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LA EDUCACIÓN MORAL, AYER Y HOY

Pedro Ortega Ruiz


Ramón Mínguez Vallejos
Universidad de Murcia

“¿Podrías tú decirme, Sócrates, si la virtud se adquiere


mediante la enseñanza o mediante el ejercicio, o bien si
no es consecuencia ni de la enseñanza ni del ejercicio,
antes bien, es la Naturaleza la que se la da al hombre, o
incluso si proviene de alguna otra causa”? (Platón:
Menón, 70ª; Protágoras, 361e.)

1. INTRODUCCIÓN dos concepciones antropológicas


enfrentadas, la antropología de la alte-
Educación moral la ha habido
siempre. Ha sido una constante en la ridad, políglota y policéntrica, y la
historia de la humanidad enseñar o antropología del alejamiento, del no
transmitir a las jóvenes generaciones reconocimiento del otro, monolingüis-
aquellos principios o normas de com- ta y monocéntrica (Mèlich, 2004).
portamiento, formas de vida, que se Es con la Modernidad cuando
consideraban básicos para la conserva- se produce la emancipación del discur-
ción o perdurabilidad de la propia so moral y el abandono de la tutela de la
comunidad. No se da comunidad religión. El hombre moderno orienta su
humana sin la obligatoriedad de cum- conducta guiado por criterios que obe-
plir u observar un determinado código decen a razones de conciencia personal;
de conducta que, en un momento con- con Kant, se convierte en autolegisla-
creto, interpreta los sentimientos, dor. Para Kant la moral no tiene un refe-
necesidades, valores y expectativas de rente distinto al hombre. Es la “buena
esa comunidad. La pregunta por lo voluntad” lo que determina la bondad
“bueno” y lo “malo” en nuestra con- de los actos y la que actúa por puro res-
ducta está ya en los albores de la peto al deber, sin otras razones que las
humanidad: “¿Dónde está tu herma- del cumplimiento estricto del deber.
no”?, pregunta Yahvé a Caín. Y tam- Esto es lo que le confiere objetividad y
bién se da la primera respuesta inmo- universalidad, lo que hace del deber
ral: “¿Acaso soy yo el guardián de mi moral algo incondicionado y absoluto
hermano?”, iniciándose el recorrido de (Crítica de la razón práctica). Las ver-

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dades “objetivas”, de carácter religioso, vida social a través de sus normas y


como únicos criterios de moralidad, son códigos de comportamiento. Religión
sustituidas por el “imperativo categóri- y moral se confundían. Tampoco la
co”: “Obra de tal manera que puedas crítica de Nietzsche a una moralidad
querer que el motivo que te ha llevado objetiva basada en la racionalidad dio
a obrar sea una ley universal”. Las cre- paso a una educación moral subjetiva
encias religiosas sancionadoras de la fundamentada en valores relativos,
bondad o no de las conductas han dado convencionales, creencias o razones
paso a un principio o ley universal váli- que responden tan sólo a convicciones
da para todos los hombres de todos los personales, por tanto subjetivas, que
tiempos y en cualquier circunstancia. no intentan imponerse a nadie, ni tam-
Ya no está Dios como referente único poco universalizables. Se diría que la
de la moralidad. En su lugar se sitúa la práctica de la educación moral de las
razón práctica del sujeto humano y de jóvenes generaciones, en la escuela y
su voluntad libre y creadora. Se absolu- en la sociedad, ha respondido al mode-
tiza el juicio de la conciencia personal y lo de valores absolutos, que en la
se ve a los otros como alter-egos a costa reflexión ético-moral ya era deslegiti-
del sujeto empírico, situado en un con- mado. Desde este modelo se entiende
texto socio-histórico. Este vuelco en la la educación moral como un proceso
concepción de la moral, que supone la de socialización del código moral
mayoría de edad del hombre, produce explícito sancionado por la sociedad.
un auténtico desgarro en la conciencia La formación de una persona moral se
religiosa del ser humano que se ve obli- concibe como el aprendizaje de las
gado a compatibilizar creencias religio- reglas sociomorales y del estilo parti-
sas y sus respectivos códigos de com- cular de su observancia vigentes en
portamiento, con la autonomía moral y cada sociedad. Despertar la conformi-
su independencia para establecer prin- dad con los valores establecidos, inte-
cipios y normas que prescriben en cada riorizar normas morales concretas que
momento una conducta como moral- respondan a las exigencias sociales ha
mente deseable. sido el objetivo básico de la enseñanza
Pero la reflexión ético-moral, tradicional. Es fácil entrever la
de raíz kantiana, respecto al contenido influencia del pensamiento durkhei-
y forma de la moralidad no se tradujo miano en esta concepción socializante
en una educación moral libre de con- de la moral. “Cuando ejecutamos cie-
notaciones religiosas. La enseñanza de gamente una orden cuyo alcance y sig-
la moral era tan sólo un apéndice o una nificado nos son desconocidos, somos
aplicación a la práctica de las verdades tan libres como lo seríamos si hubiése-
religiosas. La religión impregnaba la mos tenido nosotros solos toda la ini-

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ciativa de ese acto” (Durkheim, 1976, cuando de suyo encaja en una concep-
p. 268). Para Durkheim, el espíritu de ción subjetivista o relativista de los
disciplina, la adhesión a las normas mismos y, por tanto, en una concep-
sociales y el reconocimiento de la ción subjetivista de la moral. En las
autoridad superior de la sociedad con- producciones pedagógicas no es raro
vierten al hombre en un ser moral. encontrar estrategias de intervención
En la década de los sesenta se que nada tienen que ver con los presu-
produce una réplica al modelo tradi- puestos teóricos de los que se parte en
cional de la enseñanza de la moral. La la acción educativa, y no siempre estos
irrupción de la corriente subjetivista en aparecen expuestos con nitidez.
la concepción de la moral hace incom-
patible la propuesta de valores objeti- 2. LA EDUCACIÓN MORAL
vos, universales y permanentes que, en COMO DESARROLLO COG-
la enseñanza de la escuela, habían teni- NITIVO
do, hasta ahora, carta de naturaleza. L. Kohlberg constituye la figu-
Desde la corriente subjetivista es el ra más representativa en el panorama
individuo concreto quien establece lo de la educación moral en las últimas
que es bueno y malo, quien sanciona décadas del pasado siglo. En 1958, en
moralmente una conducta. No hay, por su tesis doctoral, Kohlberg hablaba ya
tanto, valores absolutos. Los valores de seis tipos diferentes de orientación
son siempre creaciones personales, moral en las respuestas de los sujetos
históricas, por lo tanto cambiantes, experimentales, divididos a su vez en
fruto de las distintas interpretaciones tres niveles o etapas. A saber: Nivel I:
de la experiencia humana que cambia Moralidad heterónoma o Premoral;
en el tiempo y en el espacio. Una de Nivel II: Moralidad convencional;
las formas de educación moral en que Nivel III: Moralidad de principios indi-
se plasmó esta corriente ha sido la viduales de conciencia. En la obra de
Clarificación de valores. Para nosotros Kohlberg sobre desarrollo moral y edu-
esta es tan sólo una estrategia en la cación moral pueden distinguirse tres
educación en valores, no una corriente fases o períodos: 1) Período 1958-70
de pensamiento o modelo de educa- dedicado al estudio de las implicacio-
ción moral, como sostienen algunos nes del enfoque cognitivo-evolutivo en
autores (Puig, 1996; Medina, 2001). relación con las diferencias en el razo-
Sorprende verla descrita, en algunas namiento moral en función de la edad
publicaciones, como una propuesta de los sujetos; 2) Aplicación de la con-
que persigue la inculcación de unos cepción piagetiana del desarrollo moral
determinados valores que se suponen al desarrollo individual longitudinal; 3)
permanentes, universales y absolutos, Análisis del razonamiento moral y de

