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Cristóbal Colón, idea y proyecto

En 1477, Colón vivía en Portugal, de modo que tuvo noticias directas de las primeras expediciones. Conocía las teorías
acerca de la esfericidad de la tierra y estaba convencido de que podía llegar a las Indias navegando hacia occidente.
Propuso al Juan II intentar esa ruta, pero el rey rechazó su proyecto.
También expuso sin éxito sus ideas en las cortes de Inglaterra y Francia, hasta que llegó a los reyes católicos en 1485.
En el año 1492 Colón propuso nuevamente su plan, este año la corona había culminado con éxito la conquista y decidió
financiar la expedición. Como era costumbre en la época, se fijaron por escrito las condiciones del acuerdo. En las
Capitaciones de Santa Fe (1492).

Las Capitulaciones de Santa Fe: se trata de un documento escrito por los Reyes Católicos el 17 de abril de 1492 en la
localidad de Santa Fe, a las afueras de Granada, que recoge los acuerdos alcanzados con Cristóbal Colón relativos a
la expedición que se planeaba de este por el mar hacia occidente.
En el documento se le otorgan a Cristóbal Colón los títulos de almirante, virrey y gobernador general de todos los territorios
que descubriera o ganase durante su vida. También se le concedió un diezmo de todas las mercaderías que hallase, ganase
y hubiese en los lugares conquistados. Las Capitulaciones de Santa Fe significaron un reparto anticipado entre Colón y
los Reyes Católicos de los beneficios que reportaría la conquista de lo que después se llamaría América. Con esos
beneficios, Colón logró un rápido ascenso social, al pasar a formar parte de la nobleza cortesana.

Todo estuvo listo y, el 3 de Agosto de 1492, Colón partió del Puerto de Palos con tres embarcaciones, La Pinta, La
Niña y La Santa María. Durante el viaje la tripulación se amotinó ante el temor de no llegar a destino.
Finalmente el marino Rodrigo de Triaga avisó
tierra y el 12 de octubre desembarcaron en una
isla que los nativos llamaron Guanahaní que
Colón bautizó San Salvador. En ese primer viaje
se exploraron las Antillas, y las costas de Cuba y
Haití, a la que los españoles llamaron Juana y
La Española respectivamente. Parte de los
tripulantes quedaron en esa última isla y Colón
volvió a España, donde fue recibido con todos
los honores.
Tres viajes más le mostraron una tierra extraña,
en nada parecida a las Indias. En esas
expediciones exploró otras islas y las costas de
las actuales Nicaragua, Costa Rica y Panamá.
Al regreso de su último viaje en 1504, la reina
Isabel agonizaba. Un tribunal invalidó las
Capitulaciones de Santa Fe y en 1906, el
hombre que había descubierto un nuevo mundo
para España se retiró a Valladolid, donde murió
creyendo que había llegado a la India.

Los primeros días no hay nada digno de mención. Los hombres se dedican a sus tareas: los grumetes vigilan los
relojes de arena, cantan las horas y preparan las comidas; los marineros se encargan del velamen, los capitanes
calculaban la posición de los barcos con el cuadrante, la dirección con la brújula y la velocidad a ojo. Apenas
trascurría una semana, empiezan a advertir signos de cercanía de tierra. Pero su entusiasmo se frustraba al
comprobar el día 17 que han entrado en el mar de los Sargazos, extensión inmensa de aguas cubiertas de
vegetación que hace difícil navegar. Hacia el día 20 pierden la fuerza impulsora de los vientos alisos y la inquietud
crece. Al miedo de no poder llegar nunca a destino, se añade el no menos terrible de no poder regresar a España,
dada la constancia de la dirección del viento(...) los días 6 y 10 de octubre la tripulación se amotina. Colón tiene que
aceptar un ultimátum de solo 3 días más de navegación.
Los inicios permiten la esperanza, pues el día 10 las señales de proximidad de tierras son ya evidentes: plantas
flotantes, cangrejos bandadas de pájaros. Por último, en la noche del 11 al 12 hacia las 2 de la madrugada, Juan
Rodriguez Bermejo lanza el grito de ¡tierra a la vista! Que inicia una nueva etapa de la historia.
G. Zaragoza. Colón y el descubrimiento.

El diario de Colón
“Cuando toque los lugares en que hay oro y especias en abundancia, me detendré hasta hacer la más grande
provisión posible, y este es el único fin de mis recorridos, la búsqueda de estos productos(...) Ellos (los indios) no
traen armas ni la conocen (...) ellos deben de ser buenos servidores y de buen genio (...) y creo que ligeramente se
harían cristianos, que me preció que ninguna secta tenían”.

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