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S.
En los lúcidos exámenes q ue proporciona
este libro, la familia, <:onsiderada como uni-
dad sistémica, deja de ser el objeto de una i.n-
tcrv·c nción que confia en la clarividencia del
técnico o en la acción exrerna del fármaco
para hallar una soiud ó n a sus prubkmas, y
se ,c onviene en el verdadero eje del proceso
terapéutico. El libro de Andolfi incluye
abundantes ejemplos. Todos ellos han sido
excraidos de la experiencia clínica del autor
y muestrartt. la posibilidad real de activar las
valencias positivas y autoterapéuticas que
todo el núcleo sodal. posee en su
en este sentido, la ,rerapía familiar se ·e rige en
intervención que se propone devolver al sis-
tema en apuros el co nttol de sus problemas
relacionales.
Andolfi, valiéndose de la experiencia acu-
mul!ada junto a ,aJgunos de los más de:stal:a-
dos rerapeucas familiares (I\-tinuchín, HaJey,
Zwerling, framo) inrema una adaptación y
una aplicación crítka dd enfoque l'dacíonal
y ofrece un m odelo sistémico que, par-
riendo de: b jdea del grupo-familia, se acaba
ampliando para investigar la relaóón dialéc-
tica de esca última cu'l1 realidades soaates
más compkj:as .. Se ;t rata de una concepción
amplia y ciEoular, donde ta familia no es más
que un sistema mtre sistemas. Todo d io -una
verdadera terapia con la familia- permitirá
enfrentarse con contradicciones, roles ves-
tereotipos sociales que incid en
.m ente tanto sobre el nú-deo familiar como
sobre el equipo terapéutico.

ISBN
14 o_1 o
Terapia familiar Maurizio Andolfi
Últimos títulos publicados:
34 . L. Cancrin.i . La psicoterapia: gramático )' .rintaxis
.3 5. \Y.!. H. O ' Hanlon v \'Qeiner-Davis - En busca de soluciones
36. C. A. \XIhiraker y \Y!. M. Bumbcrry - Dan:t.ando co" la familia
37. F. S. Pinman fU - Momentos decisivos Terapia familiar
31!. S. Cirillo y P. Di Blasio · Niñm maltratados
39. J. Haley - Las tácticas de poder de ]esucril'tO
40. ;\-1. Bowco - De La fam ilia al individuo Un enfoque interacciona!
41 . C. \X'hitaker - ;\feditacirmes nocturnas de urt terapeuta /•miliar
42. M. M. Berger - Más allá del doble vínculo
43 . M. Walrers, B. Caner, P. Papp y O. Silverstdn · La red invisible
45 . M. Selvini - Crónica de una investigaetón
46. C. R. Herscovci y L. Bay - Anorexia nerviosa v bulimia
48. S. Rosco - Mi voz irá contigo
49. A Campanini y E Luppi - Stcrvicio socia.l model.o ústémico
50. B. P. Keen ey - La improvisación e•1 psicoterapia
51. P. Caillé · Uno más uno son tres. l..o pareja n·velada a sí misma
52. J. Carpenrer y A. Tr01cher- Problemas y soluczone.< en terapia/amtliar y de pareja
5.3. M. Zappella -No veo, no oigo, no hablo. El aulismo infantil
54. J. 1\iavarro Góngora - Ttfcnicas y programas en taapia familiar
55 . C. Madanes- Sexo, amor y violenáa. Fstrategias de trans/onnación
56. l'vf. \X'hite y D. F:pston - Medios narrativos para.fine.< terapéuticos
57. \Yl. R Beavers y R. B. Hampson - Familias exitosas
58. L. Sega! · Soñar la realid11d
59. S. Cirillo - El cambio m los contextos no terapéutico.<
60. S. Minuchin -La rccupcracilm de la familia
61. D. A. Bagarozzi y S. A. Aoderson - Mitos personales, matrimoniales y familiares
62. J. Navarro Góngora y M. Beyebach - Avances en terapia familiar .<istémica
6.3. B. Caue y \Yl. H. O'Hanlon- Guia breve de terapia breve
64. B. Camdessus y otros · Cnsir familwrey y andanidad
65. J. L. Linares- Identidad y narrativa
66. L. Boscolo y P. Be mando - Los tiempos de/tiempo
67. Saoti (comp.) - Hcmmúentas para psicoterapcutas
68. M. Elka'im (comp.) - La terapia familiar e11 transformación
69. J. L. Framo . Familia de origen y psicoterapia
70. J. M. Droeven (comp .) - ,\tfár ai.U de pactos y traiciones
7 J. M. C. Ra1--azzola - Historias in/ames: los maltratos en Las relacione.<
72. M. Colerri y J. L. Linares -La inten•rnaón .wtémtca en los servicios sociale.< ante
la fatm/;a multiproblemdtica
73. R Perrooe y M. Nanmin.i - \liolenáa y abusos sexuales en La familia
74. J. Ban.tdy · F.l dolor invistblt· de La infancia
75. S. Minuchin y orros- F.l arte de La terapia familiar
76. M. Seh-in.i PaLIZZOii v orros - Muchacha.< anoréxicas y bulímica,-
77. S. Cirillo \' m ros - Z..:, familia del tox;(·odepena'iente ·
78. P. )' G. Nardone (comps.l · Terapia breve estratégica
79. i\-1. Malacrea - Trutlm<l ' reparttción
80. .J. Navarro Cóngora y J. Pcre ira Mir-Jgaia !comps.)- Parejos en .ritu!ldm;e.r
81. .J. L. Linares y C. Campo- Ti·os la ho11orab!e facbad.t B.JenC'S. AJe5
82. V. Ugazio - Histonas permilidos, histortas prohtbtJ,¡¡· M!<><J.:.o
RUT: 6 .8<42 . 212 4
RCl4 11846 -4
Título original: f.o terapia COII lr1/amiglia. Unapproccio rclo::.ionale INDICE
Publicadu en imli<lllO por Casa Edirrice Astrolabio Uhaldini Editorc. Roma

Tn1Juccíón de Eduardo Prieco

Agradecimientos 10
Palabras liminares, por Carl A. Whitaker 11
Introducción 13

Capítulo l . La fam ilia como sistema relacional 17


Premisas metodológicas 17
Del diagnóstico individual al estudio sistémico del
comportamiento perturbado 23
Elección de una intervención 28

Capírulo 2. La formación del sistema terapéutico 36


El equipo terapéu tico 36
El ambiente terapéutico (36); La relación tera-
peuta-supervisor (39)
La primera sesión 41
Presesión (41 ) ; La primera sesión ( 42); l . Esta ·
dio social (43); 2. El estudio del problema (49);
lJucJ.an Mb iU!OC\.I.illf..IL-oél IW,II.Ha dcJ< VJ))tlf:ht... ihqo las
3. El estadio interactivo (57); 4 . El contrato te·
ta IQI..Iil o p•¡":.U t!C 1'1\i.1odo o rapéutico ( 69)
pro<'t'dimJ(lW) ll'f"lpr,¡o:ndulu. ), " o;'l · •tríl.nk.-tón
e ,.tCUOtC u p 1.N1C'?f,
Capítulo J. La comunicación no verbal 74
Significado del lenguaje analógico 74
© 1977 by Casa Editrice Astrolabio UhaiJíni Editare. Roma Relaciones con el módulo verbal (76)
© 1991 J e todas las e diciones en cast ellano, El espacio en la interacción human;. 80
Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Espacio y movimiento en la terapia familiar 84
La escultura de la fami lia 86
Mariano Cu hí. 92 · 08021 Ba rcelona
y Editorial Paidós, SA!CF,
Capíllllo 4. La prescripción 93
Deiensa. 599 · Buenos 93
La directividad en terapia familiar
hnp://www.paidos.com Clasificación de las prescripciones 97
A) Prescripciones reestructu rantes 98
l SBN: R-1-7509-650-6
l . Prescripciones contrasisténlicas ( 100); 2 . Pres-
Depósito legal: B· 7.009/2001
cripciones de co"ntexto ( 1OJ ); 3. Prescripciones
de desplazamiento ( l 02); 4. Prescripciones de
Impreso en 1\'m·ngráiik, S. L.. reelaboración sistémica ( 104); 5. Prescripciones
Vivaldi, 5 · 081 10 lv1ontcada i Reixac t Barcelona) de refuerzo (l 06); 6. Prescripciones de utiliza-
ción del síntoma (107)
Impreso en [ sp3ña - Primed in Spain B) Prescripciones paradoja les 112
8 IN DICE

l . La paradoja terapéutica (11 2); 2. Premisas A la memoria de mi hermano Silvano


{113); 3 . Significado deJa paradoja en Ja terapia
(1 14); 4. Prescripción del síntoma (116); S.
Prescripción de las reglas (.1 19); 6. Cómo elegir
la prescripción (130)
C) Prescripciones metafóricas 132
J. La metáfora corno modalidad comunicativa
(132); 2. La prescripción (!3S)

Capitulo 5. La participación de los niños en la terapia familiar a


través del juego 139
El juego corno medio para faci litar la participación
de los niños en la terapia familiar 141
El juego como medio para recoger informaciones so- Prendere il mondo a braccetto Tomar al mundo del brazo
bre el sistema familiar 144 acariciarlo dulcemente.
carezzarlo dolcemente .
El juego corno modalidad reestructura me 146 Che follia. Qué locura .
Capitulo 6. ¿Resolución del síntoma o cambio del sistema? ISO Cosi ho detto a uno specchio Así dije a un espejo
El problema de la desvinculación: el caso Luciano ISO che mai riproduce que nunca reproduce
Composición del núcleo familiar (1 SO); Envío y lamia immagine vera. mi imagen verdadera.
motivaciones para una terapia relacional ( 1SO); Arrosendo in viso Enrojeciendo
Fases de la terapia (1S3)
ha allargato le braccia extendió los brazos
Sigrtificado relacional del comportamiento encopré-
tico de Alex l'uomo nello specchio. el hombre del espejo.
167
Composición del núcleo fam iliar (167); Envío y An umbrella maker A n umbrella maker
motivaciones para la terapia familiar (168); Fa- vende u suoi ombrelli vende sus paraguas
ses de la terapia ( 168) sognando la pioggia soñando con la lluvia
Bibliografía 175 que baña la tierra
che bagna la terra
per avere un buon pane. para tener un buen pan.
-Speriamo che piova -Esperemos que llueva
domani mañana
a Dublino- en Dublín -
ho detto aUo specchio: dije al espejo,
e lui sorrideva y él sonreía
di un mio vero sorriso . con una verdader a sonrisa m ía.

SILVANO AN DO LFI
PALABRAS LIMlNARES

El Dr. Maurizio Andolfi, "Andi" para mi perro y para mí, es


uno de los teóricos de cuarta generación de la terapia familiar. Este
libro, que él llama "relacional", quizás a Ud. no le caiga bien. Po-
dría regalárselo a un colega rival en el día de su cumpleaños. Resul-
ta confuso combinar las enseñanzas de Zwerling y Laperriere con
Fcrber. Agréguese a eso un análisis a lo Homey y bátase con dos
onzas de Minuch.in y una pizca de Haley, y Andolfi es capaz de en-
loquecer a sus amigos y colegas. Su trabajo junto a Cancrini lo rea-
culturó un poco, pero un Romano es siempre un Romano, y, por
supuesto, no podría entender problemas tales como los que noso-
tros dominamos en los Estados Unidos.
Suponiendo que un colega rival suyo tenga buena formación y
sea un pensador de causa-y-efecto, Ud. podría encontrar maneras
de ver cómo se retuerce. Si él no ha probado los métodos paradoja-
les, seguramente se tomará una larga vacación de su trabajo. Si ya
es un buen terapeuta famili ar, puede volverse un poco hipomanía-
co, y quizás su equipo hable con Ud. en privado. Aliéntelos a suge-
rir que el colega trabaje más duro y deje de leer el libro, o, mejor
aun, que Jo done a la biblioteca de asistentes sociales de la escuela;
ésos leen todo. Si el equipo se queja de que el libro aconseja ense-
ñar a las familias enfermas a ser sus propios terapeutas, resista todo
impulso de ir a comprobarlo. Ninguna familia podría volverse au-
torreparadora cuando ya es dísfuncional. Sabemos que la única es-
peranza es la ayuda profesional. También sabemos que el terapeuta
no debe interactuar con la familia. Si se quejan de que el director
del equipo suele desternillarse de risa o que le repugna la comida,
tranquilícelos diciéndoles que sólo-se está liberando interiormente
mediante absurdas charlas y cuentos de triángulos sobre pautas fa-
12 TERAPIA FAMILIAR

miliares de tensión que probablemente Andi leyó en un manual del INTRODUCCION


" Anticristo". No muestre ninguna reacción si hablan de enseñar a
la madre e hijos a jugar durante la entrevista, mientras Andi cu-
chichea con el padre en el cuarto vecino. Es sólo una patraña. Si
ellos infieren que su sistema de entrenamiento está cambiando y
que el realizar esculturas, tareas creativas y cumplir reglas tontas
hace ameno el trabajo, tenga la precaución de advertirles que con
el tiempo la ciencia corregirá todo eso, pero que ampliar las lectu-
ras podría desquiciar largos años de práctica y que las nuevas expe-
riencias harían oscilar sus puertas y rechinar los goznes oxidados.
Además, si su estimado rival se le arrima y le habla de las tres
clases de tareas terapéuticas y de la clasificación de las reglas de la Este libro nació del trabajo realizado en los últimos seis años
famiHa, sugiérale -con gentileza, por supuesto- que las olvide y en contacto con familias que presentaban problemas "psiquiátri-
también que no debería leer esas historias de un terapeuta y un cos". En distintos países he conocido familias de diversa extrac-
miembro de una familia que complotan a espaldas de la familia. ción social y cultural, pertenecientes a grupos étnicos Y religiosos
Ayudar a un miembro de una familia sana que está haciendo de en- diferentes, y la interacción con ellas me permitió madurar una ex-
fermo es, en última instancia, absurdo y contraproducente. periencia bastante útil en el plano humano, profesional y sociopo-
Si su rival dice que según Andi una paradoja es una situación en lítico. Observando con atención las dinámicas existentes dentro de
que una afirmación sólo es verdadera si es falsa , insista por favor cada grupo familiar, he comprendido que si bien puede variar no-
en que ese sinsentido es meramente un chiste italiano sin ningún tablemente la matriz del malestar, las problemáticas, conflictuali-
valor práctico acerca de nuestras teorías, que tienen una notable dad y contradicciones son, en cierto sentido , universales y, en
calidad . En forma similar, los relatos de casos sobre la curación del fontlas diversas entre sí, pueden reencontrarse dentro de mi fami-
alcoholismo y de depresiones graves son pura propaganda. Cual- lia o de las de otros trabajadores sociales.1
quier profesional bien adiestrado lo haría mejor. Si el rival sigue En la mayoría de los casos he podido comprobar que el verda-
protestando acerca de entrevistas detalladas de caso , rechace cate- dero malestar no consiste en la perturbación expresada por una
góricamente esas grotescas afirmaciones . persona o por todo un grupo, que más bien traduce a menudo una
Dicho sea de paso, si empieza a proferir exclamaciones respecto necesidad de autonomía, un pedido de atención, un deseo de rebe-
de ese poder de alta presión, semejante a la hipnosis, que Andi en- lión , un estado de dependencia, etcétera, sino en los significados
seña, insista en que guarde ese secreto. Es algo maquiavélico . que expresa la perturbación misma. Así, una sintomatología ano-
Esté seguro de que el libro de Andi sólo puede estropear el bien réxica, un comportamiento delirante, un estado depresivo. una
fundado entendimiento de su rival. Leerlo debe ría estar prohibido perturbación encoprética, asumen distintos significados según el
para todos, salvo los más cándidos. modo en que nos enfrentamos con ellos; si los vemos como pertur-
Ultimo y por lo menos : Ud. no lo lea . Podría despertarlo del bación mental, intrínseca a la persona, nos llevarán inevitablemen-
todo, y entonces su familia comenzaría a quejarse.
1 Sobre la base de tal supuesto, en la formación en terapia familiar be tra-
CARLA. WHJTAKER , M. D. tado de profundizar las dinámicas interactivas internas del sistema familiar
cada La experiencia directa me ha convencido de que un trabaJO
asiduo en este sentido constituye un punto de partida fundamental para un
Department o[ Psychiatry mayor conocimiento del propio yo y. en última instancia, para una mayor
University of Wisconsin-Madison sensibilidad en la formación de vínculos terapéuticos vitales Y responsables.
15
1NTRO DUCC ION
14 TERAPIA FAMILIAR

explorar la relación dialéctica de este último con realidades sociales


te a estudiar la naturaleza del paciente y a buscar en su interior las
más complejas, según una modalidad cucular. . .
causas de la perturbación. De esta manera, el malestar se clasifica La terapia con la familia permite enfrentarse con contrad1cc1ones,
y se inserta en un esquema rígido, que lo vuelve más estático e irre- roles y estereotipos sociales que tanto sobre
versible, en tanto no capta su significado relacional y las implica- d núcleo familiar como sobre el equtpo terapeuhco. Tal
ciones propias del contexto social en que cobró vida ese comporta- tación constituye un mom ento de reflexión y de esclarecumento
miento . Con este enfoque la sociedad y la familia, que representa respecto de modalidades comunicativas basadas sobre esquemas
una de las expresiones fundamentales de aquélla, pueden aislar, inauténticas, roles sexuales y familiares rígidos que obstacuhzan
estigmatizar, mistificar y confundir, si no tienen en cuenta todos un proceso de cambio, ya en acto en otros niveles en el contexto
los componentes que contribuyen, en una situación dada , a deter-
minar o a mantener un cierto comportamiento. social. · 'd t'
Más particularmente, la terapia debe paciente 1 en 1-
En este libro he tratado de describir de un modo simple y com- ficado recuperar su capacidad de autodeterrnmac10n en un
prensible las teorías sistémicas, verificando la utilidad y los límites familiar cambiado , donde se redescubren y activan
de un discurso relacional en un contexto terapéutico. El trabajo di- terapéuticas antes inexpresadas y capaces de dar un significado dis-
recto con las familias y las actividades de enseñanza 2 de terapia tin to a una perturbación, no vivida ya como un como
relacional me han proporcionado la motivación para elaborar un señal y momento de crecimiento de un grupo .con h1stona. Esto en
libro de terapia familiar, que puede representar un comienzo de re- pro de una participación más auténtica en la v1da de la comumdad.
flexión y de crítica para todos aquellos que, en diversos niveles, ac-
túan en el campo asistencial. Por motivos de claridad he restringido
el campo al análisis exclusivo del sistema familiar, aunque en reali-
dad un enfoque sistémico, justamente en razón de los supuestos
conceptuales de los que surge, no puede limitarse a mirar un sistema
sin verlo en relación con los otros que interactúan con él.
Se trata sin duda de un libro técnico (si por ello se entiende en-
trar en lo específico de realidades terapéuticas) que aunque remon-
te a supuestos teóricos y experiencias clínicas, maduradas en los
países anglosajones en los últimos veinte años, representa sin embar-
go un intento de traducción y de aplicación crítica del enfoque re-
lacional al contexto italiano, que nace de la necesidad de ofrecer al
trabajador social un modelo sistémico con el que pueda confrontar
su propio proceder en las situaciones en que debe intervenir.
La familia representa, en este sentido , un terreno importante y
prioritario en el que puede ubicarse un discurso relacional que. una
vez asimilado, permite superar los límites del grupo-familia para

1
Ambas actividades se desarrollan en el Centro Studi della Comuni\:azio-
ne nei Sistemi-Terapia Familiare nell'infanzia e nell'adolescenza ( Roma, via
Reno, 30), y en menor medida en el Insti tuto di Neuropsicbiatria lnfantile de
la Universidad de Roma.
AGRADECIMIENTOS CAPITULO 1

LA FAMILIA COMO SISTEMA RELACION AL

PREMISAS METODOLOGICAS

Querría agradecer ante todo a los participantes en Jos cursos de


formación en terapia relacional, por habenne estimulado con su Para analizar la relación que existe entre comportamiento indivi-
entusiasmo y sus observaciones críticas durante el tiempo en que dual y grupo familiar en un único acto de observación, es necesario
trabajamos juntos. Agradezco particulannente a mis colaboradores considerar a la familia como un todo orgánico, es decir, como un
directos, Paolo Menghi, Anna Nicolo y Carmine Saccu, con los que sistema relacionafl que supera y articula entre sí los diversos com-
he profundizado en los últimos años en el estudio de la familia y ponentes individuales. Por ende, si queremos observar la interac-
de la terapia relacional y que aportaron una inestimable contribu- ción humana, y más en particular la familia, siguiendo un enfoque
ción a la elaboración de este libro. sistémico, debemos aplicarle las diversas fonnulaciones y las deduc-
Debo agradecer además a los que considero como Jos maestros ciones de los principios válidos para los sistemas en general. 2
que más influyeron sobre mí: Salvador Minuchin y Jay Haley, que En el curso del libro el lector podrá darse cuenta de la diferencia
en mi período de trabajo en la Philadelphia Child Guidance Clinic sustancial que existe entre los objetivos de la indagación psicológica
me impresionaron por su riqueza de pensamiento, su experiencia tradicional y los de la investigación sistémica, en la que pierde im-
clínica y su capacidad docente; Kitty Laperriere, del Ackennan portancia lo que se refiere a la estructura interna de las diversas uni-
Family lnstitute de Nueva York , y Andy Ferber, del Albert Einstein dades, tomadas aisladamente, y en cambio adquiere relieve y es ob-
College de Nueva York, por la atención que prestaron al proceso jeto de búsqueda lo que ocurre entre las unidades del sistema, es
de crecimiento personal y de grupo de los terapeutas familiares; decir, las modalidades según las cuales, momento por momento,
He len DeRosis, de la Karen Homey Clinic, en lo referente a mi aná- los cambios de una unidad van seguidos o precedidos por cambios
lisis personal; Luigi CancriJti, con quien inicié el estudio y el tra- de las otras unidades.
bajo de terapia familiar en 1969, y que me estimuló en la profun- Así, partiendo de las afirmaciones de von Bertalanffy (1971),
dización de la metodología relacional.
Mi mayor agradecimiento Jo debo, por supuesto, a mi familia de
origen, en cuyo seno, a través de una realidad larga y penosa de 1
Se define como sistema relacional "al conjunto constituido por una o
"enfennedad mental", aprendí a comprender y apreciar el coraje, más unidades vinculadas entre sí de modo que el cambio de estado de una
la dedicación, el sacrificio, la voluntad de cambio, y también a unidad va seguido por un cambio en las otras unidades; éste va seguido de
comprobar la dificultad que implica separar todo eso de temores nuevo por un cambio de estado en la unidad primitivamente modificada, Y así
sucesivamente" (Parsons y Bales, 1955).
irracionales, angustias, debilidades, estereotipos, etcétera. 2
Para un estudio profundizado de esta materia remitimos al lector a Jos
Por último, pero no de menor importancia, vaya mi agradeci-
textos fundamentales de la Teoría General de los Sistemas de von Bertalanffy
miento a mi mujer Marcella, que siempre me sostuvo y enriqueció y de la Pragmática de In Comunicación Humaruz, de Watzlawick y colaborado-
con una sensibilidad y un coraje extraordinarios. res.
lB TERAPIA FAMILIAR
LA FAM ILI A COMO S ISTEMA REL ACIONAL l9

para el cual todo organismo es un sistema. o sea un orden dinámico


Se evidenció así que los sistemas familiares en los que se ha es-
de partes Y procesos entre los que se ejercen interacciones recípro-
t ructu rado en el tiempo un comportamiento patológico en alguno
cas, del mismo modo se puede considerar la fam ilia como un siste-
de sus miembros, tienden a repetir casi automáticamente transac-
ma abierto 3 constituido por varias unidades ligadas en tre sí por re- ciones dirigidas a mantener reglass cada vez más rfgidas al servi cio
glas de comportamiento y por funciones dinámicas en constante de la homeostasis. " Jackson, al observar que las familias de los pa-
interacción en tre sí e intercambio con el ex terior. De la misma ma- cientes psiquiátricos mostraban a menudo repercusiones importan-
nera se puede postular que todo grupo social es a su vez un sistema tes (como depresión, perturbaciones psicosomáticas, etcétera) en
constituido por múltiples microsistcmas en interacción dinámica.4 el momento en que el paciente mejoraba, fue uno de los primeros
En este capítulo me limitaré a considerar sólo tres aspectos de en postu lar que estos comportamientos, y quizás aun antes la enfer-
las teorías sistémicas aplicadas a la familia, ú tiles para comprender medad del paciente, eran mecanismos de tipo homeostático, desti-
luego el significado de una terapia relacional: nados a salvaguardar el delicado equilibrio de un sistema perturba-
do" (en Watzlawick, 197 1).
a) La familia como sistema en constan te transformación, o bien
como sistema que se adapta a las diferentes exigendas de los diver- En el curso de los años, sin embargo, el concepto de homeostasis
sos estadios de desarrollo por los que atraviesa (exigencias que ha sido hipertrofiado y utilizado de un motio impropio o genérico,
cambian también con la variación de los requerimientos sociales hasta el punto de restringir el ámbito de expect ativas respecto de
que se le plantean en el curso del tiempo), con el fin de asegurar la capacidad de cambio de las familias "perturbadas". La terapia
continuidad y crecimiento psicosocial a los miembros que la com- misma ha terminado a menudo por consolidar el statu quo, más
ponen (Minuchin, 1977). bien que activar potencialidades creativas presentes en el sistema
Este doble proceso de continuidad y de crecimiento ocurre a familiar, aunque con no se expresaran. 6
través de un equilibrio dinámico entre dos funciones aparentemente En efecto, una de las críticas formuladas a la terapia familiar y a
contradictorias, tendencia homeostática y capacidad de transfor- la psicoterapia en general es la relat iva al peligro de que el proceso
mación : circuitos retroactivos actúan a través de un complejo me- terapéutico, en último análisis, readapte al individuo a modelos de
canismo de retroalimentación (feed-back) orientado hacia el man- comportamiento que responden a estereotipos sociales y a roles y
tenimiento de la homeostasis (retroalimentación negativa), o bien funciones fami liares rígidas, más bien que producir un efecto libe-
hacia el cambio (retroalimentación Positiva). rador en el plano individual y grupal.
En efecto, la verificación de la importancia de los mecanismos Buckley llegó a invertir completamente esta t endencia a privile-
de retroalimentación negativa destinados a proteger la homeostasis
del sistema, en el ámbito de familias con problemas psiquiát ricos,
5
ha representado uno de los giros decisivos en el campo de la terapia Por regla de una r elación se entiende la estabilización de las defmiciones
de la relación misma, a través de un proceso dinámico de ensayo y error.
familiar. 6
"En todas las familias existe un proceso de aprendizaje y de crecimiento
y es justamente allí donde un modelo de pura homeostasis comete los mayo-
res errores, porque estos efectos se hallan más cercanos a la retroacción positi-
3
Se define como abierto un sistema que intercambia materiales, energías va" (Watzlawick , 1971 ). "La diferenciación del comportamiento - prosigue
o informaciones con su ambiente. Watzlawick- , el refuerzo, el aprendizaje, el crecimiento definitivo y la partida
4 de los hijos, todo eso indica que si bien la familia, desde un punto de vista, es-
La unidad, partícula elemental de todo sistema, cambia entonces según
tá equilibrada por la homeostasis, desde otro punto de vista intervienen en su
el sistema analizado: por ejemplo, en el sistema molecular la unidad es el Alo-
funcionamiento factores importantes y simultáneos de cambio, por los cuales
mo, pero si el sistema considerado es el átomo, el principio de observación
cambia radicalmente. el modelo de interacción familiar debe incorporar estos y otros principios en
una configuración más compleja .''
20 TERAPIA FAMILIAR LA FAMILIA COMO SISTEMA RELACIONAL 21

giar los procesos homeostáticos, afirmando que las retroalimenta- que de otra manera sería inerte: sólo modifica procesos en un sis-
ciones positivas son los vehículos a través de los cuales los sistemas tema autónomamente activo".
sociales crecen, crean e innovan y, por consiguiente, los describe
como procesos morfogénicos (en Speer, 1970). Así, todo tipo de tensión, sea originada por cambios dentro de
En realidad , "la tendencia homeostática por un lado y la capaci- la familia (íntrasistémicos : el nacimiento de los hijos, su .crecimiento
dad de transformación por el otro, en cuanto caracteres funcionales hasta que se independizan, un luto, un divorcio, etcétera) o provenga
del sistema, no son respectivamente algo mejor ni peor" (Selvini, del exterior (cambios intersistémicos: mudanzas, modificaciones
1975). Ambas cosas parecen indispensables para mantener el equi- del ambiente o de las condiciones de trabajo, cambios profundos
librio dinámico dentro del sistema mismo, en un continuum circu- en el plano de los valores, etcétera), vendrá a pesar sobre el sistema
lar. 7 de funcionamiento familiar y requerirá un proceso de adaptación,
es decir, una transformación constante de las interacciones familia-
res, capaz de mantener la continuidad de la familia, por un lado, y
b) La familia como sistema activo que se autogobiema, mediante de consentir el crecimiento de sus miembros, por otro. Y es justa-
reglas que se han desarrollado y modificado en el tiempo a través mente en ocasión de cambios o presiones intra o intersistémicas de
del ensayo y el error, que permiten a los diversos miembros experi- particular importancia cuando surge la mayoría de las perturbacio-
mentar Jo que está permitido en la relación y lo que no lo está, hasta nes llamadas psiquiátricas.
llegar a una definición estable de la relación, es decir, a la formación Baste observar las profundas transformaciones ocurridas en me-
de una unidad sistémica regida por modalidades transaccionales nos de un decenio en nuestro sistema social (acrecentada impor-
peculiares del sistema mismo 8 y susceptibles, con el tiempo, de tancia de lo colectivo respecto de lo individual, cambio creciente y
nuevas formulaciones y adaptaciones. radical en los roles y en las funciones de la pareja tanto a nivel de
Como todo organismo humano, la familia no es un recipiente la relación interpersonal como de la configuración social, progresiva
pasivo sino un sistema intrínsecamente activo. Por lo tanto, vale disgregación del modelo patriarcal de familia extensa con una auto-
también para ella todo lo que dijo von Bertalanffy ( 1971) a propó- nomía y diferenciación cada vez mayor de la familia nuclear, cam-
sito del organismo activo: "El estímulo (por ejemplo, un cambio bio de significatividad de la prole , etcétera) para comprender la
en las condiciones externas) no causa un proceso en un sistema exigencia fundamental de buscar un equilibrio nuevo entre las ten-
dencias homeostáticas y el deseo de transformación.
Tal búsqueda, en el plano de los pequeños grupos, puede llevar,
Por lo tanto, toda evaluación en términos moralísticos resulta arbitraria
? en situaciones particularmente expuestas, a descompensaciones o
e inútil, tal corno es simplista considerar la homeostasis y la transformación endurecimientos en uno o en otro sentido, con el consiguiente ma-
como entidades separadas.
lestar individual, de pareja, y aun más a menudo en el ámbito de
8
Minuchin ( 1977) aflrma que "los modelos transaccionales que regulan el los hijos.
comportamiento de los miembros de" la familia se mantienen por obra de dos
sistemas coactivos. El primero comprende las reglas que rigen habitualmente Partiendo de estos supuestos. el primer objetivo del terapeuta
la organización familiar , es decir, la presencia de una jerarquia de poder - en consistirá en evaluar correctamente la incidencia de los factores
la cual padres e hijos tienen diferentes rúveles de autoridad- y de comple- "perturbadores" capaces en muchos casos de provocar una autén-
mentariedad de funciones - en la que los miembros de la pareja parental ace p- tica descompensación en el func ionamiento familiar : está claro
tan una interdependencia recíproca- . El está represen lado fWlda-
mentalmente por las rrultuas expectativas de cada miembro de la familia res-
que la utilización de diagnósticos psiquiátricos o de terapias ten-
pecto de los demás. El origen de estas expec tativas está sepultado por añ os de dientes a etiquetar al individuo en dificu ltades (igno rando su con-
negociaciones, explicitas e implícitas, sobre pequeños y grandes eventos co- texto social y los factores de presión internos y externos) terminan
tidianos". por ser un ulterior elemento d e descompensación , tanto más dele-
22 TERAPIA FAMILIAR LA FAMILIA COMO SISTEMA R ELACIONAL 23

téreo porque se lo hace actuar como tentativa de solución del pro- DEL DIAGNOSTICO lNDTVlDUAL AL ESTUDIO SISTEMICO
blema.9
DELCOMPORTAMIENTOPERTURBADO
e) La familia como sistema abierto en interacción con otros sis·
temas (escuela, fábrica , barrio, instituto, grupo de coetáneos, etcé- Si se aceptan los supuestos sistémicos antedichos, resulta clara la
tera). En otras palabras, esto significa que las relaciones interfami· exigencia de que se dirija la atención no a la persona sino a los sis-
liares se observan en relación dialéctica con el conjunto de las rela- temas relacionales de los que participa: al pasar de Jo individual a
ciones sociales: las condicionan y están a su vez condicionadas por lo colectivo, el interés se traslada de hecho de la explicación del
las normas Y los valores de la sociedad circundante, a través de un comportamiento individual, tomado aisladamente, a la observación
equilibrio dinámico. de las interacciones que ocurren entre los diversos miembros de la
De equilibrio dinámico habla también Lévi-Strauss cuando afirma familia y, en fin, entre la familia entendida como unidad y los
a propósito de la relación entre grupo social y familias que lo otros sistemas que interactúan con ella.
tituyen, que tal relación "no es estática como la que existe entre la En un plano práctico, una observación dedicada a estudiar los
pared Y los ladrillos que la componen. Es más bien un proceso diná- datos y a las persona·s en función de la dinámica interactiva, más
mico de tensión y oposición con un punto de equilibrio extrema- bien que de los significados intrínsecos, es decir una óptica relacio-
damente difícil de encontrar, porque su localización exacta está nal-sistémica, contrasta decididamente con la habitual visión me-
sometida a infinitas variaciones que dependen del tiempo y de la canicista-causal de los fenómenos, que durante siglos ha dominado
sociedad" (Lévi-Strauss, 1967). nuestra cultura influyendo sobre nuestras modalidades de pensa-
Por consiguiente, si bien es verdad que centrar la observación en miento más cotidianas.
la familia es una opción subjetiva, arbitraria y limitativa, sigue siendo Afirmar que el comportamiento de un individuo es causa del
sin embargo cierto que "la familia, en tanto instancia de socializa- comportamiento de otro individuo es un error epistemológico, tal
ción -según la denominación de Parsons- se ubica bastante antes como lo es decir que un niño es "malo" en la escuela porque la fa-
de la escuela, de los movimientos juveniles, de las pandillas de ado-
milia no lo ha educado adecuadamente ( según una lógica lineal:
lescentes o simplemente del grupo de coetáneos, como intermedia-
defectuosa educación familiar .... mal comportamiento del nifto en
ria entre lo que es propio de Jo individual, de lo natural, de lo pri-
la escuela).
vado, y lo que pertenece a lo social, a lo cultural, a lo público"
(Hochmann, 1973 ). El error de presentar los problemas en términos diádicos de cau-
Por lo tanto, si partimos de la premisa de que la familia es un sa-efecto consiste en puntuar arbitrariamente una situación de por
sistema entre ·otros sistemas, la exploración de las relaciones ínter- sí circular, aislando un dato del contexto pragmático de los que lo
personales y de las normas que regulan la vida de los grupos en los han precedido y de los que lo seguirán inmediatamente en el tiem-
que el individuo está más arraigado será un elemento indispensable po. Dentro de una perspectiva sistémica parece bastante limitativo
para la comprensión de los comportamientos de quienes forman el significado de muchas intervenciones, sean farmacológicas o psi-
parte de éstos y para la realización de una intervención significati- coterapéuticas, fundadas sobre el supuesto de que el objeto de la
va en situaciones de emergencia. terapia es el individuo "enfermo". En realidad , las modalidades de
abordaje que se originaron en la investigación psicológica y psi-
quiátrica tradicional , en especial en el ámbito de la infancia y la
adolescencia, se orientaron casi exclusivamente a observar al indi-
9
·"En ciertas circunstancias los problemas surgen simplemente porque se viduo como un organi8mo separado, considerando absolutamente
ha intentado erróneamente cambiar una dificultad existente, o bien -lo que marginales todos los demás componentes que interactúan con él.
es aun más absurdo- una dificultad inexistente" (Watzlawick, 1974 ). El enfoque familiar, en efecto, ha sido aceptado con muchas re-
24 TERAPIA FAMILIAR L A FAMIL I A COMO S IST EM A R ELAC IONA L 25

ticencias en el sector de la in faneia, 1 0 tanto en los Estados Uni- la mayor parte de los profesionales creen que pueden explicar el
dos, donde se originó, como en Europa y en particu lar en Italia, comportamiento "perturbado" imaginando que el niño o el adulto
donde la psiquiatría infantil ha puesto siempre el acento sobre el que lo muestra está "enfermo".
análisis más o menos prolijo de los conflictos internos del niño y En este sentido la lógica de la internación en un manicomio o en
de sus problemas de personalidad , prescindiendo de la observación un pabellón de crónicos aparece decididamente como carcelaria y
profundizada de las relaciones familiares y socioam bien tales del ni- claramente antisistémica.
ño mismo, consideradas de poca importancia o a lo sumo analiza- La intervención sobre la crisis, cuando se la realiza , termina in-
das sólo en el nivel teórico. variablemente por conducir a una fase de aislamiento si el circuito
No se aparta mucho de este punto de vista, por lo menos en los del temor y de la consiguiente delegación, por un comportamiento
resultados, el método de trabajo del equipo médico-psico-pedagó- co nsiderado con excesiva precipitación como peligroso o anormal ,
gico en el cual, aunque se ponga tam bién el acento sobre el análisis no se sustituye por un enfoque tendiente a captar sus aspectos
de las realidades contextuales del niño, la fragmentación de las in- contextua[(:s más significativos y a descifrar su lenguaje en térmi-
tervenciones Y la jerarquización rígida de los roles profesionales nos relacionales, para enfrentar luego el real problem a que reside
lleva más a una colección teórica, arbitraria y limitativa de los da- mucho más a menudo enrrelas personas que en la persona que re-
tos, qu e a un real conocimiento de las necesidades de l niño y de su su lta ser la más implicada.
familia. El niño en dificu ltades es con frecuencia objeto de o bservación
El requerimiento de informaciones y la observación directa del según una modalidad no disím il de la que aplica ellaboratorista en
contexto 11 en que se originó un detemlinado comportamiento o sus investigaciones : su comportamiento "enfermo" o "desviado"
la confrontación entre modos diversos de definir el problema por será el preparado que se analizará en el microscopio en la fase diag-
parte de los directamente implicados en él, está en verdad muy li- nóstica.
mitada en los centros médicos, en los ambulatorios neurológicos y La terap ia variará además según las exigencias : unas veces se ba-
psiquiátricos, en los centros de higiene mental, justamente porque sará en fármacos, otras se orientará segú n términos pedagógicos. o
será más intensiva como en el caso de una terapia de juego. pero
s iempre traslucirá un enfoque diagnóstico dirigido a aislar el órga·
10
En el curso de este libro dedicaré mucho espacio al trabajo realizado en no enfermo del conjunto de las o tras relaciones significativas.
el ámbito de niños y adolescentes, porque en mi opinión la validez. de la tera- Un modo completamente distinto de plantear el problema con-
pia familiar es directamente proporcional a la precocidad del tratamiento, res- siste en considerar a la fam ilia como un sistema del cual el niño for-
pecto del proceso de estructuración de un cierto comportamiento "patológi- ma parte (que sólo es obviamente uno entre varios, como la escue-
co", en sistemas todav ía susceptibles de transformaciones significativas.
11
la , el barrio , el clan. etcétera) y en cuyo ámbito puede asumir un
La importancia fundamental del context o en que tiene lugar toda signi ficado el' comportam iento "diverso". Se prescinde así de la
comunicación humana es una adquisición re ciente de la indagación socio-
necesidad de reconstru ir una historia y una evolución clín ica con
psicológica. Frases, relaciones, actitudes, estados de ánimo asumen un signifi-
cado respec to de uná situación específica, o sea, de las circ unstancias particu- pu ros fines anamnésicos: se prefiere comenzar de cero . analizando
lares que, en un preciso momento, circundan a una o más personas e influyen las relaciones que existen aqu i y ahora entre el niño y la familia.
en su comportamiento. No evaluar todo esto p uede significar atribuir a un en un único acto de observación.
comportamiento dado un significado totalmente distinto. hasta llegar a cansí· Este tipo de anál isis ha sido objeto de muchas críticas por parte
derarlo anormal , insensato, mal vado, absurdo, delictivo, etcétera. Resultará
de quic·nes han visto en él una modal idad acr ítica y más particular-
tanto más incomprensible cuanto más rígida y convencional sea la perspectiva
del observador . "Si un hombre se lava los dientes en una calle llena de gente mente un enfoqu e que tennine por desinteresarse de la historici-
en lugar de hacerlo en su baño, es muy fácil que termine en una dependencia dad del individuo. Se trata, sin embargo, de una cr ítica superficial,
policial o en el mani comio" (Watzlaw ick , 1971 ). en tanto a través del a11álisis de las relaciones interpersonales más
26 TERAPIA FAM ILIAR LA FAM I LIA COMO S ISTEMA RELACIONAL 27

significativas y actuales de los componentes de una familia se lle- en enviarlas a un gue to urbano. asignándoles la tarea de planear có-
gará necesariamen te a vincular los datos o bservados con la evolu- mo actuar con familias en dificultades y proporcionándoles simu l-
ción histórica de la familia misma, en un cuadro sistémico, es de- táneamente un sistema de información que contenga todo Jo que
cir, no limitánd ose a una investigación etiológica de claro cuño mé- sabemos sobre individuos, familias y sistemas sociales. incluido el
dico. conocimiento de la teoría general de los sistemas, de la cibernét ica,
Hacerlo significa considerar a la familia como un sistema relacio- de la teoría de la info11llación, de la antropología cultural, de la
nal. es decir. no como la suma de una serie de comportamientos in- cinética de la ecología general y social, 13 de la territorialidad hu-
dividuales separados, sino como algo que, aun incluyendo todo mana, etcétera" (Auerswald, 1972).
eso , de alguna manera lo supera y lo articula en un conjunto fun- En la dimensión histórica y sociopolítica italiana, considero que
cionaL ' 1 el modelo sistémico puede asumir significados y perspectivas dis-
Una vez desviado el foco de una óptica individual a una sisté- tintos de los qu e tuvo en el contex to norteamericano, donde glo-
mica, también la intervención familiar resulta trunca y parcial si no balmente las técnicas psiquiátricas aun más avanzadas han tem1ina-
permite inclu ir en su campo de indagación las otras realidades sig- do por sumergirse en la realidad sin analizarla poi íticamente, con
nificativas que interactúan con la familia: la escuela, el trabajo de el resultado último de reducir a un ámbito técnico, sectorializado,
los padres . el barrio , la vecindad , el grupo de coetáneos. toda posibilidad de transformación de la realidad misma. Sólo si
Tal peligro ha sido subrayado por uno de los más geniales tera- logramos superar la dicotom ía entre el acto técnico y el acto poi í-
peutas familiares, Salvador Minuchin, cuando afim1a que "el cam- tico y cerrar la fractura entre las líneas propias de la investigación
po que enfoca la terapia familiar es necesariamente más amplio sociológica en el plano de los grandes grupos y las de la investiga-
que el de la psiquiatría infantil tradicional , pero incluso la terapia ción in terpersonal en el plano de los pequeños grupos (donde es
familiar ha tendido a limitar sus intervenciones al ámbit o familiar más urgente el requerimiento de ayuda psicológica y terapéutica),
sin ampliar su campo a la escuela, el barrio, o en algunos casos in: podremos llegar a mirar al individuo como una unidad ; sobre todo,
efuso a la familia extensa" (Minuchin. 1970). se restituirá la subjetividad al paciente, que se sentirá menos dis-
En tal sentido. Auerswald divide a los estudiosos de los proble- tinto y cada vez m ás parte viva de la colectividad sociaL
mas familiares en tres ca tegor ias: El concepto de enfermedad mental individual ha entrado en cri-
sis, y ju nto con él, toda la psiquiatría tradicional. " La respuesta
1) aquellos cuyo modo de valorar un problema sigue una epis- parece estar implícita en la crisis: es la psicología social, la psiquia-
temología tradicional lin.eal ; tr ía de las familias, de los grupos, de las comunidades, la psiquia-
2) aquellos que han desarrollado una epistemología ecológica o tría de los trasto rnos colectivos. Pero en este punto conviene pre-
han virado hacia ella; guntarse qué le pide el sistema político a la psiquiatría , y si por
3) aquellos que están pasando de la primera a la segunda. acaso las nuevas tareas confiadas a esta disciplina no resultan bas-
tante más importantes y, al mismo tiempo, más peligrosas que en
Y además, al describir la manera en que se puede plantear un el pasado" (Jervis, 197 5).
programa de fo rmación para jóvenes terapeutas de la familia, afir- La peligrosidad será, en mi opinión , particularmente acentuada
ma que: "La mejor manera de expo ner a las personas interesadas a si persiste la discontinuidad entre el sistema poi ítico y la satisfac-
situaciones en que deban razonar en términos ecológicos, consiste ción de las exigencias de la comu nidad en lo referente a asistencia

