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En los años comprendidos entre 1910 y 1930 se celebraron en el continente americano las
conmemoraciones de las independencias decimonónicas que cambiaron definitivamente el
panorama continental, y es que rechazar la corona española como ente regente para ejercer
un cambio de elites que procedían a administrar las antiguas colonias generó un ambiente
bélico, exceptuando el caso brasilero donde las particularidades de la zona nos muestran que
hubo un cambio en cuanto al Imperio dominante, pasando de un Imperio Portugués a uno
Brasilero, dicho periodo ha sido ampliamente tratado por la historiografía latinoamericana.
Ahora bien, las particularidades de los primeros años del siglo XX nos muestran, para el caso
colombiano y brasilero, dos panoramas completamente diferentes, si bien la distancia no es
solo idiomática sino programática. El presente ensayo se encargará de analizar un mismo
evento (Centenario de la Independencia), diferenciando ciertas particularidades, cómo: el uso
de las conmemoraciones, los usos políticos de la historia y las fragmentaciones regionales.
Debemos comprender este periodo histórico como uno donde los proyectos políticos en el
continente, en su gran mayoría estaban ligados al conservatismo, ejemplo de ello la
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Ensayo producto de la asignatura Historia de América Latina S. XIX a cargo de la Dra. Brenda Escobar.
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Estudiante del pregrado en Historia y Archivística, UIS. 2019 torrespoveda95@gmail.com
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regeneración en Colombia, el porfiriato en México, entre otros. De igual manera el panorama
regional se encontraba condicionado por los primeros vicios de intervención estadounidense
Al respecto de estas conmemoraciones, Tomás Pérez Vejo nos dice que “las
conmemoraciones históricas tienen como objetivo no tanto la historia como la memoria
colectiva y la gestión de esta es, en las sociedades modernas, uno de los principales problemas
políticos, sino el principal”3, de allí que el ejercicio de memoria colectiva como proyecto o
programa político con el fin de mantener el nation-building haya tenido un punto culmen en
los años anteriormente mencionados.
Y es que tanto en el caso andino colombiano como en el costero brasilero, las convergencias
y divergencias parecen ser las mismas, a pesar de que el objeto y proceso histórico sobre el
cual se conmemora llevó dos caminos diferentes casi que antagónicos. En ambas naciones
“el Estado no solo como organizador de las celebraciones oficiales sino como actor exclusivo
en los procesos de formación de una memoria nacional, asumiendo un poder casi hegemónico
de moldear las formas en las cuales los ciudadanos recuerdan”4, de allí que, y siguiendo los
preceptos de Benedict Anderson, la idea de nación sea más etérea que pragmática, a fin de
cuentas una “comunidad imaginada”5.
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no son perceptibles, como lo son el papel de la raza en la celebración y la voz de protesta de
ciudades intermedias.
De esta manera vemos como para el caso brasilero que enunciábamos anteriormente:
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Ahora bien, hemos dado un primer esbozo en cuanto al uso de las conmemoraciones
partiendo de la premisa de que no es homogéneo para toda la nación. Pese a esta falta de
cohesión entre las distintas regiones que formaban la nación colombiana y brasilera, la
conmemoración del centenario de la independencia,
Es curioso, tal y como resalta el profesor Gutiérrez, que se dé la aparición de una fase a la
que él denomina como “reencuentro con la madre patria”, donde las elites capitalinas, en este
caso desde Bogotá y Río de Janeiro, pretendían resignificarse con sus antepasados, desde el
caso colombiano es perceptible en las sociedades letradas y la reivindicación de la lengua
castellana así como de la religión católica, mientras que desde el caso brasilero el reencuentro
con la madre patria se da, desde la discusión en torno a la figura de Juan VI de Portugal.
Para el primer apartado, el de las letras y la religión hemos de decir que las elites colombianas
conservadoras, encargadas de la organización de los actos conmemorativos, lograron
articular las diferentes celebraciones en torno a la exaltación de la herencia española, esto
con el fin de mostrar, retomando las palabras de Lorenzo Marroquín y Emiliano Isaza, "el
estado de la civilización de Colombia en la primera centuria de la independencia"8, y es que
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SCHUSTER, Sven. Progreso, civilización y raza: historia patria y discurso racial en el Centenario de la
Independencia en Brasil. En: SCHEUZGER, Stephan y SCHUSTER, Sven. Los Centenarios de la
independencia: Representaciones de la historia patria entre continuidad y cambio. (Katholische Universitat
Eichstatt - Ingolstadt, Centro de Estudios Latinoamericanos. 2013).398
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GUTIERREZ, Ramón. Las celebraciones del centenario de las independencias. (APUNTES, vol.19, núm2)
p.177
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JIMENEZ ANGEL, Andrés. Hispanismo y lengua en la conmemoración del primer Centenario de la
independencia de Colombia. En: SCHEUZGER, Stephan y SCHUSTER, Sven. Los Centenarios de la
independencia: Representaciones de la historia patria entre continuidad y cambio. (Katholische Universitat
Eichstatt - Ingolstadt, Centro de Estudios Latinoamericanos. 2013). P 98
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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.
