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Introducción: FLOR
El fonema es una unidad lingüística abstracta que tiene en cada caso una
realización concreta —sus variantes o alófonos— determinada por diversos
factores de variación. Para distinguir entre fonemas y variantes, Trubetzkoy
establece un conjunto de cuatro reglas que tienen en cuenta la permutación de los
elementos fónicos y las relaciones sintagmáticas y paradigmáticas que establecen
en el sistema. Estas cuatro reglas se complementan con otras siete que permiten
diferenciar el valor monofonemático o polifonemático de los grupos de sonidos que
aparecen concatenados en el continuo sonoro.
Como señalan Jakobson y Waugh (1987: 29), "La pregunta '¿cuál es el opuesto
de la [m] inglesa?' no tiene sentido. No hay ningún elemento opuesto único. Pero
el rasgo de nasalidad encuentra su opuesto en la no nasalidad [...], todo lo demás
siendo igual, la nasalidad de [m] tiene su opuesto en la no nasalidad de [b], o de
[n] en [d], o de (en francés) [ ] en [ ]." Un fonema no puede ser analizado en
elementos sucesivos más pequeños, pero sí en elementos más pequeños
simultáneos: los rasgos distintivos. Éstos relacionan las unidades abstractas
"fonemas" con las propiedades acústicas y articulatorias de las variantes en que
las que se materializan. Los rasgos distintivos son los últimos constituyentes de
una lengua y es posible definir el fonema como una matriz de rasgos.
Tampoco hay un total acuerdo sobre los fonemas que se neutralizan. Además,
existen discrepancias que tienen su origen en una aplicación errónea del modelo
estructuralista: nos referimos a la caracterización como oclusivas de las
consonantes sonoras bilabial /b/, dental /d/ y velar /g/, y como sordas de las
fricativas interdental / / y alveolar /s/.
cerrada i U
media e O
abierta a
sor. son. sor. son. sor. son. sor. son. sor. son. sor. son. sor. son.
Oclusiva
Nasal
Vibrante
simple
Vibrante
múltiple
Fricativa
Lateral
Neutralizaciones
Indica Alarcos (1965: 180) que "los casos de neutralización de los fonemas
consonánticos españoles ocurren, sobre todo, en posición final de sílaba, esto es,
en la distensión silábica, situación en que no sólo se relaja la articulación, sino
también el inventario de fonemas es menos numeroso que en otras situaciones
[...]". Esta distribución defectiva hace que ninguna de las oposiciones de
consonantes en las que intervienen como términos / /, / /, /f/ y /x/ se neutralicen,
debido a que estos fonemas aparecen en muy pocas palabras en la distensión
silábica.
1) Las nasales:
El carácter nasal de /m/, /n/ y / / los sitúa frente a los fonemas orales y establece
entre ellos oposiciones neutralizables. La realización de las nasales neutralizadas
en la distensión silábica está condicionada por el contexto fónico: el punto de
articulación se asimila a la consonante siguiente, tanto en el interior de palabra
como en el enlace entre palabras:
Lo único que tiene valor fonológico en esta posición es el archifonema nasal /N/ y
no son pertinentes las distinciones de localización. Por ejemplo, en la
palabra concha no tenemos un fonema nasal palatal sino el archifonema nasal. En
posición final absoluta, ante pausa, existe el mismo tipo de neutralización que en
la distensión silábica: ni /m/ ni / / aparecen en esta posición y el representante
fonético de la neutralización es el fonema nasal alveolar /n/, por ejemplo, álbum ['
. ].
2) Las laterales:
Por tanto, tampoco son pertinentes las distinciones de localización y el único valor
fonológico es el archifonema lateral /L/. Ante pausa, nunca aparece el fonema
lateral palatal (pertenecería a palabras de origen no castellano) y el representante
fonético de la neutralización es el fonema lateral alveolar: Sabadell [' . . ].
3) Las vibrantes:
Estos fonemas se oponen por el rasgo [flojo / tenso], pero es una correlación que
sólo es pertinente en posición intervocálica. En todas las demás posiciones el
número de vibraciones no es relevante: el archifonema vibrante /R/ puede
realizarse como [ ] (o en su variante fricativa [ ], en una pronunciación relajada) o
[r].
