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ECONÓMICO
3Es evidente que el ahí mundanal es a la vez natural y social, sin embargo, la reflexión sobre
dicha esencial sociabilidad excede el espacio de esta reflexión.
que tomemos en cuanto al Ser posible; estamos afectando al devenir de aquel
ahí mundanal que nos constituye, a saber, a la Biósfera.
Ahora bien, el respirar no sólo es una acto estructural y originario de la
condición humana en el mundo; es también una actividad altamente compleja
que provee al agente biológico humano del oxígeno necesario para oxigenar
todo su cuerpo. Sin embargo, el cuerpo no puede almacenar oxígeno; por ello
es necesario respirar sin cesar día y noche; pero el gesto respiratorio no se
corresponde siempre con las necesidades de oxígeno en el cuerpo; ya que
muchas veces al mismo tiempo, contribuye a otras finalidades o circunstancias:
acompañar el impulso de un movimiento para sostener la voz hablada o
cantada; movilizar las vísceras, abrir o cerrar más las costillas, etc. Por tanto, el
respirar se nos convierte también en una técnica; en una metodología que
provee del recurso oxígeno, de una manera específica, para hacer posible
cierto tipo de actividades. El respirar, más allá de operar como una función
automática, se convierte, como actividad respirativa, en recurso humano
fundamental para satisfacer otro tipo de necesidades, a otras praxis humanas
en el mundo. El habla, el discurso, el canto, el ejercicio físico, la meditación son
actividades humanas que convierten al respirar en un recurso que debe ser
adquirido a través del aprendizaje; por medio de la Habitualidad, las
Habilidades y las Competencias (HHC); por tanto, el respirar humano deviene
así en capital praxeológico HHC. Capital que se produce y se forma como
praxis humana en el mudo; capital que se requiere para satisfacer necesidades
humanas de diversa índole; capital que por su estructura praxeológica de
aprendizaje a través de hábitos, habilidades y competencias es también
cuantificable. Por tanto, es evidente que la actividad humana de respirar es
también, bajo este respecto, una cierta actividad económica humana, la cual
requiere de trabajo humano especializado, es producida como una satisfactor
de necesidades humanas y sus cuantificación también revela y cuantifica
calidad de vida.
Por otro lado, la actividad respiratoria también requiere de maximización
de utilidades y beneficios en su desempeño; pues está en juego la posibilidad
de vivir sanamente o de prolongar o acortar nuestras posibilidades de vida.
Dicha maximización, dice relación con el problema de que no le prestamos
mucha atención a nuestra respiración, pues, generalmente, respiramos de una
manera superficial. En una inspiración superficial, entra en los pulmones
aproximadamente medio litro de aire, a pesar de que la capacidad pulmonar
total de un adulto es de 4-6 litros. El respirar de forma normal no es suficiente
para purificar y vitalizar la sangre. Si no respiramos profundamente la sangre
venosa al llegar a los pulmones no se purifica ni se llena de vitalidad, esto hace
que la sangre esté maleada y prosiga su camino sin cumplir plenamente su
misión, ocasionando malestares y problemas de salud tanto físicos como
psíquicos. Por tanto, es evidente que el respirar humano, de modo estructural,
es también una actividad económica fundamental, pero en la cual no hay
cataláctica, esto es, intercambio de bienes y servicios a través del medio
dinero. Queda claro aquí, que es un sesgo ideológico muy reduccionista sólo
concebir beneficio económico allí donde alguien acumula dinero o acrecienta
su capital dinerario, producto de un intercambio mercantil. El arte de respirar es
también una actividad económica (economy) para la consecución de la vida
humana en el mundo y que la disciplina económica (economics) no logra
visualizar ni conceptualizar. Pues ideológicamente, sólo le interesa estudiar
pulsiones y regularidades propias del agente económico capitalista como
productor y consumidor que de modo anárquico desata fuerzas productivas
que no puede controlar. Y que construye una gran maquinaria de producción y
consumo donde bajo la ilusión de satisfacer necesidades y deseos humanos, el
agente humano ya sea como productor o consumidor se convierte en esclavo
de dicha maquinaria.
Una mirada atenta, tanto a al acto originario de respirar como al arte de
respirar muestra que dicha actividad no sólo provee de recursos biológicos,
sino también de recursos para la gestión emocional, afectiva y espiritual, pues
con el respirar deviene también el oler aromas agradables y pestilentes
emanaciones. En el oler nuestro mundo se hace también sensitiva y
psicoemocionalmente agradable o desagradable. Y con ello se provee de
recursos actitudinales para la gestión de las relaciones intersubjetivas
humanas, pues ayuda al equilibrio emocional, psico-afectivo y espiritual
requerido por éstas. Por tanto, cultivar, acumular y densificar en capital HHC,
para profesionalizar esta actividad, es una cuestión económica humana
(economy) de máxima relevancia, que incluso se puede diseñar
estratégicamente, estableciendo procesos formalizados para la
profesionalización del arte de respirar y con ello también maximizar beneficios y
utilidades, para el bienestar biológico, actitudinal y espiritual del agente
humano en el mundo.
A modo de conclusión, el respirar humano nos revela también que la
dimensión económica humana (economy) 4 es mucho más amplia y rica que
aquello que logra concebir, sesgadamente la economía disciplinar (econmics)5.
Y que una disciplina económica menos pretensiosa y más abierta y plural,
debiera poder cuantificar el capital HHC respiratorio, requerido para la
consecución del bienestar humano en el mundo; bienestar que impacta
directamente también en la condiciones de convivencia social y de
productividad que el agente humano pueda desempeñar en diversos modos de
producción de bienes y servicios. Y que por tanto, ni economy ni economics
pueden ser reducidas a una ideología que nos hace esclavos de una gran
maquinaria de producción y consumo que tiene como único horizonte la
acumulación de riqueza pecuniaria que se produce a través del intercambio de
bienes y servicios en el medio técnico mercado. Riqueza pecuniaria que sólo
acumulan quienes exhiben la titularidad de ser propietarios de factores y
medios productivos. Es decir, no más del 1% de la población mundial.