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JAMES A. FORO
American Museum of Natural History
1$-
UNION PANAMERICANA
Secretaría General, Organización de los Estados 'Americanos
Washington, D.~., 1962
IN DICE
Prefacio V
111
."""--
IV V
El seminario estuvo integrado por las siguientes personas:
Panamá: Olga Linares
Instructores Museo Nacional de Panamá
Panamá
Dr. Clifford Evans, Associate Curator, y
Dr. Betty Meggers, Research Associate, Division Perú: Luis Guillermo Lumbreras
Archeplogy, U. S. National Museum, Srrtithsonian Instituto de Antropología
Institution, Washington, D. C. Universidad de Huamanga
Dr. James A. Ford, Associate Curator of North American Ayacucho
Archaeology, American Museum of Natural History,
New York. . Uruguay: José Joaquín Figueira
Museo de Ciencias Naturales
Arqueólogos invitados Montevideo
VI VIl
9:00 a 10:30 P.M.
Para ejemplo de la forma de trab;jo en el seminario, seña- Se continuó tratando el concepto de tipo; seria-
lamos a continuación el programa de tres d1as: ción, cómo se deriva y su significado.
Lunes 26 de junio
Los participantes no se limitaron a cumplir con las horas
9:00 a 10:00 A. M. Estudio de la historia del establecimiento de indicadas más arriba sino que también aprovecharon el resto del
cronología en diversas regiones. tiempo explicando y discutiendo diversos aspectos de su profesión
en los países. Así, ·se ·compararon experiencias y aun, en ciertos
casos, se coordinaron trabajos futuros.
10:00 A. M. a 12:30 P. M. Explicación por: Carla~ Angula de la forma en
y que clasifico los tiestos del Corte 2 de
2:30 a 5:00P.M. Malambo. El Departamento de Asuntos Sociales de la Unión Panamerica-
na agradece la ayuda prestada por la National Sciences Foundation de
Cada participante se familiarizó con diferen- los Estados Unidos, la eficaz colaboración de la Universidad del Atlán-
tes -tipos; las muestras de cada nivel fuer?n . tico, a los arqueólogos Meggers, Evans y Ford su cooperación y ase-
ordenadas para mostrar los cambios del prlncl- soramiento, y la dedicación con que los arqueólogos invitados se con-
centraron en este seminario de Barranquilla.
pio al fin del corte estratigráfico.
Martes 27 de junio
VIII IX
I. LOS ANTECEDENTES HISTORICOS DE LA ARQUEOLOGIA
1
El otro grupo de tradiciones, "el científico", no tiene una geológicos habían sido graduales y para comprenderlos no era necesa-
historia tan destacada. Se inicia en el siglo XVII cuando los hombr.e~ rio recurrir a ningún otro proceso sino a aquellos vigentes hasta hoy.
de la Europa Occidental comienzan a dudar de las religiosas Y tr~d1c1?-
La teoría de que los seres vivos han alcanzado su forma actual
nal es exp ll· caciones dogmáticas sobre
. los fenómenos
, naturales
. . e lnsahs-
.
f hos con las rae ionalizac iones de la Filosofla, admlten su 1gnoranc1a a través de un proceso de evolución, estuvo latente en el pensamiento
e~mpiezan a hacer experimentos con el fin d.e pr~bar sus conceptos de la Europa Occidental desde la época griega. En el siglo XIX, el
~obre la naturaleza. Por razones largas de d18cuh;, la c,ultura .fue ,el conocimiento científico se desarrolló lo suficiente como para producir
Último de los fenómenos naturales al cual se aplico el metodo Clentl- la explicación clave de Darwin; el principio de la selección natural.
fico. Que Alfred Russel Wallace desarrollara la misma tesis simultánea-
mente es una ilustración del fenómeno que más nos concierne; la
evolución cultural.
A comienzos del sigl; XIX la geología experimen~a un vigoroso
desarrollo. Las fechas cuidadosamente razonadas que el obispo ~ames
u sher daba para la creación de la tierra ( 4004 A. C. ) ya no tuv1eron Como resultado de todo esto, el estudio de las costumbres
vigen'cia y se comenzó a comprender que los estratos de las .r~cas humanas progresó en forma inmediata y considerable. Spencer, Taylor,
representaban millones de años du~ante los c~ales las formas v1v1entes Margan y Frazer, publicaron libros señalando el curso de la evolución
habían experimentado cambios de 1mportanc1a. de la cultura y se encontraron con una considerable resistencia e
incredulidad, no sólo de parte de los teólogos y otros que concienzuda-
La exploración del mundo, el comercio y la piratería de los mente tratan de proteger la singularidad del hombre entre los animales
sino también de parte de los antropÓlogos de las generaciones siguien-
· 1
S 1g OS XVII y XVIII , aportaron a la Europa Occidental• considerables
• •
conocimientos sobre las culturas de los pueblos 11 pr1m1hvos 11 Y los tes. En América, Franz Boas y la mayoría de sus discípulos, se con-
pensadores se convencieron de que los objetos de piedra,_ que los ?am- centraron en los errores de hecho cometidos por los evolucionistas, y
pesinos encontraban al labrar sus tierr~s, no era_n ~e.rolltos .. P_?slble- rechazaron tanto a la teoría como a sus seguidores. Quedó para los an-
mente, se trataba de herramientas de hempos p~1m1t1vos, qu1za. de sus tropÓlogos modernos, especialmente Leslie White, la tarea de rescatar
propios antepasados. En 1836, el anticuario danes Tho_mpson, h1zo ~u este he.cho central de la historia humana.
clásica postulación de tres edades: piedra, bronce Y h1erro. La vM
racidad de esta secuencia fue rápidamente demostrada por.~ors e En la teoría de la evolución cultural está implícito el concep-
y otros, utilizando la nueva técnica geoló~ica de las superpo~1c1ones to de que la cultura no es el producto de la "mente humana", "las
estratigráficas. En 1847, el mundo cienhfico cono~e por pr1mera v~z necesidades sociales", "el genio racial" o cualquiera otra idea similar
las herramientas del hombre del paleolítico a traves de los descubrl,- reminiscente de un escolasticismo de tipo medioeval. La generación
mientos de Boucher de Perthe y hacia mediados del siglo, y~ se habla de las formas vivas sólo puede derivarse en forma análoga de una
acumulado suficientes datos sobre el hombre de la eda_d gla~1al, c?rr:o cultura precedente, aunque de ninguna manera puede hacerlo en fortna
para hacer posible el libro de Sir Charl_es Lyell La ev1de~c1a geolog1~ idéntica. Una clara exposición sobre este tema fue hecha por primera
ca de la antiguedad del hombre, aparec1do en 1863. Estud1os~s de es vez por A. L. Kroeber en 1917, en un artículo publicado en la revista
ta materia trabajaron intensamente para conciliar el pensam1.ento teo- American Anthropologist (Kroeber, 1917: 163-213); artículo que fue
lógico de la época con los nuevos datos que aportaban los rec1entes cáusticamente criticado por los antropólogos más sobres.alientes de
ese entonces.
descubrimientos y argumentaban que las edades geológicas correspon-
dían a creaciones destruídas, una tras otra, por cataclismos suces1v?s.
