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2019 - I
“Toda persona tiene derecho […] A la paz, a la tranquilidad, […] así como a gozar de un ambiente equilibrado y
adecuado al desarrollo de su vida” (Art. 2, inc. 22 Constitución Política del Perú)
Según el Concepto funcional, es el conjunto de normas que tienen por objeto la defensa,
restauración y promoción del ambiente mientras que, según el Concepto estructural y jurídico
constitucional, es el principio garantizador del derecho a un ambiente adecuado para el
desarrollo de la persona constitucionalmente consagrado en el art. 2, inc. 22 de la Constitución
Política del Perú. Desde esta perspectiva, se produce una articulación jurídico-positiva del
derecho a disfrutar de un ambiente adecuado al desarrollo de la persona.
En este mismo sentido, el mexicano Raúl Brañes, define al Derecho Ambiental como “el
conjunto de normas jurídicas que regulan las conductas humanas que pueden influir de una
manera relevante en los procesos de interacción que tienen lugar entre los sistemas de los
organismos vivos y sus sistemas de ambiente, mediante la generación de efectos de los que se
espera una modificación significativa de las condiciones de existencia de dichos organismos”.
Es así que el Derecho Ambiental, se ocupa principalmente de las normas jurídicas que regulan
las relaciones entre la sociedad y la naturaleza y centra su atención en las normas que:
Las conductas humanas que interesan al Derecho Ambiental son aquellas que pueden
influir sobre los procesos de interacción de los seres vivos con su entorno y que pueden
modificar de manera sustancial las condiciones vitales de dichos organismos.
El Derecho Ambiental aparece como una nueva visión jurídica con autonomía propia. Es
una rama horizontal del ordenamiento en formación con características y principios
propios.
ELEMENTOS
También establecía las obligaciones de los signatarios y los compromisos generales con
relación al territorio de cada una de las partes
Para Jesús Toral Moreno “Entendemos como fuentes del Derecho a todos los fenómenos que
concurren en mayor o menor medida, a la producción de la norma jurídica y que determinan
en mayor o menor grado, el contenido de la misma”.
Se puede señalar que las fuentes reales del Derecho Ambiental se remiten a aquellos hechos
de trascendencia social y ecológica que tienen consecuencias sobre el ambiente o entorno
humano, como por ejemplo: la problemática ambiental de la contaminación de los recursos
naturales, o bien, su degradación o agotamiento; la necesidad de aplicar una política de
desarrollo sostenido en armonía con la necesidad de conservar los recursos naturales; las
distintas formas de manifestación del deterioro ambiental dentro del hábitat humano,
originado por la actividad urbanística del hombre (ruido, basura, contaminación visual, etc.);
los efectos que se producen en la salud humana, animal y vegetal; el calentamiento del
planeta; la progresiva desertización de las tierras cultivables, etc.
Fuentes Materiales
Fuentes Formales
Las Fuentes Materiales del Derecho Ambiental, vendrían a estar constituidas por los procesos
de deterioro/amenaza a ecosistemas y condiciones de vida, así como por las subsecuentes
condiciones o respuestas tecnológicas, políticas y de diversa índole, lo cual en su conjunto
sirve de base para su ulterior formulación jurídica ambiental.
En relación a las Fuentes Formales del Derecho Ambiental, cabe aplicar a la perspectiva
jurídico ambiental los componentes clásicos, como la materia legislativa (o normativa),
jurisprudencial, doctrinaria, contractual, usos y costumbres.
Se puede decir, entonces, que son estos factores o hechos sociales, económicos, ecológicos y
científicos los que suscitan el aparecimiento del Derecho Ambiental y que son en realidad sus
fuentes reales.
En cuanto a cuál puede ser el contenido de estas normas jurídicas, se puede señalar que éste
diferirá de acuerdo con el interés que se desea tutelar o la problemática particular de cada
caso, pudiendo ser éste (el contenido) dentro de los órdenes económico, ecológico,
salubridad, político, ético, etc.
Relaciones del Derecho Ambiental con otras ciencias jurídicas. El Derecho Ambiental es ante
todo multidisciplinario, pues busca integrar las distintas ramas del ordenamiento jurídico a fin
de prevenir, reprimir o reparar las conductas agresivas al bien jurídico ambiental, teniendo en
cuenta las características culturales y sociales del medio humano
No hay rama del derecho que no roce de una forma o de otra el Derecho Ambiental. Todas
ellas le tributan figuras jurídicas de las cuales él se auxilia para exigir y restablecer, para
persuadir o prohibir.
