La teoría de la asociación diferencial a gran escala permite detallar el proceso
de neutralización de la ley que hacen actores investidos de status social, o de aquellos que gozan de una posición opuesta como lo son los delincuentes profesionales. De esta manera Sutherland desarrolla su teoría sustentada en bases no convergentes entre los fines administrativos o la posición de la burocracia, y los fines del control social perseguidos por el derecho penal; representando el primero, la expresión de Laissez Farie o el proceso irracional mediante el cual la administración no debe intervenir en la regulación de la economía, pues de tajo se supone que la libre competencia, la libertad de empresa y las leyes de abastecimiento y demanda son las reguladoras del sistema económico. En este sentido todo intento legislativo que intente trastocar los principios capitalistas o subordinar los límites de la libertad de mercado a decisiones político administrativas será visto como un atentado a la lógica de acumulación privada del capital, por consiguiente toda mediada político administrativa deberá estar soportada en la ideología del capitalismo, cuyos canales democráticos para la configuración de la legislación corporativista deberá establecer una serie de privilegios para los hombres de negocios en cuanto a su posición y aceptación de la ley.
Por consiguiente la teoría de la asociación diferencial al prevenir sobre el
concepto de desorganización social en el que reposa gran parte de la sociología de Chicago, permite incluir el estudio de los valores de las culturas y subculturas, de tal suerte que permite acercarnos sobre la pregunta ¿Quién impone las reglas y en beneficio de quien serán?. La hipótesis de la teoría de la asociación diferencial plantea que la conducta delictiva se aprende en asociación con aquellos que definen que esa conducta es favorable y en aislamiento de aquellas que la definen como desfavorable y que una persona en una situación participa en una conducta delictiva por tener más peso las definiciones de favorabilidad sobre la definiciones de infavorabilidad, en este sentido la relegación de teorías de la psicología y la tendencia etiológica del delito por el estudio de la criminalidad en las esferas de la sociedad es notable, puesto que la variable la constituye la clase social, lo cual determina el tratamiento que se debe dar al delito y al delincuente, por consiguiente los criterios para imponer el estigma del delito, deviene de la selección del sistema penal, y de la posición que gozan los señores de negocios frente a jueces, fiscales y en si ante los poderes públicos. Así el comportamiento criminal se aprende mediante un proceso de comunicación entre la personas que integran un grupo restringido, las cuales desarrollan unas técnicas de enseñanza para cometer las infracciones o delitos, estas enseñanzas pueden ser complejas y simples dependiendo de la orientación delos móviles, las tendencias impulsivas, razonamientos y actitudes que se estudien según y conforme a las relaciones interpersonales del grupo diferencial, siendo estas orientaciones fundamentales para distinguir la interpretación sobre la favorabilidad o infavoraviliad de la disposición legal. Por ello tanto la hipótesis de desorganización social que explica el delito a través de la sociedad, y la hipótesis de la teoría de la asociación diferencial el cual explica el delito desde el punto de vista del proceso visto, son hipótesis complementarias sin las cuales se podría sustentar una teoría sobre el delito.
Así por ejemplo la teoría de la asociación diferencial desarrolla la hipótesis
según la cual la organización de los hombres de negocios y sus prácticas corporativistas generan la no percepción del delito por parte de las masas, quienes nunca verán el estigma del delito aunado al hecho de la difícil situación en que se encuentran los poderes públicos al percibir una conducta delictiva que para la teoría de la asociación diferencial no es de interés derivado o segundario, toda vez que los delitos que atenten contra la libertad de competencia y la libertad de mercados o de empresa no revisten intereses particulares como se ve en los delitos comunes, sino que representan los intereses públicos, intereses que no tienen protección legal eficiente dada la desorganización de las asociaciones diferenciales. No obstante las leyes antitrust se diseñaron para proteger las practicas desbordadas del Laissez Farie, como primera medida se busca proteger o regular el sistema económico, luego se busca proteger la desorganización de los consumidores, y por último se busca castigar las restricciones del comercio que hagan los señores de los negocios, lo cual traerá como efecto inmediato y peyorativo la manipulación del sistema democrático a causa de la gran concentración de riquezas, de suerte que el poderío inversor, inversionista sobre las instituciones democráticas y jurídicas no deslegitimen los procedimientos o leyes especiales.
Empero la influencia de estos actores en los procedimientos y leyes especiales
es notorio, así los canales democráticos para tal efecto están al servicio del colectivismo privado, pues llama la atención como el poderío del sector privado frente al estado permite la tendencia a no usar mecanismos penales, luego estandariza la práctica (ADIS) o la privatización de la administración de justicia, donde el poderío de la justicia arbitral se inclina frente al inversor, del mismo modo en el orden interno el poder de los señores de los negocios suplantan el castigo penal por mecanismos de libertad a de prueba haciendo de este modo anchos los controles del delito. Aunado a este hecho podemos incluir el estudio de los predicados morales de una sociedad, más aun cuando en el delito común convergen los juicios de reproche de manera directa por la víctima y por la masas, pues la indignación, y el resentimiento desorganizado del público en esta clase de delitos no son difusos, contrario a lo que pasa con muchos de los delitos de cuello blanco, puesto que la violación de delitos y su efectos concomitantes entre democracia y un orden justo pasan desapercibidos siendo difusos por un gran largo periodo de tiempo. De esta manera el control del delito por parte de las instituciones es casi vacuo, carente de mores debido a la desorganización social, y por consiguiente la eficacia de la norma está dotada de hipocresía al creer que la ley Sherman es positiva al restringir la conspiración, las consolidaciones del mercado, la restricción de precios etc. pues tal y como es visto la implementación de la ley resulta ser inmune ante la organización de los grandes comerciantes, puesto que tal y como lo ha venido sosteniendo el autor “la tradición ha sido que un gobierno no debería intervenir en la regulación delos negocios, sino que la libre competencia el abastecimiento y la demanda deberían regular los proceso económicos”.