2 Sin embargo, el pensamiento de los naturalistas se impuso;los camb1os
3
Entretanto, los arqueólogos se mantenían alejados de esta En la figura 1 encontramos una versión de la historia de las
tormenta teórica y se dedicaban a acumular hechos y a perfeccionar metodologías arqueológicas utilizadas en el descubrimiento de histo-
sistemas. Los europeos aplicaban la técnica de la estratificación rias culturales. Las fechas se anotan hacia abajo en el centro de la
geológica con éxito notable e individualizaban cierto número de secuen- figura y ai lado derecho, algunos de los artículos que han tenido ma-
cias culturales. A menudo, como en el trabajo de Schliemann sobre la yor repercusión sobre estas materias. Estos métodos están divididos
sucesión de ciudades en Troya, esto se asemeja a los períodos de la en dos clases principales, estratigrafía a la izquierda y seriación a
geología cataclísmica. Excepcionalmente pueden reconocerse los me- la derecha. Las curvas de frecuencia que tratan de mostrar la popula-
canismos de la evolución cultural, como los inplícitos en la sucesión ridad relativa de cada método son simples estimaciones, pero el largo
de Petrie para el Antiguo Egipto. de la curva es bastante preciso. Sobrepuesto a ella encontramos un se-
leccionado número de referencias de libros y artículos que ilustran los
Los arqueólogos del continente americano estaban considera- métodos. Los títulos completos se encuentran en la bibliografía.
blemente retrasados en relación a los europeos, tanto en las técnicas
como en los resultados obt-enidos. Hacia fines del siglo XIX, el estudio La técnica que permite establecer frecuencias a base del des-
se encontraba todavía en una etapa exploratoria y se descubrieron las cubrimiento de estratificaciones se heredó directamente de la Geolo-
11
c1u
• d a d es per d"d , y ucatan
1 as 11 en p eru, , y el suroeste de los Estados gía. En sus comienzos ésta consistió solamente en encontrar una cul-
Unidos. La Smithsonian Institution emprende un programa en gran tura o fase cultural sobrepuesta a otra y con clara diferenciación entre
escala para determinar si los 11 mound builders 11 del valle del Missis- ambas.
sippi eran indios o una raza misteriosa desaparecida. Las primeras
excavaciones estratigráficas se hicieron en México en 1911 por Manuel En la segunda década de esta centuria se hizo popular la idea
Gamio, y en el estado de Nuevo México en 1916, por N. C. Nelson. de que las cantidades de los diversos materiales colectados podían ser
anotadas o registradas y la Estratigrafía Porcentual estuvo a punto de
Aunque A. L. Kroeber realizÓ pocos trabajos de campo en convertirse en moda. Se hicieron gráficos de proporciones que luego
arqueología, es el antropólogo que ha jugado el papel más importante se tabularon, pero aún no había una conciencia de que estas frecuen-
en establecer la forma actual de estos estudios en América. En 1916, cias podrían ser un reflejo de fenómenos culturales. La Estratigra-
publicó un breve trabajo describiendo cómo y por qué se puede obtener fía Porcentual se consideraba algo inferior a los cortes nítidamente
una cronología sobre la base de la recolección de los fragmentos cerá- sobrepuestos.
micos hallados en las aldeas abandonadas de la vecindad de Zuni, Nue-
vo México (Kroeber, 1916). En el año siguiente, Leslie Spier realizó El uso de curvas de popularidad de los tipos y la construcción
el trabajo sugerido por Kroeber y obtuvo secuencias. En 1920, estu- de cronologías basadas en el descubrimiento de los factores de fre-
diantes que trabajaban supervisados por Kroeber desarrollaron crono- cuencia formados por ellos, se inicia en 1930 y actualmente ha alcan-
logías para áreas de la costa peruana mediante un proceso de seriación zado notable popularidad, especialmente en los trabajos de los
de las colecciones de cerámica funeraria; cuidadosamente recolectadas arqueólogos americanos.
por Max Uhle. Las técnicas usadas se basaban en las de Petrie y se
derivaban de un claro concepto de los mecanismos de la evolución
cultural. Que estos ejemplos de arqueología científica no hayan sido
continuados sino hasta mediados de la tercera década del siglo es un
desafortunado ejemplo de rezago cultural de parte de los presuntos
4 estudiosos de la cultura sobre el tema que deberían conocer mejor.
5
colectivo de ciertas razas privilegiadas, . de donde proceden? En otros
términos, si Edison no hubiera existido, ~tendríamos luz eléctrica?
Sin la raza nórdica ¿sería Europa una zon~ retrasada? Las respuestas
son " SI.JI Y " no " . La mayoria
, de los historiadores tienen la tendencia a
dar respuestas erróneas a estas preguntas y aun los textos de historia
II. LA CULTURA COMO FENOMENO Y EL ESTUDIO que se utilizan en muchas universidades explican la historia de la civi-
DE LA ARQUEOLOGIA lización como función de reyes, generales, líderes revolucionarios y
otros reformadores.
11 11 "1 f"' .
El arqueólogo no estudia al hqmbre . El antropo ogo 1s1co
. , . Un mí.ni.mum de experiencia en el campo de la arqueología
estudia al hombre como animal y el arqueólogo estudia la cultura de
cientlfica es suficiente para mostrar la validez del punto de vista con-
esta especie animal. trario. Las nuevas formas culturales, ya se trate de herramientas
elementos políticos o religiosos, costumbres sociales construcción de
edificios, puntas de flecha o alfarería, sólo pueden de~ivar de formas
Con frecuencia se ha enunciado como verdad incontrovertible
que la cultura no existe sin el hombre y que por. lo tanto tien..e que
prec.e~entes. Las secuencias de elementos relacionados constituyen las
considerarse en conjunto; planteamiento que cons1deramos erroneo.
tradiciones; .como la tradición de la jurisprudencia inglesa heredada por
Los numerosos intentos que se han hecho para reducir la cultura a
las ex-colonias. No puede haber más interrupciones en estas tradicio-
términos estrictamente humanos han resultado infructuosos. La cul-
nes que las que pueden existir en el linaje de las especies zoológicas.
tura no puede ser explicada en función del hombre como ser bioló-
gico, como tampoco éste puede explicarse a través del ambiente fí-
. , Las capacidades humanas juegan un papel permisivo en la
sico en que vive. evolucion cultural, y no un papel rector. Las potencialidades físicas
Y_ psicológicas del hombre, es_tablecen los límites dentro de los cuales
El etnólogo a su vez es un estudioso de la cultura, más bien
tiene que desarrollarse la cultura. El tercer factor restrictivo es el
que del hombre y estas dos formas de enfocar el tema son complemen-
medi.o ambiente físico; los hotentotes no viven en casas de nieve y los
tarias. La etnología, en tanto concierne a las culturas actuales, e en-
esquimales no cultivan el maíz.
tra su estudio en la forma y la función; el arqueólogo no opera con
las culturas contemporáneas sino con el esqueleto de antiguas culturas,
Al arqueólogo le interesan directamente los mecanismos por
pero tiene la responsabilidad única - y el privilegio - de observár tanto
los c~ales
cambia la cultura. Afortunadamente, los mecanismos del
los fenómenos como su evolución en el tiempo. Es po-r es-t-e qtte el
c~mbio.cu~tural son simples, por lo menos en principio. Tres son las
arqueólogo se encuentra incapacitado sin una cronología; con ésta pue-
VI~s principales que conducen al cambio: invención, descubrimiento y
de proceder a recrear, más o menos acuciosamente, las formas Y
prestamo.
funciones del flujo cultural hasta donde lo permite la evidencia.
Invención: El concepto tradicional de la invención como una
Es oportuno hacer una revisión breve de e iertos aspectos de
creación misteriosa de algo completamente nuevo no es
los fenómenos culturales y de la forma en que éstos se utilizan en el
útil para nuestros propósitos. Una invención es la com-
estudio de la arqueología. binación de ideas, objetos o técnicas existentes en el
transfondo cultural para servir a una nueva función.
