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29/4/2019 Carlos Pellicer y Germán Pardo García

Amerika
Mémoires, identités, territoires

8 | 2013 :
Violences, génocides, guerres, homicides, féminicides, crimes, meurtres,
représentations esthétiques
Thématique

Carlos Pellicer y Germán Pardo
García
Historia de un amor y del primer poema homoerótico en la
poesía mexicana del siglo XX
Carlos Pellicer & Germán Pardo Garcia, a love story and the first homoerotic poem in mexican poetry at 20th century

LEÓN GUILLERMO GUTIÉRREZ

Resumen
The purpose of this essay is letting the readers to know about the love story between two of the most
relevant latinamerican poets (Carlos Pellicer and German Pardo Garcia) and the very first gay poem
in mexican poetry during the 20th century. The large poem «  Recinto  » (Enclosure), written by
Carlos Pellicer in 1931 (and published 10 years later), has two major values, being the first
homoerotic poem in mexican poetry, and expressing in verses the love story between Carlos Pellicer
and German Pardo Garcia.

Entradas del índice
Keywords : Carlos Pellicer, German Pardo Garcia, poetry, gay
Geográfico : Mexique, Colombie

Texto completo
1 El extenso poema «  Recinto  », escrito por Carlos Pellicer en 1931, tiene dos valores
enormes, el ser el primer poema homoerótico de la poesía mexicana del siglo XX, y en sus

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versos contar la historia de amor entre Carlos Pellicer y Germán Pardo García.
2 La prolifera obra del poeta Carlos Pellicer (1897-1977) desde sus inicios ocupó la
atención de la crítica literaria y de estudiosos académicos, pero de manera sesgada y
apenas insinuada se ha mencionado uno de los temas capitales en su poesía  : el
homoerotismo. Las razones saltan por su obviedad, el tabú impuesto por la cultura
machista en una sociedad altamente conservadora regida por los valores judeocristianos.
La intención de este trabajo es dar a conocer la historia de un amor entre los dos poetas
(Pellicer y Pardo García) y el primer poema gay en la poesía mexicana del siglo XX. Como
antecedentes podemos asentar que la primera referencia en que el poeta tabasqueño
manifiesta su angustia ante el posible descubrimiento de su orientación sexual es en el año
de 1916. En el poema « Mi corazón es viejo y está herido »1, dice :

Anímate alma mía, llora, olvida

y mata el pensamiento que sofoca

hasta la asfixia tu dorada vida !

     

Eres cristiana y no naciste loca !

Confía en el Señor y resignada

vencerás de la carne que te toca !...

    

[…] Hágase, oh Señor, tu voluntad

así en la tierra como allá en el cielo…2

3 Y unos meses adelante, en febrero de 1917, en la que el poeta llama « Noche de honda
aflicción », escribe en el « Nocturno patético » :

