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e origen campesino, hijo de un inquilino y una cantora popular, Víctor Jara se transformó con su muerte el 16 de

septiembre de 1973, en un referente de la música chilena y en un testimonio vivo de la creación artística popular.

Luego de deambular por Chillán Viejo y Lonquén, en 1944 llegó a Santiago junto a su familia. Su juventud estuvo
marcada por sus estudios de contabilidad, su ingreso al Seminario de la Orden de los Redentores de San Bernardo y
su cumplimiento del servicio militar obligatorio. Se incorporó en 1953 al coro de la Universidad de Chile, momento en
que inició formalmente su incursión en la música que ya había sido motivada por la labor de interpretación y
recopilación folclórica de su madre, Amanda Martínez.

Sin embargo, su primera opción académica fue el teatro. Estudió, entre 1959 y 1961, actuación y dirección en la
Escuela de Teatro de la Universidad de Chile. Durante toda la década de 1960 se consolidó como uno de los mejores
directores de la escena chilena, obteniendo numerosos premios y reconocimientos del público y la crítica
especializada. Fue, así, uno de los directores teatrales más importantes de su tiempo.

Paralelamente, su labor en la música popular la construyó desde su participación en el grupo Cuncumén, con el que
trabajó entre 1957 y 1962. Su creación musical tendió al rescate de la tradición popular y la reivindicación social de
las clases desposeídas del país. En este marco, fue director artístico del conjunto Quilapayún (entre 1966 y 1969),
colaboró con el conjunto Inti Illimani y fue número estable de la reconocida Peña de los Parra.

Tuvo una fructífera carrera como solista y compositor. Su discografía es una de las más ricas e interesantes de su
tiempo. En 1969 obtuvo el triunfo en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, con su composición “Plegaria a
un labrador”, que interpretó acompañado del conjunto Quilapayún. Se transformó, así, en uno de los principales
símbolos de este movimiento musical.

Desde 1970 asumió un fuerte compromiso político participando activamente en la campañas electorales de la Unidad
Popular y en el gobierno de Salvador Allende. En 1971 ingresó al cuerpo de artistas estables de la Vicerrectoría de
Extensión y Comunicaciones de la Universidad Técnica del Estado. El 11 de septiembre de 1973 acudió a cumplir
sus labores a dicha universidad, donde fue tomado prisionero por tropas del Ejército de Chile, siendo brutalmente
torturado y asesinado en el Estadio Chile. Hoy, ese estadio lleva su nombre.

NIÑEZ
Víctor Jara nace el 28 de Septiembre de 1932.

Mis padres trabajaban como inquilinos y vivíamos muy cerca de un pueblito que se llama la Quiriquina, a
doce kilómetros de Chillán Viejo. Éramos seis hermanos. Cuando comíamos carne era una fiesta.
Éramos muy pobres.
Después mi papá se vino a un fundo en Lonquén, allá metido entre los cerros de Melipilla adentro.
Mi padre era analfabeto y no quería que nosotros fuéramos al colegio para que pudiéramos ayudarle, y
así desde los seis o siete años iba a trabajar con él al campo. Pero mi mamá sabía algo de leer y así
desde el principio insistió que por lo menos aprendiéramos las letras.
Mi mamá era cantora como decimos los chilenos y cada vez que tenía que ir a alegrar una fiesta o un
velorio allá partía con el más chico de los seis que era yo. Los rasguidos de la guitarra penetraban en
mí; recuerdo que me quedaba detenido frente a ella escuchando la guitarra

La relación de sus padres cada día se ponía más tensa. Su padre empezó a beber y desaparecía de la casa varios
días seguidos, abandonando todo el trabajo en manos de Amanda.

Recuerdo el rostro de mi padre


Como un hueco en la muralla,
Sábanas manchadas de barro
Piso de tierra
Mi madre, día y noche trabajando
Llantos y gritos...
(La luna siempre es muy linda)

Fui un niño rebelde creo que este problema radicaba en que nadie sabía -de pronto, dónde estaba. Me
iba a la loma de un cerro a mirar el color, la forma y los sonidos naturales.

Después mi mamá se vino a Santiago y se empleó como cocinera en un restaurante. Como era tan
habilosa le fue bien acá y nos trajo a vivir con ella. Remató un restaurante en la Vega Poniente y así
alcanzó a darnos educación a tres de nosotros.
Al principio vivíamos en la población los Nogales, en una mejora de piso de tierra, y en una cama
dormíamos varios porque no había más hueco. Pero ya estábamos acostumbrados porque en el campo
era igual.

Amanda hizo todo lo que pudo por proteger a sus hijos: Envió a Víctor y a Lalo a una escuela católica de las
cercanías, el liceo Ruiz Tagle. Llegaban juntos tempranito todas las mañanas, con las tareas hechas, eran buenos
alumnos.

Luego, Víctor ingresa a la Acción Católica en una iglesia que estaba cerca del puesto que tenía Amanda en la Vega
Poniente, en la avenida Blanco Encalada. Un amigo de Víctor de esa época lo describe como:

"dotado de una serie de condiciones poco comunes una dentadura perfecta, una sonrisa cinematográfica que no
tenía relación con la vida dura que había llevado. Se veía un niño guapo, con el pelo rizado y un rostro bien
armonioso. Pero por encima de su físico lo que destacaba a Víctor era una predisposición extraordinaria para lo
artístico, era capaz de imitar el vuelo de los pájaros o de las mariposas por medio de gestos, transformándose él en
ave moviendo todo su cuerpo".

Ya en esta época Víctor tocaba la guitarra, cantaba, escribía poesía, hacía teatro dirigiendo a grupos de amigos.
Además era bueno para el fútbol.

Mi mamá murió cuando yo tenía quince años. Significó la disolución de la familia. Yo era muy joven y
sufría mucho.
Luego entré al Seminario Redentorista de San Bernardo.
Creo que fue un asunto muy íntimo y afectivo. Un poco mirándolo hacia atrás, ahora y con mayor
madurez, fue nada más que soledad, el desencuentro con un mundo que has mantenido sólido, casa y
afecto maternal y de pronto desaparece y desaparece todo, entonces ese afecto tú lo tienes al lado de
un muchacho joven que tiene relación con una Iglesia y bueno yo me refugié ahí. Entonces consideré
que ese refugio me guíaba a mí a otros valores más de encuentro con otro afecto más profundo que tal
vez viniera a equilibrar esa falta de afecto interior, creyendo encontrar ese afecto en la religión, en
dedicarme al sacerdocio.

SEMINARIO

Víctor estuvo dos años en el Seminario, él siempre recordaba la rigurosidad en los estudios, la disciplina monacal,
los rituales, la teatralidad de la misa y su primer encuentro con el canto gregoriano.

A la postre de ese período, me di cuenta de que era muy seria esa decisión mía y que esa seriedad
significaba tener vocación auténtica, profunda,de real validez, y yo no la tenía. De pronto me di cuenta
que era una situación de estado de ánimo. Con la exigencia del estudio, con la rigurosidad, con la
disciplina del estudio en el Seminario, me di cuenta que el problema era otro, y entonces esto lo
conversé, y no de un día para otro, por supuesto, sino que fueron cosas que las fui madurando junto a
mi, y se tomó la determinación de que yo dejara el estudio y saliera.

SERVICIO MILITAR

Después de diez días de haber dejado el Seminario, Víctor fue llamado al Servicio Militar. Fue un cambio bastante
brusco.

Yo había pasado un período de mi vida sin la convivencia normal de cualquier muchacho de mi edad,
entonces recién llegado del Seminario era como encontrarme de nuevo con algunas cosas, y bueno era
como si yo me hubiera detenido en el tiempo, todo eso era como caer de nuevo así, no parado, de
cabeza de lado, de cualquier manera, porque me costó mucho tomar eso como verdad, y yo al principio
era muy inhibido y tímido ,¡ terrible!
Y después me tuve que adaptar no más, porque ahí no queda otra.
Los pelados me pusieron en onda al tiro, al primer día. Al otro día todos en pelotitas a bañarse, ahí listo
no más, ponerse en onda. Y yo en esa cuestión, no tenía experiencia. Había dos años, en donde muchas
cosas pasan a otro plano; todo lo que significa la soltura física con la naturaleza, toda esta cosa sana
pasa a un segundo plano, el cuerpo viene a ser como una especie de látigo que nosotros debemos
soportar. Entonces de pronto, pasar al terreno en donde lo físico es primordial, cuesta, me costó un poco
acostumbrarme, pero lo hice.

CORO UNIVERSIDAD DE CHILE

Víctor después de su salida del Seminario, echaba de menos la música, de modo que cuando por casualidad, vio un
aviso en el diario que llamaba a presentarse para ingresar al coro universitario para cantar en Carmina Burana,
decidió presentarse. Fue aceptado como tenor y participó en la producción de Uthoff en el teatro Municipal, vestido
de monje con hábito marrón.

Aproximadamente un año después vio bailar en el papel de la Mujer de Rojo, a la bailarina Joan Turner, la que más
adelante se convertiría en su mujer.

A finales de 1954, Víctor viajó al norte con un grupo de amigos del coro, para recoger e investigar música popular de
la zona. Empezó a redescubrir el patrimonio musical heredado de su madre.

MIMOS DE NOISVANDER

En 1955, su acceso al Teatro Municipal le permitió presenciar una función de un grupo de mimos recién formado por
Enrique Noisvander, quien dirigía un taller para formar mimos. Víctor se acercó a Enrique con la intención de integrar
el grupo. Fue probado y quedó de inmediato. Su sentido del movimiento y su expresividad condicionó su ingreso y
muy luego actuó como protagonista en ‘Los Vecinos’ y ‘La feria sentimental’, eran las obras donde mayor lucimiento
tenía Víctor. Su estada en el grupo sólo duró un año y medio, después entró a la escuela de teatro de la Universidad
de Chile.
ESCUELA DE TEATRO

Mucha gente me conoce como cantante, pero no saben que dirijo teatro. La verdad es que en 1958 me
inicié como folklorista en el conjunto Cuncumén, y estando ahí, ingresé a la Escuela de Teatro de la
Universidad de Chile. Mi actividad se inició en forma paralela, respondiendo a necesidades que uno
quiere realizar.

En 1956, Víctor dio su examen de ingreso a la Escuela de teatro de la Universidad de Chile. Se sentía nervioso e
inhibido con sus ropas heredadas, la chaqueta demasiado corta y para colmo, las pesadas botas de gruesa suela le
quedaban chicas y le lastimaban los pies. Pero no estaba dispuesto que este hecho entorpeciera su improvisación:
se sentó en el suelo y se descalzó antes de enfrentar a la comisión, compuesta por personas de severo semblante,
sentadas detrás de una larga mesa. A Víctor se le pasó por la cabeza en un momento de pánico, la idea de que
podía tener los calcetines rotos.

Uno de los amigos más íntimos de Víctor en la escuela de teatro fue Nelson Villagra, quién posteriormente se
convirtió en un actor famoso. Nelson pertenecía a una familia de granjeros que tenían una parcelita cerca de Chillán,
en el sur. Como ambos estaban siempre sin un centavo a la hora de almuerzo subían el cerro Santa Lucía y
saciaban su hambre con pan integral y una botella de leche. Sólo cuando la familia de Nelson le enviaba del campo
una encomienda con comida, se llenaban el estómago y gozaban del banquete que incluía carne y queso.

Con creciente confianza en si mismo y cada vez más interesado en el movimiento estudiantil, Víctor inició su tercer
curso. Aquel fue un año de elecciones presidenciales, el proceso electoral durante el cual Salvador Allende se oponía
al candidato de la oligarquía chilena Jorge Alessandri.