Si los rasgos culturales no han sido creados por un geriio
individual y las culturas superiores no son el producto del genio 7
6
El invento de Edison de la bombilla eléctrica se basaba
firmemente en las informaciones disponibles sobre vi-
drio, bombas de vacío, electricidad, etc. La invención destinadas a cocinar, a almacenar, a la preparación de alimentos., a
consistió en combinar, de una manera nueva, estos ele- contener líquidos y sólidos, y para servir las comidas. Agregados a
mentos culturales ya conocidos. estos grupos funcionales hay complejos foráneos que tienden a conser-
var su identidad, como es el caso de la porcelana china fabricada y
Descubrimi~nto: Es el proceso de encontrar en el medio am- usada en Europa.
biente natural algún elemento que pueda ser destinado a
un uso cultural. Por ejemplo, se descubrió el caucho Y Hay otro aspecto de la clasificación interna que es importan-
más tarde se produjeron neumáticos para automóviles. te para el arqueólogo; se trata del margen de variación permitida y, a
veces, estimulada para cada clase de actividades. En nuestra cultura
Préstamo: Este es el medio más común para aumentar el se permite escasa diversidad para la vestimenta masculina formal, en
acervo cultural. La difusión geográfica de los rasgos tanto que existe un amplio margen de variabilidad para la ropa depor-
es uno de los fenómenos más comunes que debe manejar tiva. Las vasijas construídas con un propósito específico son casi
el arqueólogo. siempre idénticas, en tanto que las destinadas a otros usos difieren en-
tre sí tanto como es posible. Pero ni aun el artista ni el artesano es-
.A:unque la continuidad es uno de los aspecto~ i~evitables en capan jamás a los límites impuestos por sus experiencias. Esto puede
cada historia cultural, generalmente, por razones practlcas, el ar9ue- explicar las semejanzas que a veces se producen entre las obras de ar-
ólogo tiene que concentrar su investigación y construir su. cronolog1a tistas modernos y el arte de los pueblos primitivos; es indudable que
en zonas geográficas bien limitadas. Dentro de estas r~g1ones pued_e estos innovadores han visitado los mus e os de historia natural.
descubrir reemplazos de cultura aparentemente produc1dos por cata-
clismos geológicos y no por el proceso evolutivo continuo q':e hemos Una cultura puede tener una clasificación interna muy rígida
descrito. Sin embargo, informaciones adicionales mostrar~n que esta y su gente ser muy conservadora pero, a pesar de ello, todas las cate-
"no-conformidad" local se debe al reemplazo de una poblacion por otra, gorías estarán cambiando constantemente en todos sus aspectos. Este
con la consiguiente substitución del patrimonio c~:tural. Jamás un .po- cambio puede producirse a través de pequeñas mutaciones, y de recom-
der militar ha sido capaz de obligar a una poblac1on estable a camb1ar binaciones de elementos pre-existentes en la cultura o importados de
su cultura de la noche a la mañana. La velocidad del proceso de cam- culturas vecinas. Normalmente estos cambios son tan pequeños que
bio puede ser aumentada, pero aun bajo grandes p_;es iones este mec;- el observador percibirá el efecto resultante como un flujo gradual, a
nismo sigue funcionando de la misma manera. Mas adel.ante ~e vera veces en forma lenta, otras~ más rápido.
la utilidad de este fenómeno para trazar la ruta de las m1grac1ones.
Entre los pueblos primitivos el proceso cultural es cas1 ¡n-
Una de las principales funciones del cerebro es la clasifica- consciente y pasa inadvertido. Sus hombres participan de la idea que
ción de experiencias y su asociación. Sin esta capacidad, cada aconte- su modo de vida es el único humanamente posible. El "progreso" fue
cimiento sería una situación única para la cual el animal no tendría pre- inventado por la civilización occidental recién en el siglo XIX; el cam-
parada una respuesta. Las culturas siempre tienen una clasific&.ción bio es constante, muy difícil de retardar y aun más difícil de acelerar,
interna; respuestas establecidas para los problemas comunes Y su or- como ya lo han descubierto monarcas, dictadores, conservadores y
den consiguiente. Hay reglas para vestirse y adornarse para ir al. tra- revolucionarios.
bajo, a los oficios religiosos y a jugar. Para el arqueólogo hay vasijas
8 Un aspecto interesante del cambio cultural es que constituye
el único ejemplo perfecto de proceso democrático. Si los individuos no
9
"votan" por una manera especial de cambio que altere sus objetos o
costumbres, la corriente cultural no fluye en esa precisa dirección.
Por esta razón, el que estudia la cultura se enfrenta con la necesidad
de "valorar". Aprenderá poco sobre las opiniones políticas si conver-
sa cQn un solo individuo y también muy poco acerca de un complejo de III. CLASIFICACION Y TIPOLOGIA
alfarería si sólo exam~na una vasija; por lo tanto, debe tomar una mues-
tra lo suficientemente amplia como para que sea representativa tanto
de las variedades existentes como de su posible popularidad. En efec- ~?' el capítulo anterior examinamos algunas de las facetas de
to, el arqueólogo debe realizar una especie de encuesta de opinión pre- la evol~c1on de la cultura, de esta especie de flujo de ideas que se
histórica. transmite. de uno, a otro cerebro humano. Estas ideas se r ef er1an '
al mecan1smo mas adecuado con q1,1e los hombres se adaptan a
d' b' su
Dentro de un grupo social el cambio cultural no es simultá- me 10 am 1ente o lo modifican de acuerdo a sus deseos y necesida-
neo; en un momento dado coexistirán formas pasadas de moda que. es- des. Los constructores de edificios, tumbas, cerámicas, herramien-
tán en vías de desaparecer, con formas en la cúspide de la popularidad tas y ar~as, que son. el ,tema de estudio de la arqueología, han
y formas nuevas, algunas de las cuales constituirán un modelo corrien- desapar~c1do, per?, Sl aun vivieran, no podrían decir al arqueólogo
te en el futuro. lo que este necesita saber. Estos pueblos vivieron en sus culturas
con tanta seguridad e inconsciencia como viven los peces en el a
'bl m r
En un modelo ideal de la historia de la cultura, también se y, .pos1 .emente, nunca soñaron que su cultura era un fenómeno evo-
podría observar en determinado momento, un cambio gradual de los lutivo ub1cado en la historia.
rasgos culturales a través de una zona geográfica. En la mayoría de
los casos esto sucede así, sin embargo, pueden aparecer ciertos fac- , Nos referi~os anteriormente a la necesidad de coordinar
tores distorsionantes, como barreras naturales, culturales, políticas los fenomenos experimentales y dijimos que la ordenación de los
o lingliísticas. Además, las rutas comerciales, los ríos y otras vías restos de ant.iguas culturas es la primera tarea del arqueólogo. En
de comunicación pueden entorpecer la distribución geográfica de estos m~chas ocas1ones, esta tarea se inicia colocando los ejemplares 0 las
rasgos. un1dades culturales en un sistema dentrítico, más o menos similar al
sistema zoológico de Linneo. Hay dos modalidades para construir
estos sistemas; una de ellas, consiste en considerar el total de las
vasijas e ir las dividiendo en subgrupos de acuerdo a sus rasgos comu-
nes, 1~ ot:r:a.' consiste en iniciar la clasificación a partir de las unida-
des mas n1t1damente diferenciadas e irlas colocando dentro de familias
de a:Uplitud creciente; como en el famoso sistema taxonómico del
m~d1o oeste de los EE. UU. de McKern (1939: 301-313). Con ambos
metodos se obtien~ un orden· similar. En la figura 2, a continuación,
se muestran dos eJemplos de aplicación de este sistema.