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la acción moral en grupos e institucio- – Los estadios son totalidades


nes mediante la creación de la denomi- estructuradas o sistemas organizados
nada “atmósfera moral”. En 1981, de pensamiento. Los sujetos muestran
Kohlberg publica la obra: Essays on consistencia, estabilidad, en sus razo-
Moral Development. Volume I. The namientos a nivel de juicio moral.
Philosophy of Moral Development en – Los estadios forman una
la que se establecen los principios o secuencia invariante. En todas las cir-
presupuestos básicos de su teoría del cunstancias, excepto en algún caso
desarrollo del pensamiento moral: extremo, el movimiento es siempre
a)El desarrollo moral va para- hacia delante, nunca de retroceso. No
lelo al desarrollo cognitivo, es decir, hay saltos de estadios, sino que el
depende del desarrollo de estructura movimiento ascendente es siempre al
cognitivas. estadio siguiente.
b)El desarrollo moral no está – Los estadios son “integracio-
motivado por la satisfacción de necesi- nes jerárquicas”. El tipo de razonamien-
dades psico-biológicas o la huida del to de un estadio superior incluye en sí el
castigo o miedo, sino por la motiva- tipo de razonamiento del estadio infe-
ción originada en la voluntad de reali- rior. Existe una tendencia a funcionar o
zación personal. a preferir el modo de razonamiento del
c)El desarrollo moral presenta estadio más alto que uno ha alcanzado.
características generales que trascien- En ese mismo artículo
de las diferencias culturales. Kohlberg describe el contenido moral
d)Los estadios morales, en de cada estadio. A saber:
cuanto estructuras mentales, nacen de Nivel preconvencional.
las experiencias de interacción social – Estadio 1: La orientación
entre el sujeto y los demás. castigo-obediencia. Las consecuencias
e)El desarrollo moral viene físicas de la acción determinan su bon-
condicionado por los estímulos cogni- dad o maldad, sin tener en cuenta el
tivos y sociales que recibe el sujeto en valor o significado humano de estas
su medio. consecuencias.
El núcleo central de la teoría – Estadio 2: La orientación
kohlbergiana sobre el desarrollo moral instrumental-relativista. La acción
lo constituye el concepto de estadio. correcta consiste en aquélla que instru-
En 1975, Kohlberg publica el artículo: mentalmente satisface las propias
The Cognitive Development Approach necesidades de uno y ocasionalmente
to Moral Education en el que expone las necesidades de los otros. Las rela-
el concepto de estadio, utilizado tam- ciones humanas son vistas en términos
bién por Piaget. de un intercambio mercantil.

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Nivel convencional. por la educación moral, ya desde los


– Estadio 3: La orientación de comienzos de su labor investigadora.
la concordancia interpersonal o del En 1972, Kohlberg y Mayer escriben el
“buen chico-buena chica”. La con- artículo “Development as the Aim of
ducta correcta o buena es aquella que Education”, en el que fijan su posición
gusta o ayuda a los demás y es aproba- sobre los fines de la educación. En el
da por ellos. mismo establecen que el desarrollo es
– Estadio 4: La orientación el fin único que justifica la acción edu-
legalista y de mantenimiento del orden. cativa, y el único modo de escapar al
Hay una orientación hacia la autoridad, adoctrinamiento y al relativismo.
las normas fijas y el mantenimiento del Describen los autores lo que ellos lla-
orden social. La conducta correcta con- man “ideologías educativas” como for-
siste en cumplir con los deberes pro- mas de entender el proceso educativo:
pios, mostrar respeto por la autoridad y romántica, de transmisión cultural y
mantener el orden por el orden. progresiva. En la base de estas corrien-
Nivel postconvencional, o de tes subyacen modos distintos de enten-
autonomía o de “principios”. der y hacer la educación: cómo son los
– Estadio 5: La orientación del educandos, cómo se producen los pro-
contrato social. La acción correcta se cesos de aprendizaje y cómo se desa-
define atendiendo a criterios y dere- rrollan las capacidades. Los autores
chos individuales de carácter general sugieren cuatro posibles concepciones
aceptados socialmente. Se reconocen de objetivos fundamentados en las tres
los valores y opiniones personales. Lo ideologías: 1) desarrollo en los alum-
justo y lo correcto es un asunto de opi- nos de valores y capacidades que con-
nión y valores personales. tribuyan a lograr un estilo de vida psi-
– Estadio 6: La orientación de cológicamente saludable y satisfactorio
principios éticos y universales. Lo (ideología romántica); 2) enseñar a los
correcto y lo justo se definen por la alumnos conductas y actitudes que
decisión de la conciencia según los reflejen los valores tradicionales de la
principios éticos de justicia, de reci- sociedad a la que pertenecen (ideología
procidad y de igualdad de los derechos de transmisión cultural); 3) enseñar a
humanos, y de respeto por la dignidad los alumnos ciertas técnicas que les
de los seres humanos como personas permitan vivir de manera más eficaz y
individuales. adecuada como miembros de su comu-
La literatura ha presentado a nidad (ideología de transmisión cultu-
Kohlberg en su faceta de investigador ral); 4) promover el desarrollo de las
sobre el desarrollo moral. No ha desta- aptitudes de los estudiantes en áreas de
cado suficientemente su preocupación funcionamiento cognitivo, social,

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moral y emocional (ideología progresi- Pero la ideología “progresi-


va-evolutiva). Cada una de esas ideolo- va-evolutiva” tampoco está exenta de
gías parte de teorías distintas del apren- críticas. El concepto mismo de desa-
dizaje y “justifica o explica” objetivos rrollo, en Kohlberg, es de suyo un
educativos también distintos. Los auto- valor. Los estadios superiores, se afir-
res defienden la ideología “progresiva- ma, son “mejores” que los inferiores.
evolutiva” al rechazar de modo contun- Este carácter valorativo-normativo de
dente toda forma de relativismo moral desarrollo no se justifica desde la psi-
y de adoctrinamiento, sosteniendo la cología. El paso del “es” al “debe” no
necesidad de establecer principios éti- encuentra en la teoría del desarrollo
cos universales. soporte suficiente para su justifica-
“Hemos intentado mostrar ción. Esta sólo puede decir que un
que las ideologías libertarias románti- estadio es diferente o sigue a otro infe-
cas están basadas en el relativismo y rior, pero no puede afirmar que ética-
en la falacia psicologicista, como las mente es “mejor”. Tal como Kohlberg
ideologías de la transmisión cultural, define el estadio no es sólo un término
que ven la educación como control al psicológico, sino un constructo mar-
servicio de la supervivencia cultural. cadamente moral. Es posible que
Como resultado de estas premisas Kohlberg haya entendido el desarrollo
compartidas, tanto las ideologías moral como un concepto desvinculado
románticas como las de transmisión del contexto socio-histórico, del
cultural tienden a generar cierta clase marco cultural, situando el desarrollo
de elitismo. En el caso de Skinner, este moral en un mundo ideal, sin espacio
elitismo se refleja en la visión del psi- ni tiempo.
cólogo como diseñador de culturas, El mismo Kohlberg se mues-
que “educa a otros” para conformarse tra crítico con su propia teoría. Reimer
a la cultura y mantenerla, pero no para (1997) cita un artículo del autor publi-
desarrollar los valores y conocimien- cado en 1971 sobre la educación en el
tos que se requerirían para diseñar cul- kibutz en el que hace las siguientes
turas. En el caso del romántico, el eli- consideraciones: “Ahora mismo, la
tismo se refleja en el rechazo a impo- práctica del grupo juvenil Youth
ner los valores éticos e intelectuales Aliyah Kibutz parece mejor que todo
del libertarismo, justicia equitativa, cuanto podemos concebir a partir de
inquietud intelectual y reconstruccio- nuestra teoría, y lo que sugiero no son
nismo social en el niño, incluso aun- revisiones en la práctica, sino revisio-
que dichos valores sean mantenidos nes del modo de pensar en ella”
como los más importantes” (Kohlberg (Kohlberg, 1971, p. 370). Escribe
y Mayer, 1972, p. 472). Reimer, “esa formulación, es notable,