Las Constituciones en mayor número cada vez, recogen como un principio fundamental o
derecho humano, según se entienda, el disfrute a vivir en un ambiente sano y el deber de los
ciudadanos y demás personas jurídicas a trabajar por su conservación, de ahí su relación con el
Derecho Constitucional.
Hay códigos penales que dentro de las figuras delictivas han incluido los llamados delitos
ecológicos, muestra clara de que para la existencia de la sociedad resultan lesivos acciones u
omisiones de este tipo, lo cual evidencia su relación con el Derecho Penal
La relación con el Derecho Agrario es una de las más evidentes, no sólo por encontrarse en el
campo y en los bosques muchos de los ecosistemas cuyo cuidado y conservación son regulados
por el Derecho Ambiental, sino por constituir la actividad de explotación agrícola una de las
que más inciden en la estabilidad del medio ambiente.
Por ello, las relaciones sociales que son reguladas por el Derecho Agrario en cuanto a
propiedad, tenencia, posesión, uso, abuso y disfrute de la tierra, se deben articular
necesariamente con las obligaciones de cuidado de la tierra, las aguas, las plantas, los bosques,
los organismos vivos, los recursos naturales, en fin, el medio ambiente existente en esa esfera,
que es de hecho, el típico o tradicional de animales.
No es casual que los conflictos presentados a los tribunales agraristas en muchos países -con
frecuencia latinoamericanos- sean aquellos en los que se enfrentan el derecho de propiedad y
el derecho a un medio ambiente sano, lo que evidencia una seria cuestión ética que el juez
debe decidir.
La relación con otras ciencias no jurídicas existe pero con aquellas que procedan de
conocimientos ambientales, como la biología o la geología, también forman parte de la
interpretación del Derecho Ambiental.
EVOLUCION HISTORICA
El inicio de una cadena gradual de los recursos naturales se da cuando el hombre incorpora
prácticas agrícolas intensivas y la domesticación del ganado con el consiguiente proceso de
asentamiento de poblaciones en núcleos y el aumento de la presión demográfica.
Sin embargo, a lo largo de la civilización no han faltado pueblos preocupados por la salubridad
y el bienestar general, así como la conservación de diferentes animales y vegetales. Es el caso
de:
Los antiguos babilonios y egipcios, que reservaron para uso general una parte de sus
tierras públicas. El legislador Justiniano abogó por el principio de que “las orillas del
mar pertenecían al pueblo”.
En Grecia, hace 2,300 años, Platón recomendaba la necesidad de reforestar las Colinas
de Ática, a fin de regular las aguas y evitar la erosión de laderas.
En India, se establecieron áreas naturales especialmente reservadas para la total
protección de aves y otros animales. También se delimitaron las llamadas
“Abbayaranya”, lugares destinados para que los animales pudieran vivir libremente sin
ser molestados.
El DIGESTO, del Siglo VI (d.C) es el primer cuerpo de normas en mencionar el término
“contaminación” tal y como se lo conoce en la actualidad, estableciendo que “ofende
las buenas costumbres quien echara estiércol a alguien, o le manchara con cieno o
lodo, o ensuciara las aguas y contaminara las cañerías y depósitos u otra cosa en
perjuicio público”.
En la legislación musulmana se afanaban por hacer buenos cultivos, por perfeccionar
las técnicas, por depurar las prácticas de riego, por construir magníficos acueductos y
fuentes, por diseñar exquisitos jardines y productivos huertos.
En la legislación española se encuentran importantes normas relacionadas con la
conservación, cuidado y protección de los valores naturales: En el Fuero Juzgo (S. VII)
destacan normas referidas a los bosques, donde se establecían penas para los
infractores, disponían una serie de penas tales como 50 a 150 azotes, reparación del
daño causado a los montes, pago del valor de aquello que quemó o pena de muerte;
en el Fuero Viejo de Castilla se establecían principios sobre la reforestación obligatoria
y responsabilidades por daños; el Fuero de Cuenca (S. XII), disponía que aquella
persona que ensuciaba la calle, debía pagar el importe correspondiente a cinco
sueldos además de limpiarla. En las Partidas del Rey Alfonso X, El Sabio (S. XIII) hay una
declaración expresa por la cual se eleva a la categoría de valores universales y
patrimonio común de la humanidad a las aguas de lluvia, el aire, el mar y su ribera;
entre otras disposiciones de distintos otros Fueros, como el de Soria o el Real, en los
que se hacía referencia al riego y las aguas y a la sanción de los infractores.