12 13
La totalidad se define como lo opuesto de la sumat ividad y es una carac- Para Herry Aponte " el enfoque ecológico-sistémico asegura que todo el
terística fundamental de los sistemas abiertos: el conjunto de las partes cons- proceso de planificación para una comunidad responda a las realidades y a las
Utuye algo más y de la suma de éstas. necesidades de esa misma comunidad" (Aponte, 1974).
28 TERAPIA FAMILIAR LA FAMILIA COMO SISTEMA RELACIONAL 29

(incluso psicológica); la importancia me parece que se vincula con nera se termina por reforzar el peso de la perturbación, considera-
la posibilidad de una superación del concepto de neutralidad téc- da cada vez más intrínseca a la persona, hasta hacerla inevitable.
nica, por una parte, y de que llegue a soldarse lo individual con lo En la mejor de las hipótesis una intervención farmacológica pro-
social y lo comunitario, por otra. duciría cambios muy transitorios, provocados de un modo mágico
Lo cual replantea, en último análisis, "la exigencia de considerar desde el exterior, y excluiría a Gianni y al contexto familiar de
que la práctica política y la terapia (como intervención que se rea- una búsqueda y de un empeño común en superar el problema.
liza respecto del pequeño grupo), son intervenciones cuya homoge-
neidad es fundamental reconocer y respetar" (Cancrini, 1974 ). Proponer a Gianni una psicoterapia individual: podría llevar a
una profundización de varios componentes de la personalidad de
Gianni y de sus conflictos internos o interpersonales, pero exlui-
ELECCION DE UNA INTERVENCION ría, indudablemente, a los progenitores, a la hermana y al contexto
ambiental: la búsqueda del cambio estaría sólo a cargo de Gianni
La familia Bianch.i, en la que Gianni, hijo de catorce años, tiene o , mejor dicho, de la díada Gianni-terapeuta.
un comportamiento rebelde y se ve implicado repetidamente en
hurtos, tanto en su casa como fuera de ella, padece un evidente es-
tado de malestar. Lo que parece criticable en el enfoque individual no es por cier-
Tratemos de observar diferentes posibilidades de intervención to la profundización de conflictualidades internas del individuo,
para poder evaluar la manera de obtener un cambio estable del es- sino la hipótesis conceptual según la cual se deben buscar las cau-
tado de malestar, es decir, que resulte liberador para Gianni y para sas del comportamiento disocia! de Gianni dentro de su persona,
todo el grupo familiar . prescindiendo, por ende. de un análisis relacional de Jos vínculos
familiares y socíoambientales.
Mandar a Gianni al colegio: permitiría quizás que disminuyera Una modalidad de intervención así concebida puede tener con-
transitoriamente el estado de malestar de los progenitores; sin du- secuencias notables en el plano familiar y social. Al responder al
da un menor malestar por parte de éstos y de la hermana mayor, requerimiento de una familia en dificultades con un diagnóstico in-
Marina, en el exterior, en tanto no se sentirían sefíalados por los dividual y con una propuesta de terapia que se desarrolla igual-
vecinos y conocidos como "la familia que tiene un ladrón en la ca- mente en el plano individual, se propone una explicación de este
sa". tipo: Gianni se comporta de un modo disocia! y rebelde porque es
Gianni vivirá su envío al colegio como un castigo, por ser la disocia! y rebelde. y se corrobora así con la autoridad de un "ex-
"oveja negra" de la familia; es probable que al volver esté resentido perto" un proceso de invalidación de la esencia misma de Gianni.
contra sus familiares, y el resultado último será un empeoramiento A la familia de la que Gianni proviene y cuyas dificultades él ex-
de su comportamiento habitual. presa, el diagnóstico y la sucesiva terapia individual pueden pare-
Enviar a Gianni a una institución de reeducación : acentuaría la cerle una realidad desagradable, pero en última instancia tranquili-
culpabilización del muchacho ; también los familiares sen ti rían zadora, porque la "enfermedad" de Gianní expbca las dificul•;¡des
de la familia, sin cuestionar a esta última , que sólo ha sufrido los
amenazada su reputación social a raíz de una medida más grave y
estigmatizan te. que sólo se toma porque se vuelve "inevitable". efectos. 14

Suministrar fármacos a Gianni: sería un intento de contención 14


de un comportamiento socialmen te inaceptable, al que se le aplica ESto resulta particularmente evidente en el caso de familias en las que
uno de los hiios eslá afectado por una enfermedad orgánica; e!l estos casos se
una etiqueta diagnóstica (caracterialidad, perturbaciones de la per- asiste a a una limitación significativa de la autonomía del niñ o Y a
sonalidad, etcétera) para justificar el uso del fármaco. De esta ma- una amplificación del problema (bastante más allá de las características pro-
30 TERAPIA FAMILIAR L A FAM IU A COM O S ISTE MA R E LAC I O NA L 31

En el plano del contexto social, por último, el diagnóstico y la zante de defensor del que parece débil (es decir, deberá conjurar
te rapia individual de Gianni legitiman una praxis y una organiza- un deslizamiento de contexto desde su prim er ísimo contacto con
ción de la asistencia basada en el modelo médico de la enfermedad el sistema familiar).
y en roles profesionales que acentúan los de la tradició n médico- Una gran mayoría de las familias es de rivada a terapia con un
quitúrgica; el resultado último de tal proceder es necesariamente diagnóstico, ya fomllllado de antemano, re fe rente a un a disfun-
un proceso gradual de marginación y de amplificación de la diver- ción d e uno de sus miembros. Los fam iliares mismos, por otra
sidad ; la disocialidad de Gianni, una vez etiquetada, será el órgano parte, aun en ausencia de tal circunstancia , se muestran fuerte-
enfem1o que hay que curar y devolver curado . Familia y comuni- mente co nd icionado> a razonar según la lógica de la delegación ab-
dad no se sentirán partícipes, en ningún nivel, de u n proceso vivi- soluta al técnico , que de berá mo dificar lo q ue no fu nciona e n el
do como mágico, y en todo caso realizado sin que se requiera una paciente identificad o. o, a lo sumo. propo rcionarles alb'1.1 nas indi-
implicación directa de aquéllas. caciones de comportamien to para salir del problema, sin esperar.
Observemos ahora una intervención sistémica, partiendo de al- por lo demás, ningú n requerimiento de participación d irecta de
gunas premisas generales. El terapeuta convocará a la familia en ellos en la solución .
pleno, tratando de establecer desde el primer momen to una atmós- Es so rprendent e o bservar cómo una rede fin ición clara Y opor tu·
fera confidencial y colaborativa. Muchas familias, en efecto, ya na de las competencias en ju ego puede llevar a menu do a u na
han ensayado varios caminos en busca de la solución del problema, transfonnació n radical de la terapia. Esta ya no se basará sobre un
sin obtener ningún resultado. Pedir ayuda externa quizás signifique estereotipo de intervención técnica, orientad a a buscar una solu-
para ellas una confirmación de su incapacidad para resolver a u tó- ción sea en la habilidad o en la repu tación del médico o del traba-
nomamente sus propias dificultades. Es fácil que piensen que que- jador social en genera l, sea en la acción m ilagrosa del fárm aco, sino
darán ulteriormente expuestas a las críticas del terapeuta. El hecho qu e se fu ndará sobre el análisis sistémico d e los problemas reales
mismo de que se las llame a la consulta como grupo resulta con de la familia y sobre la activación de todas las valencias positivas y
frecuencia embarazoso; alguno de Jos familiares puede sentirse autoterapéuticas que todo núcleo social posee en su interior. Será
arrastrado contra su voluntad a una empresa de la que no piensa en ton ces el sistema familiar el que tomará a su cargo la gestión de
obtener muchos beneficios, e incluso quizás resulte perjudicado. los problemas relacionales que se van evid enciando y se constitui-
En particular, el niño o el adolescente "perturbado" es general- rá en el eje del proceso terapéutico .
mente el más resentido, en tanto lo llevan a la terapia porque é! es Siguiendo esta lógica, ya no tiene sen tido razo nar según una
el "problema" de la familia. mo dalidad diagnóstica tradicional, y por ende es también inútil
Será misión del terapeuta crear un contexto terapéutico tran- el uso de co nceptos y términos inheren tes al modelo méd ico. El
quilizador y colaborativo evitando asumir el rol de juez que debe terapeuta relacional podrá en cambio ubicarse en una primera fase
pronunciar una sentencia, o el de aliado de alguno, o el rol paralí- como consultor de los problemas que la familia trae a la terapia , y
e n seguida como supervisor de los esfuerzos realizados po r ésta en
pias del mal), ambas ligadas tanto a los supuestos culturales y al prejuicio so· el curso sucesivo de la terapia.
cial respecto de ciertas enfermedades (epilepsia, espasticidad, retardo mental, Para realizarlo el trabajador social debe entrar a formar parte del
mongolismo) como a la utilización de la perturbación orgánica, que se realiza sistem a familiar con su bagaje técnico de expe riencias, pero tam -
en el ámbito del sistema familiar . Un tratamiento centrado únicamente sobre
bién con su personalidad , su fan tasía, su sentido d el humor, su ca-
el niño que presenta una de estas afecciones tennina o ficializando su rol de
enfermo y explicando a los familiares el origen de sus conflictos, sin cuestio· pacidad para participar en las emo ciones de los dem ás, renuncian-
nar en lo más mínimo el prejuicio social. La perturbación orgánica será enton- do al atavío mágico y falso del " curador': 15
ces un pozo donde vendrán a confluir las tensiones familiares y extrafamilia·
res y de donde todos se sentirán autorizados a extraer lo que les plazca. 15
"Cuando el terapeu ta se pennite transformarse en u n 'curador', la fa·
32 TERAPIA FAMILIAR LA FAMI LIA COMO SISTEMA RELACIONAL 33

Así, debe rá estar también en condiciones de evaluar si un a inter- Rechazo por parte de la escuela y frustraci ón de las expectativas
vención terapéutica es correcta o no lo es, negando la terapia en parentales. negados en el nivel paternal, terminan por llevar a Gianni
los casos en que el ''problema" sea la resultante de contradicciones al único c0mportamiento autónomo de que dispone : el síntoma.
sociales, enmascaradas detrás de un síntoma psiquiátrico, o bien Otra fuente de malestar extrafamiliar, bastante más grave, puede
cuando la familia se vea forzada a aceptar, sin quererlo. una inter- ser la desocupación del padre y una consiguiente inseguridad social;
vención porque se la impone algún otro (la escuela, instituto, etcé- en este caso los hurtos de Gianni funcionan como campana de alar-
tera).
ma de una disfunción social de alcance más amplio, y la atención
Volviendo ahora a la familia Bianchi. querría sellalar que los ro- deberá centrarse necesariamente en el nivel sociopol í¡ico más que
bos de Gianni se tomarán de todos modos en consideración ; el te- en términos estrictamente terapéuticos. Esto significa que al traba-
rapeuta indagará empero sobre el problema en términos relaciona- jador psiquiátrico se le requiere un conocimiento profundizado
les: saber cómo, dónde, cuándo, con quién, por qué Gianni roba del contexto social, que es donde nace la necesidad específica, para
no será importante para hacer un diagnóstico de estructura de la comprender los límites y el significado de su propia acción técnica;
personalidad del muchacho, sino más bien para observar y explorar conocimiento tanto más indispensable si se quiere ver la situación
los efectos de estos comportamientos sobre los otros miembros de en términos correctos de relaciones entre sistemas.
la familia y también fuera de ella (profesores, coetáneos, parientes, Misión del terapeuta es por lo tanto comprender el problema en
etcétera), Y en seguida para ver cómo el comportamiento de estos términos relacionales mediante la contribución de todos los miem-
últimos incide sobre el de Gianni y, en fin, el contexto general en bros de la familia, y trazar en su mente un "mapa" de la estructura
que ocurren estas interacciones. familiar, es decir, como resultante de las interacciones más signifi-
Por ejemp lo, siguiendo una óptica relacional, los hurtos de Gian- cativas, tanto intra como ex trafamiliares .
ni podrán representar una modalidad más o menos explícita me- Entonces el terapeuta podrá pedir a cada uno de los miembros
dian te la cual la madre puede criticar el modelo educativo paterno de la familia , incluido Gianni , que deftnan juntos un objetivo que
o su ausentismo en la gestión familiar; o para el padre, la confirma- produzca un cambio estable y dé solución al probfema. También
ción de la "justa" rebelión del hijo ante una actitud materna pedirá a cada uno que defina en términos concretos su propia con-
aprensiva y perfeccionista, o para Marina una fácil cobertu ra ten- tribución para lograr el objetivo concertado . En estos ténninos la
diente a mayor autonomía en el exterior, dentro de un terapia ya no es algo misterioso, venido de lo alto, sino que repre-
ambiente familiar rígido y autoritario ; para Gianni, por último, un senta más bien el fruto de un compromiso de colaboración, ratifi-
modo, aunque agresivo, de imponer sus propias "reglas" a sus pro- cado por todos, junto con un extraño privilegiado , que desempei'la
genitores, con el ftn de obtener mayor libertad; en otros casos los así la función de activador y mediador de la familia.
hurtos del muchacho pueden cumplir una función protectora res- Por otra parte, si los componentes extrafamiliares del problema
pecto de los conflictos conyugales, que podrán así ser desviados que presenta Gianni fueran los de mayor gravitación, será tarea del
mediante el rol delictivo desempeñado por Gianni . terapeuta, por ejemplo, proponer una intervención basada en una
En un análisis sistémico los hurtos de Gianni pueden indicar tam- confrontació n más clara y activa entre escuela y familia como ins-
bién un malestar respecto del mundo externo, o traducir un pro- tituciones 16 o denunciar un estado de disfunción social insosteni-
blema más complejo. Gianni repite el año, se ve rechazado por la
escuela Y además siente que ha frustrado las expectativas de sus pa-
16
dres a causa de su mal rendimiento esco lar. "Una contradicción que el terapeuta tiene a menudo que manejar, es la
de acepw en terapia problemas cuyo mandante no está representado por la
familia, sino por otras instituciones, por ejemplo la escuela.. Son frecuentes
milla entra en disfunción para esperar que éste cumpla su trabajo" (Bowen, los casos en que los padres son objeto de una especie de chant:ije, 'por el bien
1966). del niño', por ejemplo cuando la aceptación en la clase o la promoción están
l-A FAMIL IA COMO SISTEMA RELAC ION AL 35
34 TERAPIA FAMILIAR

ble; su acción podrá consistir de nuevo en una tarea de mediación evidentes de sus miem bros y a li berar al paciente iden tificado de las
y activació n de los interlocutores más directamente implicados en tensiones vinculadas con su condición de chivo emisario. Y la inte r-
el problema, para salir luego definitivamente del campo. vención en la comunidad a evidenciar la relación existente entre
Analizar en términos sistémicos resulta sin duda más difícil que los problemas de esa familia específica y los de otros núcleos socia-
formular diagnósticos individuales, así como intervenir eficazmente les. en un intento de romper el círculo vicioso del ostracismo soctal.
e n términos relacionales es más complejo que suministrar fánnacos,
pero parece ser el camino justo para una comprensión más honda
del problema.
Un enfoque relacional-sistémico requiere entonces una fo¡;m ación
seria y profunda en contacto con la comun idad, que permita supe-
rar un mero conocimie nto académico y teórico de las problemáticas
interactivas, mediante la superación de viejos y rígidos esquemas
de roles profesionales, para asumir una competenci a nueva y efec-
tiva.
Por lo tanto, si bien las motivaciones para una operatividad así
orientada parecen alentadoras, preocupa sin embargo la posibilidad
de que sob re la onda de una euforia suscitada por el descubrimiento
de un instrumento operativo indudablemente eficaz, se termine
por recaer en un discurso lineal de causa-efecto, en el cual la familia
venga a representar el motivo "culpable" de las dificultades expre-
sadas por uno de sus miembros. En este c aso se correría el riesgo
de hacer pesar sobre la familia aquel mism o diagnóstico d e enfer-
medad , precedentemente formulad o respecto d el paciente indivi-
dual. Y todo ello pese a un enfoque que en el plano teórico finca
justame nte su originalidad e n una observación circular de las reglas
ínter e intrasistémicas.
La terapia familiar y relacional, si se la capta y conduce de un
modo correcto en el ámbito de la comunidad, puede considerarse
como una forma de psiquiatda social, 11 e n la cual la intervención
sobre la familia en particular tiende a iluminar los conflictos más

sujetas a un tratamiento psico terapéutico. En estas circunstancias el trata-


miento, sea con inclusión del niño o con la familia sola, resultaría incorrec to
por el simple hecho de que si una dificul tad surge en un contexto, tam bién és-
te debe ser tomado en cuenta" (Andolfi-Mengbi, 1976).
17
"La psiquiatría com unitaria es sólo un instrumento, no un fin, para lle-
gar a la extinción de la enferme dad psiquiátrica entendida como etiqueta,
marginación y opresión, evitando crear un ídolo en la comunidad" (Andolfi y
otros, 1976).
LA F ORMACION DEL SISTEMA TE RAPE U T IC O 37

CAPITULO 2 inmediato, en el " aquí y ahora " de la situación, el entrelazam iento


de interacciones familiares, la congruencia entre mensajes verbales
y analógicos, la utilizaci ón del espacio y su significado pragmático.
LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO
y más aun comprender la relación terapeuta-sis tema familiar de un
modo realmente m ás completo que el que se o btiene con la mera
grabación de audio o con una simple discusión sobre el caso. Es
decir, facilita al terapeuta la posibilidad de "ver" en términos sis·
t émicos y muestra con fría objetividad qué difícil es el arte de la
EL EQUIPO TERAPEUTICO terapia.
Utilísima en muchos casos es la repetición (p lay back ) 3 , es decir.
volver a ver y comentar con la familia el videotape de alguna sesión
EL AMBIENTE TERAPEUTICO considerada crucial para el proceso t erapéu tico.
Por ejemplo , la familia Tozzi acudió a la terapia a raíz del mutis-
Creo que es oportuno describir el ambiente y las modalidades mo de Marcella y la m adre trata por todOS' los medios de hacer ha·
con que actuamos con las familias, 1 antes de analizar el proceso blar a la nifia. Cada vez que ésta está a punto de t om ar una iniciativa
terapéutico propiamente dicho. o simplemente de abrir la boca, la mamá se anticipa y la sustituye ;
El ambiente terapéutico está constituido por una sala de terapia la niña se vuelve cada vez más vacilante y la madre reacciona esfor-
más bien grande, provista de unos pocos objetos esenciales : un gru- zándose cada· vez más en alentarla ; así prosigue sin fin un círculo
po de sillas dispuestas en círculo, un pizarrón mural, una pequeña vicioso (además, si el marido le hace no tar algo , el resultado final
biblioteca y una caja de juegos, stempre presente cuando se atiende es un endurecimiento ulterior de la situación).
a familias con niños. En esa sala están instalados un espejo unidi- Cuando se vuelve a ver el videotape de una secuencia de esta clase,
reccional y un equipo acústico, que permiten la visión y audición se le ofrece a la madre una nueva posibilidad de comprobar direc-
directa, desde una habitación vecina, por parte del supervisor y del tamente que el efecto de su "ayuda" es inhibir, en lugar de alentar,
grupo de los observadores. 2 a la niña, y por lo tanto , de imaginar soluciones diversas y buscar
Otro instrumento técnico a nuestra disposición es una telecámara alternativas de comportamiento.
que permite filmar las sesiones: de esa manera el contenido de éstas Una ventaja ulterior de volver a ver el videotape con la familia
ouede volverlo a ver y analizar el equipo terapéutico y a veces la fa- consiste en el efecto cohesivo que esto puede producir, de modo
milia misma, mediante un aparato de televisión de circuito cerrado. que el " sistema familiar" se transforma operativamente en un
El uso de los medios audiovisuales ha resultado muy eficaz en la "sistema terapéutico", en el momento en q ue la fámilia y el tera-
formación del terapeuta relacional: permite estudiar de un modo peuta están emp eñados en un esfuerzo común.
Durante el primer encuentro se informa a la familia de estas m o-
1
dalidades operativas; en la mayoría de los casos no manifiesta nin·
Me refiero al trabajo con familias desarrollado en Roma, en el Centro
guna dificultad en aceptar este procedimiento , que en ciertos aspec-
Studi deUa Comunlca;z:ione nei Sistemi·Terapia Familiare neU'Infanzia e nell'
Adolescenza, y, en menor medida, en el Instituto di Neuropsichiatria lnfanti·
tos puede parecer un poco invasor ; superad o el momento inicial, la
le de la Universidad de Roma.
2 3
Más allá del aspecto asistencial, parte de nuestro trabajo tiende a la for· El uso de la repetición es un métod o para introducir en el curso del pr o-
mación de trabajadores sociales en el campo de la terapia relacional; los ob- ceso terapéutico retroalimentaciones específicas para ese sistema, de mod o
servadores son en general estudiantes en formación que aprenden a "mirar" que puedan ocurrir correcciones o cambios y se prefiguren solu ciones nuevas
según una óptica sistémica. para ese sistema particular (Aiger, 1973) .
38 TERAPIA FAMILIAR LA FORMACION DEL SISTEMA TE AAPEUTICO 39

familia olvida que es observada a través de un espejo, que la oyen o gros y errores que pueden escapar a quien no tiene la oportunidad
la filman ;4 en el curso de la terapia termina por sentir la presencia de disponer de una visión global y desapegada.
del supervisor y de los observadores como una forma de interés Y Selvini y otros ( 1975) afirman que en las fam ilias eA transacción
de colaboración activa por parte de un equipo que trata de lograr esquizofrénica la presencia del su pervisor es conditio sine qua non
lo mismo que ella: que se resuelva el estado de malestar a raíz del para eJ éxito terapéutico. tal es la facilidad con que este tipo de fa-
cual se requirió la intervención. milia implica al terapeuta en sus propias reglas de comportam ien to .
A menudo a los niños, que están curiosos por el espejo Y por " lo Pero yo pienso que este peligro está sustancialmente presente con
que se ve desde atrás'' , se los lleva a la sala de observación. donde cualquier tipo de familia y que la combinación terapeu ta-supervisor
pueden familiarizarse con el supervisor y con el equipo de observa- es la más indicada en una terapia estratégica de breve duración.
ción.
En el curso de la terapia puede ocurrir también que se le pida a LA RELACION TERAPEUTA-SUPERVISOR
algunos miembros de la familia que observen desde atrás del espejo
a los otros componentes empeñados en alguna actividad
La relación entre el terapeuta y el supervisor es el eje de una te·
En algunos casos puede suceder que el supervisor, evaluada la
rapia estratégica a breve plazo. La calidad de la relación que se esta-
utilidad de su presencia directa en un cierto punto del tratamiento,
blece en la sesión entre el terapeu ta y la familia es proporcional a
entre en la sala de terapia y se una al terapeuta, con el fin de llegar
la fluidez de la relación que existe en el seno de la pareja terapéutica.
juntos a un determinado obje tivo. Tanto en el caso en que el supervisor tiene más experiencia que el
En otras palabras, el espejo unid ireccional representa un diafrag-
terapeuta (por ejemplo, en un programa de formación ) como cuando
ma permeable entre el sistema familia-terapeuta, empeñado en una
no existen diferencias sustanciales de preparación entre ambos, se
acción directa sobre el terreno, y el sistema supervisor-grupo de
requiere un notable grado de respeto y de m u tu a adaptabilidad; no
observación que, menos implicado emotivamente, puede tener una
existe, en efecto, una jcrarqu ía dentro de la pareja terapéu tica, pero
visión de conjunto de lo que está ocurriendo, al analizar las secuen-
es necesaria una definición de las recíprocas responsabilidades .
cias comunicativas que se efectúan entre los miembros de la familia
Sus funciones son complementarias y en algunos aspectos se
y entre éstos y el terapeuta . Es interesante notar cómo el sutil dia-_
parecen a las del entrenador y el jugador, en el curso de un partido
fragma del espejo, que separa al terapeuta del supervisor, logra crear
de fútbol.
una distancia tan significativa respecto de la emotividad presente
El entrenador observa el clima general del partido, las jugadas de
en la sesión, y permite al observador individualizar con mayor cla-
cada uno, poniéndolas en relación con las de los demás, y tiene la
ridad redundancias6 comunicacionales, mensajes no verbales, peli-
posibilidad de hacer sugerencias, tanto más eficaces si se realizan
en el momento justo, en el curso del partido. Del mismo modo el
supervisor incluye a la familia y al terapeuta en su campo de obser-
4
A las familias se les pide una autorización escrita para filmar las sesiones, vación para favorecer la formación y el mantenimiento de un con·
garantizándoles la estricta reserva profesional del material fUmado Y explicán· texto colaborativo, sugiriendo directivas al terapeuta, según un plan
dotes las ventajas terapéuticas del método. más general de intervención. El jugador tiene a su cargo hacer ope-
5 Volveré aún sobre este aspecto, cuando hable del significado estratégico
rativas las sugerencias recibidas, teniendo en debida cuenta la pre-
de la división de la familia en subsistemas, en los capítulos siguientes.
6 se deflnen como redundancias pragrruíticas las secuencias comunicativas
miento. " La tendencia a circunscribir al máximo dentro de una configuración
que tienden a asumir carácter de repetitividad. Por ejemplo si B sigue siempre redundante los comportamientos posibles de cualquier dimensión particular,
a A, entonces B es redundante, como también es redundante que A acepte ha llevado á Jackson a caracterizar a las familias como sistemas regidos por
siempre que B lo siga; esto puede informarnos sobre una regla de comporta· reglas" (Watzlawick , 1971).
40 TERAPIA FAMILIAR LA FORMACION DEL SISTEMA T ERAPEUT ICO 41

sencia de los demás en el campo y la situación de realidad en que utilización , en calidad de coterapeuta temporario, de uno de los
debe actuar en ese preciso momento. En forma similar, corresponde miembros de la familia. sea uno de los progenito res, el paciente
al terapeuta traducir en acción las directivas recibidas , sin renunciar identificado, un adolescente o incluso uno de los abuelos. Se trata
por ello a la propia emotividad y libertad de intervención, que re- en estos casos de una coterapia, no oficial , pero no por ello menos
presentan una parte esencial de la relación terapéutica. útil, porque es mucho más significativo que la terapia se ejerza desde
Un tándem de este tipo, para que funcione bien, debe estar en dentro que desde fuera del sistema. Haber encontrado un cotera-
condiciones de resolver en cada oportunidad los problemas relacio- peuta en la familia quiere decir haber entrado en ese sistema . y re-
nales que indefectiblemente se presentan el curso de un trabajo presenta un paso decisivo en el progreso terapéu tico.
en común.
Por lo tanto, hay que reservar mucho tiempo en la presesión y la
postsesión para discutir, en equipo. estrategias, formular prescrip- LA PRIMERA SESION
ciones, intercambiar estados de ánimo. evaluar la eficacia de las di-
rectivas recibidas, observar retroacciones, etcétera. La primera ses10n tiene una importancia fundamental , porque
Durante la sesión el terapeuta y el supervisor pueden comunicarse representa el primer encuentro entre el sistema familiar y el tera-
directamente a través del intercomunicador o todas las veces que el peuta y es paradigmática para la comprensión de un enfoque rela-
terapeuta considere oportuno salir de la sala de terapia. Esto permite cional.
un útil intercambio de informaciones y una puesta a punto de la Establecer un contexto de abierta colaboración y confianza recí-
situación, determinando al mismo tiempo una entrada oportuna proca desde el inicio representa el objetivo central de esta sesión y
del terapeuta en el sistema supervisor-observado res, con la consi- el sustrato sobre el que se construirá una terapia válida.
guiente posibilidad de separarse emotivamente de la sesión. 7
La diferencia sustancial respecto de una relación de supervisión PRES-ESION
indirecta, reside en la observación directa de lo que está sucediendo
en la sesión y en la consiguiente realización de intervenciones tera- En realidad , en la gran mayoría de los casos, el primer encuentro
péuticas que serán eficaces justamente porque se efectúan de inme- colectivo va precedido por un contacto telefónico, o por un breve
diato : además, intervenir "en caliente" en la situación permite evi- coloqu io con alguno de los familiares o con un t rabajador social (si
tar o corregir fácilmente errores terapéuticos que de otra manera es este último el que aconseja la intervención). Es extremadamen te
terminarían por acrecentar, antes que mejorar, el malestar de la raro que el primerísimo contacto ocurra con todo el grupo familiar.
familia. En cada una de estas circunstancias, el terapeuta tiene modo de
Esta modalidad terapéutica se diferencia de una coterapia en recoger informaciones utilísimas que luego deberán ser an alizadas
tanto terapeuta y supervisor desarrollan misiones diversas de las en términos relacionales: lo que refiera uno de los familiares por
que desempeña una pareja común de terapeutas, que actúan con- teléfono o en un coloquio individual preliminar o , más a menudo ,
temporáneamente en una sesión. Entre otras cosas, la experiencia el trabajador social (que actúa dentro de una institución) , deberá
con este modelo terapéutico nos ha demostrado qué eficaz es la ser considerado como una versión del problema y no como el pro-
blema , acerca del cual, en ese momento, no se sabe absolutamente
7 nada .
"El supuesto principal de una supervisión directa parte de la comproba-
ción de que toda familia puede absorber al terapeuta en los módulos de inte- El terapeuta relacional recibe, mediante el llamado telefónico o
racción, impidiéndole actuar en favor del cambio; en otras palabras, el tera- el coloquio individual, una serie de informaciones que van más allá
peuta termina comportándose con la familia de modo de reforzar las mismas de los contenidos específicos y que le permiten enterarse de algu-
modalidades transaccionales que la Uevaron a la terapia" (Montalvo, 1973). nos aspectos transaccionales de indudable importancia.
42 TERAPIA FAMILIAR LA FORMACION DEL S I STEMA TEAAPEUTICO 43

U que rekfonea. por ejemplo. puede ser el más motivado para 1) el estadio social. en que se recibe a la familia y se la ubica
una intervención terapéutica. pero también el que qu iere "arrastrar" cómodamente:
a los otros a la terapia. En algunos casos el que llama se propone, 2) el estadio de focalización del problema ;
mediante un primer contacto exc lusivo , estab lecer con el terapeuta 3) el estadio interactivo , en que se pide a los fami liares que ha-
un<J coaliciónR aun antes de conocerlo en persona. Esto lo colocará blen entres í:
en una situación privilegiada y a continuación hará que se sienta 4) el último estad io. en que se concierta el objetivo de la terapia.
autorizado para presentarse como el interlocutor más importante e
in fom1ado de la fam ilia. Dando por en tendido que esta esquematización pretende ser
Puede suceder. en cambio, que éste ubique en seb'l.lÍda en una una simplificación, válida sólo para facilitar al lector la comprensión
situación competitiva con el terapeuta mediante una serie de ma- del desarrollo de la entrevista , analizaremos ahora en particular cada
niobras destinadas a ponerlo en guardia e informarlo del hecho de uno de los estadios.
que, si quiere conocer a la familia, deberá someterse a sus reglas: él
decidirá a quién llevará consigo, la hora y el día del encuentro, el
verdadero diagnóstico (en tanto formu lado por él) del hijo, por
ejemplo cómo comprender el problema sin incurrir en errores de
l. ESTADIO SOCIAL
evaluación , etcétera.
El que telefonea, mediante el tono de la voz o los contenidos
En esta fase inicial el terapeuta se propone ubicar a todos los
verbales mismos puede querer comunicar que la situación es deses-
miembros de la familia de modo que se sientan cómodos, y esta-
perada , que en realidad toda la culpa es del-hijo o del cónyuge o de
blecer un primer contacto con cada uno de ellos.
un hecho histórico del pasado, y que un encuentro terapéutico sólo
servirá, en el mejor de los casos, para confirmar oficialmente lo Los hace sentar como les plazca, se presenta y les infonna sobre
que él expone por teléfono. la existencia del espejo unidireccional, del supervisor y del grupo
Otras veces, en cambio, el que telefonea siente embarazo al re- de escucha, familiarizándolos con el ambiente; también les comu-
quetir una intervención que él ya vive como estigmatizan te o, por nica su deseo de establecer una atmósfera confidencial y en nada
lo menos, como una derrota de la familia. O bien alimenta expec- profesional (por lo menos en lo que respecta a una modalidad de
tativas mágicas respecto det terapeuta e intenta , ya desde ese mo- relación oficial y distante). Después pide que cada uno diga su
mento, delegar el problema al experto, con el fin de .ibrarse en nombre y formu la una serie de preguntas que pueden activar res-
seguida de la cuestión. puestas participantes e interesadas por parte de todos.
Es obvio que será distinto el modo de entrar en contacto y reci-
LA PRIMERA SESION
bir infonnaciones de niños o de adultos, y también variarán los
Suponiendo que el primer encuentro se desarrolle con la familia contenidos de las preguntas y la actitud del terapeuta si se encuen-
en pleno , he dividido esquemáticamente esa sesión e n cuatro esta- tra dialogando con un campesino o con un maestro, con un adoles-
dios sucesivos :9 cente en fase oposicional o con un niñito asustado, con una mad re
orgullosa de su rol de educadora de sus hijos o con una que está
8 Por coalición se entiende "un acuerdo de alianza establecido para ven taja
cansada de hacer las tareas domésticas, etcétera.
mutua de los aliados frente a una tercera parte" (Siuzki, 197 5 ). Un terapeuta fami liar debe aprender a entrar en el mundo del
9
Este esquema remonta al presentado por Jay Haley en el curso de los
otro adaptando su propio lenguaje, su estilo personal y su experien-
seminarios realizados para el equipo clínico de la Pbiladelpbia Cbild Guidan- cia a la persona de que se trate; también debe aprender a respeta r
ce.en 1972 . las "reglas" de esa específica familia y a encuadrar la realidad y las
44 TERAPIA FAMILIAR LA FO AMACION DEL SISTEMA TE AAPE.UTICO 45

necesidades de ese grupo en el marco más amplio del contexto so- ejemplo, los padres juntos, o uno de los dos , sienten la exigencia
cial.10 de exponer el problema qu e les preocupa ya al empezar a hablar,
En este primer estadio el terapeuta se propone comunicar a los en cuyo caso la atmósfera se caracteriza de golpe por un estado de
componentes de la familia que cada uno de ellos es para él igual- malestar general, hasta asumir a veces un tono decididamente acu-
mente importante y que se interesa en ellos no sólo porque presen- satorio. O bien se puede percibir de inmediato que el paciente
tan un estado de malestar. Por lo tanto, el coloquio versa sobre identificado (caso bastante frecuente con los adolescentes) ha sido
temas neutros respecto del problema que ha traído a la familia a la llevado a la sesión con un subterfugio, subrayado por una actitud
consulta : éste será un modo eficaz de establecer un contex to cola- de complicidad de los progenitores. En otros casos se tiene en se-
borativo desde el comienzo, y de presentar una primera regla de la guida la impresión de que la familia no ha venido espontáneamen-
terapia : cada uno es igualmente importante y digno de atención. te , sino enviada, contra su voluntad, por alguna au toridad externa
Corresponde al terapeuta la tarea de cuidar esta primera regla (escuela, instituciones varias, etcétera), por lo cual la actitud se
durante todo el curso de la terapia, previniendo y bloqueando, ni muestra fu ertemente defensiva y plena de sospechas.
bien surja, todo intento de infracción , en interés mismo de la familia.
Entonces, si por una parte el terapeuta debe entrar en el universo Relaciones entre los padres y los hijos
de la familia y adaptarse a él, por otra la familia debe entrar en las Los padres pueden mostrarse muy severos con los niños, preocu-
reglas de la terapia. Este concepto de mutua adaptación es funda- pados por su actitud formal (cómo se sientan , si responden con
mental, porque representa una modalidad de encuentro sobre un lenguaje apropiado, etcétera) o, por el contrario , absolu tamente
plano concreto, que hace que todos se sientan responsables e igual- despreocupados. En otros casos dan la impresión de una extrema
mente comprometidos en un trabajo común. incompetencia al enfrentar un comportamiento decididamente ex-
En esta primera fase el terapeuta recoge una serie de observacio- •.ravagante o rebelde, que un lújo manifiesta en el curso de la se-
nes útiles para enfrentar las fases sucesivas de la sesión : sión. A menudo, desde el comienzo, destacan las diferencias que
existen entre el hijo "problemático" (descripto como incapaz, in-
Tono general de la familiil seguro y engañoso en la relación) y otro hijo que en cambio "es to-
Una familia puede presentarse "congelada": cada uno responde do lo opuest o" (competitivo, segu ro de sí y plenamente ajustado a
a las primeras preguntas del terapeuta con monosílabos, observan- las expectativas de sus padres), y subrayan la imposibilidad de col-
do largos silencios. Otra puede aparecer jovial y contenta de en- mar la diferencia entre ambos. 11
contrar una atmósfera confidencial: los niños son muy movedizos El terapeuta observa también cómo los lújos responden a las so-
y comienzan a jugar como s( estuvieran en su casa. En otra, por licitaciones de los progenitores y cómo éstos activan a su vez tran-
sacciones con los hijos. Ocurre con frecuencia que el paciente iden-
tificado pide confirmación a los padres (mediante la mirada, un co-
10 Esto confirma una vez más la necesidad de que el terapeuta relacional
mienzo de respuesta sugerido por uno de ellos, etcétera), incluso
conozca el ambiente sociocultural y el contexto específico donde vive y actúa
la familia . Por lo tanto con mayor razón, según el enfoque relacional, el tera-
peuta se ve forzado a conocer antes y a intervenir después en el contexto del
11 A propósito de la elección del chivo emisario, Vogel y Bell afirman
que proviene la familia y en el cual ésta expresa sus propias realidades de rela- que una modalidad de selección frecuente nace de la identificación de un hijo
c ión más significativas. La metódica relacional podría resultar particularmente con el progenitor al que se parece. Se ven así en el hijo "caracter ísticas" deci-
ú ti! para los trabajadores de los servicios socio-asistenciales, que actúan en la didamente negativas, y aunque en realidad el progenitor también las posea, la
trama misma de la comunidad, donde un conocimiento de las relaciones inter- atención centra siempre en el hijo, nunca sobre el padre. Así, puede suce-
sitémicas, además de una dimensión sociopol itica correcta, puede resultar der que un progenitor reproche al hijo por todas las características que re-
fundamental para enmarcar un determinado fenómeno y para proponer luego chaza en su cónyuge, frente al cual, sin embargo, es incapaz de expresar direc-
una intervención específica . tamente sus sentimientos (Vogel y Bell, 1960).
46 TERAPIA FAMILIAR LA FORMACION DE L SIST EMA TERAPEU T ICO 47

cuando el terapeuta lo interroga sobre su nom bre o sus amigos en lectura. qué im portan te es la observación y el uso de los p rocesos
la escuela. de coalición en el trabajo terapéutico con las familias. 1 2
En o tros casos un comportamiento .extravagante, perturbaciones
muy visibles como ties, balbuceos, estereotipias motrices pueden Relación entre los hijos
asumir un ritmo y una frecuencia muy particular y variar notable- Es importante observar también las interacciones en el nivel de
mente durante la sesión, según que el niño se sienta acusado, o lo- la generación de los hijos, en cuanto "el subsistema de los henna-
gre. en cambio, recuperar un espacio de autonomía y los pad res nos es el primer laboratorio social en que los hijos pueden experi-
destaquen algún aspecto positivo de su personalidad . men tar con relaciones entre coetáneos. Dentro de este con texto
los hijos sostienen, a islan. est igmatizan y aprenden unos de o tros"
( Minuchin , 1977).
Relaciones entre los padres A nivel de los hijos, la capacidad u la falta de capacidad para
Si hay un niño perturbado, los padres tienen a menud o opinio- unirse en un juego, para mostrar intereses comunes o sostenerse
nes contrastantes acerca de cómo encarar el p roblema. A veces recíprocamente frente a los adultos, dará la medida del grado y de
muestran un desacu erdo patente ya desde esta fase, y o tras se pre- la rigidez del rol de chivo emisario desempeñado por el niño-pro-
sentan unidos al comienzo, para criticarse más tarde en el curso de blema y. en última instancia, será proporcional al grado de tensión
la terapia . y de molestia expresados por el sistema familiar.
Con frecuencia la relación entre los progenitores resulta m edia-
da por un hijo, por lo general el paciente identificado, que es utili-
Relación entre los miembros de la familia y el terapeuta
zado como vehículo de comunicación entre ambos. De tal manera
La actitud de los niños respecto del terapeu la, en esta fase ini-
cada cónyuge expresa su crítica respecto del otro sin hacer peligrar
cial, puede reflejar, por ejemplo, la modalidad con q ue los pad res
la relación conyugal. Puede suceder, por ejemplo, que mientras el
los han puesto al corriente de la consulta. Si un niño parece atemo-
padre, a requerimiento del terapeu ta, habla con interés de su acti-
rizado en el primer contacto con el terapeuta, a veces eso indica
vidad laboral, madre e hija de once años intercambien guiños y
que vive su presencia en ese contexto como un castigo y teme que
sonrían entre sí con complicidad , como para descalificar el intento
lo dejen abandonado allí. Si los niños se muestran joviales y cu rio-
del padre, de presentarse como un hombre competente. O también
sos por la presencia del terapeuta y por el ambiente, es posible que
que mientras la mujer habla de sí misma, el marido sienta Ja nece-
los padres hayan presentado el encuentro como una cosa agrada-
sidad de "distraerse" (por ejemplo, jugueteando con el hijo de tres
ble y divertida, lo que hace prever una disposición optimista y co-
años), aparentemente de un mod o totalmente casual, pero en reali-
dad con una recurrencia precisa, es decir todas las veces que el in- laborativa por parte de estos últimos.
terlocuto r privilegiado es la mujer. Observando el comportamiento de los niños el terapeuta nota
El terapeuta puede también observar cómo la presencia de una además si la familia se ha sentido forzada a aceptar la consulta por
abuela en la sesión congela la relación entre los padres respecto de pedido de alguna autoridad escolar (maestro, director, psicólogo).
la educación a impartir a los hijos, o refuerza, en otros casos, la po- En estos casos los niños, en particular el paciente identificado, po-
sición central y la competencia del marido (respaldado visiblemen-
12 " Es el cwíndo y el cómo de su formación (de las coaliciones) lo que tie-
te por su madre) a expensas de la mujer, que aparece corno distan-
te Y deprimida , como si quisiera comunicar su posición "marginal" ne importancia fundamental ; la estructura, el orden secuencial , la intensidad ,
la persistencia y el estilo de las coaliciones observadas en el curso de una en-
en la conducción de la fami lia.
trevista familiar proporcionan informaciones-dave para determinar zonas de
Es obvio que se observan normalmente alianzas y coaliciones en conflicto familiar, descubrir las funciones de la homeostasis familiar, Y orien-
todas las familias. El lector podrá comprender, en el curso de la tar la estrategia terapéutica'' (Siuzki , 1975).
48 TERAPIA FAMILIAR LA FORMACION DEL SISTEMA TERAPEUTICO 49

drán adoptar un comportamiento reactivo, dando signos de inquie- 11. EL ESTUDIO DEL T'ROBl.FMA
tud y de fastidio desde el primer instante.
Recuerdo un caso en que el terapeuta asistió a un verdadero des- En este punto el terapeuta pasa de un estadio de conocimiento
calabro de la sala de terapia por obra de Roberto, un muchacho de general de la familia a una exploración más directa del problema
doce años. sin que los padres intervinieran en lo más mínimo; al que llevó a la familia a la consulta.
contrario, mantuvieron una actitud despreocupada, casi subrayan-
do su tácita aprobación de la actividad destructiva del chico. Cómo pedir informaciones sobre el problema
Sólo cuando el terapeuta, en el curso de la entrevista, se declaró La manera en que se fonnulan las preguntas sobre el problema
dispuesto a colaborar activamente con ellos para promover una re- es importante y susceptible de orientar la entrevista de modos dis-
lación más positiva entre la escuela y la familia (sin refrendar, por tintos. El terapeuta puede comenzar diciendo "¿Qué problema
cierto, la evaluación de "caracterialidad" del chico que la escuela tienen?" Una pregunta formulada así parece dirigida a la familia en
había presentado a través de los padres), Roberto dejó de romper general y define una situación en que se hablará del problema que
juguetes y se sentó cerca de sus padres, participando en la discu- ha motivado la visita. Cada uno de los presentes puede sentirse in-
sión. Debemos observar además que al final de la consulta los pa- vitado a responder; por lo común, si el problema se refiere a un ni-
dres quisieron que Roberto reordenara todo bajo su guía, como ño, la madre será la primera en recoger la invitación y proporciona-
para corroborar con una acción concreta su disposición a llevar a rá informaciones sobre la historia de esa determinada perturbación
cabo el plan concretado en la entrevista. y quizás de las "causas" que considera responsables. A veces el pa-
El terapeuta, ya en esta fase de conocimiento, puede observar dre 'Se asocia a la descripción de algún aspecto del problema, y
cuál es el miembro de la familia que intenta, de un modo más o otras puede asentir implícitamente a lo que refiere su mujer. Rara-
menos explícito, cautivar sus simpatías y su interés. mente una pregunta presentada así solicita respuestas diferenciadas
Si una madre, por ejemplo, quiere establecer desde el comienzo por parte de los padres o del paciente identificado: este último.
un contacto especial con el terapeuta, sea mostrándole en seguida como considera que él es la causa de un problema para sus familia-
exámenes de laboratorio o tests tomados al niño, o pidiéndole una res, no se sentirá generalmente ni interrogado ni con derecho a ex-
entrevista a solas o respondiendo por los hijos, todo eso permite presar su opinión al respecto.
entrever el peligro de que el terapeuta termine envuelto en una co- Es distinto formular la pregunta en un nivel más individual: el
alición con ella en el curso de la sesión, en detrimento de los de- terapeuta puede dirigirse a cada uno preguntándole, por ejemplo:
más familiares. "¿Cuál es el problema, en tu opinión?", y recibir una respuesta
Si los padres, además, miran con abierta exasperación a un hijo más personal. Esto asegura, en último análisis, que cada uno dis-
y en seguida vuelven la vista hacia el terapeuta como solicitándole ponga de un espacio autónomo de respuesta, y refuerza el proceso
asentimiento, es probable que lo estén invitando a tomar posición de diferenciación ya iniciado en la fase social. Para fomentar esto
junto a ellos "contra" el muchacho, y es posible que el terapeuta el terapeuta debe ser capaz de conducir el interrogatorio de un mo-
se vea implicado en otra coalición, dentro de un contexto clara- do coherente, tanto en el plano verbal como analógico: puede ha-
mente acusatorio. 13 cer uso del espacio y, eventualmente, del contacto físico, despla-
zándose y desplazando su centro de atención de un miembro de
13
la familia a otro y evitando así respuestas "inducidas" o de com-
Debido al proceso de coalición y a la posición del terapueta, Sluzki
(197 5) aflrma que "pese a sus esfuerzos, el terapeuta no podrá evitar que lo
envuelvan en una serie de tratativas en tomo al proceso de coalición. Pero la tido, y sólo con fines tácticos, b.e podido experimentar muchas veces que una
regla principal del terapeuta será establecer sólo coaliciones intercambiables, coalición oportuna con un miembro de la familia puede ser útil Y producir a
instrumentales, sin ligarse a coaliciones estables y apriorísticas". En este sen- veces el efecto de una verdadera coterapia.
50 TERAPIA FAMILIAR l.A FORMACION DEL SISTEMA TERAPEU T IC O 51

