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La filosofía de la física se refiere al conjunto de reflexiones filosóficas sobre la interpretación,

epistemología y principios rectores de las teorías físicas y la naturaleza de la realidad. Aunque


raramente la exposición estándar de las teorías físicas discute los aspectos filosóficos, lo cierto es que
las concepciones filosóficas de los científicos han tenido un papel destacado en el desarrollo de dichas
teorías. Esto fue notorio a partir de Newton y Kant, llegando a ser muy importante en el siglo XX,
cuando la teoría de la relatividad dio lugar a un análisis minucioso de asuntos tradicionalmente objeto
de estudio de la filosofía, como la naturaleza del tiempo y el espacio. La filosofía de la física contribuye
a través de la crítica de los productos de la física, retroalimentándola.
TALES DE MILETO
Algunas fuentes, sin que nos dejen una fecha exacta de su nacimiento, sí nos orientan acerca de en
qué siglo nació Tales de Mileto.
¿Cuáles fueron sus logros y pensamiento?
A Tales se le atribuyen varias frases y reflexiones además de haber sido una personalidad muy
importante en su tiempo, no solo como pensador sino también como político.

Como filósofo y científico, además de su famosa predicción del eclipse del año 585 a.C. Tales es
conocido por ser el primer pensador que de forma explícita explicó la naturaleza ( physis ) basándose
en un elemento físico como es el agua, al tiempo que también formalizó, como iniciador, la historia del
pensamiento racional o científico ( episteme) . Este hecho, pese a la cierta ingenuidad de Tales como
físico, coinciden los historiadores de la filosofía y la ciencia, constituye un cambio desde una
racionalidad colectiva mítica ( mythos ) a una más racional ( logos ). En este sentido, el texto de
Aristóteles en su Metafísica es importante:

« […] Pues ha de haber alguna naturaleza, ya sea única o múltiple, de la cual se generan las demás
cosas, conservándose ella. En cuanto al número y la especie de tal principio no todos dicen lo mismo,
sino que Tales, iniciador de tal filosofía, dice que es el agua (y por ello también manifestó que la tierra
está sobre agua).»

Así, Tales es sobre todo conocido dentro del campo del pensamiento por su búsqueda de arkhé del
mundo, aquella esencia o elemento que lo domina y de lo que todo parte. Veremos, en los próximos
capítulos, cómo otros pensadores posteriores también colocarán la búsqueda del arjé en el corazón de
sus filosofías.

Otra de las afirmaciones atribuidas a Tales es aquella que recoge Platón:

« También dice que, en cierto modo, las cosas inanimadas tienen alma, a partir de la observación del
imán y del ámbar. Que el agua es principio de los elementos y que el cosmos está animado y lleno de
démones. »

La afirmación de que todo está lleno de démones (que se puede traducir como dioses en el sentido de
energía o alma) y de que el universo está basado en un solo elemento, que para Tales es el agua, ha
llevado a pensadores posteriores a afirmar que tanto Tales como los demás pensadores milesios tenían
una visión de la physis (naturaleza) «hilozoísta» o «panpsiquista».

Tales como iniciador del pensamiento occidental

Además de lo comentado anteriormente, a Tales también se le atribuyen otra serie de descubrimientos


como la división del círculo en dos partes iguales por su diámetro, la igualdad de los ángulos que
forman el triángulo isósceles, el uso de la Osa Menor como guía para navegantes o la curiosa forma de
medir la altura de una pirámide (D-K 11 A 21) que Plinio, Hist. Nat. XXXVI, 82) nos cuenta así: « El
milesio Tales descubrió cómo reconocer la medida de su altura [de las pirámides], midiendo la sombra a
la hora en que solía ser igual al cuerpo. »

Para finalizar, huelga decir que Tales de Mileto es reconocido como el primer pensador científico en
occidente, lo que no implica que en otras latitudes, sobre todo en oriente, y durante la misma época
(siglos VI-V), también se produjera un despertar de la razón o, como se ha llamado en nuestra
civilización, un paso del Mito al Logos.
ANAXIMANDRO
Su fecha de nacimiento y su periodo vital, al igual que ocurre con Tales, son propuestos según
testimonios posteriores.

