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Este tipo de psicoterapia utiliza dinámicas grupales para intervenir sobre problemas y
conflictos
En este artículo describiremos cuáles son las fases de la terapia de grupos y qué tipos
existen. Asimismo sintetizaremos el desarrollo de este método terapéutico y las principales
orientaciones teóricas al respecto.
El psicoanálisis, que gozaba de gran popularidad en la primera mitad del siglo XX, tuvo una
gran influencia en la terapia de grupo temprana. Wender transfirió las ideas de Sigmund
Freud sobre el funcionamiento familiar a los grupos terapéuticos, mientras que Schilder
adoptó como metodología el análisis de los sueños y de la transferencia.
El psicodrama de Moreno fue una de las primeras terapias de grupo en adquirir cierta
relevancia. Moreno trabajaba las dinámicas de grupo mediante procedimientos dramáticos
y centrados en la emoción, cercanos a la interpretación. En la misma época, en los 30 y los
40, Redl empezó a aplicar la terapia de grupo en niños, y Slavson hizo lo propio con
adolescentes.
Tipos de grupo
Hay muchos modos distintos de clasificar los grupos terapéuticos. Nos centraremos en
algunas de las diferenciaciones más fundamentales, especialmente aquellos que se
refieren a la composición y la estructura del grupo.
1. Psicoeducativos y centrados en el proceso
Los grupos psicoeducativos tienen como objetivo aportar a sus miembros información y
herramientas para manejar dificultades. Pueden centrarse en patologías, como sucede con
los grupos psicoeducativos para familiares de personas con psicosis o trastorno bipolar, o
en temas determinados, como la educación emocional para adolescentes.
Por contra, los grupos centrados en el proceso, más cercanos a las tradiciones
psicodinámicas y experienciales, se centran en la utilidad de la relación grupal en sí misma
para promover la expresión emocional y el cambio psicológico en las personas que
participan.
2. Pequeños y grandes
Se suele considerar que un grupo terapéutico es pequeño cuando está formado por entre
5 y 10 miembros, aproximadamente. En estos grupos la interacción y la cohesión son
mayores, y en muchos casos se crean relaciones estrechas. El tamaño ideal de los
grupos es de entre 8 y 10 personas, según los expertos.
Los grupos más grandes son más productivos, pero tienden a facilitar en exceso la
formación de subgrupos y la división de tareas. Además los participantes de grupos grandes
tienden a sentirse menos satisfechos que los de grupos pequeños.
3. Homogéneos y heterogéneos
Los grupos homogéneos tienden a funcionar de forma más rápida, a generar más cohesión
y a ser menos problemáticos. No obstante la heterogeneidad, especialmente en trastornos
o dificultades concretas, puede ser muy útil para presentar distintas alternativas de
comportamiento.
4. Cerrados y abiertos
En los grupos cerrados las personas que están presentes en la creación del grupo lo están
también cuando finaliza, mientras que en los grupos abiertos los miembros varían en mayor
medida, normalmente porque se mantienen activos durante más tiempo.
Los grupos cerrados generan mayor cohesión pero son más vulnerables a la salida de
miembros. Los grupos abiertos se aplican, por ejemplo, en hospitales psiquiátricos y en
asociaciones como Alcohólicos Anónimos.
Fases de la terapia de grupo
En este apartado describiremos las cuatro fases de la terapia de grupo según Gerald Corey.
Aunque otros autores hablan de fases diferentes, la mayoría de clasificaciones de las
etapas del proceso grupal convergen en los aspectos clave.
2. Estadio de transición
Después del estadio inicial es posible que los miembros sientan dudas sobre los beneficios
que pueden obtener del grupo, así como miedo a exponerse. Es habitual que aparezcan
conflictos entre los miembros y que se ponga en duda la autoridad del terapeuta.
3. Estadio de trabajo
Según Corey, en la fase de trabajo se produce la cohesión entre los participantes a partir
del abordaje de problemas concretos y de los conflictos que surgen en el propio grupo. El
terapeuta puede desafiar a los miembros con el objetivo de avanzar hacia las metas
terapéuticas.
Los participantes pueden sentir cierta tristeza y temor a afrontar nuevas dificultades sin
ayuda de sus compañeros y el terapeuta, por lo que conviene preparar bien la finalización
y planificar sesiones de seguimiento, si es necesario.