En lo que concierne a Jos componen·
tes, sabemos que algunos son sopones de otros. As(, In vida, que
a una entidad inmaterial, se iruc:rt;l en un soport~ material y no
ea rualquiera: .se inserra en la sangre, en l.a sangre del cuerpo.
El aliento también se inserta en la sangre, en la sangre del cora·
2Ón. (Estas dos sangres no se encuentr:In jamás¡ su mezd;1 es
detonante: significa la muerte. ) Pero la relación entre cadena ¡,;c-
oc:alógica, inscripción soci;1l y entidades ·metaflsicas, la. h<1lbmos
por d lado de yíri. Ah! vemos roanüest:me };1 noción de herencia.
He dicho que: cierto número de difuiXos vuelve como b:JrE a tr;l·
vé:s de niños¡ lo que vucl\'c es su yíri, su espíritu, algo indefinible
que da su sello propio a los actos · del· niño.- El pensamiento del
antepasado se combina con el" pcns:Imicnto propio del niño y con
su doble, ese c:nte arbitrario que viene: de Dios¡ pero incluso
en d tx:nsamiento samo su articulación es difusa. La inscripción
dd. aliento y de la vida en la sangre- es cl:1ra, pero };1 articu ladón
c:ñs~~me c=ntre ambos yíri (el del abuelo y d del niño), el mErt
y d it.put no es chra para mf, p(>rqüe tampoco c:s clara para ellos.
• }PAN-MARIE BENOIST: ¿Nadie posee d <:6digo?
FRANCOISE HÉRITIER.: No. No creo que exista ningún pen-
sam.icno realmente sabio, csot6-ico, poscfdo por algunos. Lo que
explico aqu( es un pcnsamicn:o colccth•o t:tl como se oye ex-
LA 1Vt:.N11U11U .}/1/tfU 79

prcs:1do <:n con\'c:rsaciones de tabc:rna¡ son cosas de las que se ""


C:Olidi::m:~mente de forma natural, porque alguno ha visto
h:1bl:l ......,
un mErt, porque se sabe que el ylri de tnl difunto finalmente se
ha cnc:~rnado en 1:~! niño, porque ese db se han hecho sacrificios ....,
n unos loma . .. Se traca en consC'CUcncio. de· tc:m::~s de conversa- ..._¡
ción cotidianos. L9 que expongo no c:s algo aprendido junco a es-
pccb 1istas; es un :~prendizaje colectivo de grupo. ~

Es la volunt:Jd colectiva dc:l grupo lo que tiene prioridad. No . ..)


por ello niego lll existencia de sentimientos personales, pero nada .....)
tít=ncn que ver en l:~s decisiones. La elección .del c6nyuge, en d .
c:~so de un m:~trimonio leg[timo, no tiene nada que ver con los ..J
sentimientos. La sumisi6n al código social es total incluso ~ J
casos graves. Esto, sin embargo, no significa que: d individuo no
sufra. Conozco cnsos de: suicidio, o de asesinato, entre los sama, ._)
por rll:z.ones amoros::ts. En este caso se considera que la pttsoon
que ha llegado a t~l extremo dcbfta cst:1r poseída por malos gc- ..J
nío.s, porque son dios los que causan la locura, que conduce: al ....)
suicidio. La locura c:s el rechazo de: las reglas de la sociedad. El
prototipo del loco es el que ab:mdona la aldea. pero se instala _)
jus10 al lado, aislado, en una pequ::ña choza, donde organiza su ~..)
vida solo, sin participar en las actividades colectiv¡~s. No tiene
suficiente valor pan ir más lejos, no rechaza totalmente: a su ._)
grupo, se: queda al lado. Incluso hay un código social para 1~ _}
locos: consiste c:n negarse a vivir como los otros, ~ vivif apar-
tado pcró de todos modos muy cerca. Hasta los sentimientos _)
están sometidos en cierto modo a·reglas: · recuerdo una niñü:f qm:
cr:l objeto de ndoraci6n por parte. de su padre putativo; era ..)
fruto de un matrimonio anterior de su mujer. El sab(a muy bien _)
que un dra el padre de la niña vc:ndrfa a buscarla, porque los
niños pertc:nccc:n siempre: al linaje de: su padre:, si bien los padics _)
manilicstan m:ís urgencia por recuperar a sus hijos que: a sus _)
hijas. En este caso, el padre: había tardado y la niñita ya tenía
doce nños pero continuaba alll. Su padre: putativo la 11doraba ..)
literalmente, la lievoba a tod:ts part~ consigo, siempre estaba
peg:~da A él; no obstante, hablaba con sangre {da y actitud ws-
-'~ ...)
t:tntc dd día cercano en que su padre: real vendrfa a buscarla __ ,
_,1
8J LA IDENTIDAD

