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2019

EL LIBRO DE LOS CUENTOS


De: Sichell Hernández Torres

CENTRO EDUCATIVO CORAZON DE JESUS


Índice
DEDICATORIA ............................................................................................................................ i
AGRADECIMIENTO .................................................................................................................. ii
Introducción.............................................................................................................................. iii
Blancanieves ............................................................................................................................. 1
La bella y la bestia ................................................................................................................... 4
La bruja desordenada ............................................................................................................. 7
El Reyno de las palabras olvidadas .................................................................................. 10
Conclusión ............................................................................................................................... 14
DEDICATORIA
A Dios, por permitirme llegar donde hoy estoy, por darme la fuerza, la sabiduría
y perseverancia para poder vencer cada obstáculo, por brindarme su amor en
mis momentos difíciles, pues sus planes siempre serán más grandes que los
míos.

A mi madre Margarita Torres, por ser mi ejemplo a seguir, una persona a la


cual le debo todo lo que hoy soy, por brindarme su apoyo y amor incondicional,
esto fue por ti y gracias a ti deseo de escribir este libro.

A mi tía Amparo Torres, porque además de ser una tía ejemplar y recta a sido
una madre para mi con tus buenos consejos y por tu gran apoyo incondicional
que me has brindado siempre y la forma que siempre me ah tratado como una
hija, te agradezco y te dedico este logro.

A mis hermanos Nicool, David, Anderson, Mayelin y José Ramón, por su


apoyo y que este logro le sirva de ejemplo a seguir.

Sichell Hernández Torres


AGRADECIMIENTO
A Dios, porque en él he depositado toda mi fé en el transcurso de la
elaboración de este libro.

A mi madre Margarita Torres, por su amor incondicional, quien me ha


apoyado siempre en todos mis proyectos.

A la profesora Claudia, por su sabiduría, dedicación y que a pesar de ser tan


recta, clara y precisa e aprendido muchas cosas positivas, es un ejemplo a
seguir Muchas gracias.

A toda mi familia, porque sin excepción, cada uno se preocupa por mí y eso
vale más que el dinero del mundo.

Sichell Hernández Torres


Introducción
Es complejo dar una definición de la narrativa, ya que engloba desde el cuento,
la fábula, el mito, el poema épico hasta la novela corta. Engloba todos aquellos
textos que de forma coherente presentan una sucesión de acontecimientos
enlazados por una dinámica temporal.

Entre todos los géneros narrativos, el cuento es el de mayor difusión en la


Literatura Infantil. Las razones como señalan Díez y Díez-Taboada (1999:104),
en ella cabe todo “lo real y lo maravilloso, la enseñanza y la diversión, lo trágico
y lo cómico, el mundo cotidiano y el ensueño misterioso, el mundo infantil y el
del adulto, el amor y el odio, la crueldad y la bondad, la venganza y la
generosidad”.

El cuento es la forma de narración que más relación ha guardado con el lector


infantil, tiene una fuerte tradición oral y puede considerarse como una
manifestación popular que ha cautivado al niño/a y ha marcado un hito en la
narrativa infantil No podemos olvidar que el cuento es una herramienta
importante desde el punto de vista moral ya que fomenta la comprensión del
entorno que les rodea a través de valores y creencias.

Existen dos tipos de cuentos, los folclóricos o populares y los literarios. El primero
es una narración tradicional de transmisión oral. Se presenta en múltiples
versiones, que coinciden en la estructura, pero discrepan en los detalles. Tiene
tres subtipos: los cuentos de hadas o cuentos maravillosos, los cuentos de
animales y los cuentos de costumbres. El mito y la leyenda son también
narraciones tradicionales, pero suelen considerarse géneros autónomos. “Las
mil y una noches” es la recopilación más conocida de cuentos populares
orientales que se conoce.

En este libro se ha elegido el cuento porque aumenta el conocimiento y el


significado práctico de altos valores humanos tales como el amor al trabajo y al
prójimo, la honestidad, la amistad, el trabajo en grupo para beneficio de todos y
el compañerismo, entre otros.
Blancanieves
Un día de invierno la Reina miraba cómo caían los copos de nieve mientras
cosía. Le cautivaron de tal forma que se despistó y se pinchó en un dedo dejando
caer tres gotas de la sangre más roja sobre la nieve. En ese momento pensó:

Cómo desearía tener una hija así, blanca como la nieve, sonrosada como la
sangre y de cabellos negros como el ébano.

