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EL LADO OSCURO DEL CAMINO ESPIRITUAL 2

Dr. Roger Garcés


Psicólogo.

Dentro de las cosas que nos alejan del camino espiritual y nos atan a lo
material están las 8 preocupaciones mundanas. En alguna oportunidad
habíamos escrito algo acerca de esto, pero igual lo volvemos a traer al
escenario.
Se trata de 4 binomios, o 4 pares de opuestos, que en su conjunto
representan lo que el Buda llamaba “Venenos del alma”. El apego es el
primer veneno. Cuando vivimos con apego sufrimos porque podemos
perder algo que tenemos, y si lo perdemos sufrimos. Entonces con apego,
siempre sufrimos. Es como un novio celoso que cela continuamente a su
novia. Si tiene a su novia entonces pelea con ella porque alguien le
escribió, o porque alguien la miró en la calle, etc. etc. y esto causa
sufrimiento (él sufre, y ella también), y si por fin la mujer se va, entonces
sufre porque se fue. Si la tiene sufre, y si se va sufre, con apego siempre se
sufre.
El rechazo es otro de los venenos porque hagas lo que hagas, el objeto que
te causa verdadero rechazo está ahí, no lo puedes evitar. Siempre está
contigo. Los objetos que causan rechazo son: la muerte, la vejez y la
enfermedad. Es decir, las verdaderas causas del sufrimiento. No podemos
evadir a la muerte, y si la rechazamos es peor, porque vivimos la vida con
un temor irracional a la muerte. Entonces nos asusta todo, nos alejamos
de todo y no vivimos la vida en paz porque “Eventualmente” podemos
morir. ¡Pues claro que vamos a morir! Lo mejor es tratar a la muerte con
ecuanimidad. Como se deben tratar a todas las cosas de al vida. Sin
engancharnos, sin rechazarlas.
El Buda decía: “Las cosas buenas, (tratarlas) como un arcoíris. Las cosas
malas, como un mal sueño. Todo va a pasar”. Esta es la más grande
enseñanza. No nos enganchamos, no rechazamos. Nos mantenemos
ecuánimes, en el camino del medio, como decía el Buda.
Por eso las preocupaciones mundanas tienen esas polaridades: Apego y
Rechazo. Debemos recordar que cualquiera de las dos representa una
trampa.
La primera de las 8 preocupaciones mundanas es:
Buscar Ganar y Rehuir perder.

Cuando buscamos ganar, estamos sojuzgados por el espíritu de la ganancia


material y el apego. Queremos tener algo para aumentar el Stock de cosas
que ya tenemos en nuestra vida. Olvidamos que lo verdaderamente
importante no se posee, pero a nosotros nos encanta poseer. A esto es a lo
que se ha llamado: “La mente colonizadora”. Si vamos a una playa,
inmediatamente comenzamos a pensar: Aquí me gustaría MI casa, yo
pondría MI hamaca en este lugar para ver el atardecer mientras me tomo
MI cerveza. Todo esto lo fantaseamos cuando apenas estamos conociendo
el lugar. Entonces, como no tenemos esa casa en la playa con esa hamaca
para ver la puesta de sol, sufrimos. Y nos lamentamos de nuestra mala
suerte y nos culpamos por ser pobres y no tener para pagar una casa en la
playa y desde ya nos sentimos fracasados y así nos amargamos y
saboteamos impunemente un momento que pudo ser muy grato. Si
solamente nos alegramos con el lugar, y nos dedicamos a vivir ese
momento en la orilla de la playa con una brisa fresca, con un mar
hermoso, y un sol cálido, y nos olvidamos de poseer, seguramente
hubiéramos podido pasar un rato más feliz. Y sin embargo, esto forma
parte de los miles de pensamientos con que nos ataca a diario la “Loca de
la casa”, y que no le comunicamos a nadie. Pero justo en ese momento en
que la loca de la casa nos está acusando por ser fracasados y no tener una
casa en la playa (mente colonizadora) un amigo del grupo nos cuenta un
chiste y nos olvidamos por el momento de nuestro sufrimiento interior.
Sentimos alivio, pero es un alivio momentáneo, cuando termine el día y
lleguemos a la casa, volverá la loca de la casa a atormentarnos porque no
hemos “ganado”.

¿Y si perdemos? Entonces es peor. Entonces la mente colonizadora, la


mente que se apropia de todo comienza a lamentarse de su mísera
existencia, y comienza a pensar cosas como: “De lo poco que yo tenía
alguien me robó”, “La vida es una basura, yo que ya tenía poquito y ese
miserable me lo quitó”, y esto ocurre tanto a nivel económico como a nivel
afectivo, en fin, a todo nivel opera la mente colonizadora que no quiere
perder y que quiere solo ganar. La mente que se centra en el “perder” se
olvida de que TODO EN LA VIDA ES IMPERMANENTE, y de que vamos a
perder cosas, querámoslo o no. Vamos a perder la juventud, vamos a
perder la salud, vamos a perder la vida, vamos a perder a la gente que
queremos, etc.
El Maestro Thay describía los 5 miedos:
 Pertenezco a la naturaleza de la vejez, no puedo escapar de la vejez.
 Pertenezco a la naturaleza de la enfermedad, no puedo escapar de
la enfermedad.
 Pertenezco a la naturaleza de la muerte, no puedo escapar de la
muerte.
 Pertenezco a la naturaleza del cambio. No puedo evitar que las
cosas que amo cambien.
 Pertenezco a la naturaleza de las consecuencias de mis actos.

Por eso negarse a perder es una mala práctica. Eso nos conduce la más de
las veces al egoísmo y a las pataletas. Debemos tratar la pérdida con
ecuanimidad, porque en realidad no hemos perdido nada, porque no
somos dueños de nada. Pero a la mente colonizadora, la mente que le
gusta poseer (y por tanto, también a la que le gusta sufrir) no le gusta
perder.
Bueno, en realidad la ecuanimidad ante la pérdida se logra con
entrenamiento. No es fácil afrontar la pérdida con ecuanimidad, sobre
todo cuando la sociedad de consumo nos entrena para poseer. Cuando voy
a la consulta en Sabana Grande paso por un banco que tiene un aviso
gigante que dice: “¿Por qué tener solo uno si puede tener más?”. Desde
que nacemos estamos siendo sometidos a este tipo de mensajes, y hemos
crecido creyendo que de esa manera funciona la vida. La enseñanza nos
dice que la vida consiste en SOLTAR no en acumular.
Entonces, “Buscar Ganar y Rehuir Perder”, es una trampa, no caigan en
ella.
Cuando ganemos no nos ilusionemos con lo ganado.
Cuando nos toque perder, recordemos que en algún momento de las
muchas vidas que ya no recordamos haber vivido, hemos quitado algo a
alguien, y esas son las consecuencias de mis actos.

Siempre me llamó la atención cómo los monjes tibetanos no posees nada.


¡Pues claro! Si renuncian a todo, en realidad lo tienen todo.
Podemos edjar una tarea: trate de ver a qué se apega. Trate de ver con
qué cosa de las que posee tiene más apego. No le voy a pedir que las
regale (como haría un Lama), simplemente le voy a pedir que observe que
el apego le puede causar sufrimiento. Si Ud. Se decide despedirse de eso a
lo que le tiene apego dependerá de su evolución espiritual. Por ahora
VEAMOS. ¿A qué le tiene apego?

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