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Violencia de Género

De cómo un problema privado se abre paso hacia la Agenda


Estatal

Administración Pública II.


Índice

Prefacio …………………………………………………………………………………………....2
..
Introducción……………………………………………………………….………………………3

1. Estructura del informe


1.1 ¿Por qué lo dividimos en cuatro secciones?…………………………………………..6
1.2 ¿Qué modelo usaremos como base para explicar
el proceso de formación de agenda?………………………………………………...7

2. Un Acercamiento al Hecho
2.1 Violencia de Género en Argentina……………………………………………………..8
2.2 Los Actores: movimientos organizados de mujeres………………………………....9
2.3 La construcción del problema………………………………………………………….12
2.4 Oportunidades de Elección…………………………………………………………….15
2.5 Soluciones…………………………....……………………..………………….………..18

3. Reflexiones Finales……………….…..…………………………………………………....23

4. Anexos……..……………………………….………………………………………………...26

5. Bibliografía……………………………………..……………………………………………..30

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Prefacio
El motivo que dio origen al presente informe, es analizar cómo una problemática
experimentada en el plano privado de la vida de ciertos integrantes de la población, cobra
fuerza e impulso para buscar colocarse entre uno de los primeros temas de la agenda
estatal.

Pese a que todas los problemas públicos siguen un trayecto similar hasta formar parte de
la agenda de gobierno, decidimos enfocarnos en una cuestión particular de nuestra
sociedad que está cobrando mucha fuerza en estos últimos tiempos, como lo es la
violencia de género, sobre la cual es imperioso realizar una toma de conciencia, para
poder así comenzar entre toda la sociedad a paliar esta triste realidad.

Durante el desarrollo de este trabajo, planteamos la cuestión dentro del marco de la


realidad argentina a través de cifras, indicadores y movimientos sociales que den cuenta
de la gravedad de la situación. Consecuentemente, haremos un somero panorama
descriptivo sobre los principales agentes involucrados y los programas desarrollados a
nivel nacional para finalmente, dar una breve conclusión relacionada con la gobernanza
moderna y la relación actual entre el Estado y la sociedad civil.

A lo largo de este trabajo nos valdremos del aporte teórico y empírico de las distintas
unidades que componen el programa de la asignatura, resaltando el trabajo de autores
como Roger Cobb y Charles Elder; Renate Mayntz, Francisco Longo, entre otros. De igual
manera será de gran pertinencia la colección de textos de Luis F. Aguilar Villanueva y
Wayne Parsons, quienes citan permanentemente a autores de renombre internacional
cuyos conceptos nos serán de gran utilidad. Buscamos con estos aportes mostrar la
complementariedad de las distintas unidades del programa a la hora de poder analizar
una cuestión concreta, y que de la interrelación de teorías y puntos de vista es de donde
nace la riqueza del análisis.

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Introducción
¿Por qué son tan relevantes la definición de los problemas y la
formación de la agenda?

Las relaciones cotidianas entre la sociedad civil y el Estado toman la forma de problemas
y soluciones constantes. El comienzo de toda política pública, en la vasta mayoría de los
modelos conceptuales, implica entonces el reconocimiento de un problema. Más
precisamente, hablamos de establecer la definición del mismo. Si consideramos el clásico
enfoque de las políticas públicas “por etapas”, el problema debe ser calificado de público y
aceptado en la agenda de gobierno para ser debidamente definido.

La realidad nos muestra que ambas “etapas” son interdependientes. Ya el hecho de


colocar una cuestión en la agenda de gobierno significa haber anteriormente realizado la
exigente tarea de elaborar una definición de la misma teóricamente consistente,
culturalmente aprobable por el conjunto de ciudadanos (en otras palabras, que alcance
consenso) y, sobre todo, tratable para las instituciones estatales (que pueda ser abordada
con los instrumentos y recursos a disposición).

En la literatura, entendemos por agenda de gobierno el conjunto de problemas,


demandas, cuestiones, asuntos seleccionados por los gobernantes como objetos de su
acción.

La atención del público, la definición y la tratabilidad del problema son componentes


esenciales e interdependientes del proceso por el cual el problema alcanza la agenda de
gobierno. Incorpora así el carácter de agendum: algo sobre lo que se debe actuar.

La manera como se elabora la agenda de gobierno reviste fundamental importancia tanto


en el plano político como administrativo. Políticamente, expresa la vitalidad (o la falta de
ella) del ámbito público en un sistema político dado. El ámbito público al que hacemos
alusión cumple la función de mediar como puente entre Estado y sociedad, y crece o
decrece conforme a la energía de las libertades políticas.

Los individuos y las organizaciones buscan transformar sus intereses y necesidades


particulares en asuntos generales de interés y utilidad para todo el conjunto del Estado a
través de la acción en este ámbito público. El objetivo de las tendencias particulares es
argumentarse como generales, tener el status de “cuestión pública” para materializarse en
leyes, asignaciones de recursos públicos, disposiciones administrativas; ser de
significación para el orden, la soberanía y la prosperidad del Estado.

Por lo tanto, la formación de la agenda evidencia, haciendo una analogía con la medicina,
la salud o la enfermedad de la vida pública. Muestra quienes son los que efectivamente
definen y justifican los problemas públicos, qué grupos cuentan con la capacidad de
volver “públicos’ sus asuntos y qué demandas son propensas a recibir mayor atención. Es
indicativa de la estructura de poder que domina la ‘hechura’ de las políticas.

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Aguilar Villanueva llega a afirmar que la conformación de la agenda es la más importante
de las decisiones de un gobierno, ya que ésta marcará su tono, su dirección (y a largo
plazo su suceso o fracaso). Es, en sus palabras, la crucial ‘decisión de decisiones’.

La particularidad de los problemas públicos radica en que no tienen una definición precisa
porque las percepciones no son universales: no todos piensan lo mismo sobre qué puede
y qué debe hacerse al respecto. El gobierno cuenta con una capacidad de atención
limitada. Siendo así, ¿cómo filtra las cuestiones? Lo esencial en la formación de la
agenda yace entonces en cómo serán definidos.

La filtración de las cuestiones se vuelve por ende una actividad estratégica, capital. Dar el
visto bueno significa comprometerse y poner en juego los recursos del Estado.

El nudo de esta introducción apunta a dejar en claro que creer que los problemas públicos
son realidades externas, completamente objetivas, es algo que no comulga en absoluto
con las sociedades abiertas, plurales y democráticas actuales.

Los hechos nunca hablan por sí mismos, sino que necesitan de intérpretes. No todos ven
el mismo cuadro a pesar de contar con la misma información. Justamente, la vivencia de
un problema choca con ideologías, intereses y prejuicios propios de cada uno, lo cual
termina conformando percepciones singulares según la persona. En suma, los problemas
implican construcciones sociales que reflejan concepciones específicas de la realidad. Se
configuran en el momento en que ciertos acontecimientos, situaciones, experiencias se
relacionan con determinados valores y supuestos cognitivos de los sujetos que los
vivencian.

Hay infinitas construcciones posibles gracias a la subjetividad de los individuos, y las


diferencias culturales. Un mismo hecho objetivo, casi con seguridad que será interpretado
de distinta manera en culturas diferentes, producto más que nada de la diferencia de
valores y creencias con los que filtran la realidad.

Por su naturaleza construida, los problemas de las políticas públicas, según Ackoff, “son
productos del pensamiento que actúa en su entorno (...)” Existe una discrepancia, una
tensión entre lo vivido y lo deseado la cual es única para cada individuo. Citando a Aaron
Wildavsky: “los problemas son elaboraciones de los hombres. Siempre existen
concepciones múltiples... No hay problemas definidos de manera única”

El proceso de definición es, por tanto, crucial para la formulación de políticas. La tarea
principal de los actores políticos recae en traducir las vivencias de la sociedad en una
definición plausible, que permita encuadrar las elecciones políticas posteriores y motorizar
la acción efectiva. Lo que está en juego entonces en el proceso de formación de la
agenda no es solo la selección de los problemas, sino también su definición.

