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Seminario Socrático – Ser y Cosmos.

Ensayo Final

La vida como una obra de arte.

Es en el momento en el que Nietzsche expuso porque “sólo como fenómeno

estético están eternamente justificadas la existencia y el mundo,” en el que hizo que

todos y cada uno de nuestros estándares de vida se vieran obligados a ir hacia un nivel

superior, donde la exaltación de los sentidos y las emociones fuera la meta principal.

Es en su obra El nacimiento de la tragedia donde dos conceptos opuestos se muestran

como una de las más grandes fusiones de la vida en la Tierra. Es lo apolíneo y

dionisíaco en la Grecia antigua, que da a este filósofo alemán una nueva perspectiva

de lo trivial que llega a ser la existencia si sólo se tiende a la razón, a la lógica, a esa

lista de tareas que nos ha sido otorgada a todos y cada uno de nosotros y que ‘nos

facilita las cosas’ pues ya nos da todo planificado.

El creer que sólo nos encontramos en este mundo para vivir una vida recta,

ordenada, moderada, por no decir monótona, es el precepto al que Nietzsche se opone

rotundamente, pues este afirma que la realidad es cambiante, efusiva, energética,

caótica y simplemente no se la puede encasillar en algo tan estático; y es aquí donde

el mundo de las artes entra en juego, pues al encontrarse en este la paz y el caos, como

a su vez la rutina y las novedades del día a día, proporciona el contexto y las

circunstancias adecuadas para mostrar la más clara situación contradictoria en la que

los seres humanos somos capaces de vivir. Como bien lo dijo una vez Albert Einstein
“el arte es la expresión de los más profundos pensamientos por el camino más

sencillo”. Camino por el cual todos pueden identificarse, pero a su manera y ritmo.

El tener una forma de exteriorizar, sin responsabilidad social alguna, todo lo

que concebimos, pensamos y creemos se ha vuelto una necesidad, pues el sentirnos

libres, desenfrenados, escuchados y acompañados en este mundo que cada vez va más

de prisa, nos hace sobrellevar nuestros días aquí en la Tierra; nuestros muchos

momentos de rendición. Es en el arte donde nos encontramos a salvo, donde podemos

liberar todas las tensiones del alma, donde el despertar de un genio es la liberación de

un alma, donde simplemente la experiencia humana tiende a acabar en el olvido; en

el olvido de sí, que tal y como lo expone Artiagas, 2007: “(…) un olvido de sí implica

una pérdida de los límites propios de un mundo figurativo, gestándose así una

reconciliación festiva entre los hombres y la Naturaleza, proceso que en todo

momento es comandado por una fuerza instintiva que guía y domina su curso,” una

fuerza llamada arte, hasta ahora indefinible pero sentida universalmente.

Es con el pasar de los años que el arte ha cambiado, ha evolucionado, se ha

torcido y estirado, pero siempre ha mostrado más de nuestra propiedad realidad de lo

que esperamos. Un claro ejemplo de esto se ve en La fuente (1917). Obra creada por

Marcel Duchamp y controversial sin lugar a dudas, pues en teoría no es más que

urinario de porcelana blanca colocado al revés titulado La fuente, o al menos eso es

lo que se cree al verlo por primera vez y con ojos dictaminadores, ya que tal y como

lo expuso su mismo creador: “He tomado un artículo común de la vida de todos los

días, lo he colocado de modo que su significado útil desapareciera, he creado un nuevo

pensamiento para este objeto” (El Arte de las Vanguardias). Pensamiento que
podríamos clasificarlo como tentador, incitante y provocativo, pues no era nada

parecido al arte basado en las ideas al que se estaba acostumbrado, o a la idea

preconcebida e inamovible de belleza; era simplemente un objeto producido en serie

pero que hasta hoy en día nos sigue dando esa perspectiva de que en verdad podemos

ser lo que queramos ser; que en realidad podemos no seguir las reglas ni continuar

con ataduras, que podemos seguir en la búsqueda de esa chispa que marcará nuestra

vida de momento y nos dará una nueva historia para crear, una nueva realidad en

nuestra vida y de nosotros.

El simple hecho de que nuestra humanidad no sea una ‘humanidad individualista’ sino

una ‘humanidad común’, ‘genética’ nos lleva a comprender cómo aún entre las

personas más diferentes existe algo que las conecta, que convierte sus más grandes

debilidades en fortalezas, su ingenuidad en astucia, su simple forma de ver la relación

del hombre y la mujer en un entendimiento total y profundo entre dos semejantes, y

más aún el como la representación de la tristeza de una dama (Dama en Eden Concert

1903) representa la tristeza de un planeta con su miseria humana, llena de trabajadores

abatidos, mendigos a punto de morir, alcohólicos que piensan cada vez más que sus

problemas pueden ahogarlos en su vicio, niños hambrientos y padres desesperados.

