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Obediencia, Fidelidad. Cualidades que Dios busca y prueba en los cristianos.

Dios prueba en los suyos, ciertas cualidades clave, Dios prueba en sus siervos, en los cristianos, lo
siguiente:

 Fidelidad a Dios, sin importar la circunstancia.


 Obediencia a Dios, cualquiera que sea la circunstancia por ilógica que parezca.
 Que sus siervos, sometan su voluntad a la voluntad de Dios.

Fidelidad

Daniel fue puesto a prueba cuando se decretó que ningún hombre podía orar a ningún dios o
alguien que no fuese el rey Darío, de lo contrario la persona que orara a otro dios sería echado en
el foso de los leones. (Daniel 6).

De esta forma la fidelidad de Daniel a Dios Jehová fue puesta a prueba, siendo fiel aún y cuando
bajo el decreto eso significaba que lo echaran a los leones.

Sadrac, Mesac y Abed Nego fueron puestos a prueba en su fidelidad de sólo servir y adorar a
Jehová Dios, bajo pena de ser echados al horno de fuego. (Daniel 3).

Es normal que Dios ponga a prueba a los cristianos en cuanto a su fidelidad a Él.

Jesús enfatizó la importancia de ser un siervo fiel, al enseñar parábolas sobre siervos fieles (Mateo
24: 45 – 51).

Jesús habla en Apocalipsis a la iglesia de Esmirna advirtiéndoles que serán puestos a prueba, pero
sean fieles.

“No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros, en la
cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te
daré la corona de la vida” Apocalipsis 2: 10.

Obediencia

Adán y Eva.

Desde el principio de la Biblia, vemos la primera prueba a los padres de la humanidad, después de
que Dios los ha creado sobre la tierra, dándoles libre voluntad, les dice que pueden comer de todo
fruto, pero pone a prueba su obediencia indicándoles que no coman del árbol de la ciencia del
bien y del mal.
“Tomó, pues Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara, y lo
guardase. Y mandó Jehová Dios al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer; más
del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás; porque el día que de él comieres,
ciertamente morirás” Génesis 2 : 15 – 17.

Para que Dios pudiera poner a prueba su obediencia, puso el árbol de la ciencia del bien y del mal
dentro del huerto junto con los demás árboles, y para poderlos probar dejó el árbol a su alcance,
sin ningún enrejado ni guardianes, sin ninguna obvia cámara de seguridad, precisamente para
probar a Adán y Eva en cuanto a la obediencia a su mandamiento.

Es obvio que si Dios pusiera el árbol de la ciencia del bien y del mal fuera de su alcance no los
podría probar en este sentido.

Seguramente usted ya sabe el final de esa historia y si no, le invito a que lea el desenlace en
Génesis 3.

Abraham

Después de que Abraham finalmente tuvo el hijo que Dios le prometió, Dios puso a prueba la
obediencia de Abraham, al pedirle que matara y sacrificara a su hijo.

Era un mandato de Dios que sonaba ilógico, si Dios le había prometido un hijo y una gran
descendencia, por qué ahora Dios le pedía que matara a Isaac ?

Precisamente para probar a Abraham en su obediencia ciega a Dios, no importando lo ilógico de la


orden, no importando las circunstancias.

Moisés

Dios ordena a Moisés hablar a la roca para que brote agua de ésta, cuando los Israelitas están
andando por el desierto. Aunque para Moisés tal vez no sonara a un mandato ilógico después de
haber visto tantos portentos y milagros de Dios, con este mandato, tal vez sencillo y simple y claro,
ó tal vez ilógico, se estaba poniendo a prueba la obediencia de Moisés a los mandatos de Dios.
“Y habló Jehová a Moisés , diciendo: Toma la vara, y reúne a la congregación, tú y Aarón tu
hermano, y hablad a la peña a vista de ellos; y ella dará su agua, y les sacarás agua de la peña, y
darás de beber a la congregación y a sus bestias.

Entonces Moisés tomó la vara de delante de Jehová, como él le mandó. Y reunieron Moisés y
Aarón a la congregación delante de la peña, y les dijo: ¡Oíd ahora, rebeldes! ¿Os hemos de hacer
salir aguas de esta peña?

Entonces alzó Moisés su mano y golpeó la peña con su vara dos veces; y salieron muchas aguas, y
bebió la congregación , y sus bestias” Números 20: 7 – 11.

Moisés desobedeció el mandato de Dios, Dios buscaba que Moisés le obedeciera sin importar la
circunstancia, el mandato era muy claro debía hablar a la roca, sin importar si sonaba ilógico, pero
Moisés en lugar de obedecer a Dios hablando a la roca la golpeó dos veces.

Seguramente usted ya sabe las consecuencias de la desobediencia de Moisés ante este simple
mandato, por si aún no conoce el desenlace, le invito lo lea en Números 20: 12

Jonás

Dios quiso enviar a Jonás a Nínive para advertirles que sería destruida por su continuo y excesivo
pecado. Dios dijo a Jonás: “Levántate y ve a Nínive, aquella gran ciudad, y pregona contra ella;
porque ha subido su maldad delante de mí” Jonás 1 : 2.

