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LA EUTANASIA
CAPITULO I
Voluntad anticipada
La palabra eutanasia proviene del vocablo griego Eu: bueno, y thanatos: muerte, que significa
“morir bueno”, pero actualmente este término hace referencia al acto de ocasionar la muerte que
no se da por causas naturales.
La eutanasia siempre ha sido un tema muy polémico y puede analizarse desde varios puntos de
vista, como es: medico, religioso, político, filosófico, económico, ético, moral, etc. Por lo cual su
enfoque puede ser variado, esto depende de la perspectiva que se maneje.
Veámoslo del punto de vista médico, este está relacionado con diferentes tipos de enfermedades
incluyendo las terminales. Dentro de esta perspectiva nos podemos encontrar con la eutanasia
negativa que consiste en “dejar morir en paz” al enfermo sin proporcionarle los medios para
conducirlo a la muerte
Otro tipo es la eutanasia personal que se realiza a petición del interesado, de sus familiares o en su
defecto de un tercer interesado para evitar dolores y molestias del paciente, para rematar heridos
agonizantes o por simple elección libre del paciente que juzga más humano hacer del morir un
acto personal de elección.
En cambio del punto de vista religioso, por ejemplo, un católico se opondrá rotundamente debido
a los principios que ha recibido en su educación y que les son recalcados por Santo Tomas de
Aquino “Dios da la vida y él es el único que puede quitarla” “El dolor humano es una oportunidad
divida para aprender a purificarse”. Lo que elimina totalmente toda posibilidad de eutanasia
dentro de esta ideología.
Por ejemplo, en los países como Canadá, algunos estados de los Estados Unidos (como Obregón),
algunas áreas de Australia, Holanda y Japón, la eutanasia esta aprobada legalmente.
EUTNACIA LEGAL
Otros países como México, Camboya, Colombia, Nicaragua, algunos países de los Estados Unidos y
la mayoría de los países latinoamericanos, penalizan esta práctica.
Ahora, si nos enfocamos desde el punto de vista ético y moral nos encontramos con sociedades
que tienes costumbres, creencias y principios muy variados, que dependen de su historia, nivel de
cultura, etc.
Algunas personas se oponen firmemente a cualquier situación que atente contra la vida humana.
En cambio existen otro tipo de sociedades más relajadas en donde toman la muerte como algo
muy natural, inclusive hay lugares en donde el suicidio es algo legal y los ciudadanos lo ven como
una capacidad de elección de cuando terminar con sus propias vidas y esto se debe a los avances y
retrocesos de la moral de los diferentes lugares, a la ideología, educación y lo ya mencionado
anteriormente.
Otro factor que tiene peso en la decisión de la eutanasia, es el aspecto económico. En una
situación en que la curación del paciente es nula, y solo el esfuerzo económico es muy grande para
poder prolongarle la vida, automáticamente la balanza se inclina hacia la eutanasia, ya que ese
dinero puede ser útil para algo de mayor productividad.
Por este mismo motivo mucha gente argumenta que los pacientes se asustarían al estar en una
situación similar o de menor grado por que sus médicos los podrían matar, pero es todo lo
contrario, el doctor continuara trabajando para mejorar la salud y calidad de vida de paciente,
siempre y cuando ponga en práctica su ética profesional.
Por otra parte desde un punto de vista muy estricto se juzga inmoral todo procedimiento
conducente a la eutanasia, se opina que deberían proponerse pistas más abiertas para situar la
conciencia moral en relación con las situaciones distanásicas.
*vidas mantenidas mediante reanimación. Si se llega a comprobar que ha tenido lugar la “muerte
clínica” (muerte irreversible de la corteza cerebral) no tiene sentido mantener la vida en estado
vegetativo, en tales situaciones no es considerado inmoral detener el tratamiento distanásico.
* Situaciones en que “el dejar morir” es recomendable. Existen situaciones en las que no hay
obligación de prolongar la vida humana y en las que se puede dejar morir el paciente, a fin de
liberarlo del “encarnizamiento terapéutico” y hacer posible una muerte digna.
Popularmente como “agonía serena o muerte dulce, muerte por piedad”. En un sentido más
técnico sería “muerte sin sufrimiento ocasionada a quien padece una enfermedad incurable o
dolorosa”.
Es la muerte provocada por propia voluntad y sin sufrimiento físico, en un enfermo incurable, a fin
de evitarle una muerte dolorosa. La práctica consiste en administrar las drogas, fármacos u otras
sustancias que alivien el dolor del paciente aún que con ello se abrevie la vida de este.
Caen fuera de este concepto las muertes causadas a enfermos ancianos, enfermos mentales y
otras muertes como homicidio y asesinato, tampoco se considera Eutanasia, no aplicar al enfermo
incurable un medio extraordinario de costo muy elevado o de tecnología sofisticada que pueda
procurar el alargue de la vida del paciente, pero no su curación.
Es indudable que el primordial derecho que puede asistir hoy a todo ser humano es el de la vida,
pero cuando este derecho se ve afectado por unas lamentables condiciones de salud, cabe
preguntarse si se esta cuidando la vida o prolongando la agonía que nos puede llevar a la muerte.
Y en un momento así ¿Qué debemos hacer?...
Estos medios con los cuales se causa la muerte pueden coincidir todos en una intervención
positiva, por ejemplo, en una sobre dosis de píldoras conciliadoras del sueño o en otra clase de
medicinas, o una inyección de cloruro de potasio, que cause de inmediato la muerte. A veces se
usa el término “dar una muerte piadosa” para esta clase de intervención. Con todo, lo normal es
que se le llame Eutanasia positiva, activa, o directa. En cambio se llama Eutanasia negativa, pasiva
o indirecta a la omisión de un tratamiento eficaz, o sea, al hecho de no prolongar el proceso de
morir por medio de máquinas o aparatos que mantiene la vida del paciente, como por ejemplo, el
respirador artificial. Congreso de ciudad de mexico ha aprobado una ley revolucionaria según la
cual, cualquier habitante de más de 16 años podrá acogerse al derecho a que su vida no sea
prolongada de forma artificial en caso de sufrir una enfermedad terminal.
Los partidarios de esta ley insisten en que no se trata de una legalización de la eutanasia, si no de
la aplicación de la "ortotanasia", es decir una "muerte correcta", según lo explica la diputada Paula
Soto. Del mismo modo, han querido hacer hincapié en que a lo largo del texto legal se distingue
entre los términos de "curar" y "cuidar", es decir, que la ley sólo se aplicará cuando la curación sea
médicamente imposible y todo tratamiento al enfermo terminal se reduzca a un cuidado para
alargar artificialmente su vida.
TIPOS DE EUTANACIA
Cabe dentro de esta definición distinguir entre dos formas: directa o indirecta.
Eutanasia activa directa: es aquella en que la acción que se realiza tiene como efecto inmediato la
muerte del sujeto
buscado como bueno, como aliviar el dolor del paciente, y otro efecto paralelo no querido, que es
la muerte del mismo.
El objeto de este ensayo es aclarar en que caso es necesario aplicar Eutanasia, saber si es
necesario por parte del paciente algún documento que acredite que esta dispuesto a someterse a
la Eutanasia, y como fin práctico el ensayo me sirve para profundizar mis conocimientos a cerca de
este concepto que se utiliza en casos determinados en que se decide la muerte de un paciente que
ya ha sido desahuciado.
CAPITULO II
DESARROLLO
Es indiscutible el derecho del paciente a decidir sobre su propio tratamiento, por lo tanto se
reconoce el derecho a morir de un paciente terminal, pero bajo condiciones legales
cuidadosamente determinadas, lo que implica la necesidad de otorgar a su consentimiento valor,
siempre que se haya informado previamente. No es menos cierto que le asiste al paciente el
derecho a negarse a recibir tratamiento si lo estima conveniente a sus intereses personales. El
derecho del paciente se encuentra restringido por el requisito de escribir un documento, que debe
ser renovado de tiempo en tiempo de acuerdo con diversas estipulaciones para que conserve su
validez. Todo paciente crítico hospitalizado sin un documento “Esta es mi Voluntad o Testamento
Vital”, ajustado a la ley, corre el riesgo de que lo sometan a tratamientos inútiles que prolongan su
proceso de morir.
La preocupación principal de cualquier legislación sobre la muerte natural debería ser afirmada, de
manera práctica, el derecho natural de cualquier persona a no ser sometida a tratamientos
inútiles. El Estado no nos concede este derecho. Hablando con más propiedad, él debe venir en
defensa de tal derecho, ya que lo tenemos en virtud de nuestra propia naturaleza.
Yo creo que es uno de los términos más apropiados que se le puede dar a la Eutanasia, ya que por
lo que he podido constatar el la investigación para este ensayo, he notado, que dentro de los
propósitos de la Eutanasia esta el hacer de la muerte de un paciente terminal algo lo menos
doloroso posible, teniendo en cuenta que dicho paciente ya no tiene esperanzas de vida, y ha
debido aguantar todo el sufrimiento que conlleva una enfermedad de dichas características, por lo
que se trata de acabar lo más pronto posible con tales padecimientos y procurar al paciente una
muerte que sea algo así como una liberación de los calvarios soportados en vida, por lo cual es
correctamente llamada una muerte sin dolor, ya que como explique antes y a mi parecer se trata
de liberar al paciente se su sufrimiento, por medio de algún método que lo le produzca dolor.
El 5 de mayo de 1980 la Santa Sede promulgó un documento con el título: “Declaración sobre la
Eutanasia”. Aquí se repite la doctrina tradicional de la Iglesia Católica expuesta por Pío XII y luego
la aplica a las condiciones actuales. Allí se afirma:
“No se puede imponer a nadie la obligación de recurrir a un tipo de tratamiento que, aunque ya
esté en uso, todavía no está libre de peligro o es demasiado costoso. Su rechazo no equivale al
suicidio; significa más bien o simple aceptación de la condición humana, o deseo de evitar la
puesta en práctica de un procedimiento médico desproporcionado a los resultados que se podrían
esperar, o bien una voluntad de no imponer gastos excesivamente pesados a la familia o a la
comunidad”.
¿ Quién esta autorizado para tomar la decisión de dejar morir a un enfermo terminal sin que se
prolongue innecesariamente su proceso de morir?
De acuerdo con el orden de la naturaleza, tal derecho corresponde a aquellos que tienen el deber
de velar por tal persona. Tales son los miembros de la familia, los padres, los cónyuges, hijos y
parientes cercanos. Este derecho no pertenece a las autoridades públicas, ya que, los ciudadanos
no son propiedad del Estado. De acuerdo con el principio de subsidiaridad las autoridades públicas
poseen tal derecho y tal deber sólo cuando no existen miembros o deudos competentes de la
familia que ejerciten este derecho.
México DF., enero 08 de 2008. En los últimos meses, el marco jurídico y legal de la capital del país,
ha experimentado modificaciones que la han colocado a la vanguardia en lo que se refiere a la
adecuación y actualización de las leyes con las prácticas y hábitos de su población.
La reciente aprobación de la Ley de Voluntad Anticipada elaborada por la Asamblea Legislativa del
Distrito Federal (ALDF) el pasado 4 de diciembre, y que se publica el día de hoy en la Gaceta Oficial
del DF, se suma a los esfuerzos legislativos que representan grandes avances en materia de
reconocimiento y respeto a los derechos humanos de los habitantes de esta ciudad.
Con la aprobación de esta Ley, propuesta por el partido Alternativa, se faculta jurídicamente a
cualquier persona afectada por una enfermedad crónico-degenerativa para que decida si acepta o
no tratamientos terapéuticos que de manera innecesaria prolonguen su vida y atenten en contra
de su dignidad como persona.
El ejercicio de este derecho será posible mediante la suscripción ante Notario Público de un
Documento de Voluntad Anticipada, el cual es una herramienta jurídica en la que participa el
médico tratante, para que cualquier enfermo en fase terminal decida continuar o no con su vida,
previo conocimiento sobre los límites del tratamiento terapéutico que recibirá.
La ley, que únicamente se aplicará en la capital del país con excepción de los hospitales del
gobierno federal, exhorta a quien suscribe este documento a firmar una cláusula donde se exprese
su voluntad para donar órganos y tejidos que ayuden a salvar otras vidas, para esto, también se
modificaron la Ley de Salud y el Código Penal del Distrito Federal.
Otro aspecto relevante de esta nueva legislación, es que resulta vinculante con otras leyes
recientemente aprobadas como la de Sociedades de Convivencia, pues la fracción tercera del
artículo 7, faculta a los familiares y otras personas para suscribir el Documento de Voluntad
Anticipada cuando el enfermo en etapa Terminal se encuentre inequívocamente impedido para
manifestar por sí mismo su voluntad.
Para lo anterior, los signatarios deberán acreditar con el acta correspondiente el parentesco a que
hay lugar.
Pero es el artículo 19 de la Ley de Voluntad Anticipada el que la vincula de manera directa con la
Ley de Sociedades de Convivencia, pues a diferencia de años atrás, en que cuando alguno de los
integrantes de una pareja del mismo sexo enfermaba gravemente, sólo los familiares de primer
grado podían tomar decisiones excluyendo al compañero o compañera de vida de la persona en
etapa terminal.
En estos casos, las repercusiones para la pareja no eran sólo de orden emocional, sino también
económico, pues en la mayoría de las ocasiones, los familiares reclamaban los bienes materiales y
la despojaban del patrimonio construido de manera común. La historia del sida está plagado de
experiencias injustas en este sentido.
El citado artículo establece que podrán suscribir el Documento de Voluntad Anticipada el o la
cónyuge, y en su fracción segunda menciona específicamente a el concubinario o la concubina, o a
el o la conviviente.
También se faculta a los hijos mayores de edad consanguíneos o adoptados, a los padres o
adoptantes, a los nietos mayores de edad, y a los hermanos mayores de edad o emancipados. El
signatario fungirá a su vez como representante del mismo para los efectos de cumplimiento a que
haya lugar.
Con el reconocimiento jurídico obtenido por las parejas del mismo sexo el 9 de noviembre de
2006, luego de que el pleno de la ALDF se pronunciara por la aprobación de la LSC con 43 votos a
favor, 17 en contra y cinco abstenciones, en la capital del país se ampliaron las libertades
ciudadanas y comenzó un proceso para desterrar las prácticas discriminatorias y violatorias de los
derechos humanos.
En resumen, la aprobación de esta nueva ley y sus vínculos con otras consideradas vanguardistas
como la de Sociedades de Convivencia, son un buen signo de la coordinación que debe existir
entre legisladores y votantes en materia de respeto a las libertades individuales en el Distrito
Federal, ciudad que no obstante el permanente acoso de grupos ultra conservadores, se mantiene
a la vanguardia en la lucha contra las diversas prácticas discriminatorias y en una constante
búsqueda de avance democrático.a
CAPITULO III
Estadísticas de la Eutanasia
La agencia Angus Reid Global Monitor destacó el pasado 8 de mayo el tema de la eutanasia en
México en la que subrayan entre otros aspectos que:
* De acuerdo con una encuesta de la empresa Parametría, el 59% de los encuestados piensan
que los doctores deben tener el derecho legal para terminar con la vida de una persona que sufre
de una enfermedad incurable, a petición de sus familiares o del mismo paciente. El 35% de los
encuestados no está de acuerdo con lo anterior.
* El pasado 22 de abril, el Senado votó (70 contra 0) a favor de legalizar la eutanasia pasiva, lo
cual permitiría a los doctores retirar el medicamento a los pacientes, pero no, por ejemplo,
suministrar venenos.
* La agencia destaca que justo en este mes, en que se discutió la propuesta de ley, DEMAC
publicó la traducción al español del libro “Jean murió a su manera” de Derek Humphry, obra que
apareció en inglés hace 30 años y que narra la historia real de una mujer que optó por la
eutanasia.
* Soloo se podrá revocar lao revocársela voluntad anticipada cuando: (a)el llenaddo de la
solicitud se realice bajo amenaza contra el enfermo o suscriptor (b) se realice con animo de
obtener un beneficioo provecho del enfermo. (c) cuando el enfermo no presente claramente su
voluntad oo cuando medie alguno de los vicios del consentimiento establecido en el código civil
vigente para el distrito federal.
CAPITULO IV
.CONCLUSIÓN:
Hoy día, gracias a los avances de la medicina se consigue alargar significativamente la vida de los
pacientes, pero no siempre se tiene en cuenta la voluntad de estos, ocasionándoles con esa
continuación una vida llena de graves padecimientos.
Junto a los avances de la medicina encontramos que los ordenamientos jurídicos se esfuerzan en
proteger la vida humana de tal modo que quede por encima de otros valores jurídicos. Se puede
decir que no hay ningún Estado en el que esté legalizada la Eutanasia voluntaria activa, como
mucho encontramos atenuaciones para las penas de los autores de la misma. Pero lo que sí ocurre
es que, en ocasiones, los tribunales no han sancionado a estos ejecutores, siempre que la persona
que fue objeto de la eutanasia consintiera voluntariamente o se tratase de personas mantenidas
artificialmente con vida.
Si se analiza la situación de las personas que solicitan la práctica de la eutanasia, nos encontramos,
además de al paciente, a los familiares del mismo y a los médicos que les atienden. En cuanto a los
familiares, son ellos muchas veces los que solicitan que no se siga manteniendo con vida a sus
seres queridos cuando la situación en la que ven que se encuentran tan sólo alarga sus
sufrimientos innecesariamente. En cuanto a la postura de los médicos, en muchas ocasiones se
oponen a la práctica de la eutanasia, bien por ir en contra de sus convicciones o bien por miedo a
las consecuencias legales.
Muchos de estos problemas se evitarían si se admitiese la validez de los testamentos vitales (Esta
es mi Voluntad), ya que, en ellos se expresa la voluntad del paciente, evitándose así que deban ser
otras personas, como los familiares, a los que se somete a una situación muy dolorosa, las que
decidan por ellos.
Como opinión personal me gustaría agregar que cada persona debe tener derecho a dirigir su vida
hasta el final y a decidir en cualquier momento lo que más le conviene. No se puede admitir la
existencia del derecho al libre desarrollo de la personalidad para luego anularlo en un momento
concreto de la vida del ser humano como en este caso, al final de la misma, porque aunque sea el
final de la vida sigue siendo vida y por lo tanto el ser humano tiene también en ese momento el
derecho a dirigirla.
Por otro lado, si el suicidio no está penado, no parece muy coherente que sí castigue a quien
auxilie a un suicida porque realmente está cumpliendo los deseos de éste. Sin embargo, resulta
complicado saber si realmente se están cumpliendo los deseos de la otra persona porque el
consentimiento puede ser revocado en cualquier momento y en consecuencia el enfermo podría
arrepentirse en el último momento y renunciar a su derecho a morir.
En conclusión, mientras los ordenamientos jurídicos protejan la vida como derecho fundamental,
base de los demás derechos humanos, será difícil que se dé una legalización de la Eutanasia.
Para apoyar la eutanasia es necesario realizar un análisis profundo y reflexivo al respecto, sin
dejarse influir por las concepciones morales y religiosas que cada uno de nosotros posee, lo cual es
sin duda difícil, pero consideramos que al existir un derecho a la vida y todo cuanto ello implica, la
dignidad y libertad de la persona humana, es también imprescindible que exista un derecho a
morir dignamente y esto se traduce en la eutanasia positiva, que es una salida válida para un
enfermo terminal que ya no desea sufrir más, es una decisión íntima y personal, que sólo
corresponde tomar a la persona en cuestión.
La vida es el valor esencial y debe ser protegida por el Estado con todos los medios posibles, pero
no podemos dejar de lado la parte humana del tema y ser honestos al señalar que la muerte debe
ser lo menos traumática y dolorosa posible y esta alternativa ofrece la eutanasia, la cual dista de
ser un crimen, sus motivos son de misericordia tanto para el que sufre como para aquellos que lo
rodean.
No debemos olvidar, como antes señalábamos los motivos humanitarios frente al sufrimiento
innecesario de un enfermo terminal solo se alarga su agonía y no su vida.
Al reconocer que la vida humana encierra un valor absoluto, no negociable, la aceptación de leyes
como la eutanasia cualquiera que sean los motivos y los medios, esta dirigida a poner fin a la vida
de personas disminuidas, enfermas o moribundas, lo cual es moralmente inaceptable y constituiría
un retroceso inadmisible
Cada Hospital debe tener criterios establecidos y un comité de etica que se encargue de estas
solicitudes y verifiquen el cabal cumplimiento de la actuacion del equipo medicos
Evitar ambigüedades e inexactitudes legales que dejen una puerta abierta para atropellar
impunemente a cualquier ciudadano indefenso por intereses ajenos ya sea de sus propios
familiares o de terceros, con fines de tráfico de órganos e intereses de los herederos.
Es imposible concebir que en nuestro país se acepte una práctica que atente contra la vida, del
modo en que se vea la eutanasia en cualquiera de sus formas es un asesinato, aún cuando se
escude en razones de índole humanitarias.
El derecho a la vida contemplado es base de nuestro ordenamiento jurídico y el Estado, que se
encuentra al servicio de la persona humana no puede ni debe permitir la aplicación de este
atentado contra la vida, la cual debe proteger y no brindar los medios para acabar con ella.
No podemos obviar que todas las religiones rechazan la práctica de la eutanasia, siendo la religión
católica el más acérrimo enemigo de la eutanasia, dado que Dios nos entrega la vida y sólo Él
puede determinar en que momento acaba, sin intervenir el hombre del modo en que sea.
La práctica de la eutanasia contraviene todos los principios éticos y morales que sustentan nuestra
sociedad, atenta contra los valores religiosos en los cuales se ha sostenido durante siglos la Iglesia
Católica.
BIBLIOGRAFÍA:
- http://www.20minutos.es/noticia/317609/0/eutanasia/ortotanasia/mexico/
- http://www.aciprensa.com/noticia.php?n=8541
PROTOCOLO DE INVESTIGACION
EN MEXICO
I. Introducción
Ahora bien, por lo que se refiere a los argumentos contrapuestos, es común encontrar su
fundamento en el hecho de que el médico tiene como función la de salvar vidas y no destruirlas.
Sin embargo, dicha proposición que al parecer luce razonable, al reflexionar seriamente sobre ella,
emergen excepciones a la regla, dependiendo de las circunstancias de cada caso. Así, la iglesia
católica señala en relación al sufrimiento y al uso de analgésicos que a pesar de la valoración de
éste, no se puede pedir una actitud heroica al enfermo, y la prudencia cristiana aconseja el uso de
medicamentos que alivien el dolor, aunque como efecto secundario acorten la vida del paciente.
Sin duda existen logros en la conquista del dolor, pero esta no ha sido completa, más aún cuando
el dolor físico no constituye el único sufrimiento y va acompañado de otros malestares inevitables
como el vómito incontrolable, la incontinencia de esfínteres, deglución dolorosa, etcétera. En ese
sentido, el médico al aplicar narcóticos y sedantes para aliviar o reducir el dolor, cuando con tal
conducta se acorta necesariamente la vida del paciente, dicho galeno está practicando la
eutanasia, aunque estrictamente no se trate de una eutanasia voluntaria
II. JUSTIFICACION
Al respecto será correspondiente para el Congreso de la Unión construir un sistema jurídico que
garantice el Derecho a la eutanasia, y al mismo tiempo impedir convertir la muerte en un negocio
a una salida fácil o en recurso para ocultar la ineptitud medica.
III. objetivos:
GENERALES:
2. Reelaborar y delimitar el contenido y los alcances del derecho a la vida, dignidad humana y
buena muerte, a partir del sistema de los derechos humanos.
En México en especial, la libertad más absoluta, está siendo confundida cada día más,
imperando en nuestro sistema el lucro y la intolerancia, debido a que en determinadas situaciones
legales se hace caso omiso a la norma jurídica y en otro tipo de circunstancias se aplica en exceso,
lo cual es claro que no se adecua a las necesidades de la época que estamos viviendo y al no haber
nuevos ordenamientos que no regulen un nuevo estado de cosas, es común ver que
constantemente se violen los ordenamientos legales y se evada la acción de la justicia, por lo que
el derecho en México debe abarcar más campos, siendo así la Eutanasia.
Vivimos en una época de profundos cambios sociales, políticos y económicos los cuales deben
encaminarse a una humanización y protección a la integridad física y moral, otorgando en su caso
al que lo solicite la facultad de disponer de su persona, cuando se trate de una enfermedad
insoportable, incurable que trae grandes sufrimientos, por lo que la muerte sin dolor, puede ser
una alterativa, siempre y cuando no haya otra alternativa que ayude aminorar el dolor que padece
el enfermo grave, también es más humano actuar por compasión para ayudar a morir, que
permitir sufrimientos.
Nuestra legislación no contempla, ni regula la Eutanasia por lo que en caso de que una persona la
practicara incurriría en un tipo penal del Homicidio, agregando que en cada tipo de delito de
Homicidio las circunstancias varían, esto a la forma como se da el delito se configura la conducta,
misma que puede variar.
VI. importancia del tema
Existen cosas más preciadas que la vida vivir no es algo necesario, pero sí lo es vivir dignamente, ni
el infortunio ni un destino adverso deben desalentarnos para continuar viviendo, en tanto que se
pueda vivir dignamente como corresponde hacerlo a un hombre.
“Ley General de los Derechos de las Personas en estado Terminal”, fue presentada por los
diputados federales que fue presentado por los diputados federales Eliana García Laguna y Rafael
García Tinajero, quienes explicaron que la propuesta que el suicidio asistido no se castiga, además
de la elaboración en testamentos cuando los enfermos precisen el grado de sufrimiento que están
dispuestos a soportar antes de ser asistidos para morir esta misma reforma se plantea para
reformar el Código Civil y Código Penal para que el suicidio asistido no fuere asistido en casos de
una petición expresa, libre, reiterada, seria e inequívoca del entorno terminal, se aplique por un
médico y cuente con la autorización del Comité de Bioética.
VII. Hipótesis
1. La Ciencia, las Leyes y las religiones influyen conforme a las decisiones que tomamos sobre
a la Eutanasia.
IX. Metodología
Las técnicas que vamos a utilizar en nuestra investigación son técnicas documentales porque
es una investigación con base a libros paginas códigos etc.
XI. Capitulado:
Justificación
Objetivos
Planteamiento
Capitulo 1
Beneficios de la eutanasia
Capítulo 2
La legalización en México
XII. Cronograma
Selección de métodos y técnicas del 22 al 29 de septiembre
Entrega de la tesis
INTRODUCCION
Pero, ¿en realidad será un homicidio o un acto de compasión? Eso es lo que queremos plantear y
difundir con esta investigación, para que la sociedad este informada de lo que es una Eutanasia y
loa beneficios que trae consigo.
Hablaremos de manera muy general, tanto sus definiciones y tipos de la eutanasia, así como
algunos artículos que pueden amparar este supuesto homicidio, y el porque es necesario
legalizarla.
En el primer capítulo expondremos los antecedentes y referencias históricas sobre este tema,
explicando su origen y diversas maneras de ver el suicidio asistido. Mencionaremos distintas
definiciones adoptadas por algunos tratadistas para comprender mejor de lo que se hablará en los
capítulos posteriores. Finalmente expondremos la clasificación que se le puede hacer a la
eutanasia desde distintos panoramas.
En el tercer capítulo se explicarán las opiniones de diversos especialistas que utilizan como
argumentos para su postura a favor o en contra. Estos son personajes del Siglo XX.
-SINTOMAS Y CAUSAS-
En México, se presenta una gran problemática sobre la situación del homicidio, este se da por
problemas: maritales, venganzas, riñas, robo, herencia, recompensa económica, etc.
Pero nos enfocaremos más en la “Eutanasia”, que en México por no estar legalizado se le clasifica
como homicidio.
A la eutanasia, se le define como la acción u omisión por parte del médico con intención de
provocar la muerte del paciente por compasión.
* EUTANASIA ACTIVA: Es mediante una acción positiva que provoca la muerte del paciente.
Al ver los tipos de eutanasia nos enfocaremos en la EUTANASIA VOLUNTARIA: Que es la que se
lleva a cabo con el conocimiento del paciente, como mencionamos anteriormente, este es un
tema de conflicto por la negativa a su legalización.
Por esta situación nos hemos dado a la tarea de dar a conocer como se defiende o que procesos
legales pueden amparar a una persona que ha llevado a cabo la eutanasia voluntaria, cuando aun
en México se considera como homicidio.
JUSTIFICACION
Nos hemos dado la tarea de investigar un tema que se ha llevado a cabo en varias ocasiones, sin
que se tenga conocimiento exacto de este; la eutanasia. La falta de información y difusión en la
sociedad sobre este tema, nos ha llevado a un conflicto, ya que por una parte las leyes a la
eutanasia como un homicidio en el código penal federal, en el artículo 307 nos menciona que al
responsable de cualquier homicidio simple intencional, se le impondrán de 12 a 14 años de
prisión.
En cambio esto puede ser amparado por el artículo 305 del código ya mencionado, donde dice
menciona lo siguiente: No se tendrá como mortal una lesión aunque muera el que la recibió:
“Cuando la muerte sea resultado de una causa anterior a la lesión y sobre la cual esta no haya
influido o cuando la lesión se hubiera agravado por causas posteriores, como la aplicación de
medicamentos positivamente nocivos, operaciones quirúrgicas desgraciadas, excesos a
imprudencias del paciente o de los que lo rodean”.
Esto quiere decir que la eutanasia no es considerada totalmente un homicidio ya que en el artículo
nos menciona que no se tendrá como mortal una lesión, aunque muera el que la recibió, ejemplo:
En la eutanasia acelerar el proceso de duelo, que el enfermo pide voluntariamente.
A diferencia de lo que establece la ley. Las personas que la practican, la eutanasia a un familiar lo
ven como un acto de compasión, ya que involucran sentimientos, como la pena, lastima, tristeza
por el sufrimiento del enfermo.
Lo que queremos dar a conocer con este trabajo es que artículos, pueden amparar a un homicida
por eutanasia voluntaria.
Se nos hizo muy interesante este tema por el conflicto que hubo entre los diputados, por
legalizarlo, ya que había varios casos en el que en nuestro punto de vista, no se debe considerar
un delito, ni ser castigado.
A lo que queremos llegar con esto es que la población, esté informada, sobre el tema, así como
también como se pueden amparar a un homicida por eutanasia. De este modo, el pueblo pedirá la
legislación que se quedo estancada en la cámara de diputados.
OBJETIVO GENERAL
Analizar la posible legalización de la Eutanasia y así dar a conocer los beneficios obtenidos de esta,
para con el sujeto pasivo, como para el sujeto activo.
OBJETIVOS ESPECIFICOS
MARCO TEORICO
TITULO
1. ANTECEDENTES HISTORICOS
Empezaremos viendo ejemplos de suicidios que eran justificables en la época antigua que nos
presenta Juanatey.
Carmen Juanatey citando a Durkheim señala que muchos pueblos antiguos consideraban como
una vergüenza morir en cama o de alguna enfermedad tal como es el caso de los guerreros de
Dinamarca que para evitar dicha ridiculez tendían a suicidarse. Los godos pensaban que quienes
morían de manera natural estaban destinados a pudrirse en agujeros llenos de animales
venenosos. Otro ejemplo que da Juanatey es el de los visigodos quienes en las afueras de sus
ciudades tenían una roca elevada llamada "La Roca de los Abuelos" desde la cual lanzaban a los
ancianos cuando estos estaban cansados de la vida. Este no es el único pueblo del que se tienen
registros de estas costumbres además se encuentran los Tracios y Heráculos. Como homicidio
colectivo esta autora cuenta de como en Ceos los hombres al llegar a cierta edad hacían un
enorme festín donde todos alegremente bebían la cicuta para morir, hay registros de estas mismas
prácticas entre los Trogloditas y los Leres también.
Estas prácticas eran aceptadas por la forma en que asimilaban su vida diaria estas civilizaciones,
además la forma de pensar de sus habitantes era permisiva para estas costumbres, donde las
personas inservibles para la sociedad tenían que ser eliminados ya que posteriormente solo
constituiría una carga más para la cual la sociedad no tendría ningún beneficio productivo
sosteniéndolos. Como menciona Juanatey "El suicidio a través de un proceso de naturaleza
religioso-social, aparecía como un medio para eliminar de la sociedad a los inútiles y reducir costos
económicos... En la India antigua, los enfermos incurables eran conducidos a orillas del río Ganges,
en donde se les ahogaba con la introducción de barro en la nariz y boca"
El deseo de acabar con los enfermos incurables era para propiciar a las almas una vida mejor, pero
no está claro si se les beneficiaba de alguna forma, o si eran obligados a morir o no. En los
Cheyenes el suicidio y la amenaza de éste, funcionaban como medio para controlar la conducta de
las personas allegadas como mero capricho de los suicidas. Así, una hija resentida contra una
madre excesivamente estricta se quitaba la vida. También los hermanos que prometían a su
hermana al matrimonio y ésta escapaba con otro hombre luchaban en la batalla hasta la muerte.
Estos actos de llevar al allegado al suicidio eran considerados como si él mismo lo hubiera
asesinado y el responsable era desterrado.
Las prácticas de homicidios eran muy bien vistas. Menciona Kevorkian como los griego hace 3,000
años adquirían conocimiento médicos mediante el sacrificio ritual de los seres humanos.
Pero no esta muy claro del motivo por el cual los hombres primitivos tendían a ser sacrificados y la
misma Juanatey parece confundirse en esta cita: "En los esquimales... los ancianos que ya no
pueden contribuir con las cargas económicas no sólo pierden su derecho a vivir sino que
adquieren el derecho a que se les mate" El derecho a la muerte o como ella llama, que se les mate,
a mi parecer no es un derecho sino la pérdida del derecho a la vida. No creo que exista ni deba
existir el derecho a la muerte, que es, en lo que me basaré para el desarrollo de este tema. En su
defecto, el derecho a la vida pudiera renunciarse o no, pero no encuentro forma que en que el
derecho a la muerte pudiera ser garantizado por el estado en todo caso el estado según Juanatey
debiera acercar los medios para esto, pero iría claramente en contra del derecho fundamental de
la vida. Si pudiera haber un derecho con el cual habría conflicto sería con el de la libertad, pero
esto lo hablaré más adelante.
Pérez dice que al parecer en Atenas y en otras ciudades griegas, el Estado suministraba la cicuta a
quienes los solicitaran explícitamente para poner fin a sus sufrimientos. Agrega que para ellos la
palabra eutanasia no significa "ayudar a morir" sino que equivalía a la feliz y honrada manera de
morir que era el concepto que igualmente tenían los romanos.
Así también deja de manifiesto el poeta griego Poseidippos "Nada mejor puede el hombre pedir
en suerte a los dioses, que una buena muerte", refiriéndose a una muerte rápida y sin dolor.
Además se sabe que el emperador romano Augusto admiraba la muerte tranquila e indolora y
expuso su deseo de morir de esta manera.
Sin hacer más reparos en este capítulo exponemos textualmente como un médico griego del siglo
II de nuestra era rechaza la eutanasia: "Jamás es lícito a ningún médico procurar una muerte con el
propósito de poner término a mayores sufrimientos. Pero les está permitido, cuando no pueden
mitigar la crueldad de un mal presente, obnubilar la mente del enfermo con narcóticos y
somníferos." Esta es de las pocas frases en contra de la eutanasia que encontramos en la
antigüedad clásica en contra de la eutanasia que nos muestra que no toda la población estaba a
favor de esta práctica e incluso él ni siquiera lo deja a voluntad del individuo sino que
tajantemente dice que no debiera ser lícito.
2. EUTANASIA EN MEXICO
Vivimos en una época de profundos cambios sociales y políticos los cuales deben encaminarse a
una humanización y protección a la integridad física y moral, otorgando en su caso al que lo
solicite la facultad de disponer de su persona, cuando se trate de una enfermedad insoportable
incurable que trae grandes sufrimientos, porque la muerte sin dolor, puede ser una alternativa,
siempre y cuando no exista otra alternativa que ayude a disminuir el dolor que padece el enfermo.
Es más humano actuar por compasión para ayudar a morir, que permitir sufrimientos.
Algunos conceptos que nos van hacer de utilidad son los siguientes:
* FRANCISCO BACON: La eutanasia es un derecho que asiste a una persona para dar muerte a
otra por motivos de piedad, cuando los dolores son insoportables y no hay esperanza de salvación.
* LEON LATTES: La muerte dada a petición del enfermo doloroso e incurable, para acortar su
tormentosa agonía.
* RAUL GOLDSTEIN: Muerte sin dolor, sin sufrimiento, muerte dulce, en sentido estricto, es la
muerte provocada por un sentimiento de piedad para acortar el sufrimiento del agonizante.
EUTANASIA: La palabra eutanasia deriva del griego eu-thanatos cuyo término acunaba la voz
castellana eutanasia, eu (bien) y thanatos (muerte), buena muerte, tal concepto en el tiempo
actual tiene una gran connotación, cuando entra en pugna el derecho de morir con dignidad sin
necesidad de recurrir a adelantos médicos y tecnológicos.
* EUTANASIA DIRECTA: En este tipo de eutanasia, la muerte se pretende como fin para terminar
con los dolores y sufrimientos del moribundo, mediante la autorización de los médicos adecuados.
* EUTANASIA INDIRECTA: Consiste en emplear medios que supriman o suavicen el dolor, aunque
estos como efectos secundarios pueden abreviar el proceso del morir (abrevian la vida).
* EUTANASIA VOLUNTARIA: Es lo que se realiza, a solicitud del paciente, ya sea por reiterados e
insistentes peticiones o al menos con su consentimiento.
* EUTANASIA INVOLUNTARIA: Es la eutanasia impuesta en contra o sin contar con la decisión del
enfermo.