ACTUACIONES

Como en todas las escuelas de teatro los estudios eran teóricos y prácticos, las clases se alternaban con estudios de
historia del teatro y del método Stanislavsky. Los alumnos hacían montajes estudiantiles y a veces, papeles de poca
importancia en los montajes de la compañía profesional. Cuando montaron ‘El amor de los cuatro coroneles’, de
Peter Ustinov, Víctor hizo el papel del coronel ruso. También actuó en la obra, ‘Los bajos fondos’, de Máximo Gorki y
otros.

PARECIDO A LA FELICIDAD

Alejandro Sieveking, uno de los compañeros de curso de Víctor, era un prometedor dramaturgo, quien llegó a ser su
amigo y colaborador de toda la vida, aunque sus orígenes eran muy distintos.

Cuando el grupo de Víctor aprobó los exámenes finales, tomaron la decisión colectiva de no dejarse absorber
inmediatamente por la compañía estable de teatro profesional. Permanecerían unidos un año más, trabajando en
una pequeña compañía propia respaldada por la Escuela de Teatro.Tenían además la intención de llevar sus
producciones a pequeñas ciudades de provincias donde no llegaban las compañías profesionales.

Para participar en el Festival de Teatro Estudiantil que se realizaba cada año, Víctor le propuso a Alejandro que
escribiera una obra breve de cuatro personajes, que pudiera desarrollarse en una habitación. El se hizo cargo de la
dirección. La obra se escribió en una semana y se tituló ’Parecido a la felicidad’. El éxito fue rotundo. Causó mucho
impacto. La crítica fue excelente. Se organizó una gira por Latinoamérica que también tuvo mucho éxito tanto de
crítica como de público.

Después de esta experiencia Víctor decidió estudiar Dirección Teatral.

Entre 1962-1963 terminé mis estudios de Dirección Teatral y el Instituto de Teatro de la Universidad de
Chile me contrató para su equipo de directores. Mi examen final fue el montaje de la obra ‘Animas de Día
claro’ de Alejandro Sieveking, para la cual compuse la música.
Una historia simple. Como la guitarra campesina Como una figurita pintada de Talagante. Como un
camino,un álamo, una flor...Una historia de nuestro pueblo. De este pueblo que en todas sus
manifestaciones,aun en las más trágicas, introduce elementos graciosos y hasta divertidos. Como el
verso popular cantado al niño muerto, que dice:

Qué bonito el angelito


Qué glorioso y qué divino.
Tan diferente a su paire
Y tan parecido al padrino

Animas de día claro se convirtió prontamente en un clásico. Se mantuvo seis años seguidos en cartelera
y fue alabada por la crítica: ‘Con esta obra se logró algo que raras veces consiguen nuestros
dramaturgos y actores: emocionar de verdad. El éxito o el fracaso de una obra depende en gran medida
de la sensibilidad del director y sus actores. La obra fluye... los actores son espóntaneos. Víctor Jara
cumplió un buen trabajo de dirección”, consigna la revista Mensaje de la época.

Víctor aportó fundamentalmente al teatro su conocimiento del mundo popular, decía Luis Poirot, quien se desempeñó
como asistente de dirección en esta obra.

No sé en realidad cual es el campo que me agrada más si es el teatro o la música. Pero las dos
expresiónes me llegan, son como dos motores que se tocan y se necesitan En el teatro hay que exigirse
con más profundidad. El folklore en cambio, siendo de gran raigambre humana , me suelta ataduras que
salen fuera cuando canto. El teatro es más intelectual; el folklore lo siento más espontáneo. Pero en
realidad, las dos cosas están muy juntas y amarradas a mi.

CUNCUMÉN

Simultáneamente con sus estudios de teatro, en 1958 se inicia como folklorista en el conjunto Cuncumén. Víctor
llegó a ser componente regular, por lo que adquirió el traje de chaqueta corta y el poncho de colores propio del
huaso. Ese capataz propietario de un caballo, que usaba las típicas botas de tacón alto con las enormes espuelas
que cumplían un importante papel en el zapateo de las danzas de la zona central chilena. Sólo más tarde y por
insistencia de Víctor, el grupo empezó a ejecutar las danzas del campesino pobre, en estilo gañán. Abandonaron las
botas y empezaron a usar las ojotas de la niñez de Víctor. Aquel calzado producía un estilo de baile diferente, más
pesado y relajado, sin la arrogancia y el machismo del huaso.

Realicé en 1962 con este conjunto de folklore una gira por Europa. Éramos nueve integrantes y viajó con
nosotros Margot Loyola. Visitamos países socialistas como Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria y la Unión
Soviética. Al regreso me dediqué por entero al estudio de dirección teatral y por razones de estudio
debía permanecer en la escuela todo el día, por lo que debí retirarme del Conjunto de Canto y Danza
Cuncumén.

MILITANCIA

Durante su paso por el Cuncumén, Víctor entra a militar en las juventudes comunistas.

Yo ya estaba comprometido como joven. Integraba las juventudes comunistas. Nunca estuve ajeno al
quehacer político. Cuando escuchaba algúnos de sus discursos, me sentía identificado con las luchas
que ellos se planteaban. Yo venía de un hogar de campesinos, esas vivencias y el poder apreciar de
cerca las injusticias y miserias que existían me empujaban a definirme .

Toma este compromiso convencido que esta ideología impulsada por los comunistas era la que mejor reflejaba su
manera de ver el mundo. Un instrumento útil para luchar junto a los trabajadores para conseguir un mundo mejor
para todos.

El compromiso es cuestión de principios y uno no tiene compromiso si no adopta una posición ideológica
en la vida. Quien quiera interpretar realmente el alma del pueblo debe recorrer muchos caminos. Y estos
caminos deben ser la búsqueda y el hallazgo de sentirse un ser humano útil para los demás. Sentirse
compañero de la mujer que lava, de los hombres que hacen lazos, del que abre surcos, el que baja a la
mina, con su propia compañera, con sus hijos y compañeros de trabajo. Sentir que así como nos une la
canción, también nos une el anhelo de construir una vida mejor, más justa, más humana.

ROL DEL ARTISTA

No creo que ser cantor revolucionario signifique sólo cantar canciones políticas. Profundamente
revolucionario es salvar los valores de nuestros pueblos de la penetración imperialista. El canto
mapuche, el canto quechua, el canto aymará, tienen tareas que cumplir en las transformaciones de
nuestro continente.

La responsabilidad de ser un intérprete del hombre, de su vida, me hace pensar en lo insondable que es
el tema humano. Se juega mucho con la palabra artista. Se ha comercializado. Para mí, artista es el
auténtico creador y por lo tanto es, en su esencia, un revolucionario. El arte no es patrimonio de los
comprometidos, pero el compromiso te hace ver mucho más hondo cuales son las raíces de nuestro mal.

Al pueblo hay que ascender, no descender. Digo esto porque muy a menudo los intelectuales y los
artistas tienen actitudes paternalistas o mesiánicas frente al pueblo, lo que constituye un profundo error
ideológico, además de una desorientación para saber entregarle lo que le pertenece.

Yo canto a los que no pueden ir a la universidad, a los que viven penosa y duramente de su trabajo, a los
que son abusados, a todos esos que se llaman pueblo, con toda la magnificencia que encierra la
palabra.

LA FAMILIA

Ella se llama Joan Turner, es inglesa...es lo mejor que me ha ocurrido en la vida: rubia, alta, delgada,
ojos azules: es preciosa, yo la encuentro preciosa. Es bailarina, profesora de ballet y coreógrafa.
El matrimonio es la cosa más maravillosa del mundo...Cuando dos seres humanos se aceptan como son
y se integran totalmente. Pero es difícil, sí, es difícil.
Estamos tan llenos de temores y de angustias. Nos han hecho así, listos para defendernos y para creer
que siempre tenemos la razón. A pesar de todo Joan y yo somos muy felices. Es mi primer y último
matrimonio.
Tenemos dos hijas Manuela y Amanda, por las que confieso total y absoluta debilidad.
Amanda es muy parecida a mi mujer. Afortunadamente, porque a mí me gusta más ella. Salió rica, rica.
En mi día ideal, estaría todo el día en la casa, no habría fuerza que me hiciera salir. Me dedicaría a
trabajar en el jardín, a hacer aseo, a contemplar muchas cosas que por falta de tiempo no puedo
contemplar ahora. A jugar con mis hijas.
Entre los platos prefiero el curanto hecho en la tierra, y entre los licores pues... la mistela y la chicha de
manzana.
Me gusta la ropa más cómoda y duradera. La moda, sí, me gusta la moda, Es la parte frívola de mi
personalidad. Me gusta la moda alegre y de inspiración latinoamericana.
Pienso que la mujer no es una esclava, es igual al hombre y tiene los mismos derechos. Pedirle a la
mujer pureza y dedicación al hogar, y al hombre no, es ser esclavista. El hombre no es nada sin la mujer.

CASA DE LA CULTURA DE ÑUÑOA

En 1963, Gregorio de la Fuente, para ese entonces Director de la Casa de la Cultura de Ñuñoa, se acercó a Víctor
para pedirle que formara una escuela de folklore dentro de esa institución. Con ayuda de Maruja Espinoza,
componente del Cuncumén, Víctor organizó los talleres y enseñó las danzas folklóricas que más le gustaban
mientras Maruja enseñaba la guitarra.
En un par de años un grupo de alumnos numeroso y entusiasta hizo posible la formación de un conjunto de folklore
muy animado, del que posteriormente surgieron algunos solistas.

Víctor además animaba a los alumnos a ir al campo los fines de semana para recopilar canciones folklóricas locales,
además de hacerlo personalmente cada vez que podía. Con una botella de vino y una guitarra, una sesión de
investigación se convertía en un auténtico intercambio de vivencias.
En el año 1968 lo echaron de la Casa de la Cultura por razones políticas.

VIOLETA PARRA

Violeta Parra vivía en La Reina, en las afueras de Santiago, cerca de las montañas, donde tenía una pequeña casa.
Víctor visitaba la casa asiduamente y pasaba tardes enteras con ella. Violeta se interesaba por su estilo en la
guitarra y su manera de cantar. Lo animó a seguir adelante e incluso concibió la idea de que él y su hijo Ángel
tocaran juntos. El proyecto no alcanzó a concretarse, pero Víctor y Ángel se convirtieron en grandes amigos.
Violeta Parra ejerció gran influencia sobre la creación musical de Víctor. Ambos compartían además las mismas
ideas sobre el papel que debería jugar el folklore en la creación artística.

Violeta Parra vivió los mejores años de su vida junto a los pescadores, junto a los mineros, junto a los
campesinos, junto a los artesanos, junto a los indígenas de la precordillera nortina, junto al chilote en el
más extremo sur. Vivió con ellos, se hizo piel de ellos, se hizo sangre de ellos. Así solamente pudo
Violeta crear canciones como ‘Qué dirá el Santo Padre’, ‘Al centro de la injusticia’, o canciones que
quedarán en la historia de nuestro país con el surgimiento de una canción nueva, musical y
poéticamente valiosa, auténticamente popular. Ninguno de nosotros podía decir, cuando vivía, que
Violeta era una artista del pueblo, nadie, ninguno de nosotros. Hasta cuestionábamos a Violeta Parra.
Porque, quien va a ser artista del pueblo, el tiempo lo dirá, y el pueblo: porque él es, en definitiva, quien
va a hacer la revolución de la cultura.