Sus libros, el concepto de ápeiron y la cosmología de Anaximandro

Para conocer y comprender la cosmología de Anaximandro, los estudiosos posteriores nos remiten a un
libro que es famoso, entre otras cosas, por ser la primera obra escrita en prosa, lo cual da origen a una
nueva e innovadora forma de transmitir información distinta de la poesía. El título es Sobre la naturaleza
y toma este nombre a causa de que Aristóteles nominara a los pensadores pre-socráticos como fusikoí
o estudiosos de la naturaleza o physis . De ahí que el escrito de Anaximandro, que trataba sobre este
tema, tomara el nombre de Sobre la naturaleza o Perí fúsew. Es posible, incluso, que este tratado se
conservara en la biblioteca de Teofrasto, discípulo y compilador de Aristóteles .

Por otro lado, la enciclopedia bizantina Suda (o Suida) creada en el siglo X de d.C. y que contenía una
ingente cantidad de escritos de los pueblos mediterráneos desde los presocráticos, atribuye a
Anaximandro cuatro libros: el citado Sobre la naturaleza, Perímetro de la tierra, Sobre las estrellas fijas
y Esfera caliente. En este sentido, es posible que los últimos tres libros fueran los capítulos del tratado y
no libros independientes. En cualquier caso, el contenido del Perí fúsew es lo importante y en él nos
debemos centrar.

Siguiendo los pasos de Tales, Anaximandro también se preocupa por teorizar sobre el arjé de todo lo
conocido. La principal diferencia con la teoría de Tales, quien entendía que ese elemento primordial era
el agua o lo húmedo, fue que para Anaximandro ese arjé se constituía de algo intangible, es decir, no
era un elemento físico ya que Anaximandro entendía que todo ente determinado poseía su contrario y
éste irrumpiría para eliminar a su opuesto, además de no poder nacer de una sustancia determinada su
contrario. Por ello, que Anaximandro pensó que ese arjé esencial debía ser indeterminado. Y a este
principio, el milesio lo llamó ápeiron o «lo ilimitado» que se deriva de la negación [a] y peras, o ausencia
de límites, algo que se ha asociado a lo infinito, al no poder determinarse ni desde el punto de vista
temporal ni espacial.

Esta sustancia, al ser indeterminada, no ser ni una cosa ni otra, podría ser justamente todo, ya que de
ella parten la totalidad de los elementos. Así, la cosmología de Anaximandro decía que en un principio
hubo una separación entre lo frío y lo caliente, la primera división o creación nacida de la sustancia
eterna que es el ápeiron . Después el calor, en movimiento rotativo, creó una esfera de fuego que
rodeaba al vapor y éste a la tierra. Es decir, en el principio, fueron tres elementos: agua, fuego y tierra.
Estos tendían a agrandar su influencia y su dominio por el enfrentamiento, pero el ápeiron se encargaba
de que aquello no fuera así. « [.] Donde antes había fuego queda ceniza, y esta es la tierra.» (7).
Así, del ápeiron parten unos elementos y éstos dan nacimiento a otras sustancias conocidas. Pero
además de constituir el principio de todo, el ápeiron también se comporta como regulador para el
equilibrio entre todas las sustancias. Vemos entonces en el ápeiron una ley universal que estructura el
universo y su devenir para conseguir algo así como la justicia en la relación de las sustancias, que es
injusta por la constante intención de unas por dominar a las otras . Y esa capacidad le viene dada por
ser la esencia primera y estar presente en todos ellas. Ni siquiera los Dioses están exentos de cumplir
con las leyes establecidas por el ápeiron pues de éste provienen.

