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Influencia de la familia en el desarrollo social del adolescente

La familia juega un papel fundamental en el desarrollo social


de los adolescentes, la relación padres-hijos/as va a sentar las bases sobre la que se
construirán los cimientos de los comportamientos adolescentes.
Para que el adolescentes se desarrolle de manera positiva y adquiera cierta autonomía, es
aconsejable que los padres ofrezcan una ambiente que combine el afecto con la autonomía,
mediante pautas de comunicación que favorezca la iniciativa propia, como por ejemplo,
pedir la opinión del hijo/a, respetar su punto de vista, fomentar debates en los que se
argumenten las opiniones siempre desde el respeto y la escucha activa.
Cuando hablamos de autonomía, no significa dejar que los adolescentes hagan lo que
quieran, sino que hablamos de darles las herramientas para que adopten sus decisiones y
poco a poco vayan tomando la iniciativa respecto a los asuntos más importantes de sus
vidas.
Sin embargo, el control parental en esta etapa es necesario, ya que muchos de los
problemas surgidos en la adolescencia tienen su raíz en la falta de supervisión por parte de
los padres.
Es importante conocer las amistades de los chicos y chicas, supervisar el acceso a Internet, a
la vez que interesarse por sus aficiones y actividades.

No olvidemos que la adolescencia es una etapa de exploración por lo que, los padres
deberán identificar cuáles son los comportamientos que puedan suponer un alto riesgo para
la salud del adolescente.
La familia es el núcleo esencial en el que el adolescente debe encontrar por un lado el
apoyo, la protección y el cariño necesarios y por otro el respeto hacia sus necesidades de
independencia de perfección y de creatividad.
El control que ejercen padres y madres en esta etapa tiene la misma importancia que en
etapas anteriores como la infancia, sin embargo, los padres deben regular la intensidad de
control e introducir la comunicación e información como una de las mejores bazas para
evitar la sensación de control policial la cual puede crear el efecto contrario en los
adolescentes.
Por todo ello, es importante que los padres sean flexibles, ya que deben adecuarse a los
cambios vertiginosos por los que pasa el adolescente.
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Es normal que los padres intenten para sus hijos las mejores condiciones materiales (hogar,
colegio, vestidos…). Pero esto, siendo una buena base, no es suficiente. Lo más importante que
les pueden dar es EJEMPLO y TIEMPO.

A los adolescentes no se les puede engañar, necesitan padres que tengan una conducta íntegra
y coherente entre lo que dicen y les ven hacer. Y que estén con ellos. Que les dediquen el tiempo
necesario. En cantidad. El “tiempo de calidad“ es una falacia que se ha inventado esta sociedad
para justificar los largos horarios laborables. Los logros profesionales y la consecución de bienes
materiales (mejor coche, mejor casa, mejores colegios…) se priorizan sobre la responsabilidad
como padres. Del “tiempo de calidad” han nacido los “niños de la llave“ (hijos que al llegar de la
escuela, tienen la casa vacía…) y la enorme influencia de los móviles y el resto de pantallas a su
alcance.

Es evidente que no siempre se puede hacer lo que uno piensa que es mejor. Pero los padres
tienen que repartirse ésta importante función y deben planearlo con suficiente antelación.

La COMUNICACIÓN

Es otra queja de los padres a éstas edades: “no se puede hablar con ellos“. La realidad es que
como dice el Dr. Suris “no es que discutan más, es que lo hacen mejor...“ Y esto puede sorprender
a los padres.

Consejos que les pueden ser útiles:

• Los adolescentes buscan la información en sus amigos, en Internet… Los niños lo hacen
en sus padres. NO ESPERAR a que los hijos sean adolescentes para hablar con ellos.
• Aprovechar cualquier OPORTUNIDAD (un anuncio, una película...) para conversar sobre
temas “delicados". Hacerlo desde un punto de vista positivo, sin comentarios despectivos.
Nuestros padres, y los padres de nuestros padres, transmitían sus inquietudes, sus
conocimientos por medio de la palabra y el contacto. Ahora, con mucha frecuencia, los
jóvenes reciben información de las máquinas o en el mejor de los casos de un “buen
colegio“. Es importante que hable con su hijo.
• Evitar las INTERFERENCIAS. Que sientan que en ése momento son más importantes
que los mensajes que entran por el móvil o lo que digan las noticias.
• Escuchar mucho, hablar poco. Que lo que digamos nosotros sea más breve y
contundente, sin avisos previos. Que sea PRECISO, CONCISO y MACIZO (son conceptos
de Angélica Olvera, recogidos por Eva Bach en su recomendable libro: 'Adolescentes:
Qué maravilla')
• SERENIDAD, CALIDEZ, PACIENCIA. De entrada, hay que evitar hablar para no pelearse.
Los hijos no son felices si no se sienten queridos por sus padres, y una conversación
crispada no nos lleva a ninguna parte. Tenga en cuenta que la autoridad no se posee, se
gana con madurez y cariño. No somos sus colegas, somos sus padres y no debemos
llevar la discusión a su terreno.

EDUCAR SIN GRITAR

Es el título de uno de los libros de Guillermo Ballenato. Recomienda que los padres tengan vida
propia (que cuiden de su relación de pareja, cultiven sus aficiones…) porque los padres felices,
son el mejor ejemplo y pueden educar mejor.
El éxito de una buena relación se basa en el AMOR. El adolescente necesita sentirse aceptado.
Mantener su autoestima (tener una imagen positiva de sí mismo, es fundamental durante una
época de tantos cambios físicos y psicosociales). Y hacerlo siendo consciente de sus cualidades
y de sus limitaciones.

De ahí la conveniencia de que los padres les propongan metas alcanzables (que no tienen por
qué coincidir con los deseos de los padres) tratando de estimular aquello de lo que puedan
sentirse orgullosos.

Algo que también ayuda en unas relaciones que tienen fama de conflictivas, es introducir en ellas
el sentido del HUMOR. Los adolescentes pueden llegar a ser bastante divertidos. Hay que
disfrutar con ellos. El buen humor convertirá la realidad en algo más soportable y positivo. Eso
incluye aceptar la imperfección o los errores.

RECONOCER LOS PROBLEMAS, BUSCAR SOLUCIONES

Durante la adolescencia, ante CUALQUIER CAMBIO A PEOR hay que pensar que hay un
problema. No debe esperar que se resuelva espontáneamente pensando que “…son cosas de la
edad “.

Puede encontrar cambios en los hábitos: alimentación, sueño…, en las relaciones familiares, en
el comportamiento, o incluso cambios físicos sin explicación (pérdida de peso, ojos rojos, goteo
nasal…)

En ésta misma web hay muy buenos artículos con los 'síntomas de alarma' para diferentes
situaciones. Pero se pueden resumir todos en uno: cualquier situación que le desborde como
padre no debe prolongarse.

A partir de aquí tres consideraciones:

1. NO CLAUDICAR. Es su verdadera red de seguridad. Debe continuar acompañándolos


también en los momentos difíciles
2. NO CULPABILIZAR al adolescente. Si lo hace se alejará. Tendrá más problemas para
que colabore.
3. BUSCAR SOLUCIONES. A veces, si se ha esperado demasiado, el grado de conflictividad
con los padres es alto, y puede ser de ayuda contar con algún adulto en quien confíe el
adolescente (el abuelo, el maestro, su médico…). Si no es suficiente, habrá que acudir a
los diferentes recursos de la Comunidad y consultar con especialistas.

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