Você está na página 1de 5

Nazis en Cabeza la Vaca

La muerte de seis aviadores de la Legión Condor


en la sierra extremeña de la Buitrera el 16 de abril de 1938

José María Lama y Francisco Espinosa

El olvido impuesto alrededor de la guerra civil española durante décadas


por los vencedores no sólo atañe a los aspectos relacionados con la
despiadada represión ejercida sobre los vencidos. Aún siendo ésta la más
importante laguna provocada en la memoria colectiva de los españoles sobre la
guerra, no es la única. Otros aspectos de la contienda poco favorables para la
imagen de la dictadura franquista, aunque inicialmente enarbolados con
ostentación, acabaron ocultos y hasta sometidos a riguroso secreto.
Especialmente significativo es el asunto de la colaboración alemana con los
sublevados. Un doble motivo llevó a los franquistas a intentar ocultarla. Por un
lado, la inconveniencia de reconocer la importante ayuda extranjera recibida
por la que se pretendía “causa nacional” (también auxiliada por italianos,
portugueses, magrebíes y rusos blancos) y, por otro, el baldón que -a partir de
la derrota germana en la Guerra mundial- suponía para Franco y los suyos la
otrora deseada amistad de los nazis.
El caso es que la colaboración alemana comenzó apenas una semana
después del golpe militar. En una famosa reunión celebrada en Bayreuth la
noche del 25 de julio de 1936, con la ópera de Wagner como música de fondo,
Adolf Hitler, que disponía ya desde el día 23 de informes sobre lo ocurrido en
España, se comprometió ante los emisarios de Franco a ayudar a los
sublevados. Göring, que estuvo presente, recordaría más tarde en Nuremberg
que se actuó así para evitar la extensión del comunismo y para poner a prueba
su aviación. Evidentemente, lo que Hitler y los suyos tenían claro es que para
sus intereses era preferible una España fascista o en guerra a una España
democrática. Desde ese momento los envíos de aviones alemanes y de
material de guerra fueron constantes. La aviación alemana fue uno de los
pilares en los que se apoyó el ejército de Franco para ganar la guerra. Hasta tal
punto que al finalizar ésta, en una de sus “conversaciones de sobremesa”,
Hitler mantuvo que Franco debería erigir un monumento al Junkers 52, ya que
a ese avión debía agradecerle la victoria por el papel jugado en el tránsito de
tropas por el Estrecho de Gibraltar en las primeras semanas de la Guerra,
concretamente las fuerzas que permitieron a partir de los primeros días de
agosto el gran avance hacia la capital.
Realmente, sin la ayuda alemana e italiana, el “18 de julio” hubiera
quedado en un golpe militar frustrado que se hubiera definitivamente disipado
en noviembre del 36 ante las puertas de Madrid. Fue entonces, el 18 de ese
mes, ante aquel gran fracaso, cuando ambas potencias fascistas dieron el
apoyo definitivo y el reconocimiento diplomático a Franco y fue también
entonces cuando el Führer ordenó que en adelante los contendientes
españoles –los rebeldes y los republicanos- fuesen siempre designados,
respectivamente, como “Gobierno Nacional Español” y como “los bolcheviques
españoles”.

España fue un magnífico campo de experimentación de los aviones y las


tácticas de vuelo alemanes de cara a la que ya se barruntaba como inevitable
guerra mundial. Unos diez mil soldados de la Legión Condor lucharon en la
Guerra Civil y muchos de ellos perdieron la vida al estrellarse los aviones que
pilotaban o ser alcanzados por el fuego aéreo o antiaéreo republicano. Cuando
algún avión caía, los alemanes siguiendo una tradición militar muy asentada en
su país erigían una estela funeraria con los nombres de los aviadores muertos.
Más de un centenar de estas estelas han sido localizadas en toda España. 1 Al
menos una de ellas, y sin duda de las más desconocidas, está en la provincia
de Badajoz, casi en el límite con Andalucía, arriba del monte de la Buitrera, en
Cabeza la Vaca.

*******

Allí se estrelló el 16 de abril de 1938 un avión bombardero bimotor


Heinkel-111 y murieron los seis soldados alemanes que transportaba: el
teniente Andreas Siemsen, los suboficiales Oswald Kruschbersky, Rudolf
Spieler y Albert Matz, y los cabos primero Fritz Schmaulfauss y Erich
Frielinsgdorf. Pertenecían a la escuadra de bombardeo 88
(Kampfgeschwader/88) de la Legión Condor. Junto a otros treinta y siete
aviones del mismo tipo había salido en la madrugada de ese día desde el
aeródromo de Alfaro, en Logroño.2 Tenían previsto llegar a Granada tras hacer
escalas en Ávila y Salamanca. Al atravesar las estribaciones de Sierra Morena
por Cabeza la Vaca, las malas condiciones atmosféricas obligaron a los
aviones a volar muy bajo y uno de ellos, el bimotor del teniente Siemsen, chocó
contra los más de mil metros de altura de la Buitrera.3
De los treinta y ocho aviones que habían partido de Alfaro llegaron a
Granada sólo treinta y cuatro –y con una escala forzada y no prevista de una
parte de ellos en Sevilla debido al mal tiempo-, ya que además del estrellado
en Cabeza la Vaca otro se vio obligado a hacer un aterrizaje forzoso en
Villafranca de los Barros y dos más tuvieron que regresan a la base. Pero,
1
Ver el sitio en Internet sobre “Las legiones extranjeras de Franco. La Legión Condor” en
www.geocities.com/afterhthebattle/spain.html
2
Otras informaciones citan como aeródromo de despegue de los aviones el Sanjurjo, en Zaragoza.
3
El relato de los hechos aparece en el libro de R. Hidalgo Salazar La ayuda alemana a España
1936/1937 [Editorial San Martín, Madrid, 1975]. También hay referencias en el libro de Juan Martínez
Leal República y Guerra Civil en Cartagena [Universidad de Murcia, Murcia, 1993] y en los artículos
publicados en Internet por Miguel Valverde Espín. Agradecemos a Diego Monge, Juan Martínez Acosta,
Víctor Turón y Jesús Ramírez Copeiro las informaciones facilitadas sobre estos hechos. Para una
información más general sobre la intervención alemana en la guerra civil española los interesados habrán
de acudir a los trabajos de Walther L. Bernecker y Ángel Viñas.
¿cuál era el motivo de esta importante concentración de bimotores alemanes
en Granada?
El espionaje franquista había averiguado que se esperaba en los puertos
de Cartagena y de Almería la llegada de un importante convoy con armamento
dirigido al Ejército republicano. La operación para evitar que estas armas
llegaran a sus destinatarios se diseñó bajo el nombre de Neptuno. El
accidentado y desorganizado trayecto de los aviones alemanes provocó que
mientras veinticinco de los bimotores aterrizaban en Sevilla, los otros nueve lo
hicieran en el aeródromo de Granada. Fueron estos últimos los que en la
mañana del día 17 de abril atacaron el puerto de Almería. El grueso de las
escuadras de la Legión Condor atacó a primera hora de la tarde de ese mismo
día, y en dos oleadas separadas por apenas cuatro horas, el puerto de
Cartagena. Los alemanes destruyeron numerosas viviendas en los barrios
cartageneros y atacaron sitios estratégicos como el Parque de Artillería, la
Constructora Naval, los depósitos de CAMPSA y el acorazado Jaime I, cercano
al puerto. Dos aviones resultaron alcanzados por los proyectiles de la defensa
antiaérea, que gastó cerca de dos mil piezas de artillería.
El ataque fue un fracaso. Los alemanes no lograron alcanzar su objetivo
primordial de interrumpir la arribada de armamento para el Ejército republicano
y además perdieron varios aviones en el envite y a seis de sus hombres.

*******

Los seis aviadores muertos en la Buitrera recibieron un homenaje en


Cabeza la Vaca el 2 de mayo de 1939. En la falda del monte donde se
estrellaron se erigió un monolito con dos placas, una de ellas ofrecida por la
Legión Condor y con los nombres de los seis soldados, la otra dedicada por el
municipio de Cabeza la Vaca y con referencias a la España Imperial y a los
gloriosos caídos. Los actos estuvieron presididos por el Jefe de Estado Mayor
de la Legión Condor, el teniente coronel (Obersleutnant) Seidemann, que
estuvo acompañado por otros dirigentes alemanes y españoles y la banda de
música de la Legión Condor. 4
Un fotógrafo de la agencia EFE asistió a los actos y tomó varias
imágenes. Alguna de ellas es conocida, como la que Tuñón de Lara reprodujo
en uno de los encartes fotográficos de su Historia de España 5 Pero la mayoría
ha permanecido inédita hasta ahora. Se trata de una serie de catorce
fotografías, muy logradas técnicamente, y en la que sorprenden el perfil
recortado de los fusiles alemanes sobre el cielo de Sierra Morena, los brazos
en alto de decenas de mujeres enlutadas y la esvástica paseando por las calles
de Cabeza la Vaca. Son imágenes de la familiaridad que alcanzaron las
relaciones entre la Alemania de Adolf Hitler y la Dictadura de Francisco Franco,
una familiaridad y sintonía ideológica que el tiempo y la propaganda han
pretendido ocultar.6

4
Ver Legión Condor: su historia sesenta años después, de Raúl Arias Ramos. Editorial Almena, Madrid,
2000.
5
La crisis del Estado: Dictadura, República, Guerra (1923-1939), tomo 9 de Historia de España dirigida
por Manuel Tuñón de Lara, selección de fotografías situada entre las páginas 480 y 481.
6
Agradecemos a Jordi Macías Macías la fotografía realizada con la apariencia actual del monolito y a
Manuel Vázquez Villanueva, alcalde de Cabeza la Vaca, las facilidades dadas para la reproducción de la
colección de fotografías de la Agencia EFE.

Você também pode gostar