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PRIMER ENCUENTRO DE SOCIOLGÍA EN LA UAM

2007

TÍTULO DE LA PONENCIA.
LOS JUEGOS DE PODER Y LA CONFIGURACIÓN DE
REDES DENTRO DEL PRI EN EL AÑO 2000.

ADRIAN GALINDO CASTRO

galindo_adrian@hotmail.com

ESTUDIANTE DEL DOCTORADO EN SOCIOLOGÍA

UAM AZCAPOTZALCO.

1
Los resultados adversos en los comicios presidenciales del 2000
provocaron que al interior del Partido Revolucionario Institucional
(PRI) se produjera un fuerte ajuste encaminado a resolver los
aspectos fundamentales que le permitieran a ese partido su
continuidad como institución política desligada de la conducción del
poder presidencial. Después de que el último presidente priísta se
retirara del cargo, las mayores dificultades se concentraban en dar
respuesta a las siguientes interrogantes: ¿Quién o quiénes dirigirían al
partido?, ¿Cuáles habrían de ser las nuevas reglas del juego bajo las
que se conducirían? y ¿En qué condiciones operarían éstas?1.

Tras la derrota en las elecciones presidenciales, la progresiva pérdida


de autoridad al interior del PRI del todavía presidente de la República,
contrastó con la manera como los últimos titulares del ejecutivo
federal manejaron al partido. Tanto Carlos Salinas como Ernesto
Zedillo utilizaron al PRI como un instrumento de sus proyectos
modernizadores, sacrificando la lógica de dominación corporativo
clientelar que le daba a la institución partidista un respaldo popular y
una congruencia con su pragmática manera de utilizar el discurso
ideológico.2 Si bien en la XVII Asamblea Nacional (realizada del 20 al
22 de septiembre de 1996), se presentó una resistencia al cambio de
ideología del partido y al predominio de la fracción tecnocrática;
Ernesto Zedillo pudo cambiar hasta en seis ocasiones al presidente
del CEN sin que hubiera mayor oposición.

Después de la derrota electoral, lo más relevante al interior del PRI


fueron los procesos de ajuste y adaptación que experimentó el partido
como organización. Este tránsito obligado desató entre los miembros
de la coalición dominante la formación de alianzas estratégicas que, a
su vez, originó el reacomodo de la distribución del poder dentro del
PRI; estos procesos se llevaron a cabo gracias a la confluencia de
tres elementos que condicionaron el marco para la configuración de
las redes.
1
“Cuando es impugnada la antigua legitimidad surgen nuevos fenómenos de poder. Todos los
procesos de integración social van necesariamente acompañados por fenómenos de poder, en
última instancia, no hay integración, no hay organización o sociedad posible sin poder” Crozier,
Michel. La sociedad bloqueada. Buenos Aires, Amorrortu, 1984, p. 23.
2
Ver Solórzano, Carmen. “El régimen y su ideología priísta” y De la Garza Talavera, Rafael. “Del
nacionalismo al liberalismo: la transformación ideológica del Partido de la Revolución” en Reveles
Vázquez, Francisco (Coordinador) Partido Revolucionario Institucional: Crisis y refundación.
México, Gernika – UNAM, 2003.

2
A. Los espacios de negociación.

Al conocerse los resultados electorales, de forma inmediata miembros


importantes de la coalición empezaron a promover encuentros donde
se llevarían a cabo las negociaciones para evitar que el Ejecutivo
Federal siguiera manejando discrecionalmente al partido.
Simultáneamente los convocantes intentaban evitar fisuras por lo
inédito de la situación. Precisamente porque los objetivos que
perseguían las recién formadas alianzas eran divergentes, en las
primeras reuniones extraordinarias, se fueron perfilando dos
posiciones que los miembros importantes de la coalición asumirían
para definirse frente a esos problemas. Así, para un sector de la élite
priísta -el llamado “sector institucional”- que fortaleció el liderazgo
provisional de Dulce María Sauri, el fin de la reorganización del
partido atravesaba por la creación y establecimiento de normas de
gobernabilidad interna, causa que esgrimieron para determinar los
tiempos de reunión de la siguiente asamblea nacional; mientras que
para los miembros de la coalición identificados con las demandas de
Roberto Madrazo -el “sector duro”- la prioridad al reorganizar al
partido era proveerlo de un liderazgo fuerte que sustituyera la figura
presidencial3.

