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UNIVERSIDAD DE HUÁNUCO

FACULTAD DE INGENIERIA
PROGRAMA DE INGENIERIA CIVIL

MECÁNICA DE SUELOS II

RESISTENCIA AL ESFUERZO CORTANTE

ALUMNA:
TUESTA DÁVILA, Jacqueline Geraldine

DOCENTE:
FLORES AMPUDIA, Jaime Porfirio

HUÁNUCO – PERÚ – 2018


ÍNDICE
I. INTRODUCCIÓN: ............................................................................................. 3

II. MARCO TEÓRICO: .......................................................................................... 4

1. Resistencia al esfuerzo cortante:................................................................... 4

1.1. Teoría de falla. ........................................................................................ 4

1.2. Teoría de Mohr. ...................................................................................... 5

1.3. Teoría de Coulomb. ................................................................................ 7

1.4. Medida de la resistencia al corte en suelos. ........................................... 8

2. Prueba directa de resistencia al esfuerzo cortante. ....................................... 9

2.1. Prueba de comprensión triaxial de resistencia al esfuerzo de cortante. 12

3. Comportamiento mecánico de los suelos en la prueba triaxial. ................... 14

3.1. Prueba drenada en arcillas normalmente consolidadas. ...................... 14

3.2. Prueba no drenada en arcillas normalmente consolidadas................... 15

III. CONCLUSIÓN:............................................................................................ 17

IV. BIBLIOGRAFIA:........................................................................................... 18
I. INTRODUCCIÓN:
El problema de la determinación de la resistencia al esfuerzo cortante de
los suelos puede decirse que constituye uno de los puntos fundamentales de toda
la mecánica de Suelos. En efecto, una valoración correcta de ese concepto
constituye un paso previo imprescindible para intentar, con esperanzas de éxito,
cualquier aplicación de la Mecánica de suelos al análisis de la estabilidad de las
obras civiles.
Gracias sobre todo a Coulomb, la mecánica de suelos tradicional había creído
resolver el transcendental problema en forma satisfactoria; durante años,
basándose en ideas sin duda más precisas que otras anteriores, el ingeniero valuó
la resistencia al esfuerzo cortante y contrajo obras de tierra con una tranquilidad que
hoy se antoja exagerada.
II. MARCO TEÓRICO:
1. Resistencia al esfuerzo cortante:
Uno de los puntos fundamentales de la mecánica de suelos es la dificultad en la
determinación de la resistencia al esfuerzo cortante. En efecto, una valoración
correcta de ese concepto constituye un paso previo imprescindible a cualquier
aplicación de la mecánica de suelos al análisis, de la estabilidad de las obras civiles.
Sin embargo este tema quizás como ningún otro refleja mayor incertidumbre y
encrucijadas científicas, gracias a coulomb la mecánica de suelos tradicional había
pretendido resolver el problema, el ingeniero valuó la resistencia al esfuerzo
cortante y logro construir obras con gran tranquilidad, sin embargo en épocas
modernas y aprovechando el desarrollo de la teoría de la plasticidad se revisaron
las ideas de coulomb y se determinó que era preciso abandonarlas por ser estas
muy difícilmente capaces de ser sostenidas.
Hoy en día sin embargo la tecnología y las investigaciones actuales no han podido
ser capaces aun de sustituir el cuerpo de doctrina sistematizada y completa del que
antes se disponía, razón por la cual hoy en día en muchos de los laboratorios de
ingeniería de suelos se trabaja en ésta área como si los últimos años no hubiesen
transcurrido.
1.1. Teoría de falla.
Es claro que la falla o ruptura de un material deberá estar ligada a los esfuerzos o
a las deformaciones que experimente éste cuando se le somete a ciertas
solicitaciones, o bien, a un concepto que involucre tanto los esfuerzos como las
deformaciones, tal es el caso de la energía de deformación. Normalmente la falla
de un material se asocia a una condición límite que no necesariamente involucre la
pérdida de continuidad del material, condición bajo la cual estaríamos hablando de
una franca ruptura del medio, en cuyo caso deja de ser aplicable la mecánica del
medio continuo.
Normalmente la condición de falla en un material se establece al comparar el estado
de esfuerzos o deformaciones que generan las cargas aplicadas en el medio con
su resistencia, determinada ésta en una prueba de laboratorio representativa del
fenómeno estudiado.
En el caso de los metales cuyo comportamiento a tensión o compresión es muy
similar, la prueba representativa que se emplea en laboratorio para determinar su
resistencia es la prueba de tensión que se ejecuta en una probeta del material en
estudio y la cual se denominará en adelante Sf. Cuando se aplican esfuerzos
superiores a Sf , el material puede fluir o se rompe, por lo que asumiremos en lo
que sigue que Sf representa el límite de aplicabilidad de la teoría elástica
(comportamiento inelástico) para el estado de esfuerzos aplicado a la probeta. Este
valor límite se le conoce también como límite elástico y no necesariamente
representa el esfuerzo de fluencia del material bajo el cual éste puede alcanzar la
ruptura. Materiales como el concreto, el suelo y la roca, cuya resistencia a la tensión
es muy limitada en comparación con su resistencia a la compresión, es usual que
el valor límite Sf se establezca en una prueba de compresión que tome en cuenta
las diferentes variables que influyen en el comportamiento del material.
Para un medio continuo sometido a un estado de esfuerzos principales, la función
que define la región donde el material tiene un comportamiento elástico, se puede
expresar como:

𝑓 (𝜎1 , 𝜎2 , 𝜎3 ) = 0
En los párrafos siguientes se describirán algunas teorías de falla y ruptura
comúnmente empleados para establecer bajo qué condiciones se alcanza la falla o
ruptura de un material sometido a ciertas solicitaciones (superficies de fluencia).
Como ya se hizo ver con anterioridad la mayoría de estas teorías tienen su
aplicación principal en el comportamiento de metales y permiten establecer la
condición límite de falla del material (comportamiento inelástico) y no tanto la
condición de ruptura o pérdida de continuidad. Para estudiar esta última condición
se presentarán las teorías de Mohr-Coulomb, ampliamente utilizada en la mecánica
suelos y rocas.
1.2. Teoría de Mohr.
En un análisis de dos dimensiones, los esfuerzos en un punto pueden ser
representados por un elemento infinitamente pequeño sometido a los esfuerzos σx
, σy y τxy. Si estos esfuerzos se dibujan en unas coordenadas σ-τ, se puede trazar
el círculo de esfuerzos de Mohr. En este círculo se definen los valores de σ máximo
(σ1) y σ mínimo (σ3), conocidos como esfuerzos principales como se ve en la
ilustración 26.
Para interpretar correctamente el fenómeno de falla al cortante en un talud debe
tenerse en cuenta cuál es la dirección de los esfuerzos principales en cada sitio de
la superficie de falla. El esfuerzo σ1 es vertical en la parte superior de la falla y
horizontal en la parte inferior.
Envolvente de falla.
El círculo de Mohr se utiliza para representar o describir la resistencia al cortante de
los suelos, utilizando la envolvente de falla Mohr-Coulomb, lo cual equivale a que
una combinación crítica de esfuerzos se ha alcanzado. Los esfuerzos por encima
de la envolvente de falla no pueden existir. La envolvente de falla de Mohr-Coulomb
es generalmente una línea curva que puede representarse de la forma:

𝒔 = 𝑨(𝝈′)𝒃
Donde: s: Resistencia al cortante.
σ': Esfuerzo total efectivo
A y b: Constantes
En la práctica normal de Ingeniería, esta curva se define como una recta aproximada
dentro de un rango seleccionado de esfuerzos, en la cual:

𝒔 = 𝒄′ + 𝝈′ 𝒕𝒂𝒏𝝋
Donde: c’: Ordenada al eje de resistencia (cohesión)
ϕ': Pendiente de la envolvente (ángulo de fricción)

En la mayoría de los suelos la envolvente de falla para niveles de esfuerzos


pequeños no es recta sino curva y el error de asumirla como recta puede modificar
sustancialmente los resultados de un análisis. En la realidad no existe un ángulo de
fricción para esfuerzos normales bajos y es preferible utilizar todos los valores de la
envolvente. Sin embargo, los ensayos normales de resistencia al cortante no se
realizan con suficientes puntos para determinar las características de la curva en el
rango de esfuerzos bajos. Hawkins (1996) indica que es recomendable presentar
los ángulos de fricción como una función de las presiones normales.

