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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.

UNIVERSIDAD INDUSTRIAL DE SANTANDER


ESCUELA DE HISTORIA
Programa de Historia y Archivística
Historia de América Latina S. XIX

¿TIEMPOS DE FIESTA?, ¿TIEMPOS DE CRISIS?: LA CELEBRACIÓN DEL


CENTENARIO DE LA INDEPENDENCIA EN LATINOAMÉRICA DESDE EL CASO
COLOMBIANO Y BRASILERO1

Cristian Hernando Torres Poveda2

En los años comprendidos entre 1910 y 1930 se celebraron en el continente americano las
conmemoraciones de las independencias decimonónicas que cambiaron definitivamente el
panorama continental, y es que rechazar la corona española como ente regente para ejercer
un cambio de elites que procedían a administrar las antiguas colonias generó un ambiente
bélico, exceptuando el caso brasilero donde las particularidades de la zona nos muestran que
hubo un cambio en cuanto al Imperio dominante, pasando de un Imperio Portugués a uno
Brasilero, dicho periodo ha sido ampliamente tratado por la historiografía latinoamericana.

Ahora bien, las particularidades de los primeros años del siglo XX nos muestran, para el caso
colombiano y brasilero, dos panoramas completamente diferentes, si bien la distancia no es
solo idiomática sino programática. El presente ensayo se encargará de analizar un mismo
evento (Centenario de la Independencia), diferenciando ciertas particularidades, cómo: el uso
de las conmemoraciones, los usos políticos de la historia y las fragmentaciones regionales.

Debemos comprender este periodo histórico como uno donde los proyectos políticos en el
continente, en su gran mayoría estaban ligados al conservatismo, ejemplo de ello la

1
Ensayo producto de la asignatura Historia de América Latina S. XIX a cargo de la Dra. Brenda Escobar.
2
Estudiante del pregrado en Historia y Archivística, UIS. 2019 torrespoveda95@gmail.com

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regeneración en Colombia, el porfiriato en México, entre otros. De igual manera el panorama
regional se encontraba condicionado por los primeros vicios de intervención estadounidense

directa o indirecta, recordad la pérdida de Panamá condicionada por el intervencionismo del


norte.

Al respecto de estas conmemoraciones, Tomás Pérez Vejo nos dice que “las
conmemoraciones históricas tienen como objetivo no tanto la historia como la memoria
colectiva y la gestión de esta es, en las sociedades modernas, uno de los principales problemas
políticos, sino el principal”3, de allí que el ejercicio de memoria colectiva como proyecto o
programa político con el fin de mantener el nation-building haya tenido un punto culmen en
los años anteriormente mencionados.

Y es que tanto en el caso andino colombiano como en el costero brasilero, las convergencias
y divergencias parecen ser las mismas, a pesar de que el objeto y proceso histórico sobre el
cual se conmemora llevó dos caminos diferentes casi que antagónicos. En ambas naciones
“el Estado no solo como organizador de las celebraciones oficiales sino como actor exclusivo
en los procesos de formación de una memoria nacional, asumiendo un poder casi hegemónico
de moldear las formas en las cuales los ciudadanos recuerdan”4, de allí que, y siguiendo los
preceptos de Benedict Anderson, la idea de nación sea más etérea que pragmática, a fin de
cuentas una “comunidad imaginada”5.

Dentro de las particularidades de las conmemoraciones del centenario, hablamos solamente


de ciertas regiones en ambas naciones, tal como la zona andina en Colombia y la costa en
Brasil, lo anterior debido a las fuertes fragmentaciones regionales, que no solamente estaban
dictaminadas por la geografía y demás. Para el caso colombiano, el estado centralista
implantado tras la constitución de 1886 en el cual se le dotó de pleno poder a la capital
Bogotá, remitió los poderes civiles, legislativos, eclesiásticos a esta ciudad, por lo que la idea
de una celebración de tal magnitud solo copaba estos escenarios. De igual manera sucede en
Brasil, donde la ciudad de Rio de Janeiro captaba a la elite política brasilera, de supremacía
blanca, lo que le impedía a regiones que se adentraban en la selva amazónica ser partícipes
de estas celebraciones, aunque el caso brasilero expone dos particularidades que en Colombia
3
"Pérez Vejo, Tomás (2010a): “Los centenarios en Hispanoamérica, la historia como representación”. En:
SCHEUZGER, Stephan y SCHUSTER, Sven. Los Centenarios de la independencia: Representaciones de la
historia patria entre continuidad y cambio. (Katholische Universitat Eichstatt - Ingolstadt, Centro de Estudios
Latinoamericanos. 2013). p.8
4
SCHEUZGER, Stephan y SCHUSTER, Sven. Los Centenarios de la independencia: Representaciones de la
historia patria entre continuidad y cambio. (Katholische Universitat Eichstatt - Ingolstadt, Centro de Estudios
Latinoamericanos. 2013). p.12
5
ANDERSON, Benedict. “Imagined Communities: Reflections on the Origin and Spread of Nationalism”.
(London: Verso.1983)

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no son perceptibles, como lo son el papel de la raza en la celebración y la voz de protesta de
ciudades intermedias.

