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Hernando de J. Velásquez Montoya, PhD
Licenciado en Inglés Frances
Doctorado en Ciencias de la Educación
Para Puryear. J. (2000), los sistemas educacionales en América Latina deberían proveer acceso
universal al conocimiento y las destrezas necesarias para una participación exitosa en la sociedad
moderna, tanto en el mercado laboral como en el campo más amplio de las responsabilidades de
la vida ciudadana democrática. Haciendo de la educación una prioridad política, focalizando la
inversión de los recursos públicos en la educación primaria y secundaria, así como el
fortalecimiento de la profesión docente, centrando la educación en lo que se aprende (p.15). En
este contexto los sistemas educacionales latinoamericanos tendrán que afrontar y perseguir
simultáneamente, objetivos desafiantes como el acceso y la calidad de la educación, así como
disminuir la segmentación educativa y financiera, promoviendo iniciativas políticas que conciba
la educación como una prioridad.
Según Abraham, M y Rojas (1997), La prioridad asignada por la mayoría de los países de
América Latina, se centra en la educación como herramienta de modernización económica,
política y social. Lo que ha llevado a cambios importantes en manera de investigación en los
últimos 10 años, respecto a las décadas precedentes donde la diversificación de la investigación
educativa, tanto en relación los temas que se plantean como a los enfoques utilizados. (p.37).
Más, sin embargo, la investigación educativa latinoamericana no está exenta de problemas, como la
escasez de recursos, de publicaciones, su dificultad para establecer relaciones con la toma de decisiones y
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el sobredimensionamiento del rol de los organismos financieros internacionales. Pese a esto los
investigadores y las instituciones persisten por su convencimiento de que el cambio educativo
latinoamericano requiere de un conocimiento riguroso y sistemático que solo la investigación puede
proveer.
Dentro de este orden de ideas, se reflexiona que los sistemas educacionales deben ser sensibles a
las exigencias de la sociedad, caracterizada por los requerimientos en cuanto a formación y
experiencias en los individuos, contexto que ha llevado al desplazamiento de algunos por causa
de esta visión dimensional en la condición humana, debido a que no todos pueden acceder
equitativamente a sistemas de formación y aprendizaje de niveles superiores (universitarios) que
se vinculen a las realidades socioeconómicas que caracteriza a la mayor parte de la población,
donde a pesar de pertenecer a los niveles profesionales se sufre carencia a la hora de acceder a
categorías de postgrados (maestrías, doctorados) que es donde se ve incrementada la capacidad
operativa dedicada a la investigación.
Por otra parte, unos de los aspectos más polémicos en la investigación educativa, es el referente a
las diversas metodologías que le otorguen el carácter disciplinar; uno de los elementos
constituidos de este proceso es la utilización del método científico, la objetividad, la rigurosidad
y la precisión, todas estas razones dan suficiencia en la claridad que el investigar tiene,
fundamentado en el proceso científico, así como el tipo y enfoque epistemológico de la
investigación de acuerdo a los objetivos planteados. Abello (2008).
Para lograr esta precisión metodológica el investigador está abocado, en primer lugar, a su
escogencia, lo cual implica una decisión epistemológica que no puede evitar cuando se trata de
investigar. (p.223), ¿cuantificar? o ¿cualificar?, es el dilema que necesariamente no conlleva a
respuestas definitivas si entendemos que ambos conceptos no son excluyentes (Abello, 1987;
Bonilla, Hurtado & Jaramillo, 2009), sino que, por el contrario, operan íntimamente ligados. Si
bien cada una de estas categorías sugiere al investigador posturas diferentes de acercamiento al
objeto de investigación, es evidente que ambas buscan satisfacer criterios de objetividad,
rigurosidad y validez indispensables para el método científico (Campbell & Stanley, 1966;
Crosby, 1988).
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De igual manera, el diseño metodológico permite tener amplio conocimiento de las teorías
científicas correspondientes y de las investigaciones llevadas a cabo sobre el tema, elaborando
así el estado del arte. Pievi N. y Bravin, C. (2009). Siendo el momento, de establecer el nexo
entre las dimensiones teóricas de dicho objeto y sus dimensiones observables, es decir, traducir
ese objeto teórico a dimensiones, cualidades o variables que podamos observar en la “realidad”.
Por otra parte, relacionando los resultados de las investigaciones en educación, se puede afirmar
que con el transcurrir del tiempo éstas se intensificaron y estaban enfocadas en diversos aspectos
como: formas de enseñanza, la profesión y oficio del maestro, el ambiente en el aula de clases,
las relaciones entre institución – alumno- docente, la motivación en los estudiantes, la forma
como aprenden los niños, las diversas teorías de aprendizaje, entre muchos otros. Esto dio pie a
que la educación fuera encajada dentro de unos contenidos y unos currículos preestablecidos por
las políticas educativas del estado, en donde enseñar se enfocaba en que el docente impartiera
unos temas ya determinados y evaluara, sin importar lo que comprendiera el estudiante. Esta
manera de proceder al momento de enseñar tenia de igual manera una metodología y una
pedagogía ya implantada donde el maestro seguía unos pasos ya conocidos, lo que le llevo a
convertirse en un ser que mecanizaba todo aquello que tenía que hacer en el aula. Preciado,
Sánchez E. y Escobar G. J. (2007) (p.2)
Para Calvo, G, (2007), dentro de este contexto, la investigación educativa en las instituciones y
en el aula ofrece la posibilidad de cualificar la práctica educativa y la enseñanza - aprendizaje,
así como los problemas que se dan dentro de ella; en todo caso, aún falta por investigar en
muchos otros campos que comprende la práctica docente, y por implementar nuevas estrategias a
nivel didáctico. (p.4).
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Volviendo la mirada hacia las políticas educativas, en América Latina se basan principalmente
en la extensión de la cobertura a más alumnos, son actualmente inadecuadas frente a los cambios
sociales y económicos que están ocurriendo en la región. El énfasis en la expansión de la
cobertura
escolar no ha sido capaz de generar niveles satisfactorios de calidad ni de promover la equidad
económica y social.
Por tanto en el campo educativo para que exista una competitividad globalizada se hace
necesario una convivencia en la colaboración y el mutuo respeto, centrando el respeto por el
mundo en que se vive y en la armonía, donde los educadores participen directamente en un
proceso de formación humana y que las políticas educativas guíen no el detalle de la educación,
sino la inspiración del proceso educativo desde la dimensión del ser y del quehacer como seres
humanos y como docentes, que busquen no solo educar para el autocontrol, y autoexigencia, sino
para el bien estar. Maturana, H., y Paz, X. (2006). (p.34).
En otro aparte, la calidad de la educación en América Latina es deficiente, donde se evidencia la
inversión en infraestructura educativa, administradores, más poca financiación a capacitación
docente, sin establecerse programas para apreciar y promover la calidad, tales como medidas
confiables para el rendimiento escolar, para el producto docente y para la excelencia
institucional.
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Bibliografía
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