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La historia del azúcar está intrínsecamente ligada a la de la esclavitud. Los negros fueron
deportados en gran parte a las Antillas y a la isla de Reunión para plantar caña de azúcar;
hombres, mujeres y niños maniatados en las bodegas de los barcos con destino a esas
plantaciones.
Mucho antes de la aparición del ser humano en la evolución, los glúcidos simples con sabor
dulce, como la fructosa, ya se utilizaban como droga. Las flores, por ejemplo, servían para
atraer y fidelizar, gracias a su néctar, a los agentes polinizadores (insectos, pájaros y
murciélagos). De este modo, los glúcidos que se encuentran en la fruta atraen a multitud de
animales a su alrededor. Los animales primero, los primates después y, por último, el ser
humano han ido desarrollado genéticamente una atracción por el azúcar.
La noradrenalina:
Para entender la atracción que ejerce el azúcar, vamos a emprender un viaje hasta la base
del cerebro, que es donde se encuentra un pequeño núcleo azulado denominado locus
coeruleus. Si tiene este color es por su contenido en cobre, necesario para producir
noradrenalina, que es la sustancia responsable de la vigilia, la atención, la concentración y
la vigilancia.
• Un carácter agitado e intenso, donde la persona hace todo en exceso: palabras, gestos,
emociones, acciones, exigencias, perfeccionismo... Es lo que se denomina tensión
pulsional elevada.
• Ansiedad y tendencia a las fobias.
• Dificultad para conciliar el sueño por la noche.
• Impaciencia, irritabilidad e intolerancia a las frustraciones.
• Impulsividad con tendencia a la hostilidad, a la agresividad y riesgo de conflictos con
los demás (también con uno mismo).
• De la mente al acto: exceso de velocidad en la carretera, ira, riesgo de accidentes
físicos y relacionales…
• Inclinación por las dependencias y comportamientos compulsivos: alimentación (sobre
todo dulce), alcohol, tabaco, juego, internet, sexo, etc., y a menudo autrodestructivos.
Pero ¿qué ocurre cuando los glúcidos son rápidos, como ocurre al tomar bebidas y
alimentos azucarados? La glucosa aumenta con rapidez en sangre y hace que la insulina se
dispare proporcionalmente. La insulina hace que el azúcar entre masivamente en las células
y, unas dos horas más tarde, esta glucosa desciende por debajo de sus niveles normales.
El efecto del azúcar es poderoso e inmediato, pero desciende con rapidez. Así reclama
enseguida otra dosis y el resultado es que abrimos la nevera para tomar otro refresco o
empezamos el paquete de galletas que suele terminarse. Eso pasa porque no se consiguen
controlar las pulsiones.
A algunos individuos no les funciona el pedal del freno, y entonces se habla de disfunción
serotoninérgica, lo que puede deberse a razones genéticas. Sin embargo, esta herencia no es
una fatalidad y disponemos de multitud de herramientas para adaptarnos a ella.
los glúcidos actúan como los psicotrópicos: nos alivian. El hecho de que el sabor dulce sea
más atractivo que el de los glúcidos complejos hace que se elijan con frecuencia, en lugar
de los glúcidos lentos, que serían preferibles. Por otro lado, el consumo de dulces, como
cualquier droga, activa los circuitos de recompensa dopaminoendorfínicos y compensa su
falta de activación mediante la satisfacción de sus necesidades fundamentales.
Un estudio realizado en monos de una isla del Caribe en la década de 1990 demostró que
no todos los sujetos eran iguales ante las bebidas alcohólicas que se ponían a su
disposición: el 15% eran abstemios naturales, los 65% bebedores ocasionales, los 15%
grandes bebedores a diario y el 5% ingerían varias veces al día cantidades muy importantes.
Hay que tener en cuenta que el alcohol es un superazúcar. Es un derivado del azúcar desde
el punto de vista bioquímico, que tiene efectos ansiolíticos y euforizantes, además de una
acción psicotrópica y serotoninérgica.
El azúcar no es el único estimulante de la insulina; también lo son las grasas y las calorías
en general. Comer más hace que aumente la insulina y eso provoca que los atracones sean
también globalmente un psicotrópico serotoninérgico.
los glúcidos lentos tienen un efecto serotoninérgico prolongado y estable que no provoca
efectos negativos en la salud. Se trata, entre otros, de:
• Legumbres.
• Cereales integrales y semiintegrales.
• Batatas y mandioca.
• Calabazas.
• Castañas.
Los glúcidos lentos son aún más importantes a partir de las 17 horas, momento en el que la
serotonina debe ascender a expensas de la noradrenalina. Deben prevalecer en los
ingredientes de la cena, mientras que las proteínas animales, que tienen el efecto inverso,
deberían consumirse preferiblemente en la comida, de vez en cuando en el desayuno, y
acompañadas de mucha verdura.