Ilustración 1: Gastón Lelarge. Apoteosis de Bolívar. En: VV. AA.


(2010). Las historias de un grito: Doscientos años de ser
colombianos. Exposición conmemorativa del bicentenario 2010.
Bogotá: Ministerio de Cultura, Museo Nacional de Colombia.

De esta manera vemos como para el caso brasilero que enunciábamos anteriormente:

A pesar de existir un gran territorio políticamente organizado y un estado poderoso,


faltaba la unidad moral y mental del pueblo y ésta, según un periódico de Recife, sólo
podía alcanzarse por medio de la escuela. Los preparativos para la celebración del
Centenario fueron hechos a última hora; la ciudad fue escenario de graves disturbios,
con intervención federal, en las elecciones estaduais (departamentales) del 27 de mayo
del año del Centenario, 1922. El desfile patriótico del 7 de septiembre recibió duras
críticas por la desorganización: la parada militar coincidió con las fiestas escolares y la
Alcaldía permitió el tránsito de vehículos particulares durante los desfiles. El Instituto
Arqueológico y Geográfico, en la calle del Hospicio, por donde pasó el desfile,
permaneció cerrado, “como se nada estivesse acontecendo naquela ocasião, em que o

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povo, irmanado nos mesmos sentimentos da liberdade, prestava a sua significativa


homenagem à data da independência6

Ahora bien, hemos dado un primer esbozo en cuanto al uso de las conmemoraciones
partiendo de la premisa de que no es homogéneo para toda la nación. Pese a esta falta de
cohesión entre las distintas regiones que formaban la nación colombiana y brasilera, la
conmemoración del centenario de la independencia,

Parece justamente el momento oportuno para cristalizar en hechos fácticos la


definición de los territorios y la plena soberanía. Aparece inclusive una faceta
importante del “reencuentro con la madre patria”, trátese ésta de España o de
Portugal para el caso del Brasil. Le tocará justamente a España –que acababa en
1898 de perder sus últimas colonias de Cuba y Puerto Rico, tuteladas todavía por
Estados Unidos– acercarse a los antiguos territorios ultramarinos de su imperio
para facilitar, por encima de las antiguas disidencias y rencores –incluyendo los
intentos sangrientos de reconquista de las expediciones de Morillo y las de los
“científicos” del Pacífico, o el apoyo inicial al emperador Maximiliano en
México–, un nuevo camino de cooperación internacional7.

Es curioso, tal y como resalta el profesor Gutiérrez, que se dé la aparición de una fase a la
que él denomina como “reencuentro con la madre patria”, donde las elites capitalinas, en este
caso desde Bogotá y Río de Janeiro, pretendían resignificarse con sus antepasados, desde el
caso colombiano es perceptible en las sociedades letradas y la reivindicación de la lengua
castellana así como de la religión católica, mientras que desde el caso brasilero el reencuentro
con la madre patria se da, desde la discusión en torno a la figura de Juan VI de Portugal.

Para el primer apartado, el de las letras y la religión hemos de decir que las elites colombianas
conservadoras, encargadas de la organización de los actos conmemorativos, lograron
articular las diferentes celebraciones en torno a la exaltación de la herencia española, esto
con el fin de mostrar, retomando las palabras de Lorenzo Marroquín y Emiliano Isaza, "el
estado de la civilización de Colombia en la primera centuria de la independencia"8, y es que

6
SCHUSTER, Sven. Progreso, civilización y raza: historia patria y discurso racial en el Centenario de la
Independencia en Brasil. En: SCHEUZGER, Stephan y SCHUSTER, Sven. Los Centenarios de la
independencia: Representaciones de la historia patria entre continuidad y cambio. (Katholische Universitat
Eichstatt - Ingolstadt, Centro de Estudios Latinoamericanos. 2013).398
7
GUTIERREZ, Ramón. Las celebraciones del centenario de las independencias. (APUNTES, vol.19, núm2)
p.177
8
JIMENEZ ANGEL, Andrés. Hispanismo y lengua en la conmemoración del primer Centenario de la
independencia de Colombia. En: SCHEUZGER, Stephan y SCHUSTER, Sven. Los Centenarios de la
independencia: Representaciones de la historia patria entre continuidad y cambio. (Katholische Universitat
Eichstatt - Ingolstadt, Centro de Estudios Latinoamericanos. 2013). P 98

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cuando hablamos de elites conservadoras nos referimos a una serie de sociedades y
academias, como la de historia, medicina, jurisprudencia encargadas de las diversas
actividades así como de asesorar a la Comisión Nacional del Centenario, dado que se
pretendía generar una imagen oficial de la cultura nacional,

La reivindicación del pasado español también estaba en boga como contraposición a la


incipiente cultura indígena y al “afrancesamiento del país. La conmemoración del centenario
ofreció las condiciones sociales inmejorables para que la elite conservadora reforzara la
institucionalización de la visión goda de la historia.