Con el paso del tiempo los encuentros, tanto los informales como los
estatutarios, fueron convirtiéndose en verdaderos espacios de
negociación que cobraron mayor relevancia porque en ellos se
dirimían los intereses de los miembros de la coalición y se llegaban a
acuerdos que de alguna forma obligaban a los convocados a respetar
las decisiones consensuadas que se alcanzaban en cada ocasión.

B. El papel reivindicativo-legitimador del discurso.

Una forma de demarcar la separación del PRI de la tutela presidencial


fue impugnar el sello neoliberal del proyecto de los llamados
tecnócratas; la decisión de Carlos Salinas de eliminar los ideales de
3
Reyes García, Luís. Coalición dominante y reformas organizativas del Partido Revolucionario
Institucional. (Tesis de doctorado), México, UAM Iztapalapa, 2005, p. 237.

3
la Revolución Mexicana de los estatutos del partido y suplantarlos por
un injerto ideológico que definió como liberalismo social, no fue
modificado en la XVII Asamblea. Después de la derrota del 2000,
miembros de la coalición denunciaron que Ernesto Zedillo nunca había
sido un “auténtico priísta” y que lo que llevó al fracaso en las
elecciones no fueron los errores en la campaña, sino las medidas
tomadas por los gobiernos anteriores, como el caso del Fobaproa4.

Las posiciones entre los miembros de la coalición se bifurcaron en


dos: una que veía conveniente seguir con el proyecto modernizador de
los últimos presidentes y adaptarse a una convivencia con un equipo
de gobierno que se identificaba con ese tipo de políticas (Elba Esther
Gordillo fue quién desde un primer momento se definió por esa vía, ya
que inclusive había mantenido encuentros con Vicente Fox al ser los
dos parte del grupo San Ángel5); la otra postura argumentaba que el
PRI como parte de su estrategia debería volver a abanderar la defensa
de los intereses populares como una manera de reconciliarse con el
electorado, e inclusive antes de que terminara el gobierno de Ernesto
Zedillo, algunos de sus representantes plantearon hacer alianzas con
el PRD frente, según sus declaraciones, a la derecha representada por
el PAN y el presidente electo Vicente Fox.

C. La independencia de los miembros de la coalición para negociar


entre sí.

El arribo de un presidente no priísta trajo consigo un reacomodo de la


presencia política de los liderazgos al interior del PRI. Sin la
supremacía que otorgaba ser presidente de la República a quien
detentara el cargo, se presentó una nivelación de poder e influencia
entre los miembros de la coalición dominante. Formalmente, la
organización se gobernaba por un Comité Ejecutivo Nacional (CEN);
sin embargo, como se hizo evidente inmediatamente después de las
elecciones del 2000, la presidencia del CEN carecía de la autoridad
necesaria para evitar que otros sectores intentaran definir el rumbo del
partido. La presidenta del CEN, Dulce María Sauri Riancho, tuvo que
apoyarse en varios de los ex presidentes del partido y en otros
notables de la misma institución para poder mantenerse en el cargo
4
Declaraciones atribuidas por la prensa a Manuel Barlett en la reunión donde denunció a Ernesto
Zedillo como el responsable de la derrota electoral. ( 4 de julio 2000)
5
Reyes García, Luís. Op cit. 240.

4
una vez que las presiones de la presidencia y el sector “duro”
quisieron capitalizar su renuncia momentánea.