MÚSICA

En Víctor no se puede separar al hombre del artista. Ambos están indisolublemente unidos, como dos ríos que se
nutren y reinventan de manera continua.

Soy un hombre de modesto de origen campesino. Mi padre fue inquilino. Tuve la suerte y el privilegio de
realizar estudios universitarios, de ser un director teatral de ese nivel. Por esta razón es que me siento
mucho más comprometido con el pueblo. Quiero que mi canto haga vibrar a esa gente modesta, porque a
ellos está dirigido el mensaje de mis canciones. En mi posición intelectual, espero no llegar a
desembocar en un cantante de elite. Siento muy hondamente lo que significa ser un intérprete popular.
Todas estas ideas las he madurado lentamente con el tiempo y se han ido aclarando en ese mismo
proceso.
Espero, en el corto tiempo que significa mi vida, sentir algún día la felicidad de comprobar que realmente
estoy interpretando al pueblo con mi canto y mi trabajo artístico en general. Para ello es necesario
previamente captar hondamente el alma del pueblo.

Soy folklorista, soy un hombre de extracción popular. Aprendí desde pequeño el lenguaje de los más,
que son los más humildes y humillados. Conocí las sílabas del viento, de la poesía hermosa y natural de
la vida allá en el campo. Mi madre me enseñó a cantar. Hoy estoy feliz con lo que hago pero también
descontento o impaciente porque hay mucho que hacer .A veces quisiera ser diez personas para hacer
diez cosas que el pueblo necesita.

Cada día me conmueve más lo que sucede a mi alrededor. La pobreza de mi propio país, de América
Latina y de otros países del mundo. He visto con mis propios ojos la huella de horror de una matanza de
judíos en Varsovia, el pánico de la Bomba, el golpe mortal causado por la guerra que desintegra al
hombre y a todo lo que de él surge y nace. En fin, tantos otros desastres que cansa enumerar. Pero
también he visto lo que el amor puede hacer, lo que la verdadera libertad puede hacer, lo que la fuerza y
el poderío del hombre feliz pueden hacer.

Por esto y porque anhelo la paz, es que la madera y las cuerdas de una guitarra me hacen falta para
desahogar algo triste y alegre. Alguna estrofa que abra el corazón como una herida o algún verso que
quisiera nos diera vuelta de adentro hacia fuera para ver el mundo con ojos nuevos.
La profunda conexión y compromiso de Víctor con la realidad de su tiempo, le permitió desarrollar una mirada del
arte y una praxis desprovista de cualquier asomo de ortodoxia. En él prevalecen la frescura y lo perecedero, en un
mundo de continuo cambio.

Creo que ninguno de nosotros tiene el derecho de colocarse como juez implacable, incluso dogmático,
frente al folklore en general. El folklore auténtico es vigente, vivo, actual; no está en absoluto muerto.
Nos parece muy peligroso, antojadizo y un poco egoísta considerar que el folklore es una obra
arqueológica del siglo pasado, y que debe ser interpretada como tal, o si no, no es válida. Eso es
absurdo. El folklore es un arte en todo sentido de la palabra. Su esencia es humana. Ahora el artista que
interprete esa esencia humana, es verdaderamente válido.

LA BEATA

En 1966, cuando por primera vez Víctor canta en la radio La Beata, una canción del folklore chileno, por tratarse de
un tema picaresco que aludía a un cura y una beata, se escandalizó mucha gente y se armó una tremenda
batahola…

....estoy deprimido y amargado, la censura que de hecho se ha establecido contra ‘La Beata’ es una
medida moralista anticuada, antojadiza y que rebela falta de conocimiento de nuestro folklore. Se está
desconociendo nuestra tradición musical, en donde la malicia y la picardía –y no la maldad- revelan una
parte fundamental del carácter popular de los chilenos.

Cuando salió el disco ‘Canto por Travesura’, donde estaba incluida, Víctor se refirió de nuevo al tema.

…es una canción que está dentro del tipo de ‘canto por travesura’, que es una canción absolutamente
auténtica dentro del folklore chileno y de la manera socarrona del campesino chileno de cantar la
realidad que lo circunda. Primero fue eso, solamente eso, no, en mi cabeza no pasó un sentimiento
revanchista como: bueno, ahora que somos gobierno popular voy a tirar de nuevo esta canción...
solamente es una canción dentro del folklore, no es una canción compuesta por mi, sino que es una
canción que obedece a este sabor popular auténtico del pueblo chileno y creo que ahora, claro, no va a
tener los problemas que en aquella época tuvo por diversos factores.

EL TEATRO CHILENO

El teatro chileno no debe abandonar, sino ahondar en la idiosincrasia chilena, justamente en el sentido
de la palabra folklore, que significa saber del pueblo. En otras palabras, a través del folklore el teatro
puede tocar hondo en el alma del pueblo. La dramaturgia chilena no ha pescado la esencia de la
dramaturgia europea. Resulta artificial y superficial tomar la forma y adaptarla a la realidad chilena.
Nuestra realidad tiene su esencia, su contenido y su forma. Quiero hacer una obra de real alcance
popular. Tenemos que crear las obras que necesitamos acordes con nuestra realidad, crear nuestro
propio método de actuación e interpretación teatral.
No sé si soy un buen director de teatro. Para serlo se necesitan mucha experiencia y una gran madurez
como ser humano.
Quiero hacer una obra de real alcance popular.

Nunca he pensado abandonar el teatro. La cuestión es de tiempo, y del tiempo que me conceda la
oportunidad de elegir: todavía puedo continuar haciendo las dos cosas y todas aquellas que involucran el
perfeccionamiento de ambas.

En 1965, Víctor dirige ‘La Remolienda’, de Alejandro Sieveking, originalmente era una obra musical, pero Víctor dejó
sólo unas pocas canciones. Es necesario recalcar que ‘La Remolienda’ tiene un tratamiento de lo popular diferente al
de ‘Animas de día claro’, con un tono más de comedia y un realismo más costumbrista. No se trata de la atmósfera
mágico-mística de ‘Ánimas...’ sino de algo más terrenal. No está de más reiterar que una de sus mayores inquietudes
artísticas –también fuertemente presente en sus canciones- fue la de mostrar la belleza humana de la gente del
campo.
CUBA
La primera vez que Víctor visitó Cuba fue el verano de 1960. Víctor partió en gira con la obra ‘Parecido a la
Felicidad’, junto a todo el elenco le tocó recorrer varios países de América Latina, incluida Cuba.

Sólo había trascurrido un año del derrocamiento de Batista y la revolución cubana era fuente de inspiración para los
pueblos de toda Latinoamérica:
El hecho de ver con sus propios ojos todo lo que estaba pasando, era una oportunidad única. Víctor permaneció 2 ó
3 semanas dedicado a observar la frenética actividad desplegada, los cambios, la reconstrucción, tratando de
asimilar todo lo que estaba sucediendo. Fue una experiencia decisiva.

Más tarde, en 1972, Víctor tuvo la oportunidad de volver a Cuba y conocer personalmente a los músicos de la Nueva
Trova como Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Nicole Nicola. Con un grupo de ellos fue a cantar a la Sierra Maestra.
Discutían mucho sobre la propuesta de la U.P. de llegar al socialismo por la vía pacífica que Víctor defendía mucho.
Su última visita fue en 1973 para asistir al Encuentro de Música Latinoamericana, como representante de Chile. En
esa ocasión compuso la canción ‘Una palabra solamente’, en homenaje al pueblo cubano y la cantó por primera vez
en el Teatro Amadeo Roldán, en un gran recital que se realizó en La Habana.

EL APARECIDO

En 1967, casi seis meses antes que mataran a Ernesto Che Guevara, Víctor compuso la canción ‘El aparecido’. Salió
al mercado en forma de single con la siguiente dedicatoria ‘A E.(Ch) G.’, ya que no era posible mencionar a Ernesto
Che Guevara, pues el disco fue publicado por Odeón, el equivalente chileno de EMI.
Después que el Che partiera de Cuba, todos se preguntaban en qué lugar de Latinoamérica estaría luchando por los
oprimidos. Parecía estar en todas partes y en ninguna, como una aparición revolucionaria, una figura mítica que
eludía a los poderosos enemigos que lo perseguían. Eso fue lo que Víctor intentó trasmitir en esta canción, por
medio de un apremiante ritmo de galope. La idea del perseguido y los cazadores, ‘el águila de garras de oro’, los
enemigos que han puesto precio a su cabeza, y que posteriormente lo matarán.
Poco tiempo después llegó la noticia del asesinato del Ché en Bolivia.

LA PEÑA DE LOS PARRA

En 1964, Ángel Parra e Isabel habían vuelto a Chile desde Europa, expresamente para participar en la campaña
presidencial de 1964, de modo que ellos y Víctor reanudaron su amistad cantando para Allende, junto a Rolando
Alarcón, Patricio Manns, Héctor Pavez y otros que luchaban por la misma causa.
En ese momento fue cuando Ángel Parra, junto a su hermana Isabel, abrieron La Peña de los Parra, en Carmen 340;
una casa vieja, a pocas manzanas del centro de la ciudad. Ni siquiera Ángel podía haber imaginado el importante
papel que desempeñaría la peña en el desarrollo del movimiento de la canción popular. Pronto se hizo evidente que
era la respuesta a una necesidad real. Se creó un ambiente informal, prescindiendo de la censura y de los atavíos
comerciales, donde los cantantes folklóricos pudieran aparecer con su ropa de todos los días, actuar e intercambiar
canciones e ideas. Se ofrecía al público comida sencilla y música folklórica, chilena y latinoamericana. Los
intérpretes actuaban en una minúscula plataforma de madera entre las dos habitaciones existentes -cuya pared
divisoria había sido derribada – iluminados sólo por un pequeño foco. El efecto era impresionante y creaba un clima
de respeto y concentración.
Una noche cualquiera Ángel, que hacía las veces de anfitrión, imprevistamente en una pausa del espectáculo,
anunció la presencia entre el público, de ‘mi amigo, el famoso director de teatro, Víctor Jara’ y arrojó una guitarra
entre las manos de Víctor, invitándolo a cantar. Aquella primera sesión fue un hito en la vida de Víctor. Interpretó una
mezcla de canciones propias y de otros, algunas folklóricas muy poco conocidas, que él mismo había recopilado.
Durante los cinco años siguientes formó parte de La Peña de los Parra.

Mi actividad en la Peña hace que me sienta apoyado… me ha dado alas. Aparte de que me ha dado la
oportunidad de mantenerme vivo como compositor.

LA NUEVA CANCION CHILENA

La Nueva Canción Chilena se genera dentro de un movimiento cultural que fue impulsado por Pablo Neruda, su
objetivo principal era luchar para liberarse de la poderosa influencia cultural imperialista e ir al rescate de los valores
de nuestra propia identidad cultural. Este movimiento se desarrolla con la participación de los artistas, los
trabajadores, estudiantes, pobladores y fuera de los medios de comunicación de masas que pertenecían a la
oligarquía.
La Nueva Canción Chilena tiene sus raíces en los ejemplos de grandes folklorista y cantautores, como Violeta Parra
y Atahualpa Yupanqui, además se nutre con la influencia de la revolución cubana.