Ilustración 2: Clímaco Nieto. “Misa campal- Santus”. Bogotá. 1910

Es así como el hispanoamericanismo conservador se trasforma en el eje de la unidad nacional.


Unidad que buscaba trasmitir una imagen uniforme del país, un país en realidad fragmentado
geográfica, política y socialmente. Y es que contrario al panorama independentista criollo
del XIX la visión hacia España ahora se promovía, durante la celebración de las fiestas
patrias, desde la visión de la emancipación como el producto necesario del proceso de
civilización impulsado por la presencia española en América.

Siento en mi corazón aleteos de júbilo indecible al disponerme ä hablaros en nombre


de aquella España, la de épicas y nunca superadas proezas, que tuvo un tiempo por
corona el disco del sol, y por rayos de su diadema todos los paralelos y meridianos del
globo terráqueo; la de sabios y conquistadores cuya gloria no cabía en los ámbitos del

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mundo; en nombre de aquella España que paseó el pendón de Castilla entrelazado con
el lábaro de la Cruz por todos los mares, archipiélagos y continentes; y ä la par del

orgullo de hablar en su nombre, experimento el regocijo de quien solo puede revelaros


tesoros y piélagos de temuras, porque España no sabe hablar ä sus hijas, las Repúblicas
que en su regazo corrieron la niñez, sino [...] con transportes de amor9
Es así como para el caso colombiano, la celebración del centenario de independencia, en
realidad, nos dice muy poco sobre lo ocurrido en 1810, pero mucho podemos extraer sobre
el devenir histórico de los 100 años siguientes, podemos ver que los eventos de 1910 fueron
más que una conmemoración. Las fiestas del centenario pierden, a mi modo de ver, sus
caracteres de meros eventos político-culturales para convertirse así en preciadas fuentes,
vestigios, de las características y problemas del proceso de construcción de nación en
Latinoamérica. Nos acogemos entonces a las consideraciones de Fréderic Martinez e
integrando el rol de la iglesia católica, quien asevera que “las fiestas del Centenario aparecen
ante todo como una empresa de catequización nacionalista y católica en torno a algunos
ídolos de bronce y al poder cohesivo de la Iglesia”10

Ilustración 3: Clímaco Nieto .Tumba de Quesada.


Bogotá.1910

9
ISAZA, Emiliano; MARROQUÍN, Lorenzo. Primer centenario de la Independencia de Colombia, (Bogotá:
Escuela tipográfica Salesiana. 1911) P 30. En: JIMENEZ ANGEL, Andrés. "Hispanismo y lengua en la
conmemoración del primer Centenario de la independencia de Colombia". P.101
10
Martínez, Fréderic, ¿Cómo representar a Colombia? De las exposiciones universales a la Exposición del
Centenario, 1851-1910. En: SÁNCHEZ GÓMEZ, Gonzalo y WILLS OBREGÓN, María Emma (eds.). Museo,
memoria y nación. Misión de los museos nacionales para los ciudadanos del futuro. (Bogotá, 2000)

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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.

Ahora bien el elemento de debate en las jornadas de conmemoración de la independencia


brasilera en 1922, y sobre el cual las sociedades científicas cariocas basaron sus discusiones
giraba en torno a dos elementos: el primero de ellos la figura de los emperadores en el periodo
de transición en el s.XIX y segundo la inserción de Brasil en una economía mundial a partir
de exposiciones industriales y participación en exposiciones universales.

El primero de estos ítems tiene que ver con la figura de los emperadores, se discutía si se
debía conmemorar la fecha más importante hasta el momento en el calendario nacional, como
lo es el 7 de septiembre de 1822, día en el que Pedro I pronunció la emblemática frase de
“Independencia o muerte”, esta fecha fue definitiva para la separación de Portugal.

Ilustración 4: Monedas conmemorativas del centenario de la Independencia del Brasil. 1922


(500 reis) Pedro I y el presidente Epitacio Pessoa.