10 11
ESQUEMA DEL SISTEMA TAXONOMICO DEL MEDIO OESTE PARA LA
Con estos sistemas es posible obtener un determinado orden,
CLASIFICACION DE MANIFESTACIONES CULTURALES pero, desgraciadamente, es un orden que no da ninguna información
(McKern, 1939) respecto a las consecuencias en el tiempo o a sus relaciones en el
BASE (Base): El grupo más amplio, por ejemplo: "base formada espacio. Con los mismos materiales es posible hacer un gran
por cerámica y horticultura, o base formada por número de e las ific ac iones dendríticas, todas diferentes y todas igual-
nomadismo y caza". mente inÚtiles como herramientas de1 investigación. Un sistema den-
PATRON (Pattern): Un grupo menos amplio y más específico: drítico sirve para ubicar las cosas en un museo y es por esto que la
"el patrón cultural andino" o "patrón de mayoría de los grandes almacenes y depósitos militares usan este
selva tropical".
sistema. En algunas ocasiones, los sistemas dendríticos se han uti-
FASE (Phase): Más específico: "la fase peruana del patrón lizado como bosquejos para describir materiales que no tienen da-
cultural andino". tos precisos sobre su procedencia. El estudio de Lothrop (1926)
ASPECTO (Aspect): "el aspecto Chavinoide de la fase sobre la cerámica de Costa Rica y Nicaragua es un buen ejemplo.
peruana del patrón cultural andino",
l. Cerámica gris A. Ollas l. Grandes Hay una segunda razón por la cual una copia del sistema
2. Pequeñas linneano no sirve para la investigación arqueológica. Linneo estu-
II. Cerámica roja A. Ollas l. Grandes dió las especies zoolÓgicas vivientes en un determinado momento;
2. Pequeñas todas las formas que aparecieron durante la evolución del caballo
por ejemplo, eran desconocidas y por lo tanto no lo perturbaron.
B. Tazones l. Borde ensanchado a. Plano
2. Lados rectos b. Inciso Aún si un sistema dendrítico pudiera automáticamente establecer
3. Reborde basal verdaderas interrelaciones en la historia, nos faltaría saber si
III. Cerámica negra A. Ollas
estas relaciones eran de naturaleza temporal o espacial.
B. Tazones,
reborde basal Una vez aclaradas las desventajas del sistema dendrítico
IV. Polícroma A. Ollas l. Silueta simple como herramienta de investigación hay que establecer también
B. Tazones 2. Reborde basal que tiene una función muy Útil, cuando sirve como marco en. la
3. Volteados a. Decoración presentación de las historias de la cultura, después que han sido
interior
b. Decoración desentrañadas sus principales lÍneas de desarrollo. Gladwin y sus
exterior colaboradores aplicaron este sistema al suroeste de los EE.UU.,
12
FIGURA No. 2. Dos ejemplos de clasificación dendrítica que
se utilizan para clasificar los fenómenos culturales.
Y, recientemente, Willey y Phillips (1958 )_ lo utilizaron como
13
el tipo A, está perdido. Gradualmente las formas que intervienen
armazón para trazar la prehistoria de Norte y Sud de América. proba.rán que todo este material pertenece al tipo A.
Esta es su función propia.
Es preciso esperar una evidencia normal de este flujo
cultural a través del tiempo y el espacio; y para medirlo con
Construcción de la Tipología exactitud los tipos ya deben estar diseñados. El tipo "B" debería
estar definido sobre la base de un material tan diferente de "A"
La tipología es un método de clasificación útil en arque~lo- que pudiera ser reconocido claramente y con confianza. Suponga-
,1 Sobre esta materia se suscita gran discusión y controvers1a mos que A y B resultan ser tipos secuenciales en un cambio de
gbasada
a· principalmente en " la realidad " de 1os t·1pos cu1tur ales . . tradición como el representado en la figura 3 (ver ilustraciones) .
. Existen tipos de cerámica que puedan ser descubiertos por el trabaJa- Los ejemplos típicos de A y B son claramente diferentes; sin em-
~or competente que usa técnicas correctas? Desgra~iadamente la bargo, a medio camino en el período que separa a ambos tipos se
respuesta es que los tipos de cerámica y todos los hpos culturales encuentran especímenes relacionados tanto con A como con B y 1
no son semejantes a bombones colocados primoros~mente en una que lógicamente podrían clasificarse dentro de cualquiera de los dos
caja y aislados por sus envolturas de papel. De como Y por qué es tipos. Hay tantos ejemplos intermediarios como ejemplares típicos
as 11' requerirá una revisión de los argumentos precedentes. de cada tipo. La persona que clasifica debe trazar una línea y
distribuir los ejemplos divergentes de la manera más precisa posi-
Cada cultura tiene su orden interno del cual están conscientes ble. Aquellos que se desvían ligeramente hacia el grupo "A"~ se
sus habitantes. La cerámica negra y pulida tiene grabados apropia- clasifican en éste~ y los que se desvían hacia el grupo "B" se cla-
dos y se utiliza para servir alimentos~ los jarros para. alma~enar sifican en B. La estricta regularidad de este trabajo es la parte
son grises~ toscos~ y tienen superficies cepilladas. La tlpolog1a debe más difícil de la clasificación.
reflejar este orden y reconocer las diferentes tradiciones. Sin em-
bargo cada una de estas tradiciones cambia con el transcurso del Para mayor conocimiento de la naturaleza de este trabajo,
tiemp~ y con el paso de una aldea a otra. Este flujo temporal Y supongamos que en lugar de comenzar por el enjambre de rasgos
espacial tiende a ser un proceso gradual y es la historia de estos del tipo "A 11 1 tuviéramos que empezar en el punto de esta evo-
cambios la que nos interesaría descubrir. lución marcado con la letra X en la figura 3. Para diferen-
ciar claramente los tipos habría que retroceder hasta el punto mar-
Esta situación exige que se realice cierta cirugía en la cado con "y". Estos dos nuevos tipos son tan Útiles como los ti-
historia de la antigua cultura. Si se hace con ac~siosidad se ten.- pos A y B citados anteriormente. El objeto de esta ilustración es
drá éxito pero si se hace ingenuamente~ resultara un embrollo s1n mostrar que los ejemplos típicos del tipo A del primer sistema se
esperanzas de desenredar. El arqueól~go establece un tipo. A, han convertido en los ejemplares intermediarios difíciles de clasi-
que representa un grupo de rasgos ceramicos claramente asoc1ados. ficar que deben ser divididos entre X e Y. Esta. ilustraci~n es
Cree y espera que estos rasgos se deban a costumbres que marcan de tipos secuenciales; desafortunadamente, dificultades similares
claramente un corto período de tiempo en la historia de la cultura~ se presentan entre los tipos que resultan de separaciones geográ-
en un área geográfica razonablemente limitada. Una vez que el tipo A ficas (para una discusión más completa~ ver Ford, 1954).
está claramente delimitado en el pensamiento, el estudio posterior re-
velará que otra cerámica muy parecida varía en diversas direcciones
.