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porque significa que la visita al kibutz “Hasta ahora hemos discutido


llevó a Kohlberg a comprender que el la acción moral como si fuera algo
modelo para la educación moral que determinado sólamente por factores
buscaba no podía derivar enteramente psicológicos internos del sujeto. Este
de su propia teoría. Antes bien, debía no es el caso, la acción moral tiene
“combinar los principios de la discu- lugar usualmente en un contexto social
sión moral con algunos de los princi- o grupal, y tal contexto usualmente
pios psicológicos de la educación tiene una profunda influencia en la
colectiva” (Reimer, 1997, p. 60). En toma de decisiones morales de los
particular, debía inferir de la educa- individuos. Las decisiones morales
ción colectiva en el kibutz la práctica individuales de la vida real son siem-
grupal que sirviera para influir en la pre tomadas en el contexto de normas
acción y en el juicio moral de los grupales o procesos de toma de deci-
alumnos. Kohlberg es consciente de la siones grupales. Es más, la acción
insuficiencia de su teoría evolutiva moral individual es a menudo una fun-
para producir un cambio en las institu- ción de esas normas o procesos”
ciones. La meta de la educación moral (Kohlberg y otros, 1984, p. 263).
debe ser no sólo el desarrollo de cada Pero la teoría sociológica de
estudiante, sino también el cambio de Durkheim no satisface los plantea-
la institución escolar. Este déficit de mientos educativos de Kohlberg. La
sociedad lo suplirá Kohlberg tras la educación moral no debe pretender
lectura de la obra Moral Education, de sólo la socialización de las jóvenes
Durkheim. La educación moral se generaciones, es decir, que se compor-
produce en el contexto de una escuela ten de acuerdo con un código de moral
y de una sociedad. Es la “atmósfera convencional. Debe estimular el desa-
moral”, en tanto que urdimbre que rrollo hacia etapas de la moral que se
impregna las relaciones interpersona- rijan por el respeto a principios éticos
les del colectivo de las aulas y del cen- universales (Kohlberg y otros, 1984).
tro, la que posibilita el aprendizaje de Y encuentra en el modelo formal kan-
conductas morales, no sólo el desarro- tiano el soporte para su teoría de edu-
llo cognitivo de cada uno de los indi- cación moral. Es indispensable que las
viduos, como Kohlberg sostuviera en razones para la elección de una con-
los comienzos de sus investigaciones. ducta mejor que otra estén basadas en
La educación moral debe encarar el principios universales porque son las
curriculum oculto y abordar el modo decisiones en que todos pueden y
en que se hacen y operan las normas deben estar de acuerdo. En cambio,
de conducta cotidianas. Dice cuando las decisiones están basadas en
Kohlberg: reglas morales convencionales, los

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individuos podrán no estar de acuerdo permanentes integrados por profesores


puesto que responden a principios o del centro y alumnos, profesores uni-
reglas dependientes de la cultura o de versitarios y padres; 4) definición y
la posición social. Y en este enfoque aceptación por todos los miembros de
de la moral el modelo durkheimiano la “comunidad justa” de los derechos y
no le era útil. Dewey será su guía en responsabilidades de todos ellos
este nuevo viaje. La creación de una (Kohlberg, 1980). Reimer nos descri-
escuela y una comunidad justa sólo be la comunidad justa:
será posible si se da la primacía al “Kohlberg imagina un grupo
valor de la justicia y la equidad, antes de estudiantes y educadores que, con
que al valor de la autoridad de los la discusión moral, desarrolle sus pro-
adultos (Power, 1979). Es indispensa- pias posiciones de valor y traslade,
ble una “democracia educacional”, es mediante la toma de decisiones demo-
decir, “escuelas en las que cada uno crática, esas posiciones a reglas y nor-
tiene una voz formalmente igual para mas para la conducta del grupo. Los
establecer las reglas y en las que la educadores no sólo facilitarían la dis-
validez de las reglas es juzgada por su cusión entre los estudiantes, sino que
justicia respecto de los intereses de también indicarían el camino para la
todos los participantes” (Reimer, toma de decisiones al proponer ciertas
1997, p. 40). Este objetivo, propio de posturas axiológicas que consideran
una concepción progresiva-evolutiva las más favorables para el grupo. Sin
de la moral, se traduce en la denomi- embargo, serían conscientes de la dife-
nada “comunidad justa”. rencia entre proponer y adoctrinar,
En su propuesta de “comuni- presentarían posiciones que podrían
dad justa” Kohlberg intenta acoplar la ser criticadas, estimularían a los estu-
idea de justicia a una pequeña comuni- diantes a formular sus propias opinio-
dad basada en la igualdad de derechos nes sobre los problemas, y aceptarían
de todos sus miembros. Estos son los como vinculantes el juicio democráti-
principios que inspiran la acción edu- co de la mayoría del grupo” (Reimer,
cativa de la “comunidad justa”: 1) 1997, pp. 78-79).
democracia directa: todas las cuestio- Kohlberg aporta varias razo-
nes importantes que afectan al funcio- nes para justificar la “comunidad justa”
namiento de la comunidad son debati- como marco adecuado para la educa-
das en el seno de la misma; 2) todos ción moral: 1) el gobierno democrático
los miembros de la “comunidad justa” de la escuela, en cuanto establece rela-
(profesores y alumnos) participan en el ciones igualitarias de poder estimula a
gobierno de la misma a través del voto los alumnos a pensar por ellos mismos
igualitario; 3) existencia de comités y a no depender de las imposiciones

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externas; 2) si se acepta el principio de morales concretos sino el funciona-


Dewey que “se aprende haciendo o miento cognitivo, el desarrollo de for-
actuando”, entonces el modo más efi- mas de pensamiento. Para ello la dis-
caz de enseñar a los estudiantes los cusión sobre problemas o dilemas
valores democráticos de nuestra socie- morales se muestra como la estrategia
dad es el de darles la oportunidad de más adecuada. La crítica de este mode-
practicarlos; 3) los errores se corrigen lo de educación moral ha sido intensa
más fácilmente en una sociedad demo- hasta la década de los noventa en que
crática donde se estimula la libre se aprecia un claro declive del mismo:
expresión de las distintas opiniones Escámez (1987), Puig y Martínez
que en una sociedad cerrada o autorita- (1989), Ortega y Mínguez (1992),
ria; 4) en un gobierno democrático de Puig (1996), Ryan (1989), Wynne
la escuela, los alumnos aprenden a (1989), Watson y otros (1989),
enfrentarse con los problemas de la Lickona (1991), etcétera. Pero, sin
vida real, y esto favorece más el desa- duda, la crítica más dura a este enfo-
rrollo moral que la discusión de dile- que “formal” de la educación moral
mas morales hipotéticos (Power, viene de Peters:
Higgins y Kohlberg, 1989). “¿Qué hay que decir, pues,
Aun reconociendo la impor- sobre el aprendizaje del contenido de
tancia de la teoría de Kohlberg a la la moralidad? Poco tienen que decir
educación moral y su preeminencia Piaget y Kohlberg sobre esto porque
durante décadas en el panorama inter- no le dan importancia. Kohlberg, por
nacional, ésta no ha estado exenta de ejemplo, suele hablar con cierta hilari-
críticas. Uno de los principales detrac- dad de la moral concebida como “saco
tores, ya desde 1981, ha sido Peters de virtudes”... Sin embargo, existen
(Peters, 1984). El objeto principal de razones para recomendar que se preste
crítica a esta teoría de educación moral más atención a ese aspecto de la mora-
es su carácter formal, abstracto. En su lidad. Por principio de cuentas, tanto
pretensión de huir del adoctrinamiento los niños como la gente irreflexiva tie-
y del relativismo defiende una educa- nen que vivir con los demás, y sin unas
ción moral formal, libre de contenidos cuantas virtudes esenciales en su saco,
morales concretos, históricos y, por lo más probable es que sean una ame-
tanto, mudables. Pretende una moral naza social” (Peters, 1987, p. 129).
universalista aplicable a todos los indi- Peters (1984) critica dura-
viduos, independiente de cualquier mente la pretensión del que el niño
forma de cultura o tipo de sociedad. Lo asuma funciones de autolegislador.
fundamental en este tipo de educación Desde la teoría kohlbergiana “se afir-
no es la enseñanza de contenidos ma que el educador tendrá que expli-