Y es que a diferencia de Colombia, en Brasil hay un gran enfrentamiento entre la región de


Minas Gerais con la de Río de Janeiro, esto debido al tipo de conmemoraciones y sobre todo
al principal homenajeado, pues mientras la región costera rendía tribulaciones a Pedro I desde
e interior de la nación se buscaba un reconocimiento y exaltación de la figura, para ellos
central, de José Bonifacio pues ellos consideraban que la revolución pernambucana de 1817
fue más definitiva que el 1822. Al igual que Colombia, la sociedad brasilera vio cristalizados
los homenajes en el centenario gracias al apoyo de sociedades científicas, de ministros de
estado, del tribunal federal, de autoridades civiles y militares, asociaciones religiosas y
literarias. Se llegó a una concertación con la región de Minas Gerais y se conmemoraron por
igual las figuras antes mencionadas, de Pedro I y José Bonifacio.

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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.

Uno de los intentos previos del Brasil por comenzar la unificación de la nación en torno a un
mito fundacional se da a partir de 1888 con la obra de Pedro Américo O grito de Ipiranga un
elemento que asentaba las bases de la celebración del 7 de septiembre. El cuadro hizo parte
de la memoria que los hombres del Imperio querían registrar: un Brasil solemne, marcial,
heroico con un gesto triunfal de Pedro I.

Ilustración 5: Pedro Américo. “Independencia ou Morte”. Óleo sobre


lienzo. Florencia, Italia. 1888

El otro elemento común frente a la celebración de estos centenarios, es el de las


exposiciones industriales, las cuales estuvieron cimentadas bajo la presión extranjera a la
cual se le debía demostrar que estas naciones tropicales habían tomado el rumbo de la
civilización y el progreso, para ello en estas celebraciones del centenario se crean
exposiciones nacionales e internacionales que permitiesen evidenciar dichos avances. Las
exposiciones no se limitan al caso colombiano y brasilero, al contrario la mayoría sino todos
los países de América latina tuvieron sus exposiciones en mayor o menor grado, sin duda
alguna la más importante la Exposicao do Centenario la cual fue la primera y última
exposición universal en suelo brasilero. Y es que la feria era la ocasión perfecta para presentar
a Brasil ante los ojos del mundo, como un país moderno.

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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.

Ilustración 6: Pabellón donde se realizó la Exposición Universal para Ilustración 7: Clímaco Nieto. ”Vista panorámica del Parque del
conmemorar el Primer Centenario de la Independencia del Brasil, en 1922, Centenario en la Inauguración del Pabellón de Bellas Artes.”. Bogotá
en Río de Janeiro. 1910

A modo de conclusión podemos decir que el siglo XIX tuvo la particularidad de preocuparse
por borrar los signos de nuestras raíces, de modo que las sociedades latinoamericanas se
civilizaran, sin embargo desde los entes gubernamentales, y muchas veces como política de
estado. Se buscó la creación de historias propias que explicaran a los extranjeros que estaban
llegando a las naciones tropicales nuestros singulares pasados pero que a su vez les dibujasen
un promisorio futuro en la patria que les adoptaba, para el caso colombiano los números de
inmigrantes no son tan altos el caso brasilero y el argentino si son sobresalientes.

La necesidad de expresar testimonialmente que efectivamente éramos independientes es una


de las mayores peculiaridades de los dos casos analizados, pues se buscaba reafirmar dicha
independencia pero a la vez se reivindicaban ciertas figuras de ese pasado de centuria. En se
contexto es posible comprender que el imaginario de las nuevas naciones buscaba demostrar
a una comunidad internacional, netamente occidental, los avances de la modernidad y el
progreso, ratificando así una independencia en lo político, aunque dejaremos unos grandes
interrogantes en cuanto a lo económico.

Las exposiciones a lo largo del continente son un indicativo de las búsquedas de estas
naciones por compatibilizar lo propio con lo moderno, siempre visto esto último como algo
ajeno. De igual manera, los centenarios sirvieron para consolidar, con varios matices una
preocupación por ejecutar proyectos tendientes a mejorar asuntos escolares y de salud. Sin
embargo, esta explosión de proyectos arquitectónicos, desde una perspectiva historicista se
acompañó de una destrucción sobre el patrimonio histórico, pues antiguos edificios de

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Panorámica de Bogotá. 1910. Anónimo.

cabildos de herencia española fueron demolidos, ejemplo de ello el caso de Tucumán y Santa
Fe. De igual manera las ciudades se llenaron de esculturas, bustos, monumentos, que al fin y
al cabo buscaban conmemorar a próceres y grandes personajes del centenario. El ornato
urbano se modificó ampliamente, esto para justificar las celebraciones pues se engalanaron
parques, avenidas, plazoletas, se perfecciono en la medida de lo posible el tránsito, la higiene
pública. Todo con el fin de perpetuar la huella del hito que se estaba celebrando, se crean
urnas centenarias que recopilaban el presente de las ciudades como testimonio a futuro.

Ilustración 8: Clímaco Nieto. “Al empezar la coronación de la estatua de Bolívar”. Bogotá.


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