Mis veinte años cristianos sangran hostilizados

por dolores tan íntimos que no debo contar !3

4 En estos versos exterioriza una gran tribulación motivada por un suceso o una
revelación inesperada y que al parecer lo ha tomado por sorpresa, o bien soterrado desde
tiempo atrás : el instinto de la carne emergió abrupto y contundente. En el primer poema la
clave está al descubierto. « Confía en el Señor y resignada / vencerás la carne que te toca ».
Si por un lado es cierto su noviazgo con Esperanza Nieto, también lo es que se trató de un
amor intenso pero platónico. Quizás en él buscaba un asidero ante un destino que le tenía
previsto un derrotero muy diferente. Aunque Pellicer guardó siempre una conducta pública
de gran discreción, de todos fue conocida su homosexualidad. El conjunto de los versos
citados nos dan la idea que a sus veinte años ya era consciente de que su sexualidad iba por
otro camino (« dolores tan íntimos que no debo contar ») a la cual él se resistía invocando
su fe en Cristo.
5   Los versos de Pellicer, nos recuerdan al protagonista adolescente Emilio Sinclair
de la novela Demian (1919) de Hermann Hesse, cuando dice  : «  La sexualidad, bajo cuyo
imperio sufría y de la cual huía con esfuerzo infinito, debía depurarse en este fuego y
convertirse en devoción y espíritu » (108). Pellicer y Hesse escriben los textos citados con
sólo dos años de diferencia, lo que indica que ambos pertenecían a la cultura de una época
en la que la educación y los valores imperantes eran firmemente cristianos.
6 Pero cuando hablamos de erotismo y su descubrimiento, es lo mismo sin importar el
tiempo y el espacio ; la naturaleza humana y sus pulsiones sexuales son compartidas como
parte del desarrollo de todos los individuos, lo que tampoco excluye el impacto ante su
abrupto y desconcertante arribo en nuestras vidas. Bataille en el prólogo a su libro El
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erotismo (1957), escribe al inicio : « El espíritu humano está expuesto a los requerimientos
más sorprendentes. Constantemente se da miedo a sí mismo. Sus movimientos eróticos le
aterrorizan » (11).
7 Al parecer el joven poeta, durante algunos años, logró vencer las tentaciones de la carne
que por naturaleza le había sido asignada sometiendo el instinto a la fuerza de su espíritu y
devoción cristiana. Posiblemente por esta razón Pellicer silenció en sus primeros libros lo
que él llamaría « amor que es de otro modo ». Antes de Recinto  y  otras  imágenes (1941,
pero escrito en 1930-1931), publicó Colores  en  el  mar  y  otros  poemas (1921)  ; Piedra  de
sacrificios. Poema iberoamericano (1924) ; 6,7 poemas (1924) ; Hora y 20 (1927) ; Camino
(1929) ; Hora de junio (1937) y Exágonos (1941).
8 Luis Mario Schneider en el año de 1998 publicó Carlos Pellicer. Versos a Esperanza. En el
libro compila más de cien poemas que Pellicer escribiera a su única novia, Esperanza Nieto,
los cuales fueros escritos entre 1914, año de su primer encuentro, y 1926, aunque también
documenta que la ruptura definitiva se dio en septiembre de 1924. Para Schneider esta
relación, más cercana al platonismo y a la correspondencia epistolar  : «  Levantó fuego y
lirismo, enajenó el alma del hombre y del poeta, desencadenó dudas y quejidos, como el
mar fue arrebatador y plácido » (8).
9 Por la lectura atenta de los poemas de Pellicer, me atrevo a decir que el viraje del objeto de
su amor (en la poesía, no así en la práctica) lo da en el mismo 1924 porque es notorio que
en su poesía amorosa casi desaparece el nominal femenino. En poemas como « Paisaje »,
« El recuerdo » y « Nocturno de Constantinopla », de Hora y 20 (1927) es indeterminado el
sexo del ser amado, pero lo que sí es manifiesto es la descarga de la plenitud amorosa en
versos brillantes, sintéticos de una pasión cumplida cuando dice : « Y la dicha de haberte
amado tanto / me transforma en un dios ordenador de sueños » (173)
10 Aunque se trate de una conjetura, se puede decir que Pellicer no puede acallar más el
dictado de los instintos de la carne, y bajo el subterfugio de lo no dicho, deja constancia y
documenta el verdadero objeto del deseo erótico en el poema, cuyo nombre es por si
mismo revelador, «  El encuentro  », fechado en Florencia en 1927, y último poema de
Camino (1929). Poema extenso de veintiún tercetos rematados con un cuarteto, de versos
endecasílabos de rima consonante. Inicia con los versos  : «  ¿  Dé dónde vienes tú cuyas
miradas/ crearon para mí nuevos sentidos ? (240). Su contemporáneo, Salvador Novo, de
esa época escribe  : «  Descubierto el mundo soslayado de quienes se entendían con una
mirada, yo encontraba aquellas miradas con sólo caminar por la calle. » (102), y es como
dijera Carlos Monsiváis : « El personaje se reconoce gracias a la mirada posesiva, y a partir
de allí se palpa febrilmente, sitúa su identidad.  » (14). En la pregunta del poema en
cuestión nos percatamos que las miradas del otro producen « nuevos sentidos » en el yo
poético. El poema además tiene dos singularidades, la primera es el símil que emplea para
referirse al otro  : «  un ciprés  », que bien sabemos que el árbol es un símbolo fálico por
antonomasia ; y la segunda que el género queda diluido en el sustantivo « persona », que
de acuerdo con la Real Academia Española significa : « Hombre o mujer cuyo nombre se
ignora o se omite  ». Y entonces viene la pregunta ¿  porqué se omite el nombre de «  la
persona » cuya mirada produce « nuevos sentidos » ? Indudablemente es el ocultamiento,
la secrecía y mantenerlo a buen resguardo.
11 Pellicer, ya celebre poeta, decide mantener en el cajón del escritorio durante diez largos
años el poema « Recinto », que escrito entre agosto de 1930 y enero de 1931, saldría a la
luz en Recinto y otras imágenes en 1941. Ahora cabe la pregunta : quién fue el hombre que
le inspiró la fabricación del poema que considero el primer poema homoerótico de la
poesía mexicana.
12 Por desfortuna se tratará de una especulación no exenta de verdades, ya que no se
cuenta a ciencia cierta con una afirmación rotunda, pero todas las señales del camino nos
llevan a un nombre : Germán Pardo García, el gran poeta nacido en Colombia. Luis Mario
Schneider en el prólogo de Carlos Pellicer. Versos a Esperanza (1998), transcribe parte de
una carta que Pellicer enviara desde Asís a su amigo Guillermo Dávila radicado en París, el
23 de octubre de 1927. Pellicer escribe : « El amor fue para mí siempre una pena dulce y un

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noble silencio. ¿ Hallé alguna vez reciprocidad ? Sí, una vez sola. Pero para que todo fuese
perfecto, la reciprocidad se cumplió con el mar de por medio, es decir, cuando nos
despedimos para siempre » (7). Al término de esta frase Schneider a pie de página señala :
«  Posiblemente sea el colombiano Germán Pardo García  » (7). La importancia de
Schneider radica en que es el primero que se atreve a decir que Pellicer desde joven
mantuvo relaciones afectivas más allá de la amistad franca con otro hombre y que también
es quien saca a la luz pública el nombre oculto objeto del amor de Pellicer. En realidad los
hechos sucedieron a finales de 1918 cuando Pellicer en calidad de representante de la
Federación de Estudiantes de México viaja a Bogota. Boyd G. Carter en su artículo
«  Rodeando a Germán Pardo García y su obra  : enfoques y juicios  », documenta el
encuentro de los dos jóvenes poetas, Pellicer de 21 y Pardo García de tan sólo 16 años :

1918-28 de noviembre. En este día ocurre algo en la vida del joven poeta, que decidió del resto de su
dramático y grotesco destino. Conoce imprevistamente al joven poeta mexicano Carlos Pellicer que
había llegado a Bogotá y se instala en el mismo hotel en que el magistrado Pardo vivía con sus hijos
Antonio y Germán. El joven Pardo García quedó deslumbrado por los objetos de arte y los libros en
el apartamento del mexicano. Dice, hablando de sí, en tercera persona : « Los libros que Pellicer ha
llevado son motivo de su estudio y le abren otro mundo diferente del que antes conociera. Hace un
mental equilibrio entre su miseria física anterior y las maneras elegantes del mexicano y trata de
imitar sus corbatas historiadas, su vida colmada de luz, y encuentra, en su orfandad, amparo y cariño
a la sombra de Pellicer, que ahora asiste al mismo colegio del Rosario y frecuenta con Germán la
cátedra de Gómez Restrepo, de literatura española y general ». Cuando el gobierno mexicano
trasladó a Carlos a Venezuela, 16 de febrero de 1920, Germán dice que "experimenta una sensación
de angustia indescriptible" e intentó seguirlo. Su padre, el magistrado, ordena que lo capturen.
Observa : "La evasión en pos de su amigo queda trunca y el joven se sume en la desesperación y se
vuelve sicópata". El 2 de febrero de 1931 Pardo García, "atraído por el recuerdo de Carlos Pellicer y
por el deslumbramiento de México embarca hacia este país y llega el 14 del mes citado. Pellicer y su
familia lo reciben noblemente en el seno de su hogar", donde permaneció dos meses.