𝜑 ′ = 𝑓(𝜎 ′ )𝑦 𝜑 ′ (𝑢𝑙𝑡𝑖𝑚𝑜) = 𝑝𝑒𝑛𝑑𝑖𝑒𝑛𝑡𝑒 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑟𝑒𝑐𝑡𝑎 𝑑𝑒 𝑙𝑎 𝑒𝑛𝑣𝑜𝑙𝑣𝑒𝑛𝑡𝑒


El círculo de Mohr puede extenderse también al análisis de suelos parcialmente
saturados, teniendo en cuenta las presiones en el agua y el aire en los vacíos
(Fredlund 1978).
1.3. Teoría de Coulomb.
Coulomb observó que si el empuje de un suelo contra un muro produce un
desplazamiento en el muro, en el suelo retenido se forma un plano recto de
deslizamiento. Él postuló que LA MÁXIMA RESISTENCIA AL CORTE, τf, en el plano
de falla, está dada por:

𝝉𝒇 = 𝒄 + 𝝈 𝒕𝒈 φ
Donde: σ = Es el esfuerzo normal total en el plano de falla.
φ = Es el ángulo de fricción del suelo (por ejemplo, arena)
c = Es la cohesión del suelo (por ejemplo, arcilla).
Esta es una relación empírica y se basa en la LEY DE FRICCIÓN DE AMONTON
para el deslizamiento de dos superficies planas, con la inclusión de un término de
cohesión c para incluir la Stiction propia del suelo arcilloso. En los materiales
granulares, c = 0 y por lo tanto:

𝜏𝑓 = 𝜎 𝑡𝑔 𝜑 Suelo granular

Contrariamente, en suelos puramente cohesivos, φ = 0, luego:

𝜏𝑓 = 𝑐 Suelo cohesivo puro

Pero la ecuación (12.1) no condujo siempre a resultados satisfactorios, hasta que


TERZAGUI publica su expresión σ = σ’ + U con el principio de los esfuerzos
efectivos (el agua no tiene cortante). Entonces:

𝜏𝑓 = 𝑐 ′ + 𝜎 ′ 𝑡𝑔 𝜑′
Puesto que la resistencia al cortante depende de los esfuerzos efectivos, en el suelo
los análisis deben hacerse en esos términos, involucrando c’ y φ’, cuyos valores se
obtienen del ENSAYO DE CORTE DIRECTO:
Aplicando al suelo una fuerza normal, se puede proceder a cizallarlo con una fuerza
cortante. El movimiento vertical de la muestra se lee colocando un deformímetro en
el bastidor superior. El molde no permite control de drenaje, que en el terreno
pueden fallar en condiciones de humedad diversas (condición saturada no drenada,
parcialmente drenadas o totalmente drenadas), para reproducir las condiciones de
campo se programa la velocidad de aplicación de las cargas. En arenas, como el
drenaje es libre, el ensayo se considera drenado. Para arcillas, la incertidumbre
queda, por lo que se recurre al TRIAXIAL.
1.4. Medida de la resistencia al corte en suelos.
La determinación precisa de las resistencias de los materiales de un talud, es
esencial para el análisis representativo de la estabilidad de sus condiciones reales;
aunque es posible en algunas circunstancias realizar ensayos in situ, la forma más
común de obtener los parámetros de resistencia al corte, son los ensayos de
laboratorio. No obstante, los valores de resistencia al cortante determinados en los
ensayos de laboratorio, dependen de factores tales como la calidad de las muestras,
su tamaño y el método de ensayo.
Las envolventes de falla para suelos y rocas, generalmente no son lineales en un
rango amplio de esfuerzos; por esta razón, los ensayos deben ser realizados en el
rango de esfuerzos correspondientes a la situación de diseño. por ejemplo, para los
deslizamientos poco profundos, deben utilizarse esfuerzos normales (pequeños) y
para fallas profundas, esfuerzos normales (mayores).
La diferencia entre la rata de carga aplicada en un ensayo de laboratorio y la
situación real, es sustancial. La mayoría de los ensayos de laboratorio colocan la
carga en unos minutos u horas pero para la mayoría de los taludes, la carga es
permanente con excepción de las cargas dinámicas, que son aplicadas en períodos
muy cortos de tiempo.
La resistencia al cortante depende del grado de saturación y éste varía con el
tiempo. Esta situación dificulta la realización de ensayos representativos en
muestras no saturadas y generalmente, se acostumbra trabajar con muestras
saturadas.
2. Prueba directa de resistencia al esfuerzo cortante.
Durante muchos años, la prueba directa de resistencia al esfuerzo cortante fue
prácticamente la única usada para la determinación de la resistencia de los suelos,
hoy aun cuando conserva interés práctico debido a su simplicidad, ha sido sustituida
en buena parte por las pruebas de compresión triaxial.