¿¿rutivamente. Aceptab:. de lleno la regla, no podí:J. ser de otro


~o. Pero no se puede negar b existencia de sentimientos inJi-
ri:fu o.les.
]E.AN PETlTOT: Querrí~ volver sobre b cuestión de- la som·
1::."'3 proyect;~d.:J. que me p:uece sintomáric.:J. de cierta lógica, o ol
I::=nos d~l modo en que los samo conciben su p~m:ncncia. ¿Se:
t.""H:l de un mediador mental entre el cuerpo y el exterior? ¿De
t · c-5nde emana? ¿Cuál es su causa?
FRAN~OISE HÉRITIER: Los samo tienen un punro de vista
.e.bsolutamentc materialista :~l respecto. S:1bcn muy bien que la
so:nbra apurece y des:~parece en paniculares condiciones de ilu-
cinaci6n. He tratado de descubrir si no habfa, como en otros
pueblos donde Ja sombr:t corresponde nJ. doble, posibilidades de
· ~i6n dirigida contra b sombra: no las hay. Desde el punto
ck vista de los samo, que son muy m:lteri:Jlist::ts, la sombta es
sicplememe la sombra proycct::~d:.~ por el cuerpo. Pero a p::~uír
de aquf el asunro se torna interesante. S:1bemos que el cuerpo
~t:í habitado por ese doble inm:Hcríal, el mErE, que puede: ser
~.s:o en ciertas condiciones y que reviste exactamente la opa·
ñ!ncia exterior del cuerpo Hsíco. As[, Ja sombra triple, bajo
c:,['[3S COndiciones naturales de iluminación proporctOO:l Ja ptuC•
1:::2 de la existencia triple y sirnuhánea del doble. No se trata de
sombras dispoesta.s cn sentido conrrari9 producidas por fuentes
de luz opuesras. En un momento preciso, la presencí::t simuh:i-
Del dd sol poniente y de la luna h:.ce aparecer una sombra cen-
ml oscura, orlada de dos .sombras desfasadas y claras.
CLAUDE Ltvz-STRAUSS: Esto es, además, muy interesante a
ausa del Juga.r que pueden ocu"f>~ú los- p3rheliós ·y las p-ar:.'i~c!cncs
c::l la mente de otros pueblos. ~No se da nada semejanre entre
Jos sama?
FRANc;:OISE HÉRITIER: Lo ignoro.
. CLAUtlE Ltvz-SnAuss: No sé si las condiciones geográGcas
son favorables a tales fenómenos.
PREGUNTA: ¿:Se puede h::~blar con el dobk?
FRAN<:OISE HÉRITIER: No, en 11bsouto. Dije que el doble
c:z:eda de pabbr::t; además, es precisamente esto lo que permite
.a los clarividentes reconocerlo como doble. El c.!oble posee dos
signos distintivos: can~ce de habb una vez salido dd cuerpo y
LA IDENTIDAD 5AMO 81