p romiso. Este, resulta tanto más en el caso de adolescentes o te rapeuta convencerla de que la cosa no es tan grave como ella la
nii\os que tcnninan a menudo por repetir lo que los padres esperan presenta o poner en evidencia la desp roporción que existe entre el
que digan, bien que exp resar lo que realmen te piensan decir. problema referido y el estado de ánimo de la madre. Es importante
El terapeuta puede dirigir también la pregunta en otro nivel y pre- que el terapeuta acepte todo lo que le dicen y comience a "ver" las
h'1Jntarle a cada uno: "¿Qué esperas al vcnir.aquí?" Una fomJUia- infom1acioncs recibidas en términos relacionales, formu lando qui-
ción de este tipo reduce sin duda el ámbito de se propo- zás ulteriores preguntas de esclarecimiento sobre ese comporta-
ne. en verdad. puntualizar las expectativas de la familia respecto de miento específico . para comprender la relación que existe entre el
la terapia. más bien qut: verificar el probh.:ma emer- toqueteo de la niña y las relaciones familiares más significativas.
gente. Otro modo de plantear la pregunta puede ser: "¿Qué cam-
bios querrias ver en tu familia?" En este caso la atención se desvía b) l,)ar consejos pedagógicos. Si se acepta el plano del consejo
de considerar la "perturbación" a formular juntos hipótesis sobre pedagógico se termina inevitablemente recayendo en una modali-
posibles transformaciones en el ámbito familiar. Si por una parte, dad de intervención tend iente a proveer desde el exterior solucio-
al hacerlo así. se pone en seguida el acento sobre la posibilidad de nes mágicas para el problema (tanto más gratuitas porque se las
un cambio constmctivo y sobre la disponibilidad del grupo para ofrece al comienzo de la terapia, cuando el terapeuta aún ignora
buscarlo (evitando desde el comienzo una atmósfera de tipo acu- totalmente las dinámicas del grupo). Aunque lo solicite alguno de
satorio) sin entrar específicamente en el mérito del problema, por los familiares o lo justifique una situación de malestar, a veces in-
la otra se corre el riesgo de enfrentar el objetivo del cambio en tér- sostenible, la sugerencia pedagógica impid e a la familia reapropiar-
minos genéricos o abstractos, sin que se cuestione nada en el nivel se de su historia o sentirse artífice del cambio.
de las relaciones intra o extrafamiliares. Esto, por otro lado , esto-
do lo que la familia a menudo espera de buena fe al iniciar una te- e) Permanecer implicado en las emociones de alguno de los
rapia: asistir a un cambio sin tener que cambiar nada de l status miliares respecto del problema. Esto no quiere decir que el tera-
quo. 14 peuta no tenga en cuenta lo que cada uno experimenta subjetiva-
mente, pero en este momento debe interesarse más en recoger he-
Cómo recibir lo que la familia refiere en torno al problema chos y opiniones de cada uno.
En esta fase en que se recibe la información, hay cosas que el te-
rapeuta no deberla hacer:
Es experiencia frecuente que familias que presentan problemá-
a) Dar interpretaciones o formular comentarios para ayudar a ticas graves, con exoactuaciones (acting-out) recurrentes del pacien-
una persona a ver el problema de una manera distinta de como lo te identificado, terminan por sacudir el temple del terapeuta me-
está presentando. Por ejemplo, si una joven madre parece trastor- d iante comportamientos muy dramáticos y emotivos que se pro-
nada y habla de una posible "depravación" de la hijita de cinco ducen durante la sesión. Si el terapeuta se deja arrastrar por el cli-
años , porque ésta "se toca continuamente", no le corresponde al ma emocional de la familia, tendrá escasas posibilidades de esta-
blecer un contexto terapéutico: será fácilmente pasivizado y mani-
14 pulado por las fuerzas homeostáticas más rígidas del sistema fami-
El terapeuta, como agente de cambio, podría encontrarse en el papel
bastante incómodo de quien al pretender forzar las reglas homeostáticas de la
liar, sin ninguna posibilidad de acceso a las energías positivas de la
familia en bien de la transformación, termina colocado en la situación del que fam ilia ..
debe juzgar. Si esto le ocwriera, se ubicaría prácticamente en una relación Este riesgo resulta particularmente evidente en el caso de inter-
fuertemente simétrica o por lo menos de descalificación respecto de la familia, venciones ambulatorias o domiciliarias, en el curso de una crisis
Y se reducirían mucho sus posibilidades de entrar en el sistema familiar. aguda: podemos preguntamos, por ejemplo, cuántas internaciones
52 TERAPIA FAMILIAR L.A FOAMAC ION DEL. S ISTE MA TEAAPEUT I CO 53

de urgencia en hospitales o pabellones psiquiátricos (que a menudo to experiencias fami liares, referidas como fundamentales para la
representan el inicio de una carrera manicomial) podrian evitarse comprensión del problema.
si el terapeuta lograse permanecer fuera del remolino emotivo de la Además, en el caso de problemáticas de pareja es frecuente asis·
crisis y si interviniera decididamente para romper el círculo vicioso tir a la invasión del espacio personal del paciente identificado por
que la refuerza, una vez analizadas las transacciones disfuncionales parte del otro cónyuge, que con buena intención se siente con de·
más flagrantes en que se ven envueltos el paciente identificado y recho a definir opiniones, sentimientos y pensamientos del partí·
sus familiares. Todo esto, posible en el plano técnico, una vez ad- cipc, evitando sistemáticamente hablar de los propios. En estas
quirida una competencia específica, es totalmente utópico en una circunstancias es tarea del terapeuta probar la rigidez de estos me-
dimensión de asistencia pública dirigida, como ocurre a menudo , canismos, favoreciendo ya desde ese momento una expresión más
hacia una pura y simple contención de la crisis, y sostenido por un libre de las ideas de cada uno y una demarcación más neta de las
modelo psiquiátrico que lleva, en la praxis, al aislamiento y a la es- recíprocas autonomías.
tigmatización del "sujeto en crisis".
Entre las cosas que el terapeuta debería hacer, en esta fase de re- b) Si alguno interrumpe, anotarlo (observando de qué estaba ha·
cepción de información, están las siguientes: blando el otro o a quién se dirigía, en el momento de la interrup-
ción, etcétera) e impedir que eso ocurra de nuevo. A veces se lo
a) Que cada uno exprese su opinión sobre el problema, para puede realizar de un modo simple, con una observación verbal o
probar el nivel de autonomía y de respeto de los miembros de la con un gesto de la mano; en otros casos, sobre todo cuando la re-
familia. En toda familia hay personas que hablan con gran facili- gla familiar es la descalificación sistemática de todo lo que el otro
dad y a veces lo hacen incluso por otros que tienen dificultad o dice, la misión del terapeuta es similar a la del vigilante en un cru·
que prefieren no definirse. ce bloqueado por el tránsito; deberá utilizar todos sus recursos para
En esta fase el terapeuta comienza a analizar el nivel de diferen- establecer un contexto de respeto recíproco, por lo menos míni·
ciación de cada miembro de la familia y Juego de la fam ilia como mo, pues en caso contrario se verá envuelto en una operación sin
sistema, 15 sirviéndose del espacio, de la propia inventiva y creativi-' esperanzas.
dad personal, y del poder terapéutico. Debe evitar además que alguno responda por otros o que u tilice
Por ejemplo, hablar con un niño no significa sólo pedirle que sistemáticamente el "nosotros", en un intento de dar respuestas
responda, sino usar su lenguaje aceptando modalidades analógicas genéricas o de cobertura.
de respu esta, entrar en su espacio personal, hablar mientras nos in·
teresamos con él en un juguete o sentándonos a su lado, impedir e) Solicitar a los miembros de la familia que se refieran al pro-
que los padres puedan interferir con palabras o con la mirada en blema en términos concretos, circunscriptos, no aceptando deftni-
sus respuestas. Así también, al comunicarse con un anciano no se ciones abstractas o generales del tipo : "Se ha encerrado en sí mis·
puede pedirle que dé respuestas elaboradas o abstractas, desgajadas ma, ya no se comunica con nosotros", o bien "Está decididamente
de sus hábitos cotidianos; mucho menos minimizar o pasar por al- camb iado, antes estaba presente en la familia, ahora está, pero es
como si no estuviera", "Mi problema es que mis padres ya no me
15
El concepto de diferenciación ha sido minuciosamente descripto por entienden", ''Nuestro matrimonio es un total fracaso", etcétera.
Murray Bowen ( 1966}, para quien el nivel de patología familiar es proporcio·
nal a la mayor o menor diferenciación del Yo de la familia (undifferentiated
Cuanto más se exprese un problema de un modo concreto y cir·
family ego mass).
Según el enfoque estructural descripto por Minuchin ( 1977) la situación de cu nstanciado. tanto más posible será confron tar las opiniones de
gravedad se evalúa sobre la base de la penneabilidad o impenetrabilidad de los todos en sus elementos sustanciales, estableciendo Juego un obje-
límites personales e ir.terpersonales que existen dentro del sistema familiar. tivo terapéutico.
54 TERAP IA FAMILIAR LA FORMACION DEL SISTEMA TE RAPE U TICO SS

Observaciones del terapeuta nJoja la cama . golpea a sus ti.:nc miedo de la oscurid¡¡<.J
Mientras el terapeuta p lantea pregu ntas y alienta a hablar, debe o de estar solo. rech az¡¡ la escuela. etcctcra. Es probable que al ue-
observar cómo se comporta cada uno, qué dict:. y , en fin, analizar fini r el problem a en uno cu alqu iera estos modos, esa madre es-
la congruencia entre com¡;ortamicn to y contenido verbal. té también comunicand o al ta<Jpcuta que no se sie nte compe tt: nt .:
Además, mientras alguno está habland<J con él. observa las reac- como madre: es incapaz de resolver por sí misma e l problema de
ciones de los otros: éstos podrán comunicar, a veces de un modo su hijo y nadie en la familia pa rece estar en condiciones de ayudar-
explícito y más a menudo en fom1a encubierta, sentimientos de la. El padre podrá asociarse a la mujer y ambos enumerarán al tera-
hostilidad, de fastidio. de acuerdo o desac.uen.lo. el e complacencia peuta los inten tos realizados par a reso lver ese problema espec ífico .
o de indiferencia. Es probable qu e el resultado de los fracasos experimentados p o r
En particular, son significativas las reacciones del niño o del los padres sea la convicción de que hay algo dentro del niño que lo
adolescente "problemático" mientras los padres hablan de él: en lleva a comportarse de una manera anormal; y es justamen te esta
este pu nto un anál isis relacional de los estados de án imo y de l convicción lo que ha motivado a la familia a buscar ayuda.
comportamiento manifestado por el muchacho en la sesión puede Concebir el problema en estos ténninos no ha sido de mucha
proporcionar una serie de indicaciones para comprender e l pro- ayuda para esa familia hasta ahora. Si el te rapeu ta acepta observar
blema de un modo más comple to. " qué está roto" dentro del nifio, es probable que experimente las
El terapeuta observa con atención las reacciones del padre mien- mismas frustraciones ya sentidas por la fam ilia. Pero si e l terapeuta
tras habla la m ad re y viceversa, porque es probable que tarde o logra pensar en términos de: "Qué es lo que en esta situación pue-
temprano deba enfrentarse con algún desacuerdo : también es posi- de motivar a l niño a compor tarse de esta manera", esto lo llevará a
ble que el desacue rdo pase a través del niño, de un modo expl íci- escuchar los discursos de los padres con un oído ''relacion al".
to o analógico. Es casi la regla que una p erturbación que se mani- Por ejemplo, una madre dice: "Ve, Mario (el hijo de 9 años) es
fiesta en un niño sea reflejo de los problemas de la pareja. 16 El te- como un pollito asustado: tiene m iedo de salir de casa y se pasa
rapeuta, por lo tanto, puede recoger informaciones importantes todo el día escondido detrás de mis polleras". Mientras la madre
oyendo cómo los padres presentan el problema del hijo .' ' habla, Mario está sentado detrás de ella, con la cabeza baja, como
escudándose en el cuerpo de la madre . Esta última afirma además
que Mario es mentiroso y no quiere hacer nada , pero vuelve en se-
¿Dónde reside el problema, dentro del niiio o en la situación que
guida al problema central, es decir, que el nifio tiene miedo, que
lo circunda?
nunca se separa de ella y que ella no ve remedio alguno a la situa-
Una madre define a un niño como problemático; las perturba-
ciones pueden ser muy variadas: presenta tics, d ice mentiras, roba, ción.
El nifio llega al ex tremo de querer dormir en la cama de lama-
dre, y por lo tanto el padre tiene que trasladarse al living. Los
16
Vogel y Bell han estudiado a fondo las modalidades de asignación del otros niños, de 13 y de 5 años, según la madre nunca presentaron
rol de chivo emisario en la familia, y han establecido que en todas las familias comportamientos de este tipo y son absolut amente n ormales.
examinadas un hijo en particular quedaba envuelto en las tensiones entre sus Interrogada sobre la conducta de Mario en la escuela, la madre
padres. En las familias perturbadas, éstos viven con un profundo temor su re- responde que no está bie .1 informada; que el maestro le ha dicho
lación conyugal Y el hecho de ser padres. No. creen poder prever con certeza
cómo responderá el o tro a su comportamiento. Y sin embargo la respuesta que el niño es muy lento en el aprendizaje; se detiene sobre to do
del otro se siente como muy importante y potencialmente peligrosa (Vogel y en describir el momento "dramático" en q ue el niño debe separar-
Bell, 1960). se de ella. en el umbral del aula, para entrar a clase.
17
A propósito del escuchar de un modo metafórico, véase en el capitulo 4 Cuando el terapeu ta recibe informaciones como éstas no sabe
el parágrafo sobre " La metáfora como modalidad comunicativa". por cierto cuál es en realidad el problema y mucho menos cómo
56 TERAPIA FAM I LIAR LA F O RM A C ION DE L SISTEMA TE RAPE UTI C I) 57

procede r. Ha recibido só lo la versión de la madre. o más bien su para separa rs.:- d.: ella. Pod rá a mpliar luqw su ámbito de observación
idea de que el problema está "dentro" del niño y que nadit• puede 9
( l'S deci r. pe nsa r e n té rminos de tr(adas' ). imaginando que el niño
hacer nada.
está ayudando al r ad re y a la mad re con su comporta-
Obtener ulteriores informaciones, evidenciar modelos transaccio- mi ent o " anormal".
nales habituales. 1ímites personales e interpersonales , canales fun- Si por ejemplo los padres no pueden estar juntos sin pelearse .
cionales y disfuncionales, constituyen modalidades operativas ten- sobre todo en el lecho, en to nc.:es los temores de Mario se rvirá n para
dientes a construir un mapa 18 de las relaciones familiares más sig- mantenerlos separados y , en última instancia . tendrán u na fun ción
nificativas, para definir lu ego un plan terapéutico. protectora.
Es posible que en el curso del encuentro su¡jan tesis con trastan- Los padres podrán afinnar con mucha tranqu ilidad que Mario es
tes. Por ejemplo, el padre no está de acu erdo con la madre. sino qur el problema (porque de hecho los miedos de éste son reales), más
piensa más bien que "ella está muy encima de Mario y nunca lo deja bien que problematizar su pro pia relación de pareja.
solo". Podrá también dar a entender que no le gusta tener que irse
a domúr en el living, aunque siempre lo haya aceptado para "pre-
venir" los miedos de Mario.
El terapeuta deberá escuchar también a la hennana y al hermanito, 111. E l ESTAD IO INTERACTIVO
preguntándoles quizás si alguna vez desearon donnir por tumo en
el lecho de su mamá, o bien interrogándolos sobre las responsabili- Hay dos momentos sucesivos cu ando se indaga so bre el pro blema.
dades que los padres confían respectivamente a sus tres hijos (esto En el prime ro , ya descripto , cada uno refiere su opinión : en esta
permitirá poner a prueba las relaciones interpersonales en el nivel fase el terapeuta es decid idame n te la figura m ás central y respo nsa-
del subsistema de Jos hijos, y qué funciones desempeñan éstos res- ble ; a él le corresponde asegura r a cada uno el espacio para que
pecto de sus progenitores). En esta indagación el terapeu ta incluirá pueda expresarse en fonna autónom a, y también es el in terlocutor
también a Mario, para observar las transacciones entre los tres her- privilegiado al que se d irige cada uno de los familiares.
manos .
Ver a la familia como un conjunto y recibir informaciones sobre
el problema desde el punto de vista de los padres y de los hijos pro- 9
J Jay Haley es el estudioso de la comunicación humana que ha enfocado
porciona al terapeuta e lementos útiles para evaluar si el padre está más profundamente el significado de la unidad triádica y el profundo cambio
en condiciones de ayudar a la madre y al niño a "separarse" uno de óptica que se obtiene con el paso del análisis del individuo al de la relación
de otro, o qué espacio ha quedado disponible, en el nivel d e los dual y luego al de unidades que incluyen por lo menos a tres personas en cada
hijos, para reincorporar a Mario al c lan de los niños. secuencia co municativa. Un lenguaje adecuado para describir individuos o
Al proseguir la sesión el terapeuta podrá observar (en ténninos díadas, resulta insuficien te para definir una relación en tre tres. Las relaciones
dUídicas, por ejemplo, pueden de.scribirse como simétricas (cuando dos perso-
diádicos) que la madre tiene las mismas dificultades que tiene Mario
nas interactl'lan con el mismo tipo de comportamiento) o complementarias
(cuando el comportamiento de uno completa el del otro), pe ro es te lenguaje
18 ya no resulta exhaustivo si la unidad a describir está formada por tres personas :
El mapa de la familia, según Minuchin (1977), es sólo un esquema de en el caso de la tríada se hablará más bien de procesos de coalición, es decir,
organización. "No representa la riqueza de las transacciones familiares, así de alianzas entre dos personas ..:ontra una tercera. Una vez superadas las limi-
como un mapa no representa la riqueza de un territorio. Es estático, mientras taciones de un análisis de tipo individ ual o dual para pasar a uno triádico , el
que la familia está constantemente en movimiento. El mapa, sin embargo, es relacional llegará casi automá ticamente a ampliar el cam po de obser-
un poderoso instrumento de simplificación, que ayuda al terapeuta a organizar vaciones, incluyendo en él el ám bito fa miliar del individuo y en seguida la
el vasto material que va recogiendo y a formular hipótesis sobre sectores fami- unidad más amplia : la familia extensa y el contexto social del que la familia
liares que funcionan bien o pueden ser disfuncionales." sólo representa un eslabón entre otros.
TERAPIA FAMILIAR
!..A FORMAC I ON DEL SISTEMA T ERAPEUT I CO 59
58

F.! segundo momenw es l'i (:'Sfadiu inrera ctillrJ. e n r l cu¡¡! <'l tl'ra- <.ll'l c hico. En seguida agrega qu e no c ree que e l marido "d isponga
pcuta se de tiempo". y, en último amilisis. no parece abrigar m uc has expec-
tativas sobre esta entrevista : insiste larga mente en que no se hable
a) activar intercambios ent n:: los rnit:m- de epilepsia 20 delante de Sandro , "porque el niño no de be sa ber' '.
bros de la familia sobre el problema o sobre alguna otra te má- No obstante los temo res maternos, participa de la sesión la fami-
tica vin culada con él. asumiendo una posición menos central; lia Valeri completa: padre , madre, Sand ro , Piero (hen nano de 17
b) recibir de esta manéra ulteriores informaciones sobre las re la- años) y tía m aterna (que vive con los Valeri desde q ue quedó vi uda).
ciones interpersonales. con el fin de visualizar la estructura de Después de poco más de media hora el cuadro se percibe como
la familia y las reglas que. rigen las transacciones·de sus miem- mucho más amplio y complejo de lo que podía parecer en la con-
bros : es decir, el terapeuta observa cómo éstos se ponen en versación telefó nica con la madre. Esta últim a ratifica todo lo dicho
relación en trc sí. recoge y selecciona las infom1aciones verbales por teléfo no, pero con el agregado de que al describir el comporta-
y no verbales más significativas, fo nnu la hipó tesis sobre las mien to t iránico y a la vez dependien te de Sandro respecto de ella,
secuencias comunicativas funcionales y d is funcionales que se parece mostrarse reiteradame nte comp lacida por ello, y utiliza la
entrccmzan en el curso de la sesión ; cnfem1edad como única j ustificación aceptable.
e) preparar el camino para la sucesiva de finició n de un obje tivo La tía adora a Sandro y está disp uesta a secundarlo en todo,
terapéutico. duerme en la habitación co n él "porque el niñ.o puede tener crisis
de noche" (que nunca n1 vo) , y por lo tanto no puede dormir solo,
Veamos mediante un ejemplo cómo puede desarrollarSe concreta- Y mucho menos con el hermano Piero, porque los dos son como
mente este estadio interactivo . "perro y gato".
Piero, a su vez, es descripto por la madre como un chico paciente,
juicioso y maduro. Sandro y Piero parecen comportarse en verdad
El caso de Sandro : ¿dónde está la epilepsia? como perro y gato, se lanzan ojeadas plenas de desconfianza, y se
Sandro es un chico de doce años que ha sufrido perturbaciones provocan en varias oportunidades en el curso de la sesión. Toda o tra
epilépticas desde los cuatro anos. Las crisis se controlan bien con relación a nivel del subsistema de los hijos parece obstaculizada en
la terapia famucológica, al punto que hace varios años que no se ese momento por la necesidad de mante ner una fuerte alianza, res-
repitieron manifestaciones clínicas. Lo envían para uua consulta pectivamente con la tía y con la madre.
familiar, después de haber sido tratado en repetidas oportunidades, El padre, empleado municipal, se describe corno totalmente ab-
aunque sólo por breves períodos, como paciente ind ividual. Motivo sorbido por el trabajo en obra, pero se muestra en seguida como
de la derivación es su comportamiento de·scripto por la m adre como persona concreta y competente. Es la primera vez que se encuentra
rebelde , tiránico y prepotente, que se agravó en los últimos dos implicado en primera persona, en la terapia de Sandro, y no parece
años, desde que Sandro comenzó a salir más a menudo de casa. de ninguna manera renuen te para ofrecer su colaboración. Afirma
Es la madre la que te lefonea al terapeuta. Ya en este primer en forma explícita q ue la "enfermedad" de Sandro sólo es resultado
contacto telefónico se declara exhausta y desconfiada respecto de
20
una "enfermedad" qu e considera casi como incurable: se siente El terapeuta debe evitar verse envuelto en Jos llamados secretos a voces
impotente frente al com portamiento de Sandro, que exige que ella de la familia , es decir, aceptar como "secretos" cosas de las que todos tienen
conocim!ento. Establecer desde el inicio un contexto fran co y leal, evitando
lo bañe. lo vista, le haga comidas especiales, tiranizándola de todas todo tipo de complicidad, hace caer la fachada y pennite acceder a la interio-
las maneras. ridad de las realidades y de las necesidades de la familia. En caso contrario, es
Dice que el tratamien to familiar le fue aconsejado por un neuró- fácil que el terapeuta sea manipulado por las fuerzas más rígidas del sistema y
logo que desde hace un tiempo se ocupa de la terapia farmacológica pierda el poder terapéutico.
60 TERAPIA FAM ILIAR L.A FORMAC ION DE L. SISTEMA TE RAPEUTICO 61

de que la t ía y la madre lo consienten : la madre se lamenta constan- He aquí un tramo de la primera sesión, relativo al estadio inte-
temente por el comportamiento del niño, pero term ina secundán- ractivo.
dolo en todo; la tía lo mima y lo protege porque lo consid era más
débil que los otros niños de su edad. Es evidente que el padre. al Terapeuta (dirigiéndose al El terapeuta palmea el hom-
expresarse en estos términos, está hablando no sólo de Sandro sino padre) : Tengo la impresión de bro al padre, como para refor-
también de la mujer y de la cuñada e implícitamente de su relación que Ud. tiene ideas muy claras zar su requerimiento de colabo-
con ellas. sobre el problema de Sandro. ración con un gesto amistoso.
Santl ro , int errogado por el terapeuta sobre las afim1aciones del ¿Qué le parece si me ayuda
padre, parece concordar con la tesis presentada por este último. El también a mí a tenerlo más en
hecho de que el niño acep te una redefinición de su claro?
en términos relacionalt!s (el ser consentido por la madre y la tía)
parece importante, porque permite entrever un primer espacio
Padre : Claro, ¿por qué no?
operativo para la terapia : si por una parte extrae de sus caprichos Si eso puede ser útil. . .
una fuente d e poder para tiranizar a la familia y recibir una serie
de ventajas secundarias, por otra parece deseoso de encontrar una
identidad más adecuada a su edad . Terapeuta : Mire, Sandro dijo Esta acentuación positiva sir-
Es obvio que encu adrado en términos relacionales el problema que está de acuerdo con su ve para reforzar la probable
ya no es la epilepsia , de la cual, por lo demás, ninguno de los fami- "diagnóstico", o sea que él es alianza entre padre e hijo,
liares volverá a hablar en el curso de la terapia, ni la maldad de un consentido. Este ya es un y antes de pedirles que se en-
Sandro (hasta entonces racionalizada en términos lineales como hecho mu y positivo, encontrar frenten directamente.
consecuencia de la epilepsia) , sino que el comportamiento inadap- que un padre y un hijo están
tado de Sandro aparece más bien corno la resultante de una serie de acuerdo. Quisiera que Ud. El terapeuta no sólo solicita
de interacciones y de conflictos interpersonales en el nivel de los ahora discutiese con Sandro a ambos un análisis teórico de
adultos significativos -de esta fam ilia , y también en el nivel de los sobre esta cu estión de ser con- la situación, sino también los
· hijos.
sentido, sobre todo qué sign ifi- compromete en una propuesta
El fin principal de la terapia es, por lo tanto. ofrecer alternativas ca concretamente en su familia operativa, que califica como
a la familia, aceptando lo que se presenta como el problema pe ro y si hay un modo de salir de la importante la tarea que se les
cambiándo le la esencia o ampliando su significado, según una mo- situación . asigrw.
dalidad transaccional. z¡

Terapeuta (dirigiéndose a Modo implfcito de prevenir


Sandro , que está sentado entre posibles interrupciones de la
la madre y la tia) : ¿Por qué no madre y de la tia e incluso qui-
21
"Los esfuenos del terapeuta, tendientes a cambiar procesos comunica- corres tu silla y te pones frente zás del hermano may or: al mis-
tivos disfuncionales, incluyen también la capacidad de proporcionar a los a papá, .para que nosotros (di- mo tiempo el terapeuta valoriza
miembros de la familia modelos nuevos y más diferenciados en los que pueda la importancia de o ir lo que se
rigiéndose a los demás familia-
enmarcar sus propias experiencias. El modelo de evaluación que un miembro
de la familia utiliza en una determinada situación puede modificarse a veces res) podamos oír sin molestar- va a decir y se ubica él mismo
de modo de promover la exploración de nuevas dimensiones" (Minuchin, 1967 ). los a Uds.? en tre los espectadores, con el
62 TERAPIA FAMILIAR LA FORMAC ION DEL SISTEMA TE RAPEUTICO 63

fin de ojirioli7ar de un modo Madre (se mere de prepoten-


evidente 10do lo que esrá por cia en este punro): Y si no co-
ocurrir. 2 : rro en cuando me lla-
ma del baño (se dirige altera-
Sandro (sonriendo) : ¿Df'bo
peuta), es capaz de estar en el
ir con silla y todo? (Se corre
"trono" gritando como un lo-
hacia el padre. mientras el tera-
co, como si yo fuese su sirvien-
peuta se ubica entre la madre
ta.
y la ria).

Padre : Bueno, veamos un Terapeuta (dirigiéndose a El terapeuta trata de blo-


poco de dónde se puede co- la madre) : ¡ Por qué no deja- quear las intervenciones de la
menzar (con un tono cordial- mos que Sandro y su papá se madre sobre un rema en que
mente solemne). Ante todo, las arreglen ellos solos, por aho- ésta parece particularmente im-
no me gusta que andes con ra? Yo quisiera que Ud. me plicada y resentida: la interrup-
vueltas con la comida. Tu ma- ayudase a observar adónde pue- ción matema produce el efecto
dre tiene que desesperarse por- den llegar Sandro y su papá de darle a Sandro en un punto
cuando discuten entre sí, como sensible, en un terreno que lo
que verdura no quieres, no ha-
dos adultos. descalifica en su rol de interlo-
blemos del qu eso, la carne nun-
ca está bien cocida para ti. ¿No cutor "adulto " y al mismo
'?
es as1. tiempo parece destinada e im-
pedir que se prolongue la se-
cuencia padre-hijo.
Sandro: Es así, pero yo la
achicoria no la como. aunque
Sandro (visiblemente contra-
me mates ...
riado): Basta. Quiero irme.
Padre: Punto dos : la higiene.
Padre (dándole un golpecito El padre está asumiendo. en
¿me entiendes: ¿Qué significa
en la rodilla): ¡Cómo, qué ha- esta fase , la función del cotera-
que tu mamá tenga que estar a
cemos! ¿Vas a hacer caprichos peuta y se muestra muy eficaz
tu disposición y servirte como
también aquí? El doctor nos ha con Sandro.
si fueras un nenito?
pedido qut: discutamos como
dos adultos, ¿qué figura me
haces hacer?
22
Reestructurar el espacio es una técnica tan simple como eficaz para ex-
plorar o activar relaciones privilegiadas en el grupo familiar, y también para
Sandro : Dale, sigue.
recibir informaciones sobre los modelos comunicativos preferenciales de la fa-
milia en cuestión. Sobre el uso del espacio volveremos a menudo en el curso
de este libro, porque representa uno de los pilares de la comunicación humana Padre : Después está la cues- El padre está proporcionan-
no verbal : también su comprensión puede pennitir una activación, a veces tión del dinero. Tu madre te do ahora ulteriores informa-
dramática, de energías terapéuticas presentes en el sistema familiar. da cien liras por día además del ciones sobre los adultos signifi-
TERAPIA FAMILIAR LA FORMACION OE L SISTEMA TE RAPEUTICO 65
64

almuerzo; ¿por qué tienes que cativos de la familia: él querría Padre ( dirigéndose a su mu-
ir a molestar a la tía al negocio limitar la injerencia de. la tía jer): ¿Estás de acuerdo en que
y llenarte la panza de porque- en la educación dé Sandro; es Sandro debe dejar de hacerse
rías? posible que hable de injeren- el nenito? Pero tú no debes se-
cias también a nivel de su rela- guir permitiendo que siempre
ción de pareja, pero no parece se salga con la suya, como de
oportuno indagar sobre ese as- costumbre. El tiene que co-
pecto en este momento. mer lo que come Piero, debe
higienizarse solo y no andar
Sandro: l 00 liras no me al- con historias, ¿entendiste?
canzan, y además Piero, con la
excusa de la motocicleta, se
agarra 500 (mira a Piero con ai- Madre (ofendida): Estoy
re un poco provocativo). muy contenta de que Sandro
"crezca", pero tú te las tienes
Padre: Podremos discutir que arreglar con él. Si no estás
con mamá y aumentar a 200. nunca, la que debe soportar
Basta que Juego dejes de ir al sus caprichos soy siempre yo.
negocio de la tía. Y ya estoy harta. ¿Está claro?
¡Me contesta siempre como
Terapeuta (dirigiéndose al un carrero, tu hijo! No sé dón-
padre): Veo que Ud. sabe muy de puede haber aprendido cier-
bien lo que quiere de Sandró: Sandro parece visiblemente tas palabras. No hablemos ade-
estoy pensando en la posibili- gratificado por la idea de firmar más de pedirle que haga nada
dad de pedirle a Ud. y a su hijo un "contrato" con el padre. en casa: hasta se niega a ir a
que hagan un contrato sobre comprar el pan. Si no estuviera
estos puntos, quiero decir escri- Piero para darme una mano,
bir un acuerdo y luego firmar- no sé cómo me las arreglaría
lo los dos. (vuelta hacia Piero, con mirada
Pero antes querría que Ud. Ahora e/ terapeuta se propo- complacida).
discutiera con su mujer y con ne activar la interacción padre-
su cuñada los aspectos que les madre y madre-cuñada para T!"a (con voz angelical): Ada, Se reabre la alianza madre-
corresponden en relación con explorar otros aspectos de las mira, Piero tiene cuatro años Piero y tía.Sandro, que parece
estos puntos. Sin su colabora- relaciones familiares. más que Sandro y además al servir para evitar una confron-
ción el contrato con Sandro "pequeño" hay que saberlo tación directa entre las dos her-
corre el riesgo de fracasar. ¿No tomar. manas.
le parece?
66 Tt: FIAP I A. FAM IL. IAR LA FORMACION O EL S ISTE M A TERAPE UT ICO 67

Fiero (en voz alta): ¡Vamos ' tavos para gastártelos. pe ro a


Paril "saberlo tomar'' hay que condición de que no vayas más
darle c:mmte!os y chocolates. a fastidiar a tu t ia y que tu ma-
·om n tú le clils todos los d ías. má no me diga que la has exas-
perado. como de costumb re: .
Sandro : Mira 111k n habla.
d 'anti to de la i.' tú Padre (dirigiéndose a su cu-
qr"o;; con las q.tini, ntas ñada): Tú, Eleonora, no debes
J¡r,1'i qt:t' l<' papas todos los darle más chocolates y carame-
d Í.:Js ':' los, porque sobre todo le arrui-
nan el estómago .
Terupeura (dirigiéndose al t 'i t t?rapeutu hp
padtr:i He p erd id o el htlo : ¿en un e;:!re!azamiento de interac- Tt'a : No veo gué malle hace
qur..\ había quedado con su mu - ciones muy útiles para L•i:.twli- un poco de chocolate con le-
jer'.' zar algunas coaliciones [am ilia- che. de tanto en tanto.
res: ,,)?ora prefiere reC'cmducir
la discusión a los carril i>úcia- Fiero (en voz alta): ¡De tan-
les. porque se p roprme enfren- to en tanto ! ¡Pero Sandro está
tar al padre con Sandro !'11 un siempre metido en tu kiosco
terr!'no concreto. llenánd ose la boca de choco late
y caramelos!

Padre (dirigiéndose a su mu - El padre está o,{i'eciendo una Sandro (con rabia, al herma-
jer): De ahora en auelante me nwyor "presencia" a condición no): ¡No eches lei'ia al fuego'
las yo con Sandro: tú de que su mujer colabore con (es decir, métete en tus asun-
J ch:s referimu: minuciosamen- él no "consintiendo" N11Í.1 a tos).
te todo lo que u rde en casa. Sandro.
Pero debes te m1inar con eso
Tz'a (Ji rigiéndose al padre): ¿Alusión a la epilepsia y a la
de darle Sll:'!llpre e l gusto. De rollos modos, a mí ya no necesidad de que los adultos
me metan en esto. Tú eres el protejan más a Sandro ? La t(a
iHadre : No veo la hora de padre, pero pienso que no hay parece en verdad necesitada de
qu e t:$tés más p rese nt e en casa . que aganársela con Sandro: es que Sandro siga siendo peque-
Estoy muy contenta de "pasar- una criatura más sensib le que ño para mflntener su rol en este
te la batut a". los demás niños. sistema familiar; si Sandro cre-
ce y se d esl'incula, es ineJ>itable
Padre (dirigiéndose a San- El padre ha absorbido el el enfren tamiem o entre los
dro): fu estipend io subirá a mensaje dei terapeuta sobre el adultos de la familia.
doscientas liras por d b. porque contrato con su hijo y ya está
es j usto que tengas algunos cen- esbozando un programa.
68 TERAPIA F AM I LIAR L A F O RM ACION DEL S ISTEMA TERAPEUTI CO 69

Veamos qué elementos relacionales han impresionado más la la familia, en otros planos. La mayor ''presencia" del padre parece
atención del terapeuta en este fragmento de sesión. constituir un factor activante, pero no suficiente para reconstruir
El aparente proceso de coalición entre la madre y Piero, por una sobre bases más satisfactorias una unidad de pareja, que ya no ne-
parte, y entre la t ía y Sandro, por otra, parece tener por lo menos cesite de un paciente iden tificado. En e l curso de la terapia será
cuatro aspectos pragmáticos: necesario actuar en este sentido, mediante una profundización de
las dinámicas familiares, y también habrá que fomentar una mayor
a) Dificulta un contacto positivo en el nivel del subsistema de
fluidez de la relación Piero-Sandro (Piero podría ayudar a Sandro
Jos hijos y da por resultado que Piero y Sandro se comporten entre en el proceso de desvinculación, si ambos no estuvieran compro-
sí como perro y gato, siguiendo una distinción estereotipada de ro-
metidos en dos alianzas que tienden a distanciarlos, más que a
les, respectivamente de chico sano y de chico enfermo. La epilep- aproximarlos).
sia en este sentido justifica y refuerza el estereotipo. Es evidente, además, que la tía , para renunciar a las gratificacio-
nes que le vienen de proteger a su " criatura", deberá encontrar una
b) Mantiene al padre fuera de un gran sector de la vida familiar,
confirmación emotiva en otros planos, por el momento desconoci-
relegándolo a un rol "periférico". Es probable que su actitud habi-
dos.
tual haya favore cido el mantenimiento de alianzas familiares de las
que permanece excluido, según un continuum circular. Y, en este
IV. EL CONTRATO TERAPEUTICO
caso, su "no presencia" no parece ligada a datos convincentes de
realidad laboral, pues al comienzo, en la fase social, ha presentado
Un elemento esencial para la formación de un sistema terapéuti-
su trabajo como absorbente, pero con amplios espacios de tiempo
co es el acuerdo sobre un contrato terapéutico, es decir, la defini-
libre que transcurre generalmente con los amigos o yendo a cazar
ción de un o bjetivo.
durante el fin de semana.
El contrato terapéutico da la medida del compromiso de cada
e) Impide la desvinculación de Sandro (cosa que no parece ha- uno para el logro de los camb ios apetecidos. Cuanto más claro, cir-
ber ocurrido con Piero, que dispone en cambio de amplia libertad cunstanciado y concreto sea , tanto más eficaz y fructífera será la
individual). En este sentido la epilepsia, como perturbación orgáni- terapia. Cuanto más vaga y abstracta sea su formulación, tanto ma-
ca, puede haber representado un pretexto suficientemente válido yor será la posibilidad de malentendidos y de confusión en el curso
como para justificar la imposibilidad, o , por lo menos, un retardo de la terapia : la vaguedad de las metas será justamente lo que difi-
en el proceso de autonomía de Sandro hacia la adolescencia. cu ltará alcanzarlas. Además, cuanto más claro sea el objetivo tera-
péutico, tanto mejor podrá el terapeuta evaluar a distancia e l éxito
d) Evita , como hemos dicho, un enfrentamiento directo entre o fracaso de la intervención.
los adultos de este grupo familiar, mediante la identificación de un Si la primera sesión no ha proporcionado elementos suficientes
hijo como chivo expiatorio. para llegar a definir un primer objetivo, se podrá concertar la con-
tinuación con una o dos sesiones exploratorias. a fi n de evaluar to-
Proponer directamente en la sesión una relación privilegiada pa- dos juntos la situación.
dre-Sandro, sugerida, por lo demás, por los mensajes implícitos de Una vez es tablecido un primer objetivo terapéutico (que podrá
ambos (e l estar de acuerdo sobre la definición del problema, por obviamente modificarse o ampliarse en el curso de la terapia), será
ejemplo), puede proporcionar informaciones ú tiles para evalua r en posible establecer un acuerdo general sobre la duración del trata-
qué medida el padre es capaz de favorecer la desvinculación de míen to : fijar desde el comienzo el número de sesiones hará que
Sandro. En términos relacionales, esto no es realizable si algo no todos se sientan más comprometidos y corresponsables; producirá
cambia contemporáneamente en las relaciones interpersonales de en la práctica el efecto de un refuerzo positivo tanto para el tera-
L.O. FORMACION DEL SISTEMA TE RAPEUTICO 71
70 TERAPIA FAMILIAR

peuta como para la familia; esta última no deberá esperar un tra- Delinir un contrato terapéutico no siempre es tan simple, como
tamiento interminable e imprevisible. sino que podrá verificar paso no siempre es posible planear u n programa de terapia a breve pla-
a paso el cambio realizado en un lapso definido. Eso no excluye, zo.
obviamente , que cumplido el término, se pueda reformular un nue- Esto resulta p articulannente cierto con familias en transacción
vo contrato terapéutico con otros objetivos y plazos diversos. en que la descon[lrm.o.ción 25 de sí y del otro apare-
Es ju:-.tamente esta perspectiva de terapia a breve plazo 23 lo que ce en fom1a sistemá tica y en que e] terapeuta debe recurrir a una
en muchos casos resulta decididamente productivo para la familia; serie de tácticas para modificarlas (sin ser a su vez desconfirmado)
representa en realidad un modo de asimilar energías positivas de la y para entrar en e l sistema familiar. El mismo discurso parece apli-
relación terapéutica, más bien que del número de las sesiones. cable a las familias con paciente identificado anoréxico y , más ge-
Por otra parte, este enfoque terapéutico no es pura y simple in- neralmente, a Jos núcleos familiares considerados por Minuchin
tervención tendiente a eliminar el síntoma o el malestar momentá- ( 19 77). según su estilo transaccional, como ubicados en los extre-
neo , sino más bien, como dice Mordecai Kaffman ( 1963) hablando mos de dos p olos opuestos, carac terizadas unas - las familias desli-
del fenómeno de la bola de nieve. el comienzo de cambios positi- gadas- por límites particularmente rígidos e impenetrables , y las
vos en el comportamiento y en las actitudes tanto del niñ.o como ot ras - las familias aglutinadas- por límites inexistentes o particu-
de los padres, qu e "induce ulteriores modificaciones recíprocas en larmente laxos.
la relación padres-hijo con consecuencias positivas adicionales. La La f onnulación de un contrato terapéutico p ermite tambié n
terapia ha servido para romper un círcu lo vicioso, y desde ese mo- dónde es más oportuno reunirse : según los casos o las
mento los cambios el ínicos no son paralelos a la intensidad de la circunstancias, la terapia podrá desenvolverse en un consultorio ex-
terapia". terno, a domicilio, en la escuel a o en un Instituto, o pasar de una
A las mismas conclusiones llega Minuchin ( 1977) cuando afirma sede a otra, de acuerdo con las exigencias del momento. Una vez
que "el sistema familiar tiene propiedades que se au toperpetúan. identificado el objetivo, el sistema terapéutico p uede sentirse moti-
Por lo tanto, los procesos que el terapeuta activa dentro de la fami- vado para intervenir sólo en los problemas intrafamiliares, o bien
Lia se mantendrán, en su ausencia, por obra de los mecanism os de activar intercambios más productivos entre la fam ilia y las realida-
autorregulación de la familia misma". des exteriores a ella .
No es raro, en realidad, que en el curso de la primera sesión se
A través de mi experiencia con las familias he podido compro-
llegue a un acuerdo para una intervención en otro nivel que, si
bar que la crítica formulada a menudo contra la terapia breve , de
bien excluye de ent rada la oportunidad de una terapia para la fa -
que es necesariamente superficial y de cortos alcances, carece d e
milia, permite a veces una toma de conciencia mayor respecto de
fundam e nto y contradice la evidencia del rol importante que de-
o tras instituciones y la activación de una relación más fluida y pro-
sempeña el sistema familiar en el proceso terapéutico. 24
ductiva entre la familia y las realidades exteriores . He aqu.í u n bre-
vísimo tramo tomado de un primer encuentro con una familia, que
me parece suficientemente ilustrativo.
23
Por terapias breves se entienden las de una duración promedio de tres a
cinco meses, a razón de una entrevista por semana. Terap euta: ¿Quién quiere empezar d iciendo en qué consiste el
24
" La persona no es un organismo pasivo, sino que participa de su propio problema?
universo (como afirmaron Ruesch y Bateson al desarrollar la idea de 'entropía
negativa'}. La terapia es un intercambio continuo entre paciente y terapeuta
15
-sistema abierto de codificación , evaluación, formulación de hípótesis- que La desconfimwción no tiene nad¡¡ que ver con la veracidad o la falsedad
hace posible el desarrollo de actitudes nuevas y alternativas por parte del pa- de la definición que alguien da de sí mismo o de otro, sino que niega más bien
ciente" (Bar ten M., Barten S., 19 73). la existencia de éste como emisor de tal definición .
72 TERAPIA FAMILIAR
L A FORMAC ION DEL SISTEMA T ERAP EIJTICO 73

