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Maestría en Historia de México

Reclutamiento y trayectorias escolares de los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios


del Estado de Jalisco (1842-1940)

Verónica González Villalobos


22 de agosto de 2008
INTRODUCCIÓN

El tema que voy a tratar en este proyecto de investigación será el reclutamiento y las

trayectorias escolares de los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios del Estado de

Jalisco desde 1842, año de su fundación hasta 1940 fecha del cierre de la misma. El plantel

fue establecido en Guadalajara por el gobierno del estado, quien tenía el objetivo de

proporcionar educación básica y un oficio provechoso a los jóvenes jaliscienses. De esta

manera, según las autoridades gubernamentales, se evitaba la proliferación de criminales y

vagos pues se convertirían en un estorbo para la sociedad. 1 Así, se pretendía formar

ciudadanos trabajadores para lograr hacer un bien a la patria mexicana y al Estado. La

Escuela de Artes y Oficios de Jalisco es un tema que ya estudié anteriormente en mi tesis

de licenciatura. En aquella ocasión me dediqué a investigar la institución y el ingreso de los

estudiantes al establecimiento en el periodo de 1841, año en que el gobernador Mariano

Paredes Arrillaga emitió el decreto de fundación del establecimiento2 hasta 1900. Terminé

mi investigación en esa fecha porque hacia 1887 se estableció el reglamento definitivo

promulgado por el gobierno de Ramón Corona. Además, las fuentes consultadas en el

Archivo Histórico de Jalisco no permitieron extender la periodización del trabajo, debido a

1
Colección de los decretos circulares y órdenes de los Poderes Legislativo y Ejecutivo del Estado de Jalisco,
Poder Legislativo del Estado de Jalisco, México, t. VIII, p. 295.
2
Ibíd., pp. 295-304.
2

que dicha empresa hubiera requerido una enorme inversión de tiempo para revisar la gran

cantidad de información producida por la escuela en su larga vida.3

Debido a ello pensé pertinente seguir con el tema de la Escuela de Artes y Oficios

de Jalisco en mi proyecto de tesis en la Maestría en Historia de México. A esto hay que

añadir que es una institución poco trabajada y quienes se han acercado al tema lo han hecho

de forma colateral. Ello pese a la vasta información documental, quedando dicha historia

institucional sepultada en el mar de referencias educativas de las monografías históricas

jaliscienses4 y de los trabajos fragmentados que sólo muestran a la escuela a través de su

reglamento.5 Más aún, quienes se han interesado por esta institución en el marco de los

estudios educativos jaliscienses, no se han preguntado acerca de la población estudiantil. Al

margen han quedado interrogantes tan iluminadores acerca del papel formativo de este

plantel como cuál fue la trayectoria de los estudiantes que ingresaron en el establecimiento

y cómo fue su inserción en la sociedad. O, en qué medida la Escuela de Artes y Oficios

contribuyó, tras la enseñanza teórica y práctica de un oficio, a formar ciudadanos e

3
Según Juan B. Iguíniz la Escuela de Artes y Oficios de Jalisco funcionó como tal hasta 1925, pues en ese
año el plantel se convirtió en la Escuela Politécnica de la Universidad de Guadalajara. Juan B. Iguíniz, “Las
artes gráficas en Guadalajara” en Disquisiciones Bibliográficas. Autores, libros, bibliotecas, Artes Gráficas,
UNAM, Instituto de Investigaciones Bibliográficas, México, 1987, pp. 183-201. Aunque, la Dra. Angélica
Peregrina asegura que fue hasta 1940 el cierre del plantel.
4
Enciclopedia Temática de Jalisco, Educación, Gobierno del Estado de Jalisco, Guadalajara, t. V, 1992; José
María Muriá, Breve Historia de Jalisco, Guadalajara, SEP, Universidad de Guadalajara, 1988 (Colección La
Feria); Ibidem, Breve Historia de Jalisco, El Colegio de México, Fideicomiso Historia de las Américas, FCE,
México, 1994; Ibidem (dir.), Historia de Jalisco. De la primera república centralista a la consolidación del
Porfiriato, Gobierno de Jalisco, Secretaría General, UNED, INAH, Guadalajara, t. III, 1981; Ibidem, (dir.),
Historia de Jalisco. Desde la consolidación del Porfiriato hasta mediados del siglo XX, Gobierno de Jalisco,
Secretaría General, UNED, INAH, Guadalajara, t. IV, 1982; Luis Pérez Verdía, Historia particular del
Estado de Jalisco desde los primeros tiempos de que hay noticia, hasta nuestros días, Tipografía de la
Escuela de Artes y Oficios del Estado, Editorial Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2 tomos, 1910
(Colección facsimilar)
5
Jorge Alberto Trujillo Bretón, “Reglamentarismo, indisciplina y otros aspectos en la vida cotidiana de la
Escuela de Artes y Oficios del Estado de Jalisco durante el porifiriato”, ponencia presentada en el Sexto
Encuentro Nacional y Segundo Internacional de Historia de la Educación, Instituto Cultural Cabañas,
Guadalajara, noviembre de 1996, 20 p.
3

integrarlos en el mercado laboral. Estas son las preguntas que me hago a la hora de

abordar mi objeto de estudio.

Pienso que las posibles respuestas a estas preguntas son las siguientes hipótesis:

1. La Escuela de Artes y Oficios de Jalisco era una institución educativa formada con el

mismo objetivo de las instituciones decimonónicas de su tipo: educar a los futuros

ciudadanos en las buenas costumbres, con el firme propósito de formar un país con reglas

sociales establecidas en el orden y el progreso. Además, tenía el firme propósito de

capacitar a los nuevos artesanos y obreros de una sociedad en vía de la modernidad y la

industrialización.

2. El plantel estaba dedicado a instruir no sólo a la población de escasos recursos, sino a la

población trabajadora surgida en el proceso de industrialización que surgió en el porfiriato

y que veía a la formación que proporcionaba la escuela como una opción más provechosa

que la instrucción profesional.

3. Los alumnos que egresaban del plantel lograron colocarse en el mercado laboral

jalisciense trabajando en el oficio aprendido en la institución.

Una vez expuesto en la introducción mis motivos para investigar a la Escuela de

Artes y Oficios jalisciense me remitiré a presentar el:

ESTADO DE LA CUESTIÓN

Las primeras escuelas de artes y oficios surgieron en Francia en el siglo XVIII con las ideas

ilustradas. Hacia 1794, en el país galo, se fundó la École Polytechnique, abierta a todas las

clases sociales, pero con un estricto sistema de admisiones. En dicha escuela se preparaba a

los futuros ingenieros y tenía un fuerte carácter científico, los cursos impartidos eran:
4

matemáticas, física y química. El objetivo de la École Polytechnique era formar a los

técnicos que trabajaban al servicio del Estado.6 En 1794, también se creó el Conservatoire

des Arts et Métier, tenía un museo, además contaba con gabinetes de máquinas y oficios, se

enseñaban técnicas de reciclaje, así como de actualización de conocimientos gratuitos.

Hacia 1806 se abrió la Ecole d’Arts et Métier, considerada como la primera escuela técnica

de grado medio, dependía del Estado y estaba dirigida a los aprendices e hijos de las clases

trabajadoras, pero progresivamente tuvo alumnos de las capas medias industriales. 7 De esta

manera, puede observarse que el conjunto de conocimientos impartidos estaban diseñados

para adiestrar a los ciudadanos franceses en los oficios “más provechosos”, pero sin un

modelo específico a seguir, fue hasta bien entrada la Revolución Industrial cuando se pudo

desarrollar este tipo de enseñanza con el Conservatorio de Artes y Oficios de París,

establecido en 1873, tenía el objetivo de ocuparse de los obreros y de instruir al pueblo. Los

cursos ofrecidos eran gratuitos, tenía duración de tres años, cualquier persona podía asistir a

ellos. En dicho lugar, los alumnos aprendían geometría aplicada a las artes, geometría

descriptiva, hilados y tejidos, etc.8

Otros países siguieron el ejemplo de Francia y pronto se abrieron más escuelas de

este tipo. Alemania fundó la Universidad Fridericiana de Karlshure en 1825, la Técnica de

Munich en 1868 y la Technique Hochschule de Berlín en 1879. En Italia, hacia 1863 se

inauguró el Politécnico de Milán.9

6
Cfr. “La Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona. Periodización Cualitativa”, en
www.ma1.upc.edu/docencia/assignatures/hcit/TRANSPARENCIAS_HE.pdf., fecha de consulta: 2 de junio
de 2008.
7
Cfr. Ibidem.
8
Cfr. Mílada Bazant, Historia de la educación durante el Porfiriato, El Colegio de México, Centro de
Estudios Históricos, México, 2002, pp. 110-112.
9
Cfr. Federico Lazarín Miranda, La política para el desarrollo: Las escuelas técnicas industriales y
comerciales en la ciudad de México, 1920-1934, UAM-Iztapalapa, México, 1996, p. 9.
5