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car al niño, desde el principio mismo, Las críticas al modelo kohl-


las razones de las reglas, es decir, ten- bergiano de educación moral pueden
drá que imprimir algunas reglas proce- sintetizarse en las siguientes cuestio-
sales que permitan al niño el ejercicio nes: a) excesivo énfasis dado al desa-
de una función legislativa por sí rrollo cognitivo en detrimento de los
mismo”... (Pero hay varias razones factores motivacionales y conductua-
que desaconsejan este proceder): les; b) ausencia de contenidos morales
“Desde el punto de vista concretos y su influencia en la forma-
social, resulta esencial que estos niños ción de criterios éticos en los educan-
observen ciertas reglas rudimentarias dos; c) escasa atención a las diferen-
desde edad temprana, así como desde cias individuales en el desarrollo
el punto de vista individual resulta moral; d) el papel limitado de los pro-
esencial para su supervivencia que fesores (educadores) e instituciones
aprendan a mirar a ambos lados antes sociales en la educación moral de los
de cruzar la calle. La segunda razón es educandos; e) alejamiento de la reali-
psicológica... hasta la edad de siete dad social como marco de la educa-
años, aproximadamente, los niños son ción moral que es suplantada por una
incapaces de entender que las reglas realidad artificial o de laboratorio; f)
podrían ser distintas y que hay ciertas dudas sobre la unidireccionalidad e
razones para ello. En los niños carecen irreversibilidad del desarrollo cogniti-
de sentido los interrogantes referentes vo y moral. Junto al aspecto formal de
a la validez de las reglas. Por lo tanto, la moral kohlbergiana, exigido por su
no tiene sentido que su aceptación de dependencia de Kant, quizás sea su
reglas a edad temprana se haga depen- desvinculación de la experiencia real
der de su apreciación de las razones” de la vida, la ausencia de contexto
(Peters, 1984, pp. 41-42). social, el aspecto más vulnerable.
Peters (1984) centra su crítica “El medio o contexto propor-
en las siguientes cuestiones: la impor- ciona las experiencias vitales a partir
tancia de los años de la infancia y ado- de las cuales los sujetos pueden reco-
lescencia para la educación moral, eta- nocer lo que para cada uno de ellos va
pas infravaloradas en la obra de a ser un problema sociomoral signifi-
Kohlberg; la incidencia del medio cativo... No es posible entender la for-
familiar en el desarrollo moral de los mación de la personalidad moral sin
hijos; el papel fundamental de los sen- considerar los contextos o medios de
timientos en el desarrollo moral del experiencia moral en que se llevan a
sujeto y la necesaria presencia de los cabo los procesos formativos. La for-
contenidos morales concretos en todo mación moral de los sujetos no resulta
proyecto educativo. fácilmente explicable al margen de los

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entornos en que viven y que les influ- con la justicia, la libertad, el respeto a
yen. Se hace imprescindible entender los demás y la búsqueda de la verdad”
la educación moral desde una perspec- (Escámez, 1987, p. 238).
tiva ecológica” (Puig, 1996, p. 158). Pero este juicio significa pro-
Los principios morales forma- pugnar otro modelo de educación
les como los de “justicia” o la “consi- moral: “la educación del carácter”.
deración de los intereses de los demás”
nos proporcionan criterios de conducta 3. LA EDUCACIÓN MORAL
tan abstractos y tan poco operativos COMO FORMACIÓN DE HÁBI-
que resultan inútiles, o al menos insu- TOS VIRTUOSOS O EDUCA-
ficientes, para una conducta moral ya CIÓN DEL CARÁCTER
que siempre necesitan ser interpreta- La insatisfacción y crítica de
dos en términos de una tradición con- la teoría kohlbergiana sobre educación
creta. Hacemos nuestro el juicio que, moral ha dado lugar a un nuevo enfo-
sobre el modelo de Kohlberg sobre la que: “educación moral como forma-
educación moral, hace el profesor ción de hábitos virtuosos”, o también
Escámez: denominada: “educación del carácter”.
“Me parece incuestionable el Constituyen propuestas de educación
desarrollo del razonamiento moral, en moral que tienen una larga tradición
esto el modelo expuesto parece acerta- que se remonta hasta Aristóteles y que
do; pero, para un entendimiento pro- gozan hoy de un renovado interés.
fundo de las relaciones juicio-acción, Factores sociales, culturales y filosófi-
lo considero insuficiente ya que la cos estarían en la base de esta reapari-
consistencia de la acción con el juicio ción en escena de la “educación del
exige un apasionamiento racional por carácter” de la que Peters es su autor
aquello considerado como moralmente más representativo.
adecuado para que pueda ser así lleva- “La concepción de la educa-
do a su ejecución. La educación, por lo ción moral como formación del carác-
tanto, debe centrarse no sólo en el ter hunde sus raíces en la tradición
desarrollo del razonamiento moral, griega. Para los griegos, ético signifi-
sino en crear condiciones para que se caba un modo de ser o carácter que se
ponga en acción lo propuesto por los adquiría a través de las propias accio-
juicios morales; para ello es necesario nes, y concebían como vida buena
que se fortalezca el carácter del sujeto aquella que estaba entregada al bien de
en aspectos tales como la integridad, la ciudad. La persona de carácter
determinación y resolución; fortaleza bueno o ética era aquella que tenía las
que sólo se hará efectiva cuando se cualidades necesarias para desempe-
esté comprometido apasionadamente ñar adecuadamente un papel en el fun-

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cionamiento de su ciudad o comunidad dental: violencia, drogadicción, des-


política; el ideal de persona ética o de composición de la familia, corrupción,
carácter bueno coincidía con el ideal explotación de la persona, pérdida de
de ciudadano” (Escámez, 2003, p. 21). los valores morales tradicionales, etc.
En sus orígenes, la educación Th. Lickona (1991) encuentra varias
del carácter está necesariamente vincu- razones para justificar la educación del
lada al bien común, al bien de la polis. carácter en el ámbito escolar: el papel
La persona educada es el buen ciuda- de la escuela, como educadora moral,
dano. Si Kohlberg es deudor de Kant ha llegado a ser decisivo en un tiempo
en su modelo de educación moral, así en el que numerosos niños y jóvenes
mismo es fácil detectar la influencia de reciben una escasa o nula enseñanza
las corrientes “comunitaristas” en la moral de los padres y otras institucio-
educación del carácter. Para los “comu- nes sociales; las grandes cuestiones a
nitaristas” la persona se va construyen- las que se enfrentan tanto las personas
do a través y en las relaciones de inter- individuales como el conjunto de la
cambio que establece con los miem- humanidad son cuestiones morales;
bros de su comunidad en una tradición hay una demanda, cada vez mayor, de
concreta. Sin comunidad, es decir, sin una educación en valores en el ámbito
lazos culturales, no hay persona. La escolar. Y aporta el testimonio de una
identidad de ésta se forma por referen- aspirante a profesor:
cia a su comunidad, y sin ella es ininte- “Todavía no soy profesor,
ligible. Los valores y las prácticas pero necesito tener esperanza en que
sociales son el substrato cultural y los profesores puedan ayudar a cam-
social desde el que se articulan los biar los valores que descomponen la
derechos y los deberes de los ciudada- sociedad actual: materialismo, apatía e
nos; las metas que han de ser alcanza- indiferencia por la verdad y la justicia.
das por una persona moral tampoco las Muchos profesores con los que he
establece el individuo por separado, hablado se ven frustrados, hasta el
sino que es la comunidad quien propo- punto de estar desesperados con el
ne y sanciona los objetivos comunes, deteriorado carácter moral de sus
en cuanto que responden a valores alumnos y la ausencia de métodos
compartidos sobre lo que es digno de efectivos en las escuelas para contra-
ser preferido por todos los miembros rrestar esta tendencia. Es un mensaje
de la comunidad (Escámez, 2003). duro para mí escuchar esto en el inicio
¿Por qué la educación del de la profesión docente” (Lickona,
carácter? Algunos han querido ver una 1991, pp. 21-22).
respuesta a los graves problemas con Aparte de la “oportunidad” de
los que se enfrenta la sociedad occi- este tipo de educación como respuesta a

Revista Galega do Ensino – Ano 13 – Núm. 46 – Xullo 2005


La educación moral, ayer y hoy 875

las circunstancias del momento, la edu- nas que se comporten en forma racio-
cación del carácter viene exigida por la nal, inteligente y con un alto grado de
necesidad de educar al sujeto para inte- espontaneidad”, sin embargo, “los
grarse en una sociedad concreta, con hechos básicos del desarrollo del niño
unos valores, normas, tradiciones tam- revelan que, en los años formativos de
bién concretos. La educación es tam- tal desarrollo, el niño no puede llevar
bién socialización, y ésta se da necesa- esta forma de vida y no entiende su
riamente en una tradición. El “aquí” y transmisión adecuada” Peters (1984, p.
el “ahora” (espacio y tiempo) constitu- 62). Peters vertebra la educación moral
yen elementos esenciales de todo pro- del sujeto en torno a cinco aspectos o
ceso educativo. Por ello, el acto educa- facetas de la vida moral que el educador
tivo siempre es un acontecimiento ori- debe contemplar en su acción educati-
ginal, único, irrepetible que escapa de va: 1) actividades que faciliten el apren-
la uniformidad que exige un enfoque dizaje de conceptos como lo “bueno”,
idealista-intelectualista de la educación “deseable” y “valioso”; 2) aprendizaje
con pretensiones de universalidad. del concepto de “deber” y “obligación”,
Peters (1984) defiende la educación es decir, papel social que cada sujeto
moral como educación del carácter para está llamado a desempeñar en su socie-
superar el formalismo de Kohlberg (al dad; 3) apropiación de normas de com-
menos, el de sus primeros momentos) y portamiento que el individuo debe
dotar de realismo a la acción educativa. aceptar por ser miembro de una comu-
Sostiene este autor que la educación nidad (comportamiento social); 4)
moral debe perseguir dos grandes obje- apropiación de conceptos como “ambi-
tivos: 1) aprendizaje de principios ción”, “gratitud”, “benevolencia”, es
morales como criterios de conducta decir, aquellas motivaciones que llevan
moral; y 2) aprendizaje de hábitos vir- a una conducta personal; 5) apropiación
tuosos. Peters no descarta en la educa- de conceptos como “conciencia”,
ción moral el desarrollo del pensamien- “constancia”, “integridad”, “determina-
to moral tan querido por Kohlberg, por ción”, o lo que es lo mismo, formas en
otra parte indispensable si se quiere que el sujeto obedece las normas mora-
lograr la autonomía del sujeto. Pero les. De esta descripción se desprende
supera el formalismo kantiano al defen- con claridad el peso que tienen los hábi-
der la necesidad de enseñar y aprender tos, los rasgos de carácter y las normas
hábitos virtuosos, sobre todo en la y valores de la comunidad en la educa-
infancia por la dificultad que entraña ción moral del sujeto, en comparación
esta temprana edad para un razona- con otros elementos más vinculados al
miento complejo. Defiende Peters “que desarrollo del pensamiento o juicio
es conveniente el desarrollo de perso- moral del individuo.

Revista Galega do Ensino – Ano 13 – Núm. 46 – Xullo 2005


876 Pedro Ortega Ruiz/ Ramón Mínguez Vallejos

¿Qué es el carácter? El carác- miento de obligación a hacer lo que es


ter, escribe Lickona (1991), implica la recto, autoestima, empatía, amor al
posesión de valores operativos, valo- bien, autocontrol y humildad; 3)
res en acción: Acción moral: No basta con saber lo
“Progresamos en nuestro que es bueno, ni con desear lo bueno;
carácter si el valor se convierte en vir- es indispensable tener competencia o
tud, en una disposición interior para habilidad para hacer lo bueno, volun-
responder a situaciones de un modo fia- tad y hábito.
ble, moralmente bueno. El carácter, así Para esta corriente de pensa-
entendido, tiene tres partes interrelacio- miento moral, el desarrollo del juicio
nadas: conocimiento moral, sentimien- moral no es suficiente para calificar a
to moral y conducta moral. El buen una persona como moral, debe ir
carácter consiste en el conocimiento del acompañada de la conducta virtuosa
bien, el deseo del bien y en hacer el realizada habitualmente. “Aquello que
bien (hábitos de pensamiento, hábitos mejor caracteriza este paradigma
de sentimiento y hábitos de acción). moral es la convicción de que una per-
Los tres son necesarios para llevar una sona no es moral si únicamente cono-
vida moral” (Lickona, 1991, p. 51). ce intelectualmente el bien. Para con-
Ryan describe, así mismo, los siderar moral a un sujeto es preciso
componentes del “buen carácter” que que mantenga una línea de conducta
deberían constituir los ejes o núcleos virtuosa: que realice actos virtuosos y
de la educación moral. 1) que los realice habitualmente” (Puig,
Conocimiento moral: Comprende seis 1996, p. 57). Aprendizaje de normas y
competencias como objetivos desea- valores culturales, adhesión a las tradi-
bles de la educación del carácter: con- ciones de la comunidad a la que se per-
ciencia moral, conocimiento moral de tenece, interiorizadas como virtudes
los valores, ponerse en el lugar del personales, constituye la seña de iden-
otro, razonamiento moral, toma de tidad de este modelo de educación
decisiones y conocimiento de sí; 2) moral. Se trata, por tanto, de una edu-
Sentimiento moral: El componente cación moral que concede mayor
afectivo del carácter ha sido olvidado importancia a las tradiciones, costum-
sistemáticamente en la discusión sobre bres, estilo de vida, es decir, a la cultu-
la educación moral, sin embargo tiene ra de una comunidad en la medida que
una gran importancia. El simple cono- dichas manifestaciones culturales
cimiento de lo que es recto no garanti- expresan y facilitan la realización del
za una conducta recta. Pueden distin- ideal de ser humano. Este modelo de
guirse varios aspectos del sentimiento educación moral conjuga el desarrollo
moral: conciencia emocional o senti- del pensamiento moral con la enseñan-

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La educación moral, ayer y hoy 877

za de contenidos morales concretos, Es decir, aquellas situaciones o pro-


evitando así el adoctrinamiento y la blemas que tejen la vida diaria de cual-
propuesta de contenidos formales que quier persona en una comunidad. La
sólo tienen una realidad artificial al moral se ha entendido más como una
producirse en una situación sin contex- “enseñanza” que como una praxis. Y
to o de laboratorio. este carácter “intelectualista” de la
Hoy puede afirmarse que la moral ha contaminado todo el discurso
mayor parte de la investigación sobre pedagógico sobre la educación moral.
educación moral se enmarca en esta Cuestiones como: moral y uso de los
corriente de pensamiento, integradora recursos naturales, moral e inmigra-
de la teoría kohlbergiana y del enfoque ción, moral y convivencia, moral y
tradicional o “saco de las virtudes”, distribución de la riqueza, moral y
como Kohlberg la denominó en un política, moral y educación, moral y
tono claramente despectivo. Autores profesión, etc. han estado ausentes de
como Berkowitz (1991), Power, nuestro discurso y de nuestra praxis
Higgins y Kohlberg (1989), Nucci educativa hasta la última década. Y no
(2003), etc., en un tiempo firmes es que haya faltado conciencia social
defensores de la teoría kohlbergiana sobre estas cuestiones, más bien la ins-
sobre educación moral, propugnan titución escolar y la práctica educativa
ahora la necesidad de integrar las nor- han vivido de espaldas a la realidad
mas y valores de una comunidad como social.
contenidos indispensables en una edu- La publicación en 1987 de la
cación moral. obra: La educación moral, hoy.
Cuestiones y perspectivas señala el ini-
4. NUEVOS ÁMBITOS Y cio de una creciente producción biblio-
NUEVO DISCURSO SOBRE gráfica en España sobre educación
EDUCACIÓN MORAL moral. A partir de entonces, la elabora-
Es fácil detectar que la mayor ción de materiales pedagógicos, el
parte de la investigación producida diseño de programas y la realización de
sobre educación moral, desde los investigaciones sobre educación moral
modelos descritos, se ha centrado en el se multiplican. Es verdad que, en gran
ámbito escolar. Esta “escolarización” medida, reproducen el paradigma kohl-
de la enseñanza de la moral no ha per- bergiano. Sólo en la mitad de la década
mitido equipar a los ciudadanos para de los noventa la investigación sobre
afrontar, desde la moral, los problemas educación moral inicia un cambio de
de convivencia, de distribución de la rumbo en el discurso y en las propues-
riqueza, de contaminación ambiental, tas educativas, al menos en el ámbito
de participación en la vida pública, etc. de la reflexión teórica, aunque la praxis

