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Introducción

Felipe A. Noguera, Jorge H. Vega Rivera y Alfonso N. García Aldrete

En las últimas décadas han sido publicados varios encontraba dispersa en numerosas fuentes y que
libros que han sintetizado el conocimiento biológi- por lo mismo, hacía que su acceso fuera limitado.
co y ecológico de regiones o hábitats naturales en
el neotrópico (Janzen 1983, Luna-Vega & Llorente-
Bousquets 1993, McDade et al. 1994, Milliken & El bosque tropical caducifolio en México
Ratter 1998, González et al. 1999, Nadkarni &
Wheelwright 2000). Estas síntesis han tratado Los bosques tropicales caducifolios en México cu-
principalmente hábitats húmedos, ya sea tropica- bren 60% del área ocupada por los bosques tropi-
les o templados, lo que refleja el sesgo que la co- cales del país (Trejo & Dirzo 2000). Este tipo de
munidad científica tuvo en el pasado hacia el es- bosque cubre grandes extensiones prácticamente
tudio y conservación de los bosques tropicales hú- sin interrupción desde el sur de Sonora y el su-
medos y la poca atención, comparativamente, que roeste de Chihuahua hasta Chiapas, penetrando
los bosques tropicales secos han tenido (Mooney et hacia el interior del país siguiendo las vertientes
al. 1995). No obstante, estos bosques han llamado de los Ríos Santiago y Balsas y hacia la Depresión
cada vez más la atención de 'numerosos especialis- Central de Chiapas, a través del Istmo de
tas, lo que ha resultado que la información exis- Tehuantepec. En la vertiente del Atlántico ocurre
tente sobre los mismos se haya incrementado y se en tres regiones aisladas, una ubicada al sur de
reconozca actualmente la importancia que tienen Tamaulipas, sureste de San Luis Potosí, norte de
por su alta diversidad y endemismo (Bullock et al. Veracruz y noreste de Querétaro; otra se localiza
1995, Dorado 1997, Murphy & Lugo 1986, en el centro de Veracruz y la tercera en la parte
Robichauxée Yetman 2000, Trejo & Dirzo 2000). norte de la península de Yucatán, ocupando la
En este sentido, un sitio que sobresale por el co- mayor parte del estado de Yucatán y una fracción
nocimiento que de él se tiene, es la región de de Campeche. Además, está presente en el extre-
Charnela, en la vertiente del Pacífico mexicano, mo sur de Baja California, en las partes inferiores
donde el bosque tropical caducifolio (en adelante y medias de la Sierra de la Laguna y Giganta
BTC) domina el paisaje e influye en los procesos (Rzedowski 1978).
biológicos y biogeoquímicos del ecosistema (Durán Este bosque puede ser definido por su
et al. en este volumen). Desde 1971 en que se ini- estacionalidad, fisonomía y afinidad climática,
ció el estudio de dicha región, el conocimiento ge- aunque exhibe una considerable variación espa-
nerado sobre el ambiente físico, la biodiversidad y cial en estructura y composición de especies (Trejo
el funcionamiento del ecosistema, hacen de esta & Dirzo 2000). Se caracteriza principalmente por-
región una de las mejor estudiadas en el neotrópico que la vegetación pierde sus hojas durante un pe-
y un sitio obligado de comparación en cualquier ríodo de cinco a ocho meses del año, presenta ge-
estudio sobre el BTC a escala mundial (ver Bullock neralmente sólo un estrato arbóreo y sus árboles
et al. 1995 como un ejemplo). Es precisamente el tienen una altura de ocho a 12 m, ramificándose a
gran conocimiento acumulado hasta la fecha, lo que baja altura, además de que otras formas de vida,
nos motivó a realizar una obra como ésta, en la como arbustos y lianas, también son importantes
que se sintetiza y analiza la información que se (Trejo & Dirzo 2000). El clima de las regiones

Noguera, F, A, J, H, Vega Rivera, A N, García Aldrete y M, Quesada Avendaño (Editores), 2002, Historia Natural de Charnela, Instituto de Biología,
UNAM, México, p. xv-xxi.
xvi / HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

donde ocurre es cálido y árido a subúmedo. La la EBCH se duplicó, cuando la entonces Secreta-
temperatura promedio es de 22 a 26° C y la preci- ría de Recursos Hidraúlicos (SARH) donó un pre-
pitación total anual varía de 400 a 1300 mm, dio de 1700 ha a la UNAM, adyacente al terreno
distribuyéndose en un período de cuatro a seis me- inicial de la Estación (originalmente dicho predio
ses, lo que determina su marcada estacionalidad había sido donado a la SARH por el mismo Dr.
(Rzedowski 1978, Trejo & Dirzo 2000). En México Antonio Urquiza) (ver ubicación geográfica en Fig.
este bosque es conocido también como selva baja 1).
caducifolia y fuera del país el término "tropical dry En sus inicios, la Estación funcionó como un
forest" o "seasonally dry tropical forest" es amplia- sitio a partir del cual se inició la exploración bioló-
mente usado, aunque también existen otros nom- gica de la región, pero la falta de un plan de desa-
bres que han sido utilizados para nominarlo rrollo y la carencia de una infraestructura básica,
(Rzedowski 1978, Trejo & Dirzo 2000). limitó su desarrollo. En 1979 cambió la filosofía,
Su flora es muy diversa y en conjunto con los proyección y objetivos de las estaciones del
bosques tropicales subcaducifolios y espinosos, se IBUNAM (Sarukhán et al. 1979), lo que permitió
estima que comprende ca. 20% de la flora mexica- que la EBCH se desarrollara y consolidara como
na (aprox. 6000 especies), siendo ca. 40% de sus una de las estaciones biológicas más importantes
especies endémicas de México (Rzedowski 1991). en México y el neotrópico.
Su fauna también es diversa y con gran número Los objetivos bajo los cuales funciona la EBCH
de endemismos. El 33% de las especies de son: 1) preservar los ecosistemas del área de la Es-
vertebrados conocidos de México han sido regis- tación, 2) conocer la estructura y funcionamiento
trados en el BTC y de las 796 especies endémicas de los ecosistemas protegidos, 3) ofrecer servicios
de México, 31% son encontradas en el BTC y 11% que permitan la realización de investigación, en-
se distribuyen exclusivamente en este bosque señanza y divulgación y 4) conocer la problemáti-
(Ceballos & García 1995). ca social del área de influencia de la Estación y
contribuir a su solución.
Como parte de la estrategia para alcanzar di-
La Estación de Biología Charnela y la inves- chos objetivos, se establecieron tres planes maes-
tigación en la región: una breve historia tros de desarrollo: el de manejo, el de investiga-
ción y el de difusión y extensionismo.
El desarrollo de la investigación en la región, se El plan de manejo contempló la zonificación del
inició en 1971 con la creación de la Estación de área de la Estación en una área de reserva, una
Biología Charnela (EBCH), por parte del Instituto área de investigación, una área de perturbación y
de Biología de la Universidad Nacional Autónoma una área de enseñanza. A excepción del área de
de México (UNAM). perturbación, que no existe, las otras tres han es-
Dos factores fueron cruciales en la creación de tado delimitadas desde entonces. La área de en-
la EBCH: el interés de investigadores del Institu- señanza ocupa una extensión aproximada de cua-
to de Biología por conocer la estructura y funcio- tro hectáreas, se denomina bosque de enseñanza y
namiento de los ecosistemas tropicales en México en ella se ha creado un sendero de interpretación;
y la donación a la UNAM de los terrenos donde la área de investigación se ha circunscrito tradi-
ésta se ubica. Desde 1967, en que el mismo Insti- cionalmente el primer tercio del rectángulo origi-
tuto había creado la Estación de Biología Tropical nal de la Estación, pero actualmente está en dis-
Los Tuxtlas (ubicada en un área con bosque tropi- cusión la conveniencia de extenderla al resto del
cal perennifolio; González-Soriano et al. 1997), se área que ocupa la Estación y que es considerada
había considerado necesario tener una Estación en como área de reserva y en donde actividades de
la que estuviera representada el bosque tropical investigación están restringidas.
caducifolio y de esta forma, estudiar y contrastar El plan de investigación incluye dos líneas cen-
los dos bosques tropicales más importantes en el trales, la obtención de información sobre el am-
país. La oportunidad se presentó en 1970, cuando biente físico y biótico de la Estación y el estudio de
el Dr.Antonio Urquiza, egresado de la UNAM,donó los aspectos funcionales del ecosistema. La parte
un predio de casi 1600 ha de bosque tropical sustantiva del primer tema han sido los inventario s
caducifolio y subperennifolio a la UNAM. Ésta le físicos y bióticos de la región. En el segundo la
confirió la administración de estos terrenos al Ins- realización de estudios sobre historia natural, es-
tituto de Biología, quien se encargó entonces de tructura de la vegetación, productividad primaria
crear la citada Estación. En 1993 la extensión de y reciclaje de nutrientes, fenología,relaciones plan-
INTRODUCCIÓN I xvii