Cuando las ideas ilustradas dirigidas a la instrucción del pueblo en el trabajo de las

artes manuales para convertir a los individuos en ciudadanos industriosos llegaron a

España, no tardó mucho la implantación de estas ideas en sus colonias. En la Nueva

España, según Dorothy Tanck, se manifestó la influencia ilustrada en el interés de las

autoridades coloniales por formar hábitos de industria y habilidades técnicas entre los

educandos que asistían a las escuelas. Se esperaba producir un trabajador religioso, moral,

ordenado y capaz. Para esto, los alumnos de las escuelas pías estudiaban los cursos de:

lectura, escritura y aritmética, además de la religión. Motivo por el cual se recomendó la

fundación de las escuelas pías en 1786 en la ciudad de México.10

Dicha inquietud de promover el estudio de las artes se muestra en la Escuela

Patriótica en el Hospicio de la ciudad de México donde se estableció en sus talleres la

enseñanza de las artes y los oficios. Dorothy Tanck afirma también en su libro que “a fines

del siglo XVIII varios gremios empezaron a admitir dibujos de obras en el examen gremial

en vez de su ejecución, hecho que promovió la inclusión del dibujo como asignatura en las

escuelas primarias”.11

En la Nueva Galicia el obispo Juan Cruz Ruiz de Cabañas también estaba a favor de

esta idea en su informe dirigido al rey en 1805.12 En ese documento el obispo indicaba la

necesidad de educar a los indios y castas en las artes manuales desde la escuela porque

“atendidas las circunstancias y proporciones del pueblo, sea más productivo y fácil de

10
Cfr. Dorothy Tanck de Estrada, La educación ilustrada (1786-1836). La educación primaria en la ciudad
de México, El Colegio de México, México, 1984, p. 203.
11
Ibid., p. 204.
12
Cfr. Juan Cruz, Ruiz de Cabañas, “Apéndice núm. 3. Estado material y formal de la diócesis de
Guadalaxara en el año 1805, por su obispo Dr….” en Ramón María Serrera, Guadalajara ganadera. Estudio
regional novohispano (1760-1805), Ayuntamiento de Guadalajara, Consejo Consultivo para las Artes y la
Cultura de Guadalajara, Guadalajara, 1991, pp. 403-417. (Colección Guadalajara 450 años)
6

introducir, transfiriéndose por herencia de padres a hijos y poniéndose las habilidades en

necesaria emulación, lo que tanto conduce a perfeccionar las artes”. 13

Con el planteamiento de Cabañas observo que la instrucción en los oficios recibió

mayor atención, aunque sin el establecimiento de un sistema específico de enseñanza y por

lo tanto con la ausencia de un modelo normativo. Además, debo señalar, que si bien el

pensamiento moderno asoma en estos proyectos educativos la sociedad novohispana seguía

con un fuerte arraigo en los pensamientos tradicionales de la época: leer y escribir para

instruirse en la religión.

Otro factor para agregar a este contexto es que sólo hasta los últimos años del siglo

XVIII y principios del XIX se pensó en la instrucción popular como el mecanismo por

excelencia para la explicación del desarrollo económico debido a las noticias que recibieron

las autoridades virreinales de los progresos financieros de Inglaterra y Francia.14

Para alcanzar los ejemplos vistos en dichos países, en Nueva Galicia la Real

Audiencia, los obispos Fray Antonio Alcalde15 y Juan Cruz Ruiz de Cabañas coincidieron,

en el pensamiento de fomentar la industria en la Nueva Galicia con la creación de obrajes y

batanes.16 Los empleados serían personas entrenadas especialmente para ese trabajo en vez

de criminales, como tradicionalmente se hacía en dichos establecimientos.

13
Ibidem.
14
Cfr. Dorothy Tanck de Estrada, La educación ilustrada…, op. cit., p. 204.
15
“Fray Antonio Alcalde y los miembros de la Real Audiencia se habían interesado en promover la creación
de fábricas de tejidos de algodón y de lana. En 1780, se intentó fundar una compañía de unos cien
comerciantes. Sólo se apuntaron unos cuantos. “cuyas acciones componían la cantidad de 24 mil pesos”. Dos
años después, llegaron a la Audiencia los documentos de siete aspirantes que deseaban formar una
compañía... no contaba con dos años la empresa cuando los nacientes industriales renunciaron a la dispensa de
derechos fiscales y la disolvieron. Pero, si bien a gran industria fracasó, la pequeña se multiplicó: dejaron
establecidos talleres de algodón, lana y corambres (pieles)”, apud Carlos Alba Vega, “La industrialización en
Jalisco: evolución y perspectivas”, en Guillermo de la Peña y Agustín Escobar (comps.), Cambio regional,
mercado de trabajo y vida obrera en Jalisco, El Colegio de Jalisco, Guadalajara, 1986, pp. 98 y 99.
16
Cfr. Ibid., p. 416.
7

Estos intentos de industrialización se lograron hasta mediados de la tercera década del

siglo XIX cuando se reinició la producción de bienes industriales en grandes empresas bajo

un régimen capitalista. Una de las empresas de mayor influencia fue la que Eustaquio

Barrón asociado con William Forbes fundó en Tepic: la Casa Barrón Forbes y Compañía. 17

Hacia 1838, también en Tepic, instauraron la fábrica Jauja, la primera industria textil

jalisciense del siglo XIX. Tres años después, Castaños, fundó la fábrica de Bellavista. En

Guadalajara hacia 1841, abrió sus puertas la primera gran empresa textil del siglo XIX: La

Escoba, creada por Manuel Olasagarre y dos socios: Prieto y Manuel Escandón. En ese

mismo año José Palomar y su socio Gómez fundaron la empresa textil Prosperidad

Jalisciense y en 1849 abrieron la fábrica de papel El Batán, esta empresa compitió

fuertemente con la Constancia que Vicente Gutiérrez fundó en Tapalpa en 1840.18 Dentro

de Guadalajara, Vicente Murguía estableció en 1850 una fábrica de rebozos de seda, donde

más tarde se confeccionó colchas de algodón y lana, tapetes, mantillas para caballo,

alfombras, toallas y manteles. Debido al éxito obtenido con La Escoba, Olasagarre abre en

1851, asociado con Sotero Prieto y Compañía, su segunda fábrica de hilados: La

Experiencia.

En el contexto nacional, los esfuerzos de industrialización regional jalisciense,

ocupaban el segundo nivel, tras Veracruz, el Estado de México y de Puebla, donde estaban

los grandes centros de fabricación textileras. Según los cálculos hechos por Carlos Alba,

hacia 1844, las cuatro fábricas textiles que registraba Jalisco disponían del 12% de total de

los husos del país, mientras que Veracruz tenía el 16%, México la cuarta parte y Puebla

contaba con la tercera parte del total.19

17
Cfr Ibidem.
18
Cfr Ibidem.
19
Cfr. Ibid., p. 101.
8

Otro aspecto a puntualizar sobre los aspectos que dieron lugar al aterrizaje de las

ideas sobre las escuelas de enseñanza técnica es la formación del ciudadano. Desde

principios del siglo XIX el gobierno virreinal pensó en la importancia de este aspecto. Fue

así que una vez instituidas las Cortes de Cádiz se hizo hincapié en la instrucción técnica y

se introdujo la educación civil para formar buenos ciudadanos, concientes de sus derechos y

obligaciones. Dorothy Tanck agrega sobre el tema que:

se incluyó entre las asignaturas obligatorias para las escuelas públicas, la enseñanza civil, y se
recomendó incluir el dibujo en el plan de estudios como preparación para carreras técnicas.
Para actualizar los conceptos liberales representativos, era imprescindible que el hombre
supiera leer y escribir como medio de defender su igualdad y de actuar libremente en la
sociedad.20

En los primeros años del México independiente se pretendió seguir con esta

instrucción moral, religiosa y útil para los nuevos ciudadanos. El gobierno mexicano añadió

a estos conceptos la idea de la educación como preparación para defender la libertad

nacional contra la tiranía y la injusticia. También, según Tanck de Estrada, la instrucción

estaba dedicada a capacitar jóvenes para la naciente industria que estaba en desarrollo. Así

como proporcionar trabajo a las personas más pobres para que:

se educaran y tuvieran conocimiento de algún oficio que los ayudara a mejorar sus
condiciones de vida y evitar la desocupación y el crimen en las calles. La instrucción de estas
personas que estaban en peligro de convertirse en lo más indeseable; era necesario instruirlos
y convertirlos en los futuros obreros y artesanos del país que “honrarían a su Patria y se
convertirían en personas de bien”.21

Esta idea a primera vista parece ingenua, pero no se le puede restar valor, pues a

través de ella los gobiernos liberales y conservadores del siglo XIX encontraron la

respuesta a los atrasos económicos y sociales de México. Además, la instrucción en el

20
Dorothy Tanck de Estrada, La educación ilustrada…, op. cit., p. 205.
21
Ibidem.
9

siglo XIX, como lo dicen varios autores,22 se utilizó como herramienta indispensable para

formar la conciencia de nación y de patriotismo.