Música comprometida, música revolucionaria, canción protesta o nueva canción chilena ¿por qué tantos
nombres? Nosotros no conocemos más que uno solo: canción popular. Popular porque nace
fundamentalmente de la existencia misma del pueblo, de la clase trabajadora de la cual expresa las
historias individuales y colectivas que la Historia oficial ha ignorado y sigue ignorando. Es una canción
comprometida en el sentido que la obra y la acción del creador se identifica en los sentimientos
populares. Es revolucionaria porque lucha contra la penetración cultural del imperialismo y pretende
devolver los valores culturales auténticos que determinan una identidad nacional. Es nueva, por fin,
porque una vez inmersa en estos valores, está destinada a crear una sociedad nueva en la cual la
música no será más un comercio, sino que podrá exaltar, sea en su contenido o en su forma, los
sentimientos más nobles de la familia humana.

Con el ejemplo de Violeta, varios compositores jóvenes e intérpretes adoptamos ese lenguaje, porque lo
impulsa el pueblo mismo, la lucha del pueblo chileno. Y pintores, bailarines, hacen lo mismo: salen a las
calles y empiezan a luchar por obtener un triunfo popular. Violeta mostró el camino y su canción fue
definitiva para los jóvenes. Durante la campaña de la Unidad Popular, en 1970, esta canción se
manifestó en plena madurez. Su bandera era la que defendía el pueblo: antiimperialista, antioligárquica,
contra la injusticia y la explotación.

Llego al pueblo cantando en sindicatos, en fiestas campesinas, en grupos de mineros. Aunque sean
analfabetos, entienden sin analizar y se emocionan a favor o en contra. Se abren frente a mí, me
cuentan sus problemas, su dolor. Confieso que me halagan la vanidad con su fe, pero también me
impulsan hacia adelante.

Víctor no sólo canta en las concentraciones, da recitales en las distintas universidades, recorre el país llegando a
todos los rincones. Aunque los medios de comunicación lo ignoran, empieza a ser conocido y querido por los
obreros, los pobladores, los estudiantes que lo reclaman. Esta infatigable actividad cumplía una función como arma
de lucha revolucionaria.

Un artista es un auténtico creador, es un hombre tan peligroso como un guerrillero, porque su poder de
comunicación es mucho.

Sin embargo la Nueva Canción llega a desarrollarse más plenamente a mediados de los años sesenta en la Peña de
los Parra. Un lugar de encuentro e intercambio de ideas y opiniones de los músicos de esa época comprometidos
con el movimiento social y político, que desembocará más tarde en el gobierno de la Unidad Popular.

PLEGARIA A UN LABRADOR

El nombre de Nueva Canción aparece recién en 1969 cuando Ricardo García se hace cargo de la organización del
Primer Festival de la Nueva Canción Chilena en conjunto con la Universidad Católica (en ese momento en proceso
de reforma)
El Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, estaba patrocinado por la Vicerectoría de Comunicaciones de la
Universidad Católica. Lo concibieron como investigación sobre la situación de la música popular chilena, participaron
compositores, productores y periodistas. También incluía un concurso entre doce compositores invitados, que
presentarían sus canciones a un jurado formado por distinguidas pesonalidades, en el Estadio Chile.

Víctor se lanzó directamente al desafío componiendo una canción que El Mercurio calificó de explosiva. Llevó al
Quilapayún como grupo acompañante, convencido que la canción se beneficiaría con una presentación más
colectiva.
Plegaria a un labrador era una llamada a los campesinos, a los que cultivaban la tierra con sus manos y producían
sus frutos, para que se unieran con sus hermanos en la lucha por una sociedad más justa. Su forma recordaba al
Padre Nuestro.

En la ‘Plegaria a un labrador’, ubico el rezo con la llamada a luchar; conozco la mística de mi pueblo y sé
que gran parte de él es demasiado apegado a creencias religiosas, es por eso que hago esta
combinación que es una bella forma de darse a entender por estos compañeros.

Esta canción obtuvo el Primer Premio junto a la ‘Chilenera’, de Richard Rojas en el 1° Festival de la Canción Chilena,
en el Estadio Chile.

VIAJE A INGLATERRA

Paralelamente Víctor continuaba con su trabajo de dirección teatral. En 1965, fue galardonado con el ‘Laurel de Oro’
por la mejor dirección del año, por las obras ‘La Maña’ y ‘La Remolienda’, además obtiene el Premio de la Crítica por
la mejor dirección del año por ‘La Maña’. En 1968 también recibe el Premio de la Crítica por la mejor dirección del
año, por ‘Entretengamos al Sr. Sloane’. Su éxito como director teatral hizo que el British Council lo invitara a pasar
una temporada en Inglaterra para observar ensayos de diferentes compañías y la enseñanza en las escuelas de
teatro inglesas. Fue en Londres, sentado en su cama de la pensión inglesa, cuando escribió una canción que se
convertiría en una de sus más famosas. La canción contenía una mezcla de pasado y de futuro, con ese extraño
sentido profético que caracteriza algunas de las letras de Víctor. La gente se pregunta si la escribió por su madre o
por su hija. Pareciera ser que no la dedicó específicamente a ninguna de las dos, si bien contiene la sonrisa de su
madre y la promesa de juventud de su hija.

El teatro inglés es el mejor del mundo. Existe un profesionalismo admirable y verdadero, realmente
verdadero, amor por el teatro Es notable, más que eso, asombroso, la libertad que existe entre los
actores, los directores y los diseñadores en la interpretación y producción de las obras de Shakespeare.
Son representaciones rejuvenecidas y totalmente contemporáneas, vigentes. Tuve oportunidad de
quedarme en el extranjero, tanto en Estados Unidos como en Inglaterra, pero las rechacé. Justamente el
viaje me sirvió para comprender que lo que tengo que realizar está aquí, en mi país. Siento firmemente
que mi deber artístico está aquí.
He regresado al Instituto del Teatro, al conjunto folclórico Quilapayún y al Ballet Aucamán.

(Extracto de carta a Joan)


Mijita, de repente pienso que vivir en un país donde tienes el mundo en tus manos a través de la noticia,
con una información tan ‘instructiva’ como ‘imparcial’ es mucho más dañino que vivir en un país como el
nuestro, donde la noticia es manejada por otra nación que domina, pero, por último donde no sientes, al
menos en forma tan apremiante, la inutilidad de tu existencia. Si no, no me explico toda esa juventud
drogada y que se escapa de sí misma hacia cualquier lado para encontrar algo verdadero, o que se
suicidan para encontrar la única verdad de estar vivos, la muerte. ...............
..........................No tienes tiempo de elegir o meditar tu elección. Si no escoges inmediatamente te
quedas atrás hasta que desapareces. Parece que a nadie le gusta ser uno mismo, aunque se esté solo.
Prefieren ser un montón de solos, Amorcito, Chile además de estar en manos de los norteamericanos y
de poseer otros defectos, es un lugar donde la tierra es tierra y el pan es pan; un lugar donde se puede
encontrar a los demás con compás de verdadera vida; de vida pura, natural. Ojalá que nunca la ‘civilicen’
como acá. La prefiero así, bruta, suelta y libre.

VICTOR Y QUILAPAYUN

Quilapayún nació por el simple anhelo de cantar. Nuestro canto busca entregarle a aquel que lo escucha
algo suyo, algo que a nosotros sólo nos pertenece a medias. Por eso nuestra actividad artística se
desarrolla fundamentalmente en el medio obrero y estudiantil: porque es allí donde encontramos la
respuesta más viva para nuestro canto revolucionario.
El canto es esencialmente algo humano, brota de la naturaleza del hombre y cae en los demás como la
luz del sol o la lluvia, pero también como un grito a su conciencia.
Un fin de semana del invierno de 1966, Víctor estaba invitado a cantar en una peña de Valparaíso. Había terminado
de cantar e intentaba salir abriéndose paso entre las mesas con la guitarra sobre la cabeza, cuando un integrante de
un estruendoso grupo se puso de pie, y saludándolo lo invitó a sentarse con ellos. Víctor reconoció a Eduardo
Carrasco, a su hermano Julio y al amigo de ambos Julio Numhauser, tres muchachos barbudos que frecuentaban la
Peña de los Parra y que hacía poco habían formado su propio grupo, al que dieron el extraño nombre de Quilapayún.
Al final entre chistes y risas, Eduardo le preguntó si quería ser director artístico del grupo, la propuesta interesó a
Víctor. Durante los tres años siguientes, hasta 1969, colaboró con ellos no sólo como músico sino también como
director de teatro.

Los sábados por la noche, Quilapayún, sus amigos, Víctor y Joan partían en una caravana de viejas citronetas en
busca de público, si alguien se enteraba que esa noche había una peña, hacia allá partían. Muchas veces había que
esperar un largo rato, mientras actuaban antes que ellos una serie de cantantes. Cuando finalmente le tocaba su
turno, el Quilapayún conseguía acrecentar su grupo de entusiastas admiradores.

Durante aquellos recorridos por las peñas, Víctor tuvo su primer contacto con Inti-Illimani, un conjunto que se había
formado un año después que el Quilapayún, en la peña de Universidad Técnica. Su especialidad era la música del
altiplano, interpretada por quenas, zampoñas y charangos. Sus cinco componentes eran universitarios que cursaban
distintas carreras, como ingeniería, pero también hacían investigación en el campo y siempre que podían pasaban
las vacaciones en las regiones donde se tocaban esos instrumentos. Quizá propiciaron más que nadie la
popularización del particular y obsesionante sonido de la flauta indígena, la quena, y de la brillantez del charango, el
pequeño instrumento de cuerdas hecho en una caparazón de armadillo.

REFORMA UNIVERSITARIA

Para ese entonces el clima político de Chile parecía reclamar una revolución. El descontento provocado por el
gobierno de Frei Montalva aumentaba día a día. Una expresión externa de dicho descontento fue la creciente
demanda de una reforma universitaria, que comenzó en 1967 en el más reaccionario y elitista de todos los centros
de estudio: la Universidad Católica de Santiago. Aunque sólo surgió como expresión del deseo de los estudiantes de
tener una mayor participación, muy pronto se politizó.

En Marzo de 1968, a comienzos del año académico, el movimiento partidario de la reforma se había extendido a la
Universidad de Chile. La inmensa mayoría coincidía en la necesidad de estructuras más democráticas y en que las
universidades debían mostrar una actitud crítica hacia la sociedad, en lugar de estar al servicio del status quo.

Fue un período de gran turbulencia y agitación, en el que Víctor se zambulló cuando volvió de Inglaterra. La cuestión
tocaba muy de cerca tanto a él como a los miembros del Quilapayún y de Inti-Illimani, pues todos tenían que ver con
las universidades, ya fuera en calidad de estudiantes o, en el caso de Víctor, por su condición de profesor de la
Escuela de Teatro y director del ITUCH (Instituto del Teatro Universidad de Chile).

Todos participaban abiertamente en las asambleas y manifestaciones callejeras. Como artistas se identificaron con el
movimiento a favor de la reforma.

Sus canciones eran coreadas en manifestaciones callejeras que eran reprimidas por el Grupo Móvil con gases
lacrimógenos y ‘guanacos’ (carros que lanzan a presión chorros de agua pestilente). De esta experiencia surgió una
canción que Víctor compuso y cantaba con el Quilapayún, llamada ‘Movil Oil Special’.

PREGUNTAS POR PUERTO MONTT

A las siete de la mañana del Domingo 9 de Marzo de 1969, por orden del Ministro del Interior, Edmundo Pérez
Zújovic, policías armados desalojaron violentamente un grupo de noventa y una familias campesinas sin casa que
habían ocupado un terreno en Pampa Irigoin, situada a 3 kilómetros de la ciudad de Puerto Montt. La policía los
rodeó arrojando bombas lacrimógenas y luego abrieron fuego con las ametralladoras. Siete campesinos perdieron la
vida y un niño de nueve meses murió asfixiado por los gases lacrimógenos. Setenta quedaron heridos, la mayoría en
el pecho y en el vientre. Se disparó a matar.
Al leer la noticia en el diario, Víctor montó en cólera y se sintió tan dolido como si se hubiera tratado de su propia
familia. Acto seguido tomó la guitarra y compuso una canción acusando a Pérez Zújovic: ‘Usted debe responder,
señor Pérez Zújovic porque al pueblo indefenso atacaron con fusil’.

