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EL DELITO DE CUELLO BLANCO

EDWIN SUTHRELAND

La teoría de la asociación diferencial a gran escala permite detallar el proceso


de neutralización de la ley que hacen actores investidos de status social, o de
aquellos que gozan de una posición opuesta como lo son los delincuentes
profesionales. De esta manera Sutherland desarrolla su teoría sustentada en
bases no convergentes entre los fines administrativos o la posición de la
burocracia, y los fines del control social perseguidos por el derecho penal;
representando el primero, la expresión de Laissez Farie o el proceso irracional
mediante el cual la administración no debe intervenir en la regulación de la
economía, pues de tajo se supone que la libre competencia, la libertad de
empresa y las leyes de abastecimiento y demanda son las reguladoras del
sistema económico. En este sentido todo intento legislativo que intente
trastocar los principios capitalistas o subordinar los límites de la libertad de
mercado a decisiones político administrativas será visto como un atentado a la
lógica de acumulación privada del capital, por consiguiente toda mediada
político administrativa deberá estar soportada en la ideología del capitalismo,
cuyos canales democráticos para la configuración de la legislación
corporativista deberá establecer una serie de privilegios para los hombres de
negocios en cuanto a su posición y aceptación de la ley.

Por consiguiente la teoría de la asociación diferencial al prevenir sobre el


concepto de desorganización social en el que reposa gran parte de la
sociología de Chicago, permite incluir el estudio de los valores de las culturas y
subculturas, de tal suerte que permite acercarnos sobre la pregunta ¿Quién
impone las reglas y en beneficio de quien serán?. La hipótesis de la teoría de
la asociación diferencial plantea que la conducta delictiva se aprende en
asociación con aquellos que definen que esa conducta es favorable y en
aislamiento de aquellas que la definen como desfavorable y que una persona
en una situación participa en una conducta delictiva por tener más peso las
definiciones de favorabilidad sobre la definiciones de infavorabilidad, en este
sentido la relegación de teorías de la psicología y la tendencia etiológica del
delito por el estudio de la criminalidad en las esferas de la sociedad es notable,
puesto que la variable la constituye la clase social, lo cual determina el
tratamiento que se debe dar al delito y al delincuente, por consiguiente los
criterios para imponer el estigma del delito, deviene de la selección del sistema
penal, y de la posición que gozan los señores de negocios frente a jueces,
fiscales y en si ante los poderes públicos. Así el comportamiento criminal se
aprende mediante un proceso de comunicación entre la personas que integran
un grupo restringido, las cuales desarrollan unas técnicas de enseñanza para
cometer las infracciones o delitos, estas enseñanzas pueden ser complejas y
simples dependiendo de la orientación delos móviles, las tendencias
impulsivas, razonamientos y actitudes que se estudien según y conforme a las
relaciones interpersonales del grupo diferencial, siendo estas orientaciones
fundamentales para distinguir la interpretación sobre la favorabilidad o
infavoraviliad de la disposición legal. Por ello tanto la hipótesis de
desorganización social que explica el delito a través de la sociedad, y la
hipótesis de la teoría de la asociación diferencial el cual explica el delito desde
el punto de vista del proceso visto, son hipótesis complementarias sin las
cuales se podría sustentar una teoría sobre el delito.

Así por ejemplo la teoría de la asociación diferencial desarrolla la hipótesis


según la cual la organización de los hombres de negocios y sus prácticas
corporativistas generan la no percepción del delito por parte de las masas,
quienes nunca verán el estigma del delito aunado al hecho de la difícil
situación en que se encuentran los poderes públicos al percibir una conducta
delictiva que para la teoría de la asociación diferencial no es de interés
derivado o segundario, toda vez que los delitos que atenten contra la libertad
de competencia y la libertad de mercados o de empresa no revisten intereses
particulares como se ve en los delitos comunes, sino que representan los
intereses públicos, intereses que no tienen protección legal eficiente dada la
desorganización de las asociaciones diferenciales. No obstante las leyes
antitrust se diseñaron para proteger las practicas desbordadas del Laissez
Farie, como primera medida se busca proteger o regular el sistema económico,
luego se busca proteger la desorganización de los consumidores, y por último
se busca castigar las restricciones del comercio que hagan los señores de los
negocios, lo cual traerá como efecto inmediato y peyorativo la manipulación del
sistema democrático a causa de la gran concentración de riquezas, de suerte
que el poderío inversor, inversionista sobre las instituciones democráticas y
jurídicas no deslegitimen los procedimientos o leyes especiales.

Empero la influencia de estos actores en los procedimientos y leyes especiales


es notorio, así los canales democráticos para tal efecto están al servicio del
colectivismo privado, pues llama la atención como el poderío del sector privado
frente al estado permite la tendencia a no usar mecanismos penales, luego
estandariza la práctica (ADIS) o la privatización de la administración de justicia,
donde el poderío de la justicia arbitral se inclina frente al inversor, del mismo
modo en el orden interno el poder de los señores de los negocios suplantan el
castigo penal por mecanismos de libertad a de prueba haciendo de este modo
anchos los controles del delito. Aunado a este hecho podemos incluir el
estudio de los predicados morales de una sociedad, más aun cuando en el
delito común convergen los juicios de reproche de manera directa por la víctima
y por la masas, pues la indignación, y el resentimiento desorganizado del
público en esta clase de delitos no son difusos, contrario a lo que pasa con
muchos de los delitos de cuello blanco, puesto que la violación de delitos y su
efectos concomitantes entre democracia y un orden justo pasan desapercibidos
siendo difusos por un gran largo periodo de tiempo. De esta manera el control
del delito por parte de las instituciones es casi vacuo, carente de mores debido
a la desorganización social, y por consiguiente la eficacia de la norma está
dotada de hipocresía al creer que la ley Sherman es positiva al restringir la
conspiración, las consolidaciones del mercado, la restricción de precios etc.
pues tal y como es visto la implementación de la ley resulta ser inmune ante la
organización de los grandes comerciantes, puesto que tal y como lo ha venido
sosteniendo el autor “la tradición ha sido que un gobierno no debería intervenir
en la regulación delos negocios, sino que la libre competencia el
abastecimiento y la demanda deberían regular los proceso económicos”.

Elvin Fabian Velandia

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