Madre : Mire, el problema es que me llamaron de la escuela para


4) Una vez desencadenado un mecanismo relacional d istinto
decirme que Giorgio es agresivo con sus compañeros y no está
respecto de la escuela, act ivar a la pareja parental para que man-
atento en la clase.
tengan una relación clara con los miembros de la escuela , y so lici-
Terapeuta : ¿Están d e acuerdo sobre eso?
tar una mayor intervención del padre en la actividad escolar del
Madre: Bueno, yo no estoy en la escuela ... No puedo saber ... es
hijo.
cierto que con la maestra anterior nunca se quejaron ... pero ahora
me aconsejaron que lo hiciera ver por un especialista, que le hiciera
hacer quizás un electroencefalograma.
Terapeuta : Pero en casa y con sus amiJ:,'Uitos , ¿cómo le parece
que se porta Giorgio?
Madre: Es muy despierto, eso sí. .. pero m.c parece que a su
edad ... bah, los hay también más traviesos.
Padre: En todo caso, en este período está más nervioso, quizás
con esos exámenes se pueda detenninar... sabe, estamos un poco
preocupados de que tenga algo anormal. Si resulta que no tiene na-
da -dirigiéndose al hijo- ya vas a ver conmigo.
Durante esta parte del coloquio Giorgio se ha quedado con la
cabeza baja, enojado, sin intervenir.
".El problema es que la escuela dice": por estas pocas frases es
evidente la confusión en que se encuentra la familia, preocupada
por un lado de que pueda existir realmente una patología que
afecte al hijo, y por el otro resentida co ntra el maestro y a la vez
sancionadora con Giorgio, que representa una "deshonra" para la
familia.
Se puede observar también cómo el padre no interviene hasta el
final: su escasa participación quedará evidenciada mejor en el cur-
so de la sesión; entre otras cosas, se mostrará completamente ex-
traño a la vida escolar de Giorgio. En esta situación , como en otras
análogas, la terapia puede desarrollarse sobre distintos planos :
1) Evitar la formación de una vivencia de enfermedad para
Giorgio y el resto de la familia .
2) Negar la terapia como intervención psiquiátrica en las "per-
turbaciones de Giorgio": es decir, negar la existencia de cualquier
tipo de problema dentro de la familia y proyectar las energías de
los t"amiliares hacia el exterior, donde aparece clara la matriz del
malestar.
3) Concertar una intervención en otro nivel , es decir, represen-
tar sólo el medio inicial para el logro de una relación efectiva entre
la fanlilia y la escuela, y salir luego definitivamente de la situación.
LA COMUNICACION NO VERBAL 75

Esta tiene sus raíces en períodos mucho más arcaicos de la evo-


Ü.PITULO 3 lución; su validez es mucho más general que el módulo verbal, y es
significativa si se la considera incluso entre personas de raza, origen
LA COMVNlCACION NO VERBAL y cultura distintos. En este último sen tido Ekman , Sorenson y
Friesen (1969), en una investigación realizada en Nueva Guinea,
Borneo, los Estados Unid os, Brasil y Japón, observaron cómo las
mismas fotografías estándar en que un sujeto manifestaba determ i-
nadas emociones fu ndamentales mediante la expresión del rostro,
eran interpretadas igualmente en las diversas naciones y cu lturas.
SIGN1FlCADO DEL LENGUAJE ANALOGICO Del mismo modo, si oímos por la radio o por una grabación el
discurso de una persona que habLa una lengua que nos es absoluta-
mente desconocida, aunque escuchemos durante un rato no logra-
Comunicar es una conditio sine qua non de la vida humana y de remos comprender nada: pero mirando directamen te a la persona
las relaciones sociales; sin embargo, cuando hablamos de comuni- mientras habla podremos indudablemente> deducir alguna informa-
cación a menudo pensamos automáticamente en el lenguaje. En ción por la expresión de su rostro, por los gestos y por los llama-
efecto, la expresión verbal ha sido considerada durante mucho dos movimientos de atención que inevi tablemente acompañan al
tiempo, en las más diversas profundizaciones teóricas, casi como el lenguaje.
único vehículo significativo de comunicación. Todo esto corrobora la hipótesis de que los modelos analógicos
Sólo en estos últimos decenios muchos estudios trataron de de comunicación poseen un fuerte componente instintivo que se
ahondar los módulos de comportamiento que constituyen la co- aproxima a una señal universal, además de un componente imitati-
municación no verbal, y el análisis de sus correlaciones con el len- vo y cultural, aprendidos del contexto social.
guaje verbal. En la actualidad, en el campo de las ciencias del comportamien-
Si aceptamos con WatzLawick ( 196 7) como principal axioma de to, existen dos modalidades distintas de lectura del lenguaje no
la comunicación que en toda situación de interacción todo el com- verbal:
portamiento tiene valor de mensaje, de ello deriva la imposibilidad
de no comunicar, por más que nos esforcemos en no hacerlo. El enfoque psicológico , según el cual la comunicación no verbal
Hasta dos desconocidos que se encuentran casualm en te por la se considera corno la expresión de emociones; en este sentido nos
calle y no se hablan, se comunican algo . Existe de hecho toda una vemos llevados a creer, por ejemplo, qu e entrecruzar las piernas
serie de mensajes no verbales - desde minu fijamente algo que uno puede significar temor de castración, o que una particular expresión
tiene frente a sí, apartando la vista del rostro del otro después de del rostro quiere expresar u n estado depresivo interior o, al contra-
haberlo mirado fugazmente hasta el apurar un poco el paso- rio, un estado de bienestar.
constitutivos de ese ritual de "desatención civil" (Goffman , 197 1)
que significa claramente: no quiero detenerme a hablar, sigo mi ca- El enfoque comunicacional (adoptado en particular por los an-
mino. tropólogos y los etólogos), que estudia e interpreta los comporta-
La comunicación analógica, o no verbal, no incluye sólo los mo- mientos postu rales, el con tacto físico y el movimiento en relación
vimientos del cuerpo (conocidos con el nombre de cinética), si no con el contexto social, con la cohesión y la regulación de las rela-
también el que uno toque al otro, la gestualidad, la expresión del ciones en el grupo; en este último caso, por ejemplo, la observa-
rostro, el tono de la voz , la secuencia, el ritmo y la cadencia de las ción de una fami lia cuyos miembros están sentados juntos puede
palabras mismas, y también la utilización del espacio tanto perso- proporcionar una serie de informaciones increíble, simplemente
nal como interpersonal.
76 TERAPIA FAM I LIA R LA COM UNIC ACION NO VERBAL 77

por d modo en que sus miembros mueven los brazos y las piernas. lio de modo explícito y exhaustivo. transcribiéndolas en el piza-
Si la madre es la primera en cmzar las piernas y luego el resto de la rrón. El pizarrón se llena rápidamente : Alfio se divierte echando
familia la imita. repitiendo la misma acción, es verosímil que la fósforos encend idos en el tanque de la moto , arrojó a una niña en
madre tenga el poder de iniciar las interacciones de la familia, aun- el estanque de los peces, rompió un vaso de cristal de gran valor en
que ella misma y los demás familiares no tengan conciencia de ese la casa, trató de incendiar la casa aplicando fuego a una silla de
hecho. Sus palabras pueden negar directamente su función de guía, paja, roba revistas de historietas en el kiosco, etcétera. Lo que so-
cuando se dirige al marido y a los hijos como para recibir consejo. bre todo impresion a al observador, más allá de las singulares em-
presas que acomete Alfio, es el en que el padre y la madre
En realidad estos dos puntos de vista no son m u tu amente exclu- comentan estos comportamientos en el plano no verbal, asumien-
yentes, puesto que los comportamientos humanos pueden ser al do una actitud entre comp lacida y cómplice, que contrasta decidi-
mismo tiempo expresivos y sociales o comu nicacionales. 1 damente con el sentido de turbación e impotencia referido verbal-
mente.
RELACIONES CON EL MODULO VERBAL La complicidad parece más manifiesta cuando el marido pide a
la mujer que muestre al terapeuta la últ ima hazaña del niño : la
Está claro que una vez definido el contexto en e l que ocurre una compra de cinco navajitas. La madre saca de su cartera el " cuerpo
determinada interacción, el lenguaje no verbal puede contradecir o del delito" : las navajitas son presentadas ya abiertas, semienvueltas
confirmar la comunicación verbal: el dicho francés -c'est le ton en un bolso, y depositadas sobre la moquette de la sala de terapia,
qui fait la musique- es una frase trivial, pero está incorporado a la como para invitar implícitamente al niño a la acción. Mientras los
experiencia corriente de todos nosotros ; así por ejemplo, un repro- padres hablan con el terapeuta de esta ú ltima compra " impmden-
che o una frase agradable pueden tener distinto eco según el tono, te" del niño, Alfio toma las navajitas y comienza a cortar la mo-
la actitud y la expresión con que se los pronuncia; del mismo mo- quette sin que los padres den ninguna señal de quererlo detener.
do, podemos mostrar de muchas maneras a un interlocutor que Si el terapeuta se limitara a analizar los cont enidos de lo que los
nos habla , que no tenemos interés en él, aun respondiéndole cor- padres escribieron en el pizarrón y luego narraron verbalmente
tésmente. atribuyéndo lo esencialmente a Alfio, terminaría reduciendo el pro-
Si referimos ahora a un contexto terapéutico todo lo dicho res- blema al simple análisis de los comportamientos inadecuados del
pecto de situaciones corrientes de la vida cotidiana, la ontraposi- niño, perdiendo de vista el significado relacional de toda la secuen-
ción entre modalidad comunicativa verbal y no verbal resulta parti- cia y la incongruencia entre módulo verbal y no verbal, que él
cularmente importante. mismo presenció en el curso de la sesión.
He aquí una breve secuencia comunicativa respecto de una se- En una visión más general es fundamental el supuesto según el
sión de terapia a la que asistió una familia compuesta por los pa- cual todas la veces que las personas se comunican entre sí, infor-
dres y un único hijo , Alfio, de 8 años . man al otro no sólo en términos de contenido, sino tam bién en tér-
Al indagar sobre el problema el terapeuta pide a los padres que minos de relación. Lo cual signi fica que toda comunicación afirma
enumeren las "malas acciones" (el término es de la madre) de Al- algo también a propósito de la relación entre quien la emite y el
que la recibe. 2 Es entonces de esperar que el aspecto de conte-
1
nido y el de relación no sólo coexistan, sino que sean complemen-
Si el observador centra la atención sobre un miembro de un grupo y
considera únicamente el pensamiento y las manifestaciones de esa pen;ona,
2
verá su comportamiento como expresión. Pero si considera el comportamiento Si quienes se comunican son más de dos, la situación resulta más com-
mismo en función de los efectos que " produce" en el grupo más amplio, en- pleja porque es posible que una persona envíe un mensaje de relación a otra,
tonces aplica un " enfoque comw1icacional" (Scheflen, 1972). mediante un aparente mensaj e de contenido dirigido a una tercera.
78 TERAPIA FAMILIAR LA COM UN I CACIO N N O VE"lt!A L 7 !)

tarios en todo mensaje, donde el primero tiene más probabilida- eh Jr nvu ak ;¡nahgiro es bastante más úti l y sil-,>nificatÍ\ · :'11 lJ
des de ser transmitido con el módulo verbal y el segundo con el ..:omu nicacion sobre relaciones. 3
analógico.
En realidad integrar estos dos y traducir de uno a otro ·) U urrdad n ambigüedad
puede crear grandes dificultades: cuanto más sana sea la interac- · com uni cación bos.1da en el p rincipio del sí o no.
ció n, tanto más la definición de la relación se correlacionará ele un triJnsrnit.e infonnaciones qu e pueden comp re nderse o no hl
modo fluido y abierto con el cambio del contenido; cuanto más , jnra xis del módulo y únicamente de un moclo
perturbada sea una interacción, tanto más se caracterizará por ten- w •..r omu nH:ando . por ejemplo. sol rr las propias necesidades,
siones constantes para definir la naturaleza de la relación, mientras y c:modones mediante las palabras) . La comu niC'ación analó-
el aspecto de contenido resultará cada vez menos importante.
,¡;ica m:ís allá de su componente in:,tintivo, transmito:: in fo rm ::•·i()-
La distinción entre módulo verbal y no verbal tiene gran impor- lh'S r¡uc se comp renden de una m ane ra di feren te cu;,¡ndo las reci-
tancia en la pragmática de la comun icació n humana. Se puede afir- be n personas distintas en culturas distintas; ¡wnsar en
mar que los dos módulos difieren sustancialmente entre si en lo f.,r,'ntes s.:nsaciones evoc<Jdas por un mismo corn port:Hniento a na ·
que respecta a:
logtco . c0mo un abrazo. una carcajada, un, apre tón de manos. Es.
:-;in embargo, de difícil interpretación. porque no tiene propieda-
a) Relación con el objeto al que se refiere la comunicación que especifiquen cuál de las posibles interpretaciones es exac-
L1 relación en tre el objeto y la palabra que lo denomina es de ta, ni ind icadores que pemlitan distinguir pasado, presente y futu-
tipo convencional y arbitrario. La comunicación analógica, en ro: posee sin embargo una semántica adecuada para d efinir la rela-
cam bio, aparece ligada de un modo inmediatamente inteligible y c ió n.
sign ificante con el objeto que quiere definir. Esta diferencia entre
módulo verbal y analógico es particularme nte evidenk en el curso
de la terapia cuando se recogen informaciones sobre la historia de d) Utilización ¡¡rcdominante en subculturas y edades distintas
la familia y sobre las relaciones efectivas entre sus componentes 'Jumerosas investigaciones, entre las cuales se encuentran la$
Contar hechos, emociones, así como describir las relaciones más realizadas por Minuchin ( 196 7) y Bernstein ( 1960), corroboran la
significativas del propio ámbito familiar resulta a menudo difícil, y de que el módulo verbal tiene un uso re.lativamante ma-
a veces incluso anónimo y convencional; mientras que actuar las yor en las clases sociales mcclias y medio-superiores.
mismas cosas en una especie de escultura familiar, sin e l uso del
medio verbal, proporciona una im agen inmediata, extremadamente 3
Son interesantes. a este respect o, los estudios efectuados sobre modali·
vivaz e inteligible, de todo lo que el sujeto en acción desea comu- dades comunicativas analógicas de los animales, cuando se trata de defini¡ la
nicar. relac1ón Baste mencionar la danza-lenguaje de las abejas o los comp01 !amien-
tos simhólicos con que los perros esquimales definen el territorio, o el modo
en que las aves migratorias concuerdan, por así decirlo, acerca de cuál debe
s.;r la dirección de la bandada e n vuelo o se infonna.n recíprocamente sobre
b) Posibilidad de transmitir informaciones sobre los objetos eventuales peligros ; o los estudios realizados por varios etólogos sobre el com-
Tales informaciones se transmiten con e l lenguaje verbal me- port:uniento de los primates cuando establecen en grupo las estructuras de
dian te la utilización de los conceptos; se puede afim1ar a propósito pod" r. Igua lmente significativo en el plano tle la relación es el diálogo entre
homlre. y animal · el dueño de un perro, por ejemplo, está convencido tle que
que la transmisión de la cultura está confiada en la práctica sobre
el ammal entiende lo que él le dice y responde en consecuencia; lo que carac-
todo a la comunicación verbal, así como. más en general, e l as- teriza la interacción entre ambos es evidentemente la riqueza del contenido
pecto de noticia de un mensaje cua lquiera, mientras, como he di· analógico que acompaña al discurso.
80 TERAPIA FAMILIAR LA COMUNICACION NO VE RBAL Bl

En lo que respecta a la utilización predominante de un módulo dera como propio, donde uno se encuentra a sí mismo y al mismo
en com paración con el otro. el elemento diferencial importante es tiempo negocia relaciones con otros seres humanos.
la cu ltura de pertenencia. Al observar familias de cultura latina, an- Es bastante fácil observar que si por un lado el espacio responde
glosajona y negra , he podido comprobar personalmente el distinto a ]a necesidad del sentir individual, por el otro está ligado a una se-
uso y significado de las palabras respecto del código analógico. rie de condicionamien tos sociales y culturales, que pueden expre-
Una observación de este tipo es obviamente generalizable (puede sarse en las form as más variadas.
referirse igualmente a grupos sociales de un mismo país que pro- Antes de pasar a describir el uso del espacio en un contexto tera-
vienen· de tradiciones históricas y culturales diferentes, con la con- péutico, me parece oportuno proporcionar al lector una d istinción
siguiente diversidad dialectal); va de suyo que toda intervención te- del espacio en términos dinámicos de proximidad o distancia emo-
rapéu tica puede resultar impropia o insuficiente, si antes no se ha t iva, siguiendo la clasificación propuesta por Hall (1966):
captado la "gramática" del lenguaje no verbal de un grupo y su re-
lación con la lengua hablada, viviendo y participando en el contex- a) distancia íntima, es decir, una distancia de cercanía, que pre-
to social en cuyo ámbito toman forma y adquieren significados el supone un contacto : es la distancia que usa la madre, p or ejemplo,
lenguaje y los comportamientos. para tener en brazos a su niño o la distancia a que se co locan dos
En lo referente a las edades, parece predominar claramente lo personas en la relación amorosa. En estos casos el contacto físico
analógico en la infancia y la preadolescencia, donde el juego y la tiene un notable valor pragmático de refuerzo de la intimidad de la
creación fantástica representan uno de los medios comunicativos relación espacial.
más ricos y auténticos, propios de esa fase evolutiva.
b)distancia personal, o sea, una distancia más o menos cercana,
en que es eventualmente posible tocar a otra persona, por ejemplo
EL ESPACIO EN LA INTERACCION HUMANA extendiendo el brazo, pero donde están más claramente definidos
los límites de un espacio personal propio. Esta distancia caracteriza
Un aspecto particularmente fascinante de la comunicación hu- relaciones de tipo iQterpersonal como las que existen entre dos ami-
mana es la observación de las reacciones del individuo en relación gos, dos compañeros de trabajo interesados en algo que les es común;
con el espacio circundante y su modo de utilizarlo y de comunicar también me parece la distancia más adecuada para una relación
a través de él estados de ánimo y sel'iales a otros seres humanos. terapéutica.
El espacio no se reduce entonces a una secuencia de relaciones
geométricas, sino que es la expresión de nuestro vivir y de nuestro e) distancia social, que es aquella en que el único contacto direc-
ser: cualquier acción es un cambio de nuestro espacio corporal en to es de tipo visual ; aun no siendo todavfa necesariamente indicati-
el espacio circunstante y una progresiva defmición de nuestro va de una relación impersonal, el espacio actúa en este caso como
mundo interior; también el proceso que lleva al reagrupamiento de una defensa potencial contra eventuales intromisiones desde el ex-
la propia identidad es un progresivo diferenciar y delimitar el terior. Un ejemplo de distancia social es aquella en que se pueden
espacio interno respecto del externo. discutir los negocios, o más en general, en que existe una clara je-
El espacio aparece, por lo tanto, como una dimensión innata y rarquía de competencias y de responsabilidades entre los interlo-
universal del hombre, sea en el nivel expresivo como en el social ; cutores. En estos casos el espacio sirve para separar más que para
representa la defmición de un territorio,• de un lugar que se consi-
de un organismo en el espacio. La territorialidad proporciona el esquema sobre
el cual se insertan las acciones de cada in(\ividuo de una determinada especie
4
La etología define la territorialidad como la expresión de La extensión o cultura , respecto de su contexto o de otro individuo en particular.
82 TERAPI A F.A.MILIAR LA COMUN ICAC I ON NO V ERBAL 83

unir, y está ocupado por objetos (un rítorío , una un qucño círculo y excluir a los otros de su ámbito espacial y
mueble, etcétera) , que tienden a confínnar la dista ncia con· visua l: e l gesticular, la inclinación del cuerpo o pequeñas rota-
sidera más apropiada pan este tipo ,J,: relac ión. ciones de éste pueden represen tar una defensa del pequ eño
Profundizando el esrudio del espac i0 se puecic o bservar, por grupo frente a even tuales intromisiones desde el exterior. En
ejemplo, que la relación tradicional del mt;·Jico paciente en este sentido es interesante observar cómo la distancia íntima
situaciones d e consulta psiquiátrica ambulatoria esta c!ispuesta de entre dos personas se reestructura completam e nte con la in·
modo de mantener una distancia d e (?TOtección rt''!.'ecto del pacien· clusión de una tercera persona en la relación.
te ; el espacio en que se desarrolla la entrevista está ocupasJo gene· 2) Posición vis-a-vis u orientación paralela del cuerpo: dos perso-
ralmente por un escritorio, la camilla, guard apolvos, carpeta el ínica, nas pueden ponerse en relación u bicándose una frente a la otra,
recetario, annarios con remedios, etcé tera, objetos todos que tien- o bien sen tándose juntas, en paralelo, eventualmente en direc-
den a establecer una barrera, de modo que la relación termina sien- ció n a una tercera. En el primer caso la relación se potencia
d o necesariamente estática, impersonal y rutina tia . Por consiguiente, por un contacto visual completo y po r u na espacialidad que
igualmente estática e impersonal será la recolección de información penn i te la ent rada de uno en el territorio del otro. Es probable
y la sucesiva elección de la técnica a emp lear. que la mayor o menor distancia entre Jos dos se modu le según
su grado de conocimiento y de efectiva intimidad o de expec-
d )distancia pública, la que se utiliza en las relaciones form ales, tativas con respecto a la relación ; podrá señalar además el de-
una espec ie de disiancia de seguridad, donde se pierde todo carác- seo de incluir a otras p ersonas, o, en cambio, el de excluirlas.
te r de relación interpersonal d irecta: es típica la de l conferenciante En la disposición en paralelo puede señalarse una situación en
o la de un profesor e n una clase académica. la que dos o más personas prefieren mantener entre sí una rela-
ción neu tra o por lo menos indiferente; en otros casos, se in-
Ya he aludido al significad o del contacto físico, a propósito de dica un interés mayor en la relación mediante m ovimientos
la distancia íntima. Así como es obvio qu e la experiencii:l táctil es de acercamiento del cuerpo , gestos y pequeñas rotaciones que
fundam ental y prioritaria en el desarrollo de los sentidos durante permitan u n contacto visual.
los primeros afios de vida del nifto, también es claro que incluso en 3)Posición de congruencia o incongruencia: si en un grupo, p or
la edad adulta, como en cualquier otra edad , tocar y tocarse repre- ejemplo, existe una relación de afmidad y de acep tación recí-
sentan una modalidad comunicacional muy cargada de sentido me- proca, las actitudes y las posiciones de cada uno resultarán
diante la cual puede transmitirse una infinidad de mensajes: amor, casi especu lares con las del otro: si uno se aparta, Jos otros se
coincidencia, amistad , superioridad, dependencia, e tcétera. El con- apartan consensualmente; si uno inclina el busto hacia adelan-
tacto físico, como la tras lación del cuerpo en sentido más general, te como para entrar en un espacio m ás fntimo, es probable
constituyen un modo d e de finirse y de definir los propios movimien- que lo sigan los d emás componentes del grupo, etcét era. Opera-
tos en el espacio, y también una e lección de relación con los demás. ciones de mimesis como las descriptas están generalmente im-
plícitas o son espontáneas en u na situación de congruencia.
Schcflen ( 1972), al poner más acento sobre el significado con¡u- Por el con trario . una p ersona que quiera demostrar su disenso
nicacional que sobre el expresivo del body language, distinguió tres puede asumir deliberadamente una posición incongruente res·
modalidades de posición: pecto del gru po: tal disenso es en algunos casos casi incons-
ciente e incluso directamen te negado de palabra; pese a ello,
1) Posición inclusiva o no inclusiva : es el modo en que los miem- la d isposición espacial lo conürmará de una manera eviden te
bros de un grupo incluyen o excluyen a otra persona. Por eje m- e incon tes table.
p lo, en una reunión algunas personas pueden formar un pe-
84 TERAPIA FAMILIAR LA COMUNICACION NO VERBAL 85

ESPACIO Y MOVIMIENTO EN TERAPIA FAMILIAR que puedan generalizarse a otros espacios y fuera del control del
terapeuta. Observar la disposición espacial de la familia en la sesión
El psicoanálisis y, en general, la terapia psicodinámica utilizan es importante para un terapeuta relacional. El modo en que cada
principalmente la palabra como instrumento terapéutico y medio uno está sentado puede proporcionar indicaciones útiles para veri-
de traducción de estados de ánimo profundos; las libres asociacio· ficar alianzas, identificaciones, centralidad o alejamiento : la geo-
nes -verbales- representan, por ejemplo, una modalidad para en· grafía de la familia en el espacio nunca es casual; es misión del equipo
trar en el mundo interior del paciente. El acento cae sobre el hablar terapéutico estudiarla correctamente.
en torno a emociones y conflictos del analizado, para luego inter- En algunos casos ésta puede responder a reglas familiares precisas:
pretarlos, sobre la base de la historia y de los traumas del pasado. es decir, puede ser la radiografia de defmiciones de relación codifi-
En terapia relacional las señales, el contacto físico, el movimiento, cadas dentro del grupo y representadas desde el comienzo de un
la acción, la presencia de otros provocan simultáneamente asocia- modo analógico. No es infrecuente, por ejemplo, que la disposición
ciones, significados y comportamientos en un contexto dado. El espacial del paciente identificado difiera de la asignada a los demás;
acento cae sobre el actuar y dramatizar estados emotivos y conflic- a veces, cuando el mecanismo de desviación del conflicto conyugal
tos en el presente, para verificar efectivas posibilidades de cambio es el hiperproteccionismo, observaremos que el niño identificado
en el interior del sistema familiar, mediante la intervención activa ocupa un espacio particularmente restringido, en medio de los pa-
del terapeuta. dres, con lo que resulta netamente separado de los otros hijos; si
Mientras que un terapeuta psicodinámico desarroUa una aptitud estamos, en cambio, frente a un rechazo familiar por el comporta-
específica para observaciones pasivas y aprende a medir sus inter- miento "reprobable" de un adolescente, notaremos una visible dis-
venciones con cautela, un terapeuta relacional hace un uso comple- tancia entre el portador de la perturbación y los demás, como para
tamente distinto de sí mismo: se considera miembro agente y reac- expresar analógícamente la necesidad de "mantener las distancias".
tivo del sistema terapéutico e introduce en él creatividad e inventiva -En el caso de una pareja, la disposición espacial asumida por los dos
personal, sentido del humor y experiencias personales y profesio- cónyuges puede proporcionarnos informaciones en varios niveles:
nales; contacto físico, utilización del espacio y del movimiento re- quién solicitó la terapia, quién se siente arrastrado a una "operación"
presentan instrumentos operativos indispensables para un terapeuta que no aprueba, quién ha acompañado al cónyuge "enfermo",
de la familia, que se vale de ellos con el fin de observar secuencias etcétera. También es probable que la disposición espacial indique
comunicativas funcionales y disfuncionales, límites personales e una división de funciones y roles familiares_ La simple observación
interpersonales, disponibilidades de cambio. etcétera. del espacio ocupado por cada miembro del grupo puede informar-
Descifrar el lenguaje analógico de una familia es fundamental nos entonces sobre quién tiene el rol de guía, de portavoz oficial o
dentro de una lógica relacional: significa entrar en ese sistema espe- de miembro periférico de la familia, etcétera.
cífico, o sea, aprender las reglas a menudo implícitas de ese grupo Una observación importante, sólo aparentemente en contraste
y evaluar la mayor o menor coherencia entre mensajes verbales y con lo dicho más arriba y que escapa a menudo al terapeuta inex-
no verbales; obviamente. también el terapeuta terminará por comu- perto, es que la posición espacial de los miembros de la familia, so-
nicar de un modo analógico dónde se sitúa respecto de ellos, o sea, bre todo en la fase de formación del sistema terapéutico. está siem-
en qué medida está dispuesto a dejar entrar a los miembros de la pre condicionada por la presencia del terapeuta, o sea por la inte-
familia en su propio racción con un interlocutor extraño a la familia, respecto del cual
Para muchas familias -según Duhl y Kantor (1973)- el sistema el sistema familiar debe encontrar la adaptación más adecuada.
terapéutico y el espacio actúan como un resorte y el terapeuta como No es así infrecuente ver en la sesión que muchas actitudes son
un intem1ediario que facilita el desarrollo de nuevas informaciones como inducidas, más vinculadas con la írnag:en que la familia corno
y comunicaciones. Tarea de la terapia es proveer conocimientos conjunto. o algunos de sus miembros en particular. quieren dar de
86 TE RAPIA FAM il i A R LA COMUNICACION NO V ERBAl 87

sí al terapeuta, t¡ue con la realidad de posiciones y comportamien- emoti vos, mediante una represen tación tridimensional de las
tos habituales. Mostrar de tenninados estados de ánimo resulta, en ciones entre los miembros de la familia. La escultura puede defin1rse
estos casos, una modalidad de realimenta ción home.ostática del sis- como la representación simbólica de un sistema. pues en ella se
tema frente a un ex traño sentido genéricamente como peligroso. enfocan los aspectos comunes a todo sistema -espacio. tiempo,
Sólo cuando el terapeuta ha logrado acceder p lenamente al seno energía- ; de este modo las relaciones, los sentimientos, los cambios
del sistema familiar, le resultarán claras las reglas relacionales de sus pueden representarse y experimen tarse simultáneamen te. .
m iembros, sean éstas funcionales o disfuncionales, y el contexto Explicar en qué consiste de hecho un a escultura presenta, s1n
será decididamente terapéutico. Tan relevante como la disposición embargo, los mismos límit es que existen al Jescribir una obra escul-
espacial asumida por la familia en la sesió n, resulta la del terapeuta, tórica sin poderla observar directamente. Así. tampoco es fácil re-
que deberá ponerse en relación con el sistema familiar como un producir con palabras la riqueza expresiva y relacional del proceso
interlocutor privilegiado y al mismo tiempo neu tral. Es increíble la de fonnación de la escu ltura misma. que es tan significativo como
faci lidad con que un operador inexperto puede perder incisividad e su representación final.
imparcialidad, simplemente porque se ubica en fonn a inadecUada "Escu lpir' ' es una modalidad creativa, dinámica Y no verbal me-
en tt!nninos espaciales.
diante la cual el escultor puede representar las relaciones más signi-
Muy importante para evaluar el proceso terapéutico es la utiliza-
ficativas que lo ligan con los otros, que ligan a estos últimos entre
ción del espacio por parte de los miem bros de la familia y del tera-
sí en un contexto y en un momento histórico detenninados. Ter-
peuta, en el curso de la terap ia. Los movimientos que se realizan
mina así dando vida a una composición espacial, a menudo dramá-
en la sesión no son nunca casuales y constituyen indicadores extre-
tica, q ue expresa visualmente sus emociones Y las de los familiares
madamente vá lidos de secuencias interactivas. El movimiento, la
en apropiada interacción. Por lo tanto, hace asum ir a cada uno una
acción, el juego, el enfrentamiento son por lo t anto o bservados y
posición, una relación de cercanía o distancia, una Y
solicit ados por el terapeuta relacional según una estrategia destinada
actitud del rostro que replanteen simbó licamente sus v1venc1as
a recoger infonnaciones, a dramatizar y reestructurar relaciones personales respecto de ellos y de su relación recíproca, Y al colo-
inadecuadas, a activar canales de interacción nuevos o en todo caso carse, por último, él mismo en la escultura, representa cómo _Y
inexpresados, que produzcan un efecto liberador sobre el paciente dónde se ve en relación con los otros. De esta manera la esenc1a
identificado y sobre los que interactúan con él. misma de sus experiencias fam iliares, sean relativas al presente o al
pasado, se condensa y proyecta en una imagen visu al.
Por lo común es el terapeuta el que elige a la persona que actua-
LA ESCULTURA DE LA FAMILIA rá como escultor mien tras los demás se transfonnarán en la "arci-
lla" a plasmar y' colocar en el espacio. En la en
La escultura de la familia, s una de las más nuevas y activas téc-
cuenta el momento terapéu tico y la realidad de cada tarntl1a espe-
nicas no verbales, pennite la expresión de ideas y emociones me-
cífica, activando, por ejemplo, al que considera más capaz de ex-
diante el uso del cuerpo y del movimiento. Esta técnica se propone
presar espontáneamente vivencias emotivas; en otros casos, en
recrear simbólicamente en el espacio estados de ánimo y vínculos
cambio. invitará justamente a la persona q ue dentro del grupo pa-
5 rece la más inhibida e incapaz de comunicar con palabras lo
Peggy Papp, del Nathan W. Ackerman Family Institute de Nueva York,
y Duhl y Kantor, del Boston Family Institute, pueden ser considerados como
que siente, de modo de promover, a través de un canal no
verdaderos pio neros en la experimentación de esta novísima modalidad de una participación activa de esa persona en el proceso
interven ción relacional, que parece susceptible de integrar las teorías sistémicas Podrá elegir incluso a un niño que mediante la acción Y el
con una dimensión histórica y a la vez interior del individuo y de la familia de miento está habitualmente más dispuesto a representar con vtvacl-
la que éste proviene . dad y en fonna espontánea conflictos y malestares familiares.
LACOMUN ICACION NO VERBAL 89
88 TERAPIA FAMILIAR

Una vez elegido el escultor, e l terapeuta lo ayudará activamente sual, sensorial y simbó lica, donde hay mayores posib lid ades de co-
en la fase inicial de su esfuerzo creativo, pues a menudo la novedad municar emociones en todos los niveles.
de la cosa puede provocar dificultades emotivas y consiguientes Otra ventaja de la escu ltura es sin duda ttl d!ecto cohesivo 6 que.
situaciones de bloqueo. Establecidas las reglas generales y comen- pr_ovoca en la familia : justamente es lo qu_c lleva a los
zado el proceso, el terapeuta asumirá un rol de observador partíci- mrembros de la fam1ha a pensar en SI m1sr]los en ténnmos de u ni-
pe, comentando sólo esporádicamente lo que está sucediendo. Du- dad sistémica, de la que cada uno es parte ·integrante e influ ye a su
rante la ejecución de la escultura se hace muy poco uso de pala- vez sobre los demás. Al mismo tiempo , representarse o ser repre-
bras, salvo en lo referente a indicar la posición que cada uno d ebe sentados como parte de un sistema es un modo de promover una
asumir (y, naturalmente, los estados de ánimo que el -escultor de- progresiva individuación de cada uno respec to de los demás. Esta
sea expresar al elegir determinadas posturas y actitudes). Además, es una experiencia a menudo eficaz e inusitada en fanlilias "aglu ti-
los participantes deben entrar en la representación sin sugerir a su nadas", 7 en las que la fu sión, la falta de iden tidad y el espacio
vez miradas, posiciones del cuerpo o actitudes, en el momento en personal parecen las matrices de l malestar.
que se los dispone en el espacio. En los últimos años la utilización de la escultura como m edio
auxiliar terapéutico ha ido aumentando progresivamente; más en
La escultura es significativa justamente porque constituye una
particular, se llegó a hacer amplio uso del movimient o dentro de
representación espacial de una situación emotiva actuada y no ver-
ella. Así, el térm ino mismo de escu l tura parece hoy insuficien te
balizada: como tal, supera los límites exp resivos de las palabras y
para describir una modalidad que si bien tiende siempre a enfocar
permite la liberación de estados emotivos y de modalidades comu-
el aspecto visual-espacial de la relación median te una representa-
nicativas a menudo adormecidas o inexpresadas. Esculpir las rela-
ción precisamente escultórica , 8 quiere al mismo tiempo traducir
ciones permite percibir "de una ojeada" todo el cuadro familiar,
las energ ías emotivas en términos de movimiento , de aproximación
sea m tolo o en sus partes individuales; ver la relación es el primer
o alejam iento en e l espacio. Si el primer p aso en d irección a 1111
paso hacia el cambio.
cambio consiste en ver la relación. el paso sucesivo es moverse de
Sólo una vez terminada la escultura podrá expresar cada uno un lugar a otro. As í, en la fase final de la escultura , el terapeuta
verbalmente lo que experimentó al participar en ella: es extraordi- puede preguntar al escultor o a orros participantes cómo se sienten
nario observar que, en este punto, el intercambio verbal se produce
sobre la base de una disponibilidad recíproea acrecentada y en un
nivel de mayor intimidad y comprensión. 6
Con este término n o qu iero referirme a que sea más valioso unir a la fami-
La escultura se propone visualizar toda la red de relaciones tan- lia que dividirla, objetivos éstos que no deberían entrar entre los que se propo-
to dentro como fuera de la familia y, además, los vínculos ne un terapeuta familia r; deseo en cam bio subrayar la importancia de que Jos
miembros de la familia se sientan actores participantes y determinantes de un
generaciones presentes y pasadas, con el ftn de promover una ma- sistema que les es propio y cuya vida y reglas dependen de las decision es de
yor diferenciación de cada uno en el ámbito de su propia realidad .::acta uno respecto de los demás.
contextua!, mediante la renuncia a roles y modelos estereotipados. 1
Según la distinción propuesta por Minucbin (1 974) entre familias aglu -
A propósito de las ventajas inherentes a esta técnica no verbal ti nadas y desligadas , cuya aglutinación y desligamiento se refieren al estilo
Papp y otros (1973) subrayan, entr e otras cosas. la posibilidad transaccional del sistema familiar .
evitar racionalizaciones, resistencias y estigmatizaciones: median- 8 El pun to culminante del aspecto estático es el instante central : el escul-

te la escultura se priva a las familias de sus canales verbales usuales tor, después de haber construido su escultura , inmoviliza la escena unos segun-
Y se las hace comunicarse en un nivel más significativo. En efecto, dos, durante los cuales se fijan en el espacio emociones y relaciones, con el fin
las triangulaciones, alianzas y conflictos se representan de un mo- de amplificar su intensidad y permit ir así a los participantes asimilar sus carac-
do coreográfico, es decir, se concretizan y ubican en la esfera vi- teres esenciales .
90 TERAPIA FAMILIAR LA COMUN I CACION NO VERBA L 9'1

en una dete rminada posición, invitarlos a desplazarse hacia una po- cómo piensa que lo desearía el otro. Una vez defin idos en acciones
sición que les !:\liSte más, a asumir una acti tud distinta si la actual estos momentos, las reglas de la relación resultarán más claras para
es insostenible: todo ello resultará como un estímulo para produ- ambos; el escultor recibirá nuevas infonnaciones sobre el modo en
cir un posible cambio, e inmediatamente después como una verifi- que su comportamiento influye de hecho sobre el otro, Y viceve r-
cación uel modo en que el sistema familiar percibe ese cambio en sa: la representación física y espacial de estados emotivos hasta en-
el nivel analógico . En efecto, experimentar el cambio de ubicación tonces desconocidos, o por lo menos vagos y con fu sos, se podrá
y reaüzarlo promueve la formación de un canal distinto de comu- utilizar entonces para aprender modalidades comunicativas más
nicación en el cual se evidencian las conexiones entre la estructura adecuadas para ambos.
(l<ts posiciones recíprocas), las interacciones (los movimientos en La escultura ha resultado ser un medio indudablemente eficaz
relación con la estructura) y los estados emotivos (Jos sentimientos para incluir a los niños en el trabajo terapéutico . Les proporciona
suscitados por las posiciones y los movimientos). un canal casi natural para expresar emociones y relaciones signifi-
Una vez en claro los supuestos en que se funda la escultura co- cativas, que difícilmente se evocarían con el medio verbal. Por aña-
rno modalidad de análisis y de intervención no verbal, su utiliza- didura, les da la sensación correcta de qué importantes son sus per-
ción puede ser muy variada, sea en el curso de la terapia o en el cepciones también para los adultos (lo que aumenta, además su
proceso de formación del terapeuta relacional. El terapeuta puede disposición a colaborar); también permite la visualización, a veces
pedir a los miembros de una familia que esculpan las relaciones in- dramática, de la relación existente entre el síntoma y la interac-
trafamiliares más significativas e que representen el problema por ción familiar.
ei cual se requirió la terapia; también puede pedir al paciente iden- La escultura puede utilizarse también para representar a la fam i-
tificado que esculpa el rol que ha asumido en la familia y cómo se lia en una dimensión histórica, mediante una reactivación de su vi-
ubican los demás respecto de ese rol: esto pennitirá ver cómo ac- da desde el pasado hasta la actualidad. El terapeuta solicita enton-
túan abiertamente determinados estereotipos y ayudará al escultor ces que las personas esculpan su familia nuclear; pide luego a los
a liberarse de una etiqueta rígida y limitativa, y a la familia a bus- padres que esculpan su familia de origen; todo esto proporcionará
car nuevas expresiones de relación que ya no necesiten perpetuar una visión más completa de la vida emot iva de la familia en el
estereotipos o comportamientos sintomáticos. tiempo, y permitirá ind ividualizar canales relacionales funcionales
En una terapia de pareja en que el punto crucial es el conflicto o disfuncionales en el lapso de más de una generación.
sobre quién define las reglas, el terapeuta puede invitar a los cón- En fm, la escultura se utiliza ampliamente en el curso de la for-
yuges a crear una escultura 9 en la que se represente el conflicto mación del terapeuta relacional, como modalidad no verbal , me-
y en seguida se experimenten modalidades. de cambio. Es posible diante la cual el futuro terapeuta puede representar en grupo 11 las
hacerlo p idiendo a los dos que definan por turno su espacio perso- relaciones de mayor gravitación relativas a su propio sistema fa-
nal 10 y el del otro respecto del suyo. Pide sucesivamente a am- mi liar ; cuanto más sea capaz de comunicar a los demás sus propias
bos, uno por vez, que acojan al oiro dentro de su propio espacio vivencias, tanto mejor podrá comprender a la familia en el curso de
personal, utilizando modalidades diversas: cómo siente que eso la terapia y percibir las dificultades de esta última, a menudo simi-
ocurre habitualmente, cómo querría que ocurriera, y , por últim o.
11
Nuestros grupos de formación, constituidos en general por trabajadores
9 sociales que desarrollan su actividad en la estructura asistencia l misma. son
La escultura de pareja ha sido definida por Dulb y Kantor ( 1973) corno pequeñas.unidades de 8-10 personas. La pertenencia a un mismo grupo ope-
boundary sculpture, es decir, escultura de límites. rativo permite un po tenciarniento del trabajo de forma ción y una verificación
10
Hall ( 1966) definió como personal el espacio que circunda a cada indivi- •;oncreta sobre el terreno; el número relativamente restringido facilita la rapi-
duo y que supone la existencia de una frontera invisible, y que es reconocido dez de Jos procesos de aprendizaje y una mayor profundización del enfoque
como tal justamente a consecuencia de que existe. relacional.
92 TERAPIA FAM ILIA R

lares a las suyas, y, en última instancia, considerarlas comunes y CAPITULO 4


reversibles, una vez que esté libre de superestructuras y estereoti-
pos profesionales.
Siempre en el ámbito de un programa de enseftanza. el equipo LA PRESCR IPCION
terapéutico puede utilizar la escultura para dramatizar los conflic-
tos que presenta una familia en el curso de la terapia , y para eva-
luar las posibilidades de can1bio que tiene el sistema. Más particu-
larmente, se ha hecho amplio uso de esta técnica no verbal, des-
pués de haber asistido a estados de crisis aguda (en el ámbito de
LA DIRECTIVIDAD EN TERAPIA FAMILIAR
sesiones domiciliarias), o sea, cuando el sistema familiar se ve fuer-
temente sacudido por una situación de descompensación de gran
compromiso. U! representación escultórica permite así " fijar" la Impartir directivas parece ser un comportamiento por lo menos
crisis en una secuencia espacial y visualizar sus diversos componen- tan antiguo como el concepto de curación. Más complejo es reco-
tes en términos relacionales, por lo que proporciona una contribu- nocer y a veces aceptar que hay que impartirlas en una relación te-
ción no intli ferente al proceso terapéutico que se está realizand o. rapéutica: no hay duda de que toda forma de terapia es, en su
La escultura también sirve para representar la relación terapeu- esencia misma, directiva.
ta-supervisor que, como hemos dicho, implica un proceso dinámi- También es directivo prescribir psicofármacos a una persona
co de crecimiento entre dos personas empeñadas, aunque sea a ni- presa de un estado de ansiedad, mantener silencio hasta que el pa-
veles diversos, en la misma operación . Puede ofrecernos, por lo de- ciente comienza a asociar libremente, aconsejar la colonia de vaca-
más, informaciones útiles sobre la relación que de hecho existe ciones para un nifto inhibido, enseñar a una pareja el modo de lle-
entre ambos, su grado de intimidad y sus recíprocas expectativas. gar al orgasmo, prescribir un comportamiento paradoja!, y hasta
Del mismo modo, la escultura es un medio muy eficaz para repre- negar una terapia cu ando los componen tes del problema no son de
sen tar la red de relaciones presentes dentro de un grupo de tera- naturaleza psicológica.
peutas en formación; se ponen así en evidencia problemáticas in- Si es cierto que bajo la influencia del psicoanálisis, de la terapia
teractivas, nivel de maduración y de diferenciación del grupo, en- rogcrsiana y de la terapia psicodinámica en general se ha llegado a
tendido como sistema. la convicción de que debe ser el paciente quien determine todo Jo
que ocurre en la sesión, tambien es cierto que el contex to terapéu-
tico, las reglas implícitas en la relación, la disposición espacial mis-
ma, la actitud y las intervenciones del terapeuta, indican una rela-
ción en que la directividad y el poder por parte de este último son
innegables y oficialmente aceptados por el paciente.
También en la terapia familiar , como en general en toda terapia
estratégica, la directividad es igualmente innegable, aunque el modo
en que toma forma sea totalmen te distinto de la praxis psicodiná-
mica. El terapeuta está empeñado activamente con la fanlilia en
determinar el contexto que se desarrolla, en estable.c er los obje tivos
a alcanzar, en proyectar las intervenciones, en evaluar las respuestas
del grupo a sus directivas modificándolas en caso necesario, en pro-
mover la separación de la familia al final del proceso terapéutico,
- ·- -

L A P•R!!SCR IPC ION 95


94 TER A PIA FAMILIAR

etcétera. Todo esto lo considaan nwnipu/atoriu qui<::nes perciben Si en una terapia familiar se ride a l terapeuta que asuma inicial-
en esta modalidad te rapéutica el pel igro de que la ram ilia pierda su una posición de control, en el momento t ermina l d cuadro
fllt' lll.?

capacidad de auto detenninacio n 0 se vea envuelta en responsabili- relacional habrá cambiado por completo : el tera peuta y la fam ilia
dades que no le competen . En efecto, si eso ocurriera e.staría justi- •s!ilrán entonces en una posición de igual pod er, porque ésta ha brá
ficada la crítica de manipulación, y es posible que, en realid ad. esto rt'ud q uirido la plena autodeterminación en sus acciones y ya no
pueda ocurrir si en la terapia relacional (como . por otra parte. en tendrá necesidad d e ayuda desde afuera .
todo otro contexto terapéutico) se aventuraran terapeu tas qu e . más VH:nc al caso preguntarse ahora de qué manera es d irectivo un
allá de una seria preparación espec ifica. carecie ran de un rrofundo .•n foque relacio nal y qué objetivos se propon e alcanzar. l a primera
sen tido d e respeto por la libertad de! individuo y d e una aguda sen- n:p resión de directividad está irnpl ícita en el acto m ismo de reunir
sibilidad para comprender las dificult ades de la familia dentro del .1 toJa la familia, es decir, en implicar a todo el núcleo fam iliar en

tejido social. 11.1a operació n que requiere un enfrentamiento directo y una toma
común. Igualmente directivo resultará pedir a los
La terapia relacional se propone en realidad hacer que adquiera rni<::mbros del grupo un empeño activo en resolver u n problem a in-
una mayor capacidad de dctenninación un grupo familiar que a (crr:o del sistema familiar o externo a é l, negando la posibilidad de
menudo está va rado en una situación de dificultad de la que no pa- una soluc ión fundada en la delegación al técnico.
rece en condiciones de salir por si mismu. ·como no sea mediante la Es bastante fácil intuir, además, cómo un terapeuta que uti liza
formación y el mantenimiento de chivos emisarios. Es jus tamente JJnPiii!Jtlentc e n la sesión el espacio, el movimiento. la p rescripción .
la imposibilidad de cambiar, experimentada en el tiempo p o r la fa- "'';tú comunicando claramente q u e toma la guia del proceso tera-
milia, que sigue los modelos habituales de pensamient o y de com- peút ico ; tanto más di.rectivo resultará su modo de conducir la tera-
portamiento, lo que lleva al terapeuta a la convicción de que su r ia, en cuanto él mismo podrá consultar al supervisor o ser consul-
tarea fundamental consiste en abrir brechas en el sistema familiar t.• lo por él durante las entrevistas.
para permitirle el redescubrimiento de valencias autoterapéuticas
e n su interior, que liberen al paciente identificado y a la familia de Anajjcemos aho ra cómo el objetivo del cam bio, t1nalidad común
una situación de malestar que se ha perpetuado en e l tiempo, y les :1 Lodt) tipo de terapia, se ubica en una óptica sistémica-familiar. Lo
restituyan la iniciativa de sus propias acciones. Una operación de ¡ue nos propone es obtener un cambio que vaya más allá de la
esta clase requiere necesariamente una posición de poder por parte rt':!IJ!Uctón d el símoma individual y que incida a nive l de todos los
del terapeuta, el cual debe enfrentarse en seguida con las ft1erzas más nliembros del sistema proporcionándo les modelos transaccionales
rígidas del sistema. Esto lleva en muchos casos a lo que Wh.ita ker . e vos que ya no tengan neCL'SHlJd de comportamientos sint omá-
( 1973) llama la lucha por el control. El terapeuta debe estar desde liHJS. En este sentido el sínto ma es solamente. el indicador d e una
el comienzo en condiciones de mostrar a la familia que es bastan t e perrurb.ación a nivel comunica tivo. Actuar sobre el síntoma q uiere
fuerte como para controlarla con éxito, manteniendo constante- Jutomáticamente intervenir en las reglas de relación de ese
mente una posició n de estar arriba.