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878 Pedro Ortega Ruiz/ Ramón Mínguez Vallejos

no refleje todavía la nueva orientación. “La contribución de la educación ética


Una muestra de este nuevo enfoque en y política en la formación del ciudada-
la educación moral es: la celebración no” (Gil Cantero y G. Jover); “Educar
en Murcia (1997) del Congreso para una cultura medioambiental”
Nacional de Teoría de la Educación (Ortega y Mínguez); “Educación de la
dedicado a la Educación Moral, la ciudadanía europea” (Rodríguez Lajo y
reciente publicación de un número Sabariego) son algunos de los artículos
extraordinario sobre “Educación publicados en el segundo monográfico.
Moral” en la Revista Interuniversitaria Así mismo, se imparten programas y
de Teoría de la Educación (vol. 15, cursos de doctorado sobre educación
2003), aquí en España y el número moral, y la asignatura de “Educación
también extraordinario del año 2003 de Moral” está presente en planes de estu-
la Revista de Educación del MEC dedi- dios de algunas universidades españo-
cado a “Ciudadanía y Educación”. El las (Universidad de Barcelona,
título de los monográficos y de los artí- Valencia y Murcia). Se entiende y com-
culos publicados son suficientemente parte la idea de que una persona educa-
representativos de los nuevos conteni- da no puede vivir de espaldas a los
dos y orientación de la educación grandes retos a los que la humanidad se
moral: “La educación moral ante el enfrenta en la mayor parte de nuestro
reto de la pobreza” (Escámez, García planeta. Se percibe como indispensable
López y Pérez Pérez); “Familia y trans- el aprendizaje de competencias mora-
misión de valores” (Ortega y les para ejercer de ciudadano responsa-
Mínguez); “Universidad y ética profe- ble, y competencias específicas para el
sional” (Cobo); “La educación moral diálogo y la convivencia entre los pue-
ante las guerras” (Gil Cantero, Jover y blos e individuos de culturas distintas
Reyero); “Sociedad civil y educación en un mundo globalizado; competen-
de la conciencia moral” (Touriñán); cias para una acción responsable contra
“Ética profesional como proyecto de la desigualdad y exclusión de los pue-
investigación” (Hirsch) en el primero blos del Sur (reparto equitativo de la
de los monográficos. “Sociedad multi- riqueza); competencias para establecer
cultural y ciudadanía: hacia una socie- unas relaciones responsables con el
dad y ciudadanía intercultural” medio natural y urbano; competencias
(Bartolomé y Cabrera); “Los derechos para la construcción de una sociedad
humanos y la educación del ciudada- justa, solidaria y libre a través de la
no” (García Moriyón); “La educación participación ciudadana (Ortega y
para la participación en la sociedad Mínguez, 2001). La respuesta a estas
civil” (Escámez); “La cultura de la paz, demandas ha obligado a muchos inves-
marco para la ciudadanía” (Labrador); tigadores en educación moral al aban-

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La educación moral, ayer y hoy 879

dono de la ortodoxia de las teorías en merece ser calificada de “moral” si


que se hallaban instalados y al uso de descansa sobre la “constitución de la
otros elementos pertenecientes a otras voluntad por la cual es ella para sí
teorías para organizar y justificar nue- misma una ley”. Ahí reside el princi-
vos enfoques y prácticas educativas pio único de la moralidad. En Kant, la
(Escámez, 2003). Otros autores moral tiene, por tanto, su origen en el
(Ortega y Mínguez, 2001; Ortega, yo (sujeto) que reconoce la dignidad
2004) hemos buscado otras fuentes del otro confiriéndole a su relación con
para un nuevo enfoque de la educación el otro la dimensión ética, situando al
moral y, por tanto, también para una otro como objeto de la relación moral.
nueva praxis educativa. Quizás podría pensarse en una persona
Es obvio que cualquier discur- moral que ya existe sin el otro, y que la
so pedagógico es deudor de una ética y relación con el otro es una “sobrea-
de una antropología, está situado y res- bundancia” de la moral. “Si el sujeto
ponde a un contexto, es alimentado autónomo va hacia el otro, se basa en
por las experiencias a la luz de una tra- la ley moral presente en él, y no es la
dición. Por ello no hay pedagogía sin alteridad del otro lo que respeta, sino
experiencia ni ubicación. El discurso la medida común a ambos: la razón. Ve
en educación moral ha estado fuerte- en él un alter ego: un ser finito y razo-
mente vinculado a la tradición kantia- nable, semejante a él” (Chalier, 2002,
na cuya expresión más actual es el p. 86). Para Lévinas (1987), en cam-
modelo cognitivo de desarrollo moral bio, la moral tiene un origen heteróno-
de Kohlberg. El desarrollo y ejercicio mo, es responsabilidad para con el
de la autonomía moral, entendida otro, es responder del otro. En
como capacidad de darse a sí mismo Lévinas, la ética no comienza con una
leyes, es el objetivo principal de la pregunta, sino con una respuesta no
educación moral. El respeto hacia el solamente al otro, sino del otro:
otro, a la dignidad del otro se funda- “El lazo con el otro no se
menta en el reconocimiento de su anuda más que como responsabilidad,
capacidad autolegisladora en tanto que y lo de menos es que ésta sea aceptada
ser racional, trascendental; en tanto o rechazada, que se sepa o no cómo
que es un ser como yo, un otro yo. “El asumirla, que se pueda o no hacer algo
punto de partida en la relación moral concreto por el otro... yo soy responsa-
se sitúa entonces en el sujeto (yo) que ble del otro sin esperar la recíproca,
reconoce al otro como un alter ego, aunque ello me cueste la vida. La recí-
como una proyección del yo, de la proca es asunto suyo. Precisamente, en
condición de ser racional” (Ortega y la medida en que entre el otro y yo la
Mínguez, 2001, p. 26). Una acción relación no es recíproca, yo soy suje-

