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CONFORMISMO, DIATRIBAS Y LUZ

No hay nada más triste que el observar a una sociedad impávida, insensible, y
conformista, ante la realidad que de a poco va carcomiendo sus esperanzas e ilusiones;
fruto de las decisiones de sus gobernantes, que se creen ungidos y con aureola de santo
inmortal, pese a que sus cimientos son de barro.

En las estradas, aceras, se habla con más soltura y menos temor, del como la crisis que
nos envuelve va dejándonos en un estado de angustia, varados al filo de un abismo,
tornándose para muchos insoportable; siendo una muestra fehaciente que la complejidad de
los problemas parece no tener salida, porque del otro lado y especialmente de quienes son
llamados a dar visos de solución, solo están velando por sus personales u oscuros intereses,
mandando al carajo lo que el llano reclama: unión, despojarse de ciertos atributos
endosados de manera personal, tener actitud no solo crítica sino propositiva, para poder
encarar el torbellino que se aproxima.

Será que tenemos arraigados en nuestros genes ese conformismo que tanto daño le ha
hecho a nuestra nación, o nos hemos adormecido tanto y no despertamos del letargo que
ciertos espejismos nos hizo creer que estábamos andando por buena mar, al punto que
nuestra capacidad de discernir, de proponer, de mostrar nuestra inconformidad ante hechos
que rayan el cinismo, no son tan amplios ya que tenemos pavor en arriesgar parte de
nuestra comodidad.

Lamentable es escuchar a otrora defensores de la justicia, adalides contra la corrupción,


amantes de la naturaleza, quijotes de los derechos y del hombre; en tertulias entre vino y
frac que tanto despotricaban, ahora decir que más toca…estamos decepcionados, pero
poder es poder y hay que aprovechar.

Mis palabras van para quienes ven en la política un compromiso de servicio, para los
jóvenes y adultos que en redes sociales se hacen sentir, para la colectividad, que se vuelve
crítica, creativa, renuente, para aquella mujer que vendiendo piedras pintadas nos hace
entender que si hay Luz. Lo que sembramos hoy es lo que nuestros hijos cosecharán
mañana.

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