LAS ESCUELAS DE ARTES Y OFICIOS EN MÉXICO

Después de haber dado un pequeño recuento sobre el surgimiento de las primeras escuelas

técnicas en Europa, así como del contexto en el cual se establecieron dichas instituciones en

México, me dedicaré a dar un panorama de lo que se ha escrito sobre las escuelas de artes y

oficios en el país. Entre los autores dedicados a investigar el tema encontré dos tendencias.

La primera, dedicada al análisis de las políticas educativas que los gobiernos mexicanos

intentaron implementar en las escuelas de artes y oficios. El periodo de estudio varía según

los intereses de cada uno de los investigadores, aunque coinciden en el estudio de los

establecimientos a partir del siglo XIX finalizando el trabajo en la década de 1940. En esta

primera parte ubico a Ma. de Lourdes Herrera Feria, 23 Ma. Estela Eguiarte Sakar,24 Federico

Lazarín Miranda25 y Mílada Bazant.26 En el segundo frente están las historias institucionales

de los planteles del siglo XIX y de principios del XX, es decir, los autores desarrollan una

22
Vid. Anne Staples, “Panorama educativo al comienzo de la vida independiente” en Josefina Zoraida,
Vázquez et al., Ensayos sobre historia de la educación en México, 2ª ed., El Colegio de México, México,
1985, pp. 101-144; Josefina Zoraida Vázquez de Knauth, Nacionalismo y educación en México, 2ª ed., El
Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, México, 1975, pp. 331 p. (Nueva serie, núm. 9). Antonia
Pi-Suñer Llorens (coord.), Historiografía Mexicana. En busca de un discurso integrador de la nación, 1848-
1884, México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, México, t. IV, 2001, pp. 25-30. Luis Jáuregui
y José Antonio Serrano Ortega (coords.), Historia y Nación II. (Actas del Congreso en homenaje a Josefina
Zoraida Vázquez) Política y diplomacia en el siglo XIX mexicano, El Colegio de México, México, 1998;
Nikita, Harwich Vallenilla, “La historia patria” en Antonio Annino y Francois-Xavier Guerra (coords.),
Inventando la nación. Iberoamérica, siglo XIX, FCE, México, 2003, pp. 533-549; Rebeca de Gortari Rabiela,
“Educación y la formación de la conciencia nacional” en Cecilia Noriega (edit.), El nacionalismo en México.
VII Coloquio de Antropología e Historia Regionales, El Colegio de Michoacán, Zamora, 1992, pp. 719-741.
23
María de Lourdes Herrera Feria, “La educación artesana en México” en María de Lourdes Herrera Feria,
(coord.), La educación técnica en Puebla durante el porfiriato: la enseñanza de las artes y los oficios,
Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, Puebla, 2002.
24
Ma. Estela Eguiarte Sakar (comp.), Hacer ciudadanos. Educación para el trabajo manufacturero en México
en el s. XIX. Antología, Universidad Iberoamericana, Departamento de Arte, México, 1989.
25
Federico Lazarín Miranda, La política para el desarrollo:…, op. cit.
26
Mílada Bazant, Historia de la alfabetización y de la educación de adultos en México. De Juárez al
Cardenismo. La búsqueda de una educación popular, SEP, INEA, El Colegio de México, México, t. 2, s.a.,
pp. 243-276, 291-329 y 341-406.
10

investigación de caso donde muestran los aspectos legislativos, financieros, curriculares y

de organización de las escuelas dentro de las aulas y talleres. Aquí ubico a Magnolia

Rosado Lugo27 y María del Carmen Gutiérrez Garduño.28

Comenzaré por analizar los estudios realizados por los investigadores interesados en

las políticas de instrucción técnica de los gobiernos mexicanos. Ma. de Lourdes Herrera

Feria encabeza esta lista porque en su artículo “La educación artesana en México”

reflexiona sobre este tipo de enseñanza a partir de las nociones empleadas por las

autoridades educativas mexicanas: educación técnica y educación tecnológica. La autora

señala que en su estudio utilizó dichos conceptos para referirse a dos objetivos y tiempos

educativos distintos: La idea llamada educación técnica está ubicada en el siglo XIX

mexicano y se refiere al nivel intermedio entre las instrucciones elemental y profesional,

además tiene un contenido temático asociado a un método de enseñanza sustentado en la

práctica, su principal objetivo es lograr el dominio de la habilidad para transformar la

naturaleza mediante procesos físicos, químicos y mecánicos. Mientras que enseñanza

tecnológica es una noción que corresponde al siglo XX, la cual refiere a la capacitación de

elementos capaces de inventar, desarrollar o adaptar nuevas tecnologías que acorten el

tiempo en el trabajo y lo hagan más eficiente. 29

Una vez definido lo que es educación técnica, Herrera se apoya en Rodríguez

Álvarez para afirmar que este tipo de enseñanza “nació formalmente con la implantación

del sistema de las escuelas de artes y oficios, que recibían alumnos de edades varias, con

27
Magnolia Rosado Lugo, Escuela Correccional de Artes y Oficios, Universidad de Yucatán, México, 1996,
pp. 13-15 (Folleto de investigación)
28
María del Carmen Gutiérrez Garduño, “La construcción de un modelo educativo de utilidad social. La
Escuela de Artes y Oficios para señoritas del Estado de México, 1891-1910”, en Alicia Civera Cerecedo
(coord.), Experiencias educativas en el Estado de México. Un recorrido histórico, El Colegio Mexiquense,
A.C., Zinacantepec, 1999, pp. 263-284.
29
Cfr. María de Lourdes Herrera Feria, “La educación artesana en México” en María de Lourdes Herrera
Feria, (coord.), La educación técnica en Puebla…, op. cit., p. 1.
11

conocimientos previos, no siempre acreditados, y a veces rudimentarios de instrucción

elemental, cuyo objetivo era formar individuos hábiles e industriosos capaces de ganarse el

sustento diario con un trabajo calificado”.30

Así pues en el siglo XIX fue desarrollándose la idea de apoyar la educación

artesanal en establecimientos educativos, como parte fundamental de los diferentes

proyectos orientados a la implantación del trabajo manufacturero. Como lo dice Herrera

Feria, este pensamiento se alimentó de las propuestas de Lucas Alamán, Esteban de

Antuñano, José María Luis Mora y Lorenzo de Zavala, quienes crearon las premisas de

varios proyectos para la educación del artesano, las cuales fueron utilizadas como sustento

ideológico a las tentativas del naciente estado liberal para crear escuelas de artes y oficios.31

Aunque Alamán, Antuñano, Mora y de Zavala coincidían en la importancia de la

educación como un medio de transmisión del saber, así como de su utilidad para la

integración nacional y al proyecto social, tuvieron diferencias. Por un lado, como lo apunta

Herrera Feria, Alamán veía a la educación técnica artesana como el método de

“capacitación para el trabajador industrial que respaldaría una política económica a favor de

las nacientes industrias, con la especial referencia a la textil, mientras que Mora destacaba

la importancia de la educación popular para la formación de ciudadanos capaces de

convertirse en interlocutores del nuevo gobierno”.32

De esta manera, como dice Herrera Feria, las escuelas de artes y oficios contaron

con una relativa autonomía para proponer el contenido temático de sus programas, y

determinar la manera de evaluar el desempeño de sus alumnos y los métodos de enseñanza.