a partir del tipo establecido. El tlpo ha comenzado a " es f umarse " · s·1 15
el estudiante espera, que aparezcan barreras naturales para delimitar
14
En resumen, el arqueólogo fabrica un tipo, lo saca de la generalmente están incluidos en la descripción del tipo. Estos ras-
tradición cultural y lo define tan finamente como sea posible, separán- gas, como formas, engobe rojo, motivos en espiral (volutas), des-
dolo de los tipos conexos; busca el curso de la evolución de la cultura grasante de espículas de esponjas, etc., se usan como unidades de
a través del tiempo y del espacio. Cada vez que aisla un tipo, lo análisis. Es exacto que a cada una de estas técnicas se le puede
hace creyendo que la entidad servirá para marcar un pequeño segmen- trazar una historia, y que si se manejan bien pueden conducir a una
to de esta historia. La prueba de validez, o mejor dicho de su utilidad, cronología.
se encuentra al usar el tipo. Si sirve para su propósito es un buen tipo;
si no sirve, se invalida- y debe devolverse a sus parientes más cerca- Algunos de los investigadores que siguen este método esti-
nos, o dividirse en segmentos más claramente definidos. man que en su trabajo operan con elementos culturales más sÓlidos
y "reales" que los que utiliza el tipologista que obviamente trabaja con
En arqueología no existe una máquina mágica que, al ser ali- un sistema complejo; lo que por supuesto es un error. El fenómeno ha
mentada por un lado con fragmentos de cerámica, dé salida, al hacer sido, simplemente, reducido a un nivel inferior de abstracción y cada
girar la manivela, a tipos valederos y nítidamente dispuestos en orden uno de estos· elementos es también complejo ya que, asimismo, podría
cronológico. ser dividido en otros elementos. Cualquiera que haya observado a un
alfarero moderno aplicar un engobe, puede ver que ésta es una ope-
Algunos trabajadores han creído obtener esto con las clasifi- ración compleja que puede variar considerablemente y producir
caciones dendríticas; otros, han esperado encontrar tipos con métodos siempre el mismo resultado. En aras de esta ilusoria exactitud se
estadísticos. En realidad, no hay sustituto para el estudio completo ha perdido el valor de la asociación de técnicas reconocidas en el
del material y para el método del mono; aprender lo que se quiere tipo.
saber por medio de ensayos y errores.
Esto no significa que los rasgos y modos deben ser deja-
dos de lado; ellos son factores determinantes para definir el tipo y
Métodos Optativos de Clasificación deben ser descritos cuidadosamente. Después de descubrir la crono-
logía, los rasgos pueden trazarse a través de la historia con provee ho
En la actualidad, algunos arqueólogos proponen y aplican a la considerable, como se verá más adelante.
cerámica de la región Maya (Smith, Willey y Gifford, 1960: 330-340),
lo que se ha llamado "El método de tipo-variedad para el análisis de
la cerámica". En este procedimiento cada posible variación de la
cerámica en estudio recibe el nombre de "variedad". Al concluir el
análisis y ya aclaradas las relaciones cronológicas se agrupan las
variaciones relacionadas dentro de tipos a los que también se les da
un nombre. En realidad, Smith y sus asociados simplemente han
cambiado la terminología. Su "variedad" es la unidad de trabajo ana-
lítico que antes se llamaba "tipo"; su tipo se ha convertido en el pri-
mer paso para la síntesis de la historia de la cerámica o para la cons-
trucción de un árbol genealógico de cerámica. Otros trabajadores
han creído alcanzar mayor precisión al trabajar, no con tipos,
16 sino con varios elementos, atributos o modelos (Rouse, 1939 ), que 17
porque su análisis no produce los resultad<?s esperados por él.
Cada fragmento de la colección debe ser cuidadosamente . Si el material ~rocede de excavaciones estratigráficas que
lavado, secado y marcado con el número correspondiente del catálo- cubren Importantes per1odos de tiempo, puede usarse otro método.
go de campo a fin de evitar fáciles confusiones, susceptibles de Los fragmentos de varios niveles se colocan sobre la mesa en el mis-
producirse en esta etapa del trabajo. Además, es útil tener un ayu- mo orden en que se les encontró al excavar, los diferentes niveles se
dante para el lavado y clasificación. A veces, este trabajo se realiza separan trazando. líneas con tiza, luego, se dibujan lín~as perpendicu-
al mismo tiempo que el de campo, pero es más frecuente hacerlo en lares ~ las antertores para separar las diferentes tradiciones o tipos.
el laboratorio del Museo. Su vigilancia es muy importante ya que, una Al ~evtsar estas tradiciones desde las más antiguas hasta las más
etiqueta perdida, o una numeración equivocada o colecciones mezcla- rec1entes, generalmente se pueden ver los cambios experimentados.
das durante el secado, significan una enorme pérdida en el trabajo de
18 campo y pueden -lo ,que es todavía más grave - confundir al arqueólogo 19
La selección de los tipos llega a ser entonces materia de juicio y de A causa de la limitada referencia proporcionada por los frag-
habilidad para diferenciar claramente. mentos de cerámica, en América se utilizan como "rasgos guías" las
variedádes de acabado de la superficie y la decoración. Los términos
Si tenemos una extensa zona geográfica, puede ser útil que describen las clases principales de estos tratamientos forman la
elegir materiales que representen cada tradición y separarlos en me- segunda parte del nombre del tipo, como "Fulano inciso". Los siguien-
sas dispuestas aproximadamente en el orden geográfico correspondien- tes son términos típicos:
te (ver la discusión del t_ipo "Barton Incised", Phillips, Ford y Griffin,
1951). De esta manera puede estudiarse el cambio geográfico y, en
consecuencia, decid ir sobre los tipos. Ordinario Moldeado Inciso Estampado Engobado
(Plain) (Moulded) (Incised) (Stamped) (Slipped)
Rasgos Guías para Tipificar Cerámica Pulido Punteado Estampado Rojo sobre blanco
(Polished) (Punctated) ondulado (Red on White)
La tipología de la cerámica debe construirse de una manera (Rocker
sistemática. Algunos individuos parecen incapaces de hacerlo y la Stamped)
dificultad reside en que confían demasiado en su propio juicio. Es- Brochado Grabado Estampado Pintura negativa
tán convencidos de poder seleccionar los rasgos importantes del ma- (Brushed) (Engraved) complicado (N egative Painted)
terial sólo a través de la inspección. Una cerámica desusadamente (Complicated
gruesa puede ser lo primero que llame su atención y la eleve al rango Stamped)
de tipo. Un engobe rojo puede ser la base de un segundo tipo y una Negro sobre naranja
forma peculiar puede formar el tercero. En este caso, los rasgos (Black on Orange)
guías divergentes provocarán confusión. Para una tipología sistemá-
tica es necesario tener un juego de "rasgos guías" que se excluyan Policromía
mutuamente. (Polychrome)
En cerámica todos los rasgos observables son Útiles para Aunque una selección de rasgos guías es necesaria para obte-
determinar tipos, pero para el arqueólogo algunos aspectos son más ner un orden, debe insistirse. que para distinguir dos tipos es posib:e
valiosos que otros; estos son los que están menos limitados por los basarse en cualquiera diferencia. Supongamos que una clase de cera-
requerimientos técnicos o por la función que tiene la vasija terminada. mica es similar en cuanto a decoración, cocción (cocimiento o cochu-
Para obtener una relativa flexibilidad en el registro de las variaciones ra) formas, tamaño y grosor y que su única diferencia es el material
culturales deben tomarse en cuenta ciertos aspectos de la cerámica des.grasante. En este caso sería perfectamente justificado diferenciar
como: decoración, forma, acabado de la superficie, método de cons- dos tipos, siempre que esta distinción se aplique también al tiempo o
trucción, desgrasante, cocción (cocimientos o cochura) y material a la distribución geográfica. Aun detalles tan insignificantes como el
básico (siempre en forma de arcilla). Naturalmente, si se posee in- espesor de la pared han demostrado ser útiles como elementos para
formación sobre la forma, el método de construcción no se utiÜzará difer_enciar vasijas.
como "rasgo guía".