A Puerto Vallarta +
105'00'

\ JOSéMa.
Morelos

Océano
Pacifico

¿!) L Pajarera
19'30' -
rJ l. Cocinas -19'30'

Don Pan chito (J


"el
O
El Cerro del
" Oerramadero
L San Andrés ~ Q

'*" Instalaciones de la Estacrón de Biología Charrela. IBUNAM

•..l. A. = Arroyo Localidad menor


e = Cerro ••. Localidad mayor
=
/ R Río ~
<
Carretera
Urrlte de
Federal
la Reserva
+
105'00'

Figura 1. Ubicación geográfica de la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala (RBCC). En el recuadro inferior se presenta una
ampliación de las islas presentes en la Bahía de Chamela y en el recuadro superior los estados colindantes al estado de Jalisco. El
área NO de la RBCC corresponde casi an su totalidad a los terrenos de la Estación de Biología Chamela, IBUNAM. Mapa modificado
de Guevara-Tacach y Vega-Rivera (2001).
xviii / HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

ta-animal y procesos de sucesión. Bajo este es- do. La relación completa de artículos y tesis pue-
quema y con la contribución de investigadores de de ser consultada en la siguiente dirección elec-
numerosas instituciones o dependencias de la trónica: www.ibiologia.unam.mx/ebchamela/. Has-
UNAM, varios aspectos definidos en este plan se .ta 1985 el número de artículos producidos era re-
han ido cubriendo. Sobre el ambiente físico se tie- ducido, pero a partir de entonces se produjo un
ne información geológica, edafológica, topográfica incremento notable, que aunque con variaciones,
y climática a una escala local o regional (ver Schaff se ha mantenido por arriba de la línea de diez ar-
y García-Oliva et al. en este volumen) y a escala tículos por año (Fig. 2a). Al agrupar estos artícu-
de la Estación se cuenta con información los en dos temas, inventarias bióticos y funciona-
edafológica (ver Cotler et al. en este volumen) y miento del ecosistema, observamos que en gene-
topográfica de parte del área que ésta ocupa. Del ral, hasta 1988 el número de artículos publicados
aspecto biótico se tienen inventarias casi comple- anualmente en el primer tema, era mayor que en
tos de plantas (ver Lott en este volumen), el segundo y que esta relación se invirtió a partir
vertebrados (ver capítulos de peces, herpetofauna, de entonces (Fig. lb). Esta tendencia parece na-
avifauna y mamíferos en este volumen) y algunos tural, considerando que los inventarias bióticos son
grupos de artrópodos (ver Rodríguez-Palafox & Co- una base importante para la realización de estu-
rona-López en este volumen) y casi en todos los dios sobre diferentes aspectos del funcionamiento
casos, existe material de referencia en las colec- del ecosistema.
ciones biológicas de la EBCH y del Instituto de De los tres planes maestros establecidos, el de
Biología. Sobre el aspecto funcional del ecosistema difusión y extensionismo ha sido el que menos de-
se conoce la estructura de la vegetación de dife- sarrollo ha tenido y se ha restringido únicamente
rentes sitios de la Estación y el efecto de diferen- al aspecto de difusión. Ésta ha sido principalmen-
tes condiciones ambientales sobre la misma (ver te regional y en la última década el desarrollo de
Durán et al. en este volumen). Información sobre un programa de educación ambiental, ha sido uno
productividad primaria, reciclaje de nutrientes y de sus ejes principales (Luna-Robledo 1995,
en general, sobre diferentes aspectos del funcio- Guevara-Tacach & Vega-Rivera 2001).
namiento del ecosistema, se ha venido generando Otro aspecto crucial en el desarrollo de la in-
a partir de un proyecto que se ha desarrollado en vestigación en la EBCH, ha sido el incremento
cinco cuencas experimentales, teniéndose actual- constante en su infraestructura, lo que ha permi-
mente un conocimiento importante sobre la diná- tido tener las condiciones necesarias para el éxito
mica hidrológica, energética, biogeoquímica y efec- de ésta. Actualmente la Estación cuenta con las
to de la perturbación del ecosistema (Maass et al. siguientes instalaciones y servicios: 1) edificio de
en este volumen). De fenología se ha obtenido in- dormitorios para alojar a 30 investigadores y es-
formación sobre patrones de productividad en el tudiantes, 2) edificio de dormitorios para siete in-
ecosistema, patrones fenológicos generales en la vestigadores residentes; 3) comedor para 30 per-
comunidad de árboles y artrópodos y a escala sonas y cocina; 4) dos laboratorios con clima artifi-
poblacional existe información sobre la foliación, cial; 4) biblioteca, con un acervo muy completo de
floración y fructificación de 106 especies de árbo- libros, revistas y sobretiros y especializada en bio-
les y los patrones de actividad de algunas especies logía tropical en lo general y el BTC en lo particu-
de insectos (Bullock en este volumen, Pescador et lar, el centro-oeste de México; 5) sala de lectura o
al. en este volumen). Sobre relaciones planta-ani- reuniones, donde se puede disponer de proyecto-
mal, se tiene información de herbivoría por insec- res de diapositivas y acetatos; 6) museo de refe-
tos en el follaje (Dirzo & Domínguez en este volu- rencia de la flora y fauna de la región, formado por
men), de la relación planta-polinizador para un un herbario y coleccioneszoológicas,que incluyen
reducido número de especies de plantas y de la insectos, otros invertebrados, peces, anfibios, rep-
relación polinizador-planta información para es- tiles, aves y mamíferos; 7) dos casas de sombra para
pecies de abejas y colibríes (Parra & Bullock en crecimiento y propagación de plantas; 8) estación
este volumen). Finalmente, hasta la fecha no se climatológica y 9) conexión vía satélite a internet
conoce ningún estudio sobre procesos de sucesión. y servicio de teléfono y fax.
Por otra parte, la investigación que se ha desa- En el campo la EBCH cuenta con: 1) 4 km de
rrollado en la región, ha resultado hasta el año caminos transitable s con vehículo, 2) 7 km de ve-
2000, en la publicación de 359 artículos de investi- redas o senderos para transitar a pie y 3) cinco
gación y el desarrollo de 124 tesis, incluyendo 75 torres de observación que sobrepasan el dosel de
de Licenciatura, 29 de Maestría y 20 de Doctora- la vegetación.
INTRODUCCIÓN / xix

a) 40~------------------------------------------------------------~

i
30

10

o
o
r-,
V) o V) o V) o
e- 00 00 0\ 0\ o
0\ 0\
.....• 0\
.....• 0\
.....• 0\
.....• 0\
.....• o
N

Año

b) 20~------------------------------------------------------------,
---;:r- Inventarias biológicos

-----o---- Funcionamiento del ecosistema


15

o
o V)
r-
o V) o V) o
r- 00 00 0\ 0\ o
0\
.....• 0\
.....• 0\
.....• 0\
•....• 0\
.....• 0\
.....• o
N

Año

Figura 1. Artículos publicados anualmente como resultado de la investigación realizada en la Estación de Biología Chamela y la
región. a) Total de artículos publicados por año; b) Artículos publicados sobre inventarias biológicos y funcionamiento del ecoistema
de manera separada (la suma de los dos no necesariamente es igual al total publicado anualmente, debido a que hay artículos en
otras áreas del conocimiento).
xx / HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

La Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala primera sección incluye tres capítulos que descri-
y la conservación de la región ben la geología y geofísica de la costa de Jalisco, la
caracterización de las unidades morfoedáficas de
En 1993 mediante un decreto presidencial se creó la EBCH y el análisis del patrón climático de la
la Reserva de la Biosfera Chamela-Cuixmala región. La segunda incluye información sobre la
(RBCC), con el propósito de proteger, fundamen- diversidad y biogeografía de las plantas de la re-
talmente, el bosque tropical caducifolio y gión, un listado de las plantas vasculares y la his-
humedales de la costa central del país (Ceballos et toria natural de especies selectas. La tercera sec-
al. 1999). Su creación ha significado un paso im- ción presenta un análisis de la diversidad y
portante en la protección de los bosques tropicales estacionalidad de los artrópodos, un listado de to-
secos en México (Ceballos & García 1995) y un das las especies registradas de este grupo y la his-
hecho relevante en la conservación de la toria natural de dos especies. La cuarta sección
biodiversidad regionaL El origen de esta Reserva trata los cinco grandes grupos de vertebrados re-
está sustentado en el conocimiento científico lo- conocidos tradicionalmente: peces, anfibios, repti-
grado después de 24 años de estudios en la región les, aves y mamíferos. Para cada uno de estos gru-
y es el resultado de todo un proceso histórico-legal pos se incluye un listado de especies y para los tres
de conservación, del que pueden destacarse como últimos se incluyen descripciones sobre la historia
eventos importantes, la creación de la Estación de natural de algunas especies estudiadas en la re-
Biología Chamela en el año de 1971, el estableci- gión. La quinta sección comprende capítulos sobre
miento de las playas Cuixmala y Teopa, como San- la estructura, composición y dinámica de la vege-
tuarios de protección para las tortugas marinas, tación, ecofisiología vegetal, fenología de plantas,
mediante decreto presidencial en octubre de 1986, polinización, interacciones planta herbívoro y as-
y la creación de la Fundación Ecológica Cuixmala, pectos funcionales del ecosisterria del BTC. La úl-
A. C. en 1988. tima sección incluye un capítulo que sintetiza el
La RBCC está delimitada por el Río Cuitzmala conocimiento y uso de la flora por parte de los po-
al sur y el ejido San Mateo al norte y comprende bladores de la región. De esta forma y de acuerdo
terrenos de la Fundación Ecológica de Cuixmala, al plan maestro de investigación, las primeras cua-
A. C., la Estación de Biología Chamela, la Univer- tro secciones presentan el conocimiento físico y
sidad de Guadalajara, pequeños propietarios y una biótico que se tiene sobre la región, la quinta agru-
porción del ejido Rincón de Ixtán (Fig. 1). Tiene pa diversos estudios sobre el funcionamiento del
una superficie aproximada de 13,142 ha y está for- ecosistema y la última presenta un capítulo que
mada por cuatro zonas núcleo que corresponden sintetiza el conocimiento y el uso de la flora regio-
al 80% de su extensión, es decir 8,208 hectáreas, y nal.
una zona de amortiguamiento de 4,934 ha (DOF Al final de estas secciones, se presenta un capí-
1994). Además del BTC, la Reserva incluye peque- tulo en el que los editores analizan brevemente el
ñas áreas de selva mediana subperennifolia, man- contenido del libro, resaltando los logros en el co-
glar, vegetación acuática de lagunas y esteros, ve- nocimiento que se ha generado hasta la fecha y las
getación riparia, dunas costeras y matorral xerófilo principales lagunas en este conocimiento.
(DOF 1994). Las zonas núcleo están sujetas a una
protección estricta y la única actividad permitida
es la investigación científica. Las zonas de amorti- Literatura citada
guamiento comprenden terrenos poco alterados y
Bullock, S. H., H. A. Mooney & E. Medina (Eds.). 1995.
áreas modificadas por actividades humanas, ofre-
Seasonally dry tropical forests. Cambridge University Press,
ciendo un espacio de transición entre la zona nú- Cambridge, Great Britain. 450 pp.
cleo y las áreas aledañas a la Reserva, que actual- Ceballos, G. & A. García. 1995. Conserving neotropical
mente tienen uso agrícola, ganadero, turístico y biodiversity: the role of dry forests in western Mexico.
Conservation Biology 9:1349-1356.
urbano (Ceballos et al. 1999).
Ceballos, G., A. Szekely, A. García, P. Rodríguez & F. Noguera.
1999. Programa de Manejo de la Reserva de la Biosfera
Chamela-Cuixmala. Instituto Nacional de Ecología,
Estructura del libro SEMARNAP, México, D. F. 141 pp.
Diario Oficial de la Federación 1993. Decreto por el que se
declara área natural protegida con el carácter de Reserva
El libro está dividido en seis secciones: ambiente de la Biosfera, la región conocida como Chamela-Cuixmala,
físico, plantas, invertebrados, vertebrados, funcio- ubicada en el municipio de la Huerta, Jalisco. Jueves 30 de
namiento del ecosistema y patrones de uso. La Diciembre de 1993. México, D.F. Tomo CDLXXXIII.
INTRODUCCIÓN / xxi

González-Soriano, E., R. Dirzo & R. C. Vogt (Eds.). 1997. His- Seasonally dry tropical forests. Cambridge University Press,
toria Natural de Los Tuxtlas. Universidad Nacional Autó- Cambridge, Great Britain. 450 pp.
noma de México, México, D. F. 647 pp. Murphy, P. G. & A. E. Lugo. 1986. Ecology of tropical dry
Guevara-Tacach, A. M. & J. H. Vega-Rivera. 2001. Manual de forests. Annual Review of Ecology and Systematics 17:67-
actividades para educación e interpretación ambiental del 88.
bosque tropical caducifolio: Estación de Biología Charnela, Nadkarni, N. M. & N. T. Wheelwright. 2000. Monteverde.
Jalisco. Estación de Biología Charnela, Instituto de Biolo- Ecology and Conservation of a Tropical Cloud Forest. Oxford
gía, Universidad Nacional Autónoma de México, Jalisco, University Press, New York. 573 pp.
México. 84 p. + anexos. Robichaux, R. H. & D. A.Yetman. 2000. The tropical deciduous
Janzen, D. H. (Ed.). 1983. Costa Rican Natural History. The forest of Alamos. Biodiversity of a Threatened Ecosystem
University of Chicago Press, Illinois. 816 pp. in Mexico. The University of Arizona Press, Arizona.
Luna-Robledo, N.A. 1995. Programa de Educación Ambiéntal 260 pp.
para la Estación de Biología Charnela. Amaranto 8(2):27- Rzedowski, J. 1978. Vegetación de México. Editorial Limusa,
32. México, D. F. 432 pp.
Luna-Vega, I. & J. Llorente-Bousquets (Eds.). 1993. Historia Rzedowski, J. 1991. Diversidad y orígenes de la flora
Natural del parque ecológico estatal Omiltemi, fanerogámica de México. Acta Botánica Mexicana 14:3-21.
Chilpancingo, Guerrero, México. Universidad Nacional Sarukhán, J., A. Estrada & A. Pérez-Jiménez. 1979. Plan de
Autónoma de México, México, D. F. 588 pp. desarrollo de las estaciones biológicas del Instituto de Bio-
McDade, L. A., K. S. Bawa, H. A. Hespenheide & G. S. logía. Documento Inédito.
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of a Neotropical Rain Forest. The University of Chicago tropical forests: a national and local analysis in Mexico.
Press, IlIinois. 486 pp. Biological Conservation 94:133-142.
Mooney, H. A., S. H. Bullock & E. Medina. 1995. Introduction. William, M. & J. Ratter (Eds.). 1998. Maracá: the biodiversity
p. 1-8. In: Bullock S. H., H. A. Mooney & E. Medina (Eds.). and environment of an Amazonian rainforest. John Wiley
& Sons, New York. 508 pp.
Parte 1

Ambiente
Físico
El clima de la región central de la costa del
Pacífico mexicano
Felipe García-Oliva, Andrés Camou y José Manuel Maass

Introducción 29' N de latitud), el sol pasa dos veces al año por el


cenit al mediodía durante su movimiento aparen-
El bosque tropical estacional ocupa 42% de la su- te (siete de junio y siete de julio), mientras que el
perficie tropical mundial (Murphy & Lugo 1986) y menor ángulo de incidencia solar a las 12:00 horas
47% del área forestal en Latino América (Houghton es de 47° 04' y se presenta el 22 de diciembre
et al. 1991). En México este ecosistema ocupa 31% (solsticio de invierno). Por lo anterior, el mes de
de la superficie boscosa del país (Masera et al. 1997) junio presenta una mayor duración del fotoperiodo
y se distribuye principalmente por la costa del (13.2 horas) que el mes de diciembre (10.8 horas;
Pacífico y la península de Yucatán (Rzedoswki Barradas 1991).
1978). Este ecosistema se caracteriza por tener Barradas (1991) analizó el comportamiento de
un patrón de lluvias marcadamente estacional la radiación solar y encontró que en la parte alta
(más de 4 meses secos), una temperatura media de la atmósfera, ésta presenta el mismo patrón
anual mayor a 22° C y un cociente P/T (precipita- estacional que el fotoperiodo: un valor máximo de
ción anual - temperatura media anual) de alrede- 39.5 MJ m·2 d·l en junio y un valor mínimo de 26.1
dor de 30 (Murphy & Lugo 1986). Desgraciada- MJ m? d-l en diciembre (Fig. 1). Sin embargo, la
mente, este tipo de bosque está siendo talado a una radiación solar incidente a la altura del dosel de la
tasa muy alta, llegando a estimarse una transfor- vegetación se ve reducida por la trasmitancia de
mación de bosque a pradera de 1.35 millones de la atmósfera. La trasmitancia es la capacidad que
hectáreas por año (Hoghthon et al. 1991). Enten- tiene la atmósfera para difundir la radiación, te-
der los factores que determinan el clima es funda- niendo valor de 1 cuando la atmósfera no limita su
mental, ya que es un factor clave en el funciona- flujo. Para el caso de Charnela la trasmitancia fue
miento del ecosistema. Este capítulo es una des- de 0.70 en los meses secos (de diciembre a mayo) y
cripción de los principales elementos que confor- de 0.45 en los meses más lluviosos (agosto y sep-
man el clima en la costa central del Pacífico mexi- tiembre). La diferencia se debe a la presencia de
cano, con énfasis en los datos que varios proyectos nubosidad, que al estimarse por el número de ho-
han producido en la Estación de Biología Charnela ras de cielo despejado, fue menor en abril (con 9.5
(EBCH). Ésta se localiza en la costa del Pacífico horas) y mayor en septiembre (con 6.7 horas). Por
mexicano en el estado de Jalisco y se encuentra en lo tanto, la radiación solar a la altura del dosel se
la zona intertropical del hemisferio norte a 19° 29' reduce en otoño, con un valor mínimo estimado de
N de latitud y 105° 01' O de longitud. 16.5 MJ m-2 d-l en septiembre, en comparación con
el valor más alto del mes de mayo de 29.8 MJ m-2
d'. Aún así, los valores más altos de radiación se
Radiación presentan entre abril a julio (» 22 MJ m-2 d'), que
corresponden a los meses de finales de secas e ini-
La latitud es el factor principal que influye sobre cio de la temporada de lluvias.
la radiación solar incidente, debido al movimiento Parte de la radiación incidente (RI) se pierde al
aparente del sol a lo largo del año. Dado que la ser reflejada por los objetos y la radiación que se
EBCH se encuentra en la zona intertropical (19° mantiene en el ecosistema se conoce como Radia-