(Tenés R. -A.)

El concebir nuestro día a día como una obra de arte no hace más que mezclar

lo práctico, analista y centrado con ese sentimiento de locura; con ese deseo que

consume hasta nuestra última gota de energía en eso que anhelamos con locura. Como

bien lo define y simboliza Arthur Danto (considerado uno de los críticos de arte más
afamados en Estados Unidos) en su libro ¿Qué es el Arte?: “Las obras de Arte son (y

lo han sido siempre) símbolos encarnados, maneras de expresar ideas, deseos, temores

o críticas”. Símbolos encarnados, cuya interpretación nos muestra formas de

sensibilidad que antes creíamos enterradas en los seres humanos. El simple hecho de

que relacionemos al arte con nuestro día a día nos “abre un dominio de lo

experimentado, de lo sensible y del sentimiento que nos hace conocer ciertas cosas

sin que las conozcamos en el sentido cognitivo estricto.” (Michaud) , pero que de

cierta forma nos enseña lo que necesitamos, nada más ni nada menos.

Ahora bien, el crear un ‘sistema perfecto’ siempre ha sido la estrategia usada

por esta sociedad para evitar ciertas improvisaciones por parte de sus habitantes, sin

embargo es en estos momentos de encasillamiento donde lo característico del ser

humano sale a flote; donde brota el poder que ha sido alcanzado a través de la fuerza,

donde el principio de representación se ve plasmado en todas y cada una de las obras

de arte, en cada melodía, en cada escultura, en cada verso, en cada pequeña pieza que

representa la existencia y el mundo; tal como la tan conocida y aclamada canción

Hallelujah, canción que al ser escuchada es capaz de devolver la fe en la humanidad

que antes se consideraba perdida. Ya sea por la frase: “Un desamparado se salvó, por

causa de una buena acción. Y hoy nadie lo repudia, hallelujah”, o bien “Porque la

norma sea el amor. Y no gobierne la corrupción sino lo bueno y lo mejor del alma

pura”, o a su vez y de manera más romántica y poética “I've seen your flag on the

marble arch. And love is not a victory march. It's a cold and it's a broken Hallelujah”

vemos ese lado del ser humano que tanto lo necesitábamos. Esa chispa de bondad y
espereza que sabíamos se encontraba en todos y cada uno de los corazones pero que

por diferentes razones se ha ido apagando, hasta ahora.

El simple hecho de crear algo que nos represente como seres humanos, con

nuestras fallas y aciertos, y a su vez también represente nuestros anhelos y avances,

es algo con lo que todos podemos identificarnos, y que al final del día constituye lo

que llamamos arte, pues si bien personifica ese sentimiento de lo racional e irracional,

del conflicto y la paz, también personifica ese largo transcurso que ha tenido que pasar

para que el equilibrio lograra ganar batalla y nos permitiese centrarnos en nosotros

mismos, recordando quienes somos en la Tierra. En palabras del propio Nietzsche,

publicadas en su libro El nacimiento de la tragedia, se trata de “(…) ver la ciencia

con la óptica del artista, y el arte, con la de la vida (…) “.

Bibliografía

Artiagas, N. N. (2007). Qué piensa la frase de Nietzsche? Santiago de Chile.


Artiagas, N. N. (2007). Universidad de Chile. Obtenido de Qué piensa la frase de

Nietzsche?:

http://www.tesis.uchile.cl/tesis/uchile/2007/novoa_n/pdf/novoa_n-TH.3.pdf

Cohen, L. (Compositor). (s.f.). Hallelujah. [Pentatonix, Intérprete]

Danto, A. (s.f.). Qué es el Arte? Paidós.

El Arte de las Vanguardias. (s.f.). Marcel Duchamp: Fuente. Obtenido de El Arte de

las Vanguardias: http://www.historiadelarte.us/las-vanguardias/marcel-

duchamp-fuente.html

Hallelujah (Compositor). (s.f.). Aleluya. [I. Divo, Intérprete]

MacGregor, N. (2006). La historia del mundo en 100 objetos. Gran Bretaña: Penguin

book Ltd.

Mata, J. L. (s.f.). La razón de cuestionar a un sujeto silecioso. Obtenido de Cultura -

Definición de Arte: http://www.joseluisdelamata.com/IZARGAIN-

textos/Definicion%20de%20Arte.pdf

Michaud, Y. (s.f.). Filosofía del Arte y Estética. Obtenido de

http://www.disturbis.esteticauab.org/Disturbis567/Michaud.html

Nietzsche, F. (2004). El nacimiento de la tragedia. España: Alianza.

Tenés, R. -A. (s.f.). Picasso - Dama en el Edén Concert.

Tenés, R. A. (s.f.). Picasso - Dama en el Edén Concert desvela la fraudulenta praxis

de los herederos de Picasso y sus museos.

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