4) La correlación sorda / sonora y, por tanto, conjuntamente, la de plosión /
fricción WHYNY
1) Nasales:
En todo caso, Martínez Celdrán (1989: 51) no está de acuerdo con la opinión de
Alarcos de que en español se neutralizan todos los fonemas nasales: "el fonema /
/ no parece que tome parte de dicha neutralización, a no ser que consideremos
las parejas don / doña o desdén / desdeñar, que son fósiles de una neutralización
histórica". Se ha de hablar de distribución defectiva: el fonema / / sólo aparece en
posición inicial de sílaba; en posición final sí aparecen [m] y los alófonos
labiodental, dental, alveolar, palatal y velar de /n/. Además, la nasal palatal / /
tiene una realización propia, distinta a la de /n/ palatalizada; no parece que [n j] y [
] sean una misma articulación, a pesar de la afirmación de Navarro Tomás.
Observamos que el razonamiento de Martínez Celdrán es semejante al de Quilis.
2) Laterales:
3) Vibrantes: ESTRELLA
/r/ Distribución
/ /
+ - (4) Formando grupo consonántico con /p/, /t/, /k/, /b/, /d/,
/g/ y /f/
Al describir el sistema fonológico del español, Alarcos afirma que los fonemas
sonoros /b/, /d/ y /g/ se oponen, como términos de la correlación de sonoridad, a
los archifonemas sordos /p-f/, /t- / y /k-x/. Martínez Celdrán (1989: 78), señala que
con este planteamiento se concibe /p-f/, /t- / y /k-x/ como unidades más
estrechamente emparentadas que /p-b/, /t-d/ y /k-g/, cuando las neutralizaciones
indiscutibles de estos tres pares de fonemas indican lo contrario. Añadiremos que
los archifonemas sordos que menciona Alarcos son el resultado de su
organización de los rasgos distintivos, pero no responden a la realidad lingüística;
de hecho, no los vuelve a mencionar cuando describe las neutralizaciones de los
fonemas del español.
Para Martínez Celdrán (1989: 86), es preciso desterrar el par binario [sordo /
sonoro] al caracterizar el sistema fonológico del español. El mismo Alarcos (1965:
72) indica que "Cuando en la realización fonética varias de estas oposiciones
aparecen combinadas, especialmente la tensión y la sonoridad, es pertinente el
rasgo que en la posición de neutralización tiene carácter negativo". No es la
sonoridad lo que hay que tener en cuenta, sino la tensión. En los finales de sílaba
y de palabra lo que predomina es la relajación. El término no marcado es el
relajado. Por ejemplo, /t/ está marcado positivamente por su tensión y el término
neutro será la relajación que presenta /d/.
En posición final absoluta hay distribución defectiva de los fonemas /p/, /b/, /k/,
/g/ y /t/, ya que sólo aparecen en cultismos y extranjerismos, por
ejemplo: handicap, club, bistec, déficit. Las personas cultas tienden a pronunciar la
consonante final, pero lo más frecuente es su elisión. De los fonemas
pertenecientes a esta correlación, el único que no tiene restringida su ocurrencia
en la posición final de palabra es /d/.
Señala Martínez Celdrán (1989: 53-54) que, de los fonemas estridentes / /, /f/ y
/x/, sólo el primero no tiene restricciones de ocurrencia en la distensión silábica; en
cambio, para /f/ y /x/ también se ha de hablar de distribución defectiva, tanto en el
interior como al final de palabra.
Son variantes contextuales: oclusivas, tras pausa y nasal (en el caso de la dental,
también tras lateral); aproximantes, en cualquier otro contexto. El problema es
determinar a qué fonemas corresponden estas tres series de sonidos.