Noguera, F. A., J. H. Vega Rivera, A. N. García Aldrete y M. Quesada Avendaño (Editores). 2002. Historia Natural de Charnela. Instituto de Biología,
UNAM. México. p. 3-10.
4 / HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

do al subgrupo cálido de acuerdo a la


40 40

clasificación de Koppen, modificado


Radiación Solar
por García (1988). La oscilación me-
dia mensual es de 4.3° C (la diferen-
Temp. Máxima
35 cia entre la temperatura del mes más
35

caliente y el más frío), por lo que se


considera comoisotermal (Fig. 3). El
promedio anual de la temperatura
30
----1 30
máxima es de 30° C (1978-2000), con
una oscilación mensual de 3° C en-
Temp. Mínima
tre junio y marzo ( Fig. 1). El prome-
dio de la temperatura mínima anual
25

j
25

es de 19.5° C (1978-2000), con una


.•........
........•.
..•. oscilación mensual de 6.8° C (Fig. 1),
20
I
i
siendo mayor que el de la tempera-
20

tura media y máxima. Por lo tanto,

....... -1 ~ .
! "'.
la diferencia más marcada entre los
meses de invierno y verano se regis-
'5 L' -----'1 15

Ene Ma,
F"" Al" May
J"'
Ago Oc!
tra en la temperatura mínima
Me.
(Bullock 1986). Los valores máximos
de temperatura se presentan entre
Figura 1. Marcha anual de la radiación incidente en la parte alta de la atmósfera
(MJ m· d'; tomado de Barradas 1991), promedios mensuales (error estándar) de
2 junio y septiembre (Fig. 1),no corres-
las temperaturas máxima y mínima (1978-2000) de la Estación de Biología Chamela. pondiendo con los valores máximos
de RI a la altura del dosel de la vege-
tación, que se dan entre abril y mayo
ción Neta (RN). Esta radiación representa la ener- (Barradas 1991). Este desfase mensual se debe
gía disponible para diferentes procesos funciona- principalmente a la presencia de humedad atmos-
les, tales como la evapotranspiración, la tempera- férica, que mantiene durante más tiempo la tem-
tura atmosférica y la fotosíntesis. Camou (2001) peratura debido a su alto calor específico, redu-
encontró que en Chamela la RN representa entre ciendo así la pérdida de energía durante la noche.
el 55 y 62% de la RI (Fig. 2) y que
abril fue el mes con el valor más alto
5JO
de RN diurna (273 W m") y diciem-
bre el más bajo (148 W m"; Fig. 2).
Los valores más altos se presentan 480

entre abril y julio y coinciden con el


patrón de la RI a la altura del dosel 430

reportada por Barradas (1991).


De todo lo anterior, se puede con- 380

cluir que el patrón de la radiación N

E
solar es estacional, presentando sus ;: 330

valores más bajos en los meses de


invierno debido al movimiento apa-
rente del sol, valores bajos en los me-
ses con mayor lluvia (agosto a octu-
280

230
I¡...t--t\ _ A,
RN /
.: t-'I
bre) debido a la nubosidad y valores
más altos en los meses de primave- reo t -f \i( A)
ra e inicio de verano (abril a julio).
130 L... --=-T ..J

EFMAMJ JASONDEFMAMJ JASOND

Mes

Temperatura

La temperatura media anual es de Figura 2. Promedio y error están dar mensuales de la radiación incidente (RI)
y radiación neta (RN), arriba del dosel de la vegetación durante los años de
24.6° C (1978-2000), correspondien- 1995 y 1996 (Camou 2001).
EL CLIMA DE LA REGIÓN CENTRAL DE LA COSTA DEL PACÍFICO MEXICANO / 5

29 ,-------------------------,300 Humedad atmosférica y precipi-


tación
28

Principales sistemas de tiempo.


250

27
El patrón de lluvias de la región de-
pende en primer lugar del compor-
28
tamiento anual de los anticiclones
200

Bermudas-Azores y del PacíficoSep-


tentrional, los cuales afectan a la
~ 25
ª
mayoría de los climas del país
150

(Mosiño 1958). Durante los meses


24
de invierno, los vientos dominantes
100
en la costa de Jalisco son del oeste,
23 provenientes del anticiclón del Pa-
50
cífico Nororiental y se caracterizan
22 0!i por ser vientos secos. Durante los
meses de verano, dominan los vien-
tos húmedos del este (alisios) pro-
Juo
M ••
Jol Ag. Se,
ducidos en el anticiclón Bermudas-
Azores localizado al este de los Es-
Figura 3. Promedios mensuales y error estándar de la temperatura media y pre- tados Unidos, cuyos vientos adquie-
cipitación (1978-2000), de la estación meteorológica de la Estación de Biología ren la humedad al cruzar el Golfo
Chamela (Nota: las escalas no corresponden a una gráfica ombrotérmica).
de México (Mosiño 1964), por lo que
la humedad del inicio de las lluvias
en los meses de junio y julio depen-
Por ejemplo, la oscilación térmica de un día despe- de principalmente del comportamiento del
jado de la época de secas (10 de mayo de 1995) fue anticiclón Bermudas-Azores y su fuente principal
de 15.8 C, mientras que la de un día de la época
0 son las aguas cálidas del Golfo de México.
de lluvias (30 de septiembre de 1995) solamente Una fuente alternativa para la precipitación a
presentó una oscilación térmica de 0.5 C (Camou 0 lo largo de la costa del Pacífico durante los meses
2001). de verano, es el monzón Mexicano (Douglas et al.
En la figura 4 se presenta la va-
riación interanual de los promedios
aa 1--
de las temperaturas máxima, media
¡ Temp. Máxima /,J'o., -,
y mínima, observándose que existe
una tendencia de aumento de
I 31 ~ ,'1'-",•. ,/0- •• --' •.

•...., ",. ...-_..•., ...~ ,1 -",


aproximadamente 1.4 C en la tem- 0
I '....... ,,'
,
I
',,'
29 '"
peratura máxima y de 10 C en la 1
temperatura media de 10 años. El 1 Temp. Media

incremento está dentro de los ran- 27

gos que se han estimado, como con-


1
secuencia del incremento en las con-
centraciones de los gases en la at- ~251 ~
mósfera por el efecto de invernade-

:l..
ro (Houghton et al. 1990); sin em- Temp. Mínima

bargo, la serie de datos de tempera-


tura de Charnela es corta (22 años)
y la tendencia sólo permite estable- •.... _- •... .~.
·•..··_·L

cer la hipótesis de que se está mani-


I
"1
festando el incremento de tempera-
"17 ---i
tura como consecuencia del cambio
LI ------_------_-------

climático global. De aquí la impor- Año

tancia de mantener un monitoreo a Figura 4. Patrón temporal del promedio anual de las temperaturas máxima, media y
mínima de la atmósfera (1982-2000), de la Estación de Biología Chamela.
largo plazo de estas variables. .
6 I HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

frías en mayo yjulio (Jáuregui 1987),


limitando la evaporación y por lo tan-
Estados to, impidiendo el aporte de humedad
Unidos
para las primeras lluvias de verano.
En contraste, la influencia del
N monzón Mexicano se manifiesta cla-

