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El arte primitivo es el propio de aquellos pueblos que se han mantenido

a lo largo de los tiempos en una forma primaria de civilización,


practicando una economía de subsistencia y sujetos a una serie de
supersticiones, tabúes y creencias ancestrales. Se trata de un
conjunto de formas artísticas de enorme originalidad, vivos colores y
frecuente estilización, cuyos mejores ejemplos son la pintura corporal
y las máscaras.

Características
La estética primitiva combina elementos figurativos y abstractos que
representan elementos materiales o fuerzas espirituales, cuya relación
con el realismo es casi nula, pues responden a la concepción que
estos pueblos tienen del mundo. Así, por ejemplo, las esculturas de
Oceanía suelen contar con un gran cráneo, ya que para los pueblos de
aquella región la personalidad reside en la cabeza.

Otro rasgo es la inalterabilidad estética a lo largo de los siglos, debida


a la persistencia de las costumbres y los ritos y a la necesidad que han
tenido los artistas de utilizar unas formas comprensibles para la
comunidad.

El ejemplo más característico del arte primitivo es la máscara,


realizada casi siempre en madera o paja. Es un objeto de adorno
asociado con ritos mágicos tribales, en los que los hombres, cubiertos
los rostros, danzan y ejecutan acciones mímicas para así solicitar
ayuda a los espíritus protectores, ahuyentar a las divinidades malignas
y aplacar a los dioses y fuerzas de la naturaleza.

Esta proporciona los vivos colores empleados para la decoración de


tales máscaras (blanco de cal, negro de humo, rojo de cortezas, ocres
de tierras); además, se suelen incorporar vistosos adornos de plumas.

Otra faceta artística es la decoración del propio cuerpo humano con


tatuajes o cicatrices, como hacen algunos aborígenes australianos, los
polinesios de Samoa y los maoríes de Nueva Zelanda; también
algunas tribus de Nueva Guinea se pintan el cuerpo con vivos colores.
Esta ornamentación personal se completa con todo tipo de collares,
tocados, brazaletes, etc., realizados con distintos elementos o
materiales como conchas, plumas o semillas. Los motivos decorativos
son casi siempre lineales, de gran sencillez y contenido simbólico.

La decoración cromática y simbólica aplicada a las máscaras y a los


cuerpos también se destina a objetos de culto, como tótems
(representaciones figuradas del espíritu protector y bienhechor de un
clan o tribu, asociado por lo general a un animal), e incluso a una serie
de instrumentos de carácter más utilitario, por ejemplo, cerámicas,
armas, embarcaciones y vestidos.

Principales pueblos primitivos


El dominio geográfico del arte primitivo es bastante heterogéneo, pues
abarca regiones muy dispares del globo terráqueo como el norte, sur y
centro de América, el centro y sur de África, las zonas polares y
Oceanía. El atraso de los pueblos que ocupan estas regiones es
atribuible a su aislamiento geográfico, a su clima adverso y a los
escasos recursos de sus hábitats.

Australianos. Los aborígenes australianos, pobladores de la mayor isla


de Oceanía, se hallan repartidos en varias áreas culturales con sus
particulares rasgos artísticos: el arte tjurunga, consistente en
incisiones grabadas en piedras o en la corteza de los árboles, que
representan figuras esquemáticas de animales o seres humanos, es
característico de una gran región centralizada en el territorio de
Aranda; en el centro de Australia predominan la decoración corporal y
complicados tocados para rituales en los que se combinan plumajes,
sangre y colores ocres; en el oeste de la tierra de Arnhem, en el norte
de Australia, se encuentran los objetos de los maraiin, tallas
estilizadas con representaciones zoomórficas; y, por último, al este de
la tierra de Arnhem se localizan los rangga, especie de tótems
ceremoniales en madera, decorados con enormes pendientes y
diseños en tonos ocres.

Melanesios. Pobladores de un conjunto de islas situadas al noroeste


de Australia, los melanesios se caracterizan por una estatuaria de
marcadas formas bidimensionales. Por lo general se distinguen tres
grupos artísticos: uno, de gran decorativismo, se extiende por las islas
Salomón; otro, localizado en el golfo de Papúa y en el valle del río
Purari, en Nueva Guinea, creó máscaras fantásticas; y un tercero,
propio de los territorios con presencia holandesa, está representado
por los tótems de los chambuli y las esculturas naturalistas de los
mundkumor.

Las arquitecturas o viviendas de los habitantes melanesios son muy


variadas. Mientras que las casas de Nueva Caledonia y Nueva Irlanda
tienen forma circular, en las islas del Almirantazgo son ovaladas.
También hay grandes construcciones destinadas a reuniones y
ceremonias religiosas.

Polinesios. La multitud de islas que constituyeron Polinesia determina


la variedad de expresiones artísticas encontradas en el Pacífico
meridional, al oeste de América del sur. En las islas de Tahití y
Australes o Tubuai, los artistas esculpen piedras no superiores a un
metro y pequeñas tallas de madera, denominadas ti´i, con las que
representan a sus seres fallecidos y a sus principales dioses.