En la Edad Moderna (1492 – 1789), y en parte del siglo XIX, se normaron
individualmente la protección de ciertos recursos naturales como los montes, caza y
pesca, así como apareció la regulación que incide sobre la conformación del medio
urbano y la limitación de actividades lesivas.
En América, en la civilización Pre Inca e Inca enaltecieron a la “Pacha Mama” (Madre
Tierra) y respetaron sus ciclos y procesos, rindieron culto a los recursos naturales y
establecieron severas normas con las que se castigaba a los infractores. La utilización
del suelo, por parte de los agricultores, se basaba en principios de agricultura
equilibrada y responsable: Disponían de cantidades de agua distribuidas racionalmente
a cada agricultor, que eran controlados a cargo de inspectores reales que velaban por
la correcta distribución y destino del recurso. Según Inca Garcilazo de la Vega, había
una vigilancia estricta con relación a las aves guaneras bajo pena de muerte.
En América Colonial, las vicuñas recibieron una protección especial, por ejemplo la
Real Cedula de 1777 prohibía matarlas en cacerías y solo podían ser esquiladas delante
de un representante veedor nombrado por las autoridades.
A pesar que, desde la aparición del hombre, se evidencian impactos en los recursos naturales,
no es hasta la Revolución Industrial (segunda mitad del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX),
que los problemas ambientales parecen con fuerza con la consecuente contaminación del aire,
agua y suelos.
A raíz de los impactos generados durante la Revolución Industrial, con el nacimiento de la era
nuclear, a mediados de la década de los años 40, va floreciendo un incipiente nivel de
conciencia ambiental colectiva y eso se evidencia en movimientos sociales, manifiestos y
publicaciones.
La década del 70 fue crucial para el nacimiento del Derecho Ambiental con carácter moderno,
por la intervención de las Naciones Unidas con relación a la protección del ambiente y por el
respaldo de distintos países del mundo al generar una importantísima actividad legislativa
incorporando la dimensión ambiental en sus respectivas constituciones y normas internas.
PRINCIPIO DE SOSTENIBILIDAD
PRINCIPIO DE PREVENCION
Este principio “es la regla de oro de la lucha por la defensa del medio ambiente” y se
encuentra establecido en la mayoría de ordenamientos jurídicos e instrumentos
internacionales ambientales, pues supone una estrategia de acción que se traduce en
preferencia por la actuación previa al deterioro ecológico.
El objetivo esencial de la legislación ambiental como herramienta de gestión es
“evitar que el daño ocurra y, en todo caso, anticiparse a los hechos potencialmente
nocivos, aplicando determinadas medidas destinadas a mitigar o atenuar sus efectos.
Los dos factores destructivos a que debe anticiparse y cerrarles el paso en sus
respectivas fuentes de origen, y que son las correspondientes actividades humanas,
están constituidos por la contaminación ambiental y la depredación de los recursos
naturales”.
La prevención es, per se, una solución ambiental.
PRINCIPIO DE INTERNALIZACION DE COSTOS
Uno de los principios que rige la actividad del Estado y de los particulares respecto del
medio ambiente (o, simplemente, ambiente) es el de “contaminador-pagador”. Dicho
principio goza de reconocimiento normativo en nuestra Ley General del Ambiente en
sus dos posibles concepciones. Una primera, como principio económico, en el
denominado “principio de internalización de costos”; y, una segunda, como principio
que atribuye responsabilidad jurídica, en el denominado “principio de responsabilidad
ambiental”.
Por su parte, Andaluz Westreicher señala que, finalmente, lo que se busca es que los
operadores económicos incluyan en sus costos de producción lo que cuesta evitar
dañar el medio ambiente; es decir, tiene como objetivo corregir las “externalidades
negativas” del mercado haciendo que quien contamine asuma los costos del daño
ambiental.
PRINCIPIO DE EQUIDAD
Según dicho principio, «el diseño y la aplicación de las políticas públicas ambientales
deben contribuir a erradicar la pobreza y reducir las inequidades sociales y económicas
existentes […]». También de contribuir «[…] al desarrollo económico sostenible de las
poblaciones menos favorecidas».