En esta lucha por el poder el sistema familiar pu ede evaluar si el Interrogado sobre qué era lo q ue consideraba fundament al para
terapeuta es bastante sólido y seguro para sostenerla en un even tual ]lrou uL:ir un c<::n bio tcrapéu tico, Milto n Erickson d ijo que la res·
proceso de cambio: si éste no es capaz de conducir. es decir, de .::s comparable a "cuando se enseña a un no es suficien-
dictar con continuidad las reglas de la re lación. es inevitable que t C'Xphcar lc que uno más u no so n dos. Hay que darle un trozo de
termine englobado en Jos m odelos transaccionales habituales de la t¡za y h acerle escribir 1 y o tro 1. d ibujar e l signo de su ma y d e igual.
fami lia , la cual no lo sentini eficaz como agente de cambio y termi- '1 luego hacerle escribir 2. Así. no es suficiente exp licar un p roblc·
nará. co n frecuencia, intctíumpiendo la terapia. tila al paciente. ni siquiera cuando el paciente logra explicarlo por sí
96 TERAPIA FAMILIAR LA PRESCRIPCION 97

mismo; lo importan te es hacer que el paciente haga algo" (en Halev. CLASIFICACION DE LAS PRESCRIPCIONES
1976). .
Similar es la posición de Papp, Silverstein y Carter cuando se
preguntan cómo se traducen en acción las introvisiones (ínsights). Una prescripción se puede construir sobre la base del trabajo
Estos autores afinnan que las introvisiones que no han producido realizado en la sesión, de los datos relacionales recogidos, y utilizan-
un cambio en el comportamiento, o en todo caso en el sistema fa- do los contenidos que aportaron los miembros del sistema familiar.
miliar, carecen de significado. A veces ocurren cambios en las rela- Se trata entonces de asignar una tarea que implique directa o indi-
ciones familiares como resultado de los que se producen en las rela- rectamente a toda la familia o a alguno de sus miembros, en la
ciones emotivas o a raíz. de nuevas tomas de conciencia ; o tras veces sesión o en el intervalo entre una sesión y la siguiente.
no ocurren en absolu to. 1
Un error común a varios tipos de terapia es el supu esto de que si Dar prescripciones en el curso de la terapia es una intervención
alguien comprende algo, actuará necesariamente en consecuencia. es tratégica realizada por una serie de motivos. En líneas generales,
En la práctica terapéutica es más frecuente que si alguien cambia en constituye una modalidad técnica dirigida a promover un cambio,
algo, eso le pennita experimentar y, por lo tanto, aprender alterna- o sea , a activar modelos relacionales distintos que no tengan nece-
tivas nuevas a nivel cognoscitivo, emotivo y conducta!. Wittgenstein sidad de la formación y del mantenimiento de chivos expiatorios.
( 197 1) afinna que la reestructuración 2 no atrae la atención hacia Más particularmente, es un modo de establecer un contexto tera-
algo, es decir, no produce una introvisión, sino que enseña otro péutico, es decir, un clima co laborativo en el cual se respetan algu-
juego y .hace que el viejo resulte obsoleto. Si es cierto que haciendo nas reglas generales, evitando caer en situaciones improductivas en
actuar en la misma situación modalidades diversas de solución del las que el victimismo, la acusación, la opresión, la delegación , o el
problema se in duce a menudo un cambio, mi impresión es que no uso de roles estereotipados puedan desempeñar una funció n deter-
debe exclui.rse que éste está vinculado con una introvisión . Por otra minante. Utiliz.ando un comportamiento directivo el terapeuta
parte, no parece fác il decidir si el cambio está detenninado por la tt:rmina adquiriendo importancia a los ojos del grupo familiar, en
introvisión o si esta última es contemporánea o sucesiva respecto virtud de su función de garante de la autonomía y de la subjetividad
de aquél. de cada miembro. Esto le permite entrar en el siste11Ul familiar y
ser aceptado por todos. porque se mantiene ajeno a complicidades
o a coaliciones más o menos exp lícitas con este o aquel personaje
de la familia. La prescripción mediante la asignación de " tareas a
domici lio' ' es una modalidad dirigida a amplificar el proceso tera·
péutico, más allá de la hora semanal de la reunió n de grupo, pro-
moviendo una "presencia" del terapeuta en la familia aun en el ám-
bito de las actividades cotidianas. De esta manera la familia puede
experimentar modalidades nuevas de comunicación ; si logra utili-
1
Aunque pueda ocurrir q ue la familia en terapia no esté en condiciones
zarlas "para la terapia" se sentirá cada vez. más capaz de funcionar
de emprender un nuevo camino que percibe como demasiado riesgoso 0 com- J\itónomamente hasta que ya no tenga necesidad de apoyos tera-
prometedor , sin embargo el hecho de haber ver ificado concretamente la exis· péuticos.
tencia de alternativas negadas anteriormente o bien desconocidas, tiene de por
sí va lor terapéu tico . La prescripción permite además la recolección de informaciones
2
•• Podríamos definir m uy sintéticamente este término com<J la reelabora- relacionales en torno a la estructura de la familia y a las reacciones
Cion de esq ue mas relacionales diferentes mediante la utilización de elementos de sus compo nentes frente a los requerimientos de cambio. En
ya existentes.
muchos casos no es importante la correcta ejecución de la prescrip·
98 TERAPIA FAMILIAR LA PR ESCR IPC ION 99

ción por sí misma , sino más bien el análisis de los comportamientos


interactivos de los miembros empeñados en una tarea común. CLASIFICACION DE LAS PRESCRIPC!Ol'íES
De esta manera se impide que la familia comience a defenderse
aun antes de haber podido experimentar algo "distinto".
Mediante la prescripción, que se debe cumplir pero no interpre-
tar. se lleva al grupo familiar a vivir una situación relacional opera- A) PRESCRIPCIONES REESTRUCTURANTES
tiva, reduciendo las posibilidades de utilizar la defensa verbal y ra-
cional que podría prolongar inútilmente el trabajo terapéutico. - Prescripciones contrasistémicas (tendientes a contrastar abier-
Con esto no queremos decir que al hacer que la acción preceda a tamente la homeostasis del sistema familiar)
la verbalización se eviten las resistencias; por el contrario, de esta - Prescripciones de contexto (tendientes a establecer o mante-
manera pueden surgir con mayor rapidez y evidencia. ner un contexto terapéutico)
Más allá de l análisis de los diversos usos de la prescripción, es - Prescripciones de desplazamiento (tendientes a desplazar arti-
obvio que siempre tiene valor de comunicación para los miembros ficialmente el problema del paciente identificado a otro miem-
de la familia, que se preguntarán qué tipo de mensaje se oculta tras bro de la familia o a una sintomatología nueva)
los requerimientos del terapeuta y formularán hipótesis respecto
- Prescripciones de reelaboración sistémica (tendientes a rees-
de sí mismos y de los otros. El terapeuta debe tener debida cuenta
tructurar directamente los esquemas relacionales presentes,
de ello al formu lar la prescripción, y también al realizar sus obser-
mediante la utilización de elementos ya existentes)
vaciones luego de la ejecución de la tarea.
- Prescripciones de refuerzo (tendientes a reforzar movimientos
En la página siguiente puede verse un cuadro sinóptico de los
diversos tipos de prescripción, elaborado sobre la base de mi expe- ya presentes en el sistema familiar y que se consideran útiles
para el cambio)
riencia directa del trabajo con familias y sistematizado con ayuda
- Prescripciones de utilización del sin toma : prescripciones de
de mis colaboradores.3
ataque y prescripciones de alianza

B) PRESCRIPCIONES PARADOJALES
A) PRESCRIPCIONES REESTRUCTURANTES
- Prescripciones del sfntoma (tendientes a prescribir el "com-
portamiento enfermo")
Se entiende por reestructuración un proceso a modifi-
- Prescripciones de las reglas (tendientes a implicar directamente
car los esquemas relacionales habituales de la familia mediante el
a todo el sistema familiar mediante la prescripción de reglas
uso de elementos y energías ya presentes en el sistema, al menos a
"peculiares" de la familia)
nivel potencial.
El edificio asume así nuevas perspectivas, se modifica, pero los
C) PRESCRIPCIONES METAFORICAS
ladrillos que lo forman son siempre los mismos.

3
Agradezco en particular a Paolo Menghi, con el cual he discutido 'Y ela-
borado mucho material relativo a las prescripciones. Del trabaJO clínico reali-
zado con mis colaboradores -Menghi, Nicolo, Saccu- han sido tomado mu-
chos de los casos descriptos en es te capitulo .
100 TERAPIA FAMILIAR LA PRESCRIPCION 101

Este concepto, que representa un punto central de nu estro modo 2. PRESCRIPCIONES DE CONTEXTO
de operar en la familia, es de hecho también válido para las pres-
cripciones paradojales. La distinción surge a lo sumo de que en Son prescripciones de contexto todas las modalidades actuadas
estas últimas el proceso de reestructuración es subsiguiente a las en el curso de la sesión, que tienden a promover la formación y el
modificaciones detemünadas por la paradoja terapéutica, mientras mantenimiento de un contexto terapéutico.
que en las primeras la reestructuración provoca en seguida cambios. Se trata de tareas cuyo objetivo es generalmente introducir una
Cabe interrogarse respecto de los parámetros que hay que evaluar connotación de operatividad concreta en el ámbito de la entrevista:
para elegir un tipo de prescripción más bien que otro. se las utiliza a menudo para obtener el cambio de una atmósfera
Esto podrá tener respuesta luego de haber analizado en detalle que el terapeuta considera inapropiada en esa fase terapéutica. Las
aspectos particulares de las prescripciones reestructurantes y de las prescripciones de contexto se utilizan, por ejemplo, para modificar
paradojales. una situación acusatoria o hiperprotectora, al comienzo de latera-
pia; se entiende así velar por el respeto de la au tonomía de cada in-
dividuo, igualmente responsable y significativo dentro de la fami-
lia.
En realidad , no es infrecuente que el paciente identificado. en
l . PRESCRIPCIONES CONTRASISTEMICAS virtud de las dificultades de las que es p ortador, termine
privado o privándose espontáneamente de su capacidad de autoa-
Esta modalidad, más que una eficaz estrategia de intervención, finnación y de libertad individual. Si se trata de un niño o de un
es a menudo paradigmática de La inexperiencia del terapeuta , que adolescente, es posible que n i siquiera se le consulte para concu -
demasiado ligado a valoraciones de los contenidos más bien que de rrir a la terapia, para responder a preguntas que le atañen directa-
las relaciones subyacentes, tenderá a contrastar abiertamente la mente, para expresar lo que querría por sí mismo.
homeostasis del sistema familiar. Se encontrará entonces comba- El terapeuta puede prescribir e l si lencio a quien intenta inte-
tiendo con una modalidad escasamente productiva contra una ten- rrumpir al otro, o comprometer activamente a quien parece ubi-
dencia común a todos los sistemas: la de preservar el statu quo. carse periféricarnente respecto del proceso terapéutico, proporcio-
Entran en este grupo todos los consejos terapéuticos tendientes nándole espacio y garantías suficientes. Puede dividir a la familia
a ver de una manera simplista la realidad de una situación. Tales en subgrupos si esto conduce a la expresión más libre d<· alguno, o
consejos apuntan a solicitar cambios en el .tJaciente identificado, al asignar a una figura intrusiva un rol de observador, ubicándolo de-
que se le pide que apele a esas mismas energías cuya carencia siente, trás del espejo.
o a interrumpir un determinado comportamiento en los familiares, . También puede solicitar de tenn inadas interacciones, prescri-
considerado improductivo o contraproducente. Esto significa opo- btendo a dos o más personas que discutan o actúen jun tas en algu -
nerse a las dinámicas sistémicas de ese grupo, o por lo menos igno- na cosa, en el curso de la sesión. Esta quizás sea una experiencia re-
rarlas. lativamente nueva para la familia, y favorezca un contexto colabo-
rativo preparando e l terreno para las intervenciones sucesivas.
Resultado último puede ser la creación de un contex to acusatorio No es infrecuente que en el curso de la terapia, una vez produci-
o inútilmente competitivo ; esto terminará por repercutir negativa- do un cambio positivo , se detenn in e una retroacción negativa con
mente sobre el paciente identificado y sobre Jos demás miembros un Intento de recupe rar los niveles homeostáticos precedentes. Las
de la familia, y en última instancia sobre la credibilidad respecto Prescripciones de contexto pueden p rom over, en este caso, una es-
de la terapia. tabilización del cambio, incluso en una fase terapéutica avanzada .
- - -- - - - - -- ·- . . ·- ·

102 TERAPIA FAMILIAR LA PRESCRIPC ION 103

3. PRESCRIPCIONES Dl DESPLAZAMIENTO se solo. Interrumpió los estudios en segundo afio del secundario ,
nunca tuvo una actividad laboral , aunque amenud o manifieste de
Si se acepta el supuesto de que el rol de chivo emisario es fun- palabra que está dispuesto a iniciarla .
cional para el sistema en ese momento, se puede conjeturar que la Pasaron 5 meses desde el comienzo de la terapia familiar y el
presencia de un segundo paciente o de una nueva sintomatología problema de la autonomía de Luciano se plantea de un modo par-
sea susceptible de crear movimientos significativos. Tales prescrip- ticularmente urgente. Después de una sesión centrada sobre el te-
ciones de desplazamiento se proponen desplazar artificialmente el ma del dormir, los terapeutas se dan cuenta de que redefinir los lí-
problema del chivo emisario a otro miembro de la fami/U1. Se ba- mites generacionales en este ámbito (reconduciend o a Luciano a su
san en la evidencia de que una vez descentralizado el paciente rol de hijo y operando contemporáneamente sobre la p areja) es un
identificado y desensibilizada la zona sintomática, es más fácil de- objetivo prematu ro. Luciano verbaliza, por otra parte, todo lo que
sencadenar un proceso de cambio, promoviendo la acción de mo- intu yen los terapeu tas, cuando manifiesta: " El problema del dor-
dalidades relacionales más sanas. mir será el ú ltimo paso hacia la curación: primero superaré yo to-
Esto representa. en ciertos aspectos el tránsito de una situación de do el resto; ése será el último escalón".
anonnalidad, por la cual la familia requirió la intervención a una si- Es en este punto de la terapia cuando pensamos en enfrentar el
tuación de anormalidad nueva y artific.ial, creada temporariamente problema de la autonomía de Luciano fuera de la familia utilizan-
por el terapeuta para promover un c·a mbio , mediante una descom- do una estrategia que desplace momen táneamen te las perturbacio-
pensación del sistema y por consiguiente un aumento de las varia- nes haciéndolas pasar de Luciano al padre. Para poner en acto la
bles y de las alternativas posibles. La evaluación de un problema prescripción utilizamos el único ámbito de actividad del padre ex-
varía si de él surge otro, quizás más agudo y urgente. Este nuevo terior a la familia. su trabajo, desplazando el problema del hijo al
acontecimiento lleva a un redimensionarniento de las fuerzas ac- padre.
tuantes y del significado mismo del problema precedente para Este, empleado desde hace más de 20 años en una gran empresa,
ouienes están implicados en él. Se requiere automáticamente una no faltó nunca un día a su trabajo. Su actividad laboral representa
redistribución de las funciones familiares, lo que hace más fácil po- una zona, quizás la única, de la cual éste obtiene notables satisfac-
ner en actividad modelos interactivos diferentes. Para producir el ciones y en la cual es apreciado por su competencia por todos,
desplazamiento el terapeuta puede partir de una leve perturbación inclu idos su mujer y su hijo.
referida por un familiar y amplificada, o bien crear un problema Uno de los dos terapeutas habla por separado con el padre y le
ex novo. El nuevo problema, justamente por ser artificial, tiene propone una colaboración directa, con el fln de estimular a Lucia-
una misión limitada en el tiempo y puede fácilmente desaparecer no a asumir alguna responsabilidad fuera de la familia . La prescrip-
una vez desencadenado el cambio. La prescripción se realiza me- ción consiste en ausentarse del trabajo durante 15 días, asumiendo
diante la alianza partícipe con el "segundo paciente" preelegido , o en su casa un comportamiento insólitamente deprimido y negligen-
sin que éste lo sepa. te, y rehusando todo contacto con sus familiares. Al presentarle la
prescripción, el terapeuta le preanuncia que no le será difícil depri -
Tomemos el caso de Luciano. Luciano tiene 16 años, es hijo mirse porque al pasar 15 días enteros en su casa podrá tomar con-
único sufre de fobias desde hace años, tiene un comportamien- ciencia de aspectos important es y perturbadores en lo referen te a
to ti;ánico y agresivo en la familia, que corresponde a una tre- los roles y funcion es familiares .
menda preocupación de enfrentarse con el mundo externo. Siem· La iniciativa terapéutica, aceptada de pleno por el padre , no
pre durmió en el lecho de Jos padres ; en los últimos años tomó el puede dejar de provocar una fuerte reacción , en particular en Lu-
lugar del padre, que se viv obligado a trasladarse al living, míen· ciano que, en la sesión siguiente , agrede a Jos terapeu tas, a los que
tras el hijo duenne con la madre, porque tiene miedo de quedar- considera responsa bles de la enfermedad de su padre, comunican-
LA PRESCR IPC ION 1 05
104 TERAPIA FAMILIAR

do al mismo tiempo su decisión de ubicarse como elemento válido el éxito de un plan que las imp lica , con mayor razón porque están
alternativo: "Si él está reducido a este estado. ¡me corresponde a deseosas de demostrar que su actitud respecto de Sandro es ade-
cuada y en absoluto protectora, como sostiene el padre.
mí tomar las riendas de la casa!"
La prescripción ha provocado de hecho un desequilibrio tempora- Una vez iniciado un proceso de reelaboració n sistémica es más
rio del sistema familiar. que pennite po.ncr en marcha procesos fá cil ampliar el campo de acción e inclu ir en él problemáticas y
nuevos. Luciano, después de una serie de contactos que realiza per- exigencias cada vez menos vinculadas con e l problema individual
sonalmente, inicia una actividad laboral; no se presenta a las sesio- por el se solicitó inicialmente la terapia ; ésta termina siendo
nes. aunque envía a los terapeutas, por vía de sus padres, mensajes un momento de notable importancia en el proceso de crecimiento
de todo el grupo familiar.
tranquilizadores a su respecto, y se inserta progresivamente en las
Veamos otro ejemplo, muy simplificado , de reelaboración sisté-
actividades recreativas de un grupo. Contemporáneamente la pare-
mica, que promueve un rápido redimensionamiento del problema
ja, Luciano, comienza a enfrentarse a problemáticas conyu-
que motivó la intervención.
gales, adormecidas durante largo tiempo. La prescripción ha pro-
La señora Maggi viene a la terapia con su hija de S años, acom-
movido en este caso, de un modo indudablemente inhabitual pero
pañada por la baby sitter. Esta última se queda en la sala de espera.
eficaz, el comienzo de un proceso de emancipación de Luciano y
La señora está separada desde hace dos años del marido y vive con
de confrontación a nivel conyt¡gal.
la niña y la baby sitter. El problema surgido se refiere a Si lvia, des-
cripta por la madre como incontrolable e inmadura en relación con
su edad. En breve tiempo emerge el problema de fondo, relativo a
4. PRESCRIPCIONES DE REELABORACION SISTEMICA una relación ambivalente de la madre respecto del marido (del cual
no ha llegado a separarse emotivamente) y de su situación actual
Con este tipo de prescripción se tiende a reestructurar los mode- de mujer sola. Al hablar se expresa con teatralidad, superponiendo
los comunicativos usuales de la familia , sustituyéndolos por otros continuamente los problemas de la hija con su propia problemática
nuevos y más funcionales, mediante la reelaboración de elementos existencial. Las zonas de autonomía de la niña sufren la continua
y energías ya presentes en el sistema familiar. invasión de la madre que termina envolviéndola totalm ente en sus
El caso de Sandro, de que hemos hablado a propósito del esta- conflictos. El comportamiento de Silvia es efectivamente despóti-
dio inte ractivo de la primera sesión (pág. 58), ofrece varios ejemplos co e inconstante, pero pese a las jeremiadas de la madre, se nota
de prescripción de reelaboración sistémica. Prescribir en la sesión ellas una especie de com plicidad. Mar ía, la baby que
una negociación entre padre e hijo para promover la emancipación teoncamente debería permitir una mayor autonomía de la madre
de este último, representa un modo concreto de reestructurar los aliviándola al menos parcialmente de una serie de cuidados rela:
modelos de coaliciones y de separaciones existentes dentro del sis- cionados con la hija, no tiene ningún poder sobre la niña, que in-
tema. Un acuerdo dirigido a revalorar la madurez de Sandro debe cluso se niega a jugar con eUa y da así origen a otro problema. Co-
tener en cuenta no sólo al muchacho, sino también todos los as- mo con la hija, también con la baby sitter la madre tiene una rela-
pectos funcionales desarrollados a partir de su frustrado creci- ción que oscila entre la camaradería y la intrusividad , con algunas
miento. Preocupaciones por la "responsabilidad" quizás mal distribuida
respecto de la baby sitter, que también es una mujer joven .
La evaluación sesión por sesión de los resultados concretos de
La primera sesión, que distó de ser significativa en lo referente a
este acuerdo es un modo de hacer operativo en casa el proceso
los problemas presentados por la madre, lo fue sin embargo para
de reelaboración iniciado en la entrevista. Padre e hijo deben em-
nosotros porque nos permitió ·aclararlos y enfrentarlos a continua-
peñarse cotidianamente y tener fe en un acuerdo oficial sanciona-
ción con mayor eficacia. Se pidió a Silvia y María que prepararan
do ante todos ; pero también la madre y la tía deben colaborar en
106 TERAPIA FAMILIAR
LA PR ESCA IPCION 107

en el cuarto vecino una pequeña canción y un ballet para represen- 6. PRESCRIPCIONES DE UTILJZACION DEL SINTOMA
tarlo luego ante la madre. Entretanto, el terapeuta habla con esta
última de problemas que no tienen que ver con los demás. Después Una utilización terapéutica del componente sintomático puede
del tiempo convenido, María y Silvia entran en la sala de terapia realizarse tanto en términos de ataque directo como de alianza.
y presentan su ''número'', mientras la madre, aparte con el tera- Tratemos de explicarlo mejor:
peuta , observa interesada y divertida.
En este caso el terapeuta, con una prescipción muy simple, ha
trazado límites entre madre e hija , reestructurando los espacios re-
cíprocos en función de necesidades diferenciadas. El síntoma de la a) Prescripciones de ataque al sin toma
niña, por otra parte muy esfumado, fue indirectamente redirnen- Mónica es una muchacha de 24 años que desde hace 1O meses
sionado mediante una activación divertida de la niña y de la baby está diagnosticada como esquizofrénica y a la que una sola interna-
sitter en un juego creativo; modalidad que podrá ahora repetirse ción no ha encaminado aún definitivamente a la carrera manico-
también fuera de la terapia. La problemática de la madre, que has- mial. La muchacha, aunque lo niegue en un plano verbal, muestra
ta ahora había sido desconocida y confundida con el comporta- un cierto interés en la sesión, pero pretende la centralidad absolu-
miento de la hija , adquiere una dimensión propia. Se comienza así ta recurriendo a veces a su "papel" de delirante. De la entrevista,
a desplazar el objetivo de la intervención. aparte de la paciente identificada, participan el padre, la madre, la
hermana mayor y el hermano de 17 afios.
Los familiares hablan de la gravedad del comportamiento de
5. PRESCRIPCIONES DE REFUERZO Mónica en ténninos genéricos y parecen pedir una confinnación
oficial al terapeuta para una nueva intemación,4 si bien la situa-
Con este término nos referimos a todas las prescripciones ten- ción objetiva no parece particularmente dramática. El terapeuta,
dientes a reforzar movimientos ya en acto en el sistema familiar y ignorando las provocaciones de Mónica (que parece apoyar la tesis
considerados útiles para el cambio. de los familiares, acentuando las " rarezas" en la sesión), le comuni-
Va de suyo que las prescripciones de contexto, de desplazamien- ca analógicamente que si quiere un espacio no lo podrá obtener
to o de reelaboración sistémica pueden tener un efecto de refueno mediante los canales del comportamiento sintomático; luego dirige
en el momento en que potencian un intento de 'solución ya inicia- un pedido a todos los familiares :
do dentro del grupo familiar.
En estos casos al terapeuta le basta alentar lo que el sistema ya
está realizando, en virtud de las valencias au toterapéuticas que to- Terapeuta: Querría que cada uno de ustedes me dijera concreta·
do núcleo posee en su interior. En un momento en que, por moti- mente en qué consiste la gravedad de Mónica.
vos no siempre identificables, la tendencia al cambio está prevale- Madre: La gravedad de Mónica consiste en que, si sigue de este
ciendo temporariamente sobre la tendencia homeostática, el tera- modo, podría volverse loca ... furiosa_
peuta no debe hacer otra cosa que organizar una prescripción que
incluya, de una manera más extensa y articulada, lo que ya está
ocurriendo. El hecho de que los miembros de la familia adviertan
una conformidad entre sus propios movimientos y las indicaciones 4
terapéuticas no hace sino awnentar el nivel de colaboración y las Es frecuente que el trabajador psiquiátrico se vea enfrentado con una
posibilidades de éxito, además de abreviar notablemente el lapso delegación de responsabilidades cuando se le ratifica oficialmente una decisión
Ya delineada por el sistema familiar, necesitado de descargarse del peso de un
de la intervención . compromiso vivido como culpabilizante.
108 TERAPIA FAMILIAR LA PAESCR IPCtON 109

Terapeuta : Es un término que no es claro. ¿Seguir de qué mo- Una regla a la cual siempre nos atenemos es la de que mientras
do? se golpea con decisión la manifestación sintomática y el poder ma-
Madre: Llega con Jos cabellos que da miedo, podría de un mo- nipulativo vinculado con ésta, se buscan contemporáneamente zo-
mento a otro ir a lo del vecino con los cabellos todos despeinados, nas de autonomía para sostenerlas y potenciarlas. Esto puede ocu-
como hace ella ... rrir si el terapeuta , aun ateniéndose al síntoma, está en condiciones
de cambiar su significado en términos relacionales.
Mónica (de pie, llevándose las manos a la cabeza). Estoy cansa-
da, quiero irme .. . También en el caso referido, esta doble linea de intervención
Terapeuta: Hoy , Mónica, perdiste una hora de reposo 5 (sale de nos pareció incisiva y bien aceptada por la familia y por el paciente
la sala y vuelve con una buena cantidad de almohadones), y es jus- identificado. Ya hacia el final de la sesión descripta, Mónica empe-
to que descanses ... acuéstate ... zó a manifestar un comportamiento más sintónico y emotivamente
Mónica: Pero qué dice ... Acuéstese Ud .... participante, transmitiendo analógicamente su confianza respecto
Terapeuta: A mí me parece importante que descanses ... no en- del terapeuta.
tiendo realmente ... de todos modos, haz como quieras ... (Vuelve a
sentarse, y dirigiéndose a la madre) ¿Ud. conoce bien a su hija?
b) Prescripciones de alianza sobre el s{ntoma
Madre: Creo que sí, aunque ...
Las prescripciones de alianza sobre el síntoma se revelan parti-
Terapeuta: Bueno, quisiera que por un momento Ud. fmgiese
cularmente eficaces con jóvenes en la preadolescencia, o bien en si-
ser Mónica y me mostrara cómo Mónica se vuelve furiosa.
tuaciones de transformación del sistema familiar en una de las fases
Madre (con resistencia): Mónica se tira los cabellos...
más delicadas de su ciclo de desarrollo: la de la desvinculación del
Terapeuta: Muéstreme cómo hace.
adolescente.
La madre, en este punto, comienza a soltarse los cabellos y a No es infrecuente que aparezcan síntomas cuya función consiste
imitar la hipotética situación con el vecino de la casa. El padre mi- en mantener al muchacho en casa, en una edad en que normalmen-
ra con aire de suficiencia, mientras los hijos, incluida Mónica, con- te se definen espacios más amplios de autonomía individual y de
tienen con dificultad la risa. participación social. Puede ocurrir que el problema que motivó la
De este trozo de sesión resulta claro qué se entiende por ataque intervención sea la aparición de fobias o de tics muy visibles o de
o desafío al síntoma. perturbaciones alimentarias (anorexia u obesidad), si no directa·
El comportamiento sintomático del paciente identificado es en mente la reanudación de un comportamiento de tipo enurético
estos casos objeto de agresión o de rid ículo en su naturaleza mis- o encoprésico. En estos casos es a menudo útil establecer una
ma, mediante su acentuación o anticipación; mientras en la secuen- alianza con el muchacho justamente sobre el comportamiento per-
cia referente al cansancio de Mónica el terapeuta enfatiza directa- turbado, con el fm de modificar su significado relacional. El ori-
mente su "diversidad", en la parte en que la madre se manifiesta narse en la cama, el tic, Ja anorexia misma se vuelven así parte de
preocupada por la locura de la hija , se ataca sobre todo el manejo un entendimiento con el terapeuta y ya no se los usa para confir-
del síntoma por parte de la familia y, más particularmente, de la mar una relación agresiva, dependiente o protectora respecto de
madre. uno de los padres o de un hermano.

El terapeuta puede utilizar modalidades diversas para alcanzar


este objetivo. En todos los casos actúa siempre en dos niveles: por
5
Ultimamente Mónica pasa algunas horas por día acostada, con grave
una parte, provoca al muchacho sobre el comportamiento sintomá-
consternación de sus familiares,. tico, por otra, lo sostiene en sus potencialidades de adolescente.
LA PAESCRIPCION 111
110 TERAPIA FAMILIAR

Basándose en el interjuego entre estos dos niveles, constantemente Por parte de Carla, proteger a los padres, operación obviamente
correlacionados, el terapeuta puede promover el proceso de cam- negada por los tres, pero no por ello menos evidente, es un modo
bio. de permanecer dentro del sistema y de evitar la toma de conciencia
Tomemos a modo de ejemplo el caso de una chica de 14 años, de los espacios de mayor autonomía y responsabilidad propios de
Carla, que desde hace alrededor de un afio ha recomenzado amo- su edad.
jar la cama , provocando preocupación y turbación en los padres. Romper el círculo vicioso de la protectividad nos parece el ca-
En otros aspectos no presenta problemas, todo lo contrario, los pa- mino para obtener un cambio. En una primera fase, nos propone-
dres se prodigan en elogios por el comportamiento escolar y por la mos promover la rebelión de Carla, con la expectativa de que la
sensatez de Carla, su única hija. actitud de los padres cambie de protectora a resentida. Con esta
La chica los confinna en todas sus expectativas y si no fuese por finalidad el terapeuta divide a la familia en el curso de las sesiones,
este asunto de la enuresis, que limita indudablemente su libertad reservándose entrevist as individuales con Carla. Le propone que
de acción, "todo andaría sobre ruedas". trabajen juntos en el problema de la enuresis, pero a condición de
Después de unas pocas entrevistas se ve claramente que la enure- que esto se mantenga como un secreto entre ambos. Carla debe
sis constituye el mejor recurso para mantener unidos y al mismo llevar un diario íntimo (y traerlo siempre consigo a la sesión), le-
tiempo divididos a los padres, y que la sensatez de Carla consiste jos del alcance de los padres, en el que referirá el ritmo , la cantidad
justamente en limitar su autonomía, con el fin de protegerlos. La y horario de la enuresis, cantidad y tipo de líquidos ingeridos des-
madre logra encubrir todas sus desilusiones prodigándose de todas de las 17 hs. en adelante. Si alguna noche le ocurriera de no ha-
las maneras posibles para ayudar a la chica a superar el problema. cerse pis, deberá describir todo Jo que ocurrió en el d ía preceden-
Le ha impuesto el uso de bombachas de goma, un hule bajo la sá- te. El terapeuta justifica el pedido explicándole que sólo con un
bana y otros mil recursos ingeniosos. En la práctica gran parte de cuadro exacto de la situación se puede esperar un resultado posi-
su tiempo y de sus pensamientos giran en torno del pis de Carla y tivo y que sin su colaboración todo esfuerzo sería inútil.
de cómo encontrarle una solución. El padre, por su parte, desem- Esta prescripción de alianza sobre el sintoma tiene una serie de
peña un papel aparentemente neutral, y cuando se ve envuelto en objetivos. Ante todo, tiende a crear un lazo intenso entre el tera-
primera persona tiende a minimizar el problema o a criticar dis- peuta y la chica, partiendo justamente del síntoma, cuyo signi fica-
cretamente, pero sin reservas, el modelo educativo de su mujer. do afectivo ha sido modificado; ya no se realiza para la familia, si-
Carla afirma que no siente tanto desagrado por sí misma (en el no que representa más bien un pretexto para sellar un pacto con
fondo puede tener amistades sin revelar este problema de la enu- un adulto importante, valorizando así las potencialidades adoles-
resis), com o "por la madre, que sufre tanto por eso, y por el padre, centes de Carla, que irán encontrando espacio para contenidos
que se pone de mal humor por su culpa". nuevos y más importantes.
Nos parece que los tres, a través de la enuresis, han encontrado Al mismo tiempo, el hecho de acordar mucho espacio al tema
una modalidad que si bien es disfuncional en lo referente a la ener- de la enuresis, tanto en el coloquio como en la prescripción a do-
gía utilizada, permite el mantenimiento de la homeostasis familiar micilio, es una manera de desensibilizar el campo y de promover
es decir, de un equilibrio en el cual las tensiones interpersonales una rebelión de Carla frente al terapeuta. Cuanto más valorada se
alcanzan nunca niveles demasiado elevados y los conflictos conyu- sienta en sus capacidades de adolescente, tanto más le pesará ha-
gales encuentran una vía de expresión indirecta a través del proble- blar de hacerse pis en la cama, en un contexto cambiado. La posi-
ma de Carla. Proteger a la chica representa una modalidad para te- bilidad ·de quitar espacio a este argumento en favor de otros más
nerla dentro del sistema, para evitar una desvinculación aparente- importantes sólo puede realizarse, sin embargo, si el síntoma pier-
mente insoportable o por lo menos penosa, que obligaría a los de reabnente significado.
cónyuges a enfrentarse entre sí y con el ambiente exterior. Es ilusorio pensar que se obtendrá una solución defmitiva del
112 TERAPIA FAMILIAR LA PRESCRIPC ION 1 13

problema sin producir contemporáneamente cambios también en 2. PREMISAS


el plano parental, donde se sentía particularmente la necesidad de
mantener a Carla en un rol de chivo emisario. Una primera fase Para comprender el significado de un enfoque paradoja!, es
puede consistir en hacer que los padres se sientan resentidos y no definir qué se entiende por paradoja y los efectos que és-
protectores respecto del síntoma de Carla, que, a su vez, estará ta provoca en la interacción humana. 6
ahora más dispuesta a rebelarse. Se puede definir como "paradoja!" una situación en que una
Al prescribir a los padres que ejerzan un mayor control sobre afirmación es verdadera si es falsa, y sólo si lo es; esto deriva del
la enuresis, se volverá más difícil la tarea de Carla: esta última de- hecho de que se emiten contemporáneamente dos mensajes que re-
berá empeñarse activamente para excluir a los padres de la diná- sultan prácticamente incompatibles entre sí.
mica de mojar la cama. A los padres, y en particular la madre, la El uso de la paradoja en el comportamiento humano es la cosa
más difundida, aunque a menudo se lo desconozca . Nuestra vida
reserva de la hija les resultará desagradable e imprevista, de modo
cotidiana de padres, esposas, maridos, hijos, amigos, empleados,
que la enuresis ya no será moneda de intercambios protectores, si-
no más bien terreno de enfrentamiento y choque. empleadores, está toda penetrada por eslabones de comunicación
paradoja! que pueden aparecer en las formas más diversas.
Una vez aceptada por todos, incluida Carla, la realidad de su Batcson, Jackson, Haley y Weakland ( 1956) han estudiado los
adolescencia, la acción del terapeu ta se orientará hacia los reales importantes efectos de la paradoja en la interacción humana, a
problemas de la familia, que no tiene un chivo emisario de que ser- propósito de familias en transacción esquizofrénica. A esos autores
virse para enmascararlos. se debe la identificación de particulares interacciones a partir de
las cuales se derivó y acuñó el término doble vinculo, 7 descripto
más tarde por Sluzki y Verón (1 971) como teoría patog.§nica uni-
versal, no esclusiva ya, por lo tanto de las ,transacciones esquizofré-
B) PRESCRIPCIONES PARADOJALES nicas, sino aplicable en términos más generales.
No hay duda de que al analizar las relaciones entre personas vin-
culadas por lazos particularmen te tenaces, como familias, peque-
l. LA PARADOJA TERAPEUTICA
ñas comunidades, grupos de trabajo, grupos políticos o religiosos,
instituciones, deberemos llegar a la conclusión de que de una u

La paradoja en psicoterapia se realiza mediante la prescipciÓn


paradoja!, que sólo adquiere real eficacia si entra en el más vas- 6
Véase un intento de definición teórica en Watzlawick (1971), cap. 6.
to ámbito de un enfoque paradoja[. Tal enfoque se extiende a 7
Los "ingredientes" que fonnan un doble vínculo pueden sintetizarse así :
toda una modalidad de manejo de determinados procesos terapéu- 1) La presencia de una relación intensa de alto valor de supervivencia física y
ticos, incluida la prescripción paradoja!. El terapeuta puede, en psicológica entre dos o más personas (vida familiar, dependencia económica,
verdad, organizar y realizar todas sus intervenciones analógico-ver- encarcelamiento, fidelidad a una causa o ideología, situación psicoterapéutica,
bales, siguiendo una técnica paradoja! (que no implica necesaria- etcétera). 2) La emisión de un mensaje estructurado de modo que: a) afirma
mente una prescripción), que ponga al sistema familiar en una dis- algo, b) afirma algo sobre la propia afinnacíón, e) estas dos afirmaciones se
excluyen recíprocamente. Si el mensaje, por ejemplo, es una orden, la orden
posición forzosa al cambio. Las modalidades de utilización de un debe ser ·desobedecida para ser obedecida ; de modo t al que el significado del
enfoque de este tipo son muchísimas y se hallan estrechamente mensaje resulta inexpresable. 3) La imposibilidad en que está el receptor del
vinculadas con la creatividad del terapeuta y con los puntos de ar- mensaje, de salir del esquema establecido por este mensaje y, por lo tanto, de
ticulación que ofrezca la familia . dar una respuesta adecuada a un mensaje paradoja!.
114 TERAPIA FAMILIAR LA PAESCRIPCION H5

otra manera cada uno de nosotros se encuentra expuesto a situa- ca, 9 preponderante, que impulsa a la familia a repetir sus secuen-
ciones de doble vínculo. Lo que cambia es el hecho de que muchas cias habituales de comportamiento/ 0 que a veces tenninan envol-.
de estas experiencias son probablemente aisladas e incompletas, viendo al terapeuta 'en la misma lógica: ayúdame a cambiar, pero
aunque puedan tener a menudo un efecto traumático; véase, por sin modificar nada.
ejemplo, la frecuencia de situaciones de crisis que se revelan como Esta modalidad pone al terapeuta en una especie de doble víncu-
una respuC?sta a una lógica paradoja!. lo: todo intento de su parte tendiente a cambiar algo es boicotea-
Una situación muy distinta es la que se presenta a quien se en· do en algunos niveles, mientras en otros la familia persevera en su
cuentra expuesto a un doble vínculo durante largo tiempo, y poco requerimiento de ayuda u
a poco temüna por adaptarse a él hasta considerarlo como la única En estos casos el terapeuta, en lugar de continuar con intentos
modalidad comunicativa disponible, y llega a formar parte activa inútiles de cambio, puede aceptar (más bien que tolerar) la contra-
de él en un juego :>in fin. 8 Resulta claro que en este último caso dictoriedad 11 frente a la cual Jo ponen, estimulando de este modo
no se trata de un trauma aislado, sino más bien de un modelo de la tendencia al cambio presente en otros niveles en la familia. Es
interacción patológica que difícilmente pennite alternativas de decir, al aceptar el "doble vínculo", se ubica en la relación de un
cambio y que a menudo termina fijando a los participantes en un modo exactamente inverso de aquel en que la familia espera verlo.
círculo vicioso que se autoalimenta en el tiempo. Su respuesta al requerimiento paradoja! de esta última es a su vez
una paradoja (una contraparadoja), porque utiliza la contradicción
comunicativa propia del doble vínculo. 13 Esto se puede obtener
3. SIGNIFICADO DE LA PARADOJA EN LA TERAPIA