El aparato consta de dos marcos uno fijo y el otro móvil, que contienen a la muestra
de suelos. Dos piedras porosas, una superior y otra inferior, proporcionan drenaje
libre a muestras saturadas, cuando se desee y se sustituyen simplemente por
placas de confinamiento, al probar muestras secas.
La parte móvil tiene una añadidura a la cual es posible aplicar una fuerza rasante,
que provoca la falla del espécimen a lo largo de un plano que por la construcción
del aparato, resulta bien definido. Sobre la cara superior del conjunto se aplican
cargas que proporcionan una presión normal en el plano de falla, graduable a la
voluntad. La deformación de la muestra es medida con extensómetros, tanto en
dirección horizontal como en vertical.
En esta como en todas las pruebas de resistencia de los suelos caben dos
posibilidades de realización: el método de esfuerzo controlado y el de la
deformación controlada. En el primero la prueba se lleva a efecto aplicando valores
fijos de la fuerza tangencial al aparato de modo que el esfuerzo aplicado tienen en
todo momento un valor prefijado y la fuerza actuante sobre el espécimen se lee en
la báscula de la máquina que la aplica.
Ejecutando varias pruebas con diversos valores de la presión normal, pueden
trazarse puntos en la gráfica 𝛔 − 𝒔 con los valores de la presión normales y los
valores máximos obtenidos de cada uno de las pruebas. Uniendo los puntos así
obtenidos se tendrá la línea de falla del material, correspondiente a este
procedimiento de prueba.
Una de las desventajas de esta prueba consiste en la complicación de conocer los
esfuerzos que actúan en planos distintos al de falla durante su realización. En el
instante de falla incipiente, los esfuerzos actuantes en estas otras direcciones
pueden determinarse teniendo en cuenta que, en ese instante, el círculo de falla
debe ser tangente a la línea de falla. Este círculo, así como los valores y direcciones
de los esfuerzos principales, pueden obtenerse por el procedimiento del polo.

