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Introducción
En principio se considera que la vid es una planta que no necesita aportes extras de agua, ya que la
pluviometría de la zona parece ser suficiente para asegurar el desarrollo de la planta, pero las lluvias
se reparten irregularmente a lo largo del año; la falta de precipitaciones en el primer periodo del ciclo
vegetativo no permite acumular la suficiente reserva de agua en el suelo para el desarrollo de la planta
ya que, llegando el verano, el aumento de la evaporación provocado por las elevadas temperaturas, no
compensa el aporte hídrico que ha tenido lugar en la primavera y por lo tanto, se provoca un fuerte
estrés hídrico de la planta. El acusado estrés supone una disminución de la actividad fotosintética que
repercute en una menor síntesis y transporte de los acumulados para el crecimiento, maduración y
agostamiento, traduciéndose éste en un descenso de la calidad del racimo. El tema del riego, ha sido
siempre objeto de controversia. Los efectos de éste en la calidad de la cosecha son muy variados. Si
la planta no padece estrés hídrico, su desarrollo, vigor y actividad fotosintética son más elevados. Con
el riego se asegura un buen vigor de la planta que permite una correcta iniciación floral y constante
producción de yemas florales, mejora la maduración de los frutos y aumenta la cosecha. Lo que resulta
evidente es que la aplicación indiscriminada del riego a elevadas dosis (sobre todo cuando el agua
aportada se realiza durante la maduración) El riego localizado en cultivos anuales tiene el inconveniente
de que la densa red de tuberías situada sobre el terreno dificulta muchas tareas agrícolas, sobre todo
las que emplean maquinaria: labores, tratamientos disminución de la calidad de la uva y del vino.
Eficiencia de un método:
De riego se refiere a la cantidad de agua que queda almacenada en la zona radicular, en relación con
la cantidad total de agua que se usa.
La vid es una planta que tiene relativamente pocas necesidades de agua. Se estima que precisa entre
280-300 litros para formar un kilogramo de materia seca. Además la vid dispone de un potente sistema
radicular que profundiza en el suelo y un gran poder de succión de sus raíces. Se considera que la vid
puede sobrevivir con precipitaciones de 250 milímetros anuales y con temperaturas extremas de 40ºC,
con reducidas producciones. Se considera que una pluviometría que oscile entre 350 y 600 mm. Es
adecuada para la producción de vinos de calidad.
El riego debe usarse como medida de disminución del estrés, siempre conservando un cierto déficit
hídrico, sobre todo en el proceso final de maduración.
Se ha de aplicar el agua en los momentos fisiológicos críticos en que la planta crece y se desarrolla. El
riego no debe llevar a aumentos significativamente importantes de rendimientos que irían en detrimento
de la calidad, ya que no debe incidir en disminución del grado alcohólico ni de los poli fenoles en
variedades tintas.
Para hacer el aporte de agua al suelo se pueden emplear diferentes sistemas de riego. Para la elección
del más idóneo, hay que tener en cuenta una serie de consideraciones:
b) Factores del suelo: Profundidad, textura, permeabilidad e infiltración, así como la topografía del
terreno.
d) Disponibilidad y calidad del agua de riego: caudal, presión y calidad (salinidad, pureza del agua
e impurezas) del agua de riego.
Riego a manta.
Ventajas:
Inconvenientes:
Consiste en aplicar el agua de riego en pequeñas dosis, de forma muy frecuente, en un volumen muy
reducido y en cantidades suficientes para satisfacer las necesidades hídricas de la cepa.
Tiene cada vez más importancia, ya que ofrece múltiples ventajas. Los elementos básicos de este
sistema son:
* Ventajas:
Permite el riego en terrenos con topografía irregular o en suelos con permeabilidad inadecuada
para otros sistemas.
Permite un ahorro de agua porque las pérdidas por percolación o por evaporación son mínimas.
Alta eficacia del riego, un 80%.
Menor desarrollo de malas hierbas y fácil control de éstas.
Mejor dosificación del agua de riego aplicada.
Posibilidad de aplicar fraccionadamente los abonos por fertirrigación.
Posibilidad de utilizar aguas ligeramente salinas.
Conserva la estructura del suelo ya que evita la formación de costras.
Facilidad de acceso y movimiento de la maquinaria en la plantación.
Menores costes de instalación, energía y trabajo, respecto al riego por aspersión.
* Inconvenientes:
Riesgo de taponamientos de los goteros, por diferentes partículas o precipitados, lo cual hace
bajar la uniformidad de reparto del agua de riego.
Excesiva localización del bulbo húmedo, sobre todo en terrenos muy sueltos o arenosos.
Mayor facilidad para la aparición de carencias de oligoelementos, debido a las reducidas
dimensiones del bulbo húmedo.
Es un tipo de riego por goteo en el que los laterales porta-emisores están enterrados en el suelo a una
determinada profundidad, entre 5 y 50 cm. La instalación debe realizarse en el centro de la calle, para
que el bulbo húmedo moje las raíces de dos filas de plantas.
Siempre se trabaja con tuberías con gotero integrado en el interior de la misma, aunque se pueden
emplear goteros pinchados. Ha de ser un gotero fiable de la máxima calidad y con un diseño específico
que le haga resistente a las obstrucciones por deposición de partículas en el laberinto del mismo. Es
muy habitual el empleo de goteros autocompensantes que disponen de una membrana de silicona
inyectada, su forma circular, provoca un efecto muelle que asegura su capacidad autolimpiante.
* Ventajas:
Mayor uniformidad
Mayor transpiración
localización de fertilizantes
utilización de aguas residuales
mayor duración
mejor distribución de agua
menor consumo de agua
ausencia de enfermedades.
* Inconvenientes:
en las zonas con poca lluvia se pueden acumular sales en la superficie perjudicando la
germinación del cultivo siguiente.
dificultad de localizar fugas y averías.
existe poca actividad radicular en la superficie, por lo que los abonos de poca movilidad
(potasio, fósforo) se deben aplicar por fertirrigación.
El sistema de riego elegido es el de riego localizado por goteo aéreo, por las siguientes razones:
Mantiene el suministro de agua durante todo el período vegetativo.
Permite aplicar fertilizantes mediante el riego, en las cantidades necesarias y en los momentos
adecuados.
Ahorro del personal y equipos de manejo.
Aumento de la eficiencia del riego.
Mejor asimilación de los nutrientes.
Disminución de la presencia de malas hierbas y fácil control de estas.
Menores costes de instalación, energía y trabajo, respecto al riego por aspersión.