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880 Pedro Ortega Ruiz/ Ramón Mínguez Vallejos

ción al otro; y soy “sujeto” esencial- libre autonomía; es, por el contrario
mente en este sentido” (Lévinas, 1991, una asignación que viene de fuera, del
pp. 91-92). otro. El otro me constituye en sujeto
Esta responsabilidad para con moral cuando respondo de él; soy su
el otro que “viene sin previo aviso” es prisionero, su rehén, dice Lévinas. “La
lo que me constituye en sujeto moral. obligación moral no proviene de uno
Con la figura del “rostro” Lévinas mismo, de la decisión de actuar por
explica el carácter heterónomo de la buena voluntad, sino de que sea des-
moral como respuesta (responder de) pertada, en uno, por el otro” (Chalier,
inapelable del otro. “Mientras que el 2002, p. 12).
pensamiento libre continúa siendo el En Lévinas hay una clara
Mismo (Mème), el rostro se me impo- voluntad de sustituir la autorreflexión,
ne sin que yo pueda permanecer la autoconciencia, fundamento de la
haciendo oídos sordos a su llamada, ni ética individualista por la relación con
olvidarle; quiero decir, sin que pueda el otro como propuesta de una moral
dejar de ser responsable de su miseria. alternativa; un distanciamiento de la
La conciencia pierde su primacía... La ética como amor propio y el anclaje en
conciencia es cuestionada por el ros- otra que construye su significado a par-
tro... El Yo es por completo responsa- tir de la relación con el otro. Lévinas se
bilidad o diaconía... El Yo (Moi) es sitúa en un campo hasta ahora no ocu-
infinitamente responsable” (Lévinas, pado por nadie: la heteronomía locali-
1993, pp. 46-47). Y en otro texto zada en la relación con el otro, quien al
Lévinas (2001, p. 105) precisa aún hacer, con su sola presencia (rostro), al
más el carácter heterónomo de la yo responsable del otro, de forma
moral: “La responsabilidad no me deja intransferible y libre, lo constituye en
constituirme a modo de yo pienso, sus- sujeto moral. Esta concepción de la
tancial como una piedra, o como un ética y de la moral tiene unas inevita-
corazón de piedra, en sí y para sí (soi). bles consecuencias en la educación, y
Llega hasta la substitución del otro, específicamente en la educación moral.
hasta la condición –o hasta la incondi- Nos obliga a entender y “hacer” la edu-
ción- de rehén. Responsabilidad que cación de “otra manera”, a asumir que
no deja tiempo: sin presente de recogi- la relación más radical y originaria
miento o de entrada en sí; y que me que se establece entre maestro y alum-
hace llegar tarde; ante el prójimo, más no, en una situación educativa, es una
que aparecer, comparezco. Respondo, relación ética que se traduce en una
de entrada, a una asignación”. La actitud de acogida y un compromiso
moralidad en Lévinas no es resultado con el educando, es decir, hacerse
de mi iniciativa, del ejercicio de mi cargo de él. Nos obliga a una revisión

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La educación moral, ayer y hoy 881

de los objetivos, contenidos y estrate- La acción educativa se nos


gias en la educación. Y sobre todo, nos presenta, de este modo, como un acon-
demanda un cambio en las actitudes tecimiento ético, una experiencia ética
del profesorado en la tarea de educar, en la que el primer movimiento es de
en el “estar” en las aulas, en cómo nos acogida, de escucha y de aceptación de
vemos y qué somos ante y para los la persona del otro en su realidad con-
alumnos-educandos. Este enfoque de creta; es un acto de hospitalidad.
la educación hace indispensable una Cuando se educa se escucha la palabra
reconversión del papel del profesor de del otro, se comparece ante el otro,
instructor a maestro-educador que porque la llamada de éste es inapelable,
acompaña y guía, que acoge y se hace en palabras de Lévinas. “El otro no es
cargo del otro, que ayuda al alumbra- solamente conocido, es saludado. No
miento de una nueva vida, no a la repe- es solamente nombrado, es también
tición de lo ya dado. invocado. Para decirlo en términos gra-
En el núcleo mismo de la maticales, el otro no aparece en nomi-
acción educativa no está, por tanto, la nativo, sino en vocativo. No pienso
relación profesoral-técnica del experto únicamente en lo que él es para mí,
en la enseñanza, sino la relación ética sino en que también y simultáneamen-
que la define y constituye como tal te, y aún antes, yo soy para él”
acción educativa. Y cuando hablamos (Lévinas, 2004, p. 25). Educar es salir
de la raíz ética en la educación no nos de sí mismo, “es hacerlo desde el otro
referimos a la simple deontología que lado, cruzando la frontera” (Bárcena y
obliga al profesor, como a cualquier Mèlich, 2003, p. 210); es ver el mundo
otro profesional, al cumplimiento de desde la experiencia del otro. Ello obli-
las normas establecidas o contrato ga al educador a negar e impedir en su
adquirido, ni de unas reglas o normas acción educativa cualquier forma de
que han de orientar la acción educati- poder porque el otro nunca puede ser
va, es decir, del cumplimiento de un objeto de conquista, dominio o clona-
“deber” (Martínez, 1998). Tal obliga- ción. El otro tiene siempre la primacía,
ción ética vendría impuesta “desde “está antes que yo”. “El Yo es por com-
fuera”, sería externa a la misma acción pleto responsabilidad”, dice Lévinas.
educativa, vendría después. Aquí “Las cosas (sin embargo) son aquello
hablamos de “otra cosa”, de algo dis- que nunca se presenta personalmente y
tinto que es previo al cumplimiento del que, a fin de cuentas, no tiene identi-
deber como profesor, de aquello que se dad. A la cosa se aplica la violencia.
sitúa en la fuente misma de la acción Ésta dispone de la cosa, la coge. Las
educativa y por lo que ésta se define cosas se dejan asir en lugar de ofrecer
(Ortega, 2004). un rostro. Son seres sin rostro”

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882 Pedro Ortega Ruiz/ Ramón Mínguez Vallejos

(Lévinas, 2004, p. 25). El rostro, por el pierde su franqueza y su sentido... El


contrario, se niega a ser reducido a lo tercero me mira en los ojos del otro...
Mismo, es irreductible a la posesión. La epifanía del rostro como rostro
Educar no es sólo acogida, introduce la humanidad” (Lévinas,
hospitalidad, es también responder del 1987, p. 226). La educación, y especí-
otro; es hacerse cargo del otro. ficamente la educación moral, desde la
Asumir la responsabilidad de ayudar al alteridad tiene una necesaria dimen-
nacimiento de una “nueva realidad” a sión social. Es ética y política, es com-
través de la cual el mundo se renueva pasión y compromiso. Y despojar a la
sin cesar (Arendt, 1996). Si la acogida educación de estas dimensiones es
y el reconocimiento del otro son reducirla a un puro adoctrinamiento.
imprescindibles para que el recién En tanto que es ética, la educación no
nacido vaya adquiriendo la fisonomía puede desligarse de los problemas que
humana (Duch, 2002), responder del afectan a los hombres concretos, de las
otro, “hacerse cargo del otro” es con- situaciones que condicionan la realiza-
dición indispensable para que poda- ción de una vida digna del ser humano.
mos hablar de educación. “Si esta rela- En tanto que política, la educación es
ción ética de “acoger al otro y hacerse en sí misma una exigencia de transfor-
cargo de él” no acontece, se da sólo mación de la realidad social en la que
enseñanza, instrucción, pero nada el educando vive, de modo que le per-
más” (Ortega, 2004, p. 10). mita a él y a los demás la realización
Propugnamos, por tanto, un nuevo de un ideal valioso de persona. H.
modelo de educación, y de educación Arendt se atreve a decir que educar es
moral: la pedagogía de la alteridad un acto de amor: “La educación es el
como respuesta (acogida del otro) y punto en el que decidimos si amamos
compromiso (hacerse cargo de él). al mundo lo bastante como para asu-
La pedagogía de la alteridad, mir una responsabilidad por él y así
como modelo de educación moral, no salvarlo de la ruina que, de no ser por
se queda en la relación “intimista” ‘yo- la renovación, de no ser por la llegada
tú’, en la que sólo intervienen indivi- de los nuevos y los jóvenes, sería ine-
duos singulares, presentes en el mismo vitable” (H. Arendt, 1996, p. 208).
espacio y tiempo. Está presente tam- En el origen de este modelo de
bién un “tercero”: “El lenguaje, como educación moral no está la razón, sino
presencia del rostro, no invita a la el sentimiento, el “pathos”, la solidari-
complicidad con el ser preferido, al dad con el otro, con los otros. No es
‘yo-tú’ suficiente y que se olvida del una facultad de la razón que nos incli-
universo; se niega en su franqueza a la na a obrar el bien según el deber, pero
clandestinidad del amor en el que se tampoco es un mero sentimiento irra-