30
Ibidem
31
Cfr. Ibid., p. 8.
32
Ibidem.
12

La creación de estas instituciones fue parte de la política gubernamental que

intentaba formar personal capacitado para la industria. Por lo tanto, a partir de la

calificación de la destreza manual se establece, con la mediación de la enseñanza técnica, un


puente que enlaza a las artes mecánicas con la industria. La revisión del contenido curricular
de la enseñanza en las escuelas de artes y oficios permite reconocer los objetivos de la
enseñanza, que no sólo se limita a la formación técnica del alumno, también pretende su
formación ética, moral y cívica y, muy importante, la asimilación de la disciplina industrial
mediante la observancia de horarios, plazos y reglamentos estrictos.33

En ese sentido, agrega Herrera Feria, las escuelas de artes y oficios fueron la

respuesta para aquéllos que proponían en convertir a dichos planteles en el lugar donde se

prepararían trabajadores calificados, y que a su vez proporcionarían las bases para el

desarrollo del modelo económico basado en la industrialización.

Por su parte, Ma. Estela Eguiarte Sakar en la introducción de la antología Hacer


34
ciudadanos. Educación para el trabajo manufacturero en México en el s. XIX, hace

hincapié en la necesidad del Estado mexicano decimonónico para formar trabajadores que

llevaran al país hacia la modernidad. Claro está, el ciudadano modelo debía tener el

conocimiento y la habilidad de la lectura y la escritura, aunque esto no era suficiente para

las autoridades gubernamentales interesadas en el desarrollo de México. Alrededor de estas

ideas Eguiarte Sakar presenta esta antología con “una serie de documentos que ponen de

manifiesto las necesidades e intereses que políticos y empresarios tuvieron al pensar en la

enseñanza de las “masas populares”, como vía de construcción de la clase trabajadora. Un

segundo grupo de escritos está formado por parte de la legislación con la que se

institucionalizó esta educación”.35

En esta obra están reunidos los primeros ideólogos de la educación técnica: Lucas

Alamán, Estevan de Antuñano, José María Luis Mora y Lorenzo de Zavala. Alamán y
33
Ibid., p. 11.
34
Ma. Estela Eguiarte Sakar (comp.), Hacer ciudadanos. Educación para…, op. cit., pp. 7-9.
35
Ibid., p. 7.
13

Antuñano pensaban en el fomento de la incipiente industria textil junto con la capacitación

de la mano de obra. Las fábricas y los obreros unidos formaban parte del mismo proyecto

constructivo. Mora y de Zavala complementaban estos postulados con la educación del

artesano considerada como fondo del proyecto de instrucción pública.36

Entre las leyes compiladas en este libro está la institucionalización de la primera

escuela de artes y oficios en la ciudad de México en 1843. En ella se decretaba su

existencia como base de la promoción industrial. Sin embargo el nuevo establecimiento no

pudo cumplir con su cometido. Otro decreto de apertura de esta escuela apareció en 1856

bajo el gobierno de Ignacio Comonfort con la preocupación de proporcionar empleo a los

artesanos especializados en conocimientos de oficios y manufacturas. La siguiente

legislación que aparece en la antología es la de 1868, durante la Restauración de la

República, en esta época la institución funcionó ininterrumpidamente hasta 1916 cuando se

convirtió en la Escuela Práctica de Ingenieros Mecánicos y Electricistas.

El último de los documentos recopilados en el texto reúne los programas de la

Escuela Nacional de Artes y Oficios. Ahí se contempla los cambios que vivió la formación

de obreros de primera y de segunda clase, mecánicos, electricistas y “obreros decoradores”,

además se observa el trabajo de los talleres tradicionales de la escuela: ebanistería,

carpintería, litografía, etc.; todo ello sin perder de vista el adelanto técnico europeo. Este

programa hecho por Manuel F. Alvarez en 1902 cierra esta antología “como un claro

ejemplo de la visión finisecular sobre la educación del obrero”.37

En la misma línea del análisis del pensamiento gubernamental sobre la educación

técnica está Federico Lazarín Miranda con su libro La política para el desarrollo: Las

36
Cfr. Ibid., p. 9.
37
Ibidem.
14

escuelas técnicas industriales y comerciales en la ciudad de México, 1920-1934. En esta

obra el autor estudia la época en la que se consolidó el grupo de los sonorenses en la

revolución. Para justificar su trabajo Lazarín Miranda recalca la necesidad de los

vencedores de la revolución por consolidar un discurso y una meta donde la instrucción de

los sectores sociales asegurara el desarrollo personal de los ciudadanos así como el de la

nación. Para el autor este proceso tuvo lugar entre 1921 y 1934 pues en esas fechas se

constituyó el nuevo proyecto educativo, en el cual estaba contemplada la instrucción

técnica.38

Lazarín Miranda ubicó su estudio en la ciudad de México porque ahí estaban el

mayor número de escuelas, así como la atención de las autoridades educativas. Este límite

espacial ayudó al autor a precisar las particularidades enfrentadas en el campo de la práctica

por el proyecto educativo técnico.

Es, entonces, relevante el estudio de la historia de la educación técnica en este país

en momentos en los

que el discurso oficial habla de “modernización” de los sectores económicos, incluso de la


propia educación; factor este último, que es clave para ese proceso modernizador, no sólo por
la formación de técnicos, sino también, como elemento dinamizador de la cultura general, la
tecnología y la ciencia, al crear una población más abierta al cambio y menos propensa a
conservar las ideas tradicionales de organización social y producción económica. 39

A partir de esta idea, el autor se dedicó a establecer la relación que hubo entre la

educación técnica en la ciudad de México y su contexto socio-económico. Por lo tanto, en

esta investigación están precisadas las políticas educativas de Estado que se impulsaron

tanto en el ámbito rural como en el urbano. Para este último sector, el análisis fue mayor

pues se estudió la política propuesta, los planes y programas establecidos y la dinámica de

las escuelas técnicas en cuanto a su organización y su funcionamiento. Dichos elementos


38
Cfr. Federico Lazarín Miranda, La política para el desarrollo:…, op. cit, p. 10.
39
Ibidem.
15

sugirieron la necesidad de reconstruir los factores que crearon la Secretaría de Educación

Pública, así como, definir los mecanismos de funcionamiento de las escuelas técnicas,

industriales y comerciales, centros nocturnos para hombres y mujeres; para constatar el

grado de captación, asistencia, egreso y empleo de la población escolar.

La premisa, planteda por el autor de manera muy escueta, gira alrededor de la idea

de que el contexto histórico de México en los veintes influenció la forma que adoptó el

proyecto estatal de educación técnica.

Estos factores llevaron a plantearse como supuesto básico que la educación de oficios
buscaba responder a las necesidades de mano de otra especializada generada por las unidades
industriales, comerciales y de servicios, así como el propio desarrollo del auto-empleo como
elemento formador de pequeños y medianos propietarios; por lo tanto, se pretendió establecer
los niveles de convergencia entre el proyecto de educación técnica y las necesidades de fuerza
de trabajo generadas por el proceso de inserción al capitalismo en la ciudad de México
durante el periodo 1921-1934.40

Otra investigación que estudia la instrucción técnica a partir de las políticas

planteadas por los gobiernos mexicanos está el de Mílada Bazant en el capítulo “La

capacitación del adulto al servicio de la paz y del progreso, 1876-1910” del libro, Historia

de la alfabetización y de la educación de adultos en México. De Juárez al Cardenismo. La

búsqueda de una educación popular,41describe los cambios de modelo de estudio que se

daban en estas escuelas. Según la autora, las reformas que se hacían a los programas

escolares eran motivadas por las necesidades y prioridades que tenía la población, como

aprender un oficio en poco tiempo para después mantenerse de su trabajo. Por lo tanto, las

escuelas de artes y oficios se convirtieron en las instituciones de educación básica más

demandadas en el país.

Bazant explica que la Escuela Nacional de Artes y Oficios de México, ofrecía dos

tipos de educación. El primero comprendía la enseñanza primaria, además de álgebra,


40
Ibidem.
41
Ibid., pp. 268-270.
16

geometría, trigonometría, dibujo de estampa, ornato, modelado, dibujo lineal y de

máquinas, física, química, además de música. El segundo tipo consistía en los talleres de

herrería, cerrajería, carpintería, ebanistería, tornería en sólidos, huecos y rechazados, artes

cerámicas, alfarería, cantería, galvanoplastia y fotografía. Al paso del tiempo, tanto las

clases como los talleres cambiaron según la demanda de la población, así como del

desarrollo industrial del país.42

Un aspecto en el cual todos los autores coinciden es en la ineficacia de la educación

técnica. La escasez de recursos de la población a la que se dirigía, así como su poca

instrucción elemental tuvieron como consecuencia inmediata una limitada eficiencia

terminal, pues pocos concluían los estudios. Aún así, creo que es importante saber sobre

aquéllos que pudieron terminar su educación y aplicar sus conocimientos trabajando con

algún particular o en un taller propio.