La persona que clasifica debe tener algunos conocimientos
Gráfico Cronológico e Interpretación de la Prehistoria Varias fechas de radiocarbono indican que la cronología de la
boca del río Rojo dada en la figura 7, cubre un espacio de tiempo que se
La metodología tipológica que se ha discutido permite cons- extiende desde el año 300 A. C. hasta el año 1700 D. C. (2. 000 años) y
truir gráficos cronológicos que muestran tanto las cantidades como la la amplitud de la cronología del valle Virú (fig. 14) se extiende desde
naturaleza de los fenómenos culturales. Estos gráficos se pueden el año 800 A.C. hasta el año 1500 D. C. (aprox. 2. 300 años). Es pro-
construir a base de excavaciones estratigráficas o de seriación de co- bable que estas colecciones estén fechadas relativamente en esta es-
lecciones de superficie o de colecciones que representan cortos perío- cala con un error no mayor de lOO años.
dos de tiempo provenientes de unidades de excavación, como los sue-
los de las casas. Una vez que se han elaborado los gráficos para una
o más regiones, éstas se convierten en guías útiles para interpretar
50 51
Los Gráficos como Guías para Fechar Alineación Temporal de la Cronología: Intercambio y Difusión
La posición que corresponde a cada colección en el gráfico Para nuestros propósitos una cronología arqueológica debe
completo indica su edad relativa, lo que significa que todos los arte- representar una región geográfica relativamente pequeña en la que se
factos que se encuentran asociados a la colección también están fecha- puede suponer que las comunicaciones entre los grupos de población
dos relativamente. Esto se ha aplicado en forma efectiva al estudio de eran fáciles y rápidas. Esto se hace con el objeto de eliminar la va-
la evolución de la arquitectura, al patrón poÜtico y a las construccio- riación del material cultural debida a factores geográficos. A medida
nes ceremoniales y defensivas en el valle de Virú, costa norte del Pe- que el trabajo de campo se extiende a regiones vecinas se elaboran
rú, a través de 2. 300 años (Willey, 1953 ). Para llevar a cabo este cronologías separadas para cada una de ellas. Estas escalas de tiem-
estudio, se hicieron gráficos con colecciones de superficie de alrede- po cubren, a menudo, el mismo margen de historia y frecuentemente
dor de 300 estructuras y se les comparó con la cronología principal tienen tipos muy similares, en diferentes proporciones.
del valle (fig. 14 ), (Ford, 1949 ).
Tan pronto como se encuentran terminadas dos cronologías
Las colecciones obtenidas por excavación también permiten relacionadas, el arqueólogo se enfrenta con el problema de su alinea-
fechar los artefactos que están asociados a ellas. En la figura 12 se clan. La pregunta es, ¿qué partes de la cronología A co-existieron con
puede ver la seriación hecha por Tolstoy fundamentada en la informa- otras partes de la cronología B? La relación utilizada para llevar a
ción proporcionada por Vaillant en sus famosos estudios sobre el va- cabo estas alineaciones suele ser de dos clases. La primera es el inter-
lle de México. Esta reordenación da a las figuras asociadas a los cambio; si un tipo, fabricado en una región de la cronología A en un
tipos un patrón histórico lleno de significado, según se muestra en el tiempo específico, se encuentra asociado con materiales que marcan
lado derecho de la figura. un período en la cronología B, se piensa que ambos períodos fueron
contemporáneos. La segunda es la evidencia de la difusión; aunque
Para Medir Migraciones generalmente ésta se produce en forma lenta sobre todo si se trata de
extensas regiones geográficas.
En algunos casos ha sido posible deducir la existencia de
migraciones por el hecho de que los gráficos de varios antiguos sitios La mayoría de las cronologías resultantes de los trabajos
se ajustaban entre sí, en secuencia temporal y espacial. Un ejemplo anteriores están formadas por períodos a los que se ha dado un nombre.
de ésto es el trabajo de Evans y Meggers en el río Abary de la Gua- La alineación de las mismas se ha hecho, necesariamente, determinan-
yana Inglesa (fig. 18 ), (Evans y Meggers, 1960: 154-190). El segmen- do los períodos que son contemporáneos.
to de la cronología del sitio de Tiger Island, ubicado no muy lejos de
la desembocadura del río, se ajusta a continuación del sitio Dr. Ho's
Cronología A Cronología B
Landing; el último sitio, Taurakuli, está ubicado cerca de la cabece-
ra del río. Esto parece ser el movimiento de un solo grupo de pobla-
ción, una migración que según otras evidencias ocurrió entre los años Período A-1 Período B-1
13oo y 16oo D. e.
Período A-2 Período B-2
52 53
Se da por aceptado que estas alineaciones son sólo aproxima- de este a oeste. En la cronología Carrabelle de Florida, el tipo Wau-
ciones imperfectas. Los límites de los períodos están determinados ku,ll~ Checked Stam?ed (estamp,ado en líneas), alcanza una popularidad
por accidentes históricos y es muy remota la probabilidad de su coin- maxtma de 36 _por cte::to, en el area del Golfo Breeze, 7 por ciento, y
cidencia en las diferentes regiones .. en la cr_onologta del r1o Rojo de Louisiana, el tipo equivalente, Pont-
chartram Checked Stamped, alcanza una popularidad de sólo el uno
La correlación de los gráficos cronológicos cuantitativos, de ?or. ciento. En ~orma similar la influencia de la combinación de tipos
ninguna manera es un método mecánico, sin errores de construcción, mctsos, Marksvllle Inciso, Yokena Inciso y Basin Bayou Inciso, se des-
pero permite una mayor efeactitud. La dirección de la difusión es im- plaza desde el oeste hacia el oriente.
portante a causa del posible efecto del rezago en el tiempo. Esto pue-
de deducirse de dos maneras: Con un criterio incierto se puede demos- Al emparejar los patrones cronológicos es posible concluir
trar que los tipos se extienden desde las regiones en que eran más popu- con.~astante certeza,que un determinado punto en la cronología de una
lares hacia aquellas en que se les encuentra en menor cantidad. Cuando r,egton es contemporaneo al correspondiente en otra región. A los mon-
se dispone de informaciones de varios sitios que cubren una extensa re- hculos, casas, entierros y artefactos que pueden ser relacionados a
gión geográfica, es posible dibujar líneas, similares a las curvas de ni- las cronologías a través de colecciones de fragmentos, se les da una
vel de los mapas, que marquen los límites geográficos de los porcenta- fec~a .relativa. ¿~1 entierro en montículos, se construyó primero en
jes decrecientes de popularidad a medida que el tipo se difunde (fig. 19 ), Lou1s1ana Y despues en la costa de Florida? La respuesta es positiva.
