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Dios Está a Favor de sus Hijos

Romanos 8: 31
Introducción:
Este texto nos presenta la aplicación del discurso que aparece en la parte precedente del
capítulo. El discurso aporta un bosquejo completo de la experiencia cristiana,
comenzando en el día de la reconciliación del creyente con Dios y terminando con el
triunfo de la completa y eterna salvación. Observemos que en el texto hay.
1. Un carácter que debe ser definido
II. Un privilegio que debe ser ilustrado, y
III. Una importante pregunta que debe ser explicada y respondida. Notemos en el
texto.

1. Un carácter que debe ser definido

“Si Dios es por nosotros”.
El carácter es el mismo que aparece para nuestro conocimiento a lo largo de todo
el capítulo. Está representado como:
a) Estar en Cristo y, por tanto, justificados (v. 1)
b) Regenerados (vv. 2, 3)
c) Santificados (v. 4)
d) Bajo la influencia del Espíritu (vv. 5, 9, 11, 14)
e) Adoptados en la familia divina (vv. 15, 16)
f) Herederos de Dios y coherederos de Cristo (v. 17)

Prestar atención a la descripción nos llevará al conocimiento correcto de los

caracteres que pueden propiamente expresar el lenguaje triunfante del texto: “Si
Dios es por nosotros” En el texto tenemos:

2. Un privilegio que debe ser ilustrado

“Si Dios es por nosotros”
En la Palabra santa leemos que Dios iba delante de su pueblo y los dirigía. Dios
estaba con ellos, como su amigo reconciliado. Dios los rodeaba, como su defensa.
Dios estaba con ellos, como su luz y salvación. Pero el lenguaje del texto nos
presenta a Dios como estando por nosotros. Abarca todo lo mencionado en las
observaciones precedentes; e incluye más especialmente:
a) La posesión del favor divino. Que Dios esté por nosotros significa Dios
reconciliado, Dios amando y agradándose en nosotros, como pueblo suyo.
Sonriéndonos en el rostro de su Ungido. Disfrutando de la paz divina que
sobrepasa todo entendimiento (Sal. 3: 5; 89: 17; Is. 60: 10) Incluye:
b) Un interés en todas las perfecciones divinas. Si Dios es por nosotros, todos
sus atributos están de nuestra parte. Su poder es nuestro, para
sustentarnos y protegernos; su sabiduría, para guiarnos y dirigirnos; su
bondad, para suplir corazón; su misericordia, para ofrecernos piedad y
paciencia para tolerar nuestras debilidades y perdonar nuestros pecados; su
verdad, para verificar todas sus promesas. Todo lo que el Dios bendito es y
tiene es para el beneficio de sus hijos: “Yo soy Jehová tu Dios” Eso incluye,
c) La afirmación de creer en todas sus grandes y preciosas promesas. Estas
son las riquezas presentes del cristiano. Se refiere a todo estado y
circunstancia concebibles. Son sumamente grandes y preciosas. Dios se las
da a sus hijos. “Porque todas las promesas de Dios son en él Sí, y en él
Amén” para todos los que creen (2 CO. 1: 20; 2 Pe. 1: 4)

3. Una importante pregunta que debe ser explicada y respondida.

“Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?”
a) Expliquemos la interrogación.
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1. Eso no quiere decir que, si Dios es por nosotros, nadie va a estar en

contra nuestra. Eso es contrario a las declaraciones de las Escrituras y
a la experiencia del pueblo de Dios. Satanás va a estar en contra de
nosotros, y también el mundo y nuestros enemigos internos. No habrá
ningún conflicto sin que haya alguien en contra nuestra.
2. No quiere decir tampoco que nuestros enemigos sean insignificantes e
indignos de que notemos su existencia. Porque son poderosos,
malignos, unidos y desesperados. También son muy numerosos (Ef. 6:
12)
3. Tampoco significa que no vayamos a sufrir, y mucho, de parte de los
que están en contra nuestra. Podemos sufrir mucho. Podemos
enfrentar a la tentación, la persecución, el oprobio, la pérdida de bienes
y aun la vida misma. Pero sí significa que, al estar Dios de nuestra
parte, nadie podrá en verdad oponerse a nosotros. Nuestros
adversarios no tendrán éxito, nuestra alma no sufrirá la pérdida final,
porque el que está a nuestro favor es mayor que el que está en contra
nuestra. Vamos entonces a,
b) Esforzarnos por responder a la interrogación.
1. Si Dios es por nosotros en los arreglos de la iglesia, ¿quién podrá estar
en contra de nosotros? Si Él justifica, ¿quién podrá condenar? Si Él
nos santifica y nos adopta, ¿quién podrá corrompernos y expulsarnos?
Si Él nos ama, ¿quién podrá cambiar su mente? Si Él salva, ¿quién
podrá destruir? (Jn. 10: 27, 28)
2. Si Dios es por nosotros en las dispensaciones de su providencia, ¿quién
podrá estar en contra de nosotros? Las nubes pueden ser muy oscuras,
pero derramarán bendiciones sobre nuestra cabeza. El brote puede ser
amargo, pero las flores serán dulces. “Todas las cosas les ayudan a
bien” (Ro. 8: 28) Sus ojos estarán vigilando para cuidarnos, sus oídos
estarán abiertos a nuestro clamor, sus manos abiertas a nuestras
necesidades, sus brazos listos para cuidar y proteger.
3. Si Dios es por nosotros en el combate espiritual, ¿quién podrá estar
contra nosotros? Los hombres pueden enfurecerse; pero la ira del
hombre servirá para su alabanza, y el resto será detenido. Satanás
puede rugir y traer tentaciones sobre el alma como un diluvio; pero el
Espíritu de Dios nos llevará a la victoria.
4. Si Dios es por nosotros en sus decisiones de juicio, ¿quién puede estar
en contra de nosotros? Si Él sonríe, ¿quién podrá poner lama cara? Si
Él dice: ¡Bien hecho! ¿Quién condenará? Si Él nos bendice, ¿quién
podrá maldecirnos? Si Él pone la corona sobre nuestra frente, ¿quién
nos la quitará? Es evidente, si Dios es por nosotros, no hay razón para
temer ni para preocuparnos de los que estén contra nosotros.

Aplicación:
Entonces, si Dios es por nosotros:
a) ¿No deberíamos estar también nosotros por Dios? ¿No le honraremos y le
confesaremos
delante de los hombres? ¿No seremos celosos de su gloria y diligentes en su servicio?
b) ¿No debiéramos estar deseosos de retener su amistad siguiendo reconciliados con Él?
¿Cuán temible es Dios como enemigo? ¿Quién puede oponerse a Él? Procuremos que
el
pecador deponga sus armas y busque la paz, y por la fe en Cristo Jesús será
aceptado
por Dios y recibirá salvación y vida eterna.

Conclusión: