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Mémoires, identités, territoires
8 | 2013 :
Violences, génocides, guerres, homicides, féminicides, crimes, meurtres,
représentations esthétiques
Thématique
Carlos Pellicer y Germán Pardo
García
Historia de un amor y del primer poema homoerótico en la
poesía mexicana del siglo XX
Carlos Pellicer & Germán Pardo Garcia, a love story and the first homoerotic poem in mexican poetry at 20th century
Resumen
The purpose of this essay is letting the readers to know about the love story between two of the most
relevant latinamerican poets (Carlos Pellicer and German Pardo Garcia) and the very first gay poem
in mexican poetry during the 20th century. The large poem « Recinto » (Enclosure), written by
Carlos Pellicer in 1931 (and published 10 years later), has two major values, being the first
homoerotic poem in mexican poetry, and expressing in verses the love story between Carlos Pellicer
and German Pardo Garcia.
Entradas del índice
Keywords : Carlos Pellicer, German Pardo Garcia, poetry, gay
Geográfico : Mexique, Colombie
Texto completo
1 El extenso poema « Recinto », escrito por Carlos Pellicer en 1931, tiene dos valores
enormes, el ser el primer poema homoerótico de la poesía mexicana del siglo XX, y en sus
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versos contar la historia de amor entre Carlos Pellicer y Germán Pardo García.
2 La prolifera obra del poeta Carlos Pellicer (1897-1977) desde sus inicios ocupó la
atención de la crítica literaria y de estudiosos académicos, pero de manera sesgada y
apenas insinuada se ha mencionado uno de los temas capitales en su poesía : el
homoerotismo. Las razones saltan por su obviedad, el tabú impuesto por la cultura
machista en una sociedad altamente conservadora regida por los valores judeocristianos.
La intención de este trabajo es dar a conocer la historia de un amor entre los dos poetas
(Pellicer y Pardo García) y el primer poema gay en la poesía mexicana del siglo XX. Como
antecedentes podemos asentar que la primera referencia en que el poeta tabasqueño
manifiesta su angustia ante el posible descubrimiento de su orientación sexual es en el año
de 1916. En el poema « Mi corazón es viejo y está herido »1, dice :
3 Y unos meses adelante, en febrero de 1917, en la que el poeta llama « Noche de honda
aflicción », escribe en el « Nocturno patético » :
4 En estos versos exterioriza una gran tribulación motivada por un suceso o una
revelación inesperada y que al parecer lo ha tomado por sorpresa, o bien soterrado desde
tiempo atrás : el instinto de la carne emergió abrupto y contundente. En el primer poema la
clave está al descubierto. « Confía en el Señor y resignada / vencerás la carne que te toca ».
Si por un lado es cierto su noviazgo con Esperanza Nieto, también lo es que se trató de un
amor intenso pero platónico. Quizás en él buscaba un asidero ante un destino que le tenía
previsto un derrotero muy diferente. Aunque Pellicer guardó siempre una conducta pública
de gran discreción, de todos fue conocida su homosexualidad. El conjunto de los versos
citados nos dan la idea que a sus veinte años ya era consciente de que su sexualidad iba por
otro camino (« dolores tan íntimos que no debo contar ») a la cual él se resistía invocando
su fe en Cristo.
5 Los versos de Pellicer, nos recuerdan al protagonista adolescente Emilio Sinclair
de la novela Demian (1919) de Hermann Hesse, cuando dice : « La sexualidad, bajo cuyo
imperio sufría y de la cual huía con esfuerzo infinito, debía depurarse en este fuego y
convertirse en devoción y espíritu » (108). Pellicer y Hesse escriben los textos citados con
sólo dos años de diferencia, lo que indica que ambos pertenecían a la cultura de una época
en la que la educación y los valores imperantes eran firmemente cristianos.
6 Pero cuando hablamos de erotismo y su descubrimiento, es lo mismo sin importar el
tiempo y el espacio ; la naturaleza humana y sus pulsiones sexuales son compartidas como
parte del desarrollo de todos los individuos, lo que tampoco excluye el impacto ante su
abrupto y desconcertante arribo en nuestras vidas. Bataille en el prólogo a su libro El
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erotismo (1957), escribe al inicio : « El espíritu humano está expuesto a los requerimientos
más sorprendentes. Constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos le
aterrorizan » (11).