Una última parte de su cosmología, tiene que ver con el concepto de infinito aplicado al ápeiron que
lleva a la consecuencia lógica de la existencia de mundos infinitos. Esta falta de finitud acaba con la
idea de un principio y final para nuestro universo, llevándonos a una explicación cosmológica donde en
un cosmos eterno y cíclico todo nace y se desarrolla según la regulación del ápeiron para luego
destruirse y volver crearse.
ANAXÍMENES Y EL AIRE COMO ARJE

Su filosofía

Diógenes Laercio, que junto a Aristóteles y su discípulo Teofrasto son los mejores biógrafos de
Anaxímenes, dijo que « escribió en dialecto jónico en un estilo simple y conciso », por lo que se
entiende que tuvo que escribir alguna obra aunque nada de esos textos se han conservado y todo lo
que se tiene proviene de los comentarios de los pensadores citados anteriormente que hacen referencia
a ese texto que, como en Anaximandro, pudiera llamarse Sobre la Naturaleza, dado el contenido
especulativo sobre la physis, tema esencial para los milesios.
El cuerpo central del pensamiento o filosofía de Anaxímenes tiene como fundamento, al igual que
ocurre en Thales y Anaximandro, la búsqueda del arjé de las cosas. Si para Thales eso que domina
todo y de que lo que todo parte era lo húmedo y para Anaximandro lo indeterminado o el Apeirón ,
Anaxímenes verá en el aire o aer el alma de las cosas, su principio.
Además de diferir con los otros dos milesios acerca de la sustancia que lo genera todo, con
Anaximandro, también tiene otra divergencia cosmológica. Para Anaxímenes el universo era uno e
infinito, al igual que pensaba Anaximandro, pero no indeterminado, sino preciso en una sustancia: el
aire.

Con el aire como propuesta, Anaxímenes elabora una interesante teoría sobre la naturaleza del mundo
y la formación de los cuerpos donde la rarefacción y la condensación es el modo en el que se ha
desarrollado el universo: « el alma es aire; el fuego, aire enrarecido; cuando el aire se condensa se
convierte, primero, en agua; después, si se densifica más, en tierra y, por fin, en piedra.» (2)
Pese a la aparente ingenuidad científica de esta teoría, hay que destacar los conceptos de
condensación y rarefacción en la formación de los cuerpos, algo aplicable, por ejemplo, al agua y sus
diferentes estados: gaseoso, líquido o sólido. Es decir, en la teoría de Anaxímenes, hay que valorar su
capacidad de observación y especulación científica y en general de todos los presocráticos, por su
creatividad para penetrar en la química y física de los cuerpos iniciando el pensamiento racional
moderno. Como asegura Nietzsche, Anaxímenes es: « el primero en asegurar con certeza que todo ha
surgido por condensación y rarefacción de una materia primitiva » (3); y esa es la parte capital del
aporte de Anaxímenes, todo un principio de teoría atomístico-materialista para explicar el desarrollo de
un universo mecánico y ahogar las concepciones mítico-religiosas.
Sobre sus ideas acerca de la formación del Cosmos, Anaxímenes piensa que la tierra es redonda, pero
no esférica sino plana, como una mesa. De la tierra parten los demás cuerpos celestes que también son
planos.

Finalmente, la obra de Anaxímenes influyó bastante en Pitágoras y otras escuelas posteriores


alcanzando en la antigüedad mayor notoriedad que el propio Anaximandro, aunque con el correr de los
siglos, fue decayendo en seguidores y el citado Anaximandro prevaleció como el físico o pensador
milesio con mayor y mejor contenido.
PITÁGORAS