Por otro lado, hay que apuntar que si bien es cierto que la historia de todas y cada

una de estas instituciones presenta similitudes,

la forma como se desarrollaron y trascendieron en gran medida responde a los


problemas sociales y económicos de sus regiones. De tal suerte que el impacto y
alcance de la enseñanza técnica sólo podrá establecerse atendiendo a las realizaciones
locales de su diversidad por esto nos proponemos el estudio y descripción del caso de
la escuela de artes y oficios del estado de Puebla, a fin de aportar elementos que
permitan construir el panorama educativo de la enseñanza técnica en México.

Es por esto que es necesario observar al menos dos ejemplos de los estudios que se
han dedicado a la historia institucional de las escuelas de artes y oficios.
Magnolia Rosado Lugo escribió sobre la Escuela Correccional de Artes y Oficios de

Yucatán, fundada en 1886.43 En este trabajo el reglamento es la herramienta principal para

42
Ibidem.
43
Cfr. Magnolia Rosado Lugo, Escuela Correccional de Artes y Oficios, Universidad de Yucatán, México,
1996, pp. 13-15 (Folleto de investigación)
17

describir el funcionamiento de la citada institución. De allí, Rosado trata sobre las finanzas

de la escuela y las dificultades que vivió para sostenerse, así como la tenacidad de los

directivos de la escuela y del gobierno de Yucatán para mantenerla funcionado. Esto apunta

a la firme creencia de las autoridades gubernamentales en la educación técnica como medio

de la civilización de las clases menos favorecidas y de conducción hacia el progreso y la

modernización Aunque debo puntualizar que esta institución se manejó como método

correctivo para los jóvenes indisciplinados y criminales. Según el Título III, Capítulo V del

Código Penal de dicha entidad federativa, se ordenaba que ingresaran los jóvenes mayores

de nueve años y menores de dieciocho que delinquieron con discernimiento. En dicho

establecimiento se contemplaba la idea de que el joven cumpliera con su castigo y recibiera

educación física y moral. Cuando el preso tenía más de dieciséis años y llevaba parte de su

condena cumplida era enviado a la cárcel para completarla. En el plantel-correccional se

dividía a los jóvenes en tres grupos: los sentenciados mayores de catorce años, los

detenidos o procesados mayores de catorce años y los menores de catorce años. Algunas

veces el reo pedía al gobernador del Estado que le permitiera seguir en la escuela para

terminar sus estudios, pero no siempre se recibía una respuesta positiva, pues el poder

ejecutivo no tenía facultades para modificar la condena. La escuela tuvo dificultades para

sostenerse, por lo tanto, ofrecía al público los servicios de sus talleres de carpintería,

herrería, zapatería, costalería e imprenta.

Hay también un artículo sobre la Escuela de Artes y Oficios de señoritas en el

Estado de México llamado, “La construcción de un modelo educativo social. La Escuela de

Artes y Oficios para señoritas del Estado de México, 1891-1910”,44 escrito por María del

Carmen Gutiérrez Garduño. La autora escribió sobre esta escuela de artes porque le pareció

44
María del Carmen Gutiérrez Garduño, “La construcción de un modelo educativo…, op. cit., pp. 263-284.
18

importante mostrar la necesidad que tenía el Estado de ofrecer una instrucción técnica a la

población mexicana, así como de proporcionar a la mujer una educación profesional. María

del Carmen Gutiérrez Garduño utiliza los decretos expedidos por el gobierno mexiquense y

los reglamentos de la escuela para hacer su investigación. La institución fue fundada en

1891, por el gobernador del Estado de México, general José Vicente Villada, para educar a

las niñas huérfanas. Los talleres que se impartían estaban sujetos a la demanda y aceptación

de la población. En 1898, los talleres eran de filigrana, fotografía, fotograbadado, dibujo,

canto superior, flores artificiales, corte y confección, con un total de 140 alumnas inscritas.

La Escuela de Artes y Oficios de señoritas del Estado de México, a través de sus distintos

talleres “se propuso hacer de la mujer un miembro activo del progreso, enaltecer su función

de ser humano y despertar en ella el sentimiento del amor al estudio y al trabajo”.45

En el libro Historia de la educación durante el Porfiriato,46 Mílada Bazant, afirma

que para el Estado de México la escuela de artes y oficios fue más importante que el

Instituto Científico y Literario,47 pues su presupuesto era mayor. Dicho plantel enseñaba en

cuatro años, con la primaria incluida, el título de artesano o maestro de obras. Los talleres

que ofrecía esta escuela eran: carpintería, herrería, tejidos de algodón y lana, cantería,

sombrerería y cerámica. El gobierno estatal, por su parte, aprovechó el trabajo de los

alumnos en los talleres encargando la confección del vestuario y equipo de las fuerzas de

policía y seguridad pública, así como todas las obras materiales que necesitaba el gobierno

para sus dependencias. Como ejemplo de la calidad del trabajo de los estudiantes, el taller

45
Ibíd., p. 282.
46
Mílada Bazant, Historia de la educación durante el Porfiriato…, op. cit., pp. 110-122.
47
Establecimiento de enseñanza de estudios profesionales, fundado en 1833 y antecedente de la actual
Universidad Autónoma del Estado de México, apud “Génesis de la Universidad”,
http://www.uaemex.mx/ideario/guni/, fecha de consulta: 15 de octubre de 2007.
19

de ebanistería destacó por su belleza y perfección, algunas de sus obras fueron mandadas a

la Exposición Colombina de Chicago.48

Mílada Bazant en dicho libro establece que el promedio de alumnos que asistían a

las escuelas de artes y oficios en toda república oscilaba entre 50 y 200. El ingreso a los

talleres era opcional, por lo tanto había algunos que se saturaban, generalmente los de

carpintería y herrería. En el Estado de Oaxaca, por ejemplo, ofrecía en su institución el

taller de música vocal e instrumental que tenía 94 alumnos matriculados, mientras que el de

telegrafía sólo tenía ocho.49 Este ejemplo muestra las preferencias de los alumnos y sus

aspiraciones, pues posiblemente consideraban más lucrativo el negocio de la música que el

oficio de telegrafista.

Por otra parte, la iniciativa privada intentó colocar escuelas de artes y oficios para

capacitar a sus trabajadores, similares a los centros de enseñanza establecidos por las

empresas ferrocarrileras, pero no prosperaron. Las órdenes religiosas también participaron

en la oferta de este modelo de educación. La congregación Salesiana llegó en los últimos

años del siglo XIX y fundó escuelas de artes y oficios en México y Puebla en 1894, en

Morelia en 1901 y Guadalajara en 1905, en dichos planteles también se daban instrucción

primaria. Otra escuela de artes y oficios la sostenían los Hermanos Maristas, los Hermanos

de las Escuelas Cristianas, por su parte crearon una de Agricultura y una Normal, todas en

la capital del país.50 Los jesuitas fundaron el Colegio de Artes y Oficios en Puebla el

objetivo era preparar mano de obra para competir con los obreros extranjeros, que invadían

el mercado a pasos agigantados. Ellos pensaban, al igual que el gobierno, que era insensato
48
Cfr. Mílada Bazant, Historia de la educación... op. cit., p. 117.
49
Cfr. Ibidem.
50
Cfr. “Capacitación la historia. CECATI 152”, en
http://www.sems.gob.mx/aspnv/detalle.asp?
nivel1=1&nivel2=9&x3=35614&x4=10&Crit=4&Cve=153&Usr=0&Ss=, fecha de consulta: 2 de junio de
2008.
20

que la mayoría de los mexicanos soñara tener un hijo abogado o médico, pues dichas

carreras eran “largas, costosas y casi inútiles”. Además, decían que la abundancia de

abogados fomentaba las revoluciones ya que, “habiendo pocos negocios y muchos

abogados, el mal es inevitable; o éstos se mueren de hambre, o intrigan y revolucionan”. 51

LA ESCUELA DE ARTES Y OFICIOS DEL ESTADO DE JALISCO

Entre los textos que estudian la escuela se encuentra “La Escuela de Artes y Oficios. 1867-

1877”, de Mario Aldana Rendón, donde el autor describe el funcionamiento de la escuela a

través de los documentos encontrados en el Archivo Histórico de Jalisco, en la época

llamada de la República Restaurada. En su investigación hace hincapié en la necesidad del

gobierno estatal por difundir la confiabilidad de la educación utilitaria como una buena

opción para los jaliscienses pobres en una época de restauración política y económica. 52 En

la misma tónica está el artículo “Reglamentarismo, indisciplina y otros aspectos en la vida

cotidiana de la Escuela de Artes y Oficios del Estado de Jalisco durante el Porfiriato”, de