7 Al parecer el joven poeta, durante algunos años, logró vencer las tentaciones de la carne
que por naturaleza le había sido asignada sometiendo el instinto a la fuerza de su espíritu y
devoción cristiana. Posiblemente por esta razón Pellicer silenció en sus primeros libros lo
que él llamaría « amor que es de otro modo ». Antes de Recinto y otras imágenes (1941,
pero escrito en 1930-1931), publicó Colores en el mar y otros poemas (1921) ; Piedra de
sacrificios. Poema iberoamericano (1924) ; 6,7 poemas (1924) ; Hora y 20 (1927) ; Camino
(1929) ; Hora de junio (1937) y Exágonos (1941).
8 Luis Mario Schneider en el año de 1998 publicó Carlos Pellicer. Versos a Esperanza. En el
libro compila más de cien poemas que Pellicer escribiera a su única novia, Esperanza Nieto,
los cuales fueros escritos entre 1914, año de su primer encuentro, y 1926, aunque también
documenta que la ruptura definitiva se dio en septiembre de 1924. Para Schneider esta
relación, más cercana al platonismo y a la correspondencia epistolar : « Levantó fuego y
lirismo, enajenó el alma del hombre y del poeta, desencadenó dudas y quejidos, como el
mar fue arrebatador y plácido » (8).
9 Por la lectura atenta de los poemas de Pellicer, me atrevo a decir que el viraje del objeto de
su amor (en la poesía, no así en la práctica) lo da en el mismo 1924 porque es notorio que
en su poesía amorosa casi desaparece el nominal femenino. En poemas como « Paisaje »,
« El recuerdo » y « Nocturno de Constantinopla », de Hora y 20 (1927) es indeterminado el
sexo del ser amado, pero lo que sí es manifiesto es la descarga de la plenitud amorosa en
versos brillantes, sintéticos de una pasión cumplida cuando dice : « Y la dicha de haberte
amado tanto / me transforma en un dios ordenador de sueños » (173)
10 Aunque se trate de una conjetura, se puede decir que Pellicer no puede acallar más el
dictado de los instintos de la carne, y bajo el subterfugio de lo no dicho, deja constancia y
documenta el verdadero objeto del deseo erótico en el poema, cuyo nombre es por si
mismo revelador, « El encuentro », fechado en Florencia en 1927, y último poema de
Camino (1929). Poema extenso de veintiún tercetos rematados con un cuarteto, de versos
endecasílabos de rima consonante. Inicia con los versos : « ¿ Dé dónde vienes tú cuyas
miradas/ crearon para mí nuevos sentidos ? (240). Su contemporáneo, Salvador Novo, de
esa época escribe : « Descubierto el mundo soslayado de quienes se entendían con una
mirada, yo encontraba aquellas miradas con sólo caminar por la calle. » (102), y es como
dijera Carlos Monsiváis : « El personaje se reconoce gracias a la mirada posesiva, y a partir
de allí se palpa febrilmente, sitúa su identidad. » (14). En la pregunta del poema en
cuestión nos percatamos que las miradas del otro producen « nuevos sentidos » en el yo
poético. El poema además tiene dos singularidades, la primera es el símil que emplea para
referirse al otro : « un ciprés », que bien sabemos que el árbol es un símbolo fálico por
antonomasia ; y la segunda que el género queda diluido en el sustantivo « persona », que
de acuerdo con la Real Academia Española significa : « Hombre o mujer cuyo nombre se
ignora o se omite ». Y entonces viene la pregunta ¿ porqué se omite el nombre de « la
persona » cuya mirada produce « nuevos sentidos » ? Indudablemente es el ocultamiento,
la secrecía y mantenerlo a buen resguardo.
11 Pellicer, ya celebre poeta, decide mantener en el cajón del escritorio durante diez largos
años el poema « Recinto », que escrito entre agosto de 1930 y enero de 1931, saldría a la
luz en Recinto y otras imágenes en 1941. Ahora cabe la pregunta : quién fue el hombre que
le inspiró la fabricación del poema que considero el primer poema homoerótico de la
poesía mexicana.