“Es una consecuencia inevitable para el ser humano, y esa consecuencia deriva del bien jurídico
tutelado llamado vida. Proviene del latín mors entendiéndose como la cesación de la vida,
suspensión permanente de todas las funciones corporales vitales.”
* ENFERMEDAD INCURABLE:
“Es el periodo más o menos prolongado que precede a la muerte real, a la muerte que sobreviene
lentamente.
En sentido medico es el estado que precede a la muerte en las enfermedades que en la vida se
extinguen gradualmente.”
* DOLOR:
* PIEDAD:
Nuestra legislación no contempla, ni regula la eutanasia por lo que en caso de que una persona la
practicara incurriría en un tipo de delito de homicidio las circunstancias varían, esto a la forma
como se da el delito se configura la conducta, misma que puede variar.
Por todo esto, el problema principal seria si debe legislarse a cerca de la eutanasia en nuestro país.
En varias ocasiones la última voluntad del paciente no la deja en escrito como lo establece el
código civil del estado de Puebla en el artículo 81 fracción l donde nos menciona: El que pretenda
disponer de su cuerpo hará saber por escrito su última voluntad a sus parientes próximos.
Así que por que considerarlo homicidio, si nuestra ley nos establece en nuestros derechos de
personalidad, que cada individuo tiene derecho de disponer de su cuerpo, esto quiere decir, que
cada individuo decide como morir dignamente.
MARCO CONCEPTUAL
AGONIA: Angustia y congoja del moribundo pena, aflicción extremada deseo, ansia vehemente de
algo.
CANON: Decisión o regla establecida sobre una disciplina, catalogo de los libros sagrados recibidos
por la iglesia católica.
CONNOTAR: Hacer relación. Significar la palabra dos ideas, una accesoria y otra principal
HOMICIDIO: Muerte causada a una persona por otra por lo común, la ejecutada sin razón y con
violencia.
PUGNA: Batalla, pelea, oposición de persona a persona entre naciones, bandos etc.
TERAPEUTICA: Parte de la medicina que ensena los preceptos y remedios para el tratamiento de
los enfermos.
HIPOTESIS
A mayor difusión del tema de la eutanasia en México, mayor probabilidad de su legislación y así
establecer claramente la distinción entre eutanasia y homicidio. Conocer los procedimientos
legales que puedan amparar a un homicida por eutanasia, disminuir los casos que existen por este
tema tan controversial.
VARIABLE INDEPENDIENTE
*Difundir en la sociedad sobre los beneficios que trae consigo la eutanasia tanto al sujeto activo,
como al sujeto pasivo.
VARIABLE DEPENDIENTE
*Teniendo conocimiento de las causas y efectos de la eutanasia y sus beneficios hay más
probabilidades de que esta se legalice
Dar a conocer sus causas y efectos.
ASPECTOS METODOLOGICOS.
TIPO DE ESTUDIO
Nuestro tipo de estudio es descriptivo, porque nuestro objetivo es familiarizar a la gente con el
tema de la Eutanasia, que en Mexicoe4s considerado como homicidio.
Así podemos decir que a mayor conocimiento del tema de la Eutanasia, tener una mayor
posibilidad de su legalización, y para que esto suceda; daremos a conocer: que es la eutanasia, que
tipos de eutanasia existen y el porque no se debe considerar un homicidio.
METODO
Nuestro método es una fusión del método de análisis y el método de síntesis, porque analizamos
el tema, tanto de lo simple, sus causas y efectos que componen el objeto del cual realizamos la
investigación.
FUENTES
FUENTES PRIMARIAS
*Llevaremos a cabo entrevistas a especialistas que hayan llevado casos de este tipo.
*Llevaremos a cabo un sondeo hacia la población, para saber que tanto conocen este tema.
* ¿Cree que su falta de legalización se debe porque la población este poco familiarizada con este
tema?
FUENTES SECUNDARIAS
MUESTREO
Le haremos el sondeo a 100 personas de la sociedad que escogeremos al azar, pero solo un 40%
sabe lo que es una eutanasia.
CONCLUSION
Todos los humanos estamos condenados a morir y el saberlo es símbolo de nuestra racionalidad. Y
como somos seres que razonamos todos estamos conscientes de que moriremos de una u otra
forma, sin embargo este procedimiento muchas veces es doloroso no solo para el sujeto sino para
los seres cercanos al paciente. Quien resulta no sólo una carga económica sino también
psicológica que puede ser devastador para toda una familia. Y es que la vida no tiene precio, debe
ser respetada y valorada como seres civilizados que somos.
Pero en ciertos casos es simplemente necia esta forma de actuar, ya que el atentar en contra de
los deseos mas profundos y convicciones que pudiera tener un individuo, su libertad para
expresarse y manifestar que hacer cuando por si mismo ha perdido toda ilusión o motivación por
continuar viviendo. Parecería mas grave el no dejar a una persona que a gritos implora que se le
escuche a la muerte misma.
Un médico debe hacer todo lo posible por mantener la vida, pero él mismo se da cuenta cuando
ya no tiene ningún sentido continuar luchando por ella, y como signo de respeto a la dignidad de
una persona debe hablarle claramente, sin mentiras ni falsas esperanza de su situación. Para que
de esta forma se decida en base a la moral del sujeto y sin que nadie intervenga viciando su
decisión, debiera procederse a cumplir con lo que manda.
Pero la ayuda al suicidio si es un delito en México aun y cuando sea bajo la voluntad del individuo
quien reciente el daño.
La madurez como sociedad no la hemos alcanzado ni creemos que se alcance a corto plazo y es
que el mayor logro que puede alcanzar una sociedad es tolerar y respetar a cada individuo
siempre y cuando se encuentren dentro de la naturaleza misma de la especie humana. Y no hay
nada más natural que la muerte.
Legalizarla no va a ser camino fácil y en un país como el nuestro donde la corrupción abunda haría
que los tramites fueran absurdos. Lo que es innegable, es que el debate continúa abierto y la
pregunta recaería en quién se haría responsable por las consecuencias o quien debiera tener la
última palabra para decidir si terminar o no con una vida humana.
BIBLIOGRAFIA.
* DÍAZ Aranda, Enrique. Del suicidio a la Eutanasia. México, Cárdenas, 1997, 230pp.
* GONZALEZ de la Vega, Francisco. Derecho Penal Mexicano. 10ed., México, Porrúa, 1970,
277pp.
* KUTHY Porter, José. Temas actuales de Bioética. México, s.e., 1999, 272pp.
En México en especial, la libertad más absoluta, está siendo confundida cada día más, imperando
en nuestro sistema el lucro y la intolerancia, debido a que en determinadas situaciones legales se
hace caso omiso a la norma jurídica y en otro tipo de circunstancias se aplica en exceso, lo cual es
claro que no se adecua a las necesidades de la época que estamos viviendo y al no haber nuevos
ordenamientos que no regulen un nuevo estado de cosas, es común ver que constantemente se
violen los ordenamientos legales y se evada la acción de la justicia, por lo que el derecho en
México debe abarcar más campos, siendo así la Eutanasia.
La ciencia, en especial la medicina a superado al derecho, surgiendo situaciones que si bien
encuadrarían en los tipos penales ya existentes, estas situaciones, por este avance médico, se
encuentran mal reguladas, ya que las nuevas situaciones generadas originan conductas, las cuales
salen del sentido que se quiso dar al crear un tipo penal, y si bien el derecho regula conductas
humanas, estas conductas que afecten bienes jurídicos tutelados por la sociedad deben estar
reguladas, pero no por similitud, se deben regular las diversas situaciones y crear tipos para cada
situación, ya que la constitución prohíbe imponer por simple analogía y aún por mayoría de razón,
pena alguna, y al variar la situación que origina el ilícito, debe considerarse y valorarse esa
conducta para encuadrarla en un tipo penal específico.
Vivimos en una época de profundos cambios sociales, políticos y económicos los cuales deben
encaminarse a una humanización y protección a la integridad física y moral, otorgando en su caso
al que lo solicite la facultad de disponer de su persona, cuando se trate de una enfermedad
insoportable, incurable que trae grandes sufrimientos, por lo que la muerte sin dolor, puede ser
una alterativa, siempre y cuando no haya otra alternativa que ayude aminorar el dolor que padece
el enfermo grave, también es más humano actuar por compasión para ayudar a morir, que
permitir sufrimientos.
Nuestra legislación no contempla, ni regula la Eutanasia por lo que en caso de que una persona la
practicara incurriría en un tipo penal del Homicidio, agregando que en cada tipo de delito de
Homicidio las circunstancias varían, esto a la forma como se da el delito se configura la conducta,
misma que puede variar.
Por todo esto, el problema principal sería si debe legislarse a cerca de la Eutanasia en nuestro país.
Algunos conceptos que nos van a hacer de utilidad son los siguientes:
EUTANASIA: La palabra eutanasia deriva del griego eu-thánatos cuyo término acuñado a la voz
castellana eutanasia, eu (bien) y Thanatos (muerte), buena muerte, tal concepto en el tiempo
actual tiene una gran connotación, cuando entra en pugna el derecho a morir con dignidad sin
necesidad de recurrir a sofisticados adelantos médicos y tecnológicos, el tema de la eutanasia
tiene un enorme interés, no solo académico, filosófico, ético, legal, sino que principalmente
práctico, para el médico que atiende y da tratamiento a los enfermos, muchos de ellos con
dolencias malignas, degenerativas neurológicas entre otras más por consiguiente incurables.
1.- Los que establecen que la eutanasia es un derecho que debe de tener cada individuo, para dar
muerte a un enfermo incurable:
FRANCISCO BACÓN. La eutanasia es un derecho que asiste a una persona para dar muerte a otra
por motivos de piedad, cuando los dolores son insoportables y no hay esperanza de salvación.
OSVALDO ROMO PIZARRO, es la práctica que se traduce en el supuesto derecho para matar a una
persona anticipándose a la llegada de la muerte a fin de suprimir su dolor, provenientes de una
enfermedad o lesión incurable.
2.- Los que hacen referencia a la voluntad del enfermo, la cual siempre debe de existir:
LEÓN LATTES, la muerte dada a petición del enfermo doloroso e incurable, para acortar su
tormentosa agonía.
JUAN PALOMAR DE MIGUEL, muerte sin sufrimiento físico y en sentido estricto, provocada de esta
manera o voluntariamente.
3.- Aquellos individuos que actúan por piedad y provocan la muerte del enfermo:
QUILINO M. POLAINO LORENTE, es una muerte dulce y tranquila que se procura dar a los
enfermos incurables y a los moribundos antes de que su vida se extinga en una agonía amasada
con sufrimientos y sin esperanza.
RAÚL GOLDSTEIN, muerte sin dolor, sin sufrimiento, muerte dulce, en sentido estricto, es la
muerte provocada por un sentimiento de piedad para acortar el sufrimiento del agonizante.
* Enfermedad incurable.
* Que la muerte se de a petición del sujeto, por su familia o por sus guardadores.
Eutanasia directa
Eutanasia indirecta
Eutanasia voluntaria
Eutanasia involuntaria
Eutanasia pasiva (negativa): La eutanasia pasiva o por omisión, es aquella en que se priva de los
servicios médicos terapéuticos a una persona, porque se considera que en su enfermedad ya no
tiene posibilidades de mejorar, es decir, es imposible la recuperación del enfermo. La
denominación de pasiva se refiere a no utilizar los medios de inútil prolongación de la vida que en
el lenguaje clínico se denominan “distanásicos”, o sea, se deja morir al enfermo de su muerte
natural.
Eutanasia directa: En este tipo de eutanasia, la muerte se pretende como fin, y para terminar con
los dolores y sufrimientos del moribundo, mediante la autorización de los médicos adecuados para
ese objeto. Directamente y por medios occisivos se termina con la vida humana, sobre todo en
casos dolorosos y de enfermedades incurables.
Eutanasia indirecta: Consiste en emplear medios que supriman o suavicen el dolor, aunque estos
como efectos secundarios pueden abreviar el proceso del morir (abrevian la vida).
Eutanasia voluntaria: Es la que se realiza a solicitud del paciente, ya sea por reiteradas e
insistentes peticiones o al menos con su consentimiento.
Eutanasia involuntaria: Es la eutanasia impuesta en contra o sin contar con la decisión del
enfermo.
SUJETO PASIVO: Que consiste en privar en el peligro de muerte de algún medio terapéutico
necesario, se refiere a la abstención de medidas convenientes para vencer los obstáculos que se
oponen a la prolongación de la vida.
Se piensa que este tipo de Eutanasia es inhumano, por el gran abandono de las obligaciones
médicas, que implican una gran falta de responsabilidad moral.
AGENTE ACTIVO: La Eutanasia activa es toda acción que procura directa y activamente la muerte
del enfermo. Se caracteriza porque se proporciona una sobredosis de algún tipo de droga,
generalmente depresor del sistema nervioso central.
Existe un hacer del sujeto sobre el sujeto pasivo, donde hay un involucramiento, existiendo la
intervención para producir la muerte o al menos acelerar su fin.
ELEMENTOS DE LA EUTANASI.
Enfermedad incurable.
Muerte: Es una consecuencia inevitable para el ser humano, y esa consecuencia deriva del bien
jurídico tutelado llamado vida. Proviene del latín Mors, entendiéndose como la cesación de la vida,
suspensión permanente de todas las funciones corporales vitales.
“Es la cesación o extinción de las funciones vitales. Es el fin natural del proceso evolutivo de toda
materias vida”
Enfermedad incurable: La palabra incurable significa que no se puede curar o no se puede sanar. El
concepto de enfermedad incurable ha sufrido demasiados variaciones a lo largo de la historia
médica, de acuerdo con la eficacia de los agentes terapéuticos de que se disponía en cada época.
Quizá el mayor cambio en el pronostico de este tipo de enfermedades se haya logrado en lo
últimos años, con la terapéutica eficaz contra ellos.
Agonía larga y dolorosa: Es el periodo más o menos prolongado que precede a la muerte real, a la
muerte que sobreviene lentamente (Guillermo Uribe Cuella). En un sentido médico es el estado
que precede a la muerte en las enfermedades que en la vida se extinguen gradualmente.
JUSTIFICACIÓN.
Es importante hacer esta investigación puesto que en nuestra ley fundamental existe un
estancamiento enorme, de muchos años, lo cual representa un verdadero problema
constitucional. La evolución normativa debe ir encaminada a otorgar lícitamente garantías bien
definidas de libertad, respeto y convivencia del hombre frente al Estado, con derechos y
obligaciones que deben ser compartidas.
En relación a la Eutanasia, el problema no es nada más constitucional, sino que también es social,
por su complejidad, que implica entenderla e interpretarla, debido a que es ajena a la idiosincrasia
mexicana, lo que constituye algo de rechazo y desconfianza, mismo que es entendible; por que
nuestros pueblos tienen gran fervor religioso y una serie de costumbres sociales muy arraigadas.
OBJETIVOS.
GENERAL:
ESPECÍFICOS:
HIPÓTESIS.
Considero que los legisladores deben, para legislar la Eutanasia, establecer claramente la
distinción entre Eutanasia y Homicidio; Lo cual pienso yo, se puede lograr mediante una acción
legislativa, siempre y cuando se establezca los móviles de piedad del agente y compasión.
Esta Hipótesis es una Hipótesis de Investigación puesto que a parte de cumplir con los cinco
requisitos que se necesitan para ser tomada en cuenta, cumple con la definición que se da de ésta,
“proposición tentativa a cerca de las posibles relaciones entre dos o más variables”
NTRODUCCIÓN
Debido al marco en que la sociedad vive hoy en día, para hacer un análisis sobre lo que es la
eutanasia jurídicamente frente al derecho a la vida, es necesario tratar este tema junto con el de
la dignidad del morir desde distintas perspectivas que circulan por la sociedad.
Respecto a la dignidad de morir o de muerte se pude decir que se reduce a dos posiciones polares.
La una proclama la dignidad intangible de toda vida humana, incluso en el trance del morir: todas
las vidas humanas, en toda su duración, desde la concepción a la muerte natural, están dotadas de
una dignidad objetiva, poseída por igual por todos: esa dignidad rodea de un aura de nobleza y
sacralidad inamisibles todos los momentos de la vida del hombre. La otra afirma que la vida
humana es un bien precioso, dotado de una dignidad excelente, que se reparte en medida
desigual entre los seres humanos, y que, en cada individuo, sufre fluctuaciones con el transcurso
del tiempo, hasta el punto de que puede extinguirse y desaparecer: la dignidad consiste en calidad
de vida, en fundada aspiración a la excelencia. Cuando la calidad decae por debajo de un nivel
crítico, la vida pierde su dignidad y deja de ser un bien altamente estimable. Sin dignidad, la vida
del hombre deja de ser verdaderamente humana y se hace dispensable: esa vida ya no es vida.
Entonces, anticipar la muerte es la solución apetecible cuando la vida pierde su dignidad.
Atendiendo a los preceptos jurídicos y religioso se busca desarrollar la hipótesis de este trabajo la
cual consiste en mostrar porque la tradición bíblico-cristiana proclama el respeto a la vida,
afirmando que la dignidad humana es compartida por igual por todos los hombres y asegurando
que esa dignidad no sucumbe al paso de los años ni se degrada por la enfermedad.
No es de maravillar —era perfectamente previsible hace muchos años sin necesidad de bolas de
cristal—, que poco después de la polémica sobre el aborto y su legalización, en mayores o
menores supuestos, llegaría la polémica sobre la eutanasia. Si bien se mira hay en la escalada de la
supresión vergonzante pero efectiva de la dignidad de la persona humana, una lógica implacable,
aunque coexista con declaraciones más o menos contradictorias. El bien tiene su lógica, pero el
mal también tiene la suya, que es peor.
Uno de los mayores debates éticos de nuestro tiempo lo constituye el tema de la eutanasia, que
junto con el concepto de suicidio asistido se centran en el viejo alegato acerca de la vida y la
muerte
En nuestra civilización la eutanasia constituye un desafío desde el punto de vista ético y también
legal. Algunos enfermos desahuciados piden que los dejen morir para que se acaben sus
sufrimientos. Ahí se presenta todo un dilema no sólo para los médicos y familiares, sino también
para la sociedad y los Estados modernos.
Hoy, la eutanasia significa la acción médica por la que se provoca la muerte de una persona
enferma. Precisamente lo que distingue la eutanasia en relación con el suicidio es el hecho de que
se trate de una persona afectada por una dolencia grave e incurable, es decir, para la que la
ciencia médica no pueda ofrecer alternativas.
JUSTIFICACIÓN
Atrapados en el dolor; víctimas de las llamadas enfermedades terminales, con sólo el apoyo de
meros paliativos médicos, en la mayoría de los casos por completo al margen de ayuda sicológica,
los desahuciados esperan la muerte sin tener derecho a decidir que se ponga fin de tajo a tanto
sufrimiento.
La sociedad mexicana, tan acostumbrada a reír a costa de la muerte y conmemorar a sus difuntos
con celebraciones más festivas que ninguna otra —complejos rituales para someterla, muestra
hoy al mismo tiempo tanta o mayor obstinación por alejar cada vez más de su cotidianeidad todo
aquello que le recuerde el dolor de la muerte o aliente su ilusión o esperanza de trascenderla.
OBJETIVO ESPECIFICO:
OBJETIVOS GENERALES:
RECONOCER A LOS MEXICANOS, NO SOLO EL DERECHO A UNA VIDA DIGNA, SINO TAMBIEN A UNA
MUERTE DIGNA.
• ANTECEDENTES DE LA EUTANASIA
| |El término “eutanasia” (literalmente, “buena muerte”) se refiere usualmente a causar la muerte
sin dolor de un individuo con una enfermedad | |
| |crónica o incurable. En el uso nazi, sin embargo, “eutanasia” se refería a la matanza sistemática
de los discapacitados mentales y físicos que | |
| |Se piensa que el planeamiento del programa de eutanasia empezó en julio de 1939. En octubre
de 1939 Hitler firmó una autorización secreta para | |
| |contra; esta autorización fué antedatada al 1 de septiembre de 1939, para sugerir que el
programa de eutanasia estaba relacionado con medidas de| |
| |guerra. El nombre de clave de esta operación secreta era T4, en referencia a la dirección de la
calle (Tiergartenstrasse 4) de la oficina que | |
| |Hitler ordenó parar el programa de eutanasia al fin de agosto de 1941, dado el conocimiento
público generalizado de la medida y la estela de | |
| |protestas privadas y públicas sobre las matanzas, especialmente de miembros del clero alemán.
Sin embargo, esto no significó el fin de la ||
| |continuó hasta los últimos días de la Segunda Guerra Mundial, creciendo y llegando a incluir
una amplia gama de víctimas: los llamados ||
| |Durante la fase inicial de las operaciones, de 1939 hasta 1941, alrededor de 70.000 personas
murieron en el programa de eutanasia. En el ||
| |El programa de eutanasia estableció el uso de las cámaras de gas y los crematorios para el
asesinato sistemático. Los expertos que participaron | |
En el mundo actual, el debate acerca de la eutanasia es cada vez más intenso y muchas personas
se manifiestan a favor o en contra de la eutanasia o el derecho a una buena muerte para evitar
sufrimientos físicos y psíquicos.
Pero sólo dos países, Holanda y Bélgica, tienen una legislación que permite la eutanasia. El 28 de
noviembre de 2000, el Parlamento de Holanda aprobó una ley que permite la eutanasia y el
suicidio con asistencia médica.
• El paciente y el médico deben contar con una segunda opinión médica que certifique que el
doctor del paciente ha cumplido con los requisitos de la eutanasia
• La terminación de la vida debe ser llevada a cabo en una forma médica apropiada
Dos años después, Bélgica despenalizó la eutanasia. Desde el 23 de septiembre de 2002, los
enfermos que están en fase terminal pueden solicitar la eutanasia cumpliendo ciertos requisitos:
• Un segundo médico debe confirmar que la enfermedad sea incurable y que el sufrimiento sea
insoportable
En nuestro continente, el estado de Oregon, que forma parte de Estados Unidos, es la única
jurisdicción que cuenta con una ley de muerte con dignidad. La legislación fue aprobada por los
votantes en 1997.
En otros países la eutanasia avanza hoy a grandes pasos: China, Alemania, Japón e India podrían
en breve anunciar su legalización.
Sin embargo, que la legalización de la eutanasia avance no significa que el debate ético haya
concluido o haya sido superado. Como se expone en el recuadro adjunto, los argumentos a favor o
en contra son válidos y habrá que recorrer un largo camino para que surja algún consenso,
deseable en momentos en que las divergencias entre las personas crecen.
|La cuestión de la eutanasia parece a primera vista un cuerpo extraño en un mundo y en una
civilización amante de la vida. Se le llama eutanasia para suavizar |
|lingüísticamente lo que todo el mundo reconoce como matar a una persona, aunque la persona
esté en un situación muy dolorosa, precaria, molesta o simplemente inútil. Como |
|sucede siempre que se trata de las cosas más importantes, tras las posturas prácticas se
encuentran visiones de fondo de la persona y aun-del-mundo. |
| |
|La violenta eliminación de las vidas molestas o inútiles no es un episodio aislado en nuestro
mundo, sino una consecuencia que, a pesar de la repugnancia natural, logra |
|imponerse como resultado de la lógica interna de la visión del mundo que nos configura.
|
| |
|fundamentales de la vida humana. Parece que si no se hace una revisión de fondo de los
presupuestos va a ser muy difícil impedir que se imponga lo que no es más que su |
|consecuencia lógica. Aunque también podría ser que la monstruosidad de la consecuencia sea la
que provoque la revisión y el rechazo de aquellos presupuestos. |
| |
|En la cuestión de la eutanasia hay implicadas muchas cosas, la más directa e importante de las
cuales es la propia visión de la vida humana. La expresión "vida" para |
|referirse a la persona humana está lejos de ser unívoca. Aunque pueda hablarse de vida orgánica,
y de funcionamiento fisiológico de los organismos vivos, el contenido más |
|vida, en sus diversas formas, en términos de relación con el mundo o con el medio. En este
ámbito, etólogos muy poco interesados en mostrar la diferencia específica de la |
|conducta humana respecto de la conducta animal, han ofrecido estudios muy significativos sobre
la peculiaridad de la conducta humana como comportamiento que eleva las cosas |
|del mundo con las que trata a la categoría de "objetos", de seres, que se consideran como siendo
en sí mismas, ob-iectum, como opuestas y distintas del sujeto personal que |
|las considera.
|
|Por esto, la vida puede definirse en su sentido más significativo por su relación a esos "objetos".
La vida no es separable de sus contenidos, es decir, de la relación con |
| |
|sus órganos materiales. Definir la vida por sus contenidos intencionales implica reconocer que la
vida puede tener niveles muy distintos de intensidad. Para alcanzar los |
|objetos en puridad es preciso una actividad muy intensa que haga que el ser que vive esté
particularmente despierto. Cuanta más calidad ontológica tenga el objeto en |
|cuestión, más intensa ha de ser la actividad de la vida que a él se refiera. Por esto la calidad de la
vida humana se ha podido expresar en términos de sueño o de vigilia. |
| |
|Vista la vida desde su dimensión intencional, es decir, desde su contenido, se está abocado a
considerar la actividad propia del ser vivo como acción inmanente y libre, y |
|también a considerar diferencias en la calidad de vida según la afinidad de ser con los objetos.
Esto significa considerar la virtud como perfección de la vida en cuanto que|
|dispone al sujeto vivo respecto a los posibles objetos-contenido de su vida (proyectos, valores,
objetivos, ideales). Es decir, esto conduce a considerar la naturaleza |
|humana como finalizada, que se perfecciona más con unos contenidos y se perfecciona menos o
incluso se daña con otros. |
| |
|negativa a pagar ese precio y, por tanto, por su negativa a considerar a la persona desde la
perspectiva que hemos expuesto brevemente. El giro que lleva a cabo la nueva |
|visión es no considerar la vida desde sus contenidos intencionales, sino desde las afecciones
subjetivas que esos supuestos contenidos intencionales le causa. En este modo |
|de ver se intenta hacer una separación nítida -errada y peligrosa- entre la afección del sujeto y el
objeto correspondiente. [...] |
| |
|Si no obstante se pretende esa separación, se hace en el presupuesto de que el estado subjetivo
del viviente es causado por un determinado objeto que es, en principio, |
|separable de él: se podrían disponer las cosas químicamente de modo que se provocara el mismo
efecto subjetivo. Parece que al primer derivado del ácido barbitúrico que tenía|
|efectos sedantes e hipnóticos se le puso el nombre de "veronal" porque tenía un efecto tan grato
que el que lo tomaba se encontraba tan bien como si estuviera en Verona. Es |
|del veronal. Las consecuencias de este cambio de perspectiva en la consideración de los diversos
estados en que se puede encontrar la vida humana son difíciles de |
|sobrevalorar.
|
| |
| |
|La primera de ellas es que potencialmente todos los estados de la persona se consideran
dominables técnicamente. El hombre ya no es considerado como un ser capaz de |
|relacionarse con los demás y por tanto posible sujeto de alegrías y dolores según reciba amor,
amistad, traiciones... sino como un organismo sobre el que se puede |
|intervenir. La alegría, el amor, la felicidad... ya no serán fines que han de ser buscados con el
atento y esforzado ejercicio de la libertad, e incluso con la ayuda de la |
|fortuna en el acontecer de las circunstancias. Ahora, con el cambio de perspectiva, han pasado a
ser estados neurofisiológicos que, en principio, son dominables |
|técnicamente. Ante los reveses o las desgracias de la vida ya no se pensará que hay que saber
sufrir con paciencia y fortaleza, sino que hay que acudir al técnico |
|farmacológico para que dé analgésicos o sedantes. Las virtudes han sido sustituidas por las
grageas. Sólo desde esta perspectiva puede entenderse la declaración de la |
|Organización Mundial de la Salud según la cual la salud a la que todos los hombres tienen -
químicamente- derecho incluye el "total bienestar físico, intelectual o social", |
| |
|Esta perspectiva tiende a subsumir todas las dimensiones de la vida humana en la dimensión
fisiológica, es decir, contempla todas las dimensiones de la vida desde la |
|exclusiva perspectiva de la causalidad material. Esto quiere decir que se tiende a producir una
identificación total entre el hombre y su cuerpo, y entre el cuerpo y su |
| |
| |
|La actitud concorde con esta perspectiva es la de eliminar cualquier tipo de experiencia humana
que conduzca a plantearse el problema de la trascendencia. Quizá la situación|
| |
|En esta perspectiva es donde se sitúa la eutanasia. Si la irrupción de la muerte no puede evitarse,
queda aún un medio para dominarla, para impedir que irrumpa con su |
|dominio arrebatador. Se le puede cerrar la puerta provocando, antes de que llegue la muerte
dominadora, la muerte no necesaria (cfr. J. Ratzinger, Escatología). |
|No se trata de un simple hedonismo, ni de un vitalismo orgánico. Éstas son algunas de sus
manifestaciones solamente. La mentalidad eutanásica es la muestra más patente de |
|que el hombre no está dispuesto a aceptar otros significados en el mundo aparte de los que él
ponga. Como expresó magistralmente C. S. Lewis hace casi medio siglo, este |
|propio hombre, en el cual dominio latía a su vez simple y llanamente la abolición del hombre.
|
| |
|La defensa de la eutanasia equivale a la defensa del suicidio. Ciertamente esta denominación, tan
propia de todos los sistemas hedonistas, aún no se ha manifestado en |
|plenitud, pero su contenido es inequívoco y, aunque por ahora resulta chocante, está ya en la
lógica dominante. Es lógico que en esta situación de confusión sobre cuestiones|
|fundamentales referentes a la vida humana, el quinto mandamiento del Decálogo -que es el que
ordena el cuidado de la vida del hombre- sea objeto de interpretaciones |
| |
|En la base de esas confusiones está la confusión radical entre vida de la persona y su vida
biológica. Confusión que es resultado del abandono de la perspectiva intencional |
|en la consideración del hombre y de sustitución por la perspectiva de los estados subjetivos. Esto
equivale a considerar exclusivamente al hombre desde la causalidad |
|la dignidad total del ser humano precisamente cuando era más patente que se lo estaba tratando
desde su corporalidad material. Estos ejemplos a que me reitero son la |
|dignidad que rodeó hasta hace muy poco la figura del médico, el peculiar sentido del honor que
se desarrollaba entre los militares y el ritual que algunas veces rodeó el |
| |
| |
|El médico, especialmente en el tiempo posterior al desarrollo científico de la medicina, tiene una
actividad propia que incide directamente sobre la corporalidad. La |
|medicina farmacológica o quirúrgica trata sobre todo con el cuerpo humano como sistema
bioquímico. Por esto se consideraba particularmente propio del médico un especial |
|desarrollo del sentido de la persona. "No existen enfermedades, sino enfermos". A quienes
trataban a la persona por su corporalidad se les pedía que tuvieran especialmente |
|despierto el sentido de la persona en su totalidad, para que de ese modo superasen el riesgo de
reduccionismo que tiende a imponer su método. Pero si el médico privilegia su|
|actividad científico-positiva -su competencia técnica- de modo que arrase sus preocupaciones
humanistas, aumentará su capacidad de dominio, pero dejará de ser médico y |
|pasará a ser un técnico, poseedor de habilidades ambiguas, indiferentes, que pueden usarse para
la finalidad que se decida. La medicina así quedará gravemente dañada, pues |
|no decae de una situación de nobleza a una situación indiferente. La transformación del médico
en un científico es altamente peligrosa, pues desde la nueva perspectiva la |
|tendencia será ver en el enfermo no una persona que sufre, sino "un caso" concreto dentro del
conjunto del progreso de una ciencia experimental. Como ha señalado Spaemann, |
|el lugar propio del médico está entre el brujo o hechicero - que, podríamos decir, pretende
actuar casi exclusivamente desde la causalidad formal-, y el científico - que |
|sólo considera la materialidad -. Si no debe confundirse con el brujo, tampoco debe confundirse
con el científico: con ambos debe guardar cuidadosamente la distancia. Y |
| |
|La milicia es otro ámbito en el que, por razón distinta, se trata a la persona desde una
consideración material. La guerra se basa en la violencia y la violencia es |
|mecánica. La actuación propia del militar en su ámbito propio es una actuación mecánica, y él
mismo se expone a ser tratado mecánicamente, es decir, desde la más nítida |
|materialidad. Quizá por esto la convicción de que la persona es más que su propia corporalidad
material afectable por la barra de acero afilada como la espada o por el trozo|
|de metal con gran cantidad de movimiento, tendió a expresarse por medio de un fuerte
desarrollo del sentido del honor peculiar propio de los militares. La vistosidad y |
|riqueza de los uniformes y ceremonias militares tiene más que ver con este sentido de la
dignidad y del honor de las personas que se instrumentalizan mecánicamente por su |
|corporalidad que con la necesaria homogeneidad de aspecto del ejército. Resulta significativo
que cuando el desarrollo de la técnica ha encubierto más a la persona del |
|guerrero, haciendo casi desaparecer el brillo de las virtudes heroicas, en las representaciones
futuristas de guerras estelares de ciencia ficción, aparecen personajes en |
|los que se da una curiosa mezcla de las tecnologías más sofisticadas, futuristas e incluso irreales,
con aspectos que parecen retrotraerse a los de los héroes de la guerra |
|de Troya: parecen personajes de las guerras antiguas con armas ambiguas, espadas de rayos
mortales, lanzas de láser, etc., etc., incluso naves espaciales con aspecto de |
| |
|Aunque pueda parecer más polémico o difícil de aceptar, aludiré también a algunos rituales de
ejecución de la pena capital. Hay aún gran contraste entre los sistemas |
|modernos de ejecutar la pena de muerte y ciertos sistemas antiguos. En algunos casos de siglos
pasados se realizaba de modo que el reo de ninguna forma era despojado de su |
|dignidad personal. Más aún, como su corporalidad iba a ser máximamente vulnerada, se
pretendía afirmar con el mismo énfasis la dignidad y el honor de quien iba a morir. En |
|golpe de espada: era muy posible que el golpe fallara, haciendo más torturante y difícil la
ejecución. También la decapitación en el tajo por golpe de hacha estaba a veces |
|rodeada de un ritual entre el verdugo y el reo (petición de perdón por parte del verdugo, entrega
de unas monedas por parte del reo para que realizara limpiamente su |
|trabajo) que mostraba que el que iba a ser decapitado sería despojado de su vida física, pero no
de su dignidad, ni de su honor. Por esto puede decirse que en esos casos no |
|Lógicamente, cuando se desemboca en la identificación sin residuos entre vida humana y vida
física, todas esas ceremonias y rituales resultan ridículos y macabros, la pena |
|de muerte o es abolida o se lleva a cabo de modo técnicamente seguro y poco doloroso. No es
casual que en la revolución más típica del racionalismo moderno, la Revolución |
|Francesa, la pena capital, ampliamente ejecutada, se realizara con un medio que, siendo
equivalente al hacha, le añadiera un cepo para asegurar mecánicamente el golpe. Pero |
|ejecuciones actuales o recientes tienen más parecido con el sacrificio de los animales que con las
ejecuciones antiguas a las que me he referido. |
| |
| |
|Me parece que, en este tiempo de lógica eutanásica, el mundo podría aprender mucho de
muchos pueblos antiguos, e incluso, por paradójico que pueda parecer, del modo como en |
| |
|En cualquier caso, sea la que sea la importancia que se le quiera dar a estos ejemplos, es
especialmente importante que el valor absoluto de la persona, su dignidad sean |
|imponiendo de modo más total y exclusivo, la afirmación de la dignidad, por enfática que sea,
resulta gratuita, injustificada y totalmente vulnerables, es decir, abocada a |
|la afirmación de M. Foucault cuando decía que "el hombre es un invento del siglo XVIII".
|
| |
|Nuestro tiempo requiere una superación decidida de la angostura del proyecto intelectual de la
modernidad, requiere que levante la cabeza de la pura perspectiva de la |
|causalidad material, del matematicismo, y descubra las formas, el exceso de forma que hay en el
existente humano, su hermosura, su vinculación con lo Absoluto, con lo |
|responderá: "de repente", sino "me gustaría hacer el último tramo de mi vida con plena
conciencia y en gracia de Dios". Entonces volverá a resonar, plena de sentido, la |
La eutanasia activa
RESUMEN
La eutanasia es una forma buena e indolora de procurar la muerte de los enfermos terminales y
desahuciados. Ha sido empleada por algunas sociedades primitivas y se sabe que, actualmente,
hay en el mundo estados como el popular chino donde las prácticas de infanticidio ante
malformaciones congénitas parecen corrientes.
La eutanasia se divide en pasiva y activa. En la primera se deja al devenir natural del organismo el
deceso de una persona retirando todos los sustentos médicos (salvo los mínimos) y dejando morir
al enfermo. La eutanasia activa ha surgido últimamente en las modernas sociedades dada la cada
vez mayor cantidad de enfermos que mueren en las salas de terapia intensiva.
El primer suceso se llevó a cabo en Holanda, donde en noviembre de 2005 se reguló la eutanasia a
recién nacidos con enfermedades incurables o malformaciones congénitas que impidan el
desarrollo. Para llevar a cabo ese procedimiento los médicos deberán guiarse por un proceso
deontológico e informar de sus actos a una comisión integrada por un catedrático en derecho de
la salud, un neonatólogo, un pediatra, un ginecólogo y un experto en ética. Las diferentes
perspectivas de los integrantes pretenden asegurar que la discusión sea plural y completa. Los
integrantes del grupo deberán informar sus conclusiones a la fiscalía general del Estado, instancia
que emitirá la última opinión.