Jorge Alberto Trujillo, quien afirma que la instrucción que allí se impartía era para las

clases más necesitadas de la entidad y por lo tanto su apertura se debía a la idea de la clase

burguesa, que la disminución de pobres y mal vivientes sería posible con la educación y el

trabajo; por lo tanto, la escuela se convertiría en el símbolo de una era, donde el progreso y

la modernización debían abrirse paso, por medio de la instrucción sistemática de las masas

y de la inclusión de las mismas en el campo de trabajo competitivo y tecnológico; así como

51
Archivo Histórico de la Provincia de México, Historia residencia de Puebla, manuscrito, pp. 102, 142, 262,
308. En 1876 dicho colegio tenía 80 alumnos y ofrecía, los cursos de escritura, lectura, aritmética, música y
doctrina cristiana. Los talleres que impartía esta escuela eran: carpintería, sastrería, zapatería, encuadernación,
imprenta, pintura de ornato y taller de venta, apud Mílada Bazant, Historia de la educación durante el..., op.
cit., p. 118.
52
Mario Aldana Rendón, “La Escuela de Artes y Oficios. 1867-1877” en Boletín del Archivo Histórico de
Jalisco, Guadalajara, vol. II, núm. 3, septiembre- octubre de 1978, pp. 2-10.
21

recurrir al castigo institucionalizado como método de inducción al sistema que estaba

proporcionando la formación de los alumnos en el Plantel, se trataba, más que nada de un

mecanismo que mantenía controlada a la sociedad, a través del estereotipo del trabajo

honrado.53

Para comparar el funcionamiento de la Institución con otras de su tipo en Jalisco se

encuentra el artículo de Pilar Gutiérrez Lorenzo, “La Escuela de Artes para Mujeres del

Hospicio de Guadalajara, 1883-1894”.54 En este trabajo Pilar Gutiérrez investigó la

fundación y funcionamiento de una escuela de artes dedicada a la educación de las mujeres,

ubicada en el Hospicio de Guadalajara. La autora explica que la escuela de artes para

mujeres fue instituida por el gobernador de Jalisco, Francisco Tolentino, el 2 de mayo de

1883, para “fomentar los espacios de formación profesional para las mujeres de escasos

recursos”.55 Según el reglamento de la escuela podían ingresar todas las niñas del asilo de

huérfanos que cumplieran los doce años. Sólo las alumnas que desearan obtener el título de

preceptora y tuvieran aptitudes para ello, pasarían al Liceo de Niñas. La escuela también

recibía a las jóvenes pobres y de buena moral que voluntariamente quisieran inscribirse,

para esto las aspirantes debían tener más de doce años y menos de dieciocho.

Hacia 1892 la escuela tenía las cátedras de flores artificiales, bordados, música,

dibujo natural, dibujo de ornamentación, pintura y copia de yeso, telegrafía y teneduría de

libros. Así como los talleres de litografía, imprenta, encuadernación, medias, hilados,

modas, calados, sericicultura y costura corriente.56 Hacia 1894, el Plantel decayó por las

reformas educativas del gobernador Luis C. Curiel, quién señalaba que el Hospicio debía
53
Jorge Alberto Trujillo Bretón, “Reglamentarismo, indisciplina…, op. cit.
54
María Pilar Gutiérrez Lorenzo, “La Escuela de Artes para Mujeres del Hospicio de Guadalajara, 1883-
1894” en Educacao Unisinos/ Centro de Ciencias Universidades do Vale do Río dos Sinos, Sao Leopoldo,
vol. 6, núm.10, 2002, pp. 161-173.
55
Ibíd., p. 163.
56
Cfr. Ibíd., p. 169.
22

retomar su labor de asistencia y beneficencia públicas.57 Por lo tanto se cancelaron los

cursos de litografía, caligrafía, pintura, teneduría de libros, idiomas extranjeros, música,

gimnasia y canto. Así como dice la autora “sería en el Liceo donde las niñas podrían cursar

las carreras de telegrafista, normalista de instrucción primaria, elemental y primaria

superior. En la escuela de Artes del Hospicio las menos afortunadas seguirían ligadas a la

aguja y el dedal”.58

En la investigación que hice sobre la Escuela de Artes y Oficios del Estado de

Jalisco, encontré que en su proyecto original, fue nombrada Escuela de Artes Mecánicas. El

Ayuntamiento de Guadalajara la impulsó y el gobierno del Estado de Jalisco la fundó para

educar a los menesterosos y evitar la vagancia en las calles.

En septiembre de 1841, el Ayuntamiento eligió al profesor Manuel López Cotilla y

a los licenciados Manuel Ocampo y Juan Gutiérrez Mallén para establecer la Junta de

Seguridad que estaría encargada de resolver el problema de la vagancia en Guadalajara:

Si se pudiera hacer que las instituciones proporcionaran educación a los niños, ocupación a
los adultos y subsistencia a los viejos e impedidos, de modo que el ojo de la ley y la mano del
magistrado siguieran al hombre desde que nace hasta que muere, sin duda que esto sería el
mejor medio de estirpar los vagos. A este blanco, pues, se dirijen nuestras miras; tal vez lo
que proponemos no será lo mejor, pero es lo más practicable, atendiendo a nuestra situación y
a las escaseces del erario. Queremos cosas posibles y más vale un pequeño bien realizado,
que la estéril verbosidad de la más brillante teoría [sic.]59

Los comisionados recomendaron que se estableciera una escuela de artes mecánicas,

dividida en tres secciones; una para enseñar carpintería, otra para capacitar en herrería y

latonería por último, estarían tejeduría y tintorería. Los alumnos deberían tener, cuando

menos, doce años de edad y asistir a las clases de la academia de dibujo. 60 Con esta

propuesta la Junta de Seguridad inició el 26 de noviembre de 1841 la creación de la


57
Cfr Ibíd., p. 172.
58
Ibidem.
59
Colección de los decretos circulares…, op. cit., p. 295.
60
Cfr. Enciclopedia Temática de Jalisco .Educación..., op. cit., pp. 54-55.
23

Escuela de Artes y Oficios, que el gobernador Mariano Paredes Arrillaga inauguró

oficialmente el 1 de marzo de 1842.61

Hacia 1895, en la escuela había dos turnos, como lo decía su director, Guillermo

Torres, los estudiantes estaban divididos entre la escuela diurna (50 a 60) y nocturna, (80)

los últimos eran quienes asistían a los talleres. En la escuela diurna se enseñaba lectura,

escritura, geometría, nociones de gramática castellana y aritmética hasta operaciones de

dividir enteros. Cuando terminaban su instrucción se les conducía a los talleres de la

elección de los alumnos, ellos podían elegir los oficios de: zapatería, sastrería,

encuadernación, carpintería, tipografía, cantería, herrería, hojalatería, latonería y fundición.

En la escuela nocturna las clases eran de lectura, escritura, nociones de gramática

castellana, aritmética y sus aplicaciones a la contabilidad, geometría elemental, geografía

del Estado y de la República, historia del Estado y de la República, así como nociones de

geografía universal. Todos los educandos que asistían a los talleres estaban obligados a

concurrir a la escuela nocturna. Además había cátedras de dibujo lineal y natural e

instrucción militar para los alumnos que quisieran tomarlas.62

Aunque había cupo para 250 alumnos, la Escuela de Artes y Oficios del Estado de

Jalisco tenía un promedio de 140 estudiantes. Con el reglamento establecido por el

gobernador, Ramón Corona, en 1887, los alumnos se dividían en tres grupos: internos,

externos y oyentes. Los internos a la vez se subdividían en agraciados, cuya estancia era

pagada por el ayuntamiento de donde eran originarios. Para esto tenían que demostrar su

61
Cfr. Luis Pérez Verdía, Historia particular del Estado de Jalisco desde los primeros tiempos de que hay
noticia, hasta nuestros días,, Tipografía de la Escuela de Artes y Oficios del Estado, Editorial Universidad de
Guadalajara, Guadalajara, vol. II, 1910, p. 299.
62
Cfr. Luis C. Curiel, Memoria presentada al H. Congreso del Estado Libre y Soberano de Jalisco por el
gobernador constitucional C. Gral. ..., en 2 de febrero de 1895. Relativa al periodo comprendido entre el 16
de septiembre de 1892 y el 15 de septiembre de 1894, Imp. y Enc. de José Cabrera, Guadalajara, 1895, p. 276
24

pobreza y orfandad. Por otro lado, se encontraban aquellos que sí podían pagar su lugar en

la escuela, ambos contribuían con seis pesos al mes.