Al cabo de un tiempo su deseo se cumplió y dio a luz a una niña bellísima, blanca
como la nieve, sonrosada como la sangre y con los cabellos como el ébano. De
nombre le pusieron Blancanieves, aunque su nacimiento supuso la muerte de su
madre.

Pasados los años el rey viudo decidió casarse con otra mujer. Una mujer tan
bella como envidiosa y orgullosa. Tenía ésta un espejo mágico al que cada día
preguntaba:

Espejito espejito, contestadme a una cosa ¿no soy yo la más hermosa?

Y el espejo siempre contestaba:

Sí, mi Reina. Vos sois la más hermosa.

Pero el día en que Blancanieves cumplió siete años el espejo cambió su


respuesta:

No, mi Reina. La más hermosa es ahora Blancanieves.

Al oír esto la Reina montó en cólera. La envidia la comía por dentro y tal era el
odio que sentía por ella que acabó por ordenar a un cazador que la llevara al
bosque, la matara y volviese con su corazón para saber que había cumplido con
sus órdenes.

Pero una vez en el bosque el cazador miró a la joven y dulce Blancanieves y no


fue capaz de hacerlo. En su lugar, mató a un pequeño jabalí que pasaba por allí
para poder entregar su corazón a la Reina.

Blancanieves se quedó entonces sola en el bosque, asustada y sin saber dónde


ir. Comenzó a correr hasta que cayó la noche. Entonces vio luz en una casita y
entró en ella.

1
Era una casita particular. Todo era muy pequeño allí. En la mesa había
colocados siete platitos, siete tenedores, siete cucharas, siete cuchillos y siete
vasitos. Blancanieves estaba tan hambrienta que probó un bocado de cada plato
y se sentó como pudo en una de las sillitas.

Estaba tan agotada que le entró sueño, entonces encontró una habitación con
siete camitas y se acurrucó en una de ellas.

Bien entrada la noche regresaron los enanitos de la mina, donde trabajaban


excavando piedras preciosas. Al llegar se dieron cuenta rápidamente de que
alguien había estado allí.

- ¡Alguien ha comido de mi plato!, dijo el primero

- ¡Alguien ha usado mi tenedor!, dijo el segundo

- ¡Alguien ha bebido de mi vaso!, dijo el tercero

- ¡Alguien ha cortado con mi cuchillo!, dijo el cuarto

- ¡Alguien se ha limpiado con mi servilleta!, dijo el quinto

- ¡Alguien ha comido de mi pan!, dijo el sexto

- ¡Alguien se ha sentado en mi silla!, dijo el séptimo

Cuando entraron en la habitación desvelaron el misterio sobre lo ocurrido y se


quedaron con la boca abierta al ver a una muchacha tan bella. Tanto les gustó
que decidieron dejar que durmiera.

Al día siguiente Blancanieves les contó a los enanitos la historia de cómo había
llegado hasta allí. Los enanitos sintieron mucha lástima por ella y le ofrecieron
quedarse en su casa. Pero eso sí, le advirtieron de que tuviera mucho cuidado y
no abriese la puerta a nadie cuando ellos no estuvieran.

La madrastra mientras tanto, convencida de que Blancanieves estaba muerta,


se puso ante su espejo y volvió a preguntarle

- Espejito espejito, contestadme a una cosa ¿no soy yo la más hermosa?

- Mi Reina, vos sois una estrella, pero siento deciros que Blancanieves, sigue
siendo la más bella.
La reina se puso furiosa y utilizó sus poderes para saber dónde se escondía la
muchacha. Cuando supo que se encontraba en casa de los enanitos, preparó
una manzana envenenada, se vistió de campesina y se encaminó hacia
montaña.

Cuando llegó llamó a la puerta. Blancanieves se asomó por la ventana y


contestó:

- No puedo abrir a nadie, me lo han prohibido los enanitos.