Pensamiento e influencia social


Lo más interesante de este filósofo, especialmente visto desde nuestro tiempo, es su capacidad para
investigar y vivir de forma conjunta la ciencia –matemática pura– y la mística, dos disciplinas de
la gnosis humana que hoy en día parecen ocupar espacios distintos en nuestra antropología mental.
Durante su vida en Samos, Pitágoras conoció el pensamiento de Tales y Anaximandro. Incluso pudo
haber sido alumno de este último. También se le atribuyen multitud de viajes. Así lo afirma Diógenes:
“Pitágoras, pues, según hemos dicho, oyó a Ferécides Siro. Después que éste murió se fue a Samos, y
fue discípulo de Hermodamante (que ya era viejo), consanguíneo de Creófilo. Hallándose joven y
deseoso de saber, dejó su patria y se inició en todos los misterios griegos y bárbaros. Estuvo, pues, en
Egipto, en cuyo tiempo Polícrates lo recomendó por cartas a Amasis; aprendió aquella lengua, como
dice Anfitrión en su libro De los que sobresalieron en la virtud, y aun estuvo con los caldeos y magos.
Pasando después a Creta con Epiménides, entró en la cueva del monte Ida. No menos entró en los
áditos de Egipto y aprendió las cosas contenidas en sus arcanos acerca de aquellos dioses. Volvió
después a Samos, y hallando la patria tiranizada por Polícrates, se fue a Crotona, en Italia, donde,
poniendo leyes a los italianos, fue celebérrimo en discípulos, los cuales, siendo hasta trescientos,
administraban los negocios públicos tan noblemente, que la República era una verdadera aristocracia”.
También según Diógenes, Pitágoras abandonó Samos para conocer mundo, o mejor, el conocimiento
del Mundo. Fue recomendado por Polícrates a Amasis II ( 570–526 a.C), Faraón de Egipto y allí,
además de aprender la lengua de los faraones, accedió a los secretos de aquella parte del mundo
conocido. Partió entonces a oriente para conocer lo que decían los Caldeos de la baja Mesopotamia y
los magos zoroástricos. Se dice que también alcanzó la India y, de forma más veraz, que conoció a
Epiménides de Creta, la isla que milenios atrás diera comienzo a la civilización minóica.
En cualquier caso, Pitágoras, antes de regresar a Samos por última vez, parece ser se ilustró
sobradamente por todo el mundo conocido. De vuelta a su ciudad natal, tras aquella experiencia,
encontró Samos tiranizada por Polícrates, líder aquel que una vez le sirvió casi de mecenas y ahora se
aliaba con persas, griegos y egipcios según le convenía mientras mantenía a su pueblo bajo la
dictadura.
Fue entonces cuando Pitágoras se trasladó a Crotona para participar en la vida política de los itálicos y
convertir aquella parte de la nueva república italiana en una aristocracia. Y en este punto, aquí
tendríamos, junto a Solón y a Clístenes, a otro de los exportadores de las tesis políticas griegas a Italia,
en este caso la elitista aristocracia y no la democracia.
Precisamente en Italia, Pitágoras fue un consejero político muy reconocido en su tiempo, aunque fue la
propia escuela pitagórica la que también hizo política, la cual se basaba en la aristocracia como modelo
político. En vida de Pitágoras, en Crotona, su escuela cumplía un papel muy importante a nivel político y
dado que no estaban de acuerdo con la democracia, esto pudo ser una de las razones por las que los
pitagóricos fueron perseguidos. Algo parecido ocurrió con sus seguidores que también ejercieron su
influencia política en distintas ciudades de la Magna Grecia, y también fueron perseguidos por su
elitismo y falta de sentido democrático.
No obstante a esas persecuciones, Pitágoras ejerció una influencia importante a nivel social y político,
ya fuera como consejero de varios gobernantes o como líder y fundador del grupo de los « matematikoi
» o matemáticos en Crótona. En ambos campos, como político o líder religioso, Pitágoras apostaba por
una sociedad aristócrata, donde una elite bien preparada gobernara al pueblo. Este modelo de
organización era el que la secta pitagórica también seguía en su funcionamiento interno.

