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6 septiembre, 2017
Cooperación Internacional, Intervención Social1 comentario
La palabra empoderamiento viene del término inglés “Empowerment” que significa “conceder poder”, pero más
que un término con una única conceptualización, podemos definirlo como un proceso a través del cual, se
analizan y detectan las necesidades de un colectivo desfavorecido socioeconómicamente, con el objetivo de
dotarlos con las herramientas necesarias para que puedan conseguir más autonomía y disminuya así, su
vulnerabilidad.
De esta forma, el empoderamiento busca que las personas auto gestionen sus propias necesidades, lo que en lo
que respecta a la cooperación y ayuda humanitaria dio una nueva visión a los proyectos sociales, que más que
prestar ayuda y cubrir necesidades básica, busca que las poblaciones con carencias o dificultades, a través de
sus propias capacidades impulsen cambios positivos sobre las situaciones en la que viven.
Así, podemos consensuar que el concepto de empoderamiento se relaciona con apropiación o reapropiación del
poder individual, lo que corresponde al análisis de la situación actual (adaptación, dependencia y/o sumisión) y
a liberarse de ella. Se trata del reconocimiento personal de la posibilidad de influir en la propia existencia
para cambiarla. Para ello tiene que darse:
• Reconocimiento del poder comunitario y de la posibilidad de interactuar en el contexto social como parte de
un grupo que puede cambiar una situación.
• Reducción del poder ejercido por los grupos dominantes a partir del cambio de las relaciones de poder en
la sociedad.
Según este enfoque, el individuo tiene un rol activo y puede actuar en cualquier programa de cooperación
gracias a la actitud crítica que ha desarrollado. Esta noción rompe con la idea de que el individuo es un ser
pasivo de la cooperación y pasa a convertirse en un actor legítimo.
Sin embargo, tener en cuenta desde el inicio los aspectos psicosociales de la población ayuda a entender sus
comportamientos y reacciones y a tener una comprensión global de los proyectos de desarrollo, teniendo en
cuenta las exigencias físicas, psicológicas y sociales.
Aunque ciertos proyectos se centran más en las personas, otros en infraestructuras y otros en procesos
colectivos, las tres dimensiones deben estar presentes en todo proyecto focalizándose el enfoque psicosocial en
la interrelación de las mismas.
El núcleo del enfoque psicosocial es el empoderamiento, corriente desarrollada sobre todo por organizaciones
ligadas al movimiento feminista y muy usada en cooperación internacional que considera básico el reforzar el
poder y la responsabilidad individual.
• Empoderamiento jurídico: Seguridad legal formal, poder hacer uso de leyes existentes, influencia sobre la
legislación,…
• Empoderamiento cultural: Participación en la definición de las normas culturales, influencia sobre el orden
simbólico, mantenimiento o desarrollo de una cultura propia,…
Aunque aquellos trastornos o situaciones psicológicas más graves requieren intervenciones psicológicas
realizadas por especialistas, desde la cooperación internacional se puede ayudar a proteger y potenciar el
https://www.divulgaciondinamica.es/blog/empoderamiento/
bienestar psicológico y así, el acuerdo sobre la importancia de los factores psicológicos y la necesidad de
empoderar psicológicamente es asumido por todas las agencias y organizaciones de cooperación.
El empoderamiento hace que las entidades de ayuda trabajen directamente con personal de la zona, ya que ellos
serán quienes deben tomar protagonismo, dejando a dichas entidades a una labor facilitadora.
Así, tanto para llevar a cabo la detección de necesidades como para aumentar peso de los propios protagonistas
y de sus comunidades, son muchos los que apuestan por unos enfoques más participativos para promover el
empoderamiento, y, tú, ¿Qué opinas?
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