Por su lado, los gobernadores adquirieron mayor influencia debido a


que, al perderse el referente nacional6, ejercieron el papel de líder
principal del partido en la entidad donde gobernaban. También los
legisladores adquirieron mayor relevancia ya que dejaron de ser
continuadores disciplinados de las iniciativas presidenciales y tuvieron
que asumir un papel más independiente frente al Ejecutivo y ante los
otros partidos políticos; esto les dio mayor fortaleza y autoridad dentro
del partido.

En cuanto a los sectores corporativos -salvo el papel que jugaría


tiempo después la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la
Educación (SNTE) Elba Esther Gordillo- con el cambio de modelo
económico y la consolidación de los procesos electorales su presencia
en cargos de elección y de dirección del partido se fue reduciendo.
Ante la declinación del voto corporativo, la influencia de los
representantes agrarios y sindicales como sector perdió toda fuerza y
la posición de los líderes de los gremios dentro de la estructura de
poder partidista derivó de lo que cada central campesina o sindical
pudiera aportar en términos de votos o de negociación frente al
gobierno federal, como lo testifican los casos con mayor trascendencia
durante el periodo presidencial de Vicente Fox: el del Carlos Romero
de Champs líder del Sindicato Petrolero de la República Mexicana
(SPRM); el de Roberto Vega Galina dirigente del Sindicato Nacional
de Trabajadores del Instituto Mexicano del Seguro Social (SNTIMSS)
y el de Napoleón Gómez Urrutia dirigente del Sindicato Nacional de
Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República
Mexicana (SNTMMSRM).

6
Durante las seis décadas de supremacía del PRI en el terreno electoral, las nominaciones de
candidatos a diputados federales que hacía el partido eran un botín que distribuía el presidente de
México y líder de facto del PRI para recompensar a los sectores y grupos del PRI y asegurar su
lealtad constante al régimen. Si bien es cierto que en las negociaciones entre los sectores del
partido, los gobernadores y la burocracia del ejecutivo determinaban en gran medida la selección
de candidatos a la Cámara de Diputados, quienes dirigían y controlaban el proceso eran los
presidentes. Lagston, Joy. “Los efectos de la competencia electoral en la selección de candidatos
del PRI a la Cámara de Diputados” en Elizondo Mayer-Serra y Nacif, Hernández, Benito
(Compiladores) Lecturas sobre el cambio político en México, México, Fondo de Cultura Económica,
2002, pp. 388-389.

5
En enero de 2002, ante la Procuraduría General de la República,
Francisco Barrio, secretario de la Contraloría y Desarrollo
Administrativo (SECODAM), presentó una denuncia en contra del
senador y líder del sindicato petrolero Carlos Romero de Champs; la
denuncia fue respaldada de inmediato por la queja que expuso ante el
Instituto Federal Electoral (IFE) el diputado perredista Pablo Gómez;
se acusaba al sindicato de PEMEX de haber desviado 640 millones de
pesos a la campaña electoral de Francisco Labastida (conflicto
conocido como el Pemexgate). El caso terminó cuando el IFE
sancionó al PRI con una multa de 1 000 millones de pesos sin que se
tomaran acciones judiciales en contra de Romero de Champs.7 Al final
de su gobierno, Vicente Fox y el líder sindical expresaron
públicamente su mutuo apoyo y reconocimiento. Si el juicio político en
contra de Romero de Champs no prosperó fue porque el PRI y el PAN
negociaron, para no llevar hasta sus últimas consecuencias, tanto el
Pemexgate como el asunto de los “Amigos de Fox”8.