Dentro del marco anterior, «el Estado podrá adoptar, entre otras, políticas o
programas de acción afirmativas, entendidas como el conjunto coherente de medidas
de carácter temporal dirigidas a corregir la situación de los miembros del grupo al que
están destinadas, en un aspecto o varios de su vida social o económica, a fin de
alcanzar la equidad efectiva»
PRINCIPIO DE NO REGRESION
Michel Prieur, uno de los pioneros europeos y defensores de este principio sostiene, la
existencia de reglas jurídicas eternas y se pregunta si, el derecho al ambiente, no
debería entrar en esta categoría de reglas jurídicas irreversibles.
Explica que las amenazas a la que estamos expuestos en nuestra calidad ambiental son
variadas: políticas, económicas y hasta psicológicas y alerta frente a la tendencia
pendular en materia ambiental, afirmando que el derecho ambiental contiene una
esencia intangible estrechamente vinculada al más intangible de los derechos
humanos: el derecho a la vida, entendido como un derecho a la supervivencia frente a
las amenazas que sufre el planeta debido a las degradaciones del medio.
En su disertación en Zaragoza, reflexiona acerca de que el medio ambiente nos deja a
la vez en un espacio sin fronteras y en un espacio sin límites, y nos propone un
formidable reto a juristas y no juristas “crear una nueva escala de valores, para
garantizar de la mejor manera posible, la supervivencia del frágil equilibrio entre el
hombre y la naturaleza teniendo en cuenta la globalización del medio ambiente”.
Estos riesgos a los que alude el Prof. de Limoges, obedecen a razones jurídicas ligadas
al poder soberano de los Estados, políticas por evidenciar una voluntad de simplificar
el derecho y de desregulación y razones económicas y sociales que apuntan a la crisis
Mundial que enfrentamos.
Rafael González Ballar expresa que este principio con variantes ha acompañado el
desarrollo de las teorías científicas y nos recuerda la teoría de la evolución de Darwin y
el Big Bang y en materia jurídica nos enfrenta a un cambio de abordaje por medio de la
interpretación y la hermenéutica ambiental necesaria para esta sociedad de riesgos.
Puntualiza la necesidad de un nuevo marco teórico axiológico, con una nueva ética
antropocéntrica ampliada, pero intra e intergeneracional, la necesidad de una nueva
racionalidad ambiental con cuatro ejes, el desarrollo ecológicamente sostenido,
socialmente equitativo, culturalmente diverso y políticamente democrático y sobre
todo tener en miras los fines y principios del derecho ambiental.
De este modo, tomaríamos al “principio de no regresión” como norma jurídica
integradora, tanto como imperativo jurídico negativo como imperativo jurídico
positivo.
Expresa Esain y que “al ser el derecho al ambiente un derecho fundamental es
tributario de las fuentes primarias del ordenamiento jurídico- Constitución, Tratados
de Derechos Humanos-, siendo la no regresión un contenido insertado desde las
vitamínicas pautas que en materia de derechos económicos y culturales el sistema
interamericano han acercado”.
Solo se aceptara como razonable y no arbitraria una disminución si concurren en el
caso: a) razones excepcionales y b) concurrencia de intereses generales, solo en caso
que concurran ambos extremos se podrá justificar por el Estado una decisión que
reduzca el nivel de protección.
Recordemos que la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1793
en su art 28 ya señalaba que una generación no puede comprometer con sus leyes a
generaciones futuras”.
Esto nos lleva a pensar en los planteos de Jonas sobre si es justo establecer
limitaciones en la actualidad en razón de la protección de personas que no sabemos si
existirán.
Sostiene Franza que el “principio de no regresión” implica necesariamente una
obligación negativa de no hacer, de este modo el nivel de protección ambiental
alcanzado debe ser respetado, la principal obligación que conlleva es la de respetar los
umbrales y estandares ambientales ya adquiridos y a no afectar negativamente el
actual nivel de protección.
Esta necesidad fue reconocida en la V Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de los Países de
América Latina y El Caribe; en donde si bien no se llegó a ningún acuerdo concreto respecto al
problema ambiental, la Declaración realizada por los países asistentes aboga por “patrones de
consumo y producción más sostenibles, procurando el uso sostenible de recursos naturales,
entre otros por medio de la capacitación, la cooperación científica y tecnológica y la
promoción de flujos de inversión y financiamiento, para que la protección del medio ambiente
sea una realidad en ambas regiones. Para este propósito, tomaremos en cuenta las
particularidades sociales, económicas, culturales y medioambientales de cada país”.