r
ramente en Sonora y Sinaloa
(Douglas et al. 1993). En esta zona,
el mes más caliente se presenta an-
tes de la temporada de lluvias, y al
Golfo de México
estar menos afectadas por la corrien-
California
te fría de California, las aguas del
Golfode California son probablemen-
200 11
te una fuente importante de hume-
dad (Jáuregui 1987). Sin embargo,
Oceano
Pacífico
se necesita más información meteo-
rológica a lo largo de la costa del Pa-
cífico mexicano, para poder definir
la zona de influencia del monzón.
Figura 5. Localización de los poblados de la costa del Pacífico mencionados en el
texto, dirección de la corriente fría de California (en negro) y rutas más probables Patrón de ciclones. Los ciclones
de los cíclones (en gris) que tocan la costa del Pacífico en septiembre y octubre tropicales del Pacíficojuegan un pa-
(Jáuregui 1987). pel muy importante en el patrón y
cantidad de lluvia de la costa de
1993). Los monzones son sistemas regionales co- Colima, Jalisco y Nayarit. Los ciclones se forman
munes en la zona intertropical, donde la en la región Pacífico Nororiente Tropical, que se
interacción entre la masa continental y oceánica localiza desde la costa de México y Centro Améri-
es muy importante. Los vientos húmedos del ca hasta el meridiano 160° O y del ecuador al pa-
monzón soplan del mar al continente durante el ralelo 23° N (Jáuregui 1987). Esta zona se consi-
verano y en dirección contraria durante el invier- dera entre las dos primeras zonas formadoras de
no, siendo vientos secos. El monzón más impor- ciclones a escala mundial (Sadler 1964, Renard &
tante a escala mundial se presenta en las costas Bowman 1976), ya que se registran en promedio
de la India, pero también existe el monzón Mexi- 9.1 tormentas tropicales y 54 ciclones al año
cano, que resulta de la interacción entre la altipla- (Renard & Bowman 1976). Sin embargo, la mayo-
nicie Mexicana y el océano Pacífico (Krishnamurti ría de los ciclones llevan una dirección paralela al
1971). La consecuencia más importante que pue- continente (SE-NO), por lo que en promedio, la
de tener la influencia del monzón Mexicano, es que mitad tocan la costa mexicana y el resto se
la fuente principal de humedad de los meses de desintegran en el mar (Renard & Bowman 1976).
verano provenga del océano Pacífico y no del Golfo El número de ciclones que tocan las costas
de México, como se mencionó anteriormente. Sin mexicanas es de 5.3 en el Pacífico y 2.5 en el Golfo
embargo, la evidencia actual muestra que el (Jáuregui 1987).
monzón Mexicano no tiene una influencia impor- La época de ciclones inicia en junio y termina
tante en la costa del Pacífico mexicano al sur del en noviembre, presentándose más del 50% de ellos
paralelo 21° N. Por ejemplo, a diferencia de los entre septiembre y octubre (Jáuregui 1967; Cua-
sitios con influencia del monzón, en la costa de Ja- dro 1). La trayectoria de los ciclones del Pacífico
lisco y Colima el mes más caliente del año se pre- se ve afectada por la corriente fría de California
senta después del inicio de las lluvias (García (Fig. 5). Por ejemplo, en el paralelo 20° N es don-
1988). Un segundo aspecto que modifica las con- de más frecuentemente cambian de dirección los
diciones climáticas de la región central del Pacífi- ciclones y se da principalmente en septiembre,
co disminuyendo la importancia del monzón, es la debido a que las aguas del Golfode California son
influencia de la corriente fría de California, que se más tibias en comparación a las aguas bajo la in-
acerca a la costa a la latitud de Puerto Vallarta fluencia de la corriente fría de California. Consi-
(20° 37' N) en Jalisco (Fig. 5). Esta corriente pro- derando esto, Jáuregui (1987) propone tres zonas
voca que las aguas de la costa de Jalisco estén aún con una diferente probabilidad de incidencia de
EL CLIMA DE LA REGIÓN CENTRAL DE LA COSTA DEL PACÍFICO MEXICANO / 7

Cuadro 1. Características de los ciclones tropicales que afectaron a Manzanillo, entre 1986 y 1994 (Comisión Nacional
del Agua, 1995).

Nombre Fechas Categoría Vientos Máximos


(km h")

Eugene 22-26. VII.1987 H2 158


Douglas 19-22. VI.1990 Tormenta Tropical 100
Virgil 1-5. X. 1992 H1 140
Winifred 7-10. X. 1992 H1 140
Calvin 4-9. VII. 1993 H2 167
Irwin 21-22. VIII. 1993 Tormenta Tropical 75

ciclones en la costa del Pacífico mexicano (Fig. 5): Manzanillo (zona centro), donde se encuentra la
la zona con mayor probabilidad (50%) se ubica al EBCH, presenta una precipitación promedio anual
norte, entre Topolobampoy Puerto Vallarta, la se- de 752 mm y su patrón de lluvias es más aleatorio,
gunda entre Manzanillo y Acapulco con una pro- teniendo una probabilidad de 35% de presentar 100
babilidad de 29%y la de menor probabilidad (21%) mm de lluvia en junio (García-Oliva et al. 1991).
entre Puerto Vallarta y Manzanillo. A esta última En este sentido, la zona entre Puerto Vallarta y
zona pertenece la EBCH. Esta diferencia en la Manzanillo es más seca y con un patrón más alea-
incidencia de ciclones afecta la cantidad y proba- torio, que la de Topolobampo y Puerto Vallarta.
bilidad de lluvias a lo largo de la costa (García- La precipitación media anual de la EBCH es de
Oliva et al. 1991). 788 mm (1977-2000), con una gran variación
interanual, que va desde 453 mm en 1985, hasta
Humedad atmosférica. La humedad relativa de 1393 mm en 1992. En la figura 3 se presentan los
la atmósfera se mantiene arriba de 65% durante promedios mensuales de lluvia, observándose que
todo el año (Fig. 6; Camou 2001), asociada princi- las lluvias se concentran entre junio y octubre,
palmente a la influencia del mar (Maass et al. en como se ha reportado en trabajos anteriores
este volumen). Los meses con menor humedad (Bullock 1986, García-Oliva et al. 1995). En pro-
relativa son de enero a abril, seguidos por un au- medio se registran 51 eventos de lluvia (1983-1990,
mento entre mayo y julio (alrededor del 80%) y un
máximo en agosto o septiembre (alre-
dedor del 90%),dependiendo de las con- 95 ¡350

dicioneshídricas de'raño correspondien- I


te. Las fuentes principales de hume- I
c::::JLluvia I 300
dad son la evaporación y transpiración 90 •.•.• HA

locales, los alisios húmedos al inicio del


verano y, sobretodo, los ciclones tropi- 250

cales durante septiembre y octubre. 85

Precipitación. El patrón de precipi-


tación es marcadamente estacional,
concentrándose en cinco meses del año
(Bullock1986, García-Oliva et al. 1991).
75
Sin embargo, la cantidad y la marcha 100
mensual de la lluvia se ven afectadas
por la incidencia de los ciclones a lo lar- 70

go de la costa (Cuadro 2). Por ejemplo, 50

la zona entre Topolobampo y Puerto


Vallarta (zona norte), presenta precipi- ~. _o ~
o o
tación media anual arriba de 1200 mm EFMAMJJAS N E F M A M J J A S o N o

y un patrón de lluvia más predecible:


la probabilidad de que la lluvia de ju- Figura 6. Marcha mensual de la humedad relativa diurna de la atmósfera (%) y
nio sea de 100 mm es de 60%. En con- precipitación (m m) durante los años de 1995 Y 1996 en la Estación de Biología
traste, la zona entre Puerto Vallarta y Chamela (Camou 2001).
8 / HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

Cuadro 2. Precipitación media anual, lluvia mensual del mes típicamente húmedo (r) y probabilidad de 100 mm de
lluvia mensual de cuatro meses de la temporada de lluvias de tres zonas de la costa central del Pacífico. La zona norte
corresponde a estaciones meteorológicas de Nayarit y Puerto Vallarta, la zona Centro son estaciones entre Puerto
Vallarta y Manzanillo y la zona sur corresponde a estaciones de Colima (García-Oliva et al. 1991). .