Tanto en el segundo como en el tercer caso, los líderes sindicales no


recibieron apoyo del partido frente a las embestidas del gobierno
federal y la defensa de los intereses de los líderes sindicales contó
exclusivamente con la solidaridad de otro partido político o de
centrales sindicales independientes del PRI. La reforma al sistema de
pensiones de los trabajadores del IMSS, promovida por el presidente
del país y respaldada por la fracción legislativa del PRI -de la que
Vega Galina formaba parte- se consumó con la única oposición del
PRD. Las acusaciones por el delito de fraude contra los recursos de
los trabajadores y el desconocimiento de Gómez Urrutia como líder del
sindicato minero por parte de la Secretaría del Trabajo sólo contó la
oposición de los sindicatos agrupados en la Unión Nacional de
Trabajadores.

Tras la alternancia, los líderes priístas contaron con una mayor


oportunidad para formular y reformular sus apoyos y alianzas con
otros políticos, propuestas legislativas o decisiones gubernamentales;
si bien siguieron existiendo fuertes restricciones que incluían el
sometimiento a cierta disciplina partidaria – si la intención de los
participantes en la disputa por el poder era permanecer dentro del
7
Córdova, Lorenzo y Murayama, Ciro. Elecciones, dinero y corrupción Pemexgate y Amigos de
Fox. México, Ediciones Cal y Arena, 2006.
8
Meyer, Lorenzo. El Estado en busca del ciudadano. México, Océano, 2006.

6
juego9- el mecanismo de la negociación permitió el reacomodo y el
posicionamiento de determinados líderes dentro de la estructura
formal del poder de una manera más versátil y menos predecible, ya
que los interesados plantearon sus estrategias y realizaron sus
movimientos sin depender de los dictados de una jerarquía de poder
inamovible.

Es a partir de esos tres ejes: los espacios, el discurso y la libertad de


los actores para negociar la defensa de sus intereses; donde
encontramos la clave para explicar la configuración topográfica de las
redes de poder que se presentó en el PRI después de la alternancia.

Las razones por las que los políticos que se identificaron con el
proyecto de Ernesto Zedillo fueron marginados rápidamente de la
estructura de poder dentro del partido; los argumentos por los que la
presidenta del partido, Dulce María Sauri, recibió el respaldo de la
emergente fuente legitimadora constituida por el consejo de ex.-
presidentes del partido; los alicientes por los que Sauri Riancho se
deslindó del grupo de Francisco Labastida; los motivos que tuvieron
legisladores destacados como Manuel Barlett para asumir
resignadamente una disciplina partidista al momento de designarse
los líderes de las bancadas al mismo tiempo que procuraron acentuar
sus diferencias con el nuevo gobierno; el papel de árbitros y
consejeros morales que se adjudicaron gobernadores, ex presidentes
y figuras destacadas del priísmo, así como los acuerdos que
propusieron y las contenciones que establecieron; la beligerancia que
mostró Roberto Madrazo con la intención de modificar los tiempos y
los requisitos estatutarios para la renovación del CEN; y el apoyo que
recibió el político tabasqueño de parte de un grupo de gobernadores
del Sureste del país, se estructuraron a partir de esos tres ejes.

Las relaciones de poder e integración que se produjeron durante los


primeros días después de las elecciones del 2000 tuvo como resultado
la configuración de redes al interior del PRI, rasgo fundamental del
partido en su etapa post-hegemónica. Del mismo modo, la forma en
9
Las restricciones son, en esencia, los objetivos formales e informales fijados por la organización y
aceptados por los participantes y las reglas del juego que les son impuestas o que ellos se
imponen. Estos objetivos y estas reglas no actúan de manera directa. Su función principal es que
limitan la libertad de acción de los participantes y tienden a distinguir entre sectores donde la
acción es completamente previsible y sectores donde predomina la incertidumbre. Crozier, Michel.
Op. Cit. 31.

7
que las alianzas de los gobernadores del Sureste y de los ex
presidentes del partido lograron posicionarse, durante los primeros
días de la derrota, a través del discurso y la negociación, prefiguraron
la distribución básica que, dentro de las estructuras de poder al interior
del PRI, definió la dinámica de competencia-confrontación-
supeditación dentro del partido durante todo el mandato del primer
presidente no priísta.