[iene los puños cerrados. Cuando un clarividente ve una figura


humana sobre cuya naturalez:1 [ieoe dudas, para asegurarse, en
primer lugar le dirigirá la p:1.labn; el doble no le responderá;
luego observará sus puños, los abrirá pan ver qué tiene dentro.
El duble carece, pues,- de:. habla; no obs1ame, queda un punto
por aclarar sobre las relaciones emre c:l ·hombre y ·el árboL E!
:írbol ap:Jrcce como el doble[e inmedi:J.to del hombre; en última
irmancia, la idcnrid::~d del hombre deberla · buscarse en los árbo-
les. Además, una panc de los dobles humaóos para su vida in-
mon::~l ·e n los árboles. Ahora bien, los sama se preguntan si d
árbol tiene h.::~bb; no responden negativamente a esta pregunta:
si Jos escuchamos, los árboles hablan bajo ciertas condiciones;.
cu:1ndo se los hiere, por ejemplo. _
CLAUD~ TAR!.liTS: Me parece que se. puede hablar de WUI
noción de predestin:1.ci6n.
fRAN<;OISE HERITJER: Sf, es lo que he in!encado explicar - y
resulta bas[onte complejo-- acerca de la concepción· dd tiempo,
una especie de tiempo inmanent~. Se sabe que la hora de Ll
propia muene est~ fijada, pero se sabe también qu~ d destino
individual liene toda una serie de ,condiciones que s.atisfaa:r.
Sólo despues d~ la muerte quedará definidvamente escrito que
el destino había puesto tal condición que d hombre no ha podido
cumplir y que quiere que muera en ese momento. Pero siempre
se tiene: la posibilidad de descubrir a dempo, por adivinación
o por medio de sacrificios apropiados, cuálc:s son las condiciones
que el lEpEn impone o. la propia supervivencia y, una v~ iden-
tificadas, es posible sa[isfacc:rlas. Hay desgracia cuando uno no
puede satisfacerlas. Hay- casos ·en · que .. se conoce 1a condición,
pero no es posible cumplirla. Por ejemplo, en un caso que ~
notco, un hombre murió por no haber podido cumplir la con-
dición. Su lE.pE~ exig[a un sacrificio parricularmc:nte dificil: h.ab!a
que llenar una calabazo de piojos husta el borde. No pudo ha-
cerlo y murió por eUo. Era una condición irrealizable. Puede
suceder, pues, que uno sepa que la condición que d IEput. i.DJpo-
ne, si se quiere obtener una postergación, es una . condición· de
muerte por ser imposible cumplirla. El sacrificio asocW:Io a b
odivinoci6n, desempeña un papel a este nivel, puesto que es la
adivinación la que permite descubrir lo que se debe lucer.
- Cu.uoE: LÉvr-STRAUSS: Me gu~taría hacerle una prc::guntn so-
b.e -la construcción de su esquema: las mujeres, elijo usted, están
dd lado de la selva. ~Podemos decir, de la rrusma forma, que
Jos hombres están dd l:1do de Jos antepasados? Lo esr:in por
d nombre, puesto que los nombres,.. son p:Hriline:Ues; pero
CJ d b:Jn.?
FRAN.;:OISE HÉRITI.ER: Tiene usted much.:~ r:uón. El b:Jrt. dc:l
-hambre se transmite en el linaje:, en tanto que el de: la mujer se
n-..n.smitc: índependic:ntcmentc: de las lineas de linaje, dado que
sigue b cadena de transmisión de la fecundidad.
Cu.UDE LÉvr-STRAUSS: ~No es necesitada entonces, para re-
presentar esto, una tercera dimensión?
FRANt;OISE HÉRJTI.ER: Es cic:rto que se necesitarla una ter-
ara dimensión. Mi esquema tenín sólo el m~rito de mostrar esa
estructura hojaldrada y la intersección que da lugar a la con-
- · c:ro:i6n puntual del hombre, en 1:~ que interviene cieno número
de lfuc:rz.as diferentes.
]E'.AN-MARIE BENOJST: En cuanto a la primera vida de los
muc:nos, ¿permite: el término de esta primera vida pasar a la
segunda, es decir, a la tercera vid:1 consecutiva del individuo?
¿Está marcado este: término por el desplazamiento espacial de
los altares o hay otro criterio?
FRAN.;:o1sE HÉRITI.ER: Sobre la forma en que se dan las co-
.szs ~ el mundo de los muertos, naturalmente: no hay respuesta
- por parte de los vivos. Se pi~sa que se trata de una verdadera
- muerte, seguida de un nuevo desplazamiento del mur.; c::n efecto,
d mm. camina para ir a la aldea dé los muertos, que tiene una
loalizaci6n gc::ográ6ca precisa, pero donde no· se puede ingresar
mientras se esté en la vida de los .vivos. Hay, puc~, - dos_ Bl~c~s ____
de los muertos y d mErt ht~ce ·este camino dos veces: pt~sa de la
vU::U de los vivos a la vida de muerto, luego de" la primera vida
de muerto a la segunda, y 6nalmc.nte tiene u~ destino inmor-
tal de árbol o de:genio. En la vida de los ..viva{, la única señal
de: estos traslados,-:que" no "cS . una señal de ,concomitancia, puesto
que nada se sabe 'C!e. la ._te~r.~pora.Jidad en las aldcnis de los muer-
tos, es el traslado de los altares. "El padre muerto y el abuelo
tic:::c:.!l altares precises en la pcerta de los patim, sobre los cuales
se sacrifica. Pero no s6lo d primogénito de los hermanos es
rc:prc:sentativo dc: su gc:nc:ración respecto del padre. Después de
su mucne, sus hermanos mc:nores le succ:d~:n como sacrificadores
y sólo cuando d úlümo de una generación de hijos que viven
juntos mucre:, se desplazan un grado los altar~, coc.virtiéndesc c:I
nlt:~r del padre en altar del abuelo. Desde el punto de vista de
los Sólmo, ese momemo corresponde al momento en que se: pro-
duce In migración suplementaria del 'mtn: de Utla aldea de los
muertos 11 la otm; c:n cuanta al abuelo, es d instante en que su
fllf..Tt emigra de la :~Idea de: los muertos 11 los árboles. Pero esta
correspondencia no se presenta como una concomitancia ni se
percibe como una relación de: causa a efecto, que haría que: la
muerte del úlümo hijo obligase al padre a morir de su muerte
de muerto. De: todos modos, poseen esta curiosa concepción de Wl ·
tiempo inmanente o, mejor, de tcmporalidadc:s relativas, lo cual
h:~ce que si bien c:st:l corrc:spond<:ncia no es c:xprc=si6n de una ·
relación de causalidad, parecen no obstante tratarla como tal .
cunndo sacrifican en los altares del padre y dc:l abudo.
CtAUDE LÉVI·STRAUSS: Entonces perm{tame formularle esta
pregunt:J. sobre l:1 aldea de los muertos: el mityi, el ser humano,
posee nueve componentes: El mErE, que es uno de estos c:ompo-
ncntc:s, sólo tiene ocho después de la muerte; es decir, d doble ·
no tiene a su vez doble. ¿Estas mÚertes de muerto sucesivBS DO .
sc:rf:1n la transposición, sobre un eje diacrónico, de una dualidad ·
que ya no puede: existir sobre el eje: sincrónico? AJgo le falta ·
ni mErE; es ese nlgo de que carece, en relación con el vivo, lo ·
que recuper:~. al convertirse en un muerto de muerto, y en un .
mueno de muerto de muerto. . '·
FRANc;:OJSE HtRITIER : No tengo respuesta alguna al res- ·
-- - .. ----·-
. pccto. · _
jEAN· M¡\RJE BENOisT: Querda volver a hablar del ~status am-
biguo del universo femenino tal corno usted. lo ha tra.iado. ¿No ·
regula much:1s cosas en la vida dd grupo y, al mismo tiempo,
no tiene uno posición invertida, inquietante, cal re:vés• y, en última ·
instanci:t, excluida? Y cst:J. posición, en suma, incómoda dd WÜ· '-
verso femenino ~no d:1 lugar a una subversión del univer.;o mascu-
lino? ¿Est:S. en definitiva codificada por d univ~ masculi.co, •
mientras que: en otros aspectos el universo femenino posee la .
regla profundo de aquél?
84 Ltl lVI..:.'l'·rrJ D.r!D