Matemático puro
Como los demás pensadores de Mileto, su primer interés será el estudio de la Physis desde un punto
de vista epistémico, es decir, explicar la naturaleza racionalmente. Así, para Pitágoras, el origen de las
cosas o su arjé tenía que ver con los números. «Todas las cosas eran números», y fundamentaba esta
afirmación gracias al estudio y relación que realizó entre la música y las matemáticas. Tanto en el
Cosmos como en la música, para Pitágoras gobierna la armonía. Y ya que la armonía musical se puede
dividir en sonidos más intervalos entre sí y medirlos de forma exacta numéricamente, en cuanto al
universo, su naturaleza también se forma de unidades e intervalos entre sí ordenados por relaciones
numéricas, las cuales, según Pitágoras, confieren dicha armonía al universo.
Ahondando más en la definición de la naturaleza del universo, Pitágoras aboga por una especie de
dialéctica cosmológica radical donde cada elemento posee su contrario: limitado e ilimitado, par o
impar, luz y oscuridad. Y esos contrarios mezclados constituyen el Cosmos. Sin embargo, existe un
elemento que no posee un contrario, y este es el número Uno, el Alfa de todo, que para los pitagóricos
era a la vez par e impar, es decir, en un elemento se concentraban sus dos contrarios y por lo tanto el
número Uno se convertía en el fundamento último de la Physis, es decir, el arjé de la naturaleza.
Además, y en relación a los números y cosmología, también decía que todos los astros del cosmos
giran en torno a un fuego central, y que estos astros son 10, el número perfecto. Dado que los astros
conocidos en aquel entonces eran nueve, Pitágoras salva esta incongruencia creando un nuevo astro,
la «anti-tierra», opuesta a nosotros y por ello invisible.
Es cierto que esta concepción cosmológica puede resultar un poco ingenua o con demasiados huecos
por rellenar para la ciencia de hoy, no obstante, lo esencial de la propuesta de Pitágoras o los
pitagóricos, es destacar la importancia de las matemáticas para explicar la naturaleza del Cosmos.

Profeta religioso
Como profeta religioso, Pitágoras gozaba de un prestigio que traspasaba las fronteras de Crotona y
pronto se crearon otros grupos bajo su influencia por toda la Helade. Ese prestigio, como en otros
muchos casos, se fundamentaba en leyendas sobre el carácter divino del filósofo:
“Otra cosa dice también de Pitágoras Hermipo, y es: «Que pasado a Italia, se hizo una habitación
subterránea y mandó a su madre anotase por escrito cuanto sucedía, señalando también el tiempo;
luego se entró en el subterráneo, dándole su madre escritas cuantas cosas acaecían fuera. Que pasado
tiempo, salió Pitágoras flaco y macilento, y congregando gentes dijo que volvía del infierno, y les iba
contando las cosas acontecidas. Que los oyentes, conmovidos de lo que había dicho, prorrumpiendo en
lágrimas y lamentos, y creyeron en Pitágoras algo divino, de manera que le entregaron sus mujeres
para que aprendiesen sus preceptos; de donde vino que fueron llamadas Pitagóricas. […]»”. Diógenes
Laercio.
De este último párrafo debemos rescatar el hecho de que Pitágoras parece no hacer distinción entre
hombres y mujeres a la hora de participar en su escuela místico-religiosa. Ésta, fundada como decimos
en Crotona, se dedicaba al estudio de la música, las matemáticas y sobre todo la renovación moral a
través de una vida ascética. Tenía su fundamento en el orfismo, el cual tenía influencias del culto a
Dionisos. Así, esta secta también se llamó órfico-pitagórica y la figura del maestro era venerada, el cual
compartía sus secretos con los miembros más importantes de la escuela, los matemákoi, mientras que
para los oyentes, los acusmáticos, la divulgación de la doctrina era menor. Desde un punto de vista más
religioso, los pitagóricos defendían doctrinas sobre la inmortalidad y sobre todo sobre la transmigración
de las almas. Discípulos y miembros posteriores de la escuela como Filolao o Hípaso desarrollaron el
pitagorismo en otras direcciones aunque a veces es difícil discernir entre lo que aportó el propio
Pitágoras y los aportes de sus seguidores.
HERÁCLITO EL OSCURO