La paradoja utilizada en psicoterapia nace de características 9


En esta primera parte mantendré rígidamente separados los conceptos
con textuales distintas; no obliga al paciente a responder según una de homeostasis y de cambio, a fin de presentar la materia de un modo más
modalidad patológica, sino que detennina, en todo caso, la inte- comprensible. En realidad, Jos dos términos no pueden separarse tan simple-
rrupción de un e írculo vicioso. mente, ni por otra parte pueden tolerar una connotación de tipo moralista, en
El uso de la paradoja terapéutica está motivado por el hecho de la que la homeostasis se identifique con las valencias negativas y el cambio
que existen con frecuencia familias que solicitan ayuda pero que al con las valencias positivas del sistema. Tal distinción de valor la realiza a me-
nudo arbitrariamente el terapeuta al defmir la relación entre el sistema tera-
mismo tiempo parecen rechazar todo ofrecimiento en este sentido;
péutico y el familiar, y considera "mejor" la tendencia al cambio en forma
el terapeuta tennina por lo tanto envuelto en un juego en el cual bastante mecánica, porque la percibe como sintónica con sus propósitos, aun-
su intento de ubicarse como agente de cambio es anulado por el que en sí no sea mejor ni peor que la homeostática.
grupo familiar. En términos sistémicos, esta actitud aparentemen- 10 Debe tenerse presente que éstas tienen valor comunicativo entre los di-
te contradictoria se vincula con el equilibrio dinámico entre dos versos miembros del sistema familiar y respecto del terapeuta.
capacidades opuestas e interactuantes, la tendencia al cambio, 11
La familia replantea en el contexto terapéutico el modelo comunicativo
presente en el requerimiento mismo de ayuda, y la homeostáti· preponderante en sus relaciones más significativas, en el cual cada uno niega o
boicotea en un nivel, lo que acepta y da señales de favorecer en otro nivel.
12
Aceptarla conscientemente significa ubicarse fuera de la implicación
improductiva propia de esta situación.
13
que esto ocurra el terapeuta deberá haber establecido una relación
8Por juego sin fin se entiende una situación de irreversibilidad en la que a intensa con el paciente y, en los casos en que están presentes, con Jos miem-
Jos participantes en el juego les resulta imposible, aunque lo deseen, cambiar bros de la familia. Además, su poder dentro de la terapia deberá ser real y
las reglas de relación que dieron origen al juego mismo. continuo.
116 TERAP IA FAM ILIAR LA PR !:SC RIPC ION 117

mediante la prescripción del sin toma para el paciente identificado 14 provocativa definiéndola como intención parado¡ar y experimen-
Y de las reglas disfuncionales para el sistema familiar. tándola ampliamente co n pacientes fóbicos y obsesivos. Esta se
basa en la práctica en la prescripción del síntoma fóbico hasta que
4 . PRESCRIPCION DEL SINTOMA
el paciente llega a anticiparlo y a exagerar su in tensidad . Tal ope-
Un ejemplo de paradoja es el relativo a la prescripción del sfn to- ración tennina p rovocando un cambio en la naturaleza misma del
ma. En estos casos la paradoja represen ta una respuesta tera péutica síntoma , que comienza a perder su carga ansiógena. termina a veces
a la lógica ay údame a cambiar, sin cambiar nada, en la cual el pa- por colorearse de rid.ículo, y lleva en última instancia al paciente a
ciente o todo el sistema familiar parece entrampado . Así, si el pa- poner distancia entre él mismo y su comportamiento neurótico.
ciente15 acude al terapeuta para curarse, éste le aconseja practicar En la psicoterapia de la esquizofrenia Rosen (1953 ) repropuso
el "comportamiento enfermo" que lo llevó a la consulta. algo sim ilar con su análisis directo. que imponía al paciente retomar
masivamente los s in tomas cuando éste estaba al borde de una real
Es probable que la técnica consistente en prescri bir el síntoma
haya sido utilizada durante mucho tiempo de un modo casi intui- recaída . Mediante la prescripción del empeoramiento lograba pre-
tivo por los psiquiatras . Ya en 192'8 DuRlop habla de ella a propó- venirlo, bloqueando una nueva ocu rrencia de los síntomas. La im-
sito de la sugerencia negativa : su método consiste en provocar al posición del terapeuta terminaba entonces llevando al paciente a
paciente diciéndole que "no puede hacer una determinada cosa una mayor conciencia de sus pertu rbaciones : "Si estaba en condi-
para estimularlo a hacer justamente esa cosa" . 16 Frankl (1957) ha ciones de aumentar voluntariamente sus síntomas, probablemente
vuelto a propo ner más recientemente una intervención igualmente también podía controlarlos".
Don D. Jackson ( 1963) describe una técnica similar a propósito
14
de la interacción con pacientes que presentan rasgos paranoides,
Veremos más adelante cómo una prescripción del sintoma incide tam- consistente en enseñar al pacien te el modo de ser más suspicaz.
bién sobre las reglas familiares y qué importante es evaluarlo.
15 "Nos urge subrayar en este punto que no se establece un modelo de ob- Hale y (1976 ), partiendo de algunas observaciones de Mil ton Erick-
son, ha puesto en evidencia cómo las prescripciones paradojales
servación y de intervención relacional mediante la mera convocatoria de toda
la familia a la sesión en lugar de tratar sólo al paciente; la presencia de los otros desempeñan un papel esencial e n hipnoterapia. En esta situ ación,
miembros de la familia ofrece únicamente la posibilidad, a quien esté en con- "el hipnotizador se comunica con el paciente simultáneamente en
diciones de utilizarla en términos relacionales, de activar directamente todos dos niveles : por u n lado le está diciendo : Haz como yo digo, y
los elementos entre ellos y en el ámbito de los diversos subsistemas, ofreciendo dentro de este con tex to también le está diciendo : No hagas como
a su evaluación y a la de la familia la verificación inmediata de las múltiples t e digo, compórtate espontáneamente. El modo en que el paciente
retroalimentaciones evocadas. Por ende, aparte de contribuir considerablemen-
te a la incisividad de la terapia , la presencia del grupo familiar en la sesión no
se adapta a estas directivas, aparentemente contradictorias, consiste
constituye de por si la garantía de un correcto enfoque relacional; más aun, la en experimentar un cambio que se define como comportamiento
inducción a una evaluación li nea l puede verse fomentada por el contexto acu- de trance".
satorio mismo, que a menudo se crea si el terapeuta se presen ta con las moda- En nuestro trabajo hemos utilizado la prescripción del sín toma
lidades aparentemente neutrales del abordaje médico-psiquiátrico tradicional. cuando nos pareció que podía constituir un antídoto eficaz para
Lo mismo puede decirse, inversamente, cuando las ent revistas se organizan en
romper redundancias conductales y entrar así en el mundo relacio-
función de diadas terapeuta-paciente : este supuesto no excluye de por sí un
discurso relacional, sino que constituye simplemente una limitación a ciertas nal del paciente, au n en ausencia de los miembros significativos del
activaciones y verificaciones inmediatas con las figuras significativas para el sistema fam iliar.
paciente, sin impedir, sin embargo, que el trabajo se plan tee según una clave
sistémica" (Andolfi-Menghi, 197 6 }. nos ocupamos de adolescentes, en que el nivel de provocación realizada por el
ló Esta modalidad, simple de proponer aunque sea compleja de controlar terapeuta fue eficaz para la utilización const ructiva de los rasgos oposiciona-
en el tiempo, nos ba resultado particularmente útil en nuestra práctica cuando les propios de esta edad.
TERAPIA FAMILIAR LA PRESCRIPCION 119
118

Prescribir el síntoma a un paciente individual, lejos de ser una solar a una persona desalentada siguiendo la máxima. "Después de
intervención que resuelva de por sí un estado de dificultad, repre- todo, no es tan grave como parece, verás que todo se resolverá",
senta en nuestra opinión una modalidad táctica tendiente a abrir constituye en la mayoría de los casos un modo eficaz de acentuar
una brecha en sistemas particularmente rígidos, para promover la su estado de desaliento, aunque se lo realice con una finalidad total-
liberación de potencialidades inexpresadas. En este sentido, alentar mente opuesta. En cambio, si el terapeuta va más allá del paciente
el comportamiento enfermo constituye un modo de renunciar sólo en la definición del estado depresivo, es decir, si actúa alentando o
aparentemente al rol de activador del cambio, aceptando por entero prescribiendo la tendencia a no cambiar del paciente, este último
la "positividad" del comportamiento perturbado, hasta el punto se verá necesariamente forzado a "corregir" todo lo que el terapeuta
de prescribirla o de poner el acento sobre los lados positivos ínsitos ha sostenido "erróneamente", y, en última instancia, a demostrarle
en el "estar mal". que se equivoca al considerarlo demasiado deprimido.
Entra en el cuadro más amplio de un enfoque paradoja] lo que
con M. Erickson llamamos incitación a la recaída. OJando parece
previsible una recaída en los síntomas, o cuando un mejoramiento 5. PRESCRIPCION DE LAS REGLAS

da escasas garantías de estabilidad, y también en los casos en que


el comportamiento sintomático parece utilizado en términos parti- En terapia familiar se puede utilizar una técnica paradoja! prescri-
cularmente manipulativos por el paciente (y por los familiares), el biendo a la familia la aplicación exasperada de las reglas de relación
terapeuta puede prever y alentar un agravamiento, justamente con individualizadas como disfuncionales, que corresponden al com-
la finalidad de prevenirlo. Esta actitud terapéutica termina parado- ponente más rígido de la homeostasis sistémica. Esta modalidad
jalmente estimulando alternativas de conducta en el paciente, pre- produce el efecto de hacer posible un proceso de transformación,
cisamente porque niega su posible expresión autónoma: cuanto más es decir, de promover la ruptura de las reglas de relación que lleva-
la niega el terapeuta, tanto más la buscará el paciente. ron al problema y que tienden a mantenerlo.
Debemos observar, a este propósito, que el no quiero cambiar del Para aclarar mejor el significado de la prescripción de las reglas,
paciente representa a menudo la no aceptación de que "alguien" partiremos de dos hipótesis:
pueda cambiar algo. En el caso del terapeuta, por lo tanto, el men-
saje podrá significar: no deseo que "tú" me cambies en algo. Es - En el sistema familiar, como en cualquier otro sistema, existe
decir, se reproduce, también en el contexto terapéutico, esa tensión un equilibrio dinámico entre tendencia homeostática (que lla-
simétrica exasperada, existente en las relaciones intrafamiliares en mamos H) y tendencia a la transformación (que llamamos T).
que ninguno puede aceptar una redefmición que le concierna, - El sistema terapéutico se propone, por defmición, promover
mientras busca a su vez, constantemente, imponer la suya a los de- el cambio 17 en un grupo familiar disfuncional, caracterizado
más. en general por un rígido predominio homeostático.
También apoyándose en esta relación simétrica puede el tera-
peuta esperar que el paciente inicie algún cambio significativo, con Si el sistema terapéutico activa a un sistema familiar en el cual la
el fin de "demostrarle qué equivocada estaba su evaluación". tendencia a la T ya está libre y disponible, es decir, cuando no pre-
Aceptar, por ejemplo, la depresión de un paciente, y el compor- domina la tendencia a un endurecimiento homeostático, las dos T
tamiento que de ella deriva, sin tratar de mitigarla o minimizarla, se integran fácilmente y se potencian permitiendo una solución del
favoreciendo quizás su más Ubre expresión, produce una serie de
efectos. Ante todo, el paciente puede sentirse "comprendido" en
su depresión; no debe por lo tanto enfrentar al te-rapeuta paramos- 17
El cambio fundamental consiste en reestablecer un nuevo equilibrio di-
trarle que se equivoca al subvalorar su problema. El intento de con- námico entre H y T.
120 TERAPIA F AMI LIAR
LA PRESCRI PCION 121

problema en breve tiempo (esto ocurre, por ejemplo, en algunas Se trata, en la práctica, de sustituir d juego sin fin (el realizado
situaciones de crisis aguda que logran conmover al sistema, confi- hasta entonces por la familia) por un juego nuevo, en el cual el tera-
riéndole características de inestabilidad). peuta, mediante la negación de alternativas. pone en acto una m o-
Si el sistema terapéutico activa, en cambio, con su propia T a un dalidad provocativa y a la vez liberadora respet:to de un grupo fa-
sistema familiar en el cual la tendencia hacia la T está sofocada por miliar que puede ahora responder mediante una contraprovocación
una rígida reglamentación interna, la T terapéutica se verá como "terapéutica" (te demostraré que te equivocas). Esta contraprovo-
una gran amenaza y terminará encerrada por la homeostasis fami- cación, más allá del significado relacional que cont iene, permite a
liar.18 El terapeuta se encontrará envuelto en una interrogación la familia experimentar modalidades de relación y de solución de l
paradoja!, similar a la que tiene apresados en un doble vínculo a problema hasta entonces negadas o en todo caso no expresadas.
los miembros de la familia entre sí: querría cambiar pero no puedo:
¿por qué no me ayudas a cambiar, pero sin cambiar nada? 19 La intervención terapt:utica, justamen te porque la familia la vive
como un desafío productivo, termina quitándole al sistema familiar
En estos casos en que la T terapéutica resulta amenazadora 20
el peso de una responsabilidad sentida inicialmente como demasiado
para la familia, el terapeuta puede promover el cambio, es decir,
gravosa: cambiar sólo para si (y no en función de otro, y en parti-
utilizar la propia T camuflándola de H y secundando así la H del
cular de uno cuya misión es estimular el cambio). Cambiar para el
sistema familiar hasta el punto de prescribitla y de sugerir su poten-
terapeuta (o sea, para demostrarle que se ha equivocado) se trans-
ciamiento. Este es un modo de responder a la paradoja planteada
forma en un nuevo estado de anormalidad, que representa en mu-
por la familia : ayúdame, pero no me ayudes, con una contrapara-
chos casos un paso obligado y eficaz para ayudar a los miembros
doja terapéutica : si, te ayudo no ayudándote, es decir, confirmando
de la familia a liberarse de una realidad agobiante de enfermedad y
la rigidez homeostática familiar. La familia, al no poder enfrentar
a reelaborar un esquema de relaciones más aceptable, que ya no
la T del terapeuta, porque éste la ha hecho sintónica con la H fami-
necesite de chivos emisarios para mantenerse.
liar, se verá forzada a cambiar, o sea, a liberar la propia T, para de-
mostrar al terapeuta que se equivoca cuando confirma su tendencia La familia se encuentra así en el trance de tener que elegir entre
a no cambiar. la ejecución de lo que el terapeuta ha prescripto (pero esto signifi-
caría aceptar de un modo comp leto la posición de poder de este
último) o la transgresión de la prescripción, lo que significa un cam-
18 La hoineostasis familiar sólo se considera patológica cuando es demasia- bio de reglas. Los miembros de la familia, además. sea realizando la
do rígida. En verdad, también la tendencia al cambio, si se distinguiera por la prescripción o resistiendo a ella, advierten de un modo más o menos
incompatibilidad con cualquier recuperación de la homeostasis, entraría en el preciso que el juego subterráneo del que son actores y prisioneros
ámbito de las interacciones disfuncionales. se está volviendo más explícito, y que esta mayor evidencia quita
19
La frase "Sin cambiar nada" constituye el resultado final de un mensaje eficacia y significado a sus habituales esquemas de relación .
complejo: "Para ayudarme a cambiar deberías ser lo que habría debido ser al-
gún otro que en cambio n o fue como habría debido ser" (Selvin.i Y col., Querría presentar un último aspecto que se refiere a la relación
1975). que se establece en tre el sistema terapéutico y el familiar . En una
20
"En sistemas de calibración rígid!( como son las familias que presentan relación de este tipo el sistema familiar no sólo hace funcionar sus
un miembro esqu.izofrértico, todo cambio se ve como un peligro , una amena- propias valencias homeostáticas más r ígidas, sino que a menudo las
za. Se trata de requerimientos de cambio que llegan al sistema familiar sea de exhibe .ante el terapeuta, al cual ofrece la posibilidad de ponerse a
afuera (solicitaciones sociales, políticas, culturales) o de su interior (naci.mien-
to,'muerte de un miembro o su alejamiento, crisis de adolescencia de un hijo, prueba, como si quisiera verificar sobre el terreno las reales capaci-
etcétera). Ante tales cambios el sistema retroactúa negativamente, con un ul- dades de éste. El sistema familiar, al poner en funcionamiento sus
terior endurecimiento" (Selvini y col., 1975 ). propias tendencias homeostáticas, no sólo indica al terapeuta el
122 TERAPIA FAMILIAR LA PRESCR IPC ION 123

camino a seguir,11 sino que evalúa la credibilidad y la seguridad de formaciones, no considerando las otras y su relación circular, lleva
este último, enfrentándolo rápidamente con la rigidez de sus propias inevitablemente a una serie de peligros; primero entre todos es el
reglas. En nuestra experiencia hemos notado un considerable au- de ser absorbidos por las reglas de un juego sin fm ,22 inútil y exte-
mento de confianza y de disponibilidad activa por parte de los miem- nuante; un segundo riesgo es el de tomar posición sobre los conte-
bros de la familia en relación con la pericia demostrada por el tera- nidos, aportados por uno de los cónyuges, estableciendo rápida-
peuta en el descubrimiento de sus juegos y en su capacidad para no mente alianzas desequilibradas y fuertemente cu lpabilizantes para
dejarse envolver por ellos. quien queda excluido.
He aquí algunos ejemplos explicativos de la precedente discusión. Estas consideraciones nos convencieron de la utilidad de una in-
El primero se refiere a una pareja que hemos seguido en terapia tervención paradoja!, destinada a provocar lo que la pareja no pare-
por cerca de tres meses. El motivo por el cual se requi rió la inter- cía en condiciones de producir, o sea, el cambio de sus reglas. La
vención es el del marido; así lo define la mujer con paradoja terapéutica debía facilitar el cambio de las reglas interac-
mucho énfasis y así parece aceptarlo el marido , que implícitamen te tivas de la pareja, mediante la prescripción de las mismas reglas que
le reprocha que ella es la causa prin cipal. Después de algunas entre- habían puesto en movimiento el juego. Promover el cambio, por lo
vistas la dinámica del beber , vista en términos relacionales, aparece tanto, prescribiendo no cambiar. Al prescribir el control del que
de la siguien te manera: cada uno parecía tener necesidad respecto del o tro , se llegaba a
Ninguno de los dos quiere definir la entidad del bebcr;se entrevé impedir justamente el control recíproco, puesto que en la relación
así una especie de complicidad en to mo del problema, que parece terapeuta-pareja sólo el primero tenía la competencia y el poder de
servir para mantener al sistema en un determinado nivel de equili- con trolar t oda la secu encia.
brio. El marido no bebe casi nunca en casa, pero a menudo la mujer La prescripción se confeccionó de la siguiente manera. La mujer
lo "sorprende" en el bar, mientras se tom a uno tras otro algunos debía perfeccionar el control sobre el marido, sin dejar escapar nin-
vasitos de licor. Este hace todo lo posible para que la mujer se dé guna ocasión de "pescarlo in flagranti". Esto sólo era posible a con-
cuenta Y pueda luego "regañarlo". Por ejemplo, va al bar en com- dición de que ella misma estableciese una cantidad máxima diaria
pañía de su pequeño hijo, que luego le cuenta a la madre, o habla de alcohol (tal que el marido no pudiera realmente superarla) y
con los amigos de la mujer, etcétera. (Debe tenerse presente que el asumiera la responsabilidad de suministrárselo al marido, acompa-
padre de ella murió de cirrosis hepática y que el beber representa f'lándolo incluso en persona al bar. El terapeuta explicó que esto le
por ende un aspecto que afecta a la mujer de un modo particular.) eliminaría la angustia de pensar en el marido como un " depravado"
La mujer, a su vez, exagera el problema, para ejercer una acción de envuelto en los vapores del alcohol en algún bar de Roma: obten-
control sobre el marido , hasta el punto de olerle el aliento cuando dría así el control absoluto de la situación. Al mismo tiempo, ella
vuelve a casa Y de rehusarse decididamente a tener relaciones sexua- debía mantener sólidamente sus "pri ncipios morales", abstenién-
les con un hombre " vicioso". Esta actitud de la mujer excita toda dose de tener relaciones sexuales con el marido cuando su aliento
la furia del marido, que sueña con los buenos tiempos prematrimo- oliera a alcohol.
niales: bebe entonces "para desahogarse" , y luego proporciona la
pista a la mujer para que lo agarre en falta.
Creemos que utilizar en términos lineales cualquiera de estas in- 21
"Cada uno se ve en el acto de resp onder al otro, pero ninguno de los
dos sospecha nunca que también constituye un estímulo para las reacciones
del otro. ·No se dan cuenta de la naturaleza profunda de su juego, de su ver·
21
Nótese al respecto cómo el paciente identificado es a men ud o el porta· dadera circularidad. Estos puntos de vista discrepantes se transforman en el
voz imp lícito de algunas contradicciones familiares y puede señalar en la tera- material para una ulterior escalada simétrica ... y esto constituye una nueva
pia el camino para salir de ellas. partida del mismo y viejo juego" (Watz.lawick. y col. , 1967).
124 TERAPIA FAM I LIAR LA PRESCR IPC ION 125

El marido, a su vez, debía "controlar" que la mujer, una vez es- les sin tener para nada en cuenta la prescripción, y él habla con
tablecida y escrita la dosis cotidiana de alcohol, no lo embrollase gran satisfacción de la carga afectiva de ella, que le resultó muy
aumentando la cantidad o, peor aun, disminuyéndola. Esta even- agradable e inesperada.
tualidad demostraría la "mala fe" y la escasa voluntad de coopera- La actitud que asumió el terapeuta fue la de alguien que había
ción de la mujer en la solución del problema. También debía con- previsto el fracaso de una tarea indudablemente ardua, pero por
trolar que la mujer no se permitiese de ninguna manera formular cierto no de un modo tan total. Los puso por lo tanto en guardia
requerimientos sexuales cuando el aliento del marido oliera a al- contra el peligro de que al sabotear de un modo tan visible las pres-
cohoiY cripciones con comportamientos como los referidos, no quisie-
La prescripción, así formulada , se ofreció a los cónyuges, que ran superar sus problemas de pareja. Dicho esto, confl,I1Tló decidi-
damente la prescripción de la semana precedente, acentuando algu-
parecieron interesados en una tarea concreta que los ayudara a salir
nos puntos y rogando a cada uno que trajera una nota escrita sobre
de una situación de exasperación y constantes reproches. Al ofrecer
la prescripción el terapeuta anticipó las dificultades implícitas en las eventuales "transgresiones" del otro.24
El resultado de esta intervención paradoja! es que los dos se
la realización exitosa de esta tarea, insistiendo sobre la extremada
dificultad que supone obtener un completo y satisfactorio control sienten unidos en sabotear nuevamente las prescripciones del tera-
peuta, hasta el extremo de que el alcohol, problema irremediable
recíproco.
hasta poco antes, parece haberse desvanecido ; los dos cónyuges es-
A la semana siguiente los dos cuentan lo que ocurrió con la pres- tán en condiciones de recuperar potencialidades positivas de rela-
cripción: ella acompañó al marido al bar, pero una cantidad de ve-
ción, justamente en el momento en que cada uno habría debido
ces mucho menor que la establecida ; ahora que ella lo acompaña, ejercer un control despiadado respecto del otro.
toda su angustia vinculada con el alcohol parece desvanecida como En este caso, la paradoja consistente en la prescripción de las re-
por encanto. El se muestra orgulloso del coraje manifestado por glas disfunciona/es de la pareja ha producido, por la naturaleza
la mujer al acompañarlo (cosa que nunca había ocurrido anterior- misma de la intervención, un efecto liberador respecto de los dos
mente en su vida en común) y lo verbaliza con evidente compla- cónyuges que, una vez salidos de un juego sin fm, pueden descu-
cencia de ella. También el "control" del marido sobre la correcta brir alternativas nuevas o aun inexpresadas de relación.
ejecución de la tarea de la mujer parece parcial; surge que en algu- Referiremos otro ejemplo de prescripción de las reglas que abar-
nas circunstancias él mismo se negó a ii al bar con ella, porque "no ca a todo un grupo familiar. Renzo (14 años) evitó la internación
sentía ninguna gana de beber". Ella le hizo requerimientos sexua- en un pabellón neuropsiquiátrico infantil gracias a una terapia fa-
miliar 2 s que sirvió para devolver a la familia la confianza en su
capacidad de solucionar el problema, conjurando la cristalización
13 Aprovecho este primer ejemplo para subrayar cómo la prescripción pa- de la "enfermedad" de Renzo en un contexto de internación. La
radoja!, incluso a causa de la deliberada obsesividad con que se definen los
detalles de La ejecución, y de la exasperación de ciertos comportamientos
habituales, asume características extravagantes susceptibles de provocarle di-
ficultades al terapeuta inexperto. Este puede impartir La prescripción sin la 24
Es útil reforzar la prescripción tan pronto como se tiene noticia del
convicción necesaria, si está ansioso de asegurarse credibilidad en la familia e comienzo de un cambio. Al negar prácticamente la realidad de este último se
incluso ante sí mismo. Naturalmente esta escasa seguridad es siempre perci- obliga a La familia a reforzarlo para demostrar una evidencia que en ese
bida y utilizada por el sistema familiar en detrimento de la incisividad y de las Ya perciben sus miembws.
posibilidades de éxito. El terapeuta debe entonces tomar distan cia emocional 25 R
respecto de la situación, para poder manejar una intervención paradoja] que enw 11ega. a la consulta traldo
· por los padres a los que se ha aconseja-
derive de una observación imparcial y atenta de lo que se oculta detrás de do una internación "de observación" para el muchacho luego del diagnóstico
ciertos mensajes y ciertas relaciones. de neurosis caracterial en un adolescente con rasgos paranoides.
126 TERAPIA FAMILIAR LA PRESCRIPCI ON 1 27

sexta sesión se destinó principalmente a verificar la relación asig- no . El terapeu ta bloquea la interrupción sin responder y prosigue:
nada a la pareja en ese sistema familiar. Ya la internación no se
siente como una necesidad inevitable y el terapeuta, median te una e) El papá debe ir a la biblioteca con Renzo para documen tarse,
serie de activaciones entre subsistemas, se da cuenta de algunas re- mediante una prolija investigación , acerca de la neurosis caracte-
dundancias que p arecen sostener parte de las dificultades relacio- rial. Los resultados de su trabajo d eberán ser transcriptos y tra ídos
nales de la familia . Tratemos de resumirlas: a la siguien te sesión .

l) Los padres hablan entre sí casi exclusivamente del chico, y En este caso, centrado sobre la problemática de la desvincula-
sólo en función de sus problemas. ción del adolescente y sobre las dificultades que en algunos grupos
2) Renzo activa metódicamente a los padres para que su preo- fam iliares se oponen a la realización de un proceso gradual de este
cupación se mantenga viva. Logra estar constantemente entre t,ipo, el terapeuta ha '\:onfeccionado" una serie de requ erimientos
los dos miembros de la pareja parental. utilizando los contenidos aportados por los familiares mismos; esos
3) Renzo subraya constantemente la responsabilidad de los pa- requerimientos tienen como denominador común el prescribir el
dres respecto de sus temores de ser un "enfenno mental". control recíproco, ejercido por cada miembro respecto de los de-
Cuenta que buscó en las secciones psicológicas de los periódi- . más, que parece constituir uno de los elementos más limitativos de
cos una respuesta a estos temores. la autonomía del paciente identificad o y de toda la familia. Más
4) Si uno de los padres contraría de alguna manera a Renzo, éste particularmente, mediante la primera tarea se acepta y potencia el
se las toma con el hennano menor, golpeándolo. control recíproco entre madre e hijo, que parece, entre otras cosas,
5) Renzo delega a menudo en la madre la tarea de encontrar al- sostener una coalición entre ambos, en detrimento del padre y de
guna excusa para evitar a los compafieros que Jo buscan. Esto una presencia más efectiva de éste con su mujer. la motivación
parece perfectamente sintónico con la exigencia de control proporcionada por el terapeuta, "para que no salga demasiado de
de la madre. casa" , constituye de hecho un estímulo para el chico y un primer
intento de desafío respecto de su adolescencia inexpresada.
El terapeuta, poco antes del término de la sesión, entrega una Con el segundo requerimiento el terapeuta hace ridícula y ab-
hoja a cada miembro de la familia y dicta la prescripción: surda la modalidad extorsiva de Renzo respecto de sus padres. En
efecto, él evita un enfren tamiento directo con ellos (lo que es re-
forzado por la actitud de los padres), y prefiere asumir el rol la-
a) La mamá debe recibir todos los Jlamados telefónicos, evadien- mentable de "loco irresponsable", más bien que una actitud más
do los destinados a Renzo con una excusa. Esto, para que él no adulta , que le resulta demasiado difícil. La voluntariedad de su
salga "demasiado" de casa. Si Renzo infringe de alguna manera la comportamiento extravagante queda entonces ridiculizada por la
regla, la madre debe anotarlo en un cuaderno destinado a ese fin. prescripción que, acep tándolo como tal , descu bre el juego y lo
Si es ella la que la infringe, corresponderá a Renzo anotar la trans- vuelve pueril e insostenible. Como el hennano menor debe contro-
gresión. lar la corrección del cumplimien to, una modalidad de acción hasta
poco antes justificada por el ineluctable comportamiento del "neu-
b) Todas las veces que Renzo esté enojado con su papá y su ma- rótico caracterial" resultará ahora mucho más injustificable.
má, en lugar de tomársela con ellos, deberá "desahogarse" con el La tt:rcera prescripción se diferencia de las precedentes porque
hermano menor. Este último debe sefialar todas las veces que Ren- si bien tiende a centralizar la enfermedad de Renzo, introduce una
zo transgreda la regla. En este punto Renzo interviene enérgica- variante significativa que pennitirá desmiti ficar el concepto de
mente preguntando si no sería mejor que él no se enoje con ningu- "neurosis caracterial" (paralizan te para toda la fami lia) haciéndola
LA PRESCRIPCIO N 129
128 TERAPIA FAMILIAR

Terapeuta ( toma el auricular, comienza a hablar con Anna):


objeto de una investigación cu ltural. Al mismo tiempo, la tarea
...de todos modos, si no quieres venir, no hay motivo para obligar-
asignada proporcionará indicaciones útiles para verificar la dispo-
te. Oye, Anna , ahora haré una pregunta a tus fam iliares; querría
nibilidad del sistema respecto de una relación más directa tntre
Renzo y su padre en un plano concreto. En este sentido se intro- que oyeras la respuesta, pero sin intervenir. (Dir:giéndose a los pa-
dres Y a los hennanos.) Cada uno de Uds. debería responderme te-
duce una variante relacional que termina excluyendo temporaria-
niendo en la mano el auricular y hablando por el micrófono. Uds.
mente a la madre de la relación entre el hijo y el otro cónyuge. La
también tienen una regla: no deben hablar con Anna, sino dirigirse
exclusión de la madre en esta coyuntura no responde a una regla
exclusivamente a mí. La pregunta es ésta: ¿cuál es el problema en
evidenciada por el terapeuta, sino a un intento de su parte de "pro-
esta familia? (Los familiares, por turno, responden a ta pregunta
bar" el sistema para establecer una posibilidad de redistribución
hablando junto al micrófono y Anna oye sin intervenir. El primer
de relaciones y de alianzas. Será justamente la precocidad de tal
intento de la madre, de solicitar la opinión de la hija, es "blo-
interven ción, en ese momento demasiado "contrasistémica", lo
queado " inmediatamente por el terapeuta. No aparecen otras
que desencadenará una serie de retroacciones por parte de la fami-
"transgresiones" en este sentido. Por último, el t erapeuta plantea
lia, extremadamente vivaces pero iguahnente útiles para las inter-
la misma pregunta a Anna a través del teléfono). 26
venciones sucesivas. Terapeuta: Dentro de diez minutos , Anna, querría hacerte otra
En lo que respecta a los otros requerimientos, en cambio, ya
pregunta a ti y a tus familiares , ¿puedes volv.er a llamanne?
en la sesión siguiente se percibe que la familia comienza a encon-
Anna. Sí.
trarse con dificultades para proseguir con sus habituales modelos
Terapeuta: Bueno, te doy el número ... hasta luego.
relacionales y se ve forzada a buscar modalidades alternativas.
Queremos subrayar, de paso, cómo el terapeu ta está realizando
El trozo de sesión que presentaremos más abajo se refiere a una
en fase movimientos exploratorios en función de su propia
familia cuyo paciente identificado de 21 años, Anna, presenta el
relacwn con Anna y de los márgenes de contractualidad que el te-
comportamiento comúnmente definido como esquizofrénico. El
rapeuta Y la paciente identificada se conceden recíprocamente. To -
"caso" es particularmente difícil por la peculiaridadad de las in-
do esto en beneficio de una mayor inserción del terapeuta en el
teracciones propias de este tipo de grupo familiar. En la sesión pre-
familiar. Después de 1O m inutos exactos llega la llamada
cedente resultó evidente la función protectora ejercida por Anna de Ana.
respecto de toda la familia, y más particularmente respecto de los
Terapeuta : Hola, Anna. Querría que por ahora te quedaras es-
padres. En esta última, la ausencia de Anna en la sesión parece cuchando, como antes. (Dirigiéndose a los familiares. ) La pregunta
confirmarlo implícitamente : todos se sienten con derecho a hablar
es. ésta: ¿qué tiene Anna? (Extendiendo el auricular.) ¿Quién
de ella y por ella, fuen te de graves preocupaciones para todos.
qu1ere comenzar?

Terapeuta. Me gustaría que cada uno de Uds. preguntara telefó- Cada uno responde por tumo a la pregunta planteada por el te-
nicamente a Anna si está dispuesta a venir el martes próximo a la rapeuta , mientras Anna oye t odo lo que se dice. Por último, el te-
sesión . rapeuta formu la la misma pregunta a Anna y los familiares parti-
Padre: Yo soy muy pesimista . (La madre sacude la caheza con Cipan escuchando.
una triste sonrisa de resignación. Escépticos se muestran también
el hermano y la hermana mayor. Traen un teléfono a la sala. Los
26
familiares, por turno. preguntan a Anna, que responde invariable- La aplicación de un amplificador al teléfono - con conocimiento de
Anna- permite que oigan todos los presentes.
mente que el problema no tiene que ver con ella.)
130 TERAP IA FAMILIAR LA PRESCAIP CION 131

En este caso el terapeu la responde en ténninos paradojales nuidad, puede suceder que u na evaluación respecto del sistema
a una situación extremadamente p recaria, o sea , la ausencia del pa- familiar se base no sobre las características peculiares de éste, sino
ciente identificado.P La paradoja consiste en este caso en reque- más bien sobre la inexperiencia del terapeuta, el cual preferirá con-
rir a la familia que no se comunique con Anna aunque esté comu- fiar en el efecto "mágico" de una prescripción paradoja!, más bien
nicándose con eUa, y a Anna que no participe en la sesión , aunque que en un análisis más profundizado de las relaciones y en un ma-
esté participando. Es decir, el requerimiento se formula y se niega nejo directo de la sesión. Puede ocurrir, de hecho, que la aparente
a la vez, poniendo a Jos miembros de esta familia en la si tuación simplicidad de ciertos ejemplos y de su repetición, impulse a al-
de hacer aquello a Jo que se habían prácticamente opuesto, y ne- guien a experimentar fórmulas memorizadas sobre el " pellejo" de
gando, al mismo tiempo, el hecho de que esto esté ocurriendo. Por los pacientes y de sus familias. Esto puede llevar al deterioro de
último, Anna ha sido paradojalmente alentada a concurrir a la pró- una metodología de estudio y de intervención que es seria Y pro-
xima sesión, con una serie de dobles mensajes, juntamente al acep- funda, y que, en cuanto tal, no puede ser improvisada.
tar y apoyar que no haya asistido a ésta. En lo que respecta a los efectos "milagrosos" que se adjudican a
Uno de los mecanismos homeostáticos utilizados por la familia menudo a la paradoja terapéutica, no se pueden adoptar posiciones
ha sido esta vez superado con una técnica paradoja!: todos partici- tan optimistas, aunque se le atribuya una importancia fundamental
paron en la sesión mediante una presencia negada y pudieron fluir para el tratamiento de las familias más graves, y en particular de las
muchos mensajes a través de la negación del valor comunicat ivo de que presentan modalidades transaccionales de tipo esquizofrénico.
los mensajes mismos. La vez siguiente Anna concurrirá a la terapia, Resulta evidente que la importancia de la tendencia a la homeosta-
participando activamente en el proceso terapéutico en curso. sis de algunos sistemas es directamente proporcional a su gravedad,
y es sobre todo una modalidad paradoja) lo que puede determinar
6. COMO ELEGIR LA PRESCRIPCJON momentos de ruptura en esquemas rígidos, con la consiguiente cre-
ación de un terreno más fértil en el que se puede ubicar el trabajo
En este punto se plantea un interrogante respecto de los pará- sucesivo.
metros a evaluar cuando se trata de elegir una prescripción parado- Por lo tanto, la contraparadoja terapéutica no constituye una
ja/ más bien que una reestructurante. La respuesta a esta pregunta fórmula resolutiva general de un estado de malestar individual o fa-
no es simple, incluso porque depende mucho de la personalidad y miliar, aunque se la considere una intervención muy eficaz, que
del estilo del terapeuta, que podrá sentirse llevado a un tipo de en- justamente porque la realiza una persona significativa, exterior al
foque más bien que. a otro. En todo caso, un elemento de elección sistema (el terapeuta), puede provocar lo que el sistema mismo no
en favor de la prescripción paradoja! está dada por la modalidad parece estar en condiciones de producir: un cambio de sus propias
paradoja! misma con que se presentan algunas familias, con las cua- reglas.
Jes resulta ya clara de entrada la inutilidad de actuar sobre el plano En la literatura, en verdad no muy rica, referente a la paradoja
de la congruencia y de la inteligibilidad directas. terapéutica, parece darse por descontado que ésta sea y deba ser,
Debemos subrayar a este propósito que como es más fácil apren- por sí misma, inteligible a todo nivel. Sin· embargo, esta evalua-
der a repetir una fónnula que a manejar una situación con conti- ción no comparece con nuestra experiencia, en la cual vemos en
cambio que muy a menudo. a través de la realización de la tarea
27
paradoja! o del simple pensar en cómo realizarla, se produce u na
No pensamos que la ausencia del paciente identificado o de un miem-
bro de la familia sea por s{ misma crucial o paralizante para la prosecución de toma de conciencia más o menos precisa del significado implí-
una terapia relacional; en este caso la ausencia parecía más resultado de un im- cito de la prescripción. Esto resulta tanto más eviden te en las tera-
pedimento "protector" utilizado por el sistema familiar, que una libre el ec- pias de adolescentes en fase de desvinculación, que aceptan plena-
ción negativa de Anna. mente el juego provocativo inherente a las prescripciones o al enfo·
132 TERAPIA FAMILIAR LAPRESCRIPCION 133

que paradoja!, pero discuten sus detalles con aparente seriedad Y dre describen el problema de un hijo. El ,terapeuta puede oír cómo
gravedad, comunicando a su vez, en otro nivel, cómo esta modali- uno de Jos padres se refiere al prob lema del niño en dos niveles:
dad es muy eficaz para cambiar "salvando la cara" frente a sí mis- como afirr;,aciones sobre el hijo, pero también como declaracio-
mos y a sus familiares. nes concernientes al otro cónyuge y al matrimonio. Si una mad re
describe a su hijo como terco y obstinado , es verosímil que esté
dando también a entemler que el marido es terco y obstinado. Si
un padre afirma que el hijo amenaza con escaparse de casa, es
PRESCRIPCIONES METAFORICAS probable que la mujer esté amenazando con dejarlo. Si am bos
progenitores hablan de los desórdenes alimentarios d e una hija
L. LA METAFORA COMO MODALIDAD COMUNICATJV A adolescente que pasa del rechazo total de la comida a una gloto-
nería desenfrenada, puede ocurrir que , en otro nivel , estén comu-
El lenguaje metafórico 28 puede constituir un medio para comu- nicando qu e en la relación matrimonial no existe ningún orden.
nicarse con un individuo, una pareja o toda una familia, Y también También si dos cónyuges subrayan la violencia de un hijo, respec-
para recibir comunicaciones. Un terapeuta relacional debe habi- to del cual abrigan temores de carácter delictivo , es verosímil que
tuarse a hablar y a escuchar de un modo metafórico. en un nivel metafórico estén hablando de su propia relación y de la
Ya he descripto el significado metafórico del lenguaje no verbal, violencia de sus intercambios interpersonales.
a menudo determinante en la comprensión de relaciones, alianzas,
distancias emotivas, tendencias al cambio, etcétera. También es- El uso activo de la me táfora por parte del terapeuta se efectúa
tá claro que el comportamiento sintomático en su esencia misma de varias maneras. Puede hablar con metáforas o activar a la fami -
puede tener significado de comunicación; 29 no es infrecuente, lia siguiendo una modalidad metafórica, en particular con el uso de
por ejemplo, que una variación en la sintomatología presentada la prescripción.
por el paciente identificado indique al terapeuta la línea terapéuti- Hablar con metáforas es una manera eficaz de recoger informa-
ca a seguir. ciones, de otro modo difícilmente obtenibles, de un grupo qu,· se
Querría detenerme ahora sobre la importancia de un enfoque muestra particularmente rigido o defendido. En algunos casos co-
metafórico, es decir, hacer notar cómo el terapeuta puede com- municar con metáforas promueve un cambio, a través de tomas de
prender o emitir mensajes metafóricos múltiples, por el modo de conciencia, a veces dramáticas . Se puede hablar con metáforas eli-
escuchar y observar el comportamiento de un grupo, Y también giendo un argumento que se asemeje a la situación-problema, evi-
por su modalidad de establecer la relación. Cuando oye a alguien tando en todo caso hacer exp lícita la conexión.
que habla del problema, tiene presente que éste está refiriendo he- En una pareja muy rígida en que existía una problemática se-
chos y opiniones al respecto, pero que al mismo tiempo está comu- xu al y un au téntico ta bú que impedía hab lar del asunto, la situa-
nicando indirectamente algo que no se puede decir de un modo ex- ción sólo comenzó a desbloquearse cuando el terapeuta preguntó
plícito. al marid o (que había mantenido una actitud pasiva en el curso de
Esto resulta particularmente evidente cuando la madre Y el pa- las sesiones) si sabía cocinar. 30 A éste se le ilurn inó el rostro y
comenzó a enumerar su repertorio gastronómico, mientras la mu-
jer se mostraba incrédula y curiosa al mismo tiempo. Luego el tera-
n El lenguaje metafórico puede definirse como un modo de comunicar
respecto de una cosa que se parece a otra distinta. 30
Haley refiere diversos ejemplos tomados de la práctica clínica de Mil-
Esto resulta particularmente evidente con pacientes psicóticos, en que
29 ton Erickson , en los que la re lacióo sexual de la pareja se enfrenta en el plano
la metáfora parece ser un canal de comunicación privilegiado. de la metáfora, utilizando un contexto ali mentario (Hale y. 197 6) .
134 TERAPIA FAMILIAR LAPRESCRIPCION 135