Padecimientos como la espina bífida, en el cual la médula espinal queda expuesta al medio
ambiente; la trisomía 13, que produce daño irreversible en los órganos vitales y dolores intensos, y
las afectaciones propias de los prematuros, ya sea por la naturaleza de la enfermedad o a
consecuencia del tratamiento son, inter alia, algunas de las entidades consideradas. La ley ha
tenido cuidado de excluir de la lista de enfermedades a "quienes carecen de voz" como son los
recién nacidos con problemas menores, enfermos mentales o minusválidos.
Para que el procedimiento se lleve a cabo los padres deben solicitarlo. Se debe demostrar que el
enfermo esté sufriendo y que no tiene posibilidades de cura o de mejora, y se debe discutir la
forma en que se administrarán los medicamentos. Se calcula que en Holanda existen 15 casos por
200 mil nacimientos anuales y se sabe que entre 1997 y 2004 se ayudó a morir a 22 bebés, todos
con espina bífida.
El padre consideró que el sufrimiento que padecía su hijo era insoportable, por lo que decidió
ahogarlo con una almohada. Después del acto llamó a la policía para confesar y luego a su mujer.
"Por favor, no me juzguéis sin conocer todos los hechos", es la frase con la que Wragg sintetiza la
vida que llevó con su hijo y las razones por las cuales decidió, motu proprio, dar coto al
sufrimiento de su vástago. Agregó: "Fue un crimen por piedad". El jurado decidió declararlo
inocente de la acusación de asesinato y aceptar su confesión de homicidio con atenuantes.
La ley holandesa y la actitud de Wragg, como buena parte de los dilemas que enfrenta la ética
médica, no admiten, por fortuna, respuestas unívocas. Ambas posturas invitan a la reflexión. Si
bien tanto los padres como los médicos tienen la obligación legal de proveer cuidados médicos
óptimos para recién nacidos y menores con problemas graves de salud, los límites de estas
obligaciones son imposibles de definir. La política que debe prevalecer para atenuar ese brete
debe ser la que procure "los mejores intereses para el afectado".
Sin embargo, esa idea no es siempre nítida. Comparto algunas dudas: ¿cómo saber hasta cuándo
seguir si se entiende que no hay cura y que el deterioro es seguro?, ¿cómo determinar cuando el
sufrimiento es insoportable?, ¿cómo definir dignidad en ese grupo de pacientes?, ¿es lícito juzgar
a los padres cuándo éstos deciden poner fin a la vida de un hijo después de haber sopesado
diversas opiniones profesionales?, ¿es factible que los progenitores decidan acerca del destino de
sus hijos enfermos y sin posibilidad de cura?
La falta de nitidez nace precisamente por ese complejo espacio denominado "los mejores
intereses del afectado", que, cuando se trata de menores de edad, implica tanto a los padres como
al grupo plural encargado de revisar las cuestiones éticas de esos casos. La inmensa problemática
surge porque cada situación es distinta y porque los códigos rígidos, a diferencia de otras
circunstancias médicas, no sirven.
| |
| |
|Primeros pasos |
|De ahí que hasta el momento no existan, por supuesto, consenso ni puntos de referencia social
para dilucidar de manera clara si la |
|eutanasia es o no una opción válida para poner fin al sufrimiento de los enfermos terminales.
|
|Por lo pronto, el secretario de Salud, Julio Frenk, recomienda que el tema sea analizado por la
Comisión Nacional de Bioética y, al mismo |
|tiempo, solicita que se organicen foros y discusiones que incluyan las diferentes posturas y
analicen las salvaguardas existentes para la |
|“La vida humana es parte del código de ética de todo médico, por lo que no es válida
interrumpirla, a menos que haya condiciones |
|estipuladas bajo un marco ético riguroso”, resalta Frenk.
|
|Así, hablando por boca del secretario de Salud, el Estado decide sumarse a la propuesta del Poder
Legislativo para definir un asunto que |
| |
|Calidad o cantidad |
|Según datos de las autoridades sanitarias, la tercera parte de las muertes que se registran al año
se deben a enfermedades terminales: |
|artritis reumatoide, entre otras, padecimientos que afectan a la población mayor de 60 años, que
ha crecido de manera acelerada en las |
|últimas dos décadas. Este grupo utiliza servicios de salud con una frecuencia cuatro veces mayor
que el resto de la población y los que |
|Por ello la atención de la población anciana representará uno de los mayores retos, pues se suma
a la crisis de la seguridad social, que |
|afecta a la mayoría de las naciones del mundo, y México no es la excepción. El déficit financiero
de las instituciones de seguridad social |
|Una proporción significativa de los adultos mayores de 65 años en el país, alrededor de 45% de la
población, no tienen acceso a la |
|transferencias monetarias y materiales, así como los cuidados directos del paciente; sin embargo,
su capacidad para responder a este |
|problema ha ido disminuyendo debido a las crisis económicas y a la adaptación que exigen las
nuevas realidades laborales y sociales. |
| |
|Dulce muerte |
|Al igual que se habla de mantener una “vida digna” ha surgido la necesidad de abordar una
“muerte digna” a través de la eutanasia, |
|precisamente para las personas con una enfermedad discapacitante, progresiva y dolorosa.
Empero, se trata de un tema que ha causado |
|polémica en la sociedad mexicana, cuya cultura está fuertemente ligada a sus creencias y donde
gran parte de su existencia gira alrededor |
|Acabar con el sufrimiento y brindarles la posibilidad de terminar con la poca vida que les queda
de una manera “dulce” es lo que ofrece |
|este procedimiento. Y si bien la eutanasia llega a ser un acto humanitario para quienes están a
favor, en la mayoría de las sociedades |
|ayudar a morir a alguien, aun por decisión del propio enfermo, es castigado penalmente.
|
|La exposición de motivos de la iniciativa de la Ley General de los Derechos de las Personas
Enfermas en Estado Terminal, presentada por |
|legisladores del prd, destaca que la persona tiene el derecho a que se le reconozca la posibilidad
de disponer de su propia vida en |
|A partir de ello, legislar sobre la terminación voluntaria de la vida representa una lucha por el
reconocimiento del derecho a una “muerte |
|digna”, tal como mucho tiempo atrás lo expresó Séneca: “Es preferible quitarse la vida, a una vida
sin sentido y con sufrimiento. La |
|‘muerte indigna’ es aquella que prolonga sin misericordia la vida por medios artificiales, donde la
vida se va agotando lentamente y sólo |
| |
|¿Una necesidad? |
|Para debatir sobre su importancia y la necesidad de crear una Ley de los Enfermos Terminales se
realizó en octubre de 2002 un foro con la |
|práctica. |
|De esta forma la iniciativa propone reglamentar la práctica de la terminación voluntaria de la vida
como un derecho de los enfermos |
|a cinco años de prisión a quien preste auxilio para que otro se suicide y de cuatro a 12 a quienes
ejecuten la muerte como auxilio. |
| |
|La propuesta, como era de esperarse, enfrentó a los legisladores. Para unos México aún no está
preparado para abordar el tema, como lo |
|menciona la senadora del pan, Cecilia Romero, quien manifiesta: “No creo que
responsablemente podamos atacar el tema eutanasia si no |
|tenemos un marco de referencia que tiene que ver mucho con el respeto a los valores”. Y de
acuerdo con el senador priista Sadot Sánchez “no|
|tenemos necesidad o una urgencia por establecer disposiciones relacionadas con ese tema, no lo
hemos visto como una demanda social”. |
|Sin embargo la diputada del prd, Diana Bernal, considera que “sí estamos preparados y no
podemos aislarnos frente a un debate internacional|
|que a nosotros también nos ataca”. Antonio Soto, senador del sol azteca, menciona que la
eutanasia es necesaria “para que deje de estar |
|sufriendo (el paciente) y para que no sufra la familia que luego en muchos casos no tienen los
recursos suficientes que les permitan |
|La eutanasia, de acuerdo con la iniciativa de ley, deberá ser aplicada por un médico y
previamente avalada por un comité de bioética. |
|Habría asistencia sicológica y emocional, tanto al enfermo como a la familia. Así como un
Testamento de Vida para que las personas expresen|
|su voluntad en caso de llegar a una enfermedad terminal. La iniciativa fue turnada para su
análisis a la Cámara de Diputados. |
|El rechazo rotundo a dicha propuesta viene de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar de la
Conferencia del Episcopado Mexicano (cem), |
|El cardenal Norberto Rivera considera que la comunidad religiosa siempre se opondrá a que se
mate a las personas, pues todos los humanos |
|tienen derecho a la vida desde que se encuentran en el seno materno hasta el final de sus días.
|
|“Siempre el homicidio y el suicidio serán algo contra el proyecto de Dios, porque nosotros no
somos dueños absolutos de nuestra vida y a |
|nadie le es permitido poner un acto positivo con el cual se le quite la vida a otra persona”, señala.
|
| |
|A favor y en contra |
|morales y religiosas. La ciencia médica, por el contrario, se esfuerza para conservar con vida a los
pacientes en agonía y busca |
|solucionar el dilema que implica prolongar o no la existencia de manera artificial, con leyes que
permitan al paciente decidir si quiere o |
|necesario abrir el debate para determinar si la legislación actual responde a la realidad, o por el
contrario hay lagunas jurídicas que |
|aplicó clandestinamente a 10 mil personas—, país que ha puesto en marcha cursos de cuidados
paliativos para profesionales sanitarios y |
|El Estado tiene derecho de intervenir con la finalidad de asegurar que el paciente sea capaz de
iniciar y consentir tal disposición con |
|conocimiento de causa y no esté coaccionado ni por parte de la familia ni del personal médico.
|
|De esta forma la ley controlaría y regularía los acuerdos efectuados entre pacientes terminales y
sus médicos, con la finalidad de asegurar|
|que tales acuerdos se guíen respetando la autonomía del paciente individual. Pero la situación se
vuelve compleja cuando la gente no puede |
|menciona Schlüter. |
|En tanto, el médico especialista en bioética, Arnoldo Graus, resalta la existencia de cuatro puntos
contra la aplicación de la eutanasia: |
|religioso, cultural, peligro de sesgo y probable abuso. En los aspectos religioso y cultural explica
que la vida es considerada un valor |
|supremo cuyo respeto se pone en riesgo. Aunque con algunas diferencias de forma, todas las
religiones prohíben el suicidio asistido, |
|mientras que las más laxas dejan esta decisión como personal o una responsabilidad exclusiva del
consejero espiritual. |
|Por otro lado, la idea del abuso de la eutanasia se basa en el término slippery slope o pendiente
resbalosa, acuñado para referirse a la |
|eutanasia nazi mediante la cual se liquidaba a quienes tenían desventajas físicas, por mínimas
que fueran, en su afán de conservar la |
|pureza de la raza. |
|Kraus menciona que en la actualidad, debido a las presiones económicas y a que la medicina es
sumamente costosa, la |
|eutanasia podría producir muertes en viejos, alcohólicos, drogadictos, enfermos de sida, niños
con malformaciones e incluso a aquellos que |
|erosionan profunda e irreversiblemente la integridad y la vida del enfermo terminal. Desde esa
perspectiva, comenta, la eutanasia es más |
|En resumen expresa que una vez establecidos los lazos médico-paciente y bajo el entendido de
que el conocimiento del doliente y de sus |
|Entre los aspectos que han operado a favor se encuentra la conformación de sociedades más
democráticas, dilución del fervor religioso, |
|aparición de grupos ateos que exaltan el individualismo y que exigen control sobre su cuerpo, la
expansión del materialismo económico, que |
|hace ver la vida como una relación costo beneficio, los altos costos de la salud, la inversión de la
pirámide poblacional, donde se ha |
|Expone lo anterior Federico Ortiz Quesada, médico experto en bioética, quien precisa que debido
a los avances democráticos y científicos es|
|necesaria una profunda discusión y análisis que lleve a la reflexión del tema con los diversos
representantes de la sociedad, con el |
|propósito de establecer las normas de una práctica que debe seguir los más estrictos criterios
éticos. |
| |
|Experiencia mundial |
|En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en 1948 por la Organización
de las Naciones Unidas, se establece en el |
|artículo tercero el derecho a la vida, pero también garantiza, en el artículo quinto, el derecho a
no ser sometido a tortura ni a penas o |
|tratos crueles, inhumanos o degradantes, lo que ha sido utilizado como una ventana para la
aceptación de la eutanasia pasiva. |
|Después de 25 años de debate, en Holanda se autorizó en 2001 bajo estrictas condiciones que
permiten la eutanasia activa, pasiva o el |
|suicidio asistido y reconoce legalmente el testamento de vida. En fecha reciente se dio a conocer
que también analiza la posibilidad de |
|los Derechos de los Enfermos Terminales, que autorizaba al médico a dar muerte al paciente
terminal; sin embargo, en 1997 fue derogada. |
|En ese mismo año, en Oregon, Estados Unidos, entró en vigor la Ley Muerte con Dignidad, que
permite lo que se llama suicidio asistido, en |
|síquico también pueden pedir la eutanasia a su médico desde mayo de 2002. Pero en los casos en
los que no se sufre de un padecimiento |
|incurable también es posible recurrir a la práctica si el médico se toma un mes de reflexión y pide
el consejo de dos colegas. |
| |
|Tanatología: opción |
|Dado que la posibilidad de recurrir a métodos que lleven a los pacientes a una muerte digna se ve
como algo muy lejano, los especialistas |
|especializada para poder enfrentar cada una de las etapas previas al fallecimiento, las cuales no
sólo son padecidas por el enfermo sino |
|también por la familia y amigos cercanos. Teresita Tinajero, presidenta del Instituto Mexicano de
Tanatología, explica que ante la pérdida |
|de la vida, que representa la más fuerte y más profunda para el ser humano, se atraviesa por
varias etapas, que van desde la negación hasta|
|la aceptación. |
|de cada uno. Para ello es necesario crear instituciones especiales que brinden cuidados sólo a
pacientes terminales, conocidas como |
|hospices. |
|El especialista refiere que aliviar el dolor, la soledad, el aislamiento y asistir al enfermo
moribundo es sin duda un medio más compasivo |
|y efectivo de ayuda que la determinación de concluir con la vida humana, propia o ajena, y que
todos los involucrados en el proceso de |
|atención a enfermos terminales debemos tener en la mente y el corazón.
|
|“Antes que pensar en la práctica de la eutanasia deben mejorarse las condiciones del moribundo.
No se trata de ayudar a bien morir |
|sino a vivir bien hasta el último momento. Una buena muerte debe comenzar por el cuidado
compasivo al moribundo”, destaca. Sin embargo, |
|dadas las circunstancias actuales de descomposición familiar y social, aunadas a las deficiencias
hospitalarias y profesionales, la |
|de la sociedad— para enfrentar y solventar el dolor y sufrimiento de quien decide morir.
|
|Muerte y amor |
|Eutanasia y vida |
| |
|El marido de Terri Schiavo dice que ya no vale la pena que ella viva. Los padres de Terri dicen
exactamente lo contrario y están |
|dispuestos a hacerse cargo de su cuidado. El asunto sería sencillo, excepto por una cosa, Terri
está en una situación física extrema|
|necesitando ser alimentada mediante un tubo. Y eso ha hecho que el caso reciba una enorme
atención en los medios de muchas partes |
|del mundo. |
| |
|La discusión que del caso surge se hace complicada porque nos hace pensar en la vida y su
opuesto. En una solución racional del |
|caso, no hay en realidad que quitarle la vida intencionalmente, ya que sus padres han ofrecido
cuidarla, pero la discusión ha sido |
|trasladada a cómo tratar esos casos en los que la persona, bajo alguna definición, lleva una
existencia considerada no digna. |
| |
|Y las posiciones públicas son las obvias. Hay quienes opinan que el tubo debe ser retirado a
personas en ese estado. Otros piensan |
|lo reverso. Y desde luego, hay un tercer grupo, los que no saben del caso o no les importa. La
discusión es necesaria y pone en la |
| |
|Para aquellos que piensan que nada divino hay en este mundo, desde luego, su posición lógica es
la de retirar el tubo... después de |
|todo la vida no es más que un hecho fortuito. Pero para quienes piensan que este mundo es
creación divina, el asunto no puede ser |
|así, pues la vida ha sido dada por Dios y, con lógica absoluta, sólo él puede retirarla. Es un asunto,
por tanto, con inevitables |
| |
|Quien piensa que esa vida de Terri carece de sentido porque es baja con respecto a la que
llevamos el resto, necesariamente creerá |
|en la conveniencia de retirar el tubo. Pero quien cree que la vida es un don divino no podrá llegar
a esa conclusión y tendrá que |
| |
|Es progresista el pensar que esa persona debe morir intencionalmente, una posición a la que
curiosamente están asociadas otras |
|ballenas y a los delfines y legalizar el aborto. Veo difícil de entender los esfuerzos que se hacen
para salvar ballenas encalladas |
|y al mismo tiempo los afanes para retirar el tubo. |
| |
|Es en estas discusiones que los humanos dejamos ver nuestras más profundas creencias de vida;
con ellas surgen a plena luz las ideas|
|que hay detrás de lo que hacemos. Es en esto que me sucede una cosa que inclina mis opiniones
fuertemente del lado de mantenerla con|
|vida, darle a sus padres lo que ellos piden. Si amo la vida porque creo que es un don de Dios,
necesariamente me opondré a la |
|muerte. |
| |
|Con intención o sin ella, los partidarios del retiro del tubo han invertido el orden que deseo y
colocado a la muerte como |
|preferible. Es una alteración en verdad fuerte, que va al fondo de los cimientos de nuestras
creencias y eso es lo que preocupa. |
|Supone que tenemos la capacidad para decidir la muerte de otro del que pensamos no tiene una
calidad de vida como la nuestra. |
| |
|Es una posición resbalosa que en malas manos y con malas ideas puede llevar a acciones
extremas que jamás serían admisibles en la |
|otra posición, la de considerar a la vida por encima de la muerte. Oficialmente, el conflicto está
allí, abierto para todos. ¿Es la |
|muerte mejor que la vida? Por mi parte no puedo decir que sí, pues va en contra de todo eso en
lo que creo. |
| |
|¿Es una vida no plena tan mala que deba ser anulada? Esta es la pregunta que me aterra porque
muchos han contestado que sí y al |
|hacerlo se abre una puerta de consecuencias imprevistas: las vidas dañadas pueden ser
desechadas, incluso a pesar de que existan |
|personas dispuestas a cuidarlas. La vida, para ellos, no puede ser un don divino... otra idea de
efectos impredecibles. No son |
|buenos puntos de partida para la generación que está siendo educada viendo estos casos y
oyendo opiniones que contradicen el valor |
| |
| |
|Apéndice. El asunto es en verdad complejo por la miríada de detalles. En la decisión del esposo
que desea terminar con la vida de su|
|esposa, por considerarla indigna y afectada irremediablemente, puede haber amor, peor no un
amor sólido y duradero, como sí lo hay |
|en los padres de Terri. Y todo me dice que cuando esa consideración por los demás se termina, a
la larga lo que va quedando es lo |
Revelan en Holanda que 1 de cada 8 que solicitan la eutanasia, deciden no aplicarla, y que médicos
asisten muerte de recién nacidos desahuciados.
CHICAGO, Estados Unidos, ago. 8, 2005.- Un estudio sobre la práctica de la eutanasia en Holanda,
el primer país que legalizó su aplicación en casos de pacientes desahuciados, reveló que uno de
ocho adultos que la solicitan deciden no aplicarla.
Señala también que casi la mitad de solicitudes para la eutanasia fueron concretadas.
El estudio se publicó el lunes en una época en la que ha aumentado el escrutinio de los casos de
eutanasia, especialmente en Holanda, donde funcionarios admitieron el año pasado que asisten
en la muerte de recién nacidos desahuciados.
Desde entonces Bélgica también ha aprobado una ley de eutanasia similar a Holanda. En Estados
Unidos, el estado de Oregon, es el único donde se acepta el suicidio con asistencia de un médico,
pero su ley es posible que sea examinada en la Corte Suprema este año.
El estudio publicado el lunes por la revista Archives of Internal Medicine, consiste en una encuesta
realizada entre 3.614 médicos generales holandeses a quienes se les pidió que relaten el más
reciente caso de eutanasia que se habían recibido el año previo.
Más de la mitad de los médicos no habían recibido pedido alguno. De los 2.658 casos solicitados,
un 44% resultó en eutanasia. En un 13% de los casos, el pedido fue concedido pero el paciente
falleció antes de la práctica, y en otro 13% el paciente falleció antes de que el proceso para tomar
la decisión fuese completado.
En el 12% de los casos, el médico se negó al pedido. En otro 13%, los pacientes cambiaron de
opinión. En los casos restantes, la decisión aún estaba por tomarse cuando se realizó la encuesta,
o el médico no dio detalles sobre la razón por la cual la eutanasia no se realizó.
Bregje Onwuteaka-Philipsen, que dirigió el proyecto, dijo que estaba sorprendida por que "las
razones más importantes para hacer el pedido no son estrictamente por razones médicas". La
encuesta preguntó a los médicos las razones que aducían los pacientes para poner fin a sus vidas,
las más frecuentes eran sufrimiento sin razón, estar sumido en un estado indigno, y debilidad.
En los casos en que los médicos negaron los pedidos, con más frecuencia fue que no deseaban ser
una carga para su familia, estar cansado de vivir y por depresión.
|HOLANDA |
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|Universidad de Valladolid
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|De todos los países del mundo, la eutanasia sólo está legalizada en Holanda desde enero del
presente año, ya que, entre otros motivos, es considerada como una práctica |
|peligrosa e innecesaria; así, según un reciente estudio realizado en nuestro país, la demanda de
eutanasia en las unidades de cuidados paliativos a enfermos terminales |
|es del 0,3%, y en la mayoría de los casos, al tratarse adecuadamente el dolor y paliar otros
síntomas, los enfermos desistieron de tal petición. |
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|Según la Organización Médica Colegial, “la eutanasia pasiva es verdadera eutanasia, pues, desde
el punto de vista de la ética profesional, es irrelevante quitar la vida|
|a un paciente mediante una acción que se ejecuta o mediante la omisión de una intervención
médica obligada. En uno y otro caso hay eutanasia, pues se provoca |
| |
|La O.M.C. recomienda hablar de eutanasia (ya sea activa o pasiva), pues algunos “entienden,
erróneamente, que eutanasia pasiva es no instaurar o suspender tratamientos |
|médicos inútiles, y esto es un acto ético, por cuanto constituye práctica médica correcta”.
|
| |
|No es eutanasia la aplicación de fármacos para aliviar el dolor u otros síntomas en un paciente
terminal aunque ello produzca, indirecta e inevitablemente, un cierto |
|algunos hospitales, los que deben determinar qué medios se pueden considerar proporcionados
y cuáles desproporcionados para un paciente determinado, teniendo en cuenta |
|sus circustancias concretas. No obstante, hay una serie de medios que hoy día se consideran
habitualmente como ordinarios o proporcionados (la hidratación y la |
|nutrición -por boca o sonda nasogástrica- son los cuidados básicos mínimos).
|
| |
|En el estado vegetativo persistente o coma irreversible, sólo deben darse los cuidados básicos
mínimos, y habitualmente en unos meses el paciente fallece a causa de una|
| |
|Algunos llaman “ortotanasia” a la muerte que ocurre a su tiempo, sin acortarse la vida y sin
alargarla innecesariamente mediante medios extraordinarios. A este |
|deontológico.
|
| |
|El “diagnóstico de muerte” es un punto importante ya que, desde que se establece el diagnóstico
de muerte clínica, no hay problema de eutanasia, pudiéndose extraer los |
|órganos del cadáver para trasplantes o retirar la ventilación asistida, pues se trata de un cadáver.
El cese irreversible de las funciones encefálicas y/o |
|cardiorrespiratorias son criterios suficientes para confirmar la muerte de una persona, al cesar de
funcionar su organismo espontáneamente como un todo. |
|_____________
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|Un médico australiano inventa una máquina para suicidarse
| | |
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|El médico australiano Philip Nitschke ha presentado en San Diego las fotos de una máquina que
ha inventado para facilitar la labor a las personas que quieran suicidarse|
|y anunció un próximo taller en el que 21 voluntarios usarán su invento, aunque sólo una planea
morir. |
| |
|La máquina de suicidio consiste en una bolsa con un tubo que pasa por un pequeño depósito de
monóxido de carbono, del que sale una sonda a las fosas nasales. Nitschke |
| |
|invento, al que calificó de "eficiente y de bajo coste". Además, "produce una muerte pacífica en
poco tiempo, entre cuatro y siete minutos", añadió. |
| |
| |
|"Esta puede ser una respuesta para muchas personas con enfermedades terminales que desean
una muerte pacífica sorteando la ley. El equipo es legal porque también |
|produce oxígeno", explicó el médico.
|
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| |
|Nitschke anunció que en un próximo taller utilizarán su máquina 21 personas, aunque sólo una
planea suicidarse. El médico australiano no precisó ni el lugar ni la fecha|
|en que se llevará a cabo esta prueba. Para sortear la nueva legislación australiana respecto al
suicidio, el médico dijo que busca sedantes que ayudarían a morir sin |
| |
|"Una de las estrategias es buscar entre las sustancias rechazadas por las compañías
farmacéuticas al considerarse muy peligrosas", afirmó. Actualmente, estudia algunos |
| |
|Este médico generalista se hizo célebre cuando en 1996 ayudó a suicidarse a cuatro personas
cancerosas, después de que el Estado australiano del Territorio del Norte |
|fuera el primero del mundo en legalizar la eutanasia activa. El Estado federal revocó esta
legislación en 1997. |
CAPITULO I
LA EUTANASIA
INTRODUCCION.
El comienzo y el término de la vida están, hoy día, en discusión. Se postula el derecho al aborto y
el derecho a la eutanasia. En efecto, en nuestra época se acentúa cada vez más la muerte como
tabú: la huida ante la muerte y la muerte como huida (aborto, suicidio, eutanasia).
¿QUÉ ES LA EUTANASIA?
Consideramos que la eutanasia es la acción positiva y directa (o la omisión dolosa) que por
motivos de piedad, provoca la muerte de un enfermo moribundo, desahuciado o con grave
deformación permanente, con o sin la petición o consentimiento expreso de la víctima. Se podría
denominar eutanasia en sentido estricto la que se aplica al enfermo moribundo; eutanasia en
sentido más amplio la que se aplica al enfermo desahuciado, o al que padece grave y permanente
deformidad.
LA BIBLIA Y LA EUTANASIA
Jueces 9:52-54 cuenta que Abimelech pide a su escudero que le dé la muerte después de que fue
herido gravemente por una piedra arrojada por una mujer desde una torre y lo hace porque no
quería que se dijera que había sido muerto por una mujer. En este caso no existe motivo de
piedad, sino de vano orgullo. Incluso este trágico episodio es visto por el escritor del libro de
Jueces como castigo de Dios (v. 56).
1 Samuel 31:1-13 nos narra que el rey Saúl, herido, para evitar las burlas del enemigo se arroja
contra su espada. Se trata, pues, más bien de suicidio: él mismo fue instrumento de su propia
ruina.
No vemos en estos relatos un mínimo apoyo a la Eutanasia. Por el contrario, revisando el tema de
la vida y de la muerte a lo largo de la Biblia encontramos claras evidencias de que ambas
pertenecen al Señor : “Pues él da a todos vida, y respiración, y todas las cosas” (Hechos 17:25);
“Ciertamente sus días (del hombre) están determinados, y el número de sus meses está cerca de
ti: tú le pusiste términos, de los cuales no pasará. Si tú lo dejares, él dejará de ser” (Job 14:5-6).
Por ello, la prohibición: “No matarás” (Exodo 20:13). Lo que Dios prohibe es matar violenta y
desautorizadamente; o sea, “no asesinarás”. La razón profunda de este mandamiento la
encontramos en Génesis 9:6: “El que derramare sangre del hombre, por el hombre su sangre será
derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”. No puede decirse algo más sublime y
profundo sobre el hombre sino que está hecho a imagen de Dios. En esto reside su grandeza. Por
esto la vida humana es lo más precioso que existe en el Universo. Por ello, la vida humana es santa
e inviolable.
ADISTANASIA Y ORTOTANASIA
En lugar de la Eutanasia, creemos que las dos mejores opciones para los seres humanos enfermos
terminales, desahuciados o con muerte inminente son la Adistanasia y la Ortotanasia.
La Adistanasia
La Ortotanasia
(del griego orto: recto, justo; y Thanatos: muerte) es aquella postura que tiende a conocer y
respetar el momento natural de la muerte de cada hombre y sus concretas circunstancias, sin
querer adelantarlo para no incidir en la eutanasia reprobable, ni tampoco prolongar
artificialmente cualquier tipo de vida con medios improporcionados.
• Nuestra posición trasciende el asunto de la Eutanasia y postula un profundo respeto por todos
los seres vivos y especialmente por la vida humana.
• Estamos a favor y defenderemos la vida humana no sólo en su aspecto biológico, sino en todas
sus dimensiones.
• Aspiramos a que todos los seres humanos gocen de una vida verdaderamente humana, de
calidad.
• La legalización crearía sutiles o explícitas presiones para que el enfermo terminal ejerciera su
aparente derecho a pedir se terminara con los tratamientos que ayudan a preservar su vida.
• Un bien jurídico tan grande como la vida se vería expuesto a lamentables errores y abusos al
relajar la prohibición de “matar por compasión” (eutanasia).
• Creemos que no se puede ser responsable ante la vida si no se es responsable ante la muerte.
La muerte es el último acontecimiento importante de la vida y en lugar de privar de él al ser
humano, se le debe ayudar a afrontarlo y superarlo humanamente.
• Creemos que es deber del personal médico que atiende a enfermos terminales utilizar todos
los medios a su alcance, dentro del respeto a la vida y a la persona, para atenuar el sufrimiento y la
angustia, aumentando los cuidados y el acompañamiento a tales moribundos.
• Apoyamos la prohibición legal de la Eutanasia Voluntaria, porque creemos que los últimos
momentos de la vida son por demás importantes, aunque se hayan agotado los recursos médicos
para la curación del enfermo y parezca que ya nada tenga sentido. El ser humano no debe, ni por
sí, ni por medio de otro, privarse de la vida. En la muerte, la vida no es algo que se pierde o
arrebata, sino una ofrenda, el acto humano más profundo, la suprema autodonación al Señor de la
vida.
|El tema de bioética que vamos a desarrollar brevemente es de enorme actualidad, pues estuvo a
punto de debatirse esta semana en la Asamblea Plenaria |
|del Consejo de Europa. Sin embargo se decidió eliminar el debate de la agenda debido a la
incoherencia de la propuesta: el 25 de junio de 1999 fue |
|aprobada la recomendación 1418 de “alentar a los Estados miembros del Consejo Europeo a
respetar y a salvaguardar bajo cualquier aspecto la dignidad |
|de los enfermos terminales o de los moribundos”; asimismo, se vio que la eutanasia va en contra
del art. 2 del Convenio Europeo de Derechos Humanos |
|que sostiene que “la muerte no puede ser infligida intencionalmente a nadie”.
|
|En esta línea debemos ponderar que la visión del biólogo y del médico humanista que investigan
el origen de la vida suele ser de gran aprecio por |
|ella. Jean Rostand, eminente biólogo francés, escribe: “no existe ninguna vida tan degradada,
rebajada, deteriorada o empobrecida que no merezca |
|respeto y no sea digna de defenderse con pasión y convicción... tengo la debilidad de creer que
es una honra para una sociedad desear el costoso lujo |
|Asimismo, el filósofo Herbert Marcuse define la cultura y la humanización, en primer lugar, por el
esfuerzo colectivo de proteger la vida. Estos |
|valores los encontramos también en las fuentes legales del pensamiento hebreo, cuna y matriz
del pensamiento occidental, en cuya tradición abrevó el |
|Dr. Rubén Lisker. Ahora bien, quizá en ningún delito que atente contra la vida nos encontremos
más circunstancias atenuantes que en el problema de la |
|eutanasia. Por esta razón es interesante tratar de explorar las fuentes ético-jurídicas del judaísmo
sobre este punto. |
|En la Biblia hebrea encontramos en el Decálogo (Éxodo 20,13) la prohibición más contundente de
respeto a la vida, el mandamiento “No matarás”. La |
|razón profunda de este mandamiento la revela el Génesis 9,6: “Quién vertiere sangre de hombre,
por otro hombre será su sangre vertida, porque a imagen|
|de Dios hizo Él al hombre”. En este texto, además del motivo decisivo para respetar la vida,
parece hacerse una sutil alusión a la pena de muerte. A |
|este propósito, conviene aclarar que aunque la pena de muerte era admitida en Israel, existía, sin
embargo, en el pueblo hebreo una gran repugnancia a|
|Se decía que era un Sanedrín asesino el que ejecutara a un hombre en siete años, pero para Rabí
Eleazar Ben Azarya, el Sanedrín merecería el epíteto |
|de asesino aunque sólo se ejecute a un hombre en 70 años. Precisamente en el Tratado Sanedrín
del Talmud leemos que se tomaban muchas precauciones |
|para detener una ejecución si apareciera en el último momento un nuevo testimonio que pudiera
favorecer al reo. |
RELIGIÓN CATOLICA
| |Misionero Javeriano |
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|| |
| |La palabra y el concepto de “eutanasia”, que en griego significaría propiamente buena muerte,
ha tenido, a lo largo de la historia, distintas |
| |acepciones. Actualmente es entendida como “la acción médica u omisión que, por su
naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar|
| |El concepto |
| |La palabra y el concepto de “eutanasia”, que en griego significaría propiamente buena muerte,
ha tenido, a lo largo de la historia, distintas |
| |acepciones. Actualmente es entendida como “la acción médica u omisión que, por su
naturaleza, o en la intención, causa la muerte, con el fin de eliminar|
| |una condición tal de oscurecimiento u ocaso, que una terapia de anticipación de la muerte
aparece como alternativa mejor(M. Vidal, Diccionario de ética |
| |Tipos de eutanasia |
| |Dentro de la moral católica también se distingue entre eutanasia activa y eutanasia pasiva:
|
| |a) Eutanasia activa: Consiste en la acción médica por la que se pretende positivamente la
supresión de la vida de una persona enferma. Dentro de este |
| |tipo de eutanasia la moral clásica ha distinguido, basándose en el principio moral del doble
efecto, entre una eutanasia directa, y una eutanasia |
| |indirecta, donde la finalidad principal de la acción médica es la de aliviar los dolores del
paciente y, sólo indirectamente, se acortaría su vida. |
| |b) Eutanasia pasiva: Consiste en la omisión de una terapia médica que podría prolongar la vida
de un enfermo. En contra de esta omisión el Magisterio |
| |nos recuerda que, aunque la muerte se considere inminente, los cuidados ordinarios debidos a
una persona enferma no pueden ser legítimamente |
| |vida del enfermo, deteniendo, así, su probable muerte. Llevada a cabo irrazonablemente y con
medios desproporcionados a los efectos alcanzables, se |
| |convierte en ensañamiento o encarnizamiento terapéutico cuya legitimidad moral es discutible.
La decisión de suspender el ensañamiento terapéutico, |
| |b) La ortotanasia: Consiste en la decisión razonada y oportuna de respetar el dereho que toda
persona tiene de morir con dignidad, cuando sería |
| |los llamados cuidados paliativos, destinados exactamente a hacer más soportable el sufrimiento
en la fase final de la enfermedad (Evangelium Vitae n. |
| |65). |
| |Valoración moral |
| |La valoración moral cristiana de la eutanasia, obviamente, es negativa, puesto que se debe
siempre afirmar la sacralidad e inviolabilidad de la vida, en|
| |cualquier circunstancia y por encima de cualquier otro valor y, esto, en contra de toda posible
arbitrariedad y de toda consideración utilitarista de la|
| |vida humana. Justamente Juan Pablo II declara: “La eutanasia, esto es, adueñarse de la muerte
procurándola de modo anticipado... Se presenta absurdo e |
| |inhumano... Confirmo que es una grave violación de la ley de Dios” (Evangelium Vitae n. 64).
|
| |La negativa cristiana de la eutanasia, sin embargo, no quiere decir que exista, por parte del
médico y por parte de la paciente, la obligación de |
| |prolongar siempre la vida, sino, más bien, se reconoce el derecho de todos a morir con
serenidad y con dignidad humana y cristiana. La interrupción de |
| |tratamientos médicos onerosos, peligrosos, extraordinarios o desproporcionados a los
resultados, afirma el Catecismo, puede inclusive ser legítima (cfr.|
| |2278). Respecto al sujeto de la decisión, el mismo Catecismo reconoce que debe ser tomada
por el paciente, o si no, por los que tienen los derechos |
| |legales, respetando siempre la voluntad razonable y los intereses legítimos del paciente (Ib.).
|
| |sentimiento de angustia por el abandono afectivo y el descuido social en que se encuentra, que
a un deseo sincero de acabar con la vida. |
| |En algunos países ya se ha legalizado el derecho a la eutanasia, o algo que se aproxima a ello.
|
|| |
| |a) Desde el punto de vista del médico: Si se admite legalmente la eutanasia, la función y
vocación del médico se deteriora totalmente. En lugar de |
| |ejercer un servicio a favor de la vida, lo haría a favor de la muerte. ¿Cómo sería la relación
médico-enfermo si éste es consciente que está tratando |
| |con una persona que puede poner fin a la vida de los pacientes?
|
| |b) Desde el punto de viste del enfermo: Una hipotética legalización de la eutanasia podría
actuar en forma de coacción moral sobre el enfermo. Éste |
| |podría verse forzado a pedir una eutanasia, que no desea interiormente, pero que se resigna a
solicitar ante las dificultades que su enfermedad ocasiona|
| |Notemos que en no pocos casos, detrás de la muerte de una persona puede haber importantes
intereses económicos que podrían provocar abusos en la |
| |aplicación de la eutanasia. En segundo lugar, nos parece muy significativo subrayar el efecto de
ruptura de dique, debido a la legalización, aún |
| |Conclusión |
| |Estamos convencidos de que la eutanasia seguirá siendo un grave problema ético, aún cuando
las legislaciones llegarán a facilitarla jurídicamente, y la |
| |Una sociedad éticamente vacía jamás sabrá apreciar la muerte por lo que verdaderamente es:
introducción a la vida plena. A fin de cuentas, lo que es más|
| |urgente, en nuestro tiempo, marcado por tantos signos de muerte, es una nueva cultura de
vida. Más que aprender a quitar la vida, el hombre de hoy debe |
| |volver a aprender a darla con generosidad, consciente de que la cultura de la vida podrá ser
fruto de la cultura de la verdad y del amor (Evangelium |
| |Vitae 77). |
|| |
|| |
|| |
Hay una dimensión sociocultural, definida con el nombre de "ocultación de la muerte": las
sociedades organizadas según el criterio de la búsqueda del bienestar material, consideran la
muerte como algo sin sentido y, con el fin de resolver su interrogante, proponen a veces su
anticipación indolora.