Es muy probable, tal vez casi seguro que Dios pudo haber enviado a otra persona que tuviera
ganas de ir de “evangelista” ó “misionero”, pero esta historia parece revelar algo más importante
en el carácter de Dios, en cuanto a que el pone a prueba a las personas, y desea ver si los que se
dicen sus siervos realmente están dispuestos a obedecer sus mandamientos.

Dios no puede obligar a ninguno de sus siervos a obedecerlo, puesto que Dios le ha otorgado a
todo ser humano el libre albedrío y libre voluntad lo cual en términos prácticos significa que todo
ser humano, puede elegir entre obedecer y desobedecer a Dios. Desde el principio de la
humanidad cuando Dios manda a Adán y Eva no comer el fruto de cierto árbol, no los obliga a
obedecerlo, ellos tenían la libertad de elegir entre obedecer y desobedecer, cuando Dios mandó a
Moisés hablarle a la roca para que diera agua, pero Moisés desobedeció y en lugar de hablarle a la
roca la golpeó. Dios busca que el ser humano y en particular sus siervos utilizando su libre
voluntad obedezcan sus mandamientos.

Jonás decía que era siervo de Dios y que tenía temor y miedo de Dios, pero cuando Dios le ordenó
ir a Nínive, Jonás huyó en dirección contraria para “ir lejos de la presencia de Dios”, “Jonás se
levantó para huir de la presencia de Jehová a Tarsis, y descendió a Jope y halló una nave que
partía para Tarsis; y pagando su pasaje, entró en ella para irse con ellos a Tarsis, lejos de la
presencia de Jehová” Jonás 1 : 2.

Cuando ante la desobediencia de Jonás, Dios envía una tormenta para afectar la nave en la cual
viajaba Jonás, ante la pregunta de los marineros a Jonás de quién era él, Jonás declara: “Soy
hebreo y temo a Jehová Dios de los cielos, que hizo el mar y la tierra” Jonás 1 : 9.

Es decir Jonás se identificaba como siervo de Dios y temeroso de él, pero no le obedeció.

Ya despúes, de que los marineros arrojaron a Jonás al mar y cuando Jonás estuvo en el vientre del
gran pez durante tres días tuvo tiempo de entrar en razón y arrepentirse de desobedecer a Dios.

Jesús dice algo muy importante, señala una condición para entrar al cielo, al reino de Dios.

Jesús dice en Mateo 7 : 21 – 23 “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los
cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos” Muchos me dirán en aquel
día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en
tu nombre hicimos muchos milagros?

Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.”

Y como dice Hebreos 5 : 9 “y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación
para todos los que le obedecen”

No basta con decirle Señor y hacer buenas obras en su nombre, mientras en otras cosas se
desobedece a Dios, no todo el que le diga Señor entrará en el cielo, nótese lo que dice el mismo
Jesús, dice, el que entrará al cielo es el que hace la voluntad del Padre Celestial es decir el cristiano
que obedece al Padre Celestial. Los pecados no son neutralizados por las buenas obras.
Este pasaje es de suma importancia, no son palabras de un pastor ó predicador, son las palabras
de Dios hecho carne y hueso, en Jesús el Hijo de Dios. Jesús muy lejos de decir que la salvación no
se puede perder, está indicando que los que van a entrar al cielo son los cristianos que obedecen
al Padre Celestial.

Dios busca a los siervos fieles que se encuentren obedeciendo sus mandamientos.

Porque ciertamente aquéllos que en el reino milenial de Jesucristo reciban la facultad de juzgar
deben reunir ciertas cualidades probadas. Formar parte de quienes juzguen en el reino milenial de
Jesucristo, es una gran responsabilidad.

“Y ví tronos, y se sentaron sobre ellos los que recibieron facultad de juzgar” Apocalipsis 20 : 4.

Dentro de algunos quienes reciben facultad de juzgar en el reino del milenio de Jesucristo, vemos
a algunos hombres y mujeres que fueron obedientes y fieles a Dios hasta la misma muerte de
mártir.

“Y vi las almas de los decapitados por causa del testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los
que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en
sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” Apocalipsis 20 : 4.

Así que, tu como cristiano seguramente pasas por pruebas y situaciones en las que tu obediencia
y fidelidad a Dios son probadas.

Obediencia a Dios, el Señor Jesús señala que obedecer a Dios es requisito para entrar al cielo.

Veamos nuevamente las siuientes palabras del Señor Jesús, ya que son de consecuencias eternas:

“No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos.

Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre
echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?
Y entonces les declararé: Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.” Mateo 7 : 21
– 23.