En las islas de Hawaii, pertenecientes a los Estados Unidos, apareció


desde el siglo XII una estatuaria en madera de grandes proporciones.
Su figura más característica es el dios de la guerra, Kakailimoku,
adornado con vistosas plumas de aves. Asimismo, los polinesios
hawaianos han destacado en el arte de la cerámica.

La isla de Pascua es famosa por sus gigantescas esculturas talladas


en piedra volcánica, que llegan a alcanzar los quince metros de altura.
Se trata de bustos con forma humana, incrustados en el suelo y con
una ligera inclinación, todos ellos muy similares: cabeza enorme y
alargada, nariz prominente, ojos hundidos y brazos pequeños, apenas
marcados. Se ha especulado mucho sobre la función de estas
colosales esculturas, que quizá fuera mágica o funeraria, y sobre su
posible traslado hacia las zonas de playa; al parecer fueron
arrastradas por centenares de hombres y luego levantadas mediante
planos inclinados de tierra. Los rasgos estéticos que se repiten
constantemente en las obras en piedra de la isla de Pascua contrastan
extraordinariamente con la delicadeza de las tallas en madera, o noai
havakava (estatuas de muchos lados).

Micronesios. Las islas de Micronesia, situadas entre las de Polinesia,


al nordeste, y las de Melanesia, al sudoeste, no se han caracterizado
por unas formas artísticas peculiares, debido a la excesiva influencia
del arte polinesio.

Lo más sobresaliente son las esculturas de las islas Carolinas, que


ofrecen rostros de aspecto triangular.

Maoríes. Los aborígenes de Nueva Zelanda, al sudeste de Australia,


crearon un arte extremadamente decorativo y simbólico, como puede
apreciarse en la decoración de canoas y remos, con ricas
composiciones lineales, y en las vigas y pilares tallados de sus
viviendas rectangulares. Los motivos decorativos maoríes, de gran
complejidad, han sido absorbidos por su belleza por la mayoritaria
población blanca actual de Nueva Zelanda para la decoración de sus
viviendas.

Esquimales. Los habitantes de las regiones árticas de América y parte


de Groenlandia y Siberia desarrollaron un arte muy particular, acorde
con la escasez de recursos y la excesiva dureza del medio. El arte de
este pueblo tiene un profundo carácter sagrado y explica la relación
del hombre esquimal con su mundo. Sus materiales son marfil y
hueso, extraídos de las focas capturadas, que sirven a los esquimales
para elaborar diversos instrumentos destinados a la caza y a la pesca
(arpones, agujas), así como tallas en pequeño tamaño de animales y
figuras humanas. Los motivos decorativos suelen ser sencillos y
simbólicos, a base de incisiones y grabados. Además son típicas las
máscaras (inuas) rituales en madera policromada.

Se distinguen tres regiones artísticas diferentes: una, al este del río


Mackenzie, en las orillas del Hudson y en los territorios de Baffin y
Groenlandia, caracterizada por objetos de marfil con incisiones
lineales más o menos angulosas de carácter mágico; otra, en las islas
Aleutianas, con máscaras de rasgos grotescos destinadas a las
ceremonias rituales; y una tercera, en Alaska, donde se realizan las
máscaras para los llamados ritos de invitación (ceremonias para
solicitar la protección y ayuda de las divinidades antes de emprender
una cacería o salir a pescar), que se adornan con formas complejas y
móviles y con plumas de diversos colores.
Indios de Norteamérica. Los "pieles rojas" de Norteamérica destacaron
por sus tallas en madera o tótems, colocados en lugares privilegiados
de sus poblados y decorados con vivísimos colores; cada tribu tenía
un animal protector al que rendía culto (águila, oso, etc.) y que
adquiría como emblema. También decoraban sus cuerpos, sus
embarcaciones y sus viviendas cónicas de pieles con motivos lineales
de gran colorido y sencillez.

Africanos. El arte africano primitivo, sujeto a una serie de creencias


animistas, está representado por multitud de tallas escultóricas en
madera de figuras humanas más bien rechonchas y de cortas
extremidades.

Se diferencian tres estilos: sudanés (Sudán y Nigeria), con motivos


geométricos predominantes; bantú (Camerún, Gabón y Angola), más
realista que el anterior; y bosquimano, en África del sur, con
representaciones pictóricas de escenas de caza y pastoreo similares a
las pinturas rupestres saharianas y levantinas de época prehistórica.

El arte primitivo y el arte contemporáneo occidental

La atracción que el arte primitivo ejerció sobre algunos artistas


europeos (el polinesio sobre Gaugin y el africano sobre Picasso o los
expresionistas alemanes), por su ausencia de realismo y su alto valor
conceptual y simbólico, permitió que estas formas artísticas, hasta
entonces casi ignoradas por la cultura europea, empezaran a
conocerse fuera de sus ámbitos geográficos. Por otro lado, las
gigantescas exposiciones universales organizadas desde el siglo XIX
contribuyeron también al éxito de este arte emparentado con el de
tiempos pretéritos.
MESOGRAFÍA

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