Los externos también pagaban seis pesos al mes, pero sólo iban en el horario de

clases y talleres y no se quedaban a dormir en la escuela. Los oyentes al igual que los

externos sólo iban en las horas señaladas para ellos, que eran de las ocho a las doce y media

de la mañana, y de las dos de la tarde a las siete de la noche, pero sin pagar por las clases.63

En dicho trabajo elaboré una base de datos a partir de las solicitudes de ingreso

hechas por los padres y tutores de los alumnos. Así pude revisar la matrícula de alumnos

desde 1866, año en que comienzan dichos archivos, hasta 1900. Además, en los trámites de

ingreso a la escuela supe la idea que los padres de los solicitantes tenían sobre ella

(tomaban las ideas del Estado64 y las agregaban a su discurso en las cartas solicitudes) y sus

motivos para inscribir a sus hijos en el plantel (gran parte de ellos argumentaba la pobreza

de las condiciones en las que vivían).

Un dato importante que noté en mi investigación fue la relación que se forjó entre la

Escuela de Artes y Oficios del Estado de Jalisco y el Hospicio del Estado, pues, de 1887 a

1900, de las 180 remisiones de estudiantes,65 46 envíos de estudiantes fueron del Hospicio

para completar la matrícula de la Institución. 66 Así como del constante intercambio de

material de trabajo y estudios entre estas instituciones. Dichos lazos fueron mayores

cuando el 1 de julio de 1896 el gobernador, Luis C. Curiel, decretó la separación de los

63
Cfr. “Reglamento de la Escuela de Artes y Oficios”, en Colección de los decretos circulares y órdenes de
los Poderes Legislativo y Ejecutivo del Estado de Jalisco, Poder Legislativo del Estado de Jalisco, México, t.
XIII, diciembre 3 de 1887, Edición facsimilar, 1983, p. 455.
64
Vid supra, pp. 9-11 de este trabajo.
65
Envío de alumnos a la escuela por parte de los municipios e instituciones de asistencia. En el caso del
Hospicio esto sucedía cuando los internos varones del Hospicio cumplían doce años.
66
Cfr. Verónica González Villalobos, La Escuela de Artes y Oficios de Jalisco y el reclutamiento escolar,
1841-1900, Tesis para obtener el grado de licenciada en Historia, Departamento de Historia, CUCSH,
Universidad de Guadalajara, Guadalajara, 2006, p 98.
25

ramos de Instrucción y Beneficencia Pública, por consiguiente la Escuela de Artes, el

Hospicio y el Hospital Civil quedaron a disposición de la Beneficencia. Aunque el plantel

entregó informes de calificaciones, exámenes y reconocimientos como cualquier escuela a

la nueva Dirección de Instrucción Pública del Estado.67 Con esta información observo que

algunos alumnos comenzaron su trayectoria profesional desde el Hospicio.

EL FUTURO DE LOS ALUMNOS

Después de revisar la bibliografía localizada sobre las escuelas de artes y oficios en México

encontré que las ofertas educativas, así como las facilidades de recibir instrucción eran

variadas. Pero ¿Qué pasaba con los egresados de las escuelas de artes y oficios? El

problema se presentaba cuando los alumnos salían de la escuela y empezaban a buscar

empleo. Mílada Bazant, aborda el tema en su artículo “La enseñanza y la práctica de la

ingeniería durante el porfiriato”.68 La autora dice que la mayoría de las compañías

extranjeras y mexicanas preferían contratar a los obreros estadounidenses. Uno de los

argumentos que usaban para esto, iba encaminado hacia la poca confianza que los oficiales

de las compañías americanas tenían en el trabajo de los mexicanos, además expresaban que

los trabajadores nacionales tardaban más tiempo en realizar el mismo tipo de labores. Por lo

tanto, el régimen porfirista apoyó la importación de trabajadores extranjeros. Porfirio Díaz

decía a los empresarios de otros países que sus trabajadores educaban a los mexicanos. 69

Sin embargo, Mílada Bazant dice en su libro Historia de la educación durante el Porfiriato

que “abundan los testimonios sobre la excelente calidad de la mano de obra mexicana y de

67
Cfr. Luis C. Curiel, Memoria presentada al H. Congreso del..., op. cit., 1897, p. XXI.
68
Mílada Bazant, “La enseñanza y la práctica de la ingeniería durante el porfiriato”, en Historia Mexicana,
vol. XXXIII, núm. 3, México, enero-marzo 1984, pp. 254-297.
69
Cfr. Ibidem.
26

su habilidad para asimilar técnicas nuevas.”70 Sin embargo, Bazant agrega que el

malinchismo era una de las razones que tenían los empresarios mexicanos para contratar

trabajadores extranjeros. Aunque pienso que se debió a más factores, como la poca

preparación de la mano de obra mexicana y la desconfianza de las empresas hacia los

trabajadores nacionales.

El caso que presenta Mílada Bazant de los empleados ferrocarrileros ilustra la

incongruencia que había entre la política educativa y laboral. Como consecuencia del

incremento en la construcción de ferrocarriles, el gobierno de Porfirio Díaz creó en 1890 la

Escuela Práctica de Maquinistas, que se trasladó a la Escuela Nacional de Artes y Oficios

en 1896. Esta escuela tenía como función sustituir la mano de obra extranjera, pero era

insuficiente para preparar un gran número de trabajadores, por lo tanto es dudoso que

pudiera cumplir con su objetivo.

Además, las compañías ferrocarrileras preferían emplear a directores,

administradores y obreros extranjeros, porque tenían más experiencia de trabajo, los

patrones tenían más confianza en ellos, así como espíritu de fraternidad, afinidad de

costumbres e idioma. Esto provocó la gran huelga ferrocarrilera en 1907.71 La situación

cambió cuando José Yves Limantour, ministro de Hacienda, compró en 1904 el Ferrocarril

Nacional y el Interoceánico, cuatro años después, en 1908 adquirió el Ferrocarril Central y

fusionó dichas compañía en los Ferrocarriles Nacionales de México. Esto ocasionó

reformas, como la introducción del idioma español en la compañía por sus oficiales y un

70
Mílada Bazant, Historia de la educación durante el..., op. cit., p. 114.
71
El 3 de enero de 1907 los trabajadores del Ferrocarril Central de Monterrey se declararon en huelga por los
bajos sueldos y discriminación que recibían los trabajadores mexicanos por parte de los jefes y trabajadores
extranjeros de dicha compañía, apud Instituto Nacional de Estudios Políticos,
www.inep.org/content/view/2138/71/, fecha de consulta: 15 de octubre de 2007.
27

cambio en el empleo del personal. Esta novedad llegó tarde, pues muchos de los

trabajadores frustrados apoyaron el movimiento maderista de 1910.72

Sin embargo, la mayoría de los estudiantes de la Escuela Nacional de Artes y

Oficios, pudieron desempeñar el oficio que estudiaron. Por ejemplo:

en 1903 y 1904, un grupo de estudiantes trabajó en las haciendas del Hospital de Cuautla, en
Morelos, para conocer el cultivo de la caña. Otros trabajaron como aprendices en la Fundición
de Fierro y Acero de Monterrey; la primera compañía siderúrgica de México, cuyo
propietario, Vicente Ferrara, era un fuerte colaborador de la enseñanza. A Tlalpujahua, Estado
de México, fueron algunos más a trabajar en la negociación minera Luz de Borda, bajo las
órdenes del director técnico, quien había sido alumno de la escuela. Después se fueron a
Orizaba a practicar en un taller de carpintería cuyo dueño también era egresado del plantel.
Otro exalumno, ayudante del taller de litografía, pidió una licencia, pues había sido solicitado
para un trabajo en Aguascalientes, con la buena remuneración de $125 mensuales. 73

Los más emprendedores abrieron sus propios talleres al dejar la escuela. Los

carpinteros y los herreros, sobre todo, tenían demanda en el Distrito Federal, como lo

demuestra la asistencia a los talleres de la escuela. En 1905, por ejemplo, 82 estudiantes se

examinaron en carpintería y 63 en herrería, mientras que sólo siete en mecánica y seis en

electricidad.74 También se dieron varios casos de alumnos que, por falta de recursos, no

terminaron sus carreras y se vieron en la necesidad de abrir sus propios talleres.