Asi que no basta con decirse cristiano y llamarle Señor a Jesús el Hijo de Dios, muchos que le dicen
Señor y que incluso hacen milagros no entrarán al cielo, por estar practicando maldad y pecado,
pero el mismo Señor Jesús está diciendo que los que entrarán en el cielo son los que hacen la
voluntad del Padre Celestial, es decir que los que van a entrar al cielo son los que obedecen a Dios.

Y esas son palabras del mimso Señor Jesús.

Veamos el siguiente versículo que confirma lo que dice el Señor Jesús en el pasaje anterior de
Mateo 7.

“y habiendo sido perfeccionado vino a ser autor de eterna salvación para todos los que lo
obedecen” Hebreos 5 : 9.

Este verículo muestra como es necesario que el nacido de nuevo se mantenga en obediencia a
Jesús, Dios quiere que el nacido de nuevo le obedezca manteniéndose en santidad, guardando sus
mandamientos.

Porque es importante que un verdadero cristiano, nacido de nuevo por el poder del Espíritu Santo,
despúes de que sus pecados son expiados por la sangre y muerte del Señor Jesús, ahora se
conserve en obediencia a Dios y santidad sin la cual nadie verá a Dios como dice en Hebreos 12 :
14 “Seguid la paz con todos y la santidad sin la cual nadie verá al Señor”.

Ciertamente sabemos que la salvación no se obtiene por nuestras obras, de ninguna forma puede
haber expiación de nuestros pecados más que por la sangre inocente derramada por el Señor
Jesús y por su muerte, pero cuando nacemos de nuevo por la obra del Espíritu Santo en nosotros,
arrepintiendonos de pecar contra Dios, somos justificados, si bien nos arrepentimos de haber
pecado contra Dios y nuestros pecados son borrados y expiados por la sangre de Jesús, ya no
debemos andar en pecado sino en santidad y una santificación progresiva, así cuando creemos en
Jesús y nacemos de nuevo prácticamente el Señor nos podría decir vé y no peques más, en otras
palabras ya has sido hecho nueva criatura, regenerado, justificado ahora obedece y anda en
santidad, no cometas más pecados.
Después que la persona cree en Jesús y nace de nuevo por obra del Espíritu Santo, Dios quiere que
el cristiano obedezca sus mandamientos, se mantenga en santidad, y se santifique, y que cuando
llegue a caer en pecado sea pronto en arrepentirse sinceramente de su pecado, admitiendo su
transgresión contra Dios y culpabilidad, dejando de pecar y buscar andar en santidad no pecando
más.

De ninguna manera Dios estará apoyando que el nacido de nuevo, ahora ande en pecado, de
ninguna manera Dios estará de acuerdo en que el nacido de nuevo que peque se mantenga en el
pecado sin arrepentirse.

Jesús dijo que sus ovejas, sus seguidores, los cristianos, oyen su voz, y dice que sus ovejas lo
siguen, y siendo así a éstas ovejas, a éstos cristianos que le siguen, obedeciendo a Dios Padre y sus
mandamientos, obedeciendo a Jesús (Juan 14 : 15 y 23), entonces Jesús les da vida eterna, vida
eterna sin más muerte y no serán arrebatados de él (Juan 10 : 27 – 28). Pero fíjese que Jesús
enfatiza se trata de sus ovejas que oyen su voz y que le siguen, le siguen justamente oyendo su voz
y obedeciéndole. Enfatizo que dice que las ovejas le siguen, es decir los cristianos le siguen
ejerciendo su propia y libre voluntad la cual se conserva aún nacido de nuevo, no es que Jesús los
obligue ni acarrée, Jesús no toma por fuerza a las ovejas, Jesús no obliga a las ovejas, a los
cristianos a seguirle.

Tienes que entender y conocer el carácter de Dios, y como continuamente pone a prueba la
obediencia del cristiano, y como Dios desea que el cristiano someta su propia voluntad a la de
Dios, por voluntad propia, Dios no obliga a los cristianos a obedecerlo.

Pero también es cierto que el cristiano verdadero, el que ha nacido de nuevo, llega a pecar, pero
mientras tenga tiempo de arrepentirse de su pecado, de admitir su culpabilidad y confesarla a
Dios, aún tiene remedio.

Porque cuando el cristiano llega a caer en pecado y como dice 1a Juan 1 : 9 “Si confesamos
nuestros pecados, és es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad”,
pero si el cristiano ya nacido de nuevo, peca y no se arrepiente y no confiesa su pecado ante Dios
para pedir perdón, como podrá ser perdonado por Dios ?

Y si ese cristiano muere en ese momento se cierra su expediente quedando con pecado que no
alcanzó perdón porque el cristiano no se arrepintió y no lo confesó a Dios. Ya desde el Antiguo
Testamento Proverbios 28 : 13 indicaba “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que
los confiesa y se aparta alcanzará misericordia”. Entonces si no los confiesa y no se aparta no
alcanza misericordia.
Así a lo largo de toda la Biblia, Dios muestra que no perdona el pecado sin arrepentimiento, sin
remordimiento, un arrepentimiento genuino que significa cambiar y dejar de pecar.

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