En Santiago se levantó una ola de indignación. Las Federaciones de estudiantes universitarios, junto a los sindicatos
convocaron a una manifestación de protesta, respondieron más de 100 mil personas que repletaron la avenida
Bulnes, que desemboca en la Moneda. Frente a toda esta enormidad de gente, Víctor cantó por primera vez
‘Preguntas por Puerto Montt’.

Poco tiempo después Víctor fue invitado a dar un recital en el Saint George’s College, un colegio muy caro y muy
exclusivo del barrio alto. Un poco a contrapelo, Víctor aceptó la invitación. La idea era hacer el recital conjuntamente
con un amigo poeta. Y luego tener un momento para conversar con los alumnos.
Nada de eso ocurrió, apenas Víctor se subió al escenario percibió una atmósfera enrarecida y hostil, después de
cantar dos o tres canciones se produjo una batahola, unos aplaudían mientras otros abucheaban. Víctor trató de
llamar a la cordura pero sólo recibió insultos: ‘comunista de mierda’, ‘extremista’, sumado a un montón de groserías
de grueso calibre. Víctor ya bastante alterado cantó sin más ‘Preguntas por Puerto Montt’. La respuesta fue una
lluvia de piedras que cayeron sobre los artistas. Con esfuerzo, un grupo de estudiantes y profesores lograron
rescatarlos de la agresión. Sólo al abandonar el escenario Víctor se enteró que el hijo menor de Pérez Zújovic era
alumno del colegio e instigador de la agresión que fue orquestada por la ultra derecha.

Yo tengo un profundo respeto por los sentimientos humanos. Lamento que esta canción mía se hubiera
topado allí con los sentimientos fraternales. Pero mis canciones no van dirigidas a las cosas de carácter
personal. Vivimos en una sociedad cuyos valores están desequilibrados y contra esa sociedad y
aquellos que marcan los destinos de esa sociedad es que van dirigidas mis canciones. Esto no excluye
que yo pueda cantar a los valores más esenciales del ser como son el amor, la justicia y la libertad.

EL DERECHO DE VIVIR EN PAZ

En el teatro Víctor tuvo una vasta y exitosa experiencia. Fue un director de teatro creativo y comprometido, no sólo
con la búsqueda de nuevas formas estéticas, sino también con los grandes conflictos y contradicciones de su época.

Acepté dirigir ‘Viet Rock’, de Megan Terry, esta obra me pareció fascinante por lo aprovechable.
Provocaba nuevos desafíos a la imaginación de un director. La autora no sobrepasa un primitivo
pacifismo norteamericano. No ve al imperialismo de su país con los ojos con que lo vemos los chilenos y
los latinoamericanos.
La obra no es solamente un retrato de esta guerra, de sus horrores, de miles y miles de vietnamitas
muertos día a día por defender lo que es de ellos contra las hordas invasoras del Pentágono. Es mucho
más. Es el drama de gran parte del pueblo norteamericano: de la madre, del soldado que es enviado a
una guerra que a él le parece extraña.

Víctor Jara en 1969 fue invitado a Helsinki, como compositor e intérprete, al Encuentro Internacional con la juventud
vietnamita. Su admiración por el pueblo vietnamita y por su Presidente, el poeta Ho Chi Minh, se acrecienta.
En Chile, en 1969, las organizaciones estudiantiles, sindicales, poblacionales, los artistas, los partidos políticos, etc.
llamaron a marchar contra la guerra y en solidaridad con el pueblo vietnamita, desde Santiago hasta Valparaíso. Una
multitud respondió al llamado: artistas, trabajadores, estudiantes, dirigentes sindicales, intelectuales y políticos de un
amplio espectro.
En 1971, Víctor graba ‘’El derecho de vivir en paz”, canción que dedica a Ho Chi Minh. Este disco fue editado por
DICAP.

UNIDAD POPULAR

A los artistas populares chilenos lo más importante que nos sucedió fue trabajar por conquistar un
gobierno popular. Este afán común nos permitió el conocimiento físico entre los artistas de diferentes
áreas. Casi siempre el artista ha sido un ser cuyas búsquedas y hallazgos son individuales, cuyos
problemas, a lo más se conversan en el taller. Pero, como nunca, en 1970 los artistas de una misma
tendencia se unieron. En este sentido los comités de Unidad Popular cumplieron un rol primordial. Este
contacto, este conocimiento personal, esto de saberse amigo en la lucha, lo logró el pintor abstracto, el
bailarín de la danza moderna, el investigador del folklore puro, tanto como el intérprete de la canción
revolucionaria.
Sentimos que éramos seres humanos y que juntos podíamos trabajar mucho por lo que antes era sólo un
pensamiento, un deseo, y que se convirtió en una fuerza de acción.
A mi juicio nuestra actividad después del triunfo de Allende se va desarrollando positivamente, porque el
triunfo y esta conjunción de ideas comunes despertaron en muchos artistas la inquietante pregunta de
“qué es lo que hay que hacer ahora”. Lo que antes fue impulso espontáneo, hoy tiene que convertirse en
acción organizada y planificada. Está de más decir qué anhela el pueblo en lo que a cultura se refiere.
Hay que entregarle al pueblo las armas para que se convierta en creador. Ahora el canto pertenece a
todos.

CAMPAÑA ELECTORAL

La campaña electoral de 1970 vio la explosión del fenómeno de la Nueva Canción Chilena. Todos los artistas y los
grupos se empeñaron en el esfuerzo de apoyar la Unidad Popular. El éxito en las elecciones se convirtió en una
actividad creciente.
Con la edición de su primer L.P. ‘Pongo en tus manos abiertas’, el compromiso político de Víctor se evidencia,
entrega corazón y alma en la batalla por construir un Chile nuevo.

Bueno...creo que soy apasionado, porque tengo tantas esperanzas. Y audaz, por problemas de timidez,
pero sobre todo, soy un hombre feliz de existir en este momento. Feliz de sentir la fatiga del trabajo.
Feliz porque cuando uno pone el corazón, la razón y la voluntad de trabajo al servicio del pueblo, siente
la alegría del que empieza a nacer de nuevo.

ALLENDE Y EL GOBIERNO DE LA UNIDAD POPULAR

A las cero y cinco del día 5 de noviembre llega el mensaje: Salvador Allende ha triunfado en la elección presidencial
y el Jefe de Plaza ha dado permiso para que la Unidad Popular celebre el triunfo en la calle. La Alameda está
abarrotada, la gente se sube a las farolas, a los árboles y muros y va llenando el cerro Santa Lucía, en la esperanza
de divisar a Allende cuando se dirija al pueblo. Todo es alegría, abrazos y lágrimas. Todos se abrazan entre sí. La
gente se atropella para llegar junto a Allende y felicitarle.
Era lo mismo que si la puerta que empujas con insistencia, se abriese de golpe y te encontraras al otro lado,
tambaleante pero libre. La sensación era maravillosa pero costaba acostumbrarse. Una frase de aquella época que
parecía expresar el sentimiento general era: ‘la casa es tuya’...señalando que por fin había llegado la hora de que el
pueblo trabajador siempre tan postergado, accediera al poder, fuese responsable de su propio país y gozara de él.
Allende asumió como Presidente de Chile, en medio de una gran agitación social acentuada por los intentos de la
administración Nixon por desestabilizar el gobierno. Chile se convertía en el primer ejemplo mundial de una izquierda
revolucionaria que llegaba al poder por vía electoral y esto no podía ser aceptado por el imperialismo. Henry
Kissinger justificó la campaña intervencionista en Chile arguyendo:’No podemos aceptar que un país vaya al
comunismo por la irresponsabilidad de su propia gente’.

Pero ese día de primavera el “irresponsable” pueblo chileno celebró en doce escenarios al aire libre, formándose una
enorme feria cultural sin precedente en la historia de Chile. Animaron la fiesta bailarines, poetas, músicos populares,
además de la Sinfónica y la Filarmónica, actores, payasos y obviamente creadores de la Nueva Canción Chilena.

Chile estaba ante la mirada expectante de todo el mundo. Esta experiencia inédita hizo que mucha gente tuviera la
esperanza de que fuera posible un proceso de justicia social sin derramamiento de sangre.

Ahora, aquí, en Chile somos muchos los que galopamos hacia delante, al haber conquistado el legítimo
derecho de construir una vida mejor. Mis canciones, estas nuevas canciones, son mis alegrías, anhelos
y esperanzas. Nada más que eso. Pues tengo la certeza absoluta que construiremos una casa para vivir
en paz.
GIRAS INTERNACIONALES

En Latinoamérica quieren saber de Chile, entonces mi responsabilidad como artista y ciudadano es dar a
conocer todo lo que aquí sucede. Espero cumplirlo. Pero no quiero que se contenten con el artista
solamente. Quiero que conozcan al chileno, al hombre, a mi pueblo. Por eso si mi labor en Chile me lo
permite, viajaré. No voy a lucirme. Voy como un reflejo de la realidad de mi país. Porque me invitan por
eso y no a conquistar el mundo. Latinoamérica nos necesita.
Tenemos los mismos objetivos. América Latina debe ser una gran casa. La unión debe ser fuerte.
Integrarnos para discutir, para ver qué vamos a hacer y cómo lo vamos a hacer. Toda nuestra conciencia
debe estar puesta en este cometido. Debemos unirnos para cambiar y formar un continente nuevo.

1960 Argentina, Uruguay, Paraguay y Cuba con la obra: ‘Parecido a la Felicidad’


1961 Gira con Cuncumen y Margot Loyola a Polonia, Checoeslovaquia, Rumania, Bulgaria, URSS, Holanda y
Francia.
1964 Uruguay, Paraguay y Argentina con la obra ‘Ánimas de día claro’
1968 California y Nueva York, USA con la obra ‘La Remolienda’
Concierto en la Universidad de Berkeley
Invitado por el Consejo Británico a Inglaterra
1969 Concierto en Montevideo con Quilapayún
Invitado a Helsinki como compositor y cantante al Encuentro Internacional con la juventud vietnamita
1970 Berlín, RDA al Encuentro Internacional de Teatro
Buenos Aires, Argentina al Primer Encuentro de Teatro Latinoamericano
1972 Visita a Cuba: concierto en La Casa de las Américas y actuaciones en la Sierra Maestra con miembros de la
Nueva Trova, visita a la URSS e Inglaterra
Invitado a Cuba al Primer Encuentro de Música Latinoamericana organizado por la Casa de las Américas.
Concierto en el Teatro Amadeo Roldán
Embajador Cultural del Gobierno de Chile. Recitales en México, Costa Rica, Colombia, Venezuela y
Argentina
1973 Conciertos en Lima, Arequipa y Cusco.
Visita a Machu Pichu.

LA POBLACION

Después de la última gira por algunos países de Latinoamérica, me pasaban por la cabeza miles de
ideas musicales y literarias. Había visto tanto, oído y vivido tantas emociones imborrables de solidaridad
con el pueblo chileno. Bueno, siempre he querido hacer tantas cosas, pero tengo que hacer,
sencillamente lo que puedo hacer.