FRAS¡;:OIS!i: Hll!tiTIER: No h;.~blarí:l de sub\·crsión. De 10Jos


modos, lo que: las mujeres quieren expliciramcme tener son hijos,
como ya dije, y no creo (ya hemos discutido esco en :mtcriorcs
seminorios) que las mujeres pare icipcn de otra idcolo~b lJliC la
ideología de su grupo. No h:~y, pues, subversión en c.,c~· plnno
ideológico. Pero si :~si se la pudier:1 llamar, t'Xiscc cil.'rt:J. fonu:J. de
subversión c;:n bs duplic:~ciones de destinos mo~crimoniak·s ÍL'rnc-
ninos de que he hahl:~do ames. L:1s- mujeres tienen wrosímilmcme
conciePcia de ese o porque se tr:u:.~ de una !iituarión 4uc busciln;
¡>(.ro lo indudable es que los hombres tienen una muy dJ.m con-
1 ciencia de la inversión de su orden: es algo que los pcrtu rba
tenible.ml!nv:, pues en ese momento las mujeres Sr! ks csc:.~pan.
La mujer se nieg:1 a plegarse: a 1:~ regla o, al menos, si se pliega,
lo hace cempor;J.]mente. Por lo c:~nto cumpl<::n una :Kción sub-
versiv:J aunque no tengan una ideología subversiva.
CLAUDE LÉn-STRA.USS: ¿P<!ru no h.9.}', por cjemplo, un rim::¡(
oficial, de ceremonias o de d:.~m::1s en que las mujeres asum:m un
papel maléfico o demoni3co?
FR.AN¡;:OISE HÉRITIER: No, que yo sepa. Hay d::mt.as de mu-
jeres, acr.ivid:Jdes rituales propiam<!me femeninas, f:J.bricaciones
de. objetos rituales que son obra de mujeres, peto nad:1 de ello
ofrece- un cadcter demoní:~co.
PREGUYIA.: ¿Los sama utilizan el ~yo)), d «rnh•? ¿Us.o.n pro-
nombres personales?
FRANI;OISE HÉRI'I'IER.: Desdt! luego.
PREGtr.-.'TA: ¿No es posible distinguir entonces el contenido de
la identidad marcado por d nombre propio, dcLsemimiento- de ...
identid:~d marcado por el '"Y010?
CLAUDE LÉvr-STRAUSS: sr 1 pero esto es circular 1 pltCS implica
que el cyo .. en sama tendría el mismo contenido que el «}'OJO
en otra ideología, lo cual no podemos postular.
PR.ECUNTA: ¿El mu<. reoparece en la imaginación de los hem-
bra, en un sueño por ejemplo?
FAANc;oiSE HERITIER: No. Lo que se \'e en sueños son ge-
neralmente pre.figuraciones del porvenir. Pero se supone que el
mErE vuelve en realidad, no en sueños. Un11 vc:z que sobre\'Íene
b muerte, d mErE no p:~rce de inmedinco hacia la uiJea de los
muerros. Queda un lapso vari3ble, que es el lapso que ~p:ua
LA JDI:'NTJVAD S.rL\!0 85

1:1 muc:rtl! dd individuo de una ficsf.:~. que tiene lugar una vez
por 11ño, en enero, I:J fiesta de los muertos. El mr.n. s~ queda en
b aldc:~, :1nd;~ entre la genre; se deja todos los días en 01sa de
su Lunili:1, par:~ el mueno cle c::sc: año, su pane de alimentos '!
b..:biJ;¡s_ AJcmis, los mErE que se encuenm.t.n" en la aldea de los
mm: ti OS vuch•cn ob}igatoriameme U03 vez por .afio, en OCasió~. ··
de esta mism¡] ~esta: se c:ncicnde fuego paro. dios duramc toda J~
noche en la casa de los muenos, se les da de c:omc:r y beber. Sé
les oye hacer ruido por la noche en la cas~ d~: los muertos dd
linaje, don~le se les rcci~ as{ una vez por_ año. Esto no si~i~
que d mcrt. Je los vivos que sale: por la noche a pa~sc por la
selva pueda verlos en sueños; ve otras cosas, puc::s d m(J"(. de lOs
mucre os · sólo vueh·e una vez por año.
PREGUNTA: ¿Pero el mm de. los vivos nunca sueña con los
:m tcpas:~.dos?
FMNCOISE HÉRITJER: Sin duda, ~ro carezco de datO$ pw- ·
císos sobr~ ~src: punro.
CJ..Al/DE I.~vt·Sl"RAUSS: H:~ llc:g3do el momento de separamos.
As[ como hemos ido de lo abstracto a lo concreto, iremos la sc-
m:ma pr6xim3 de lo !."Olccdvo a lo individual. Agradezco a Fra.o-
r;ohc: l Iéritícr su muy hcrrnos._. exposición.
r
...

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