Hay, además, una dimensión fílosófica e ideológica, basándose en la cual se apela a la autonomía
absoluta del hombre, como si fuera el autor de su propia vida. Desde este punto de vista, se insiste
en el principio de la autodeterminación y se llega incluso a exaltar el suicidio y la eutanasia como
formas paradójicas de afirmación y, al mismo tiempo, de destrucción del propio yo.
Hay, asimismo, una dimensión médica y asistencial, que se expresa en una tendencia a limitar el
cuidado de los enfermos graves, enviados a centros de salud que no siempre son capaces de
proporcionar una asistencia personalizada y humana. Como consecuencia, la persona internada
muchas veces no tiene ningún contacto con su familia y se halla expuesta a una especie de
invasión tecnológica que humilla su dignidad.
Existe, por último, el impulso oculto de la llamada "ética utilitarista", por la cual muchas
sociedades avanzadas se regulan según los criterios de productividad y eficiencia: desde esta
perspectiva, el enfermo grave y el moribundo necesitado de cuidados prolongados y específicos
son considerados, a la luz de la relación costo-beneficios, como cargas y sujetos pasivos. En
consecuencia, esa mentalidad lleva a disminuir el apoyo a la fase declinante de la vida.
3. Éste es el marco ideológico en que se fundan las campañas de opinión, cada vez más frecuentes,
que pretenden la instauración de leyes en favor de la eutanasia y del suicidio asistido. Los
resultados ya obtenidos en algunos países, unas veces con sentencias del Tribunal supremo y
otras, con votos del Parlamento, confirman la difusión de ciertas convicciones.
ESPERANZA EN LA INMORTALIDAD
La soberanía de Dios
4. "La dignidad del moribundo" está enraizada en su índole de criatura y en su vocación personal a
la vida inmortal. La mirada llena de esperanza transfigura la decadencia de nuestro cuerpo mortal.
"Y cuando este ser corruptible se revista de incorruptibilidad y este ser mortal se revista de
inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra de la Escritura: la muerte ha sido absorbida por la
victoria", (1 Co 15, 54; cf. 2 Co 5, 1).
Por tanto, la Iglesia, al defender el carácter sagrado de la vida también en el moribundo, no
obedece a ninguna forma de absolutización de la vida física; por el contrario, enseña a respetar la
verdadera dignidad de la persona, que es criatura de Dios, y ayuda a aceptar serenamente la
muerte cuando las fuerzas físicas ya no se pueden sostener. En la encíclica Evangelium vitae
escribí: "La vida del cuerpo en su condición terrena no es un valor absoluto para el creyente, sino
que se le puede pedir que la ofrezca por un bien superior. (...) Sin embargo, ningún hombre puede
decidir arbitrariamente entre vivir o morir. En efecto, sólo es dueño absoluto de esta decisión el
Creador, en quien ‘vivimos, nos movemos y existimos’ (Hch 17, 28)" (n. 47).
De aquí brota una línea de conducta moral con respecto al enfermo grave y al moribundo que es
contraria, por una parte, a la eutanasia y al suicidio asistido (cf. ib., 61), y, por otra, a las formas de
"encarnizamiento terapéutico", que no son un verdadero apoyo a la vida y la dignidad del
moribundo.
Es oportuno recordar aquí el juicio de condena de la eutanasia entendida en sentido propio como
"una acción o una omisión que, por su naturaleza y en la intención, causa la muerte, con el fin de
eliminar cualquier dolor", pues constituye "una grave violación de la ley de Dios" (ib., 65).
Igualmente, hay que tener presente la condena del suicidio, dado que, "bajo el punto de vista
objetivo, es un acto gravemente inmoral, porque conlleva el rechazo del amor a sí mismo y la
renuncia a los deberes de justicia y de caridad para con el prójimo, con las distintas comunidades
de las que se forma parte y para la sociedad en general. En su realidad más profunda, constituye
un rechazo de la soberanía absoluta de Dios sobre la vida y sobre la muerte" (ib., 66).
Un testimonio de amor
5. El tiempo en que vivimos exige la movilización de todas las fuerzas de la caridad cristiana y de la
solidaridad humana. En efecto, es preciso afrontar los nuevos desafíos de la legalización de la
eutanasia y del suicidio asistido. Para este fin, no basta luchar contra esta tendencia de muerte en
la opinión pública y en los parlamentos; también es necesario comprometer a la sociedad y a los
organismos de la Iglesia en favor de una digna asistencia al moribundo.
Desde esta perspectiva, apoyo de buen grado a cuantos promueven obras e iniciativas para la
asistencia de los enfermos graves, de los enfermos mentales crónicos y de los moribundos. Si es
necesario, deben tratar de adecuar las obras asistenciales ya existentes a las nuevas exigencias,
para que ningún moribundo sea abandonado o se quede solo y sin asistencia ante la muerte. Esta
es la lección que nos han dejado numerosos santos y santas a lo largo de los siglos y, también
recientemente, la madre Teresa de Calcuta con sus oportunas iniciativas. Es preciso educar a toda
comunidad diocesana y parroquial para asistir a sus ancianos, y para cuidar y visitar a sus
enfermos en sus casas y en los centros específicos, según las necesidades.
La delicadeza de las conciencias en las familias y en los hospitales favorecerá seguramente una
aplicación más general de los "cuidados paliativos" a los enfermos graves y a los moribundos, para
aliviar los síntomas del dolor, llevándoles al mismo tiempo consuelo espiritual con una asistencia
asidua y diligente. Deberán surgir nuevas obras para acoger a los ancianos que no son
autosuficientes y se encuentran solos; pero, sobretodo, deberá promoverse una amplia
organización de apoyo económico, además de moral, a la asistencia prestada a domicilio: en
efecto, las familias que quieren mantener en su casa a la persona gravemente enferma, afrontan
sacrificios a veces muy costosos.
Las Iglesias particulares y las congregaciones religiosas tienen la oportunidad de dar en este campo
un testimonio de vanguardia, conscientes de las palabras del Señor a propósito de cuantos se
prodigan por aliviar a los enfermos: "Estaba enfermo y me visitasteis" (Mt 25, 36).
María, la Madre dolorosa que asistió a Jesús moribundo en la cruz, infunda en la madre Iglesia su
Espíritu y la acompañe en el cumplimiento de esta misión.
|( Agencias en El Vaticano ) |
|( 2005-01-23 ) |
|[pic] |
|A manera de reflexión, el papa Juan Pablo II llamó ayer a las autoridades y médicos de Holanda a
medir la gravedad que representa la práctica |
|de la eutanasia en su país, el primero que legaliza el procedimiento para adultos que no quieren
vivir con dolores insoportables y sin |
|perspectivas de cura. |
|El Pontífice dirigió un discurso a la nueva embajadora de Holanda ante la Santa Sede, Monique
Frank, que ayer presentó sus cartas |
|credenciales. |
|El tema de la vida y la muerte en Holanda volvió a ocupar la atención de la prensa, al publicarse
un estudio en la revista Dutch Journal of |
|Medicine que indica que 22 bebés recién nacidos con enfermedades terminales murieron desde
1997 por los efectos de la eutanasia. |
|Tras resaltar la lucha de Holanda contra el hambre, la pobreza y las enfermedades en el mundo
(entre ellas el sida), Juan Pablo II expresó el |
|punto de vista de la Santa Sede para combatir la pandemia y subrayó la movilización de la Iglesia
en favor de los enfermos para asegurarle las|
|“La Santa Sede considera que para combatir el sida de manera responsable es necesario
aumentar la prevención, educando en el respeto de los |
CAPITULO II
EUTANASIA EN LA MEDICINA
I. Saludo
Es un gran placer estar de vuelta en Pamplona una vez más, para renovar las viejas amistades y
hacer otras nuevas. Mi sincero agradecimiento a los organizadores por esta invitación.
Desde mi anterior visita aquí, en 1998, se ha discutido mucho sobre el tema de esta conferencia.
Intentaré resumir brevemente mi itinerario conceptual brevemente, y después centrarme en
algunas consideraciones empíricas clave que, a mi modo de ver, han arrojado serias dudas sobre
esa idea de los últimos treinta años de que la muerte del cerebro equivale a la muerte del
organismo humano y de la persona. En el caso de que alguien pueda estar interesado, el
componente autobiográfico de esta conferencia ha sido publicado, con mayor profundidad, en un
artículo de 1997 en Linacre Quarterly, y el resto de la conferencia está adaptado de un artículo de
1998 aparecido en Issues in Law & Medicine, derivado a su vez de una presentación en el Simposio
del vigésimo aniversario del Linacre Centre for Health Care Ethics de Londres.
Siete años antes de mi primera visita aquí en 1998, completé mi formación clínica y comencé mi
carrera académica en neurología pediátrica. Como neurólogo, recibía frecuentes consultas de la
U.C.I. para confirmar diagnósticos de "muerte cerebral". Como católico consciente, con algunas
nociones de filosofía, yo estaba también interesado en entender por qué la muerte del cerebro
debía igualarse a la muerte del paciente. En términos más filosóficos, necesitaba comprender por
qué la destrucción de sólo el cerebro hacía incompatible que el cuerpo estuviera informado por un
alma humana.
Probablemente sea justo decir que muchas, si no la mayoría, de las personas que no son médicos
(y esto lo ejemplifican bien los periodistas) no creen realmente que la muerte cerebral sea muerte,
pero la consideran esencialmente como una ficción legal útil, con la cual ellos están conformes
simplemente porque hay un fuerte consenso al respecto entre los expertos. Para mí, una ficción
legal era una razón insuficiente para declarar a alguien muerto. Más aún, se suponía que yo era
uno de esos expertos, y necesitaba comprender las bases del consenso y no meramente su
realidad sociológica. Como la historia de la ciencia ha probado más de una vez, el consenso
unánime por parte de los expertos no tiene por qué corresponder necesariamente con la verdad.
Así que emprendí un cuidadoso estudio de la literatura médica y ética, y consulté a numerosos
médicos, filósofos y teólogos sobre el tema. Sorprendentemente, encontré una inquietante
cantidad de confusión incluso entre los expertos. No es infrecuente que los médicos, incluso
aquellos que se dedican a trasplantes, aunque nominalmente equiparen la noción de muerte
cerebral con muerte, dejan caer lapsus linguae que revelan que realmente creen que esos
pacientes están vivos, aunque muriéndose, y, a todos los efectos, prácticamente muertos. A pesar
de varias décadas de un esfuerzo educativo por parte de organizaciones médicas y legales, esta
confusión en torno a una noción tan fundamental como la vida y la muerte permanece inamovible
entre los profesionales de la salud, la mayoría de los cuales no es consciente de su propia
confusión sobre la materia. Piensan que comprenden la muerte cerebral, incluso que su
equivalencia con la muerte parece "obvia"; sin embargo, cuando son interrogados socráticamente,
son incapaces de articular una explicación coherente. Este es incluso el caso de muchos
neurólogos, a los que normalmente se enseña que la muerte cerebral es una muerte legal, pero no
por qué.
Incluso aunque pudiéramos diagnosticar con gran precisión que el cerebro está muerto, si no
podemos explicar de un modo convincente por qué el paciente está por ello muerto, proceder a
tratar al paciente como a un muerto, especialmente en el contexto de las donaciones de órganos,
supone un grave riesgo moral. Creo que las siguientes palabras del Papa Juan Pablo II, de
Evangelium Vitae, se aplican a este tipo de confusión conceptual, así como a casos más concretos
de "apaño" en los diagnósticos:
"No nos es lícito callar ante otras formas más engañosas, pero no menos graves o reales, de
eutanasia. Estas podrían producirse cuando, por ejemplo, para aumentar la disponibilidad de
órganos para trasplante, se procede a la extracción de los órganos sin respetar los criterios
objetivos y adecuados que certifican la muerte del donante".
Acepté como correcta la distinción, enfatizada por Bernat y sus colegas, en tres niveles de
discusión que a menudo se confunden: primero, la definición de muerte - una cuestión
esencialmente filosófica -; segundo, el criterio anatómico que concreta esta definición: un híbrido
de cuestiones filosóficas y médicas; y tercero, los signos o tests clínicos que determinan la efectiva
aparición de ese criterio anatómico en cada caso concreto: un tema puramente médico. Aunque el
Papa Pío XII dejó la determinación del momento de la muerte a la competencia de la profesión
médica, se estaba refiriendo claramente a los niveles segundo y tercero: los detalles clínicos
correspondientes a un correcto concepto fundamental de muerte. En ningún caso pudo querer
decir que era competencia de la profesión médica el decidir que el concepto filosófico de muerte
era correcto conforme a las enseñanzas del Magisterio sobre la naturaleza de la vida humana.
Por tanto comencemos con el concepto fundamental de muerte; después de todo, ¿qué habría de
bueno en un criterio clínico válido para un concepto inválido? Tras revisar la extensa literatura
sobre muerte cerebral, las razones ofrecidas para explicar por qué la muerte cerebral debía ser
igualada a la muerte parecían caer en tres categorías básicas que se excluían mutuamente.
* La tercera era biológica: la pérdida de la unidad integradora del cuerpo. Esto no es específico de
la especie y corresponde a la comprensión ordinaria de la palabra "muerte".
Una variación de esta tercera explicación podría llamarse psicosomática, según la cual la muerte
requiere tanto la pérdida irreversible de consciencia como el cese del cuerpo como un todo. De
esta manera, en la medida en que la consciencia de una persona sea mantenida por el
funcionamiento del cerebro, dicha persona está viva incluso aunque el resto del cuerpo esté
destruido (una posibilidad hipotética no contemplada por la tercera razón). Por el contrario (y en
contraste con la segunda explicación reduccionista), una persona humana permanece viva aunque
esté inconsciente - incluso permanente e irreversiblemente inconsciente - en la medida en que su
cuerpo se mantenga vivo como un organismo biológico.
Me pareció claro en los primeros años de los 80 que tanto la explicación sociológica y
culturalmente relativa como la reduccionista de la personalidad, la explicación psicológica, eran
incompatibles con la visión judeocristiana de la vida humana, y particularmente incompatibles con
la visión aristotélica-tomista del alma como una forma sustancial o como un principio vital de
cualquier ser viviente. En los seres humanos el alma tiene una dimensión espiritual, de forma que
el principio de la personalidad es también el principio de la unidad sustancial del cuerpo. Esta
visión aristotélica-tomista contrasta marcadamente con el dualismo platónico-cartesiano, que
equipara el alma con la mente consciente, sustancialmente distinta e inexplicablemente ligada al
cuerpo, que a su vez es considerado esencialmente (al menos por Descartes) como una máquina,
meramente compuesta de un material orgánico en lugar de madera y metal.
La noción de alma como forma corporis fue incluso definida como un dogma católico en 1312 en el
Concilio de Viena y ha sido ratificada en pronunciamientos más recientes del Magisterio. Fue
también subrayada por el Papa Juan Pablo II en su discurso para la Academia Pontificia de las
Ciencias en1989:
"(La muerte) se da cuando el principio espiritual que garantiza la unidad del individuo no puede
ejercitar más sus funciones en y sobre el organismo, cuyos elementos, dejados por sí solos, se
desintegran".
El mismo concepto ha sido expresado en el ámbito laico, aunque sin el término "alma". Por
ejemplo:
"Definimos muerte como el cese permanente del funcionamiento del organismo como un todo ...
(esto es,) de las actividades innatas y espontáneas llevadas a cabo por la integración de todos o la
mayoría de sus subsistemas ... y de la respuesta al menos limitada al ambiente.
* primero, si hay un cuerpo humano vivo, hay ipso facto una persona humana viva; y
A principios de los años 80, me parecía bastante claro que la destrucción del cerebro era el criterio
anatómico correspondiente a tal concepto de muerte, porque el cerebro era el órgano crítico
tanto para la consciencia como para la unidad integradora del cuerpo; por lo tanto, la destrucción
cerebral no dejaría ninguna materia para ser informada por el alma, ocasionando por ello el
cambio sustancial que nosotros llamamos muerte.
Lo que me pareció entonces el argumento más convincente en favor de esta conclusión era un
experimento mental que implicaba extraer el cerebro del cuerpo y conservar ambos, al cerebro y
al cuerpo descerebrado, mediante tecnología médica. Pensaba que, como la persona permanece
consciente a través del cerebro, el cuerpo (en el sentido técnico de materia informada por el alma
de la persona) en este escenario hipotético debería ser el cerebro. El cuerpo descerebrado no es
ya el cuerpo de una persona y, al no ser informado por el alma, no debe ser realmente cuerpo,
estrictamente hablando. Mejor dicho, ha debido producirse un cambio sustancial sea en un
conjunto de órganos desunidos, o bien hacia un organismo no humano de nivel inferior.
Dado que en principio los hemisferios cerebrales pueden ser mantenidos conscientes mediante
estimulación eléctrica del sistema reticular activador en su cruce con el tronco del encéfalo, el
experimento mental podría, hipotéticamente, extenderse hasta el mantenimiento de unos
hemisferios cerebrales estimulados por un lado, y de un cuerpo con un tronco cerebral pero sin
hemisferios, por el otro. De esta manera, me parecía que la razón más convincente de que la
muerte del cerebro completo es igual a la muerte, implicaba lógicamente que lo que se denomina
"muerte neocortical" (una forma de estado vegetativo persistente), también debía ser muerte,
incluso aunque el cuerpo dejado atrás fuera claramente un organismo vivo, biológicamente
hablando: el cambio sustancial no era a una multiplicidad de células, sino a un organismo de nivel
inferior (con un alma subhumana). Así, llegué hasta el mismo criterio anatómico que defiende la
segunda explicación, aunque por medio de un camino lógico muy diferente y no reduccionista,
que me pareció perfectamente compatible con la noción hilemórfica del alma humana concebida
como forma sustancial del cuerpo.
Con la prueba de ese experimento mental de que la muerte cerebral era muerte, llevé a cabo mi
entrada en la literatura sobre muerte cerebral en 1985, en la revista filosófica The Thomist.
Considerando la extensión neocortical, intenté enfatizar la distinción entre las conclusiones
metafísicas de un lado y las propuestas éticas de política pública de otro. Aunque me parecía que
la explicación del cerebro entero era lógicamente ampliable a la "muerte neocortical", (por lo
tanto, compartiendo la conclusión pero no la explicación de los reduccionistas de la personalidad),
estaba lejos de abogar por que empezáramos a extirpar órganos de pacientes en estado
vegetativo persistente. Aunque objetivamente ellos estuvieran verdaderamente muertos, muy
poca gente sería capaz de entenderlo, y si los especialistas en "muerte neocortical" estuvieran
dispuestos a actuar a partir de sus convicciones, todos los demás se escandalizarían seriamente,
pensando que se estaba realizando y aprobando un craso crimen utilitarista, y ese estado de
acontecimientos públicos sería mucho peor que los relativamente pocos años de vida ampliada y
no vivida por los relativamente pocos receptores de esos órganos. Pero también reconocía, que no
había medios clínicos seguros para diagnosticar la "muerte neocortical", como los había para la
"muerte cerebral total".
La reacción ante el artículo en The Thomist resultó ser una mezcla entre elogios y críticas, incluso
desde círculos del catolicismo ortodoxo. Yo deseaba estar en el camino correcto, así que
aproveché un viaje a Europa en 1988 para pasar unos cuantos días aquí en la Universidad de
Navarra.
Dado que se habían realizado aquí trasplantes de órganos en casos de donantes con muerte
cerebral, supuse que si existía una institución que tuviera una explicación convincente y
coherente, compatible con la antropología católica, por la cual los donantes con un corazón
latente estaban muertos, dicha institución sería la Universidad de Navarra. Aquellos tres días
fueron maravillosos, pero debo admitir que me sorprendió descubrir que no había ningún marco
conceptual de trabajo unificado. Mejor dicho, parecía que los médicos y los filósofos/expertos en
ética estaban trabajando en mundos totalmente distintos, paralelos, con relativamente poca
intercomunicación. El teólogo más experto en la materia mantenía que los donantes con un
corazón que latía y que padecían muerte cerebral no estaban muertos, aunque sostenía la licitud
de extraer órganos de ellos. Los médicos, por su parte, simplemente daban por cierto que la
muerte cerebral era muerte, pero no presentaban ninguna explicación convincente en favor de la
equivalencia. Parecía haber un supuesto tácito de que la competencia para diagnosticar la muerte
pertenecía exclusivamente a los médicos no a los filósofos o a los teólogos; y si los que ejercían la
profesión médica estaban de acuerdo con que la muerte del cerebro es la muerte del paciente,
entonces así debía ser. (Desconozco qué colaboraciones interdisciplinares han tenido lugar desde
entonces, aunque presumo que se ha realizado una aproximación institucional más unificada al
problema).
2. Primer punto de inflexión: el abandono de la "muerte neocortical".
La implicación más importante para mí en aquel momento fue que la base empírica para
extrapolar el experimento mental a la "muerte neocortical" había sido, efectivamente, demolida.
Por esto, en 1989 en el 2º Grupo de Trabajo de la Academia Pontificia de las Ciencias para la
determinación del momento de la muerte, me retracté de la extensión neocortical propuesta en
mi artículo anterior, sugiriendo en su lugar que la distribución mínima de la destrucción cerebral
necesaria y suficiente para constituir la muerte, incluía al menos la corteza, el diencéfalo y la
formación reticular de un tronco del encéfalo.
Fue en 1992 cuando ocurrió el segundo punto de inflexión importante. Fue inducido al descubrir
que, así como sólo la corteza no era absolutamente necesaria para la consciencia, el tronco del
cerebro y el hipotálamo tampoco lo eran para la unidad somática del organismo como un todo
(por razones que explicaré en breve). Como partidario de la enseñanza de que el alma humana es
tanto la base espiritual de la personalidad como la forma sustancial del cuerpo, consideraba la no
disociabilidad de la "persona humana" y el "organismo humano" como un axioma fundamental,
lógicamente más seguro que cualquier conclusión de un hipotético experimento mental. Me sentí
forzado, por lo tanto, a abandonar la noción de muerte cerebral como muerte.
Sólo mucho más tarde me percaté de que el hipotético experimento mental realmente estaba
dirigido a una pregunta sutilmente distinta de la que yo creía que estaba cuestionando. El
experimento mental tenía que ver con el problema de la enumeración y de la identidad de los
organismos en lugar del de la esencia de un organismo. En el contexto de la muerte cerebral
clínica, no hay dos entidades físicamente distintas que exijan el mismo esfuerzo por resolver la
cuestión, ¿cuál de estos es Smith? Hay sólo una entidad en cuestión, y si resulta que el organismo
es como un todo, entonces éste sólo podrá ser Smith, un Smith inconsciente, discapacitado y muy
enfermo, quizá, pero no un Smith muerto todavía. Que un cuerpo con muerte cerebral sea un
organismo unitario es una cuestión que no está contemplada por el experimento mental; eso es
algo que sólo puede decidirse al examinar las propiedades biológicas de cuerpos concretos con
muerte cerebral, y viendo si semejantes propiedades se encuentran en un nivel holístico o están
todas, meramente, en el nivel de los órganos y la células.
Para desarrollar lo que sigue, aceptemos como premisa que la pérdida de unidad somática
integrativa (cese del organismo como un todo) es el concepto apropiado de muerte y examinemos
si la destrucción total del cerebro se ajusta a este concepto. Si no es así, entonces a fortiori
tampoco se ajustará la destrucción de la parte del cerebro, como por ejemplo el tronco del
encéfalo (como se mantiene especialmente en Gran Bretaña).
Una línea importante de evidencia citada en defensa del cerebro como la parte clínica integradora
del cuerpo gira en torno a la inestabilidad cardiovascular del cuerpo con muerte cerebral. Como
Christopher Pallis escribió hace 16 años16 :
"La asístole aparece inevitablemente (en cuestión de pocos días)... Las razones por las que el
corazón se para en un breve espacio temporal ... son complejas, pero el hecho empírico está
establecido más allá de toda duda".
"Incluso con un cuidado médico extraordinario, estas funciones (somáticas) no pueden ser
sostenidas indefinidamente, normalmente no más de varios días"17 .
Podrían citarse declaraciones similares ad nauseam extraídas de la literatura sobre la muerte
cerebral.
* Todos los cuerpos sin una unidad integradora se deterioran necesariamente de forma inexorable
hasta un inminente colapso cardiovascular a pesar de todas las medidas terapéuticas.
* Todos los cuerpos con muerte cerebral se deterioran necesariamente de modo inexorable hasta
un inminente colapso cardiovascular a pesar de todas las medidas terapéuticas.
* Por lo tanto, todos los cuerpos con muerte cerebral carecen de unidad integradora.
Este sería un buen argumento sólo si los hechos fueran correctos y la lógica válida. Expresado
simbólicamente, esto sería:
Sin embargo, ni siquiera la premisa menor es verdadera. El silogismo correcto realmente es:
Aquí está el registro de las curvas de supervivencia para todo el grupo, así como para los dos
subgrupos distinguidos por el evento terminal: 37 casos sobrevivieron hasta un paro cardíaco
espontáneo y de estos, a 19 se les suspendió el tratamiento. Más de la mitad de los casos
sobrevivieron más de un mes y un tercio más de dos. Siete sobrevivieron más de seis meses y
cuatro más de un año, el récord está siendo de 16 años y ... ¡todavía vive!
Dado que la mayoría de estos casos son de dominio público, es difícil entender cómo Pallis, tan
recientemente como 1996, podía afirmar con rostro impasible:
"Estaba ya claramente establecido a principios de los años 80 que ningún paciente en coma
apneico al que se le había declarado muerto cerebralmente de acuerdo con los rigurosos criterios
del código del Reino Unido (…) había dejado de desarrollar una asístole dentro de un periodo de
tiempo relativamente corto. Esa idea fundamental sigue siendo tan válida hoy como hace veinte
años, y no sólo en el Reino Unido, sino en todo el mundo"
Tercero, las primeras semanas son especialmente precarias. Pero aquellos que tienden a
estabilizarse, no requieren por más tiempo un soporte tecnológico sofisticado. Algunos, incluso
han sido mandados a casa con un respirador. Aunque un materialista-reduccionista pudiera
intentar argumentar (sobre la base del coma irreversible) que estas no son personas humanas,
nadie puede afirmar con seriedad que no sean organismos humanos vivos, seres humanos vivos.
Permítanme presentarles a TK, un superviviente récord. A la edad de 4 años, contrajo meningitis,
causándole una presión intracraneal tal que incluso los huesos de su cráneo se partieron. En
múltiples tests las ondas cerebrales resultaron planas y no se observaron ni respiración
espontánea ni reflejos del tronco cerebral durante los 16 años subsiguientes. Los médicos
sugirieron interrumpir el apoyo, pero su madre no lo aceptó. Su primera etapa fue muy dura, pero
finalmente fue trasladado a casa, donde permanece con un respirador, asimila la comida que se le
administra por sonda, orina espontáneamente, y requiere poco más que el cuidado de una
enfermera. Aunque está cerebralmente muerto, él ha crecido, ha superado infecciones y curado
heridas.
La madre de TK me dio permiso para examinarle y para documentar todo fotográficamente. Aquí
ven cómo su piel se volvía moteada, asociado a una subida en la velocidad del corazón y en la
presión sanguínea, como respuesta al pellizcarle partes de su cuerpo. Esta respuesta nerviosa no
podía ser obtenida en la cara, porque el input sensorial es procesado en el tronco del cerebro, que
en él no existe.
Aunque las consideraciones éticas y logísticas me impedían llevar a cabo un test formal de apnea,
el hecho es que cumplía todos los criterios clínicos para la muerte cerebral salvo ese. Además de
confirmar el diagnóstico, los potenciales evocados no mostraban respuestas corticales o del tronco
del encéfalo, un angiograma de resonancia magnética mostraba que no había flujo sanguíneo
intracraneal, y esta llamativa exploración con MRI revelaba que el cerebro entero, incluido el
tronco cerebral, había sido reemplazado por membranas desorganizadas y por fluidos proteínicos.
TK tiene mucho que enseñar sobre la necesidad del cerebro para la unidad somática integradora.
No hay ninguna duda de que su cerebro murió a los 4 años. Ni tampoco hay duda de que está
todavía vivo a los 20.
Otro argumento común para igualar la muerte cerebral a la muerte es recitar una letanía de las
funciones integradoras medidas por el cerebro y exclamar: "¿Cómo puede un cuerpo con el
cerebro muerto ser de alguna manera un organismo unificado sin todas ellas?". Tomen, por
ejemplo, el siguiente pasaje de Bernat20 :
"Es primordialmente el cerebro el responsable del funcionamiento del organismo como un todo: la
integración de los subsistemas de órganos y tejidos por un control neural y neuroendocrino de
temperatura, fluidos y electrolitos, nutrición, respiración, circulación, respuestas apropiadas ante
el peligro, entre otros. El paciente con paro cardíaco y destrucción de la totalidad del cerebro es
simplemente una muestra de los subsistemas individuales desintegrados, puesto que el organismo
como un todo ha dejado de funcionar".
Pero éste no es un enfoque científico a una cuestión empírica. Para determinar si un determinado
cuerpo tiene unidad integradora, uno debe primero definir el término operacionalmente, y
después examinar ese cuerpo en busca de las propiedades relevantes a la definición.
Sorprendentemente, esto no se ha hecho nunca. Como un primer paso hacia ese objetivo, propuse
en otro artículo recientemente publicado (Shewmon, 1999a), los dos siguientes criterios
operacionales:
Criterio 1: La "unidad integradora" es poseída por un determinado organismo (es decir, realmente
es un organismo) si éste posee al menos una propiedad de nivel holístico y emergente. Una
propiedad de un compuesto se define como "emergente" si deriva de la mutua interacción de las
partes, y como "holística" si no es predicable de ninguna parte o subconjunto de partes, sino sólo
del compuesto entero.
Los organismos vivos y sanos normalmente poseen muchas de tales propiedades, mientras que los
organismos enfermos podrían poseer menos. Pero sólo una es suficiente para ser un organismo,
pues verdaderamente en el nivel del todo debe haber una unidad de la que ésta se predica.
Criterio 2: Ningún cuerpo requiere menos asistencia tecnológica para mantener sus funciones
vitales que otro cuerpo similar, que es sin embargo un "todo viviente", debe poseer al menos la
misma fuerza de unidad integradora y, por lo tanto, ser también un "todo viviente".
Claramente, muchos cuerpos con muerte cerebral en la Unidad de cuidados intensivos requieren
menos apoyo tecnológico que muchos otros pacientes extremadamente enfermos o moribundos
en esas mismas unidades, que están, no obstante, vivos aún. Ergo, esos pacientes con muerte
cerebral, con más integración incluso, deben estar vivos también.
Pero volvamos a la letanía de las funciones integradoras a la luz del criterio 1. En una inspección
más cercana, uno descubre que:
Más aún, algunas "funciones integradoras" clave, si se entienden como mediadas por el cerebro,
no son somáticamente integradoras, y si son entendidas como somáticamente integradoras, no
son mediadas por el cerebro.
Consideren la respiración y la nutrición citadas por Bernat. Si se entiende "respiración" como "el
mover aire hacia dentro y fuera de los pulmones", entonces la respiración está coordinado por el
tronco cerebral. Sin embargo, si se entiende como "respiración" el sentido técnico de intercambio
de oxígeno y dióxido de carbono (más relevante a la unidad integradora), entonces es una función
química de la mitocondria en cada una de las células del cuerpo.
De forma similar, si "nutrición" se entiende como comer, está con seguridad coordinada por el
cerebro. Sin embargo, si se entiende como la descomposición y asimilación de nutrientes para
obtención de la energía y para la estructura corporal (el único sentido relevante a la integración
somática), entonces es una función química de cada una de las células del cuerpo.
Otra ironía es la siguiente. Aunque los neurólogos a menudo citan el colapso cardiovascular
inminente para justificar la equivalencia entre muerte cerebral y muerte, las más recientes
directrices para el diagnóstico de la Academia Americana de Neurología establecen que "la presión
sanguínea normal sin soporte farmacológico" es explícitamente "compatible con el diagnóstico"21
.
Más aún, los cirujanos de trasplante de corazón están de acuerdo en que a "la mayoría de
donantes puede serles retirado con éxito el apoyo farmacológico administrándoles expansores del
plasma22 y que la estabilidad cardiovascular es un requisito de segundo orden que deben cumplir
los donantes de corazón. Por tanto, la característica destinada a asegurarnos que los donantes de
corazón están muertos, es en sí misma, una contraindicación relativa a la donación del corazón; y,
a la inversa, los mejores corazones para trasplantes provienen de donantes con una integración
somática intrínseca que no se deriva del cerebro.
Es más, aunque la explicación más común para equiparar la muerte cerebral con la muerte sea la
pérdida de la unidad integradora, los criterios de diagnóstico oficiales:
b) estabilidad cardiovascular
Más todavía, hay una impresionante letanía, paralela de funciones integradoras somáticamente
no mediadas por el cerebro, la mayoría de las cuales (si no todas) son propiedades del conjunto
que cumplen el Criterio Operacional 1. Éstas incluyen:
* asimilación de nutrientes;
* balance de energía;
* capacidad para mantener el balance de fluidos y de los electrolitos con supervisión y ajustes
meramente esporádicos;
* y la total capacidad para sobrevivir con una mínima intervención médica fuera del hospital
(como en 7 de los casos que estudié).
¿fPor qué deberían todas estas funciones que no requieren del cerebro ser selectivamente
ignoradas, cuando son verdaderamente más integradoras somáticamente que las funciones con
mediación del cerebro?
Lejos de constituir un integrador central, sin el cual el cuerpo se reduce a un mero saco de
órganos, el cerebro sirve como modulador, buen sintonizador, optimizador, fortalecedor y
protector de una unidad somática implícitamente ya existente e intrínsecamente mediada.
Podrían hacerse muchas más consideraciones pero el tiempo no nos lo permite. Déjenme sólo
mencionar, sin embargo, una que considero como un argumento fisiológico definitivo en el debate
sobre la unidad somática en la muerte cerebral. Esto ha sido también recientemente publicado23 .
La sección de la médula espinal alta elimina en gran parte la influencia coordinadora del cerebro
sobre el cuerpo, manteniendo solamente la función del nervio vago y de la glándula pituitaria.
Algunas veces la función del nervio vago tiene que ser farmacológicamente suprimida para tratar
la bradicardia, que es común en las lesiones de la médula espinal en su zona alta. E incluso
podemos imaginar que la víctima es un paciente endocrinológico con panhipopituitarismo
compensado médicamente. El efecto en la fisiología somática de tal desconexión del cerebro
podría ser virtualmente idéntico al de la muerte cerebral. Si el cerebro fuera el órgano integrador y
unificador crítico, el cuerpo debería desintegrarse en ausencia de su influencia controladora, y el
efecto sobre el cuerpo debería ser el mismo si tal ausencia de control fuera debida a la destrucción
o simple desconexión del cerebro.
Una detallada comparación entre los síntomas clínicos somáticos de la muerte cerebral y la
lesiones cervicales altas, muestran que los cuerpos en muerte cerebral son, en principio y
clínicamente, tanto "organismo como un todo" cuanto los cuerpos con sección de la médula
espinal. Por ello, cualquier definición que decidamos dar a conceptos como "unidad integrativa" y
"organismo como un todo", si pueden ser apropiados para cuerpos con sección de la médula
espinal, necesariamente deberían serlo para cuerpos en muerte cerebral (la única diferencia es
que uno es consciente y el otro está en estado de coma, pero ya hemos visto como esto no es un
factor determinante para distinguir la vida de la muerte).
Pero si la muerte cerebral no es muerte, ¿qué es? Nos orientamos una vez más hacia los tres
niveles conceptuales: definición, criterio anatómico y tests clínicos.
Ahora, la definición básica sigue siendo la misma: la pérdida de la unidad somática integradora.
El criterio anatómico, sin embargo, se convierte en un grado crítico de daño a escala molecular por
todo el cuerpo, más allá de un "punto sin retorno" termodinámico. La tendencia del cuerpo a un
automantenimiento activo está irreversiblemente perdida, y los procesos físico-químicos siguen
ahora el camino de una creciente entropía característica de las cosas inanimadas.
Ahora, una condición sine qua non de la oposición a la entropía es la energía, generada por la
respiración química, y una condición sine qua non de integración somática es la circulación de la
sangre, mediante los cuales las partes del cuerpo interactúan mutuamente. Por tanto, un
indicador clínico para el "punto sin retorno" es el cese mantenido de la circulación de sangre
oxigenada. La duración crítica depende de la temperatura corporal; de ordinario, probablemente
alrededor de los 20 ó 30 minutos.