Bajo la aparente lucha descarnada por el poder dentro del PRI,


subyacen mecanismos de cohesión fundamentados en
consideraciones valorativas de carácter doctrinal, que permitieron a los
priístas mantener expectativas de recuperación, sin que esto
constituyera un verdadero programa de refundación como sostuvieron
los más optimistas.

Después del 2000, la coordinación centralizada de la política nacional


que ejerció el presidente de la República en turno, quedó
10
desmantelada . La eliminación de la influencia presidencial en las
decisiones vitales del partido llevó a que los miembros de la coalición
dominante priísta ganaran en autonomía para manejarse en las
nuevas condiciones del sistema político; pero, al mismo tiempo,
perdieron en coordinación al no existir mecanismos al interior del
partido que sustituyeran el control que les imponía la autoridad
presidencial. Esta fue la razón fundamental por la que los miembros de
la coalición identificados con el sector institucional se propusieron
dotar al PRI de una base normativa que fomentara la normalidad
institucional y sustituyera el control presidencial; que cada red
intentara capitalizar en su provecho este objetivo y que las reglas que
se establecieron no fueran las que formalmente se estipularon,
reproduciéndose las prácticas cupulares, los acuerdos clandestinos y
10
“Al intervenir en las instituciones, la presidencia estableció el camino a su absoluto predominio.
Se convirtió en el centro de todas las redes de poder y se encumbró en la cima de la jerarquía
política... La penetración del resto de las instituciones políticas dio como resultado un gobierno en
el que se anuló la doble división de poderes establecida en la Constitución: la separación entre las
tres ramas de gobierno y la división entre la Federación y los poderes locales... La penetración de
las instituciones y la consecuente delegación de sus propósitos y poderes fueron posibles gracias
al establecimiento de una estructura de incentivos que provocó que fuera del interés del interés de
los miembros que componían dichas instituciones transferir o delegar su poder a los intereses del
ejecutivo. El sistema de incentivos se instrumentó con el partido y el sistema de partido
hegemónicos que son las bases del poder presidencial en México.” Casar, María Amparo. “Las
bases político-institucionales del poder en México” en Elizondo Mayer-Serra y Nacif Hernández,
Benito. Lecturas sobre el cambio político en México. México, Fondo de Cultura Económica, 2002,
p. 75.

8
la retórica sin correspondencia con la realidad, fue una consecuencia
natural porque los dirigentes del PRI siguieron manteniendo el ethos
priísta; es decir, en términos de Pierre Bourdieu las élites priístas no
renunciaron a su hábitus11 sino exclusivamente redefinieron su campo
de poder12.

Es la comprensión de las estrategias que siguieron las élites al


agruparse y realinearse en torno a determinados personajes y ciertas
problemáticas –aspecto que determina la centralidad dentro de las
redes- lo que nos permite recuperar la conexión que se dio entre la
negociación y el discurso practicados en determinados contextos. Así,
retrospectivamente es simple observar que en su primer periodo
presidencial después de la alternancia, el PRI no se democratizó. A
pesar de esto, el eje estructurador del discurso fue la exigencia de
unidad y democratización, idea que compartieron todos los actores en
conflicto. Lo trascendente de ello, es observar cómo funciona el
discurso de acuerdo a la búsqueda de posiciones que se dan en las
negociaciones y arreglos -lo que los priístas llaman en su peculiar
lenguaje “hacer amarres”-. En este sentido, el discurso a través de los
documentos y las declaraciones se convierte en una herramienta,
casi en un arma, que el contendiente puede utilizar para reclamar la
exclusividad de su liderazgo, esgrimir argumentos contra su oponente
o justificar sus acciones.

La reconstrucción de los hechos nos permite corroborar que la idea


de democratizar al partido tuvo, para cada grupo de la coalición, el
siguiente propósito:

ƒ Para las llamadas corrientes ser tomados en cuenta13.

