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LOS SIGNOS VOCACIONALES

DE LA VIDA SACERDOTAL-CONSAGRADA
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1.* EMPEZAMOS DESDE LA EXPERIENCIA:

a) Recordando tu “historia vocacional”, trata de recordar los acontecimientos fundamentales, a

través de los cuales Dios te ha llamado y te ha hecho entender que quiere algo importante de ti.

* Pon un punto o una cruz determinando los acontecimientos vocacionales más importantes,
poniendo una palabra clave por cada acontecimiento y la intensidad con que viviste ese acontecimiento:

Intensidad 7 años 8 años 9 años 10 años 11 años 12 años

10
9
8
7
6
5
4
3
2
1

Intensidad 13 años 14 años 15 años 16 años 17 años 18 años

10
9
8
7
6
5
4
3
2
1

Intensidad 19 años 20 años 21 años 22 años 23 años 24 años

1
2
3
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6
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10
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* COMPARTIMOS ESTAS SEÑALES Y LAS DISCERNIMOS JUNTOS.....

Las señales de la llamada

La vocación es un camino con “señales”, con pistas, con indicios, Son los llamados “SIGNOS
VOCACIONALES”. Y los constituyen todos aquellos datos objetivos que permiten dar a
entender al sujeto la existencia de una llamada del Señor.
En efecto, Dios utiliza una peculiar y sabia pedagogía. Él ha de hacerse oír, para que sea posible
la respuesta. Por ello, a cada uno le llama en su historia personal, acercándose a él,
manifestándose en acontecimientos, en sucesos, en hechos, en experiencias, que al ser iluminadas
desde la fe, describen el itinerario por donde Dios va llevando.
Cuando Dios llama, Él se manifiesta en numerosas circunstancias de la vida del llamado. Dios
insiste mucho, aunque habla “bajito” a veces. Por ello, se necesita hacer silencios y estar
vigilantes para escuchar.
Las manifestaciones de Dios son múltiples. Y afectan personalmente al sujeto en cuestión, de
manera que los demás pueden no darse cuenta de lo que le sucede. El llamado las puede conocer
e identificar. No son fruto exclusivo de su subjetividad. Pero necesitan ser discernidas e
interpretadas, mediante la ORACIÓN, la REFLEXIÓN y la ENTREVISTA con el propio
acompañante.
Algunas de estas “llamadas OBJETIVAS” que indican que Dios está hablando podrían ser:

a. El proceso de madurez de la propia fe.

Se trata de detenerse a considerar la historia personal de encuentros significativos con el
Señor. Recorriendo las etapas de la propia vida, reviviendo las experiencias más fuertes e
intensas vividas, discerniéndolas, así puede llegar a intuir que Dios le está llamando para algo
concreto.

b. La sensibilidad hacia los problemas de los hombres.

Hay necesidades que reclaman; urgencias que dejan intranquilos; incluso compromisos
adquiridos que llenan de paz y de gozo al llevarlos a cabo Y hacia los cuales se siente una gran
disponibilidad.

c. Las “llamadas personales”.

A la persona hay ofertas, sugerencias e invitaciones que se le han hecho que le dejan
intranquilo, inquieto, con dudas, con miedos, con recelos,... Le han sugerido determinadas
posibilidades de vida para el futuro, le han planteado abierta y francamente un posible
proyecto de vida y de futuro..., y le han dado qué pensar. Les da vueltas. Esta “herida” suele
ser uno de los más claros síntomas de vocación. Normalmente, al principio, se suelen poner
muchas excusas, disculpas, auto justificaciones, “coartadas”,... por el riesgo que entraña el
responder.

d. Los propios “modelos de identificación”

Es decir, aquellos grupos humanos o personas -algunas con nombre y dirección- cuya vida y
actividad le han fascinado. Les llena de fascinación su forma de ser, de experimentar a Dios,
de trabajar apostólicamente... Ellos son para él una auténtica llamada.

e. Las “casualidades” de la vida.

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Es decir, aquellas circunstancias que se han dado a lo largo de su vida y que le han llevado
todas ellas indefectiblemente a enfrentarme con una llamada. Esas coincidencias manifiestan
la “mano izquierda” de Dios que se las ingenia sabiamente para llamar.

f. Las cualidades personales, dones, talentos,...

Se reciben para darlos Y, además, para Dios “llamar” equivale a “dar”. Él no llama a nadie
para algo sin antes haberlo dotado de lo necesario para llevar adelante su vocación-misión. Y
esto, aunque el sujeto no sea del todo consciente de la donación que Dios le ha hecho.

g. La oración personal.
Cuando se realiza constantemente, el Señor va despertando una libertad y una disponibilidad
enormes en el orante. Siempre es un proceso con sus “altibajos” en el cual, con los “ojos
purificados del corazón”, se pueden evidenciar los elementos constantes de la presencia que
Dios ha ido trazando progresivamente con los signos de su presencia y de su acción: paz,
alegría, aliento, fortaleza, libertad,... Es uno de los más “seguros” indicadores de la vocación.

Obviamente, todos estos signos -habría muchos más- suelen ser, al menos al principio, AMBIGUOS.
No hay evidencias, ni hay que buscarlas , porque la llamada del Señor es siempre un Misterio de Fe
y de Amor. Sin amor, sin amistad que se vuelve CONFIANZA y DISPONIBILIDAD, no puede
haber en absoluto respuesta, como tampoco la hay sin libertad -exterior e interior-.

Por último, no está de más el recordar la necesidad de abrirse con libertad al ACOMPAÑANTE
ESPIRITUAL. Él ayuda en el discernimiento. La experiencia dice que es fácil caer en la tentación
de la auto justificación y del engaño. Para evitar errores, se necesita un programa serio de entrevistas
con el acompañante, en las cuales se vaya aclarando, discerniendo, profundizando, orientando y
evaluando el alcance y el significado del propio proceso de la fe, de la “claridad” de los signos
vocacionales en la propia vida personal... Se hace del todo necesario hacer este camino acompañado,
para no “perderse”...
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NOMBRE: ..............................................................................

 DESPUÉS DE LA PLÁTICA:

¿ CUALES SEÑALES VOCACIONALES PARA LA VIDA SACERDOTAL Y RELIGIOSA

PUEDES VER EN TU VIDA Y EN TU PERSONA?
Escríbelas con mayor precisión posible:

1.- ................................................................................................................................................................

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2.- ................................................................................................................................................................

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3.- ................................................................................................................................................................

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4.- ................................................................................................................................................................

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5.- ................................................................................................................................................................

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6.- ................................................................................................................................................................

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7.- ................................................................................................................................................................

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8.- ................................................................................................................................................................

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9.- ................................................................................................................................................................

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10.- ..............................................................................................................................................................
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