En esta tormenta de imágenes me encontraba, cuando el Choño Sanhueza me dijo: ¿Por qué no escribís
algo sobre nosotros, los pobladores? Fue el empujón que necesitaba, y comencé a trabajar en el disco
‘La Población’.
Tuve que conversar con mucha gente. El Choño, por ejemplo, me contó la historia de Agüita de la Perdiz,
en Concepción. La compañera María y también la compañera Amelia, me hablaron emocionadas de la
toma de Herminda de la Victoria, mientras nos servíamos una bilz, sonaba la radio y afuera chillaban
alegres los chiquillos. Me describieron con todo detalle los momentos de angustia que pasaron. La
señora Amelia, cuando me relató la muerte de la guagüita Herminda en cuyo recuerdo lleva el nombre la
población, fue tan emocionante que a los dos se nos cayeron las lágrimas.

Lo único que anhelo es haber sido en mis composiciones tan sincero como todos esos pobladores que
abrieron su alma para entregármela.
LONQUIMAY

En Diciembre estoy invitado por la Confederación Campesina Ranquil para visitar Lonquimay, Chilpaco y
toda la zona donde ocurrieron los sucesos que han quedado en la historia del movimiento campesino de
nuestro país. Espero que mi guitarra pueda dar este ‘toquío’. La experiencia de la población pienso
seguirla, aplicarla a otros campos. Creo, como ya dije, que hay enormes posibilidades para los
creadores, para los músicos: todo depende de nuestra sensibilidad y nuestra capacidad de trabajo.
Recuerdo en estos momentos las palabras de una mujer que combatió en la Sierra Maestra y hoy es
Directora de la Casa de las Américas: ‘hay músicos que sólo aman la música y músicos que aman a su
pueblo’.

LOS SIETE ESTADOS

En 1973, la Facultad, con nuevas y más flexibles condiciones para trabajar, hizo posible que Patricio Bunster,
coreógrafo, cumpliera con un viejo sueño, montar el ballet ‘Los Siete Estados’, basado en una leyenda universal,
también presente en la mitología folklórica chilena.

Ahora estoy trabajando con la creación de Los Siete Estados, junto al compositor Celso Garrido-Lecca y
al coreógrafo Patricio Bunster. Está basado en la leyenda clásica del jovencito que tiene que pasar siete
pruebas para casarse con la hija menor del rey. Acá las siete pruebas son siete momentos del acontecer
latinoamericano. La hija del rey es una cautiva, símbolo de la libertad que está cautiva para muchos
hombres latinoamericanos. Ha sido una experiencia muy interesante.

‘Los Siete Estados’ era una obra importante que exigía la participación de muchos; Víctor como compositor y en
escena cantando; Inti Illimani con su contribución a los arreglos musicales y también su participación en escena;
Celso como principal compositor de la música; miembros de la Orquesta Sinfónica y, desde luego, la totalidad del
Ballet Nacional. El director era Patricio, al mismo tiempo autor y coreógrafo de todo el proyecto. El estreno se
efectuaría en Octubre de 1973.

TEATRO MASIVO EN EL ESTADIO NACIONAL

El 2 de Enero de 1972 el Partido Comunista de Chile celebró su 50 aniversario en el Estadio Nacional. Esta vez
Víctor Jara dirigió a cientos de actores, ninguno de ellos profesionales, sino obreros, campesinos pobres,
recolectores de basura, profesores, etc. contando su propia historia ‘La Historia del movimiento obrero chileno’. Fue
emocionante y conmovedor.

El 9 de Septiembre de 1972 se realizó el segundo acto masivo de los tres que dirigió Víctor en el Estadio Nacional,
fue la clausura del Séptimo Congreso de las Juventudes Comunistas de Chile y el último de estos tres espectáculos,
el 5 de Diciembre de 1972, para que el pueblo chileno le brindara un homenaje a Pablo Neruda por su reciente
Premio Nobel de Literatura.

A raíz de esta nueva experiencia teatral, Víctor adquirió una nueva asimilación de este arte, como una manifestación
de y desde el alma de los pueblos. El pueblo puede llegar a ser partícipe activo de los movimientos culturales, si es
que se le entregan las herramientas necesarias.

Víctor soñaba con repetir esta experiencia a lo largo y ancho de todo Chile. No pudo, lo mataron antes de cumplir su
sueño.

VIENTOS DE GUERRA

El 11 de Julio de 1971 fue proclamado el “Día de la Dignidad Nacional”, se celebraba la nacionalización de las minas
de cobre de Chile. En esa fecha se expropió a las transnacionales las minas de cobre que producían casi las tres
cuartas partes de los beneficios que el país obtenía de sus exportaciones. Fue un día memorable, semejante a una
segunda fiesta patria.
Pero esta medida tan justa y popular, hizo sonar los timbres de alarma en las oficinas centrales de las
Corporaciones, en Nueva York y otras metrópolis del capital financiero. Las corporaciones desde ese momento
decidieron tomar medidas drásticas y apoyaron el plan de desestabilización ya emprendido por la CIA y la ITT. Año y
medio más tarde el Washington Post comenzó a publicar revelaciones sobre las tenebrosas actividades secretas de
la CIA en Chile, denunciando una conspiración contra Allende. También aparecía el Partido Demócrata Cristiano, el
diario El Mercurio y algunos gremios cuyas directivas estaban en manos de la derecha recibiendo dólares de la ITT.
A raíz del asesinato de un joven obrero de la construcción en plena Alameda, durante una manifestación contra el
terrorismo asesino de la derecha, Víctor compone su canción ‘Cuando voy al trabajo’. Toda la canción expresa los
sentimientos y experiencias diarias de Víctor. Es muy fuerte la impresión de que él se dirige a su esposa Joan para
asegurarle que siempre la lleva consigo, en cada rato de su jornada la tiene en sus pensamientos. La canción
expresa también una sensación de incertidumbre, un presentimiento de fin. Eso se explica porque la muerte del
joven obrero podría también ser la suya, en un momento en que las amenazas de la derecha se habían vuelto
hechos concretos.
Allende muy preocupado por lo que estaba aconteciendo, trató infructuosamente de dialogar con los dirigentes
democratacristianos.
El primer quiebre importante se produjo en 1971. Un nuevo grupúsculo supuestamente de izquierda, que se
autodenominaba Vanguardia Organizada del Pueblo (VOP), escogió ese preciso momento para asesinar a Edmundo
Pérez Zujovic, entonces Ministro del Interior del gobierno de Frei Montalva.
Nadie dudó que CIA estaba detrás y de esta manera se iba ensanchando cada día más la grieta con la D.C.

En Octubre de 1972, a raíz de la medida del Gobierno de Chile de nacionalizar las minas de cobre, hasta entonces
en poder de empresas transnacionales, como la Kennecott Copper Company, promovieron un embargo internacional
y los barcos chilenos fueron ‘arrestados’ en los puertos europeos sin poder descargar o continuar su viaje.
Dentro del país, la poderosa organización de dueños de camiones so pretexto de una supuesta nacionalización y a la
escasez que había en ese momento de neumáticos y repuestos decretó un paro nacional…Pero en realidad se
trataba de un esfuerzo coludido con la CIA, que financió y mantuvo la huelga con miles de dólares, para paralizar el
país y derrocar al Gobierno de Allende.
El impacto del paro se sintió de inmediato, empezaron a escasear los alimentos esenciales como el pan, la leche y
otros, además de los combustibles.
La respuesta inmediata fue que obreros, estudiantes, profesores, artistas y numerosos profesionales se organizaron
en trabajos voluntarios para descargar sacos de alimentos desde las estaciones de ferrocarril, para contrarrestar en
alguna medida los efectos de la huelga.
Víctor no pasaba el tiempo sentado junto al teléfono o cantando mientras los demás trabajaban. De inmediato se
presentó como voluntario y en medio de una larga fila de personas, en su mayoría actores y bailarines, comenzó a
descargar sacos de harina. Lo hizo bromeando y contagiando a todos con su buen humor.

El artista no es un ser que vive en la estratosfera, sino que su responsabilidad como creador y como
recreador de la misión del hombre, lo obliga a estar metido en los problemas reales; comprenderlos,
vivirlos y denunciarlos.

El 26 de Mayo de 1973, Pablo Neruda apareció en la televisión nacional para advertir al pueblo de la conspiración en
marcha, fraguada por el imperialismo y la oligarquía chilena, para derrocar a Allende y arrastrar al país a una guerra
civil. “Tengo el deber poético, político y patriótico, de advertir a todo Chile de este peligro inminente”. Apeló a todos
los artistas e intelectuales de Chile y del extranjero para que se unieran a él en una campaña contra un
enfrentamiento fratricida. Algunos sectores vacilantes pensaban que éste era inevitable y se cruzaron de brazos.
En respuesta a la creciente amenaza fascista, Víctor compuso otra canción que resultaría profética, fue en un verso
del poema ‘Vientos del pueblo’, de Miguel Hernández en que Víctor basó su canción.

Todo el movimiento cultural respondió al llamado de Neruda. La contribución de Víctor consistió en dirigir para el
Canal Nacional de Televisión una serie de programas que versaban sobre ese tema común: una alerta sobre la
guerra civil y su secuela de dolor.
Víctor le había puesto música a uno de los últimos poemas de Neruda: “Aquí me quedo”, que decía: “No quiero ver
mi patria dividida
Ni con siete cuchillos desangrada”

y la cantó como el tema que marcaba el comienzo de cada programa.


EL GOLPE

El 11 de Septiembre de 1973, las Fuerzas Armadas a sangre y fuego tomaron el poder. Bombardearon la Moneda y
por última vez se oyó la voz de Allende ....”no se detienen los procesos sociales ni con el crimen ni con la fuerza. La
historia es nuestra y la hacen los pueblos...”
Víctor fue torturado y asesinado en el Estadio Chile.
ESTADIO CHILE

Somos cinco mil


en esta pequeña parte de la ciudad
Somos cinco mil
¿Cuántos seremos en total
en las ciudades y en todo el país?
Sólo aquí, diez mil manos que siembran
y hacen andar las fábricas.

¡Cuánta humanidad
con hambre, frío, pánico, dolor,
presión moral, terror y locura!

Seis de los nuestros se perdieron


en el espacio de las estrellas.

Un muerto, un golpeado como jamás creí


se podría golpear a un ser humano.
Los otros cuatro quisieron quitarse todos los temores
uno saltando al vacío,
otro golpeándose la cabeza contra el muro,
pero todos con la mirada fija de la muerte.
¡Qué espanto causa el rostro del fascismo!
Llevan a cabo sus planes con precisión artera
sin importarles nada.
La sangre para ellos son medallas.
La matanza es acto de heroísmo.
¿Es éste el mundo que creaste, Dios mío?
¿Para esto tus siete días de asombro y de trabajo?
En estas cuatro murallas sólo existe un número
que no progresa,
que lentamente querrá más la muerte.

Pero de pronto me golpea la conciencia


y veo esta marea sin latido,
pero con el pulso de las máquinas
y los militares mostrando su rostro de matrona
lleno de dulzura.

¿Y México, Cuba y el mundo?


¡Que griten esta ignominia!
Somos diez mil manos menos
que no producen.
¿Cuántos somos en toda la Patria?
La sangre del compañero Presidente
golpea más fuerte que bombas y metrallas.
Así golpeará nuestro puño nuevamente.
¡Canto que mal me sales
cuando tengo que cantar espanto!
Espanto como el que vivo
como el que muero, espanto.
De verme entre tanto y tantos
momento del infinito
en que el silencio y el grito
son las metas de este canto.
Lo que veo nunca vi,
lo que he sentido y lo que siento
hará brotar el momento...