11
“Los habitus son principios generadores de prácticas distintivas; pero también son esquemas
clasificatorios, principios de clasificación, principios de visión y de división; establecen lo que es
bueno y lo que es malo, entre lo que está bien y lo que está mal” Bourdieu, Pierre. Razones
Prácticas. Sobre la teoría de la acción. Barcelona, Anagrama, 222, p. 20.
12
“El campo de poder (que no hay que confundir con el campo político) no es un campo como los
demás: es el espacio de las relaciones de fuerza entre los diferentes tipos de capital o, con mayor
precisión, entre los agentes que están suficientemente provistos de uno de los diferentes tipos de
capital para estar en disposición de dominar el campo correspondiente y cuyas luchas se
intensifican todas las veces que se pone en tela de juicio el valor relativo de los diferentes tipos de
capital; es decir, en particular, cuando están amenazados los equilibrios establecidos en el seno
del campo de instancias específicamente encargadas de la reproducción del campo de poder”.
Ibíd. pp. 50-51.
13
En estricto orden, después de la derrota en las elecciones presidenciales, los procesos
autoritarios que siguen predominando en el partido, marginaron de la coalición dominante la

9
ƒ Para los líderes de los sectores corporativos, negociar cargos a
partir de la movilización de recursos con fines electorales.
ƒ Para los líderes de las bancadas y demás figuras prominentes
del partido, integrantes del Congreso se bifurcaron dos
posiciones. Los partidarios de ambas compartían el mismo
interés por darle continuidad a sus carreras políticas; sin
embargo, para un sector era necesario que los representantes
priístas se acoplaran a las nuevas circunstancias y promovían
una actitud de colaboracionismo con el gobierno federal;
mientras que para otros, era primordial restaurar una posición
ideológica y programática que los identificara como una
alternativa frente a los otros dos principales partidos políticos
(PAN y PRD) al tiempo que fuera útil para posicionarlos ante el
electorado.
ƒ Para los gobernadores, incidir en la política nacional y fortalecer
su relación con el gobierno federal.

De manera particular:

ƒ Para Francisco Labastida, ser incluido en las negociaciones y


en la distribución de los cargos.
ƒ Para Dulce María Sauri conservar su autoridad y mantener la
institucionalidad de la presidencia del CEN frente a las presiones
de Roberto Madrazo.
ƒ Para éste último, romper con las restricciones estatutarias que
le vieran impedido ser electo presidente del CEN.

Lo interesante de esta perspectiva, es que en cada situación donde


las decisiones individuales o colectivas comprometieron al conjunto de
la organización o afectaron intereses de actores centrales y, por
consiguiente, pusieron en entredicho la unidad del partido; se llevaron
a cabo cónclaves que representaron una oportunidad para darle

participación de las corrientes (supra); a pesar de que algunos de sus miembros (por ejemplo
Rodolfo Echeverría) hayan pertenecido formalmente y por algún tiempo a ella. La importancia de
las corrientes es que sin ser parte de las bases –en la mayoría de los casos mantuvieron o
mantienen cargos, casi siempre menores, dentro del partido o anteriormente en el gobierno; y
son, precisamente, los responsables de la movilización de los votantes- se adjudican ser el núcleo
central de la militancia; y son el sector que mayormente reclama la fidelidad a los principios del
proyecto revolucionario y de contenido social dentro del discurso político (son a la vez los
principales consumidores y defensores de la ideología).

10
respuesta a las diferencias y a las rivalidades; a través de la
negociación o el chantaje se pudieron establecer compromisos
(muchos de ellos efímeros) que formalizaron nuevas alianzas o
redefinieron posiciones que, a su vez, tendrían como consecuencia el
delineamiento de dos proyectos más o menos claros para formular las
líneas programáticas que deberían prevalecer dentro del partido
durante el gobierno del panista Vicente Fox.

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