peuta preguntó a la mujer qué prefería de lo que cocinaba su mari- para la pareja en la búsqueda de alternativas de comportanliento
do y la alentó a entrar más detalladamente en el tema, pensando que no los obliguen a un inútil juego de dependencia o de com -
que la cuestión tenía afinidades con su actividad sexual, sin arries- petencia recíproca.
garse, sin embargo, a ponerlos a la defensiva hablando de ello ex-
plícitamente. Asi, preguntó a la mujer si le gustaban las entradas 2. LA PRESCRIPC!ON
antes del plato principal; si él pensaba, conociendo los gustos de la
mujer, en preparar algo simple o sofisticado; cómo dispondrían la Aunque impartir directivas en t erapia constituye un modo de
mesa; si les gustaba una atmósfera íntima, etcétera. Al final los in- promover el cambio, también es cierto que muchas personas se
citó a prepararse una cena especial: alentó al marido a prepararle a muestran renuentes a seguir prescripciones, incluso cuando se dan
la mujer un platillo exquisito, gue la dejara sin aliento. Ella debía cuenta de la utilidad que éstas tienen. A veces están más dispuestas
hacer los honores a la mesa y contar luego si todo había sido de su a realizar tareas si no perciben conscientemente que lo son 31 o si
agrado. La prescripción de la cena funcionó maravillosamente: los éstas no se refieren directamente a la situación problemática.
dos volvieron satisfechos, porque habían logrado realizar concreta- Dar prescripciones metafóricas es sin duda una manera de pro-
mente una cosa agradable para ambos, y comenzaron a hablar cada mover este resultado . Así, si el terapeuta relacional considera útil
vez más abiertamente de sus conflictos sexuales, sin ninguna solici- que alguien se comporte de un cierto modo y prevé dificultad es en
tación por parte del terapeuta. esta operación, puede enfrentar el problema metafóricamente:
elegir, por ejemp lo, algún aspecto análogo y provocar un cambio
Otro modo de comunicarse con metáforas consiste en atribuir a en él; el resu ltado será la inducción espontánea de un cambio de la
algún objeto (una silla, una muñeca, un maletín profesional) con- situación de dificultad por la que se requirió la intervención. Una
notaciones emotivas propias de un individuo o de varias personas. tarea metafórica puede asignarse a una persona en forma indivi-
Así, por ejemplo, una silla que quedó desocupada por ausencia de dual, a una pareja o a toda una famili a.
un miembro de la familia puede personificar al ausente: el terapeu- De particular interés es el uso de la metáfora para promover un
ta hablará él mismo o invitará a alguno a "comunicar" sus emocio- cambio a nivel de toda la familia. La pareja Righetti ha pedido una
nes a la silla del personaje faJtante. Así también, a una madre i.n rcrvención por los dos hijos, Giacomo de 4 años y Bihi de 3, a
opresiva respecto de un hijo puede ofrecérsele un muñequito para causa de un comportamiento "anormal". Los esposos Righetti ,
que lo tenga en su regazo e interrogársela sobre su necesidad de te- muy jóvenes y aparentemente colaburativos, se declaran impo-
ner siempre "a alguien" entre sus brazos, o pedir a los miembros tentes y resignados ante la "furia destructora" de los dos nii'íi-
de la familia que hablen con el maletín del padre, más bien que tos, absolutamente incontrolables. Describen la habitación de los
con él, "que no está nunca". niños como un campo de batalla donde sillas, muebles y juegos
so n destrozados a porfía por Giacomo y Bibi, que no contentos
En particular, si dos terapeutas conducen juntos terapias de pa- co n ello han tomado la costumbre de orinar dentro del guardarro-
reja, pueden activarse en una especie de juego de roles y represen-
tar, bajo la atenta mirada de la pareja, un conflicto entre ellos
(por ejemplo, la recíproca necesidad de protección o de competi-
31
ción simétrica), mediante la utilización de temáticas análogas a las Eso t es 1o que ocurre, por e1emplo,
· ·
en la Inducción hipnótica, en que
referidas por la pareja en terapia; de esta manera se intenta repro- un metafórico es particularmente eficaz con sujetos que o ponen re-
ducir emotivamente y verbalizar el mismo sentimiento de incapa- SIS tencia, pues es difícil resistir a una orden que se recibe sin ester consciente
.Je ello .. una más amplia comprensión del uso de la metáfora en la hipno-
cidad de cambiar que los dos viven en la relación conyugal. Esta SIS, re:n¡timos al lector a los brillantes estudios de Milton Erickson, referidos
técnica "proyectiva" resultó a menudo un elemento mo tivante en Haley, 1976.
136 TERAPIA FAMILIAR
LA PAESCAIPCION 137

pa. La medida final que adoptaron los padres , en el colmo de la hacerle ver o comprender la conexión. En verdad, al discutir acerca
desesperación, fue eliminar casi todos los objetos del cuarto de los del cuarto de juguete y de las modalidades con que se dan reglas de
niños, que ahora duermen en colchoncitos en el suelo. comportamiento a los dos muñequitos, el terapeuta está hablando
Lo que sorprende sobre todo al obse-rvador es el cont raste entre implícitamente de cómo educar a Giacomo y Bibi, activando a
la destructividad descripta por los padres y el comportamiento sin nivel analógico modalidades nuevas de relación y de competencia
duda travieso, pero adecuado a la edad, de los niños en la sala de entre padres e hijos. Será más fácil pasar de la competencia y de la
terapia. Estos juegan vivazmente. parecen bien integrados entre aceptación de reglas "jugadas" a su efectiva aplicación en la realidad.
sí y dispuestos a aceptar las explicaciones proporcionadas por los Otro ejemplo puede ilustrar el uso de la prescripción metafórica
padres acerca ele algunos objetos de la :;ala de terapia (micrófono, en una terapia de pareja. La intervención fue requerida por una
espejo unidireccional, etcétera), que les at raen particularmente. El serie de dificultades; en particular, los dos están desilusionados y
terapeuta puede observar. en todo caso. que cualquier a lusión, resentidos por su relación sexual, descripta como fracasada. En
aun indirecta, a lo que sucede en la cas<l. provoca un sentimiento realidad, el problema parece ser más general y consistir en una mo-
de depresión y de incomodidad en los padres y desencadena en los dalidad redundante de relación, en la que él siempre debe vencer y
dos niños carreras desenfrenadas por la sala de terapia. Decide por ella siempre debe dejarlo vencer. Enfrentar directamente la relación
lo tanto no enfrentar el problema directamente y comienza a pen- sexual parece una operación escasamente productiva porque los
sar en situaciones análogas, en que sea posible verificar concreta- dos, aunque insatisfechos, actúan en perfecta sintonía perpetuando
mente la competencia de los padres , por una parte, y la aceptación el "juego sin fm". El terapeuta recurre a la metáfora, en un intento
de reglas de comportamiento por parte de los niños, por otra. Pres- de romper el círculo vicioso en que están aprisionados, para pro-
cribe entonces a los padres que adquieran en una juguetería un mover un cambio, siguiendo una modalidad analógica. Toma un
cuarto de jugu etc, con dos camitas. dos sillas, un ropero , juegos y , mazo de cartas y los invita a jugar con ellas en el curso de la sesión.
obviamente, dos "niños" que lo habitan Regalarán e l juego a Cía- Pueden elegir un juego a su gusto, pero ateniéndose a una regla es-
como y Bibi, que deberán aprender, con ayuda de los padres, cómo pecial: el marido siempre debe resultar vencedor y la mujer siempre
atender a dos "niñitos'' y cómo hacerles ordenar los objetos en el perdedora. La pareja acepta la tarea con alguna perplejidad, pero
cuarto de juguete. con el correr del tiempo terminan por implicarse fuertemente y se
ponen nerviosos por la rigidez del juego. Al final de la sesión el te"
Después de una semana de entrenamiento, habrá una pmeba rapeuta prescribe a la pareja que jueguen en la cama todas las no-
general en la sesión: se observará la competencia de los padres para ches. antes de dormirse, por lo menos durante diez minutos, respe-
enseñar a los dos niños el modo de utilizar el cuarto de juguete, Y a tando escrupulosamente la regla. Para concluir. les señala la impor-
la vez la capacidad de Gia<.:omo y Bibi para asumir la responsabilidad, tancia de esta pmeba, preanunciándoles todos los peligros que pue-
aunque sea a nivel lúdico. En la sesión siguiente los padres llegan den surgir de una infracciónn
con un gran paquete : Giacomo y Bibi están muy ansiosos por de· En la sesión siguien te los dos llegan visiblem ente aliviados y re-
senvolverlo en seguida y comenz¡¡r e l juego. Padres e hijos se empe- fieren qu e lograron respetar la tarea sólo por tres d ias. porque al
ñan en la pmeba con entusiasmo y están contentos de mostrar al cuarto día venció la mujer . infringiendo la regla. Más sorprendente
terapeuta los resultados concretos de un trabajo común.
Este último comunica su complacenc ia por el resultado final, men te reductivas - afirma Erickson -, es como resumir una obra de Shakes·
pero evita traducir la metáfora a la familia, 32 porque no le interesa peare en una sola frase .. (Haley , J 976).
33
Explicar la importancia de la prescripción y preanu(1ciar los peligros
de reali7.arla en forma incorrecta es simplemente un modo de rdorzar su efec·
1
3 "Las interpretaciones de comumcucione< inconscientes son absurda- to práctico. es decir, d<' promovn una resistencia de pareja.
138 TERAPIA FAMILIAR

es el hecho de qu e el marido no la dejó vencer y al final pareció sa- CAPITULO S


tisfecho por la inesperada victoria de la mujer (aunque esta victoria
representase una "transgresión" respecto de la regla impuesta por el
terapeuta). Después del cuarto día los dos se rehusaron a jugar a las LA PARTIC!PACION DE LOS NIÑOS
cartas a la hora establecida, porque la mujer experimentó, justo a EN LA TERAPIA FAMILIAR A TRAVES DEL JUEGO
esa hora, un fuerte impulso sexual respecto del marido, hasta el
punto de tomar la iniciativa y de tener una relación sexual satisfac-
toria (iniciativa y resultado que aparecen como un hecho nuevo si
se tienen en cuenta las precedentes descripciones al respecto). ' Ya hemos hablado de la importancia de considerar a la fam ilia
El haber activado un juego metafórico resultó, en este caso, una como un sistema de relación : por lo tanto, la presencia del grupo
modalidad eficaz para iniciar un proceso de cambio en las reglas de familiar en pleno, incluidos los niños, es esencial para comprender,
relación dt esta pareja: esto permitirá enfrentar con mayores garan- en una dimensión sistémica, el desarrollo histórico de la familia y
tías de éxito su problema sexuae4 y' más en general, la dinámica la situación actual. El niño, que es a menudo el barómetro de los
de su relación. Con la prescripción nos habíamos propuesto romper afectos reales de todo el grupo, es capaz de expresar abiertamente
las resistencias de la pareja al cambio, realizando una intervención emociones o t ensiones que los padres están experimentando pero
que justamente al reforzar en un nivel metafórico las reglas disfun- que no llegan a revelar, y con frecuencia está dispuesto a ofrecer
cionales de ambos, terminaba promoviendo una alianza de la pareja sostén a un hermano en dificultades o a indicar al terapeuta el ca-
contra el terapeuta. Si al comienzo la pareja se presentaba unida y mino que lleva al progreso terapéutico .
sintónica para perpetuar un juego sin fin, ahora debe buscar una La participación de los niños en la terapia plantea, sin embargo,
unión distinta para resistir al terapeuta, que parece oponerse a todo una serie de problemas que distan de ser simples y pueden inducir
posible cambio. Tal unión debe fundarse sobre la capacidad de prac- al terapeuta inexperto a excluirlos precozmente del proceso tera-
ticar alternativas de relación, más bien que perpetuar los modelos péutico. Ante todo, la presencia de uno o más niños en la entrevista
actuales, lo que representa un progreso terapéutico, tanto más válido puede provocar fácilmente un estado de desorden o de confusión.
porque se realiza con recursos internos de la pareja. Si el terapeuta no logra tolerar que los niños se muevan o hagan
ruido (por lo menos dentro de ciertos límites), será fácilmente
presa de la ansiedad, al temer que "se esté perdiendo el tiempo sin
llegar a nada serio", o incluso que los padres lo estén desaprobando
por la misma razón. La experiencia de trabajo con familias nume-
rosas nos ha demostrado que la actividad motriz y la vivacidad de
los nif'ios resultan, en la mayoría de los casos, un medio eficacísimo
para entrar en el sistema familiar, a condición de que el terapeuta
esté en condiciones de utilizar la acción y el movimiento en térmi-
nos relacionales, promoviendo así la constitución de un terreno de
encuentro activo entre los adultos y el clan infantil.
Es sin embargo innegable que interactuar apropiadamente con
un grupo familiar resulta particularmente difícil , debido a la dispa-
34
En el breve trow transcripto he poner de relieve el aspecto me- ridad de edades, de intereses de sus componentes, y de las necesi-
tafórico de esta prescripción , que por otra parte contie ne en sí todas las ca-
dades a las que el terapeuta debe estar en condiciones de propor-
racterísticas de las prescripciones paradojales, porque lo que se prescribe son
las reglas disfuncionales mismas del sistema. cionar una respuesta adecuada, adaptándose en cada caso a lengua-
140 LA PAATICIPACION DE LOS NINOS A TRA V ES DEL JUEGO 141
TERAPIA FAMILIAR

jes, comportamientos y modalidades transaccionales diferentes. de los adultos, rico en conceptos abstractos y en comunicaciones
Ocurre con frecuencia que la ansiedad de controlar una situación verbales, y el mundo de los niños, vibrante de expresiones no ver-
demasiado imprevisible quede encubierta por la justificación racio- bales y de imágenes concretas.
nal de que si se resuelve el problema conyugaL desaparecerá luego De hecho el interés científico por el juego infantil nació en el
la función sintomática del niño. Sucede también a veces que el kra- momento en que se reconoció en el nift.o una individualidad propia y
peuta se resiste a incluir a los niños en la terapia debido a una acti- ya no se lo consideró como un adulto en miniatura, a la espera de
tud protectora, sea respecto de ellos o de los padres mismos. En el asumir un rol social. Si bien es cierto que en los últimos cincuenta
primer caso, se verá llevado a excluir precozmente a Jos niños, si- a.i'\os se ha manifestado un creciente interés respecto de la psicolo-
guiendo una tradición terapéutica que prefiere mantenerlos afuera, gía infantil y muchas escuelas psicoanalíticas y psicoterapéuticas
más bien que exponerlos a situaciones ansiógenas o escabrosas (esto han formulado teorías y realizado estudios sobre la actividad lúdica
no hace sino reforzar el mito de los secretos de la familia) ; en el del niño en una dimensión psicodinárnica, fue muy poco lo que se
segundo, llegará a la misma decisión, por temor a que laespontanei- experimentó o escribió sobre el juego como modalidad comunica-
dad de los niños descubra demasiado pronto zonas disfuncionales cional según una óptima sistémica. El juego ha sido considerado
de relación dentro de la familia y provoque así bruscos contragol- principalmente como una modalidad expresiva del niño, de sus
pes a nivel conyugal. En ambos casos el terapeuta terminará traba- emociones y de sus conflictos intrapsíquicos; se dedicó poca aten-
jando en forma unilateral con la pareja, sin considerar al niño como ción al juego como lenguaje relacional propio de la edad evolutiva
parte necesaria e integrante del problema y de su solución. 1 y a la relación lúdica entre niño y adulto, entendida no tanto en
Un peligro ulterior, una vez incluidos Jos niños, es el de estable- términos pedagógicos (como medio con que el adulto transmite
cer un contexto netamente adulto en la sesión, donde se requiere sus propias expectativas al niño), sino como capacidad de adapta-
al niño que asuma una actitud no natural para su edad; que com- ción y de intercambio entre los adultos y el clan infantil; en este
prenda conceptos demasiado abstractos o dé respuestas perfecta- sentido, tiene gran importancia el rol que el adulto asume en el
mente lógicas; que esté sentado y quieto durante toda la entrevista. contexto de juego y las oportunidades lúdicas que ofrece al niño.
Esto puede suceder si el terapeuta no ha tenido la precaución de
promover un conte.xto en el que le sea posible al niño expresarse
con su lenguaje preferencial y a los adu ltos comunicarse con él, EL JUEGO COMO MEDIO PARA FACILITAR LA PARTICIPACION
también en ese nivel. DE LOS NIÑOS EN LA TERAPIA FAMILIAR
Por una parte, el terapeuta debe ser capaz de promover el enfren-
tamiento entre los adultos y su colaboración en el proceso terapéu- El juego es el elemento fundamental que hace posible incluir a
tico, y por otra debe considerar al niño como una persona, que tiene los niños en la terapia de la familia sin tratarlos como adultos en
pleno derecho a manifestar y transmitir pensamien tos, sentimientos miniatura. Las palabras son sólo uno de los modos en que se comu-
y opiniones de un modo personal y por cierto no subalterno o cua- nica el sistema familiar. Los niños, aunque posean un vocabulario
litativamente inferio r a los adultos. La suya será entonces una acción muy rico, se expresan mucho más que los adultos según una moda-
de traducción de modalidades distintas de pensamiento : el mundo lidad analógica. 2 El juego representa entonces un canal comunica-

1
"Si el terapeuta familiar renuncia a la contribución del niño, como regu-
lador de la velocidad de la terapia, como moderador del ritmo del cambio 1 Ya be descripto en el capítulo relativo a la comunicación no verbal

-mediante el 'cuándo y el cómo' de la intensificación o de la disminución importante es el lenguaje no verbal y la variedad de formas que éste puede
de los síntomas-. el niño no logrará cambiar" (Montalvo-Haley, 1973). asumir en la interacción humana.
- - - -- -- - - -- - - - - - ---·--·--- ·

142 TERAPIA FAMILIAR LA PARTICIPACION OE LOS NIÑOS A TRAVES DEL JUEGO !43

cional de primordial importancia en los niños. aunque no pueda EL JUEGO COMO MEDIO
decirse que sea exclusivo de esta edad. 3 PARA ENTRAR EN EL SISTEMA FAMILIAR
Mediante el juego el niño puede encontrarse cómodo; percibir
como familiar el contexto terapéutico; expresarse a sí mismo y Ya he dicho, a propósito de la fase social de la primera sesión_
comunicar necesidades y estados de ánimo a los otros; también qué importante es entrar en contacto con todos los miembros de la
puede utilizar el juego para aislarse, si la situación se vuelve dema- f::unilia, haciendo en lo posible que todos se sientan cómodos. Esto
siado ansió gen a. Sobre todo al comienzo del tratamiento es funda- no siempre es fácil, porque la familia puede presentarse en una ac-
mental entrar en contacto con el niño mediante el juego: esto le titud mu y rígida o preocupada por perturbaciones graves de un hijo,
permitirá sentir que hay espacio para él, y así estará dispuesto a o, a veces, de uno de los padres: también en estos casos, el juego
colaborar en el curso de la terapia. El ambiente físico mismo debe
puede ser un instrumento muy eficaz que permitirá al terapeuta ser
favorecer la participación infantil. Una habitación sin juegos, sin aceptado dentro del grupo familiar. El juego servirá en estos casos
un pizarrón o sin hojas de dibujo o, en todo caso, objetos familiares
para redefinir el contexto terapéutico y para cambiar el tono afec-
al niño, es un poco como una casa sin muebles: resultará fría y lo
tivo de la familia o de a!l1:uno de sus miembros.
hará sentir extraño a lo que está sucediendo. Obviamente. más allá
de los objetos, es importante que el terapeuta sepa jugar; es decir, Recuerdo una visita a domicilio que hice a una familia ítalo-
que esté en condiciones de establecer una relación por medio del 3mericana que vivía en Nueva Jersey. Se había invitado también a
juego. Todo esto puede parecer algo que se da por descontado, pero la entrevista a la abuela paterna, descripta por los cónyuges en entre-
lo es mucho menos de lo que parece. Es muy distinto en realidad vistas preceden tes como un personaje tiránico, que interfería fuer-
jugar en una relación diádica, exclusiva entre el niño y'el terapeuta: temen te en las problemáticas de la pareja y en la educación de los
que realizar una actividad de juego con el niño frente a toda la familia hijos. El problema que había motivado la terapia era el comporta-
o, más a menudo, estimular a adultos y niños a jugar en común. miento rebelde y casi delictivo del hijo de 14 años, que se había
Por otra parte, promover la participación activa de los niños en convertido obviamente en el catalizador de todas las tensiones fa-
el juego es un modo indirecto, pero muy eficaz, de favorecer la miliares; en particular, era objeto de las iras de la abuela, que no
participación activa de los adultos en el logro del objetivo terapéu- podía explicarse cómo ocurrían cosas semejantes en su familia. En
el curso de la visita, mi modo de entrar en el sistema familiar y so-
tico. Así, si un padre logra quitarse el saco en la sesión y ponerse a
jugar en el suelo con los niños, si una madre siempre lista para la- bre todo de congraciarmc con la abuela, fue juguetear largamente
mentar sus penas logra divertirse con los hijos en un juego de mo- con la pequeña Stefania, de 3 años; la niña era el tesoro de la casa,
Y respecto de ella todos experimentaban un sentimiento de orgullo
vimiento, es probable que esos mismos padres sean luego más opti-
mistas y estén motivados para un compromiso terapéutico, e incluso Y un afecto incondicionado. La senté sobre mis rodillas y comencé
que los niños se hallen más dispuestos a colaborar. a comer un helado con ella, jugando a "una cucharita para ti, una
para mí", hasta incluir también a la abuela, divertid ísima, en el
jueguito del helado. mientras los otros observaban la cosa con inte-
rés. Terminado el helado, la actitud de la abuela, al comienzo áspera-
Y suspicaz, había cambiado visiblemente; dijo que estaba disouesta
a colaborar por el bien de la familia y comenzó a proporcionar in-
3
En terapia de pareja hemos utilizado a menudo el juego como modalidad formaciones útiles respecto de la historia familiar y de sus preocu-
comunicacional alternativa, en particular en situaciones en las que la expre- paciones ante el problema. Esto no quería decir que la abuela ya
sión verbal llevaba constantemente a intelectualizaciones y racionalizaciones no interferiría en los asuntos conyugales o en la educación de los
Y, en úJtirna instancia, terminaba constituyendo un elemento de notable mani-
pulación por parte de la pareja respecto del contexto terapéutico. nietos, que fuera fácil restablecer un equilibrio generacional
144 TERAPIA F AMILIA R LA PAR TICIPAC ION DE L OS Nll'lOS A TRAVES DEL JUEGO 145

dentro de la familia. Sin embargo , se había establecido una acepta- pensable para conocer las reglas de funcionamiento real del sistema.
ción imp 1íci ta del terapeuta en el sistema familiar, incluso por parte Reconstmir la historia de un gmpo familiar y analizar sus particu-
de la persona más autorizada del grupo, con la consiguien te forma- lares elementos en sistémicos es muy distinto de recoger
ción de un clima emotivo positivo para iniciar un proceso terapéu- datos anamnésicos de un modo frío e impersonal. Además, no
tico con mayores garantías de éxito. siempre el canal verbal es la fu en te más rica de noticias e infor-
Otro ejemplo para ilustrar la utilidad del juego en una dimensión maciones significativas, así como es ernotivamente muy distinto
relacional es el de una familia que hab ía requerido la intervención para cualquiera describir event os y situaciones delicadas a u na per-
a causa de los temores del hijo de 13 años. Desde las primeras frases sona percibida como extraña más bien que a un amigo.
aparece claro el resentimien to del padre, un mecánico de la Fíat, El terapeuta se presentará bajo un ropaje amistoso y tenderá a
hacia el chico defmido como un verdadero "desastre", porque es privilegiar canales comunicativos no verbales, sobre todo cuando
inseguro y está lleno de complejos. En ese contexto, interrogar a] hablar sirve más para esconder que para revelar hechos y opiniones
chico sobre los temores referidos por el padre habría aumentado importantes. En este sentido , el juego, como la metáfora, el uso
decididamente su sentimiento de inadecuación y endurecido aun del espacio, la dramatización, la escultura de las relaciones, puede
más la situación. Redefinir el contexto de la sesión parecía ser una fomentar la observación de transacciones familiares particularmente
exigencia prioritaria. El terapeuta se propuso llegar a este objetivo significativas, en un contexto, corno es el lúdico, que en general es
utilizando las energías del padre (empleadas hasta entonces en una bien aceptado por los niños y no expone a los padres al peligro de
acción improductiva de mera preocupación verbal) y las del chico sentirse juzgados.
(que actuaban sobre todo en forma de resistencia pasiva ) de una Hacer jugar junta a la fam ilia o promover determinadas relaciones
manera constructiva mediante un juego, que promoviera un enfren- por el medio lúdico es un modo de recibir una serie de inform acio-
tamiento abierto y leal entre ambos, eliminando así de la situación nes. Sobre todo, el empeño de Jos participantes en la tarea asignada
toda connotación acusatoria o victimizadora. Decidió por ello acti- da la medida de la credibilidad adquirida por el terapeuta respecto
var mediante el juego de la pulseada un enfrentamiento físico basado de la familia, que puede intuir la relación ex istente entre el juego
sobre el desafío entre padre e hijo, que permitiese a la vez una ex- y el requerimiento de colaboración activa en el p roceso terapéutico,
presión activa, aunque mediada por el juego mismo, de las agresivi- o que, en cambio, puede sentir como ridícula y fuera de lugar una
dades recíprocas, y un contacto físico que posibilitara un análogo invitación al juego en una situación de malestar, como lo es aquella
contacto afectivo. El padre podía comunicar su "competencia" al por la cual se solicitó la intervención. Es obvio que el juego , act ivado
hijo por medio de una acción a la cual el chico respondía de un en la sesión, nunca es un fin en sí mismo y encierra en sf los gérme-
modo activo, aceptando el desafío y dando pruebas de mayor segu- nes de una estrategia terapéutica de más amplio alcance, tendiente
ridad de sí mismo. El terapeuta en su función de árbitro del juego a perseguir el objetivo del cambio.
entraba más directamente en el sistema familiar en un rol de me- El juego permite también observar la rigidez de la identificación
diación, aceptado sin resistencia por el padre y el hijo . de enfermedad y las relaciones a nivel subsistémico y transgenera-
cional. Si una familia se organiza en un juego de movimiento en el
que participan tod os, excepto el chico portador de las perturbacio-
nes , que se mantiene aparte mudo y aburrido , es probable que la
EL JUEGO COMO MEDIO PARA RECOGER INFORMACIONES identificación sea particularmente inflexible y que la familia como
SOBRE EL SISTEMA FAMJUAR sistema '(incluido el p acient e identificado) tema que un cambio ,
aun temporario , en su modalidad de defmirse, resulte amenazador.
Si se acepta considerar a la familia como un sistema de relación, Una división rígida de los hijos (necesaria para evitar enfrentamien-
resulta evidente que recoger informaciones es una operación indis- tos directos a nivel conyugal) con las consiguientes alianzas trans-
146 TERAPIA FAMILIAR LA P ARTICIPAC IO N OE LOS NIÑOS A TRA V ES DEL JUEGO 147

generacionales. puede reflejarse en la sesión en una act ividad lúdica siemp re vencer y la mujer debía dejarlo vencer siempre, rep itiendo
caracterizada por la exclusión recurrente ele alguno al que no se así de un modo exasperante la modalidad interactiva habitual de la
incluye en el juego, o más a menudo por una neta separación del clan pareja.
infantil. En estos casos el niño termina eligiendo constantemente El juego constituye también un medio eficacísimo para eviden-
al adulto, en Jugar de un hermanito, como compaftero de juego. ciar el carácter cqntradíctorio de ciertos mensajes, en los cuales
Mediante una simple actividad lúdica el terapeuta puede recibir in- el nivel literal está decididamente en contraste con el analógico. El
formaciones sobre la penneabilidad del sistema , sobre la presencia terapeuta puede en estos casos utilizar en el juego el único mensaje
de lazos diádicos progenitor-hijo y sobre la mayor o menor rigidez verbal explicitado, fingiendo ignorar el imp lícito, que tiene casi
a nivel subsistémico. siempre el poder de descali fi car al primero. Durante el juego la am-
bigüedad del mensaje entrará en crisis y quedará ridiculizada, la
mistificación pasará de un nivel subterráneo a uno más claro, evi-
dente para todos: se requerirá así un enfoque distinto, más pro-
ductivo y menos falso , que lleve a modalidades de relación más sa-
ELJUEGO COMO MODALIDAD REESTRUCTURANTE nas y auténticas. Al mismo tiempo el juego, igual que el humoris-
mo , evidenciará con extrema eficacia la matriz del malestar, sin
Hemos descripto en varias ocasiones, en el curso de este libro , la llevar sin embargo a los participantes a escaladas simétricas inúti-
función terapéutica del juego, sea por el significado metafórico im- les y exasperantes, porque como se trata de un juego, no hay por
plícito en la actividad lúdica, o porque es parte integrante de una qué tomárselo demasiado en serio.
prescripción o de una estrategia más amplia y articulada , destinada Trataré de aclarar este último concepto con un ejemplo. La fa-
a provocar un cambio de reglas dentro del sistema familiar. milia Lucarelli ha solicitado un tratamiento porque la hija Danie-
En este punto querría detenerme sobre la eficacia reestructuran te la , de 10 años, fue sorprendida varias veces en los últimos meses
del juego, partiendo de la consideración de que éste tiene el poder haciendo pequeños hurtos en su casa y en una gran tienda. Sobre
de la simplicidad y de la inmediatez. Si se transmuta en un juego la la definición del problema los padres muestran estados de ánimo
conflictualidad de una pareja, la ambivalencia o la rigidez de una y pareceres diversos. Mientras el padre habla del asunto como de
relación, se asiste a menudo, a través de la visualización espacial algo bastante grave y difícilmente curable, la madre tiende a mini-
del juego. a una dramática toma de conciencia de estados de ánimo mizarlo todo y a defender abiertamente a la hija. El marido pare-
y comportamientos reiteradamente negados en el plarto verbal, o ce ser la figura central y autoritaria: si por un lado te.ie amplios
por lo menos ignorados. Además, el juego requiere, por definición, elogios de su mujer, describiéndola como la encarnación de la mu-
respetar algunas reglas fundamentales a las que ninguno puede jer ideal y la madre competente, por otro la boicotea sin reservas a
oponerse si quiere participar en él. ni vel analógico. La definición desproporcionada misma de la grave-
Si el terapeuta logra evidenciar algunas de las reglas disfunciona- dad del problema de Daniela parece ser un pretexto para acusar
les del sistema y está en condiciones de convertirlas en reglas del implícitamente a la mujer de incompetencia educativa con los hi-
juego , éste ya no será una simple actividad lúdica , sino que pondrá jos y, por lo tanto, para proponerse como exclusiva e incon testable
al desnudo con extrema claridad los límites y la inutilidad de cier- autoridad de la familia . La mujer parece insegura en sus funciones
tos comportamientos relacionales, impulsando , en fin, a los parti- maternales (hablará ampliamente de ello en una entrevista en que
cipantes a redescubrir modalidades transaccionales nuevas o, en el marido estuvo ausente) e incapaz de enfrentarse abiertamente
todo caso , una mejor distribución de roles y funciones familiares. con el cónyuge para obtener un espacio propio de autonomía. Más
El lector recordará a este propósito el ejemplo del juego de naipes aun, termina por secundarlo aceptando por buenas, al menos en el
(véase el capítulo sobre las prescripciones) en que el marido debía plano formal, las adulaciones de ést e.
LA PARTtCIPACION D E L OS N I ÑOS A TRAVES D E L JU EGO 149
148 TERAPIA FAMILIAR

Daniela y su hermano mayor, de 11 años, son dos niños vivaces ser negado a nivel explícito. Se asistía así a una primera entrada en
y extravertidos, que toman a menudo la iniciativa de jugar juntos crisis de un nivel de contradictoriedad que imped ía toda posibili-
en el curso de las entrevistas. El terapeuta piensa entonces en dad de cambio y requería un chivo emisario para mantener una fal-
adoptar una técnica que sirviéndose del juego tienda a confmnar el sa armonía a nivel conyugal. Por otra parte, el juego había permiti-
nivel literal del mensaje paterno (la competencia de la mujer), fo- do a la mujer experimentar en concreto la posibilidad de una rela-
mentando empero la expresión autónoma de esta última (lo que ción competente y bien recibida por los niños, Jo que le proporcio-
debería contrastar con el aspecto analógico de ese mismo mensaje naba energías nuevas para rechazar un rol sometido y complacien-
-la negación de la competencia-). Sugiere así un juego en que te, que hasta entonces había p roducido el efecto práctico de refor-
puedan evaluarse concretamente las dotes de la mujer tan pregona- zar la necesidad de control del marido y de perpetuar un auténtico
das por el marido. Pide a este último, como una colaboración espe- círculo vicioso.
cial, que observe desde atrás del espejo el modo de poder referir
detalladamente todas las cualidades positivas mostradas por la
mujer en el juego con los hijos. El marido no puede por cierto
negarse a esta tarea de observador privilegiado.4
Los niños están muy excitados ante la perspectiva de organizar
un juego junto con la madre. Esta, alentada por el terapeuta, ter-
mina por tranquilizarse y divertirse en un juego creativo, inventado
por Jos niños. La mamá y el terapeuta son dos parroquianos que al-
muerzan juntos en un restaurante, m.ientras Jos niños actúan pri-
mero como mozos, y organizan Juego un espectáculo de danzas y
cantos para los clientes. El padre, detrás del espejo, está nervioso y
para nada satisfecho de lo que ocurre; los niños se divierten much í-
simo con la mamá, la cual se muestra desenvuelta, divertida y des-
preocupada de los juicios de su marido. Al final del juego, cuando
se le pida su parecer sobre las dotes mostradas por su mujer, el ma-
rido permanecerá en silencio, como paralizado.
Al tomar por bueno y valorizar el nivel literal del mensaje del
(mi mujer es competente), se ridiculizó e hizo insostenible
el analógico (que niega la competencia de la mujer) por medio de
una actividad que de hecho confirmaba el primer mensaje y que no
podía ser refutada, porque el segundo mensaje, para existir, debía

4
En nuestra práctica utilizamos con frecuencia la división de la familia en
la sesión con fines tácticos. El espejo unidireccional resultó en verdad un dia-
fragma permeable, ideal para favorecer determinadas interacciones, sin el ries-
go de interacciones o intervenciones indeseables. Además de permitir la explo-
ración de determinadas secuencias a nivel subsisténúco, y de bloquear intru-
siones inoportunas por parte de algún núembro de la familia, ofrece a estos úl-
timos la posibilidad de escuchar las exigencias de los otros y de buscar implí-
citamente una modalidad de relación más correcta.
lRESOLUCION DELSINTOMA 0 CAMB IO DE L S I STEMA ? 151

CAPITULO 6 zar un discurso relacional, me propone seguir a Luciano y a su fa-


milia en coterapia. 2
¿RESOLUCION DEL STNTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA? Antes de encuadrar la situación en términos relacio nales, que-
rría referir someramente algunos datos relativos a Ja evaluación
diagnóstica de Luciano, tal como nos han llegado: " El cuadro sin-
tomático se caracteriza por la presencia de una ansiedad acentua-
da, que tiende a descargarse a través de una notable inestabilidad
psicomotriz, hasta llegar a verdaderas crisis de destrucción genera-
EL PROBLEMA DE LA DESVINCULACION: EL CASO LUCIANO lizada , con agresividad dirigida sobre todo a objetos. rasgos hipo-
condríacos y fóbicos (no subir al autobús, no salir solo, etcétera)
e ideas de referencia respecto de compañeros y fam iliares. En el
COMPOSICION DEL NUCLEO FAMILIAR plano expresivo Luciano presenta conductas exhibicionistas, agre-
sividad verbaL lenguaje obsceno que alterna con actitudes cau ti-
La familia Rocci está constituida por: el padre, Attilio, de 43 vadoras y seductoras. Se ubica él mismo en el centro de todo acon-
años, empleado desde hace casi 20 años en un gran establecimiento tecimiento, a menudo con compensaciones mitoman iacas. Tiende
comercial de Roma; la madre, Laura, de 42, ocupada sobre todo a sustraerse de situaciones ansió gen as mediante la risa, el mutismo
en su casa, y Luciano, único hijo, de 16 años , que intenumpió los o la agresividad verbal. A la incapacidad de moverse con conductas
estudios en segundo año del colegio secundario y en ese momento activas en el exterior. se contrapone una actitud dominante en el
no desarrolla ninguna actividad específica. Luciano es el paciente seno de la familia. paraliza toda posibilidad de intervención de
identificado y tiene sobre sus hombros una historia de tratamien- los padres, aunque pida continuamente su ayuda. El elemento fun-
tos psicoterapéuticos individuales' que se prolongan, si bien de un damental del condicionamiento familiar es su temor de estar solo ,
modo discontinuo, desde que el chico tenía trece años.

2
He elegido referir la terapia de esta familia por una serie de razones:
a) Porque desde un punto de vista histórico (la intervención remonta a
ENVIO Y MOTIVACIONES PARA UNA TERAPIA RELACIONAL 1971 ), ésta fue una de las primeras terapias familiares que dirigí y la prime-
ra para el coterapeuta, Cannine Saccu, que es hoy mi más valioso colabora-
Luciano llega a nosotros en una fase de paso de un terapeuta in- dor. En el curso de ese tratamiento nos enfrentamos, aparte de nuestra escasa
experiencia, con una serie de conflictos y contradicciones entre un modelo
dividual a otro; este último, sin embargo, interesado en profundi- tradicional de intervención psiquiátrica (el que nos ha bían enseñado durante
varios años en la Universidad ) y un modelo relacional de enfoque del pro-
blema, en aquella época desconocido o a lo sumo considerado con extremo
escepticismo en los ambientes académicos.
1
b) Porque me parece una situación paradigmática para sostener la validez
A este propósito, querría notar que el caso de Luciano es similar al de de un enfoque familiar del problema: la desvinculación de Luciano sólo pare·
muchos adolescentes, seguidos en psicoterapia de un modo discontinuo y lue- ce realizable, en efecto, a condición de que los padres puedan "separarse" de
go "pasados" a otros terapeutas. Esta "carrera psicoterapéutica" debe vincu- él y establecer un límite conyugal más neto, que impida a Luciano ser absor-
larse con una praxis institucional en que la continuidad de una relación tera- bido por el subsistema parental.
péutica entra en crisis a raíz de una política de servicio, regida por reglas Y je- e) Porque hemos reelaborado y sistematizado recientemente el material
rarquías rígidas, que se agota a menudo en una rutina más bien que Uegar a relativo a esta terapia, pero sobre todo porque disponemos de un seguimiento
una curación con la consiguiente formación de vínculos terapéuticos poco vi- a 4 años de distancia de terminado el tratamiento. Esto parece fundamental
tales, cuando no directamente dañinos. para evaluar la estabilidad de ciertos cambios terapéuticos, o la falta de ella.
152 ¿RESOLUCION OE L SINTOMA O CAM BIO OFI <; ISTEMA> i::iJ
TERAPIA FAMILIAR

lo que lo obliga a donnir con la madre, mientras el pJdrc duerme I'ASFS DI' LA TERAPIA
en el living. Es evidente la desarmonía entre requerimientos de
autonomía y extrema necesidad de dependencia ... ". Me pareció oportuna una distinción en fases, no tanto para su b-
dividir cro nológicamente el proceso terapéu tico, sino más bien pa-
Cuando Saccu citó por primera vez a Luc iano junto con sus pa- ra ayudar al lector a una más fácil comprensión de las dinámicas
dres, le llamó la atención el comportamiento del muchacho. arro- familiares y del desarrollo del tratamiento, que se realizó en entre-
gante Y por momentos casi furioso sin ningún motivo aparen te · vistas semanales durante ocho meses.
sin embargo, tal comportamiento resultaba cada vez más
sible, a medida que el terapeuta lograba verlo en relación con el de
los padres Y con el contexto en q ue éste adquiría forma. Revelador 1. La tríada r(gida
para iniciar la observación en términos sistémicos fue el ejemplo de En las primeras sesiones el sistema fami liar se presenta casi uni-
la sopa, que los padres refirieron para mostramos la irracionalidad fo nnemen te como una triada rígida;3 todos los temas se centran
del muchacho "también en nimiedades" , y terminó po r hacer com- sobre Luciano, el muchacho enfermo al que los padres acompañan
prensible su comportamiento. He aquí los pasajes esenciales: a la curación : él se sienta entre ellos mientras exponen sus pro-
blemas; durante esta presentación los padres aparecen unidos y en
- Luciano se enoja con la madre porque la sopa está muy perfecta armon ía entre sí. Luciano, po r su parte, confirma plena-
salada. mente la defini ción que ellos dan del problema: en efecto , si por
- La madre descali fica el juicio de Luciano porque lo considera un lado todas sus manifestaciones, aun las más adecuadas, son
sólo expresión de un "síntoma" ("A él nada le va nunca tidas y referidas por los padres com o sin tomáticas, por otro Lucia-
bien"). no se em peña en presentarse como el problema de la fam ilia y en
- El padre , emotivamente de acuerdo con su hijo (da de hecho exhibir un comportamiento arrogante y prepotente que ratifica lo
señales visibles de que no le gusta la sopa), defiende a lama- que los padres dicen de él. En esta fase de la terapia prevalece la
dre y afirma que la sopa está exquisita. descripción de los aspectos irracionales y violentos del m uchacho.
- Lucíano, en un acceso de rabia, vuelca la sopa sobre la mesa, Sucesivamente se irán tomando más en consideración los aspectos
apostrofando a sus padres. de dependencia y de necesidad de protección de Luciano.
Todo el sistema termina así presentándose como sintónico por-
que trata de proporcionar a los terapeutas una definición única del
Es obvia la banalidad del ejemplo, y también es o bvio que la co-
problema : Jos padres se refieren a la prepotencia y la irracionalidad
sa. puede ocurnr en la casa de cualquiera, sin que tenga por ello im-
de Luciano, declarándose en consecuencia impotentes para enfren-
plicaciO.nes psiquiátricas. Es menos obvio pensar que Luciano sirve
tarla, y este último la exhibe visiblemente en la sesión y en la casa.
para evttar que los dos cónyuges se enfrenten directamente con
Luciano participa en el mantenimiento de este rígido equilibrio
respecto al problema del exceso de sal en la sopa. Si bien evitar en-
homeostático, reivindicando en la sesión una centralidad absoluta,
por una cuestión alimentaria puede no causar problemas
que se expresa en la necesidad de dictar las reglas de la relación
en una familia, evitar el enfrentamiento com o moda-
hdad de relación habitual, conduce frecuentemente; la form ación
de un chivo emisario Y, más en general, a una disfunción sistém ica.
.1 Siguiendo el enfoque estructural descripto por Minuclún (1977) pode-
mos definir a la triada rigida como un tipo de estructura familiar donde exis-
ten pro blemas crónicos de límites generacionales. Es decir, nos referimos a
los sistemas en los cuales la rígida utilización de un hijo en los con-
Oictos de pareja se transforma en una "norma".
154 TERAPIA FAMILIAR (RESOLUCION DEL SINTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA? 155

con los terapeutas. Los padres participan en la sesión aceptando cuencia interactiva que no se refiera a Luciano-problema, el siste-
impotentes, la enfermedad del hijo y tratando de atraerlo todas ma familiar retroactúa con el muchacho, que comienza a vociferar
veces que el terapeuta tiende a descentralizarlo. y a lanzar invectivas contra los terapeutas porque no se ocupan de
La rigidez del sistema resulta particularmente evidente cuando él, y con Los padres que, aunque inicien alguna transacción entre
uno de los terapeutas pregunta a los padres cuál podría ser un se- ellos, terminan luego inevitablemente hablando del muchacho Y de
gundo problema a resolver, en el caso de que se normalizara el la gravedad de la situación.
comportamiento de Luciano. Después de un largo silencio, inte- Sobre la base de las informaciones relacionales que los terapeu-
rrumpido sólo por gestos de intolerancia del muchacho, he aqu f lo tas van recogiendo en esta primera fase de la terapia, el sistema se
que manifiestan los padres: presenta estructuralmente como una tríada rígjda, cuyo mecanis-
mo preferencial parece ser la desviación del enfrentamiento conyu-
Madre: Bueno ... entre mi marido y yo grandes problemas nunca gal y la consiguiente utilización rígida de Luciano , tanto más rígi-
han habido. El problema es nuestro hijo, si va a volver a estudiar o da porque es realimentada constantemente por el comportamiento
no. de éste, según una modalidad ci.rcular.s Esto explica no sólo la ar-
Padre: Se refiere a él, bajo otra perspectiva. monía ilusoria de la pareja, que así no necesita enfrentarse como
Madre: Sí, bajo otro aspecto . tal sino también la función protectora desempeñada por Luciano
Después de otra solicitación de uno de los terapeutas y de un en' su calidad de chivo emisario, que se replantea constantemente
nuevo silencio, sigue la madre. como el único problema de la familia para mantener en equilibrio
Madre (dirigiéndose al terapeuta). Bueno, el problema, no lo sé, el sistema.
quizás exista, pero por ahora no llego a ubicarlo. A lo mejor hay En el curso de la terapia vemos que la desviación del enfrenta-
tantos. Me haría falta un ejemplo para saber si sería o no un pro- miento conyugal tomará alternativamente forma a través del ata-
blema mío. Así no puedo. Todo gira en tomo de él. .. Ya no pue-
do ... no sé ...