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La educación moral, ayer y hoy 883

cional. Es más bien una afección (sen- puede ser una humillación para vícti-
tirse afectado, sufrir) “cargada de mas. Para Lévinas, en un mundo
razón”, es compasión (padecer con) poblado de “otros” o de un “tercero” la
por la suerte del otro, por las circuns- respuesta a éstos puede ser de indife-
tancias concretas en las que se resuel- rencia, de apoderamiento o de recono-
ve la vida del otro. Es la persona con- cimiento y acogida. Es decir, la indife-
creta del otro en toda su realidad quien rencia que les niega cualquier estatuto
se presenta como una pregunta inape- de realidad, el apoderamiento que
lable que compromete. No hay, por busca adueñarse de ellos a cualquier
tanto, un deber absoluto que descienda precio, y la acogida por alguien que se
de lo alto, o se imponga desde la con- reconoce en el otro y se hace cargo de
ciencia que obligue a “salir de sí” en él. En estas situaciones, la presenta-
un despliegue o “sobreabundancia” de ción de los “otros” se hace a través de
la conciencia moral. Hay más bien una la transparencia de un rostro que se me
evidencia que se impone como un presenta en persona. A este “espacio”
hecho “natural” que es la aspiración de de la presentación, Lévinas lo llama
los seres humanos a la felicidad, al ética, pues la respuesta moral no es la
reconocimiento de su dignidad invio- “comprensión intelectual”, resultado
lable. Hay un sentimiento “cargado de de un juicio moral, sino la “com-
razón” que intentar justificarlo con pasión” (cum-pati), entendida como
argumentos constituiría una burla o un cuestión de “entrañas”, de sufrimiento
sarcasmo para todos aquellos a quie- compartido, de calidad humana, en
nes se les ha negado la dignidad. El definitiva, como una cuestión moral
sufrimiento producido sobre los ino- (Ortega, 2004).
centes, la explotación del ser humano, La pedagogía ha sido deudora,
la humillación del otro en la violación hasta ahora, del pensamiento kantiano
de sus derechos fundamentales, el que ha condicionado la reflexión y la
hambre y la miseria de seres humanos práctica educativas, impregnándola de
fruto de unas condiciones socio-políti- una visión idealista de la moral y del
cas injustas, la muerte de tantos ino- ser humano. En la práctica se ha igno-
centes son acontecimientos históricos, rado la existencia de otras antropologí-
no situaciones ideales, cuya condena as que explican al hombre no en sí y
sobrepasa, por su magnitud, a cual- desde sí, en la autonomía, sino como
quier argumento fundado en la una realidad abierta al otro, con el
“razón”. Hay ofensas que se deslegiti- otro, para el otro y desde el otro. La
man o condenan en sí mismas por su hegemonía del pensamiento kantiano
inhumanidad y argumentar, desde la no ha hecho posible otra interpretación
razón, su inmoralidad, su inhumanidad del ser humano. La afirmación de éste

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884 Pedro Ortega Ruiz/ Ramón Mínguez Vallejos

en su condición de fin en sí mismo, la discursiva, en palabras de Habermas,


necesidad de establecer la incondicio- nada tiene que decir, salvo que las par-
nalidad de la moral para alejarse de tes en conflicto se pongan de acuerdo)
toda contingencia ha hecho del ser desde paradigmas que hoy se muestran
humano un ente abstracto, ideal, sin claramente insuficientes, ignorando
entorno, ahistórico. Y la necesidad de qué “está pasando”, qué tipo de hom-
afirmar unos principios ha acabado por bre y mujer y para qué sociedad se
negar una realidad: que el hombre no quiere educar, e ignorando las condi-
se explica sin los otros, sin el otro; que ciones socio-históricas que están afec-
sólo existe y se realiza en una tradi- tando hoy a los educandos (Ortega y
ción y en unas circunstancias concre- Mínguez, 2001). Es fácil constatar que
tas, históricas; que es una realidad dia- las propuestas educativas fundamenta-
lógica, y que esta apertura al otro lo das en la moral kohlbergiana y la ética
constituye y lo define (Buber, Ricoeur, discursiva, en su lenguaje y su conte-
Lacroix, Mounier, Lévinas, etcétera). nido, se alejan demasiado de los pro-
Hay otras explicaciones o interpreta- blemas y situaciones concretas que
ciones del ser humano que nos llevan, afectan a los educandos. “Y las cir-
necesariamente, a otra ética y a otra cunstancias actuales exigen no sólo un
moral y, por tanto, a otras propuestas nuevo lenguaje, sino, además, que la
educativas. No debería sorprendernos, vida real del educando entre de lleno
por tanto, si, desde otros presupuestos como contenido material en el escena-
antropológicos y éticos, se hacen nue- rio de la educación moral, liberando a
vas propuestas educativas que respon- la realidad del educando del reduccio-
den, de otra manera, a las nuevas situa- nismo psicológico que, hasta ahora, la
ciones a las que se enfrenta el ser ha acompañado” (Ortega, 2004, p. 28).
humano. Hoy es necesaria una peda- Desde la pedagogía de la alte-
gogía que se base más en la importan- ridad se entiende mejor que educar es
cia del otro, que comience en el otro, un ”acto de amor”, como dice Arendt;
en su existencia histórica, que se pre- que educar es un compromiso ético y
gunte por el otro. No es posible seguir político; que la educación no se agota
“educando” (o al menos pretenderlo) en sólo procesos de aprendizajes aca-
como si nada ocurriera fuera del recin- démicos o competencias profesionales,
to escolar, o nada hubiera ocurrido en por el contrario, trastoca y afecta a
el inmediato pasado (barbarie nazi, todas las dimensiones de la persona;
genocidio kurdo, guerra interétnica de que implica entender y hacer la educa-
los Balcanes, guerras de religión en ción como un acto ético de reconoci-
Oriente Próximo, etc., acontecimien- miento y de acogida, un hacerse cargo
tos frente a los cuales la ética kantiana- del otro con todo su pasado, con todo

Revista Galega do Ensino – Ano 13 – Núm. 46 – Xullo 2005


La educación moral, ayer y hoy 885

su futuro, pero sobre todo con todo su en los sótanos de la policía (Steiner,
presente; que exige concebirla como 2001). Y todavía hoy los acontecimien-
un compromiso con la vida del otro tos de guerras y conflictos interétnicos
concreto, con el alumbramiento de acreditan que el cultivo de las artes, la
alguien como ser nuevo, pero también literatura, la filosofía y la ciencia, lo
como negación de toda forma totalita- mismo que las preocupaciones religio-
ria de comprender el mundo y al ser sas, no han podido impedir el pacto con
humano. Es “otra forma” de entender y la inmoralidad ni atajar la barbarie.
hacer la educación moral, alejada del Si no bastasen las razones éti-
intelectualismo moral del que hasta cas y morales, aunque sólo fuese por
ahora ha estado impregnada. Un inte- razones de oportunidad y no llegar
lectualismo, heredado de la Ilustración, demasiado tarde a la cita con los hom-
que no ha sabido oponerse apenas a la bres y mujeres de nuestro tiempo, esta-
barbarie nazi y a las otras barbaries que ría justificado un cambio de rumbo en
han acontecido en nuestro reciente la educación moral, el intento de bús-
pasado. “Las tinieblas que las terribles queda de un nuevo lenguaje más cer-
tragedias de este siglo han dejado no se cano a la situación del hombre de
han debido a la barbarie y a la brutali- nuestros días, es decir, tomar en serio
dad de hombres burdos, presos de pul- la inevitable condición histórica del
siones desatadas, ayunos de instruc- ser humano, impensable fuera del
ción y de cultura. La Shoah surgió en espacio y del tiempo, que reclama
un país altamente civilizado, el Gulag estar atentos a cuanto acontece en la
fue el sucesor de las esperanzas puestas vida de cada educando, en su inevita-
en una sociedad fraterna y justa” ble tarea de aprender a existir en una
(Chalier, 2002, p. 15). La élite intelec- existencia concreta, no en una situa-
tual en el nacionalsocialismo a la vez ción ideal.
que disfrutaba de las obras de Bach y
de Pushkin era celosa en el cumpli- 5. BIBLIOGRAFÍA
miento de sus “obligaciones” en los Véase texto original en la ver-
campos de exterminio de Auschwitz y sión gallega.

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