(Phillips, Ford y Griffin, 1951). Sin embargo, los tipos no siempre de-
crecen, a veces, aumentan en popularidad. El segundo modo es que el Lafigura22 muestraparte de la evidencia para alinear tres
criterio más certero para determinar la dirección de la difusión es el cronol?gías de la prehistoria de los esquimales en el ártico americano.
tema de las formas ancestrales. En la figura 20, si el tipo A evoluciona Este dtagrama representa una de las muchas tradiciones paralelas de
a partir del tipo A 1 en el área 1, entonces la aparición de A en las áreas puntas de arpones. El tipo Tule 2 evoluciona con toda claridad· en el
2 y 3 ha resultado de la difusión y debe estar ligeramente retrasada en área 11de Point Barrow (columna central). Aquí, sus formas ancestra-
11 11
el tiempo con respecto a la aparición en el área l. La pregunta es siem- . ·· N a t e h u k Y , B 1rn1
l es · · k 11 a 1canzan su maxima
' popularidad del 32 por
pre ¿Cuánto más tarde? Los tipos dan algún control sobre esta pre- c1ento. Desde el area Barrow se difunde hacia occidente, hasta la isla
gunta, como el tipo B que se ha difundido en sentido inverso. S~. Lawrence, donde logra.:7 una popularidad máxima de un 5 por ciento
(hpo IV (a) X). Llevado hacia el este, al ártico canadiense obtuvo una
En la figura 21 se muestra la alineación de tres cronologías de frecuencia de más o menos un 50 por ciento; este último fu~ un movi-
regiones separadas entre sí por más o menos 100 millas (:t_ 160 km. ) a miento de migración.
lo largo de la costa del Golfo de México en los estados de Louisiana y
Florida. Una de estas cronologías es la del río Rojo dada en la figura Por supuesto, lo anterior es un claro ejemplo de razonamien-
7. Las curvas de frecuencia sombre da de la figura 21 son iguales a las to circular. Las cronologías se alínean de acuerdo a conclusiones so-
curvas suavizadas que se indican por líneas punteadas en la figura 7. bre las direcciones de difusión y, una vez hecho esto, pueden usarse
11 11
Las curvas redondeadas o suavizadas de la frecuencia de los tipos rela- Pa r a ~~o b ar 1a d treccton
· · ' en que se mueve el complejo. Esta sería
cionados se han mantenido en la posición relativa correspondiente y se u.na crthca muy acertada si se considerara la metodología de los grá-
han colocado en marcos, de manera que puedan ser comparadas direc- ftcos como una solución automática de todos los problemas históricos
tamente. Por ejemplo, el conjunto de tipos con estampado en listas, pero no se trata más que de una simple guía para enfocar los proble-'
colocados a la derecha del marco, alcanzan su máximo más o menos en ~as en forma visual que permita al arqueólogo, de un modo fácil, con-
54 la misma posición temporal y es evidente que esta influencia se moviliza stderar y sopesar las diferentes líneas de evidencia.
55
Períodos Cronológicos
experimentaran un cambio de amos; un golpe cultural más agudo que el
Para ciertos propósitos es conveniente considerar las crono- de la conquista incaica, pero a fin de cuentas, sin diferencias cualita-
logías en términos de períodos. En la mayoría de los trabajos arqueo- tivas.
lógicos los períodos han sido la mejor medida para controlar el cambio
en la cultura y, por consiguiente, su tiempo relativo. Estos períodos
muy a .menudo han sido definidos por el tiempo representativo de cier-
tos sitios excavados o por algunos hechos casuales, como ya discutimos
anteriormente; sin embargo, al seguir esta modalidad, el arqueólogo
no está expuesto, necesariamente, a ser víctima de accidentes históri-
cos.
Cuando en un proyecto trabaja más de una persona, existe el l. Que sea simple de manejar y esté lo menos posible suje-
peligro de la duplicación de los números. Para evitar este riesgo algu- to a error.
nos trabajadores de campo han adoptado el sistema de formularios nu-
merados previamente. Estos se arreglan en grupos de 25 juegos y ~1 2. Que en todo momento el sistema junte y ordene los datos
investigador automáticamente toma un grupo de formularios y los núme- en preparación para ser publicados.
ros correspondientes; de este modo, no hay posibilidad de duplicación.
e ada juego de formularios está formado por dos tarjetas de papel engra-
padas con etiqueta de lino; en el rincón superior derecho de las tarjetas
y de la etiqueta se marca el mismo número (fig. 23 ). Cuando se hace
una colección en el campo, la tarjeta de lino se marca con los datos de
procedencia y se ata al saco que contiene los especímenes; esta etique-
ta lleva el número de catálogo de campo que se colocará en los especí-
menes cuando éstos lleguen al laboratorio. Entre las dos tarjetas se
coloca una hoja de papel carbón y en el rincón superior izquierdo se
anota la procedencia; en el cuerpo de la hoja se anotan los datos des-
criptivos y al final el nombre del coleccionista y la fecha.
61
60
A continuaci.ón el ~rqueólogo se encuentra en condiciones
d~ emprender excavaciones intensivas que son la parte más dispen-
diobsa ~tel pr?gr.ama. No debe seleccionar un sitio sólo porque tiene
un oni o paiSaJe porque está e d
. ~ . . erca e un arroyo rico en pesca o
VII. UN PROGRAMA ARQUEOLOGICO METODICO porque el propietario hene una hija hermosa Habrá d · ,
cientos de sitios fechados entre los cuales el.egi· D bocenl as, quiza
d r. e e p anearse un
programa or enado para obtener informaciones sobre otros rasgos
La mayor dificultad para obtener una cronología arqueológi- culturales que son necesarios para completar la historia de la región.
ca consistía, anteriormente, en que los informes eran siempre un pro-
ducto del azar. Las ciudades debían ser destruídas y reconstruídas . A vece~ una parte de esta información se encuentra dis o-
unas sobre otras; los pueblos, por coincidencia, debían acampar en los nible en los trabaJos de investigadores a t · p
. , n eriores, y parte de la tarea
mismos lugares en que otros lo habían hecho en años anteriores; las consiste solo en colocar las informacio 1 ,
rres onde en la h' . . nes en e periodo que les co-
tumbas debían excavarse a través de sepulcros más antiguos. Los ar- P , .istoria. A medida que el esqueleto cronológico ba-
sad o en 1a ceramica se va com 1 t d
queólogos trabajaban más o menos a ciegas en cada nueva región, has- d b .d P e an° con los otros datos culturales
taque, acumulando suficientes hallazgos afortunados, podían formarse no e e 0 1Vi arse que las diférentes variedades de formas de entie- '
una idea acerca de las secuencias. Actualmente nos hemos independi- rros, ca~a~, ,he~ramientas Y ornamentos, tienen también ciclos de
zado del azar; el trabajo de reconstruir la prehistoria de la región pue- frecuencia idenhcos a los que tiene 1 , ·
S. n as e eramic as y las puntas de
de realizarse de manera ordenada y sistemática. La secuencia lógica arpones. . i no podemos descubrir estos ciclos es solamente por la
es:( 1) reconocimiento; f2) excavaciones estratigráficas limitadas; (3) ex- falta de eJemplares suf' · t
. ., , . , iCien es para formar una muestra aceptable de
cavaciones completas de sitios seleccionados. la Opinion publica mas antigua.
1 \ Reichei-Dolmatoff
1956
1959 1
Fowla" ~Winters, 1956
11
Tolstoy 1958
V¡'heeler 1954 / \ Collier 1955 Evans 1955
Woodbury 8Trik 1953 1
Drucker 1952 Strong 8Evans 1 1952 \ 1
j \ Wihey 194'9 19500kfad nikovl950 Smith 1950
Howe 8 Movius 194 7 \ j 1 Ritchie SVMacNeish 1949
/ \
V
Ford S Quimby 1945
Strong 8 Corbett 1943
1940 SERIATION TO
\ Rouse 1939 DISCOVER
1
Gladwinetal 1937 STRATIGRAPHY 1 1 PATTERNS
TO DISCOVER Ford.ll936
PATTERNS
1 1
Vail\loel 1930 tMj'9f~o'b"SS!mogl924
1920 1 1
Reisner 1918 Spier 1917 Kroeber 1917
Nelson 1916 \ ¡ ~ "The Superorganic"
Munro 1911
Breuil 1910
1
1910
Macahs\te/r 1912
PERCENTAGE
Pumpelly 1908 STRATIGRAPHY
~
Petne 1899
Evans 1901
Type A
1900 ~
LINKING SERIATION
~ Type 8
(12345)
(345678)
Evans 1890 1890 (6789)
"closed" finds, or
artifact trait linkage
1880
Morgan 1877
"Ancient Society"
Tylor 1871
1870 "Primitive Culture"
FIGURA l. Historia gráfica de los métodos empleados para Lartet 8 Christy 1864
Lyell 1830-33
1830 "Principies of Geology"
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1300AD.