12 Por desfortuna se tratará de una especulación no exenta de verdades, ya que no se
cuenta a ciencia cierta con una afirmación rotunda, pero todas las señales del camino nos
llevan a un nombre : Germán Pardo García, el gran poeta nacido en Colombia. Luis Mario
Schneider en el prólogo de Carlos Pellicer. Versos a Esperanza (1998), transcribe parte de
una carta que Pellicer enviara desde Asís a su amigo Guillermo Dávila radicado en París, el
23 de octubre de 1927. Pellicer escribe : « El amor fue para mí siempre una pena dulce y un
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noble silencio. ¿ Hallé alguna vez reciprocidad ? Sí, una vez sola. Pero para que todo fuese
perfecto, la reciprocidad se cumplió con el mar de por medio, es decir, cuando nos
despedimos para siempre » (7). Al término de esta frase Schneider a pie de página señala :
« Posiblemente sea el colombiano Germán Pardo García » (7). La importancia de
Schneider radica en que es el primero que se atreve a decir que Pellicer desde joven
mantuvo relaciones afectivas más allá de la amistad franca con otro hombre y que también
es quien saca a la luz pública el nombre oculto objeto del amor de Pellicer. En realidad los
hechos sucedieron a finales de 1918 cuando Pellicer en calidad de representante de la
Federación de Estudiantes de México viaja a Bogota. Boyd G. Carter en su artículo
« Rodeando a Germán Pardo García y su obra : enfoques y juicios », documenta el
encuentro de los dos jóvenes poetas, Pellicer de 21 y Pardo García de tan sólo 16 años :
1918-28 de noviembre. En este día ocurre algo en la vida del joven poeta, que decidió del resto de su
dramático y grotesco destino. Conoce imprevistamente al joven poeta mexicano Carlos Pellicer que
había llegado a Bogotá y se instala en el mismo hotel en que el magistrado Pardo vivía con sus hijos
Antonio y Germán. El joven Pardo García quedó deslumbrado por los objetos de arte y los libros en
el apartamento del mexicano. Dice, hablando de sí, en tercera persona : « Los libros que Pellicer ha
llevado son motivo de su estudio y le abren otro mundo diferente del que antes conociera. Hace un
mental equilibrio entre su miseria física anterior y las maneras elegantes del mexicano y trata de
imitar sus corbatas historiadas, su vida colmada de luz, y encuentra, en su orfandad, amparo y cariño
a la sombra de Pellicer, que ahora asiste al mismo colegio del Rosario y frecuenta con Germán la
cátedra de Gómez Restrepo, de literatura española y general ». Cuando el gobierno mexicano
trasladó a Carlos a Venezuela, 16 de febrero de 1920, Germán dice que "experimenta una sensación
de angustia indescriptible" e intentó seguirlo. Su padre, el magistrado, ordena que lo capturen.
Observa : "La evasión en pos de su amigo queda trunca y el joven se sume en la desesperación y se
vuelve sicópata". El 2 de febrero de 1931 Pardo García, "atraído por el recuerdo de Carlos Pellicer y
por el deslumbramiento de México embarca hacia este país y llega el 14 del mes citado. Pellicer y su
familia lo reciben noblemente en el seno de su hogar", donde permaneció dos meses.
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residen aquí en Bogotá. Estoy entre puras personas mayores y respetables y en familia »
(74-75). Indudablemente en las dos misivas, de forma deliberada omite no sólo el nombre
de Germán sino de su existencia misma. Escribe « Estoy entre puras personas mayores »,
cuando en realidad el padre de Germán, que es abogado, vive en el hotel junto con sus dos
hijos adolescentes. ¿ Qué razón lleva a Pellicer a reservarse el nombre del nuevo amigo que
le inspira el hermoso soneto ? El encubrimiento no es otra cosa que guardar celosamente
aquello que es tan íntimo que no se desea compartir, es impedir que alguien lo sepa.
15 El tiempo en que estuvieron juntos Carlos Pellicer y Germán Pardo en Bogota (un año y
casi tres meses) no nos cabe la menor duda que fue entrañable y de una gran trascendencia
para Germán Pardo. Retomando lo escrito por Carter, es todavía más revelador : el deseo
de Germán de seguir a Pellicer a Venezuela, el estado de « angustia indescriptible » en el
que se encuentra, la determinación extrema del padre de hacerlo detener para evitar la
huída y el terrible desenlace de convertirse en sicópata al ser separado de su amigo. Al
parecer, todos los hechos son prueba de lo ocurrido detrás de las puertas cerradas de la
habitación que cobijó la amistad de Carlos y Germán.
16 Posteriormente Pellicer viajará por Sudamérica en 1922 y por Europa de 1926 hasta
1929, pero en 1924 dedica el poema « Melodía en Fa » a Germán Pardo, que en sus versos
iniciales dice : « El viento del otoño / es una sombra do oro/ puesta sobre tus hombros. /
El viento del otoño / es solamente un hondo suspiro de nosotros » (122).