Es sabido que cuando un material falla en una prueba de resistencia la curva


esfuerzo-deformación será semejante a alguno de los dos arquetipos que aparecen
en la figura:
La curva llena (a) es representativa de materiales llamados de “falla frágil” y se
caracteriza porque después de llegar el esfuerzo a un máximo bien definido
(resistencia) desciende rápidamente, al aumentar la deformación. La curva (b)
corresponde a materiales de “Falla plástica” en los que la falla se produce a un
esfuerzo que se sostiene aunque la deformación aumente; la falla no está bien
definida, habiendo en realidad lo que suele denominarse un flujo de material, bajo
esfuerzo cortante.
Es importante señalar que el inconveniente más grande de la prueba de resistencia
al esfuerzo cortante directa es que su uso debe restringirse a los suelos de falla
plástica, debiendo no efectuarse a suelos frágiles, pues la curva Esfuerzo-
deformación obtenida para esta resulta desplazada hacia los valores menores del
esfuerzo, respecto a la que se obtendría con las pruebas máximas.
En la práctica, sobre todo en el análisis que se refieran a cuestiones de estabilidad,
es conveniente distinguir entre la falla en puntos aislados y la falla del conjunto de
la masa de suelo. En teoría de estructuras, cuando se usa un criterio elástico de
diseño, es norma calcular los distintos elementos de modo que ningún punto de
ellos se sobrepase el esfuerzo de falla. En mecánica de suelos suele seguirse otro
criterio, por otra parte también ampliamente usado en la teoría de las estructuras,
según el cual no es objetable que ciertas zonas de las masas hayan sobrepasado
su resistencia elástica y estén en estado plástico confinado, siempre y cuando el
conjunto esté en razonables condiciones de seguridad.
Por lo anterior descrito se puede deducir que esta prueba únicamente debería
usarse en suelos de falla plástica, como las arcillas blandas y las arenas sueltas.
En arcillas rígidas y arenas compactas, la prueba conduce a otros resultados por lo
general demasiados conservadores. Otro inconveniente que suele citarse para la
prueba es el hecho de que el área de la sección crítica está, en realidad, variando
durante la aplicación de la fuerza tangencial, lo cual conducirá a efectuar
correcciones que normalmente no suelen hacerse.
2.1. Prueba de comprensión triaxial de resistencia al esfuerzo de
cortante.
Las pruebas de compresión triaxial son mucho más refinadas que las de corte
directo y en la actualidad son las más usadas en cualquier laboratorio para
determinar las características de esfuerzo-deformación y de resistencia de los
suelos. Teóricamente son pruebas en que se podrían variar a voluntad de las
presiones actuantes en tres direcciones ortogonales sobre un espécimen de suelo,
efectuando mediciones sobre sus características mecánicas en forma completa. Los
especímenes son usualmente cilíndricos y están sujetos a presiones laterales de un
líquido, generalmente agua, del cual se protegen con una membrana impermeable.
Para lograr el debido confinamiento, la muestra se coloca en el interior de una
cámara cilíndrica y hermética, de Lucita, con bases metálicas, en las cuales se
colocan piedras porosas, cuya comunicación con una bureta exterior puede
establecerse a voluntad con segmentos de tubo plástico.
El agua de la cámara puede adquirir cualquier presión deseada por la acción de un
compresor comunicada con ella. La carga axial se transmite al espécimen por medio
de un vástago que atraviesa la base superior de la cámara cuyo efecto, además de
la presión del agua, actuará también en las bases del espécimen. La presión que
ejerce el agua que llena la cámara es hidrostática por lo que produce esfuerzos
principales en todas las direcciones, tanto lateral como axialmente.
La primera prueba triaxial desarrollada y las más usada en los últimos años, es
aquella en la que se transmite al espécimen una presión por medio del vástago; el
valor de esa presión (ƿ), sumada a la del agua 𝜎𝑐, dará el esfuerzo axial actuante
sobre la muestra 𝜎𝑎:

𝝈𝒂 = 𝝈𝒄 + 𝒑
En épocas más recientes se han desarrollados otras modalidades de prueba triaxial.
En una de ellas, el esfuerzo transmitido por el vástago es de tensión, disminuyendo
así la presión axial actuante sobre la muestra durante la prueba; en otra se varía la
presión lateral modificando la presión de cámara dada con el agua, pero se
mantiene la presión axial constante, para lo que son precisos los ajustes
correspondientes en la presión transmitidas por el vástago.
Finalmente sobre todo en trabajos de investigación, se está efectuando pruebas en
las que se hace variar tanto el esfuerzo axial como al lateral.
Hoy en día, las pruebas triaxiales pueden clasificarse en dos grandes grupos:
a) Las pruebas de compresión: son aquellas en las que la dimensión original
axial del espécimen disminuye.
b) Las pruebas de extensión: aquellas en las que la dimensión axial del
espécimen se hace aumentar durante la prueba.
Por consiguiente, ambas pruebas pueden tener varias modalidades de laboratorio:
En las pruebas de compresión:
1) Manteniendo constante el esfuerzo axial pero haciendo disminuir el esfuerzo
lateral.
2) Aumentando la presión axial y disminuyendo la presión lateral
simultáneamente. La más común es aquella en que cada incremento de
presión axial sobre la muestra es el doble del decremento de la presión
lateral, de manera que el promedio de los esfuerzos cortantes se mantiene
constantes.
En las pruebas de extensión:
1) Aumentando la dimensión axial del espécimen y disminuyendo la presión
axial, pero dejando constante la presión lateral; en la práctica esto se logra
haciendo que el vástago ejerza una tracción sobre el espécimen.
2) La presión axial se hace permanecer constante; pero se hace aumentar la
presión dada con el agua.
3) Disminuyendo la presión axial, a la vez que se aumenta la presión lateral.
Por otro lado, es usual llamar 𝜎1, 𝜎2 , 𝜎3, a los esfuerzos principales mayor,
intermedio y menor o mínimo respectivamente. En una prueba de compresión la
presión axial siempre es el esfuerzo principal mayor 𝜎1 y los esfuerzos intermedios
y menores son iguales 𝜎2 =𝜎3 y quedan dados por la presión lateral. Por el contrario,
en una prueba de extensión la presión axial siempre será el esfuerzo principal menor
𝜎3; el mayor y el intermedio serán iguales 𝜎1 = 𝜎2.
El estado de esfuerzos en un instante dado se considera uniforme en toda la
muestra y puede analizarse recurriendo a las soluciones gráficas que nos brinda el
círculo de mohr con 𝜎1 y 𝜎3 como esfuerzos principales mayor y menor.
En una cámara triaxial el suelo está sujeto a un estado de esfuerzos
tridimensionales que aparentemente debería tratarse con la solución general de
mohr que envuelve el manejo de tres círculos diferentes; pero como en la prueba
dos de los esfuerzos principales son iguales, en realidad los tres círculos devienen
en uno solo y el tratamiento resulta simplificado.
La resistencia al esfuerzo cortante, sobre todo en los suelos “cohesivos”, es variable
y depende de diversos factores circunstanciales; Por lo cual, al tratar de reproducir
en el laboratorio las condiciones a que el suelo estará sujeto en la obra de que se
trate, será necesario tomar en cuenta cada uno de esos factores tratando de
reproducir las condiciones reales de ese caso particular. Por ello, no es posible
pensar en una prueba única que refleje todas las posibilidades de la naturaleza. Lo
que se ha hecho es reproducir aquellas circunstancias más típicas e influyentes en
algunas pruebas estandarizadas.
Estas pruebas se refieren a comportamientos y circunstancias extremas, sus
resultados han de adaptarse al caso real, interpretándolos con un criterio sano y
teniendo siempre presente las normas de la experiencia.
3. Comportamiento mecánico de los suelos en la prueba triaxial.

3.1. Prueba drenada en arcillas normalmente consolidadas.


Para arcillas NC la caída del esfuerzo τ desde el pico hasta el residual (curva τ - ε)
se asocia con la orientación gradual del esqueleto mineral, colocándose paralelo al
plano de falla.