- No temas hija mía, sólo vengo a traerte manzanas. Tengo muchas y no sé qué
hacer con ellas. Te dejaré aquí una, por si te apetece más tarde.

Blancanieves se fió de ella, mordió la manzana y… cayó al suelo de repente.

La malvada Reina que la vio, se marchó riéndose por haberse salido con la suya.
Sólo deseaba llegar a palacio y preguntar a su espejo mágico quién era la más
bella ahora.

Espejito espejito, contestadme a una cosa ¿no soy yo la más hermosa?

- Sí, mi Reina. De nuevo vos sois la más hermosa.

Cuando los enanitos llegaron a casa y se la encontraron muerta en el suelo a


Blancanieves trataron de ver si aún podían hacer algo, pero todos sus esfuerzos
fueron en vano. Blancanieves estaba muerta.

De modo que, puesto que no podían hacer otra cosa, mandaron fabricar una caja
de cristal, la colocaron en ella y la llevaron hasta la cumpre de la montaña donde
estuvieron velándola por mucho tiempo. Junto a ellos se unieron muchos
animales del bosque que lloraban la pérdida de la muchacha. Pero un día
apareció por allí un príncipe que, al verla, se enamoró de inmediato de ella, y les
preguntó a los enanitos si podía llevársela con él

A los enanitos no les convencía la idea, pero el príncipe prometió cuidarla y


venerarla, así que accedieron.

Cuando los hombres del príncipe transportaban a Blancanieves tropezaron con


una piedra y del golpe, salió disparado el bocado de manzana envenenada de la
garganta de Blancanieves. En ese momento, Blancanieves abrió los ojos de
nuevo.

- ¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado?, preguntó desorientada Blancanieves


- Tranquila, estáis sana y salva por fin y me habéis hecho con eso el hombre más
afortunado del mundo.

Blancanieves y el Príncipe se convirtieron en marido y mujer y vivieron felices en


su castillo.

Fin

Autor: Hermanos Grimm

Edades: A partir de 4 años

Valores: generosidad, bondad, envidia, obediencia

La bella y la bestia

Había una vez un mercader adinerado que tenía tres hijas. Las tres eran muy
hermosas, pero lo era especialmente la más joven, a quien todos llamaban desde
pequeña Bella. Además de bonita, era también bondadosa y por eso sus
orgullosas hermanas la envidiaban y la consideraban estúpida por pasar el día
tocando el piano y rodeada de libros.

Sucedió que repentinamente el mercader perdió todo cuanto tenía y no le quedó


nada más que una humilde casa en el campo. Tuvo que trasladarse allí con sus
hijas y les dijo que no les quedaba más remedio que aprender a labrar la tierra.
Las dos hermanas mayores se negaron desde el primer momento mientras que
Bella se enfrentó con determinación a la situación:

Llorando no conseguiré nada, trabajando sí. Puedo ser feliz aunque sea pobre.

Así que Bella era quien lo hacía todo. Preparaba la comida, limpiaba la casa,
cultivaba la tierra y hasta encontraba tiempo para leer. Sus hermanas, lejos de
estarle agradecidas, la insultaban y se burlaban de ella.
Llevaban un año viviendo así cuando el mercader recibió una carta en la que le
informaban de que un barco que acababa de arribar traía mercancías suyas. Al
oír la noticias las hijas mayores sólo pensaron en que podrían recuperar su vida
anterior y se apresuraron a pedirle a su padre que les trajera caros vestidos.
Bella en cambio, sólo pidió a su padre unas sencillas rosas ya que por allí no
crecía ninguna.

Pero el mercader apenas pudo recuperar sus mercancías y volvió tan pobre
como antes. Cuando no le quedaba mucho para llegar hasta la casa, se desató
una tormenta de aire y nieve terrible. Estaba muerto de frío y hambre y los
aullidos de los lobos sonaban cada vez más cerca. Entonces, vio una lejana luz
que provenía de un castillo.

Al llegar al castillo entró dentro y no encontró a nadie. Sin embargo, el fuego


estaba encendido y la mesa rebosaba comida. Tenía tanta hambre que no pudo
evitar probarla.

Se sintió tan cansado que encontró un aposento y se acostó en la cama. Al día


siguiente encontró ropas limpias en su habitación y una taza de chocolate
caliente esperándole. El hombre estaba seguro de que el castillo tenía que ser
de un hada buena.

A punto estaba de marcharse y al ver las rosas del jardín recordó la promesa
que había hecho a Bella. Se dispuso a cortarlas cuando sonó un estruendo
terrible y apareció ante él una bestia enorme.

- ¿Así es como pagáis mi gratitud?

- ¡Lo siento! Yo sólo pretendía… son para una de mis hijas…

- ¡Basta! Os perdonaré la vida con la condición de que una de vuestras hijas me


ofrezca la suya a cambio. Ahora ¡iros!

- El hombre llegó a casa exhausto y apesadumbrado porque sabía que sería la


última vez que volvería a ver a sus tres hijas.

Entregó las rosas a Bella y les contó lo que había sucedido. Las hermanas de
Bella comenzaron a insultarla, a llamarla caprichosa y a decirle que tenía la culpa
de todo.
- Iré yo, dijo con firmeza

- ¿Cómo dices Bella?, preguntó el padre

- He dicho que seré yo quien vuelva al castillo y entregue su vida a la bestia. Por
favor padre.

Cuando Bella llegó al castillo se asombró de su esplendor. Más aún cuando


encontró escrito en una puerta “aposento de Bella” y encontró un piano y una
biblioteca. Pero se sentó en su cama y deseó con tristeza saber qué estaría
haciendo su padre e n aquel momento. Entonces levantó la vista y
vio un espejo en el que se reflejaba su casa y a su padre llegando a ella.

Bella empezó a pensar que la bestia no era tal y que era en realidad un ser muy
amable.

Esa noche bajó a cenar y aunque estuvo muy nerviosa al principio, fue dándose
cuenta de lo humilde y bondadoso que era la bestia.

- Si hay algo que deseéis no tenéis más que pedírmelo, dijo la bestia.

Con el tiempo, Bella comenzó a sentir afecto por la bestia. Se daba cuenta de lo
mucho que se esforzaba en complacerla y todos los días descubría en él nuevas
virtudes. Pero pese a eso, cuando todos los días la bestia le preguntaba si quería
ser su esposa ella siempre contestaba con honestidad:

Lo siento. Sois muy bueno conmigo, pero no creo que pueda casarme con vos.

La Bestia pese a eso no se enfadaba, sino que lanzaba un largo suspiro y


desaparecía.

Un día Bella le pidió a la bestia que le dejara ir a ver a su padre, ya que había
caído enfermo. La bestia no puso ningún impedimento y sólo le pidió que por
favor volviera pronto si no quería encontrárselo muerto de tristeza.

- No dejaré que mueras bestias. Te prometo que volveré en ocho días, dijo Bella.

Bella estuvo en casa de su padre durante diez días. Pensaba ya en volver


cuando soñó con la bestia yaciendo en el jardín del castillo medio muerta.
Regresó de inmediato al castillo y no lo vió por ninguna parte. Recordó su sueño
y lo encontró en el jardín. La pobre bestia no había podido soportar estar lejos
de ella.

- No os preocupéis. Muero tranquilo porque he podido veros una vez más.

- ¡No! ¡No os podéis morir! ¡Seré vuestra esposa!

Entonces una luz maravillosa iluminó el castillo, sonaron las campanas y


estallaron fuegos artificiales. Bella se dio la vuelta hacia la bestia y, ¿dónde
estaba? En su lugar había un apuesto príncipe que le sonreía dulcemente.

- Gracias Bella. Habéis roto el hechizo. Un hada me condenó a vivir con esta
forma hasta que encontrase a una joven capaz de amarme y casarse conmigo y
vos lo habéis hecho.

El príncipe se casó con Bella y ambos vivieron juntos y felices durante muchos
muchos años

Autor: Madame Leprince de Beaumont

Edades: A partir de 6 años

Valores: Bondad, amor, sacrificio, no juzgar por las apariencias

La bruja desordenada

Había una vez una bruja llamada Lola que hacía unas pócimas y unos hechizos
increíbles.

Tenía recetas para conseguir cualquier cosa, y sabía hechizos que nadie más
en el mundo conocía. Era tan famosa que todas las brujas del mundo querían
robarle los libros que contenían todos sus secretos.

Lo cierto es que la bruja Lola era una bruja perfecta. Bueno, casi perfecta. Porque
lo cierto es que tenía un gran defecto: era muy desordenada. Pero a ella le daba
lo mismo, porque cuando necesitaba algo que no encontraba lanzaba un hechizo
y aparecía.

Pero un día el hechizo de la bruja Lola para localizar cosas falló. Ella no entendía
qué podía pasar, porque era el mismo hechizo de siempre. Un ratoncito que vivía
en su casa y que en tiempos había sido un niño, se subió a una mesa y le dijo:

- Bruja Lola, no es el hechizo lo que falla sino que no buscas el libro correcto.

- ¿El libro correcto? ¿Y cual es el libro correcto? Madre mía… ¡estoy perdiendo
la memoria!

La bruja Lola intentó hacer un hechizo para recuperar la memoria, pero como no
sabía en qué libro estaba y tampoco se acordaba, no pudo hacerlo.

-Si me conviertes otra vez en niño y me dejas marchar te ayudaré a buscar la


pócima que necesitas para recuperar la memoria -dijo el ratoncito.

-Está bien, pero, ¿cómo sé que no me vas a engañar? -dijo la brujo Lola.

-Puedes hacer un hechizo para cerrar la puerta para que no me escape. En ese
libro de ahí tienes las instrucciones para hacerlo. Si me conviertes en niño de
nuevo te ayudaré a colocar todo esto y encontraremos todo lo que no encuentras.
Pero después me tienes que dejar marchar.

La bruja Lola accedió, hizo el hechizo para cerrar la puerta y convirtió al ratón de
nuevo en niño. Juntos ordenaron todo aquel desastre. Pero como el niño no se
fiaba mucho de la bruja Lola cogió uno de sus libros de hechizos y pócimas y lo
escondió por si acaso.

Cuando acabaron de ordenarlo todo, el niño le pidió a la bruja Lola que le abriera
la puerta, pero ésta le traicionó y le volvió a convertir en ratón.

En poco tiempo, la bruja Lola volvió a tener su laboratorio mágico tan


desordenado que era imposible encontrar nada. Y cuando la bruja Lola se dio
cuenta de que no encontraba lo que necesitaba intentó lanzar el hechizo para
encontrar cosas. Pero lo había olvidado. Y también había olvidado la receta de
pócima para acordarse de las cosas. Intentó buscar los libros, pero aquello era
un auténtico desastre.
Entonces la bruja se acordó del ratón, y le prometió que esta vez lo dejaría
marchar como un niño normal si le ayudaba a recoger aquello. Al ratoncito le
pareció bien y ayudó a la bruja Lola.

Cuando terminaron de ordenar todo, la bruja Lola se dio cuenta de que el libro
que buscaba no estaba allí.

- ¿Buscas esto? -le dijo el niño, sacando el libro de hechizos que había
escondido la vez anterior.

- ¡El libro! ¡Dámelo!

El libro contenía todos los hechizos y pócimas que necesitaba la bruja Lola: el
hechizo de encontrar cosas, la pócima para recordar lo olvidado y, por supuesto,
el conjuro para convertir al niño en ratón. El niño lo sabía, y no estaba dispuesto
a devolver el libro.

-No te acerques. Abre la puerta y déjame marchar.

La bruja abrió la puerta con la intención de engañar al niño y quitarle el libro pero
el muchacho fue más listo. En el libro había un conjuro para desordenarlo todo
que había estudiado muy bien. Así que, cuando la puerta se abrió, el niño lo
recitó mientras lanzaba el libro que tenía entre manos.

-Ahora tendrás que ordenarlo todo tú sola si quieres volver a encontrar algún
libro, bruja mentirosa

Así fue como el niño logró escaparse de la bruja Lola, que tardó semanas en
ordenarlo todo de nuevo. Eso sí, tanto trabajo le costó colocar cada cosa en su
sitio, que no volvió a tener su laboratorio mágico desordenado nunca más ni
tampoco a convertir a ningún niño en ratón.

Autor: Eva María Rodríguez

Edades: A partir de 4 años

Valores: sinceridad, honestidad


El Reyno de las palabras olvidadas

Tiago era profesor de educación física. A sus alumnos nos les pasaba
desapercibido el tamaño de sus brazos, que eran enormes.

Un día, durante una clase con los mayores, un niño le preguntó:

-Tiago, ¿por qué tienes los brazos tan grandes?

-Es porque hago pesas, Valentín -respondió el profesor.

-Mi padre dice que tienes los brazos tan grandes porque eres culturista -dijo
Anita.

- ¿Qué es ser culturista? -preguntó Antonio.

-Significa que haces muchas pesas para ponerte muy cachas -dijo Pedro.

-Pues mi madre dice que estar tan cachas no es natural -dijo Ricardo.

-Pues mi papá también tiene los brazos muy grandes, y no es culturista ni nada
de eso -dijo Lucía.

-Vale, chicos, ya vale -interrumpió Tiago, a sabiendas que tendría que improvisar
algo para darle salida a aquel curioso debate-. ¿Queréis que os cuente una
historia de un tipo muy cachas?

-¡Sí! -respondieron los niños. Las historias que contaba Tiago eran siempre
geniales.

-A ver, ¿alguien sabe quién fue Santiago Ramón y Cajal? -preguntó el profesor.

-Pero, ¿no ibas a contarnos una historia de un tipo muy cachas? -preguntó
Valentín-. Ramón y Cajal era médico.

-Y en su juventud fue culturista -dijo Tiago-. ¿A que eso no lo sabíais?

-¿En serio? Pero ¡si hasta ganó un Premio Nobel! -dijo Anita.
-Y eso, ¿qué tiene que ver con hacer hacer pesas o cualquier otro deporte? -
preguntó Tiago-. Santiago Ramón y Cajal fue un hombre muy notable en su
época, pero de joven hizo mucho ejercicio. Cuentan que, de joven, estaba
absolutamente obsesiones por el culturismo, al parecer, debido a una apuesta.

- ¡Pues sí que le dio fuerte al muchacho! -exclamó Ricardo.

- ¡Y tanto! -dijo el profesor-. Cuentan que todo comenzó cuando perdió un pulso
con un amigo. Le hirió tanto el orgullo perder que decidió ir a un gimnasio a
entrenar. Y, ¿a qué no sabéis cómo pagó las clases?

- ¿Cómo? -preguntaron los alumnos.

-Santiago Ramón y Cajal llegó a un acuerdo con el dueño del gimnasio y, a


cambio de recibir entrenamiento, él enseñaría daría al dueño clases de
anatomía. Y, como Santiago sabía mucho de cómo funciona el cuerpo, se puso
súper cachas. No solo tenía los brazos grandes. También tenía una espalda
enorme y unos pectorales tremendos. Era un auténtico forzudo, como los que se
exhibían en las ferias de aquel entonces. Porque ahora es algo habitual, pero en
aquella época lo estar cachas era una cosa bastante rara.

-Pues a mí me mola lo de ponerme cachas -dijo Valentín.

-Ya tendrás tiempo, jovencito -dijo Tiago-. De momento, vamos a seguir con la
clase, que la resistencia es muy importante, y hoy toca correr.

Y en eso quedó la cosa.

Autor: Eva María Rodríguez

Edades: A partir de 6 años

Valores: aprendizaje, cultura, hábitos saludables


La cigüeña que aprendió a viajar

Las cigüeñas son aves de color blanco y negro, grandes y a las que les gusta
mucho viajar por el mundo. Son tan viajeras que cuando llega el invierno
suelen marcharse a países más cálidos, como los del continente africano,
desde su casa en Europa.

Llegaba el invierno cuando a la pequeña cigüeña Popita le empezó a entrar


miedo. Popita vivía en un campanario de un pueblecito de Ciudad Real en
España y era lo único que había conocido hasta ahora.

Una tarde, cuando el sol ya empezaba a desaparecer, dando paso a un fuerte


viento, su madre le dijo:

-Popita, ya empiezas a ser una cigüeña mayor y tus alas son fuertes para volar
conmigo y con tus primas para otras ciudades. Aquí llegará el invierno y
nosotras sobrevivimos peor en estas zonas – dijo Mamá Popi.

Popita se quedó parada, cerró su pico naranja y pensó si contarle a tu madre o


no todos esos miedos sobre los viajes hacía otras tierras.

-¿Qué te pasa, mi piquito favorito? ¿Tienes miedo? -dijo Mamá Popi, tocando
tiernamente la cabeza de su hija.

-Si, mamá -respondió Popita-. Pienso que mis alas no soportaran el vuelo, que
allí nos costará encontrar para comer. Además, me da pena no ver a mis
amigas hasta el próximo verano.

-No te preocupes Popita, por el camino tenemos muchos sitios para reposar
para que no te canses mucho -respondió su mamá-. Ya sabemos que es tu
primer viaje. Además no cruzaremos por el mar mediterráneo para evitar
muchas corrientes de aire. Por lo de la comida no te preocupes, todavía eres
joven y para eso está mamá, para cuidarte. Y tus amigas al final tendrán que
pasar por su propia vida, así que probablemente en invierno jugaríais menos.

Popita se quedó más tranquila y esperó a que llegará el día de partir hacia
tierras africanas. El día llegó y mamá tenía todo preparado, el nido bien
guardado en el campanario, las alas bien fuertes y limpias.

Le recordó a Popita todo lo que había aprendido en los entrenamientos de


vuelo y, cuando acabó la prueba, alzaron el vuelo.

Popita, de repente, quedó asombrada. Vio cómo el mundo se alzaba bajo sus
pies y abrió su pico de felicidad. El viento movía sus plumas de una manera
deliciosa y se cruzaban con un montón de aves que las saludaban y parecían
muy contentas también.

Cuando llegaron a África volaron por encima de un montón de lagos, aprendió


a cazar algún insecto, construyó el nido con mamá y con las primas Polita y
Petrina. Sus primas entendían su ilusión, porque era su tercer viaje y
recordaban todas las aventuras que habían vivido el primer año.

Popita disfrutó del viaje corriendo mil aventuras con ellas y, cuando llegó el
invierno y estuvo de regreso al campanario de su viejo pueblo, en Ciudad Real,
les dijo a todos que había aprendido una lección:

-Viajar no es solo moverse de un lado a otro, es aprender cosas de uno mismo


y descubrir las cosas más interesantes de lo que nos rodea.

Autor: Silvia García

Edades: A partir de 4 años

Valores: actitud positiva, aprendizaje


Conclusión

Este trabajo me lleva a ampliar mi concepto sobre el tema señaló que existen
variadas interpretaciones de los cuentos tomando en cuenta el lugar donde está
se origina, la gente incorpora a sus conocimientos y los refieren simplemente a
los tiempos reales y pasados. Los protagonistas de los cuentos son por lo
general de calidad heroica clasificándose según su importancia en: principales y
secundarios, estos, a la vez, en protagonistas y antagonistas, en ellos recae el
peso de la trama; además hay ambientales, episódicos, incidentales, que son los
que apoyan la actuación de los principales. Por sus características pueden ser
planos o redondos, los primeros crecen con la historia, es decir, tienen un
comportamiento natural, como una persona real, los planos son los que se
comportan siempre igual, desde el principio hasta el final de la historia. El cuento
expresa la necesidad de mostrar las características de los personajes heroicos,
En este sentido, los cuentos son representaciones idealizadas sobre las
aspiraciones, actitudes y comportamientos de un grupo de personajes. Un
cuento es susceptible de narración en forma oral, así como de representación
con imágenes plásticas e ilustradas
Biografía

Sichell Hernández Torres, nació el 19 de julio del año 2002, en santo


Domingo, República Dominicana, es hija de la señora Margarita Torres
castillo y Oscar Eligió Hernández Martínez, es estudiante de 3er grado del
nivel secundario en el colegio Sagrado Corazón de Jesús, en sábana grande
de boya , ocupa el primer lugar de sus hermanos en la actualidad estudia
fármacos .

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