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1200AD.
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FIGURA 3. Diagrama que ilustra el cambio gradual de las 1
o
Si el tipo A se establece en la tradición de cántaros a la altura que mues- 1 1
o
a medio camino entre estos dos ejemplares típicos de cada tipo son ca-
sos límites difíciles de clasificar. Por otra parte, si el primer tipo se
selecciona en X, el segundo tipo tendría que encontrarse tan distante
como Y. En esta segunda forma de ordenación, los ejemplares que eran
típicos para el tipo B, se transforman en los dudosos del segundo s iste-
ma. (Ford, 1957, Fig. 1 ).
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AMERICAN MUSEUM ARCHAEOLOGICAL SURVEY
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deben a vaguedad de la clasificación. (Ford, .1952, Fig. 2 ).
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FIGURA 8. Método para construir un gráfico de seriac1on.
La frecuencia de los tipos de cada colección se dibuja en forma de ba-
rras en la parte superior de una tira de papel de gráfico. A continua-
ción, estas bandas de papel se ordenan para formar el patrón de fre-
cuencia de los tipos y se prenden a una hoja de papel mediante clips.
Cuando el arreglo está terminado se procede a hacer el dibujo definiti-
vo. (Ford, 1957, Fig. 4 ).
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192
188
1106
207
1783
33
3270
1 331
304
416
538
211
199
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o 170
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o 2414
o 217
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o 1
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o 185
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1 16
o 38
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[1 294
D 2 24
D 12 9
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1 121
o 94
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o o [1110
49 9
D 14 9
D [ 18
o El 130
c=:J 1762
o D
D 188
12
33
FIGURA 10. Esquema de seriacwn que indica la popularidad 12
3
de los tipos de cerámica en el Valle Alto de Ohio, E'E. UU. in each sample. To conserve space, types shown at extreme right and left margins are rep·
resented by only 50% of the total percentage since the axes have heen used as the margi~s.
~oman figures are the levels, increasing from top to bottom, fmm the stratacut excava· Scale: length of screened bar shown for level XI equals 50% o( total sherd sample per umt.
uon at the Georgetown site (36Bv29). Numbers at right indicate number of potsherds in
su
gB
TWIN BRIDGES {
A
STARKWEATHER I
TURKEY FQ()T RIDGE { ~
WHEATLEY RIOGE
{
2~7
HARRIS ¡~ 16
13
STARKWEATHER { ~
WHEATLEY RIDGE
HARRIS
STARKWEATHER H
WHEATLEY RIDGE { ~~ 1--'-------ll----l~--+---
MOGOLLON VILLAGE 2
STARKWEATHER . {MEO
¡O~R
HARRIS 11
STARKWEATHER
MOGDLLON VILLAGE 1
STARKWEATHER { ~
MOGOLLON VILLAGE { i
59
HARRIS
HARRIS
STARKWEATHER
HARRIS
PROMONTORY 112
489
263
948
647
263
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466
469
355
FIGURA 11. Seriación de colecciones de los pisos de casas 82 .
su
de la cultura Mogollón~ de la parte occidental de Nuevo México~ EE. UU. 192
64
299
(Martin y Rinaldo, 1949, Fig. 71). 226
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FIGURA 12. Reordenación de los datos del estudio de George IN FIGURINE ....
Vaillant en el Valle de México. Nótese cómo la seriación de las colec- oz- t:J 383 GRAPH INOICATE 02 1
SMALL 8UT UN-
ciones. de cerámica da un patrón cuantitativo lleno de significado a los CERTAIN PROPORliONS-
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tipos señalados en el lado derecho de este gráfico. (Tolstoy, 1958, grá- g
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FIGURA 15. Gráfico de la seriación de colecciones proce-
dentes del sitio de Kabah en la región maya. Las cerámicas no se tra-
tan como tipos y sólo se consideran los fragmentos de los bordes. La
escala del porcentaje de la parte superior se aplica solamente al pri-
mer gráfico y la escala inferior a las otras dos se ce iones. La parte
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superior del gráfico muestra la tendencia de los grupos más grandes; SCALE
por ejemplo, cerámica sin engobe, primera columna, va decreciendo en
popularidad. La segunda sección del gráfico muestra la tendencia de
la forma de los vasos dentro de ciertos grupos de cerámica. La ter-
cera parte del gráfico muestra la tendencia de la popularidad de las di-
ferentes formas de bordes en e iertas formas de vasijas. Este es un
ejemplo del estudio de la historia de rasgos específicos de cerámica.
Nótese que cada variación de forma y borde muestra una porción de una
curva normal de popularidad. (Brainard, 1951, F'ig. 92 ). ·
FIGURA 16. Gráfico cronológico de la cultura Valdivia, cer-
ca de Guayaquil, Ecuador. Las tres fechas determinadas por radiocar-
bono, anotadas a la derecha, cubren un espacio de tiempo de 400 años
y muestran la rapidez del cambio de las frecuencias. (Evans, Meggers
y Estrada, 1959, cuadro No. 2).
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Ordenación cronológica de la cerámica del período Valdivia, basada en la posición estratigráfica de los tipos de cerámica en los cortes A, B, F y H de G-31: Valdivia. Los niveles
de los i cortes de estratos han sido intercalados sobre la base de frecuencias equivalentes en los tipos de cerámica. Los dos sitios con muestras únicas (G-25: y G-54) han sido acomodados en el
esquema para comple·tarla. La subdit:isión de los períodos está a la derecha, con las fechas de carbón 14 insertadas en los niveles de las conchas usadas para determinar fechas. Niveles con frag-
mentos de figurillas están marcados con ttna X en la columna a la derecha.
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FIGURA 22. Alineación de la cronología de tres áreas en la
prehistoria esquimal del Artico americano. Esta cronología está ba-
sada en los tipos de puntas de arpones. En este gráfico se muestra so-
lamente una de las muchas tradiciones paralelas; las otras se dan de
manera similar en las referencias. Nótese que el tipo "Thule 2" se de·
sarrolla en la región de la Punta Barrow a partir de formas primitivas
y se difunde hacia el sur a la Isla de San Lorenzo; sin embargo, las mi·
graciones lo llevaron hasta el ártico canadiense. (Ford, 1959, Fig. 112
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Comparison of the chronologies of harpoon heads with stone side blades or barbs placed at right angles to the line holes.
Exc. Unlt Catalogue No.
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FIGURA 23. Preparación de las formas de campo. La eti-
queta y dos tarjetas de papel delgado llevan el mismo número que el ?. ro
catálogo de campo. Una de las tarjetas se usa para el archivo del ca-
tálogo de campo (número en el rincón superior derec.ho) y la otra para
el archivo de procedencia (rincón superior izquierdo). La etiqueta se
ata a la bolsa con los materiales colectados.
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