17 Los amigos quedan separados por poco más de una década, pero la intensidad del
reencuentro quedará grabada en « Recinto ». Tampoco sabemos el cuándo y el porqué de
la ruptura, lo que es cierto es que Germán Pardo García desde su arribo a México ya jamás
abandonaría el país donde murió el año de 1991 a la edad de 89 años, realizando una obra
poética de inmensa importancia. La azarosa vida del poeta da para más de una novela, ya
desde la infancia se había fraguado su complicada existencia. En el párrafo que transcribo
se resume lo que fue la vida de Pardo García :
Es un torrente de imágenes. A veces las imágenes son dobles o triples y se prestan a confusiones y
oscuridades. […] Nada o casi nada le debo a las « novedades » literarias europeas. Yo continúo la
tradición del verso con una cierta personalidad para ejercitarlo, adecuándolo a la imagen,
liberándolo frecuentemente de la esclavitud del consonante. Las vocales me bastan para poner en
acción toda una máquina del ritmo. A veces los adjetivos los convierto en sustantivos. Mi
construcción no es siempre correcta. Yo lo sé. Pero siempre es poética. Sí : yo soy un tradicionalista,
pero no estático sino dinámico.4
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Pudo ser un cuaderno con unidad. Lo agrandé para cobrar más. (El editor tuvo, en esto, parte de
culpa), comentó con socarronería. Allí cuento una historia de amor que se cumplió de cabo a rabo.
En esos poemas hay algunas cosas apreciables, más apreciables por lo humano que por lo poético.
(Carballo, 121)
Bibliografía
Aguilar, Enrique. Elías Nandino. Una vida no/velada. México : Grijalbo, 1986.
Bataille, George. El erotismo. México : Tusquets, 2008.
Carballo, Emmanuel. Protagonistas de la literatura mexicana. México : Porrúa, « Sepan
cuantos… », 1994.
Carter, Boyd G. « Rodeando a Germán Pardo García y su obra : enfoques y juicios » Bogotá :
Thesaurus. Tomo XXXIII. Núm. 3, 1978.
Escalante, Evodio. « Una obra maestra « desconocida » de Carlos Pellicer. Los sonetos de Hora de
junio ». México : Revista de Literatura Mexicana, UNAM, 2003.
Hesse, Hermann. Demian. México : Grupo Editorial Tomo, 2002.
Monsiváis, Carlos. « Prólogo », Jacinto de Jesús, México : Fontanarama, 2001.
Novo, Salvador. La estatua de sal. México : CONACULTA, 1998.
Pellicer, Carlos. Poesía completa. Edición de Luis Mario Schneider. México : Universidad Nacional
Autónoma de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Ediciones del Equilibrista, 1996.
_____ Cartas desde Italia. Edición, presentación y notas de Clara Bargellini. México : Fondo de
Cultura Económica, 1985.
_____Correo familiar (19181920) Edición y prólogo de Serge I. Zaïtzeff. México : Factoría
ediciones, 1998.
_____ Versos a Esperanza. Edición de Luis Mario Schneider. Toluca : Instituto Mexiquense de
Cultura, 1998.
Redondo, Brígido. « Prólogo ». Pardo García, Germán. Himnos de Orfeo. Sonetos. Campeche : Casa
Maya de la Poesía / Frente de Afirmación Hispanista, 2002.
Villaurrutia, Xavier. Nocturno de los ángeles. México : Hipocampo, 1936.
Notas
1 En los poemas de Carlos Pellicer citados a lo largo de este trabajo se utilizará esta edición. Carlos
Pellicer. Poesía completa, edición de Luis Mario Schneider (México : Universidad Nacional
Autónoma de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Ediciones el Equilibrista, 1996).
2 Poesía completa, III, p. 195.
3 Poesía completa, III, p. 292.
4 Ibidem, pp. 104-105.
Para citar este artículo
Referencia electrónica
León Guillermo Gutiérrez, « Carlos Pellicer y Germán Pardo García », Amerika [En línea], 8 | 2013,
Publicado el 21 junio 2013, consultado el 30 abril 2019. URL :
http://journals.openedition.org/amerika/4006 ; DOI : 10.4000/amerika.4006
https://journals.openedition.org/amerika/4006 7/8
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Autor
León Guillermo Gutiérrez
Universidad Nacional Autónoma de México
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