13 La fecha del encuentro es improbable, Pellicer sale de la ciudad de México el 3 de


octubre de 1918, y llega a Bogota la noche del 25 de diciembre del mismo año. Al día
siguiente de su arribo escribe a su madre  : «  Anoche llegué a esta ciudad felizmente  »
(Zaïtzeff, 52). Así que todo indica que la fecha en que se conocieron es el 28 de diciembre.
En 1998 Serge Zaïtzeff dio a conocer la correspondencia de Pellicer a su familia de 1918 a
1919. Llama la atención que en las cartas enviadas a su madre, en las que da cuenta de
manera detallada de sus actividades y de las personas que va conociendo cada día, omite el
nombre de Germán. En la misiva del 25 de enero de 1919, escribe  : «  Tengo ya algunos
amigos que me visitan con bastante frecuencia. Jóvenes cultos y bondadosos » (69). A pie
de página Zaïtzeff señala  : «  Entre estos amigos se destacaron desde un principio los
escritores Germán Arciniegas y Germán Pardo García. Se supone que el poema «  Alba
nueva » escrito en Bogotá el 3 de enero de 1919 le va dirigido –dice « A G P G ». Cabe la
pregunta ; qué impresión tan poderosa causó Germán Pardo en Pellicer para que a los siete
días de conocerlo le dedique el soneto en el que leemos los versos  : «  la nueva fuente
duplicó sus estrellas / y a su constancia dulce la muerte fue sumisa. / Alégrate a la música
de las torres cristalinas / que anuncian tu mesías en este nuevo Sol » (Volumen III, 402).
¿ La nueva fuente es el recién nacido nuevo amor, y la duplicidad es el espejo del cuerpo
del mismo sexo ? ¿ La dulce muerte es el éxtasis erótico ? ¿ El adolescente Germán es el
alba nueva, el mesías transfigurado en el nuevo Sol ? Todo es posible, y más aún en la edad
en la que es difícil reprimir el llamado de la sangre que hierve y sólo puede ser apagada con
el mismo fuego que la provocó. Creo que a partir de este poema, Pellicer en el intento del
ocultamiento, desarrollará lo que podríamos llamar su producción poética homoerótica
que llegará a la cumbre con los sonetos de Hora  de  junio (1937), de los cuales Evodio
Escalante propone una lectura como un solo poema, señalando que se trata de  : «  una
experiencia homosexual plena y consumada asumida por el poeta sin un dejo de culpa o
gazmoñería » (  ).
14 Volviendo al epistolario de Pellicer, en la carta enviada a la madre el 7 de febrero de
1919, escribe  : «  Vivo en un hotel en el que viven abogados y personas distinguidas que