En las arcillas PC, la caída de 𝜏 es mayor, por efecto de la dilatancia que se pone
en evidencia en la figura (∆𝜎⁄𝑉 − 𝜀). Para alcanzar el estado RESIDUAL se
0
demandan valores de ε muy elevados. La diferencia entre 𝜏pico y 𝜏residual, permite
establecer el ÍNDICE DE FRAGILIDAD (IF).
Cuando el material falla, la energía excedente se libera en forma térmica, ondulativa,
etc.
La envolvente de falla muestra que le corresponde al ensayo de corte directo, con
muestra drenada, para cada tipo de arcilla. Las arcillas PC muestran el valor C’ en
el intercepto del eje 𝜏𝑓 , con valores entre 5 y 30 KN/m2. Para arcillas fisuradas, el
valor de C’ medido en laboratorio, en el campo tiende a cero con el tiempo, y la
envolvente pasa por el origen.
El valor de φ’ no es afectado por la preconsolidación, y por lo general está en el
rango φ’ = 20° - 30°. El φ residual es tan bajo como φr = 9° en arcillas con índice de
plasticidad (IP) alto, lo que explica el que taludes fallados puedan mantenerse en
pie.
Para arcillas con orientación aleatoria de sus fisuras, como ocurre en suelos
residuales, el valor promedio de φ’ está entre el valor pico de la arcilla intacta y el
valor residual que tiene en el plano de las fisuras.
3.2. Prueba no drenada en arcillas normalmente consolidadas.
La resistencia no-drenada es la resistencia del suelo cuando se carga hasta la falla
en condiciones no-drenadas o sea cuando las cargas que producen la falla, se
aplican sobre la masa de suelo a una velocidad superior a la del drenaje del suelo.
El caso más común de resistencia no-drenada, se presenta en los depósitos
naturales de arcilla saturada cuando éstos son cargados o descargados en forma
relativamente rápida, comparada con la rata en la cual puede ocurrir drenaje y/o
consolidación.
Cuando se presenta esta condición se asume que hay un fenómeno de resistencia
no-drenada; el contenido de agua y el volumen de la arcilla permanecen constantes
durante la carga no-drenada y se generan presiones de poros en exceso. El
comportamiento no-drenado de arcillas saturadas se analiza en términos de
esfuerzos totales y la evaluación de las presiones de poros es innecesaria. Bajo
esta situación se asume un método de análisis φ = 0 y la resistencia no-drenada Cu
es igual al valor de cohesión en la envolvente de Mohr-Coulomb para esfuerzos
totales.
Bajo estas suposiciones, la resistencia no-drenada de una arcilla saturada, no es
afectada por los cambios en la presión de confinamiento (mientras el contenido de
agua no cambie). Las arcillas normalmente consolidadas o ligeramente
sobreconsolidadas tienden a comprimirse cuando están sometidas a esfuerzos de
cortante y producen un incremento de la presión de poros en condiciones no-
drenadas.
La tendencia de las arcillas (fuertemente consolidadas) a dilatarse cuando son
sometidas a cortante, da como resultado, cambios negativos de la presión de poros
en condiciones no-drenadas. De acuerdo con lo anterior, cuando una arcilla es
sometida a corte en condiciones no-drenadas, el esfuerzo efectivo sobre el plano
potencial de falla cambia haciéndose menor en arcillas normalmente consolidadas
y mayor en arcillas sobreconsolidadas.
Por lo general, para las arcillas normalmente consolidadas, la resistencia no-
drenada es menor que la resistencia drenada. Para las arcillas muy
sobreconsolidadas puede ocurrir lo contrario, la resistencia no-drenada puede ser
mayor que la resistencia drenada, debido a que la presión de poros disminuye y el
esfuerzo efectivo aumenta durante el corte no-drenado (Duncan y Wright, 2005).
III. CONCLUSIÓN:
Una vez que, en épocas modernas y aprovechando desarrollos paralelos de la
Teoría de la Plasticidad, se revisaron las ideas tradicionales sobre la resistencia
delos suelos, se vio que aquellas podrían ser muy difícilmente sostenidas: de hecho,
se hizo indispensable abandonarlas. Sin embargo, la tecnología o investigación
actuales no han sido capaces aun de sustituir el cuerpo de doctrina, sistematizado
y completo del que antes se disponía, por otro análogo y acorde con las nuevas
ideas: en lo que se refiere al problema de la resistencia al esfuerzo cortante, la
Mecánica de Suelos está en una etapa de transición; la investigación moderna se
ha mostrado inoclasta con lo antiguo y, por otra parte, aun no le ha sido posible
elaborar una doctrina completa y sistemática. Esta es la razón por la que aun hoy
en muchos laboratorios de ingeniería de suelos se trabaja en estos terrenos, como
si los últimos años no hubiesen transcurrido, por lo que el tema resulta
particularmente espinoso para ser abordado en un libro de texto.
IV. BIBLIOGRAFIA:

- file:///E:/ARCHIVOS%20RECUPERADOS/Downloads/resistenciaalesfuerzo
cortanteterminado1-150914161429-lva1-app6891.pdf

- http://www.ptolomeo.unam.mx:8080/xmlui/bitstream/handle/132.248.52.100/
466/A5.pdf?sequence=5

- https://fisica.laguia2000.com/dinamica-clasica/mecanica-de-suelos-
resistencia-al-corte-de-los-suelos

- http://www.bdigital.unal.edu.co/1864/13/cap12.pdf

- Mecánica de Suelos Tomo I – Fundamentos de la Mecánica de Suelos.


Juárez Badillo

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