El término “desarrollo sostenible, (sustentable o perdurable) puede ser definido como: «el
desarrollo que satisfaga las necesidades del presente sin poner en peligro la capacidad de las
generaciones futuras para atender sus propias necesidades».
Con relación a los recursos naturales, la definición “aprovechamiento sostenible” establece los
límites dentro de los cuales deben ser explotados los mismos, de los cuales surgen tres reglas
básicas en relación con los ritmos de desarrollo sostenible y su aprovechamiento:
El artículo 66° de la Constitución Política del Perú establece que los recursos naturales
(renovables y no renovables) son Patrimonio de la Nación y que el Estado es soberano en su
aprovechamiento. Asimismo, los límites porque el otorgamiento y aprovechamiento sostenible
de los recursos naturales están establecidos en el artículo 8° de la Ley N° 26821, Ley Orgánica
para el aprovechamiento sostenible de los recursos naturales, el cual establece que el Estado
vela para que el otorgamiento del derecho de aprovechamiento sostenible se realice en
armonía con el interés de la Nación, el bien común y dentro de los límites y principios
establecidos en dicha norma, en las leyes especiales y en las normas reglamentarias.
La norma antes citada, establece que la soberanía del Estado se traduce en la competencia
para legislar y ejercer funciones ejecutivas y jurisdiccionales sobre los recursos naturales. En
ese sentido, es responsabilidad de la Administración pública promover el aprovechamiento
sostenible de los recursos naturales, a través de las leyes especiales sobre la materia, las
políticas del desarrollo sostenible, la generación de la infraestructura de apoyo a la
producción, el fomento del conocimiento científico tecnológico, la libre iniciativa y la
innovación productiva.
En ese marco, el Estado Peruano ha emitido distintas normas que regulan la explotación,
protección y conservación de los recursos públicos, a saber, la Ley N° 26839, Ley sobre la
Conservación y Aprovechamiento Sostenible de la Diversidad Biológica; la Ley N° 26834, Ley de
Áreas Naturales Protegidas; el Decreto Supremo N° 042-2005-EM, Texto Único Ordenado de la
Ley Orgánica de Hidrocarburos; entre otras.
Esta supuesta contradicción se debe a una interpretación inexacta del artículo 66° de la
Constitución Política del Perú. Si bien, el citado artículo señala que los recursos naturales son
patrimonio de la Nación, el Estado Peruano no es el propietario absoluto de los mismos. El
Estado, en nombre del bien común o interés público, en algunos casos determina la
pertinencia o no de la entrega en concesión de determinados recursos naturales o el manejo
directo sostenible a través de entidades estatales especializadas.
Por otro lado, considerando que el Perú es un importante receptor de inversiones nacionales y
extranjeras y siendo los recursos naturales elementos base para la obtención de mayores
ingresos económicos, es necesario formular regulaciones que prevengan la sobreexplotación
apuntaladas por políticas públicas ambientales.
RECURSOS NATURALES
CLASIFICACION
Los recursos naturales pueden ser clasificados como renovables o no renovables,
bióticos, abióticos, potenciales, actuales, reservas y stock.
Los recursos naturales son aquellos que existen en el ambiente sin ninguna acción
humana. Algunos de ellos son esenciales para la sobrevivencia humana, mientras que
otros satisfacen necesidades de la sociedad. Todos los productos hechos por los
humanos en una economía están compuestos de recursos naturales hasta cierto
punto.
Los recursos renovables son aquellos que pueden ser repuestos naturalmente.
Algunos recursos naturales incluyen la luz solar, el aire y el viento. Están disponibles
continuamente y su calidad no se ve afectada por el consumo humano. Sin embargo,
los recursos renovables no se recuperan rápidamente y son susceptibles a acabarse si
son sobre usados.
Los recursos naturales también pueden ser bióticos y abióticos. Los bióticos incluyen
combustibles formados de materia orgánica, como el carbón y el petróleo. Los
abióticos vienen de organismos no vivos y de materiales no orgánicos. Algunos
recursos abióticos reconocidos incluyen tierra, agua, aire y metales pesados como oro,
hierro, bronce y plata.
Los potenciales son aquellos que existen en una región y podrían ser usados en el
futuro, como el petróleo sedimentado. Los actuales son los que se utilizan
comúnmente, como la madera.
Las reservas son los depósitos conocidos de un recurso; los de stock son aquellos que
han sido encontrados pero no han podido ser usados ya que la tecnología no está
disponible.
BIODIVERSIDAD
Debido a la importancia de la biodiversidad y de acuerdo a las amenazas expuestas, es
imprescindible asegurar la sostenibilidad de todos los componentes de la
biodiversidad. "Conservación" es la gestión de la utilización de la biosfera por el ser
humano, de tal suerte que produzca el mayor y sostenido beneficio para las
generaciones actuales, pero que mantenga su potencialidad para satisfacer las
necesidades y las aspiraciones de las generaciones futuras. La conservación es positiva
y abarca la protección, el mantenimiento, la utilización sostenible, la restauración y la
mejora del entorno natural. La conservación de los recursos vivos incluye los
elementos inanimados del medio ambiente de los que dependen (ENDB).
Si bien la biodiversidad es solo una parte de los recursos naturales, es un aspecto muy
importante por su magnitud e impacto en la vida humana y es por ello que en esta
sección ahondaremos en este tema.
Los recursos hidrobiológicos se refieren a los organismos que pasan toda su vida o
parte de ella en un ambiente acuático y son utilizados por el hombre en forma directa
o indirectamente. La diversidad hidrobiológica del mar peruano es inmensa,
habiéndose identificado unas 750 especies de peces, 872 de moluscos, 412 de
crustáceos, 45 de equinodermos y 240 de algas, así como quelonios, cetáceos y
mamíferos, de las cuales sólo una pequeña fracción es explotada comercialmente.
La composición mineral y orgánica del suelo hace del suelo un recurso especial por
tener características renovables y no renovables. El recurso suelo en el país es limitado
por factores fisiográficos, climáticos (suelos áridos ó en zonas con baja temperatura),
de fertilidad, de salinización, por mal drenaje, entre otros.
El mar peruano presenta dos Ecorregiones bien definidas: el mar frío de la Corriente
Peruana, desde los 5º L.S. hasta Chile, y el mar tropical, al norte de los 5º L.S., con
condiciones diferentes. Asimismo, en el Perú se pueden distinguir tres cuencas
pesqueras claramente diferenciadas: la del Océano Pacífico, la del lago Titicaca y la del
río Amazonas. La más importante es la del Pacífico, que tiene una extensión de
626,249 kilómetros cuadrados. Entre los recursos hidrobiológicos del mar tenemos a la
anchoveta, atún, bonito, pejerrey, rayas, cachalotes, ballenas, delfines, pulpos,
calamares, etc. En los ríos de la costa encontramos camarones, pejerreyes y lisas. En
los ríos, lagos y lagunas de la sierra abunda el suche y la trucha, especie introducida.
En los ríos de la selva se encuentra el paiche, bagre, boquichico, palometa, entre otros,
con gran potencial natural.
Son recursos forestales los bosques naturales, plantaciones forestales y las tierras cuya
capacidad de uso mayor sea de producción y protección forestal y los demás
componentes silvestres de la flora terrestre y acuática emergente, cualquiera sea su
ubicación en el territorio nacional.
Los recursos forestales y de fauna silvestre mantenidos en su fuente y las tierras del
Estado cuya capacidad de uso mayor es forestal, con bosques o sin ellos, integran el
Patrimonio Forestal Nacional. Estos recursos no pueden ser utilizados con fines
agropecuarios u otras actividades que afecten la cobertura vegetal, el uso sostenible y
la conservación del recurso forestal, cualquiera sea su ubicación en el territorio
nacional, salvo excepciones de ley.
De acuerdo a la extensión superficial de los bosques naturales, el país está ubicado en
el segundo lugar en Sud América después de Brasil y séptimo en el mundo. A nivel
nacional, aproximadamente el 90 % de la superficie boscosa está ubicada en la
Amazonía peruana, con más 70 millones de hectáreas, el 60% del territorio peruano.
Perú forma parte de los 12 países más Megadiversos del mundo, y destaca tanto en la
variabilidad de sus ecosistemas, como de sus especies y variedades genéticas. Sin
embargo, esta ventaja competitiva aprovechada solo en parte por nuestro país y
representa un reto enorme para nuestro futuro, ya que gran parte de nuestra
economía actual se basa en la explotación de recursos no renovables.