Norte Centro Sur

Número de estaciones
meteorológicas 5 3 6
Precipitación media
anual (mm) 1400 852 810
r (mm) 282 151 165

Probabilidad de 100 mm mensual

Junio 60% 35% 45%


Julio 100% 65% 73%
Septiembre 100% 85% 80%
Octubre 50% 35% 30%

García-Oliva et al. 1995), con la gran mayoría de aleatorio de los patrones de incidencia de los ciclo-
poca duración (el 57% de los eventos duraron me- nes tropicales en la parte central de la costa del
nos de 1.5 horas) y de poca cantidad (el 62% de los Pacífico (García-Oliva et al. 1991), pero el fenóme-
eventos fueron lluvias menores a ocho mm). De no El Niño Oscilación del Sur (ENSO) también
los 51 eventos, seis explican el 50% de la lluvia genera variación anual. El ENSO es un fenómeno
anual, los cuales son principalmente ciclones o tor- global, que se caracteriza por el incremento de la
mentas tropicales. García-Oliva et al. (1995) pro- temperatura de las aguas superficiales del Pacífi-
ponen que existen dos tipos de eventos, de acuer- co, trayendo como consecuencia cambios en los pa-
do a su origen: ciclones tropicales y tormentas trones de precipitación (Ropelewsky & Halpert
convectivas. Los ciclones tropicales son de gran 1986). Los efectos principales del ENSO en la cos-
intensidad y cantidad, mientras que las lluvias ta del Pacífico de México, son el incremento en las
convectivas son de baja intensidad y poca precipi- lluvias de invierno y la disminución en la cantidad
tación. Estas últimas son las más comunes y posi- de lluvia durante junio a agosto (Magaña 1999).
blemente su fuente de humedad dependa de las Asimismo, generalmente en el siguiente año a la
condiciones locales. ocurrencia del ENSO, el patrón se invierte y al fe-
nómeno se le conoce como La Niña, cuyo efecto
Efecto de El Niño. La gran variación de la preci- principal es un aumento de la precipitación en los
pitación anual se debe principalmente al efecto meses de verano. De 1980 a la fecha se ha presen-

Cuadro 3. Características de la precipitación de los años con presencia del ENSO. La lluvia invernal previa es la suma
de la lluvia mensual de noviembre del año anterior al ENSO hasta mayo del año de ENSO, la lluvia de verano es la
suma de la lluvia mensual de junio a octubre y * significa presencia de La Niña en la lluvia anual del siguiente año del
ENSO (Datos de la Estación de Biología Chamela).

83 87 92 97

Lluvia invernal previa


(mm) 356 50 722 98
Cantidad del mes invernal más lluvioso
(mm) 177 (mayo) 43 (enero) 649 (enero) 17 (mayo)
Lluvia de verano (mm) 559 460 494 534
Lluvia anual (mm) 876 599 1394 679
Lluvia anual del siguiente
año (mm) 849 873* 1213* 1291*
EL CLIMA DE LA REGIÓN CENTRAL DE LA COSTA DEL PACÍFICO MEXICANO / 9

implicaciones importantes en el funcionamiento del


ecosistema. De nuevo, se muestra la importancia
de seguir de cerca estos fenómenos en la región.
22" 22"

Clasificación climática

Utilizando los 23 años de registro (1977-2000), el


tipo de clima de la EBCH, de acuerdo a la clasifi-
cación de Koppen modificado por García (1988) es
21°
Awoi,lo que significa que se trata de un clima cáli-
do subhúmedo, con un cociente de precipitación
Oceano anual - temperatura media anual de 32 (PIT), con
Pacifico
lluvias en verano, 5.6% de lluvia invernal y con un
régimen isotermal. Este clima es el más seco de
los tipos subhúmedos (P/T< 43.2) y domina bajo
20°
los 1000 m de altitud en la región y al sur del para-
lelo de 20° N hasta el paralelo 19° N al sur del
estado de Colima (Fig. 7). Al norte de 20° N de
latitud y al sur del estado de Colima (19° N), el
clima es más húmedo, y aunque también corres-
Tipo de Clima ponde al tipo cálido subhúmedo, tiene un PIT ma-
_Aw1 yor a 43.2 (Aw1). Esta distribución espacial es un
t;;,~IAwo
19" ETIA(C)w reflejo de la variación en la incidencia de ciclones
tropicales a lo largo de la costa. Arriba de la cota
105° de 1000 m de altitud, los climas son semicálidos
(A(C) w) con lluvias en verano, hasta llegar a cli-
Figura 7. Subtipos de climas en la costa central del Pacífico
mas templados en la parte alta de la sierra.
Mexicano. Aw,: clima cálido con lluvias en verano con un prr
>43.2, AWo: clima cálido con lluvias en verano con un prr <43.2
y A(C)w: clima semicálido con lluvias en verano. Conclusiones

De acuerdo a la información presentada, pueden


tado cuatro veces el ENSO (NOAA-CIRES 2001): reconocerse cuatro estaciones en la costa central
entre 82-83,86-87,91-92 Y97-98. del Pacífico mexicano. La primera es una prima-
El Cuadro 3 presenta algunas características vera seca, que abarca parte de marzo hasta mayo,
de la precipitación de los años con ENSO en la caracterizada por tener los valores más altos de
EBCH, observándose que la lluvia de verano es RI y RN, una gran oscilación térmica diaria y los
inferior a 560 mm, siendo menor al promedio his- valores mensuales más bajos de humedad atmos-
tórico de lluvia en esos meses (692 mm; 1977-2000). férica y precipitación. La segunda estación es el
El incremento de la lluvia invernal por el ENSO inicio de lluvias que se da durante junio y julio,
sólo se manifestó claramente en 1983 y 1992. En presentando valores altos de RN y la presencia de
el primer año se precipitaron 177 mm en mayo y los primeros eventos de lluvias. La tercera esta-
en el segundo, en sóloquince días de enero llovieron ción es la época de lluvias propiamente dicha, que
648 mm. Asimismo, la lluvia anual de los años 88, abarca desde agosto hasta octubre; en ella se dan
93 y 98 sugieren la presencia de La Niña, teniendo las mayores temperaturas del aire, valores bajos
una lluvia mayor al promedio anual (Cuadro 3). de RI, la mayor humedad relativa atmosférica y la
Sin embargo, los efectos del ENSO y La Niña se mayor cantidad de lluvias, asociadas principalmen-
encuentran en los rangos de la variación de la pre- te al efecto de los ciclones tropicales. Por último,
cipitación interanual, ya que los años más secos la temporada invernal, que incluye de noviembre
no corresponden a años del ENSO (i.e. 1985y 1986), hasta parte de marzo. Esta última temporada pre-
lo que sugiere que ambos fenómenos son un com- senta los valores más bajos de RN, las temperatu-
ponente más de la variación anual que se registra ras atmosféricas más bajas y las últimas lluvias
en la zona y que su ocurrencia puede tener de la temporada.
lO/HISTORIA NATURAL DE CHAMELA

Dos son los factores principales que influyen en García-Oliva, F., E. Ezcurra & L. Galicia. 1991. Pattern of
rainfall distribution in the Central Pacific coast of Mexico.
estos cambios estacionales: los asociados a la lati-
Geografíska Annaler 73A:179-186.
tud y los asociados a la probabilidad de incidencia García-Oliva, F., J. M. Maass & L. Galicia. 1995. Rainstorm
de ciclones tropicales. Asimismo, la presencia del analysis and rainfall erosivity of a seasonal tropical region
ENSO es un factor importante que puede modifi- with a strong cyclonic influence on the Pacific coast of
Mexico. Journal of Applied Meteorology 34:2491-2498.
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Houghton, J. T., G. J. Jenkins & J. J. Ephraums. 1990. Climate
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por proporcionarnos datos meteorológicos para la Science 28:1342-1347.
realización de este trabajo, así como por el apoyo Magaña, V. O. 1999. Los impactos de El Niño en México.
logístico en el trabajo de campo de los proyectos de Dirección General de Protección Civil, Secretaría de Go-
bernación, México, D. F. 229 pp.
estudios ecosistémicos. Este trabajo fue posible Masera, O. R., M. J. Ordóñez & R. Dirzo. 1997. Carbon
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ANTONY CHALLENGER