Poema escrito por Víctor Jara en el Estadio Chile en septiembre de 1973. Entregado a sus compañeros para que sea
sacado del Estadio. Más tarde fue entregado a su viuda Joan Jara.

VICTOR Y EL AMOR

A cuatro días antes del Golpe, le preguntaron a Víctor por la palabra amor, qué significaba para él.
Respondió:
“El amor a mi hogar, mi mujer y mis hijos”.
“El amor a la tierra que me ayuda vivir”
“El amor a la educación y al trabajo”
“El amor a los demás que trabajan por el bien común”
“El amor a la justicia como instrumento del equilibrio para la dignidad del hombre”
“El amor a la paz para gozar de la vida”
“El amor a la libertad, no al libre albedrío. No a la libertad de unos para vivir de otros; sino la libertad de
todos. La libertad para que yo exista y existan mis hijos, y mi hogar y el barrio y la ciudad y los pueblos
y todos los contornos donde nos ha correspondido forjar nuestro destino. Sin yugos propios ni yugos
extranjeros”.

Estudios

1956 Ingresa a la compañía de Noiswander y pasa a ser miembro permanente

de la compañía en Chile.

1957 – 1960 Estudia actuación en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile,


graduándose de actor.

1959 Dirige “Parecido a la Felicidad”, obra del dramaturgo chileno,


Alejandro Sieveking, con estudiantes de la Escuela de Teatro de la
Universidad de Chile.

1960 Estudia Dirección Teatral en la Escuela de Teatro de la Universidad de


Chile.

Trabajo como director teatral

1960 Es asistente de dirección de Pedro de la Barra, director teatral chileno


creador del Instituto de Teatro de la Universidad de Chile (ITUCH), en
la obra “La Viuda de Apablaza”.

1962 Dirige “Ánimas de Día Claro”, obra de Alejandro Sieveking para el


ITUCH.

1963 Dirige “Los Invasores”, obra del dramaturgo chileno Egon Wolf, para
el ITUCH.

Dirige “Dúo”, obra de Raúl Ruiz autor chileno de la Compañía de los


Cuatro.

Dirige “Parecido a la Felicidad”, en versión para el Canal 9 de


Televisión.

Es asistente de dirección de Atahualpa del Cioppo, director teatral


uruguayo en la obra “Círculo de Tiza Caucasiano”, del dramaturgo
alemán, Bertold Brecht. Es responsable de la dirección en ausencia
del director y durante las giras posteriores.

1965 Dirige “La Remolienda”, obra de Alejandro Sieveking, para el ITUCH.

Dirige “The Snack” de Ann Jellicoe para la Compañía de Teatro Ictus.

1966 Asistente de dirección de William Oliver, director teatral


norteamericano que dirigió “Marat Sade”, de Peter Weiss, para el
ITUCH. Es responsable de la dirección en ausencia del director y en
las giras posteriores.

Dirige “La Casa Vieja”, obra del autor cubano Abelardo Estorino,
para el ITUCH.

1967 Redirige “La Remolienda” y “la Viuda de Apablaza” para el ITUCH.

1968 Dirige “Esperando a Mr. Sloane” de Joe Orton, para el ITUCH.

1969 Dirige “Viet Rock” de Megan Ferry, para el ITUCH.

Dirige “Antígona” de Sófocles para la Compañía de Teatro de la


Universidad Católica de Chile.

1972 Dirige el homenaje al poeta chileno Pablo Neruda en el Estadio


Nacional de Santiago, a su regreso luego de recibir el Premio Nobel
de Literatura.

Trabajo académico

1964 – 1967 Profesor de actuación en la Escuela de Teatro de la Universidad de


Chile.

Profesor de actuación en la Academia de Teatro de la Casa de la


Cultura de Ñuñoa, en Santiago.

1962 – 1970 Director residente en el ITUCH.

1969 Profesor invitado de la Escuela de Teatro de la Universidad Católica


de Chile, en Santiago.

1973 Dirige una serie de programas para el Canal 7 de Televisión Nacional


de Chile.

Giras Internacionales

1960 Gira por Argentina, Uruguay, Venezuela y Cuba con la Compañía de


Teatro de la Escuela.

Gira a Argentina con la obra “La Viuda de Apablaza”.

1964 Gira por Argentina, Paraguay y Uruguay con la obra Ánimas de Día Claro”.
1968 Gira a Estados Unidos con el ITUCH.

Invitado a Gran Bretaña, por el British Council.

1970 Invitado como director teatral a la Convención Internacional de Teatro


de Berlín GDR.

Participa en la Primera Convención de Teatro Latinoamericano en


Buenos Aires, Argentina.

Premios

1965 “Laurel de Oro”. Premio a la mejor dirección del año por “The Snack”
y “La Remolienda”.

1968 Premio de la crítica (Círculo de Periodista) a la mejor dirección del


año por la obra “The Entertaining Mr. Sloane”.

VICTOR LIDIO JARA MARTINEZ.

La sección del programa de hoy, siguiendo la línea que comenzamos hace unas semanas sobre el conocimiento de
aquellos artistas que conforman los principales referentes de las nuevas generaciones de autores y compositores
chilenos, está dedicada a la figura de un hombre fundamental en nuestra tradición folklórica, un artista íntegro como
pocos, cantautor, compositor, actor y director teatral, que aún sigue inspirando creaciones y creadores mediante la
trascendencia de su legado artístico. Me refiero a VICTOR LIDIO JARA MARTINEZ, nuestro gran VÍCTOR JARA.
Track 1 – EL ARADO

Victor Jara nació el 28 de septiembre de 1932 hijo de padres campesinos, inquilinos de la pequeña localidad de
Quiriquina, perteneciente en ese entonces al Departamento de Bulnes, actualmente San Ignacio (comuna de Ñuble,
VIII Región), zona en la cual se arraiga fuertemente la el folklore . Su padre, Manuel Jara, trabajaba en las labores
propias del campo en la parcela de alquiler. Su madre, Amanda, originaria del sur de Chile, tocaba la guitarra y
cantaba, por supuesto de manera autodidacta. La familia se completaba con María, Georgina (Coca), Eduardo
(Lalo), Víctor y Roberto, el menor.

Mis padres trabajaban como inquilinos y vivíamos muy cerca de un pueblito que se llama la Quiriquina, a
doce kilómetros de Chillán Viejo. Éramos seis hermanos. Cuando comíamos carne era una fiesta.
Éramos muy pobres.Después mi papá se vino a un fundo en Lonquén, allá metido entre los cerros de
Melipilla adentro. Él era analfabeto y no quería que nosotros fuéramos al colegio para que pudiéramos
ayudarle, y así desde los seis o siete años iba a trabajar con él al campo. Pero mi mamá sabía algo de
leer y así desde el principio insistió que por lo menos aprendiéramos las letras. Ella era cantora como
decimos los chilenos y cada vez que tenía que ir a alegrar una fiesta o un velorio allá partía con el más
chico de los seis que era yo. Los rasguidos de la guitarra penetraban en mí; recuerdo que me quedaba
detenido frente a ella escuchando la guitarra mucho rato…

Relación padre (Alcohol) – Cercanía madre – Mamá fue quien se llevó el peso de la educación

Al lado de su madre conoció las primeras manifestaciones tradicionales, siendo ese hecho un motor fundamental
para que más tarde se dedicara conocimiento y a la recopilación folclórica

Cuando llegó a vivir a Stgo, lo hizo en la población Los Nogales, a los doce años de edad. Al principio vivíamos en
la población los Nogales, en una mejora de piso de tierra, y en una cama dormíamos varios porque no
había más hueco. Pero ya estábamos acostumbrados porque en el campo era igual.

Ya en esta época Víctor tocaba la guitarra, cantaba, escribía poesía, hacía teatro dirigiendo a grupos de amigos.
Además era bueno para el fútbol. Fue en esa época en que ingresó a la Acción Católica en una iglesia que estaba
cerca del puesto que tenía Amanda en la Vega Poniente, en la avenida Blanco Encalada, experiencia que detonaría
en uno de los hechos que marcó su juventud, su ingreso al seminario Redentorista de San Bernardo . Al
respecto, los invito a escuchar en la voz del propio Victor, quien nos cuenta lo que significó este acontecimiento en
su vida:

Track 2 – VOZ DE VICTOR

En términos artísticos y musicales, este paso por el seminario fue bastante importante, pues allí aprendió no sólo
disciplina y rigurosidad en los estudios, si no también aprendió de la teatralidad de la misa y se educó muchísimo en
el canto, específicamente el canto gregoriano.
Aunque de chico manifestó sus inquietudes artísticas, fue tras este período, y después de realizar el servicio militar,
cuando comienza a urdirse la personalidad creadora de Victor. Tuvo su primer acercamiento “académico” a la música
tras ingresar al Coro de la Universidad de Chile (aviso en el diario sobre Carmina Burana - Joan Turner). De
hecho su labor recopiladora comienza en este período, el año 1954, con un viaje al norte que realiza con sus amigos,
en este primer paso de redescubrimiento del patrimonio musical heredado de su madre.

A continuación los dejo con “Paloma quiero contarte”, la primera canción compuesta por Víctor Jara

Track 3 – PALOMA QUIERO CONTARTE

Como señalaba anteriormente, es en este período en que el potencial creativo de Víctor Jara da sus primeros pasos.
Al adentrarse en el Teatro Municipal gracias al montaje de la obra con el coro de la U. de Chile, conoce a los Mimos
de Noisvander, un taller creado por Enrique Noisvander en el cual Víctor audiciona quedando seleccionado
inmediatamente gracias a su excelente sentido del movimiento y de la expresividad. En dicho taller, en el cual estuvo
año y medio participando en algunas obras, comienza a cimentar su camino por las tablas, disciplina que estudiaría
formalmente al ingresar a la carrera de Teatro en 1958 en la Escuela de Teatro de la Universidad de Chile y
posteriormente, producto de su experiencia en el montaje de obras esos años, decide especializar sus estudios
formándose en la misma institución como Director Teatral, entre los años 1962 y 1963. A partir de ese momento
comienza además su carrera académica como docente y director del Instituto de Teatro de la U. de Chile, así como
también sus clases en la U. Católica y en otras instituciones de Chile y el extranjero

Fue el teatro el arte el elegido por Víctor antes de iniciar su vínculo con la música folklórica, lo cual se dio a partir de
su participación paralelamente a sus estudios, en el conjunto Cuncumén desde el año 58, en el que también
participaron, entre otros, Rolando Alarcón, Alejandro Reyes y Sylvia Urbina, y en el que tuvo una fuerte influencia las
enseñanzas de Margot Loyola

Víctor llegó a ser componente regular de la agrupación, por lo que adquirió el traje de chaqueta corta y el poncho de
colores propio del huaso. Ese capataz propietario de un caballo, que usaba las típicas botas de tacón alto con las
enormes espuelas que cumplían un importante papel en el zapateo de las danzas de la zona central chilena. Sólo
más tarde y por insistencia de Víctor, el grupo empezó a ejecutar las danzas del campesino pobre, en estilo gañán.
Abandonaron las botas y empezaron a usar las ojotas de la niñez de Víctor. Aquel calzado producía un estilo de baile
diferente, más pesado y relajado, muy diferente al carácter del huaso.