Algunos autores incluyen tres consonantes oclusivas sonoras /b/, /d/, /g/ en el
inventario de fonemas del español: Trager (1939), Quilis y Fernández (1975), RAE
(1973), Alcina y Blecua (1975). Sin embargo, siguiendo los presupuestos
estructuralistas, estas consonantes no pueden ser definidas como oclusivas,
puesto que ésta es una particularidad que no comparten todas sus variantes. Este
hecho también ha sido señalado en la bibliografía:
Alarcos (1965: 171) indica que "los fonemas sonoros /b, d, g/ son indiferentes a
la correlación interrupta-continua"; también en su gramática (Alarcos, 1994: 31) los
define como fonemas sonoros, no como oclusivos. Marcos Marín (1984: 80) y
Quilis (1993: 195 y 202) señalan igualmente la no pertinencia del modo de
articulación para caracterizarlos. La crítica de Canellada y Madsen (1987: 12 y 39)
también se inscribe en el pensamiento estructuralista: consideran que los fonemas
/b/, /d,/ /g/ no pueden ser definidos como oclusivos porque cada uno de ellos tiene
dos realizaciones, una de las cuales es no oclusiva, y en los análisis fonológicos
un fonema nunca debe definirse con un rasgo que contradiga una de sus
variantes. En los mismos términos se pronuncia Martínez Celdrán (1989: 76).
Caracterización fonológica de las consonantes fricativas interdental / / y
alveolar /s/. SHYRLEY
Sin embargo, la RAE (1973), Alcina y Blecua (1975), Quilis y Fernández (1987),
Canellada y Madsen (1986) y Quilis (1993) definen estos fonemas como fricativos
sordos, sin tener en cuenta que el resultado de la vibración de las cuerdas vocales
no es pertinente. Dicha caracterización es cuestionada por otros autores.
Marcos Marín (1984: 78) ejemplifica la diferencia entre los rasgos distintivos y
no distintivos con el caso del fonema /s/. Existen rasgos que no son pertinentes en
la caracterización de un fonema, puesto que no sirven para diferenciarlos de otros,
pero que aparecen en los sonidos en que se realiza: "En el caso de la /s/ esos
rasgos son su condición de alveolar, dental, etc., o de sorda o sonora. Un sonido
concreto tiene que ser sordo o sonoro, y tener un lugar de articulación preciso,
pero en el caso de la /s/ esos rasgos no son pertinentes, ya que pueden darse
cualquiera de ellos sin que la interpretación del fonema varíe". El autor caracteriza
/s/ como consonante, oral, fricativo, siseante. Aunque no se explicite, la misma
explicación es válida para no definir a / / como sordo.
Alarcos (1994: 32) señala que realización habitual de estos fonemas es sorda,
aunque se sonorizan en contacto con consonante sonora; para definirlos sólo es
pertinente el rasgo fricativo. En su manual de fonología española, el mismo autor
no mantiene una postura tan clara. Recogemos la crítica de Martínez Celdrán
(1989: 76): "E. Alarcos clasifica ambos fonemas como sordos en sus cuadros.
Luego, en la 'definición fonológica' que proporciona de cada fonema dice que / /
es sordo frente a /d/, pero cuando ha de definir /s/, omite el rasgo sordo".
Atendiendo al par [grave / agudo], los alófonos bilabial, ladiodental y velar de /n/
han ser caracterizados como graves, y los alófonos interdental, dental y alveolar
como agudos. Atendiendo al par [denso / difuso], los alófonos palatalizado y velar
de /n/ han de ser caracterizados como densos, y los alófonos bilabial, labiodental,
interdental y dental como difusos. Por consiguiente, estos pares binarios no serían
pertinentes en la caracterización del fonema, siguiendo el principio de la no
contradicción con los rasgos de sus alófonos.
Para Navarro Tomás (1946: 13-14), los diptongos son una única entidad
fonológica; se basa en las siguientes evidencias:
(i) La existencia de pares mínimos: celo / cielo, vente / veinte, tuerca / terca
/ turca; lo que hace diferentes a las palabras de estos grupos no es la
presencia o ausencia de [ ] o [ ] sino en el contraste que se establece entre
vocales y diptongos.