Encontré que en Jalisco, uno de los alumnos de la Escuela de Artes y Oficios se

convirtió en maestro del taller de zapatería, se llamaba Miguel Rivera y tuve noticias de él

porque tenía el deseo de inscribir a su hijo en dicho Plantel. Miguel Rivera argumentaba

que “es viudo, carece de recursos necesarios para fomentar su educación, él fue creado y

formado en la escuela y prestó servicios como soldado músico durante dieciocho años a la

misma”. 75

72
Cfr. Mílada Bazant, Historia de la educación durante el..., op. cit., p. 114.
73
Ibíd., pp. 114-115.
74
Cfr. Ibidem.
75
Carta solicitud de ingreso de Miguel Rivera a favor de su hijo Salvador Rivera, dirigida al gobernador de
Jalisco, Guadalajara, 11 de enero de 1892, Archivo Histórico de Jalisco, caja 49, IP-5-892, GUA/341, 5 fs.
28

MÉTODO A UTILIZAR

En los últimos treinta años el estudio de las poblaciones escolares ha cobrado importancia

en el estudio de las universidades novoshipanas. Las trayectorias y carreras profesionales

de los graduados universitarios en el Antiguo Régimen ha sido el objetivo principal de los

historiadores dedicados a dichos trabajos. El método utilizado para estas investigaciones es

la prosopografía. Lawrence Stone, pionero en los estudios cuantitativos analizados por esta

metodología la definió como:

Investigación retrospectiva de las características comunes a un grupo de protagonistas


históricos, mediante un estudio colectivo de sus vidas. El método que se emplea es establecer
un universo de análisis, y luego formular una serie uniforme de preguntas acerca del
nacimiento y la muerte, el matrimonio y la familia, los orígenes sociales y la posición
económica heredada, el lugar de residencia, la educación, el monto y la fuente de la riqueza
personal, la ocupación, la religión, la experiencia en cuanto a un oficio, etcétera.
Posteriormente, los diversos tipos de información sobre los individuos comprendidos en este
universo, se combinan y se yuxtaponen, y se examinan para buscar variables significativas.
Se evalúan con respecto a sus correlaciones internas y a sus correlaciones con otras formas de
conducta o de acción.76

Entre los investigadores dedicados a hacer este tipo de trabajos está Rodolfo Salvador

Aguirre con su libro El mérito y la estrategia. Clérigos, juristas y médicos en Nueva

España. Esta obra analiza las prácticas de ascenso económico y social seguidos por los

alumnos de la Real Universidad de México en el siglo XVIII. Otros historiadores que

tomaron este método en sus investigaciones están Margarita Menegus,77 Enrique González

y Leticia Pérez Puente,78 Carmen Castañeda,79 hizo lo propio con la Real Universidad de

Guadalajara. También, algunos historiadores extranjeros como Michel Bertrand,80quien


76
Lawrence Stone, El pasado y el presente, FCE, México, 1986, p. 61.
77
Margarita Menegus y Enrique González (coords.), Historia de las universidades modernas en
Hispanoamérica métodos y fuentes, UNAM, Centro de Estudios sobre la Universidad, México, 1995.
78
Enrique González y Leticia Pérez Puente (coords.), Colegios y universidades. Del antiguo régimen al
liberalismo, UNAM, Centro de Estudios sobre la Universidad, México, 2 vols., 2001 (La Real Universidad de
México. Estudios y Textos 10 y 11)
79
Carmen Castañeda, La educación en Guadalajara durante la colonia, 1552-1821, El Colegio de México, El
Colegio de Jalisco, México, 1984.
80
Michel Bertrand, Grandeur et misere de l’office. Les officiers de finances de Nouvelle-Espagne XVIIe-
XVIIIe siecles, Publications de la Sorbonne, París, 1999, apud Jorge Silva Riquer, Historia Mexicana,
México, vol. LII, núm. 2, octubre-diciembre, 2002, pp. 551-556.
29

estudió a los empleados de la Corona novohispanos, Burkholder y Chandler, 81 así como

William Taylor82 han contribuido con su granito de arena. Los primeros investigaron a las

Audiencias y sus relaciones con los alumnos de las universidades españolas de Alcalá,

Salamanca y Valladolid. Robert Taylor indagó a los curas y sus ascensos en la carrera

eclesiástica.

Como observa el lector este método está desaprovechado en otros espacios

educativos, como las escuelas de artes y oficios. Estos planteles, hasta ahora, son

analizados únicamente por la metodología de la historia de las instituciones, que según las

palabras de Jean Pierre Dedieu, sólo

Insiste en los aspectos jurídicos formales que reconstruye a partir de textos reglamentarios.
Centra su temática en instituciones particulares, que constituyen el marco cerrado de la
investigación: trata de conocer los aspectos institucionales de las mismas en un periodo
dado, relacionándolos, en su caso, con un marco jurídico más amplio, y nada más. Las
relaciones con otras instituciones interesan poco. Los actores pasan a un segundo plano tras
las instituciones. No importan sino en la medida en que iluminan aspectos institucionales
(…) 83

Por lo tanto, considero importante conocer a los alumnos como actores sociales que se

desenvolvieron en el escenario educativo de la institución. Así, el reclutamiento y

seguimiento de las trayectorias profesionales de los alumnos de la Escuela de Artes y

Oficios del Estado de Jalisco lo analizaré por el método cuantitativo de la prosopografía.

Después, explicaré dichos datos a través de la teoría de la reproducción social que

fue desarrollada por los sociólogos franceses Pierre Bordieu y Jean-Claude Passeron en los

setenta del siglo pasado, definiéndola como “el conjunto de procesos y estrategias que

81
Mark Burkholder y D. S. Chandler, De la impotencia a la autoridad. La corona española y las audiencias
en América, 1687-1808, FCE, México, 1984.
82
William B. Taylor, Ministros de lo sagrado. Sacerdotes y fieles en el México del siglo XVIII, El Colegio de
Michoacán, Secretaría de Gobernación, El Colegio de México, México, 2 vols., 1999.
83
Jean Pierre Dedieu, “Procesos y redes. La historia de las instituciones administrativas de la época moderna
hoy”, en Juan Luis Castellano Castellano et al., (eds.), La pluma, la mitra y la espada. Estudios de Historia
Institucional en la Edad Moderna, Universidad de Burdeos, Marcial Pons Ediciones de Historia, S.A.,
Madrid, 2000, p. 14.
30

tienen a asegurar, de una generación a otra, la renovación de las ventajas y beneficios, de

las exclusiones y coacciones cuya configuración general define las relaciones entre clases

dominantes y clases dominadas.”84 Es decir, explicaron el fenómeno educativo a través de

la repetición en la escuela de patrones en la sociedad que son comúnmente determinados y

aceptados. Ellos “mostraron... que la desigualdad entre los estudiantes se debía al medio

cultural y a los antecedentes profesionales de la familia y concluyeron que el sistema de

enseñanza..., en vez de contribuir a una igualdad, ayuda a mantener el estado de cosas

mediante su legitimación.”85 Por lo tanto el sistema educativo reproduce el modelo de la

sociedad en la que se desenvuelve.

De esta forma podré desarrollar una biografía colectiva, a través de la elaboración

de una base de datos con las solicitudes de ingreso de los alumnos a la Escuela de Artes y

Oficios del Estado de Jalisco, de su situación económica al ingresar, de su lugar de

procedencia y de las intenciones de los padres o tutores para llevarlos allí. También

revisaré las listas de inscripción y de asistencia a los talleres, así como investigar el

desempeño educativo de los estudiantes. Para esto consultaré el Archivo Histórico de

Jalisco, en los ramos de Instrucción Pública y Beneficencia; el Archivo de la Dirección de

Instrucción Pública del Estado y el Archivo del Hospicio. Para la búsqueda de la posible

inserción de los alumnos del plantel a la sociedad trabajadora jalisciense revisaré las listas

de trabajadores en las imprentas de las publicaciones periódicas Prensa Obrera, Prensa

Católica, Guía y álbum de Guadalajara y El Informador, así como en los avisos de

84
Jean Claude Passeron, “La teoría de la reproducción social como una teoría de cambio: una evaluación
crítica del concepto de ‘contradicción interna’”, en Estudios sociológicos, México, vol. 1, núm. 3, septiembre-
diciembre de 1983, p. 240.
85
Carmen Castañeda, “Metodología para la historia social y cultural de las universidades del Antiguo
Régimen” en Enrique González González y Leticia Pérez Puente, (coords.), Colegios y universidades I. Del
antiguo régimen al liberalismo, UNAM, Centro de Estudios sobre la Universidad, México, 2001, p.22.
31

ocasión de dichos periódicos para buscar los talleres de los alumnos egresados de la

escuela.

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ARCHIVO

Carta solicitud de ingreso de Miguel Rivera a favor de su hijo Salvador Rivera, dirigida al
gobernador de Jalisco, Guadalajara, 11 de enero de 1892, Archivo Histórico de Jalisco,
caja 49, IP-5-892, GUA/341, 5 fs.
36

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