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residen aquí en Bogotá. Estoy entre puras personas mayores y respetables y en familia »
(74-75). Indudablemente en las dos misivas, de forma deliberada omite no sólo el nombre
de Germán sino de su existencia misma. Escribe « Estoy entre puras personas mayores »,
cuando en realidad el padre de Germán, que es abogado, vive en el hotel junto con sus dos
hijos adolescentes. ¿ Qué razón lleva a Pellicer a reservarse el nombre del nuevo amigo que
le inspira el hermoso soneto ? El encubrimiento no es otra cosa que guardar celosamente
aquello que es tan íntimo que no se desea compartir, es impedir que alguien lo sepa.
15 El tiempo en que estuvieron juntos Carlos Pellicer y Germán Pardo en Bogota (un año y
casi tres meses) no nos cabe la menor duda que fue entrañable y de una gran trascendencia
para Germán Pardo. Retomando lo escrito por Carter, es todavía más revelador : el deseo
de Germán de seguir a Pellicer a Venezuela, el estado de « angustia indescriptible » en el
que se encuentra, la determinación extrema del padre de hacerlo detener para evitar la
huída y el terrible desenlace de convertirse en sicópata al ser separado de su amigo. Al
parecer, todos los hechos son prueba de lo ocurrido detrás de las puertas cerradas de la
habitación que cobijó la amistad de Carlos y Germán.
16 Posteriormente Pellicer viajará por Sudamérica en 1922 y por Europa de 1926 hasta
1929, pero en 1924 dedica el poema « Melodía en Fa » a Germán Pardo, que en sus versos
iniciales dice : « El viento del otoño / es una sombra do oro/ puesta sobre tus hombros. /
El viento del otoño / es solamente un hondo suspiro de nosotros » (122).
17 Los amigos quedan separados por poco más de una década, pero la intensidad del
reencuentro quedará grabada en « Recinto ». Tampoco sabemos el cuándo y el porqué de
la ruptura, lo que es cierto es que Germán Pardo García desde su arribo a México ya jamás
abandonaría el país donde murió el año de 1991 a la edad de 89 años, realizando una obra
poética de inmensa importancia. La azarosa vida del poeta da para más de una novela, ya
desde la infancia se había fraguado su complicada existencia. En el párrafo que transcribo
se resume lo que fue la vida de Pardo García :

Alterado de un sufrimiento inexpresable, intentaba con el lenguaje comunicarlo a sus seres


cercanos ; pero todo era inútil, el idioma que dominaba no le era suficiente, porque su sufrimiento
psíquico se le presentaba avasallándolo, como si llevara a cuestas la culpa de ser hombre y, por lo
tanto de ser ínfimamente pequeño. Esta manera de ser o de sentirse culpable, lo compulsaban hacia
una neurosis obsesiva cuya huella le marcaba como una hierra ardiente, con un sentimiento
constante de persecución y de zozobra angustiante. Clamó por la paz y él nunca pudo darle una
tregua a su tremante espíritu. De este estado, fueron surgiendo diversos encuentros con el hampa,
con la lujuria, con la prostitución, con la drogadicción, la homosexualidad y la canalla de los barrios
bajos. Ficciones las más, venidas de sus alteraciones, de las que nadie puede dar testimonio sino sólo
su fantasía, misma con la que pobló su autobiografía, donde quiso que todo posible lector se
estremeciera aterrorizado (Redondo12-13).

18 Regresando a la historia de amor y a la escritura del poema, vemos que Recinto y otras


imágenes, de Pellicer, está compuesto en dos partes, la primera el poema que le da nombre
al libro y la segunda, correspondiente a «  Otras imágenes  », son poemas escritos entre
1931 y 1939. Destacan las dedicatorias a Margarita Quijano, la novia de Ramón López
Velarde, Diego Rivera, Luis Barragán, Eduardo Villaseñor, Manuel M. Ponce, Efraín
Huerta, y el soneto titulado «  Al poeta colombiano Germán Pardo García  », del cual
transcribo los dos tercetos que por sí mismos hablan :

Germán, toma este cielo mexicano

que de ángulo empuño hasta tu mano

y te lo doy ¡octubre azul, tuyo y mío !

    

Siento la poesía y sin nombrarla

pienso en ti. Sola está. Sólo el rocío

puede, como tus manos, despertarla.