UTILIZACIÓN y CONSERVACIÓN de~s


ECOSISTEMAS TERRESTRES de MEXICO
PASADO, PRESENTE Y FUTURO
400 LA ZONA ECOLÓGICA TROPICAL SUBHÚMEDA

Por consiguiente, no asombra que algunos investigado- ren (Riba, 1993). Aunque las palmas pueden ser abun-
res no establezcan la diferencia entre ellas (por ejemplo, dantes en el sotobosque, son poco frecuentes en el do-
Gómez-Pornpa, 1985, mapa, pp. 30-31). Esa semejanza sel (la excepción es Orbignya cohune, la cual es común
con la selva húmeda se refleja en la estructura más com- en la selva mediana subcaducifolia de la vertiente del
pleja -sobre todo en lo que respecta a estratificación Pacífico de Nayarít) (Rzedowski, 1978; obs. pers.). En
vertical- de esas selvas en comparación con otros eco- general, las hojas de los árboles de este tipo de vegeta-
sistemas de esta zona ecológica (véase fig. 8.3) (Rze- ción son de color verde oscuro, de tamaño pequeño a
dowski, 1978). mediano, en su mayoría con bordes redondos y enteros
La mayoría de los árboles del dosel tienen troncos (Rzedowski, 1978).
rectos, ramificados en su parte superior, con un diáme- A pesar de que los líquenes suelen ser comunes y lle-
tro de copa menor que la altura del tallo. Su altura osci- gar a cubrir casi por completo los troncos y ramas de los
la entre los 15 y 40 m, con límites normales entre 20 y 30 árboles, las epífitas son en general menos abundantes
m, y generalmente forman un dosel uniforme, que por que en la selva húmeda, pero su número aumenta en re-
lo común consta de dos estratos bien definidos (aunque lación directa con la lluvia y la humedad. Donde están
también puede haber eminencias arbóreas más altas, co- presentes, tienen un aspecto menos exuberante que el de
mo Enterolobium cyclocarpum o Hymenaea courbaril) las epífitas de la selva húmeda, adoptan un hábito de cre-
(Rzedowski, 1978). El más bajo de esos dos estratos for- cimiento más xeromórfico y entre ellas predominan las
ma el subdosel y alcanza por lo menos una cobertura de bromeliáceas y orquídeas (Rzedowski, 1978; obs. pers.).
50%, crece a una altura de 8 a 15 m y en su mayor par-
te es perennifolio (ibid.). El estrato más alto, cuya altura Selva baja caducifolia. A diferencia de los árboles del
es de 15 a 30 m, forma el dosel de la selva y en él pre- dosel de la selva húmeda y la selva mediana subcaduci-
dominan las especies caducifolias [aunque Hymenaea folia, los de la selva baja caducifolia tienden a una rami-
courbaril regenera su follaje después de sólo una a dos ficación baja, a menudo basal, de modo que sus copas
semanas y Brosimum alicastrum jamás pierde todas sus van de convexas a planas en su mayoría, a veces abier-
hojas (Ianzen, 1991c; Chavelas Palito y Devall, 1988)]. La ta e incluso rala, y su anchura es igualo mayor que la al-
dominancia del dosel tiende a ser compartido por unas tura del árbol (fig. 8.3) (Rzedowski, 1978; González-Me-
cuantas especies, raramente más de cinco y con fre- drano, en prep.), Estos árboles pueden alcanzar alturas
cuencia sólo una (Rzedowski, 1978). El diámetro de los de entre 5 y 15 m, con límites normales entre 8 y 12 m,
troncos de los árboles de la selva mediana subcaducífo- o bien de entre 18 y 20 m en los suelos más profundos
lia oscila generalmente entre 30 y 80 cm de diámetro a de las laderas o barrancas, y en la Península de Yucatán,
la altura del pecho (DAP) (poco menos que en la selva donde la humedad relativa es elevada (Miranda, 1958;
húmeda), aunque llega a haber árboles cuyo diámetro es Maass el al., 1994; Rzedowski, 1978; Puig, 1976; Gonzá-
de más de 1 m, algunos hasta de 2 a 3 m de DAP -por lo lez-Medrano, en prep.). Y como algo único, en las in-
común Enterolobium cyclocarpurn o Ficus spp., los cua- mediaciones de Huatulco, Oaxaca, donde las selvas ca-
les pueden tener ramificación baja y formar copas an- ducifolia y subcaducifolia están muy entremezcladas,
chas (Rzedowski, 1978, p. 183). Algunos árboles forman existe una selva subhúmeda totalmente caducifolia, con
raíces tabulares, las cuales, aunque son menos comunes elementos de ambos tipos de selva, cuyo dosel llega a
que en la selva húmeda, sólo en raras ocasiones están los 30 m de altura (l. Trejo, 1994, como pers.).
ausentes (ibid.). El dosel de la selva baja caducifolia suele tener altura
El estrato arbustivo de la selva mediana subcaducifo- uniforme, aunque ocasionalmente presenta algunas emi-
lia es variable, ya que a veces está bien desarrollado y a nencias, como por ejemplo la especie endémica Conza-
veces no existe. Cuando está presente, es raro que con- ttia multiflora (Rzedowski y Equihua, 1987; A. Reyes,
tenga especies espinosas o cubiertas de púas, pero son 1994, como pers.). El dosel está generalmente dominado
comunes las palmas de poca estatura y las especies ar- por una o pocas especies y consta de sólo un estrato ar-
bustivas de Rubiaceae. Dada la intensa penumbra del bóreo, aunque en raras ocasiones puede desarrollarse
suelo de la selva, el estrato herbáceo puede estar poco otro estrato debajo de aquél, como en la selva mediana
desarrollado o ausente, en especial si la vegetación es subcaducifolia (Puig, 1976; Rzedowski, 1978).
primaria o si el sitio tiene una pendiente que va de cero Es raro que el diámetro de los árboles del dosel de la
a ligeramente inclinada (Rzedowski, 1978). Los helechos selva baja caducifolia exceda los 50 cm -excepto en las
y los musgos son, en general, componentes poco fre- condiciones más húmedas inmediatas a los arroyos (Lott
cuentes de la selva mediana subcaducifolia, ya que ésta et al., 1987), aunque los individuos de huamúchil (Pithe-
usualmente carece de la humedad suficiente que requie- cellobium dulce), de Enterolobium cyclocarpum y de Fi-
ECOLOGÍA DE LA SELVA SUBHÚMEDA 401

Selva mediana subcaducifolia (costa de Jalisco, 500 msnm) 20m

10m

5m

2m

Q.5m

Selva baja caducifolia (El Coyol, centro de Veracruz, 450 msnm)


Bm

4m

2m

O.5m

Selva espinosa (cuenca del río Tepalcatepec, oeste de Michoacán, 750 msnm)
10m

5m

2m

O.5m

t
Backebergia
Jacquinia
macrocarpa
Guaiacum
couffeti
Jatropha
tubulosa Panícum
mnftatis Jatropha hirocaule
Asdepias tubulosa
curassavica
Fuente: Rzedowski, 1978; Medina Abreo y Castillo-Campos, 1993; Leavenworth, 1946.

Figura 8.3. Estructura comparativa de los tres principales tipos de vegetación de la zona ecológica tropical subhúmeda.
402 LA ZONA ECOLÓGICA TROPICAL SUBHÚMEDA

CUS spp., pueden alcanzar grandes edades y diámetros. puesto que se le calculan unos 2 000 años de edad] (Vo-
La densidad de los árboles (individuos de más de 3 cm vides y Peters, 1987; Rzedowski y Equihua, 1987). Estos
de DAP) varía entre 2 104 Y 3308 individuos por hectá- ancianos individuos germinaron cuando los olmecas es-
rea, es decir, poco más que en la selva húmeda [en don- taban esculpiendo sus colosales cabezas de basalto, de
de la densidad varía entre 1 700 Y 3 250 individuos de modo que cuando Hernán Cortés desembarcó en Méxi-
más de 2.5 cm de DAP por hectárea, cifra que sería aún co ya tenían 2 000 años de edad. A pesar de esa capaci-
más baja si sólo se consideraran los árboles de más de 3 dad de supervivencia, esta y otras especies de Cycada-
cm de DAP (Dirzo, 1991, p. 59)]; esto se debe, en parte, ceae están en peligro de extinción debido a la tala de las
a la menor estatura de los árboles de la selva baja cadu- selvas y a la sobrexplotación para el comercio de plan-
cifolia (Maass et al., 1994, p. 2). La corteza de los árbo- tas ornamentales y raras; por ejemplo, las cicadáceas del
les de la selva baja caducifolia es lo bastante caracterís- género Zamia representan 8.1% de las especies mexica-
tica para ser utilizada en la identificación de especies nas en la lista de plantas en peligro de extinción (Vovi-
(Barajas Morales y Pérez ]iménez, 1990), ya que tiene des y Peters, 1987; Dirzo, 1994, p. 165).
distintos colores y texturas y las cortezas brillantes y ex- El desarrollo del estrato herbáceo de las selvas bajas
foliativas son relativamente comunes -por ejemplo, la caducifolias -la cual puede formar desde una alfombra
corteza rojiza exfoliante de varias especies de Bursera y impenetrable de Bromelia sp. hasta no existir- depende
la corteza lisa de color amarillo claro del amate amarillo de la sombra proyectada por el dosel (Puig, 1976; Rze-
(Ficus petiolaris). dowski, 1978). Las pendientes pronunciadas pueden fa-
El estrato arbustivo de la selva baja caducifolia tiene vorecer un dosel menos denso e incluso la formación de
una altura que varía entre los 3 y 6 m y puede ser den- numerosos claros, en los cuales se desarrollan más fá-
sa en los sitios en los que el dosel es ralo y permite que cilmente los estratos arbustivo y herbáceo (Maass et al.,
penetre suficiente luz (Puig, 1976, p. 173). Sin embargo, en prensa; Rzedowski, 1978). De manera similar, el es-
cuando el dosel está bien desarrollado, como al pie de trato herbáceo puede desarrollarse en ausencia del es-
las laderas, donde el suelo es más profundo, más húme- trato arbustivo y, a su vez, la presencia de un estrato ar-
do y más fértil, lo que favorece el desarrollo de una ma- bustivo puede inhibir el desarrollo del estrato herbáceo.
yor superficie foliar y retrasa la caída de las hojas de los Puesto que las plantas anuales integran una proporción
árboles del dosel, el estrato arbustivo puede ser escaso importante del estrato herbáceo, el comienzo de la tem-
o estar ausente (Maass et al., en prensa; Rzedowski, porada de lluvias, con la consecuente germinación de
1978). Entre los taxa característicos del estrato arbustivo esas especies, hace que el suelo desnudo se transforme
cabe mencionar a Acacia spp., Cordia spp., Croton spp., en un colorido tapete de pastos y flores, incluso espe-
Malpighia spp., Liabum glabrum, Manihot sp. (pariente cies como Begonia heracleifolia, Callisia jragrans, Dors-
de la yuca cultivada, M. esculenta) y Salvia sessei, entre tenia contrajerva y Pseuderanthemum alatum (Medina
otras (Rzedowski y Equihua, 1987; González-Medrano, Abreo y Castillo-Campos, 1993). Los helechos y musgos
en prep.). son muy escasos en el estrato herbáceo de la selva baja
En el estrato arbustivo también pueden estar presen- caducifolia, aunque en las áreas rocosas pueden abun-
tes algunos individuos de Dioon edule. Esta es una de dar los helechos con adaptaciones xéricas (Riba, 1993;
las veintitantas especies mexicanas de Cycadaceae, fami- Rzedowski, 1978).
lia de gimnospermas pancrónicas, popularmente llama- Con excepción de Cnidoscolus spp., género cuyos ár-
das "fósiles vivientes" (a pesar de que están evolucio- boles y arbustos pueden ser comunes y hasta dominan-
nando y diferenciándose activamente), que se supone la tes en algunas selvas bajas caducifolias, como las de
familia más primitiva de plantas con semilla del planeta Charnela y Huatulco (De Ita Martínez, 1983; obs. pers.),
(Vovides y Peters, 1987). Las semillas de esta especie, las plantas leñosas cubiertas de espinas y púas son po-
una vez cocidas, molidas y preparadas como tortillas, co frecuentes en la selva baja caducifolia no perturbada
eran consumidas por los indígenas prehispánicos en -aunque predominan en la vegetación secundaria. Sin
tiempos de escasez de alimento. Incluso es factible que embargo, los cactos columnares y candelabriformes (por
algunos de los individuos de esta especie cuyas semillas ejemplo, Pachycereus spp., Stenocereus spp. y Cepbalo-
fueron cosechadas por esos indígenas sigan vivos hasta cereus spp.), así como las formas arborescentes de Opun-
la fecha, ya que se sabe que estas plantas viven hasta tia (por ejemplo, O. excelsa en Charnela), pueden ser
2 500 años, lo cual hace que ellas estén entre las plantas componentes con importancia estructural y visual de es-
más longevas de México [el famoso árbol de Santa Ma- ta selva, sobre todo en sus subtipos más xéricos (fig. 8.4)
ría del Tule, en Oaxaca, un ejemplar de ahuehuete (Ta- (Rzedowski, 1978; Martínez-Yrízar et al., 1992).
xodium mucronatum), es comparativamente joven Una vez maduras, estas plantas suelen ser muy altas,
404 LA ZONA ECOLÓGICA TROPICAL SUBHÚMEDA