(ii) La falta de independencia fonética de las semivocales y
semiconsonantes: no tienen una individualidad definida porque no pueden
aparecer aisladas en posición intervocálica o interconsonántica.
Alarcos (1965: § 96) determina que los diptongos están formados por dos
unidades. Aplica las reglas propuestas por Trubetzkoy (1973) para determinar la
naturaleza monofonemática de un grupo de sonidos:
(i) Según la 1ª Regla, "Un grupo de sonidos pueden ser considerados como
realización de un único fonema sólo cuando sus componentes [...] no se
reparten entre dos sílabas" (Trubetzkoy, 1973: 49). Todos los diptongos
crecientes y los decrecientes [ ] [ ] y [ ] cumplen este requisito, pero [
], [ ] y [ ] se reparten en sílabas sucesivas cuando van seguidos de
vocal: rey [' ] / reyes [' . ], hoy es tarde [' . . . ]. Además, dos
vocales en contacto en el decurso tienden a realizarse como diptongo,
obviamente, difonemático: las cinco y media [ ].
También Martínez Celdrán (1989: 30-32) concluye que los diptongos son la
combinación de dos fonemas y no una única entidad fonemática. Sigue los
presupuestos de Martinet (1971: 113), que defiende la conmutación como prueba
suficiente para decidir si un grupo de sonidos corresponde a uno o más fonemas:
"Dos sonidos sucesivos no representan con certeza dos fonemas distintos más
que en el caso de que ambos sean conmutables, es decir, si se puede obtener
una palabra diferente sustituyéndolos por otro sonido. Es importante tener en
cuenta que la conmutación es perfectamente válida si se hace con cero". Martínez
Celdrán demuestra que las interjecciones del español ¡ay!, ¡au!, ¡huy!,
¡ah! presentan todas las posibilidades de conmutación: del segundo elemento, del
primer elemento y con cero; al igual sucede en otras unidades del léxico: n(i)eve /
n(u)eve, m(i)edo / m(Ø)edo, novi(o) / novi(a).
Sin embargo, las glides también han sido asignadas como variantes a los
fonemas consonánticos /j/ y /w/; es la opinión de Bowen y Stockwell (1955, 1956 y
1960) y Hara (1973). Este autor cita el manual de Politzer y Stambach (1961), para
la enseñanza de español como lengua extranjera, en el que también constan
como alófonos de fonemas consonánticos. La obra de Pottier muestra cambios de
opinión en este tema: en su primera reseña a la Fonología Española, de Alarcos
(Pottier, 1952), expresa su desacuerdo con el fonólogo español y considera las
glides y las consonantes palatales como variantes combinatorias de un fonema
consonántico, que contrastaría con la vocal /i/; pero en una nueva reseña a la
misma obra (Pottier, 1954) se desdice de su afirmación anterior. En este apartado
resumimos la polémica entre Bowen y Stockwell (1955 y 1956) y Saporta (1956);
aunque sean estudios que tratan el español de América y su modelo de lengua no
es el nuestro, son de gran interés por la novedad de la propuesta que se discute.
También recogemos la opinión de Hara (1973).
Alarcos (1965) coincide con Trager (1942), pero basa su argumentación en las
reglas de Trubezkoy para la distinción entre fonemas y variantes:
(ii) Según la Regla 4ª, "Dos sonidos, aunque se ajusten a las condiciones
de la 3ª Regla, no deben ser considerados como variantes de un mismo
fonema cuando pueden hallarse contiguos, es decir, formando grupo fónico"
(Trubetzkoy, 1973: 45). Sin embargo, en español no existen las
combinaciones *[ ], *[ ], *[ ], *[ ].
Para Alarcos (1965: 153), el fonema /i/ tiene una variante prenuclear, otra
postnuclear y un núcleo silábico; de igual modo que /u/. Reconoce el parentesco
de los sonidos palatales, vocálicos y consonánticos, pero esa diferencia
articulatoria (vocal - consonante) impide que se les deba considerar
manifestaciones de un mismo fonema: es una diferencia funcional, ya que las
vocales pueden formar sílaba por sí solas, no las consonantes; estos sonidos no
se oponen en el sistema, sino que contrastan en el decurso.