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19 Indudablemente Germán ya se encuentra en México, y el poeta amoroso le obsequia al
visitante el manto azul que cubre la geografía entera de su país, qué regalo más inmenso,
porque el destinatario es el único capaz de convertir en poesía el pensamiento con el
simple roce de sus manos.
20 Hasta aquí la historia pública y juvenil de estos dos grandes poetas, cuya relación más
íntima e intensa, especulamos, quedó cifrada en uno de los poemas amorosos más
deslumbrantes de la poesía del siglo XX.
21 Entrando en el terreno poético, Pellicer señala como fecha de la escritura de « Recinto »
de agosto de 1930 a enero de 1931, es decir días antes de la llegada de Germán, pero si algo
es cierto es que Pellicer en su intención de « ocultar lo oculto que ocultamos », bien pudo
cambiar la fecha del poema y premeditadamente silenciarlo durante diez largos años. El
magnífico poema, de cuyo análisis puntal me ocuparé en otro texto, consta de 477 versos
divididos en 20 partes. Lo que es evidente es el uso de la metáfora y de la imagen para
ocultar el objeto de su amor, pero a su vez son estas mismas (metáfora e imagen) las que lo
dejan al descubierto. El oscuro cristal de las palabras se convierte en transparencias de
signos y significantes. En la epístola enviada a Guillermo Dávila desde Roma en junio de
1928, Pellicer escribe en referencia a Camino (1929) sobre los basamentos de su poética :

Es un torrente de imágenes. A veces las imágenes son dobles o triples y se prestan a confusiones y
oscuridades. […] Nada o casi nada le debo a las « novedades » literarias europeas. Yo continúo la
tradición del verso con una cierta personalidad para ejercitarlo, adecuándolo a la imagen,
liberándolo frecuentemente de la esclavitud del consonante. Las vocales me bastan para poner en
acción toda una máquina del ritmo. A veces los adjetivos los convierto en sustantivos. Mi
construcción no es siempre correcta. Yo lo sé. Pero siempre es poética. Sí : yo soy un tradicionalista,
pero no estático sino dinámico.4

22 Efectivamente, « Recinto », en algunas estrofas se convierte en un cúmulo de imágenes


engarzadas, pero desde los versos iniciales el amor se impone en la plenitud del amor
correspondido, baste citar : « Y a ti, por ti y en ti vivo y adoro » (321). A lo largo del poema
se hace elusivo el género, lo llama « adorada persona ». Como una gran sinfonía, el poema
va subiendo de gradación, hace giros insólitos, y también extiende largos compases
sostenidos en una sola nota. Lo manifiesto es la historia de un amor, pero a puerta cerrada
donde : « La mórbida penumbra / enlaza nuestros cuerpos y saquea / mi ternura tesoro »
(323). El homoerotismo se podría decir que es el leimotiv, pero bajo la consigna de ser
encubierto y alejarlo de la indiscreción, de ahí la consigna : « Y arriesgado es besarse / y
oprimirse las manos, ni siquiera / mirarse demasiado, ni siquiera / callar en buena lid… »
(322). El amor carnal prohibido entre los dos hombres debe permanecer en total secrecía
porque es un « amor que es de otro modo » (336). La complicidad de los amantes, el gozo
de sus caricias y de su « inmensa dicha » (325), quedan sellados en el pacto mutuo : « Este
amor que ascendimos y doblamos / para ocultar lo oculto que ocultamos (325).
23 Pellicer firma como término del poema enero de 1931, es decir un mes antes de la
llegada de Germán a México. Indudablemente se trata de un ardid del poeta, y como si el
amor vivido fuera un objeto robado lo mantiene bajo llave durante diez años, al igual que
el ladón que vende la joya hurtada mucho tiempo después de cometido el delito.
24 Antes de Pellicer, en México, nadie había osado escribir un poema de temática gay
(utilizo el término par estar más acorde con la época actual), Salvador Novo escribe
«  Nuevo amor  » en 1934, y Xavier Villaurrutia «  Nocturno de los ángeles  » en 1936. El
celebre Grupo de Contemporáneos lo integraban, entre otros, los poetas ya mencionados,
Carlos Pellicer, Xavier Villaurrutia, Salvador Novo, así como Elías Nandino y Jaime Torres
Bodet, todos ellos homosexuales. Recientemente se han sumado las leyendas de Gilberto
Owen, Bernardo Ortiz de Montellano y Jorge Cuesta, lo que se debe tomar con mucha
reserva. De los testimonios de los escarceos homoeróticos de esa época en voz de los
propios protagonistas, sólo contamos con los de Elías Nandino (Una  vida  no  velada,
1986), y los de Salvador Novo (La estatua de sal, 1998).