En la época del Cuncumén comienza su militancia y compromiso político. Su origen humilde en un hogar de
campesinos, sus vivencias y el hecho de haber podido apreciar de cerca las injusticias y miserias que existían en ese
entorno, con la clase trabajadora, lo empujaron a definirse en el plano político, lo cual hace ingresando a las
Juventudes Comunistas. Con el Cuncumén realiza en 1962 una gira por Europa, en la cual participó Margot Loyola,
visitando países socialistas como Polonia, Checoslovaquia, Bulgaria y la Unión Soviética.

“No creo que ser cantor revolucionario signifique sólo cantar canciones políticas. Profundamente
revolucionario es salvar los valores de nuestros pueblos. El canto mapuche, el canto quechua, el canto
aymará, tienen tareas que cumplir en las transformaciones de nuestro continente. La responsabilidad de
ser un intérprete del hombre, de su vida, me hace pensar en lo insondable que es el tema humano. Se
juega mucho con la palabra artista. Se ha comercializado. Para mí, artista es el auténtico creador y por
lo tanto es, en su esencia, un revolucionario. El arte no es patrimonio de los comprometidos, pero el
compromiso te hace ver mucho más hondo cuales son las raíces de nuestro mal. Al pueblo hay que
ascender, no descender. Yo canto a los que no pueden ir a la universidad, a los que viven penosa y
duramente de su trabajo, a los que son abusados, a todos esos que se llaman pueblo, con toda la
magnificencia que encierra la palabra”

Escuchemos, en la voz de Víctor Jara, “Manifiesto”

TRACK 4 – MANIFIESTO

Uno de los momentos cruciales en el desarrollo artístico de Victor Jara fue el haber conocido a Violeta Parra, cuando
ella vivía en La Reina. Víctor visitaba la casa asiduamente y pasaba tardes enteras con ella. Violeta se interesaba
por su estilo en la guitarra y su manera de cantar. Lo animaba a seguir adelante e incluso concibió la idea de que él y
su hijo Ángel tocaran juntos. El proyecto no alcanzó a concretarse, pero Víctor y Ángel se convirtieron en grandes
amigos. Violeta Parra ejerció gran influencia sobre la creación musical de Víctor. Ambos compartían además las
mismas ideas sobre el papel que debería jugar el folklore en la creación artística en el sentido de que la obra debe
debe surgir de la comprensión en terreno de la realidad de los pueblos, de los pescadores, de los mineros, de los
campesinos, de los artesanos, de los indígenas de la precordillera nortina y del chilote en el más extremo sur.
Aquello de vivir con ellos, hacerse piel y sangre de ellos.

El hecho de haber conocido a Ángel e Isabel desembocó en que Víctor participara por 5 años en la “Carpa de la
reina”, aquel cónclave de la canción popular de nuestro país, junto a intérpretes como Rolando Alarcón, Patricio
Manns y Héctor Pavez, entre otros, y que se imbricaría posteriormente con los renovados bríos del movimiento de la
Nueva Canción Chilena, aquella canción popular porque nace fundamentalmente de la existencia misma
del pueblo, de la clase trabajadora de la cual expresa las historias individuales y colectivas que la
Historia oficial ha ignorado y sigue ignorando. Es una canción comprometida en el sentido que la obra y
la acción del creador se identifica en los sentimientos populares. Es revolucionaria porque lucha contra
la penetración cultural del imperialismo y pretende devolver los valores culturales auténticos que
determinan una identidad nacional. Es nueva, pues está destinada a crear una sociedad nueva en la cual
la música no será más un comercio, sino que podrá exaltar, sea en su contenido o en su forma, los
sentimientos más nobles de la familia humana.

Con ese evento se bautizó una forma de vivir, componer e interpretar la música que incluía la denuncia social, la
investigación de la tradición popular, y la incorporación de géneros e instrumentos musicales folclóricos de todo el
continente latinoamericano.

Pero esta forma no era nueva. Hacía mucho tiempo que Violeta Parra investigaba en la tradición folclórica chilena y
latinoamericana, uniéndose a figuras emblemáticas del cancionero latinoamericano como el argentino Atahualpa
Yupanqui o el cubano Carlos Puebla. Todo esto tuvo su expresión artística, durante toda la década de 1960, en
cultores como Isabel y Angel Parra, Patricio Manns, Rolando Alarcón o Quilapayún, quienes actuaban en lugares
como La Peña de los Parra, recintos universitarios y festivales regionales. El proceso tenía, ciertamente, una larga
evolución.

De aquella época, los invito a oir una de las canciones más bellas compuestas por Victor Jara, “Plegaria a un
labrador”, premiada con el primer lugar en el Primer Festival de la Nueva Canción Chilena, patrocinado por la
Vicerectoría de Comunicaciones de la Universidad Católica. En dicho festival llevó a Quilapayún como grupo
acompañante, convencido que la canción se beneficiaría con una presentación más colectiva.

Plegaria a un labrador era una llamada a los campesinos, a los que cultivaban la tierra con sus manos y producían
sus frutos, para que se unieran en la lucha por una sociedad más justa. Su forma recordaba al Padre Nuestro. En
Plegaria a un labrador ubico el rezo con la llamada a luchar; conozco la mística de mi pueblo y sé que
gran parte de él es demasiado apegado a creencias religiosas, es por eso que hago esta combinación
que es una bella forma de darse a entender por estos compañeros.

TRACK 5 – PLEGARIA A UN LABRADOR

MÚSICA

Víctor Jara grabó sus primeros discos junto al conjunto Cuncumén, entre 1957 y 1962. Esa incursión, experiencia
grupal y sistemática de investigación e interpretación musical, lo incentivó para desarrollar su carrera solista que se
inició con su primer disco sencillo, editado por el sello Demon en 1965, que contenía las canciones “La cocinerita” y
“El cigarrito”. Su primer disco larga duración, homónimo, fue editado por el sello Arena en 1966, momento desde el
cual se editarían siete álbumes, hasta su muerte. El último disco que Víctor pudo escuchar, fue Canto por travesura
(1973), recopilación de cantos folclóricos donde el autor retomaba su labor de investigador que, en parte, había sido
sobrepasada por la contingencia política.

Su creatividad artística lo llevó a reunir en una misma expresión musical, elementos del folklore y de la música
popular, como la canción romántica, la canción de protesta, e incluso el rock. La emotividad, por ejemplo de “Te
recuerdo Amanda” se unen a los aires sicodélicos presentes en “El derecho de vivir en paz” y “Abre la ventana”
(temas grabados con la colaboración de Los Blops). Por otro lado, canciones de claro contenido político, y por
supuesto canciones eminentemente folclóricas como “Despedimento del angelito” o “Ay mi palomita”. Esta
conjunción de estilos que Victor Jara nos legó constituye una de las obras musicales más ricas, profundas,
innovadoras y significativas en la historia de Chile.

Creo que ninguno de nosotros tiene el derecho de colocarse como juez implacable, incluso dogmático,
frente al folklore en general. El folklore auténtico es vigente, vivo, actual; no está en absoluto muerto.
Nos parece muy peligroso, antojadizo y un poco egoísta considerar que el folklore es una obra
arqueológica del siglo pasado, y que debe ser interpretada como tal, o si no, no es válida. Eso es
absurdo. El folklore es un arte en todo sentido de la palabra. Su esencia es humana. Ahora el artista que
interprete esa esencia humana, es verdaderamente válido.

Quiero que mi canto haga vibrar a esa gente modesta, porque a ellos está dirigido el mensaje de mis
canciones. En mi posición intelectual, espero no llegar a desembocar en un cantante de elite. Siento
muy hondamente lo que significa ser un intérprete popular. Todas estas ideas las he madurado
lentamente con el tiempo y se han ido aclarando en ese mismo proceso.

Espero, en el corto tiempo que significa mi vida, sentir algún día la felicidad de comprobar que realmente
estoy interpretando al pueblo con mi canto y mi trabajo artístico en general. Para ello es necesario
previamente captar hondamente el alma del pueblo.

Soy folklorista, soy un hombre de extracción popular. Aprendí desde pequeño el lenguaje de los más,
que son los más humildes y humillados. Conocí las sílabas del viento, de la poesía hermosa y natural de
la vida allá en el campo. Mi madre me enseñó a cantar. Hoy estoy feliz con lo que hago pero también
descontento o impaciente porque hay mucho que hacer .A veces quisiera ser diez personas para hacer
diez cosas que el pueblo necesita.

Durante su carrera solista Víctor Jara conservó la tradición heredada de su madre y de su paso por Cuncumén, y la
fue presentando de distintas formas a través de sus interpretaciones. De hecho, uno de sus últimos discos en grabar,
Canto por travesura, fue una recopilación de cantos folclóricos donde se acompañaba de destacados cantores
populares como Pedro Yáñez y Santos Rubio. Con Víctor Jara, la tradición popular no se manifestaba solamente
como rural, sino también como urbana. El campesino y el proletario, el campo y la ciudad; todo formó parte del
trabajo del artista, quien construyó, desde la música, un gran mundo popular chileno.

Entre los muchos reconocimientos que recibió, se pueden destacar el Laurel de Oro, como mejor director del año
(1965), y el Premio Anual de la Crítica del Círculo de Periodistas (1965 y 1968).
Su incursión en el teatro determinó, en gran parte, su propuesta escénica, su particular dicción y su actitud frente al
público auditor.

MUERTE

Víctor Jara acudió normalmente a su trabajo la mañana del día 11 de septiembre, a sabiendas de la crítica situación
que estaba viviendo el país en ese momento. Aquel día debía cantar en un acto donde, se suponía, iba a estar el
presidente Allende, quien se iba a dirigir al país. Nada de eso ocurrió. Los militares ingresaron al recinto con gran
violencia el día 12 y tomaron detenido al artista, junto a decenas de funcionarios y alumnos de la universidad.

Fue conducido al Estadio Chile donde, según numerosos testimonios de prisioneros, fue brutalmente
torturado y acribillado. Gracias al aviso de un anónimo, su esposa, Joan, pudo ir a la morgue a reconocer,
entre decenas de cadáveres, su cuerpo. Víctor se transformaba en el testimonio de la brutalidad del golpe
de Estado, en un mártir de la causa política representada en la Unidad Popular, y en el espíritu que haría a
generaciones identificarse con la cultura popular chilena.

Investigación sobre su asesinato

El 29 de mayo de 2009, la Corte de Apelaciones de Santiago de Chile ratificó el encarcelamiento del ex soldado del
ejército José Paredes Márquez, quien fue acusado del asesinato del cantante. Para aquel momento Paredes
Márquez era un recluta del ejército chileno que tenía 18 años. [3] Él declaró que al momento de acribillar el cuerpo,
Víctor Jara ya había fallecido, debido a un disparo en la cabeza que le propinó un oficial de ejército [4] por lo que el
juez que investiga la causa ordenó la exhumación de sus restos, para que se les practicase una segunda autopsia.

PREMIOS – GIRAS – DOCENCIA – ARTES ESCÉNICAS – MÚSICA.

ACTUALIDAD

Víctor Jara ha inspirado a múltiples artistas hispanohablantes contemporáneos, y en particular a músicos. Por
ejemplo la carta póstuma de Ángel Parra, con fuerte contenido político.
También reciben su nombre distintas edificaciones a lo largo de Chile; entre ellas, la más simbólica y relevante es el
estadio donde fue asesinado, antiguo Estadio Chile, que actualmente se llama Estadio Víctor Jara.

Desde el año 1993, la Fundación Víctor Jara, una organización sin fines de lucro, se ha hecho cargo de los derechos
de autor de Víctor, para organizar y difundir de manera apropiada y artísticamente válida los distintos trabajos del
director y cantautor, ya sea por iniciativa propia o por iniciativas de terceros.

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