Aunque la "muerte cerebral" sea una ficción legal, ha producido mucho bien y ningún daño
aparente. Entonces ¿por qué combatirla? Veo cinco razones:
Primero, muchos profesionales en diversas partes del mundo involucrados en trasplantes tienen
ideas confusas acerca de si los donantes con muerte cerebral estén muertos. Por tanto, sus
conciencias pueden estar subliminalmente comprometidas por un sentido de participación en una
muerte utilitarista. Más aún, entre el público general, la percepción difundida de que la sociedad
apruebe el asesinato de ciertos pacientes moribundos para una causa lo suficientemente buena
podría estar contribuyendo al daño del respeto a la vida. La extracción de vísceras de pacientes
vivos con cerebros destruidos podría por tanto estar causando un mal mucho mayor a los médicos,
enfermeras y a la sociedad que a los donantes de órganos mismos.
Segundo, la explicación tradicional de la muerte cerebral ha ido volviéndose cada vez más
inverosímil. Pero como la muerte cerebral es considerada falsamente como una vaca sagrada de la
bioética que debe ser preservada a toda costa, los teóricos han ido agarrándose cada vez más al
único argumento coherente que queda, a saber, la de la pérdida de la personalidad en un sentido
reduccionista. Consecuentemente, la praxis de la muerte cerebral está comenzando a evolucionar
en esa dirección y no en la línea de lo sagrado de la vida humana. Por ejemplo, las propuestas de
utilizar a niños anencefálicos vivos o a pacientes en estado vegetativo como fuentes de órganos,
impensable sólo hace unos pocos años, son ahora tomadas en serio entre los intelectuales y en la
literatura médica.
Cuarto, hay un serio problema de consentimiento informado. La mayoría de los firmantes de las
tarjetas de donantes de órganos y de las familias que autorizan la donación tienen muy poco
conocimiento de la muerte cerebral y de lo que realmente ocurre en las salas de operaciones.
Cuando leen la frase "después de mi muerte", muchos imaginan un cadáver sin pulso y podrían
horrorizarse al saber que realmente significa "después de que yo esté en coma y sin respiración
pero todos mis otros órganos estén funcionando bien", y que "yo seré eviscerado mientras mi
corazón esté todavía latiendo espontáneamente". Más aún, nadie es informado de que la
explicación para equiparar muerte cerebral y muerte sigue siendo controvertida ni de que la
evidencia empírica que se ha ido acumulando arroja serias dudas sobre ella. Por tanto,
información altamente relevante para la decisión moral del donante potencial es
sistemáticamente ocultada.
Finalmente, que el Estado defina a alguien como legalmente muerto de acuerdo con un criterio
contrario a las profundas convicciones de esa persona, viola la libertad de religión y de otros
derechos fundamentales (estoy pensando particularmente en los judíos ortodoxos, pero también
en cualquiera que rechace la muerte cerebral por motivos no religiosos). Solamente una definición
circulatorio-respiratoria legal puede ser aceptada de modo universal.
Estas son, pues, mis razones para desafiar el dogma de la muerte cerebral. Las consecuencias
éticas del abandono del concepto de muerte cerebral afectan principalmente el campo del
trasplante de órganos. No hay ningun problema moral en desconectar el respirador de un paciente
con el encéfalo totalmente destruido. Mi estudio de casos de supervivencia prolongada tiene
como objetivo principal profundizar en la fisiología somática de la muerte cerebral; en modo
alguno representaba una defensa implícita del "vitalismo". En ningún contexto clínico es más
evidente que el uso de técnicas de life-support es moralmente "extraordinario" o
"desproporcionado".
Las implicaciones respecto al trasplante de órganos son mucho más complejas de lo que a primera
vista parece. Una exposición detallada requeriría extendernos más allá de lo razonable en esta
conferencia. Baste decir que no estoy en contra de los trasplantes de órganos vitales y que creo
sinceramente que hay otras vías, que no necesariamente pasan por equiparar muerte cerebral con
la muerte y extraer el corazón cuando todavía está latiendo, para darles una justificación moral y
para llevarlos a cabo en la práctica. En particular, el uso del concepto de "donante con corazón no
latente" no sólo requiere dicha equiparación sino que incluso podría hacer que muchos más
órganos estuvieran disponibles para el trasplante que en el caso de que requiriéramos que todos
los donantes potenciales presentaran muerte cerebral. De hecho, en un contexto histórico, ésta
fue la manera en que los primeros trasplantes de corazón y de hígado fueron llevados a cabo,
mucho antes de que la muerte cerebral fuera elevada a los altares legislativos. En la última
década, de hecho, hemos presenciado un resurgimiento del interés y, consecuentemente, de la
investigación en esta línea . No hay tiempo para profundizar en este tema, pero permítaseme
enfatizar que creo que el trasplante de órganos es en principio una práctica loable, y que creo que
hay maneras de realizarlo sin causar directamente la muerte del donante, incluso si admitimos
que la muerte cerebral no es equivalente a la muerte. Ésta es sin duda un área muy prometedora
para la investigación, tanto técnica como ética. En cualquier caso, estoy convencido de que la
sustitución de la muerte cerebral por un concepto científicamente más creíble promovería
significativamente la respeto a la vida.
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|Calidad o cantidad |
|Según datos de las autoridades sanitarias, la tercera parte de las muertes que se registran al año
se deben a enfermedades terminales: |
|artritis reumatoide, entre otras, padecimientos que afectan a la población mayor de 60 años, que
ha crecido de manera acelerada en las |
|últimas dos décadas. Este grupo utiliza servicios de salud con una frecuencia cuatro veces mayor
que el resto de la población y los que |
|Por ello la atención de la población anciana representará uno de los mayores retos, pues se suma
a la crisis de la seguridad social, que |
|afecta a la mayoría de las naciones del mundo, y México no es la excepción. El déficit financiero
de las instituciones de seguridad social |
|Una proporción significativa de los adultos mayores de 65 años en el país, alrededor de 45% de la
población, no tienen acceso a la |
|transferencias monetarias y materiales, así como los cuidados directos del paciente; sin embargo,
su capacidad para responder a este |
|problema ha ido disminuyendo debido a las crisis económicas y a la adaptación que exigen las
nuevas realidades laborales y sociales. |
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|Dulce muerte |
|Al igual que se habla de mantener una “vida digna” ha surgido la necesidad de abordar una
“muerte digna” a través de la eutanasia, |
|precisamente para las personas con una enfermedad discapacitante, progresiva y dolorosa.
Empero, se trata de un tema que ha causado |
|polémica en la sociedad mexicana, cuya cultura está fuertemente ligada a sus creencias y donde
gran parte de su existencia gira alrededor |
|Acabar con el sufrimiento y brindarles la posibilidad de terminar con la poca vida que les queda
de una manera “dulce” es lo que ofrece |
|este procedimiento. Y si bien la eutanasia llega a ser un acto humanitario para quienes están a
favor, en la mayoría de las sociedades |
|ayudar a morir a alguien, aun por decisión del propio enfermo, es castigado penalmente.
|
|La exposición de motivos de la iniciativa de la Ley General de los Derechos de las Personas
Enfermas en Estado Terminal, presentada por |
|legisladores del prd, destaca que la persona tiene el derecho a que se le reconozca la posibilidad
de disponer de su propia vida en |
|A partir de ello, legislar sobre la terminación voluntaria de la vida representa una lucha por el
reconocimiento del derecho a una “muerte |
|digna”, tal como mucho tiempo atrás lo expresó Séneca: “Es preferible quitarse la vida, a una vida
sin sentido y con sufrimiento. La |
|‘muerte indigna’ es aquella que prolonga sin misericordia la vida por medios artificiales, donde la
vida se va agotando lentamente y sólo |
| |
|¿Una necesidad? |
|Para debatir sobre su importancia y la necesidad de crear una Ley de los Enfermos Terminales se
realizó en octubre de 2002 un foro con la |
|participación de expertos, organizaciones no gubernamentales e instituciones médicas y de
tanatología para analizar la autorización de esta|
|práctica. |
|De esta forma la iniciativa propone reglamentar la práctica de la terminación voluntaria de la vida
como un derecho de los enfermos |
|a cinco años de prisión a quien preste auxilio para que otro se suicide y de cuatro a 12 a quienes
ejecuten la muerte como auxilio. |
|La propuesta, como era de esperarse, enfrentó a los legisladores. Para unos México aún no está
preparado para abordar el tema, como lo |
|menciona la senadora del pan, Cecilia Romero, quien manifiesta: “No creo que
responsablemente podamos atacar el tema eutanasia si no |
|tenemos un marco de referencia que tiene que ver mucho con el respeto a los valores”. Y de
acuerdo con el senador priista Sadot Sánchez “no|
|tenemos necesidad o una urgencia por establecer disposiciones relacionadas con ese tema, no lo
hemos visto como una demanda social”. |
|Sin embargo la diputada del prd, Diana Bernal, considera que “sí estamos preparados y no
podemos aislarnos frente a un debate internacional|
|que a nosotros también nos ataca”. Antonio Soto, senador del sol azteca, menciona que la
eutanasia es necesaria “para que deje de estar |
|sufriendo (el paciente) y para que no sufra la familia que luego en muchos casos no tienen los
recursos suficientes que les permitan |
|La eutanasia, de acuerdo con la iniciativa de ley, deberá ser aplicada por un médico y
previamente avalada por un comité de bioética. |
|Habría asistencia sicológica y emocional, tanto al enfermo como a la familia. Así como un
Testamento de Vida para que las personas expresen|
|su voluntad en caso de llegar a una enfermedad terminal. La iniciativa fue turnada para su
análisis a la Cámara de Diputados. |
|El rechazo rotundo a dicha propuesta viene de la Comisión Episcopal de Pastoral Familiar de la
Conferencia del Episcopado Mexicano (cem), |
|El cardenal Norberto Rivera considera que la comunidad religiosa siempre se opondrá a que se
mate a las personas, pues todos los humanos |
|tienen derecho a la vida desde que se encuentran en el seno materno hasta el final de sus días.
|
|“Siempre el homicidio y el suicidio serán algo contra el proyecto de Dios, porque nosotros no
somos dueños absolutos de nuestra vida y a |
|nadie le es permitido poner un acto positivo con el cual se le quite la vida a otra persona”, señala.
|
| |
|A favor y en contra |
|morales y religiosas. La ciencia médica, por el contrario, se esfuerza para conservar con vida a los
pacientes en agonía y busca solucionar|
|el dilema que implica prolongar o no la existencia de manera artificial, con leyes que permitan al
paciente decidir si quiere o no esta |
|ayuda. |
|Si bien en México la muerte asistida es sancionada, su discusión en varias partes del mundo y los
nuevos problemas que conlleva hacen |
|necesario abrir el debate para determinar si la legislación actual responde a la realidad, o por el
contrario hay lagunas jurídicas que |
|El Estado tiene derecho de intervenir con la finalidad de asegurar que el paciente sea capaz de
iniciar y consentir tal disposición con |
|conocimiento de causa y no esté coaccionado ni por parte de la familia ni del personal médico.
|
|De esta forma la ley controlaría y regularía los acuerdos efectuados entre pacientes terminales y
sus médicos, con la finalidad de asegurar|
|que tales acuerdos se guíen respetando la autonomía del paciente individual. Pero la situación se
vuelve compleja cuando la gente no puede |
|menciona Schlüter. |
|En tanto, el médico especialista en bioética, Arnoldo Graus, resalta la existencia de cuatro puntos
contra la aplicación de la eutanasia: |
|religioso, cultural, peligro de sesgo y probable abuso. En los aspectos religioso y cultural explica
que la vida es considerada un valor |
|supremo cuyo respeto se pone en riesgo. Aunque con algunas diferencias de forma, todas las
religiones prohíben el suicidio asistido, |
|mientras que las más laxas dejan esta decisión como personal o una responsabilidad exclusiva del
consejero espiritual. |
|Por otro lado, la idea del abuso de la eutanasia se basa en el término slippery slope o pendiente
resbalosa, acuñado para referirse a la |
|eutanasia nazi mediante la cual se liquidaba a quienes tenían desventajas físicas, por mínimas
que fueran, en su afán de conservar la |
|pureza de la raza. |
|Kraus menciona que en la actualidad, debido a las presiones económicas y a que la medicina es
sumamente costosa, la eutanasia podría |
|producir muertes en viejos, alcohólicos, drogadictos, enfermos de sida, niños con
malformaciones e incluso a aquellos que pertenecen a |
|erosionan profunda e irreversiblemente la integridad y la vida del enfermo terminal. Desde esa
perspectiva, comenta, la eutanasia es más |
|En resumen expresa que una vez establecidos los lazos médico-paciente y bajo el entendido de
que el conocimiento del doliente y de sus |
|Entre los aspectos que han operado a favor se encuentra la conformación de sociedades más
democráticas, dilución del fervor religioso, |
|aparición de grupos ateos que exaltan el individualismo y que exigen control sobre su cuerpo, la
expansión del materialismo económico, que |
|hace ver la vida como una relación costo beneficio, los altos costos de la salud, la inversión de la
pirámide poblacional, donde se ha |
|Expone lo anterior Federico Ortiz Quesada, médico experto en bioética, quien precisa que debido
a los avances democráticos y científicos es|
|necesaria una profunda discusión y análisis que lleve a la reflexión del tema con los diversos
representantes de la sociedad, con el |
|propósito de establecer las normas de una práctica que debe seguir los más estrictos criterios
éticos. |
|Experiencia mundial |
|En la Declaración Universal de los Derechos Humanos, promulgada en 1948 por la Organización
de las Naciones Unidas, se establece en el |
|artículo tercero el derecho a la vida, pero también garantiza, en el artículo quinto, el derecho a
no ser sometido a tortura ni a penas o |
|tratos crueles, inhumanos o degradantes, lo que ha sido utilizado como una ventana para la
aceptación de la eutanasia pasiva. |
|Después de 25 años de debate, en Holanda se autorizó en 2001 bajo estrictas condiciones que
permiten la eutanasia activa, pasiva o el |
|suicidio asistido y reconoce legalmente el testamento de vida. En fecha reciente se dio a conocer
que también analiza la posibilidad de |
|A esta experiencia se suma Australia, que en 1996 aprobó la Ley de los Derechos de los Enfermos
Terminales, que autorizaba al médico a dar |
|En ese mismo año, en Oregon, Estados Unidos, entró en vigor la Ley Muerte con Dignidad, que
permite lo que se llama suicidio asistido, en |
|La legislación de Bélgica va más allá que la holandesa, pues los pacientes no terminales y
personas que padecen un insoportable sufrimiento|
|síquico también pueden pedir la eutanasia a su médico desde mayo de 2002. Pero en los casos en
los que no se sufre de un padecimiento |
|incurable también es posible recurrir a la práctica si el médico se toma un mes de reflexión y pide
el consejo de dos colegas. |
| |
|Tanatología: opción |
|Dado que la posibilidad de recurrir a métodos que lleven a los pacientes a una muerte digna se ve
como algo muy lejano, los especialistas |
|recomiendan recurrir a la tanatología para alcanzar la muerte en las mejores condiciones
sicológicas, es decir, recurrir a la ayuda |
|especializada para poder enfrentar cada una de las etapas previas al fallecimiento, las cuales no
sólo son padecidas por el enfermo sino |
|también por la familia y amigos cercanos. Teresita Tinajero, presidenta del Instituto Mexicano de
Tanatología, explica que ante la pérdida |
|de la vida, que representa la más fuerte y más profunda para el ser humano, se atraviesa por
varias etapas, que van desde la negación hasta|
|la aceptación. |
|de cada uno. Para ello es necesario crear instituciones especiales que brinden cuidados sólo a
pacientes terminales, conocidas como |
|hospices. |
|El especialista refiere que aliviar el dolor, la soledad, el aislamiento y asistir al enfermo
moribundo es sin duda un medio más compasivo |
|y efectivo de ayuda que la determinación de concluir con la vida humana, propia o ajena, y que
todos los involucrados en el proceso de |
|“Antes que pensar en la práctica de la eutanasia deben mejorarse las condiciones del moribundo.
No se trata de ayudar a bien morir sino a |
|vivir bien hasta el último momento. Una buena muerte debe comenzar por el cuidado compasivo
al moribundo”, destaca. Sin embargo, dadas las |
INTRODUCCIÓN
VERDAD E INFORMACIÓN
La información al paciente y a su familia en la medicina actual se enfoca desde dos puntos de vista
diferentes. Y esto se aprecia aún con más claridad en el campo de la oncología. Por un lado está la
línea más avanzada, que se practica y defiende principalmente en países anglosajones, y que se
orienta a dar una información clara y directa, poco preocupada por las posibles repercusiones
emocionales negativas Esta orientación se basa en una visión antropológica y social diferente y, a
la vez, es más eficaz para eludir los posibles compromisos de responsabilidad legal. Además,
parece que responde también al hecho de que en esos países los pacientes oncológicos tienen
más deseos de estar bien informados sobre su enfermedad. Sin embargo, a veces parece que el
derecho a la información se transforma en un deber: el enfermo se ve obligado a encararse no
sólo con el diagnóstico y las posibilidades terapéuticas que se le ofrecen sino que, además, le
corresponde asumir también el pronóstico. Y esta actitud entraña riesgos. Hasta el punto de que
esta información se puede llegar a convertir en un arma de doble filo que no es fácil de manejar.
En Estados Unidos se ha vuelto a reabrir la polémica sobre la información, la certidumbre del
pronóstico y la esperanza del enfermo y empiezan a aparecer posturas divergentes .
Los problemas de responsabilidad de los actos médicos hacen que sea mucho más frecuente
solicitar el consentimiento firmado del enfermo antes de que se someta a estudios o tratamientos
potencialmente lesivos. En este ambiente es natural que surja esta cuestión, que es una pregunta
abierta: ¿hasta qué punto el consentimiento firmado es un consentimiento informado? Por una
parte, es frecuente que la familia, unilateralmente y por motivos humanitarios, asuma el papel de
único interlocutor válido sobre la enfermedad y el pronóstico del enfermo. Además, los parientes
de los enfermos con cáncer rechazan cualquier comunicación del diagnóstico al paciente con más
frecuencia que la población general. Se llega así a un acuerdo verbal o tácito entre médico y
familia: se reconoce a priori que el enfermo no va a ser capaz de asumir su realidad y su futuro. Al
paciente, que es el primer interesado, parece que se le niega el reconocimiento de su madurez, de
la capacidad de afrontar una situación difícil, con lo que queda excluido de la información y de la
toma de decisiones desde el principio. Por otra parte, el problema puede aparecer a la hora de
enfrentarse con la necesidad de firmar un consentimiento para, por ejemplo, recibir un
tratamiento oncológico. En ocasiones el médico intentar obviar este trámite quitándole
importancia o suavizando los términos médicos que se reflejan en el texto. Sin embargo, no es
extraño ver también que enfermo y familia lo firman sin detenerse a leer su contenido. Esto es, al
fin y al cabo, un modo un modo de mantener su derecho a no ser informados aunque se les exija
un consentimiento informado.
LA VERDAD TOLERABLE
La VT, como concepto, expresa una fuerza y una evidencia que hacen que se comprenda y se
acepte con facilidad. Pero tiene, por otra parte, el inconveniente de que no se encuadra dentro de
unos límites definidos: la VT hay que adaptarla a cada persona y a su grado de tolerancia en cada
momento. La información que hay que transmitir a cada persona, en cada lugar y en cada instante
depende de demasiados factores objetivos y subjetivos. Estos factores no son medibles y, además,
interactúan: se modulan entre sí y cambian casi constantemente. Son un reflejo de los diferentes
estados interiores de cada persona. Sólo se puede llegar a la VT como algo propio de un individuo
en unas coordenadas concretas de tiempo y espacio, es decir, que hay que entenderla como algo
dinámico y personal. Esta VT se ha propuesto como modelo a seguir en la información al paciente
oncológico. En realidad describe de manera poco específica y muy adaptable la necesidad de
involucrar al paciente en el conocimiento de su enfermedad (diagnóstico, pronóstico, tratamiento
e historia natural) sin que le suponga un trauma que no sea capaz de soportar. Uno de los
problemas es que, al tratarse de algo moldeable y que se diseña individualmente, no se puede
encontrar un esquema y unas líneas de actuación comunes para emplear en todos los casos.
Toda la información y toda la verdad que se refieren a una enfermedad tienen una frontera, un
umbral de tolerabilidad. Y estos límites de tolerabilidad dependen de diversos factores. Algunos de
ellos pueden ser las características personales del propio enfermo (psicología, personalidad,
madurez), su entorno familiar, del pronóstico y las características de la propia enfermedad y,
también, del médico o de la persona que informa. Incluso, la propia especialidad de la medicina
que ejerce el informador, también influye en el tipo de información que suministra. La información
en oncología tiene matices asociados porque los pacientes, sus familiares y la sociedad en general
no han llegado a alcanzar un conocimiento claro de lo que es el cáncer: no tienen una imagen
visual de esta enfermedad, salvo que la hayan vivido en parientes muy cercanos. En resumen: no
entienden lo que es un cáncer. Aun así no es complicado que se asuman conceptos fácilmente
imaginables (está muy extendido, está muy avanzado, le coge el pulmón y los huesos) aunque eso
no quiera decir que se conoce su significado auténtico.
A un enfermo se le pueda explicar, y puede que llegue a comprender, el diagnóstico de cáncer sin
tener que nombrar esta palabra. No hay que olvidar que sigue siendo una palabra tabú. Hay rasgos
importantes de la enfermedad que el paciente es capaz de asumir y tolerar, siempre que la
información se base en conceptos claros, comprensibles y, si es posible, imaginables. Y mejor aún
si el enfermo es capaz de comparar lo que se le explica con sus conocimientos elementales y las
experiencias previas de conocidos. Se puede comprender que ha aparecido algo que es patológico
y que progresa, que crece, y que produce o puede producir síntomas y signos clínicos. Si se hace
ver la seriedad del diagnóstico, es fácil, en consecuencia plantear que en el pronóstico pueden
aparecer sombras y, también, que puede hacer falta un tratamiento proporcionado: fuerte,
agresivo. Siempre que se mantenga la esperanza en la curación. En esta exposición deben entrar
las características principales de la enfermedad, de su evolución, de su tratamiento y del
pronóstico, al tiempo que se procura evitar las palabras cáncer o tumor, que a veces se asumen
como equivalentes aunque arrastren una carga ansiógena diferente. Es preciso dedicar tiempo,
explicar cada punto, preguntar dudas y resolverlas, volver atrás, idear ejemplos nuevos e
imágenes diferentes que expliquen mejor los conceptos.
En un ambiente hospitalario, los enfermos que se ven con problemas, que no terminan de
mejorar, que se ven sometidos a más pruebas diagnósticas que a tratamientos, que no reciben un
diagnóstico claro o que el que reciben no les cuadra con la importancia que les parece que debe
de tener su enfermedad... se planteen que detrás se les oculta algo más. Y el enfermo puede
preguntar, pasado el tiempo, lo que para él es crucial: ¿es malo?, ¿es maligno? En otras palabras:
¿es cáncer? A veces hay que adelantarse a la pregunta y afrontar la duda desde su comienzo,
procurando mantener la esperanza. Pero hay que tener cierta precaución con lo que sólo sea una
sospecha diagnóstica: sin un diagnóstico confirmado no se puede facilitar un pronóstico ni indicar
un tratamiento. No es recomendable que en los primeros momentos se pretendan atar todos lo
cabos y dar por terminada la labor de información y de relación con el enfermo. En la primera
entrevista se corre el riesgo de que cualquier información que se dé sea demasiada. Además, el
médico no tiene aún referencias para conocer qué entiende o qué extrae el enfermo del aluvión
de datos que se le proporciona. No es preciso pretender suministrar toda la información en una
sola conversación: es preciso contar con el factor tiempo para que el enfermo y la familia maduren
los datos que se les aportan. Este trato repetido también es una de los primeros determinantes
que luego puede servir para que la relación entre el médico y el paciente crezca desde la
sinceridad y la confianza. Aunque no siempre se menciona, es muy importante la labor del
personal de enfermería. Si se realiza una verdadera labor de equipo, en ocasiones deberá asumir
un papel activo en la información. Y siempre podrá colaborar con el médico o con el que asuma el
papel de primer informador transmitiéndole las reacciones y las dudas que el paciente, con más
confianza por el trato a veces más directo y continuo, le puede revelar.
Los interlocutores del médico en nuestro medio son la familia y el paciente. Está perfectamente
establecido que el primer interesado en la información y el que tiene derecho a recibirla es aquél a
quien afecta más directamente: el paciente. Éste, a su vez, puede delegar este derecho o
reconocer a los que pueden compartirlo con él. Sin embargo, sería una falta de realismo intentar
obviar el papel de la familia; se trata del primer cuidador, el más directo y habitual, y es lógico que
participe de alguna manera de la información. Entre el enfermo y su entorno familiar hay una
interacción en lo cotidiano casi constante. El paciente y su entorno familiar reciben la información,
la elaboran, la personalizan y, finalmente, se la comunican mutuamente con algunas ideas
voluntariamente sesgadas. Durante el tiempo de trato y atención que la familia dispensa al
paciente se crean nuevos lazos, informaciones y actitudes que el médico debería, al menos,
conocer, si no le es posible participar en ellas. No se puede excluir a los allegados de la
información que les afecta ni tampoco adoptarlos como interlocutores únicos para tratar de los
problemas que afectan al enfermo.
Con el paso del tiempo y el contacto más frecuente con el enfermo, el médico se va apercibiendo
de estos matices que le ayudan a perfilar las conversaciones y a conocer e interpretar mejor la
reacciones de sus pacientes, tanto internas como externas. Es preciso que el médico tenga una
sensibilidad especial en relación con el modo de ser del enfermo y con los cambios psicológicos
que pueden sucederle para adaptar la información que suministra a la propia tolerancia del
paciente. Si ha habido una costumbre de acercarse a informar a los enfermos, entonces se han
podido cometer errores por exceso y por defecto. No hay una norma clara qué defina en cada
enfermo su VT: la experiencia se adquiere a diario con la práctica y, hasta cierto punto con una
técnica de ensayo y error. Sólo se puede adquirir la sensibilidad necesaria para acercar a cada
paciente la información que, de hecho, puede soportar cuando uno ha podido aprender de sus
propios errores y aciertos. Aunque a la hora de informar al paciente el componente humano es el
primordial, también una parte técnica en la que se podría definir una curva de aprendizaje
(learning curve) que exige experiencia y repetición de actos. Aun así, hay que saber que cada vez
que se intenta transmitir información a un paciente sobre su enfermedad se está asumiendo una
situación no conocida y, con ello, un riesgo evidente de no acertar ni en la cantidad ni en el modo
de transmitirla. Esta incertidumbre es una constante: aparece siempre, aunque pueda estar más
atenuada, incluso en los médicos con más experiencia en este tipo de situaciones e incluso cuando
se van conociendo las características más peculiares tanto del enfermo como de su familia.
El enfermo no mantiene una actitud estable a lo largo de todas las etapas de su enfermedad.
Respecto a la aceptación de la muerte se han descrito una serie de etapas que no son
propiamente unos pasos ordenados, sucesivos e inamovibles. Aunque esta distinción en etapas se
comenzó empleando exclusivamente en enfermos terminales, últimamente se han venido
aplicado también a los enfermos con cáncer, independientemente del estadio y del pronóstico en
relación con el conocimiento y la aceptación de la enfermedad. También en estos enfermos se
pueden señalar unas fases similares. A pesar de que se presentan como una vía de sentido único,
también son variables. De hecho, la experiencia clínica permite ver que sólo raramente se
presentan en el orden descrito: pueden repetirse, adelantarse, retrasarse y, también, coexistir en
un mismo periodo de tiempo.
En el paciente, con el paso del tiempo, a la vez que se altera su entorno y su psicología, también
cambia la situación de la enfermedad, que puede remitir o progresar. En la misma medida se
modifica también la indicación y la actitud ante un tratamiento oncológico. Y también cambia el
entorno y la psicología del médico, a veces también al mismo ritmo en que se desarrolla la
enfermedad. En este sentido, se ha trabajado mucho en relación con la primera información sobre
el diagnóstico: la que supone un choque más grande y mayor ansiedad. Poco se ha trabajado
sobre la información en relación con el riesgo de recidiva durante el seguimiento de los enfermos
potencialmente curados o sobre la falsa seguridad que pueden dar al paciente los múltiples
estudios y revisiones que se suelen realizar durante este seguimiento o sobre el modo de seguir
transmitiendo la información a enfermos crónicos con una enfermedad avanzada de evolución
lenta, que pueden tener un pronóstico vital de varios años.
Introducción
Mediante el presente análisis se pretende dar una panorámica del procedimiento que se sigue
desde el conocimiento del hecho delictuoso hasta su conclusión con una sentencia que puede ser
absolutoria o condenatoria, en este último caso imponiendo alguna de las penas señaladas en el
párrafo que antecede, y en su caso el beneficio del profesional de la salud de obtener su libertad
bajo caución (fianza) cuando es detenido, así como de las arbitrariedades durante el
procedimiento en las que pudieran incurrir las autoridades de procuración y administración de
justicia, y de los casos en los que el profesionista no otorga la importancia debida a las peticiones
de información realizadas por el Ministerio Público para integrar la averiguación correspondiente y
de los órganos encargados de vigilar la correcta y pronta administración de justicia.
De los procedimientos
El Agente del Ministerio Público es una autoridad administrativa porque depende del Poder
Ejecutivo y no se encarga de juzgar, sino de procurar que se cumpla con las leyes. Su principal
función consiste en llevar a cabo todas las investigaciones que sean necesarias para integrar la
averiguación previa (formar el expediente) misma que, dependiendo del caso concreto, puede
concluir con la absolución por falta de evidencias o con la consignación (solicitud) ante un juez,
quien resulta ser la segunda autoridad, ahora judicial, que continuará conociendo del delito,
mediante el llamado proceso penal.
El Ministerio Público, una vez que recaba las evidencias suficientes para señalar al probable
responsable, integra el expediente y remite la averiguación previa al juez, solicitándole que gire
orden de aprehensión para detener al presunto responsable de la comisión del delito.
Ahora bien, los ordenamientos penales señalan dos formas de iniciar una averiguación previa: a)
cuando el delito es de los perseguibles de oficio la autoridad intervendrá inmediatamente, sin que
exista petición de la parte afectada, por ejemplo, en el homicidio y, b) cuando el delito es
perseguible por querella (acusación), el procedimiento inicia por denuncia expresa del ofendido
(persona afectada).
Ministerio Público.-
Es el representante de la sociedad, recibe las denuncias o querellas que le presenten sobre hechos
que puedan constituir delitos, para posteriormente practicar y ordenar la realización de todos los
actos necesarios para reunir los elementos que le permitan determinar la responsabilidad o
inocencia de la persona en la comisión del delito.
El Ministerio Público tiene la facultad de citar a toda persona que tenga conocimiento de los
hechos delictuosos para que comparezcan ante él a rendir su declaración, ya sea como
denunciantes, testigos o inculpados, para ello basta que en la denuncia o querella se les mencione,
ello no significa que quien comparezca ante dicha autoridad pueda ser detenido en ese momento,
al menos que se trate de la comisión de un delito de manera flagrante, es decir, en el momento de
cometerlo.
Sólo se solicita el auxilio al Ministerio Público, por lo cual se recomienda que siempre se asista
porque de lo contrario puede solicitarse el auxilio de la fuerza pública para que se presente la
policía en su domicilio y lo lleve a la fuerza.
Con el fin de realizar todos los actos conducentes a la acreditación del delito y la probable
responsabilidad del inculpado, así como la reparación del daño, el Ministerio Público tiene la
facultad de actuar a través de la Policía Judicial, dictando todas las medidas y providencias
necesarias para proporcionar seguridad y auxilio a la parte afectada, acordando la detención o
retención de los presuntos culpables cuando así proceda o la presentación de los mismos cuando
voluntariamente no lo hicieren al habérseles requerido.[1]
Ante este caso, el médico puede promover, un recurso que se conoce como amparo indirecto, el
cual procede contra actos que pudieran causar un perjuicio de imposible reparación para el
quejoso, como una probable detención por orden de aprehensión contra la cual se interpone el
amparo y si se otorga la protección de la Justicia Federal, la orden de aprehensión no surte efectos
para que se realice la detención de la persona.
El amparo indirecto se promueve ante un Juez de Distrito en Materia Penal, solicitándole que
otorgue la suspensión provisional del acto reclamado, en el ejemplo de la orden de aprehensión,
que se otorgue para que las cosas se mantengan en el estado en que se encuentran, es decir, para
que no se ejecute el acto que cause perjuicio al quejoso, como lo es la privación de la libertad. Si el
juez concede la suspensión, el probable responsable no podrá ser detenido.
Al igual que un Tribunal Colegiado en Materia Penal, el Juez de Distrito analiza si existen
violaciones a las garantías individuales del quejoso y procede a dictar una sentencia.
Este tipo de amparo puede promoverse en cualquier momento, por tratarse de actos que se
relacionan con el peligro de privación de la vida o de ataques a la libertad. Al respecto, no procede
conceder la suspensión provisional, cuando el delito que se le atribuye al probable responsable es
considerado como grave, y no tiene el beneficio de obtener su libertad bajo caución, por ejemplo,
cuando se trate del delito de homicidio doloso o con intención,[2] cuya penalidad será de 8 años
como pena mínima y una máxima de 20, que sumados nos da 28 años y dividido entre 2, nos
arroja 14 años, es decir, rebasa los 5 años a que se refiere el término medio aritmético, al que ya
se hizo referencia.
Juez competente.-
Dentro de las pruebas[5] que se pueden ofrecer para acreditar la inocencia de una persona sujeta
a procedimiento penal tenemos entre otras la confesión, las documentales públicas o privadas, la
testimonial, pericial, inspección ministerial, inspección judicial, careos, confrontación, las cuales se
desahogarán en las diversas audiencias que para tal efecto se señalen.
Una vez desahogadas las pruebas, el juez concederá un plazo de diez días hábiles común a las
partes (ministerio público e inculpado) para formular conclusiones. Normalmente las del
ministerio público son acusatorias solicitando al juez imponga la pena máxima, y para tal efecto se
llevará a cabo una audiencia de vista, después de la cual las partes formularán sus alegatos finales
y se emitirá la sentencia respectiva, en la cual se condenará o absolverá al inculpado.
Si la persona resulta culpable se impondrá pena privativa de libertad y/o el pago de una cantidad
de dinero por concepto de reparación del daño o multa, para lo cual se tomará en cuenta si la
persona delinque por primera vez o es reincidente.
Tribunal competente.-
Cuando alguna de las partes del proceso esté inconforme con el sentido de la sentencia emitida,
podrá interponer un medio de impugnación conocido como "recurso de apelación", ya sea ante la
Sala Penal, que es el tribunal competente para conocer del recurso de apelación tratándose del
fuero común, es decir, en el Distrito Federal o en las entidades federativas, o bien, podrá
interponer el recurso en el Tribunal Unitario de Circuito en Materia Penal, tratándose de la
materia o fuero federal.
El recurso de apelación tiene por objeto que el superior jerárquico del juez revise si la actuación
del mismo fue correcta o no, si se aplicó adecuadamente la ley, si se valoraron debidamente las
pruebas, si hubo violaciones procesales, etc., tomando en consideración los agravios hechos valer
por el apelante. Posteriormente, se dicta una nueva resolución por la cual el tribunal superior
podrá confirmar, revocar o modificar la primera sentencia emitida por el juez.
Amparo penal.-
En esta materia puede interponerse un amparo directo contra la sentencia dictada por la Sala
Penal o por el Tribunal Unitario de Circuito en Materia Penal en el recurso de apelación, procede el
juicio de amparo directo, del cual conocerá el Tribunal Colegiado en Materia Penal.
Contra estos actos de la autoridad, puede recurrirse a los Órganos Internos de Control de las
Procuradurías, tanto a nivel federal como de las entidades federativas, presentando una queja
respecto de las afectaciones sufridas, o bien, puede acudirse a la Comisión Nacional de los
Derechos Humanos o a las Comisiones análogas en los Estados, a efecto de solicitar su
intervención ante una violación a los derechos humanos cometidas por autoridades de las
entidades federativas o de los municipios.
Delito
Penalidad en años
Persecución
Culpabilidad
Comentario
Homicidio simple
(Art. 123)
8 a 20 doloso
2 a 5 culposo
8 a 20 doloso
2 a 5 culposo
De oficio
Homicidio calificado
(Arts.128 y 138)
20 a 50
20 a 50 años
De oficio
Doloso
Este tipo conserva las mismas características que en el ordenamiento en vigor, solo que ahora las
agravantes para tenerlo como calificado ya no son sólo la ventaja, la alevosía y la traición, sino la
retribución, los medios empleados, la saña y el estado de alteración voluntaria.
(Art. 127)
2a5
No
De oficio
Doloso
Nuevo tipo que regula de manera especial la eutanasia, a la cual se le impone una penalidad
menor que al homicidio simple de tipo doloso, y se le equipara, punitivamente, con el de tipo
culposo. Este precepto resulta un avance en la materia, pues ningún ordenamiento anterior en el
Distrito Federal había enfrentado la regulación particular de una situación especial como la
eutanasia.
Lesiones simples
(Art. 130)
292 y 293
De oficio, salvo las de tipo culposo, y las que tarden en sanar menos de 15 días y no pongan en
peligro la vida
Doloso o culposo.