pues alcanzan las alturas del subdosel y hasta del dosel, 1993). Cuando existen lianas leñosas, éstas son de me-
dependiendo de su morfología de ramificación. Dicha nor diámetro que las especies de la selva húmeda, como
morfología es característica de cada especie -sobre todo en el caso de la uña de gato (Macfadyena unguis-cati),
en el caso de los individuos juveniles- y está relaciona- una Bignoniaceae cuyos zarcillos se parecen a las garras
da con la intercepción de la luz en los distintos micro- del gato (Puig, 1976; Gentry, 1991).
hábitats. Así, en Charnela, sobre las laderas orientadas Al contrario, abundan las trepadoras herbáceas. Por
hacia el norte o el noreste -donde la radiación inciden- ejemplo, en Charnela existen 61 especies de lianas, pero
te y la pérdida de humedad por evapotranspiración son hay 131 especies de trepadoras (lo que representa 21%
menores, por lo que la altura de la selva es mayor-, Ste- de toda la flora de Charnela), entre las cuales se incluyen
nocereus marginatus y Pachycereus pecten-aboriginum muchas especies de Cucurbitaceae, familia que ocupa el
se ven favorecidas, de modo que crecen hasta alcanzar décimo lugar en cuanto a diversidad en esta selva
la altura del dosel; por el contrario, en las laderas orien- (Gentry, 1995; Rzedowski, 1978; Trejo y Dirzo, 1991; Bu-
tadas hacia el sur o el oeste -donde la radiación inci- llock, 1985, citado en Medina, 1995). Esta abundancia de
dente y la evapotranspiración son mayores, la selva cre- trepadoras herbáceas se refleja en la contribución anual
ce menos y es más rala, de modo que hay una mayor de éstas a la producción de hojarasca, ya que en Cha-
penetración de la luz a través del dosel-, Stenocereus rnela cuatro especies de trepadoras aportan 16.8% del
standleyi y Cephalocereus purpusii son las especies fa- total de hojarasca, lo que hace evidente su importancia
vorecidas y crecen hasta la altura del subdosel (Cody, en el ciclo de los nutrientes dentro de las comunidades
1986). Según parece, esta segregación ecológica se rela- de las selvas bajas caducifolias (Vizcaíno Cook, 1983).
ciona más con el establecimiento preferencial de las Entre las epífitas, que son relativamente escasas, las
plántulas en un "nicho de regeneración" óptimo (Grubb, más representativas son las Bromeliaceae con adapta-
1977, citado en Cody, 1986, p. 138) -dictado, en este ca- ciones xéricas, sobre todo del género Tillandsia [se han
so, por las respuestas tróficas (es decir, la tasa y direc- registrado nueve especies en Charnela, entre ellas T us-
ción del crecimiento meristemático) ante los regímenes neoides, T setacea y T recurvata (Magaña Rueda, 1986;
lumínicos que prevalecen en los diversos microhábitats- González-Medellín, 1993)], así como un puñado de es-
que con las diferencias en los nichos estructurales de las pecies de orquídeas (por ejemplo, Encyclia cordigera
plantas adultas (Cody, 1986). Estos cactos suelen ser los en la Depresión Central de Chiapas) y varias especies de
únicos elementos de la selva baja caducifolia que per- líquenes, los cuales pueden cubrir parcialmente los tron-
manecen verdes (sin embargo, véase más adelante), de cos y ramas de los árboles (Ianzen, 1991d; Rzedowski,
modo que tienen su máximo efecto visual durante la 1978; Reyes García, 1995),
temporada de secas, temporada en la que pueden pro- Antes de concluir esta descripción de la estructura de
ducir grandes y abundantes flores, principalmente blan- las selvas bajas caducifolias, es importante señalar que
cas o amarillas (Rzedowski, 1978). a pesar de que las de la Península de Yucatán han sido
Por lo común, las hojas -o los foliolos de las hojas clasificadas con base en los mismos parámetros ecoló-
compuestas que prevalecen en esta vegetación [verbi- gicos usados para otras de estas selvas de México, di-
gracia, 10 de las 14 especies dominantes de la Huasteca fieren de estas últimas en muchos aspectos -si bien es
(Puig, 1976, p. 173)], debido sobre todo al predominio cierto que la falta de descripciones detalladas impide
de las Fabaceae- son de tamaño pequeño a muy pe- hacer un análisis comparativo entre las selvas bajas ea-
queño (3 a 5 cm y apenas 5 mm en algunas especies) ducifolias yucatecas y las de las vertientes del Pacífico y
(González-Medrano, en prep.; obs. pers.). Estas hojas, el Golfo de México. No obstante, groso modo, no debe
en su mayoría de borde entero, difieren de las oscuras olvidarse que aunque la selva subhúmeda de la Penín-
hojas de las especies de la selva húmeda y la selva me- sula de Yucatán recibe una precipitación pluvial total
diana subcaducifolia porque su color es casi siempre equivalente a la de otras selvas subhúmedas, también
verde claro, no tienen puntas acuminadas y suelen ser recibe una mayor proporción de esa lluvia durante la
pubescentes (Rzedowski, 1978; Puig, 1976). temporada de sequía invernal que las demás selvas sub-
Las epífitas y las lianas son menos comunes en la sel- húmedas (aunque las de Sonora y el norte de Sinaloa
va baja caducifolia que en la selva húmeda, pero se ven también reciben una cantidad importante de lluvia du-
favorecidas por la mayor humedad atmosférica de las ca- rante eJinvierno) (R2edowski, J918,' Centry, 1912) Ade-
ñadas, por la condensación nocturna de rocío y, en las más, en la Península de Yucatán la humedad atmosféri-
regiones costeras, por la humedad y alto contenido mi- ca es más alta durante todo el año que en las demás re-
neral del aerosol maritimo arrastrado por el viento (Lott giones de selva subhúmeda de México (Rzedowski,
et al., 1987; Magaña Rueda, 1986; González-Medellín, 1978). A pesar de esta aparente mayor disponibilidad de

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