Escolar Documentos
Profissional Documentos
Cultura Documentos
Actualmente, nuestras vidas se desarrollan a un ritmo acelerado. A tal punto que todo pasa
por hacer y llegar con rapidez, también para resolver nuestros asuntos personales y del
trabajo, surgiendo muchas veces roces con personas que a lo mejor pudiéramos evitar.
Lo que ocurre es que todo lo que queremos tiene que ser “¡para ya!”, ocasionando que
nuestra vida cotidiana no tenga sensatez y uno sea menos amable hacia los demás. Tal es
así, que todos estamos inmersos en una época denominada “prisa”.
Aquí debemos detenernos y pensar un poco sobre el valor de la paciencia, ya que si no, nos
sentiremos cada vez más molestos con esa carrera que llevamos, que es nuestra propia vida,
y que es única.
La paciencia es el valor que nos hace como personas: tolerar, comprender, padecer y
soportar los contratiempos y las advertencias con fortaleza y por ende sin lamentos; esto es
posible porque uno aprende a actuar acorde a cada circunstancia, moderando las palabras y
la conducta en esos momentos.
La paciencia es un rasgo de carácter que nos permite pasar por situaciones caóticas sin
derrumbarnos, nos permite educar a nuestros hijos sin gritos y aceptar a los compañeros de
trabajo sin deprimirnos, entre muchas otras cosas.
Es muy interesante conocer que el origen de la palabra paciencia la cual viene de la raíz
latina pati que significa sufrir. De hecho el participio patiens se introdujo al castellano
como paciente (en los hospitales) o “el que sufre.” Así la palabra misma nos recuerda que
la paciencia implica sufrimiento, si bien ese sufrimiento se acepta con dignidad esperando
una recompensa mayor que vendrá, ya sea con el simple paso del tiempo, con la
perseverancia, o con la actividad correcta en los momentos correctos.
De igual manera no debemos confundir lo que se llama indiferencia e insensibilidad con las
actitudes de paciencia. Esto siempre ocurre cuando nos encontramos con personas que a
nuestro criterio son molestas y fastidiosas, y escuchamos aparentando tener una actitud
paciente y efectivamente lo que buscamos es salir de esa situación lo más rápido posible. Y
obviamente tratando de que no se den cuenta, para no herir sus sentimientos.
Es importante notar que paciencia no significa sólo esperar hasta que cambie la situación o
hasta que alguien más haga lo que tiene que hacer. Es muy fácil, y parte de la naturaleza
humana también, el culpar a alguien más de todo lo negativo que nos sucede.
Paciencia es la cualidad de tolerar o soportar dolor o dificultades sin quejas.Por otra parte,
el no detenerse a considerar las posibilidades reales de éxito, tiempo y esfuerzo que se
necesitan para alcanzar un determinado fin, es el principal obstáculo del desarrollo de este
valor y se denomina impaciencia. Tan es así, que uno debe moderarse para evitar cargarse
de demasiados compromisos que posiblemente no los podrán cumplir.
Por ejemplo, el ahorrar puede ser una forma de medir nuestra paciencia, pero si quitamos
de vista nuestro objetivo, nuestra meta será cada vez más inalcanzable y lejana. O bien la
paciencia para educar a nuestros hijos, ya que son más traviesos de lo que muchas veces se
espera, pero el verdadero reto es tener la habilidad para educarlos tolerantemente y de la
mejor manera posible.
Sin embargo, podríamos decir que el hecho de soportar y tolerar las contrariedades más
inesperadas, también constituyen retos, aunque de menor importancia pero que hacen al
desarrollo de la paciencia.
Recuerda, ten buena predisposición para acudir a aquellos lugares donde siempre para ti
son pérdidas de tiempo, porque ello puede disgustarnos innecesariamente. Otra cuestión es
no mostrar impaciencia y hacer cosas de mala gana, ante el pedido de favores. Ante ello se
recomienda que esa actividad se cuente como fija, dentro de nuestro tiempo y quehaceres,
ya que de esa manera será posible realizarla de manera agradable.
Las reacciones espontáneas no tienen una finalidad precisa, por lo cual se recomienda
tomarse un tiempo para escuchar, razonar y en el momento más indicado actuar o emitir la
opinión más acertada a la circunstancia. Si nos olvidamos de esto, nos ganará la
desesperación.
Pero, ¿cuáles son los verdaderos estímulos que ganamos de ser pacientes? La verdad es que
son múltiples, desde el mantenimiento y mejora relacional con nuestra pareja, hijos y
compañeros de trabajo; hasta las amistades más duraderas.
Así la persona que vive pacientemente, logra comprender mejor la naturaleza de los
sucesos, creando paz y armonía a su alrededor. Es decir, que posee la sensibilidad para
afrontar todas aquellas contrariedades conservando la calma y por ende, su equilibrio
interior.
Una vez conocida o presentida una dificultad que es preciso superar o algún bien deseado
que tarda en llegar, soportaremos las molestias presentes con serenidad. Y nos ayudará a
moderar los excesos de tristeza y a esperar con calma el bien deseado.
Debemos entender que la “burocracia” no es mala por sí misma, de hecho fue introducida
en la ciencia administrativa como un elemento de organización y control. Sin ese molesto
“papeleo”, pronto una organización no sabría dónde estuvieron sus ingresos, cómo
reproducir un proceso particular en ausencia del actual dirigente, o cómo controlar los
gastos. Entendamos entonces que la burocracia tiene una razón de ser y seamos amables
cuando tratemos con ella.
Se cuenta que Robert Bruce derrotó a los ingleses para liberar a su patria Escocia de su
yugo, pero sólo después de muchas y dolorosas derrotas. Siempre tuvo la paciencia de
asimilar la derrota, levantar un nuevo ejército, luchar nuevamente, ser derrotado, asimilar la
derrota… un ciclo que no se interrumpió sino hasta que logró la victoria final y pudo reinar
en Escocia.
Esto lo podemos aplicar, tanto a este Rey, como a un equipo de fútbol que luego de derrota
tras derrota, persevera hasta lograr el campeonato, al estudiante que finalmente logra
titularse, o al empleado que finalmente es reconocido como “siervo fiel”.
Los tripulantes del Apolo 13, _cuando la nave sufrió una avería_ hubieran podido darse de
topes en las paredes, maldecir la misión, rasgar sus trajes y aún así seguir con el mismo
problema. Ellos tuvieron paciencia para solicitar ayuda, para comentar las alternativas y
trabajar en la solución de mejores probabilidades aún, cuando el tiempo se iba de entre sus
manos. Ellos hicieron lo correcto con paciencia.
Fuente de la paciencia.
La buena noticia es que para lograr este rasgo, tenemos la ayuda del Espíritu Santo. Gálatas
5:22 dice que la paciencia es uno de los frutos del Espíritu Santo. No estamos solos, oremos
a Dios porque su Espíritu more en nosotros y seremos recompensados con este fabuloso
rasgo del carácter de Cristo: la Paciencia.