Delito
Penalidad en años
Persecución
Culpabilidad
Comentario
Lesiones calificadas
(Art. 134)
De oficio
Doloso
Ayuda al suicida
1 a 5 si el suicidio se consuma.
2/3 partes si no consuma y se causan lesiones y 1 /4 parte si no se consuma y no hay lesiones.
1 a 5 si el suicidio se consuma
De oficio
Doloso
Se aumenta la penalidad al delito cometido cuando los suicidas son menores de edad o
incapacitados, con la finalidad de sancionar con una mayor rigidez dichas actitudes.
Este tipo penal guarda amplia relación con el relativo a la eutanasia (artículo 127), para los casos
en que la asistencia llegue a ser de tal grado que cause la muerte; sin embargo, impone mayor
penalidad, aun y cuando las conductas sean exactamente iguales. La diferencia entre ambos tipos
penales es la razón humanitaria que guarda la eutanasia.
El homicidio doloso merece ser penado en cualquiera de sus modalidades; empero, cuando la
voluntad del ejecutante busca conseguir que la víctima deje de sufrir una serie de dolores que en
ocasiones pueden llegar a rayar el límite físico de tolerancia humana, merece ser tratado con
menor rigor que aquel en donde el suicida puede llegar a curarse.
Inducción al suicidio
(Arts. 142 y 143)
1 a 5 si el suicidio se consuma
De oficio
Doloso
Delito
Penalidad en años
Persecución
Culpabilidad
Comentario
Aborto
(Arts.145 y 146)
1 a 3 si la madre acepta
3 a 9 meses culposo
3 a 6 si la madre no acepta
6 a 8 si es con violencia
1 a 3 si la madre acepta
3 a 9 meses si es culposo
3 a 6 si la madre no acepta
6 a 8 si es con violencia
De oficio
Doloso, pero puede ser culposo para el caso del aborto consentido por la madre
Este tipo penal incluye penalidad especial cuando el que cause el aborto sea médico cirujano,
enfermero o practicante, para los cuales, aunado a la sanción privativa de la libertad, procede la
suspensión en el ejercicio de la profesión u oficio por el mismo término de la condena.
Disposición de
óvulos y esperma
(Arts. 149,
152 y 153)
3 a 6 y de 50 a 500 días multa
No
De oficio, salvo que exista una relación de matrimonio, concubinato o pareja entre el donante y el
responsable.
Doloso
Nuevo tipo propio de los profesionales de la medicina, el cual responde a los avances de la ciencia
médica. La exposición de motivos señala que se busca proteger la libertad y voluntad de optar por
un medio alterno para lograr la concepción, de ahí la justificación de la sanción. Este tipo también
contempla la suspensión en el ejercicio de la profesión del médico que hubiere cometido el delito,
por un tiempo igual al que hubiere sido sentenciado.
Inseminación artificial
sin consentimiento
(Arts. 150,
152 y 153)
3 a 7 si es sin violencia
No
De oficio, salvo la excepción señalada en el punto anterior, en donde será por querella
Doloso
Este precepto forma parte del mismo capítulo que el precepto a que se hizo referencia en el
punto anterior, llamado "procreación asistida e inseminación artifical", forma parte de los nuevos
tipos penales incluidos en el código que nos ocupa, el cual tiene además de la imposición privativa
de la libertad y la suspensión para el ejercicio de la profesión, una consecuencia que resulta
interesante, consistente en la obligación de proporcionar alimentos a los hijos que nacieran de
esta inseminación no autorizada, así como para la madre, concepto que resulta innovador en
nuestro sistema jurídico, ya que la legislación civil solo imponía dicha obligación a los miembros de
la familia, y en el caso que nos ocupa no se limita a ese universo, sino que puede ampliarse a
cualquier persona, sin importar la relación.
Delito
Penalidad en años
Persecución
Culpabilidad
Comentario
(Arts. 151,
152 y 153)
4 a 7 si es sin violencia
No
De oficio, salvo la excepción ya señalada en punto anterior, en donde será por querella
Doloso
Se continúa con la protección a la libertad y la voluntad de optar por un medio alterno para lograr
la concepción, pero ahora el tipo penal se refiere a la implantación de un óvulo ya fecundado con
anterioridad, a diferencia de la inseminación artificial, en donde la fecundación del óvulo se realiza
dentro del cuerpo de la receptora. En este delito se ve, hasta cierto grado, la conjunción de los dos
tipos penales anteriormente señalados y que se incluyen en el mismo capítulo, pues conjunta
tanto a la implantación del óvulo, como a la disposición de éste sin la autorización de los
donadores, de ahí que su penalidad sea mayor.
2a6
No
De oficio
Doloso
Este artículo pretende colocar el orden jurídico mexicano a la par de los avances científicos en
materia de manipulación de genes humanos, fecundación de óvulos con finalidad distinta a la
procreación, clonación humana e ingeniería genética, por lo que sanciona todas esas conductas
cuando no tienen la finalidad de mejorar la salud de los seres humanos. Se pretende proteger la
vida del ser clonado o al cual se le realizó la manipulación genética, por las implicaciones mismas
que dichos actos pueden acarrear en su persona, así como en su estabilidad física y mental.
6 meses a 3 años
No
De oficio
Doloso
Se encuentra contenido dentro del Título denominado "Delitos en contra del adecuado desarrollo
de la justicia cometidos por servidores públicos", por lo que podría entenderse que sólo resultan
aplicables sus disposiciones a los médicos que tengan ese carácter, aun y cuando los preceptos
que nos ocupan no lo señalen de manera expresa.
Responsabilidad profesional
(Art. 322)
Art. 228
La misma penalidad
De oficio
Doloso
Para comprender la existencia de este tipo penal el mismo debe entenderse procedente sólo en
aquellos casos en los que otros tipos no imponen penalidad específica cuando el responsable
comete el delito en ejercicio de su profesión; es decir, sólo puede configurarse si primeramente se
configura otro de los delitos contenidos en el código y éste no señala una sanción específica
diferente.
Delito
Penalidad en años
Persecución
Culpabilidad
Comentario
Negación del
servicio médico
(Art. 324)
1 a 4, de 100 a 300 días multa y suspensión por un tiempo igual al de la pena de prisión
No
De oficio
Doloso
Con la inclusión de este tipo, el artículo 469 de la Ley General de Salud solo será aplicable a los
servidores públicos de carácter federal que presten sus servicios profesionales en el ámbito
territorial de aplicación de este Código. Establece una penalidad mayor en todos sus aspectos
desde la privativa de la libertad, la pecuniaria y la de suspensión en el ejercicio de la profesión, por
lo cual, los médicos que hubieren sido sentenciados con base en esta sentencia pueden apelar a
los beneficios que tiene este precepto.
Abandono del
servicio médico
(Art. 325)
De oficio
Doloso
(Art. 326)
2a6
No
De oficio
Doloso
Este artículo regula de manera específica conductas propias de los médicos que en el
ordenamiento anterior no estaban previstas. Esta nueva regulación se basa, tal como lo señala la
exposición de motivos del ordenamiento, en que el servicio médico incide de manera directa en la
salud de las personas; por tanto, se espera que el profesionista actúe con responsabilidad y
profesionalismo y, en caso contrario, se cuente con los instrumentos legales apropiados para
sancionar las conductas inapropiadas que ahora pueden consistir en: llevar a cabo una operación
quirúrgica innecesaria; simular la realización de ésta o, practicarla sin autorización del paciente o
de quien pueda legítimamente otorgarla, cuando ésta ponga en peligro la vida de aquél o cause la
pérdida de un miembro o afecte la integridad de una función vital.
Delito
Penalidad en años
Persecución
Culpabilidad
Comentario
(Art. 327)
3 meses a 2 años
Art. 230
3 meses a 2 años
De oficio
Doloso
Este tipo penal no sufrió ninguna modificación respecto del ordenamiento anterior.
(Art. 328)
1 ½ a 9 meses
si es culposo
No
De oficio
Doloso
Tipo penal de nueva inclusión, de aplicación exclusiva para médicos o enfermeras, aunque debe
entenderse como de tipo complementario, es decir, se configura junto con el de homicidio o
lesiones que se le lleguen a causar al paciente con el suministro de medicamentos evidentemente
inapropiados.
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[3] Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 20, fracción III.
[4] Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, artículo 20, fracción V.
[5] Código Federal de Procedimientos Penales. Título Sexto, Artículos 207 a 290.
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Actualización: 09.08.2005,
e-mail: webmaster@conamed.gob.mx
CAPITULO III
• LEGISLACIÓN Y EUTANASIA
Casi todo el mundo reconoce que tales prácticas suscitan profundas cuestiones morales y sociales:
la dignidad humana, el valor sagrado de la vida, la moralidad del suicidio, la ética de la medicina, la
protección de los vulnerables, el deber de cuidar, y la obligación del gobierno de controlar el uso
de fuerzas letales y de proteger la vida del inocente. Pero, a causa de la naturaleza de nuestro
sistema político, en Estados Unidos las grandes cuestiones morales a menudo se reformulan en
términos de derechos individuales. Como era de esperar, las complicadas y delicadas cuestiones
que rodean el fin de la vida se analizan ahora en el contexto de una petición del "derecho a morir".
Para afianzar tal derecho contra la interferencia gubernamental, los protagonistas han acudido a
los tribunales. Y así, las cuestiones disputadas sobre la muerte y el morir se han convertido ahora
en materia para un juicio constitucional.
El Tribunal Supremo de los Estados Unidos decidirá pronto si promulgar una nueva doctrina
constitucional que termine de hecho con la capacidad de los gobiernos estatales para interferir en
los suicidios ayudados médicamente. Si el Tribunal da este paso, los jueces serán en adelante los
responsables de resolver algunos de los aspectos más delicados de la relación entre los médicos y
sus pacientes. Hay buenas razones para temer que el resultado sería un desastre.
El trasfondo legal
Como la mayor parte de los estados, Nueva York y Washington poseen estatutos que consideran
un crimen para cualquier persona el ayudar a otra a cometer suicidio. Estos estatutos han sido
declarados inconstitucionales por la Sala Segunda y la Sala Novena de los Tribunales de Apelación
de los Estados Unidos, y sus decisiones se encuentran ahora ante el Tribunal Supremo. Hay varios
enfoques legales diferentes que el máximo Tribunal puede adoptar.
Podría concluir que la Constitución simplemente no crea ningún derecho a cometer o a intentar el
suicidio y, por tanto, no crea ningún derecho a ayudar o a obtener ayuda para cometer el suicidio.
Tres hechos apoyan fuertemente esta conclusión. En primer lugar, la Constitución calla sobre la
cuestión del suicidio. En segundo lugar, las leyes contra la ayuda al suicidio eran comunes cuando
fueron ratificadas la Constitución y sus Enmiendas posteriores. Y, por último, no hay ningún
precedente del Tribunal Supremo que reconozca tal derecho. Estos antecedentes ya han inducido
de hecho al juez Antonin Scalia a anunciar que "los tribunales federales no tienen nada que decir
en este asunto".
Si una mayoría de los jueces se unen a Scalia para llegar a esta conclusión, las cuestiones
discutidas en este ensayo no se referirán directamente al análisis del Tribunal. Sin embargo, no es
seguro, y ni siquiera probable, que apoyen la postura de Scalia. Tal como sugieren las resoluciones
de las salas Segunda y Novena, existen varias doctrinas constitucionales que pueden extenderse
de modo que invaliden estatutos tales como los existentes en Nueva York y Washington.
El Tribunal Supremo puede juzgar, por ejemplo, que los estatutos que prohiben la ayuda al suicidio
violan la Decimocuarta Enmienda, dado que ésta prohibe a los gobiernos estatales negar a
cualquier persona el derecho a la "protección igual de las leyes". Éste fue el enfoque adoptado por
la Sala Segunda, que sostuvo que el estatuto de Nueva York sobre la ayuda al suicidio discrimina
irracionalmente entre los pacientes terminales con sistemas de soporte vital (que pueden acabar
con sus vidas ordenando la retirada de tales tratamientos) y los pacientes terminales que no
tienen esta opción porque no están conectados a sistemas de soporte vital.
La Sala Segunda reconoció, sin embargo, que podría anular la distinción creada por los estatutos
sólo si no hubiera ninguna prueba de conexión razonable con ningún interés legítimo del estado.
Al aplicar esta prueba de existencia de bases racionales, el Tribunal Supremo ordinariamente
considera con gran deferencia la opinión de las legislaciones estatales, y hay abundantes razones
legítimas para justificar los estatutos que proscriben la ayuda al suicidio. Quizá la más obvia es el
interés del estado, que discutiremos con detalle más adelante, en conservar la valiosa distinción
de sentido común que los médicos han establecido siempre entre dejar que la naturaleza siga su
curso con un paciente gravemente enfermo y dar los pasos necesarios para matara a ese paciente.
Una argumentación diferente, desarrollada por la Sala Novena cuando invalidó el estatuto de
Washington, partiría, no de la cláusula de igual protección de la Decimocuarta Enmienda, sino de
la cláusula del debido proceso. Esta cláusula prohibe a los gobiernos estatales privar a cualquier
persona de la vida, la libertad, o la propiedad sin el debido proceso legal. En Roe v. Wade (1973) y
casos subsiguientes, el Tribunal Supremo interpretó que esto significa que los gobiernos tienen
grandemente recortada su capacidad de interferir con la libertad de las mujeres para abortar. En
Planned Parenthood of Southeastern Pennsylvania v. Casey (1992), la decisión más reciente del
Tribunal acerca del aborto, el derecho constitucional en cuestión era descrito en un determinado
momento como "el derecho a definir su propio concepto personal de la existencia, de su
significado, del universo, y del misterio de la vida humana".
Uno puede concluir de este pasaje que una decisión de cometer suicidio, del mismo modo que una
decisión de abortar, está arropada por un derecho judicialmente reconocido a tomar decisiones
privadas acerca del misterio de vida humana. Si el Tribunal Supremo se inclina por apoyar esta
conclusión, entonces también pueden quedar anuladas las restricciones legales al suicidio y, al
menos, al acceso a algunas formas de ayuda médica al suicidio.
Aunque resulta concebible que el Tribunal puede dar este paso, sería un salto tremendo e
innecesario. El pasaje sobre el "misterio de vida humana" en el caso Casey carece de fuerza como
precedente, porque no formaba parte del razonamiento que llevaba a la sentencia. El Tribunal del
caso Casey, además, subrayó que su postura se encontraba forzada en buena medida por el
precedente del caso Roe v. Wade. Cuando se leen los argumentos del caso Casey en su integridad,
queda claro que no implican ninguna extensión de la doctrina del debido proceso más allá del
contexto del aborto.
Una fuente mucho más sólida para guiarnos en la cuestión de la ayuda al suicidio se puede hallar
en la argumentación del Tribunal Supremo sobre el "derecho a morir" en el caso Cruzan v.
Director, Missouri Department of Health (1990). En este caso, el Tribunal rechazó la pertinencia
del derecho a la intimidad invocado en las decisiones sobre el aborto. En vez de esto, la sentencia
del caso Cruzan sostuvo que aunque la cláusula del debido proceso protege el "interés de la
libertad" de un individuo que se niega a tratamientos médicos no deseados, los gobiernos
estatales son todavía libres para insistir en que los pacientes comatosos continúen recibiendo
tratamientos de soporte vital a menos que haya evidencia clara y convincente de que el paciente
habría querido que se retiraran dichos tratamientos. Aunque el Tribunal no sostuvo que haya un
derecho constitucional a rehusar tratamientos médicos no deseados, tampoco mostró ninguna
señal de especial repugnancia encaminada a no llegar a esa conclusión en un caso en que la
cuestión pudiera presentársele adecuadamente. Un miembro de la mayoría del tribunal de cinco
jueces, además, pareció concluir que la Constitución protege la "libertad (del paciente) de
determinar el curso del propio tratamiento".
Como se sigue en buena lógica, un derecho a controlar el tratamiento médico personal no implica
un derecho a cometer suicidio. Intuitivamente, sin embargo, hay un paso relativamente corto de
reconocer un derecho a rehusar los medicamentos necesarios para mantenerse con vida a
reconocer un derecho a ingerir los medicamentos que acabarán con la vida. Si la justificación para
pedir al gobierno una buena razón para invadir tu cuerpo es que ese es tu cuerpo, entonces
parece seguirse que habría que exigir que el gobierno ofreciera una buena razón antes de que te
prohibiera invadir tu propio cuerpo. Así, parece bastante probable, e incluso completamente
inevitable, que el Tribunal Supremo decida que la Constitución obliga al gobierno a dar una buena
razón para interferir con la decisión de una persona que quiere suicidarse, por lo menos cuando
esa decisión se encuentra apoyada por razones tales como el deseo de evitar un dolor torturante.
Suponiendo que el Tribunal concluyera que algún tipo de derecho al suicidio está protegido por la
Constitución, no obstante pretendemos que el Tribunal debería mantener los estatutos que
prohiben la ayuda al suicidio. O, con otras palabras, que el interés gubernamental en mantener
una normativa clara contra la ayuda a los suicidios es suficiente para contrapesar cualquier
"interés de la libertad" mediante el debido proceso que un individuo pudiera tener para obtener
tal ayuda. En el texto que sigue, no pretendemos catalogar todas las razones que un estado puede
formular en defensa de un estatuto contra la ayuda al suicidio, sino que más bien nos centraremos
en un grupo particular de intereses que tienden a ser desdeñados o subestimados en las
discusiones legales. Este abandono es una cuestión seria porque la ley usualmente se fija en los
derechos individuales, que son abstracciones, y hace fácil que no se comprenda adecuadamente
cómo afectarán decisiones como la que ahora discutimos a los mismos hombres e instituciones
cuyos derechos tratan de aclarar los tribunales.
Aunque los estatutos de Nueva York y Washington prohiben la ayuda al suicidio en general, el
resultado práctico de la decisión del Tribunal se limitará casi completamente a la profesión
médica. Es concebible, por supuesto, que alguien quisiera inducir a otro a dispararle un tiro en la
nuca, pero este tipo de petición será extremamente raro. Es más realista que miembros de la
familia se vean solicitados a veces para buscar (y quizá incluso administrar) venenos. Pero este
fenómeno se encuentra limitado tanto por el desagrado relativo a los venenos disponibles al
público general como por la repugnancia natural de la mayor parte de los miembros de la familia a
verse implicados directamente en la muerte de sus parientes.
Lo que verdaderamente se cuestiona aquí es la ayuda médica al suicidio. Los médicos —y aquellos,
como enfermeras y farmacéuticos, que generalmente trabajan bajo su supervisión— detentan el
monopolio legal sobre los medicamentos mortales más deseables, y controlan las situaciones en
que se puede matar a las personas (o ayudar a matarlas) con las mínimas complicaciones y
desórdenes para todos los implicados. Además, los médicos se encuentran psicológicamente bien
entrenados para desempeñar este papel porque se encuentran normalmente investidos con el
aura confortable creada por su usual función terapéutica, mientras mantienen suficiente distancia
con el paciente como para evitar los traumas especiales que pueden surgir cuando los parientes se
encuentran implicados en ayudar a morir a una persona enferma. La participación del médico
puede hacer más higiénico e incluso consagrar todo este asunto.
Por todas estas razones, el Tribunal debe prestar especial atención a los efectos que su decisión
tendrá sobre la profesión médica.
Autorizar la ayuda médica al suicidio requeriría que el Tribunal subvirtiera un tabú centenario
contra el asesinato médico, un tabú que muchos entienden que es una de las piedras angulares de
la ética médica. Este tabú es por lo menos tan antiguo como el Juramento hipocrático, donde se
encuentra formulado en su forma más conocida, donde, como primera promesa negativa de
autocontrol profesional, se afirma lo siguiente: "A nadie le daré una droga mortal aunque me lo
pida, ni haré sugerencias en ese sentido... Guardaré mi vida y mi arte en pureza y santidad". Esto
es claramente una garantía contra la práctica la eutanasia, incluso a petición, y contra la ayuda o
incluso la sugestión del suicidio a un paciente que lo desee.
Esta prohibición profesional autoimpuesta, que no era requerida por las leyes griegas o por las
costumbres de esa época, se encuentra enraizada en profundas percepciones sobre la naturaleza
de la medicina. En primer lugar, reconoce la peligrosa neutralidad moral de la técnica médica: los
medicamentos pueden tanto curar como matar. Sólo si los medios empleados sirven para un fin
profesionalmente apropiado, la práctica médica será ética. Consecuentemente, el Juramento
prohibe ayudar al suicidio porque el fin que la técnica médica sirve propiamente —la integridad y
el buen funcionamiento del cuerpo humano vivo— se vería negado si el médico se ocupara de
proporcionar consejos o medicamentos que produjeran la muerte.
Y, en segundo lugar, y lo más importante de todo, el tabú contra la eutanasia y la ayuda al suicidio
—así como los tabúes contra la violación de la confidencia del paciente y contra la mala conducta
sexual, enunciados más adelante en el Juramento— se dirige a evitar un evidente "riesgo
profesional" al que el médico en ejercicio es especialmente proclive: la tentación de aprovecharse
de la vulnerabilidad e indefensión que la práctica de la medicina requiere de los pacientes. Como
los pacientes necesariamente comunican al médico detalles privados e íntimos de su vida
personal, y necesariamente exponen sus cuerpos desnudos a la mirada objetivante del médico y a
sus manos investigadoras, necesariamente exponen y confían el cuidado de sus mismas vidas a la
habilidad del médico, a su técnica, juicio, y capacidades. Conscientes del significado de tal
exposición y vulnerabilidad, y conscientes también de su propia inclinación como seres humanos al
error y a la equivocación, los médicos hipocráticos establecen voluntariamente límites fijos a su
propia conducta, intentando no aprovecharse de, o no violar la, intimidad del paciente, su
sexualidad desnuda, o su misma vida.
La negativa de los médicos hipocráticos antiguos a ayudar al suicidio no formaba parte de un
enfoque agresivo, que podríamos llamar "vitalista", con respecto a la muerte de sus pacientes o de
una negativa a aceptar la mortalidad. Por el contrario, comprendiendo bien los límites del arte
médico, se negaron a intervenir agresivamente cuando juzgaban que el paciente era incurable, y
consideraron impropio prolongar el proceso natural de morir cuando la muerte era inevitable. Al
insistir en la importancia moral de distinguir entre dejar morir (a menudo no sólo permisible sino
laudable) y causar activamente la muerte (no permisible), se protegían a sí mismos y a sus
pacientes de sus posibles debilidades y errores, preservando así la integridad moral ("la pureza y
santidad") de su arte y profesión.
Que el Juramento y su visión ética de la medicina son producto de la antigüedad clásica griega nos
recuerda que la prohibición de la ayuda médica al suicidio no era y no es únicamente el resultado
de impulsos religiosos. El Juramento es fundamentalmente pagano y médico, y no tiene ninguna
conexión con la religión bíblica ni con las doctrinas judeocristianas de la santidad de la vida
humana. Tampoco es el Juramento un producto meramente local de la cultura griega antigua. No
obstante el hecho de que comience por invocar a Apolo y a otras deidades a las que nadie tributa
culto hoy, refleja y articula una visión del arte de la medicina coherente, racional, y
verdaderamente sabia. Por esta razón ha sido ampliamente aceptado en Occidente como a un
documento válido para todos los tiempos y lugares.
Algunos pretenden ahora calificar estas enseñanzas como mero residuo de la tradición, y
argumentan que los tiempos han cambiado. Pretenden que la sabiduría recibida de la profesión
médica, diga lo que diga Hipócrates, no es sabiduría para hoy. Actualmente, los pacientes mueren
de modo diferente, en su mayor parte en instituciones, y la mayoría de las muertes están en
conexión con decisiones acerca de no aplicar o retirar intervenciones tecnológicas. Nuestra
población ahora es vieja y sufre cada vez más demencias y enfermedades crónicas y
degenerativas. El costo de los cuidados médicos es sumamente alto, sobre todo el empleado en el
año último de la vida. Muchos temen una muerte hipermedicalizada y un proceso de morir
alargado, hecho posible por los nuevos avances tecnológicos tales como respiradores,
desfibriladores, dializadores, y sistemas de alimentación artificial.
Para abreviar, si el argumento es válido, el antiguo tabú contra la ayuda médica al suicidio y la
eutanasia es ahora un obstáculo para una muerte humana. ¿Qué perderíamos si los tabúes caen
en desuso?
La respuesta es que se perderían grandes ventajas. Una sencilla reflexión, respaldada por la
evidencia empírica, hace evidentes algunas consecuencias obvias, probables, y serias para el
bienestar de los pacientes y para la misma práctica médica.
Una vez que se hace posible pensar en la muerte como una "opción terapéutica" en el arsenal del
médico, casi con absoluta certeza veremos un gran aumento de los suicidios y de las muertes
ayudadas por el médico, mucho más allá de los pocos y limitados tipos de casos ahora invocados
para justificar un cambio en la ley. Se verán alterados los motivos de actuación, no sólo para los
pacientes, dada su nueva libertad para elegir la muerte, sino también para los médicos, familias,
hospitales, servicios de salud, y compañías de seguros.
Es especialmente importante fijarnos en esos nuevos motivos, que operan casi invisiblemente y
son por eso fáciles de olvidar, sobre todo cuando nos preocupamos de los casos extremos —los
que siempre se invocan para ganar simpatías para eliminar la prohibición contra la ayuda al
suicidio—. Pero estos pocos pacientes atrapados en situaciones médicas genuinamente
angustiosas llegarán a ser difíciles de separar, tanto desde el punto de vista lógico como práctico,
de innumerables "candidatos" potenciales para la ayuda a la muerte, cuyo tratamiento se verá
ciertamente afectado por el cambio de motivaciones. Quizá no haya ningún área de la
jurisprudencia en la que sea más ominosamente verdadero que los casos angustiosos provocan
malas leyes.
Muchas familias y médicos pensarán que la opción de la muerte a petición es una oportunidad
para liberarse de las cargas emocionales que comporta el cuidado de los pacientes difíciles o
incurables. Otros podrán evitar grandes costos económicos o conseguir mejoras financieras si el
fallecimiento tiene lugar antes, sobre todo cuando una herencia se verá en serio riesgo por el
gasto de los cuidados en una enfermedad de larga duración. Incluso cuando los parientes y los
médicos no sean plenamente conscientes de que sucumben a tales tentaciones, se verán, sutil
pero ciertamente, empujados en esa dirección.
Como el arreglo del suicidio es fácil y barato, en muchos casos reemplazará el empleo de los
hospice y de otras formas humanamente comprometidas de cuidados paliativos, pues habrá
muchos menos incentivos económicos para continuar elaborando y financiando sistemas sociales
o institucionales para proporcionar cuidados humanos al moribundo. La carencia de seguro
médico ya impide a muchas personas gozar de cuidados terminales adecuados. De hecho, las
presiones para reducir costos ya ejercidas sobre los médicos por aseguradoras y hospitales
producen ahora cuidados subóptimos incluso para muchos asegurados. En nuestro nuevo clima
médico-económico, con servicios de salud y hospitales con ánimo de lucro, quitar la prohibición de
la ayuda médica al suicidio se hace incluso más peligroso: una muerte rápida será a menudo la
"opción terapéutica" más efectiva para su costo y, por tanto, se empleará cada vez más
frecuentemente, especialmente si nuestra sociedad se mueve, como parece probable, hacia
alguna forma de racionamiento explícito de los cuidados médicos terminales.
El ideal de la autonomía racional, tan querido por los teóricos legales, raramente existe en la
práctica real de la medicina. La enfermedad casi invariablemente significa dependencia, y
dependencia significa confiar en el consejo del médico y de la familia. Esto es especialmente
verdadero con los enfermos graves o terminales, que también padecen con frecuencia depresión o
disminución de la capacidad mental que nublan el propio juicio o debilitan las resoluciones
personales. Con pacientes así limitados —desvalidos en su capacidad de acción y sin saber qué
pensar acerca de su vida— alguien que se beneficiará de su muerte no necesita proceder
mediante una coacción abierta. Más bien, las solicitudes de ayuda al suicidio se podrán forjar, y lo
serán de hecho, de un modo más sutil. Para alterar e influir en las elecciones, los médicos y las
familias no necesitan conducirse movidos enteramente por bajos motivos ni incluso ser
conscientemente manipuladores. Sugerencias discretas y de claro significado, o incluso cambios
inconscientes de la expresión, los gestos, y el tono de voz, pueden mover a un paciente
dependiente y sugestionable a elegir la muerte. Simplemente haciendo la ayuda al suicidio una
opción disponible para personas gravemente enfermas, tal como Yale Kamisar escribió hace
tiempo, nosotros no eliminamos, en el proceso, a quienes no estén verdaderamente cansados de
la vida, pero piensan que otros están cansados de ellos; algunos que realmente no quieren morir,
pero que se dan cuenta de que no deberían vivir, ¿por qué deberían seguir viviendo si hacerlo así
cuando existe la alternativa legal de eutanasia es un acto egoísta o cobarde?
Cualquiera que sepa algo de la vida real de los ancianos y de los incurables sabe que muchos de
ellos experimentarán —y se les ayudará a experimentar— su derecho a escoger la muerte
ayudada por el médico como un deber.
En la mayor parte de las situaciones médicas, la suposición ideal de igualdad entre médico y
paciente y la de autonomía del paciente es de hecho falsa. Esto es así incluso suponiendo que el
paciente goza de relativamente buena salud y que hay una relación íntima médico-paciente de
larga duración. Pero con el enfermo grave, el hospitalizado y, más aún, con la mayoría de los
pacientes que son tratados por médicos que los conocen poco o nada, muchas opciones por la
muerte tomadas por pacientes presuntamente autónomos no serán ni verdaderamente libres ni
totalmente informadas.
En parte por esta razón, la práctica de la ayuda médica al suicidio es probable que pronto corroa la
confianza que los pacientes entregan a sus médicos. Es cierto que algunos pueden sentirse
aliviados al saber que su viejo médico de familia podrá proporcionar ahora ayuda para el suicidio
cuando se le pida. Pero muchos —sobre todo quienes no son socialmente fuertes o quienes
carezcan de una relación estrecha con un médico personal en quien confían— se encontrarán
inseguros con toda la razón del mundo. Pues, ¿cómo se puede confiar en que un médico
desconocido se va a dedicar íntegramente a servir sus mejores intereses una vez que tiene una
licencia para matar? Imagine la escena: usted está viejo, es pobre, con una salud debilitada, y se
encuentra solo en el mundo; es llevado al hospital de la ciudad después de una caída, con las
costillas rotas y pulmonía. La enfermera o el interno entra tarde por la noche con una jeringa llena
de un líquido amarillo que añade a su gotero intravenoso. No importa que, por ahora, la muerte
sólo pueda prescribirse legalmente bajo petición. ¿Qué tal dormiría usted?
La confianza sufrirá profundamente también de modos más sutiles. Si la ayuda médica al suicidio
llega a ser una opción legal, entrará inevitablemente —a veces explícitamente, a veces
tácitamente— en muchas relaciones médico-paciente. Aunque podría haber intentos para impedir
que los médicos hablaran del asunto, una vez que la opción existe como un derecho legal, habrá
presiones cada vez más fuertes para asegurar que los pacientes saben que lo tienen*.
Inevitablemente, los pacientes se verán ahora forzados a preguntar a su médico sobre la cuestión,
independientemente de cómo opinen sobre ella: ¿introdujo el asunto porque secreta o
inconscientemente quiere abandonarme, o, peor, porque desea que esté muerto? ¿Evita el asunto
por la misma razón, temiendo que sospeche la verdad, o a la inversa, porque quiere que yo sufra?
Pocos expresarán abiertamente tales miedos y dudas. Como los pacientes deben contar con su
doctor, no quieren arriesgarse a distanciarse de él por parecer que desconfían de sus motivos y
buena voluntad. Cualquiera que comprenda, aunque sea sólo un poco, la sutil psicodinámica de la
relación médico-paciente puede ver inmediatamente los efectos corrosivos que la duda y la
sospecha pueden causar al hablar explícitamente (o al evitar hablar) sobre la muerte ayudada por
el médico.
Sin embargo, la confianza no es sólo una exquisitez moral, humanamente deseable pero
médicamente dispensable. Al contrario, la confianza del paciente en el médico es un ingrediente
necesario en la relación terapéutica y, por lo menos indirectamente, en el mismo proceso de
curación. La desconfianza produce ansiedad, hostilidad, y resistencia a tratamiento. En el
progresivamente impersonal mundo de la medicina moderna, los pacientes deben, sin evidencia
directa, suponer que sus cuidadores son dignos de confianza incluso antes de que hayan
demostrado que la merecen. Especialmente en estas circunstancias, la confianza dada a cada
médico proviene en gran medida de la honorabilidad de la profesión tomada en su conjunto. Una
vez deshecho el tabú contra la ayuda médica al suicidio, miedos legítimos de abuso mortal de la
nueva licencia ligarán incluso a los médicos más honorables, cuya habilidad para curar y consolar
se verá comprometida por esta razón.
Pero la confianza entre médico y paciente apenas es uno de los bienes que se verán dañados. Una
vez que la ayuda médica al suicidio llegue a ser aceptable, la práctica se extenderá casi con toda
certeza más allá del estrecho campo al que ahora se extiende. Los médicos llegarán
inevitablemente a "ayudar" a los enfermos no terminales y a los parcialmente incapaces, y
practicarán la eutanasia activa, tanto voluntaria como involuntaria. Ninguno de los límites entre
estas prácticas estrechamente relacionadas es claramente definible o defendible en la práctica
contra la expansión y la erosión.
La enfermedad terminal es notoriamente difícil de definir con precisión, casi tan difícil como
pronosticar con certeza. Por ejemplo, la expresión frecuentemente empleada que estima "menos
de seis meses de vida" deja sin contestar si significa seis meses con o seis meses sin formas
específicas de tratamiento. Además, el recién descubierto derecho constitucional a determinar el
tiempo y el modo de la propia muerte, si se limitara a los enfermos terminales, parece que
establecería diferencias injustas con los destinados a sufrir su enfermedad por períodos más largos
de tiempo. Pacientes con enfermedad de Alzheimer incipiente o con la enfermedad de Lou Gehrig
(esclerosis lateral amiotrófica) no se consideran enfermos terminales, aunque son mencionados
frecuentemente como los primeros candidatos para la ayuda a morir. Pocos "pacientes" de Jack
Kevorkian han sido enfermos terminales, se tome la definición que se tome.
La autonomía, la elección personal, y los "intereses de la libertad" no son respetuosos con las
limitaciones arbitrarias de su ejercicio. Si el suicidio y su ayuda se justifica legalmente por el
principio de autonomía y libre elección, entonces todo el asunto es demasiado personal, íntimo, y
subjetivo como para ser gobernado por ningún criterio objetivo o demostrable, del mismo modo
que una enfermedad terminal verificable o un dolor verdaderamente intratable. ¿Quién puede
decir qué es lo que hace el sufrimiento o la vida "insufrible" o la muerte "preferible" para otra
persona? El argumento de la autonomía, favorecido por tantos teóricos legales, tarde o temprano
minará todos los criterios propuestos para evaluar las opciones de los pacientes. Además, si los
tribunales se niegan a ver una distinción significativa entre detener o retirar el tratamiento y dar
medicamentos mortales, será legalmente imposible negar a los pacientes no terminales el derecho
a estos últimos cuando ya tienen claramente establecido el derecho a lo primero.
Por razones similares será imposible confinar el nuevo derecho a quienes sean capaces de
autoadministrarse el medicamento mortal que el médico les ha prescrito. ¿Qué pasa si la
enfermedad del paciente le impide meterse las píldoras en la boca o tragarlas? ¿Y si las vomita o
si, por alguna otra razón, la dosis usualmente letal no provoca la muerte en ese caso? El médico no
se detendrá precisamente por eso; preocupado por la muerte de su paciente, seguramente le
echará una mano. Y si no se encuentra inclinado a hacerlo así, los tribunales, citando argumentos
de igual protección de las leyes como los apuntados por la Sala Segunda, le forzarán a hacerlo:
¿por qué debe negarse igual acceso a la ayuda al suicidio a alguien sólo porque es tetrapléjico y no
puede administrarse por sí mismo el medicamento escogido? Por este camino obvio, la ayuda
médica al suicidio llevará rápida e inevitablemente a la eutanasia voluntaria ejecutada por los
médicos.
Los tribunales son también ingenuos si creen que uno puede trazar y mantener una línea entre,
por una parte, la ayuda médica al suicidio o la eutanasia voluntaria activa (practicada por médicos
a pacientes que la desean) y, por otra, la eutanasia involuntaria (donde los médicos ejecutan la
muerte compasiva sin petición del paciente). Las teorías legales que confían en la supremacía de la
opción autónoma ofrecen una seguridad puramente teórica, no fundamentada en lo que pasa en
la práctica. Casi ningún médico accederá a una petición de medicamentos mortales a menos que
crea que hay buenas razones para justificar la opción del paciente por la muerte (demasiado dolor,
pérdida de la dignidad, falta de autocontrol, poca calidad de vida); por otra parte, tratará de
persuadir el paciente para que acepte algún otro tipo de tratamiento o atención paliativa,
incluyendo la psicoterapia para sus deseos suicidas.En la práctica, la ayuda médica al suicidio se
ejecutará no por razones de simple deferencia a la opción del paciente sino por razones de
compasión: esta es una vida "inútil" o "degradante" o "inhumana" que está pidiendo que se acabe
con ella activa y compasivamente, y por eso merece mi ayuda médica.