Parafraseando a James A. Jones, “quien sea el primero en identificar un problema social


será también el primero en delinear los términos para su discusión”. En otras palabras,
quien define es quien decide. Una gran porción del poder decisorio lo detentan quienes
formulan una definición aceptable para todos. De hecho, la manera como se ha definido el

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asunto condiciona todas las “etapas” subsiguientes. En el fondo, su planteamiento es
determinante para la solución.

Nuestro trabajo analizará el proceso mediante el cual, en unas pocas décadas, un tema
completamente ausente en el debate en la agenda argentina llegó a ser un problema
social reconocido que suscita hasta el presente un gran consenso en cuanto a la
necesidad de superarlo como práctica social. Veremos como la definición del problema va
sufriendo metamorfosis sucesivas, reconceptualizaciones de su contenido para abrirse
paso en los distintos ámbitos y finalmente, en la agenda institucional.

Estructura del informe


¿Por qué lo dividimos en cuatro secciones?

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A partir de la lectura de la bibliografía complementaria de la cátedra, nos ha parecido
especialmente interesante la manera en la que Roger Cobb y Charles Elder organizan su
obra “Agenda-Building and the Policies of Aging” (en español, “Formación de la agenda.
El caso de política de los ancianos). Estos autores se apoyan en el armazón que sustenta
el denominado Garbage-Can Model.

Traducido como modelo del “bote de basura” o de “papelera”, este marco conceptual,
expuesto por Michael D. Cohen, James G. March y Johan P. Olsen, es de gran utilidad
para entender la diversidad y la dinámica general del proceso de formación de la agenda.

Sin ser completamente azaroso, decidir tiene una llamativa semejanza con meter la mano
en un bote de basura y tratar de configurar con sus elementos fragmentados, dispersos y
heterogéneos alguna respuesta integrada. A la luz de este modelo, una decisión es
básicamente el fruto de la confluencia no casual (pero tampoco enteramente previsible y
controlable) de cuatro “corrientes”:

● Las personas (o actores)


● Los problemas
● Las oportunidades de elección.
● Las soluciones.

Lo que se quiere recalcar es que el acceso a la agenda gubernamental tiende a ser el


producto de un complejo proceso que frecuentemente se articula en una estructura
compleja y laxa. En la mayor parte de las áreas de políticas, el proceso decisorio es
inestable, caprichoso y no tiene un patrón de comportamiento.

Citando a Cobb y Elder: “El que una cuestión logre colocarse exitosamente en la agenda
depende de una convergencia apropiada de gentes, problemas, soluciones y
oportunidades de elección, pero el comportamiento de cada uno de estos elementos es
virtualmente incierto.” La introducción de un asunto público específico en la agenda
dependerá de si las oportunidades de elección son favorables, si las cuestiones o
demandas son (o no) tratables con los recursos disponibles y si los participantes están o
no interesados en intervenir en la cuestión.

Todo lo anteriormente mencionado nos obliga a un diagnóstico puntilloso de las


“corrientes”. Por esa misma razón, al igual que Cobb y Elder, hemos decidido estructurar
nuestro trabajo en secciones que se corresponden con cada una de ellas.

¿Qué modelo usaremos como base para explicar el proceso de formación de


agenda?

El modelo de formación de la agenda que tomaremos como base para estructurar este
trabajo es de autoría de los propios Cobb y Elder.

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Ellos definen la formación de la agenda como “el proceso mediante el cual las demandas
de varios grupos de la población se transforman en asuntos que compiten por alcanzar la
atención seria de las autoridades públicas”. Es decir, el proceso a través del cual ciertas
cuestiones llegan a llamar la atención seria y activa del gobierno como posibles asuntos
de política pública.

Cobb y Elder plantean que existen dos tipos de agenda:

- Agenda Sistémica (‘pública’ o ‘constitucional’): integrada por todos las cuestiones


que los miembros de una comunidad política creen que son merecedoras de la
atención pública y que caen dentro de la jurisdicción gubernamental (local,
provincial, nacional, dependiendo del nivel del que estemos hablando).Tiende a
estar compuesta de cuestiones más abstractas y generales, que grandes números
de la población comparten, precisamente, por su formulación genérica (la pobreza
extrema, la inseguridad, los daños medioambientales).

- Agenda Institucional (‘gubernamental’, o ‘formal’): es la que conocemos como


agenda de gobierno y la que se define como el conjunto de asuntos adoptados
para consideración seria y activa por parte de los encargados de tomar las
decisiones. A diferencia de su contraparte sistémica, esta agenda es más concreta
y acotada, cargada de problemas precisos y delimitados.

El modelo tiene la premisa que la conflictividad (actual o potencial) del asunto en la


comunidad política es lo que favorece su expansión y difusión. Lo que caracteriza al
problema al arribar a las prioridades de la comunidad política luego de varias
confrontaciones y depuraciones, suele ser la aceptación colectiva de una definición y de
una línea de acción bastante genéricas. Ahora bien, al inmiscuirnos en detalles más
específicos como las causas, el alcance y las formas de solución, lo que persiste es el
desacuerdo.

El nexo entre las dos agendas depende de la dinámica de las relaciones entre sociedad y
Estado. Así, un asunto puede ser aceptado en la agenda sistémica pero desechado en la
institucional, y viceversa. La disparidad entre las prioridades de ambas refleja la
intensidad y frecuencia de conflictos dentro del sistema político, y es que no todas las
cuestiones que para el Estado son prioridad lo son también para los ciudadanos.

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Un acercamiento al hecho:
Violencia de Género en Argentina

Es usual que una amplia franja de la población esté de acuerdo, en líneas generales, en
cuanto a alguna situación considerada inaceptable. Las desavenencias empiezan en el
momento de definir exactamente la cuestión y, por consiguiente, en el momento de definir
las políticas públicas a implementarse.

El surgimiento del tema, de acuerdo a Cobb y Elder, es generado por los “detonadores”,
acontecimientos sociales como catástrofes, cambios tecnológicos, sucesos económicos,
crímenes, elecciones políticas, etc.

En nuestro país, la violencia de género no es una novedad, pero recién en las últimas
décadas es cuando comenzó a perfilarse como una situación indeseable e inaceptable
para nuestra sociedad.

La ONG La Casa del Encuentro informó que en 2014 se registraron 277 muertes de
mujeres y niñas por femicidios y otras 29 "vinculadas" de hombres y niños. Desde 2008
suman 1.808 las mujeres asesinadas por violencia de género en el país.

En tanto, el 80% de las mujeres que denunció ser víctima de violencia de género ante la
Defensoría General de la Nación en 2014 había convivido con su agresor, mientras 2 de
cada 3 dijeron que tras la separación se incrementó la violencia y la mitad sostuvo que su
atacante era adicto.

La Fiscalía General de la Ciudad de Buenos Aires, por su parte, asistió a más de 50


víctimas de violencia doméstica por día entre enero y abril de 2015, lo que significó un
total de 4.467 personas. Casi un 30% de ellos son considerados "de riesgo alto para la
seguridad de la víctima"

Podemos mencionar tres casos paradigmáticos que ayudaron a generar conciencia


nacional sobre la violencia de género, y que hicieron las veces de hechos disparadores:

- El caso de Fabián Tablado y sus 113 puñaladas destinadas a su novia


adolescente, Carolina Aló, en 1996. Actualmente Tablado cumple una condena de
24 años en una cárcel de régimen abierto en Baradero .Fue hallado culpable pero
solo lo acusan por homicidio simple.

- Lorena Paranyez, quemada con ácido muriático el día que cumplía 27 años en
Febrero del 2003, cuando un joven se presentó con un frasco de ácido y un regalo,
en la puerta de la casa de sus padres de parte de Jorge Villejas, quien había sido
su pareja los últimos 5 años y había jurado que la iba a quemar. Lorena ya lleva
más de 18 operaciones y tuvo una hija.

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- El caso de Wanda Taddei en 2010, cuyo crimen derivó en una condena "ejemplar"
de prisión perpetua para su esposo, Eduardo Vázquez, ex baterista del grupo
Callejeros, de parte de la Cámara Federal de Casación Penal después de varias
apelaciones por parte de la familia de la víctima. A partir de ese homicidio fueron
registrados más de 50 casos similares, bajo la modalidad de violencia de género.
Luego de haber planteado esta serie de hechos disparadores (aunque no es nuestra
intención olvidar otros tantos que hubo en la historia argentina) pasaremos a describir los
principales ejes del modelo que estructura nuestro informe.