Las oleaginosas
Oleaginosas no engordan, inhiben la absorción de grasas saturadas -gracias sobre todo a las
altas concentraciones de arginina que contienen- mejoran los lípidos circulantes, reducen el
riesgo cardiovascular.
El chocolate negro
el chocolate negro (a partir del 74%, que deja menos espacio al azúcar, y sin leche) no sólo
posee acentuados efectos serotoninérgicos sino que, al revés de lo que cabría pensar, tiene
también efectos contra el sobrepeso, protectores contra la diabetes y el riesgo
cardiovascular.
Por otro lado, los principios activos del chocolate actúan como un potente antioxidante,
antiinflamatorio e inmunomodulador.
Reducir la carne
El deporte
practicar actividad física diaria tiene efectos antiestrés y antidepresivos que han sido
totalmente documentados. Contribuye enormemente a reequilibrar las relaciones entre el
acelerador de las pulsiones (la noradrenalina que aumenta con el estrés) y el freno de las
pulsiones, la serotonina. Desde este punto de vista, los deportes acuáticos son
particularmente eficaces, lo mismo que la práctica del yoga, el Qi Gong y la meditación.
Los medios para reducir el estrés no son directamente serotoninérgicos pero, si reducimos
los picos de noradrenalina, va a mejorar el control pulsional y se va a reducir eficazmente la
vulnerabilidad a cualquier tipo de dependencia. Existen muchas herramientas:
Tener una sexualidad plena conlleva efectos positivos en las tensiones pulsionales. Primero,
por supuesto, porque satisface esas pulsiones, pero también por sus efectos serotoninérgicos
y endorfínicos (vinculados, por ejemplo, a las caricias) y porque reduce enormemente las
atracciones de compensación.
La creatividad
La realización de uno mismo en una dimensión más amplia (deportiva, cultural y social)
puede verse favorecida si se gestiona el desarrollo personal (lectura, talleres, cursos y
terapias) y la expresión creativa (por ejemplo a través de un compromiso en asociaciones u
ONGs).
Unos complementos más fuertes que las adicciones Además del magnesio y las vitaminas
del grupo B, que son la base de los complementos para reequilibrar la relación entre el
acelerador y el freno de las pulsiones, también se puede utilizar:
• Nicotinamida o vitamina PP. Cuando se ingieren dosis de 500 a 1000 mg, el triptófano
que no se transforma de golpe en el hígado, se queda circulando y está disponible para
pasar al cerebro y permitir la producción de serotonina cerebral.
• Litio. En dosis superiores a las utilizadas en oligoterapia e inferiores a las utilizadas en
psiquiatría para tratar las psicosis maniacodepresiva (PMD), es capaz de desenganchar
el triptófano de la albúmina. Al cabo de una semana, aumenta la síntesis de serotonina
en las neuronas y reduce la hiperactividad del resto de circuitos neuronales, que a
menudo están solicitados en exceso (éste es el efecto que predomina en la eficacia
antimaniaca del litio). Pero, desgraciadamente, su uso es delicado, ya que puede
favorecer la aparición de insuficiencia renal y generar otros efectos secundarios, por
eso hay que reservarlo a casos especialmente difíciles.
• Luminoterapia, que inhibe por la mañana la producción de melatonina, y es que la
melatonina es un derivado de la serotonina de la glándula pineal. Por lo tanto, la
luminoterapia permite ahorrar triptófano en beneficio de los circuitos serotoninérgicos.
Asimismo, es recomendable despertarse por la mañana con la entrada de luz natural, ya
que los entornos diarios (casa, escuela y trabajo) ya están poco iluminados de por sí. Y
evitar aún más la luz azul, que no está presente en la iluminación tradicional e inhibe la
secreción de melatonina. La melatonina se segrega normalmente tras la puesta de sol y
cuando cerramos los ojos y puede ayudarle un suplemento de 3 mg una hora antes de
dormir o al acostarse. La ingesta de melatonina ahorra también triptófano en beneficio
de los circuitos serotoninérgicos, lo que favorece el sueño y desempeña un papel
antienvejecimiento, ya que es un potente antioxidante.
• Evite exponerse por la noche a la luz de las pantallas (ordenadores, teléfonos,
videojuegos...) o fíltrelas con una protección especial o con unas gafas, ya que todas las
pantallas difunden luz azul, que reduce la producción de melatonina.
• Varios trabajos preliminares indican que la ingesta de oxitocina en espray nasal (la
oxitocina es la hormona de la empatía, que se secreta abundantemente en el parto y
durante la lactancia, tanto en la madre como en el bebé, así como en las relaciones
afectivas y amorosas) tiene efectos positivos en la disfunción serotoninérgica. Pese a
contar con algunos resultados positivos (por ejemplo en el autismo), aún faltan estudios
clínicos por realizar y nos encontramos todavía en fase experimental.