Pero una vez que el suicidio y la ayuda al suicidio son considerados correctos por razones de
"compasión", entonces la liberación de la persona deshumanizada también será correcta, sea
escogida o no. Una vez legalizada, la ayuda médica al suicidio no quedará confinada a quienes libre
y conscientemente lo eligen —ni siquiera los más enérgicos partidarios de la eutanasia (incluidos
algunos miembros de la profesión médica) desean verdaderamente verla restringida de esta
manera—. Ven la pendiente deslizante y ávidamente aceptan el principio que justificará la caída
completa. ¿Por qué? Porque la gran mayoría de los candidatos que "merecen" una muerte
anticipada no pueden pedirla por sí mismos. Personas en estado vegetativo persistente; quienes
padecen una depresión severa, senilidad, enfermedad mental, o la enfermedad de Alzheimer;
niños con malformaciones; y niños subnormales o moribundos —todos son incapaces de pedir la
muerte, pero merecen igualmente la nueva "ayuda a morir" humanitaria—.
Los abogados y los médicos, sutilmente alentados por los economistas esforzados en contener los
costos, pronto rectificarán esta desigualdad. Al invocar la retórica de la igual protección,
preguntarán por qué al comatoso o al demente se le debe negar un derecho sólo porque no
pueden exigirlo ellos mismos. Por medio de apoderados determinados por los tribunales,
borraremos rápidamente la distinción entre el derecho escoger la propia muerte y el derecho a
pedir la de otra persona —tal como ya hemos hecho en los casos de retirada de tratamiento—.
Los médicos y los parientes no necesitarán ni siquiera esperar a que tales cambios estén vigentes
por ley. ¿Quién estará supervisando y dando cuenta de cuándo el anciano, el pobre, el lisiado, el
débil, el inválido, el deprimido, el indefenso, el inculto, el demente, o el incauto son librados
compasivamente de sus vidas si sus médicos, enfermeras, y allegados juzgan que ya no les merece
la pena vivir?
¿Y por qué los médicos holandeses ejecutan la eutanasia involuntaria? "Baja calidad de vida",
"incapacidad de los parientes para hacer frente a la situación", y "ninguna perspectiva de mejora"
fueron las razones que dieron los médicos para matar a los pacientes sin que lo pidieran; el dolor o
el sufrimiento se mencionaban sólo en el 30 por ciento de los casos. ¿Hay alguna razón para creer
que los médicos holandeses están menos preocupados que sus colegas estadounidenses por la
igual dignidad de cada vida dejada a su cuidado?
Incluso quienes proponen la ayuda médica al suicidio conceden que hay peligro de abusos. Pero
creen, como hacían las Salas Segunda y Novena, que los médicos y los gobiernos estatales pueden
establecer directrices y regulaciones que impedirán tales abusos y recortarán las extensiones
indeseables de esta práctica. Esta confianza en la regulación, sin embargo, no es más que una
piadosa esperanza, que se esfuma tanto ante la evidencia existente como ante el sentido común.
Las directrices que se han propuesto son, de hecho, defectuosas e ineficaces, y la evidencia de
Holanda ya demuestra que no se siguen. Allí, las regulaciones detalladas existentes, que incluyen
los requisitos de voluntariedad, consideración reflexiva y peticiones repetidas, sufrimiento
inaceptable, consulta a un segundo médico, e informe detallado de la causa de la muerte, son
sistemáticamente pasadas por alto. Hay demasiados casos de eutanasia involuntaria conocidos, y
muchos más que suceden sin que se tenga noticia de ellos. En la mayoría de tales casos, los
médicos holandeses certifican ilegalmente que esa muerte se ha debido a causas naturales.
Además, los tribunales holandeses se han estado inclinando por dejar de lado los criterios y
regulaciones establecidos en nombre de la compasión y del pretendido deber del médico de aliviar
los sufrimientos, que pretenden que predomina sobre el deber de no matar.
Volvamos ahora a otro asunto posiblemente incluso más delicado. Precisamente a causa de la
ineficacia y de la imposibilidad de imponer cualesquiera directrices que regulen la ayuda médica al
suicidio, la prevención del mal empleo, abuso, y extensión no autorizados de esta práctica
descansarán casi completamente en la virtud precaria de la profesión médica y en la de cada uno
de quienes la ejerzan. Sin embargo, la legalización minará ciertamente la misma integridad ética
de la profesión médica, de la que supuestamente depende la práctica adecuada de la ayuda a
morir. Lo que se considera demasiado poco en casi todas estas discusiones es la fragilidad de la
profesionalidad médica, y por tanto la necesidad de un apoyo legal a las normas profesionales.
La medicina es una profesión, y no solamente un negocio. Esto significa que su práctica es una
actividad ética, y sumamente exigente. Los médicos están éticamente obligados a anteponer
siempre los intereses del paciente a los suyos. Están éticamente obligados a asegurarse de que sus
enormes poderes sobre la vida y la muerte, poderes ligados a un conocimiento progresivamente
más esotérico y a tecnologías cada día más poderosas, no son objeto de corrupción o abuso. Están
éticamente obligados a reconocer los límites de su destreza, dado que todos sus pacientes
necesariamente empeorarán y morirán tarde o temprano, independientemente de que se les trate
o no. Están éticamente obligados a cuidar siempre a sus pacientes, a no abandonarlos nunca, y
esto es igualmente cierto cuando la curación es imposible, e incluso —de hecho, especialmente—
cuando la muerte está cercana.
La disposición moral para cumplir estas obligaciones no puede ser sólo fruto de las leyes de
mercado o de las prohibiciones legales habituales contra la violencia y el fraude. Más bien, la
formación moral de un médico es el fruto de un conjunto de actitudes, sentimientos,
disposiciones, principios, y creencias, en parte explícitos y en parte tácitos, descubiertos a lo largo
de los siglos y comprobados por la experiencia, e inculcados tanto formal y como informalmente
durante el largo proceso de introducción de un nuevo médico en la profesión.
Entre sus objetivos principales, la ética médica busca proteger a los médicos tanto contra su fuerza
como contra su debilidad. Para proteger contra el peligro de arrogancia profesional, se enseña a
los médicos la necesidad de la humildad acerca de los límites de sus propias capacidades
especializadas y sobre su habilidad para ofrecer pronósticos precisos o efectuar curaciones
permanentes. Se les precave contra la confianza orgullosa y contra la creencia de que siempre
saben mejor que nadie cuál es el mejor interés del paciente. Se les enseña a buscar el consejo de
los colegas, a ser modestos en las predicciones y promesas, a asegurarse del consentimiento
informado para todas las acciones que inicien, y a respetar las prerrogativas de los pacientes a
rechazar tratamiento u hospitalización. Gradualmente, y sin duda imperfectamente, aprenden lo
limitada que es su capacidad de proteger la salud, prolongar la vida, y evitar la muerte.
Quizá son incluso más importantes los aspectos de la ética médica que protegen al médico de sus
debilidades humanas ordinarias: su tendencia a permitir que sus intereses personales
(preocupaciones de tiempo, dinero, o éxito) minen su dedicación a las necesidades del paciente;
sus propios desagrados, aversiones, y frustraciones con los pacientes difíciles o incurables, que
pueden llevarle a recortar sus cuidados, a hacerse indiferente a sus necesidades y quejas, o incluso
a descuidarlos y abandonarlos completamente; su propio miedo ante la muerte, que puede
impedirle dejar que sus pacientes mueran sin indignidades sobreañadidas. Todas estas lecciones
son muy difíciles de aprender y de practicar fielmente, pues cuidar de los enfermos y, sobre todo,
de los moribundos, le sitúa ante demandas extraordinarias y constantes que precisan enorme
paciencia personal, ecuanimidad, y solidez de virtudes.
A pesar del ideal médico y a pesar de todas las exhortaciones en sentido contrario, los médicos se
cansan de hecho de tratar a los pacientes difíciles de curar, a quienes resisten sus mejores
esfuerzos, a quienes están empeoran progresivamente —sobre todo cuando no han tenido con
ellos una relación estrecha durante muchos años—. "Pesadez", "desastre", y "vegetal" son sólo
algunos de los nombres poco afectuosos que tales pacientes reciben de internos y residentes. Una
vez que el venerable tabú contra la ayuda al suicidio y la muerte médica desaparece, muchos
médicos serán mucho menos capaces de cuidar incondicionalmente de estos pacientes.
Al convertirse la muerte en una "opción terapéutica" legítima, el médico residente exhausto estará
tentado de averiguar si es el mejor tratamiento para aquella anciana "descargada" de nuevo en el
servicio de urgencias por la residencia de ancianos contigua. ¿Debe administrarle la penicilina
necesaria y ponerle el respirador una vez más, o, quizás, esta vez sólo una dosis excesiva de
morfina? Incluso si no se administra la morfina, la posibilidad de pensar en hacerlo así, y la
probable imposibilidad de ser descubierto y perseguido, alterará grandemente la actitud del
médico hacia sus pacientes. Hoy, los pacientes hospitalarios cuya historia contiene órdenes de "no
reanimación" se ven tratados muy a menudo de modo distinto al resto de los enfermos. Esto
sucede, no a causa de una política oficial, sino a pesar de ella. Circula silenciosamente el sutil
mensaje de que tales pacientes son menos dignos de continuar con vida. Si los medicamentos
letales llegan a ser una opción legal, esos cambios psicológicos en los médicos serán todavía más
difíciles de resistir. Y las consecuencias serán a menudo mortales.
Incluso el médico más humano y concienzudo necesita protección psicológica contra sí mismo y su
debilidad si debe cuidar plenamente de quienes confían en él. Un médico que ha trabajado
durante muchos años en un hospice cuidando pacientes moribundos expone este asunto del
fkjtmodo más convincente: "Sólo porque supe que no podía matar y no mataría a mis pacientes,
fui capaz de dedicarme total y profundamente a cuidarlos conforme se van muriendo".
El tabú contra la ayuda médica al suicidio es quizá incluso más crucial como protección contra la
arrogancia de los médicos —su facilidad para juzgar, basados en sus propios prejuicios y actitudes
privados, si ésta o aquella vida es indigna de continuar existiendo—. Este punto tan importante se
pasa generalmente por alto en las discusiones sobre la ayuda al suicidio porque se dedica excesiva
atención a la petición voluntaria de la muerte por parte del paciente. Pero para acceder a dicha
petición, el médico debe, lo quiera o no, hacer de juez, y sus juicios serán claramente no médicos y
no profesionales, basados en sus propias ideas personales. Uno escogerá ayudar a morir para
evitar una senectud moderada o próxima, otro para evitar una paraplejía, un tercero para eliminar
un dolor severo o la ceguera o una depresión prolongada. Sólo las demandas que sintonicen con
los criterios de vida "intolerable" o "indigna" personales del médico serán aceptadas.
El problema no es principalmente que los médicos crean que algunas vidas son más dignas o
mejores de vivir que otras; casi todo el mundo sostiene opiniones parecidas y realiza juicios
similares. El peligro viene cuando actúan según estos juicios, y sobre todo cuando lo hacen.
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|Decidir por uno mismo sobre cómo morir siempre es un tema controvertido en todo el mundo,
aun en las naciones más educadas. No se puede hacerse a un |
|lado la vertiente ética y moral. las iglesias influyen de manera profunda en el debate pero
siempre como un obstáculo difícil de salvar. |
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|El anuncio tuvo un tinte espectacular, casi de heroísmo. Los diputados perredistas federales
Eliana García Laguna y Rafael García Tinajero-Pérez |
|llamaron a una conferencia de prensa el pasado lunes 16 de mayo para adelantar que el
miércoles siguiente presentarían a la Comisión Permanente del |
|Congreso de la Unión la iniciativa denominada Ley General de los Derechos de las Personas
Enfermas en estado Terminal, con lo cual buscan despenalizar |
| |
|No obstante, el acto tuvo más elementos de protagonismo que de preocupación real por la
situación de miles de enfermos terminales, quienes se encuentran|
| |
|Los perredistas nunca mencionaron –quizá por falta de información–, que ya se encuentra en la
Comisión de Salud de la propia Cámara de Diputados una |
|iniciativa similar, ¡presentada por la fracción perredista!, pero desde la Legislatura pasada,
exactamente el 10 de diciembre de 2002, intitulada Ley de|
| |
|En ambas propuestas se plantean los mismos temas: que se despenalice el suicidio asistido y que
los pacientes tengan la opción de dictar lo que en una |
|se llama “voluntades anticipadas” y en la actual se denomina “Testamento de vida”, figura legal
en la que la persona expresa su deseo de someterse o no |
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|El diputado panista José Ángel Córdova Villalobos, presidente de la Comisión de Salud de la LIX
Legislatura, expresó a Gentesur que las 2 iniciativas |
|que se encuentran en estudio desde la LVIII, plantean reformar y adicionar la Ley de Salud
federal. |
| |
|Córdova Villalobos, por cierto un reputado gastroenterólogo, dice que una es básicamente sobre
eutanasia, donde se propone incluso que el enfermo pueda |
|solicitar que se le aplique una sustancia que termine con su vida cuando tiene una enfermedad
terminal, y en donde se establece la posibilidad de contar|
| |
|“La otra iniciativa se llama Voluntades Anticipadas. Ésta es diferente porque habla más sobre la
posibilidad de escribir un testamento, en donde se |
|vida. Esto como alusión a la acotación de la responsabilidad médica”, explica Córdova Villalobos.
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|¿Cuáles son los problemas, no sólo legales, sino éticos, que enfrenta un médico cuando se
encuentra ante un enfermo desahuciado? |
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|El primero es el principio hipocrático: defender la vida de cualquier persona dentro del ámbito de
las posibilidades que uno como médico puede tener. |
|Desde ese punto de vista es inaceptable pensar que pudiéramos tener alguna acción que coarte
la vida, porque iría totalmente en contra de la filosofía |
|de la medicina. Por otro lado, la situación real que se vive, de pacientes desahuciados,
terminales, donde sabe uno, por los estudios que se han hecho, |
| |
|“Entonces se presenta la decisión de qué hacer, hasta dónde actuar, sin caer en lo que se llama
un encarnizamiento terapéutico. Es decir, de tomar |
|medidas que mantengan o prolonguen de manera falaz la vida. Hay 2 cuestiones que son
fundamentales y que se deben respetar, que son la hidratación y la |
|nutrición, incluso del enfermo terminal.
|
| |
|“Esto es algo que éticamente se debe mantener o utilizar medicamentos de soporte con un
paciente de estas características, pero esto es dentro de la |
|actuación del médico. También está el fenómeno social, la exigencia de los familiares, a veces
totalmente contradictoria: una parte puede pedir que se |
|haga todo lo que se tenga que hacer, que se gaste lo que tenga que gastarse para mantenerlo
con vida, y la otra puede pedir que ya no se haga ninguna |
| |
|Actualmente este conflicto puede llegar a ser legal si la actuación del médico por lo menos no
garantiza la nutrición y la hidratación del enfermo. |
|Daría lugar a una demanda que pude tener todas las discusiones imaginables, pero es una
situación evidentemente injusta, desagradable, complicada, |
|incomoda, tanto para los familiares como para el médico, señala el diputado presidente de la
Comisión de Salud. |
| |
|¿Por qué en la Cámara de Diputados no se le ha dado la importancia que exige este tema?
|
| |
|Claro que se le da importancia, tan es así que ya se tiene desde la Legislatura anterior. Lo que
pasa es que es un tema muy controversial, en donde es |
|muy difícil llegar a un consenso, es como el asunto de la reproducción asistida o la clonación, son
temas que verdaderamente causan polémica y a veces |
| |
|Cuando se empieza a tocar este asunto se dice, bueno y ¿quién va definir lo que es un estado
terminal? No se puede dejar lugar a excesos o abusos, pues |
|si sólo es una persona la que determine, un solo médico, y decide no aplicar ningún sostén
básico, para que después resulte que la situación del |
|paciente no era tan terminal –porque luego encontramos casos en los que se recuperan–,
entonces se provocaría un conflicto muy serio. |
| |
|Ciertamente es un tema complicado, que necesita un análisis profundo y me parece que desde el
punto de vista de acelerar la muerte de una persona, como |
| |
| |
|Puede ser, lo que pasa es que hemos tratado de avanzar en estos temas complejos, pero se
empieza a sobrecargar de otros temas y hemos aprobado ya 101 |
|dictámenes en la Comisión, o sea que por trabajo no ha faltado. Muchas veces temas que no son
tan controversiales pasan más rápido, porque también |
|queremos ser productivos, además de que hay cosas que son de prioridad inminente.
|
| |
|Por ello es que a veces hay la impresión de que se puede dar preferencia a algunos temas, pero
no es eso, sino que hay cosas que gozan del consenso casi|
|de manera natural, y para qué calentarlos o detenerlos, y hay otros que se pueden llevar días y
horas de discusión y es muy difícil llegar a un |
|consenso. |
| |
|En estos momentos, ¿la medicina está en condiciones de dictaminar cuándo un enfermo ya no
tiene solución, cuándo está sufriendo en demasía, cuándo ya no|
|Yo creo que en la mayoría de los casos sí hay una posibilidad de poder establecer cuándo un
enfermo se encuentra en estado terminal. Otra cosa que |
|también creo, es que en la mayoría de los casos se puede controlar el sufrimiento físico –gracias
ha medicamentos muy avanzados–, las otras cuestiones, |
|los otros puntos de vista, dependen de cada persona: las creencias, los aspectos morales y
sociales y también lo que yo le mencionaba desde el principio|
| |
|¿Por qué me preocupa? Por el aumento en el número de demandas y que esto ha traído como
consecuencia que los médicos sean tratados peor que |
|delincuentes, cuando lo único que tratan es hacer el bien. Creo que debemos ser muy
cuidadosos, porque si no podemos caer en situaciones gravísimas, |
|como ocurrió en otros países, incluso en Estados Unidos, en donde a causa de las demandas los
médicos dejaron de atender, por un fin de semana, incluso |
| |
|Ya hay antecedentes que podrían tomarse como referencia en México, de legislaciones de
Holanda, Francia… |
| |
|Sí, pero la Unión Europea acaba de votar en contra de la eutanasia, y la votación fue de 78 contra
50 y tantos. No se aprobaron las acciones que están |
| |
| |
|Para Olga Islas de González Mariscal, doctora en derecho, ex funcionaria de la Procuraduría
General de la República e investigadora de tiempo completo |
|–cuando se habla de eutanasia–, la enorme ignorancia que se exhibe sobre el marco legal que
existe en torno de ésta. |
| |
|“Por principio de cuentas, en el Código Penal Federal no está reglamentada. Lo que está
reglamentado es el auxilio al suicidio, llegando hasta el punto |
|de causar la muerte, auxiliar a un suicida en algún sentido, pero sin llegar a causarle la muerte, o
bien auxiliarlo de tal forma que se llega a darle |
|cierta dosis de alguna medicina para que muera, pero como auxilio al suicidio. Existe otra figura
jurídica, la de homicidio-suicidio, pero todo está |
| |
|“Ahí se encuentra el problema jurídico, de que si no está sancionado el suicidio, porque una
persona que se suicida ya ni modo que se le sancione, pero |
|a una persona que intenta suicidarse, si estuviera sancionado se le procesaría por tentativa de
suicidio, pero en este caso se considera que la persona |
|tiene derecho a disponer de su vida en relación al suicidio. Entonces, ¿por qué esto no se conecta
con la dignidad humana, con la petición del enfermo, |
|con su condición, apartándolo del concepto de suicidio? Así llegamos al punto de la eutanasia”.
|
| |
|La doctora Islas explica que como ya se ha hecho esta liga entre suicidio asistido y eutanasia,
algunos códigos penales, como el del Distrito Federal en|
|su artículo 127, ya consideran la eutanasia, pero aún como delito, con penas de 2 hasta 5 años.
|
| |
|Otros códigos penales estatales que ya lo incluyen son los de Coahuila, Durango, Hidalgo, Estado
de México, Morelos, Querétaro, Quintana Roo y Tabasco. |
|En ellos la regulación es de manera diferente, con más o menos requisitos, en algunos
acercándolo a la figura de homicidio-suicidio, pero poniendo como |
|principal intención la voluntad del enfermo o haciendo hincapié en los motivos que llevan al
sujeto activo a ocasionar la muerte. |
| |
|Islas señala que hay 2 puntos de vista que son muy importantes: uno, el del activo, quien tiene la
intención de causar la muerte por un sentido de |
|humanidad, con fines altruistas, de evitar el dolor al enfermo; el otro, toma en cuenta la situación
del paciente, es decir, que éste lo pida. |
| |
|Puntualiza la especialista que la eutanasia no está prevista de otra forma en los códigos
mexicanos. Algunas legislaciones establecen que el paciente |
|debe padecer dolores, sufrimientos graves, que sean francamente intolerables y algunos juristas
proponen en la doctrina que sea aplicable a las personas|
|en estado inconsciente a las cuales se les prolongue la vida a sabiendas de que no va a pasar nada
positivo, de que su inconciencia es irreversible. |
| |
| |
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| |
|¿A qué se debe que en el Código Penal Federal, a pesar de que haya legislación sobre el tema en
los estados, la eutanasia no ha sido tomada en cuenta |
| |
|Últimamente se vino un desquiciamiento, porque el Código Penal que era para efectos federales
y para el Distrito en asuntos del fuero común se deslindó |
|y, entonces, la Federación dijo: “Éste es mí Código Penal”, y el Distrito se quedó sin Código Penal,
entonces el Distrito dijo: “Bueno, está bien”. |
| |
|Luego hizo un decreto y dijo: “Éste es mi Código”, y eliminó algunas figuras federales como
narcotráfico, delitos contra la economía y algunas otras que|
|son francamente federales. Entonces se hicieron los códigos así, pero todo mundo hizo la crítica
al legislador del Distrito diciendo que tenía la |
| |
| |
|o de programa televisivo, algo más que una batalla de avatares morales o intelectuales.
|
| |
|Para él, “la eutanasia es ejercer el derecho a no morir miserablemente, a no morir indignamente.
Eso es lo que significa, es tener una buena muerte, ese|
| |
|Sin embargo, considera que el manejo mediático ha provocado que las personas hayan asociado
la palabra eutanasia “con algo feo y malo”. Se ha derivado, |
| |
|“Que ortotanasia –del ortos, que significa recto, más tarde en su romanceamiento, toma el
significado de correcto–, es la muerte correcta, y distanasia |
|–de dista, oposición– es la mala muerte.
|
| |
|incapacitado para cumplir con las funciones que desempeña y que le dan sentido a su vida”, por
lo cual considera que es una actividad acorde a la ética.|
| |
|“En ética hay 2 principios fundamentales: uno, es el principio de beneficencia, que es hacer el
mayor bien posible, y en este principio está implícito |
|hacer el menor daño posible, evitar el dolor. El segundo es el principio de autonomía, en el que la
persona es soberana sobre sus decisiones, que es un |
|principio que viene de Kant, y éste a su vez lo toma de la moral católica, de lo que llaman la
dignidad intrínseca del ser humano, aunque es un concepto|
|un poco oscuro el de dignidad, por lo que sobre todas las decisiones está la autonomía del
paciente”. |
| |
|Bajo ambos criterios, Alejandro Herrera ve a la eutanasia como una actividad ética, incluso
dentro del ámbito bioético. |
| |
|“El único obstáculo que yo pondría a la eutanasia o al suicidio es que no afecte a terceros. Si yo,
por ejemplo, decidiera suicidarme y dejo endeudada a|
|mi familia, a mi esposa, a mis hijos, y los dejo sin sustento no estaría actuando correctamente”,
señala. |
| |
|Sin embargo, para otros la discusión sobre la eutanasia debe partir de la ciencia, así lo piensa
Marcelino Cereijido, fisiólogo investigador del Centro |
|de Investigaciones y de Estudios Avanzados (Cinvestad), para quien “el tema de la muerte es
imprescindible para comprender el funcionamiento de la vida,|
|la mente y la sociedad”, como así lo refiere en el libro La muerte y sus ventajas, publicado en el
Fondo de Cultura Económica en coautoría con su esposa|
|Fanny Blanck. |
| |
|Explica que “todas las especies tienen una cierta cantidad de años de vida característica. Si usted
tuviera un perro que tiene 60 años yo diría que es |
|el perro más longevo que haya existido, pero si un hermano muere a los 10 años es una muerte
prematura. La ciencia está tratando de entender qué hace |
|que usted viva 80 años y un ratón 3 o 2, a fin de conocer los mecanismos y gracias a eso producir
medicinas adecuadas, contra el dolor, con lo que se ha|
| |
|Entre estos cambios el investigador incluye no sólo la capacidad de mejorar la calidad de vida de
los individuos sino también, la posibilidad de que “la|
| |
|Ante esta posibilidad científica de no muerte, están surgiendo los problemas relacionados a la
mortalidad de los individuos, problemas entre los que se |
|encuentra la eutanasia. |
| |
|“La ciencia ha establecido el tiempo natural de vida del ser humano, que son 20 años, que es lo
que vivía un ser humano en la Edad de Piedra cuando no |
|había ciencia, tecnología, medicina. Si una persona en lugar de vivir 20 años vive 80, es una vida
artificial, tiene 60 años de vida regalada por la |
|ciencia”, por lo que afirma que, en el caso de la eutanasia, lo único que sucede es “que lo que la
ciencia dice es no te la regalo más”. |
| |
|Además afirma que la discusión debe estar alejada de los cánones o modelos religiosos, pues
considera que temas como la eutanasia “hay que resolverlos |
|con racionabilidad, sensatez”, porque reitera que si se logran avances en la salud humana “vamos
a llegar no por rezos sino por desarrollar la ciencia, |
| |
|También considera que existe una verdadera contradicción pues la Iglesia ha sido el detractor de
la ciencia y luego, son los que se benefician con el |
|desarrollo tecnológico, porque “estos curas o los mismos Papas están salvando la vida gracias a
conocimientos por los cuales hace unos siglos mandaban a|
|gente a la hoguera”, por lo que Cereijido exhorta a que sean coherente, ya que considera injusto
que un religioso sea salvado de alguna enfermedad, como|
|la peritonitis, con conocimientos que “aprendimos de Andrea Vesali o gente que los religiosos los
cocinaron por abrir el cuerpo y por estudiar eso”. |
| |
|Por ello aclara que en la discusión sobre la eutanasia las variables religiosas deben quedar fuera,
ya que si se afirma que en una discusión con un |
|tanatólogo éste le argumentaba “que si la virgen, que si Dios, que si Dios quisiera que se muriera
ya lo hubiera llamado a su lado, yo le decía que el |
|día que yo estuviera en esas condiciones que no venga un loco como ése y me tengan ahí
sufriendo, sólo porque al tontejo éste le molesta su religión. |
| |
|“Si usted dice que Dios no quiere (la eutanasia)… no puede haber un Dios tan cruel que quiera
que ese señor viva torturado todos esos años”, por lo cual|
| |
| |
|con lo cual la justicia quedaría relativizada y la confianza en los médicos –verdaderos agentes de
vida– quedaría comprometida al pretenderse |
| |
|Para ellos la eutanasia “pretende sostener una actitud piadosa y respetuosa del ser humano a fin
de evitarle sufrimientos atroces; sin embargo, se mueve|
|en el contexto de una cultura que desconoce la verdadera vocación del ser humano y que reduce
el sentido de la vida humana a la capacidad de gozar, en |
|aparentemente compasiva ante el sufrimiento humano, ve a éste sólo como fuente de amargura
y negatividad. Hay que recordar que muchas personas |
|disminuidas en sus capacidades físicas, psíquicas y sociales nos han dado ejemplo de integridad y
fortaleza, con el testimonio de que hay valores más |
| |
|Por lo que exhortan a que “toda persona de buena voluntad deba oponerse tajantemente a la
pretensión de legalizar este crimen terrible” y a resistir el |
|dolor bajo el ejemplo de “Cristo Jesús, Él nos muestra una actitud superior ante el sufrimiento,
pues ha sido el camino por el que Cristo nos ha |
|redimido”. |
| |
|Cita el obispo, además, “al autor” de la Carta a los Hebreos, texto en el cual “refiriéndose a Cristo,
dice que el sufrimiento lo perfecciona y por ese |
|sufrimiento nos consigue la salvación (cf. Heb 2,10; 5,9), para que nosotros no nos sintamos
perdidos, solos y derrotados ante nuestro sufrimiento, sino|
| |
|Finaliza Aguilar Martínez con la afirmación de que “la vida es un don inmenso recibido
gratuitamente del Creador. La vida es digna porque tiene su |
|origen y destino en Dios; es nuestra, pero no podemos disponer de ella como si se tratara de una
cosa. La vida es, en efecto, la premisa para todos los |
| |
|Sin embargo, Alejandro Herrera afirma “el catecismo católico permite la eutanasia pasiva” y que
la polémica surge a partir de “la eutanasia activa, a |
|partir del mito de la santidad de la vida”, al cual llama así y define como “la idea de el que el valor
de la vida es absoluto y por lo tanto cualquier |
| |
|Sin embargo, el doctor en filosofía explica que “este principio nunca se ha aplicado porque la
misma Iglesia permite, por ejemplo, quitar la vida en |
|combate. Entonces si permite quitar la vida en combate, no es cierto que la vida tenga un valor
absoluto”, además señala que la Iglesia tampoco condena |
|el asesinato en defensa propia ni condena el aborto en casos de que se esté en peligro la vida de
la madre e incluso, que la misma Iglesia católica |
|alto, que era la aceptación de la verdad cristiana”.Por lo que considera que tampoco para la
Iglesia católica el valor de la vida ha sido un absoluto, |
| |
|Alejandro Herrera afirma inmediatamente: “por supuesto que no, lo que sí pienso es que si hay
un holandés que no quiere la eutanasia, estaría mal |
|aplicársela y eso que está considerada en la ley holandesa. La eutanasia no es una obligación,
aunque la ley la apruebe, todo Estado debe respetar el |
|derecho de las minorías; allá, las minorías serian los que están en contra de la eutanasia, acá en
México las minorías son las que están a favor de la |
|eutanasia”. |
| |
|Al llegar al tema de la eutanasia en México, Herrera afirma que en este tema “el Estado no debe
tomar partido ni religioso ni moral, la moral del Estado|
|es permitir la libre expresión de las creencias y practica de las creencias en tanto no afecten a
terceros”. |
| |
|Respecto del tema de cómo afrontará el pueblo mexicano la eutanasia, siendo éste católico en su
gran mayoría, Herrera afirma que en el país “hay una |
|bipolaridad, el pueblo es católico aunque sea de ritos y el Estado siempre ha sido, hasta ahora,
aunque aquí hay ligeros cambios, laico, liberal”, por |
|lo que “este pensamiento liberal, que ha recorrido la historia de México desde la Revolución,
haría fácil el paso número uno hacia todas estas ideas, |
|paso que sería el de permitir la eutanasia pasiva, el dejar morir según el deseo del paciente.
|
| |
|“El Estado debe respetar la pluralidad de creencias de una sociedad aunque una de esas
creencias sean minoritarias y otras sean súper mayoritarias, pero|
|si un paciente en un hospital no tiene equis creencias y él pide, supongamos la eutanasia, aquí
surge un problema, el Estado debe permitir que esa |
|persona, de acuerdo con esas creencias, sea eutanizada, entonces debe legislar que se permita a
quienes la soliciten”, afirma Herrera. |
| |
|Marcelino Cereijido opina lo mismo y considera que “por suerte la sociedad mexicana es
inteligente y le vale 3 carajos lo que dice el gobierno y los |
|curas, por lo que al 99 por ciento de los mexicanos les hacen la eutanasia”.
|
| |
| |
|Ambos investigadores coinciden en que la discusión ya ha sido rebasada por la realidad, pues en
nuestro país ya se aplica la eutanasia, sobre todo, en |
| |
|“Todos conocemos en México a los ancianos y a los médicos que mandan a su casa a morirse
porque están ocupando una cama y, para el hospital, es dinero |
|que no está entrando o un lugar desaprovechado para alguien que tiene oportunidades de
recuperarse, digamos en el Instituto Mexicano del Seguro Social |
|(IMSS)”, afirma Herrera, caso no atípico en la realidad de los hospitales del IMSS o del Instituto de
Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores|
| |
|Incluso Cereijido afirma que su familia fue parte de estas historias comunes en los hospitales
públicos, ya que afirma que a su abuelo “lo tuvieron en |
|el ISSSTE. Llegó un momento en el que nos dijeron: ¿saben qué? Llévenselo. Duró una semana y
murió. Sin embargo, durante esa semana se le dieron todos |
|los anestésicos que el viejo necesitaba para no morirse en los gritos. De modo tal que la gente,
afortunadamente, es sensata y se está muriendo con |
|eutanasia de la que llaman hoy pasiva, ¿no es cierto?”
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|“Todos sabemos –ratifica Herrera– que a los viejitos los dejan morir. Yo creo que siempre se ha
aplicado la eutanasia a través de la historia de la |
|llamarlas, quizá fetichistas, creo que sería la palabra–, quiere tener el culto del abuelito ahí,
aunque ya no puede hacer nada”. |
Eutanasia, práctica frecuente entre pobres que desean una muerte digna
En México, la eutanasia es una práctica de los pacientes de escasos recursos. La pobreza, que
impide proporcionar un tratamiento adecuado a familiares con enfermedades terminales, lleva a
solicitar el alta voluntaria para llevarse al enfermo a morir en su domicilio, para que así tenga una
muerte digna.
La eutanasia, sobre todo, es una decisión individual, pero es necesario que se legisle para evitar
abusos y satisfacer -más allá de ideas filosóficas, religiosas, culturales y políticas- las necesidades
de la sociedad, afirmaron ayer investigadores y especialistas durante el segundo día de jornadas
sobre este polémico tema en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM.
Al participar en la mesa Aspectos médicos de la eutanasia, añadió que, sobre todo, en las
poblaciones más desprotegidas, "cuyos derechos políticos, sociales y económicos no cumplen con
la más mínima expectativa de bien vivir, debe procurarse al menos que tengan un bien morir".
En México, la eutanasia es ilegal y está considerada como homicidio, precisó Horacio García
Romero, asesor de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados. Sin embargo, reconoció que
en el país cada vez se extiende más la noción de que el ser humano no debe sufrir sin motivo. "De
allí la idea de que si el médico o la enfermera pueden coadyuvar a evitar ese dolor en un paciente
terminal, sea cada vez más aceptada por la sociedad".
Arnoldo Krauss Weisman, del Instituto Nacional de Ciencias Médicas y de Nutrición Salvador
Zubirán, recordó que la eutanasia es un tema sobre el cual la sociedad mexicana debe definirse,
por lo que médicos y pacientes deben comprender que tanto la vida como la ciencia tienen sus
límites, "y se debe contextualizar a cada paciente y enfermo en su realidad sobre la posible
práctica de la eutanasia".
"Más que acabar absolutamente con el suplicio de las personas enfermas, se puede obtener un
amplio control", aseveró el funcionario de esa universidad católica, y agregó que si a los pacientes
terminales se les presta asistencia humana y espiritual "adecuadas, pueden recibir alivio y
consuelo. Es obvio que aquel que se siente abandonado y rechazado pida morir a cómo dé lugar".
La Iglesia católica, prosiguió, sigue atentamente el debate sobre la eutanasia, y reconoce en ésta
una de las "expresiones del debilitamiento espiritual y moral" respecto de la dignidad de la
persona moribunda, "así como un criterio de desinterés frente a las verdaderas necesidades del
paciente".
Por su parte, Mario Lara Martínez, por parte de la Iglesia Ortodoxa de Antioquia en México, se
manifestó en contra de la eutanasia como medio para provocar de manera intencional el deceso
de un ser humano, y explicó que "sólo Dios puede disponer de la vida. El sufrimiento es una ley de
la que nadie escapa, y lo que la Iglesia pretende es enseñar a hacer del amor una forma de vivir
bajo cualquier circunstancia".
Abel Clemente Vázquez, catedrático del Seminario Teológico Presbiteriano de México, AC, informó
que oficialmente "no existen en el medio evangélico en general decisiones eclesiales con respecto
a la eutanasia. "Los presbiterianos se pronuncian por respetar la vida y luchar al máximo por el
paciente", agregó.
Por último, el rabino Abraham Palti, de la comunidad judía sefardita, consideró que según las leyes
del pueblo de Israel siempre el camino a escoger es el de la vida, por encima de cualquier
obstáculo.
DE LA DIP. DIANA BERNAL LADRÓN DE GUEVARA, A NOMBRE DE LA DIP. ELIANA GARCÍA LAGUNA,
DEL GRUPO PARLAMENTARIO DEL PARTIDO DE LA REVOLUCIÓN DEMOCRÁTICA, LA QUE
CONTIENE PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE ADICIONA UN SEGUNDO PÁRRAFO AL
ARTÍCULO 312 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL, SE ADICIONA LA FRACCIÓN V AL ARTÍCULO 1501 Y UN
CAPÍTULO IX AL TÍTULO TERCERO DEL CÓDIGO CIVIL FEDERAL Y SE CREA LA LEY GENERAL DE LOS
DERECHOS DE LAS PERSONAS ENFERMAS EN ESTADO TERMINAL.
[pic]
Los suscritos, Eliana García Laguna, Irma Figueroa Romero y Rafael García Tinajero Pérez
Diputados Federales a la LIX Legislatura e integrantes del Grupo Parlamentario del Partido de la
Revolución Democrática, con fundamento en lo dispuesto por la fracción II del artículo 71 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y 55 fracción I del Reglamento para el
Gobierno Interior del Congreso General de los Estados Unidos Mexicanos, presentamos la
siguiente: INICIATIVA CON PROYECTO DE DECRETO POR EL QUE SE ADICIONA UN SEGUNDO
PÁRRAFO AL ARTÍCULO 312 DEL CÓDIGO PENAL FEDERAL; SE ADICIONA LA FRACCIÓN V AL
ARTÍCULO 1501 Y UN CAPÍTULO IX AL TÍTULO TERCERO DEL CÓDIGO CIVIL FEDERAL Y SE CREA LA
LEY GENERAL DE LOS DERECHOS DE LAS PERSONAS ENFERMAS EN ESTADO TERMINAL al tenor de
la siguiente:
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
No se debe ni querer demasiado a la vida ni odiarla demasiado, sino buscar un término medio
y ponerla fin cuando la razón lo aconseje. No se trata de huir de la vida, sino de saber dejarla.