Su obra y pensamiento

Parménides, nacido en la Magna Grecia y contemporáneo de Heráclito, llegó a conocerle o, al menos, a


su obra, la cual pudiera ser un libro al uso de los pre-socráticos y denominada Sobre la Naturaleza o, tal
vez, toda su obra fuera un conjunto de dichos y proverbios que se fueron recogiendo con el tiempo. Lo
que si ha quedado claro en la Historia de la Filosofía fue el carácter misterioso del pensamiento
heracliteo, que se presta a distintas interpretaciones. Esto es debido al lenguaje, a veces críptico y
oracular, que utiliza el de éfeso en sus sentencias. Tanto parecía esconder su pensamiento que fue
conocido como Heráclito el Oscuro.
Reproducción del Templo de Efesia Artemisa en Estambul, Turquía. Foto: Wikipedia.
Como el resto de los filósofos de Asia Menor, Heráclito también investigó el arkhé u origen y fuente que
domina la naturaleza, el cual lo atribuyó al fuego: «Este mundo, el mismo para todos, ninguno de los
dioses ni de los hombres lo ha hecho, sino que existió siempre, existe y existirá en tanto fuego siempre
vivo, encendiéndose con medida y con medida apagándose». [3] Además de su preocupación por la
naturaleza, como Anaximandro y Pitágoras, en Heráclito también encontramos la idea del eterno
retorno, de un universo cíclico infinito. Es interesante anotar que por la misma época, en oriente, tanto
en el hinduismo como en el budismo, la concepción del universo era muy similar. Independientemente
de si los griegos conocían el pensamiento oriental, lo que si parece muy probable es que Heráclito sí
conociera el de sus contemporáneos en Grecia.
Sin embargo, lo que ha trascendido en la obra del efesio es la dialéctica creada entre él y su
contemporáneo Parménides. Dos posiciones antagónicas en varios aspectos. Si para Parménides, el
universo es estático, eterno e inmutable, para Heráclito el universo está en un continúo devenir por lo
que rechaza el ser estático y eterno para afirmar: «no es posible descender dos veces al mismo río,
tocar dos veces una sustancia mortal en el mismo estado».
Para explicar la naturaleza impermanente del universo, Heráclito alude a la existencia de la
contradicción en el interior de las cosas. Es decir, los opuestos se encuentran intrínsecamente en todo.
De esta forma, la discordia en la naturaleza está servida, la cual cambia de forma, tamaño y densidad al
igual que lo hace el fuego. Gracias a este último razonamiento, se entiende porqué Heráclito apunta al
fuego como germen de todas las cosas. Aquí vemos una característica esencial de los pre-socráticos y
es la de desarrollar sus argumentos ontológicos en base a sus observaciones. No poseían ni
microscopios ni telescopios, sólo una agudizada capacidad de observación y un proto-método científico
para llegar a una serie de conclusiones basadas también en una proto-lógica que, de forma más
avanzada, desarrollará y categorizará Aristóteles como ciencia ciento cincuenta años más tarde.
Ahora bien, esa continua contradicción y cambio en todas las cosas, de forma paradójica, deviene en
armonía. Y esa armonía se debe a que, según Heráclito, existe una Ley Primera y única que domina y
dirige el movimiento en el Universo. A esta ley se la denomina Logos o Razón universal, la cual es
común a todos nosotros y a todas las cosas conformando esa universalidad. No obstante, aunque está
en todos nosotros se mantiene indescifrable para a los humanos: «Aunque esta razón existe siempre,
los hombres se tornan incapaces de comprenderla, tanto antes de oírla como una vez que la han oído».
Estas frases y otras recogidas por pensadores posteriores nos confirman esa posición aristócrata de
Heráclito que no concede altura intelectual al común de los mortales y sí a él mismo, ya que asumimos
que al descubrir y describir qué es el Logos o razón universal, Heráclito cuenta con acceso privilegiado
al mismo.
En cualquier caso, ese concepto del Logos o razón será trascendental en la filosofía posterior. Será
Platón, ciento veinte años después, quien lo explicará de forma más extensa a través de su alegoría el
«mito de la caverna», donde el Logos, al estar por encima de la opinión y de los sentidos, sólo se
descubrirá a las personas que se deshagan del poder de los sentidos y la doxa (opinión).
PARMÉNIDES DE ELEA: SER O NO SER