cuando hablamos de elites conservadoras nos referimos a una serie de sociedades y
academias, como la de historia, medicina, jurisprudencia encargadas de las diversas
actividades así como de asesorar a la Comisión Nacional del Centenario, dado que se
pretendía generar una imagen oficial de la cultura nacional,
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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.
mundo; en nombre de aquella España que paseó el pendón de Castilla entrelazado con
el lábaro de la Cruz por todos los mares, archipiélagos y continentes; y ä la par del
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ISAZA, Emiliano; MARROQUÍN, Lorenzo. Primer centenario de la Independencia de Colombia, (Bogotá:
Escuela tipográfica Salesiana. 1911) P 30. En: JIMENEZ ANGEL, Andrés. "Hispanismo y lengua en la
conmemoración del primer Centenario de la independencia de Colombia". P.101
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Martínez, Fréderic, ¿Cómo representar a Colombia? De las exposiciones universales a la Exposición del
Centenario, 1851-1910. En: SÁNCHEZ GÓMEZ, Gonzalo y WILLS OBREGÓN, María Emma (eds.). Museo,
memoria y nación. Misión de los museos nacionales para los ciudadanos del futuro. (Bogotá, 2000)
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El primero de estos ítems tiene que ver con la figura de los emperadores, se discutía si se
debía conmemorar la fecha más importante hasta el momento en el calendario nacional, como
lo es el 7 de septiembre de 1822, día en el que Pedro I pronunció la emblemática frase de
“Independencia o muerte”, esta fecha fue definitiva para la separación de Portugal.
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Uno de los intentos previos del Brasil por comenzar la unificación de la nación en torno a un
mito fundacional se da a partir de 1888 con la obra de Pedro Américo O grito de Ipiranga un
elemento que asentaba las bases de la celebración del 7 de septiembre. El cuadro hizo parte
de la memoria que los hombres del Imperio querían registrar: un Brasil solemne, marcial,
heroico con un gesto triunfal de Pedro I.
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Ilustración 6: Pabellón donde se realizó la Exposición Universal para Ilustración 7: Clímaco Nieto. ”Vista panorámica del Parque del
conmemorar el Primer Centenario de la Independencia del Brasil, en 1922, Centenario en la Inauguración del Pabellón de Bellas Artes.”. Bogotá
en Río de Janeiro. 1910
A modo de conclusión podemos decir que el siglo XIX tuvo la particularidad de preocuparse
por borrar los signos de nuestras raíces, de modo que las sociedades latinoamericanas se
civilizaran, sin embargo desde los entes gubernamentales, y muchas veces como política de
estado. Se buscó la creación de historias propias que explicaran a los extranjeros que estaban
llegando a las naciones tropicales nuestros singulares pasados pero que a su vez les dibujasen
un promisorio futuro en la patria que les adoptaba, para el caso colombiano los números de
inmigrantes no son tan altos el caso brasilero y el argentino si son sobresalientes.
Las exposiciones a lo largo del continente son un indicativo de las búsquedas de estas
naciones por compatibilizar lo propio con lo moderno, siempre visto esto último como algo
ajeno. De igual manera, los centenarios sirvieron para consolidar, con varios matices una
preocupación por ejecutar proyectos tendientes a mejorar asuntos escolares y de salud. Sin
embargo, esta explosión de proyectos arquitectónicos, desde una perspectiva historicista se
acompañó de una destrucción sobre el patrimonio histórico, pues antiguos edificios de
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cabildos de herencia española fueron demolidos, ejemplo de ello el caso de Tucumán y Santa
Fe. De igual manera las ciudades se llenaron de esculturas, bustos, monumentos, que al fin y
al cabo buscaban conmemorar a próceres y grandes personajes del centenario. El ornato
urbano se modificó ampliamente, esto para justificar las celebraciones pues se engalanaron
parques, avenidas, plazoletas, se perfecciono en la medida de lo posible el tránsito, la higiene
pública. Todo con el fin de perpetuar la huella del hito que se estaba celebrando, se crean
urnas centenarias que recopilaban el presente de las ciudades como testimonio a futuro.
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