Séneca
Todo ser humano tiene derechos fundamentales, entre ellos la vida y vivir dignamente, disfrutar
cada instante no sólo de las acciones cotidianas como respirar, caminar, mirar, hablar, comer,
sonreír; sino de las especiales que le dan sentido a nuestra existencia.
Etimológicamente la palabra eutanasia deriva de las raíces griegas "eu", (bien, bueno), y de
"thánatos" (muerte), que podríamos traducir como "buena muerte". Según el diccionario
terminológico de Ciencias Médicas, se define como "muerte suave, indolora y sin agonía", o
"muerte provocada sin sufrimiento, por medio de agentes adecuados".
Para los grecorromanos significaba "morir bueno" o "muerte digna". Tácito en sus Anales la
concibe como "muerte sin dolor por miedo a afrontar conscientemente el sufrimiento y la propia
destrucción". Para Séneca . . . es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con
sufrimiento. . . , y Epícteto predica la muerte como una afirmación de la libre voluntad.
Para la teoría utilitarista de los derechos, la eutanasia se concibe como una opción más práctica en
el caso de que se presente una existencia marcada por el dolor y sin posibilidades de felicidad.
Desde este punto de vista, es aceptable dados los dolores que se le quitan a quién los está
sufriendo.
. . .una vez que se admite que la edad, la enfermedad o la desgracia pueden convertir la vida en
una carga y hacer de ella algo peor que la aniquilación. Creo que ningún hombre ha renunciado a
la vida si esta mereciera conservarse.
Desde este punto de vista, legislar sobre la terminación voluntaria de la vida representa una lucha
por el reconocimiento del derecho a la "muerte digna", tal como mucho tiempo atrás lo expresó
Séneca: Es preferible quitarse la vida, a una vida sin sentido y con sufrimiento.
La "muerte indigna" es aquella que prolonga sin misericordia la vida por medios artificiales, donde
la vida se va agotando lentamente y sólo se atiende al cuerpo físico, al ser biológico, más no al ser
humano.
Es deber de todo profesional de la salud de hacer todo lo posible por curar, rehabilitar y recuperar
en la medida de lo posible la salud a las personas enfermas; no obstante, cuando esta posibilidad
se cancela, es un deber proporcionarle los tratamientos que le permitan aminorar de forma
máxima el sufrimiento físico y emocional que representa una enfermedad terminal y, por lo tanto,
la cercanía a la muerte. El dolor en sus distintas manifestaciones debe ser reconocido, respetado y
buscar la posibilidad de aminorarlo y eliminarlo.
Joel Feinberg señala que. . . es indigno forzar a otro a morir en contra de su voluntad, pero es una
indignidad semejante forzarle a vivir contra su voluntad. . .
La terminación voluntaria de la vida no se equipara con el asesinato. En el primer caso, siempre
existe una razón humana, mientras que en el asesinato, no. La terminación voluntaria de la vida
sólo puede producirse en interés de la dignidad del destinatario y tiene como objetivo disminuir el
sufrimiento de la persona enferma.
El argumento más fuerte que justifica la terminación voluntaria de la vida es el elaborado por John
Stuart Mill en On Liberty, 1991, quien sostiene que la elección de la muerte por una persona
enferma en estado terminal no es una cuestión en donde el Estado deba intervenir, puesto que
esta acción individual no daña a terceros. El Estado debe respetar la autonomía de la persona
humana a decidir sobre su vida.
Cabe cuestionarse qué daño produce la terminación voluntaria de la vida a la sociedad, si se trata
de una decisión que atiende a un interés individual y que lo único que busca es la muerte sin dolor
en interés del la persona enferma en estado terminal y supone la reducción de la duración de la
vida.
A nivel mundial el tema de la terminación voluntaria de la vida y el derecho a la vida han sido
discutidos desde hace muchos años y en diferentes países.
En junio de 1996, en el territorio norte de Australia, entró en vigor la Ley de los Derechos de los
Enfermos Terminales, que autorizaba al médico a dar muerte al paciente terminal; sin embargo,
en 1997 fue derogada.
Tras un intenso debate público prolongado por más de 25 años, en abril de 2001 el Senado
holandés aprobó el proyecto de ley que regula la eutanasia y que entró en vigor el 01 de abril de
2002. Con esto Holanda es el primer país del mundo en el que, bajo estrictas condiciones, permite
tanto la eutanasia activa como la pasiva y el suicidio asistido y reconoce legalmente el testamento
de vida.
La Ley de Terminación de la Vida a Petición Propia y del Auxilio al Suicidio estipula detalladamente
cómo debe proceder un médico que practica la eutanasia. En primer lugar, debe informar a una
comisión regional de control, dichas comisiones se crearán en toda Holanda y estarán integradas
por tres personas: un jurista que hará de presidente, un médico y un experto en ética, quiénes
serán nombrados por los Ministros para un periodo de seis años. La comisión decidirá si el médico
que practicó la terminación voluntaria de la vida cumplió con las disposiciones de la ley.
Uno de los requisitos es que el médico debe convencerse de que el paciente en cuestión
realmente desea que se le aplique la eutanasia y que es consciente de sus implicaciones. Además,
el paciente debe padecer un "sufrimiento insoportable y sin esperanzas de mejora". Asimismo se
debe comprobar que no existen alternativas para poner fin al padecimiento del paciente. Por
último, el facultativo está obligado a recurrir a la opinión de un colega.
Por ahora médicos holandeses del Centro Médico de la Universidad de Groninga proponen regular
la eutanasia de lactantes gravemente enfermos.
En 2002, Bélgica se convirtió en el segundo país en el mundo en aprobar una Ley que despenaliza
la eutanasia y permite el suicido asistido.
La legislación de Bélgica va más allá que la holandesa, pues los pacientes no terminales y personas
que padecen un insoportable sufrimiento psíquico pueden pedir la eutanasia a su médico desde
mayo de 2002.
La ley de eutanasia en Bélgica sólo pone dos condiciones para la terminación anticipada de la vida:
el paciente debe estar afectado por una enfermedad incurable o padecer un sufrimiento físico o
psíquico insoportable. Pero en los casos en los que no sufre de padecimiento incurable también es
posible recurrir a la práctica si el médico se toma un mes de reflexión y pide el consejo de dos
colegas.
Esta Ley sólo es aplicable a personas mayores de 18 años, capaces de hacer la petición por sí
mismas. También establece la facultad de suscribir un testamento de vida que debe ser renovado
cada 5 años y que entra en vigor cuando el paciente cae en estado de coma.
En 1998 entro en vigor en Oregon (EUA) un ordenamiento conocido como Acto de muerte con
dignidad (Death with Dignity Act) que permite el suicidio asistido, Consiste en que el médico
puede prescribir, más no administrar, drogas letales a los enfermos terminales para dar fin a su
vida. Sin embargo prohíbe la eutanasia.
El pasado 13 de abril de 2005 el parlamento francés adoptó una Ley que, sin legalizar la eutanasia,
permite dejar morir "laissez mourir" a los enfermos sin esperanza de curación o en fase terminal
Otorga a los pacientes terminales el derecho a morir permitiéndoles poner fin al tratamiento
médico, esto es, una forma de eutanasia pasiva. Pero no legaliza la eutanasia activa.
También permite a los doctores administrar analgésicos a los pacientes que han decidido terminar
con el tratamiento terapéutico, incluso si tales drogas aceleran la muerte.
En México el único recurso lícito con que cuentan las personas enfermas en estado terminal para
acabar con su vida es la eutanasia pasiva, pues tienen la opción de decidir dejar los tratamientos y
en algunos casos el alimento, para acelerar el proceso de su muerte.
Según datos de la Secretaría de Salud, la tercera parte de las muertes que se registran al año se
debe a enfermedades terminales. Sin embargo, las instalaciones de salud pública no ofrecen
servicios que propicien una calidad de vida necesaria para hacer llevadera la agonía de los
enfermos terminales y sus familiares.
Por las razones antes expuestas ponemos a la consideración de esta soberanía una propuesta
integral en la materia, misma que recoge la preocupación que en el tema ha manifestado en
diversas ocasiones el Partido de la Revolución Democrática.
La presente iniciativa recoge el espíritu de la presentada por el diputado Pedro Miguel Rosaldo
Salazar, integrante del Grupo Parlamentario del Partido de la Revolución Democrática en la LVIII
Legislatura, como Ley de los Derechos de los Enfermos Terminales, la cual fue el resultado del Foro
Sobre los Derechos de los Enfermos Terminales e Incurables y Temas Afines, realizado en el
Palacio Legislativo de San Lázaro el 28 de octubre de 2002, contando con la participación de
expertos en la materia, organizaciones no gubernamentales e instituciones médicas tales como:
Instituto Nacional de Cancerología, Instituto de Investigaciones Filosóficas de la UNAM, Instituto
Mexicano de Tanatología, el Grupo Parlamentario del PRD en la Cámara de Diputados, entre otras.
La cual proponemos en los siguientes términos:
La eutanasia no tiene una regulación específica en nuestro sistema legal, sin embargo los
supuestos de la eutanasia activa y pasiva son abordados en principio por el artículo 312 del Código
Penal Federal. Dicho precepto establece dos hipótesis: a) la de prestar el auxilio a otro para que se
suicide, y b) inducir a otro para que se suicide.
Pero en todo caso debemos de preguntarnos si los supuestos que se establecen en el artículo 312
del Código Penal Federal -que constituyen casos de eutanasia- merecen un tratamiento distinto y
más benévolo de los que no lo son. El precepto establece una pena de uno a cinco años de prisión
para el que auxilie o induzca a otro al suicidio y de cuatro a doce años de prisión para el que preste
un auxilio tal al punto de ejecutar él mismo la muerte, la cuestión es ¿debe aplicarse la misma
penalidad a quien actúa por móviles piadosos para favorecer una buena muerte del sujeto pasivo?
¿Se incluyen en los supuestos del artículo 312 las conductas de quienes actúan por piedad?
Algunos autores en otros momentos han propuesto incluir una atenuante que se refiera a quien
actúe por sentimientos de piedad, o de no ser así, incluir en el capitulo de homicidio un precepto
especial para los casos de homicidio piadoso.
Gran parte de la doctrina jurídica, así como médicos y filósofos han procurado propuestas más
radicales que no sólo atenúen sino dejen impune las conductas de quienes actúen o maten por
motivos piadosos con el consentimiento de la víctima.
Sin embargo, no existe inconveniente para reconocer en nuestro sistema jurídico el derecho a una
vida digna, y, por ende a morir con dignidad.
Legalmente el testamento se define como un acto solemne, personalísimo, revocable y libre, por
medio del cual una persona capaz dispone de sus bienes y derechos y declara o cumple deberes
para después de su muerte.
El testamento contiene la expresa voluntad del testador y es solo él quien por medio de éste
decide el destino de su patrimonio o derechos.
Actualmente el Código Civil Federal reconoce en su titulo tercero un capitulo para los
denominados "testamentos especiales". Estos testamentos, son: el privado, el militar, el marítimo
y el hecho en país extranjero.
Por tanto, los testamentos especiales son aquellos que se hacen tomando en cuenta determinadas
circunstancias y sólo en atención a las mismas se permite recurrir a esa forma privilegiada, no
siendo eficaz en los casos ordinarios, como es el caso de nuestra propuesta de incluir en este
apartado la figura del testamento de vida para enfermos en estado terminal.
El primer "Testamento de Vida" fue escrito en 1967 por el abogado Louis Kutner basándose en el
Diario Jurídico de Indiana (Indiana Law Journal).
Muchas de las propuestas de Testamento de Vida han sido escritas y promovidas por
organizaciones mundiales pro-eutanasia como son: Asociación Derecho a Morir Dignamente;
Sociedad por el derecho a Morir; Americanos Contra el Sufrimiento Humano (Americans Against
Human Suffering AAHS); Concern for Dying; la Sociedad Nacional Hemlock; Unión Americana de
Libertades Civiles, entre otras.
Este documento es reconocido legalmente por países como: Holanda, Bélgica, Alemania, Suiza,
Reino Unido, España, Dinamarca, Australia, Canadá
En este tipo de documentos se hace necesario, respetar la libertad del paciente para en la toma de
sus decisiones, para lo cual es indispensable una adecuada información y comunicación. Con base
en la necesidad de respetar la voluntad de la persona enferma en estado terminal, ésta se deberá
plasmar por escrito en lo que se denominará en el Código Civil, Testamento de Vida que pretende
prever cualquier tipo de abuso por parte de los médicos y de los familiares. A la vez, evitar a los
segundos la angustia de la decisión, puesto que no se trata de su vida y que nunca saben qué
hubiera decidido, si éste hubiera tenido la posibilidad de hacerlo.
Esta figura testamentaria se referirá además a la posibilidad de decidir sobre los tratamientos
tendientes a reanimar y/o prolongar su vida.
El desempeño de la profesión médica constantemente se enfrenta con la vida, pero también con la
muerte, pero también la comunidad científica y aquellos a los que cotidianamente se enfrentan
con la muerte de nuestros semejantes, hasta el momento no han podido más que tratar de mitigar
el dolor de los pacientes, que consideran y demandan la necesidad de crear una ley que dé
seguridad física, jurídica y emocional a los enfermos terminales.
Por lo tanto, las razones que nos motivan a proponer una iniciativa destinada a la protección de
los derechos de las personas enfermas en estado terminal, tiene que ver con el profundo dolor,
falta de atención y hasta insensibilidad que existe hacia estos seres humanos.
A pesar de los avances en torno a la creación de derechos de los pacientes de manera general,
como es el caso de la creación de la Carta de los Derechos Generales de los Pacientes por parte de
la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, no obstante, para nuestro Grupo Parlamentario es
necesario la creación de una ley destinada específicamente a proteger a las personas enfermas en
estado terminal, debido a la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran una vez que han
contraído un padecimiento, y que por su estado avanzado se les caracteriza como terminales.
Es de nuestro particular interés que la vida de cualquier persona enferma en estado terminal sea
digna, para ello debemos procurarle una mejor calidad de vida, desde un ámbito objetivo y
subjetivo, entendiendo que el segundo hace referencia al concepto de calidad de vida que genera
el propio paciente, la percepción que él tiene acerca de ella.
Por otra parte la Carta de los Derechos Generales de los Pacientes de la Comisión Nacional de
Arbitraje Médico señala que el paciente, o en su caso el responsable, tienen derecho a que el
médico tratante les brinde información completa sobre el diagnóstico, pronóstico y tratamiento;
se exprese siempre en forma clara y comprensible; se brinde con oportunidad con el fin de
favorecer el conocimiento pleno del estado de salud del paciente y sea siempre veraz, ajustada a
la realidad.
Consideramos que es necesario establecer el derecho a la información para toda que le permita
conocer sobre su condición general de salud, lo cual le permitirá la toma decisiones más certeras.
Por otra parte, consideramos que el acceso a la información debe ser limitado a familiares del
paciente, y con ello evitar que intereses patrimoniales o económicos puedan intervenir en la salud
del paciente, actuando en todo momento de acuerdo a la voluntad de la persona enferma en
estado terminal, pues él tendrá la posibilidad de autorizar o negar que se extienda este derecho a
sus familiares, tutor o representante legal, o designar a persona de su confianza.
Es necesario quitarle el papel místico a la muerte y trabajar sobre una cultura que acepte el
proceso de la vida, el cual culmina con la muerte.
En los casos a que se refiere el párrafo anterior, la conducta no será punible en el caso de que
haya sido por petición expresa, libre, reiterada, seria e inequívoca del sujeto pasivo y sea aplicado
por un médico como se señala en la Ley General de los Derechos de las Personas Enfermas en
Estado Terminal, y se lo haya comunicado al Comité de Bioética.
TITULO TERCERO
CAPITULO I
Disposiciones Generales
I ...
II ...
III...
IV...; y
V. De vida.
TITULO TERCERO
CAPITULO IX
La persona enferma en estado terminal deberá tener conocimiento y acceso en todo momento al
formato de Testamento de Vida.
Artículo 1598 Ter. La elaboración del Testamento de Vida se deberá realizar por la persona
enferma en estado terminal, bajo las siguientes condiciones y requisitos:
I.- Estar, en pleno uso de sus facultades mentales, dictaminado por el médico tratante y/o por el
especialista en salud mental designado para tal fin;
II.I.- Los menores de edad se sujetarán a la voluntad de quien ejerza la patria potestad;
Artículo 1598 Quarter. El Testamento de Vida deberá firmarse ante notario público o, en ausencia
del mismo, firmado por cuatro testigos, sin ningún vínculo de parentesco o relación patrimonial y
dos más que deben ser los familiares, tutores o representantes legales. En ausencia o negativa a
firmar por parte de los mencionados anteriormente, deberá ser firmado por cuatro integrantes del
personal médico de la institución de salud que preste el servicio.
ARTÍCULO TERCERO. Se expide la Ley General de los Derechos de las Personas Enfermas en Estado
Terminal para quedar como sigue:
Título Primero
Disposiciones Generales
Capítulo Primero
Artículo 1.- La presente ley es de aplicación general en toda la República y sus disposiciones son de
orden público e interés social, regula los derechos de las personas enfermas en estado terminal y
las obligaciones para con ellos de quienes constituyen el Sistema Nacional de Salud, de acuerdo al
artículo 5º de la Ley General de Salud.
Capítulo Segundo
De las Definiciones
I.- Enfermedad terminal: A todo padecimiento reconocido, progresivo, irreversible e incurable que
se encuentra en estado avanzado y existe certeza de muerte cercana a seis meses;
II.- Persona enferma en estado terminal: Aquella persona con diagnóstico de alguna enfermedad
reconocida, progresiva, irreversible e incurable, cuyo tratamiento sea solamente un paliativo; y se
espera, como consecuencia de la enfermedad, la muerte, en un lapso de tiempo cercano a seis
meses;
IV.- Condición general de salud: El estado clínico del paciente, sustentado por los profesionales de
la salud;
V.- Tratamiento paliativo: Todas aquellas medidas orientadas a reducir los sufrimientos físico y
emocional producto de una enfermedad terminal sin afectar el curso natural de la misma que se
llevan a cabo por profesionales de la salud y cuyo fin es el de mantener y si es posible incrementar
el potencial de bienestar de cada paciente en forma individual, familiar y social intentando
mejorar su calidad de vida.
a) Tratamiento médico asistencial: Aquel orientado a reducir los signos y síntomas físicos producto
de la propia enfermedad y/o tratamiento de ésta; con el reconocimiento del derecho a acceder a
analgésicos opiodes, en particular a la morfina, considerándose a ésta como el tratamiento de
elección en la mayor parte de los casos de enfermedades terminales o no que producen dolor
moderado a severo conforme se establece en la rama de la clínica del dolor. El acceso a la misma
deberá ser facilitado por las instituciones correspondientes cuando el médico tratante así lo
indique en dosis adecuadas y por el término de tiempo apropiado y necesario y ningún hospital ni
institución de salud podrá restringir o prohibir el uso de estas sustancias cuando sean prescritas
por un médico especialista en clínica del dolor para una persona diagnosticada con dolor.
Analgésicos opioides: Estupefacientes, los referidos en el Capítulo V, artículos 234 al 244, de la Ley
General de Salud, y todos los demás relacionados con este tema.
VI.- Profesional de la salud: Todo aquel profesionista capacitado para brindar servicio asistencial
en el ámbito de la salud, previo reconocimiento por instituciones acreditadas por las autoridades
educativas, como son: escuelas, institutos y universidades de nivel técnico y superior, que le
autoricen el ejercicio de dichas labores;
VII.- Calidad de vida: Es un estado objetivo y subjetivo de bienestar físico, psicológico y social. Cada
paciente tiene el derecho de expresar las variables que definan su propio concepto de calidad de
vida. Este derecho podrá ser ejercido por el representante legal en caso de que la persona
enferma en estado terminal se encuentre incapacitada para manifestarlo;
VIII.- Enfoque tanatológico: Comprensión de las pérdidas biopsicosociales que conlleva el padecer
una enfermedad terminal, tanto para la propia persona enferma en estado terminal como para los
familiares, y los procesos que a partir de ésta se desencadenan, tal es el caso del duelo, entre
otros. Ofreciendo alternativas para una mejor comprensión, aceptación y/o capacidad de
enfrentar la muerte.
IX.- Duelo: Proceso gradual de adaptación psicológica a las pérdidas reales o potenciales; dicho
proceso implica la presencia, en un primer momento, de un estado de crisis y/o impacto
emocional severo en la persona que lo vive.
X.- Terminación Voluntaria de la Vida: Cuando la persona enferma en estado terminal, haciendo
uso de sus facultades, decide de forma libre y autónoma terminar con su vida. Este concepto se
subdivide de la siguiente manera:
XII.- Instituciones de salud: Establecimientos, sean públicos o privados, que brinden servicios de
atención médico-asistencial y psicosocial ambulatoria o de internamiento o de visita domiciliaria, y
XIII.- Comités de Bioética: Comité integrado en cada institución de salud, sea pública o privada, y
cuya función es la de ser los órganos encargados de dictaminar en torno de las Solicitudes de
Terminación Voluntaria de la Vida recibidas.
Título Segundo
Capítulo Unico
I.- La información;
Título Tercero
Capítulo
Artículo 4.- Toda persona enferma en estado terminal tiene derecho a que se le brinde la
información verídica y oportuna sobre su enfermedad, evolución, tratamiento y alternativas
terapéuticas de la misma, así como sobre su condición general de salud y pronóstico.
Artículo 5.- Toda persona enferma en estado terminal tiene derecho a que se le informe amplia y
detalladamente sobre los derechos y beneficios que le otorga la presente ley;
Artículo 6.- La persona enferma en estado terminal podrá solicitar en cualquier momento un
informe detallado escrito y oral de fácil acceso a su entendimiento sobre su enfermedad,
diagnóstico, tratamiento y pronóstico, así como de su condición general de salud, así como de los
derechos que tiene como persona enferma en estado terminal estipulados en esta ley.
Artículo 7.- La persona enferma en estado terminal, mayor de edad, en pleno uso de sus
facultades mentales, podrá extender este derecho a sus familiares o designar a persona de su
confianza.
Artículo 8.- La persona enferma en estado terminal, mayor de edad, en pleno uso de sus
facultades mentales, podrá negar que sus familiares tengan acceso a la información mencionada
en el artículo anterior.
Artículo 9.- Independientemente de la decisión que tome la persona enferma en estado terminal,
respecto del artículo anterior, el médico tratante o, en su caso, el profesional de salud responsable
que la atienda están obligados a respetar la confidencialidad sobre su padecimiento o las
decisiones que tome respecto a él, excepto en los casos que señale la ley.
Artículo 10.- Cuando la persona enferma en estado terminal sea menor de edad, la información se
proporcionará a los familiares, al tutor o al representante legal.
Capítulo II
Artículo 12.- La persona enferma en estado terminal y su familia tienen derecho a que se les
brinden, según sus requerimientos, los tratamientos paliativos por parte del profesional de la
salud, en el orden médico-asistencial y psicosocial que corresponda, bajo un enfoque tanatológico.
Artículo 14.- Es un derecho de la persona enferma en estado terminal, dentro del tratamiento
paliativo médico-asistencial, el acceso a analgésicos opioides, en particular la morfina o
medicamentos afines.
Artículo 15.- Es un derecho de la persona enferma en estado terminal y de su familia el
tratamiento paliativo psicosocial orientado a reducir el sufrimiento emocional y mejorar su calidad
de vida.
Artículo 16.- Los profesionales de la salud tendrán la obligación de proporcionar los tratamientos
paliativos a la persona enferma en estado terminal y a su familia, bajo un enfoque tanatológico.
Capítulo III
Sección Primera
Artículo 17.- Toda persona enferma en estado terminal tendrá el derecho de solicitar la
Terminación Voluntaria de la Vida.
Artículo 18.- Los profesionales de la salud deberán respetar la decisión de la persona enferma en
estado terminal en función de la Terminación Voluntaria de la Vida.
Artículo 19.- El médico autorizado por la institución para la Terminación Voluntaria de la Vida
deberá ejecutar dicho acto de forma directa o indirecta a través del personal de salud autorizado,
una vez que cuente con la resolución favorable del Comité de Bioética en el sitio que la persona
enferma en estado terminal designe y la institución médica pueda facilitar.
Artículo 20.- La aplicación de la Terminación Voluntaria de la Vida puede ser suspendida, incluso
momentos antes de su ejecución, a solicitud de la persona enferma en estado terminal o por un
tercero que haya detectado vicios en el procedimiento legal.
En estas circunstancias se levantará acta médica, suscrita por la persona enferma en estado
terminal o el personal involucrado, donde se manifieste el motivo de la suspensión.
La persona enferma en estado terminal que se encuentre en la condición de ser atendida fuera de
las instituciones de salud y hagan esta solicitud serán referidos a la institución que designe la
Secretaría de Salud para tal efecto, apegándose a los lineamientos que esta ley establece.
Artículo 21.- Todas las circunstancias relacionadas con la Solicitud de Terminación Voluntaria de la
Vida de la persona enferma en estado terminal deberán ser anotadas en el expediente clínico
institucional.
Sección Segunda
Artículo 24.- La persona enferma en estado terminal deberá tener conocimiento y acceso en todo
momento al formato de Solicitud de Terminación Voluntaria de la Vida.
Artículo 26.- Cubiertos los requisitos legales, y previa autorización del Comité de Bioética de la
institución tratante, el médico autorizado, o el personal designado para tal fin por la institución,
deberá actuar conforme a las disposiciones estipuladas en la Solicitud de Terminación Voluntaria
de la Vida de la persona enferma en estado terminal.
Título Cuarto
De los Requisitos
Capítulo I
Capítulo II
Capítulo III
De los Requisitos para la Elaboración
I.- Estar en pleno goce de sus facultades mentales, dictaminado por el médico tratante y/o por el
especialista en salud mental designado para tal fin;
II.- Los menores de edad se sujetarán a la voluntad de quien ejerza la patria potestad;
IV.- Haber recibido tratamiento paliativo adecuado, especialmente aquellos encaminados al alivio
del dolor y otros síntomas que ocasionen un gran sufrimiento físico, incluso por personal
capacitado en clínica del dolor y cuidados paliativos a pesar de todo lo cual la persona enferma en
estado terminal no obtenga alivio suficiente;
VI.- Cumplir todas las formalidades para la validez de la Solicitud de Terminación Voluntaria de la
Vida; y
VII.- Se deberá entregar una copia de la solicitud al Comité de Bioética de la institución de salud
que preste el servicio, para su análisis y dictamen.
Capítulo IV
II.- Contar con la resolución favorable del Comité de Bioética de la institución de salud que presta
el servicio, una vez transcurrido el proceso de dictaminación, incluyendo el sitio, fecha, hora y
medios necesarios y personal autorizado para la Terminación Voluntaria de la Vida.
III.- Deberá someterse a la persona enferma en estado terminal solicitante a una intervención
psicológica, cuyo fin sea el esclarecimiento del impacto, ventajas y desventajas del ejercicio de
este derecho, con el fin de que la persona enferma en estado terminal ratifique su decisión. Dicha
intervención deberá ser realizada por un especialista en salud mental, con experiencia en personas
enfermas en estado terminal, previo conocimiento del caso clínico, bajo una actitud neutra, libre
de prejuicios y sin orientación de carácter religioso alguno;
IV.- Ratificar verbalmente su decisión, en presencia de dos testigos designados por la institución;
V.- El médico designado por la institución definirá el método farmacológico, la dosis y la vía de
administración adecuada para la realización sin sufrimiento de la Terminación Voluntaria de la
Vida; y
VI.- Podrá la persona enferma en estado terminal elegir en presencia de quién se realiza este acto.
Título Quinto
De las Formalidades
Capítulo Primero
Artículo 31.- La solicitud de la Terminación Voluntaria de la Vida deberá ser planteada por la
persona enferma en estado terminal ante Notario Público o, en ausencia del mismo, firmada por
cuatro testigos, dos sin ningún vínculo de parentesco o relación patrimonial y dos más que deben
ser los familiares, tutores o representantes legales. En ausencia o negativa a firmar por parte de
los mencionados anteriormente, deberá ser firmada por cuatro integrantes del personal médico
de la institución de salud que preste el servicio.
Capítulo Segundo
Artículo 32.- El plazo para la aplicación de la Terminación Voluntaria de la Vida no deberá ser
menor de siete días ni mayor a diez, después de contar con la aprobación del Comité de Bioética.
Título Sexto
Sobre el Diagnóstico
Capítulo Primero
III.- Deberá informarse clara y respetuosamente a la persona enferma en estado terminal sobre la
confirmación del diagnóstico de la enfermedad terminal, las opciones de tratamiento paliativo y el
pronóstico de dicha enfermedad, y
IV.- Se entregará un resumen del expediente clínico a la persona enferma en estado terminal, a sus
familiares, o a quien haya designado el enfermo.
Capítulo Segundo
I.- Deberá ser suscrito por una comisión de médicos especialistas en la enfermedad que padezca la
persona enferma en estado terminal. Uno será el médico tratante especialista en la enfermedad
causante del estado de enfermedad terminal. Y otro deberá ser designado por la institución en la
que se encuentre el paciente. Uno más será designado por la Secretaría de Salud; sólo para los
fines de Terminación Voluntaria de la Vida establecidos en la presente ley.
La comisión de médicos especialistas debe llegar por mayoría simple a las siguientes conclusiones:
c) que no existe ninguna otra solución para la situación en la que se encuentra la persona enferma
en estado terminal;
d) que ha recibido tratamiento paliativo adecuado y oportuno de forma continua por especialistas
en clínica del dolor y cuidados paliativos;
e) que no existe ningún tratamiento paliativo que disminuya el sufrimiento de la persona enferma
en estado terminal;
f) que la persona enferma en estado terminal solicitante ha tomado voluntaria, libre y de forma
autónoma la decisión de acelerar su muerte, y
II.- Los diagnósticos, acuerdos, conclusiones y comentarios de dicha comisión serán registrados en
el expediente clínico y se enviará una carta al Comité de Bioética encargado de la resolución de la
solicitud de la Terminación Voluntaria de la Vida.
III.- Se entregará una copia de los diagnósticos, acuerdos, conclusiones y comentarios a la persona
enferma en estado terminal y/o a sus familiares o al representante jurídico, o a quien haya
designado la persona enferma en estado terminal.
Título Séptimo
De las Instituciones
Capítulo I
Artículo 35.- El Comité de Bioética es un órgano médico interno de cada institución de salud
pública o privada, el cual esta conformado por profesionales de la salud y especialistas en bioética
de las ramas numéricas de otras disciplinas, para que la resolución a la petición de la persona
enferma en estado terminal, sea interdisciplinaria e integral.
Artículo 36.- El Comité de Bioética estará conformado de acuerdo a los siguientes lineamientos:
I.- Los profesionales que integren el Comité deberán ser titulados y con cédula profesional,
mayores de 35 años, en pleno uso de sus garantías constitucionales, sin procedimiento penal
administrativo instruido en su contra, y sin parentesco con la persona enferma en estado terminal
solicitante de la Terminación Voluntaria de la Vida;
II.- El Comité se integrará por número impar y sus resoluciones se tomarán por mayoría simple, y
III.- El Comité será integrado por siete miembros, de los cuales cuatro serán médicos en los
términos siguientes: el primero será el médico tratante, un especialista en clínica del dolor y
cuidados paliativos, un especialista en salud mental, un observador externo designado por la
Secretaría de Salud, dos profesionales del derecho, la filosofía o la sociología especialistas en
bioética y un representante de la persona enferma en estado terminal.
e) El Comité podrá declararse incompetente para emitir resolución a través de razonar con base en
criterios estrictamente médicos y científicos y sin prejuicios de carácter religioso o cualquier otro
que no incurra en circunstancias discriminatorias.
Artículo 38.- Una vez recibida la copia de la Solicitud de Terminación Voluntaria de la Vida, el
Comité deberá realizar una revisión minuciosa del expediente clínico, y deberá emitir una
resolución en torno a la Solicitud de Terminación Voluntaria de la Vida a más tardar dentro de los
cinco días hábiles posteriores de haber recibido dicha solicitud.
En caso de que surjan dudas clínicas sobre el caso, para su análisis y estudio, se podrá prorrogar
hasta por otros cinco días hábiles.
b) Si durante el análisis del caso, existen indicios o evidencias de manipulación o inducción para
que una persona enferma en estado terminal haya solicitado la Terminación Voluntaria de la Vida,
o alteraciones de cualquier otro documento anexo al expediente clínico, así como diagnósticos
clínicos tendenciosos; el Comité deberá inmediatamente suspender el estudio y dar vista a la
Secretaría de Salud y a la autoridad judicial correspondiente;
c), Informará por medio de acta médica inmediatamente a la Secretaría de Salud, a la persona
enferma en estado terminal solicitante y al hospital, en el caso de los pacientes hospitalizados; o al
médico tratante, en caso de pacientes ambulatorios; o los familiares, al tutor o representante
legal, o en su caso a quien haya designado la persona enferma en estado terminal, sobre la
resolución del Comité;
g) Todas las actuaciones del Comité se realizarán mediante actas médicas, las cuales se anexarán
al expediente clínico. El Comité deberá conservar una copia del expediente.
Capítulo II
De la Capacitación
Artículo 40.- Es deber de las instituciones encargadas de la salud, sean públicas o privadas,
capacitar a su personal médico en cuanto a los derechos que otorga esta ley a las personas
enfermas en estado terminal.
Título Octavo
De la Secretaría de Salud
Capítulo Único
De sus Atribuciones
Artículo 43.- La Secretaría de Salud debe instrumentar programas de capacitación sobre los
derechos y obligaciones que se generan en torno a esta ley.
Artículo 44.- La Secretaría de Salud conformará un Comité Nacional de Bioética Médica, encargado
de la coordinación de los Comités de Bioética mencionados en el Título Octavo de esta ley.
Título Noveno
De las Sanciones
Capítulo Único
Artículo 45.- Se estará a las disposiciones del Código Penal Federal cuando la aplicación de la
Terminación Voluntaria de la Vida no se haya cumplido con lo estipulado en la presente ley.
TRANSITORIOS
No se puede dar trámite a una iniciativa que vaya en contra de los derechos
El diputado Alfredo Salas Andrade presentó la propuesta de reformas a la Ley de Salud y al Código
Penal de Estado que trata de tutelar el derecho de un paciente a decidir la forma y el momento de
su muerte, para librarse de sufrimientos y agonías por enfermedades incurables.
En virtud de lo anterior Vela Valenzuela dijo que la iniciativa se contrapone a los ideales políticos,
pues no se concibe un Estado sin respeto a los derechos fundamentales, que antepongan a una
interpretación de la propia dignidad por encima del derecho de la vida.
"Consideramos que no se puede dar trámite parlamentario a una propuesta de reforma que
atente de forma clara a nuestra Constitución Política de México, y más aun que vaya en contra de
los derechos y garantías individuales que poseemos", destacó.
El diputado agregó que dentro de los documentos básicos del PRI, concretamente dentro del
Programa de Acción y de la Declaración de Principios, el partido busca un Gobierno humanista,
respetuoso de los derechos humanos.
Por su parte el diputado Juan Carlos Gutiérrez Fragoso expresó que este tema es controversial,
pero se debe de defender la vida, por lo que hablar de la Eutanasia es pensar en la posibilidad de
terminar con la existencia de una persona.
"Con esta iniciativa estamos atacando los principios constitucionales y un derecho que debemos
de proteger desde la concepción de la vida hasta la muertes", resaltó.
|Rumbo de México
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|México, DF, a14 de Noviembre de 2005.- En breve, el grupo parlamentario del PRD pondrá a
consideración del pleno del Senado de la República, una iniciativa de ley para |
|creación de un Comisión Nacional de Bioética que decidiría qué enfermos terminales, con plazo
de vida máximo de seis meses, tendrían el derecho médico y legal de acelerar |
|su muerte.
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|Declaró que su proyecto denominado Ley de Terminación de Vida, contempla todos los aspectos
relativos a un asunto tan polémico como es el de la eutanasia. En la iniciativa,|
|agregó, están previstas todas las alternativas posibles para evitar el sufrimiento físico de los
pacientes. "No se ha hecho una ley tan com pleta, que considere todas las |
| |
|También incluye el suicidio asistido, que es aquel en donde el propio enfermo es quien se inyecta
la sustancia letal. Contempla asimismo la eutanasia pasiva, que es aquella|
|que consiste en ya no darle tratamientos, suspender los tratamientos que se le están dando al
enfermo o en caso de llegar a un paro cardio-respiratorio, se evitan medidas |
|heroicas que consisten en tratar de salvarle la vida o sí está conectado a un aparato que lo esté
manteniendo con vida, consiste en retirárselo. Esta nueva ley considera |
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|El presidente de la Comisión de Salud y Seguridad Social precisó que de aprobarse su iniciativa,
no todos los enfermos terminales serán candidatos a la eutanasia. Una |
|Comisión Nacional de Bioética, decidiría quiénes cumplirían con los requisitos para bien morir.
Explicó que si dicha Comisión decidirá todos los casos, la gente no debe |
|pensar que será un trato parejo a todos los que se quieran morir; van a ser casos muy
seleccionados los cuales tienen que cumplir muchos requisitos. Tiene, primero, que |