1. Los Actores: Movimientos organizados de mujeres como


principal factor impulsor

De acuerdo a autores como Aguilar Villanueva, el componente con mayor peso causal en
la configuración de la agenda institucional es la fuerza de los actores que intervienen en el
proceso y las relaciones político-administrativas que logran construir. Si volvemos a la
noción de que los problemas y las prioridades de la agenda son en esencia
construcciones sociales, quien participa en su formación constituye un factor decisivo:
“quien define es quien decide”.

Una pequeña digresión histórica

En nuestro país, el feminismo como movimiento social, surge a fines del siglo XIX y
principios del XX, en un contexto en el que las mujeres siempre actuaron y trabajaron, y
hasta incluso opinaron e influenciaron en la vida política, pero no se las reconocía y
estaban lejos del derecho a la ciudadanía (recordemos que al finalizar el siglo XIX, ya
estaba en plena vigencia el Código Civil que postulaba la inferioridad política de las
mujeres, en semejanza a la mayoría de los códigos de por aquel entonces). Es así como
desde mediados de ese siglo, comienzan a extenderse las acciones femeninas para
revocar esta insidiosa circunstancia.

Cuatro demandas fundamentales se erigieron como eje temprano del movimiento: la


remoción de la inferioridad civil, la obtención de mayor educación, el auxilio a las madres
desvalidas y la cuestión del sufragio, reclamo que se había empinado especialmente en
otras regiones.

Con la llegada del peronismo al poder y el empeño de Eva Perón, que pese a estar lejos
del feminismo movilizó ampliamente a las mujeres, sobre todo a través de los sindicatos,
en invierno de 1947 pudo sancionarse la Ley del Sufragio Universal, adquiriendo a partir
de entonces las mujeres un mayor poder y participación en la vida política de la sociedad.
Pero a partir de 1955, con el Golpe de Estado (la “Revolución Libertadora”) y el peronismo
proscripto, las representantes femeninas perdieron participación en los escaños
parlamentarios, dejando atrás aquel 30% que habían alcanzado en ambas cámaras del
Congreso.

En la década de los setenta las mujeres se organizaron en torno a grupos de


autoconciencia, discutieron sobre la dependencia económica, la inseguridad y la

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sexualidad y se incorporaron al debate de feministas europeas y norteamericanas. Entre
ellos, el Centro de Estudios Sociales de la Mujer Argentina (CESMA, creado en 1974), la
Agrupación de Mujeres Alfonsina Storni (AMAS, 1977), la Asociación Juana Manso
(1978).

Con el golpe militar muchos de estos grupos se disolvieron, y el clima que reinó en la
sociedad fue de temor, violencia y represión física y del pensamiento, lo cual inhibió gran
parte del proceso de formación de agenda, al impedir mediante el uso de la violencia la
difusión de los problemas públicos. Durante esta época, el exilio funcionó como vehículo a
través del cual, mediante el contacto con otras culturas, se fue reformando la ideología y
creencias al interior del movimiento.

El movimiento feminista, tras el impacto de la dictadura militar, poco a poco fue


recuperándose y se crearon nuevos grupos y ONG de mujeres. Tales como la Unión de
Mujeres Socialistas, la Organización Feminista Argentina, la agrupación Lugar de Mujer,
entre otras.

En esta nueva etapa, la diferencia de género comenzó a ser conceptualizada como una
expresión de las formas autoritarias que debían ser removidas por el Estado de Derecho.
Hubo dos tópicos centrales en la nueva agenda feminista, a saber: la violencia doméstica
y el reconocimiento político.

Un último proceso a destacar es la constitución de redes temáticas a partir de la década


de 1980 para el trabajo en temas específicos. Entre ellas están la Red Argentina de
Feministas Políticas, la Red Mujer y Hábitat, la Red Argentina contra la Violencia
Doméstica y Sexual, el Foro por los Derechos Reproductivos y la Red de Investigación
Feminista.

La tarea de las redes es sustancialmente variada, algunos grupos se especializan en


promover la organización de las mujeres en los barrios populares. Ciertas instituciones
proveen servicios de apoyo y asistencia. Otras tienen un funcionamiento más aceitado en
lo referente a difundir conocimiento e información acerca del problema. Lo que distingue a
estas networks es que no hay un liderazgo centralizado, sino que los mismos se aúnan
con el objetivo de difundir el tópico de la violencia de género a nuevos ámbitos y generar
fuerza social para presionar por nuevos logros.

En paralelo, opera también la Fundación para Estudio e Investigación de la Mujer.


Conocida por sus siglas FEIM, es una ONG argentina de mujeres y jóvenes, que trabaja
desde 1989 para mejorar la condición social, política, laboral, educacional, económica y
de salud de mujeres y niñas, defendiendo sus derechos y promoviendo mejores
condiciones de vida y la paridad entre mujeres y hombres.

La década de 1990 fue también testigo de numerosos progresos. Entre ellos, se cuentan
la jerarquización del Consejo Nacional de la Mujer y de sus políticas; la proliferación de
ONGs de y/o sobre mujeres; la creación de redes más densas (en términos de
conectividad) y la realización de innumerables eventos públicos. El dinamismo social en
nuestro país se encontraba en línea con la efervescencia que fue tomando la cuestión de
la mujer en las arenas internacionales.

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En la actualidad, el movimiento principal es el llamado “Ni Una Menos”, autodefinido como
un grito colectivo contra la violencia machista. Esta convocatoria surge de un grupo de
periodistas, activistas y artistas, a raíz de la necesidad de decir “basta de femicidios”, ya
que en nuestro país cada aproximadamente 30 horas una mujer es asesinada. Luego, el
movimiento creció cuando la sociedad la hizo suya y la convirtió en una campaña
colectiva, en gran parte gracias a la facilidad para distribuir información que nos brindan
los medios de comunicación actuales. Miles de personas se sumaron a este movimiento,
cientos de organizaciones en todo el país, escuelas y militantes de diversos partidos
políticos, para instalar su demanda en la agenda pública y política.

El 3 de junio de 2015, en la Plaza del Congreso, en Buenos Aires y en cientos de plazas


de toda Argentina, Chile y Uruguay una multitud de voces, identidades y banderas
demostraron la gran convocatoria y preocupación que existe en nuestra sociedad en torno
a esta problemática, que ya ha logrado alcanzar el estatus de problema público. Esta es la
expresión más cabal de que, a fin de cuentas, en una sociedad democrática la agenda de
políticas públicas está definida por el interjuego entre la opinión pública y el poder público.

No es nuestra intención seguir adentrándonos en la composición de los movimientos


organizados de mujeres, sino recalcar cómo en la problemática que da soporte a este
informe, y en la generalidad de los problemas de género, los principales actores en la
construcción y difusión de la cuestión fueron organismos sociales, culturales,
independientes; algunos partidos políticos de izquierda y militancia social, pero no siendo
el Estado el agente principal de esta intrincada red, sino que la lucha en la mayoría de los
casos fue llevada adelante por grupos bien definidos, y ajenos al gobierno.

Esto no significa que el Estado haya permanecido completamente indiferente. Por el


contrario, últimamente se observan iniciativas realmente interesantes.

El Consejo Nacional de las Mujeres, creado en 1992, se ha convertido el organismo rector


de las políticas públicas en materia de prevención, sanción y erradicación de la violencia
contra las mujeres. Estas políticas se encaminan a contribuir con la superación de las
diversas formas de discriminación hacia las mujeres y promover las condiciones sociales
adecuadas que les garantizan el ejercicio pleno de sus derechos.
Trabajan “por una transformación social destinada a hacer efectivas la equidad y la
igualdad entre los géneros, condición imprescindible para vivir una vida libre de
violencias.”

Considera como áreas prioritarias de acción:


La erradicación de toda forma de violencia hacia las mujeres y niñas. La violencia
hacia las mujeres es una de las violaciones a los derechos humanos más frecuentes,
globales e invisibilizadas. La violencia hacia las mujeres repercute en toda sociedad y
como tal genera efectos en diversos ámbitos de acción estatal (desde la salud pública
hasta la productividad laboral), es por ello que abordarla de forma integral y categórica
resulta clave para garantizar la plena vigencia de los derechos de las mujeres.

Empoderamiento económico y promoción de la autonomía de las mujeres. Pilar


indiscutible del desarrollo, el empoderamiento económico de las mujeres y la promoción

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de su autonomía resultan claves. Es prioritario reconocer que la división sexual del
trabajo, la distribución de roles y ámbitos de actuación entre mujeres y hombres, en que
los hombres asumen el protagonismo en el ámbito productivo, público e institucional y las
mujeres asumen el ámbito reproductivo, privado y la responsabilidad sobre las tareas de
cuidado, el trabajo doméstico no remunerado, son determinantes para el menor acceso a
oportunidades de participación en espacios de decisión.

Empoderamiento político y participación en paridad en todos los espacios de toma


de decisión. Es necesario avanzar en la eliminación y modificación de normas sociales
discriminatorias, prácticas socioculturales perjudiciales o nocivas que restringen, en la
realidad, las posibilidades de ejercicio de esos derechos.

Lo valioso de este organismo, y sobre lo que profundizaremos más en la última sección,


es que busca trabajar articuladamente con las organizaciones no gubernamentales y de la
sociedad civil, a fin de establecer foros de intercambio, debate y promoción de
propuestas, para el diseño y el monitoreo de políticas con perspectiva de género, lo cual
nos permite acercarnos un poco al enfoque de redes y de gobernanza moderna.

2. La construcción del problema

Si nos tocara describir un ciclo ideal y puramente heurístico, una política se inicia con la
problematización de una experiencia por distintos actores que la conciben como
inaceptable. La construcción de la agenda tiene lugar como resultado de la expansión del
tema desde un grupo de atención con una preocupación específica a un público con un
gran interés y atención acuciosa. El tema recibe la atención del público en general, para
volverse un “problema público”. Por último, se incorpora a las agendas institucionales.

Según el modelo de formación de agenda descrito, la dinámica de esta expansión, su


avance y rapidez dependen, en primer lugar, de las características del tema mismo. El
grado de especificidad de la definición, su ámbito de significación social, su relevancia
temporal, su complejidad técnica y la existencia o no de precedentes señalan la
posibilidad de la cuestión de expandirse y de convertirse en un issue controvertido y
polémico.

Lógicamente, mayor amplitud alcanzada comporta mayores presiones sobre el gobierno


para que la controversia sea colocada dentro de la agenda formal. Las posibilidades de
éxito crecen concomitantemente con la visibilidad.

Adicionalmente, acorde al modelo, reconocemos que todo sistema político tiene fronteras
precisas y únicas, “prismas” que actúan como mecanismos de filtrado de los conflictos y
problemas. Esta selectividad es determinante para que las demandas avancen y
convenzan al gobierno de su validez. Los actos del gobierno reflejan tanto los límites
como las proclividades del sistema político en el que se encuentra inmerso.

Estas particularidades culturales, se conjugan con características específicas de la


realidad política del escenario de cada sociedad, para funcionar como filtros o barreras,

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que hacen que determinadas cuestiones lleguen o no a problematizar socialmente y, entre
aquellas que sí lograron el estatus de problema público, determinan si pueden acceder o
no a la agenda estatal.

En nuestro país, al igual que en Latinoamérica, la violencia de género como hecho en sí


no es un fenómeno nuevo, sino que es vivenciado por muchas mujeres argentinas desde
hace mucho tiempo.

Comenzó como un problema puramente privado, vivenciado en la realidad cotidiana de


muchas mujeres de la sociedad, sin que existiera aún un nivel de conciencia tal que
permita pasar de esa situación individual a una construcción colectiva del problema, y a la
emergencia de las mujeres víctimas de violencia como actores diferenciados. Es decir,
aún se estaba lejos de interpretar las distintas formas de violencia que ellas sufren como
expresiones de un sistema que privilegia a los hombres denigrando al género femenino.
Sería necesaria la articulación de nuevos marcos interpretativos para movilizar y
comprometer a las mujeres en la lucha colectiva.

Sólo luego de que confluyeran determinados actores, soluciones, y oportunidades del


contexto político, es que adquiere relevancia social y se perfila hacia la agenda estatal,
buscando adquirir el estado de agendum. Cabe destacar entonces que la evolución de las
experiencias particulares de violencia hacia el status de problema público es producto de
la constitución de las mujeres como sujetos sociales diferenciados, de sus
organizaciones, de las estrategias usadas para darle vuelo y difusión a la cuestión, y del
surgimiento de nuevos discursos, propuestas y concepciones sobre las relaciones de
género.

Recién luego del golpe de Estado de 1976, con la vuelta a la democracia, el clima político
y social permitió que la violencia de género comenzase a tomar fuerza entre las
cuestiones debatidas en los distintos grupos organizados de mujeres, dándose entonces
inicio al proceso por el cual las mujeres víctimas de violencia comienzan a compartir
experiencias y significados de la cuestión, y emergiendo así como actor diferenciado en la
faz social, que buscará difundir esta problemática hacia toda la sociedad para ganar un
lugar en la agenda. Recordemos que, citando a Kathya Araujo en su artículo “ El
surgimiento de la violencia doméstica como problema público y objeto de políticas”: “(...) la
experiencia colectiva, es un factor fundamental que permite superar la tendencia
individual a atribuir las experiencias dolorosas a circunstancias casuales o de la vida
personal.”

El movimiento de mujeres afectadas está unido en gran medida por un denominador


común: un sentimiento mayúsculo de frustración e impotencia que se torna en una
poderosa fuente de energía una vez que encuentran una oportunidad de elaboración y
descarga colectiva. Sus demandas encierran una fuerza social fuertemente disruptiva.

Dada entonces esta comunidad de experiencias, comienza a definirse la violencia de


género como un hecho social sobre el cual es necesario y apremiante intervenir. Temas
hasta ahora vistos como privados empiezan a interpretarse desde una perspectiva más
amplia: teniendo en cuenta la discriminación hacia la mujer y las desigualdades entre los
sexos. El nuevo dominio político de la discriminación de género proporciona un marco

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interpretativo más amplio que permite ver a la violencia de género con un lente más
sistémico, y no simplemente como casos de mujeres maltratadas y golpeadas.

Como bien explicitamos en los primeros párrafos de este informe, la forma en que se
defina el problema es central y determinante para todo el proceso de política. Vemos
luego como la violencia de género ha pasado de definirse desde un punto de vista
puramente físico y privado (violencia doméstica), hacia otro más amplio y abarcativo que
incluya la violencia verbal, y otras formas de discriminación en diferentes fases de la vida
cotidiana.

Los conceptos de Desarrollo Humano adoptados por Naciones Unidas, y el de equidad de


género, ampliamente difundidos durante los años 90’, ocuparon un papel preponderante
en la fundamentación de la mayor parte de las acciones de y para las mujeres. Mientras
que el primero permite abarcar tanto la necesidad de aumentar las opciones de las
personas, como la de ampliar y asegurar el desarrollo de sus capacidades; la equidad de
género introduce el principio de justicia como factor insoslayable para lograr la igualdad.

El mayor esfuerzo se ubicó en ampliar el arco de los derechos humanos de modo de


incluir a las mujeres como sujeto de derecho y, simultáneamente, construir como
derechos demandas que ellas han encarnado prioritariamente a lo largo de la historia,
como la de la autonomía en el control de su sexualidad y reproducción.

Pero más allá de la definición (y construcción) de la problemática, también es central y


definitorio la concepción que tenga la sociedad sobre el papel que debe desempeñar el
Estado.

- Si por ejemplo, se considera que el Estado no debe entrometerse en la vida


privada de la gente, entonces la violencia de género sólo sería atacada cuando
ocurra en la vía pública, por ejemplo, y a través de sanciones a los agresores
como la prisión.
- Si, por otro lado, se considera que el Estado debe intervenir sólo cuando la
víctima no tenga capacidad para interpretar la gravedad de la situación, las
acciones del Estado se enfocarán principalmente hacia la violencia ejercida contra
mujeres menores, posiblemente también mediante sanciones directas a los
agresores (como la prisión) y campañas educativas.
- Pero si por el contrario, la sociedad concibe que el rol estatal es garantizar el
bienestar y desarrollo de todo el conjunto de la población, entonces el Estado
tendrá un mayor espacio de actuación, y se podrá atacar no sólo la violencia física,
doméstica y familiar, sino también todas aquellas formas de discriminación que
sitúan en un peldaño inferior a un género respecto al otro, y que inhiben el
desarrollo social. Podrán entonces justificarse campañas educativas, programas
de promoción laboral, entre otros estrategias más amplias que busquen actuar
sobre las bases de nuestro orden social

En los últimos años, y en línea con la visión incrementalista de Lindblom, la cuestión está
adoptando perspectivas más amplias, para ser considerado como producto de algo más
profundo como lo son las estructuras de clase y de poder existentes, reconociéndose que
la discriminación y desventaja social que viven las mujeres en otros ámbitos de su vida

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(como por ejemplo en el ámbito profesional), son otras formas de violencia a la que se ven
expuestas. (Ver Anexo 1: definición adoptada por la ley 26.485)

3. Oportunidades de elección

Si el Estado contase con infinidad de recursos, y tiempo ilimitado, la hechura de las


políticas y el proceso por el cual se problematizan y resuelven las cuestiones carecería
del interés teórico y práctico que tiene actualmente: la única preocupación de cada actor
sería exteriorizar su demanda, e inmediatamente será agendada por el Estado. Pero esta
situación lejos está de verse en la realidad: el Estado no sólo tiene que operar diariamente
con una restricción presupuestaria definida de antemano, sino que también debe hacerse
cargo de compromisos previos, y de cuestiones que ocupan su agenda de manera más o
menos permanente.

Es por ello, que sólo durante determinados períodos de tiempo, muy limitados por cierto,
se presenta la posibilidad de incluir un nuevo tema en la Agenda Estatal, por lo que
reviste gran importancia la aptitud de los agentes participantes en el proceso, para estar
alertas ante esta oportunidad. En el modelo que estamos desarrollando, las oportunidades
de elección pueden asemejarse a “ventanas estratégicas”.

En el marco teórico, el estadounidense John W. Kingdon introdujo el término Policy


Windows (“ventanas de las políticas”) para describir el funcionamiento de estas
oportunidades de elección. La dinámica política, de manera predecible o impredecible,
configura una situación favorable para algún asunto o familia de asuntos anteriormente
despreciados en términos de visibilidad y exposición. En tiempos de crisis, la corriente
política, la corriente de políticas públicas y la corriente de los problemas se unen: “Se
reconoce un problema, se desarrolla y dispone una solución en la comunidad de políticas
públicas, un cambio político hace propicio el viraje en las mismas y las limitaciones
públicas no son tan graves”.

El papel de ciertos actores políticos es estar alerta, definir problemas con sus respectivas
soluciones, y buscar adeptos hasta que dicha ventana se abra.

Esta particularidad del proceso político, imprime una cierta estructura y regularidad al
proceso de formación de agenda, ya que pueden observarse en gran parte de las
sociedades patrones más o menos definidos en los que el sistema político es más
receptivo a las demandas gubernamentales: cambios de dirigentes políticos, primer año
presidencial, vísperas de elecciones, grandes crisis,etc.

Hemos enfocado nuestra mirada particularmente en tres marcos situacionales puntuales


que a nuestro criterio representan ‘oportunidades de elección’ en Argentina. Huelga
aclarar que el contexto político y legal ha ejercido, en nuestra situación puntual, una
considerable influencia.

1) Una primera “oportunidad” clara en la cual comenzó a filtrarse el tema de la violencia


de género en la Agenda fue el primer año de gobierno de Alfonsín, con el advenimiento de

15
la democracia. Encarna, sumariamente, la recuperación de las instituciones democráticas
del país y perfila un nuevo escenario receptivo para los debates clave de la modernidad.

Recordemos que el país venía de atravesar el período dictatorial más oscuro de la


historia, durante el cual la violencia y atrocidades del gobierno de facto obstaculizaron, por
no decir impidieron, la libertad de expresión y la posibilidad de difundir problemáticas y
cuestiones.

Es indudable que este marco fue propicio para incluir, tanto en la agenda pública
como en la política, cuestiones relacionadas con la discriminación de la mujer y la
necesidad de revertirla como aspecto insoslayable del trayecto democrático que
emprendía
el país.

Se aprecian importantes conquistas en el plano legal que revierten discriminaciones


previas y colocan como cuestiones de interés público temas previamente considerados de
la vida privada. Pero en especial, se gestan nuevas formas de organización y
participación pública de las mujeres y producción de discursos que van proporcionando
los referentes simbólicos para acrecentar el consenso social sobre la necesidad de una
igualdad plena de ambos géneros.

Estos años son particularmente fértiles en la confección de estudios e investigaciones en


los más diversos temas relacionados con la situación de las mujeres así como también en
la puesta en práctica de todo tipo de proyectos, especialmente destinados a remover los
factores de marginación, subordinación e invisibilidad política, especialmente de las más
pobres.

2) La reforma de la Constitución de la Nación Argentina en 1994 es calificada a nuestro


parecer como un hito en la lucha por el reconocimiento de los derechos de la mujer
especialmente a nivel legal. La introducción de cláusulas que reconocieran los derechos
de las mujeres fue una preocupación compartida por el Consejo Nacional de las Mujeres
(creado unos años atrás), mujeres representantes de los partidos políticos, legisladoras,
académicas y juristas. La reforma ha significado un importante avance cualitativo en el
reconocimiento de los derechos de las mujeres, ya que ha asignado a la Convención
sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer la mayor
jerarquía en la pirámide legal.

Otros avances de peso fueron la garantía del pleno ejercicio de los derechos políticos
mediante la igualdad real de oportunidades entre varones y mujeres para el acceso a
cargos electivos y partidarios mediante acciones positivas (es decir, instrumentos que
desarrollan el principio de igualdad de oportunidades y que tienden a corregir las
desigualdades) en la regulación de los partidos políticos y el régimen electoral. (Artículo
37) y la facultad del Congreso Nacional de promover medidas de acción positiva en
relación a las mujeres que garanticen la igualdad real de oportunidades y de trato y el
pleno goce y ejercicio de los derechos reconocidos por la Constitución y los Tratados
Internacionales (Art. 75 inc. 23).

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Los logros obtenidos y plasmados en la reforma de la Constitución deben su
materialización a las redes de trabajo articuladas entre distintos grupos de mujeres de la
sociedad civil que trabajaron a nivel institucional junto con las integrantes de la Asamblea
Constituyente y las representantes de partidos políticos.

3) Más recientemente, y tomando el caso puntual del movimiento “Ni Una Menos”,
recordemos que este surge a raíz de una serie de ‘hechos disparadores’: la alarmante
cantidad de femicidios acumulados durante años previos, en un período temporal cercano
a las elecciones. Casos emblemáticos que dieron fuerza al movimiento fueron los
asesinatos de Candela Rodríguez y Ángeles Rawson.

Este clima político particular, sumado a la gran difusión social que alcanzó la temática
gracias a los medios de comunicación, se tradujo en que muchos de los candidatos
presidenciales incluyeran el tema dentro de su propuesta de agenda política.

Gran parte del mérito de esta difusión debe ser adjudicado al papel que cumplen
actualmente las redes sociales como vías de comunicación principales. Entre ellas, las
dos más relevantes en la gestación del movimiento “Ni Una Menos” fueron Facebook y
Twitter. La repercusión fue tan amplia que incluso hubo marchas en los países vecinos de
Chile y Uruguay.

Nos parece pertinente extraer unas palabras pronunciadas por la dibujante Maitena,
durante la marcha central que tuvo lugar en Buenos Aires: “Erradicar la violencia contra
las mujeres puede ser difícil pero no es imposible. Ni Una Menos es un grito colectivo, es
meterse donde antes se miraba para otro lado, es revisar las propias prácticas, es
empezar a mirarnos de otro modo unos a otras, es un compromiso social para construir
un nuevo Nunca Más”.

4. Soluciones

Como bien dejamos en claro en el desarrollo del modelo, distintos agentes que participan
en el proceso están a la espera de que se abran oportunidades en la faz política, para así
“arrojar” determinados problemas y sus soluciones. Cabe ahora preguntarnos qué es lo
que viene primero, si el problema o su solución.

Esto nos recuerda un poco al viejo interrogante del “huevo y la gallina”, ya que desde una
posición objetiva, podemos afirmar que problema y solución son interdependientes. Si
bien existen problemas para los cuales es necesario hallar respuestas, la precondición
necesaria para que el problema adquiera el carácter de tal es que pueda resolverse. Si
una cuestión no puede ser resuelta, no es un problema, sino una tragedia.

Por otro lado, el desarrollo científico, tecnológico, y hasta cultural, permite que día a día
emerjan nuevas soluciones “en busca de problemas” y, a su vez, muchas nuevas
soluciones generan nuevos problemas a través de su aplicación, lo que nos retrotrae a las
corrientes del modelo “bote de basura”.

17
Ni siquiera a nivel local un problema público es fácilmente soluble en la actualidad.
Webber y Rittel por esa razón se refieren a ellos como wicked problems: problemas
retorcidos, malignos, tramposos, tornadizos, subjetivos, multivariable. Lo que vuelve más
“malignos” a estos asuntos es que no hay manera de saber exactamente cuándo se
solucionan.

Los problemas públicos entran en la categoría de lo que Herbert Simon describió como
problemas “mal estructurados”: aquellos de estructura laxa e imprecisa de los que no se
sabe con certeza cuál es su criterio resolutivo y cuales las operaciones para llegar a esta
solución. El ámbito del problema, su alcance, es difuso. No está claro si las acciones
llevadas a cabo representan un avance o un retroceso. No tener en claro ni el efecto ni la
causa nos deja en la total incertidumbre, en la irresolución.

A lo largo de este informe, hemos visto cómo la violencia de género emergió como un
tema social y pasó paulatinamente a disputar un espacio en la agenda formal.

En este apartado, nos dedicaremos a presentar algunas de las más importantes


soluciones impulsadas en nuestro país, que se dirigen al problema de violencia de género
en cuestión. Es nuestra intención resaltar como el alcance de estas soluciones difieren
entre sí, lo que corrobora nuestra afirmación de que el cómo se defina un problema influye
en todos los elementos del proceso.

● Ley N° 26.485

La Ley de “Protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las
mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales”, fue
sancionada el 11 de marzo del 2009 y promulgada el 1 de abril de ese mismo año. Sus
disposiciones son de orden público y de aplicación en todo el territorio de la República.
Esta ley tiene por objeto promover y garantizar:
a) La eliminación de la discriminación entre mujeres y varones en todos los órdenes de la
vida;
b) El derecho de las mujeres a vivir una vida sin violencia;
c) Las condiciones aptas para sensibilizar y prevenir, sancionar y erradicar la discriminación
y la violencia contra las mujeres en cualquiera de sus manifestaciones y ámbitos;
d) El desarrollo de políticas públicas de carácter interinstitucional sobre violencia contra las
mujeres;
e) La remoción de patrones socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de
género y las relaciones de poder sobre las mujeres;
f) El acceso a la justicia de las mujeres que padecen violencia;
g) La asistencia integral a las mujeres que padecen violencia en las áreas estatales y
privadas que realicen actividades programáticas destinadas a las mujeres y/o en los
servicios especializados de violencia.

Como vemos, el carácter de esta solución legal es bastante amplio, ya que no se dirige
sólo a las víctimas directas del problema, sino que al buscar remover los patrones
socioculturales que promueven y sostienen la desigualdad de género y las relaciones de

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poder sobre las mujeres, busca actuar sobre las bases mismas de nuestro entramado
social. Por el lado del problema, nos brinda la definición más abarcadora hasta la fecha:

“(...)se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de
manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una
relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica,
sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedan
comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.
Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción u
omisión, disposición, criterio o práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja
con respecto al varón”

Esta ley no sólo define la violencia contra la mujer sino que se establecen y disponen
mecanismos de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra
las mujeres. Además de la creación del Observatorio de la Violencia contra las Mujeres, el
Consejo Nacional de la Mujer (del que ya hemos hablado en la sección de “Actores”) se
constituye como consejo consultivo y organismo encargado del diseño de las políticas
públicas para efectivizar las disposiciones de la ley.

Esta ley sirvió para que se pueda avanzar judicialmente en la penalización de un delito
que hasta entonces estaba totalmente vacío de contenido en materia judicial. En la
Argentina aumentó un 200% la cantidad de denuncias sobre actos de violencia de género,
sobre las que, al existir la ley de protección, hoy se puede trabajar en ellas.

● Observatorio de Violencia contra las Mujeres

Instancia creada por la Ley 26.485 (artículos 12, 13 y 14). Está destinado al monitoreo,
recolección, producción, registro y sistematización de datos e información sobre la
violencia contra las mujeres.

Con su creación, el Estado asume el desafío de brindar información válida y fiable acerca
de las distintas formas que asume la violencia contra las mujeres, con el objetivo de poder
ofrecer insumos para el diseño e implementación de políticas públicas que tiendan a la
prevención, sanción y erradicación de la misma. Por otro lado, también se constituye
como una fuente de información sobre la problemática accesible a centros de
investigación, universidades, organizaciones sociales y a la población en general.

Tiene por misión el desarrollo de un sistema de información permanente que brinde


insumos para el diseño, implementación y gestión de políticas públicas tendientes a la
prevención y erradicación de la violencia contra las mujeres.

De entre sus funciones legalmente asignadas, cabe destacar:

-"Crear una red de información y difundir a la ciudadanía los datos relevados, estudios y
actividades del Observatorio, mediante una página web propia o vinculada al portal del
Consejo Nacional de la Mujer. Crear y mantener una base documental actualizada
permanentemente y abierta a la ciudadanía" (inciso e).

19
- "Publicar el informe anual sobre las actividades desarrolladas, el que deberá contener
información sobre los estudios e investigaciones realizadas y propuestas de reformas
institucionales o normativas. El mismo será difundido a la ciudadanía y elevado a las
autoridades con competencia en la materia para que adopten las medidas que
corresponda"

● Línea Telefónica 144

Destinada a brindar información, orientación, asesoramiento y contención para las


mujeres en situación de violencia de todo el país, los 365 días del año, las 24 horas, de
manera gratuita. Esta línea responde a la obligación del Estado Nacional de garantizar
una respuesta integral y articulada sobre la violencia de género. El equipo de atención de
la línea telefónica 144, en su mayoría integrado por profesionales, psicólogas/os y
trabajadoras/es sociales. Está conformado por operadoras/es y coordinadoras con
capacitación en perspectiva de género y violencia contra las mujeres.

Pueden acudir a este servicio tanto la mujer que es víctima de la violencia como sus
familiares, conocidos/as o amigos/as para recibir asesoramiento y contención.
Esta solución parte del hecho de que la violencia contra la mujer se desarrolla dentro de
un ciclo que construye el agresor, en el cual se daña la autoestima de la víctima y se la
somete a continuas amenazas para convencerla de que no podrá salir de esa situación.
Es por ello que plantea un foco de acción más amplio que sólo el resguardo físico, ya que
al brindar información y conocimiento la víctima podrá ser capaz de dar el primer paso y
recorrer el camino para salir de la violencia.
La Línea apunta más que nada a los sujetos directamente implicados en el problema, y no
a la sociedad en general.

● Programa Institucional contra la violencia de género en el ámbito de la UNLP

Surge a partir de una iniciativa colectiva coordinada por la Dirección


General de Derechos Humanos de la UNLP junto a docentes investigadores de las
unidades académicas -FaHCE, FPyCS, FTS, FCJyS y Psicología- y a referentes de los
gremios (ADULP, ATULP y FULP).
Es importante destacar el papel estratégico que las instituciones educativas -y las
universitarias en este caso- tienen en la reproducción o cuestionamiento de los valores y
actitudes desplegados en los procesos de socialización, cuando se pretende que los
mismos estén fundados en relaciones igualitarias entre los géneros. El sistema
universitario debe promover una formación profesional basada en el respeto y ejercicio
pleno de los derechos humanos, poniendo en tensión las relaciones asimétricas y
evitando la victimización institucional secundaria.
Cabe recordar que Argentina tiene responsabilidades internacionales que cumplir
respecto a la prevención, sanción y eliminación de la violencia sexista y de la
discriminación por razones de género u orientación sexual, teniendo en consideración las
múltiples recomendaciones y sanciones que los organismos de Naciones Unidas le han
hecho a nuestro país.

20
Propósito:
Producir condiciones que contribuyan a visibilizar y desnaturalizar la violencia de
género como un problema social que afecta derechos humanos fundamentales, a fin
de promover el reconocimiento efectivo de la perspectiva de género como dimensión
transversal de las políticas y prácticas institucionales en la Universidad Nacional de La
Plata.

Objetivos:
-Construir un marco conceptual compartido acerca de la violencia de género,
enriquecido con la normativa que garantiza los derechos sexuales y la integridad
personal.
-Promover la participación de las distintas unidades académicas y dependencias
administrativas de la Universidad en el desarrollo de estrategias de sensibilización,
capacitación y comunicación tendientes a erradicar la violencia de género.
-Fortalecer capacidades institucionales para prevenir, detectar, atender y orientar a
quienes se encuentren afectados por situaciones de violencia de género, procurando
restituir sus derechos vulnerados desde un accionar coordinado entre el Programa y
las Unidades Académicas

● Protocolo de actuación ante situaciones de discriminación y/o violencia de


género en la UNLP

Es sustentado en los principios que fundamentan el Programa Institucional contra la


violencia de género en la UNLP. La autoridad de Aplicación del presente Protocolo es el
órgano creado en el Programa Contra la Violencia de Género, dependiente de la
Dirección General de Derechos Humanos de la Universidad Nacional de La Plata quien
podrá solicitar dentro de su autonomía, asesoría de expertos en la temática, y tiene como
objetivos:

a.‐ Garantizar en la comunidad universitaria un ambiente libre de discriminación,


hostigamiento, y violencia por razones de género o diversidad sexual, promoviendo
condiciones de igualdad y equidad.
b.‐ Propiciar la transversalidad de la perspectiva de género en las políticas y
prácticas institucionales de la Universidad.
c.‐ Generar ámbitos de confianza y seguridad para que las personas afectadas puedan
exponer su situación
d.‐ Poner a disposición de las personas afectadas el asesoramiento y la asistencia que
puedan requerir para reparar los daños que pudiesen haber sufrido, sin excluir
otros mecanismos previstos por las leyes.
e.‐ Procurar cambios de conducta relativos a la discriminación y las violencias basadas en
género y diversidad u orientación sexual.
f.‐ Elaborar estadísticas y realizar un análisis sistemático de situaciones relativas a
la discriminación, hostigamiento y violencia por razones de género o diversidad sexual, a
fin de adoptar nuevas medidas de prevención y perfeccionar las existentes.
g.‐ Difundir el Protocolo y los servicios de atención existentes en cada unidad académica,
así como los efectores del sistema público universitario.

21
h.‐ El derecho a una vida sin violencia.

Reflexiones finales:
La gobernanza moderna y las redes de políticas públicas en el
marco de las políticas de género. Perspectivas a nivel global.

Se ha detallado en secciones anteriores de este informe cómo la experiencia argentina


demuestra el importante papel de la sociedad civil y las redes que ésta construye con
distintos agentes participantes del proceso en la formulación y elaboración de políticas
públicas orientadas a la problemática que nos compete.

En la actualidad, en sintonía con estas nuevas expresiones de relación en el ámbito


político, el concepto de governance (gobernanza) ha ido más allá de solamente
“gobernar” para indicar una nueva forma de gobierno más cooperativa y relacional.

Renate Mayntz, alemana, una de las más célebres expositoras sobre este tema, destaca
en su artículo “El Estado y la sociedad civil y la gobernanza moderna” la participación
conjunta de instituciones estatales y no estatales en la formulación y aplicación de
políticas públicas. Por definición, la gobernanza trata de la solución de problemas
colectivos y del logro del bienestar público.

Una forma relacionada de cooperación Estado-sociedad civil son las redes mixtas de
actores públicos y privados que se observan en niveles más específicos de los sectores
de las políticas. Allí donde se desarrollan redes de políticas públicas, el gobierno deja de

22
ser el núcleo rector de la sociedad, y se acopla de manera flexible con la sociedad civil
para lograr consensos negociados. Este modo de elaboración de políticas se adapta a un
entorno social complejo y dinámico.

La condición más general para poder desarrollar una gobernanza moderna es que el
poder debe estar disperso en la sociedad. En otras palabras, hablamos de que tiene que
existir una sociedad civil fuerte, cuyos individuos gocen de igualdad ante la ley así como
de un conjunto de derechos básicos y fundamentales. Esta condición en realidad es
necesaria pero no suficiente. Es crucial la existencia de actores sociales nucleados en
organizaciones especializadas, que cuenten con la autonomía suficiente para negociar
con intereses opuestos y con las autoridades del Estado la inclusión en la agenda de las
cuestiones más apremiantes.

Desde ya, una estructura dictatorial como la que ha sufrido nuestro país no cumpliría con
ninguno de estos prerrequisitos.

En sintonía con lo desarrollado Francisco Longo, en su paper “Los desafíos de la


gobernanza en los sistemas públicos iberoamericanos” sostiene que la calidad de la
gobernanza de un país se relaciona estrechamente con la de su sociedad civil. Según
este autor, es central para las democracias actuales conseguir una organización
adecuada de la participación de las organizaciones sociales en los asuntos de interés
público.

La “calidad” de la sociedad civil hace alusión a la densidad de las redes de


involucramiento cívico en las que participan los ciudadanos, potenciadas por relaciones
basadas en la confianza y la existencia de normas de reciprocidad.

La violencia de género como cuestión problematizada en realidad no tiene una estructura


genética local, sino de escala mundial. Es un asunto que se manifiesta en el plano interno
de cada país, pero su estructura causal trasciende los límites nacionales, y la única
manera de que sea erradicada totalmente es mediante la acción internacional.

Si bien el ser hombre o mujer es algo fisiológico e innato, que depende de la genética, el
género desde el punto de vista social y psicológico depende en gran medida de factores
ambientales, experienciales y del aprendizaje. Desde este punto de vista, el género
resulta de la construcción que cada sociedad y cultura realizan para especificar
contenidos que le corresponden a lo femenino y a lo masculino.

Es entonces como resulta muy distinto hablar de temas relacionados con el género en
culturas orientales u occidentales, y por supuesto sin olvidar que las creencias y
concepciones culturales varían a lo largo del tiempo (no es lo mismo el rol atribuido a la
mujer en la época de nuestros abuelos, que el papel que se les reconoce y atribuye en la
actualidad en la sociedades pluralistas, liberales y democráticas).

Las organizaciones de mujeres a nivel internacional (entre las más conocidas se


encuentran Equality Now, International Alliance of Women (IAW), Zonta International)
tienen el objetivo común y declarado de trabajar para promover los derechos humanos de
las mujeres alrededor del mundo, enfocándose particularmente en el empoderamiento del

23
sexo femenino y, más ampliamente, en la igualdad de género. Por citar un ejemplo, el
principio básico de la IAW es que el disfrute pleno e igual de los derechos humanos se
debe a todas las mujeres y las niñas.

Lamentablemente, como manifiesta Mayntz, la capacidad internacional para la resolución


de problemas es aún muy limitada. Asimismo, la sociedad civil internacional está
escasamente desarrollada.

Nos permitimos en este momento realizar una crítica a ciertos colectivos que aún luego de
tantos avances y de encontrarnos en un mundo globalizado, persisten en denigrar y, en
algunos casos, tratar a la mujer como si fuera un mero objeto.

Incluso dentro de Latinoamérica existen culturas tradicionalmente machistas como la


mexicana, que ponen de alguna manera un filtro ideológico al ascenso de la violencia de
género como problemática social.

Pero particularmente queremos elevar la voz sobre la situación que sufren las mujeres en
el mundo islámico, donde son directamente cosificadas. El islam se considera a sí mismo
como una religión revelada y, en consecuencia, no puede ser interpretada. Sus posturas
misóginas son incuestionables para sus adeptos.