Aunque no haya contraste con /i/ y /u/ en estos dos últimos ejemplos, la presencia
de fricción palatal y fricción velar en sus realizaciones permite la asignación de los
alófonos a los fonemas consonánticos /j/ y /w/.
(2) Los alófonos fricativos pueden aparecer tanto en posición inicial como
intervocálica.
En las secuencias formadas por /consonante + glide + vocal/, los fonemas /j/ y
/w/ tendrían un estatuto similar al de los líquidos /l/ y / / en los grupos
consonánticos iniciales de sílaba. Éstos, por tanto, podrían estar formados por dos
o tres consonantes (/consonante + líquida/; /consonante + glide/; /consonate +
líquida + glide/). Los autores no aportan ejemplos de estas combinaciones.
Cuando los fonemas /j/ y /w/ ocurren en posición final de palabra ante otra que
empiece en vocal ha de haber una juntura que rompa las ambigüedades del tipo
/'aj+'una/ - /a'juna/, donde la realización como fricativa sólo se daría en el segundo
ejemplo, en el primero sería una glide. Esa misma juntura es la que se ha de
asumir en posición inicial, los casos de /ia'bisto/ - /ja'bisto/, para que exista
contraste fonémico.
Según el análisis de Alarcos (1965: 154), la conjunción y (fonema /i/) tendría las
siguientes realizaciones (que se describen mediante rasgos distintivos):
Para Martínez Celdrán (1989: 80) los análisis fonológicos sobre la caracterización
fonemática de las glides han sido mal enfocados: "[...] existe un prejuicio en el
fondo: los elementos pre y postnucleares de la sílaba son nucleares; no así los
marginales. Este prejuicio es el que hace que se vean como fenómenos extraños
entre sí las diferencias entre núcleo y margen silábicos, por una parte, y
fenómenos semejantes, núcleo y seminúcleos, por otra; pero si los contemplamos
a todos ellos como posiciones diferentes de la sílaba capaces de contrastar en el
decurso y de determinar al sistema, formarán paradigmas diferentes las
consonantes, las glides y las vocales".
(2) El fonema glide labiovelar / / sólo tiene dos alófonos; no entra en procesos
de resilabación porque no aparece en posición final:
Tabla 12: Distribución de los fonemas /i/ y /u/, según Macpherson (1975)
Por otro lado, el fonema /g/ entre una vocal y el sonido [ ] semiconsonante
puede realizarse como cero fónico:
agua [á a] ~ [á a]
Para Hara (1973: 191-193) las variantes consonánticas velares [gw] (un
hueco) y [ w] (hueco, huidizo) deben ser consideradas fonológicamente como
realizaciones de un fonema velar labializado /gw/. Esos alófonos estarían en
distribución complementaria en posición interior: tras consonante [n] se realiza
[gw] (un hueso); en cualquier otro contexto, [ w] (el hueso). En posición inicial
absoluta se neutralizarían: /gwébo/ se puede realizar indistintamente como
[gwévo] o [ wé o].
Las distribuciones presentadas por Hara y el empeño de neutralizar [g w] y [ w]
han sido criticados por Monroy Casas (1980: 89). Las pronunciaciones [gwévo] y [
wé o] se han de interpretar fonológicamente como /gwébo/, mientras que [wé o]
correspondería a /wébo/. De igual modo, [a wa] es /ágwa/ y [áwa], /áwa/. Sin
embargo, no es posible la realización de guateque /gwatéke/ como *[watéke], ha
de ser [gwatéke] o [ watéke], según el contexto. En estos ejemplos se observa
que [w-] es intercambiable con [gw-] y [ w-], pero no viceversa.
https://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/12958/6/Tema2.pdf
https://prezi.com/yakv5rtkht6i/diferencia-entre-fonema-y-alofono/
http://elies.rediris.es/elies4/Cap4.htm
https://didactalia.net/comunidad/materialeducativo/recurso/fonos-alofonos-y-
fonemas/8803e6ad-7332-4306-a72e-0a9a4b258936