De la publicación de Recinto, Pellicer narra a Emmanuel Carballo :

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Pudo ser un cuaderno con unidad. Lo agrandé para cobrar más. (El editor tuvo, en esto, parte de
culpa), comentó con socarronería. Allí cuento una historia de amor que se cumplió de cabo a rabo.
En esos poemas hay algunas cosas apreciables, más apreciables por lo humano que por lo poético.
(Carballo, 121)

25 La confesión es contundente, aunque evade el género más no el cumplimiento cabal de


la historia contenida en el poema, lo que le otorga el carácter autobiográfico desde la
perspectiva del protagonista. Al terminar de escribir estas líneas me entra la culpa de no
respetar el pedido del amante : « Que se cierre esa puerta / que no me deja a estar a solas
con tus besos » (322), y en nuestra vocación de exhumadores indiscretos, abrir de par en
par las puertas para atestiguar la dicha de los amantes fundidos en un solo cuerpo, el
cuerpo del poema.

Bibliografía
Aguilar, Enrique. Elías Nandino. Una vida no/velada. México : Grijalbo, 1986.
Bataille, George. El erotismo. México : Tusquets, 2008.
Carballo, Emmanuel. Protagonistas  de  la  literatura  mexicana. México  : Porrúa, «  Sepan
cuantos… », 1994.
Carter, Boyd G. «  Rodeando a Germán Pardo García y su obra  : enfoques y juicios  » Bogotá  :
Thesaurus. Tomo XXXIII. Núm. 3, 1978.
Escalante, Evodio. « Una obra maestra « desconocida » de Carlos Pellicer. Los sonetos de Hora de
junio ». México : Revista de Literatura Mexicana, UNAM, 2003.
Hesse, Hermann. Demian. México : Grupo Editorial Tomo, 2002.
Monsiváis, Carlos. « Prólogo », Jacinto de Jesús, México : Fontanarama, 2001.
Novo, Salvador. La estatua de sal. México : CONACULTA, 1998.
Pellicer, Carlos. Poesía completa. Edición de Luis Mario Schneider. México : Universidad Nacional
Autónoma de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Ediciones del Equilibrista, 1996.
_____ Cartas  desde  Italia. Edición, presentación y notas de Clara Bargellini. México  : Fondo de
Cultura Económica, 1985.
_____Correo  familiar  (1918­1920) Edición y prólogo de Serge I. Zaïtzeff. México  : Factoría
ediciones, 1998.
_____  Versos  a  Esperanza.  Edición de Luis Mario Schneider. Toluca  : Instituto Mexiquense de
Cultura, 1998.
Redondo, Brígido. « Prólogo ». Pardo García, Germán. Himnos de Orfeo. Sonetos. Campeche : Casa
Maya de la Poesía / Frente de Afirmación Hispanista, 2002.
Villaurrutia, Xavier. Nocturno de los ángeles. México : Hipocampo, 1936.

Notas
1   En los poemas de Carlos Pellicer citados a lo largo de este trabajo se utilizará esta edición. Carlos
Pellicer.  Poesía  completa, edición de Luis Mario Schneider (México  : Universidad Nacional
Autónoma de México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, Ediciones el Equilibrista, 1996).
2 Poesía completa, III, p. 195.
3 Poesía completa, III, p. 292.
4  Ibidem, pp. 104-105.

Para citar este artículo
Referencia electrónica
León Guillermo Gutiérrez, « Carlos Pellicer y Germán Pardo García », Amerika [En línea], 8 | 2013,
Publicado el 21 junio 2013, consultado el 30 abril 2019. URL :
http://journals.openedition.org/amerika/4006 ; DOI : 10.4000/amerika.4006

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Autor
León Guillermo Gutiérrez
Universidad Nacional Autónoma de México

Derechos de autor
© Tous droits réservés

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