Obra
Aunque no se sabe a ciencia cierta si escribió más obras a lo largo de su vida, la que ha llegado a
nuestros días es Sobre la naturaleza, poema compuesto de versos hexámetros donde expone su
filosofía.

La primera parte de este poema es un mito en el que Parménides relata cómo es conducido hasta la
Diosa de la Verdad, ante la cual tiene una revelación de carácter filosófico. La parte central del Poema
se centra en esta revelación y se divide en dos partes:
1. La vía de la verdad y la vía de la falsedad: Parménides expone su pensamiento filosófico.
2. La vía de la opinión: Describe una cosmología que considera engañosa.
Pensamiento
En la primera parte de su poema, Parménides nos expone su pensamiento filosófico bajo una premisa
fundamental: lo que es, el Ser, puede pensarse; lo que no es, el No-ser, no puede pensarse. Es
una afirmación del ser como unidad y un rechazo del devenir o el cambio como multiplicidad. Es decir
que la unidad es la verdad, lo que existe, y todo lo que implica multiplicidad no es más que una ilusión.

El Ser:
Una de las aportaciones principales de la filosofía de Parménides es precisamente su definición del
Ser, al que le atribuye una serie de características.
 Unidad. El ser no puede ser más que “uno”, si fuera otra cosa distinta al “uno” sería el no-ser.
 Indivisible. En relación a la unidad, el ser es indivisible y compacto. El vacío sería el no-ser, y el
no-ser no existe.
 Finito. El ser es finito y esférico. Estas ideas probablemente las tomó de los pitagóricos, que
relacionaban dichas características con lo determinado.
 Inmutable. El Ser no puede cambiar. Si el Ser cambia o se mueve deja de Ser.
 Indestructible. El Ser es, si deja de ser ya no puede ser el Ser.
 Ingénito. El Ser no ha podido ser engendrado, ya que entonces habría sido creado por el No-
ser, y el No-ser no existe.
El camino al conocimiento:
En su obra también trata el problema del conocimiento. Parménides nos plantea dos opciones
para llegar al conocimiento. Una es la vía de la verdad y la otra es la vía de opinión. La primera vía
se basa en la razón, y es el único camino verdadero para llegar al conocimiento. La segunda vía, la de
la opinión, se basa en los sentidos que crean la ilusión de cambio y multiplicidad, por lo que son
engañosos. La vía de la opinión implica la aceptación de la existencia del no-ser, por lo que nunca nos
podrá conducir al conocimiento de la verdad. Es trabajo del hombre elegir un camino u otro.
Conclusión
El pensamiento filosófico de Parménides, expuesto en su obra Sobre la naturaleza puede
resumirse en una serie de premisas:
 La realidad es única, y de ella no puede surgir la multiplicidad.
 Negación del cambio. El cambio y el movimiento no pueden existir, son simples ilusiones.
 Primacía de la verdad (o razón) sobre la opinión (o sentidos). La realidad se relaciona con la
razón.
 El primer principio no es otro que el Ser: Lo que es, es. Lo que no es, no es.
Parménides es considerado como el primer metafísico y fundador de la ontología, por ser el primero
que sitúa al ser o al ente como principio. Su poema supone, además, un uso de la dialéctica y de la
deducción lógica totalmente novedoso en su época.
Hasta la filosofía de Parménides, la pregunta fundamental de la filosofía era sobre el origen del
universo. Él es el primero en situar al Ser como objeto principal del pensamiento filosófico. Este
hecho tendrá una gran influencia en la filosofía desarrollada posteriormente en Grecia y en la historia de
la filosofía.

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