Como afirma la autora española Pilar Rahola en su más reciente libro “¡Basta!”: “El
dominio de la mujer no es una consecuencia triste del islamismo, sino que conforma su
ADN, es intrínseco a él, ineludible. Ninguna rama, fracción o corriente del islamismo
permite, bajo ningún concepto, que la mujer sea libre”

Es imperioso entonces comenzar a trabajar en nuestra estructura político y social interna,


para así fortalecer la gobernanza local y, paralelamente, desarrollar vínculos y contactos
con agentes internacionales, formando redes que permitan tratar el problema de la
violencia de género desde su génesis misma y erradicarlo de nuestra moderna sociedad.

Cuando emergen nuevos asuntos para los cuales aún no existe información o
conocimientos, se vuelve clave la comunicación y entendimiento entre gobierno y
sociedad. Es aquí más que nunca cuando debemos pensar las políticas públicas como
una tarea colectiva que involucra tanto la iniciativa social como la gubernamental. Cobran
toda su importancia las teorías de Giandomenico Majone, que enfatiza la necesidad de
persuasión y argumentación con el público interesado para que todos compartieran los
instrumentos y objetivos.

24
ANEXOS
Modalidades y Tipos de violencia: Matriz conceptual elaborada por el Observatorio de
la Violencia contra las Mujeres en concordancia a la definición adoptada en el marco de
nuestra ley 26.485.

Modalidad Definición Tipos

Doméstica Aquella ejercida contra las mujeres por un integrante Física


del grupo familiar, independientemente del espacio
físico donde ésta ocurra, que dañe la dignidad, el
bienestar, la integridad física, psicológica, sexual,
económica o patrimonial, la libertad, comprendiendo Psicológica
la libertad reproductiva y el derecho al pleno
desarrollo de las mujeres. Se entiende por grupo
familiar el originado en el parentesco sea por
Sexual
consanguinidad o por afinidad, el matrimonio, las
uniones de hecho y las parejas o noviazgos. Incluye
las relaciones vigentes o finalizadas, no siendo
requisito la convivencia. Económica

Simbólica

Contra la libertad
reproductiva

Institucional Aquella realizada por las/los funcionarias/os, Física

25
profesionales, personal y agentes pertenecientes a
cualquier órgano, ente o institución pública, que
tenga como fin retardar, obstaculizar o impedir que Psicológica
las mujeres tengan acceso a las políticas públicas y
ejerzan los derechos previstos en esta ley. Quedan
comprendidas, además, las que se ejercen en los
Sexual
partidos políticos, sindicatos, organizaciones
empresariales, deportivas y de la sociedad civil.

Económica

Simbólica

Obstétrica

Contra la libertad
reproductiva

Laboral Aquella que discrimina a las mujeres en los ámbitos Física


de trabajo públicos o privados y que obstaculiza su
acceso al empleo, contratación, ascenso, estabilidad
o permanencia en el mismo, exigiendo requisitos
sobre estado civil, maternidad, edad, apariencia Psicológica
física o la realización de test de embarazo.
Constituye también violencia contra las mujeres en
el ámbito laboral quebrantar el derecho de igual Sexual
remuneración por igual tarea o función. Asimismo,
incluye el hostigamiento psicológico en forma
sistemática sobre una determinada trabajadora con
el fin de lograr su exclusión laboral. Económica

Simbólica

Contra la libertad
reproductiva

Mediática Aquella publicación o difusión de mensajes e Psicológica


imágenes estereotipados a través de cualquier
medio masivo de comunicación, que de manera
directa o indirecta promueva la explotación de
mujeres o sus imágenes, injurie, difame, discrimine, Simbólica
deshonre, humille o atente contra la dignidad de las
mujeres, como así también la utilización de mujeres,

26
adolescentes y niñas en mensajes e imágenes
pornográficas, legitimando la desigualdad de trato o
construya patrones socioculturales reproductores de
la desigualdad o generadores de violencia contra las
mujeres.

Tipo Definición

Física La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo


dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier otra forma de
maltrato o agresión que afecte su integridad física.

Psicológica La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o


perjudica y perturba el pleno desarrollo personal o que busca
degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y
decisiones, mediante amenaza, acoso, hostigamiento,
restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación o
aislamiento. Incluye también la culpabilización, vigilancia
constante, exigencia de obediencia o sumisión, coerción verbal,
persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos,
chantaje, ridiculización, explotación y limitación del derecho de
circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud
psicológica y a la autodeterminación.

Sexual Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus


formas, con o sin acceso genital, del derecho de la mujer de
decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a
través de amenazas, coerción, uso de la fuerza o intimidación,
incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras
relaciones vinculares o de parentesco, exista o no convivencia,
así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso,
abuso sexual y trata de mujeres.

Económica y La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos


patrimonial económicos o patrimoniales de la mujer, a través de: a) La
perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción
indebida de objetos, instrumentos de trabajo, documentos
personales, bienes, valores y derechos patrimoniales; c) La

27
limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer
sus necesidades o privación de los medios indispensables para
vivir una vida digna; d) La limitación o control de sus ingresos,
así como la percepción de un salario menor por igual tarea,
dentro de un mismo lugar de trabajo.

Simbólica La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores,


íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad
y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la
subordinación de la mujer en la sociedad.

Violencia contra la Aquella que vulnere el derecho de las mujeres a decidir libre y
libertad reproductiva responsablemente el número de embarazos o el intervalo entre
los nacimientos, de conformidad con la Ley 25.673 de Creación
del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación
Responsable.

Violencia obstétrica Aquella que ejerce el personal de salud sobre el cuerpo y los
procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato
deshumanizado, un abuso de medicalización y patologización de
los procesos naturales, de conformidad con la Ley 25.929 (Ley
de Parto Respetado).

El enfoque de la No Decisión

Cabe hacernos la pregunta si todo asunto que cuente con amplio apoyo y difusión social
efectivamente será abordado por las autoridades gubernamentales. Contrariamente al
enfoque pluralista, al que tildan de ingenuo, Peter Bachrach y Morton S. Baratz han
argumentado que excluir temas y problemas de la agenda también es una herramienta
muy poderosa. La “no decisión” implica la constricción o la contención de la toma de
decisiones para salvaguardar los intereses de la comunidad dominante. Se trata de
suprimir o frustrar un desafío latente o manifiesto a los valores de los tomadores de
decisiones.

Cuando se trata de cuestiones que tienen la particularidad de ir en contra del orden social
existente, como la redistribución de los recursos y los valores entre los hombres y las
mujeres, el esfuerzo se potencia enormemente. Dejamos en manos del lector una noticia
extraída del portal de noticias Infobae para que reflexione sobre si esto puede estar
actualmente ocurriendo en nuestro país:

“A contramano de las marchas colectivas y las constantes políticas de las ONG en


materia de violencia de género y femicidio en el país, Argentina volvió a dar la nota y
quedó afuera por falta de datos y cifras específicas del informe anual "Las Mujeres en
el mundo 2015" que presentó la ONU el 20 de octubre sobre violencia y pobreza. Pese a
que la Ley 26.485 (para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres)

28
obliga –entre otras cosas- a la elaboración de estadísticas, el casillero aparece en
blanco en este estudio que buscó agrupar data para concientizar a los jefes de Estado
sobre la situación de la mujer en el mundo y orientarlos en sus próximas políticas.

No obstante, la ausencia de cifras no sorprende ya que las mismas también son


solicitadas desde hace años por las ONG dedicadas a la problemática, como es el caso
de La casa del encuentro, cuya directora Fabiana Tuñez reconoció que desde 2008
espera información del Gobierno que aporte para mejorar las medidas fundadas contra la
violencia que afecta a millones de mujeres en el mundo”

Bibliografía
- Aguilar Villanueva, L (1996). Estudio Introductorio. En Aguilar, L. (Ed.), Problemas
políticos y Agenda de Gobierno. México: Grupo Editorial Miguel Ángel Porrúa.
- Parsons, W. (2007) Políticas Públicas. Una introducción a la teoría y la práctica del
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