Después de este sondaje sobre otras zonas posibles de conflictos


familiares, por otra parte totalmente negadas. Luciano retoma el
predominio, comienza a dar vueltas nerviosamente, amenaza con damental: si bien es cierto que objetivamente un sistema fuertemente disfun·
irse si no se habla de él. Manifiesta que está mal y quiere que los cional puede presentar un notable grado de rigidez al cambio, también lo es
que la impermeabilidad de un sistema, sobre todo en las fases iniciales de la
terapeutas se concentren únicamente en él, en lugar de perder terapia, debe evaluarse en relación directa con la formación del sistema tera-
tiempo con "otras historias". Comienza así a hablar de sus temores péutico y de su crecimiento. En otras cuando la familia acude a
de quedarse solo, de ir en ómnibus, de adelgazar demasiado y del la terapia tiene necesidad de "garantías emotivas" para volverse permeable, de
insomnio, que lo obliga a tener despiertos a los padres casi todas modo de pennitir la entrada del terapeuta en su interior: esto significa que
las noches. Mientras habla con énfasis de sus perturbaciones, los este último debe adquirir poder contractual y credibilidad sobre el terreno
para que lo acepten los miembros del sistema familiar como activador del
padres permanecen en silencio, comunicando analógicamente a los
c.ambio.
terapeutas su total impotencia frente a la situación. 5 Otra modalidad de utilización rígida de un hijo en los conflictos conyu-
Los te rapeutas se dan cuenta de la efectiva impenetrabilidad del gales es la triangulación : ésta difiere de la desviación del enfrentamiento,
sistema: 4 ante cada intento de in1plicar a los padres en alguna se- porque en este caso cada progenitor pide al hijo que establezca con él
alianza contra el otro. Cuanto más rígida es la utilización del hiJO, tanto mas
paralizado se sentirá éste, porque todos sus movímien tos serán percibidos por
Este aspecto de la impenetrabilidad es un elemento de importancia fun- cada progenitor como un ataque por parte del otro (Minuchin, 1977).
156 TERAPIA FAMILIAR LRESOLUCION DEL SINTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA? 157

que al hijo, causa de los problemas familiares porque es malo (por bla de él en el curso de la sesión y se recogen en cambio informa-
su comportamiento violento, rabioso e irracional), o bien a través ciones útiles para comprender algunas de las reglas del sistema.
de la protección de los padres respecto de Luciano porque está en- Nos sorprende particularmente la inmediata reacción de la ma-
fermo, o sea, es distinto. ("Yo siento que a su edad todos los mu- dre: toma la palabra y comienza un largo relato sobre su infancia y
chachos quieren a sus padres, todos quisimos a nuestros padres, la de su marido, sobre la soledad de ambos y sobre el matrimonio.
pero cuando uno se vuelve grande se separa, el afecto cambia, ¿me Luciano esta vez no interrumpe. Aunque en el curso de la semana
explico? En muchas manifestaciones suyas Lucían o es corno si fue- el comportamiento del muchacho se hará más turbulento y será
ra un niño chiquito que todavía tiene necesidad de protección ... objeto de discusión en la sesión siguiente, nos parece que la pres-
no lo sabría explicar, pero lo veo hacer los mismos gestos, las mis- cripción comenzó a desequilibrar el sistema. La madre comunica
mas cosas de cuando era chico ... ", dirá la madre en una de las pri- ahora, tanto verbalmente como en el plano analógico, que su acti-
meras sesiones). tud respecto del hijo es contradictoria: por una parte se muestra
En ambos casos, tanto el ataque a la maldad como la protección exasperada por sus problemas ("Me siento ahogada por su despo-
de la enfermedad, llevan al mismo resultado: la negación de todo tismo , me tiene atada a él con sus perturbaciones", etcétera), pero
conflicto de pareja a través de una constante alimentación de fun- por otra lo alienta implícitamente. Al hacerlo así, termina de he-
ciones disfuncionales a nivel de la relación padres-hijo. Lo que, en cho reprochando al marido por pretender demasiado del hijo,
último análisis, sirve para el mantenimiento del único equilibrio mientras debería tener más paciencia y respetar su ritmo de creci-
sistémico aceptable en ese momento por parte de todos sus com- miento. Esta actitud de la madre, de crítica por un lado y de re-
ponentes. fuerzo del comportamiento sintomático del hijo por otro, encara-
da en términos relacionales, parece vincularse con una necesidad
de mantener una coalición estable con el muchacho a expensas del
marido.
En el curso de una sesión Luciano verbaliza claramente la con-
2. Hacia el desequilibramiento del sistema
tradictoriedad de la madre, confirmando nuestras intuiciones so-
Ya hemos aludido a las dificultades con que tropezaron los tera-
bre la existencia de una coalición estable entre madre e hijo:
peutas para recoger informaciones que no se refirieran directamen- "Ahora me haces recordar otra cosa, que lo hiciste sin darte cuen-
te a Luciano: la observación de un comportamiento redundante ta, porque dentro de ti hay una parte que quiere que yo no me cu-
del tipo "sólo se puede hablar con autorización de Lucia no y sólo re. Como hay una parte de mí que quiere que siga como estoy. A
acerca de él", representa un obstáculo para la terapia que habrá mí me gustaría curarme. En realidad, cuando digo que gané alguna
que superar median te una prescripción. Los terapeutas, más bien batalla, la ganó la parte de mí que quiere curarse. Llego al 51 por
que oponerse a la tendencia preponderante del sistema, prefieren ciento, porque ahora las dos partes se equilibran. En mi madre hay
secundarla, convencidos de que un enfoque paradoja! puede rom- una parte que es como yo: si yo me curo (soy un nene, estoy afe-
per el círculo vicioso y proveer espacios más amplios para entrar rrado a mi madre) y me separo de ella, quizás a ella no le caiga
en el sistema familiar. Así, en una sesión comienzan diciendo que bien. Pero yo ya estoy aferrado a mi madre, y si ella me agarra to-
por el momento es tranquilizador para todos hablar de Luciano y davía más, ¡no hay nada que hacer!''
que sólo concentrando los esfuenos sobre el muchacho se podría
obtener alguna mejoría. Prescriben luego a los tres componentes En esta· fase de la terapia asistimos a una serie de choques entre
de la familia que se atengan a la descripción minuciosa del compor- Luciano y su madre sobre el tema de la autonomía, que nos pare-
tamiento de Luciano, fuente de tan graves malestares familiares. El cen, por el momentto, destinados más bien a confirmar una rela-
resultado de la prescripción consiste en el hecho de que no se ha- ción de alianza entre ambos, que a enfrentar concretamente el te-
158 TERAPIA FAMILIAR lRESO LUCION DEL SINTOMA O CAMB 10 DE L S ISTEMA ? 1 59

ma de la desvinculación. Pese a ello, hacer exp lícita en la sesión como amenazadores, en lugar de d irigirla contra la fami lia, tal co-
una regla familiar es ya cte por sí una modificación sistémica: esto mo era su costumbre. Esta situación. si por una parte requ iere una
significa que cuanto más se descubra la alianza entre la madre y notable dosis de contro l emocional de los terapeutas ( Luciano lle-
Luciano, tanto más difícil les resultará mantenerla. Por detrás de ga incluso a realizar amenazas f ísicas en la sesión blandiendo un ce-
los contrastes aparentes entre la madre y el hijo, se configura cada nicero de hierro sobre la cabez.a de uno de los dos terapeutas), por
vez más claramente la exclusión del marido, sobre todo en lo re- o1ra representa un no table paso adelante en el proceso terapéutico
ferente a las dinámicas de pareja (Luciano logra, en todos los sen- y un acceso estable al sistema familiar.
tidos, mantener separados a sus padres). En la sesión el padre se
muestra incómodo, y si bien los terapeutas le piden que diga su En ténninos sistémicos. el enfrentamiento entre los cónyuges se
punto de vista, prefiere dar respuestas evasivas: parece ocupar la vuelve posible ahora que la coalición madre-lujo queda sustitu ida
posición de segundo chivo emisario. por un enfrentamiento abierto entre el terapeuta y el adolescen te
En consonancia con cuanto hemos dicho está la descripción que (aunque la motivación del enfrentamiento sea distinta : para Lu-
la mujer hace de su marido, en la que descalifica las cosas positivas ciano representa un intento de retomar su función protectora en
que dice respecto de él. casa, y para el terapeuta, en cambio, un modo de promover la des-
vinculación y, por lo tanto , la salida de la casa). Está claro que pro-
mover el enfrentamiento de la pareja no es una operación fácil ,
Si bien verbalmente expresa su estimación porque él siempre
incluso porque ambos cónyuges están habituados a desviarlo regu-
trabajó con dedicación , porque nunca tuvo otros intereses aparte
lam1ente mediante la utilización del hijo y carecen de modelos
de ella y del hijo, con el tono de la voz y con la m imica comunica
transaccionales alternativos. En este sentido resulta particularrnen-
hastío y fastidio respecto de este hombre gris y monótono que
significativa, como confirmación de nuestra línea terapéutica de
desde hace años no le ofrece nada nuevo. Respecto de la aparente
enfrentamiento, la toma de conciencia del padre , que se ve frente
armonía de la pareja, manifestada en las fases iniciales de la tera·
a las recurrentes lamentaciones de la mujer. Para ilustrar este as-
pia, se asiste ahora a una situación distinta, caracterizada por las
pecto vamos a referir los pasajes esenciales de algunas secuencias
variaciones emotivas de la madre que se desahoga en varias oportu-
interactivas entre los dos cónyuges, parte destacada de la sesión:
nidades contra el hijo que quiere ser el centro, y aun más a menu-
do contra el marido, silencioso y monótono .
Marido : Hoy hablo yo: sucedió u na cosa excepcional, ayer la úl-
ti ma frase de mi mujer fue: '' Hace veinte años que vivimos juntos
En este punto esperamos que ante el desequilibramiento del sis- y del él mu cho no sé". Yo d igo : qué extraño, no sé, y sin embargo
tema provocado por el cambio de estado de uno de sus elementos, no hay ningún secreto , debería saberlo todo; quizás no me ha en-
el sistema retroaccione para restablecer un nivel homeostático de tendido, quizás no m e exp lico y haya estado rumiando las cosas.
seguridad. Luciano, en verdad, tiende a negar el cambio de la acti- As í llegó el domingo a la tarde la hora de sa lir, como de costum-
tud materna, y a restablecer la "arrnonía conyugal" mediante la
exasperación de sus síntomas. Sin embargo , algo ha cambiado tam-
bién respecto de las modalidades habituales de recuperación ho- anormalidad del Sistema, etapa intermedia, a menudo necesaria antes de la
meostática, porque ahora Luciano se ve obligado a canalizar su solución rea l del problema. Si bien es cierto que nada ha cambiado aún en el
agresividad contra los terapeutas, 6 a los que pert:ibe calla vez más perturbado del muchacho, también es cierto que ahora éste
se ve obligado a realizarlo en función de los terapeutas, y cada vez menos
Para con los padres. En términos estructurales, el efecto practico es de perme-
6
Uevar al paciente identificado a enfrentarse con los terapeutas mediante abilizar los confrnes generacionales, de modo que Luciano debe abandonar el
una modalidad provocativa representa, en mi opinión, un nuevo estadio de terri torio de la pareja para ir a enfrentarse con los terapeutas.
160 TERAPIA FAMILIAR lRESOLUCION OEL SI N TOMA O CAMBIO DEL SISTEMA? 16 1

bre. Teníamos que ir al cine. como es nuestra vieja costurn bre. Di- Marido :Debías haber insistido . .. pero no es que no te atendiera.
go: "¡En vez de eso vamos al mar 1", así hablé, hablé y ella lloraba; No es que no te atendiera. Quizás no entendía, quizás no veía. De-
hubo una explicación que en veinte años no había tenido, larga, bías haber insistido, debías haber insistido.
dos, tres, cuatro lloras. La cosa fue interesante porque salieron co-
sas; quizás yo me había adonnecido, me había acunado, había cre- Attilio, que en el curso de la terapia siempre había tenido una acti-
ído que todo andaba muy bien. Quizás el trabajo me había agarra- tud blanda y sometida, durante este arranque emotivo habla con
do de tal manera que no llegué a pensarlo, no comprendía, era cie- un tono de voz vibrante y decidido . Durante toda la sesión mantiene
go, era como los caballos con anteojeras . No sé (dirigiéndose al te- una posición central e impide todo intento de interferencia de Lu-
rapeuta) si a Ud. le interesa Jo que se dijo en la explicación, pero ciano. A continuación recaerá de nuevo, varias veces, en la posición
salieron varias respuestas a las preguntas que Urt. hizo y para las habitual de marido y padre silencioso y marginado, pero esta toma
que entonces no tuvo contestación. ¿ Los problemas? Problemas de conciencia, de la que ahora habla con tanta vehemencia, consti-
había a montones , no habían sido enfrentados en el momento tuye un primer paso hacia una redefinición más adecuada de roles
oportuno, porque yo pensaba por mi cuenta , porque ella soporta- y funciones familiares.
ba, ¡'orque yo soportaba después, en suma, porque dejaba pasar. El desahogo del padre y el intercambio directo entre los cónyu-
Quizás me había adormecido, no sé, me engañaba satisfaciéndome ges representan una amenaza más para el precedente equilibrio sis-
con lo que había logrado. Esta es también una cosa que me da témico. Luciano, enfrentado tan explícitamente con las proble-
vueltas por la cabeza, una pregunta, pero ahora encuent ro todas las máticas parentales, intenta recuperar su función de catalizador de
respuestas a las pref,'Untas que Ud. me hizo y a la:. cuales respondí las tensiones familiares agravando sus síntomas, sea en el plano de
en ton ces al tuntún , respondí mal o quizás no respondí para nada. las ansiedades abandónicas y de las fobias, o en el de las reacciones
Problemas había, había a montones y quizás cada uno se los guar- violentas contra sus padres, e impone de un modo bien visible en la
daba para sf, no los habíamos considerado juntos. Por ejemplo, sesión su condición de "enfermo", en el momento en que el discurso
aquella pregunta que Ud. le hizo a mi mujer. Laura no encontra- tiende a focalizarse sobre sus progenitores. Todo esto surge de un
ba respuesta. Me dijo: "No lo dije para no ofenderte". (Dirigién- modo claro de algunas frases de la madre y de Luciano, qu.e referi-
dose a la mujer.) Debes decirlo. Venimos aquí no de casualidad. Si mos a continuación:
la verdad es que yo era chato, que era descolorido, que no era el
ideal, dilo, no me ofendes. Tú dijiste: "Tienes buenas cualidades, Madre (dirigiéndose a los terapeutas) : Hay algo que se ha movido,
pero quizás esperaba algo más". ¡Dilo, dilo, si no es cierto 1 pero es algo que no le agrada. Se la agarró a muerte con Uds., que
son los que lo provocaron , ¿entienden? Si no , no me explico todo
Mujer (dirigiéndose al terapeuta): Cuando Ud . me preguntó qué lo que dijo estos días en casa contra Uds. dos . Es una señal de que
sentimientos tenía por mi marido, dije: "Menos que por mi hijo". provocaron algo en él que no le agrada que salga.
Pero no habría debido contestar a esa pregunta, porque para ser
sincera tendría que decir ninguno, absolutamente ninguno. Luciano (en el curso de la misma sesión llegará a expresar per-
fec tamente su temor de cambiar) : Querría colaborar con Uds., pero
Marido : Es como una línea de montaje. los veo como enemigos, o sea, en síntesis, no es que lo pienso yo,
Uds. tratan de curarme, ¿no? Yo, sin embargo, trato de oponerme
Mujer (dirigiéndose al marido) : Pero yo estas cosas siempre las a Uds. y no dejarme curar. He pensado en estas cosas, sólo que no
he sentido así. Sólo que .. . he tratado de decírtelas, pero te ofen- las quiero.admitir dentro de mí, ¿entienden? El asunto está todo
diste y por dos o tres días ni me miraste la cara. Entonces abandoné ahí. Quererlas admitir dentro de nH me provoca ansiedad. Y as í es-
el asunto. tallo hacia afuera.
162 TERAPIA FAMILIAR
lAESO L UC I ON DE L S I NTOM A O CAMBIO DE L SISTEMA? 163

1. Hacia una demarcación más neta de los hmites generacionales


Si bien Luciano sigue tratando de ubicarse como "primer actor" todos, incluidos la mujer y el hijo. Uno de los dos terapeutas, en
la sesión, monopolizando todav ía la atención de todos sobre sí un coloquio individual. le propone una colaboración directa, con
las resistencias del sistema al cambio parecen mucho menos rígida:: el fin de estimular a Luciano para que asuma alguna responsabilidad
que en !a fase inicial de la terapia. La menor rigidez puede relacio- ex terior. La prescripción consiste en qu e falte al trabajo por qu ince
narse, sin duda , con el hecho de que los padres lograron conquistar días y asuma en casa un comportamiento insólitamente deprim ido
una mayor seguridad y un espacio concreto para enfrentar las reali- y descuidado, rehusando todo tipo de comunicación con sus fami-
dades propias de la pareja, no sólo en la sesión, sino también en la liares.
vida cotidiana. Aunque en los últimos tiempos los síntomas de Lu- Al presentarle la prescripción el terapeu ta le anticipa que proba-
ciano han "aumentado" decididamente, parecen, en todo caso, blemente no le será difícil dep rimirse, porque al pasar quince días
haber perdido incisividad (por lo menos en lo referente a la impli- com pletos en casa pod rá tomar conciencia de aspectos importan tes
cación emotiva en ellos), pero sobre todo han cambiado de direc- y a la vez perturbadores respecto de los roles y fun ciones familiares.
ción: se proyectaron desde dentro del núcleo, hacia afuera; un La iniciativa terapéutica no puede no provocar una fu erte reacción ,
"afuera" representado momentáneamente por el equipo terapéu- sobre todo en Luciano, que en la siguiente sesión agrede a los tera·
tico . Sobre la base de estas consideraciones, los terapeutas estudian peu tas a los que -considera responsables de la enfermedad de su pa-
una estrategia que empuje a Luciano a adquirir una mayor autono- dre, comunicando al mismo t iempo su decisión de ubicarse como
m ía, necesaria para fomentar u na demarcación más neta de los 1imi- elemento válido en el exterior ("Si él está reducido a este estado ,
tes generacionales. Sí la tríada ya no es tan rígida, es dec ir. si el en- me corresponde a mí tomar las riendas de la casa " ).
frentamiento conyugal ya no es viyjdo como algo amenazador e La p rescripción, decididamente provocativa respecto del mucha-
insostenible por todos, si Luciano ya no tiene que funcionar como cho, favorece de una manera insólita, pero por cierto eficaz , el co-
catalizador de las tensiones familiares y por lo tanto puede perder mienzo de un proceso de mayor autonomía de Luciano , y de una
su rol protector, parece posible una redefinición de las relaciones completa reestructuración de las reglas familiares. Luciano no se
entre los cónyuges y su hijo. presenta a las sesiones de terapia durante un cierto período, pero
Por lo tanto, nos proponemos fomentar tal proceso con una envía a Jos terapeutas, a través de sus padres, mensajes tranquiliza-
prescripción de desplazamiento de chivo emisario, o sea, practican- dores respecto de él, y de impl ícita confirmación de la línea tera-
do una estrategia destinada a transferir momentáneamente las per- péutica, indicando que el terreno ya está maduro para enfrentar
turbaciones de Luciano al padre. 7 Para realizar la prescripción, uti- los problemas de la pareja , sin más necesidad de que él act úe como
lizamos el único ámbito de actividad externa a la fam ilia que reali- intermediario. De hecho, los padres, ya no bloqueados por los sín-
za el padre, su trabajo, desplazando artificialmente el problema del tomas de Luciano, comienzan a actuar sus p ropios contrastes y sus
hijo hacia él. propias conflictualidades mediante interacciones más directas y
El padre, empleado desde hace más de veinte años en una gran más au tént icas, que p ermiten verificar en concreto la posibilidad
empresa comercial, nunca se ausentó de su trabajo. Su actividad de llegar a un entendimiento nuevo. A una mayor autonomía de
laboral representa una zona, quizás la única, de la que obtiene no- Luciano en el exterior, corresponde un redescubrimiento de intere-
tables satisfacciones y donde es apreciado por su competencia por ses comunes de la pareja, que ahora está buscando una relación
conyugal distinta y más auténtica. Este es el período en que ambos
experimentan, después de veinte años, la posibilidad de estar juntos
7
Para un análisis más detallado de esta prescripción remitimos al lector al sin Luciano .
capítulo sobre las prescripciones, pág.93 y s.igs., donde tratamos ampliamente
el asunto.
164 TERAPIA FAMILIAR t RESOLU C ION OE L SIN TOMA O CAMBIO DEL SISTEMA ? 165

4. La negociación de autonomías reciprocas El trabajo tcrapéu tico se ve favorecido por la proximidad del
A través de las fases descriptas, la terapia parece encaminarse período estival , que ofrece ocasiones rara e nfrentar el problema de
hacia el logro de su objetivo central , o sea, la creación de una sepa- la separación de un modo concreto, verificable a breve plazo , en la
ración entre las unidades generacionales de la familia. Tal proceso realidad . Luciano anuncia que irá a Cerdeña a visitar a su chica,
de diferenciación, promovido prácticamente por la ausencia de mientras en el mismo período los padres harán un viaje por su
Luciano a varias entrevistas, es reforzado luego por los terapeutas cuenta. Ambos planes resultan absolutamente nuevos para Luciano
que dividen a los padres y al hijo en la sesión, encontrándose sepa- y los padres, que se quedan perplejos y sorprendidos al producirse
radamente tambié n con el muchacho. la emancipación. Es justamente la contemporaneidad de tal sepa-
Las sesiones con Luciano pierden todo tinte provocativo, porque ración lo que favorece que ambos subsistemas puedan iniciar un
él se muestra ahora disponible para una relación distinta que lo camino nuevo, más auténtico ; e.! sistema familiar puede enriquecerse
ayude a consolidar su movimiento de emancipación. Las entrevistas ahora con experiencias y enfre ntamientos hasta ahora inusi tados.
versan sobre su trabajo, nunca interrumpido después de la depresión con un efecto liberador para los tres. lo que permite que haya una
paterna, sobre los amigos y sobre la chica con la que ha iniciado mayor armonía del núcleo y una participación más efectiva en el
una relación sentimental , y más generalmente sobre su modo de co ntexto social.
enfrentarse con la realidad. Pese a que oscile con frecue ncia entre
una valoración grandilocuente de sí mismo y una escasa estimación
de sus reales capacidades para ubicarse de un modo válido entre 5. Cuatro afios después
sus coetáneos, sin embargo ahora es Luciano mismo el que busca La te rapia concluyó con el verano , después de alrededor de ocho
su espacio de adolescente para enfrentar sus problemas de madura- meses. La familia perm aneció en contacto co n u no de los terapeu-
ción individual , perdiendo progresivamente su rol de chivo emisario tas, con entrevistas periódicas (más o menos una por año) dest ina-
de la familia . das a recibir informaciones sobre la marcha general d e la familia Y
La pareja , superado el temor de la intimidad y la consiguiente a verificar en el tiempo la estabilidad de los cambios iniciados du-
confusión de roles y competencias generacionales, está en condi- rante la terapia. El te rapeuta asumió en estas sesiones la fisonomía
ciones de enfrentar un problema que hasta pocos meses atrás pare- de un amigo de la familia interesado en conocer las etapas evoluti-
cía insuperable : el relativo a una reestructuración familiar que de- vas del grupo familiar. Con él Luciano habla abiertam.:.-nte de su
vuelva a Luciano a su lugar de hijo y a la pareja a su espacio conyu- chica sarda y de las costumbres de la isla, mientras los padres refie-
gal.8 Ahora es posible una geografía fami liar distinta: los padres ren con orgullo sus viajes por la alta montaña.
son los que toman la iniciativa en este sentido, de modo que Lucia- Personalmente he vuelto a ver a la familia a cuatro años de dis-
no pueda abandonar también físicamente el cuarto matrimonial, tancia desde la finalización de la terapia. La famili a ha aceptado
permitiendo al padre retomar su lugar. También el muchacho par- con buen:! disposición este encuentro, en el cu rso del cual cada
ticipa activamente en el proceso de redefinición de las autonomías uno recordaba con extrema clarídad las etapas fundam entales de la
recíprocas: ahora ya no tiene miedo de dormir solo, más aun, rei- terapia y el empeño de todos en alcanzar Jos objetivos terapéuticos.
vindica su espacio incluso en casa, ya que los padres también exigen Recorda ndo los tiempos e n que Luciano monopolizaba la atención
el suy o de un modo claro y decidido. con la participación cómplice de sus padres, me impresionó la dis-
tinta modalidad de disposición del grupo familiar, caracterizada
ahora por respeto y la estimación recíproca. Interrogados sobre
8 Anteriormente había fracasado todo intento de enfrentar el problema los hechos más significativos de eso.s cuatro años, los padres comien-
del "donnir", porque surgía más de la ansiedad de los terapeutas que del exac- zan hablando de sí mismos, de sus relaciones , que sienten como
to timing terapéutico. más maduras y vitales. La mujer aparece rejuvenecida Y deseosa de
¿ AESOLUC ION D EL S I NTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA? 167
166 TERAPIA FAMILIAR

sus miembros y sobre una mayor confianza rec íproca. La fam ilia
comunicar su satisfacción al sentirse más libre y autónoma . El ma-
se presenta ahora como un conjunto constituido por unidades dis-
rido se detiene también sobre la relación conyugal, describiéndola
tintas y diferenciadas. La desviación del enfrentamiento conyugal
como un "reencuentro" después de tanto tiempo, y se muestra de-
y la consiguiente necesidad de un chivo emisario fueron sustituidas
cidido y seguro de sí, Luciano es ahora para ellos otro adulto, con
por la posibilidad de enfrentarse más libremente, en todos Jos nive-
el cual es posible y agradable hablar e interactuar.
les, y sobre todo por una auténtica emancipación por parte de los
Luciano se sienta lejos de los padres y habla largamente de los
adultos, incluido Luciano.
cambios ocurridos en estos años. Se comporta como un joven adulto
capaz de enfrentar las realidades propias de su edad de un modo
autónomo, sin tener ya necesidad de actitudes exhibicionistas o de
dependencia. Habla de una manera tranquila de los acontecimientos SIGNIFICADO RELACIONAL
significativos de los últimos tiempos, mientras los padres lo escu- DEL COMPORTAMIENTO ENCOPRETICO DE ALEX
chan con interés . Describe su actividad laboral en un negocio de
confecciones, interrumpida solamente en ocasión del servicio mili- La familia de Alex fue seb'll ida por el• autor en terapia familiar
tar. Se detiene a hablar de la experiencia militar, terminada desde durante más o menos cuatro meses en la Philadelphia Child Guidance
hace pocos días, respecto de la cual hab ía estado muy preocupado Oinic. En el curso de la terapia se profundizó el significado rela-
al comienzo temiendo no hallarse emotivam ente en condiciones de cional del comportamiento encopré tico de Alex, que mediante el
sobrellevarla. De hecho, una vez enrolado fue capaz de adaptarse "cuándo" y el " cómo" del variar del síntoma ha indicado el camino
de un modo crítico a una realidad ni fácil ni agradable, de la que hacia el progreso terapéutico y hacia la solución de malestares fa-
salió sin repercusiones negativas. Más aun, esta primera experiencia miliares de otra naturaleza.
lejos de su casa le permitió valorar mejor sus capacidades reales.
Anudó muchas amistades , de las que sus padres hablan con satis-
facción; algunos amigos, licenciados con él, lo invitaron a pasar las COMPOSICION DEL NUCLEO FAMILIAR
próximas vacaciones de verano en Cerdeñajunto con Paola, su chica
sarda. Inmediatamente después del verano deberá tomar servicio La familia se compone de la madre, Bárbara, de 35 años, y de
en el servicio de correos, donde tiene la posibilidad de desarrollar cu atro hijos, Sandra de 13 , Al ex de 12 , Rosalind de 7 y Oliver de 6 .
una actividad estable. La idea de un trabajo definitivo, así como Desde hace varios años los padres están separad os y el padre, Harold,
más en general el tener que asumir responsabilidades en primera camionero, vive con otra mujer en un barrio periférico de Filadel-
persona, producen indudablemente ansiedad a Luciano; se trata, fia y mantiene relaciones muy saludables con los hijos. La familia,
sin embargo, de preocupaciones que cualquier adolescente podría de raza negra, vive en una zona extremadamente pobre de Filadel-
sentir, es decir , que han perdido todo carácter de extrañeza en un fia. No obstante la situación de estrechez económica, Bárbara hace
sistema familiar sin duda cambiado. todo lo posible para que no falte lo esencial a los niños y parece
En efecto, se ha modificado decididamente el clima emotivo de muy orgullosa de su rol de madre. Ha rechazado la asistencia del
la familia , donde reina ahora un profundo respeto reciproco. Está We/fare (proporcionada por el Estado a las fami lias pobres) y con
vigente ahora en la familia la filosofía de la abuela materna que, su trabajo (se ocupa de limpieza en locales de un a compañía aérea)
como dice la madre, consiste en que cada uno se las arregle por su logra mantener a su familia de un modo digno , lo que permite a
cuenta. La individualización de zonas de autonomía personal ha sus cuatro hijos asistir a la escuela. Los niños, por otra parte, han
pennitido sustituir el círculo vicioso de la protectividad , fuente de aprendido a ser autosuficientes y a asumir muchas responsabilida-
notables malestares durante largo tiempo, por una modalidad nueva des cuando la madre está ausente por razones de trabajo.
de relación, fundamentada sobre una mayor conciencia de "sí" en
168 TERAPIA FAMILIAR lAESO LUCION DEL SINTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA? 169

ENVIO Y MOTIVACION'ES PARA LA TCRAPIA FAMILIAR de juego entre la madre y los niños. En efecto, Bárbara, urgida por
las tareas del trabajo y por las responsabilidades de llevar adelante
La familia fue enviada por un pediatra del hospital infantil a a la familia , no estaba en condiciones de encontrar pausas de dis-
quien la madre consultó porque Al ex , desde hace más o menos un tensión ni momentos para alternar agradablemente con sus hijos.
año. ha recomenzado a "ensuciarse en los pantalones" varias veces A estos últimos se les requirió entonces que organizaran en la se-
al día. incluso en la escuela. Por lo demás, el comportamiento de sión un juego, que resultó agradable y fue bien recibido incluso por
Al ex es absolu tarnente adecu;;do a su edad: es un chico jovial y la madre.
responsable, que nunca tuvo problemas de ninguna clase. Realiza- Además de promover una actividad .lúdica entre la madre y los
dos una serie de exámenes clínicos en el hospital , todos por otra niños (éstos dirán después que repitieron el juego también en ca-
parte negativos, e l pediatra aconsejó un breve tratamiento de tipo sa), la cosa sirvió para entrar más directamente en contacto con la
familiar en la anexa Child Guidance Clinic. farnilia y para explorar las relaciones a nivel del clan infantil : den-
tro de éste existían de hecho dos subgrupos: el de los grandes,
AJex y Sandra, y el de los pequeños, Rosalind y Oliver. En reali-
FASES DE LA TERAPIA dad, la aparición del comportainiento encoprético había llevado a
un estado de confusión en la jerarquía infantil, relegando a AJex al
Las primeras sesiones se emplearon en explorar más detaJiada- sector de los pequeños, es decir, de aquellos a los que había que
mente el problema de la encopresis. en comprender qué represen- cuidar, y trasladando a Sandra al subsistema parental.
taba eso para la madre, para AJex y la hermana mayor, Sandra, y Partiendo de estas consideraciones traté desde el comienzo de
en qué medida &.:lela uno estaba dispuesto a colaborar a fin de supe- concertar una alianza con Alex utilizando para ello mis dificulta-
rar el actual estado de malestar. des lingüísticas/ le pedí que me ayudara a entender algunas expre-
Los tres coincidieron en considerar inadecuado y preocupante el siones del dialecto negro que me resultaban incomprensibles.
comportamiento encoprético, que no parece t ener ninguna motiva- Aceptó la tarea de buen grado, pues se sentía valorado en un rol
ción. Bárbara tenía que asumir un trabajo ex tra para lavar todos importante de asesor lingü ístico.
los días la ropa interior del chico, pero sobre todo temía que la La redistribución de competencias en el nivel del subsistema de
perturbación pudiera ser de naturaleza mental. (Esta preocupación los hijos y la alianza con AJex fueron las dos operaciones de rees-
pareció más comprensible cuando luego , en una entrevista indivi- tructuración realizadas en esta primera fase. En lo referente a la
dual, la madre habló de una internación del padre en un hospital primera, se empleó en una sesión para verificar las tareas realizadas
psiqu iátrico, hecho que remontaba a la época en que ambos aún por Sandra y por Alex en casa. Las responsabilidades de la chica
vivían juntos.) Las perturbaciones de AJex le ofrecían a Sandra resultaban netamente mayores que las de Alex, con gran decepción
una oportunidad para sentirse aun más vice-mamá y responsable de de este último. Interrogados sobre cómo evaluaba cada uno esta
la marcha de la casa en ausencia de la madre. AJex, por su parte, se distribución desproporcionada de tareas, ambos coincidieron en
mostraba turbado por su propio comportamiento, aparen temente preferir una situación de mayor paridad. También Bárbara se ex-
incomprensible, y a raíz del cual experimentaba un sentimiento de presó de la misma manera. Se pidió entonces a los dos que renego-
vergüenza porque se daba cuenta de que no correspondía a su edad.
1 Es sorprendente la utilidad terapéutica de expresarse con dificultad en
a) Exploración del subsistema de los hijos y alianza con Alex
una lengua extranjera; esto permite al terapeuta fingir que no ha comprendido
Recogidas las primeras in formaciones relacionales sobre el pro- cuando quiere subrayar alguna secuencia o interacción importante, ade más
blema, la intervención terapéutica tendió inicialmente a crear un de promover espontáneamente la colaboración de la familia, siempre dispues-
contexto sereno y jovial en el que pudieran establecerse espacios ta a ayudar al terapeuta en dificultades.
171
¿RESO L UCI O N DEL SINTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA'
170 TERAPIA FAMI LIAR

ciaran en la sesión sus responsabilidades, sobre todo en lo referente bu ía a favorecer la necesidad de au tonom ia de Al ex, hacía que la
al cuidado de Rosalind y Oliver en ausencia de la madre, mientras perturbación resultara cada vez más intolerable. Le dJJe al
esta última debía actuar como mediador imparcial en esta redistri- que en este punto, visto el secreto de nuestro era msos-
bución de tareas. Durante varias sesiones sucesivas se discutieron tenible que la madre siguiera lavando su ropa mtenor como se ha-
luego los resultados obtenidos en casa. ce con un niño pequeño. Coincidimos entonces en un plan _que
Esta operación de reestructuración no tardó en dar los primeros presentaríamos a Bárbara : ella tendría que enseñarle a Al ex como
frutos : Bárbara ofreció su plena cooperación en la terapia porque lavar su ropa, manualmente o en lavarropas, y despreocuparse de
sentía que recibía una ayuda efectiva respecto de los hijos, aunque . su ropa sucia. La madre aceptó de bu.en grado Y luego meJO-
ésta no abordara aún el problema por el que había pedido la inter- ró. Después discutimos sobre las postbJlidades aun le quedaban
vención. Al actuar como árbitro imparcial proporcionaba en últi- a la madre de controlar la perturbación de su hiJO (le bastaba, en
ma instancia un refuerzo positivo a Alex, que resultaba revalora- realidad , observar cuando el chico lavaba su ropa interior ver
do, y a la vez un sano redirnensionamiento de las obligaciones de que se había ensuciado de nuevo), y llegamos a la _c oncluswn de
Sandra, qu e en caso contrario corría el riesgo de asumir un rol de- que la única manera de resolver la dificultad consist¡a en Alex
masiado exigente, casi maternal , y por lo tanto dafiino para su cre- lavara su ropa todos los .días, incluso cuando no se ensuCiaba, de
cimiento de adolescente. modo que ]a madre perdiera completamente el rastro. Est? le pare-
La alianza con Alex, en este punto, se selló de un modo un poco ció a Alex una solución extraordinaria, y de hecho reforzo los pro-
singular. En el curso de las sesiones sucesivas separé a la familia, re- gresos ya logrados. Si bien a primera podía una
servándome tiempo para tener breves coloquios individuales con el tarea "punitiva", tenía sin embargo el sigmficado pragmátiCO de
muchacho. Le ofrecí mi ayuda para resolver el problema de la en- alentar a Alex a superar el problema adquiriendo mayor confianza
copresis, a condición de que la cosa quedara en secreto entre él y en sí mismo.
yo: a Alex se le iluminó el rostro y se mostró muy complacido por Una estrategia provocativa respecto del _resultó en mu-
la propuesta. Entonces le prescribí que llevara un diario personal
chos casos un factor determinante para la superacwn. de perturba-
donde anotara día a día cuándo y cómo le ocurría ensuciarse. En ciones incluso graves de niños y adolescerttes. Es decu, se de
el curso de las entrevistas sucesivas debía traerlo consigo; lo anali- una modalidad de enfoque del problema en la que se halla mduda-
zaríamos juntos para tener un cuadro completo de la situación.
biemente presente un elemento de desafío por pa.rte del. terapeuta
En pocas semanas disminuyó progresivamente la magnitud del respecto del comportamiento perturbado, Y al mlSIJ_lO tiempo una
problema : por una parte, se había modificado de hecho el signi- acción constante de valorización de la persona un traba-
ficado afectivo del síntoma, que ya no era realizado para la fami- jo de aliento y de re fu erzo de todos los aspectos presen-
lia, sino que representaba más bien el pretexto para establecer un
pacto secreto con un adulto privilegiado, respondiendo as í a las t es en ella . También en el caso de Alex la alianza terapeuttca,
¡ d ·
cen-
trada inicialmente sobre el problema emergente, se tras a pro-
primeras exigencias de un espacio privado, propias de la fase prea- gresivamente a los pianos más importantes la problema:•ca re-
dolescente ; por otra parte, la amplificación del síntoma, del que se lacionada con la adolescencia, una vez ent end1do lo que el stntoma
hablaba como se puede hablar de un programa de trabajo , con ho-
representaba. 2
rarios, plazos, intensidad , etcétera, terminaba paradojalmente ridi-
culizándolo y haciéndolo cada vez más insostenible, a la vez que
iba dejando espacio para nuevos contenidos que se podían ofrecer
2 Me interesa de nuevo subrayar qué importante es en relacional
a la relación. comprender el significado metafórico del síntoma Y su funcwn de
Pero el verdadero golpe de gracia que sufrió el síntoma se pro- del progreso terapéutico y del camino a recorrer para alcanzar el ob¡etlvo fi-
dujo a raíz del plan de las tareas de limpieza, que si bien contri· nal de la terapia.
172 TERAPIA FAMILIAR
lRESOLUC ION DEL SINTOMA O CAMBIO DEL SISTEMA7 173

b) De la encopresis al problema de la familia


miento de culpa. Alex participó en la entrevista con particular in-
El mejoramiento sintomatológico de Alex se encuadra en una
terés, evidenciando implícitamente el deseo de reanudar el con-
dimensión sistémica: la alianza con Al ex y la estrategia provocativa
descripta sólo representaban una parte de un plan más amplio, que tacto con el padre. Sandra se mostró muy cerca de la madre Y
compartió sus emociones. Oliver y Rosalind, al comprender que el
había requerido ante todo una redistribución de Jos límites y res-
padre ya no estaba en el hospital se manifestaron contentos, pero
ponsabilidades a nivel del subsistema infantil, y que debía comple-
entonces no supieron explicarse por qué no iba a verlos.
tarse ahora con un trabajo de reestructuración en el nivel parental.
En este punto resulta claro el significado relacional de la enco-
En este caso las cosas se habían complicado por el hecho de que
los padres vivían desde hacía tiempo separados, pero no obstante presis y su función de campana de alanna respecto de un malestar
profundo que la familia experimentaba a diversos niveles desde ha-
ello la terapia debía dirigirse ahora hacia Bárbara, para analizar
cía tiempo, aunque nunca lo hubiera enfrentado abiertamente. La
más a fondo la situación de los adultos. He aquí algunos elementos
disminución misma del síntoma, aun no desaparecido del todo, pa-
importantes surgidos de algunos coloquios individuales con Bárba-
ra. recía indlcar que el camino terapéutico era justo, pero que aún ha-
bía trabajo que hacer. El problema ya no era la encopresis, sino
Se tuvo primero una confmnación implícita del mejoramien- más bien la exigencia de encontrar un remodelamiento de las rela-
to de Alex, porque Bárbara se mostraba visiblemente aliviada y ciones familiares más satisfactorio para todos.
ya ni siquiera aludía al problema de la encopresis. Parecía más Esto pareció confirmado de un modo explícito durante una se-
bien buscar ayuda para sí misma, y se la ofrecimos en seguida. sión en la cual AJex se mostró muy adulto y deseoso de encontrar
Surgieron asf algunos de sus conflictos: en particular, una rela- un espacio distinto en la familia . Examiné con la madre las posibi-
ción amorosa establecida desde hace tiempo con un hombre, le lidades de fomentar una nueva modalidad relacional entre el padre
hacía abrigar un profundo sentimiento de culpa hacia los niños. y los hijos, sin implicarla de ninguna manera a ella en un nivel c?_n-
Por una parte, sentía la necesidad de un afecto y de un sostén per- yugal, ya definitivamente concluido. Mediante la
sonal, y por otra no quería que los hijos pudieran reprocharle no de una relación positiva entre padre e hijos, a Bárbara le habrfa Sido
haberlos ed ucado con todas sus energías. Surgió también el proble- más fácil aceptar su propio vínculo con el otro hombre sin sentirse
ma del marido , por el cual no sentía ya ningún interés, pero cuya culpable por ello . Bárbara consintió, aunque temiendo que el mari-
falta sentían los niños , sobre todo Alex. A las preguntas de sus hi- do no estuviera dispuesto a encontrarse con los niños como no lo
jos respecto del padre respondía siempre con evasivas, y hacía lo había estado en el pasado, y que esto pudiera repercutir negativa-
mismo con respecto a la internación de éste en un hospital psi- mente en los hijos .
quiátrico . utilizada a menud o como pretexto pará justificar la au- Consideré que Alex era la persona más indicada para tomar con-
sencia de casa. tacto con el padre: me encontré así con él en el bar de la Child
Guidance y le pregunté si podía rastrear al padre e invitarlo a una
Pregunté entonces a Bárbara si no consideraba que los hijos eran
sesión en presencia de Jos chicos. Alex se mostró casi incrédulo an-
bastante grandes como para poder hablar con ellos de una manera
te la propu esta y me confió con orgullo que sabía dónde se encon-
más exhaust iva y directa acerca del padre. La madre aceptó la pro-
traba el depósito de los camiones en que trabajaba el padre. Este
puesta y e n una entrevista sucesiva ella y los hijos hablaron abierta-
aceptó la invitación de Alex y a la semana sigu ien te se produjo el
mente del padre. Se red imensionó así la historia dt::l hosp ital psi-
encuentro con los hijos. U.· expliqué sumariam ente la marcha de la
quiátrico y tanto Bárbara como los niños se mostraron interesados
te rapia . y las motivaciones qt1 c habían llevado a la propuesta dt'
y respetu osos de sus rec íprocos sentim ient os. A la madre esta ma-
convocarlo.
yor confianza debió costarle indudablemente mucho en un plano
Haro ld manifestó que había aceptado con gusto; se mostró muy
emotivo. pero rnminó teniendo u n efec to liberador de su sentí-
afectuoso con los ni1ios. decii..lidamcntc incómodo por su
174 TERAPIA FAMILIAR

largo silencio respe¡;to de ellos. La ú !tima vez que los había visto BlBLlOGRAFlA
era casi un año antes, cuando Alex aún no presentaba ninguna
perturbación. Le hice presente que los niños ya habían examinado · "Child participation in family therapy", Famíly Process.
precedentemente algunas de sus expectativas respecto de él, y que Aek erman, N . W..
9, 1970, págs.403410. . ,
estarían dispu estos a expresárselas directamente , si estaba de A1ger, J.: " Aud io-visual techniques in fanuly therapy , en D. Block (comp.),
acuerdo. Harold se declaró decidido a comprometerse de un modo Techniques of family psychotherapy, Nueva York, Grune & Stratton,
concreto y solicitó a los hijos que le presentaran sus aspiraciones. 1973. ¡o h ¡ ·
Se dedicaron entonces algunas sesiones a negociar juntos nuevas Andolfi, M.: "Paradox in psychotherapy" ,AmericanlourtUllo 'syc oanays1s.
modalidades de encuentro, con el fin de consolidar el lazo afectivo 34, 1974, págs. 221·228. . . ., .
Andolfi, M.: "1 fattori soeiologiei della farmaeodipendenza det g10vam . Dl[e-
entre padre e hijos. E!l el curso de éstas los dejé a menudo solos,
sa Sociale, 3, 1975, págs. 3-32 . . . hild"
porque me proponía subrayar con mi ausencia que el compromiso Andolfi, M. : "A structural approaeh to a family wtth a_n encoprehe e
era entre ellos y no conmigo. La última sesión se dedicó exclusiva- Joumal ofMarriage and Family Counseling, 4, 1978, pags. 25-29. .·
mente a Harold y Bárbara: esta última había apreciado la partici- Andolfi, M.: "Redefinition in family therapy", American Jourtlill of Famlly
pación del marido en las sesiones con los hijos y señalado que los Therapy, primavera, 1979. . .. . ,.
Andolfi, M. y Menglú, P.: "La prescrizlone in terapta Parte pn.ma •
había visto más contentos después de esos encuentros. Parecía aún Archivio di Psicologia, Neurología e Psichiatria, 4, 1976, pags. 434-456. (a)
escéptica sobre cuánto duraría el compromiso del marido, pero dio Andolfi M. y Menghl, P.: "La terapia con la famiglia",Neurops!Chratrla mfan·
su consentimiento para llevar adelante el plan. Por mi parte, aun tile, 180, 1976, págs. 487-498. (b) ,.
comprendiendo el escepticismo de Bárbara, di también apoyo al Andolfi, M. y Menglú, p.: " La prescrizione in terapia familia re; Parte seconda ,
marido, que nunca en el pasado había asumido sus responsabilida- Archivio di Psicología, Neurología e Psichiatria,l, 1977, pags
Andolfi, M., Ste in, D. y Skinner, J.: "A system approach to the child, school,
des de un modo tan claro.
family and community in an urban area", American Joumal o[Commumry
Volví a ver a la familia tres meses después de concluida la tera-
Psychology, diciembre de 1976. . . .
pia, en una entrevista domiciliaria antes de que yo volviera a Italia, Anzilotti J. y Giacometti, K.: "PresentatJon to the Italian transJat¡on of C.
y un año después recibí una carta de Alex. La encopresis había de- Whitaker, 'Psychotherapy of the absurd"', Terapia Familiare. 1. 1977,
saparecido. Alex veía a su padre domingo por medio, cuando éste págs. 11 l-113 .
estaba de tumo en el depósito de los camiones. Bárbara había Aponte, H. J. : "Psychotherapy for the poor: An eco-structural approach to
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seguía su relación amorosa, de la que había puesto al corriente tan-
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to a Sandra como a Alex . El padre había cumplido los compromi- Auerswald, E. H.: "Interdisciplinary vs. ecolog¡cal approach ,Famrly Proce,s,
sos pactados con los hijos y se sentía muy gratificado por las visi- 7. 1968, págs. 202·215. . . ,
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